--- title: 'El mensaje de Luz' date: 2002-02-21 activity: 1 place: city: Saltillo state: Coahuila country: MX duration: 01:29:31 public: false youtube: translations: files: --- Muy buenos días, amados hermanos y amigos presentes aquí en Saltillo, Coahuila, República mexicana; es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Reciban también saludos de mi esposa Erica y también de mis niñas América y Yahannah Gabriela. Para esta ocasión leemos en Isaías, capítulo 49, versos 1 en adelante donde dice Dios: “*Oídme, costas, y escuchad, pueblos lejanos. Jehová me llamó desde el vientre, desde las entrañas de mi madre tuvo mi nombre en memoria.* *Y puso mi boca como espada aguda, me cubrió con la sombra de su mano; y me puso por saeta bruñida, me guardó en su aljaba;* *y me dijo: Mi siervo eres, oh Israel, porque en ti me gloriaré.* *Pero yo dije: Por demás he trabajado, en vano y sin provecho he consumido mis fuerzas; pero mi causa está delante de Jehová, y mi recompensa con mi Dios.* *Ahora pues, dice Jehová, el que me formó desde el vientre para ser su siervo, para hacer volver a él a Jacob y para congregarle a Israel (porque estimado seré en los ojos de Jehová, y el Dios mío será mi fuerza);* *dice: Poco es para mí que tú seas mi siervo para levantar las tribus de Jacob, y para que restaures el remanente de Israel; también te di por luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta lo postrero de la tierra.* *Así ha dicho Jehová, Redentor de Israel, el Santo suyo, al menospreciado de alma, al abominado de las naciones, al siervo de los tiranos: Verán reyes, y se levantarán príncipes, y adorarán por Jehová; porque fiel es el Santo de Israel, el cual te escogió.* *Así dijo Jehová: En tiempo aceptable te oí, y en el día de salvación te ayudé; y te guardaré, y te daré por pacto al pueblo, para que restaures la tierra, para que heredes asoladas heredades;* *para que digas a los presos: Salid; y a los que están en tinieblas: Mostraos. En los caminos serán apacentados, y en todas las alturas tendrán sus pastos.* *No tendrán hambre ni sed, ni el calor ni el sol los afligirá; porque el que tiene de ellos misericordia los guiará, y los conducirá a manantiales de aguas.* *Y convertiré en camino todos mis montes, y mis calzadas serán levantadas.* *He aquí éstos vendrán de lejos; y he aquí éstos del norte y del occidente, y éstos de la tierra de Sinim.* *Cantad alabanzas, oh cielos, y alégrate, tierra; y prorrumpid en alabanzas, oh montes; porque Jehová ha consolado a su pueblo, y de sus pobres tendrá misericordia.”* Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla. Nuestro tema para esta ocasión es: **“EL MENSAJE DE LUZ.”** En este pasaje que hemos leído hay grandes bendiciones señaladas para el pueblo de Dios, y estas grandes bendiciones vienen por Cristo nuestro Salvador, el cual dijo: “Yo Soy la Luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, mas tendrá la Luz de la vida.” San Juan, capítulo 8, verso 12. Y ahora, Cristo ha sido puesto por Luz para todas las naciones; por eso a través de la predicación del Evangelio se extiende la Luz de Cristo y llega hasta el alma, el corazón de los seres humanos, para alumbrar el alma del ser humano para que pueda caminar en el camino de Dios. *“Lámpara es a mis pies tu Palabra, y lumbrera a mi camino* (o en mi camino)*.”* \[Nota - Salmo 119:105\] Por lo tanto con la Palabra de Dios revelada para cada edad dando a conocer el misterio de Dios en Cristo, la Primera Venida de Cristo se ha estado extendiendo la Luz de Cristo por todas las naciones, a través de la predicación del Evangelio. Vean, en Segunda de Corintios, capítulo 4, versos 3 en adelante (3 al 6), dice: “*Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto;* *en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.”* Y ahora vean, la Luz del Evangelio alumbra el alma de los seres humanos. ¿Y qué contiene el Evangelio? El Evangelio contiene la revelación del misterio de la Primera Venida de Cristo en quien estuvo Dios en toda Su plenitud manifestado, por eso es Emanuel que traducido es “Dios con nosotros,” Dios hecho hombre en medio de la raza humana. Y así vemos que cuando Dios dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y conforme a nuestra semejanza,” Dios cuando se revelaría al ser humano en forma visible tendría forma de hombre también. Ahora vean, lo más que se parece al hombre ¿quién es? Dios, y lo más que se parece a Dios ¿es quién? El hombre, el ser humano. Ahora vean, el ser humano tiene cuerpo que es lo que nosotros vemos, es lo único que podemos ver del ser humano: el cuerpo; pero el ser humano es cuerpo, espíritu y alma, y lo más importante del ser humano es el alma del ser humano, eso es lo que es la persona. Pero tiene dos cuerpos: tiene el cuerpo físico de carne y tiene el cuerpo espiritual que es el espíritu. El espíritu es un cuerpo de otra dimensión, parecido al cuerpo físico pero de otra dimensión. Por lo tanto si Dios hizo al ser humano a Su imagen y a Su semejanza, pues entonces Dios tiene que tener un cuerpo físico y también tiene que tener un cuerpo espiritual, tiene que tener un cuerpo de carne y tiene que tener un cuerpo angelical, un cuerpo teofánico. Y ahora, ¿cómo conseguiremos el cuerpo angelical de Dios, el cuerpo teofánico de Dios, el cuerpo espiritual de Dios? Pues sencillo, ese Angel de Jehová del Antiguo Testamento que le apareció a Moisés y le habló a Moisés y por medio de Moisés libertó al pueblo hebreo, y le dio los mandamientos en el Monte Sinaí al pueblo hebreo, ese es el cuerpo angelical teofánico de Dios. Es llamado el Angel de Jehová o Angel del Pacto, el cual guió al pueblo hebreo, es llamado también el Verbo que era con Dios y era Dios y creó todas las cosas. Dios por medio de Su manifestación en ese cuerpo angelical llevó a cabo la creación de todas las cosas, por eso dice: “*En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.* *Este era en el principio con Dios.* *Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.”* O sea, que no aparece ninguna otra persona o personaje a través del cual haya venido a existencia la Creación, todo fue hecho por el Verbo que era con Dios y era Dios. Y si el Verbo era con Dios y era Dios, vean, es nada menos que el Verbo: el cuerpo angelical de Dios, el cuerpo teofánico de Dios, era con Dios y era Dios porque Dios estaba dentro de ese cuerpo angelical, ese es el cuerpo angelical de Dios. Y ese cuerpo angelical de Dios es nada menos que Jesucristo en Su cuerpo angelical llamado el Angel del Pacto o Angel de Jehová, del cual Dios dice en el Exodo (luego continuaremos en San Juan)... en el Exodo, capítulo 23, versos 20 en adelante, dice: “*He aquí yo envío mi Angel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado.* *Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él* (¿Dónde Dios colocó Su Nombre? En Su Angel, el Angel de Jehová)*.* *Pero si en verdad oyeres su voz e hicieres todo lo que yo te dijere, seré enemigo de tus enemigos, y afligiré a los que te afligieren.