--- title: 'La Sangre del Pacto Eterno' date: 2002-03-31 activity: 2 place: city: Cayey state: country: PR duration: 00:58:40 public: false youtube: translations: files: --- Muy buenas tardes, amados hermanos y amigos presentes; es para mí de grande bendición estar con ustedes en esta ocasión, para conmemorar la muerte, sepultura y resurrección de nuestro amado Señor Jesucristo y el Nuevo Pacto establecido por Cristo, en donde El en la última cena, dijo (cuando partió el pan y lo bendijo, lo bendijo y partió el pan), dijo: “Comed, este es mi Cuerpo que por vosotros es partido.” Y tomando la copa de vino bendijo dando gracias a Dios, y dijo: “Tomad, esta es la Sangre del Nuevo Pacto, esta es mi Sangre del Nuevo Pacto que por vosotros es derramada.” Y también dijo: “Haced esto en memoria de mí.” Esta es una tarde muy especial para todos nosotros, y siendo domingo de resurrección tiene un significado muy grande esta tarde en la cual tomaremos la Santa Cena. Leemos en San Mateo, capítulo 26, verso 26 al 29, donde nos narra San Mateo la última cena, dice: “*Y mientras comían, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo.* *Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos;* *porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados.* *Y os digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre.”* La Santa Cena fue muy importante, esta última cena, porque fue la cena en donde Cristo abiertamente tipificó Su Cuerpo en el pan y Su Sangre en el vino, y habló del Nuevo Pacto que sería establecido, y habló de la Sangre del Nuevo Pacto. Y ahora, Dios había hablado acerca de un Nuevo Pacto que establecería con el pueblo de Dios, el pueblo hebreo, y por consiguiente para todo ser humano sería este Nuevo Pacto. Ahora, el Nuevo Pacto y la Sangre del Nuevo Pacto es algo muy importante, porque no hay pacto si no está la Sangre de ese Pacto que Dios establece con el pueblo. “**LA SANGRE DEL PACTO ETERNO.”** Ese es nuestro tema para lo que hemos de hablar con relación a la Santa Cena, y está en Hebreos, capítulo 13, verso 20 al 21, donde dice: “*Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno,* *os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.”* Siendo que hay un Pacto eterno y una Sangre: la Sangre del Pacto eterno, es muy importante estar dentro de ese Pacto eterno. “**LA SANGRE DEL PACTO ETERNO.”** Este es el Pacto al cual tenían que entrar todos los descendientes de Adán, pero dice la Escritura que Adán y Eva pecaron en el Huerto del Edén, y por consiguiente violaron el Pacto establecido por Dios. Y Oseas, dice... Oseas, capítulo 6... capítulo 6, verso 7, dice: “*Mas ellos, cual Adán, traspasaron el pacto.”* ‘Cual Adán,’ porque Adán traspasó el Pacto divino en donde tenían Vida; al traspasar el Pacto perdió el derecho a la Vida eterna, y fue cancelado ese Pacto, pues vean, fue violado por Adán; y el Título de Propiedad, que es el libro de los Siete Sellos, el cual tenía Adán para traer todos esos hijos e hijas de Dios que están escritos allí, traerlos a existencia, le fue quitado el Título de Propiedad y por consiguiente le fue quitado el derecho a traer a existencia esos hijos e hijas de Dios. Esos hijos e hijas de Dios serían los que estarían dentro de ese Pacto eterno. Y ahora, el Título de Propiedad pasó a las manos de Dios de nuevo, y lo encontramos en Apocalipsis, capítulo 5, verso 1 en adelante en la diestra de Dios, y la raza humana quedó fuera del Pacto eterno, y entonces vino a tener pactos temporeros de etapa en etapa. Y ahora, el pueblo hebreo luego entra a este Pacto establecido por Dios en la Ley, pero eso es un pacto temporal, que solamente refleja que hay un Pacto eterno. Bajo el antiguo Pacto el pueblo hebreo solamente estaba cubierto con la sangre de animalitos, sus pecados eran cubiertos pero no quitados; pero esperando que fuera establecido un Nuevo Pacto, y la Sangre del Nuevo Pacto los limpiara de todo pecado. Ahora, Adán perdió la bendición de estar en el Pacto eterno, y por eso perdió el privilegio de