--- title: 'Los Hijos de Luz' date: 2002-06-25 activity: 4 place: city: Heroica Matamoros state: Tamaulipas country: MX duration: 00:00:00 public: false youtube: translations: files: --- Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes; es para mí un privilegio grande estar con ustedes aquí en Matamoros, Tamaulipas, República Mexicana. Reciban todos saludos de mi esposa Erica, y también de mis niñas América y Yahannah Gabriela. Para esta noche leemos en Primera de Tesalonicenses, capítulo 5, verso 1 en adelante, donde dice: “*Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba.* *Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche;* *que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán.* *Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón.* *Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas.* *Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios.* *Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan.* *Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo.* *Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo,* *quien murió por nosotros para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él.* *Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis.”* Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla. Nuestro tema es: **“LOS HIJOS DE LUZ.”** Dios es Luz, y en El no hay ninguna tiniebla; y si Dios es Luz y no hay en El ninguna tiniebla, entonces Jesucristo siendo el Hijo de Dios, es la Luz del mundo, y es el Hijo de Luz que vino al mundo para traer la Luz de la Vida eterna para todo ser humano. El es la Luz del mundo. Por lo tanto El dijo: “Yo Soy la Luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, mas tendrá la Luz de la vida.” San Juan, capítulo 8, verso 12. Y ahora, los hijos de Luz son los hijos de Dios, los cuales siguen a Jesucristo nuestro Salvador, que es la Luz del mundo; y por medio de la predicación del Evangelio de la Gracia reciben la Luz del Evangelio para recibir y seguir a Cristo, la Luz del mundo. Cuando la persona recibe a Cristo como su Salvador, está recibiendo la Luz del mundo, la Luz de la Vida eterna. Y ahora, cuando la persona nace en la Tierra, nace en el reino de las tinieblas, que es el reino del diablo, el cual gobierna a la humanidad; porque desde la caída del ser humano en el Huerto del Edén, el mundo entero con todo lo que tenía, cayó en las manos del diablo, y el diablo estableció su reino en este planeta Tierra, y ha estado gobernando sobre la raza humana; por eso le ofreció a Cristo los reinos de este mundo, pero Cristo los rechazó, porque Cristo no sería rey del reino de las tinieblas, Cristo es el Rey del Reino de Luz, no del reino de las tinieblas. Por lo tanto Cristo no aceptó ser rey del reino de las tinieblas, porque el reino de las tinieblas sirve ¿a quién? Al diablo, el reino de las tinieblas tiene la adoración al maligno, pero el Reino de Luz, el Reino de Cristo tiene la adoración a Dios, al Dios Verdadero. Ahora, hay dos reinos: el reino del maligno, que es el reino de las tinieblas, y por consiguiente el maligno, el diablo, Satanás, el cual fue llamado Lucero, el cual se rebeló en contra de Dios, ese es el príncipe de las tinieblas. Pero Cristo es el Príncipe de Luz. El diablo es el príncipe del reino de las tinieblas, y Cristo es el Príncipe del Reino de Luz. Y ahora, vean ustedes cómo Cristo identifica al diablo como el príncipe de las tinieblas en - y también como el príncipe de este mundo. Veamos en San Juan, capítulo 12, verso 31, dice: “*Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera.”* Cristo aquí identifica al diablo como el príncipe de este mundo. Y ahora, en el capítulo 14, verso 30, dice Cristo: “*No hablaré ya mucho con vosotros; porque viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí.”* Cristo vuelve a identificar al diablo como el príncipe de este mundo. Y ahora, en el capítulo 16, verso 11, vamos a ver lo que nos dice Cristo... vamos a comenzar un poquito antes, capítulo 16, verso 7 en adelante, dice: “*Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuese, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré.* *Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.* *De pecado, por cuanto no creen en mí;* *de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más;* *y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado.”