--- title: 'La adopción de un hijo' date: 1983-04-24 activity: place: city: Cayey state: country: PR duration: 00:00:00 public: false youtube: translations: files: --- Muy buenos días, amados hermanos y amigos aquí presentes; es para mí un privilegio estar con ustedes en esta mañana y quiero inmediatamente traerles la Palabra de Dios. Leamos en la carta del apóstol San Pablo a los Romanos en el capítulo 8, comenzaremos a leer en verso 14, y dice de la siguiente manera: *“Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.* *Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!* *El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.* *Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.* *Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.* *Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios.* *Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza;* *porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios.* *Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora;* *y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo.* *Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo?* *Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos”.* Que Dios bendiga Su Palabra en nuestros corazones. Dice desde el 21 al 23: *“… porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios.* *Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora;* *y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo”.* **“LA ADOPCIÓN DE UN HIJO”.** Eso es lo que esperan todos los hijos de Dios. ¿Y qué es la adopción de un hijo? ¿Cómo viene la adopción para un hijo? Todo esto es de suma importancia para todos los hijos de Dios. Ahora, para poder llegar un hijo de Dios a la adopción, como en la conferencia anterior a ésta vimos que necesita ser guiado para llegar a ser adoptado. En la conferencia anterior titulada: “EL TUTOR”, nosotros vimos que se necesita la tutoría del tutor, que es el que enseña, que es el maestro de ese hijo que va a ser adoptado en algún momento. Y aquí en el verso 15 de este mismo capítulo 8 de Romanos nos dice: *“Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!”.* Así que todo hijo de Dios necesita el Espíritu Santo, que es el Tutor, porque ese es el Espíritu de adopción, ese es el Espíritu que le va a enseñar, que le va a guiar a través de toda su vida para que un día llegue a ser adoptado; y todos los hijos de Dios cuando han venido a vivir a esta tierra han estado esperando la adopción. Encontramos a través de la historia que tenemos el ejemplo de un hijo que fue adoptado, porque si estamos esperando la adopción y nos interesa todo lo relacionado a la adopción, es necesario que nosotros examinemos la Escritura para ver los ejemplos que tenemos aquí, de personas que hayan sido adoptadas en el pasado. Y necesitamos saber también que cosas contiene la adopción, porque de uno no saber lo que contiene la adopción, de uno no saber los privilegios que ha de obtener al ser adoptado, la persona podría menospreciar al Espíritu de adopción, al Tutor, porque no sabe la bendición grande que hay en la adopción; y le pasaría a la persona entonces como le pasó a uno que menospreció la primogenitura, y luego cuando necesitó los beneficios de la primogenitura, no tenía la primogenitura, la había vendido tan barata; pero uno que sí la apreciaba, la compró. Sin embargo lo que él recibió por la primogenitura, no era de comparar con todo lo que había en las bendiciones de la primogenitura, las bendiciones de la primogenitura habían riquezas tan grandes que cubrían la parte espiritual y la parte material también. Así que siempre en una bendición que hay, siempre hay un sinnúmero de cosas que están dentro de esa bendición, y la adopción es la cosa más grande para todos los hijos de Dios. Encontramos que para un hijo de Dios ser adoptado necesita pasar por el proceso de entrenamiento, proceso de enseñanza, necesita pasar por el proceso por el cual el tutor, el maestro lo va a llevar, porque en la adopción él va a recibir toda la herencia que le corresponde como hijo de Dios, como hijo del dueño de los cielos y de la tierra, imagínese si va a ser grande la herencia que va a recibir, sino hay nadie más rico que Dios. Él dice: “Mío es el oro y la plata, mío es el mundo y su plenitud” \[Hageo 2:8\] \[Salmos 50:12\]. “Y los cielos son los cielos de Jehová”. Así que, ¿qué hay de la creación que no sea de Dios? Y los herederos de ese Padre tan rico van a recibir la herencia que él les va dar. ¿Y qué es lo que heredan los hijos de su