--- title: 'El Dios Invencible' date: 2002-04-26 activity: 1 place: Lo Prado city: Santiago de Chile state: Región Metropolitana country: CL duration: 01:28:11 public: false youtube: translations: files: --- Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes aquí en Chile unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Reciban también saludos de mi esposa Erica y de mis niñas América y Yahannah Gabriela. Para esta ocasión leemos en el Salmo 24, versos 6 en adelante, donde dice: “*Tal es la generación de los que le buscan,* *De los que buscan tu rostro, oh Dios de Jacob.* *Alzad, oh puertas, vuestras cabezas,* *Y alzaos vosotras, puertas eternas,* *Y entrará el Rey de gloria.* *¿Quién es este Rey de gloria?* *Jehová el fuerte y valiente,* *Jehová el poderoso en batalla.* *Alzad, oh puertas, vuestras cabezas,* *Y alzaos vosotras, puertas eternas,* *Y entrará el Rey de gloria.* *¿Quién es este Rey de gloria?* *Jehová de los ejércitos,* *El es el Rey de la gloria.”* Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla. Para esta ocasión nuestro tema es: **“EL DIOS INVENCIBLE.”** Para poder comprender nuestro tema de: “EL DIOS INVENCIBLE,” tenemos que conocer al Dios invencible y tenemos que conocer porqué El es el Dios invencible, tenemos que ver dónde Dios ha probado que El es el Dios invencible; por consiguiente tenemos que ver las luchas que han habido en donde Dios ha intervenido y donde Dios ha obtenido la victoria. Antes de la creación del ser humano hubo una batalla en el Cielo entre Cristo y el Arcángel Lucero, al cual se le conoce también por el nombre de Satanás o el diablo, adversario y enemigo. Ahora, encontramos que antes de estar los Angeles en existencia no había nada, excepto Dios; ¿y qué hacía Dios antes de la creación? ¿Qué hacía Dios antes de aparecer Angeles? Pues El estaba preparando Su Programa de Creación. Cuando Dios comenzó a crear ya El tenía todo el Programa de Creación que El llevaría a cabo. Por lo tanto, desde que comenzó Su creación Dios no estaba pensando qué va a crear, ya eso El lo pensó antes de comenzar la creación; y por consiguiente antes de El comenzar la creación, El pensó en las personas que El crearía; por lo tanto no aparecerán sorpresas en el Programa de Creación. Ahora, Dios estando solo, de El salió una Luz, y en esa Luz, ¿y esa Luz qué era o quién era? El Verbo que era con Dios y era Dios - y dentro de esa Luz y de esa Luz sale un hombre llamado el Verbo que era con Dios y era Dios. ¿Y saben quién es ese personaje? Vamos a verlo aquí en el libro de San Juan, capítulo 1... recuerden que en Génesis, capítulo 1, verso 1, dice: “*En el principio creó Dios los cielos y la tierra.”* Y ahora, vamos a ver cómo fue que vino a existencia los Cielos y la Tierra. Capítulo 1 de San Juan, verso 1 en adelante, dice: “*En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.* *Este era en el principio con Dios.* *Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.”* ¿Todas las cosas fueron hechas por quién? Por el Verbo que era con Dios y era Dios. Y luego sigue diciendo: “*En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.* *La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.* *Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan.* *Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él.* *No era él la luz* (o sea, Juan el Bautista no era la Luz)..*.* *No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz.”* La Luz sería el que vendría después de Juan, el cual en una ocasión dijo en San Juan, capítulo 8, verso 12: *“Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.”* “*Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre venía a este mundo...”* Así que esa Luz verdadera que alumbra a todo hombre, que es el Verbo que era con Dios y era Dios, venía a este mundo, ¿cómo venía a este mundo? Venía en forma física, en forma de hombre (lo vamos a ver más adelante): “*En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció.* *A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron* (o sea, el pueblo hebreo)*.* *Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre...”* Vean que el Verbo que era con Dios y era Dios, tiene un nombre. “*Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;* *los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.* *Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros.”* El Verbo que era con Dios y era Dios y creó todas las cosas, fue hecho carne y habitó entre nosotros y fue conocido por el nombre de Jesucristo. Ahora podemos ver lo grande que es nuestro amado Señor Jesucristo, El es nuestro Salvador, El es el Verbo que era con Dios y era Dios. Y ahora, ¿cómo podemos entender este misterio del Verbo que era con Dios y era Dios?... el Verbo... “*Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.”* Luego el verso 18 de este mismo capítulo 1 de San Juan, dice: “*A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.”* Y ahora, ¿cuál es el misterio del Señor Jesucristo? El misterio del Señor Jesucristo es sencillo, pero es el misterio más grande de todos los misterios. El Verbo que era con Dios y era Dios y creó todas las cosas, es nada menos que el cuerpo angelical de Jesucristo. Cristo en Su cuerpo angelical es el Verbo que era con Dios y era Dios y creó todas las cosas; en palabras más claras, Cristo en Su cuerpo angelical fue lo primero que surgió, lo primero visible, y ese es el cuerpo angelical donde Dios mora en toda Su plenitud; es llamado en el Antiguo Testamento el Angel de Jehová, el cual le apareció a Moisés en una llama de fuego, y el cual ungió a Moisés y envió a Moisés para la liberación del pueblo hebreo. Y a través de Moisés libertó al pueblo hebreo y luego los llevó al Monte Sinaí. Fue el Verbo que era con Dios, el Angel de Jehová, el que libertó al pueblo hebreo, luego el que abrió también el Mar Rojo, porque El es el Dios invencible. Ahora, podemos ver ahí en el Antiguo Testamento al Dios invencible en Su cuerpo angelical. Cristo en San Juan, capítulo 8, verso 56 al 57 nos habla acerca de Sí mismo. A los que le habló allá no creyeron, pero ahora cuando nosotros escuchamos las palabras de Cristo aquí, las cuales están escritas, impresas, nosotros creemos esas palabras de Jesucristo nuestro Salvador. Y para que podamos comprender estas palabras estaremos viendo al Dios invencible manifestado, el cual se manifestó ¿cómo? En carne humana y fue conocido por el nombre de Jesucristo; el Verbo que era con Dios y era Dios se hizo carne y habitó en medio de la raza humana, en medio del pueblo hebreo. Ahora el capítulo 8, verso 56 al 59, dice: “*Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó.* *Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?* *Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy.”