--- title: 'Abraham, el amigo de Dios' date: 2001-04-20 activity: 1 place: city: Waco state: Texas country: US duration: 00:00:00 public: false youtube: translations: files: --- Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes aquí en Waco; es para mí una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Reciban también saludos de mi esposa Erica, quien desea en alguna ocasión estar con ustedes aquí en las actividades; y también los niños reciban saludos de América, quien les ama y desea en alguna ocasión estar en otro recorrido. Para esta ocasión leemos la Escritura en Santiago, capítulo 2, versos 21 al 24, donde dice: “*¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar?* *¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras?* *Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios.* *Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe.”* Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla. Nuestro tema para esta ocasión es: **“ABRAHAM, EL AMIGO DE DIOS.”** Para poder comprender esta amistad entre Dios y Abraham tenemos que conocer la historia de Abraham. Y ahora, veamos lo que Dios le dice a Abraham. Dios hablándole al patriarca Abraham, le dice en el capítulo 17, verso 1 en adelante: “*Era Abram* (todavía no se le ha cambiado el nombre, pero en este mismo capítulo tendrá el cambio de nombre)*...”* “*Era Abram* *de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto.* *Y pondré mi pacto entre mí y ti, y te multiplicaré en gran manera.* *Entonces Abram se postró sobre su rostro, y Dios habló con él, diciendo:* *He aquí mi pacto es contigo, y serás padre de muchedumbre de gentes.* *Y no se llamará más tu nombre Abram, sino que será tu nombre Abraham, porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes.* *Y te multiplicaré en gran manera, y haré naciones de ti, y reyes saldrán de ti.* *Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti.* *Y te daré a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra en que moras, toda la tierra de Canaán en heredad perpetua; y seré el Dios de ellos.* *Dijo de nuevo Dios a Abraham: En cuanto a ti, guardarás mi pacto, tú y tu descendencia después de ti por sus generaciones.”* Que Dios bendiga nuestras almas con esa Palabra que le dio Dios a Abraham. Ahora, **¿cuál es el misterio de Abraham siendo el amigo de Dios?** En Abraham... o Abraham y el misterio en Abraham siendo el amigo de Dios, es que Dios le revela a Abraham las cosas que El va a hacer; como dijo Cristo a Sus Discípulos: “No os llamaré siervos sino que os llamaré amigos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor.” Les llama amigos... vamos a ver San Juan, capítulo 15, verso 15: “*Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer.”* Y ahora, Dios le está dando a conocer a Abraham Su Pacto, le está también cambiando su nombre, para que Su Pacto ahí se cumpla con Abraham. El nombre: “Abram,” significa: “Padre supremo.” Pero el nombre: “Abraham,” significa: “Padre de muchedumbre de gentes, padre de muchas gentes.” Ahora, Abraham necesitaba tener un cambio de nombre y con este cambio de nombre vino para Abraham también un Pacto. Abraham como amigo de Dios recibe la revelación divina de las cosas que deben suceder en su vida y en su descendencia. Vean, le está revelando Dios a Abraham (que es un Profeta dispensacional), todas las cosas que han de suceder en Abraham y la descendencia de Abraham. Allí está todo condensado en lo que Dios le habló a Abraham en esa ocasión, y le habló en otras ocasiones. Y ahora, es con Su amigo que Dios establece un Pacto. Y ahora, encontramos que Abraham viene a ser padre de muchedumbre de gente. Dice: *“naciones...:”* “*Y te multiplicaré en gran manera, y haré naciones de ti, y reyes saldrán de ti.”* Para el Reino Milenial habrá también naciones que serán establecidas como naciones, y habrá reyes también sobre la Tierra y todos estarán ligados a Abraham, el padre de la fe. Ahora, encontramos que Dios establece con Abraham un Pacto y también nos dice que a su simiente le... en su simiente, dice que serán benditas todas las naciones. En ese Pacto está todo esto incluido, o sea, que no anula lo que ya le había sido dado o dicho o revelado a Abraham. Y ahora, la simiente de Abraham dice San Pablo que es Cristo. Ahora, el pueblo hebreo según la carne es la simiente de Abraham (según la carne), y de esa simiente de Abraham según la carne nació Jesucristo, y Jesucristo es el hijo de Abraham, y por consiguiente en El, en Cristo, serán benditas todas las naciones. Por lo tanto la bendición para todas las naciones que vivirán en el Reino Milenial y en la eternidad están en Cristo (esa bendición). Y ahora, nos dice Juan el Bautista: “Dios puede levantar a Abraham hijos aun de estas piedras.” **¿Y qué es lo que ha estado haciendo Dios?