vivir eternamente en el cuerpo físico que tenía; fuera del Pacto divino no hay bendición para el ser humano, y fuera del Pacto eterno no hay Vida eterna para el ser humano. Y ahora, vean cómo San Pablo nos habla acerca de ese Pacto divino y nos enseña que Dios va a establecer un Nuevo Pacto con Su pueblo; y si va a establecer un Nuevo Pacto con Su pueblo, entonces el Antiguo Pacto que tenía el pueblo hebreo será quitado, y ahora un Nuevo Pacto es establecido por Jesucristo nuestro Salvador, y es un Pacto de paz y Vida eterna. Por eso Cristo podía decir: “Mi paz os dejo, mi paz os doy, no como el mundo la da yo os la doy.” Esa paz para el alma del ser humano está dentro del Nuevo Pacto. Y ahora, dentro de ese Nuevo Pacto están todas las bendiciones de Dios prometidas para Sus hijos, y ya el Pacto antiguo correspondiente al Antiguo Testamento, ya terminó Su tiempo, no está vigente, aunque el pueblo hebreo todavía está pensando en el Pacto antiguo y no sabe que un Nuevo Pacto ya fue establecido por Jesucristo nuestro Salvador, el Mesías. El Mesías vendría para establecer un Nuevo Pacto y colocar la Sangre del Nuevo Pacto, que es la Sangre del Mesías, la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador. Por eso El dijo: “Tomad, esta es mi Sangre, la Sangre del Nuevo Pacto que por vosotros es derramada.” Y toda persona que no está dentro del Nuevo Pacto, está sin Vida eterna y cerca a desaparecer de la existencia, porque toda persona que no esté dentro del Nuevo Pacto, cubierto con la Sangre del Nuevo Pacto dejará de existir, será echado en el lago de fuego y dejará de existir. Vean, cuando Moisés iba para Egipto, llevaba a su esposa y también iba su hijo, y el Angel de Jehová le salió al encuentro, ¿y qué dice la Escritura? Capítulo 4 del Exodo... capítulo 4, verso 22 en adelante: “*Y dirás a Faraón: Jehová ha dicho así: Israel es mi hijo, mi primogénito.* *Ya te he dicho que dejes ir a mi hijo, para que me sirva, mas no has querido dejarlo ir; he aquí yo voy a matar a tu hijo, tu primogénito.* *Y aconteció en el camino, que en una posada Jehová le salió al encuentro, y quiso matarlo.* *Entonces Séfora tomó un pedernal afilado* (o sea, una piedra afilada) *y cortó el prepucio de su hijo, y lo echó a sus pies* (o sea, a los pies de Moisés)*, diciendo: A la verdad tú me eres un esposo de sangre.* *Así le dejó luego ir. Y ella dijo: Esposo de sangre, a causa de la circuncisión.”* Vean, Dios iba a matar al hijo de Moisés, porque Moisés siendo un hebreo y estando circuncidado y estando dentro del pacto no había circuncidado a su hijo; y toda persona que esté fuera del Pacto está fuera de la Vida, y en cualquier momento el juicio divino cae sobre la persona. Toda persona que no estuviera circuncidada estaba fuera del pueblo hebreo, o sea, no pertenecía al pueblo hebreo, porque para pertenecer al pueblo hebreo tenían que tener la señal del Pacto, que era la circuncisión; y ahora en el Nuevo Testamento la circuncisión es en el corazón. Dios dijo en Deuteronomio y también por medio de Sus Profetas: “Circuncidaos, no la carne de vuestro prepucio, sino circuncidaos vuestro corazón.” Y ahora la circuncisión es en el corazón, donde el Espíritu Santo entra y produce el nuevo nacimiento, y allí la persona tiene la señal del Pacto, que es el bautismo del Espíritu Santo, la cual es la Vida - el cual es la Vida de la Sangre, porque la Vida de la Sangre de Cristo es el Espíritu Santo. Y cuando la persona ha recibido el Espíritu Santo, ha recibido la Vida de la Sangre, y tiene la Sangre aplicada en su corazón al tener al Espíritu Santo en su corazón, en su alma; y toda persona que no tenga el Espíritu Santo, pues no tiene en su alma, en su corazón, la Sangre del Nuevo Pacto aplicada, y por consiguiente no está bajo el Nuevo Pacto, por lo tanto no puede esperar paz, la paz de Dios, la paz de Cristo, porque la paz de Cristo es para los que están dentro del Nuevo Pacto. Ahora, el pueblo hebreo no sabe todavía que un Nuevo Pacto ha sido establecido y que una nueva