* ¿Y cómo van a comprender ellos que antes que Abraham viniera a la Tierra a existencia ya Jesucristo era? Pues el cuerpo físico de Jesucristo sabemos que nació en Belén de Judea a través de la virgen María. ¿Pero cómo era Jesucristo antes que Abraham? Jesucristo antes que Abraham era el Angel de Jehová, el Angel del Pacto, Cristo en Su cuerpo angelical llamado el Angel de Jehová. Y ahora, en ese cuerpo angelical de Jesucristo estaba Dios en toda Su plenitud, y a través de ese cuerpo dijo Dios: “Sea la luz,” y fue la luz; a través de ese cuerpo en el principio creó Dios los Cielos y la Tierra. Por eso encontramos a Jesucristo estando en la Tierra en carne humana que le decía a la tempestad, a los vientos y al mar: “Enmudezcan,” y enmudecían, ¿quién estaba hablando allí? El Creador de los Cielos y de la Tierra, Dios a través de Su cuerpo de carne llamado Jesús, y dentro de ese cuerpo de carne estaba el cuerpo angelical de Jesucristo, llamado el Angel de Jehová. Por eso ustedes no encuentran en el Nuevo Testamento el nombre ‘Jehová,’ ni tampoco encuentran en el Nuevo Testamento el nombre: ‘el Angel de Jehová,’ ¿por qué? Porque Jehová (que es el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob) en Su cuerpo angelical, el Angel de Jehová, el Angel del Pacto, se hizo carne y habitó en medio del pueblo hebreo. Por eso San Pablo en Primera de Timoteo, capítulo 3, verso 16, dice: “*E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad:* *Dios fue manifestado en carne,* *Justificado en el Espíritu,* *Visto de los ángeles,* *Predicado a los gentiles,* *Creído en el mundo,* *Recibido arriba en gloria.”* ¿Quién fue el que fue recibido arriba en gloria? Dios, el cual fue manifestado en carne y habitó en toda Su plenitud en nuestro amado Señor Jesucristo. Por eso cuando le decían a Jesús... Felipe cuando le dice: “Señor, muéstranos al Padre y nos basta.” Jesús sorprendido por la petición de Felipe en el capítulo 14, versos 6 en adelante, dice: “*Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.* *Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto.”* ¿Y cómo estaban viendo al Padre? Estaban viendo al Padre vestido de carne humana, estaban viendo al Padre Celestial en un cuerpo de carne llamado Jesús, porque en Jesús habitó la plenitud de la deidad corporalmente, o sea, en un cuerpo de carne. “*Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta.* *Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre?* *¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras.”* ¿Dónde estaba morando el Padre? En Jesús, siendo que Dios creó al ser humano a Su imagen y a Su semejanza, si Dios está en Jesús en toda Su plenitud, si en Jesús está morando la plenitud de la deidad corporalmente, entonces ahí tiene que estar la imagen y semejanza de Dios, porque Dios creó al ser humano a Su imagen y a Su semejanza. Y ahora, ¿cuál es la imagen de Dios? El cuerpo angelical de Dios, que es llamado el Angel de Jehová, el cual es Cristo en Su cuerpo angelical. El cuerpo angelical de Cristo es la imagen del Dios Viviente; esta imagen del Dios Viviente, pertenece a la sexta dimensión, es la imagen del Dios Viviente un cuerpo angelical llamado el Angel de Jehová. En ese cuerpo angelical Jesucristo era antes que Abraham; y antes de toda la creación Jesucristo era en ese cuerpo angelical, y en Jesucristo en Su cuerpo angelical estaba Dios en toda Su plenitud; y desde el cuerpo angelical de Jesucristo Dios habló y creó los Cielos y la Tierra. Por eso Jesucristo es identificado como el Verbo que era con Dios y era Dios y creó todas las cosas. Y ahora, podemos ver que la creación del Universo, del mundo visible y también del mundo invisible, fue realizada por Dios a través de Jesucristo nuestro Salvador. Jesucristo en Su cuerpo angelical es el instrumento de Dios para llevar a cabo la creación del mundo invisible primero y del mundo visible después. Recuerden que el mundo invisible es antes que el mundo visible. San Pablo en Hebreos, capítulo 11, dice verso 3 en adelante (3 dice): “*Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.”* Antes de existir un planeta: el planeta Tierra y todos los planetas de todo el Universo, de todas las galaxias, antes de eso, todo eso existía en otra dimensión, en una dimensión invisible, y luego Dios de esa dimensión invisible trajo a materialización todo eso que fue creado en un mundo invisible. A ese mundo invisible a la vista humana pertenece el cuerpo angelical de Cristo, llamado el Angel de Jehová o Angel del Pacto, y que también es llamado el Verbo que era con Dios y era Dios. Y por cuanto Dios en Su Programa de Creación crea primero lo invisible y después lo visible, encontramos que por cuanto Jesucristo es el principio de la creación de Dios, vean, el origen ahí está, y en El se originó toda la creación. Y ahora, encontramos que por cuanto Cristo está en Su cuerpo angelical creando todas las cosas y Dios en ese cuerpo angelical creando todas las cosas, todo lo que El creó en el mundo invisible, encontramos que luego lo materializó creando el Universo completo, las galaxias. Ahora, antes de estar en el mundo invisible, en el mundo invisible, en el mundo de la sexta dimensión, donde las cosas eternas existen primero; ahora, antes de estar ahí en esa dimensión ¿dónde estaban? Más sencillo todavía, por ejemplo: antes del primer avión ser construido y levantar vuelo y salir de un aeropuerto y luego aterrizar, ¿dónde estaba eso antes? En la mente de un hombre, y de ahí pasó a la mente de otro hombre, y así por el estilo hasta que vino a existencia los aviones, los aeropuertos, los pilotos y todas estas cosas. Y ahora, antes de la creación de Dios estar en existencia comenzando en el mundo invisible, en el mundo espiritual, que es la sexta dimensión, ¿antes dónde estaba? En la mente de Dios. Toda la creación de Dios viene de la mente de Dios, porque Dios antes de salir el Verbo que era con Dios, salir de Dios, antes de eso Dios tuvo una eternidad pensando, planificando, haciendo el plano, el Programa de Su creación. Así que el tiempo para Dios crear las cosas es más corto que el que tomó para planificar toda Su creación. Y ahora, El habla a existencia a través de Jesús en Su cuerpo angelical, habla a existencia toda la creación: Angeles, Arcángeles, querubines, todas esas huestes celestiales, y luego habla a existencia también las galaxias; y todo eso viene a existencia pero no en la dimensión visible que tenemos nosotros, y luego pasa a la otra etapa: la etapa de materializar todo lo que El creó en una dimensión invisible; y comienza la creación invisible a materializarse, y comienzan las galaxias con todos sus sistemas solares y planetas a ser materializados y comienzan a aparecer; y así también sucedió con nuestro planeta Tierra. Ahora, encontramos que luego de la creación de todos esos sistemas galácticos, Dios ha colocado Angeles y Arcángeles para estar al cuidado de todo lo que Dios creó; pero el Creador y Sustentador es Dios por medio de Jesucristo, y por medio de Jesucristo también se mantiene toda la creación. El que sustenta toda la creación es Jesucristo nuestro Salvador, en el cual está Dios en toda Su plenitud. En Hebreos, capítulo 1 nos habla San Pablo en el verso, del verso 1 al 3, dice: “*Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,* *en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo* (¿quién es el heredero de todas la creación? Jesucristo nuestro Salvador) *y por quien asimismo hizo el universo.”