* *Porque mi Angel irá delante de ti, y te llevará a la tierra del amorreo, del heteo, del ferezeo, del cananeo, del heveo y del jebuseo, a los cuales yo haré destruir.”* Y ahora, vean dónde Dios colocó Su Nombre: en Su Angel, el Angel de Jehová, y el Angel de Jehová es Cristo en Su cuerpo angelical. Dios colocó en Cristo, en Su cuerpo angelical Su Nombre. Por eso cuando le apareció el Angel de Jehová a Moisés, le dijo: “Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.” Y encontramos que el Angel de Jehová habla en el Antiguo Testamento algunas veces en primera persona y algunas veces en segunda persona. Por eso cuando el Angel de Jehová le hablaba a Moisés o alguno de los Profetas, las personas, los Profetas decían: “Así ha dicho Jehová.” Y había sido el Angel de Jehová, ¿por qué? Porque en el Angel de Jehová está Dios. Ahora vean, en Malaquías, capítulo 3; recuerden que este Angel de Jehová es el mismo Dios en Su cuerpo angelical; por cuanto está en un cuerpo angelical pues es llamado el Angel de Jehová. Y ahora, cuando Moisés le preguntó: “¿Cuál es Tu Nombre? Porque si ellos me preguntan cuál es Tu Nombre ¿qué les voy a responder?” Eso está en el capítulo 3 del Exodo, versos 13 al 14 para que ya tengan esto, lo relacionado al Nombre, y ya vamos a pasar a Malaquías luego de esta revelación del Nombre. Capítulo 3, verso 13 al 14 del Exodo: “*Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé?* *Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros.”* Cuando vamos al original, a los originales, encontramos que este YO SOY son cuatro letras que le dio el Angel de Jehová a Moisés como el Nombre del Angel de Jehová; estas cuatro letras son cuatro consonantes, las cuales son Y (o sea, la ‘i,’ griega) H W H, y en esas cuatro consonantes está el Nombre Eterno de Dios. Ahora, encontramos que esas cuatro consonantes necesitan otras letras para hacerse pronunciable el Nombre de Dios. Los teólogos le han añadido letras para hacerlo pronunciable y han sacado Yawe o Yave o Jehová. Pero ese Nombre contiene el misterio del Nombre correspondiente a la Primera Venida y a la Segunda Venida de Cristo. En ese Nombre está todo recogido. Ahora, Cristo en Su Primera Venida dijo: “Yo he venido en Nombre de mi Padre.” Por lo tanto en Cristo está el Nombre del Padre para la Obra de Redención, por eso vino como Cordero de Dios para quitar el pecado del mundo. Por eso Cristo también dijo en una ocasión: “Padre, glorifica tu Nombre (el Nombre que estaba en Jesús).” Y ahora, Dios dice: “Lo he glorificado y lo glorificaré...” San Juan, capítulo 12, verso 28. “...y lo glorificaré (¿qué?) otra vez.” Ha sido glorificado en la Primera Venida de Cristo y será glorificado en la Segunda Venida de Cristo. Y ahí está el misterio del Nombre Nuevo del Señor Jesucristo también, y Nombre de la Ciudad de nuestro Dios, y Nombre Eterno de Dios. Y ahora, veamos Malaquías, capítulo 3, verso 1 donde nos dice: “*He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí...”* Todos sabemos que ese fue Juan el Bautista que vino precursando al Mesías. Y ahora vean, el mismo Dios dice: “He aquí yo envío mi Mensajero.” Dios mismo hablando, el Angel de Jehová hablando, o sea, Dios hablando por medio de Su cuerpo angelical. ¿Y luego que envía Su Mensajero qué pasará? “*...y vendrá súbitamente a su templo* (¿quién?) *el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos.”* ¿Quién vendría después de Juan el Bautista? El Señor a quien buscaba el pueblo hebreo, el Angel del Pacto a quien deseaba el pueblo hebreo. El mismo Angel del Pacto que libertó al pueblo hebreo a través del Profeta Moisés les dio la Ley en el Monte Sinaí, por eso la Escritura dice que la Ley fue dada por comisión de Angeles. El Angel de Jehová fue el que dio la Ley al pueblo hebreo, como también los había libertado y como también los llevó a la tierra prometida. Y ahora, cuando vino Juan el Bautista luego apareció Jesús, Emanuel, Dios con nosotros, el Angel de Jehová, el Angel del Pacto. Por eso en la última cena, vean lo que Cristo dice en el capítulo 22, verso 14 en adelante, dice: “*Cuando era la hora, se sentó a la mesa , y con él los apóstoles.* *Y les dijo: ¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta pascua antes que padezca!* *Porque os digo que no la comeré más, hasta que se cumpla en el reino de Dios.* *Y habiendo tomado la copa, dio gracias, y dijo: Tomad esto, y repartidlo entre vosotros;* *porque os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta que el reino de Dios venga.* *Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí.* *De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama.”* Y ahora, vean ustedes lo que leímos en Isaías, capítulo 49, verso 8 donde dice: “Y te daré por pacto al pueblo.” Y en el capítulo 42 de Isaías también, verso 6 dice: “Yo Jehová te he llamado en justicia, y te sostendré por la mano, te guardaré y te pondré por pacto al pueblo, por Luz de las naciones.” Y ahora, Dios ha establecido un Nuevo Pacto, y la Sangre de Cristo es la Sangre del Nuevo Pacto, porque Cristo es el Angel del Pacto, el cual vino en carne humana para establecer un Nuevo Pacto y derramar la Sangre del Nuevo Pacto, que es la Sangre Suya (la Sangre de Jesucristo). Ya no hay sangre de animalitos bajo el Nuevo Pacto, porque está la Sangre del Cordero de Dios: Jesucristo nuestro Salvador, el cual ha sido colocado como Pacto para el pueblo. Por lo tanto el Nuevo Pacto está bajo Jesucristo nuestro Salvador. Y ahora, cuando se predica el Evangelio y se da a conocer el misterio de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, se está llevando la Luz de Cristo, Cristo es la Luz del mundo, y se está hablando de Cristo, la Luz del mundo; por lo tanto, la Luz del mundo vino en carne humana, y luego que murió, resucitó y ascendió al Cielo, la Luz del mundo está en forma de Mensaje: el Evangelio de la Gracia, y la Luz está también en forma de carne humana en cada Angel Mensajero, porque ha venido la Palabra revelada en cada edad en y al Mensajero de cada edad. Y cuando ese Mensajero ha proclamado su Mensaje, ha salido para esa edad la Luz de la Palabra revelada para el pueblo. Ahora, la Palabra de cada edad prometida para cada edad hecha carne es la Luz para esa edad; por eso la Luz, que es Cristo en cada edad, ha venido manifestada esa Luz a través del Mensajero de cada, a través de carne humana, ellos han sido portadores de Cristo, la Luz del mundo. Por eso también Pablo fue puesto para Luz para los gentiles, y también Cristo dijo a Sus discípulos: “Vosotros sois la Luz del mundo.” A través de sus discípulos y de cada Angel Mensajero Cristo se ha revelado, por lo tanto se ha reflejado Cristo, la Luz del mundo por medio de Sus Mensajeros, esos Mensajeros han sido la Luz para la edad en que ellos han vivido, porque Cristo ha estado en ellos reflejándose, velándose y revelándose a través de carne