* Y ahora, vuelve Cristo a mencionar al diablo como el príncipe de este mundo el cual ha sido juzgado. Por eso es que este mundo está en tinieblas, y por eso se requería que viniera Cristo, el Príncipe de Luz, para traer Luz a la raza humana, como dice Isaías, capítulo 9, versos 1 en adelante, dice: “*Mas no habrá siempre oscuridad para la que está ahora en angustia, tal como la aflicción que le vino en el tiempo que livianamente tocaron la primera vez a la tierra de Zabulón y a la tierra de Neftalí; pues al fin llenará de gloria el camino del mar, de aquel lado del Jordán, en Galilea de los gentiles.* *El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos.”* Y para la tierra de Zabulón y de Neftalí, vean cómo se cumplió esta profecía en San Mateo, capítulo 4, versos 12 al 17. Capítulo 4 de San Mateo, verso 12 al 17 nos dice: “*Cuando Jesús oyó que Juan estaba preso, volvió a Galilea;* *y dejando a Nazaret, vino y habitó en Capernaum, ciudad marítima, en la región de Zabulón y de Neftalí,* *para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo:* *Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí,* *Camino del mar, al otro lado del Jordán,* *Galilea de los gentiles;* *El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz;* *Y a los asentados en región de sombra de muerte,* *Luz les resplandeció.* *Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.”* Y ahora, vean cómo Cristo siendo la Luz del mundo, el Angel de Jehová, el Angel del Pacto, se hizo carne y habitó en medio del pueblo hebreo; y cuando fue a vivir a la tierra de Zabulón y de Neftalí, al otro lado del Jordán en el territorio de Capernaum, allí estaba la Luz hecha hombre en carne humana, el cual es Jesucristo, y allí mientras El predicaba estaba resplandeciendo la Luz sobre aquellas personas que vivían en tinieblas y en sombra de muerte, allí estaba resplandeciendo la Luz. Y ahora, El decía: “Yo soy la Luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, mas tendrá la Luz de la vida.” O sea, la Luz de la Vida eterna para que pueda vivir la persona eternamente. El diablo en su reino (el reino de las tinieblas), no tiene la luz para ninguna persona y por consiguiente no tiene Vida eterna para los miembros del reino de las tinieblas; pero Cristo por cuanto es la Luz del mundo y es la Vida eterna, tiene Vida eterna para todo ser humano que lo recibe como su Salvador. “Yo soy la Luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, mas tendrá la Luz de la vida (la Luz de la Vida eterna).” Y ahora, en San Juan, capítulo 10, Cristo también nos habla de la Vida eterna y de la salvación, y nos dice: *“Yo soy la puerta...”* capítulo 10, verso 9: “*Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.”* Ahora, todo hijo de luz, toda alma de Dios que viene a vivir a este planeta Tierra, por cuanto el ser humano cayó en el Huerto del Edén y cayó todo en las manos del diablo, el diablo le arrebató al ser humano toda la herencia, aunque no le pudo quitar el Título de Propiedad, el cual es el Libro de los Siete Sellos y el cual lo tiene Dios en Su diestra. Dios tomó el Título de Propiedad que le había dado a Adán y permanece en la diestra de Dios. Y ahora, Adán perdió el privilegio de traer hijos e hijas de Dios escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, traerlos a vida aquí en la Tierra. Y ahora, el diablo se apoderó de la herencia del ser humano, del planeta Tierra completo con todo lo que tiene, y ha estado el diablo con su reino, el reino de las tinieblas, gobernando la humanidad. Y con la caída del ser humano en el Huerto del Edén, la raza humana perdió el derecho a recibir un cuerpo angelical teofánico de la sexta dimensión, y luego recibir un cuerpo físico inmortal. Por consiguiente el ser humano luego de la caída, al nacer toda persona en la Tierra, nace en un cuerpo mortal, corruptible y temporal, y recibe un espíritu del mundo, de la quinta dimensión, por consiguiente recibe un cuerpo animal y con una naturaleza también animal, un espíritu de la quinta dimensión, un espíritu animal. Pero con el nuevo nacimiento, al creer en Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, recibe el nuevo nacimiento al ser bautizado en agua en Su Nombre y recibir el Espíritu Santo, y así recibe el nuevo nacimiento del cual Cristo le habló a Nicodemo. Y así como al nacer a través de nuestros padres hemos nacido en el reino de las tinieblas, al nacer de nuevo por medio de creer en Cristo como nuestro Salvador, nacemos en el Reino de Luz, el Reino de Cristo nuestro Salvador. Ahora, les dije que hay dos reinos: el reino de las tinieblas, el reino del diablo, y el Reino de Luz que es el Reino de Cristo; y hay dos príncipes: el príncipe del reino de las tinieblas que es el diablo, y el Príncipe del Reino