* ¿Por quién, por medio de quién Dios hizo el universo? Por medio de Su Hijo Jesucristo, el cual en ese tiempo estaba en Su cuerpo angelical. “*el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia...”* ¿Ven? Jesucristo es la imagen misma de la sustancia de Dios, El es la imagen de Dios; la imagen de Dios es el cuerpo angelical de Dios que es Jesucristo en Su cuerpo angelical. “*Y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder.”* ¿Quién es el que sustenta todas las cosas con la Palabra de Su poder? El Hijo de Dios, Jesucristo nuestro Salvador, porque en El está Dios en toda Su plenitud. El cuerpo angelical de Jesucristo es el cuerpo angelical de Dios, es la imagen del Dios Viviente; y el cuerpo físico de Jesucristo de carne, el cual murió, resucitó y ascendió al Cielo victorioso y se sentó en el Trono de Dios, es la semejanza física de Dios, es el cuerpo físico de Dios. Ustedes pueden ver que en el Programa de Creación Dios Mismo está incluido. Y ahora, el cuerpo angelical de Dios es el cuerpo angelical de Jesucristo, y el cuerpo físico de Dios es el cuerpo físico de Jesucristo. Por eso Jesucristo, el cual es el Verbo que era con Dios y era Dios, y se hizo carne, es nada menos que el Templo de Dios, el cuerpo teofánico y el cuerpo físico de nuestro Dios Todopoderoso, del Dios invencible. En Jesucristo está Dios en toda Su plenitud en cuerpo angelical y cuerpo físico glorificado, en Jesucristo está Dios en imagen y en semejanza, porque Jesucristo es la imagen y semejanza de Dios. Y ahora, podemos comprender el misterio del ser humano siendo creado a imagen y semejanza de Dios. Por eso cuando aparece Dios en carne humana, el Verbo en carne humana y es conocido por el nombre de Jesús, podemos ver entonces que Dios manifestado en carne humana se parece ¿a quién? A todos los demás seres humanos, porque la semejanza física de Dios es Jesucristo, es como nuestra semejanza física. Ahora, el ser humano a imagen y semejanza de Dios, el ser humano a imagen de Dios es el ser humano en cuerpo espiritual, llamado también el espíritu del ser humano. El espíritu del ser humano es un cuerpo de otra dimensión, es un cuerpo invisible a la vista humana, aunque algunas veces algunas personas han visto ese cuerpo invisible, ese cuerpo espiritual, llamado el espíritu del ser humano. En algunas ocasiones cuando la persona ha muerto físicamente, algunas personas han visto que otra persona ha salido de ese cuerpo, es que ha salido el espíritu del cuerpo de esa persona, y el espíritu del cuerpo de esa persona es un cuerpo de otra dimensión, parecido al cuerpo físico pero de otra dimensión. Encontramos que con la caída del ser humano, el ser humano perdió el derecho y bendición de tener un cuerpo angelical igual al cuerpo angelical de Jesucristo y de esa dimensión de Jesucristo, que es la sexta dimensión. Y al nacer la persona en la Tierra, a causa de la caída del ser humano allá en el tiempo de Adán y Eva, el planeta Tierra, que es la herencia del ser humano aquí, se la arrebató el diablo a Adán y Adán perdió el derecho a traer los hijos e hijas de Dios escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo. Por lo tanto todo ser humano que nace en esta Tierra recibe un cuerpo mortal, corruptible y temporal, todo fue a causa de la caída del ser humano en el Huerto del Edén. También el ser humano recibe un espíritu del mundo en la permisiva voluntad de Dios, o sea, un espíritu de la quinta dimensión, que es la dimensión del diablo; ese espíritu inclina al ser humano hacia el mal. Por eso Cristo dijo en San Juan, capítulo 3, verso 1 en adelante a Nicodemo: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca de nuevo no puede ver el Reino de Dios.” Nicodemo le pregunta a Cristo: “¿Cómo puede hacerse esto? ¿Puede acaso el hombre ya siendo viejo entrar en el vientre de su madre y nacer de nuevo?” Cristo le dice: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca del Agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios.” Y ahora, Cristo revela a la raza humana que se requiere un nuevo nacimiento, porque con el nacimiento que nosotros obtenemos a través de nuestros padres terrenales, nacemos en el reino de las tinieblas; y al nacer en el reino de las tinieblas por consiguiente nacemos con un cuerpo mortal, corruptible y temporal en la permisiva voluntad de Dios, y obtenemos un espíritu del mundo, de esa dimensión del maligno. Y ahora, el que no nazca de nuevo no puede entrar al Reino de Dios, por lo tanto esto es algo muy serio de parte de Jesucristo. No es un asunto de que la persona sea buena o no sea buena, es un asunto de que se requiere nacer de nuevo del agua y del espíritu, para poder obtener un cuerpo espiritual angelical de la sexta dimensión, de la dimensión de Jesucristo nuestro Salvador. Y luego en el Día Postrero cuando Cristo termine Su Obra de Intercesión en el Cielo, Cristo resucitará a los creyentes en El que han muerto físicamente, los resucitará en cuerpos eternos, inmortales, incorruptibles y glorificados, como el cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador. Y a nosotros los que vivimos y permanecemos vivos hasta ese momento, ¿qué pasará con nosotros como creyentes? Seremos transformados, y entonces tendremos un cuerpo eterno y glorificado como el cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo; eso es una promesa para la Segunda Venida de Cristo. En Filipenses, capítulo 3, verso 20 al 21, dice San Pablo: “*Mas nuestra ciudadanía está en los cielos.”* ¿Cómo hemos obtenido nuestra ciudadanía en el Cielo? Al recibir a Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y recibir Su Espíritu Santo, hemos obtenido el nuevo nacimiento y hemos obtenido un cuerpo angelical teofánico de la sexta dimensión, que es la dimensión de Cristo, el Angel del Pacto o Angel de Jehová. Por lo tanto somos ciudadanos celestiales, nuestra ciudadanía está ¿dónde? En los Cielos. “*de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo, el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra...”* Recuerden que el cuerpo de la humillación nuestra es este cuerpo de carne, mortal, corruptible y temporal. “*el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya...”