humana. Y lo que Dios prometió para cada edad fue velado en carne humana en el Mensajero de cada edad, y a través de ese Mensajero Cristo se manifestó en Espíritu Santo y cumplió lo que El prometió para cada edad. Y fueron llamados y juntados los escogidos de Dios de cada edad por medio del Mensaje de Luz que vino en cada edad por medio del Mensajero de cada edad. Por eso esos Mensajeros son llamados estrellas: porque reflejan la Luz de Cristo, el Sol de Justicia, y el mismo Cristo también es llamado una estrella: la estrella resplandeciente de la mañana. Ahora, las siete estrellas en la diestra del Hijo del Hombre, de Cristo, son los siete Angeles Mensajeros de las siete edades. Ahora... eso está en Apocalipsis, capítulo 1. Y ahora, las personas ven siete estrellas en la diestra de Cristo, pero si usted mira bien quién es el que tiene a Su diestra esas siete estrellas, entonces usted verá una estrella mayor, una estrella grande teniendo esas siete estrellas, porque Cristo es la estrella resplandeciente de la mañana. Por lo tanto vemos ocho estrellas, siete estrellas en una estrella, en Cristo, en la diestra de Cristo, en el poder de Cristo, esas estrellas, esos Mensajeros vinieron en el poder de Jesucristo. Y ahora, veamos lo que Dios hizo por medio de esos Angeles Mensajeros enviados por Cristo, para Cristo velarse y reflejarse a través de cada uno de ellos en las siete edades. En la página 265 del libro de *“Las Edades”* en español, dice el Rvdo. William Branham citando Apocalipsis, capítulo 22, verso 16, dice: “*Y le daré la estrella de la mañana, la estrella resplandeciente, y de la mañana. (Apocalipsis 22:16).”* Y en Apocalipsis capítulo 2, verso 28 es donde Cristo hace la promesa: “Y lea daré la estrella de la mañana.” Y Cristo es la estrella de la mañana. A través de cada Mensajero se reflejó Cristo, la estrella de la mañana, a través de cada estrella de cada edad, de cada Mensajero de cada edad. Para el Día Postrero un Angel Mensajero va a recibir la estrella resplandeciente de la mañana, en un tiempo que corresponde a la mañana; y la estrella resplandeciente de la mañana es Cristo, y la Segunda Venida de Cristo viene como la estrella resplandeciente de la mañana, viene cuando está ya para amanecer, para anunciar que un nuevo día dispensacional y un nuevo día milenial está rayando, como le dijo a Jacob el Angel: “¡Raya el alba, tengo que irme!” Y Jacob le dijo: “Yo no te dejaré ir, no te soltaré, hasta que me bendigas.” Eso será lo que dirán los ciento cuarenta y cuatro mil hebreos cuando vean al Angel y se agarren de él. Vean, el Angel de Jehová estará en el Angel de Jesús, ellos van a ver esa manifestación y se va a manifestar lo que ocurrió con Jacob con el pueblo hebreo, porque el pueblo hebreo es llamado en el nombre de Jacob también. Ahora, Jacob recibió un nombre nuevo: Israel; y ahora, el pueblo hebreo, Jacob, es Israel. Para este tiempo final tendrá la misma experiencia que tuvo Jacob: se encontrará con el Angel de Jehová el cual estará manifestado en el Angel de Jesús, porque ése es el que recibe la estrella resplandeciente de la mañana; y la estrella resplandeciente de la mañana es Cristo, la Columna de Fuego. Por eso el Angel de Apocalipsis, capítulo 7, el cual llama y junta ciento cuarenta y cuatro mil hebreos y los sella con el Sello del Dios Vivo, viene con el Sello del Dios Vivo, viene con el Espíritu Santo, viene con la Columna de Fuego, viene con la estrella resplandeciente de la mañana: Cristo en Su Angel. Pero el Angel no es Jesucristo. “*...hasta que el día esclarezca, y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones. (2 Pedro 1:19).* *Según estos versículos, Jesús es la Estrella de la Mañana. El Espíritu está haciendo una promesa a los escogidos de las Edades del Oscurantismo en relación a Sí mismo, y luego a las edades por venir.* *Como ya hemos mencionado, Jesús se identifica con el mensajero de cada edad. Ellos reciben de El la revelación de la Palabra para cada edad. Esta revelación de la Palabra saca del mundo a los escogidos de Dios y los coloca en unión completa con Cristo Jesús. Estos mensajeros son llamados estrellas porque brillan con una Luz prestada o reflejada, la Luz del Hijo, Jesús. También son llamados estrellas porque son ‘portadores de luz’ en la noche. Así que en la oscuridad del pecado, ellos traen la Luz de Dios a Su pueblo.”* Ahora vean, lo que Cristo, la Luz del mundo hace por medio de Sus Mensajeros: se refleja a través de ellos, le da la revelación de Su Palabra para cada edad al Mensajero de cada edad, ese Mensajero capta esa revelación divina y proclama esa revelación divina, ese Mensaje; y con ese Mensaje son llamados y juntados los escogidos de Dios. No hay otra cosa con la cual puedan ser llamados y juntados los escogidos de Dios en cada edad, sino por medio de la Palabra revelada al Angel de cada edad; cuando él la proclama entonces comienza Cristo a llamar y juntar a Sus escogidos de cada edad. El Espíritu Santo comienza a trabajar y a formar el grupo de los escogidos de cada edad, comienza esa obra de creación creando una edad; donde no había una nueva edad crea una nueva edad porque ya la otra edad llegó a su final. Y como lo que Cristo está haciendo es construyendo un Templo Espiritual, una Iglesia, ¿ven? Cuando ya termina la construcción de una parte, pues tiene que pasar a otra parte, no se puede quedar estancado en una edad ¿por qué? Porque nunca terminaría la construcción de ese Templo Espiritual. Cristo no es un vago, es la persona más trabajadora que hay. Un vago ¿qué haría? Se quedaría en una edad: “No, si yo estoy bien aquí, estoy bien acomodadito, yo no voy a seguir construyendo, aquí yo me quedo porque aquí me vino bien todo.” Pues se quedó con una Iglesia incompleta que no puede ser dedicada a Dios como un Templo Espiritual para Dios morar en toda Su plenitud. Ahora, Cristo no se queda así en la sombrita, en una edad para decir: “No, yo de aquí no me voy a mover y este Mensajero que tengo aquí es muy bueno.” Pero vean, cuando se muere se acabó todo lo que Cristo iba a hacer en esa edad; tiene que moverse a otra edad donde levanta a otro Mensajero, le da la revelación divina para esa nueva edad y lo unge con Su Espíritu Santo, la Columna de Fuego lo unge y comienza a predicar el Mensaje, forma un despertamiento espiritual, viene un avivamiento espiritual para el pueblo, y son llamados y juntados los escogidos de esa edad. Cuando se completa el número de esa edad, ¿qué sucede? Dios llama al Mensajero, se lo lleva, se lleva al Mensajero y se va llevando también los escogidos de ese tiempo, y luego viene una nueva edad. Así ha sido de edad en edad y ya han transcurrido las siete edades, y ahora los siete Mensajeros ya se fueron, ¿y qué queda en el Programa de Dios para los hijos e hijas de Dios? Pues queda la mejor parte porque es mejor el fin del negocio que el principio. Así que lo que Cristo ha dejado para el final es la mejor parte. Y ahora, la revelación divina tiene que venir para este tiempo final a la Iglesia del Señor Jesucristo, ¿cómo lo va a hacer, cómo va a suceder, cómo va a venir esa revelación? Vamos a ver la página 365 y 366 también, donde nos dice el Rvdo. William Branham (último párrafo de la página 365, dice): “*Aunque él no será popular* (o sea, el precursor de la Segunda Venida no será popular)*, si será vindicado por Dios. Así como Jesús vindicó a Juan...”