--- title: 'El Alimento que Dios da' date: 1999-10-31 activity: 2 place: city: Santiago de Chile state: Región Metropolitana country: CL duration: 00:00:00 public: false youtube: translations: files: --- Muy buenas tardes amados amigos y hermanos presentes. Es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final, para lo cual, quiero leer en Apocalipsis, capítulo 2, verso 17, donde el mismo Cristo, el Ángel del Pacto, el Espíritu Santo, habla y dice: *“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe”.* Nuestro tema para esta ocasión es: **“EL ALIMENTO QUE DIOS DA”.** En Deuteronomio y también en San Mateo, capítulo 4, verso 4, y también en Amós, capítulo 8, verso 11, dice que Dios enviará hambre a la Tierra; no hambre de pan ni sed de agua, sino de oír la Palabra de Jehová. Vamos a ver, este pasaje aquí para que lo tengan claro. Amós, capítulo 8, verso 11, dice: *“He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová”.* Así como el ser humano siente hambre literal, hambre física, y necesita comer para quitar su hambre y alimentar su cuerpo, porque es un anuncio de que su cuerpo necesita alimento; y así también hay hambre en el ser humano, pero no de pan, y hay sed, no de agua, sino de oír la Palabra de Dios; porque: “No solamente de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. Deuteronomio, capítulo 8, verso 1 al 9, y también San Mateo, capítulo 4, verso 4, donde Jesús usó esas palabras cuando fue tentado por el enemigo de Dios. Y ahora, así como en nuestra vida diaria —para beneficio de nuestra familia y para beneficio propio nuestro— luchamos, trabajamos en la vida y hacemos la compra de los alimentos que se necesitan en el hogar, para que así podamos comer y alimentar nuestro cuerpo, porque si no comemos, el cuerpo se va debilitando y se puede enfermar y morir, o si sigue sin comer, se muere por falta de alimento; y así también sucede en lo espiritual con el alma de la persona. El alma de la persona necesita comer un alimento, y ese alimento es la Palabra de Dios. Por eso, es tan importante que los padres tengan a sus niños siempre bien alimentados, no solamente de pan literal, sino del Pan de Dios, la Palabra de Dios para el tiempo que les toca vivir, para el tiempo, la edad y dispensación que les toca vivir; porque ese alimento espiritual es el mensaje para la edad y dispensación que la persona está viviendo. Esa es la Palabra que sale de la boca de Dios. La boca de Dios son los profetas de Dios, los mensajeros de Dios que Él envía para cada edad; y por medio de ese mensajero es que viene la Palabra de Dios para el pueblo, para alimentar al pueblo, para que no muera espiritualmente el alma de la persona. Vean dónde Dios coloca Su Palabra. Deuteronomio, capítulo 18, verso 15 en adelante, nos dice Dios por medio del profeta Moisés: *“Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis”.* ¿A quién dice —el profeta Moisés— que el pueblo está llamado a escuchar? Al profeta que Dios levanta de en medio del pueblo. Y ahora, ¿por qué? En este mismo capítulo 18, verso 18 al 19, dice el por qué: *“Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú* (Así le dice Dios a Moisés; y así le dice Dios al pueblo)*; y pondré mis palabras en su boca…”* ¿Dónde coloca Dios Su Palabra? En la boca del profeta que Él envía. ¿Dónde encontrará (el pueblo de Dios) la Palabra de Dios para la edad y dispensación que le toca vivir? En la boca de Dios, que es el profeta que Dios envía. De la boca de ese profeta saldrá esa palabra siendo predicada, y esa es la Palabra que todos están llamados a escuchar en la edad y dispensación que les toca vivir. *“… y él les hablará todo lo que yo le mandare.* *Mas a cualquiera que no oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta”.* En el libro de los Hechos, capítulo 3, verso 22 al 23, nos refiere esta profecía (cuando fue cumplida en Jesús), y San Pedro enseña que cualquiera que no oyere este profeta será desarraigado del pueblo; por lo tanto, pierde el derecho a pertenecer al pueblo de Dios y, por consiguiente, pierde el derecho a la vida eterna, porque no escuchó la Palabra de Dios para el tiempo que le tocó vivir por medio de la boca de Dios para ese tiempo —que es el mensajero que Dios envía—; y esa Palabra, Dios la coloca, ¿dónde? En la boca de ese profeta y en el corazón de ese profeta para que él se la coma y también le dé a comer al pueblo. Ahora, viendo lo que es el alimento espiritual para el alma del ser humano, necesitamos entonces conocer lo que es este maná que Cristo ofrece aquí en Su Palabra. Tenemos que conocer lo que es este maná para este tiempo que nos ha tocado vivir, porque si no lo conocemos, ¿cómo vamos a comer el maná que nos corresponde a nosotros en este tiempo final? Vamos a ver lo que dice el reverendo William Branham con relación al maná, al maná escondido. Referimos los mensajes del reverendo William Branham o hacemos referencia a sus mensajes, porque él fue el mensajero de la séptima edad de la Iglesia gentil, precursor de la Segunda Venida de Cristo. Siendo un profeta, Dios le dio a él el mensaje para la séptima edad de la Iglesia gentil y le dio el mensaje precursor de la Segunda Venida de Cristo. En la página 230 del libro de *Las Edades* en español, editado, dice: *“194. Ahora, también hay el pensamiento de la participación futura del maná escondido. Yo pienso que será la participación eterna de la revelación de Jesucristo en las eternas edades venideras”.* La revelación de Jesucristo. Y ahora, cuando Cristo estuvo —dos mil años atrás— aquí en la Tierra, Él dijo a las personas que habían comido los panes y los peces, y luego lo buscaron al otro día, y Él les dice que no lo buscaran por la comida que perece sino por la comida eterna que les daría el Hijo del Hombre. Cristo, en San Juan, capítulo 6, se identifica como el maná, el Pan vivo que descendió del Cielo. Y así como descendía del cielo el maná para el pueblo hebreo durante 40 años en su trayectoria de Egipto a la tierra prometida, encontramos que, ahora Cristo es el maná que ha descendido del Cielo para que todo aquel que de Él come tenga vida eterna. Y ahora, Cristo, identificado como el maná que ha descendido del Cielo, Cristo sigue siendo el maná en Su Primera Venida y en Su Segunda Venida. Ahora, veamos aquí, Cristo nos dice (capítulo 6, verso 47, en adelante \[San Juan\]): *“De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna.* *Yo soy el pan de vida.* *Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron.* *Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera.* *Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.* *Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede este darnos a comer de su carne?* *Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.* *El que come mi sangre y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.* *Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.* *El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él.* *Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí.* *Este es el pan que descendió del cielo; no como vuestros padres comieron del maná, y murieron; el que come de este pan, vivirá eternamente”.* Y ahora, Cristo, siendo el Pan vivo que descendió del Cielo, al creer en Jesucristo como nuestro Salvador; vean, dice: “el que cree en mí, tiene vida eterna”. Y ahora, creyendo en nuestro amado Señor Jesucristo, recibiéndolo como nuestro Salvador, lavando nuestros pecados en Su Sangre, recibiendo Su Espíritu Santo, recibimos vida eterna. Y así, encontramos que nos comemos a Cristo en Su Primera Venida: creyendo en la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, y recibiendo Su Espíritu Santo; y así obteniendo el Nuevo Nacimiento. Y ahora, vean ustedes cómo para obtener el Nuevo Nacimiento y obtener así el cuerpo teofánico de la sexta dimensión, hemos comido del Pan vivo que descendió del Cielo, del maná que descendió del Cielo, como el pueblo hebreo comió del maná durante 40 años. Pero ahora, en el pasaje que hemos leído, nos promete (Cristo) maná escondido. Para poder comprender lo que es el maná escondido (lo cual es la revelación de Jesucristo para las edades, el Milenio y la eternidad), necesitamos ver en el Antiguo Testamento dónde está escondido el maná; porque si hay un maná escondido que Cristo promete aquí, entonces en el Antiguo Testamento tiene que estar un maná escondido de la vista de los seres humanos. En el Antiguo Testamento, cuando el pueblo hebreo recibió el maná, en el sexto día, Dios le ordenó al profeta Moisés que tomaran doble porción de maná y que guardaran —en una vasija de oro— una porción de maná, una cantidad de maná, y luego —esa vasija de oro— la colocaran en el lugar santísimo dentro del arca del pacto. En el Éxodo capítulo 16, verso 16 al 31, está ahí establecido por Dios lo que tenían que hacer con el maná cada día y lo que en el sexto día tenían que hacer; en el sexto día tomaban una doble porción para luego (al séptimo día) usar la porción que iban a usar en el séptimo día. Ahora, vean ustedes que en el sexto día las personas tomaban una doble porción. Y ahora, esto nos habla de una doble porción de la revelación de Jesucristo; la primera porción: la revelación de la Primera Venida de Cristo; y la segunda porción: la revelación de la Segunda Venida de Cristo. Y fue guardada una cantidad de maná en el arca del pacto en una vasija de oro, y nadie podía ver ese maná, pues, solamente el sumo sacerdote entraba al lugar santísimo y era el que podía ver ese maná si abría el arca del pacto. Allí estaba —en el lugar santísimo, en el arca del pacto— el maná escondido. Luego que el pueblo hebreo entró a la tierra prometida, ya no caía más maná del cielo, pero tenían un maná escondido en el lugar santísimo, dentro del arca del pacto; y nadie podía entrar al lugar santísimo excepto el sumo sacerdote. Ahora, cuando