* O sea, para que sea un cuerpo glorificado el que El nos dará cuando nos transforme. Y nosotros decimos: “Y nosotros necesitamos ese cuerpo glorificado que El ha prometido para nosotros.” Porque en ese cuerpo glorificado como el cuerpo glorificado de Jesucristo seremos jovencitos, representando de 18 a 21 años de edad, y eso es para toda la eternidad. Ese cuerpo nuevo es inmortal, es incorruptible y no se pone viejo, es igual al cuerpo glorificado que tiene nuestro amado Señor Jesucristo, El resucitó en cuerpo glorificado y por eso Sus mismos discípulos no lo conocían. ¿Y saben ustedes una cosa? Ustedes que tienen familiares creyentes en Cristo que han partido (o sea, que han muerto físicamente), cuando ellos resuciten, si esos familiares suyos tenían: 40, 50, 60, 70, 80 ó 90 años ó 100 años, cuando ellos sean resucitados, serán resucitados en cuerpos glorificados, y ustedes no los van a conocer, a menos que conozcan el misterio de la resurrección que Cristo ha prometido que será en cuerpos eternos y glorificados y jovencitos para toda la eternidad. Por lo tanto los que están esperando la resurrección de sus familiares que han partido, que son creyentes en Cristo, recuerden: cuando resuciten les va a aparecer a ustedes una persona jovencita, ya si es su mamá o su abuela, será una joven que representará de 18 a 21 años de edad. O si está esperando a su abuelito: será en el nuevo cuerpo un jovencito de 18 a 21 años de edad, y ustedes podrán preguntarle, si les aparece y les dice: “¿Cómo estás mi nieta? He regresado como Cristo prometió en este Día Postrero, y me ha dado un nuevo cuerpo glorificado y jovencito como Su cuerpo glorificado y jovencito.” Y usted si le pregunta: “Pero, tú no puedes ser mi abuelo porque cuando tú terminaste tus días en la Tierra nosotros enterramos un cuerpo ya bastante avanzado en edad, lo que enterramos fue un viejito.” Recuerden: el alma no tiene edad, el alma no se pone vieja ni el cuerpo angelical tampoco, solamente el cuerpo físico porque es temporal, corruptible y lo hemos obtenido por un propósito divino, para que al estar nosotros en esta dimensión terrenal busquemos a Cristo, lo recibamos como nuestro Salvador, lavemos nuestros pecados en Su Sangre, seamos bautizados en agua en Su Nombre y recibamos Su Espíritu Santo, y así recibimos el nuevo nacimiento y obtenemos un cuerpo angelical, y así entramos al Programa de Redención y por consiguiente al Programa de la creación de una Nueva Raza con Vida eterna. Y ahora, en esta Nueva Raza con Vida eterna entran los creyentes en Cristo, porque Cristo es el Segundo Adán. Y ahora, el Segundo Adán está teniendo hijos con Vida eterna, la muerte entró por un hombre: Adán; pero por un hombre: Jesucristo, el Segundo Adán entró la Vida eterna y la resurrección para los seres humanos, por lo tanto todo ser humano necesita a Jesucristo nuestro Salvador. Cristo dijo: “Yo soy el camino, la verdad, y la vida; y nadie viene al Padre, sino por mí.” Por lo tanto todo ser humano necesita a Cristo si quiere vivir eternamente; pero si no quiere vivir eternamente la persona, entonces no necesita a Cristo, se puede quedar en el reino de las tinieblas, porque ahí en el reino de las tinieblas lo que hay es muerte; y no hay promesas de Vida eterna en el reino de las tinieblas. Y ahora, ¿cómo pueden salir las personas del reino de las tinieblas donde lo que impera es la muerte? Porque el ángel de la muerte, que es el diablo, es el rey de esa dimensión, de esa quinta dimensión. Y así como faraón tenía esclavizado al pueblo hebreo pero Dios lo libertó por medio del Profeta Moisés, ahora, el diablo que es el faraón del reino de las tinieblas, de la quinta dimensión, del infierno, ha tenido esclavizados a los seres humanos, como tuvo el faraón de Egipto esclavizado al pueblo hebreo. Y ahora, así como Dios llevó a cabo un Primer Exodo a través de Su cuerpo angelical, llamado el Angel de Jehová, el cual se manifestó en y a través del Profeta Moisés, y libertó al pueblo hebreo y los llevó a la tierra prometida; ahora, hay un Segundo Exodo, el cual el Angel de Jehová, que es Jesucristo en Su cuerpo angelical, llevaría a cabo, para lo cual se tuvo que hacer carne en medio de la raza humana, hacerse hombre en esta dimensión terrenal, y fue conocido por el nombre de Jesús, Jesucristo nuestro Salvador. Y ahora, vean este Segundo Exodo aquí en Colosenses, capítulo 1, versos 12 en adelante, dice: “*Con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz.”* Hay una herencia y pertenece a los santos en luz, los hijos e hijas de Dios que están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. “*el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo.”* Y aquí tenemos el Segundo Exodo: Cristo libertando a todas las almas que están escritas en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, sacándolas del reino de las tinieblas, del reino del diablo, y colocándolas ¿dónde? En Su Reino, el Reino de Jesucristo nuestro Salvador, que es el Reino de luz, de paz, de amor, de felicidad, el único Reino en donde hay Vida eterna; ese Reino es un Reino de y con Vida eterna, porque es el Reino de Jesucristo nuestro Salvador, el cual es la Vida, por lo tanto es el único Reino donde hay Vida eterna. Y para ser parte de ese Reino hay que recibir a Cristo nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en agua en Su Nombre y recibir Su Espíritu Santo; y así nacemos en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador y obtenemos un cuerpo angelical de la sexta dimensión, un cuerpo angelical como el cuerpo angelical de Cristo, llamado el Angel de Jehová o Angel del Pacto. Y así es como los creyentes en Cristo obtienen Su Angel; cada creyente en Cristo tiene un Angel, es Su cuerpo angelical que Cristo le da. Cristo hablando de estos Angeles los comparó con los espíritus o Angeles de los niños, y dijo, hablando de los niños dijo: “Sus Angeles ven el rostro de mi Padre cada día.” Cuando Pedro estuvo preso y fue libertado por el Angel del Señor, y luego tocó la puerta de los que estaban orando por él en la casa de Juan Marcos, salió una joven llamada Rode a abrir la puerta; pero al ver que era Pedro, al escuchar que era Pedro de gozo no abrió la puerta y regresó a los que estaban en la casa y les dijo: “¡Es Pedro el que está llamando a la puerta!” Ellos le decía a la joven Rode: “Tú estás loca, no es Pedro, ¡es su Angel!” ¿Ven que ellos sabían que cada creyente en Cristo tenía un Angel?, ese Angel es el cuerpo angelical de la persona que ha recibido al recibir a Cristo como su Salvador y recibir el Espíritu de Cristo. Y ahora, cuando la persona creyente en Cristo muere físicamente aquí en la Tierra, sigue viviendo en ese cuerpo angelical de la sexta dimensión. La sexta dimensión es el Paraíso. El que no es creyente en Cristo cuando muere físicamente, sigue viviendo pero en el cuerpo espiritual de la quinta dimensión, y la quinta dimensión es el infierno. Por lo tanto la persona pasa a la quinta dimensión, que es el infierno, y sigue viviendo en su cuerpo espiritual pero de la quinta dimensión, del reino de las tinieblas. Pero, ¿qué se puede hacer para sacarlos de allí? Esperar a que llegue el tiempo del juicio final después del Reino Milenial, y saldrá de allí para presentarse ante Dios, ante el Trono Blanco para ser juzgado. Cada persona ha tenido la oportunidad de recibir a Cristo como su Salvador, lavar sus pecados en la Sangre de Cristo y ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y recibir el Espíritu Santo y obtener el nuevo nacimiento. El que no ha aprovechado esa oportunidad lamentablemente no ha obtenido el cuerpo