padre, cuando él reparte su herencia? Heredan todo lo que tiene su padre. Así que todo lo que Dios tiene, todo lo que Él ha preparado para sus hijos, lo vamos a heredar; alguna persona puede decir: “Es que cuando Dios reparta toda su herencia a todos sus hijos se va a quedar sin nada”. ¿Y nosotros de quien somos? ¿De quién somos nosotros? Pues de Él, así que, si Él nos tiene a nosotros, tiene todo lo de Él. Lo que Él hace es compartir todo lo que Él tiene, entonces nos hace participantes a nosotros de todo lo de Él, porque somos hijos de Él, hijos de Dios; y eso no porque usted quiera ser un hijo de Dios; es igual que nosotros como seres humanos acá, nuestros niños o cualquier otro niño, le gustaría quizás ser hijo de un multimillonario, pero eso no es ser hijo, porque se quiera ser hijo de *fulano* o de *sutano*, se es hijo porque se nació de esos padres; y se es hijo de ese padre porque estaba en ese padre aun antes de ese padre conocer a su esposa: aun antes de ese padre ser ya adulto, ya estaba usted en los lomos de él. Así que podemos ver que para ser hijo de Dios entonces, desde antes de la fundación del mundo, había que estar en Dios; entonces como los hijos son los genes de sus padres, somos entonces genes espirituales de nuestro Padre espiritual, de nuestro Dios. Así que Él tiene la forma, Él es el que conoce todo y como Él es el que conoce todo, entonces nosotros solamente podemos hacer una cosa y es darle gracias a Dios de saber que Él es nuestro Padre; no fue que nosotros deseamos ser hijos de la persona más rica, sino que Él deseó que nosotros fuéramos hijos de Él y nos ha tocado la buena suerte como decimos nosotros, de ser hijos del dueño de los Cielos y de la Tierra. Ahora, recuerde, podría decir algo aquí muy importante, y no quiero que le den un sentido equivocado o un sentido mal intencionado. Así como mientras el hijo o los hijos son niños (babies o ya niñitos o ya un poquito más grandecitos, niños), los niños no saben un sinnúmero de secretos que los padres saben, pero ellos saben que esos son sus padres. Así también nosotros no sabemos como hijos de Dios, cómo Dios hizo para que nosotros pudiéramos ser hijos de Él, pero sí nosotros sabemos que somos hijos de Él, porque los que son guiados por su Espíritu son hijos de Dios, y al tener su Espíritu eso nos señala que somos hijos de Dios; nadie nos lo tiene que estar probando, nosotros mismos lo sabemos. Y Él es el que sabe cómo Él hizo para Él tener hijos y para que nosotros fuéramos sus hijos. Eso solamente lo sabe el Padre: estábamos en Dios desde antes de la fundación del mundo; y mientras el heredero es niño no sabe ciertas cosas, pero de seguro cuando ya lleguemos a la adopción (seamos adoptados), sabremos el secreto de cómo fue que Dios pudo hacer para Él tener hijos, para Él multiplicarse, porque los hijos son la multiplicación de los padres. Así que Él sabe la forma, Él sabe el secreto, y no le esté raro que algún día, por allá por el milenio, allá en la eternidad, Él nos enseña a nosotros y ya como cuando se sea adoptado se sabrá el secreto, un sinnúmero de secretos que solamente el padre sabe; porque si el niño siendo niño, llega a saber un sinnúmero de secretos al no tener la instrucción y al no estar graduado, al no estar adoptado, haría mal uso de esos secretos, y en vez de hacerle bien al plan de Dios, le haría mucho daño. Eso mismo fue lo que hizo el diablo, tomó unos secretos de Dios y los utilizó en contra de la Obra de Dios, lo que el diablo hizo fue una perversión, una perversión del plan original de Dios; así que todo hijo de Dios si no está adoptado, haría mal uso también de todo poder o todo secreto que supiera de las cosas de Dios. Por eso es que Dios tiene mucho cuidado en cuanto a sus secretos, y los secretos de Dios son comunicados a los hijos de Dios, a la medida que Dios dé para cada edad y para cada dispensación; de ahí en adelante si quieren obtener más conocimiento del que deben obtener, les haría daño, porque no están preparados, no fueron diseñados para entender y usar esos secretos, porque no eran para esa edad o esa dispensación. Así que mientras el hijo, que es el heredero (el que va a ser adoptado) mientras es niño, está siendo enseñado, está siendo preparado porque algo grande le espera. Imagínese, que el padre de un niño, si ese padre es un rey, ese niño algún día va a ser rey, ese padre entonces tiene que poner a ese niño bajo buenos maestros, bajo un buen tutor para que lo enseñe, porque él algún día va a reinar; imagínese que ese padre