--- title: 'Aprovechando bien el tiempo' date: 2002-10-09 activity: 1 place: city: Cartagena state: Bolívar country: CO duration: 00:00:00 public: false youtube: translations: files: --- Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Reciban también saludos de mi esposa Erica y también de mis niñas América y Yahannah Gabriela. Para esta noche leemos en Efesios, capítulo 5, versos 13 en adelante (13 al 20), donde dice el gran Apóstol San Pablo: “*Mas todas las cosas, cuando son puestas en evidencia por la luz, son hechas manifiestas; porque la luz es lo que manifiesta todo.* *Por lo cual dice:* *Despiértate, tú que duermes,* *Y levántate de los muertos,* *Y te alumbrará Cristo.* *Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios,* *aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.* *Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.* *No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu,* *hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones;* *dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.”* Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla. Nuestro tema es: **“APROVECHANDO BIEN EL TIEMPO.”** San Pablo dijo: “Aprovechando bien el tiempo porque los días son malos.” Los días del ser humano, desde la caída del ser humano en adelante, han sido días malos para el ser humano; pues el ser humano nace en esta Tierra, crece, come, bebe, duerme, luego se levanta y vuelve en el mismo ciclo, por cada día, cada semana, cada mes, cada año, hasta que llega a ser un niñito ya que camina, luego un jovencito, va pasando por sus diferentes etapas: va a la escuela, pasa de un grado a otro, hasta que llega a sus graduaciones de los diferentes niveles, y luego va hasta la universidad, los que pueden se hacen de su profesión, luego consiguen un buen trabajo (los que estudiaron, los que no estudiaron pues tienen que dedicarse después a la construcción, y a diferentes trabajos que no se requiere de estudios), y sigue el ser humano con el mismo ciclo de comer, dormir, trabajar; y al otro día vuelve lo mismo: se levanta para el mismo círculo de su vida diaria, hasta que se va poniendo viejo y después se muere. Cualquier persona —como decimos nosotros— con dos dedos de frente —como se dice que eso es poquito—; o sea, que quiere decir que no sea muy inteligente, debe darse cuenta que detrás de la vida del ser humano hay algo más, porque un Dios tan poderoso y tan amoroso, no puede crear al ser humano para que nazca, coma, beba, duerma, trabaje y después se muera, y eso sea todo. Detrás de todo lo que el ser humano tiene aquí en la Tierra, hay algo más grande que el ser humano tiene que descubrir. Y el ser humano tiene que comprender que ha venido a la Tierra con un propósito celestial, y que la vida no es solo el comer, beber, trabajar y dormir, es algo más grande. Por lo tanto, necesitan conocer qué es en realidad la vida para el ser humano. Hemos venido a esta Tierra en medio de una raza caída que ha estado viviendo días malos desde que cayó; pues desde que cayó el ser humano en el Huerto del Edén comenzaron los días malos para la raza humana, entró la muerte, entró la enfermedad y entraron los problemas a la raza humana. Pero con todo y eso estamos aquí por un y para un propósito divino, estamos aquí para hacer contacto con la Vida eterna, de donde el ser humano cayó. Y Cristo es la Vida eterna, Cristo dijo: “Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida, y nadie viene al Padre sino por mí.” Por lo tanto, hacer contacto con la Vida eterna es hacer contacto con Cristo, recibirlo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizado en agua en Su Nombre y recibir Su Espíritu Santo; y así entramos a la Vida eterna, somos restaurados a la Vida eterna, y obtenemos una transformación interior, y obtenemos el nuevo nacimiento y obtenemos un cuerpo angelical, teofánico, igual al cuerpo angelical teofánico de nuestro amado Señor Jesucristo. Con la promesa para el Día Postrero, que también en adición vamos a recibir un cuerpo físico