--- title: 'El que controla el tiempo' date: 2001-08-08 activity: 1 place: city: Jocotenango state: Sacatepéquez country: GT duration: 00:00:00 public: false youtube: translations: files: --- Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Para lo cual quiero leer en el libro de los Hechos, capítulo 1, versos 6 al 11, donde nos dice de la siguiente manera (este fue el día que Jesús fue a ascender al Cielo, y estaba con El Sus discípulos, y le hicieron algunas preguntas). Dice... vamos a leer un poquito antes para que tengan el cuadro claro, verso 1 en adelante, dice: “*En el primer tratado, oh Teófilo, hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar,* *hasta el día en que fue recibido arriba, después de haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido;* *a quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios.* *Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí.* *Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.* *Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?* *Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad;* *pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.* *Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos.* *Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas,* *los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.”* Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla. Nuestro tema para esta ocasión es: **“EL QUE CONTROLA EL TIEMPO.”** Porque el Padre ha puesto en Su sola potestad los tiempos y las sazones. Encontramos que Dios es el que controla el tiempo, y por consiguiente le ha dado tiempo a toda Su creación, le ha dado tiempo a la raza humana, y en el tiempo que le ha dado a la raza humana están los tiempos y las sazones, o sea, las diferentes etapas y generaciones, y edades y dispensaciones por las cuales la raza humana pasaría; pero eso está en la sola potestad de Dios. No puede aparecer una generación sin que Dios haya establecido que vendrá esa generación, y Dios le da un lapso de tiempo a esa generación. Y ahora, Dios es el que controla el tiempo, el cual aparece aquí también en el libro del Profeta Daniel, en el capítulo 7, verso 9 en adelante, donde dice: “*Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días* (un Anciano de días tiene mucho tiempo, el Anciano del tiempo)*, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente.* *Un río de fuego procedía y salía de delante de él; millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de él; el Juez se sentó, y los libros fueron abiertos.* *Yo entonces miraba a causa del sonido de las grandes palabras que hablaba el cuerno; miraba hasta que mataron a la bestia, y su cuerpo fue destrozado y entregado para ser quemado en el fuego.* *Habían también quitado a las otras bestias su dominio, pero les había sido prolongada la vida hasta cierto tiempo.”* Porque el Anciano del tiempo, el Anciano de días, es el que controla el tiempo, y le dio, le prolongó tiempo, días, a estos dominios, estas bestias, que representan el reino de los gentiles. Como también en la estatua que vio el rey Nabucodonosor, representaba el reino de los gentiles aquella estatua con sus diferentes materiales, con la cual estaba construida la estatua. Ahora, en esta otra visión que tuvo el Profeta Daniel, en donde Dios le mostró el reino de los gentiles, se lo mostró a Daniel con unas bestias diferentes la una de la otra, que también son los cuatro imperios que vendrían en el reino de los gentiles; el último imperio, el cuarto imperio, tendría dos partes. Y ahora, en esta visión, vean, dice en el capítulo 7, verso 1 en adelante: “*En el primer año de Belsasar rey de Babilonia tuvo Daniel un sueño, y visiones de su cabeza mientras estaba en su lecho; luego escribió el sueño, y relató lo principal del asunto.* *Daniel dijo: Miraba yo en mi visión de noche, y he aquí que los cuatro vientos del cielo combatían en el gran mar.* *Y cuatro bestias grandes, diferentes la una de la otra, subían del mar.* *La primera era como león, y tenía alas de águila. Yo estaba mirando hasta que sus alas fueron arrancadas, y fue levantada del suelo y se puso enhiesta sobre los pies a manera de hombre, y le fue dado corazón de hombre.”* Ese fue el imperio de Nabucodonosor, con Nabucodonosor. “*Y he aquí...”* Ahora vamos a la segunda bestia, que representa el imperio Medo-persa, el imperio de Media y de Persia, y dice: “*Y he aquí otra segunda bestia, semejante a un oso, la cual se alzaba de un costado más que del otro, y tenía en su boca tres costillas entre los dientes; y le fue dicho así: Levántate, devora mucha carne.”* Ese fue el segundo imperio mundial de los gentiles, el imperio Medo-persa. Ahora vamos al tercer imperio mundial de los gentiles, que es el imperio de Grecia, el imperio griego. Dice: “*Después de esto miré, y he aquí otra, semejante a un leopardo, con cuatro alas de ave en sus espaldas; tenía también esta bestia cuatro cabezas; y le fue dado dominio.”* Y ahora pasamos al cuarto imperio, el imperio romano. Dice: “*Después de esto miraba yo en las visiones de la noche, y he aquí la cuarta bestia, espantosa y terrible y en gran manera fuerte, la cual tenía unos dientes grandes de hierro; devoraba y desmenuzaba, y las sobras hollaba con sus pies, y era muy diferente de todas las bestias que vi antes de ella, y tenía diez cuernos.* *Mientras yo contemplaba los cuernos, he aquí que otro cuerno pequeño salía entre ellos, y delante de él fueron arrancados tres cuernos de los primeros; y he aquí que este cuerno tenía ojos como de hombre, y una boca que hablaba grandes cosas.”* Aquí tenemos en esta segunda parte del cuarto imperio, porque el cuarto imperio tiene dos partes. Ahora en esta segunda parte encontramos los diez reyes aquí que le dan su poder y su autoridad a la bestia. Ahora, el poder de la bestia, de estas bestias, es el poder del reino de los gentiles, el cual en este tiempo final será quitado ese poder, la bestia será destruida, como los pies de hierro y de barro cocido son destruidos por la venida de la piedra no cortada de manos, en el capítulo 2 del libro de Daniel. Ahora, aquí lo mismo es mostrado con —usando estos símbolos de estas bestias— y para este tiempo final es que la bestia (esta final), será destruida y quemada, eso será fuego atómico que la quemará. Sigue diciendo ahora en el mismo capítulo 7, verso 13 en adelante, veamos verso 12 en adelante, dice... todo esto que habíamos leído anteriormente... 11: “*Yo entonces miraba a causa del sonido de las grandes palabras que hablaba el cuerno; miraba hasta que mataron a la bestia, y su cuerpo fue destrozado y entregado para ser quemado en el fuego.”* ¿Ven? La bestia será quemada con fuego atómico. “*Habían también quitado a las otras bestias su dominio, pero les había sido prolongada la vida hasta cierto tiempo.* *Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él.* *Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido.”* Esto mismo es lo que ve el Apóstol San Juan en el libro del Apocalipsis, en el capítulo 5. Aquí, vean ustedes, en este capítulo 5, dice, verso 1 en adelante: “*Y vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos.* *Y vi a un ángel fuerte que pregonaba a gran voz: ¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos?* *Y ninguno, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro, ni aun mirarlo.* *Y lloraba yo mucho, porque no se había hallado a ninguno digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo.* *Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos.* *Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra.* *Y vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono.* *Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos* (o sea, las oraciones de los santos que habían partido, que habían orado y estaban orando por la resurrección. Ahí también tienen que estar nuestras oraciones por nuestra transformación también)*.”* Y aquí dice: “*Y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación;* *y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra.* *Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones,* *que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza.”* ¿Ven? El Apóstol San Juan ve y escucha lo mismo que el Profeta Daniel vio en su tiempo. “*Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos.* *Los cuatro seres vivientes decían: Amén; y los veinticuatro ancianos se postraron sobre sus rostros y adoraron al que vive por los siglos de los siglos.”* Aquí tenemos un cuadro claro de lo que también había visto el Profeta Daniel en el capítulo 7.