diga: “Este hijo mío yo no lo voy a mandar a ningún sitio a estudiar, no le voy a poner maestro ninguno”, y lo tiene ahí sin recibir una enseñanza; cuando ese padre muera, a lo mejor ni sabe que él es rey, cuando llegue el momento de recibir su herencia, a lo mejor no sabe que es rey, y no sabe cómo reclamar esa herencia, no sabe ni cómo reclamar ese trono que le corresponde. Pero si es enseñado, al ser enseñado, es enseñado en los negocios de ese reino, le enseñan cómo se debe hacer en ese reino, le enseñan cómo se debe gobernar; y aunque ese heredero es un niño, con todo y eso es un rey. ¿Y no dice acaso la Biblia que los hijos de Dios son reyes y sacerdotes? Lo que pasa es que mientras son niños, mientras son niños todavía, el liderato de reyes no está manifestado en lo literal sobre la tierra; y los verdaderos reyes entonces que están sobre la tierra, por cuanto están en el proceso de tutoría, son entonces personas que aparecen como los demás siervos, aparecen como todas las demás personas; pero las demás personas no saben que entre ellos están los verdaderos reyes, pero que están cogiendo su entrenamiento en medio de toda la gente, pero que tienen con ellos al tutor; y el tutor es el que les enseña. Y todo ese conocimiento que ellos va adquiriendo de parte de Dios y de las cosas del Reino de Dios, las adquieren a través del Tutor que ha estado por siglos y generaciones, enseñándoles a los hijos de Dios, las cosas de Dios; porque, ¿quién entendió las cosas de Dios? ¿Quién entendió las cosas del Espíritu de Dios, sino el mismo Espíritu de Dios? ¿Quién entendió la mente de Dios? ¿Quién entendió lo profundo de Dios? El Espíritu de Dios. Así como, ¿quién entiende los pensamientos suyos? ¿Quién entiende las cosas secretas suyas? El espíritu suyo; pero dice la Escritura: “Mas Él nos las reveló”. ¿Ven? Las cosas de Dios son reveladas por el Espíritu de Dios. Y después dice el apóstol: “Y nosotros tenemos el Espíritu Santo, el Espíritu de Dios”, tenemos al revelador, tenemos al Tutor que nos enseña las cosas de Dios. En cada edad, en cada dispensación, ha usado diferentes instrumentos, para enseñar las cosas de Dios; y al enseñar las cosas de Dios enseña todas las cosas de Dios, enseña las bendiciones que hay para esa dispensación o para esa edad, enseña todo lo que Dios establece para ese tiempo, enseña también los juicios divinos que van a venir para ese tiempo. En el tiempo de Noé enseñó también los juicios divinos que iban a caer en aquellos días, los enseñó al mundo a través de un hombre, porque no era el hombre, era Dios en el hombre revelándole a la gente las cosas que iban a acontecer. “Porque no hará nada el Señor, sin que antes revele sus secretos a sus siervos los profetas”. Por eso es que Dios ha enviado profetas, a través de siglos y generaciones: para darles a conocer a las gentes las cosas que Él va a hacer. No habría otra forma para que la humanidad conociera las cosas de Dios, porque Dios no tiene otra forma; los científicos pueden mandar un cohete a la luna, a Marte, a Júpiter o al sol para ir a buscar los secretos de Dios. ¿Y qué sucede? Van y vienen y dicen como han dicho algunos: “No vimos a Dios por ningún lugar”. Así que no pudieron escuchar de Dios. Sin embargo, si leemos en la escritura vemos a Jeremías, vemos a Isaías que sin tener un cohete, sin ir en una nave espacial, dijo: “Yo vi al Señor sentado en Su Trono, y Sus faldas cubrían todo, cubrían el templo (o sea, cubrían toda el área)”. No tuvo que ir a Cabo Cañaveral o a un sitio de esos, montarse en una nave espacial para ir a ver a Dios, porque Dios tiene una forma en donde Él cita a quien lo va a visitar a Él; si es que Él quiere que lo vayan a visitar y si Él viene a hacer una visita, Él sabe a dónde tiene que ir, porque la Palabra viene a los profetas; y si Él viene para hablar algo, tiene que ir a donde esté una persona que Él haya colocado en esta Tierra, con ese ministerio. Cuando fue el tiempo del juicio divino para ser derramado en el tiempo ante diluviano, Dios dijo que había descendido; y cuando descendió, ¿a dónde vino? Vino a donde Noé, porque Noé era un profeta y Dios vino a hablarle, y la Palabra viene a los profetas. Hay muchas personas que a través de los siglos, a través de los años sin ser profetas se han puesto a decir: “Dios vino a mí y Dios me habló tal y tal cosa, me dio tal y tal mensaje”. Pero la Palabra viene a los profetas. Han habido muchos falsos profetas a través de los siglos que han dicho que Dios les ha dicho, que han dicho que