glorificado, igual al cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo, y vamos a ser restaurados físicamente también a la Vida eterna al recibir nuestra transformación, si permanecemos vivos hasta que ese momento llegue. Pero si morimos físicamente no hay ningún problema, seremos resucitados juntamente con todos los santos de la antigüedad, de edades pasadas, y seremos resucitados en un cuerpo nuevo y glorificado, igual al cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo. Pero preferimos permanecer vivos, por lo tanto, cuiden sus cuerpos, porque ese cuerpo que usted tiene le puede durar hasta que sea transformado. ¡Pero cuídelo bien! Los jóvenes no se metan en vicios de ninguna clase, cuiden sus cuerpos, porque todos los vicios afectan el cuerpo humano, afectan el cerebro, afectan el corazón y todos los sistemas del cuerpo humano. Por lo tanto, si queremos vivir hasta que Cristo resucite a los muertos creyentes en El, para nosotros recibir nuestra transformación cuidemos nuestros cuerpos, y aprovechemos bien el tiempo, porque los días son malos para el ser humano desde la caída del ser humano, y cada día se ponen peores. Encontramos que cada día aparecen más problemas de salud, también guerras por todos los lugares, y la raza humana teme (cada uno en su país) que ocurra un problema de guerras o de enfermedades o de terremotos y maremotos y cosas así. Por lo tanto, el ser humano está con temor, pues Cristo habló que el ser humano estaría con temor en estos días postreros. Ahora, lo que el ser humano necesita para tener paz en su alma es al Príncipe de paz, que es Jesucristo nuestro Salvador. Cristo dijo: “Mi paz os dejo, mi paz os doy; no como el mundo la da, yo os la doy.” Esa paz que Cristo da en el alma, la recibe todo aquel que recibe a Cristo, el Príncipe de paz, *acá* en su corazón, y entonces la persona sabe que Cristo le ha dado Vida eterna, y su alma ya está segura con Cristo en la Vida eterna; pues hemos venido a la Tierra para hacer contacto con la Vida eterna y confirmar nuestro lugar en la Vida eterna. Por eso estamos aquí: para confirmar nuestro lugar en la Vida eterna. Y Cristo es la Vida eterna. Por lo tanto, confirmamos nuestro lugar para vivir eternamente, ¿dónde? En Cristo, recibiéndolo como nuestro Salvador, y El nos da Vida eterna *acá* en nuestra alma. Y ahora, tenemos que aprovechar nuestros días, estos días que nos han tocado vivir, porque son malos; pero para el que cree en Cristo son buenos, porque puede servir a Cristo todos los días de su vida, y puede servir a Cristo hablando... dice Pablo: “*Hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones;* *dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.”* (Efesios 5:19-20). ¿Ven? Tenemos que aprovechar nuestros días sirviendo a Cristo nuestro Salvador, y llevando Su Palabra por todos los lugares. Los momentos que cuentan para usted delante de Dios, son los que usted aprovecha sirviendo a Cristo, los demás son el tiempo que usted ha utilizado para trabajar y buscar el sustento para usted y su familia. Pero los que usted ha aprovechado para servir a Cristo, esos están registrados en el Cielo, y vuestro trabajo en el Señor no es en vano. Por lo tanto, esos son días bien aprovechados en el Reino de Cristo. Y así también es como hacemos tesoros en el Cielo. Cristo dijo: “Haced tesoros en el Cielo, donde ni ladrones ni la polilla... ni hay ladrones ni la polilla ni el orín corrompe.” Ahora, vean ustedes, cuando una persona se va a otro país, en donde dicen que hay mucho trabajo, que hay facilidades de trabajo y que se gana bien, ¿cuál es el propósito de la persona ir a otro país? Ganar mucho dinero para luego regresárse a su país y vivir como un rey, vivir bien. Y ahora, nosotros estamos en este planeta Tierra como peregrinos, extranjeros, para trabajar en la Obra de Cristo, servir a Cristo todos los días de nuestra vida, aprovechando bien el tiempo para cuando Cristo reparta los galardones, recibamos un galardón muy grande de parte de nuestro amado Señor Jesucristo. San Pablo en Primera de Corintios, capítulo 15, verso 58 nos dice de la siguiente manera... vean, algunas personas miran a los creyentes en Cristo trabajando en la Obra de Cristo y dicen: “Esas personas se pasan llevando el Evangelio, llevando folletos, llevando videos, y llevando el Evangelio por todos los lugares, y están perdiendo el tiempo.” Mas bien los que están perdiendo el tiempo son los que no lo hacen. **Los que están trabajando en la Obra de Cristo están aprovechando bien el tiempo.