* O sea, a Juan el Bautista, pues dijo Jesús acerca de Juan: “Este es aquel Elías que había de venir, si ustedes lo quieren recibir este es aquel Elías que había de venir.” Y el Espíritu Santo vindicó a Jesús. “*Nosotros podemos tener la confianza que este hombre será primeramente vindicado por el Espíritu obrando en su vida con hechos de poder que serán indiscutibles y no hallados en ningún otro lugar; y Jesús mismo, al volver, le vindicará, así como lo hizo con Juan. Juan testificó que Jesús venía. Este hombre también, como Juan, testificará que Jesús viene. Y el mismo regreso de Cristo probará que este hombre en verdad era el precursor de Su Segunda Venida. Esta es la evidencia final de que este hombre es en verdad el profeta de Malaquías 4, porque Jesús mismo aparecerá al fin de la edad gentil. Entonces será demasiado tarde para aquellos que le han rechazado.”* Ahora vean, el precursor de la Segunda Venida de Cristo ya vino y se fue. Ahora, la vindicación final, la confirmación final de que el Rvdo. William Branham es el precursor de la Segunda Venida de Cristo es la misma Venida de Cristo, el cumplimiento de lo que fue profetizado por él será la vindicación, la confirmación final de que el Rvdo. William Branham es el precursor de la Segunda Venida de Cristo. Ha sido confirmado, vindicado por señales, por maravillas, por grandes milagros, pero la vindicación o confirmación final es la Segunda Venida de Cristo. Por eso también Juan el Bautista estando en la cárcel se preocupó, luego de haber presentado a Cristo como aquel que vendría después de él, pero luego que estaba en la cárcel le mandó a preguntar a Jesús: “¿Eres tú el que había de venir o esperaremos a otro?” Jesús sabiendo que Juan era Profeta y que Juan tenía que ver qué decía la Escritura que haría el Mesías, para que fuera identificado el Mesías con lo que estaba prometido que haría el Mesías; por lo tanto Jesús sanó los enfermos, delante de los discípulos de Juan, que fueron a Jesús para preguntarle lo que Juan mandó a preguntar, y echó fuera demonios, dio vista a los ciegos, y también había resucitado muertos y predicó también a los pobres el Evangelio. Entonces dice a los discípulos de Juan: “Vayan a Juan y digan lo que ustedes han visto, vayan a Juan y digan: ‘los ciegos ven, los cojos andan, los demonios son echados fuera, y los muertos son resucitados y a los pobres es predicado el Evangelio.” Juan tenía que ver en la Escritura que eso estaba prometido que el Mesías haría. En Isaías, capitulo 61 dice, verso 1 en adelante: “*El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel;* *a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados.”* Y sigue este pasaje bíblico mostrando un sinnúmero de cosas que corresponden a la Venida del Mesías. En San Lucas, capítulo 4 Cristo cita este pasaje, capítulo 4 de San Lucas, y vamos a ver cómo lo cita, capítulo 4, verso 14 en adelante dice: “*Y Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea, y se difundió su fama por toda la tierra de alrededor.* *Y enseñaba en las sinagogas de ellos, y era glorificado por todos.* *Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer.* *Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito:* *El Espíritu del Señor está sobre mí,* *Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres* (los abatidos son los pobres conforme a como lo cita Jesús aquí: ‘Para dar buenas nuevas a los pobres,’ o sea, para predicar a los pobres, darle a los pobres buenas noticias, buenas nuevas) *Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón;* *A pregonar libertad a los cautivos,* *Y vista a los ciegos.”* Por lo tanto vino dándole vista a los ciegos espirituales, y dándole vista también a los ciegos físicos que estaban ciegos y les daba la vista por la Palabra creadora. “*A poner en libertad a los oprimidos.”* Los oprimidos del diablo que estaban con enfermedades, vean, Cristo los libertaba, los sanaba; como aquella señora jorobada, vean, Cristo un día sábado la sanó y entonces los fariseos y todas esas personas religiosas le dijeron: “Estás quebrantando el sábado, estás haciendo obras el sábado.” Cristo les dice: “¿Para el día sábado, es bueno hacer el bien o el mal?” Y entonces dice: “Ustedes si tienen un animalito y el día sábado se cae en un hoyo, ¿no lo sacan?” Pues claro que lo sacaban, estaban haciendo bien. Y ahora, esta mujer que estaba presa, cautiva con ese problema que tenía de salud, presa, cautiva del diablo, “pues es una hija de Abraham y hoy ha sido libertada.” Eso es en palabras acá nuestras para entender mejor todo lo que quería decir allí. Y ahora, vean ustedes, el sábado Cristo estaba haciendo bien a los oprimidos, fue libertada esta mujer. “A poner en libertad a los oprimidos.” Los oprimidos ¿de quién? Del diablo, porque el diablo es el que oprime a los seres humanos, pero Cristo los liberta. “*A predicar el año agradable del Señor.* *Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él.* *Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros.”* ¿Y quién estaba delante de ellos? Pues Jesucristo, por lo tanto: “Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de ustedes.” Y delante de ellos estaba Jesús. Se ha cumplido esta Escritura ¿en quién? En Jesucristo. Ahora, vean todas las cosas que Isaías decía que iba a hacer el Mesías en Su Venida, y por eso el ministerio de Cristo para Su Primera Venida estaba cargado de grandes maravillas y milagros; pero Juan el Bautista no hizo ningún milagro, pero Jesucristo, el precursado por Juan sí hizo muchos milagros. Los milagros siempre son para atraer, llamar la atención de las personas, para que se den cuenta que Dios está en la escena y escuchen el Mensaje que trae esa persona; y el Mensaje es lo más importante, porque una persona puede ser ciega y la vista puede ser dada a la persona, pero después que se muere los ojos vuelven a perder la vista. Y una persona puede recibir un sinnúmero de milagros, pero aun con todo y eso la persona al final de su vida pierde todos esos milagros, porque el cuerpo se muere y se perdieron todos esos milagros. Pero si la persona recibe la Palabra y recibe a Cristo, pues esa persona no se perderá, vivirá eternamente en un cuerpo nuevo y con todos los sentidos del cuerpo y del espíritu también. Así que lo más importante es recibir la Palabra: “El que oye mi Palabra y cree al que me envió, tiene Vida eterna; y no vendrá a condenación, mas pasó de muerte a vida.” San Juan, capítulo 5, verso 24. Para las personas que oyen la Palabra de Cristo, es que Cristo ha prometido una resurrección si mueren físicamente, y si permanecen vivos hasta que Cristo termine Su Obra de Intercesión en el Cielo y se levante del Trono del Padre, tome el Título de Propiedad que es el Libro de los Siete Sellos conforme a Apocalipsis, capítulo 5, y lo abra en el Cielo y haga Su Obra de Reclamo, y resucite los muertos creyentes en El en cuerpos glorificados, luego los que estén vivos pero que estén escuchando la Voz de Cristo, los que tengan la Luz de Dios, de Cristo, el Mensaje de Cristo revelado para su tiempo, para este tiempo final, tienen la promesa de ser transformados. Ahora vean, San Juan, capítulo 6, verso 39 al 40, dice: “*Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero.”