dispensación comenzó allá, desde los tiempos de Jesucristo, donde estuvo entrelazándose la Dispensación de la Gracia con la Dispensación de la Ley. Y el pueblo hebreo ha estado fuera del Pacto de Dios. Ya el Pacto antiguo del Antiguo Testamento ya cesó, y el pueblo hebreo no está dentro del Nuevo Pacto, por lo tanto está fuera del Pacto divino, y por eso es que los juicios divinos han estado cayendo sobre el pueblo hebreo, y el pueblo hebreo no lo sabe. Pero para el tiempo final está prometido que habrá una entrada de hebreos al Nuevo Pacto, cuando Dios haya completado la Iglesia. Eso está profetizado en el Antiguo Testamento, en Isaías, capítulo 59, verso 20 en adelante, donde dice: “*Y vendrá el Redentor a Sion, y a los que se volvieren de la iniquidad en Jacob, dice Jehová.* *Y este será mi pacto con ellos, dijo Jehová: El Espíritu mío que está sobre ti, y mis palabras que puse en tu boca, no faltarán de tu boca, ni de la boca de tus hijos, ni de la boca de los hijos de tus hijos, dijo Jehová, desde ahora y para siempre.”* Aquí nos está hablando lo que Dios va a establecer con Israel: un Pacto, es el Nuevo Pacto, de lo cual San Pablo también nos habla en Romanos, capítulo 11, cuando nos dice... capítulo 11, versos 25 en adelante, dice: “*Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles* (o sea, hasta que haya entrado al Cuerpo Místico de Cristo hasta el último escogido de Dios escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero)*;* *y luego todo Israel será salvo, como está escrito:* *Vendrá de Sion el Libertador,* *Que apartará de Jacob la impiedad.* *Y este será mi pacto con ellos,* *Cuando yo quite sus pecados.”* Es bajo el Nuevo Pacto que los pecados del ser humano son quitados por la Sangre de nuestro amado Señor Jesucristo, porque la persona recibe el perdón de sus pecados, y la Sangre de Cristo quita los pecados de la persona. Ahora, podemos ver la bendición tan grande que hay dentro del Nuevo Pacto. Así como Dios colocó a Adán y Eva en el Huerto del Edén con libre albedrío, y colocó delante de ellos la vida y la muerte, colocó delante de ellos el Arbol de la Vida, que es Cristo, y el árbol de ciencia del bien y del mal, que es el diablo. Y el ser humano al tener libre albedrío tenía que escoger o la vida o la muerte; si tomaba del árbol de ciencia del bien y del mal, la muerte era la consecuencia, si tomaba del Arbol de la Vida, la Vida eterna era el resultado. Y ahora, escogieron equivocadamente el árbol de ciencia del bien y del mal, y entonces vino para ellos ¿qué? La muerte, y violaron el Pacto divino que Dios estableció con ellos allá en el Huerto del Edén bajo la Dispensación de la Inocencia, y cayeron de la bendición de la Vida eterna, Adán y Eva y toda su descendencia. Pero ahora el Segundo Adán ha venido con un Nuevo Pacto y Su Sangre, la Sangre de Cristo es la Sangre del Nuevo Pacto, y todos los que reciben a Cristo como su Salvador, lavan sus pecados en la Sangre de Cristo y son bautizados en agua en Su Nombre, reciben el Espíritu Santo y reciben así la señal del Pacto, que es el Espíritu Santo, y reciben así la circuncisión en el alma, que es el bautismo del Espíritu Santo. Y al entrar al Nuevo Pacto han escogido la Vida, el camino de la Vida, de la Vida eterna, que es Jesucristo nuestro Salvador. Los que no reciben a Cristo como su Salvador pierden la bendición de tomar el camino de la Vida eterna, que es hacia arriba, hacia el Cielo, pierden la bendición de vivir eternamente en el Reino de nuestro amado Señor Jesucristo. Pero el que lo ha recibido como su salvador, ha lavado sus pecados en la Sangre de Cristo, ha sido bautizado en Su Nombre y ha recibido Su Espíritu Santo, ha escogido el camino de la Vida, el Arbol de la Vida, y ha entrado al Nuevo Pacto y tiene Vida eterna, y está cubierto con la Sangre del Nuevo Pacto. Y ahora, siendo que la Sangre del Nuevo Pacto es la Sangre de Jesucristo derramada en la Cruz del Calvario, y está representada en el vino, y el pan representa el Cuerpo de Cristo que fue crucificado, ahora Cristo nos dice en San Lucas, capítulo 22, verso 19 al 20: “*Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí.”