de Luz que es Cristo nuestro Salvador, y por eso es que ha habido esta lucha entre estos dos príncipes, y aparentemente en algunas ocasiones como que el diablo le ha ganado a Cristo pero eso no es así. El diablo ha pensado que le ha ganado en algunas ocasiones a Cristo, pero nunca le ha ganado a Cristo. Ahora, hay un Programa Divino que ha estado llevándose a cabo. Y ahora, los reinos de este mundo pasarán a ser de nuestro Señor y de Su Cristo, dice Apocalipsis, capítulo 11, y esto será al ser tocada, sonada la Séptima Trompeta de Apocalipsis, capítulo 11; y esa Trompeta es el Mensaje del Evangelio del Reino que predican los Dos Olivos. Capítulo 11, verso 15 en adelante dice: “*El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos.* *Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados delante de Dios en sus tronos, se postraron sobre sus rostros, y adoraron a Dios,* *diciendo: Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres y que eras y que has de venir, porque has tomado tu gran poder, y has reinado.* *Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra.* *Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo. Y hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo.”* Y ahora, podemos ver que bajo la Séptima Trompeta, que es sonada por los ministerios de los Dos Olivos, los ministerios de Moisés y Elías, vendrá el cambio del reino de las tinieblas, que gobierna a la humanidad, vendrá el cambio para ser cambiados los reinos de esta Tierra a las manos de Jesucristo, y ser gobernados por el Reino de Luz, el Reino de Jesucristo nuestro Salvador. Y así Cristo, el Príncipe del Reino de Luz, gobernará sobre la raza humana, será un Reino literal, físico, que será establecido en este planeta Tierra, y Cristo se sentará sobre el Trono de David. Ahora, encontramos que el diablo ha estado reinando por miles de años sobre la humanidad, y encontramos en la estatua que vio el rey Nabucodonosor allá el reino de los gentiles representado en sus diferentes etapas, del tiempo de Nabucodonosor hacia acá. La cabeza de oro representa a Nabucodonosor y su imperio babilónico, y por consiguiente ese trono es el trono de Satanás. Y luego pasa a la segunda etapa que es el pecho y los brazos de plata, que es el imperio medo-persa, y por consiguiente ese trono es el trono de Satanás también. Recuerden que el Arcángel Gabriel estuvo peleando contra el príncipe de Persia, y el Arcángel Miguel le ayudó, detrás de cada imperio de esos... del reino de los gentiles, y detrás de esos reyes del reino de los gentiles hay un príncipe del reino de las tinieblas, que gobierna sobre el pueblo en cada una de esas etapas. Ahora, encontramos que esa segunda etapa también terminó, y después de esa etapa vino la tercera etapa, que es el vientre y los muslos de bronce que representa al imperio de Grecia, y luego terminó esa etapa y llegó la etapa de las piernas de hierro y los pies de hierro y de barro cocido, que es el imperio romano. Y encontramos que en los días de Jesucristo estaba el imperio romano, estaba en las piernas de hierro gobernando, ese fue el imperio que crucificó a Cristo a petición del pueblo hebreo, y sobre todo a petición del sumo sacerdote y la mayor parte de los miembros del concilio del sanedrín, el concilio de la religión hebrea. Por lo tanto la Sangre de Cristo ha estado siendo demandada de los hebreos y también será demandada del reino de los gentiles, el cual luego pasaría a la etapa de los pies de hierro y de barro cocido. Luego de la caída del imperio romano en lo político, vendría la etapa de los pies de hierro y de barro cocido, ese es el reino del anticristo, del hombre de pecado, en el cual ha estado el diablo manifestándose, y ha tenido un príncipe del reino de las tinieblas manifestado a través de cada etapa del reino de las tinieblas, en la etapa de los pies de hierro y de barro cocido. Y para este tiempo final el diablo se encarnará en el hombre de pecado, en el anticristo, y traerá una persecución muy grande contra una parte grande del cristianismo, y traerá una persecución muy grande en contra de las vírgenes insensatas o fatuas que no tienen aceite en sus lámparas (esa parte del cristianismo), y también traerá una persecución muy grande en contra de los hebreos. Ahora, encontramos que el trono de Satanás para el tiempo final estará en los pies de hierro y de barro cocido del reino de las tinieblas, del reino de los gentiles. Pero el Trono de Cristo, el Príncipe del Reino de Luz, es el Trono de David, al cual Cristo es heredero. Sobre ese Trono se sentará