tienen tal y tal cosa; pero al no ser profetas, no han podido recibir la Palabra de Dios para el tiempo correspondiente. ¿Y de que le vale decir que han soñado, que han tenido visiones, que han oído una voz, y esto y lo otro, sino son el profeta señalado para esa edad o esa dispensación? Lo que han hecho es traer confusión a la gente, traer confusión a esa edad o dispensación. Y cuando aparecen muchos diciendo que Dios les habló, eso lo que hace es traer problema en medio del pueblo, porque el pueblo entonces no sabe a quien seguir, por eso es la causa que Dios solamente ha tenido un profeta en cada edad y en cada dispensación; o sea, para una dispensación Dios levanta un profeta, que es el mensajero para esa dispensación completa; y luego ese Mensaje se va a repartir en cada edad, y para cada edad envía un mensajero. Así que esa es la forma de Dios y Dios no tiene otra forma y Dios no la va a cambiar porque no le guste a alguna persona. Más bien nosotros somos los que tenemos que cambiar en todo lo que tengamos que cambiar, para nosotros poder recibir las bendiciones de Dios. ¿De qué le vale a uno ser orgulloso y decir: “Yo sino veo no creo”? Ese es el caso de Tomás; así que de que le vale ser un santo si es como Tomás, siempre va a estar recibiendo el regaño del Señor y la reprensión del Señor, por no creer cuando debe creer las cosas que están señaladas en la Palabra de Dios. Así que tenemos nosotros que ser conscientes de estas cosas y tenemos nosotros que comprender que Dios tiene un plan; cuando el hombre allá en el Edén cayó, Dios no abandonó a la raza humana, aunque lo que habían en la tierra eran dos personas, en cuanto a seres humanos (estaba Adán y Eva, y Eva pertenecía a Adán), así que aun cuando habían dos solamente, Dios no desechó, Dios no echó a un lado a la raza humana, no pensó como algunas personas piensan, o como alguna persona hubiera pensado: “Déjame acabarlos antes que haya más y les vaya a tomar mucho cariño a tantos, y entonces le va a doler más destruirlos a todos”. No, Dios dejó que se multiplicaran porque Él había dado esa palabra, y esa Palabra tenía que ser cumplida aunque hubieran problemas en medio de la raza humana. Así que los planes de Dios caminan hacia adelante con o sin problemas, no como algunas personas que cuando tienen planes y aparecen los problemas, entonces dejan sus planes a un lado porque tienen problemas, es que la gente no ha comprendido que las grandes victorias y los grandes héroes han salido de las grandes batallas y de las grandes guerras y no comprenden eso; y al no comprenderlo quieren las cosas sin luchas, sin problemas, todo lo quieren sin ellos pasar trabajo. ¿Saben lo que ellos dicen con eso? Que son unos vagos que no quieren luchar, no quieren trabajar y quieren una grande victoria, un grande triunfo y los triunfos y la victoria no se obtienen sin luchar, no se obtienen sin batalla. Las guerras, las batallas son las que dan los grandes líderes, los grandes patriotas, dan los grandes héroes, las grandes batallas. Si una batalla es de piedras, pues un héroe de una guerra de piedra, pero si es de una guerra de esas grandes, pues da un líder grande. Así que, los héroes salen de las guerras, los triunfadores salen de las guerras, de las batallas, los vencedores salen de las guerras, de las batallas, de las luchas. ¿Y que dijo el Señor? “Al que venciere, le daré…”. y comienza a enumerar todas las cosas que le va a dar, le comienza a enumerar la herencia que va a recibir; y cuando él sea adoptado, va a recibir entonces y va a tener en todos los aspectos, en todos los sentidos, esa promesa que Él le ha hecho; mientras tanto, en lo espiritual es que la puede obtener, pero cuando ya la cosa llegue a la adopción plena, ya entonces tendrá esa herencia en todas las formas, en todos los ángulos que usted la pueda o la quiera mirar. Así que tenemos que comprender que la adopción y el hijo que va a ser adoptado será un hijo que ha pasado pruebas, que ha pasado sufrimientos, que ha salido, ha entrado y ha salido de batallas y guerras grandes, pero que ha obtenido la experiencia que necesitaba obtener y ahí ha obtenido el carácter que necesitaba obtener de esa lucha, de esa batalla, de esa etapa de prueba. Muchas personas dicen: “¡Pero si los que más sufren, los que más padecen en la tierra son los hijos de Dios! Usted los mira allá en los tiempos del pasado, casi 2000 años atrás, y Dios dejaba que las fieras se los comieran, se los echaban a las fieras, a otros los crucificaban a otros los