--- title: 'Los Hijos de Luz' date: 2001-07-31 activity: 2 place: city: Campeche state: Campeche country: MX duration: 00:00:00 public: false youtube: translations: files: --- Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes aquí en Campeche, Campeche, República mexicana; es para mí una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión. Reciban saludos de mi esposa Erica, y también los niños reciban saludos de mi niña América. Para esta ocasión leemos en Primera de Tesalonicenses, capítulo 5, verso 1 en adelante, donde nos dice el Apóstol San Pablo; capítulo \*5, verso 1 al 11: “*Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba.* *Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche;* *que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán.* *Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón.* *Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas.* *Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios.* *Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan.* *Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo.* *Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo,* *quien murió por nosotros para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él.* *Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis.”* Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla. Nuestro tema es: **“LOS HIJOS DE LUZ.”** Aquí el Apóstol San Pablo nos muestra que hay hijos de luz y que hay hijos de las tinieblas; así como Cristo enseñó que en el campo, en el mundo, hay trigo (esos son los hijos de luz, son los hijos del Reino, los hijos de Dios por medio de Jesucristo), y hay cizaña. Y Cristo dice que la cizaña son los hijos del malo, los hijos del diablo, y dice que el que sembró la cizaña es el diablo. Esa cizaña son los hijos de las tinieblas, y el trigo son los hijos de luz, los hijos e hijas de Dios por medio de Jesucristo nuestro Salvador, porque Jesucristo, el Hijo del Hombre, es el que siembra la buena simiente, y la buena simiente son los hijos de Dios, los hijos de luz. Y ahora, conscientes de que hay hijos de luz e hijos de las tinieblas, tenemos nosotros que comprender este misterio tan grande que hay aquí en la Tierra, en donde hay hijos de dos reinos: del reino de las tinieblas, que es el reino del diablo, esos son los hijos del diablo, y los hijos de luz, que son los hijos del Reino de Cristo. Por eso encontramos que San Pablo nos dice en Colosenses, capítulo 1, verso 12 en adelante: “*Con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz;* *el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo,* *en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.”* Ahora, vean ustedes, hemos sido trasladados de las tinieblas (o sea, del reino de las tinieblas, del reino del maligno), como el pueblo hebreo fue libertado de la esclavitud en Egipto, ahora nosotros hemos sido libertados de la esclavitud en el reino de las tinieblas, y hemos sido trasladados al Reino de Jesucristo, nuestro Salvador. Así como el pueblo hebreo fue libertado del reino del farón en Egipto, de ese reino egipcio, de ese imperio egipcio, y fue trasladado, llevado a la tierra prometida, donde fue establecido el pueblo hebreo y donde estuvo el Trono de Dios, y fue establecido el Reino de Dios en medio del pueblo hebreo, pues el Trono de David es el Trono terrenal de Dios, donde se sentó David y donde se sentó Salomón, el hijo de David. Y ese es el Trono de David, del cual habla el Arcángel Gabriel a la virgen María en San Lucas, capítulo 1, versos 31 en adelante, cuando dice (a la virgen María le dice el Arcángel Gabriel): “*Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre* *Jesús*. *Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre;* *y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.”