Cristo nos habla del maná escondido, nos está hablando de la revelación escondida de la Segunda Venida de Cristo. Esa revelación, ese alimento espiritual para el alma de los seres humanos nunca ha sido dada ni comida por las personas que han vivido en este planeta Tierra, pues, solamente en la Biblia tenemos las profecías de la Segunda Venida de Cristo, pero no tenemos la revelación de la Segunda Venida de Cristo dada a conocer a los seres humanos, no tenemos la revelación del cumplimiento de la Segunda Venida de Cristo en la Biblia; porque ese es un maná que está escondido del cristianismo y de todos los seres humanos que viven en la Tierra, pero que corresponde al Lugar Santísimo del Templo espiritual de Jesucristo. Así como estaba en el lugar santísimo en el arca del pacto, el maná escondido en una vasija de oro; en el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo, que es Su Iglesia, ahí, en el Lugar Santísimo, que es la Edad de la Piedra Angular, ahí encontraremos el maná escondido para alimentar nuestras almas en el Día Postrero; y el primero que estará comiendo de ese maná escondido será el mensajero que esté en el Lugar Santísimo en el Día Postrero. Por lo tanto, ese mensajero tendrá un ministerio con el cual podrá entrar, subir al Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo (que es la Edad de la Piedra Angular), y ningún otro mensajero de las siete edades de la Iglesia gentil pudo entrar al Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo. No tenían el ministerio correspondiente para entrar al Lugar Santísimo, ni eran señalados escogidos para entrar al Lugar Santísimo y ministrar allí y tomar el maná que allí está escondido, el cual Cristo promete que se lo dará al Vencedor; y esa es la revelación de la Segunda Venida de Cristo. Y siendo la revelación de la Segunda Venida de Cristo, todo eso conlleva todas las profecías correspondientes a la Segunda Venida de Cristo. Así que, al comerse el maná escondido se estará comiendo todas esas promesas divinas, todas esas profecías, y las estará él tomando como alimento para su alma; o sea, que todas esas profecías de la Segunda Venida de Cristo, él las estará obteniendo con la revelación de todas esas profecías. O sea, que estará obteniendo la revelación divina de la Segunda Venida de Cristo con todas las cosas que conlleva la Segunda Venida de Cristo; porque para el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular, todo gira alrededor de una sola cosa: gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo; y la Dispensación del Reino gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo; y el Mensaje del Evangelio del Reino gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo; y la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo; y el Mensaje de la Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo. Ninguna persona podrá estar escuchando la Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final si no está escuchando la revelación del misterio del Séptimo Sello; la revelación del misterio de la Segunda Venida de Cristo, para estar alimentando su alma con el maná escondido, la revelación de la Segunda Venida de Cristo. Cristo en Su Primera Venida es el maná, el alimento para el ser humano; y Cristo en Su Segunda Venida es el maná escondido. Y la revelación de Cristo en Su Primera Venida para el pueblo, el cual lo recibe como su Salvador y lava sus pecados en Su Sangre al escuchar el misterio de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, y así come de Cristo, el maná, el Pan vivo que descendió del Cielo, y obtiene vida eterna; y obtiene un cuerpo teofánico de la sexta dimensión. Ahora, los que estaban con Jesús en los días en que Él estaba en Su ministerio, encontramos que —aunque creían en Cristo— todavía no habían recibido el cuerpo teofánico de la sexta dimensión, porque todavía no habían recibido el Espíritu Santo; por lo tanto, las personas que creían en Cristo tenían la promesa de que llegaría el momento en que ellos obtendrían el Espíritu Santo, el Espíritu Santo vendría a ellos y produciría en ellos el Nuevo Nacimiento. Cristo les dijo: “Conviene que yo me vaya para que venga el Espíritu Santo”. Y ahora, vean ustedes; Cristo tenía que llevar a cabo la Obra de Redención en la Cruz del Calvario, pero Él les está hablando de que van a recibir el Espíritu Santo y, por consiguiente, el Nuevo Nacimiento. Es para los creyentes en Cristo la promesa del bautismo del Espíritu Santo, en donde se recibe el Nuevo Nacimiento y se recibe un cuerpo teofánico de la sexta dimensión. Y para el Día Postrero (en adición de esa bendición tan grande) tenemos la promesa de un cuerpo eterno y glorificado; y para obtener el cuerpo eterno y glorificado —igual al cuerpo de Jesucristo— los escogidos de Dios estarán comiendo del maná escondido, la revelación de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo. Sin esa revelación, ninguna persona podrá obtener la transformación de su cuerpo, porque la Segunda Venida de Cristo para los escogidos de Dios les traerá las bendiciones de la redención del cuerpo, o sea, la transformación de nuestros cuerpos, en donde obtendremos un cuerpo eterno y glorificado. Por eso, es tan importante ese maná escondido para el Vencedor del Día Postrero y para todos los escogidos de Dios de este tiempo final. Y ese es el alimento espiritual para el alma de los hijos e hijas de Dios que viven en este tiempo final, en adición del alimento espiritual de la revelación divina de la Primera Venida de Cristo. Y ahora, para este tiempo final (en el cual nosotros vivimos), la promesa es para el Vencedor que Cristo le dará a comer del maná escondido. Y ahora, vamos a ver cuándo. En Apocalipsis, capítulo 10, verso 1 al 11, el Ángel Fuerte que desciende del Cielo (el cual es Cristo, el Ángel del Pacto, el Espíritu Santo) viene con un librito abierto en Su mano, el Título de Propiedad, el Libro de la Redención, donde están escritos nuestros nombres. Y ahora, ese Título de Propiedad que, en Apocalipsis, capítulo 5, nadie podía abrirlo en el Cielo, ni aún mirarlo, hasta que llegó Cristo y lo tomó y lo abrió en el Cielo; ahora, cuando lo trae a la Tierra se lo entrega a un hombre. Recuerden que Juan el apóstol representa a la Iglesia de Jesucristo con Sus ángeles mensajeros pasando por sus diferentes etapas, representa a la Iglesia de Jesucristo en la primera edad con el primer ángel mensajero, que fue San Pablo; o sea, que en San Juan está representado cada ángel mensajero y también la Iglesia de Jesucristo de cada edad. Y ahora, Juan el apóstol en el Día Postrero, cuando él fue al Día del Señor, vean ustedes; el escuchó la Voz de Cristo como una gran voz de trompeta en el Día del Señor, pues esa es la Gran Voz de Trompeta prometida con la cual serán llamados y juntados todos los escogidos de Dios; es la Voz de Cristo hablando en el Día Postrero en la Edad de la Piedra Angular por medio del instrumento que Él tendrá en la Edad de la Piedra Angular, que es Su Ángel Mensajero. Y, en Apocalipsis, capítulo 4, verso 1, cuando Juan escuchó la Voz de Cristo como una voz de trompeta diciéndole: “Sube acá, y yo te mostraré las cosas que han de suceder después de estas”, está representando a la Iglesia de Jesucristo y también a Su Ángel Mensajero subiendo a la Edad de la Piedra Angular para obtener el conocimiento de todas estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final; porque Él no las da a conocer (estas cosas que deben suceder en este tiempo final), no las abre, no las revela en ninguna de las siete edades, sino que las revela en la Edad de la Piedra Angular. Nos dice el reverendo William Branham, hablándonos acerca de ese capítulo 4 de Apocalipsis, aquí en el libro de *Citas*, página 48, verso 417, dice: *417 - “La misma Voz que llamó a Juan que subiera, la misma Voz que le dijo a Juan: ‘Sube acá’, es la misma Voz que llamará a la Iglesia algún día (¡amén!), llama la Iglesia. También, la misma Voz que llamó a Juan a que subiera, es la misma Voz que llamó a Lázaro de la tumba, esa misma Voz de arcángel. Cristo es la Voz de Arcángel: ‘Voz de arcángel’, ¿ven? Oh, esa Voz de trompeta de Cristo llamó a Juan a que subiera, la misma Voz llamó a Lázaro en el sepulcro. Él hablo con fuerte voz. Esa misma Voz le dijo a Juan: ‘Sube acá, Yo te enseñaré unas cosas que han de suceder’. Esa misma Voz sonará cuando los muertos en Cristo resuciten: ‘Porque la trompeta...’ ¡La trompeta! ¿Qué es una trompeta? La Voz de Cristo, el mismo dijo: “Sube acá”.* Y ahora, veamos lo que dice esa Voz de Trompeta que le dijo a Juan: “Sube acá”. ¿Por qué? Porque le iba a mostrar las cosas que iban a suceder. Aquí, en la página 47, verso 402, dice: *402 - “Y nosotros que vivimos y hayamos quedado hasta la venida del Señor, no evitaremos o impediremos a los que duermen. Esos preciosos que sellaron su sangre... sellaron su testimonio con su sangre. ‘No impediremos o estorbaremos a los que duermen, porque sonará la trompeta.’ Algo acontecerá, ese algo Evangélico sonará, el anuncio de Su venida”.* Ese algo evangélico sonará, ¿qué? El anuncio de Su Venida. Ese algo evangélico, esa Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta; la Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino, que es ese algo evangélico, Evangelio del Reino, sonando y revelando el misterio de la Segunda Venida de Cristo. Veamos lo que nos dijo el reverendo William Branham en la página 130, verso 1164, dice: *1164 - “Recuerden que ‘los que están vivos y queden, no impedirán a los que están durmiendo; porque la Trompeta de Dios, esa última Trompeta...’ La sexta acaba de tocar. Y esa última Trompeta, como el último Sello, será la Venida del Señor. ‘Tocará* (o sea, sonará)*, y los muertos en Cristo se levantarán primero”.