Cristo y con El el Vencedor del tiempo final, y Cristo establecerá Su Reino de Luz en este planeta Tierra; esto es para el Séptimo Milenio el cual ya comenzó (el Séptimo Milenio), aunque todavía literalmente no ha comenzado el Reino de Cristo en la Tierra, solamente está en lo espiritual de edad en edad, es un Reino espiritual, no es un Reino de este mundo, no es un reino del mundo de las tinieblas, sino que es un Reino espiritual. Pero ese Reino espiritual va a ser establecido literalmente y va a gobernar sobre todas las naciones. “Los reinos de este mundo pasarán a ser de nuestro Señor y de Su Cristo, y El reinará por los siglos de los siglos.” Apocalipsis, capítulo 11, verso 15; y entonces habrá paz en la Tierra, se acabarán las guerra. Las armas de guerra serán convertidas en herramientas de trabajo, y habrá amor entre las personas, unas para con las otras, y habrá amor y paz también entre las naciones, y habrá prosperidad en el planeta Tierra, y no ensayarán más para la guerra. O sea, no habrá más prácticas de los ejércitos, porque no habrá más guerras en la Tierra, porque el que se rebeló en contra de Dios y le hizo la guerra a Dios, estará atado en el infierno, será echado al pozo del abismo, y será allí atado por mil años. Y el diablo es tan malo, que vean, después que pasan los mil años de paz del Reino de Cristo en la Tierra, será soltado y volverá a hacerle la guerra a Cristo. ¿Ven? Porque el diablo es el príncipe de las tinieblas, el cual no ama a nadie, ni a sí mismo se ama, él no tiene amor, él lo que tiene es odio contra Dios, contra Cristo y contra todos los hijos de Dios, y aun contra los hijos de las tinieblas, el diablo no los ama sino que los odia, y por eso los lleva hacia el infierno. Por eso el diablo para el tiempo final se encarnará y será el jinete del caballo amarillo de Apocalipsis, capítulo 6, y tiene por nombre ese jinete... vean, capítulo 6, verso 7 al 8 de Apocalipsis: “*Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto ser viviente, que decía: Ven y mira.* *Miré, y he aquí un caballo amarillo, y el que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades le seguía; y le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad, y con las fieras de la tierra.”* ¿Ven? Así que el diablo cuando se encarne en toda su plenitud en el anticristo, en el hombre de pecado, que es el rey o emperador de la etapa de los pies de hierro y de barro cocido del reino de los gentiles. Ahora, encontramos que el diablo no ama a nadie, ni ama a los hijos de las tinieblas, ni se ama tampoco él mismo. Ahora, el diablo con su reino, con sus ángeles ha estado luchando en contra de Cristo. Ahora, **¿por qué el diablo ha luchado en contra de Cristo y el Reino de Cristo?** Porque el diablo ha querido tener un reino mejor que el Reino de Luz de Jesucristo, él ha querido que el reino de las tinieblas sea superior al Reino de Luz, y él ha estado buscando que el reino de las tinieblas sea eterno, pero eso nunca lo ha logrado ni nunca lo logrará. Ahora, él ha tratado y siempre ha estado luchando porque él deseaba ser adorado y deseaba sentarse en el Trono de Dios en el Cielo, él deseaba eso; y miren ustedes, Dios tenía que dar la oportunidad a Cristo y al diablo, porque uno de los dos se sentaría en el Trono Celestial de Dios. Si el diablo obtenía la victoria y ascendía al Cielo y se sentaba en el Trono de Dios, entonces el Reino Milenial sería un reino de las tinieblas, y sería un reino (después) eterno; por lo tanto el diablo sería la mano derecha de Dios, sería la diestra de Dios y Cristo sería destruido, y el Reino de Cristo sería destruido. Y ahora, Cristo conocía estas cosas y Cristo obtuvo la victoria, murió, resucitó y ascendió al Cielo victorioso y se sentó en el Trono de Dios; por lo tanto ya ese Trono tiene dueño, y ya Dios tiene a Cristo allí, por lo tanto, Dios está en Jesucristo en toda Su plenitud. Eso era lo que el diablo quería: que Dios estuviera en él (en el diablo) en toda su plenitud, para que Dios gobernara a la humanidad y al Universo completo a través del diablo. Vean que la lucha del diablo tenía una causa, pero ya el diablo perdió esa batalla, como también perdió la batalla allá en el Cielo en contra de Cristo, Cristo le ganó en el Cielo y luego aquí en la Tierra cuando vino y murió, le ganó también la batalla. Ahora, lo único que falta es el Trono de David, por ese Trono el diablo ha estado luchando. Ahora, si el diablo hubiera obtenido la victoria y se hubiera sentado en el Trono de Dios en el Cielo, el Trono de David no gobernaría en el Milenio