* El Día Postrero es el Séptimo Milenio de Adán hacia acá o Tercer Milenio de Cristo hacia acá, y conforme al calendario gregoriano, el cual se usa entre los gentiles, en la mayor parte de los pueblos gentiles, ya comenzó el Tercer Milenio de Cristo hacia acá. Ya estamos en el año 2002. O sea, que ya estamos en el segundo año del Tercer Milenio de Cristo hacia acá y por consiguiente del Séptimo Milenio de Adán hacia acá, ya llevamos dentro del Día Postrero dos años conforme al calendario gregoriano. “Porque un día delante del Señor es como mil años y mil años como un día.” Así lo dice Dios por medio del Apóstol San Pedro en Segunda de Pedro, capítulo 3, verso 8, y el Profeta Moisés también lo había dicho en el Salmo 90, verso 4. Y ahora, Cristo aquí promete para el Día Postrero la resurrección de todos los creyentes en El que han muerto físicamente, y luego vendrá la transformación de nosotros los que vivimos conforme a Primera de Corintios, capítulo 15, versos 49 al 58, y Primera de Tesalonicenses, capítulo 4, verso 12 al 17, y Filipenses, capítulo 3, verso 20 al 21. Y ahora, el verso 40 del capítulo 6 de San Juan dice: “*Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.”* Si continuamos leyendo todo ese capítulo 6 encontraremos dos lugares más donde Cristo dice: “Y yo le resucitaré en el Día Postrero.” Y ya hemos entrado al Día Postrero delante de Dios, que para los seres humanos es el milenio postrero, el Séptimo Milenio de Adán hacia acá o Tercer Milenio de Cristo hacia acá. Ahora, Cristo también dijo en San Juan, capítulo 11, cuando fue a resucitar a Lázaro le dice a Marta, le dice a Marta en el capítulo 11, verso 23 en adelante: “*Jesús le dijo: Tu hermano resucitará.”* Como también todos los familiares nuestros creyentes en Cristo nacidos de nuevo, Cristo nos dice: “Tu hermano, tu mamá, tu papá o tus hijos, que han partido pero que son creyentes, están en el Paraíso y resucitarán pronto, resucitarán en este tiempo final. Tu hermano resucitará, tu papá resucitará, tu mamá resucitará, tus hijos resucitarán.” Ahora, toda persona que dice que va a resucitar el hermano de Marta, vean, tiene que tener el poder para llevar a cabo esa resurrección, pues Cristo había dicho que en el Día Postrero, El decía: “Y yo le resucitaré en el Día Postrero. “ El ya había resucitado diferentes personas que habían partido, los cuales son tipo y figura también de los que van a resucitar en el Día Postrero. Y ahora, Cristo le está hablando a Marta de que Lázaro va a resucitar en ese momento, pero también va a resucitar en el Día Postrero porque ya él partió; pero Cristo va a colocar el tipo y figura de los muertos en Cristo que van a resucitar, porque Lázaro era un creyente en Cristo juntamente con Marta y María. “*Marta le dijo: Yo sé que resucitará...”* Ahora, ¿para cuándo Marta esperaba la resurrección de Lázaro? Vean: “*Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero.”* Marta no sabía que Cristo iba a resucitar a Lázaro en ese momento, quizás había pensado: “¿Qué le pasaría a Jesús que lo mandamos a buscar cuando Lázaro estaba enfermo, porque nosotros sabíamos que si Jesús venía iba a sanar a Lázaro. Pero ahora no prestó atención a nuestro ruego, nuestra petición, y se quedó por donde estaba y no vino para sanar a Lázaro.” Ahora, ¿no es lo mismo que algunas personas pensarían cuando Jesús dijo: “El que oye mi Palabra y cree al que me ha enviado tiene Vida eterna; y no vendrá a condenación, mas pasó de muerte a vida?” Pues toda persona quizás pensaba al escuchar a Jesús: “Bueno, el que cree en Cristo no morirá, tiene Vida eterna.” Pero vean, todos los creyentes en Cristo de todas las edades pasadas han estado muriendo físicamente, y cualquier persona puede decir (incrédula): “Cristo dijo que el que creyera en El tenía Vida eterna, y miren, se han muerto los creyentes en Cristo.” Cristo no descendió del Cielo para evitar que murieran las persona, cuando llegaban al momento para morir Cristo, no vino para sanarlos, para darles más vida y que siguieran viviendo eternamente; lo mismo que pasó con Lázaro. Cristo se ha quedado en el Cielo intercediendo con Su Sangre como Sumo Sacerdote en el Templo Celestial; como se quedó haciendo milagros y predicando allá cuando lo llamaron no fue, y después llega al cuarto día, ni siquiera fue para darle el pesame a Marta y a María, ni fue al funeral de Lázaro. Vean, y ahora llega, pregunta dónde está, dónde lo colocaron. Pero Cristo ya le había dicho a Sus discípulos: “Lázaro nuestro amigo, está enfermo.” Porque le mandaron a decir que estaba enfermo, pero luego cuando murió dice a Sus discípulos: “Lázaro nuestro amigo, duerme.” Y entonces los discípulos le dicen a Jesús: “Bueno, si duerme pues está bien, está sano.” Pero Jesús, por cuanto no comprendieron que había muerto, porque para el creyente en Cristo al partir se le llama: ‘durmió,’ porque no está muerto, está viviendo en el Paraíso, su alma pasó al Paraíso a vivir en un cuerpo: en su cuerpo angelical, lo único que murió fue el cuerpo físico. Y ahora, Jesús dice a Sus discípulos: “Ya Lázaro murió.” Y entonces entendieron que cuando les habló que dormía se refería a la muerte física. Pero Cristo dice: “Yo me alegro de que yo no estaba allí, me alegro que no estaba allí. Por lo tanto ahora vamos donde él está.” Cristo iba a despertarlo para que la gloria de Dios fuera manifestada allí; porque todo eso iba a ser tipo y figura de la resurrección que Jesucristo va a llevar a cabo con los creyentes en El que han partido. Y ahora, Marta le dice: *“Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero.”* Pues esto era lo que había enseñado Jesús: “Y yo le resucitaré en el Día Postrero.” Eso era lo que había enseñado Jesús para los creyentes en Cristo. Pero ahora Jesús va a dar un ejemplo de lo que será la resurrección en el Día Postrero. “*Y le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.”