** Levantando hijos de Abraham aun de piedras gentiles, seres humanos gentiles. Si Cristo es la Piedra del Angulo, vean ustedes, la Escritura, Dios, representa al ser humano en piedras, como también lo representa en árboles, en aves, y también en el trigo y en la cizaña representa a los seres humanos. Ahora, la descendencia de Abraham que será bendecida por medio de Cristo, encontramos que están siendo formados en un edificio, un templo espiritual para nuestro Dios. En Primera de Pedro, capítulo 1, verso 4 en adelante, dice: “*Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa,* *vosotros también, como piedras vivas* (¿ven? Vosotros también y yo también)*... como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.* *Por lo cual también contiene la Escritura:* *He aquí, pongo en Sion la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa;* *Y el que creyere en él, no será avergonzado.* *Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso; pero para los que no creen,* *La piedra que los edificadores desecharon,* *Ha venido a ser la cabeza del ángulo;* *y:* *Piedra de tropiezo, y roca que hace caer,* *porque tropiezan en la palabra, siendo desobedientes; a lo cual fueron también destinados.* *Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.”* Y ahora, estas piedras vivas de las cuales habla aquí San Pedro son seres humanos que han recibido a Cristo como su Salvador, han lavado sus pecados en la Sangre de Cristo, han sido bautizados en Su Nombre y han recibido Su Espíritu Santo, y por consiguiente han nacido en la Casa de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo, y son esas piedras vivas con las cuales Cristo está construyendo Su Templo Espiritual. El Templo espiritual de Cristo es la Casa de Dios, la Casa de Dios es la descendencia de Dios, los hijos e hijas de Dios. Y ahora, vean ustedes también como nos habla San Pablo en efesios, capítulo 2, verso 19 en adelante: “*Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios,* *edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo,* *en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor;* *en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.”* Y ahora, podemos ver que este Templo Espiritual, en donde Dios morará en toda Su plenitud, como Cuerpo Místico de creyentes es la Iglesia del Señor Jesucristo, y como individuos son los creyentes en Cristo. Dios morará en toda Su plenitud en Su Iglesia que es Su Cuerpo Místico de creyentes y morará en cada miembro de Su Iglesia en toda Su plenitud. Cuando estemos transformados Dios estará en nosotros en toda Su plenitud, y seremos iguales a nuestro amado Señor Jesucristo: con un cuerpo teofánico eterno y con un cuerpo físico glorificado, igual al cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo. Ahora, Cristo dijo: “No os llamaré siervos sino amigos.” Así como Dios llamó a Abraham Su amigo, ahora Cristo llama a los creyentes en El, Sus amigos. Y así como Dios estableció Su Pacto con Abraham, con Su amigo, ahora Dios por medio de Cristo establece el Nuevo Pacto con los amigos de Dios, y los amigos de Dios son los hijos de Abraham. Ahora, hay hijos de Abraham según la carne, pero hay hijos de Abraham que son los creyentes en Cristo, son hijos de Abraham por la fe en Cristo. Esto lo dice San Pablo en Gálatas, capítulo 3, dice... capítulo 3, verso 6 al 9, dice San Pablo (de Gálatas): “*Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia.* *Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham* (los que son de la fe en Cristo estos son hijos de Abraham)*.* *Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva* (o sea, la buena noticia) *a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones.* *De modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham.”* Y luego, en el capítulo 3 mismo de Gálatas, verso 13 en adelante, dice: “*Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero),* *para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu.* *Hermanos, hablo en términos humanos: Un pacto, aunque sea de hombre, una vez ratificado, nadie lo invalida, ni le añade.* *Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo.* *Esto, pues, digo: El pacto previamente ratificado por Dios para con Cristo, la ley que vino cuatrocientos treinta años después, no lo abroga, para invalidar la promesa.* *Porque si la herencia es por la ley, ya no es por la promesa; pero Dios la concedió a Abraham mediante la promesa.”* Ahora, podemos ver que por la fe somos hijos de Abraham, por la fe en Jesucristo, en quien serían benditas todas las naciones, todas las gentes. Y ahora, podemos ver que la bendición para el ser humano está en Cristo, los que son de la fe en Cristo son bendecidos con el creyente Abraham, y son hijos de Abraham; ésta es la descendencia Celestial de Abraham, no según la carne sino por la fe en Cristo. También nos dice en el mismo capítulo 3, verso 26 al 29 de Gálatas, dice San Pablo: “*Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús.”* Y ahora, no solamente hijos de Abraham sino hijos de Dios. “*...porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos.* *Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.