colocaban atados a ciertos lugares y ahí los quemaban y todas esas cosas les acontecían a los hijos de Dios”. ¿Por qué sufren tanto los hijos de Dios a través de los siglos, a través de las edades y dispensaciones? Eso es porque los hijos de Dios en esta tierra están pasando por la etapa de tutoría, y el tutor les enseña todas las etapas de la vida del ser humano, por las cuales pasa; y los hijos de Dios, como todos los demás seres humanos, pasan por esas etapas difíciles; y algunas veces como que se les hace más difíciles que a otras personas, pero tenemos a nuestro lado al Tutor que nos ayuda. Él es el que nos fortalece, él es el que en nosotros está y dice que clama y que demanda por nosotros lo que más conviene, ¿porque cómo hemos de pedir? ¿Qué hemos de pedir? No lo sabemos, pero Él en nosotros clama por nosotros y con una forma incomprensible a nuestra forma de hablar, él demanda por nosotros a Dios. Imagínese que un tutor, el tutor le dice al padre: “Mira para tu hijo, ahora, necesita en este tiempo, necesita tales cosas”, y entonces él las recibe para poder ayudar a ese hijo. Imagínese, que ese tutor no tenga las cosas necesarias para enseñar a ese hijo, ¿cómo lo podrá enseñar? Entonces el tutor tiene ¿qué? Tiene toda la autoridad, tiene todo el equipo que necesita para enseñar bien a ese hijo; y cuando lo vea en un peligro sabe cómo librarlo. Así que el tutor lo tiene que guiar, lo tiene que llevar al grado de adopción; y como aún la naturaleza está clamando y esperando la adopción de los hijos de Dios, tenemos entonces que comprender con eso que lo más grande que va a ocurrir en esta tierra será la adopción de los hijos de Dios. **“LA ADOPCIÓN DEL HIJO”.** Eso es lo más que tiene importancia para Dios, las etapas, las pruebas, los problemas y todas estas cosas son cosas pasajeras las cuales producirán en cada uno de los hijos de Dios, producirán un beneficio. Cuando Pablo comprendió estas cosas él decía: “Todas las cosas ayudan a bien, todas las cosas obran a bien” \[Romanos 8:28\]. Y algunas personas han tomado esas palabras, las han escuchado tanto que han sacado el dicho: “No hay mal que por bien no venga”. Todo eso está tomado del mismo sentir de las palabras del apóstol San Pablo. Así que en todo se ha de beneficiar cada hijo de Dios. Él dice: “Para que los hijos de Dios tengan seguridad, para que los hijos de Dios estén seguros, para que los hijos de Dios no tengan miedo aquí en la Tierra…”. Porque es que algunas personas por falta de conocimiento, por falta de entendimiento, por falta de escuchar bien y entender, y aprender bien las palabras de la enseñanza del tutor, algunas veces están muy contentos y dicen: “Yo soy un hijo de Dios, yo lo siento”. Pero después pasan por etapas difíciles, de prueba, de problemas y dicen: “Yo no sé si yo soy un hijo de Dios; yo no sé si cuando llegue el momento de la resurrección, yo no sé si vea a alguno de los santos que ha de resucitar, no sé si yo sea transformado cuando llegue el momento de la transformación; yo no estoy seguro si soy un hijo de Dios”, piensa algunas veces aun algunos hijos de Dios; pero cuando un hijo de Dios piensa eso es por falta de entendimiento, por falta de entendimiento y de conocimiento de la enseñanza del Tutor que ha venido por siglos enseñándoles a los hijos de Dios el plan de Dios, y enseñándoles a los hijos de Dios lo que son los hijos de Dios en el Programa Divino. Cuando una persona sabe que es un hijo de Dios, él lo creerá, él lo sabrá y lo confesará en todo tiempo, en tiempo bueno y en tiempo malo, en tiempo de muchas bendiciones y en tiempo de muchos sufrimientos, en tiempos de grandes bendiciones, él dirá: “Dios me ha bendecido grandemente, son bendiciones para los hijos de Dios y yo las estoy recibiendo en este momento”. Cuando están las cosas bien malas, él dirá: “Esta es una etapa de pruebas, de problemas porque con esto yo aprenderé lo que Dios quiere que yo aprenda y mi carácter será formado en la forma que Dios quiere que sea formado”. Cuando lo pierde todo, dice como Job: “Dios dio y Dios quitó, sea el Nombre del Señor bendito”. Porque es que algunas personas que no tienen mucho entendimiento, creen que si llegan a ser millonarios, eso es de él y que él fue el que lo consiguió y que eso era de él, pero Dios dijo: “Mío es el oro y la plata, el mundo y su plenitud”. Ahora, ¿qué tiene el ser humano aquí? Todo es de Dios. Ahora, todo lo que Dios nos da, todas esas bendiciones Él nos las da y cuando Él nos da bendiciones materiales, las tenemos, tenemos