** Capítulo 15, verso 58 de Primera de Corintios, dice San Pablo: “*Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.”* ¿Ven? El único trabajo que no es en vano y que es para toda la eternidad es el trabajo que usted hace en la Obra del Señor Jesucristo; el que usted hace en la fábrica o en la oficina o en el lugar donde usted trabaja tiene una recompensa, y se la dan cuando le pagan, y ahí terminó, ya recibió su recompensa. Pero usted no puede decir: “Lo que trabajo en la fábrica o en la oficina, eso es para Vida eterna.” No. Mas bien cuando se muere la persona, no le pueden mandar el cheque a donde después se vaya. ¿Ven? Porque eso es algo temporal. Pero nuestro trabajo en el Señor no perderá su recompensa, y eso es para toda la eternidad. Cuando Cristo recompense a cada uno de sus hijos, disfrutaremos en el Reino Milenial de Cristo todas esas bendiciones, todos esos galardones, y viviremos como Reyes, porque El nos ha hecho para nuestro Dios Reyes y Sacerdotes, porque El nos ha limpiado con Su Sangre preciosa de todo pecado. Y ahora, vean en Apocalipsis, capítulo 22, verso 12 en adelante, dice: “*He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.”* Según sea la Obra que ha realizado la persona en el Programa de Dios, en la Iglesia del Señor Jesucristo, será la recompensa; el que hizo poco recibirá poco, el que hizo mucho recibirá mucho, y el que no hizo nada ¿qué va a recibir? Nada. En la parábola de los talentos dice que el que no hizo nada le fue quitado el talento que le fue dado. Algunas personas dicen: “Es que yo no sé hacer nada, no tengo nada para hacer y no sé hacer nada.” Cristo le ha dado talentos a todas las personas, aunque sea uno. Y si dice: “Pero es que es uno solo.” Pues júntelo con el que tiene más talentos, y verá como el talento que Dios le ha dado se multiplicará. Esa fue la enseñanza de Cristo. Por lo tanto, en la parábola también de las minas, en la parábola de los talentos... está en el capítulo 24 de San Mateo, y la parábola de las minas está en San Lucas... en San Lucas está la parábola de las minas. Así que, vean ustedes, en esas parábolas Cristo nos da esas grandes enseñanzas de que hay que trabajar en la Obra de Cristo, si la persona quiere recibir talentos y quiere estar en el Reino de Cristo, y tener una bendición grande en el Reino de Cristo. Así que, para el glorioso Reino Milenial, ¿cómo quiere usted ser allá?, porque aquí en la Tierra todos queremos ser ricos, pero nos da trabajo para obtener bastantes facilidades, para trabajar y obtener mucho dinero. Pero miren, en el Reino de Cristo: es sencillo trabajar en el Reino de Cristo y hacer tesoros en el Reino de Cristo. Y ahora, todos los que quieran ser ricos en el Reino de Cristo, pues a trabajar en el Reino de Cristo, porque vuestro trabajo en el Señor no es en vano. Por lo tanto, tenemos que estar ¿cómo? Aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos; pero si los aprovechamos bien se convierten en días buenos para nosotros, porque son los días finales para nosotros en la Tierra. Y ahora, en la parábola también de las minas, ahí encontramos que Cristo, igual que hizo en la parábola de los talentos, reparte minas a diferentes personas, y después viene a pedir cuenta para recompensar a cada uno según haya sido su labor. Recompensó a cada uno, y luego el que no hizo nada, le fue quitada la mina, fue echado en las tinieblas de afuera, y la mina le fue dado al que estaba, al que tenía más minas; porque al que tiene le será dado, y al que no tiene aun lo que tiene le será