* *Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa.”* Y aquí estamos viendo la descendencia de Abraham Celestial, que son los que nacen en el Israel Celestial, que es la Iglesia del Señor Jesucristo. Está el Israel terrenal que es el pueblo hebreo y está el Israel Celestial que es la Iglesia del Señor Jesucristo. Por el nacimiento natural como descendientes hebreos, los que nacen como descendientes hebreos son hijos de Abraham según la carne. Pero los que nacen de nuevo por medio de creer en Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en Su Nombre y recibir Su Espíritu Santo, son hijos de Abraham, del Israel Celestial, pertenecen al Israel Celestial, que es mayor que el Israel terrenal. El Israel terrenal está compuesto por los siervos de Dios, pero el Israel Celestial está compuesto por los hijos e hijas de Dios. Del Israel terrenal al creer en Cristo vienen a ser del Israel Celestial también. Pero personas que no son del Israel terrenal según la carne hijos de Abraham, pueden ser del Israel Celestial, al creer en Cristo ser bautizados en Su Nombre y recibir Su Espíritu Santo, y así quedan bajo el Nuevo Pacto y quedan cubiertos con la Sangre del Nuevo Pacto, que es la Sangre de nuestro amado Señor Jesucristo. Y así como Dios hizo un Pacto con Abraham, Su amigo, vean ustedes, Cristo hace un Pacto con los descendientes de Abraham del Cielo, que son las personas que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo, y que vienen a la Tierra para vivir una temporada en estos cuerpos mortales, y entrar al Nuevo Pacto, y quedar bajo la Sangre del Nuevo Pacto y así confirmar nuestro lugar en la Vida eterna. Ahora vean, Dios con Su amigo Abraham estableció un Pacto; y ahora con todos los descendientes de Abraham, los hijos de Abraham por la fe en Cristo, Dios ha establecido un Nuevo Pacto. Dios a través del Profeta Isaías, del Profeta Jeremías y del Profeta Ezequiel, había profetizado de que establecería un Nuevo Pacto con Su pueblo y este Nuevo Pacto es establecido por Dios a través de Cristo y quedan bajo ese Nuevo Pacto, cubiertos con la Sangre del Nuevo Pacto, que es la Sangre de nuestro amado Señor Jesucristo. Y así como Dios hizo un Pacto con Su amigo Abraham, ahora los que están en el Nuevo Pacto son amigos de Dios, porque son hijos de Abraham, el amigo de Dios. Y Cristo dijo a los creyentes en El: “Ya no os llamaré siervos sino amigos.” Así como David con Jonathan hizo un pacto, un pacto de amigos, vean ustedes, en esa amistad, en esa amistad de amigos hubo amor. Y en esa amistad de amigos entre Dios y los creyentes en Cristo hay Amor, Amor divino. Así como hubo amor entre Dios y Abraham (de Dios para Abraham y de Abraham para Dios), y por consiguiente el Pacto que está bajo el Amor de Dios, es un Pacto de Amor de Dios con la descendencia de Abraham conforme a la fe en Cristo. Los creyentes en Cristo son hijos de Abraham por la fe en Cristo, y están bajo el Nuevo Pacto cubiertos con la Sangre de Cristo, la Sangre del Nuevo Pacto, y por consiguiente son amigos de Dios a través de Jesucristo nuestro Salvador. Ahora vean, la cosa grande de Abraham siendo amigo de Dios, es que Dios estableció con él un Pacto. Y nosotros como amigos de Dios a través de Jesucristo, lo grande es que El ha establecido con nosotros un Pacto, el Nuevo Pacto que Dios prometió a través del Profeta Isaías, del Profeta Jeremías y del Profeta Ezequiel y de otros Profetas. Bajo este Nuevo Pacto las personas vienen a formar parte del Israel Celestial, y por consiguiente de la simiente Celestial de Abraham, que son los hijos e hijas de Dios. Bajo este Nuevo Pacto nacen, por medio del nuevo nacimiento, los hijos e hijas de Dios, y nacen como hijos de Abraham, por la fe en Cristo. Por eso es que la Iglesia del Señor Jesucristo compuesta por los creyentes en Cristo nacidos de nuevo, durante el Reino Milenial y en la eternidad vivirán en Jerusalén, vivirán en la tierra de Israel, porque la promesa de la heredad o de la herencia de la tierra de Israel, es para la descendencia de Abraham, Abraham y su descendencia. Por eso es que la descendencia de Abraham según la carne y la descendencia de Abraham Celestial, estarán viviendo en la tierra de Israel. Ahora, la descendencia Celestial de Abraham, que son los hijos e hijas de Dios que están dentro del Nuevo Pacto, a través del Nuevo Pacto establecido por Dios, a través de Cristo, y están cubiertos con la Sangre del Nuevo Pacto, la Sangre de Cristo, vean ustedes, ese es el Israel que es llamado: “Amigo de Dios,” por medio de Jesucristo nuestro Salvador, porque han entrado al Nuevo Pacto. Pero Israel va a entrar a un Nuevo Pacto cuando Dios los llame, y entonces el Israel terrenal también estará como amigo de Dios. En la actualidad no están como amigos porque rechazaron al Mesías, al Hombre a través del cual Dios establecería el Nuevo Pacto. Vean, en Isaías, capítulo 42, verso 6, hablando del Mesías, dice: “*Yo Jehová te he llamado en justicia, y te sostendré por la mano; te guardaré y te pondré por pacto al pueblo, por luz de las naciones.”