que usarlas bien y disfrutarlas también; hay personas que no les gusta disfrutar las cosas materiales; cuando las recibe, hay algunos que quizás piensan o dicen: “Yo esto lo he obtenido por mi propia fuerza, esto yo lo he obtenido por mí mismo”, y no le dan la gloria a Dios, diciendo: “Dios me ha bendecido y porque Dios me ha bendecido yo he podido obtener todo esto”. La Biblia dice que Dios da el poder para obtener las riquezas; pero algunas personas no entienden eso y creen que el poder es de ellos, y no que es el poder que Dios da para obtener esas cosas. También están las personas que piensan que el ser rico es malo, bueno el ser rico como aquel joven rico sí es malo, pero el ser rico como esos ricos que su corazón está en Dios, y donde está su corazón ahí está su tesoro, ¡es bueno ser de esa clase de rico! Si todos fuéramos de esa clase de ricos y fuéramos ricos todos materialmente, podríamos hacer muchas otras cosas que no podemos hacer por la limitación económica que tenemos. Así que todo depende quién sea la persona, porque dependiendo de quién sea la persona va a hacer uso de lo que tiene. Si la persona es de Dios y su corazón está en Dios y su tesoro está donde está su corazón, entonces ha de ser muy útil en la Obra de Dios. Así que tenemos que entender todas esas cosas y todas esas cosas están enseñadas en la Biblia, porque el Tutor las ha enseñado, ha venido enseñando por siglos y siglos, porque el Tutor no es nuevo aquí en la Tierra, el Tutor está desde antes de estar los hijos de Dios aquí en la tierra; lo que pasa es que estaba esperando y necesitaba que vinieran los hijos, los discípulos a los cuales él les enseñaría las cosas de Dios. No dijo el Señor Jesucristo: “El espíritu de verdad vendrá, el Espíritu Santo y os enseñará todas las cosas” \[San Juan 16:12\] Vemos que el mismo Jesús dijo cuál sería el tutor que tendrían los hijos de Dios y ese tutor estaba en Jesús. Así que, si enseñó bien a Jesús, enseñaría bien a todos los demás hijos de Dios. A través de las edades, a través de las dispensaciones, ha estado enseñando a todos los hijos de Dios, y él no ha fallado, él los está enseñando bien porque hay una herencia muy grande, la cual van a recibir todos los hijos de Dios; y depende de la enseñanza que él les estará dando, para cada tiempo y en cada edad la enseñanza será mayor. Porque es como cuando el niño va a la escuela, en primer grado lo que le enseñan; después en el segundo grado se lo vuelven a enseñar pero más avanzado; después en el tercer grado le vuelven a enseñar pero más avanzado, pero miren lo que le enseñan en primer grado y lo que le enseñan en la universidad, yo diría que es lo mismo. No vayan a juzgarme mal, pero en primer grado le enseñan matemáticas (las matemáticas), en la universidad le enseñan también las matemáticas, lo que pasa es que va a un nivel más alto; en primer grado le enseñan español, en la universidad también le enseñan español; en primer grado le enseñan inglés, en la universidad también le enseñan inglés; en primer grado le enseñan historia, en la universidad también le enseñan historia; en primer grado le enseñan ciencia, en la universidad también le enseñan ciencia, le enseñan la ciencia en las diferentes ramificaciones que tienen, depende de las que le toque tomar; y así por el estilo usted podrá ver que le enseñan lo mismo pero a un grado más avanzado; y así es en las cosas de Dios. En las cosas de Dios, Dios va enseñándonos en cada grado, de acuerdo al grado de capacidad que tienen los hijos de Dios para esa edad o esa dispensación, hasta que se llegue al grado más alto, donde ya cuando se llega a ese grado más alto, de ahí se sale, ¿a qué? Se sale a la práctica total de la profesión que se haya obtenido. Así que, así también es en las cosas de Dios; aún hay algunas profesiones, como la medicina que tienen que tomar un año, me parece que es un año de práctica, también los maestros (me parecen) también tienen que tomar la práctica; y no sé cuántas profesiones más tienen que tomar un tiempo de práctica y veremos haber cuál será el tiempo de práctica, luego de adoptados, que Dios le dará a sus hijos. Vamos a entrar rápidamente para ver algunos hijos de Dios. Tenemos el ejemplo de Abraham, Abraham en una ocasión, ya después de estar rico, tuvo algunos problemas con su sobrino. Imagínese, el tío no quería tener problemas con su sobrino, principalmente no era problema entre el sobrino y el tío, sino entre los obreros, los trabajadores: los pastores de Abraham con los pastores