* Es un memorial la Santa Cena, es un acto simbólico en donde el pan representa el Cuerpo de Cristo y el vino representa la Sangre de Cristo, la Sangre del Nuevo Pacto, para celebrar este memorial todos los que están dentro del Nuevo Pacto, cubiertos con la Sangre del Nuevo Pacto. “*De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama.”* Y ahora, podemos ver el significado de la Santa Cena, es un memorial, en donde recordamos la muerte de Cristo en la Cruz del Calvario y Su Sangre derramada, la Sangre del Nuevo Pacto, en donde Cristo estableció un Nuevo Pacto, y colocó Su Sangre como la Sangre del Nuevo Pacto. Por eso ya en el Nuevo Testamento no necesita el pueblo de Dios buscar un animalito para sacrificarlo o para que el ministro lo sacrifique, para que sus pecados sean cubiertos con la sangre de ese animalito, porque tenemos la Sangre del Nuevo Pacto, que es la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador, la cual nos limpia de todo pecado; y ya nos limpió de todo pecado. Y si cometemos algún error o falta o pecado y lo confesamos a Cristo, esa Sangre está en el Propiciatorio del Templo Celestial, nos limpia de todo pecado, Cristo con Su Sangre, el cual está como Sumo Sacerdote intercediendo por nosotros con Su Sangre, nos limpia de todo pecado. San Juan, capítulo... Primera de Juan, capítulo 1, da testimonio de esto cuando nos dice en el capítulo 1 de San Juan, verso 7: “*Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.”* Tenemos comunión con Dios, con el Padre Celestial, y con Su Hijo, Jesucristo. Y la sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado; cuando los confesamos a El nuestros pecados, El nos limpia con Su Sangre. Por eso el Lavatorio de pies es tipo y figura de esa Obra que Cristo hace con los creyentes en El que ya están dentro del Nuevo Pacto, pero que cometen algún error, falta o pecado, y lo confiesan a Cristo; ya el que está lavado no necesita sino que le laven los pies. ¿Ven? Eso es lo que Cristo hace cuando cometemos algún error en nuestro caminar de la vida cristiana aquí en la Tierra, y El nos lava de todo pecado con Su Sangre, y quedamos limpios, justificados como si nunca en la vida hubiésemos pecado. Por eso el cristiano no se puede desanimar porque haya cometido algún error, alguna falta o haya pecado; porque si alguno ha pecado, Abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo, Su Hijo, el cual con Su Sangre nos limpia de todo pecado todas las veces que vayamos a El arrepentidos de nuestros pecados, confesándolos a El, para que El nos perdone y nos limpie con Su Sangre de todo pecado. Y ahora, en la Santa Cena y el Lavatorio de Pies damos testimonio de nuestra fe en Cristo y en Su Sangre, la Sangre del Nuevo Pacto, y damos testimonio del Nuevo Pacto y damos testimonio que estamos dentro del Nuevo Pacto, cubiertos con la Sangre de Cristo nuestro Salvador. Por eso tenemos paz en nuestra alma: porque estamos en un Pacto de paz, donde hemos sido reconciliados por Dios, con Dios, por medio de Jesucristo nuestro Salvador, y hemos sido colocados dentro del Pacto eterno. Por eso no habrá otro pacto, este es un Pacto eterno con Vida eterna. Y toda persona que estará viviendo eternamente, estará dentro del Pacto eterno. Así que, ya no hay otro Pacto, sino el Pacto eterno establecido por Jesucristo nuestro Salvador. Ese es el Pacto al cual entrará el pueblo hebreo; ciento cuarenta y cuatro mil hebreos entrarán a ese Pacto. Algunos pensarán: “Pero cuando Cristo salga del Trono del Padre, ¿dónde estará la Sangre entonces?” Estará en el Lugar Santísimo del Templo Espiritual de Jesucristo. Ya no estará en el Templo Celestial, sino estará en la Iglesia del Señor Jesucristo, porque la Sangre de Jesucristo está en nuestras almas, y estará en la Iglesia de Jesucristo como edad, en la edad que corresponde al Lugar Santísimo del Templo Espiritual de Jesucristo, y desde