* Y ahora, este Trono de David, vean ustedes, es el Trono terrenal de Dios para gobernar desde ese Trono sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones. Ahora, el Trono de Dios en el Cielo, desde ese Trono Dios gobierna, reina sobre el Universo completo, sobre toda la Creación, y en ese Trono se sentó Cristo cuando ascendió victorioso al Cielo; y es la primera oportunidad o la primera ocasión en que una persona, un hombre pero con un cuerpo glorificado, se sienta en el Cielo en el Trono de Dios, y recibió todo poder y autoridad en el Cielo y en la Tierra. Por lo tanto, Cristo es Rey en el Cielo y en la Tierra, todo le pertenece a El porque El es el Heredero de toda la Creación. Y ahora, en la Tierra el Trono de Cristo es el Trono de David, en el Cielo el Trono es el Trono de Dios, donde Cristo se sentó. Ahora Cristo promete en Apocalipsis, capítulo 3, verso 21, diciendo: “*Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.”* En la misma forma que el Padre le dio a Jesús que se sentara en Su Trono o en el Cielo, porque obtuvo la victoria al venir a la Tierra y morir por todos nosotros, y luego resucitar victorioso y ser glorificado y ascender al Cielo. Así Cristo le dará también al Vencedor del Día Postrero, al Siervo fiel y prudente que se siente con El en Su Trono, porque ése es el que vencerá en el Día Postrero, y por consiguiente será glorificado, será transformado y tendrá un cuerpo glorificado, y se sentará con Cristo en Su Trono, así como Cristo se sentó con el Padre en Su Trono en el Cielo; y será la primera ocasión en que en el Trono de David se siente un hombre pero con un cuerpo glorificado, porque los que se sentaron anteriormente se sentaron con cuerpos mortales, y por eso estuvieron un tiempo y luego murieron. Ahora, podemos ver que hay una dualidad en cuanto a trono: Trono de Dios y Trono de Cristo. Y ahora, encontramos que el Reino de Luz, el Reino de Cristo será establecido en la Tierra literalmente, para gobernar sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones, y los hijos de luz que son los creyentes en Cristo nacidos de nuevo, nacidos en el Reino de Luz, el Reino de Cristo, la Iglesia de Jesucristo, serán en ese Reino con Cristo Reyes y Sacerdotes, Cristo es Rey, y nosotros hemos sido hechos Reyes, porque El nos lavó con Su Sangre y nos ha hecho para nuestro Dios Reyes y Sacerdotes, y reinaremos sobre la Tierra (Apocalipsis, capítulo 1, verso 5 al 6; y Apocalipsis, capítulo 5, versos 9 al 10; y Apocalipsis capítulo 20, versos 4 al 6). Y en ese Reino estaremos con Cristo como Reyes y Sacerdotes reinando por mil años y luego por toda la eternidad, y así el Reino será dado al pueblo de los santos, que es la Iglesia del Señor Jesucristo, que son los hijos de luz. Vean, el mismo Cristo hablando dijo cosas muy importantes en cuanto a los hijos de luz, como también San Juan en una de sus cartas dice: “Dios es Luz y en El no hay ninguna tiniebla.” Y también dice la Escritura que el Padre de las luces, o sea, lo menciona a Dios como el Padre de las luces; y si El es Luz, Sus hijos son luz, luces, el Padre de las luces, el Padre de todos Sus hijos que son luz. Y ahora, Cristo dijo en San Juan, capítulo 8, verso 12: “*Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.”* Por lo tanto tendrá la Luz de la Vida eterna, que es el Espíritu Santo, y así nacerá en el Reino de Luz, que es el Reino de Cristo, nuestro Salvador; y por cuanto Jesucristo es la Luz del mundo y El nos saca de las tinieblas, del reino de las tinieblas, del reino de tinieblas, y nos coloca en el Reino de Luz. Y ahora, El dice: “Vosotros sois la luz del mundo.” ¿Ven? Lo que Cristo es, lo son también los hijos de luz: Cristo es Luz, los creyentes en El son luz también, la luz del mundo, así como Cristo es la Luz del mundo. Y ahora, estando en este Reino glorioso de Cristo, del cual dijo aquí en Colosenses, capítulo 1, verso 12 en adelante: “*Con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz;* *el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo,* *en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.”