* Está hablando del Mesías que vendría, el cual es nuestro amado Señor Jesucristo. Dios lo pondría por Pacto al pueblo. Y en Isaías, capítulo 49, verso 8, dice: “*Así dijo Jehová: En tiempo aceptable te oí, y en el día de salvación te ayudé; y te guardaré, y te daré por pacto al pueblo, para que restaures la tierra, para que heredes asoladas heredades.”* Cristo es el Heredero de la Tierra como también de los Cielos, es el Heredero de los Cielos y de la Tierra. Cristo es el Rey de reyes y Señor de señores, Rey en la séptima dimensión (eso es Rey Dios); Rey en la sexta dimensión (eso es Rey teofanía, Rey en cuerpo teofánico, en ese cuerpo teofánico es el Angel del Pacto); y Rey en este Planeta Tierra para el glorioso Reino Milenial como Hijo de David. Todo el Programa divino correspondiente al glorioso Reino Milenial está bajo el Nuevo Pacto, y por consiguiente toda la descendencia Celestial de Abraham estará en ese Reino Milenial; y el mismo Abraham estará en ese Reino Milenial, y los santos que resucitaron con Cristo, los santos del Antiguo Testamento, estarán también en ese Reino Milenial. Cristo hablando del Reino Milenial cuando el Hijo del Hombre se sentará en el Trono, en el Trono de Su Gloria, nos dice que allí se sentarán a la mesa: Abraham, Isaac y Jacob. Así que, en ese glorioso Reino Milenial estarán presentes todos los amigos de Dios. Hemos visto que es con Sus amigos que Dios establece el Pacto; así como lo estableció en el Antiguo Testamento, ahora en el Nuevo Testamento establece un Nuevo Pacto con Sus amigos, los creyentes en Cristo como nuestro Salvador. Y Cristo en este Nuevo Pacto es el Sumo Sacerdote, así como en el Pacto antiguo Aarón era el sumo sacerdote; y luego los descendientes de Aarón, entre ellos siempre hubo un sumo sacerdote ministrando. Encontramos también que Abraham era sacerdote porque ofrecía a Dios sacrificios, porque el Patriarca era no solamente el jefe de su pueblo sino que era también el sacerdote, como también era rey y era juez también. Así es la teocracia. Ahora, podemos ver que bajo el Nuevo Pacto el sumo sacerdote es un Sumo Sacerdote Celestial, es Melquisedec, el cual le había aparecido a Abraham y le había dado pan y vino, cuando Abraham regresó de la victoria en contra de los reyes que habían llevado cautivos a Lot y su familia. Y este Melquisedec, dice San Pablo en Hebreos, capítulo 7, que es sin padre, es sin madre, es sin principio de días y sin fin de tiempo, o sea, que es eterno, y el único eterno es Dios. Dios en Su cuerpo teofánico es Melquisedec y Melquisedec es nada menos que Jesucristo en Su cuerpo teofánico. Por eso cuando Cristo ascendió al Cielo victorioso El se sentó en el Trono de Dios y El llevó Su propia Sangre al Trono de Dios, que es el lugar o Silla de Intercesión, y ha estado allí como Sumo Sacerdote haciendo Intercesión por cada persona que tiene su nombre escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. Esas personas son amigos de Dios por medio de Jesucristo nuestro Salvador, y por consiguiente son hijos de Abraham por la fe en Cristo. Y ahora, Cristo está como Sumo Sacerdote, no en un Templo terrenal sino en el Templo Celestial de Dios. El es Melquisedec, el Sumo Sacerdote del Dios Altísimo que bendijo a Abraham, y nos está bendiciendo a nosotros como hijos de Dios e hijos de Abraham y amigos de Dios. Así que, los amigos de Dios son los hijos de Abraham e hijos de Dios y con ellos es que Dios ha establecido el Nuevo Pacto, por eso todas las almas que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, los cuales vendrían a la Tierra en carne humana, entran al Nuevo Pacto y quedan cubiertas con la Sangre del Nuevo Pacto; así quedan esas almas de esas personas y son - esas personas son amigas o amigos de Dios por medio de Jesucristo nuestro Salvador. Por lo tanto, Jesucristo es nuestro amigo, El es nuestro Redentor y El es nuestro Rey, nuestro Señor, El es el todo para nosotros. Y El por Su propio Sacrificio ha establecido el Nuevo Pacto, el cual ha sido hecho por Cristo para nosotros y con nosotros, porque somos amigos de Jesucristo, como Abraham es amigo de Dios. Y ahora, ser amigo de Jesucristo es ser amigo de Dios, porque El es Emanuel —que traducido es Dios con nosotros.