* Ahora, la Séptima Trompeta y el Séptimo Sello, ¿son qué? La Venida del Señor. Y ahora, también la pagina 149, aquí también nos habla de esa Trompeta diciéndonos, en el verso 1333, dice: *1333 - “Recuerden que ‘los que están vivos y queden, no impedirán a los que están durmiendo; porque la Trompeta de Dios, esa última Trompeta...’ La sexta acaba de tocar. Y esa última Trompeta, como el último Sello, será la Venida del Señor. ‘Tocará, y los muertos en Cristo se levantarán primero.’ Sólo descansando hasta ese tiempo”.* Y ahora, la Séptima Trompeta y el Séptimo Sello son una cosa: la Venida del Señor. En la página 128, verso 1143, dice: *1143 - “Bajo de la Séptima Trompeta es para Israel lo mismo que el Séptimo Sello fue para la Iglesia”.* Y el Séptimo Sello y la Séptima Trompeta son una cosa: la Venida del Señor; La Venida del Señor bajo el Séptimo Sello para la Iglesia y la Venida del Señor bajo la Séptima Trompeta para el pueblo hebreo. Y esa Séptima Trompeta sonando, que es la Gran Voz de Trompeta, o Voz de Arcángel, o Trompeta de Dios; esa Séptima Trompeta sonando revela una cosa: revela el misterio de la Segunda Venida de Cristo, el misterio del Séptimo Sello; porque la Séptima Trompeta y el Séptimo Sello son la Venida del Señor. Y la Venida del Señor, la Venida del Hijo del Hombre es con Sus ángeles, que son los dos Olivos, Moisés y Elías; los dos ungidos que están delante de la presencia de Dios conforme a Zacarías, capítulo 4, y Apocalipsis, capítulo 11, verso 3 en adelante. Y en Apocalipsis, capítulo 11, verso 15 en adelante, tenemos ahí la Séptima Trompeta sonando. Esa Séptima Trompeta, vean ustedes dónde aparece sonando: aparece sonando en el capítulo 11, que es el capítulo de los dos testigos, de los dos Olivos que están delante de la presencia de Dios. Y si están delante de la presencia de Dios, encontramos que así estaban en el templo que construyó Salomón y el templo que construyó Moisés. En el templo que construyó Salomón tenemos los dos querubines de oro sobre el propiciatorio, y tenemos los dos querubines de madera de olivo cubiertos de oro (los cuales eran gigantes), y estaban, ¿dónde? En el lugar santísimo. Y el lugar santísimo allá representa el Lugar Santísimo celestial donde está el trono de Dios; y el lugar santísimo del tabernáculo que construyó Moisés y en el templo que construyó Salomón, en el Templo espiritual de Cristo es la Edad de la Piedra Angular. Por lo tanto, ahí tienen que estar los dos ungidos que están delante de la presencia de Dios; ahí tienen que estar los dos Olivos, los ministerios de Moisés y Elías siendo manifestados en el tiempo final, porque la manifestación de Cristo, el Ángel del Pacto, el Espíritu Santo en el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual es con Sus ángeles. En medio de los dos querubines de oro y en medio de los dos querubines de madera de olivo estaba la manifestación de la gloria de Dios en el templo que construyó Salomón; y en el templo que construyó Moisés estaba la gloria de Dios, la Columna de Fuego, sobre el propiciatorio en medio de los dos querubines de oro. Y ahora, veamos lo que nos dice el reverendo William Branham en la página 129 del libro de *Citas*, verso 1150, dice: *1150 - “Ahora, tan pronto como esta Iglesia (la Novia) … el misterio del Séptimo Sello es conocido* (o sea, eso bien traducido sería: “Tan pronto como es conocido el misterio del Séptimo Sello por esta Iglesia, o sea, por la Iglesia del Señor Jesucristo)*. Y los judíos son llamados por el misterio de la Séptima Trompeta, que son dos profetas, Elías y Moisés…”.* Ahora, vean: el Séptimo Sello para la Iglesia es la Venida del Señor, y la Séptima Trompeta para el pueblo hebreo son Moisés y Elías. ¿Por qué? Porque el Hijo del Hombre viene con Sus ángeles; por lo tanto, los hebreos estarán esperando ver esa manifestación de Cristo, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, que los libertó allá en Egipto, el cual vino en carne humana dos mil años atrás, pero ellos no se dieron cuenta que ese era el Ángel del Pacto que los había libertado. Y ahora, para el tiempo final, Cristo, el Ángel del Pacto, vendrá en medio de Su Iglesia y estará dándole la revelación divina del Séptimo Sello a Su Ángel Mensajero del Día Postrero, y Su Ángel Mensajero estará compartiendo esa revelación divina con la Iglesia del Señor Jesucristo en la Edad de la Piedra Angular, y estará mostrándole todas estas cosas que deben suceder pronto, las cuales le serán mostradas a él primeramente, porque: “no hará nada Jehová sin que antes revele Sus secretos a Sus siervos, Sus profetas”. Toda revelación divina tiene siempre que venir por medio de un profeta, del profeta que Dios tiene para ese tiempo, para esa edad y esa dispensación. Y ahora, la revelación divina del Séptimo Sello, contenida esa revelación divina en las siete voces de Apocalipsis, capítulo 10; y esas siete voces es la Voz de Cristo, el Ángel Fuerte que desciende del Cielo y clama como cuando un león ruge, porque viene como el León de la tribu de Judá. Es Cristo el León de la tribu de Judá hablando, y lo que habla ahí es el contenido del misterio del Séptimo Sello; o sea, es el contenido de la Segunda Venida de Cristo. Y esa es la revelación del maná escondido para el Ángel Mensajero del Señor Jesucristo, y luego para toda la Iglesia del Señor Jesucristo. Y ahora, en esta misma página 129, verso 1152, dice: *1152 - “Él dijo, que ‘La Gran Trompeta’ tocará. ¡La Gran Trompeta! No Trompetas ahora, la fiesta de las trompetas; hay dos de ellos, Moisés y Elías, para llamar la Trompeta. Sino que, debajo de ‘la Gran Trompeta’, la Venida del Señor, para anunciar a José volviendo…”.* Y cuando decimos aquí o leemos aquí para anunciar a José volviendo, esto está haciendo referencia a José estando en Egipto, el cual vino a ser segundo en el imperio egipcio; y cuando José se levantaba de su trono sonaba la trompeta y anunciaba que José estaba viniendo. Cuando José iba viajando por todos los lugares que José pasaba, tenían que dejar de trabajar para doblar rodilla a José; eso está por ahí en el Génesis, capítulo 41. Vamos a ver lo que nos dice aquí, capítulo 41, verso 38 en adelante, luego de José dar el consejo al Faraón que buscara un varón prudente y lo colocara como administrador de sus negocios para que almacenara, sembrara la tierra de Egipto y almacenara alimento para cuando legaran, vinieran esos 7 años de hambruna, y así Egipto no desaparecería, no morirían los egipcios. Verso 37 en adelante del capítulo 41, del Génesis: *“El asunto pareció bien a Faraón y a sus siervos,* *Y dijo Faraón a sus siervos: ¿Acaso hallaremos a otro hombre como éste, en quien esté el espíritu de Dios?”.* Vean la visión grande que tenían estos reyes o faraones cuando veían un hombre donde estaba el Espíritu de Dios, un profeta; vea lo que hacían: seguida lo colocaban en el reino y lo colocaban en una posición importante, porque por medio de ese hombre el rey lograba obtener —de parte de Dios— contestación a sus peticiones; porque le presentaba el profeta su petición, lo que deseaba hacer, y el profeta iba ante la presencia de Dios y hablaba con Dios, y Dios le hablaba al profeta, y luego el profeta le hablaba al faraón, al rey lo que Dios le dio. Porque el faraón —no teniendo el Espíritu de Dios— no se podía acercar a Dios, porque no tenía las dos consciencias juntas; por lo tanto, no podía hacer contacto con la dimensión de Dios para oír directamente de Dios. Son los profetas de Dios los que oyen directamente de Dios porque son los que tienen las dos consciencias juntas, y luego le comunican al pueblo lo que Dios le habló; por eso no hará nada el Señor Jehová sin que antes revele Sus secretos, ¿a quiénes? A Sus siervos, Sus profetas. *“Y dijo Faraón a José: Pues que Dios te ha hecho saber todo esto, no hay entendido ni sabio como tú”.* Y vean, lo que le interpretó fue un sueño, un sueño doble. Y ahora, el faraón lo reconoce como la persona más entendida que vivía en Egipto. Y los hermanos de José lo habían rechazado y decían: “Este es soñador”. Vean, no hay un profeta sin honra sino en su tierra, y entre su gente; pero ahora, el faraón lo reconoció como el hombre más grande, como el entendido y sabio más grande, “no hay entendido ni sabio como tú”. Y sus hermanos le decían: “el soñador este, ahora, nos viene con otro sueño”; y todos eran a favor de José. Ahora, vean; lo mismo paso con Cristo. Ahora, vean lo que el faraón le dice: *“Tú estarás sobre mi casa, y por tu palabra se gobernará todo mi pueblo; solamente en el trono seré yo mayor que tú”.* Y ahora, José representa a Cristo, y Cristo fue rechazado por Sus hermanos: el pueblo hebreo, por sus doce hermanos: las doce tribus de Israel. Y ahora, Cristo cuando murió, resucitó y ascendió al Cielo. Así como José fue levantado a la posición más alta que había después del faraón; ahora, Jesucristo ha sido levantado a la posición más alta en el trono de Dios, sentado en el trono de Dios a la diestra de Dios. Y ahora, nada se mueve en el Cielo ni en la Tierra sino por la Palabra de Cristo. Él dijo: “Todo poder me es dado en el Cielo y en la Tierra”. Y Cristo está gobernando, reinando desde el trono de Dios en el Cielo todos los asuntos del universo completo. Y ahora, veamos aquí, continúa diciendo: *“Dijo además Faraón a José: He aquí yo te he puesto sobre toda la tierra de Egipto.* *Entonces Faraón quitó su anillo de su mano, y lo puso en la mano de José, y lo hizo vestir de ropas de lino finísimo, y puso un collar de oro en su cuello;* *Y lo hizo subir en el segundo carro, y pregonaron delante de él: ¡Doblad la rodilla !; y lo puso sobre toda la tierra de Egipto.* *Y dijo Faraón a José: Yo soy Faraón; y sin ti ninguno alzará su mano ni su pie en toda la tierra de Egipto.* *Y llamó Faraón el nombre de José Zafnat-panea; y le dio por mujer a Asenat, hija de Potifera sacerdote de On. Y salió José por toda la tierra de Egipto.