quitado, porque aun lo que tiene no le pertenece a la persona sino que todo le pertenece a Cristo, porque Cristo es el heredero de los Cielos y de la Tierra, todo le pertenece a El. Pero El nos da el privilegio a nosotros de vivir en esta Tierra, nos da el privilegio de tener vida y de estar conscientes de que tenemos vida, de que somos seres pensantes, conscientes de que estamos viviendo en estos cuerpos. Y ahora, todo esto es un privilegio y bendición que Dios nos da, y nos da la bendición de saber que hay una forma para obtener Vida eterna, la cual está expresada en el Evangelio de Cristo, el Evangelio de la Gracia, para que todo aquel que en El cree no se pierda, más tenga Vida eterna. “*Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”* Eso está en San Juan, capítulo 3, verso 13 al 19. Pero el que no cree ya es condenado, porque la raza humana está bajo condenación desde que pecó. Lo único que saca de esa condenación al ser humano es Cristo; al recibirlo como nuestro Salvador la persona queda libertada, como fue libertado el pueblo hebreo de la esclavitud en Egipto, así la persona es libertada del reino del maligno, del reino de las tinieblas, y es colocada en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador. Ahora, ninguna persona, ninguna persona quiere al diablo, ni quiere el reino del diablo ni quiere estar en el reino del diablo; pero todo ser humano al nacer en esta Tierra nace en el reino del diablo, y queda bajo el dominio del diablo, que es el príncipe de las tinieblas; y el único que puede libertar a la persona de esa esclavitud del diablo y del reino del diablo, es Cristo nuestro Salvador. Por eso es que se le otorga la oportunidad a todo ser humano de que reciba a Cristo como su Salvador: para que sea libertado del reino de las tinieblas, del reino del diablo, como fue libertado el pueblo hebreo del reino del faraón. Así como ocurrió allá físicamente, ocurre espiritualmente en la persona que recibe a Cristo como su Salvador, y así la persona recibe Vida eterna. Ahora, vean cómo nos dice aquí Cristo en San Lucas, capítulo 24, versos 46 en adelante, dice: “*Y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día;* *y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.* *Y vosotros sois testigos de estas cosas.”* Y en San Marcos, vean, se predica el arrepentimiento y el perdón de los pecados en el Nombre del Señor Jesucristo por todas las naciones. Esto fue ordenado por nuestro amado Señor Jesucristo. Y ahora, en San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16 también, Cristo habla de esto y dice: “*Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.* *El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”* El que no cree será condenado y será echado al lago de fuego, juntamente con el diablo y todos los ángeles caídos y los demonios que serán echados en el lago de fuego, donde van a ser destruídos para siempre. Pero el que cree y es bautizado será salvo, y vivirá eternamente con Cristo en Su Reino; y todo ser humano quiere vivir con Cristo en Su Reino por toda la eternidad. Y ahora, por medio de la predicación del Evangelio se le da a conocer al ser humano cómo puede vivir con Cristo en Su Reino por toda la eternidad. “*El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”* ¿Ven lo sencillo que es todo? Para ser salvo necesita creer en nuestro amado Señor Jesucristo, lavar sus pecados en la Sangre de Cristo, ser bautizado en agua en Su Nombre y recibir el Espíritu Santo, y así obtienen el nuevo nacimiento, nace en el Reino de Cristo, y tiene Vida eterna, Cristo le ha dado Vida eterna a la persona. Por eso San Pedro en el capítulo 2 del libro de los Hechos, cuando predicó su primer Mensaje, lleno del Espíritu Santo dice en el capítulo 2, verso 34 en adelante: “*Porque David no subió a los cielos; pero él mismo dice:* *Dijo el Señor a mi Señor:* *Siéntate a mi diestra,* *Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.* *Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.* *Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?