— Amigos de Jesucristo es ser amigo de Dios en Su cuerpo físico. Y ahora, vean ustedes quiénes son los amigos de Dios celestiales: ¿quiénes son? Somos nosotros, con los cuales ha establecido un Nuevo Pacto; y nos ha cubierto con la Sangre del Nuevo Pacto, que es Su Sangre derramada en la Cruz del Calvario. Ahora, miren ustedes una cosa: Somos hijos de Abraham por la fe en Cristo, y Cristo es mencionado como hijo de Abraham. Cristo, el hijo de Abraham, tiene hijos por medio de producir en nosotros el nuevo nacimiento, al colocarnos dentro del Nuevo Pacto; y ahora los hijos de Cristo por medio del nuevo nacimiento son por consiguiente hijos de Abraham también, porque somos hijos del hijo de Abraham: de Jesucristo, por medio del nuevo nacimiento. Y ahora, podemos ver a Abraham, el amigo de Dios, podemos ver la descendencia de Abraham terrenal como la nación amiga de Dios, y podemos ver al Israel Celestial como la nación celestial amiga de Dios, y podemos ver a los miembros del Israel Celestial como amigos de Dios, por medio de Jesucristo. Es un Pacto de amigos el nuevo Pacto, un Pacto en Amor Divino que Cristo ha hecho con el Israel Celestial, que Cristo ha hecho con las almas que tienen sus nombres escritas en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. Y a ese Pacto entrará el pueblo hebreo como nación, cuando haya Cristo terminado el llamado de todos sus escogidos del Israel Celestial, luego vendrá el llamado del Israel terrenal, donde serán llamados y juntados ciento cuarenta y cuatro mil hebreos, y serán colocados dentro del Nuevo Pacto. Esto está conforme a Isaías, capítulo 59, versos 17 en adelante. Dice: “*Pues de justicia se vistió como de una coraza, con yelmo de salvación en su cabeza; tomó ropas de venganza por vestidura, y se cubrió de celo como de manto,* *como para vindicación* (o sea, como para venganza. Como para venganza, eso es como para vindicación)*... como para vindicación, como para retribuir con ira a sus enemigos, y dar el pago a sus adversarios; el pago dará a los de la costa.* *Y temerán desde el occidente el nombre de Jehová, y desde el nacimiento del sol su gloria; porque vendrá el enemigo como río, mas el Espíritu de Jehová levantará bandera contra él.”* El enemigo, el diablo en el anticristo en este tiempo final vendrá como un río, o sea, con ejércitos; y esto se estará cumpliendo en este tiempo final. Los ejércitos de los diez reyes que le darán su poder y su autoridad a la bestia, son esos ejércitos como un río con los cuales vendrá el enemigo, el anticristo, pero Dios levantará bandera en contra de él. Esa bandera levantada en contra de él es la Segunda Venida de Cristo. ¿No es la Piedra no cortada de manos la que viene y hiere a la imagen en los pies de hierro y de barro cocido? Pues el enemigo estando en la etapa de los pies de hierro y de barro cocido se encontrará con la Piedra no cortada de manos que viene en este tiempo final, eso es lo que Dios levanta para hacerle frente al enemigo que vendrá como un río. “*Y vendrá el Redentor a Sion, y a los que se volvieren de la iniquidad en Jacob, dice Jehová.* *Y este será mi pacto con ellos, dijo Jehová: El Espíritu mío que está sobre ti, y mis palabras que puse en tu boca, no faltarán de tu boca, ni de la boca de tus hijos, ni de la boca de los hijos de tus hijos, dijo Jehová, desde ahora y para siempre.”* Ellos recibirán el Espíritu de Dios, el cual vendrá a Israel como nación. Por eso el Angel que viene con el Sello del Dios Vivo en Apocalipsis, capítulo 7, verso 2 en adelante, es el que llama, junta y sella a ciento cuarenta y cuatro mil hebreos, doce mil de cada tribu, para cumplir esa promesa en donde Dios hará un Nuevo Pacto con el pueblo hebreo, aunque el Nuevo Pacto está ya establecido, pero Israel no ha entrado al Nuevo Pacto; pero va a entrar al Nuevo Pacto cuando haya entrado hasta el último de los escogidos del Cuerpo Místico de nuestro amado Señor Jesucristo, esto es cuando haya entrado la plenitud de los gentiles al Cuerpo Místico de Cristo, cuando haya entrado la plenitud de los escogidos del Cuerpo Místico de Cristo, entonces Cristo se tornará al pueblo hebreo. De esto habla San pablo en Romanos, capítulo 11, verso 25 en adelante, cuando dice: “*Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles;* *y luego todo Israel será salvo, como está escrito:* *Vendrá de Sion el Libertador,* *Que apartará de Jacob la impiedad.* *Y este será mi pacto con ellos,* *Cuando yo quite sus pecados.”* Cristo, Dios, quitará los pecados de Israel, del pueblo hebreo, establecerá el Nuevo Pacto con el pueblo hebreo, el Nuevo Pacto al cual nosotros hemos entrado y en el cual permanecemos cubiertos con la Sangre del Nuevo Pacto. Por eso es que no sacrificamos animalitos como hacía el Israel terrenal, el cual estaba en el Pacto antiguo, hasta la muerte de Cristo. Bajo el Nuevo Pacto todos esos animalitos de sacrificios eran tipos y figuras de Cristo y Su Sacrificio en la Cruz del Calvario, eran el tipo y figura, eran el tipo. Pero el anti-tipo, que es la realidad, es Cristo siendo sacrificado en la Cruz del Calvario. Y teniendo nosotros la realidad, Cristo y Su Sacrificio realizado en la Cruz del Calvario, no necesitamos realizar sacrificios de animalitos. Dice la Escritura en Primera de Corintios que nuestra pascua ya ha sido sacrificada, la cual es Cristo. Ahora, si nuestra pascua ya ha sido sacrificada y nuestra pascua es Cristo, no tenemos necesidad de sacrificios de animalitos. Nuestra pascua es Cristo, ya no hay más sacrificios por el pecado. Capítulo 5 de Primera de Corintios, verso 7... Primera de Corintios, capítulo 5, verso 7, dice: “*Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros.”