* *Era José de edad de treinta años cuando fue presentado delante de Faraón rey de Egipto; y salió José de delante de Faraón, y recorrió toda la tierra de Egipto.* *En aquellos siete años de abundancia la tierra produjo a montones.* *Y él reunió todo el alimento de los siete años de abundancia que hubo en la tierra de Egipto, y guardó alimento en las ciudades, poniendo en cada ciudad el alimento del campo de sus alrededores* *Recogió José trigo como arena del mar, mucho en extremo, hasta no poderse contar, porque no tenía número”.* Ahora, vean ustedes cómo —para la preservación de los gentiles y también la preservación de los hebreos— José fue colocado en esa posición y vino a ser el administrador del reino, del imperio del faraón, y almacenó alimento en abundancia; y fue vestido como un gentil; su barba fue quitada y su ropa de hebreo fue quitada, y fue vestido como un gentil; y hablaba el idioma gentil, el egipcio; y tuvo una esposa gentil también. Todo esto tipifica a Cristo y a Su Iglesia, porque Su Iglesia está representada en la esposa de José. Y ahora, vean; Cristo es nuestro José. Y ahora, la Trompeta sonando en el Día Postrero anuncia la Segunda Venida de Cristo; eso es la Trompeta, esa Gran Voz de Trompeta anunciando a José viniendo. Y ahora, vean ustedes; los hebreos (cuando fueron a comprar alimento, los hermanos de José) no sabían que aquel que ellos estaban viendo era el José que ellos habían tenido como hermano, y lo habían rechazado y lo habían vendido, lo cual se cumplió en Cristo, el cual fue rechazado por el pueblo hebreo y fue vendido por algunas piezas de plata. Pero ahora, la Segunda Venida será en medio de los gentiles como Su Iglesia en el Día Postrero. Así que, en Su Primera Venida Él apareció en medio del pueblo hebreo, y vestía como un hebreo, y hablaba en el idioma hebreo de Su tiempo, y hablaban el común del pueblo. Para el tiempo final Cristo estará en medio de Su Iglesia gentil, que es la que lo espera en este tiempo final; y estará (Cristo, el Ángel del Pacto) revelándose a Su Iglesia en el Día Postrero. Y esa revelación de Jesucristo a Su Iglesia para el Día Postrero es la revelación del Séptimo Sello, la revelación de la Segunda Venida de Cristo como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, viniendo para llamar y juntar a Sus escogidos, y darnos la fe para ser transformados y raptados; y Su Venida está representada en Apocalipsis, capítulo 19, verso 11 en adelante, en el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19, el cual es Cristo, el Ángel del Pacto, el Espíritu Santo viniendo en el Día Postrero. Veamos lo que dice ahí, o leamos lo que dijo el reverendo William Branham —citando ese pasaje para avanzar un poquito— en la página 131, del libro de *Los Sellos*, dice: *“131. Y ahora Jesús: Su Nombre sobre la Tierra fue Jesús el Redentor, porque fue el Redentor cuando estuvo sobre la Tierra; pero cuando conquistó el infierno y la muerte, los venció y ascendió* (subió)*, entonces recibió un nuevo Nombre. Por esa razón es que gritan y hacen tanto ruido y no reciben nada. Será revelado en los Truenos”.* Ese misterio de Cristo y el nombre nuevo que Él recibió, dice: “será revelado, (¿cuándo?) en los truenos”. Nadie podrá obtener el conocimiento del Nombre Nuevo del Señor Jesucristo, excepto aquellos que estarán escuchando los truenos; y los truenos son la Voz de Cristo, el Ángel Fuerte que desciende del Cielo, hablándole a Su Iglesia; y los truenos son los que nos dan la fe, la revelación para ser transformados y raptados en el Día Postrero. Por eso, el reverendo William Branham… hacemos una pausa aquí; pasamos a la página 128 del libro de *Los Sellos*, dice: *“121. Ahora, los Siete Truenos de Apocalipsis permitirán que Él muestre a la Novia cómo prepararse para obtener esa gran fe de traslación* (o sea, esa fe de rapto)*”.* Y ahora, continuamos en la página 131, donde sigue diciendo: *“Por esa razón es que gritan y hacen tanto ruido y no reciben nada. Será revelado en los Truenos.* 1. *Fíjense en el misterio. Él viene cabalgando. Tiene que haber algo para cambiar esta iglesia. Ustedes saben eso. ¡Tiene que venir algo! Ahora noten: Nadie entendía ese nombre, sino Él mismo.* *Y estaba vestido de una ropa teñida en sangre: y su nombre es llamado EL VERBO DE DIOS.* *Y los ejércitos que están en el cielo le seguían en caballos blancos, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio.* *Y de su boca sale una espada aguda, para herir con ella las gentes; y él los regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor, y de la ira del Dios Todopoderoso.* *Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.* *Apocalipsis 19:13-16* 1. *Allí viene el Mesías, allí es donde está”.* Y aquí, podemos ver que viene con un nombre que nadie entiende; viene con un nombre nuevo: el Nombre Nuevo que recibió cuando ascendió al Cielo victorioso. Y ahora, ese es el nombre también que aparece en Apocalipsis, capítulo 2, verso 17, donde nos dice: *“Al que venciere, yo daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe”.* Alguien lo recibirá, algún mensajero recibirá la piedrecita blanca; y Cristo es la piedra no cortada de manos, Él es esa piedrecita blanca el cual, para el Día Postrero, vendrá a Su Iglesia, y viene con un nombre nuevo esa piedrecita blanca; la misma piedra que vio el rey Nabucodonosor y el profeta Daniel, lo cual es la Segunda Venida de Cristo, la Venida de la Piedrecita blanca con un nombre nuevo. Vean, lo mismo que sucedió con José; recibió un nombre nuevo. El faraón, el rey le dio un nombre nuevo cuando obtuvo la victoria, y fue colocado como segundo en el reino del faraón. Y ahora, Cristo (cuando ascendió al Cielo) recibió un nombre nuevo; se sentó a la diestra de Dios en el trono de Dios y recibió un nombre nuevo. Y ahora, los hermanos de José no sabían que aquel príncipe que estaba allí era su hermano José, pues, no se llamaba José; estaba con un nombre nuevo, un nombre de entre los gentiles. Y ahora, continuemos aquí viendo este misterio; en el libro del Apocalipsis, nos habla —en otros lugares— de un nombre nuevo. Aquí lo vimos en esta piedrecita blanca (que es Cristo en Su Segunda Venida con un nombre nuevo). Y ahora, en Apocalipsis, capítulo 19, también lo vimos con un nombre que ninguno entendía; eso es un nombre nuevo, porque el nombre “Jesús” todos lo entienden: es el Nombre del Mesías en Su Primera Venida como Cordero de Dios en Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, porque el nombre “Jesús” significa “Salvador” o “Redentor”, para llevar a cabo la Obra de Redención, la Obra de Salvación. Pero ahora, para Su Segunda Venida para Su Obra de Reclamo, Él viene con un nombre que ninguno entiende; viene con un nombre nuevo. Y hay personas que no saben que Cristo tiene un nombre nuevo, y esa es una buena noticia para todos los creyentes en Jesucristo, nuestro Salvador. Y, ¿dónde dice la biblia que Él tiene un nombre nuevo? Bueno, que lo diga Él mismo, si lo tiene o no lo tiene. Apocalipsis, capítulo 3, verso 12, dice: *“Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios…”.* O sea, que lo hará una persona importante, una columna en Su templo, en el Templo de Dios. Y, ¿cuál es el Templo de Dios? La Iglesia del Señor Jesucristo, ese Templo espiritual de Jesucristo, Su Iglesia; ahí lo hará una columna, una persona importante. *“… y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo”.* ¿Tiene o no tiene un nombre nuevo Jesucristo? Si Él mismo lo dice, pues entonces nosotros decimos: Amén; Él tiene un nombre nuevo. Y Él dice que escribirá Su Nombre Nuevo, y el Nombre de Su Dios, y el Nombre de la ciudad de nuestro Dios; lo escribirá sobre el Vencedor. Así que, un vencedor, un ángel mensajero de Jesucristo obtendrá esa bendición; y nadie entenderá ese misterio sino aquel que lo recibe, porque ese nombre tiene que ver con la Obra de Reclamo; ese nombre tiene que ver con todo el Programa Divino que Dios estará llevando a cabo en este tiempo final, en el Milenio y en toda la eternidad. Y ese es el nombre que el Ángel de Jehová le dio a Moisés cuando Moisés preguntó por el nombre. Ahora, ese es el nombre con el cual viene el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19, y ese misterio lo conocerá el Vencedor. Vamos a ver qué nos dice el reverendo William Branham; vamos a ver el mensaje de *Las Edades* sin editar, vamos a ver en ese mensaje lo que ha sido dicho. En el mensaje de *Las Edades*, vamos a ver qué página tenemos por aquí para ver lo que Dios hará en este tiempo final. Vamos a leer en la página 367, que es uno de los lugares… dice: *“Él que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, ...* *“245. Columna”. Una columna o un “fundamento”. Fundamento en el templo de la Casa, o la Casa de Dios. “El templo de Mi Dios” o, “la ‘Casa’ de Mi Dios”. Es una columna…”.* O sea, el Vencedor. Ahí es, ¿qué? Una columna. Sigue diciendo: *“247. ¡Todo entró por la Puerta, Jesús! “Y al que venciere Yo lo haré columna”. En otras palabras, parte del fundamento. ‘¿Qué le daré́? Yo pondré…”.* Y ahí comienza a explicar todo lo relacionado a lo que Él hará con ese vencedor. También tenemos… aún tenemos más que dijo el reverendo William Branham con relación a este vencedor; nos dice que a él le dará la revelación de Su Nombre. Vamos a ver donde está esto escrito para que ustedes lo puedan tener también. Al darle la revelación de Su Nombre, ese Ángel Mensajero tendrá una bendición muy grande, pero este Ángel Mensajero estará siempre guiado por Cristo y estará llevando a cabo la Obra del Día Postrero; la obra que Cristo, el Ángel del Pacto, estará Cristo llevando a cabo usando a Su Ángel Mensajero en la Edad de la Piedra Angular. Este Ángel Mensajero vendrá llevando a cabo la Obra de Cristo en el Nombre del Señor Jesucristo, en ese nombre que Cristo recibió cuando ascendió victorioso al Cielo. Ahora, podemos ver también en la página 253 y 254, vamos a ver (de este mismo mensaje), página 254, dice, verso 34: *“34. Y cuando Jesús venció, Su Nombre fue cambiado. Y Él revelaría ese Nombre: “El que estuviere con Él, y venciere como Él venció́, recibió un nombre nuevo y Yo le revelaré Mi Nombre nuevo a él”.