angelical de la sexta dimensión; por lo tanto no tiene con qué ir a la sexta dimensión, que es el Paraíso, no tiene con qué ir al Cielo, no tiene un cuerpo celestial de la dimensión de Cristo, por lo tanto no puede ir a la sexta dimensión, a la dimensión de Cristo, a la dimensión del Reino de Jesucristo; tiene entonces que ir a la dimensión quinta de la cual tiene el cuerpo espiritual que recibió cuando nació en la Tierra. Cuando nació su cuerpo físico en la Tierra entró en él un espíritu del mundo, de la quinta dimensión. Por eso es tan importante las palabras de Cristo: “El que no nazca de nuevo, no puede ver el Reino de Dios. El que no nazca del Agua y del Espíritu no puede entrar al Reino de Dios.” Y si no puede entrar al Reino de Dios, ¿a qué reino pertenece entonces? Al reino de Lucero, que es llamado el diablo y Satanás. Ahora, es como el pueblo hebreo: el pueblo hebreo estaba en Egipto esclavizado ¿pertenecían a qué reino? Al reino del faraón; pero Cristo en Su cuerpo angelical, llamado el Angel de Jehová, libertó al pueblo hebreo a través del Profeta Moisés, y los llevó a la tierra prometida y se establecieron allí como un Reino de Dios. El reino hebreo es el reino terrenal de Dios, por eso tiene el Trono de David, que es el Trono al cual Jesucristo es heredero, así lo dijo el Arcángel Gabriel a la virgen María en el capítulo 1, verso 30 al 36 de San Lucas, dice que María tendría un hijo y sería llamado Hijo de Dios, y Dios le daría el Trono de David Su Padre, y reinaría por toda la eternidad, para siempre. El reino del pueblo hebreo y el Trono de David, el Reino de David y el Trono de David es el Reino de Dios en la Tierra; por eso los discípulos de Jesucristo le preguntaban: “¿Restaurarás tú el Reino a Israel en este tiempo?” Antes de Cristo irse. Pero por cuanto ellos no eran los que tenían que conocer ese misterio de la venida y restauración del Reino de Dios a la Tierra, Cristo les dijo que no le tocaba a ellos saber los tiempos y las sazones que el Padre puso en Su sola potestad, porque todo esto corresponde al tiempo final en el cual nosotros vivimos; en este tiempo a nosotros Dios nos abre las Escrituras y nos muestra estos misterios. Ahora, el Trono Celestial de Dios es el Trono donde se sentó Jesucristo cuando ascendió al Cielo victorioso, para ascender victorioso al Cielo pues tuvo que tener una batalla en contra del diablo, lo cual encontramos desde que estuvo en el Getsemaní, luego cuando fue crucificado y luego cuando murió y fue al infierno en el cuerpo espiritual. ¿Que Cristo fue en espíritu al infierno? Claro que sí. “No dejarás mi alma en el infierno,” dice uno de los Salmos y también dice el libro de los Hechos, capítulo 2. Capítulo 2, verso 29 en adelante del libro de los Hechos, dice: “*Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy.* *Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono,* *viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades* (o sea, en el infierno)*, ni su carne vio corrupción.* *A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos.* *Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís.* *Porque David no subió a los cielos; pero él mismo dice:* *Dijo el Señor a mi Señor:* *Siéntate a mi diestra,* *Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.* *Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.”* Por eso a Jesús se le dice: “SEÑOR JESUCRISTO,” porque Dios le ha hecho Señor y Cristo, porque en Jesús está toda la plenitud de Dios, toda la plenitud de la divinidad. Y si está en Jesús toda la plenitud de la divinidad, en Jesús está el Padre y está el Espíritu Santo. ¿No dice Jesús que el Padre está en El? Claro que sí. ¿No dice la Escritura que cuando Jesús fue bautizado vino el Espíritu Santo en forma de paloma sobre Jesús y posó sobre El y permaneció en El? Ahora, encontramos que estando el Padre y el Espíritu Santo en Jesús, El es Señor y Cristo, por lo tanto El es Padre, Espíritu - Padre, Hijo y Espíritu Santo. Ahora, podemos ver que en Jesucristo está el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, porque está en El la plenitud de Dios, la plenitud de la divinidad. Por eso decía: “El Padre que mora en mí.” ¿Dónde moraba el Padre? En Jesús, Dios se había hecho carne, se había hecho hombre en la persona de Jesucristo nuestro Salvador, y estaba visitando la raza humana en carne humana, Emanuel —Dios con nosotros— como dice el Profeta Isaías en el capítulo 7, verso 14: “*Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?* *Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.* *Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.* *Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.* *Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.”* Y en el verso 47 de este mismo capítulo 2 del libro de los Hechos, dice que ellos estaban ¿cómo?: “*Alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.”* Los que han de ser salvos son añadidos a la Iglesia del Señor Jesucristo, reciben a Cristo como su Salvador, lavan sus pecados en la Sangre de Cristo arrepentidos de sus pecados, y son bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo les da Su Espíritu Santo y obtienen el nuevo nacimiento y así nacen en el Reino de Cristo y pertenecen a Cristo y Su Reino. Así es como son libertados de las tinieblas, del reino de las tinieblas, del reino de diablo todos los creyentes en Cristo. En el capítulo 13, verso 47 al 49 dice... del libro de los Hechos, capítulo 13, verso 47 al 49, hablando San Pablo dice: “*Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo:* *Te he puesto para luz de los gentiles,* *A fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra.* *Los gentiles, oyendo esto, se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor, y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna.”* O sea, que los que han de creer en Cristo como nuestro Salvador están ordenados para Vida eterna, ¿desde cuándo están ordenados? Desde antes de la fundación del mundo, estaban en la mente de Dios cuando Dios estaba llevando a cabo, preparando Su Programa de Creación. Y cuando son materializados aquí en la Tierra, reciben a Cristo como su Salvador, son las ovejas que el Padre le dio para que les dé Vida eterna. Y Cristo dice: “Mis ovejas oyen mi voz y me siguen.” También El dice: “También tengo otras ovejas que no son de este redil, las cuales también debo traer; y oirán mi voz, y habrá un rebaño y un pastor.” San Juan, capítulo 10, versos 14 al 16. ¿Cómo van a escuchar la Voz de Cristo? Es Cristo en Espíritu Santo de etapa en etapa hablando por los Mensajeros que El envía con el Mensaje del Evangelio, para que así las personas sepan que están en la Tierra por un propósito divino, y conozcan la forma de salir del reino de las tinieblas para ser colocados en el Reino Dios Jesucristo nuestro Salvador, lo cual es creyendo en Jesucristo como nuestro Salvador, lavando nuestros pecados en Su Sangre, siendo bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo (como dice aquí San Pedro), y