ahí Dios extenderá Su Misericordia en el Reino Milenial de Cristo, para los seres humanos que vivirán en el Reino Milenial. Ese es uno de los misterios correspondientes al Reino Milenial y al Pacto eterno durante el Reino Milenial. Toda bendición saldrá del Templo Espiritual de Cristo, de la Iglesia del Señor Jesucristo, o sea, que todo lo que Dios estará haciendo en el Cielo, lo pasará a través de Su Iglesia aquí en la Tierra, y de la Iglesia a todos los seres humanos aquí en la Tierra. Así que podemos ver que la Iglesia del Señor Jesucristo en el Reino Milenial tiene una posición muy importante de Templo Espiritual del Señor Jesucristo, y por consiguiente habrá una labor muy grande en el Reino Milenial para ser llevada a cabo. Por eso es que somos Sacerdotes de Dios y de Cristo, y El es el Sumo Sacerdote de ese Orden Sacerdotal. Ahora podemos ver algo de cómo va a ser en el Reino Milenial, en donde ya Cristo no estará en el Cielo haciendo intercesión. Toda intercesión será efectuada en el Templo Espiritual de Cristo, donde estará la Sangre de Cristo en el Lugar Santísimo. Recuerden que cuando el día diez del mes séptimo de cada año se llevaba a cabo el día de la expiación, para el pueblo hebreo recibir perdón de sus pecados y ser reconciliados por Dios por un año más, la sangre tenía que estar ¿dónde? En el lugar santísimo del tabernáculo que construyó Moisés y del templo que construyó el rey Salomón. Y ahora, para Dios revelarse al pueblo hebreo, la Sangre tiene que estar en el Lugar Santísimo del Templo Espiritual de Jesucristo nuestro Salvador. Por eso es que entra al Lugar Santísimo del Templo Espiritual de Cristo la Sangre de Jesucristo en nuestros corazones. Y ahí llega la Sangre de Cristo al Lugar Santísimo de Su Templo Espiritual, y desde ahí es que se revelará Cristo al pueblo hebreo y extenderá Su Misericordia al pueblo hebreo, y ciento cuarenta y cuatro mil hebreos alcanzarán la Misericordia de Cristo nuestro Salvador. Ahora, podemos ver que hay un misterio grande ahí con relación al pueblo hebreo y la forma en que Cristo se va a revelar al pueblo hebreo; tiene que ser desde el Lugar Santísimo de Su Templo Espiritual. Por eso en el tabernáculo que construyó Moisés y el templo que construyó el rey Salomón, encontramos sobre el Propiciatorio los dos querubines de oro; y también en el que construyó Salomón, en adición encontramos dos querubines de madera de olivo cubiertos de oro, que son los dos olivos cubiertos de oro; la madera representa la humanidad, y el oro representa la divinidad. En los ministerios de los Dos Olivos, de Moisés y Elías, estará Dios, la divinidad manifestándose a través de esos ministerios, y vean, corresponden al Lugar Santísimo del Templo Espiritual de Jesucristo nuestro Salvador. Por eso fue que Dios le dijo a Moisés en el capítulo 25, versos 21 en adelante del Exodo, que Dios estaría sobre el propiciatorio y de ahí le hablaría a Moisés, todo lo que Moisés tenía que decirle al pueblo hebreo. Y así es en el Tabernáculo o Templo Espiritual de Jesucristo: desde ahí es que recibe Moisés y Elías también, el Mensaje para el pueblo hebreo, para decirle al pueblo hebreo todo lo que Dios quiere darle a conocer al pueblo hebreo. Por eso es que otros Mensajeros de otras edades no pudieron llevar el Mensaje al pueblo hebreo, y aunque trataron muchos y fueron al pueblo hebreo y les predicaron, no fue convertido el pueblo hebreo a Cristo, ¿por qué? Porque el Mensaje no puede salir de una edad, de una de las siete edades, sino de la Edad de la Piedra Angular, que es la edad del Lugar Santísimo del Templo Espiritual de Jesucristo nuestro Salvador. Y es ahí donde la Sangre del Nuevo Pacto es colocada sobre el Propiciatorio, que es la tapa del Arca del Pacto; y así como Moisés colocó las tablas de la Ley dentro del Arca del Pacto, el Título de Propiedad, el Libro de los Siete Sellos, es colocado en el Lugar Santísimo dentro del Arca del Pacto en este tiempo final, en la etapa de la Edad de la Piedra Angular, que es el Lugar Santísimo