* Así que, para el Día Postrero habrá un mensajero en la Iglesia de Jesucristo, el cual tendrá la revelación de ese nombre nuevo del cual Cristo habló en el libro del Apocalipsis, y el cual fue reflejado en el cambio de nombre que recibió José por Zafnat-panea, y encontramos que en diferentes profecías nos habla de un nombre. Dice: “En aquel día Jehová será uno, y uno Su nombre” \[Zacarías 14:9\]; y también hay un sin número más de profecías que hablan de un nombre nuevo. Y ese nombre nuevo es el nombre que Cristo tendrá como Rey de reyes y Señor de señores; un nombre que ninguno conocía, y en Su vestidura y en Su muslo tiene escrito este nombre: Rey de reyes y Señor de señores. Ahora, Rey de reyes y Señor de señores no es un nombre, pero el Rey de reyes y Señor de señores tendrá un nombre, un nombre nuevo que nadie conoce sino aquel que lo recibe. Y, ¿quién será el que lo recibirá? Pues, aquel sobre el cual Cristo lo escriba, al cual hará columna en el Templo de nuestro Dios. Así como Salomón, cuando construyó el tabernáculo allá en Jerusalén, construyó también dos columnas de bronce y escribió sobre ellas: en una (la columna de la derecha) escribió Joasín, Jaquín; y sobre la columna de la izquierda escribió Boaz. Vean, Salomón, el rey, el hijo de David, escribiendo sobre esas columnas el nombre: en una Jaquín, y en la otra Boaz, es tipo y figura de Cristo. Vean ustedes, ahora, encontramos que Cristo escribirá sobre el vencedor, al cual lo hará columna en el Templo de nuestro Dios. Y ahora, escribirá sobre esa columna del Templo de nuestro Dios, esa columna del Templo espiritual de la Iglesia de Jesucristo escribirá (sobre esa columna) Su Nombre Nuevo, que es el Nombre Eterno de Dios, y Nombre de la ciudad de nuestro Dios, Nombre de la Nueva Jerusalén, Nombre de la Iglesia del Señor Jesucristo. Recuerden que la Iglesia del Señor Jesucristo —durante todas estas edades— ha sido la novia del Señor Jesucristo; y una novia, pues, tiene el nombre de soltera; pero cuando se casa, entonces, recibe el nombre de su esposo (con quien se casó). Y eso es lo que sucede con la Iglesia de Jesucristo al casarse con Cristo: recibe el Nombre Nuevo y Eterno, el Nombre Nuevo de Jesucristo, que es el Nombre Eterno de Dios; y el mismo nombre llevará la Iglesia del Señor Jesucristo, y ese nombre será escrito sobre el Vencedor. Y ahora, podemos ver que es Cristo el que tiene y el que dice que tiene un nombre nuevo, y el que dice que lo escribirá sobre el Vencedor; y esto viene en el hilo del pensamiento divino y de la revelación divina desde el Antiguo Testamento, para ser revelado este misterio en el Día Postrero; ser revelado este misterio en el Día Postrero con la apertura del Séptimo Sello. Y con la apertura del Séptimo Sello es abierto el misterio de la Segunda Venida de Cristo con un nombre nuevo; y toda esa revelación es alimento para nuestra alma. Y ahora, para el Día Postrero, toda esa revelación es el maná escondido, el alimento espiritual para nuestra alma en la Dispensación del Reino y en la Edad de la Piedra Angular, sin despreciar todo el maná que Él nos ha dado durante la Dispensación de la Gracia; todo el maná, la revelación divina de la Primera Venida de Cristo con el nombre para redención: el nombre “Jesús”. Pero ahora, en adición, Él nos promete darnos del maná escondido: la revelación de la Segunda Venida de Cristo con un nombre nuevo. Y esta revelación solamente puede venir por medio de un profeta, porque solamente a los profetas de Dios es que viene la revelación divina; porque “no hará nada el Señor, Jehová sin que antes revele Sus Secretos a Sus siervos, Sus profetas”. Y siendo que esta es una revelación divina prometida por Dios, la revelación divina de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo; esta es la revelación divina para la Dispensación del Reino; porque la revelación divina para a la Dispensación del Reino es la revelación de la Segunda Venida de Cristo como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores con un nombre nuevo. Y ahora, vean; todo para la Dispensación del Reino gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo. La Segunda Venida de Cristo es la única esperanza que tiene la Iglesia del Señor Jesucristo en el Día Postrero, para los muertos en Cristo ser resucitados en cuerpos eternos y nosotros los que vivimos ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Sin la Segunda Venida de Cristo no hay resurrección para los muertos creyentes en Cristo, ni hay transformación para nosotros los que vivimos, ni hay rapto o arrebatamiento de la Iglesia para ir a la Cena de las Bodas del Cordero. Luego de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención, todo descansa en la Segunda Venida de Cristo, para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero; y este misterio de la Segunda Venida de Cristo con un nombre nuevo, es el misterio más grande de los Cielos y de la Tierra; es el misterio que Dios ha tenido en Su mente, en Su corazón, el cual no había revelado en ninguna edad o dispensación pasada, pero la promesa es que será revelado en este tiempo final. Este es el misterio contenido en el Séptimo Sello; y cuando fue abierto este misterio, el misterio de la Segunda Venida de Cristo; cuando fue abierto en el Cielo, hubo silencio en el Cielo como por media hora, en el capítulo 8, verso 1 del Apocalipsis. Este es el misterio más grande de todos los misterios de Dios. Ya, el misterio de la Primera Venida de Cristo ya no es un misterio, porque ya fue revelado; por lo tanto, el misterio más grande —que sería revelado a la Iglesia de Jesucristo— es el misterio de la Segunda Venida de Cristo, de la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19, que es también el misterio del Ángel Fuerte que desciende del Cielo en Apocalipsis, capítulo 10. Y ahora, este misterio, dice el reverendo William Branham que cuando sea manifestado, cuando este Séptimo Sello esté en su comienzo, será un secreto por completo. Para que puedan comprender lo que significa que en su comienzo será un secreto por completo, tenemos que ver el paralelo en la Primera Venida de Cristo. Fue un secreto por completo para el pueblo hebreo y para el concilio de la religión hebrea, y para el pueblo hebreo, excepto María, José, Elizabeth, Zacarías (el sacerdote Zacarías), y los pastores que fueron al nacimiento de Jesús, y los sabios o magos (que estuvieron allí también cuando ya tenía dos años de edad), y Simeón y Ana (cuando fue presentado Jesús). Para el resto fue un secreto por completo; y ese secreto por completo fue por casi 30 años, pero ahí estaba la Venida del Mesías cumplida en media del pueblo hebreo. Pero la obra que Él haría todavía no estaba realizada, porque el comenzaría Su ministerio y sería adoptado (lo cual sucedió en el monte de la transfiguración), y luego tendría unos seis meses más para llevar a cabo Su Obra, la obra culminante, el clímax de Su ministerio, que fue Su Obra de Redención en la Cruz del Clavario. Lo que parecía ser la derrota de Jesús, era la Obra de Jesús como Redentor. Y esa obra, vean ustedes, tomó unos tres días; pues, murió, bajó al infierno en Su cuerpo teofánico, porque lo que murió de Jesucristo fue Su cuerpo físico, porque tomó nuestros pecados y se hizo mortal, y todo el juicio divino cayó sobre Jesús (porque la paga del pecado es muerte), y luego fue al infierno en Su cuerpo teofánico, como todos los pecadores iban al infierno. Por eso, se encontró con los que fueron desobedientes en el tiempo de Noé, conforme a Primera de Pedro, capítulo 3, verso 18 en adelante (solamente les voy a dar la cita, voy a verificarla aquí; capítulo 3, verso 18 al 20), y dice que le predicó a los espíritus encarcelados que estaban allí, los cuales habían sido desobedientes en el tiempo de Noé cuando Noé preparaba el arca; y la paciencia de Dios esperaba. ¿Qué esperaba la paciencia de Dios? O, Dios con paciencia, ¿qué estaba esperando? Que Noé terminara el arca para que entrara al arca él y los animales que iban a entrar al arca, para luego venir el diluvio. Dios no podía enviar el diluvio sobre la Tierra hasta que Noé no terminara el arca y entrara él y su familia al arca. ¿Por qué? Porque si enviaba el diluvio antes destruía también a Noé, y no destruirá Dios al justo con el injusto. Y ahora, a través de la historia de la raza humana encontramos que se ha estado predicando que viene el juicio divino de la gran tribulación; que viene una destrucción sobre la raza humana. Y hay personas que dicen: “Hace años encontramos a los apóstoles hablando de ese juicio divino que ha de venir, y aún a los profetas del Antiguo Testamento, y no ha venido”; y algunas personas piensan que no va a venir. Pero no ha venido por causa de que la paciencia de Dios está manifestada; y esa paciencia es por causa de los escogidos, esperando que se complete el Cuerpo Místico de Jesucristo, y esperando que así entren al Cuerpo Místico de Cristo todos los escogidos de Dios, entren a la Iglesia de Jesucristo. Y ahora, podemos ver la causa por la cual no ha venido el juicio de la gran tribulación sobre la raza humana; solamente han estado viniendo juicios temporales en cada ocasión en que ha terminado una edad, y el mensajero de una edad se ha ido; han venido juicios temporales. Pero el juicio de la gran tribulación, ese vendrá cuando se complete el número de los escogidos de Dios, cuando hayan entrado a Cristo, el Arca del Pacto, todos los escogidos de Dios y estén sellados dentro del Cuerpo Místico