entonces Cristo da a la persona el Espíritu Santo, el bautismo del Espíritu Santo, y la persona obtiene el nuevo nacimiento y nace en el Reino de Cristo, nace en la sexta dimensión, obtiene un cuerpo angelical de la sexta dimensión y ya está nacido en la sexta dimensión. Recuerden que siempre que hay un nacimiento un cuerpo tiene que haber nacido, si es un nacimiento espiritual, pues un cuerpo espiritual tiene que haber nacido, y ese cuerpo espiritual es el cuerpo espiritual, llamado el Angel de cada persona, es el cuerpo angelical teofánico que Cristo da a cada persona creyente en El, un cuerpo de la misma dimensión del cuerpo angelical de Jesucristo. Y también nos dará un cuerpo físico glorificado igual a Su cuerpo físico glorificado, para que así todos seamos a Su imagen y a Su semejanza. El ser humano con la caída en el Huerto del Edén perdió la imagen y semejanza de Dios. “Por cuanto todos pecaron (estando representados en Adán), todos fueron destituidos de la gloria de Dios,” y perdieron el derecho a tener un cuerpo angelical primero de la sexta dimensión y luego un cuerpo físico eterno. Pero el Segundo Adán nos liberta del reino de las tinieblas y nos coloca en Su Reino, nos da el nuevo nacimiento y nos da Su Espíritu Santo y obtenemos un cuerpo angelical de la sexta dimensión, y nos dará un cuerpo físico glorificado y eterno y jovencito, igual a Su cuerpo glorificado, y este cuerpo será para toda la eternidad. Usted podrá verse en el espejo cuando lo reciba y decir: “Estoy jovencito, como yo quería estar.” Y podrá mirarse cuando transcurra un millón de años y podrá decir: “Me veo igual a como me vi un millón de años atrás.” ¿Por qué? Porque es un cuerpo glorificado y eterno, como el cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo. Cuando el Señor ascendió al Cielo victorioso en Su cuerpo glorificado, ascendió y se sentó en el Trono de Dios, y todavía está tan jovencito como cuando ascendió al Cielo; porque en el cuerpo glorificado y eterno la persona no se pone vieja, esa es la clase de cuerpo más importante que hay para las personas, la misma clase de cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo. Hay cuerpo físico también, el cual tenemos y el cual es mortal, corruptible y temporal; esta clase de cuerpo que hemos obtenido a través del nacimiento físico a través de nuestros padres, el cual es en la permisiva voluntad de Dios. Y hay cuerpo espiritual también. El espíritu del ser humano es un cuerpo de otra dimensión. Ahora, les había dicho que nuestro amado Señor Jesucristo fue al infierno, les leí en lo que dijo San Pedro en el capítulo 2, versos... versos... vamos a ver versos 29 en adelante; y ahora vean lo que nos dice San Pedro nuevamente en Primera de Pedro, capítulo 3, verso 18 en adelante, dice: “*Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu;* *en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados.”* Cuando Cristo murió, lo que murió fue Su cuerpo de carne, por lo tanto el cuerpo de carne de Dios en donde Dios estaba habitando fue lo que murió, para llevar a cabo la Obra de Redención y con la Sangre de ese cuerpo ser limpiados los pecados de todos los que creerían en Cristo como nuestro Salvador. Pero Cristo no murió en Su cuerpo angelical llamado el Angel de Jehová o Angel del Pacto, cuerpo que es de la sexta dimensión, de otra dimensión; en ese cuerpo Cristo bajó al infierno y llevó allí nuestros pecados al infierno y los dejó allí, y dice que le predicó a los espíritus encarcelados. “*...los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua.”* Y ahora, le predicó a los ante-diluvianos que estaban en su cuerpo espiritual, pero cuerpo espiritual de la quinta dimensión, de la dimensión de las tinieblas, de la dimensión del diablo. Esa dimensión del diablo es el infierno. Y ahora, Cristo fue al infierno a causa de nuestros pecados, y toda persona que tenga pecados al morir va al infierno. ¿Y cómo puede hacer para no ir al infierno? Pues lavar sus pecados en la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador, para que entonces no tenga que ir al inferno, y vaya al Cielo, a la sexta dimensión, y allí en el Cielo en la dimensión celestial permanezca hasta que llegue el momento de la resurrección de los muertos en Cristo en cuerpos nuevos, en cuerpos glorificados. ¿Ven lo fácil que es evitar ir al inferno? Jesucristo tiene la solución al problema del pecado del ser humano, y ninguna otra persona tiene la solución a ese problema. Y Cristo no le cobra ni un centavo a las personas por lavarlo con Su Sangre y luego bautizarlo con Su Espíritu Santo, es gratuitamente la salvación para todo ser humano. Y ahora, hemos visto que Cristo fue al infierno y predicó a las almas, a los espíritus encarcelados allí que fueron desobedientes en el tiempo de Noé, por incrédulos fueron al infierno cuando murieron, cuando el diluvio los destruyó a todos. Los incrédulos son los que van al infierno, los creyentes en Cristo van al Cielo cuando terminen sus días aquí en la Tierra. Los creyentes en Cristo son no solamente los que dicen: “Yo creo en Cristo,” son los que reciben a Cristo como su Salvador, lavan sus pecados en la Sangre de Cristo arrepentidos de sus pecados, y son bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y Cristo les da Su Espíritu Santo y obtienen el nuevo nacimiento, y obtienen una transformación interior y obtienen así un cuerpo angelical de la sexta dimensión, de la dimensión llamada el Paraíso, esa dimensión es la dimensión del Angel de Jehová, que es Cristo en Su cuerpo angelical. Y toda persona quiere ir al Cielo, y vean lo sencillo que es ir al Cielo, es más sencillo que ir de aquí a Valparaíso, porque para ir de aquí a Valparaíso usted necesita ir en un autobús o en algún otro medio de transportación, y tiene que pagar lo que vale el viaje, o si tiene auto pues tiene que pagar la gasolina y tiene que pagar también los peajes de los túneles que hay (o sea, tiene un gasto). PERO PARA IR AL CIELO NO GASTA NI UN CENTAVO, YA EL PRECIO QUE TENÍA QUE SER PAGADO PARA NUESTRA SALVACIÓN LO PAGÓ NUESTRO AMADO SEÑOR JESUCRISTO. Y ahora, continuemos en Colosenses, capítulo 1, donde dice: “*Con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz;* *el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo,* *en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.”* En ninguna otra persona usted encontrará el perdón de sus pecados, solamente en Jesucristo nuestro Salvador, y en ningún lugar y en ninguna otra persona usted encontrará algo que pueda limpiarlo a usted de todo pecado, solamente en la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador. Por lo tanto, no ponga sus esperanzas en ninguna otra cosa y en ninguna otra persona, solamente en Jesucristo nuestro Salvador. “*El es la imagen del Dios invisible...”