del Templo Espiritual de Jesucristo. Ahora, podemos ver que hay una bendición muy grande en la Iglesia del Señor Jesucristo. El Nuevo Pacto está en la Iglesia de Jesucristo, y la Iglesia del Señor Jesucristo está dentro del Nuevo Pacto, y la Sangre del Nuevo Pacto está en la Iglesia de Jesucristo, y la Iglesia de Jesucristo está cubierta con la Sangre del Nuevo Pacto. De edad en edad Cristo en Espíritu Santo ha estado confirmando Su Nuevo Pacto a Su Iglesia de edad en edad. Y ahora, encontramos que de edad en edad ya ha manifestado un color del Arco Iris, ¿por qué? Porque ha estado el Nuevo Pacto siendo confirmado en cada edad. El Arco Iris representa el Pacto de Dios, ese Nuevo Pacto, ese Pacto eterno, en donde está la Sangre del Pacto eterno, la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador. Y ahora, en este tiempo final en la Edad de la Piedra Angular, Cristo está confirmando Su Nuevo Pacto a Su Iglesia con los siete colores del Arco Iris. El Espíritu Santo está confirmando ese Nuevo Pacto a Su Iglesia, la Iglesia del Señor Jesucristo. Y la Iglesia del Señor Jesucristo entra en esta etapa final al Nuevo Pacto en toda Su plenitud; o sea, la edad de la Iglesia, la Edad de la Piedra Angular de este tiempo final está dentro del Nuevo Pacto, cubierta con la Sangre del Nuevo Pacto. Y por cuanto para este tiempo Cristo manifiesta el Nuevo Pacto con los siete colores del Arco Iris, y siendo que alrededor del Trono estaba un Arco Iris, es un Circuiris el que está allí con los siete colores del Arco Iris; y cuando el Angel Fuerte que desciende del Cielo aparece en Apocalipsis, capítulo 10, aparece con un Arco Iris alrededor de Su cabeza. El Arco Divino aparece en el Angel Fuerte que desciende del Cielo, porque viene con el Pacto eterno, confirmándoselo a Su Iglesia en este tiempo final para colocarnos en la Vida eterna física, y los muertos en Cristo ser resucitados en cuerpos eternos y nosotros los que vivimos ser transformados e ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Apocalipsis, capítulo 10, verso 1 en adelante, dice: “*Vi descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego.* *Tenía en su mano un librito abierto; y puso su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra.”* Aquí tenemos a Cristo, el Angel Fuerte que desciende del Cielo, el Angel del Pacto, con el librito abierto en Su mano y con el Arco Iris alrededor de Su cabeza, viene con el Título de Propiedad que perdió Adán para ser restaurado a la Iglesia del Señor Jesucristo, y viene con el Pacto eterno, con el Arco Iris. El Arco Iris es el Pacto eterno. Cuando está el Arco Iris presente, está el Pacto divino presente en medio del pueblo de Dios. Durante las edades hubo solamente un color del Arco Iris y no el círculo completo, sino medio círculo, que es un arco. Por lo tanto, en cada edad no fue dicho todo lo que Dios tenía para revelarle a Su Iglesia; y contando las siete edades completa, vean, solamente tuvieron los siete colores del Arco Iris, cada edad un color, y no tuvieron el círculo completo sino medio círculo, que es un arco. Por lo tanto, ni la mitad fue dicho durante las siete edades de la Iglesia. Pero ahora Cristo dice: *“Sube acá, y yo te mostraré las cosas que han de suceder después de estas.”* Por lo tanto, las cosas que no pudieron ser dichas en las siete edades, ahora son dichas en la Edad de la Piedra Angular, y todos dentro de la Edad de la Piedra Angular estamos dentro del Nuevo Pacto, porque ahí está el Arco Iris completo con sus siete colores a la misma vez, y en un círculo completo con los siete colores del Arco Iris; o sea, que viene a ser entonces un Circuiris, lo cual es el Pacto eterno de Dios con la Sangre del Nuevo Pacto, que es la Sangre de nuestro amado Señor Jesucristo. Así está la Iglesia del Señor Jesucristo en este tiempo final, en donde Cristo le está confirmando Su Pacto eterno, el Nuevo Pacto, del cual la Sangre de Jesucristo es la Sangre del Nuevo Pacto. Y ahora, cuando tomamos la Santa Cena y el Lavatorio de