de Cristo por el Espíritu Santo; y entonces los muertos en Cristo serán resucitados en cuerpos eternos, y nosotros los que vivimos seremos transformados y estaremos aquí unos 30 a 40 días, y se les estará dando a conocer (a la raza humana) lo que ha de venir; y luego nos iremos a la Cena de las Bodas del Cordero; y entonces vendrá la ira de Dios sobre la raza humana. Y entonces muchos dirán: “Pero no creíamos que iba a venir todo este juicio divino, porque otros habían dicho que vendría y no vino”. Pero es que la paciencia de Dios estaba esperando a que completara el Cuerpo Místico de Jesucristo. No vino en otros tiempos, no porque no dijeron la verdad los enviados de Dios, sino porque la paciencia de Dios estaba esperando por el Cuerpo Místico de Cristo, que fuese completado; y hasta que Cristo no complete Su Cuerpo Místico de creyentes, no puede venir el juicio divino de la gran tribulación. Ahora, podemos ver el tiempo que nos ha tocado vivir, podemos ver la edad que nos ha tocado vivir, podemos ver la edad que nos ha tocado vivir; la Edad de la Piedra Angular, donde se va a completar el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo, y donde los escogidos serán transformados, y entonces seremos inmortales; y después que estemos transformados, al ser inmortales físicamente (porque tendremos un cuerpo glorificado), pues, entonces, que venga el juicio de la gran tribulación; porque ya no nos hará daño; y lo otro es que nos vamos a ir de aquí. Así que, vamos a irnos de aquí, porque tenemos una invitación de nuestro Padre celestial en el Cielo, en la séptima dimensión, para estar allí en la gran Cena de las Bodas del Cordero; y son bienaventurados los que son confinados, invitados a la Cena de las Bodas del Cordero. Y así como el novio le colocaba la vestidura a los invitados, Cristo es el que nos coloca la vestidura; nos ha colocado la vestidura del Espíritu Santo, nos ha colocado la vestidura del cuerpo teofánico, y en este Día Postrero (en adición) nos colocará la vestidura del cuerpo eterno y glorificado; y entonces estaremos listos para ir a la Cena de las Bodas del Cordero, a la casa de nuestro Padre celestial. Por eso, para este tiempo final estaríamos comiendo del maná escondido que Cristo le estará dando a Su Ángel Mensajero. Miren como todo esto sucede: Cristo es el Arca del Pacto; Cristo es el Ángel del Pacto; Cristo es el maná, Él es el maná escondido; y ahora, Cristo es también el Arca del Pacto que fue colocado o que fue colocada en el lugar santísimo del templo que construyó el rey Salomón, y el tabernáculo que construyó el profeta Moisés. Y ahora, para el Día Postrero, siendo que Cristo está construyendo un templo, un templo espiritual, tiene que tener (ese templo) un lugar santo, el cual ha sido construido con seres humanos, que son piedras vivas; y son los escogidos de Dios del tiempo de los apóstoles y tiempo de los siete ángeles mensajeros en las siete edades de la Iglesia entre los gentiles. Pero un templo no está completo solamente con atrio y lugar santo, sino que necesita tener el lugar santísimo. Así lo vio el profeta Moisés en el Cielo y le fue dicho que construyera el tabernáculo conforme al modelo que Dios le mostró allá en el monte donde vio otra dimensión. Y ahora, Salomón también construyó un templo, y encontramos que tenía lugar santísimo; porque no se puede dedicar a Dios un templo sin que tenga lugar santísimo. El lugar santísimo es el lugar donde está colocada el arca del pacto, y donde la Columna de Fuego, la Shekinah, está sobre el propiciatorio, y el propiciatorio es la tapa del arca del pacto; y ahí están los dos querubines de oro. Y ahora, encontramos que Cristo está construyendo un templo, un tabernáculo, y tiene que tener lugar santísimo también. Por eso, es que, después de las siete edades de la Iglesia entre los gentiles, las cuales se cumplieron en Asia menor, Europa y Norte América, donde envió Sus siete ángeles mensajeros; ahora, Cristo, el Ángel del Pacto, el Espíritu Santo, ha pasado a la América Latina y el Caribe, y ha estado también llamando piedras vivas, seres humanos, y los ha estado colocando, ¿dónde? En Su Iglesia. Pero ¿en qué parte? En el Lugar Santísimo de ese Templo espiritual, que es la Edad de la Piedra Angular, la Edad de Corona; y ahí es donde estará el Arca del Pacto, con la presencia del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová, del Ángel Fuerte que desciende del Cielo, y Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19. Y ahora, ¿cómo entrará? ¿Cómo será llevada el Arca del Pacto al Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo? Pues, en la misma forma en que fue llevada el arca del pacto al lugar santísimo del tabernáculo que construyó Moisés y del templo que construyó el rey Salomón: sobre los hombros de levitas descendientes del segundo hijo de Leví, de Coat. El arca del pacto era transportada de un lugar a otro, y los que se encargaban de empacar el arca del pacto eran Aarón y sus hijos; y los demás sacerdotes no podían ir para ver cuando estaba siendo empacada, preparada el arca del pacto y las demás cosas santas, porque morirían; y no podían tocar las cosas santas (los demás sacerdotes) porque morirían. Y ahora, Cristo es el Arca del Pacto; Cristo es el Ángel del Pacto; Cristo es el Ángel Fuerte que desciende del Cielo. ¿Cómo Cristo (el Ángel del Pacto) entrará a Su Iglesia en el Día Postrero, al Lugar Santísimo, a la Edad de la Piedra Angular? Siendo que Él es el Arca del Pacto, ¿cómo va a ser traído Cristo en el Día Postrero a Su Templo? ¿Cómo va a subir a la Edad de la Piedra Angular? Pues, Cristo, el Arca del Pacto, así como fue llevada al lugar santísimo, pasando del atrio al lugar santo, y del lugar santo al lugar santísimo; así, por medio de los mensajeros que Él ha enviado, lo encontramos (a Jesucristo, el Ángel del Pacto, el Arca del Pacto) viniendo de edad en edad y de dispensación en dispensación, viniendo a Su Templo para llegar hasta el Lugar Santísimo de Su Templo; Lo vemos (a Cristo, el Arca del Pacto) en los profetas del Antiguo Testamento (dispensacionales y también de diferentes edades), y los vemos en los apóstoles y en los siete ángeles mensajeros en el Lugar Santo; y luego, pasa al Lugar Santísimo en este tiempo final. Lo vimos viniendo de edad en edad en los hombros de los levitas, o sea, en el corazón de los ángeles mensajeros de cada edad. Y ahora, para el Día Postrero, veamos cómo tiene que venir al Lugar Santísimo. Página 83, 84 y 85; ahí leeremos algo en el mensaje “Tratando de hacer servicio a Dios fuera de Su Voluntad”, donde nos habla de David trayendo el arca del pacto a la ciudad de David. Él consultó a los capitanes de su ejército, pidió consejo a todas esas personas importantes para traer el arca y preparar un carro nuevo para traer el arca; pero esa no era la forma establecida por Dios para mover el arca de un lugar a otro. Era sobre los hombros de los levitas que habían sido escogidos para esa labor; no cualquier levita, sino los que habían sido escogidos para esa labor, que eran descendientes de Coat, el segundo hijo de Leví (de esa línea era Aarón, era Moisés y los hijos de Aarón). Y ahora, David traía el arca, pero no conforme a la voluntad perfecta de Dios; trayendo el arca en un carro nuevo tirado por bueyes. A causa de que los bueyes se movían mucho, el arca se iba a caer, y Uza extendió la mano para aguantar el arca; pero Dios dijo que nadie podía tocar las cosas santas, y mucho menos el arca; y el que lo hiciera, moriría. Y ahí podemos ver que murió un hombre bueno por causa de que David estaba tratando de hacer un servicio a Dios, pero no lo estaba haciendo conforme a como Dios estableció que se hiciera ese servicio. Estaba tratando de hacer un servicio a Dios, pero fuera de Su voluntad, porque estaba haciéndolo fuera de lo que Dios había establecido; que tenía que ser traída (el arca) en los hombros de los levitas. Y trabajar en esa forma (fuera de la voluntad de dios) —aunque la persona esté trabajando en la Obra de Dios— trae problemas para la persona y para otras personas también. Hay que trabajar en la Obra de Dios de acuerdo a como Dios estableció para la edad y dispensación. Y ahora, murió Uza y le pusieron por nombre al lugar Pérez-uza. Y ahora, el arca la dejaron en cierto lugar y no pudieron seguir; hubo luto. Primero tenían alegría, y después vino tristeza sobre David y las demás personas. Ahora, el arca del pacto tenía que ser llevada a Jerusalén, y tenía que ser llevada en los hombros de los sacerdotes. Así lo hizo David más adelante, y Dios lo bendijo. ¿Por qué trabajar en la Obra de Dios contrario a la voluntad de Dios, cuando podemos trabajar en la perfecta voluntad de Dios para recibir las bendiciones de Dios? Y ahora, la Iglesia del Señor Jesucristo para este tiempo final, en la Edad de la Piedra Angular estará trabajando conforme a la voluntad de Dios y también Su Ángel Mensajero para la llegada del Arca del Pacto al Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo; y nadie puede tocar esa Arca del Pacto excepto quien esté ordenado para ese propósito. Y ahora, leamos en la página 83 y 84 del mensaje “Tratando de hacer un servicio a Dios fuera de Su voluntad”, dice: *“312. Querían venir a la ciudad de David, en lugar que a Jerusalén* (o sea, quería llevarla a su ciudad y no a Jerusalén). *No había lugar preparado para ella en aquel tiempo, y lo mismo ocurre hoy”.* Y ahí sigue hablando. Y ahora, más abajo dice: *“313. Cristo es el arca, la Palabra. Ellos quieren su denominación. Él no puede ser llevado en carros nuevos denominacionales, Su Mensaje no puede ir en el carro de una nueva denominación cuando Él está supuesto a estar contenido y venir en el corazón de un profeta…”.