* No tenemos que sacrificar un cordero pascual cada año, como lo hacía el pueblo hebreo en memoria del sacrificio de la pascua allá en Egipto y no tenemos que sacrificar un macho cabrío tampoco; porque tanto el cordero pascual y el macho cabrío tipificaban a Cristo. Juan el Bautista cuando presentó a Cristo dijo: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.” Así que, teniendo el verdadero Cordero de Dios y el verdadero Macho Cabrío ya sacrificado, no necesitamos sacrificar animalitos por el pecado; y ahora estamos bajo un Nuevo Pacto establecido por Cristo, el cual ha sido colocado como Pacto para el pueblo, por lo cual Cristo dijo hablando de Su cuerpo: “Este es mi Cuerpo que por vosotros es partido.” Esto fue en la última Cena. Y también hablando de la copa de vino dijo: “Esta Copa es la Sangre del Nuevo Pacto que por vosotros es derramada.” En la Santa Cena es tipificado el Cuerpo de Cristo crucificado y la Sangre de Cristo derramada en la Cruz del Calvario, es un memorial en donde recordamos el Sacrificio de Cristo por todos nosotros y en donde recordamos el Nuevo Pacto que Cristo estableció por nosotros y para nosotros bajo el cual nosotros nos encontramos. Esto es un evento que ocurrió cerca de dos mil años atrás, pero que no puede ser olvidado, porque por medio de este Sacrificio ha sido establecido el Nuevo Pacto para todos los que están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. Por lo tanto, es necesario que cada día recordemos el Sacrificio de Cristo bajo el cual hemos sido colocados bajo un Nuevo Pacto. Y estamos cubiertos con la Sangre del Nuevo Pacto, la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador. Y todo esto nos coloca a nosotros como amigos de Dios, como el padre de la fe, Abraham, fue señalado como amigo de Dios. Y ahora, la descendencia de Abraham son los amigos de Dios, como nuestro padre Abraham. Es un Pacto de Amor Divino que Dios establece con sus amigos. Así que, podemos ver que lo sobresaliente aquí de Abraham siendo el amigo de Dios es que Dios establece Su Pacto con Su amigo Abraham. Y de nosotros como amigos de Dios por medio de Jesucristo, como amigos de Jesucristo en el cual estaba Dios en toda Su plenitud, lo sobresaliente es que hemos sido colocados bajo un Nuevo Pacto, porque Cristo ha establecido un Nuevo Pacto para nosotros. Y al estar bajo un Nuevo Pacto somos reconocidos como hijos e hijas de Dios, y por consiguiente también como hijos de Abraham por la fe en Cristo, como los hijos de Abraham Celestiales, los hijos de Abraham del Israel Celestial. Por eso San Pablo en Gálatas, capítulo 4, verso 18 al 31, hablándonos de los dos pactos dice que estas dos mujeres: Agar, la sierva de Sara, a través de la cual Abraham tuvo un hijo llamado Ismael, representa el antiguo Pacto; y todos los que están bajo el antiguo Pacto están ahí representados como el Ismael, hijo de Agar. Pero Sara teniendo un hijo por medio de la promesa que Dios le dio a Abraham, encontramos que Sara con su hijo representa a los que están bajo el Nuevo Pacto; pues San Pablo dice que estas dos mujeres (Agar y Sara) son dos pactos: el antiguo Pacto, el de la ley, y el Nuevo Pacto, el Pacto de la Gracia establecido por Cristo nuestro Salvador. Y ahora, los que están dentro del Nuevo Pacto, bajo la Sangre del Nuevo Pacto, la Sangre de Cristo, cubiertos con la Sangre del Nuevo Pacto, están representados en Isaac, y por consiguiente son los que tienen la bendición Celestial. Así como Cristo es el hijo de Abraham representado en Isaac, todos los que están bajo el Nuevo Pacto también están representados en Isaac, porque vienen por medio de Jesucristo nuestro Salvador, al creer en Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en Su Nombre y recibir Su Espíritu Santo, y obtener así el nuevo nacimiento. Ahora, podemos ver que bajo el Nuevo Pacto está toda persona que ha recibido a Cristo como su Salvador y ha obtenido el nuevo nacimiento y estamos sellados por el Espíritu Santo. Hemos recibido un cuerpo teofánico de la sexta dimensión, un cuerpo angelical, y si nuestro cuerpo físico muere, pues seguimos viviendo en ese cuerpo angelical de la sexta dimensión; y por eso vamos al Paraíso, que es la sexta dimensión. Toda persona que no esté bajo el Nuevo Pacto, si muere no puede ir al Paraíso, a la sexta dimensión, porque no tiene un cuerpo de la sexta dimensión, un cuerpo espiritual; tiene que ir a la quinta dimensión, que es la dimensión de la cual es el espíritu que recibe la persona cuando nace aquí en la Tierra. Ahora, esto es un misterio: el nuevo nacimiento es un misterio, el ser humano de por sí es un misterio; pues tiene cuerpo físico, tiene espíritu y tiene alma también, porque ha sido hecho o creado a imagen y semejanza de Dios. Cuando estuvo presente en la Tierra Jesucristo, allí estaba Emanuel —Dios con nosotros—; y allí encontramos a Dios en la forma de hombre. “Por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, El también participó de lo mismo.” Y ahora, miren ustedes lo que dice San Pablo con relación a estas personas que han participado de carne y sangre, estas almas de Dios que han venido a la Tierra en carne y Sangre. Dice, capítulo 2, verso 9 en adelante, dice San Pablo: “*Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos.* *Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos.”* Vean, Cristo conforme a esta promesa llevará muchos hijos ¿a dónde? A la Gloria. “*Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos,* *diciendo:* *Anunciaré a mis hermanos tu nombre,* *En medio de la congregación te alabaré.* *Y otra vez:* *Yo confiaré en él.* *Y de nuevo:* *He aquí, yo y los hijos que Dios me dio.”* Todos los hijos de Dios fueron dados a Jesucristo para colocarlos bajo el Nuevo Pacto y cubrirlos con la Sangre del Nuevo Pacto. “*Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo,* *y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre.* *Porque ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham* (¿Ve?)*.”* Y ahora, Dios socorriendo a la descendencia de Abraham por medio de la Primera Venida de Cristo, y llevando a cabo el Sacrificio por el pecado para establecer un Nuevo Pacto, y colocar dentro del Nuevo Pacto a la descendencia de Abraham, vean ustedes, la cual es socorrida con la Primera Venida de Cristo en el establecimiento de un Nuevo Pacto. “*Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo.”* Ahora, podemos ver que Cristo es el Sumo Sacerdote que vino a ayudarnos, que vino para librarnos de la muerte, y vino para establecer un Nuevo Pacto en el cual nos coloca con Vida eterna, nos cubre con Su Sangre, la cual nos limpia de todo pecado, y somos justificados ante Dios como si nunca en la vida hubiésemos pecado, y por consiguiente estamos seguros bajo ese Nuevo Pacto cubiertos con la Sangre del Nuevo Pacto para vivir por toda la eternidad. Ahora, podemos ver a Abraham, el amigo de Dios, y podemos ver a los hijos de Abraham como amigos de Dios. Bajo el Nuevo Pacto estamos reconciliados con Dios, y somos amigos de Dios por medio de Jesucristo, y somos hijos de Abraham por medio de la fe en Cristo y somos hijos de Dios por medio del nuevo nacimiento, al creer en Cristo, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en Su Nombre y recibir Su Espíritu Santo, y así nacemos en el Cuerpo Místico de Cristo, en el Reino de Cristo como hijos e hijas de Dios dentro del Nuevo Pacto y cubiertos con la Sangre del Nuevo Pacto. Por eso también cuando nacen nuestros niños los presentamos a Dios, y quedan dentro del Nuevo Pacto, cubiertos con la Sangre del Nuevo Pacto. Por eso en el Antiguo Testamento presentaban los niños a Dios y los varones eran circuncidados al octavo día, y quedaban dentro del Pacto del Antiguo Testamento. Y ahora, en el Nuevo Testamento cuando los presentamos (nuestros niños a Dios) quedan bajo el Nuevo Pacto, que Cristo ha establecido, y quedan cubiertos con la Sangre del Nuevo Pacto. Así como nosotros estamos dentro del Nuevo Pacto cubiertos con la Sangre del Nuevo Pacto. Por eso cuando los muertos en Cristo resuciten y nosotros seamos transformados se preguntarían algunos: ¿qué será de nuestros niños?, porque nuestros niños son pequeños y no han sido bautizados: No tienen ningún problema, cuando ustedes los presentaron a Cristo quedaron dentro del Nuevo Pacto, cubiertos con la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador. Ellos no tienen que arrepentirse, porque ellos no han pecado, la Sangre de Jesucristo quitó el pecado original cometido en el Huerto del Edén, y por consiguiente el ser humano cuando tiene conocimiento del bien y del mal (eso es el niño cuando llega a cierta edad en que obtiene conocimiento del bien y del mal; unos lo obtienen a una edad, otros a otra), cuando ya tienen conocimiento del bien y del mal, entonces es que tienen que arrepentirse de sus pecados. Y entonces ahí reciben a Cristo como Su Salvador, el cual les salva de sus pecados y son bautizados en el Nombre del Señor Jesucristo. Pero mientras llegan a la etapa o edad del conocimiento del bien y del mal no tienen de que arrepentirse, y por cuanto no tienen de que arrepentirse, por cuanto no tienen pecado, pues están dentro del Pacto de Dios, dentro del Nuevo Pacto cubiertos con la Sangre de Jesucristo, que es la Sangre del Nuevo Pacto. Así que, podemos estar tranquilos con nuestros niños, pero sin descuidar el presentarlos ante Dios desde el momento en que Dios nos da esos niños. Enseguida que podamos presentarlos a Dios lo debemos hacer, trayéndolos a la Iglesia, y que el ministro que está en esa congregación ore por esos niños, y los presente a Cristo y los coloque dentro del Nuevo Pacto, que Cristo los reciba dentro del Nuevo Pacto, y por consiguiente los recibe en Su Reino. Ahora, podemos ver que el número de los escogidos de Dios del Cuerpo Místico de Cristo no son solamente personas mayores, ni jóvenes, sino que también hay niños. Por lo tanto los niños pueden estar tranquilos. ¿No dijo Cristo: ‘el que no sea como un niño de estos no entrará en el Reino de los Cielos.’