* “Aunque esté muerto físicamente vivirá en un cuerpo nuevo y glorificado que yo le daré,” y aun aunque esté muerto físicamente está viviendo en el cuerpo angelical teofánico en el Paraíso, pero volverá a vivir físicamente aquí en la Tierra. ¿Cómo? En un cuerpo nuevo que Cristo nos va a dar, el cual será eterno, inmortal, incorruptible y glorificado y jovencito para toda la eternidad. Ahora vean, el creyente en Cristo tiene la promesa de vivir eternamente, si muere volverá a vivir. Job se preguntaba: “Si el hombre muriere, ¿volverá a vivir?” Tenía esa pregunta, pero ahora Cristo lo contesta aquí también. También Job tuvo la respuesta, y después que tuvo la revelación de Jesucristo, dijo: “Yo sé que mi Redentor vive, y después que deseche hasta mi carne, en mi carne he de verlo, he de verlo, he de ver a mi Redentor.” Y ahora, Jesús dice: “*Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?”* Nosotros le decimos: ¡Amén! Lo creemos. Y por cuanto creemos en El, pues si el cuerpo de algunos de los nuestros muere no morirá eternamente, será por un tiempito, en lo que Cristo termina de completar Su Iglesia, en lo que Cristo termina de hacer intercesión hasta por el último que está escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, y después resucitará a los muertos creyentes en El en cuerpos glorificados y a nosotros nos transformará, y entonces todos seremos iguales a Jesucristo nuestro Hermano Mayor, a Jesucristo nuestro Salvador. Marta le contestó, le dijo: “Sí Señor,” lo mismo que nosotros hemos dicho cuando hemos dicho: ¡Amén! Hemos dicho: Si Señor. Por eso aunque pasemos por etapas difíciles en nuestra vida terrenal, tenemos la promesa de que viviremos eternamente en un cuerpo nuevo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado y sin problemas. Por lo tanto los problemas son mientras estamos en este cuerpo, porque en un cuerpo temporal que hemos obtenido por medio de la unión de papá y mamá, y por cuanto hemos nacido en una raza caída por eso es que tenemos problemas, pero estamos pasando por una etapa de prueba. Recuerden que antes de la Adopción viene una etapa de prueba. Adán no pasó la etapa de prueba; o sea, mientras estuvo en la etapa de prueba Adán y Eva fallaron. Pero Cristo sí pasó la etapa de prueba y no cayó y fue adoptado. Y los miembros de la Iglesia de Jesucristo han estado pasando por una etapa de prueba, y en el Día Postrero obtendrán la gran victoria en el Amor Divino y seremos adoptados, que es la Redención del cuerpo, la transformación de nuestros cuerpos, en donde obtendremos el cuerpo nuevo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado. Y entonces ya no estaremos como estamos ahora estando en estos cuerpos de carne, en donde algunos son carpinteros, albañiles o trabajan en una tienda de ropa, o en fábricas, o en alguna oficina del gobierno, y también así las hermanas; cuando estemos en el nuevo cuerpo ya seremos ejecutivos en el Reino de Cristo. Y la clase ejecutiva del rango, del nivel más alto, pues somos nosotros redimidos por la Sangre de Cristo. Toda la Iglesia de Jesucristo es la descendencia de Dios, son los hijos e hijas de Dios, y Dios es el Rey de los Cielos y de la Tierra, por lo tanto Sus hijos son ¿qué? Reyes también. Cristo nos ha redimido con Su Sangre y nos ha hecho para nuestro Dios Reyes y Sacerdotes; y la posición de Reyes en lo literal la vamos a asumir cuando tengamos el nuevo cuerpo, y Sacerdotes aquí en la Tierra en el Reino Milenial también, y Jueces también, porque los santos juzgarán al mundo. Por lo tanto, el orden judicial pertenece a Cristo y Su Iglesia, y el orden de la monarquía pertenece a Cristo y Su Iglesia, y el Orden de la Teocracia pertenece a Cristo y Su Iglesia, y el orden sacerdotal pertenece a Cristo y Su Iglesia, un Nuevo Orden Sacerdotal. Ya el orden levítico, no, ni pasó a la Dispensación de la Gracia y mucho menos a la Dispensación del Reino, este orden sacerdotal era para la dispensación de la Ley, porque era el tipo y figura del Orden de Melquisedec. Pero cuando llega la realidad, el Orden de Melquisedec, que es el Orden del cual Cristo es el Sumo Sacerdote y del cual nosotros somos sacerdotes de Dios, pues ya lo que es en parte, el tipo y figura, es quitado. Así que vean un nuevo orden religioso sacerdotal para el glorioso Reino Milenial de Cristo. Ese orden corresponde a Cristo y Su Iglesia; y el orden judicial también, por eso las leyes que tendrán las naciones no serán las que tienen ahora, serán las que Cristo con Su Iglesia le establezca al pueblo hebreo y a toda la humanidad; y será un Reino con vara de hierro; o sea, que no será un Reino débil, será un Reino en donde las Leyes divinas serán obedecidas. Cristo dijo, enseñándole a Sus discípulos a orar, que nosotros orásemos diciendo: “Venga Tu Reino, hágase Tu voluntad como en el Cielo aquí en la Tierra.” Por lo tanto en esas leyes divinas estará expresada la voluntad de Dios, para que sea hecha la voluntad de Dios aquí en la Tierra en ese glorioso Reino Milenial de Cristo. Así que todo lo relacionado a la vida de la raza humana estará bajo la dirección de Cristo y Su Iglesia. La capital será Jerusalén, el Trono será el Trono de David sobre el cual Cristo se sentará, porque El es el Heredero a ese Trono, y con El se sentará el Vencedor conforme a la promesa de Cristo. “*Al que venciere, yo le daré que se siente conmigo en mi Trono, así como yo he vencido y me he sentado con mi Padre en Su Trono.”* Ahora, viendo todas estas bendiciones que hay para todos nosotros, no podemos hacer otra cosa sino decir: “Gracias Señor Jesucristo que me escogiste desde antes de la fundación del mundo para ser parte de Tu Iglesia, de Tu Cuerpo Místico de creyentes.” Estábamos en El y salimos de El para ser manifestados aquí en la Tierra, y regresamos a El cuando le recibimos como nuestro Salvador, y le decimos: “Señor, soy tuyo.” Y El es de nosotros. Ahora, podemos ver la bendición tan grande que El nos ha dado; podemos ver que por medio de la predicación del Evangelio se extiende la Luz, la revelación del misterio de Dios en Jesucristo nuestro Salvador en Su Primera Venida como Cordero de Dios quitando el pecado del mundo, por medio de la predicación del Evangelio es que se conoce ese misterio. Pedro recibió las llaves, la revelación para abrir la Puerta, que es Cristo, abrir la Puerta de la Primera Venida de Cristo, para que todos conocieran el misterio que se cumplió en Jesucristo nuestro Salvador: se cumplió la Primera Venida del Mesías como Cordero de Dios para quitar el pecado del mundo, lo cual hizo muriendo en la Cruz del Calvario. Luego, ascendió al Cielo con Su propia Sangre, cuando resucitó ascendió al Cielo y presentó Su propia Sangre en el Lugar Santísimo del Templo Celestial. No fue el templo terrenal para llevar la Sangre allí al lugar santísimo del templo terrenal, sino que fue al Templo Celestial, y allí ha estado Cristo como Sumo Sacerdote con Su propia Sangre haciendo Intercesión por cada persona que tiene su nombre escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. Así como hacía el sumo sacerdote el día diez del mes séptimo de cada año, cuando entraba al lugar santísimo con la sangre de la expiación del macho cabrio para colocarla con su dedo, esparcir con su dedo siete veces