* *Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.* *Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.* *Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.”* La generación humana, caída en el Huerto del Edén es una generación que está bajo maldición. Pero la persona puede ser salva de esta generación caída, recibiendo a Cristo como su Salvador, y ser restaurado a la Vida eterna el que recibe a Cristo como nuestro Salvador. “*Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.”* Como tres mil personas escucharon esta predicación de San Pedro, recibieron a Cristo como su Salvador, fueron bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y fueron añadidos a la Iglesia de Jesucristo como tres mil personas. Cuando se le da a conocer al ser humano la forma de obtener el perdón de sus pecados y de recibir Vida eterna, la salvación, la persona enseguida despierta en su alma, su alma despierta a la realidad, porque el alma de todo ser humano quiere Vida eterna. ¿Ve? Cada persona si se enferma ¿qué hace? Pues va al médico para que le recete algo ¿por qué? Porque no se quiere morir, porque el alma de la persona quiere seguir viviendo; y para seguir viviendo en la Tierra tiene que tener el cuerpo físico donde esta viviendo, sino tiene que irse a otra dimensión si muere el cuerpo físico. Por lo tanto, el alma de todo ser humano quiere Vida eterna. Por eso cuando la persona en su hogar se recuesta a dormir, le llegan pensamientos acerca de Dios y acerca de cómo será la vida después de esta vida terrenal; es que su alma está preocupada por su futuro, el alma de toda persona está preocupada por su futuro, hasta que recibe a Cristo como su Salvador, porque el alma de cada persona quiere vivir eternamente. Por lo tanto, cuando recibe a Cristo como su Salvador, reposa el alma de todo ser humano, tiene paz *acá* el alma de todo ser humano, y dice: “Yo sé que mi Redentor vive, y aun después de desecha esta mi carne, en mi carne yo he de ver a mi Señor Jesucristo, porque lo vamos a ver de nuevo, lo vamos a ver cuando estemos en el nuevo cuerpo.” Ahora, el que no ha recibido a Cristo como su Salvador no tiene esta esperanza, y entonces piensa que cuando muera ya se han terminado sus días, pero lamentablemente para la persona los días de la persona continuarán pero sin el cuerpo físico. Y por consiguiente la persona si no recibió a Cristo irá a donde van todos los incrédulos ¿A dónde van todos los incrédulos? A la quinta dimensión, que es el infierno. Cristo fue y predicó a las almas, espíritus encarcelados que fueron desobedientes en el tiempo de Noé, fue al infierno cuando Cristo murió, en espíritu El fue al infierno y le predicó a esos espíritus encarcelados que fueron desobedientes en el tiempo de Noé cuando vivieron en carne humana. El hombre rico también que hacía banquete cada día, cuando murió fue al infierno; pero Lázaro, el hombre pobre, el méndigo, el cual era creyente en Dios y servía a Dios, murió y fue llevado por los Ángeles al Paraíso, al Seno de Abraham. Ahora, es mejor ser pobre en la Tierra y ser un creyente en Cristo, y al morir ser llevado por los Ángeles de Dios al Cielo, al Paraíso, que ser un hombre rico, incrédulo, porque cuando terminen sus días aquí en la Tierra será llevado al infierno el hombre aunque sea rico; pues si no servía a Dios, si no era un creyente en Cristo, no hizo su tesoro en el Cielo, por lo tanto no tiene nada allá, ni lugar allá para ir. Por lo tanto, los Ángeles de Dios no lo vendrán a buscar para llevarlo al Cielo; será llevado por los ángeles caídos, que son los demonios del diablo, será llevada la persona, el alma de la persona, al infierno, que es la quinta dimensión, donde fue el hombre rico. Esa es una realidad, que aunque es dura, la persona tiene que reconocerla para evitar ir a ese lugar. ¿Y cómo puede evitar ir a ese lugar? Pues recibiendo a Cristo como su Salvador. El único que le puede librar del infierno y de la segunda muerte es Jesucristo nuestro Salvador. “Nadie viene al Padre, si