* ¿Ven que Jesucristo es la imagen del Dios invisible? Y la imagen del Dios invisible es el cuerpo angelical de Jesucristo llamado el Angel de Jehová o Angel del Pacto; y El también es la semejanza física del Dios invisible. El cuerpo físico de Jesucristo, el cual luego fue glorificado, es la semejanza física de Dios, del Dios invisible: “A Dios nadie le vio jamás, el unigénito hijo que está en el Seno del Padre El le declaró (o sea, le dio a conocer).” Se manifestó a través de Jesucristo y fue dado a conocer el Dios invisible a través de nuestro amado Señor Jesucristo. “*El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.”* ¿Ven que Jesucristo es el primogénito de toda creación?, es el primero, Su cuerpo angelical fue el primero que vino a existencia, y luego el cuerpo físico de Jesucristo es el primer cuerpo eterno, el primer cuerpo creado por Dios que fue glorificado y se sentó en el Trono de Dios. Por eso en Apocalipsis, capítulo 3, verso 14, dice que Jesucristo es el principio de la creación de Dios, y aquí también lo leímos en este pasaje, leímos que Jesucristo es el Primogénito de toda creación. Sigue diciendo: “*Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él* (¿y para quién?) *y para él.”* El es el heredero de toda creación, y por medio de El Dios llevó a cabo toda la creación. “*Y él es antes de todas las cosas.”* ¿Ven que Jesucristo es antes de todas las cosas? Por eso podía decirle a los hebreos: “Antes que Abraham fuese, yo soy.” “*Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten;* *y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia...”* ¿Ven? Jesucristo es la cabeza de la Iglesia, El es el principio de esa Nueva Raza, de esa nueva creación con Vida eterna. Recuerden que la Iglesia del Señor Jesucristo es una Nueva Raza que Dios está creando por medio de Jesucristo, una Nueva Raza con Vida eterna, y lo primero que nos da con Vida eterna es el cuerpo angelical, y luego nos dará el cuerpo físico glorificado. “*...y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia;* *por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud,* *y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos* (o sea, las cosas, lo visible y lo invisible)*.”* La reconciliación de todas las cosas viene por medio de Jesucristo nuestro Salvador. Por medio de Jesucristo es que somos reconciliados con Dios, con el Dios invencible. “*...haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.”* Y ahora, la reconciliación del ser humano con Dios es por medio de Jesucristo nuestro Salvador. Y ahora, Dios es el Dios invencible, y Dios en Su cuerpo angelical llamado el Angel de Jehová o Angel del Pacto, es el Dios invencible en cuerpo teofánico. Y Dios en el cuerpo físico de Jesús es el Dios invencible también. Por eso Cristo nos dice en Apocalipsis, capítulo 1 (nos dice capítulo 1, verso 8). “*Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.”* El es el Todopoderoso, Dios en Su cuerpo angelical y Dios en Su cuerpo físico glorificado es el Dios Todopoderoso, y el Dios Todopoderoso manifestado en cuerpo angelical y en cuerpo físico es Jesucristo nuestro Salvador. Por eso en el Nuevo Testamento ya no se menciona el Nombre de Jehová, porque el Jehová del Antiguo Testamento es el Jesucristo del Nuevo Testamento, el Angel de Jehová en el Antiguo Testamento es en el Nuevo Testamento nuestro amado Señor Jesucristo. Y ahora, podemos ver el misterio del Dios invencible, por eso Dios a través de Jesucristo obtuvo la gran victoria en el Amor Divino, y por eso es que en Apocalipsis, capítulo 1, verso 17 al 18, dice: “*Cuando le vi, caí como muerto a sus pies* (o sea, cuando Juan vio a Jesucristo)*, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último;* *y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades* (o sea, de la muerte y del infierno)*.”* Por eso en esta batalla que tuvo en el infierno en contra del diablo obtuvo la gran victoria, y quitó al diablo las llaves del infierno y de la muerte y entonces pasó Cristo del infierno al Paraíso donde estaban Abraham, Isaac, Jacob y todos los santos del Antiguo Testamento, y luego el domingo de resurrección resucitó y con El resucitaron los santos del Antiguo Testamento. Eso está en San Mateo, capítulo 27, verso 51 al 53, donde dice: “*Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron;* *y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron;* *y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de él, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos.”* Aquí tenemos los santos del Antiguo Testamento que habían ofrecido a Dios los sacrificios y habían sido cubiertos con la sangre de aquellos sacrificios, porque aquellos sacrificios representaban el Sacrificio de Cristo; pero la sangre de aquellos animalitos no podía quitar el pecado, solamente lo cubría. Pero cuando Cristo murió en la Cruz del Calvario como el Cordero de Dios que quitaría el pecado del mundo, entonces los santos del Antiguo Testamento fueron limpiados por la Sangre de Cristo. Y esa Sangre es tan efectiva que todavía sigue limpiando de todo pecado a los que reciben a Cristo como su Salvador y lavan sus pecados en la Sangre de Cristo, y son bautizados en agua en Su Nombre, y Cristo les da Su Espíritu Santo y obtienen el nuevo nacimiento. Y así es como el Dios invencible obtuvo la gran victoria allá en el infierno a través de Su cuerpo angelical, y luego resucitó Su cuerpo que había sido crucificado, lo resucitó glorificado, y no lo conocían los discípulos de Jesucristo ni María Magdalena, ni las otras Marías tampoco lo conocían, porque había resucitado glorificado. Así será la resurrección de los muertos en Cristo: serán resucitados en cuerpos glorificados, por lo tanto serán jovencitos los que aparecerán en la resurrección; cuando los veamos seremos transformados nosotros y recibiremos el cuerpo glorificado nosotros, el cuerpo jovencito y eterno para vivir en él por toda la eternidad. Y luego de cierto tiempo aquí en la Tierra así como Cristo luego de resucitar con los santos del Antiguo Testamento estuvo 40 días en la Tierra, nosotros estaremos unos 30 ó 40 días en la Tierra, y habrá una manifestación plena del poder de Dios a través de todos los escogidos que estarán en cuerpos glorificados, y después nos iremos con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo. En ese cuerpo físico glorificado, el cuerpo angelical que El nos ha dado, es que iremos a la séptima dimensión, la dimensión de Dios, con nuestro amado Señor Jesucristo. Ahora, cuando Cristo ascendió al Cielo los santos del Antiguo Testamento ascendieron con El al Cielo, por eso en este Salmo que leímos nos habla del Rapto de Cristo en Su Primera Venida con los santos del Antiguo Testamento, y nos habla del Rapto de los escogidos de Dios del Día Postrero, de la Iglesia de Jesucristo, que serán raptados (o sea, arrebatados al Cielo con Cristo) para ir a la Cena de las Bodas del Cordero, a la Casa de nuestro Padre Celestial. “*Alzad , oh puertas, vuestras cabezas,* *Y alzaos vosotras, puertas eternas,* *Y entrará el Rey de gloria.”* Así van hablando, proclamando los santos del Antiguo Testamento que iban con Cristo cuando Cristo ascendió al Cielo, y desde el Cielo dicen, preguntan: “*¿Quién es este Rey de gloria?