sobre el propiciatorio, para llevar a cabo la reconciliación del pueblo hebreo con Dios; lo cual tenía que hacer cada año, el día diez de cada mes séptimo; de otra forma, no quedaban reconciliados con Dios y entonces el juicio divino tenía que venir sobre el pueblo hebreo. Por eso en ese día se arrepentían de sus pecados, los confesaban a Cristo arrepentidos de sus pecados, y compungidos de corazón lamentándose por haber pecado ante Dios, afligiendo así sus almas; y el que no afligiera su alma en ese día, sería cortado del pueblo. ¿Ven? Y ahora, estamos en el tiempo de Cristo hacia acá, en el tiempo del perdón. Así como aquel día diez del mes séptimo era el día del perdón, estamos en el Día del Perdón en el cual toda persona puede afligiendo su alma arrepentirse de sus pecados, recibir a Cristo como su Salvador, lavar sus pecados en la Sangre de Cristo, ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y recibir el Espíritu Santo y así ser perdonados sus pecados, ser limpio por la Sangre de Jesucristo de todo pecado, y ser justificados, quedar como si nunca en la vida hubiese pecado, y quedar reconciliado con Dios. ¿Ven? Ahora, podemos ver que ahora la reconciliación no se hace en el tabernáculo que construyó Moisés ni en el templo que construyó el rey Salomón, sino que se hace en el Templo Celestial en el Lugar Santísimo, donde Cristo como Sumo Sacerdote está intercediendo por todos los escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. Está intercediendo por todo el Israel Celestial. Y ahora, podemos ver que ya el pueblo hebreo no tiene templo, no tiene sacrificio por el pecado, no tiene nada; y Dios no acepta sacrificios por el pecado de animalitos, sino que hay un solo sacrificio y una sola Sangre que Dios acepta: es el sacrificio de Cristo y la Sangre de Jesucristo, no acepta otra cosa. Y eso tiene un tiempo, Cristo estará por un tiempo haciendo Intercesión en el Cielo; cuando termine ese tiempo ya las personas aunque quieran recibir el perdón de sus pecados y ser limpios de todo pecado con la Sangre de Cristo, ya no podrán. Por eso, vean ustedes, fue reflejado en el día de la expiación; mientras se estaba en ese día las personas se afligían en sus almas por haber pecado, pedían perdón a Dios. Y el sumo sacerdote estando allá dentro en el templo, vean ustedes, estaba llevando a cabo la obra de reconciliación, era para la reconciliación del pueblo con Dios, y de cada persona como individuo con Dios; era día de reconciliación. Y desde la muerte de Cristo hacia acá estamos en día de reconciliación. Por eso San Pablo dice: “Reconciliaos hoy con Dios.” Es tiempo de reconciliación. Por eso toda persona está llamada a aprovechar la oportunidad que tiene, de obtener el perdón de sus pecados y de recibir la bendición del Espíritu Santo. Vamos a ver dónde está este pasaje... está en el capítulo 5 de Segunda de Corintios, verso... vamos a ver, verso 16 en adelante, dice: “*De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así.* *De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.* *Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación;* *que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación* (el Evangelio de la Gracia)*.* *Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.”* Por medio de Cristo somos reconciliados con Dios, por medio de Cristo y Su sacrificio en la Cruz del Calvario y Su Sangre derramada, recibimos la reconciliación con Dios. Al ser reconciliados con Dios, recibimos el nuevo nacimiento, recibimos un cuerpo angelical teofánico de la sexta dimensión, y en el Día Postrero recibiremos el cuerpo físico, glorificado y eterno, igual al cuerpo de Jesucristo, y entonces todos seremos a imagen y semejanza de Jesucristo nuestro Salvador. Ahora, por medio de la predicación del Evangelio de la Gracia, obtenemos el conocimiento de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario para nuestra reconciliación. Y por medio de la predicación del Evangelio del Reino, recibimos la revelación divina y conocimiento del misterio de la Segunda Venida de Cristo como el León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores \[Nota - Aquí hubo un corte en el audio original\]... así ser transformados, obtener el cuerpo nuevo y glorificado, y ser llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero en el Rapto, o sea, en el arrebatamiento de los santos de la Iglesia del Señor Jesucristo. Y ahora, el Mensaje del Evangelio de la Gracia es el Mensaje de Luz para la Dispensación de la Gracia, el Mensaje del Evangelio del Reino es el Mensaje de Luz para la Dispensación del Reino, porque trae la Luz del misterio de la Segunda Venida de Cristo, y Cristo es la Luz del mundo. Por lo tanto Cristo en Su Primera Venida es la Luz y Cristo en Su Segunda Venida es la Luz también. Por lo tanto, con la revelación del misterio de la Primera Venida de Cristo, siendo predicado ese misterio bajo la predicación del Evangelio de la Gracia, se escucha el Mensaje de Luz para la Dispensación de la Gracia, ese es el Mensaje del Evangelio de la Gracia, ese es el Mensaje de Luz. Y de edad en edad ese es el Mensaje que han proclamado los Angeles Mensajeros de cada edad. Para el Día Postrero por cuanto cae la lluvia temprana y la lluvia tardía a la misma vez, para las edades encontramos cayendo la lluvia temprana, que es la lluvia temprana de la enseñanza de la Primera Venida de Cristo como el Cordero de Dios quitando el pecado del mundo, para obtener el perdón de nuestros pecados, nuestros pecados ser quitados y obtener, recibir el Espíritu Santo y obtener así el nuevo nacimiento. La lluvia tardía es la lluvia de la enseñanza de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo. Para este tiempo final la promesa es que Dios dará la lluvia tardía y la lluvia temprana, o sea, El estará dándole a Su Iglesia la lluvia temprana del misterio de la Primera Venida de Cristo como Cordero de Dios; o sea, nos estará dando la lluvia de la enseñanza del Evangelio de la Gracia. Esa enseñanza ha estado cayendo desde el Día de Pentecostés hacia acá. Pero en todas esas etapas o edades de la Iglesia nunca se cayó la lluvia tardía, porque la lluvia tardía es la predicación del Evangelio del Reino que contiene la revelación del misterio de la Segunda Venida de Cristo. Y ahora, por cuanto ambas lluvias están prometidas para estar cayendo a la vez sobre la Iglesia de Jesucristo, vean, a la vez en este tiempo final se estará predicando el Evangelio de la Gracia y el Evangelio del Reino, se estará hablando de la Primera Venida de Cristo y de la Segunda Venida de Cristo, se estará revelando el misterio de la Primera Venida de Cristo como Cordero de Dios, y se estará revelando el misterio de la Segunda Venida de Cristo como el León de la Tribu de Judá. Y así como el Mensaje del Evangelio de la Gracia es la Luz, el Mensaje de Luz para la Dispensación de la Gracia, el Mensaje del Evangelio del Reino es la Luz, el Mensaje de Luz para