no es por mí,” dijo Cristo en el Evangelio según San Juan, capítulo 14, verso 6. ¿Por qué? Porque Cristo es el Camino, el Camino al Cielo, al Padre, El es la Verdad, no hay otra Verdad, y El es la Vida, la Vida eterna. Por lo tanto, no busque ir al Cielo por otro camino, solamente a través de Cristo. No busque otra verdad, Cristo es la Verdad. Y no busque otra vida, sino a Cristo, que es la Vida eterna. Y teniendo a Cristo *acá* adentro, ahí tiene el Camino, la Verdad y la Vida, para ir al Cielo con Dios. Ahora, todo aquel que ha recibido a Cristo como su Salvador, vino aprovechando bien el tiempo aquí en la Tierra, porque los días para la humanidad son malos, pero para el creyente son buenos. Por lo tanto, son bueno si aprovechamos bien el tiempo sirviendo a nuestro amado Señor Jesucristo, y alabando a Dios con cánticos, con himnos, con salmos, en las actividades que dedicamos a Dios. Por eso cantamos, oramos, leemos salmos, leemos las Escrituras, y con gozo nos regocijamos cantando a nuestro Señor. ¿Ven todo lo que se lleva a cabo en las actividades? Está aquí en la Escritura que debe ser hecho. Y todo lo hacemos en un Nombre: En el Nombre de nuestro amado Señor Jesucristo, porque no hay otro Nombre dado a los hombres en que podamos ser salvos. Eso está en el capítulo 4, verso 12 del libro de los Hechos, donde dice: “*Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.”* No hay otro nombre. Hay muchas religiones que le ofrecen salvación, muchas religiones paganas, sus líderes que han muerto están en la tumba. Pero el líder del cristianismo, que es Cristo, resucitó y Su tumba está vacía, y El está sentado en el Trono de Dios, a la diestra de Dios en el Cielo, haciendo intercesión por toda persona que lo recibe como su Salvador. Por lo tanto, el creyente en Cristo tiene motivos para estar regocijado todos los días de su vida. Y está llamado a estar aprovechando bien el tiempo, porque si aprovechamos bien el tiempo, pues estamos haciendo tesoros ¿dónde? En el Cielo. Estamos aquí en la Tierra como peregrinos, advenedizos, pero con la oportunidad de hacer grandes tesoros en el Cielo, para disfrutarlos en el glorioso Reino Milenial de Cristo y por toda la eternidad. Por lo tanto, estemos aprovechando bien el tiempo en esta Tierra todos los días que Dios nos ha dado para vivir aquí. Y toda persona que no ha recibido a Cristo como su Salvador todavía, tiene la oportunidad esta noche de levantar su mano para recibir a Cristo como su Salvador, y nuestro hermano Miguel Bermúdez Marín estará orando por ustedes en esta noche, para que Cristo extienda Su Misericordia hacia ustedes y perdone sus pecados, lo limpie a usted con Su Sangre preciosa, y le dé la Salvación y Vida eterna, y así coloque en vuestro corazón la paz celestial. Así que, vamos a dejar al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín para que ore por las personas que levantarán sus manos para recibir a Cristo como su Salvador. Todas las personas que todavía no han recibido, también los hijos de los creyentes, de los cristianos, que todavía no han recibido a Cristo, también pueden levantar sus manos para recibir a Cristo y nuestro hermano Bermúdez estará orando por ustedes. Y también toda persona que estaba en los Caminos del Señor y se apartó de los Caminos del Señor, tiene la oportunidad en esta noche de venir a Cristo para ser reconciliado con Cristo nuestro Salvador. Cristo lo ama y lo ha traído a usted esta noche para estar aquí escuchando estas palabras, para extender Su Misericordia hacia cada uno de ustedes. Así que, vamos a pedirle al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín pase por aquí para que ore por las personas que levantarán sus manos para recibir a Cristo como su Salvador. Y que Dios me los bendiga a todos, me los guarde, y nos veremos mañana Dios mediante en la actividad de mañana en la mañana. Continúen pasando todos una noche llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador. Que Dios les bendiga y les guarde a todos. “**APROVECHANDO BIEN EL TIEMPO.”**