? ¿No dijo que no podría entrar si no fuésemos como uno de esos niños? Ahora, podemos ver que... y podríamos decir (por supuesto todos estamos seguros)...pero podemos decir: “Los niños, nuestros niños están más seguros que los mayores.” Ahora, podemos ver que cuando seamos transformados ellos también van a ser transformados, cuando nos vayamos con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, nuestros niños también estarán en ese arrebatamiento de los escogidos de Dios; pero ya no estarán chiquititos, ya no estarán como bebés, sino que estarán como jovencitos o jovencitas de 18 a 21 años de edad; o esa, que estarán como si fueran hermanos o hermanas suyas o suyos. Así estaremos todos; y los que están ancianos, las personas que están ancianas, pues estarán jovencitas en un cuerpo glorificado, que será un cuerpo que representará de 18 a 21 años de edad. Esto es para todos los que están bajo el Nuevo Pacto, cubiertos con la Sangre del Nuevo Pacto, que es la Sangre de nuestro amado Señor Jesucristo. Y estos son Hijos de Abraham por la fe en Cristo, son los hijos de Abraham del Israel Celestial, y por consiguiente son hijos e hijas de Dios, y son por consiguiente los amigos de Dios, como nuestro padre Abraham, el amigo de Dios. Así que, la descendencia de Abraham es una descendencia de amigos de Dios, tanto el Celestial como el terrenal, el cual será restaurado a ser amigo de Dios (el Israel terrenal). Aunque como que se convirtió un poquito en enemigo de Dios cuando rechazó a Cristo y pidió su muerte, pero será restaurada esa amistad de amigos de Dios. “**ABRAHAM, EL AMIGO DE DIOS.”** Y ahora, cuando pensábamos acerca de Abraham como amigo de Dios, toda persona pensaba en su corazón: “Yo también, me gustaría haber sido amigo de Dios.” Pues miren, somos amigos de Dios, porque estamos reconciliados con Dios por medio del Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario, y estamos dentro de un Cuerpo Místico Nuevo, un Cuerpo Místico de creyentes, que está bajo el Nuevo Pacto cubierto con la Sangre de Jesucristo. Cristo ha estado confirmando Su Pacto a Su Iglesia, al Israel Celestial de edad en edad, ha estado confirmando Su Pacto a toda persona que tiene su nombre escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. Y el Pacto Nuevo es confirmado ¿dónde? En el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo. De etapa en etapa, de edad en edad, Cristo ha estado confirmando Su Pacto y por eso el Arco Iris ha estado en medio de Su Iglesia (de edad en edad un color del Arco Iris y para la Edad de la Piedra Angular los siete colores del Arco Iris). El está confirmando Su Pacto a la descendencia de Abraham Celestial, y lo confirmará también a la descendencia terrenal de Abraham. Y ahora, en la confirmación del Pacto de Dios a través de Cristo con la descendencia de Abraham encontramos que en esa confirmación de Su Pacto, el Pacto Nuevo, el Nuevo Pacto, hemos quedado dentro del Nuevo Pacto, el cual ha sido confirmado a nosotros y estamos cubiertos con la Sangre de nuestro amado Señor Jesucristo, que es la Sangre del Nuevo Pacto. Eso nos da paz, nos da seguridad, nos da tranquilidad, y nos da la seguridad de que vamos a ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo. Ahora, podemos ver porqué estamos esperando nuestra transformación: porque estamos bajo el Nuevo Pacto como amigos de Dios, estamos reconciliados con Dios, por lo tanto somos amigos de Dios y El es nuestro Amigo Mayor. “**ABRAHAM EL AMIGO DE DIOS.”** Y nosotros los amigos de Dios. Tenemos un Amigo fiel y poderoso: es el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el cual es el mismo Jesucristo nuestro Salvador. *Que las bendiciones del Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, del Amigo de Abraham y de nuestro Amigo: Jesucristo nuestro Salvador, sean sobre todos ustedes y sobre mí también; y pronto conforme a lo establecido en el Nuevo Pacto, Cristo complete Su Iglesia, la coloque bajo el Nuevo Pacto a toda persona que falta por entrar al Cuerpo Místico de Cristo, y se levante del Trono del Padre, tome el Título de Propiedad, resucite a los muertos en Cristo y nos transforme a nosotros los que vivimos, y nos lleve con El a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo, a la Casa de nuestro Padre Celestial. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.* Ha sido para mí un privilegio grande estar dándoles testimonio de: **“ABRAHAM, EL AMIGO DE DIOS.”** En donde hemos visto que nosotros como hijos de Abraham por la fe en Cristo también somos los amigos de Dios, y Dios es nuestro amigo. Bueno, que Dios les continúe bendiciendo a todos, que Dios les guarde, y dejo con ustedes a nuestro amigo y hermano Miguel Bermúdez Marín para finalizar nuestra parte en esta ocasión. “**ABRAHAM, EL AMIGO DE DIOS.”**