la Dispensación del Reino. Pero como caen ambas lluvias a la vez, pues entonces tenemos la Luz de la Dispensación de la Gracia: la revelación de la Primera Venida de Cristo como Cordero de Dios, y la Luz de la Dispensación del Reino: la revelación del misterio de la Segunda Venida de Cristo como el León de la Tribu de Judá. Por lo tanto, en este tiempo final es donde la Iglesia de Jesucristo tiene más Luz. La Luz de Cristo en las edades fue manifestada por medio de los Angeles Mensajeros de cada edad, la Palabra hecha carne en ellos fue la Luz de su edad; por lo tanto ellos fueron como Mensajeros la Luz para su edad, y tenían el Mensaje de Luz: el Evangelio de la Gracia, tenían el Mensaje de su tiempo y tenían la porción correspondiente a su tiempo. Para este tiempo final todo lo que tuvieron los Mensajeros y los Apóstoles, lo tendría la Iglesia de Jesucristo en este tiempo final, más lo que ellos no tuvieron, que fue la Luz del Día Postrero, la Luz de la Dispensación del Reino, la revelación divina del misterio de la Segunda Venida de Cristo, la revelación divina del Evangelio del Reino. Y ahora, el Evangelio de la Gracia es el Mensaje de Luz para la Dispensación de la Gracia, y el Mensaje del Evangelio del Reino es el Mensaje de Luz para la Dispensación del Reino. Y así tenemos la Luz en forma de Mensaje que gira alrededor de Cristo, la Luz del mundo. Cristo, la Luz del mundo en Su Segunda Venida como León de la Tribu de Judá, y Cristo, la Luz del mundo en Su Primera Venida como el Cordero de Dios. Para un Mensaje ser la Luz tiene que girar alrededor de Jesucristo, la Luz del mundo. Y ahora, en nuestro tiempo tenemos el Mensaje de Luz del Evangelio de la Gracia para la Dispensación de la Gracia, y tenemos el Mensaje de Luz del Evangelio del Reino para la Dispensación del Reino. El Mensaje de Cristo para nuestro tiempo, para la Edad de la Piedra Angular, vean, viene con la Luz del Evangelio del Reino en adición a la Luz del Evangelio de la Gracia. Por eso no echamos a un lado el Evangelio de la Gracia, no echamos a un lado la revelación divina de la Primera Venida de Cristo como el Cordero de Dios. Todavía necesitamos que Cristo siga llamando los que faltan, para que entren a la Dispensación de la Gracia y se complete el número de los escogidos de Dios, y luego resucite a los muertos en Cristo y nos transforme a nosotros los que vivimos, y luego entraremos de lleno a la Dispensación del Reino. En la actualidad lo que está sucediendo es un entrelace de la Dispensación del Reino con la Dispensación de la Gracia, por eso tenemos Dispensación de la Gracia y Dispensación del Reino, tenemos el Evangelio de la Gracia y el Evangelio del Reino. Ahora, hemos visto que esto es como fue en los días de Jesús: hubo un entrelace dispensacional allí, porque allí estaba presente el Mensajero dispensacional: Jesucristo nuestro Salvador. Pero después que Cristo murió, resucitó y ascendió al Cielo, en el Día de Pentecostés se abrió la Puerta para la Dispensación de la Gracia, y comenzaron a entrar a la Dispensación de la Gracia los que recibieron a Cristo como su Salvador; pero antes de eso se estaba en un entrelace dispensacional. Cuando seamos transformados y los muertos en Cristo resucitados, entonces entrará la Dispensación del Reino de lleno. Ahora, estamos en un entrelace dispensacional. No podemos dejar o abandonar el Mensaje del Evangelio de la Gracia, tiene que permanecer aunque el Mensaje del Evangelio del Reino también se está predicando, son las dos lluvias: la lluvia temprana y la lluvia tardía cayendo a la misma vez sobre la Iglesia del Señor Jesucristo. Es con la lluvia tardía que viene el recogimiento de los escogidos del Día Postrero, y viene la fe para ser transformados y raptados en este tiempo final; pero una persona no puede ser transformada y raptada si primero no ha recibido a Cristo como su Salvador; y para eso, pues tiene que escuchar la predicación del Evangelio de la Gracia, tiene entonces que recibir la lluvia temprana primero para después recibir la lluvia tardía. Y ahora vean, en la página 131 del libro de *“Las Siete Edades,”* dice el Rvdo. William Branham (párrafo penúltimo, dice): “*Por medio de la lluvia de la enseñanza, o temprana* (y luego dice)*... enseguida vendrá la lluvia de la cosecha o fe para el rapto.”* Y la lluvia de la cosecha es la lluvia tardía para dar la fe para el Rapto, la revelación para el Rapto, que es la revelación de la Segunda Venida de Cristo como el León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo; porque la Segunda Venida de Cristo es para la resurrección de los muertos en Cristo y para la transformación de nosotros los que vivimos. Y ahora, la Iglesia en este tiempo final tiene que tener esa revelación del misterio del Séptimo Sello, del misterio de la Segunda Venida de Cristo, para poder ser transformada y ser transformado cada miembro de la Iglesia del Señor Jesucristo. Y esto, este conocimiento lo obtenemos por medio del Mensaje de Luz, el Mensaje de Luz del Evangelio del Reino que gira alrededor del misterio de la Segunda Venida de Cristo como el León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo. Así como para obtener el nuevo nacimiento necesitamos el Mensaje de Luz del Evangelio de la Gracia, para recibir a Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en agua en Su Nombre, y recibir el Espíritu Santo y obtener el nuevo nacimiento y obtener el cuerpo angelical teofánico. Y para recibir el cuerpo físico, pues necesitamos la revelación del Séptimo Sello, la revelación de la Segunda Venida de Cristo, para obtener así la fe para ser transformados y raptados, o sea, arrebatados al Cielo y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Y ahora, hemos visto: “El misterio del Mensaje de luz.” El Mensaje de Luz es el Mensaje para cada dispensación, y luego se distribuye en cada edad en el Mensaje dado por Cristo a cada Mensajero, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento. Y ahora, tenemos el Mensaje de Luz del Evangelio de la Gracia y tenemos el Mensaje de Luz del Evangelio del Reino. “**EL MENSAJE DE LUZ.”** Ese ha sido nuestro tema para esta ocasión. ***Que las bendiciones de Cristo, el Angel del Pacto, nuestro Salvador, sean sobre todos ustedes y sobre mí también; y pronto Cristo resucite los muertos creyentes en El y nos transforme a nosotros los que vivimos, y nos lleve con El a la Cena de las Bodas del Cordero, a la Casa de nuestro Padre Celestial, a la Séptima dimensión. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.*** Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes, dándoles testimonio de: **“EL MENSAJE DE LUZ.”** ¿Y dónde están los que han recibido el Mensaje de Luz para este tiempo final? Pues aquí estamos siendo alumbrados por el Mensaje de Luz del Día Postrero. Que Dios les bendiga, que Dios les guarde; y con nosotros nuevamente el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín. “**EL MENSAJE DE LUZ.”**