pies, estamos llevando a cabo este acto simbólico en memoria de Jesucristo nuestro Salvador, que es el Angel del Pacto, el cual muriendo en la Cruz del Calvario y derramando Su Sangre, ha quitado nuestros pecados y nos ha colocado dentro del Nuevo Pacto. El estableció el Nuevo Pacto, y El nos ha limpiado con Su Sangre preciosa y nos ha colocado dentro del Nuevo Pacto, con Vida eterna. Por lo tanto, como Pablo decía: “Ni lo alto ni lo bajo, ni ángeles ni principados, ni nada, nos podrá apartar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro.” “Nada,” decía San Pablo en Romanos, capítulo 8. Por lo tanto estamos seguros con Dios en el Nuevo Pacto, cubiertos con la Sangre del Nuevo Pacto, y conmemoramos ese gran evento de Cristo estableciendo el Nuevo Pacto con Su propia Sangre al tomar la Santa Cena, y damos testimonio que estamos dentro del Nuevo Pacto y que la Sangre de Jesucristo nos ha limpiado de todo pecado. En el Antiguo Testamento vimos el tipo y figura allá en el Egipto cuando fue sacrificado el cordero pascual para la protección de los primogénitos, para la preservación de la vida de los primogénitos del pueblo hebreo. Y para la vida de los primogénitos del Israel Celestial, Jesucristo, el Cordero de Dios, fue sacrificado y El es nuestra Pascua, porque El es el Cordero Pascual. Y ahora, ya no tenemos que estar sacrificando un corderito y comiendo, tomando la pascua como se hacía en el Antiguo Testamento, sino que ya hemos recibido a Cristo como nuestro Salvador, que es nuestra pascua, y hemos estado comiendo el Cordero Pascual, que es Cristo. El dijo: “El que no coma mi Carne y beba mi Sangre no tiene vida permaneciente en Sí.” Y ahora, la Sangre está dentro de nosotros, y nos preserva limpios delante de Dios, y nos mantiene sin pecado, por lo tanto nos mantiene con Vida eterna, nos mantenemos con Vida eterna dentro ¿de qué? Del Nuevo Pacto cubiertos con la Sangre del Nuevo Pacto, que es la Sangre de Jesucristo, la Sangre eterna del Nuevo Pacto. Y ahora, conmemoramos esto tomando la Santa Cena, que es tipo y figura: el pan del Cuerpo de Cristo, y el vino de la Sangre de Cristo nuestro Salvador. Tomando la pascua allá en el Antiguo Testamento grandes bendiciones venían sobre los creyentes, y tomando la Santa Cena en el Nuevo Testamento grandes bendiciones vienen sobre los creyentes del Nuevo Testamento, tomando la Santa Cena dignamente. Tomar la Santa Cena indignamente, sin haber confesado nuestros pecados a Cristo, sin haber lavado nuestras faltas, errores y pecados con la Sangre de Cristo, entonces daría problemas para la persona. San Pablo así lo enseñó en Primera de Corintios, capítulo 11, verso 23 en adelante, donde dice: “*Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan;* *y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí.* *Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí.* *Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga.”* Hasta que El termine Su Obra de Intercesión en el Cielo, se levante del Trono del Padre, tome el Título de Propiedad y venga y resucite a los muertos creyentes en El y a nosotros nos transforme. “*De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor.* *Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa.”* O sea, cada uno se examina, da un vistazo a su vida y a todos sus actos, y examina si ha pecado delante de Dios en algún momento, si ha cometido algún error, falta o pecado, y lo confiesa a Cristo, y Cristo le limpia con Su Sangre y entonces toma la Santa Cena dignamente. Pero si no hace ese examen de su vida, y si ha pecado, si ha fallado delante de Dios, si ha cometido algún error, falta o pecado - si se examina y lo confiesa delante de Dios, obtiene Misericordia, Cristo le limpia con Su Sangre, pero si no lo hace, entonces al tomar la Santa Cena la persona tiene pecados sin confesar a Cristo, por lo tanto están ahí, y está tomando la Santa Cena indignamente y está comiendo juicio y bebiendo juicio, y la muerte... y es culpable, dice: *“...será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor.”