* El Arca del Pacto solamente puede venir al Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo. ¿Cómo? En el corazón de un profeta. Cristo, la Palabra, el Arca del Pacto, tiene que venir en esa forma a Su Templo, al Lugar Santísimo, al lugar de reposo de Cristo, el Arca del Pacto. Y ahora, veamos cómo es que viene en el corazón de un profeta. En la página 85 dice: *“319. Noten, Dios le dijo al profeta* (o sea, al profeta del Antiguo Testamento: Ezequiel)*, dijo: “Come el rollo”, en el Antiguo Testamento. Al profeta del Nuevo Testamento, le dijo: “Come el librito”.* Eso es Apocalipsis, capítulo 10, verso 8 al 11; el librito, el Título de Propiedad que Cristo trae, el cual tomó de la diestra del que está sentado en el trono en el Cielo, lo abrió en el Cielo y lo trae a la Tierra en Apocalipsis, capítulo 10, verso 9 en adelante; lo trae abierto en Su mano. Y ahora, se lo entrega a un hombre que se lo coma. Al profeta del Nuevo Testamento, Él le dijo: “Come el librito”. ¿Por qué? Para que el profeta y la Palabra fueran uno; o sea, para que la Palabra se haga carne en el profeta; para que sean uno. ¿No le dijo Cristo: “Yo le daré a comer del maná escondido”? Ahí lo tenemos comiendo del maná escondido. ¿Ven? Esa es el Arca, la Palabra de Dios, y ahí tenemos la forma en que viene en el corazón de un profeta que se come el librito, el Título de Propiedad, el libro que estaba sellado con siete sellos en Apocalipsis, capítulo 5, verso 1 en adelante; y luego es abierto, es tomado por Cristo y es abierto en el capítulo 6, y el Séptimo Sello abierto en el capítulo 8, verso 1. Ahora, hemos visto cómo es que viene el Arca del Pacto al Lugar Santísimo del Templo espiritual de Jesucristo, nuestro Salvador, cómo viene el Arca del Pacto, Cristo, la Palabra, al lugar más importante de la Iglesia de Jesucristo, la Edad de la Piedra Angular, que es el Lugar Santísimo de ese Templo espiritual. Y ahora, podemos ver que todas estas revelaciones giran alrededor de la Segunda Venida de Cristo. Y ahora, continuemos viendo un poquito más. \[Corte en el Audio\] Y así, es colocado el Título de Propiedad en la Iglesia de Jesucristo en el Lugar Santísimo. Y ahora, en la página 277 del libro… dice el reverendo William Branham, orando \[*Los Sellos*\]: *“\[240\] … pedimos que el Espíritu Santo venga ahora mismo, el Jinete del verdadero caballo blanco…”.* ¿Quién es el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19? El Espíritu Santo, que es el Ángel del Pacto, que es el mismo Cristo en Su cuerpo teofánico. *“…mientras Su Espíritu, el Espíritu de Cristo, entre en confrontación con el anticristo, y Él llame los Suyos”.* Y ahora, siendo que el Espíritu Santo, el Ángel del Pacto, es el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19, tenemos la promesa que el Espíritu Santo vendrá a la Tierra. Y ahora, vamos a ver cómo vendrá. Página 134, también nos promete la Venida del Espíritu Santo a la Iglesia. Dice: *“142. Y noten ustedes: Cuando este Espíritu Santo que tenemos llegue a encarnarse, el que está en nuestro medio ahora mismo en la forma del Espíritu Santo, cuando Él llegue a ser encarnado en la Persona de Jesucristo, entonces nosotros le coronaremos como “Rey de Reyes y Señor de Señores”.* Cristo, el Ángel del Pacto, el Espíritu Santo, el Verbo para el Día Postrero; la promesa es que vendrá en carne humana, vendrá encarnado, y vamos a ver ese misterio. En la página 146 del libro (también) de *Los Sellos*, dice —el reverendo William Branham— en el último párrafo: *“\[192\]… al mismo tiempo que el diablo cae del Cielo y se encarna en un hombre, el Espíritu Santo sube y viene encarnado en un hombre”.* Para este tiempo final el diablo es echado del Cielo, el acusador de nuestros hermanos; eso está en Apocalipsis, capítulo 12, verso 7 en adelante dice: *“Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles;* *Pero no prevalecieron, ni se halló lugar para ellos en el cielo.* *Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.* *Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche.* *Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte.* *Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! Porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo”.* Y cuando el diablo (aquí en Apocalipsis, capítulo 12, verso 12) es arrojado a la Tierra, se encarna en un hombre, se encarna en el anticristo, en el hombre de pecado, en la bestia; y entonces traerá una terrible persecución como dice aquí: *“Y cuando vio al dragón que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón.* *Y se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila, para que volase de delante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo* (O sea, tres años y medio. Tiempo: un año; tiempos: dos años más, ya son tres; y la mitad de un tiempo: 6 meses. O sea, 3 años con 6 meses)*.* *Y la serpiente arrojó de su boca, tras la mujer, agua como un río, para que fuese arrastrada por el río* (Esos son ejércitos: agua como un rio, esos son ejércitos que arrojará contra la mujer que dio a luz al hijo varón)*.* *Pero la tierra ayudó a la mujer, pues la tierra abrió su boca y tragó el río que el dragón había echado de su boca.* *Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios* (esos son los hebreos) *y tienen el testimonio de Jesucristo”.* Esos son los cristianos que se quedarán para pasar por la gran tribulación, porque no tenían aceite en sus lámparas; no habían recibido el Espíritu Santo. Por eso no pudieron ir a la Cena de las Bodas del Cordero; no estaban vestidos con vestiduras de boda. Las vírgenes fatuas, vean ustedes, fueron las que fueron a comprar aceite; pero cuando regresaron, las que estaban preparadas (las vírgenes prudentes) entraron con Cristo a las Bodas y se cerró la puerta. Y cuando llegaron las vírgenes fatuas o insensatas, ya la puerta estaba cerrada; tuvieron que ser echadas a las tinieblas de afuera, que es la gran tribulación, donde será el lloro y el crujir de dientes, porque el diablo estará suelto en la tierra, será echado sobre la tierra y estará encarnado en el anticristo, el hombre de pecado, la bestia, que perseguirá al pueblo hebreo y también al grupo de las vírgenes insensatas, que no entraron con Cristo a las Bodas, y no fueron a la Cena de las Bodas del Cordero. Ahora, al mismo tiempo que el diablo cae del Cielo y se encarna en el anticristo, en un hombre, en el hombre de pecado, el Espíritu Santo sube y se encarna, y viene encarnado en un hombre; el Espíritu Santo sube y viene encarnado en un hombre. El Espíritu Santo vendrá manifestado en un hombre: el Ángel que viene con el Sello del Dios vivo en Apocalipsis, capítulo 7, verso 12 en adelante, pues este ángel que sube de donde nace el sol viene con el Sello del Dios vivo; y el Sello del Dios vivo es el Espíritu Santo. Ahí viene el Espíritu Santo encarnado en el Ángel Mensajero enviado al pueblo hebreo para llamar y juntar 144.000 hebreos, el Ángel Mensajero de Jesucristo, en el cual el Espíritu Santo estará operando el ministerio de Moisés y de Elías para llamar y juntar 144.000 hebreos cuando le toque el tiempo al pueblo hebreo. Pero primeramente estará en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo, manifestándose. Ahora, veamos la página 256 del libro de *Los Sellos*, y ahí veremos lo que nos dice con relación a la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19: *“121. Pero cuando nuestro Señor aparezca sobre la Tierra, Él vendrá sobre un caballo blanco como la nieve, y será completamente Emmanuel —la Palabra de Dios encarnada en un hombre”.* Y si conseguimos ese hombre, entonces estaremos consiguiendo el Espíritu Santo manifestado en medio de la Iglesia de Jesucristo, dándonos a conocer —por medio de ese velo de carne— todas estas cosas que deben suceder en este tiempo final, y estará revelándonos el misterio de Su Venida; estará revelándonos el misterio de Su Venida en carne; estará revelándonos el misterio de la Venida del Verbo, la Palabra, en un hombre de este tiempo final. Y ese es el misterio más grande de todos los misterios. Con razón Juan el apóstol quiso adorar los pies del Ángel del Señor Jesucristo, porque ese Ángel del Señor Jesucristo es el instrumento de Cristo para esa gran revelación de Jesucristo. Esa gran revelación de Jesucristo para el Día Postrero estará en Su Ángel Mensajero; pero Su Ángel Mensajero no es el Señor Jesucristo. Por eso —cuando Juan quiso adorarlo— Él rechazó esa adoración que Juan quiso ofrecerle. Dice, en la página 373 del libro de *Las Edades*: *“49. Así dice el “Amén.”.* Ahora, vamos a ver, dice… Esta es la revelación final de sí mismo, la revelación final del Señor Jesucristo en Su Iglesia. Vamos a ver, dice: *“49. Así dice el “Amén.” Jesús es el Amén de Dios. Jesús es el “Así sea” de Dios. Amén significa lo final, significa aprobación, significa promesa prevaleciente, significa promesa que no cambia, significa el sello de Dios.* 1. *Quiero que se fije bien ahora, para que vea algo muy precioso y hermoso. Dije que esta es la revelación del tiempo del fin* (la revelación del tiempo del fin; la revelación de Jesucristo del tiempo del fin)*, la revelación de Sí mismo. Cuando el día de la gracia termine, entonces dentro de poco tiempo empezará el Milenio”.