ni por toda la eternidad ¿por qué? Porque entonces el trono que gobernaría sería el trono de las tinieblas, que ha estado en la estatua que vio el rey Nabucodonosor, y sería el trono de los césares, el trono que gobernaría en el Reino Milenial y por la eternidad. El trono de los césares es el trono del anticristo, del hombre de pecado, porque el diablo le ha dado al anticristo su trono. Ahora, encontramos que el trono que gobernará en el Reino Milenial es el Trono de Cristo. El trono de Satanás, el trono de las tinieblas, el trono que el diablo le dio a la bestia será destruido, y su reino también, y será establecido literalmente el Reino de Cristo en este planeta Tierra, porque ese es el Reino de Dios. Y así como el diablo ha perdido la victoria en el Cielo y luego la victoria por el Trono de Dios, perderá esta batalla también; perdió las batallas anteriores y perderá esta batalla final también. Cristo se sentará sobre el Trono de David, porque ese es el Trono de Cristo, El es el Heredero al Trono de David, por eso nació a través de una virgen descendiente del rey David. Ahora, Cristo se sentó, ascendió al Cielo victorioso y se sentó en el Trono del Padre, pero Cristo tiene Su Trono, Su Trono terrenal, que es el Trono de David. Y en la misma forma en que Dios sentó en Su Trono Celestial a Jesucristo al obtener la victoria, ascender victorioso al Cielo, Cristo dice en Apocalipsis, capítulo 3, verso 21: “*Al que venciere, yo le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.”* En la misma forma en que Jesucristo, el Hijo de Dios, el Príncipe del Reino de Luz obtuvo la victoria en contra del diablo y ascendió victorioso al Cielo y Dios lo sentó en Su Trono, en esa misma forma habrá un hijo de Dios, un hijo de Jesucristo, un miembro del Cuerpo Místico de Cristo, que obtendrá la gran victoria en el Amor Divino y se sentará con Cristo en Su Trono. Será el primer hijo de Dios que será adoptado, y será el único hijo de Dios que estando vivo será adoptado, porque ya los demás hijos de Dios (los demás Angeles Mensajeros) ya partieron y no fueron adoptados físicamente; fueron adoptados espiritualmente como también cada cristiano es adoptado espiritualmente, porque recibe el Espíritu Santo, y obtiene el nuevo nacimiento y obtiene un cuerpo angelical; pero la Adopción física, que es nuestra transformación, en donde obtendremos el cuerpo físico, eterno y glorificado, esa no se ha llevado a cabo para ninguna persona en medio del cristianismo, eso está para ser llevado a cabo muy pronto en este tiempo final. Ahora, los muertos en Cristo van a resucitar en cuerpos glorificados, porque ellos son miembros del Reino de Luz, el Reino de Jesucristo nuestro Salvador y por consiguiente ellos son los hijos de luz que han partido, han terminado sus días aquí en la Tierra. Y ahora, **¿dónde están los otros hijos de luz del Reino de Luz, del Reino de Cristo?** Aquí estamos reunidos escuchando la Palabra de Luz, el Evangelio de Cristo. Y ahora, los que serán transformados en este tiempo final estando vivos son los hijos de luz, los hijos del Reino de Cristo que estarán vivos en este tiempo final y no verán muerte, porque la resurrección de los muertos en Cristo, cuando ocurra, luego los que estemos vivos seremos transformados. Por lo tanto, cuiden su cuerpo, no tengan vicios; los vicios afectan al cuerpo y acortan los días de vida para el cuerpo, y sirvan a Cristo con toda vuestra alma, y esperemos pronto la resurrección de los muertos en Cristo y luego nuestra transformación. Pero no vamos a esperar esa bendición tan grande con nuestros brazos cruzados, sino trabajando en la Obra de Cristo llevando el Mensaje para que Cristo llame y junte hasta el último de los escogidos de Dios en Su Reino de Luz, porque todos los que están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, son almas de Luz, por lo tanto pertenecen al Reino de Luz, al Reino de Jesucristo nuestro Salvador. Porque todos vosotros sois hijos de luz, hijos del día, no somos de la noche ni de las tinieblas; por lo tanto estemos despiertos espiritualmente en el Reino de Cristo, el Reino de Luz, viendo todo el Programa de Dios correspondiente a este tiempo final. Y si alguno no ha recibido a Cristo como su Salvador, Cristo por medio de San Pablo dice: “Despiertate tu que duermes, levantate de entre los muertos y te alumbrará Cristo.” Y así te colocará Cristo en Su Reino de Luz y estará viviendo con luz alumbrado tu entendimiento y tu alma todos los días de tu vida. Por lo tanto, así como Cristo (que es el Angel de Jehová, el Angel