* Ahora vean, el perdón de pecados se consigue solamente en una persona: nuestro amado Señor Jesucristo. Fuera de Jesucristo ninguna persona podrá conseguir perdón de pecados, fuera de Jesucristo ninguna persona podrá recibir Redención, fuera de Cristo ninguna persona podrá recibir el nuevo nacimiento, fuera de Cristo ninguna persona podrá ser sacado del reino de las tinieblas, del diablo, y ser colocado en el Reino de Luz, el Reino de Jesucristo, nuestro Salvador. Tiene que ser por medio de Jesucristo todo el Programa de Redención para ser libertados del Egipto espiritual, del reino de las tinieblas, del reino del maligno, del reino del mundo, y ser colocados en el Reino de Jesucristo, nuestro Salvador. Y ahora, al ser colocados en el Reino de Cristo, el Reino de Luz, somos hijos no de este mundo sino del Reino de Cristo, por lo tanto somos hijos e hijas de Dios. Ahora, por cuanto la luz resplandece en las tinieblas a causa de que en las tinieblas estaban esas simientes que tenían que nacer a Vida eterna, la luz ha estado resplandeciendo en las tinieblas a medida que se ha estado predicando el Evangelio en este planeta Tierra en medio de la raza humana, ¿para qué? Para que salgan a la luz los hijos de luz, salgan a la luz esas simientes y broten a Vida eterna, y vengan a ser manifestados como hijos e hijas de luz en el Reino de Cristo, nuestro Salvador (o sea, en la Iglesia del Señor Jesucristo). Y ahora, hemos visto quiénes son los hijos de luz, son los creyentes en Cristo, nuestro Salvador, los cuales nacen en el Reino de Cristo como hijos e hijas de luz, obtienen el cuerpo angelical teofánico cuando reciben el Espíritu Santo, y en el Día Postrero en adición recibirán el cuerpo físico, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, igual al cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo. Y ahora, aunque los hijos de las tinieblas, los hijos de este siglo son más sagaces que los hijos de luz, los hijos del Reino de Dios, con todo y eso, los hijos de las tinieblas, los hijos de este siglo perecerán. Pero los hijos de luz, los hijos del Reino de Cristo vivirán eternamente con Cristo, nuestro Salvador, porque el Reino de Cristo permanecerá para toda la eternidad, el reino de las tinieblas será destruido, será desechado por Dios, será aniquilado en el lago de fuego, y con la destrucción del reino de las tinieblas serán destruidos también todos los hijos de las tinieblas. Todos los hijos de las tinieblas van a desaparecer en el lago de fuego, pero los hijos de luz son los hijos del Reino de Luz, del Reino de Jesucristo, nuestro Salvador, que es un Reino eterno. Por lo tanto, los que están en ese Reino son eternos, han recibido Vida eterna y vivirán por toda la eternidad en el Reino de Cristo por el Milenio y por toda la eternidad con Vida eterna, cuerpos jovencitos y glorificados, representado para toda la eternidad de 18 a 21 años de edad, y sin nunca enfermase y sin nunca ponerse viejos, y sin nunca morir. Eso es lo que Dios tiene para los hijos de Luz. Por eso es que Cristo ha venido: para darnos Vida eterna, colocarnos en Su Reino y así estar manifestados como hijos e hijas de luz en Su Reino, en Su Iglesia, lo cual El ha estado realizando de etapa en etapa, de edad en edad cuando ha llamado y juntado Sus escogidos de cada edad, por medio del Mensajero de cada edad. Y ahora, en este tiempo llama y junta a los escogidos del Día Postrero, los cuales son ¿quiénes? ¿Dónde están? Estamos aquí presentes un grupo que damos testimonio que El nos ha llamado de las tinieblas a Su Luz admirable, nos ha colocado en Su Reino de Luz, y ahora estamos manifestados como hijos e hijas de luz en Su Reino. Y ahora, somos la luz del mundo como Cristo es la Luz del mundo, para alumbrar con la Luz de Cristo a la humanidad, dándole a conocer a la humanidad que la salvación se encuentra en Jesucristo, nuestro Salvador, para que toda persona pueda recibir a Cristo como nuestro Salvador, lavar sus pecados en Su Sangre, ser bautizados en Su Nombre y recibir el Espíritu Santo, y así recibir Vida eterna y vivir con Cristo por toda la eternidad. A medida que pasan las diferentes etapas de la Iglesia son llamados de las tinieblas, del reino de las tinieblas, al Reino de Luz, al Reino de Cristo, todas esas simientes que han estado en ese reino de las tinieblas. Por eso San Pablo dice: “Antes ustedes eran hijos de ira por naturaleza.” O sea, por el cuerpo espiritual de la quinta dimensión, el espíritu del mundo que habíamos recibido, nacimos como hijos del reino de las tinieblas por el nacimiento natural. Pero ahora por medio del nuevo nacimiento nacemos en el Reino de Luz, en el Reino de Cristo como hijos e hijas de luz, obteniendo un cuerpo angelical de la sexta dimensión; y en el Día Postrero, que es el Séptimo Milenio de Adán hacia acá, el cual ya ha comenzado en este año conforme al calendario gregoriano, recibiremos