* Y ahora, tuvimos la revelación de Jesucristo de cada edad a través del mensajero de cada edad, donde estuvo Cristo, el Ángel del Pacto, en Espíritu Santo velado y revelado en la porción correspondiente a cada edad. Y para el Día Postrero, para la Edad de la Piedra Angular (que es el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo), tendremos la revelación final de Jesucristo en Su Iglesia; eso es la revelación de Jesucristo en Su Iglesia en el Lugar Santísimo, a través de un velo de carne, a través de Su Ángel Mensajero. Y con esa revelación de Jesucristo para el Día postrero vendrán todas las bendiciones prometidas para el Día Postrero para los hijos e hijas de Dios; y con esa revelación de Cristo a través de Su Ángel Mensajero nos abrirá Cristo (a través de Su ángel) todas las escrituras correspondientes a este tiempo final, y nos dará a conocer con esas escrituras (abriéndolas a nosotros) las cosas que deben suceder en este tiempo final, porque todas están escritas aquí en la biblia. Todas están escritas en la biblia, y Dios dio más luz a través de los siete ángeles mensajeros; y por medio del reverendo William Branham nos dio mucha luz; o sea, nos dio más luz con relación a esas profecías bíblicas que tenemos en las escrituras correspondientes a este tiempo final. Pero esas escrituras no fueron abiertas, porque serán abiertas en este tiempo final; y así, es como, con la apertura de todas esas profecías del Día Postrero, nos da a conocer (Cristo) todas estas cosas que deben suceder pronto y nos las muestra en la Escritura. Con la apertura del misterio del Séptimo Sello son abiertos todos los demás misterios correspondientes a este tiempo final, porque todos giran alrededor del Séptimo Sello; todos giran alrededor de la Segunda Venida de Cristo con un nombre nuevo. Y ahora, tenemos —para este tiempo final— la promesa de la revelación de Jesucristo en medio de Su Iglesia, para darnos a conocer todas las cosas que deben suceder pronto, y así darnos el alimento del Día Postrero; darnos así el alimento del Día Postrero en el cual nosotros estamos viviendo. Y ahora, hemos visto cuál es el alimento que Dios da a Sus hijos en este tiempo final, como también hemos visto el alimento que Dios dio en edades pasadas y en dispensaciones pasadas a Sus hijos, a Su pueblo; fue el alimento espiritual de la Palabra revelada para el día y edad en que ellos vivieron. Y para nuestro tiempo la Palabra revelada para Su Iglesia, revelando el misterio del Séptimo Sello, el misterio de la Segunda Venida de Cristo, y darnos así el maná escondido; el maná escondido de la Segunda Venida de Cristo. Toda esta revelación contenida en la Segunda Venida de Cristo, el Nombre Nuevo y demás cosas que contiene la promesa de la Segunda Venida de Cristo, todo eso es alimento espiritual para nuestra alma; todo eso es el alimento que Dios da a Sus hijos en este tiempo final en la edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino. Hemos visto **“EL ALIMENTO QUE DIOS DA”**, que Dios da, ¿a quiénes? A todos nosotros en este tiempo final para estar bien alimentados, y que, así como el alimento que usted come físico, ¿qué sucede con él? Se hace carne física en usted; porque se hace células para su cuerpo. Esa es la forma para que nazcan más células para su cuerpo. Si deja de comer, usted ha detenido el proceso para la multiplicación de células, y por eso usted vería entonces que se va poniendo delgado. ¿Por qué? Porque usted detuvo el proceso, dejando de comer. Ahora, podemos ver que el proceso para que se haga carne la Palabra en nosotros es comiendo, comiendo el alimento que Dios nos da en este tiempo final en la Edad de la Piedra Angular; y así la Palabra se hace carne, células de nuestras células espirituales; y nosotros nos hacemos la Palabra, para que así seamos uno con la Palabra. La Palabra y nosotros entonces somos uno, porque ella está en nosotros; y si la Palabra está en nosotros, y la Palabra es Cristo, el Verbo, el Arca del Pacto, y tiene un nombre nuevo, entonces la Iglesia del Señor Jesucristo en el Día Postrero recibe también el Nombre Nuevo; ahí está, en la Palabra que se hace carne. Y cuando usted recibe la revelación del misterio de Su Venida con un nombre nuevo, usted está recibiendo el Nombre Nuevo también. Vean cómo Cristo escribe Su Nombre Nuevo. Y algunos pensaron que no sabía escribir, y solamente una sola vez lo vemos escribiendo en tierra; pero vean, sabía leer; y si sabía leer, pues, sabía escribir también. Y ahora, Él dice: “Escribiré sobre el Vencedor (¿qué?) el Nombre de mi Dios, y el Nombre de la ciudad de mi Dios, la cual desciende del Cielo, y mi Nombre Nuevo”. Ahora, hemos visto este misterio y hemos visto el misterio del maná escondido que Él le da al Vencedor, al siervo fiel y prudente (que es el Ángel del Señor Jesucristo en la casa de Dios, en la Iglesia de Jesucristo en la Edad de la Piedra Angular, y lo comparte con nosotros en el Día Postrero. Vean, que el que se coma el librito es el que luego recibe orden para profetizar otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas, y reyes. Por eso, encontramos que se pueden levantar en estos días muchas personas profetizando, y luego quedan avergonzadas; no se les cumplen las profecías, porque no se han comido el librito de los siete sellos; no se han comido el librito que el Ángel Fuerte, Cristo, el Espíritu Santo, trae del Cielo; pero hay uno ahí que se lo come y —después que se lo haya comido— Su mensaje profético (para profetizar las cosas que sucederán sobre muchos pueblos, naciones y lenguas), vendrá; ese mensaje profético de ese que se come el libro, dará a conocer las cosas que sucederán sobre pueblos, naciones y lenguas; y no fallará, porque ese es el único que —para el Día Postrero— recibe la orden de profetizar. Y, por eso, luego, en el capítulo 11, comienzan los ministerios de Moisés y Elías en esa etapa que tiene que ver con el pueblo hebreo, y tiene que ver con las profecías sobre pueblos, naciones y lenguas. Ahora, estamos en un tiempo en que Él nos está dando el alimento para nuestra alma para así crecer espiritualmente y ser preparados para ser transformados en este tiempo final. Ese es **“EL ALIMENTO QUE DIOS DA”**, ¿a quiénes? Es ese alimento que Dios me da a mí, ¿y a quién más? A cada uno de ustedes también. Por eso, en esta ocasión he estado compartiendo con ustedes ese alimento. Que Dios me los bendiga y me los guarde a todos, y buen provecho; y sigan con la dieta que Dios nos da para este tiempo. **“EL ALIMENTO QUE DIOS DA”**: ese maná escondido. Ha sido para mí una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, compartiendo con ustedes este alimento que Dios nos da para este tiempo final. Estaré nuevamente con ustedes… ¿Dónde vamos a estar Miguel, el domingo que viene? En lo prado, pero allá no caben todos, ¿verdad Miguel? Es en un gimnasio la actividad de la mañana y la de la tarde también, para los que puedan estar en esa actividad del domingo próximo; y los que no puedan llegar, pueden —a través de internet— recibirla aquí y en las demás ciudades donde estén los que no puedan llegar hasta el lugar en que estaremos el domingo próximo, en lo prado. Miguel, ¿y el viernes y sábado no hay actividad con…? Ya es una actividad local con la congregación. Ahí no caben todos, pero cada uno en su congregación y en su ciudad, podrá —a través de internet— recibir la transmisión. Y si no logran obtener la transmisión por internet, entonces colocan un video; y ahí tienen el alimento fresco, el alimento que Dios nos da para este tiempo final en la edad de la Piedra Angular: el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo. ¿Quién se iba a imaginar que —en la casa de Dios— el mejor lugar de la casa de Dios le tocaría a los latinoamericanos y caribeños? Nadie se lo imaginaba, pero ya eso estaba ordenado por Dios en Su Programa desde antes de la fundación del mundo; y estaba representado, tipificado, en el tabernáculo que construyó Moisés y el templo que construyó el rey Salomón. Estaba representado en el lugar santísimo de ambos templos; y ahora se materializa en el Templo espiritual de cristo, en el Lugar Santísimo. Hemos estado viendo que la bendición de Cristo para los latinoamericanos y entre los latinoamericanos y caribeños es grande. En cada edad hubo un color del arco iris y no el arco iris completo, el círculo completo, sino un arco con un solo color; eso fue en cada edad. Y ahora, en nuestro tiempo, en la Edad de la Piedra Angular, están los siete colores del arco iris, pero en un círculo completo; y, por consiguiente, la América Latina y el Caribe está bajo la bendición de Cristo. Por eso oramos por la América Latina y el Caribe, para que le permita a los latinoamericanos y caribeños entrar al glorioso Reino Milenial de Cristo. No solamente a los escogidos, no solamente a los miembros del Cuerpo Místico de Cristo, si no que le permita también a millones de latinoamericanos y caribeños entrar al Reino Milenial de Cristo, aunque entrarían con sus cuerpos mortales, vivirían una cantidad de años, y luego morirían; pero tendrían la oportunidad de disfrutar un verdadero reino de paz, de amor, de armonía, y de bendición divina; y verían a Cristo en Su Trono, el Trono de David, gobernando sobre Israel y sobre todas las naciones. Y nosotros, pues ya estaremos con el nuevo cuerpo en ese glorioso Reino Milenial; por lo tanto, también estaríamos pidiendo por los latinoamericanos y caribeños. Si estando en estos cuerpos pedimos por la América Latina y el Caribe, ¿cuánto más estando en el nuevo cuerpo? Bueno, vamos a dejar por aquí al reverendo Miguel Bermúdez Marín y al reverendo Tirzo Ramiro Girón Pinzón, para continuar y finalizar, porque si no los paso rápido, no hay dónde detenerse; seguiríamos hablando hasta las siete de la noche y después hasta las 8:00, y hasta las 9:00, y hasta la media noche. Pero ya con lo que hemos escuchado sabemos cuál es el alimento que Dios nos da en este tiempo final. Bueno, que Dios les continúe bendiciendo, que Dios les guarde y hasta el domingo, Dios mediante, para los que son de esta área. Estaremos también en otros lugares de la república llevando el Mensaje, el alimento espiritual para el alma de los seres humanos; el alimento espiritual para el alma de cada miembro de la Iglesia de Jesucristo. Ya tenemos por aquí a Miguel y a Tirzo. Así que, Dios les continúe bendiciendo a todos, Dios les guarde, y con nosotros el reverendo Tirzo Ramiro Girón Pinzón y el reverendo Miguel Bermúdez Marín. **“EL ALIMENTO QUE DIOS DA”.**