del Pacto) libertó al pueblo hebreo allá en Egipto... y vean ustedes, la noche que vinieron tinieblas, el día que vino tinieblas sobre los egipcios, los hebreos tenían luz, porque eso está reflejando a los hijos de luz, los hijos de Dios que tendrían luz en el Reino de Cristo al estar dentro del Reino de Cristo, al nacer dentro del Reino de Jesucristo nuestro Salvador. Esa liberación que Dios llevó a cabo con el pueblo hebreo que es el pueblo de los siervos, la llevaría a cabo también con el pueblo de los hijos e hijas de Dios; por lo tanto llevaría a cabo primero la parte espiritual, libertándonos del reino de las tinieblas y colocándonos en el Reino de Cristo que es el Reino de Luz, y luego físicamente en el Día Postrero nos transformará a nosotros los que vivimos y a los muertos en Cristo los resucitará, y entonces físicamente también estaremos en el Reino de Luz, el Reino de Cristo. Pero mientras tanto trabajamos y luchamos en la Tierra para sobrevivir en este reino terrenal del reino de las tinieblas, pero luego vamos a estar en el Reino de Luz, el Reino de Cristo, el Reino Milenial, donde todo será bendición ¿para quiénes? Para todos los hijos de luz, para ustedes y para mí. Y ahora, miren cómo Cristo ha libertado a todas esas almas de Dios que pertenecen al Reino de Luz. En Colosenses, capítulo 1, verso 12 en adelante, dice: “*Con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz;* *el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo.”* Vean, nos libertó, nos sacó del reino de las tinieblas, del diablo, y nos colocó en el Reino de Luz de Jesucristo nuestro Salvador. Ese ha sido un milagro, una obra de creación que ha hecho Dios con todos nosotros; es un éxodo, eso es el Segundo Exodo, el cual es un éxodo espiritual. Así como sacó al pueblo hebreo del imperio, del reino del faraón allá en Egipto, El ha libertado a todos los hijos de luz, los ha libertado del reino de las tinieblas, del reino del maligno y los ha colocado ¿dónde? En el Reino de Jesucristo, el Reino de Luz. Y en lo físico va a hacer lo mismo cuando resucite a los creyentes que han partido en cuerpos glorificados y cuando nos transforme a nosotros los que vivimos. Por eso luego nos iremos de este reino terrenal a la Cena de las Bodas del Cordero, y luego de tres años y medio de Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo, de Fiesta en el Cielo, luego regresaremos a la Tierra, porque la Tierra durante la fiesta de la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo, la Tierra estará pasando por la gran tribulación, donde los juicios divinos estarán cayendo sobre el reino de las tinieblas, sobre el anticristo y su reino. Pero luego regresaremos a la Tierra para comenzar con Cristo el glorioso Reino Milenial de paz, que será el Reino de Luz, el Reino de Cristo nuestro Salvador, que es la Luz del mundo. Y entonces Cristo, la Luz del mundo con los hijos de luz, vean Cristo dijo: “Vosotros sois la luz del mundo.” Cristo con los hijos de luz gobernará sobre la humanidad y habrá luz, conocimiento, revelación divina de Dios y todo el Programa de Dios para toda la raza humana; y todas las naciones estarán gobernadas por Cristo nuestro Salvador, estarán sujetas a Cristo y Su Iglesia. Así es como el Reino de Dios vendrá a la Tierra, por eso Cristo dijo que oraran todos los creyentes en Cristo, que oraran diciendo: “Venga tu reino, hagase tu voluntad aquí en la Tierra como en el Cielo.” Y así será en el Reino Milenial, pero mientras tanto, en el campo espiritual se hace la voluntad de nuestro Padre Celestial *acá* en el alma de cada creyente en Cristo. Y el Reino de Cristo está ¿dónde? *Acá* en nuestra alma, y por consiguiente en la Iglesia de Jesucristo nuestro Salvador. Cristo está reinando, gobernando en nuestra alma, El es el Rey de nuestra alma y Señor, y también de Su Iglesia, Señor de Su Iglesia, Esposo, Novio y Esposo de Su Iglesia. Ahora, encontramos que ese Reino de Cristo literalmente va a ser establecido en la Tierra y va a gobernar sobre todas las naciones; y el Trono de ese Reino será el Trono de David allá en Jerusalén. Por eso es que ha habido siempre tanta lucha por Jerusalén: porque Jerusalén es el lugar del Trono de Dios. En el Reino Milenial el distrito federal será todo el territorio de Israel, y la capital del mundo será Jerusalén, porque allí es donde estuvo y estará el Trono de David, en el cual Cristo se sentará como el Hijo de David y reinará sobre toda la raza humana, sobre el pueblo hebreo y sobre toda la raza humana por mil años, y luego por toda la eternidad. **¿Y quiénes estarán allí en ese Reino de Luz con Cristo, la Luz del mundo?