de su sobrino, de Lot; o los pastores de Lot con los de Abraham, y ahí hubieron algunos problemas. Y Abraham dijo: “No quiero problemas, vamos a separarnos y evitamos problemas, mejor estamos separados y tú me visitas o yo te visito, porque si juntos no podemos vivir, mejor nos separamos”. Así que se separaron, Lot cogió la llanura donde se veía todo verdecito, y como Abraham le dijo a Lot: “Tú escoge primero, y si tú escoges para allá, yo escojo para acá”. Así es que iban a hacer caminos ¿qué? Opuestos. Y Lot siendo un individuo listo y comerciante dijo: “Aquí el mejor sitio es allá la llanura en donde está el pasto verdecito, donde hay agua y dónde hay pasto para las ovejas, así que Abraham, mejor yo me voy hacia allá”. Pero él no sabía que yendo hacia allá iba cuesta abajo. Y Abraham dijo: “Yo sé que soy un hijo de Dios, Dios me mandó a salir de Ur de los Caldeos, Él me dijo que me iba a bendecir, que me iba a prosperar, así que donde sea, ahí la bendición de Dios estará conmigo”. Así que Lot tomó cuesta abajo y Abraham tomó cuesta arriba. ¿Y saben una cosa? Allá estando Abraham en la montaña, cuando vino Dios para la destrucción de Sodoma y de Gomorra, dijo Dios (cuando descendió con el Arcángel Gabriel y Miguel), dijo: “Vamos a darle por aquí una visita a mi amigo Abraham (porque Dios dijo que Abraham era su amigo), así que vamos a darle una visita por aquí a mi siervo Abraham, a mí amigo Abraham y vamos por ahí de seguro que él nos va a tener algo de comer”. Imagínese, si Dios lo había hecho rico a él, que no le fuera a tener algo de comer, entonces... Cuando llegan por ahí cerca, Abraham reconoce a su amigo y se inclina delante de Él. Ahí luego, esa era la costumbre allá, de esa área; luego de eso le extiende la invitación y la acepta Elohim, la acepta, la acepta juntamente con los dos Arcángeles, y allí pues Abraham manda a preparar un becerrito, manda a preparar también unos panes, mantequilla también, y de todo; y comen allá debajo de un árbol. Tuvieron un día de campo, comiendo allí debajo de un árbol; y luego de eso Dios dice: “¿Encubriré yo a mi siervo Abraham lo que yo voy hacer? Abraham tiene que sospechar que yo no voy a estar de vacaciones, Abraham tiene que comprender que yo no tomo vacaciones, que yo no me voy así de pasadilla, así para perder tiempo (porque Dios no pierde tiempo), así que Abraham sabe que a algo yo vine por aquí”. Así que, “¿le encubriré yo a mi amigo lo que yo voy a hacer? No se lo voy a encubrir. Mira Abraham he descendido a la Tierra, porque el clamor de Sodoma y Gomorra ha llegado hasta mí y voy a bajar allá con Gabriel y Miguel, estos ángeles que van conmigo y voy a hacer una investigación de juicio; y si es así (esa era la confirmación, la investigación, para ellos ir) entonces los voy a destruir”. Abraham se sorprende y no quería Abraham, usted sabe que Dios destruyera Sodoma y Gomorra, ahí estaba ¿qué? Su familia, su sobrino Lot; y Lot, como cuentan algunas personas, según han encontrado en datos históricos que dicen que Lot estaba corriendo para un puesto político, era bastante listo, imagínese. Así que Lot quería, usted sabe tener un poder allí, el cual era un poder político; eso lo manifiestan también la gente de Sodoma cuando querían que Lot les sacara a fuera a los dos ángeles; ellos le decían a Lot, le decían que él había llegado por allí y quería él mandarlos a ellos, o sea, quería él ser entonces él señor de ellos, y eso pues también denota que él quería ser el líder de ellos, a lo menos quería él darles ordenes a ellos y no se sabe si en lo político también era el líder de ellos. Así que como decimos comúnmente nosotros: “Tú viniste y llegaste como agregado y quieres ahora salir por dueño, así es que no se puede hacer como tú dices”. Pero como él escogió, él escogió cuesta abajo, él escogió lo que habría de perecer. Ahora, si usted hubiera vivido en el tiempo de Abraham, ¿qué usted hubiera dicho? Este Abraham es un poquito bobo, es un poquito ignorante; primero le da la oportunidad a Lot de que escoja, cuando la forma más segura, es uno escoger primero para que no se le adelanten y escojan lo mejor; pero eso es así, pero no cuando se trata un caso, en donde un profeta como Abraham estaba, y tenía que él escoger. Porque cuando el caso es de esa manera, yo les diría a ustedes lo siguiente: No importa lo que Abraham escogiera, él siempre escogería la mejor parte, aunque pareciera la peor parte, porque la mejor parte o la peor parte no depende del sitio en sí, sino que depende de que ese