* Y por consiguiente el juicio divino tiene que caer sobre la persona. “*Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí.* *Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen.”* O sea, que puede ser causa de enfermedad y aun de muerte comer y beber, comer el pan y beber el vino, que representan el Cuerpo y la Sangre del Señor Jesucristo, la Sangre del Nuevo Pacto establecido por Cristo nuestro Salvador. “*Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados;* *mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo.”* Y aun cuando alguna persona tome la Santa Cena indignamente, juicio ha comido y ha bebido y es castigado por el Señor, para que no sea condenado con el mundo, cuando Dios juzgue al mundo y derrame Sus juicios sobre el mundo. Pero preferimos tomarla dignamente para que en vez de venir maldición, juicio, castigo sobre nosotros, venga bendición de Dios. Si tomándola indignamente juicio come y bebe la persona, y vienen maldiciones sobre la persona, tomándola dignamente bendición come y bebe, y grandes bendiciones del Cielo vienen sobre la persona. Por lo tanto, tomemos dignamente la Cena del Señor, la Pascua del Nuevo Testamento en esta ocasión, habiendo cada uno examinado su vida y confesado a Cristo cualquier falta, error o pecado, para que la Sangre de Cristo le limpie de todo pecado y tome dignamente la Santa Cena, y coma y beba bendición en abundancia. Y ahora, dentro del Nuevo Pacto, vean todas las bendiciones que hay para ustedes y para mí, nos pertenecen todas estas bendiciones que han sido habladas dentro del Nuevo Pacto, para el Israel de Dios, para el Israel Celestial, el Israel Espiritual, que es la Iglesia del Señor Jesucristo. Y ahora, nos preparamos para tomar la Santa Cena y luego el Lavatorio de pies en esta ocasión. Pueden estar puestos en pie para ir delante de la presencia de Dios en estos momentos: ***Padre nuestro que estás en el Cielo, venimos a Ti en el Nombre del Señor Jesucristo, y alabamos y glorificamos Tu Nombre y Te damos gracias por el Nuevo Pacto, el Pacto eterno, y por la Sangre del Pacto eterno que nos limpia de todo pecado.*** ***Padre Celestial Te ruego tengas Misericordia de nosotros, y escudriñes nuestros corazones y nos permitas ver cualquier falta, error o pecado que hayamos cometido y que no hayamos confesado a Ti. Y que haya espíritu de arrepentimiento en nuestras vidas, para confesar a Ti nuestras faltas, errores y pecados, y que Tú tengas Misericordia de nosotros y nos limpies con Tu Sangre preciosa. Y todos podamos tomar dignamente la Santa Cena en memoria de Ti, recordándote a Ti y Tu Sacrificio realizado en la Cruz del Calvario por todos nosotros, para establecer el Nuevo Pacto y colocarnos dentro del Nuevo Pacto y cubrirnos con Tu Sangre, la Sangre del Nuevo Pacto.*** ***Padre Celestial, Te ruego todas estas cosas en el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.*** Ya nos preparamos para tomar la Santa Cena y el Lavatorio de pies, para lo cual paso a nuestro hermano Bermúdez para ministrar la Santa Cena y también llevar a cabo el Lavatorio de pies. Ya estaré también con nuestro hermano Bermúdez allí, para esta parte de la Santa Cena que hemos de tomar. Que Dios les bendiga, les guarde, y grandes bendiciones vengan sobre todos ustedes al tomar en memoria de Cristo la Santa Cena, y recordar así la muerte del Señor Jesucristo en la Cruz del Calvario y Su Sangre derramada por cada uno de nosotros, y la Sangre del Pacto eterno, la cual El derramó por todos nosotros, y la cual está en nuestras almas aplicada por el Espíritu Santo. Ya estaremos para tomar la Santa Cena. Así que aprovechen en estos momentos meditando y preparándose cada uno de ustedes para ese momento tan importante. Que Dios les bendiga y les guarde, y grandes bendiciones del Cielo vengan sobre todos ustedes y sobre mí también. Con nosotros nuestro amigo, el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín para ministrar la Santa Cena. “**LA SANGRE DEL PACTO ETERNO.”**