** Los hijos de luz, ¿que son quiénes? Todos nosotros. “**LOS HIJOS DE LUZ.”** Así que, las palabras de San Pablo: No somos hijos de las tinieblas, sino de luz. “Porque todos vosotros sois hijos de luz, hijos de Dios, del día, no somos de la noche ni de las tinieblas.” No somos del reino de las tinieblas, ni somos hijos de las tinieblas, sino que somos hijos de Luz, del Reino de Cristo, la Luz del mundo, nuestro Salvador. En San Lucas, capítulo 16, verso 8 dice Cristo: “*Y alabó el amo al mayordomo malo por haber hecho sagazmente; porque los hijos de este siglo son más sagaces en el trato con sus semejantes que los hijos de luz.”* Ahora vean, los hijos de luz son sencillos, son humildes, no están usando astucia para tratar a sus semejantes, sino que son personas sinceras; pero los hijos de este mundo son muy sagaces. Ahora, lo importante es ser un hijo de Luz, un hijo del Reino de Jesucristo nuestro Salvador. Y esos son los creyentes en Cristo, los que lo han recibido como nuestro Salvador, han lavado sus pecados en la Sangre de Cristo, han sido bautizados en agua en Su Nombre y han recibido el Espíritu Santo, y han obtenido por consiguiente el nuevo nacimiento, y han nacido en el Reino de Cristo, el Reino de Luz, han nacido en el Reino de Cristo y por consiguiente tienen un cuerpo angelical teofánico de la sexta dimensión, y pronto El nos dará el cuerpo que corresponde al Reino de Luz, que es el cuerpo glorificado, el cual pronto vamos a recibir. Yo espero no terminar mis días en este cuerpo sin recibir el nuevo cuerpo, yo espero pronto recibir el nuevo cuerpo, y mientras más días, semanas, meses y años me pasan, más necesito el nuevo cuerpo, porque estos cuerpos mortales son por un corto tiempo. El que llega cien años, es un milagro, y cuando se llega a cien años, ya hay que (casi siempre) colocar una pierna más, u otra pierna más de palo, de madera, porque ya casi no podemos caminar cuando ya llegamos a cien años. Así que necesitamos entonces además de las dos piernas que tenemos, un bastón o unas muletas para ayudarnos a caminar, porque el cuerpo ya está muy decaído. Es que el cuerpo humano tiene cuatro rayos de luz, la persona nace con cuatro rayos de luz, pero se le van agotando cuando ya llega a los 25 años; por ahí, digamos de los 20 a los 30 años se le apaga el primer rayo de luz; por eso ya la persona cuando tiene 30 años, ya no está como cuando tenía 18 años de edad. Y luego transcurren unos diez años más y se le apaga el segundo rayo de luz y entonces la persona ya se siente un poquito más decaída y ya le salen canas y algunas patitas de gallina, algunas arruguitas. Y ya cuando llega más avanzado en edad, se le apaga el tercer rayo de luz y ya le queda un solo rayo de luz. Como las lamparitas de pilas, que cuando ya le queda poquita corriente, no alumbra casi, o como los carros cuando ya tienen - los autos cuando ya tienen la batería agotada, que usted va, se monta y coloca la llave para encenderlo, empieza a hacer fuerza y casi no quiere encender el auto y algunas veces hasta hay que darle un empujoncito para encender el auto, porque ya la batería está muy agotada. Ya cuando una persona ha pasado de 70 años, 70, ó 80 ó 90 años, ya el último rayo de luz está bastante agotado y ya la vida para esa persona es bastante difícil. Ya la persona está diciendo: “¿Cuándo será el día en que Dios me va a llamar a descansar?” Porque ya se siente agotada la persona, se siente cansado, porque ya lo que le queda es un rayito de luz y ya está agotadito. Por eso los ancianos se sienten agotados y es que el rayito de luz que le queda, ya está bastante agotado. Pero habrá un grupo de personas aquí que aunque lo que le quede sea un rayito de luz y agotado, si permanecen vivos hasta la resurrección de los muertos en Cristo, serán transformados, y entonces tendremos los siete rayos de luz, ya no cuatro, sino siete rayos de luz, los siete rayos de luz del Arco Iris, del Pacto Divino, y tendremos así el cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, igual al cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo. Y para los que le queden dos rayitos de luz y estén en el Cuerpo Místico de Cristo, no llegarán a apagársele esos rayitos de luz sino que serán transformados también; y a los que le queden tres serán transformados también; y los que le queden los cuatro serán transformados también aunque sean niñitos, porque son hijos de Luz. Y ahora, **¿dónde están esos hijos de luz que van a ser transformados si permanecen vivos hasta que los muertos en Cristo resuciten?