* (Y los santos que van con Cristo dicen:) *Jehová el fuerte y valiente,* *Jehová el poderoso en batalla.”* Había obtenido la victoria en esa batalla que tuvo en contra del diablo allá en el infierno, y había obtenido las llaves del infierno y de la muerte. Por eso pudo resucitar y con El los santos del Antiguo Testamento; y entraron (Cristo con los santos del Antiguo Testamento) al Cielo, y Cristo se sentó en el Trono del Padre en el Cielo. Por eso El decía luego de resucitado: “Todo poder me es dado en el Cielo y en la Tierra.” Y ahora, verso 9 y 10, dice: “*Alzad, oh puertas, vuestras cabezas.”* Ya la primera parte que leí ya se cumplió en la Primera Venida de Cristo y resurrección y ascensión de Cristo al Cielo con los santos del Antiguo Testamento. Ahora falta el Rapto o arrebatamiento de los santos del Nuevo Testamento y los santos de la Iglesia de Jesucristo, que irán con Cristo a la Casa de nuestro Padre Celestial, a la Cena de las Bodas del Cordero, y esto está aquí donde dice: “*Alzad, oh puertas, vuestras cabezas,* *Y alzaos vosotras, puertas eternas,* *Y entrará el Rey de gloria.”* Así proclaman los santos del Nuevo Testamento cuando sean resucitados en cuerpos eternos y cuando nosotros seamos transformados, luego cuando estemos ascendiendo con Cristo se abrirán las puertas eternas y entraremos a eternidad, y entraremos a la séptima dimensión, la dimensión eterna. “*Y alzaos vosotras, puertas eternas,* *Y entrará el Rey de gloria.”* ¿Quién es el Rey de la gloria? Todos sabemos que es Jesucristo nuestro Salvador. “*¿Quién es este Rey de gloria?* *Jehová de los ejércitos,* *El es el Rey de la gloria.”* Y ahora, Jehová de los ejércitos del Antiguo Testamento es el Jesucristo del Nuevo Testamento; el Jehová del Antiguo Testamento en Su cuerpo angelical es el Jesucristo del Nuevo Testamento manifestado en Su cuerpo físico el cual fue glorificado, ese es nuestro Rey, nuestro amado Señor Jesucristo, y el es el Dios invencible. Por lo tanto El obtendrá para nosotros la victoria, resucitará a los muertos creyentes en El y nos transformará a nosotros los que vivimos, y luego nos iremos con El a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo; y así estaremos siempre con el Señor Jesucristo, tanto en el Cielo en ese tiempo que vamos a estar en la Cena de las Bodas del Cordero, y después cuando regrese Cristo a la Tierra para establecer Su Reino, regresaremos con El y reinaremos con Cristo por el milenio y por toda la eternidad, como Reyes y Sacerdotes y Jueces de ese Reino de Dios que será establecido en este planeta Tierra. Y ahora, hemos visto que esto va a ser así ¿por qué? Porque el que ha prometido hacerlo es el Dios invencible. No importa los obstáculos, los problemas que el diablo ponga delante del Programa de Dios para impedir que Dios cumpla Su Programa, no tendrá éxito el diablo, sino que Dios llevará a cabo Su Programa, y tendremos cuerpos eternos y reinaremos por el milenio y por toda la eternidad, porque Dios es el Dios invencible y El es el que prometió hacer esto. Por lo tanto, estamos seguros en Jesucristo, y viviremos con Cristo por toda la eternidad en cuerpos eternos y glorificados. Por lo tanto, si usted no ha recibido a Cristo como su Salvador, es tiempo que lo haga antes que terminen sus días en esta Tierra; porque si terminan sus días en la Tierra y usted no ha recibido a Cristo, recuerde que irá al reino de las tinieblas, que es el infierno, el reino del diablo, el reino de Satanás. Pero si usted quiere ir al Cielo tiene que recibir a Cristo como su Salvador, lavar sus pecados en la Sangre de Cristo arrepentido de sus pecados y ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo le dará Su Espíritu Santo, el bautismo del Espíritu Santo, y así obtendrá el nuevo nacimiento y así nacerá en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador y recibirá un cuerpo angelical de la sexta dimensión; y luego cuando Cristo resucite a los muertos creyentes en El en cuerpos glorificados, le dará a usted un cuerpo físico glorificado, lo transformará a usted y a todos nosotros también. Por lo tanto podemos ver la importancia de recibir a Cristo como nuestro Salvador, siendo que El es el Dios invencible, El es el Rey de la gloria. Si quiere usted ir a la gloria, pues tiene que ir con Cristo, que es el Rey de la gloria, para poder estar en Su Reino, el Reino de gloria, el cual luego será establecido físicamente en el planeta Tierra en medio del pueblo hebreo, y desde ahí gobernará sobre todas las naciones; y así será restaurado el Reino y Trono de David en el cual Cristo se sentará y gobernará por mil años y luego por toda la eternidad. Y todos queremos estar en ese Reino de Jesucristo nuestro Salvador, y ya hemos visto cómo tenemos que hacer para estar en ese Reino glorioso de Jesucristo nuestro Salvador, para estar en el Reino glorioso del Dios invencible. “**EL DIOS INVENCIBLE.”** Ese ha sido nuestro tema, y hemos visto al Dios invencible Creador de los Cielos y de la Tierra, el cual se ha manifestado por medio de Cristo, el Angel del Pacto en Su cuerpo angelical, y luego en Cristo en Su cuerpo físico el cual murió, resucitó glorificado y se sentó en el Trono de Dios en el Cielo. “**EL DIOS INVENCIBLE.”** Ese es Dios en Cristo nuestro Salvador. Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta noche, dándoles testimonio de: **“EL DIOS INVENCIBLE.”** ***Que las bendiciones del Dios invencible, nuestro amado Señor Jesucristo, sean sobre todos ustedes y sobre mí también; y que pronto se complete el número de los escogidos de Dios en el Reino de Cristo, y pronto Cristo se levante del Trono del Padre, resucite a los muertos creyentes en El y nos transforme a nosotros los que vivimos, y nos lleve con El a la Cena de las Bodas del Cordero, a la Casa de nuestro Padre Celestial. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.*** Bueno, muchas gracias por vuestra amable atención, y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de Jesucristo, el Dios invencible. Con nosotros nuevamente el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín, para finalizar nuestra parte en esta ocasión. El domingo estaré a las 10:00 de la mañana, 9:30 a 10:00 de la mañana en el lugar que el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín les va informar, para que todos los que desean continuar escuchando la Palabra de Dios y así poder entender estos misterios del Reino de Jesucristo, podamos estar allí y escuchar el tema que tendremos para el domingo en la mañana, que será: “CAMINANDO EN EL CAMINO CORRECTO.” Y todos queremos caminar en el camino correcto, porque todos queremos ir al Cielo; y ese es el deseo de Jesucristo: llevarnos al Cielo, a la Casa de nuestro Padre Celestial. Bueno, ya tenemos al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín con nosotros para finalizar nuestra parte en esta ocasión. Que Dios les bendiga, muchas gracias por vuestra amable atención, y pasen todos muy buenas noches. “**EL DIOS INVENCIBLE.”**