el cuerpo glorificado, recibiremos un cuerpo de hijos e hijas de luz, un cuerpo glorificado que ninguna otra persona tendrá, solamente los hijos de luz, para poder vivir con Cristo en Su Reino como Reyes y Sacerdotes por toda la eternidad. Y ahora, de etapa en etapa Cristo por medio del Mensajero de cada edad, Cristo en Espíritu Santo se manifiesta, se revela al Mensajero, lo envía al pueblo, le revela Su Palabra para esa edad, ese Mensajero ungido con el Espíritu Santo predica esa Palabra, y con ese Mensaje, esa Palabra predicada son llamados y juntados los escogidos de Dios, y se cumple la Escritura de San Juan capítulo 10, verso 14 en adelante, la cual dijo Cristo: “*Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,* *así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.* *También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.”* Y ahora, Cristo ha estado llamando a Sus ovejas usando a cada Mensajero correspondiente a cada edad, y las ha estado colocando a esas ovejas ¿dónde? En Su Redil, y el Redil del Señor, el Redil en donde El coloca Sus ovejas es Su Iglesia, y el Buen Pastor es Jesucristo, nuestro Salvador, y el Instrumento que El usa para llamar y juntar las ovejas es el Angel Mensajero correspondiente a cada edad. Para este tiempo final dice Cristo en San Mateo 24, verso 31: “*Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.”* Para este tiempo final Cristo envía a Su Angel Mensajero, como dice en Apocalipsis, capítulo 22, verso 16: “*Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.”* En ese Angel Mensajero, que es el último Profeta Mensajero para la Iglesia y también para el pueblo hebreo, un Profeta Mensajero dispensacional, estará el Sello del Dios Vivo, el Espíritu Santo, llamando y juntando Sus ovejas de entre los gentiles para Su Cuerpo Místico de creyentes, y luego llamando Sus ovejas del pueblo hebreo: ciento cuarenta y cuatro mil hebreos, y sellándolos en sus frentes con el Sello del Dios Vivo. Porque en ese Angel Mensajero estará operando el Espíritu Santo los ministerios de los Dos Olivos, los ministerios de los Angeles del Hijo del Hombre, que son los ministerios de Moisés y Elías, y también estará siendo operado el ministerio del Hijo del Hombre, de Cristo en ese Angel Mensajero del Señor Jesucristo, para el llamado de las ovejas del Señor del Día Postrero, para el llamado de los hijos de Luz, para ser colocados ¿dónde? En el Reino de Luz, el Reino de Jesucristo, la Iglesia del Señor Jesucristo. Ahora, hemos visto cómo El llama a Sus ovejas y las coloca en Su Reino. Los que no quisieron creer en Cristo cuando El estuvo en la Tierra, no quisieron venir a Cristo para recibir Vida eterna, por lo tanto estaban perdiendo la bendición que Dios tenía para aquel tiempo, bendición grande y maravillosa que ellos estuvieron perdiendo en aquel tiempo. Ahora, hemos visto que hay dos reinos: el reino de las tinieblas, que es el reino del diablo, de Satanás, del maligno, del enemigo de Dios, y está también el Reino de Dios, el Reino de Cristo. Y ahora, los que están en el reino de las tinieblas, del maligno, son y están como hijos de tinieblas, hijos de las tinieblas; pero los que están en el Reino de Cristo están como hijos de luz manifestados en ese Reino con Vida eterna y con un cuerpo angelical teofánico eterno, y pronto recibirán el cuerpo físico, eterno, inmortal y glorificado, y jovencito para toda la eternidad. De edad en edad nacen en el Reino de Luz por medio del nuevo nacimiento los hijos e hijas de luz; así como nacen en nuestros hogares nuestros hijos y llevan nuestro nombre, ahora en el Reino de Cristo nacen los hijos de luz, los hijos e hijas de Dios y llevan el Nombre de Dios. Y ahora, hemos visto que hay hijos de luz representados en las ovejas que el Padre le ha dado a Cristo para que les dé Vida eterna, pero también hay ovejas que no son de Cristo, Cristo mismo lo dijo en San Juan, capítulo 10, versos 22 en adelante. Vean este pasaje, dice: “*Celebrábase en Jerusalén la fiesta de la dedicación. Era invierno,* *y Jesús andaba en el templo por el pórtico de Salomón.* *Y le rodearon los judíos y le dijeron: ¿Hasta cuándo nos turbarás el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente.* *Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí;* *pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho.”* ¿Ven que hay ovejas que no son del Redil del Señor? Pero vean, se identifican las ovejas que no son del Redil del Señor en que no escuchan la Voz de Cristo. La Voz de Cristo está llamando y juntando a Sus ovejas de etapa en etapa, de edad en edad por medio del Mensajero de cada edad, y las ovejas de Cristo oyen esa Voz de Cristo a través del Mensajero de cada edad, y son colocadas en el Redil del Señor. “*Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,* *y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.* *Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.* *Yo y el Padre uno somos.”* Y ahora, las ovejas de Dios dadas por el Padre a Cristo para que les dé Vida eterna, nadie las puede arrebatar de la mano de Cristo, porque nadie las puede arrebatar de la mano del Padre Celestial, Cristo dice: “*Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.”* Y ahora, esas son las ovejas de Dios, las ovejas del Buen Pastor, que El llama y coloca en Su Redil, en Su Reino, en Su Iglesia, y esos son los hijos de Luz. ¿Vieron lo sencillo que es todo? “Y el que es de Dios la Voz de Dios oye.” El que es un hijo de Luz, la Voz de Cristo, la Luz del mundo, escucha en la edad que le toca vivir por medio del Mensajero de esa edad. Cristo hablándole a los hijos de Luz siempre por medio del Mensajero correspondiente a cada edad, y revelándole las cosas que deben conocer en el tiempo en que están viviendo, y son llamados y juntados en el Redil del Señor, en el Cuerpo Místico de Cristo, que es la Iglesia del Señor Jesucristo, la cual es el Reino de Luz, el Reino de Jesucristo, nuestro Salvador. Y ahora, vosotros sois la luz del mundo, así como Cristo es la Luz del mundo; y así como Cristo es la Luz que alumbra a todo hombre que viene a este mundo y vino a este mundo en carne humana, vosotros sois los hijos de Luz que habéis venido a este mundo para pasar una temporada en este cuerpo mortal, corruptible y temporal, y hacer contacto con Cristo, la Vida eterna, la Luz del mundo, para ser restaurados a la Vida eterna y así ser manifestados como hijos de Luz en el Reino de Luz, en el Reino de Jesucristo, o sea, la Iglesia del Señor Jesucristo. Y ahora, ¿quiénes son los hijos de Luz? Pues aquí estamos. Los hijos de Luz son los creyentes en Cristo que han lavado sus pecados en la Sangre de Cristo habiendo recibido a Cristo como su Salvador personal, y han sido bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y han recibido el Espíritu Santo, y así han recibido el nuevo nacimiento, y han nacido en el Reino de Cristo, el Reino de Luz como hijos de Luz. “**LOS HIJOS DE LUZ.”** ¿Quiénes son? Todos nosotros, todos los miembros del Cuerpo Místico de nuestro amado Señor Jesucristo. Ha sido para mí un privilegio y bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de: “LOS HIJOS DE LUZ.” E identificando a los hijos de Luz de cada edad pasada y a los hijos de Luz de este tiempo final, y también identificando el Reino de Luz, que es el Reino de Jesucristo, la Iglesia del Señor Jesucristo. Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes dándoles testimonio de los hijos de Luz. ***Que las bendiciones de Dios por medio de Jesucristo, para los hijos de Luz en el Reino de Luz, sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y nos prospere espiritualmente y materialmente, y nos llene del conocimiento de todo Su Programa, y nos prepare para nuestra transformación; y pronto se complete el número de los escogidos de Dios en el Reino de Luz, el Reino de Cristo.*** ***Y pronto también nos transforme, nos prepare y estemos listos, nos use llevando el Mensaje para que vengan los que faltan y nos llene también del conocimiento de Su Programa.*** ***Y pronto Cristo se levante del Trono del Padre al terminar Su Obra de Intercesión, tome el Título de Propiedad, reclame Su Obra, reclame todos los que todos los que El ha redimido con Su Sangre, resucite a los muertos creyentes en El en cuerpos glorificados y eternos, y nos transforme a nosotros los que vivimos, y todos tengamos el cuerpo glorificado igual al cuerpo de Jesucristo nuestro Salvador, y se manifieste Cristo en toda Su plenitud en Su Iglesia, y luego nos lleve con El a la Cena de las Bodas del Cordero, a la Casa de nuestro Padre Celestial en el Cielo. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.*** Pronto seremos transformados conforme al Programa Divino, pues estamos viviendo en el Día Postrero, en el tiempo para el cual Cristo ha prometido la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación nuestra. Cristo dijo para los creyentes en El: “Y Yo le resucitaré (¿cuándo?) en el Día Postrero.” Vean, les voy a leer esa Escritura, ya que se las mencioné aquí de San Juan, para que se queden con esa Escritura y estén bien agarrados de Cristo. Dice San Juan capítulo 6, verso 39 al 40: “*Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero.”* ¿Ven? El resucitará todo lo que el Padre le ha dado, todas esas ovejas, todos esos hijos de Luz serán resucitados por Cristo los que ya han partido, y los que estamos vivos seremos transformados. “*Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.”* (San Juan, capítulo 6, versos 39 al 40.) Y ahora, estamos esperando nuestra transformación y la resurrección de los muertos en Cristo, porque Cristo lo ha prometido para ¿quiénes? Para los creyentes en El, para los hijos e hijas de Luz, que son los miembros de Su Iglesia. Así que, permanezcan bien agarrados de Cristo, en el Reino de Cristo en Su Iglesia, porque vamos a ser transformados en algún momento del Día Postrero, en este siglo que ha comenzado vendrá la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos. En este milenio que ha comenzado será la transformación nuestra, en el primer siglo de este Día Postrero o Milenio Postrero. Así que estemos preparados, no sabemos en qué año será, pero sabemos que será en este siglo que ha comenzado, el algún año de este siglo, y sabemos que es en este nuevo milenio que ha comenzado, porque somos el grupo final de los hijos de Luz en el Cuerpo Místico de Cristo, en el Reino de Jesucristo, nuestro Salvador. Y habrá algunos de ese grupo y de todo el Cuerpo Místico de Cristo que no verá muerte, esa promesa es para ser cumplida con el grupo de los escogidos del Día Postrero, de la Edad de la Piedra Angular, es para ser cumplido con los hijos y en los hijos de Luz del Reino de Luz, del Reino de Cristo en el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular y Séptimo Milenio de Adán hacia acá. Por lo tanto, estemos preparados como hijos de Luz caminando en Luz, y recordando que si estamos en Luz como El está en Luz, tenemos comunión los unos con los otros, y la Sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado (Primera de Juan capítulo 1, verso 7). La Sangre de Cristo está las 24 horas del día y la noche a nuestra disposición para limpiarnos de todo pecado que hayamos cometido, todo error que hayamos cometido luego de ya estar en Su Reino. O sea, que no podemos desanimarnos nunca en nuestra vida, tenemos que seguir adelante en el Reino de Luz, porque somos hijos de Luz; y Cristo dijo que ni uno, ni uno se perderá. “Nadie las arrebatará de mi mano (dice Cristo) porque mi Padre que me las dio es mayor que todos y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.” Nadie puede arrebatar de la mano del Padre esas ovejas que le dio a Jesús para que les diera Vida eterna, El dijo: “Yo he venido a salvar lo que se había perdido.” A buscar y salvar lo que se había perdido: para eso vino el Hijo del Hombre, y esas son las ovejas, los hijos de Luz que se habían perdido, y entonces aparecieron en el reino de las tinieblas, pero son sacados del reino de las tinieblas y colocados en el Reino de Luz, y son manifestados como hijos e hijas de Luz, hijos e hijas de Dios en el Reino de Luz, en el Reino de Jesucristo, nuestro Salvador. Que las bendiciones de Cristo, el Angel del Pacto, sean sobre todos ustedes hijos e hijas de Luz, del Reino de Luz, del Reino de Cristo, nuestro Salvador. Muchas gracias por vuestra amable atención, y mientras cantamos el cántico que nos habla del Hombre que nos transformó, de Jesucristo, nuestro Salvador, pasará el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín para finalizar nuestra parte en esta ocasión. Que Dios les bendiga y les guarde, y continúen pasando todos una noche llena de las bendiciones de Cristo, nuestro Salvador. “**LOS HIJOS DE LUZ.”**