** Aquí estamos esperando nuestra transformación y trabajando para que se complete el Cuerpo Místico de Cristo, para que se complete la Iglesia de Jesucristo con los hijos de luz. Y ahora, hemos visto quiénes son los hijos de luz: son los creyentes en Cristo nacidos de nuevo, pues tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo. Usted es un hijo de luz desde antes de la fundación del mundo, pero tuvimos que nacer en este mundo, en el reino de las tinieblas, pero Cristo nos ha trasladado a Su Reino de Luz. Por lo tanto, hemos sido restaurados a la Vida eterna y hemos sido restaurados al Reino de Luz. Nosotros pertenecemos a la eternidad y pertenecemos al Reino de Luz, de Cristo nuestro Salvador; por eso es que hemos recibido a Cristo como nuestro Salvador. “Mis ovejas oyen mi voz y me siguen.” Esos son los hijos de Luz. Y ahora, hijos de Luz, adelante caminando en Cristo, la Luz del mundo, todos los días de vuestra vida, y pronto seremos transformados conforme al Programa Divino. Yo no espero ver muerte sin ser transformado, o sea, que yo espero ser transformado. Yo no estoy esperando morir, sino yo estoy esperando ser transformado. **¿Y cuántos más están esperando ser transformados?** (Nota - La congregación responde: “¡Amén!”) ¿Y porqué? Porque somos hijos de luz. “**LOS HIJOS DE LUZ.”** Ahora, hemos visto quiénes son los hijos de luz: son ustedes y yo, y todo creyente en Cristo nacido de nuevo de edades pasadas y de nuestro tiempo también. ***Que las bendiciones de Jesucristo, el Angel del Pacto, sean sobre todos los hijos de Luz, sobre todos ustedes y sobre mí también, y pronto se complete el número de los escogidos de Dios, de los hijos de Luz en el Reino de Luz, el Reino de Jesucristo nuestro Salvador; y pronto Cristo se levante del Trono del Padre, tome el Título de Propiedad, lo abra en el Cielo y haga Su Obra de Reclamo, y resucite a los creyentes en El que han partido en cuerpos glorificados, y nos transforme a nosotros los que vivimos. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo, y nos lleve con El a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.*** Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de: **“LOS HIJOS DE LUZ.”** Muchas gracias por vuestra amable atención amados amigos y hermanos presentes, y los que a través de esta conferencia en video están o escucharán esta conferencia. Dejo nuevamente con ustedes a nuestro amigo y hermano, el Misionero, Rvdo. Miguel Bermúdez Marín para continuar. Y que toda persona que todavía no ha recibido a Cristo como su Salvador, pueda levantar su mano y decir: “Yo quiero recibir a Cristo como mi Salvador, yo quiero que Jesucristo me saque del reino de las tinieblas, y me coloque en Su Reino, el Reino de Luz, yo quiero vivir eternamente en el Reino de Jesucristo con Jesucristo nuestro Salvador. Yo quiero que Jesucristo me limpie de todo pecado con su Sangre preciosa.” Por lo tanto, toda persona que todavía no ha recibido a Cristo como su Salvador puede hacerlo esta noche, y toda persona que lo haya recibido pero después se apartó de Cristo, puede reconciliarse con Cristo en esta noche también, puede venir para que nuestro hermano Bermúdez ore por usted para reconciliarse con Jesucristo nuestro Salvador. Así que vamos a pedirle al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín pase para que tome esta próxima parte y les dé la oportunidad a todos de recibir a Cristo como su Salvador para los que no lo han hecho y para los que se han apartado de Cristo, puedan ser reconciliados con Cristo, y para los que habían perdido el primer amor a Cristo, Cristo lo encienda, ese corazón con su amor y puedan decir: “Cristo me ha dado de nuevo el primer amor.” Así que, vamos a dejar a nuestro amigo y hermano, el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín, y mientras él llega, todos los que desean que nuestro hermano Bermúdez ore por usted, levanten sus manos y nuestro hermano Bermúdez orará por ustedes, los que quieren recibir a Cristo como su Salvador, los que se hayan apartado y quieren volver a Cristo, ser reconciliados con Cristo también levanten sus manos, los que han estado con el amor, el primer amor enfriado, frío, apagado, también levanten sus manos y nuestro hermano Bermúdez orará por usted, para que el fuego del Espíritu de Dios los llene de ese primer amor de Jesucristo. Bueno, con nosotros nuestro amigo y hermano, el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín, y pasen todos muy buenas noches. “**LOS HIJOS DE LUZ.”**