sea el hombre de Dios, y que Dios esté con él, si Dios está con él… Mire José, a José aparentemente le tocó la peor parte de entre todos sus hermanos, llegó hasta la cárcel (la peor parte para José, el hermano de los demás hijos de Israel); pero eso que parecía ser la peor parte, allí prosperó en la mano de José. Y luego cuando ya pasó por todas esas etapas de prueba, de sufrimiento, esas etapas por donde Dios lo pasó para luego adoptarlo en el trono, entonces cuando ya fue adoptado allí como el hombre allí segundo después de faraón, ya él tenía un carácter bien formado, ya él sabía cómo funcionaba cada cosa en la vida de los seres humanos, ya él sabía cómo funcionaban las actitudes humanas, ya se había graduado hasta de psicología y de psiquiatría y de todas esas cosas en el proceso por el cual Dios lo pasó. Y él vio que Dios era con él aún en medio de las etapas tan duras por las cuales él pasaba, si él no hubiera sabido que él era un hijo de Dios, si él no hubiera sabido que Dios estaba con él, se hubiera desanimado en la primera prueba, pero él basaba su fe, él basaba su esperanza en aquellas visiones y sueños que él había tenido; él basaba entonces su fe y su esperanza en aquella Palabra que Dios le había dado a través de aquellos sueños y visiones. Y todo hijo de Dios basará su fe y su esperanza en la Palabra de Dios, en todo lo que Dios ha dicho, en todo lo que Dios le ha prometido a sus hijos; y cada vez que cada hijo de Dios pasa por etapas difíciles, él recordará lo que Dios ha dicho a cerca de sus hijos y él dirá: “Eso lo dice Dios de mí, por lo tanto, mi fe y mi esperanza no desmayarán, esta es una etapa de prueba, de sufrimiento para formar en mí un carácter que yo necesito formar, pulir bien; así que esto era necesario en mi vida”, porque si ya llegó, lo que ya llegó, usted no lo puede impedir. Hay entonces que buscarle la vuelta a lo que sea el problema para sacarle el mejor provecho, porque aún a las pruebas y los sufrimientos hay que sacarle el mejor provecho, porque si usted no le busca la vuelta a las cosas y le saca beneficio, tras que es un problema y no le va a sacar beneficio, entonces va a ser mucho peor para usted; pero sáquele beneficio aun a los problemas, aun a las pruebas, sáquele el beneficio de la paciencia, sáquele el beneficio de la comprensión, sáquele el beneficio del amor fraternal, ahí en todo eso, esas virtudes se desarrollan. Los problemas, las pruebas, los sufrimientos y todo eso viene a ser como un abono para esas virtudes. ¿Cómo usted va a decir que tiene paciencia si usted no ha pasado por un tiempo, por una etapa, en que la paciencia haya usado? Algunas veces, hay personas que dicen: “La paciencia ya se me está acabando”. Eso quiere decir que está pasando por una etapa en dónde la tiene que usar. Miren, no se le acaba la paciencia porque es una de las virtudes de Dios que está en usted. Es que cuando llega a ese grado es que la está usando a toda plenitud, tiene la paciencia manifestada en plenitud; pero algunos no saben eso y entonces al no saber eso, pues entonces se sienten un poquito mal y quieren que ya todo termine. Ahora, yo les voy a hacer una pregunta: todas las virtudes que tienen los hijos de Dios, las tienen para usarlas; y algunas veces se usan a un grado muy pequeño y algunas veces se usan a toda su capacidad. ¿Cuántos desean tener todas las virtudes funcionando, manifestándose, operando en toda su plenitud? La de la paciencia cuando opera a ese grado, recuerde, la persona dice: “Se me está acabando la paciencia”. Pero no es eso; es que está al grado máximo y así un sinnúmero de virtudes cuando están operando al máximo, es que están operando bien y cuando están operando bien están operando fuera de lo normal; y no es de costumbre que estén todas operando así al máximo, y por eso usted nota la cosa un poquito rara, diferente. Imagínese, cuando la de la paciencia que es la más que usted sabe qué hace sentir a uno muy diferente, está operando así, ¿que si operan todas a la vez a ese grado? Realmente que cuando la de la paciencia está operando así, necesitamos que la del amor fraternal esté operando también así, porque si no, porque si no está operando la del amor fraternal realmente no se nos acaba la paciencia, pero podemos acabar con el que nos la quiera acabar, y no queremos acabar con el que nos la quiere acabar, porque él sin saberlo está siendo un instrumento de beneficio para la virtud que se está manifestando en usted. ¿Quiere un ejemplo? Mire, Moisés cuando fue a libertar al pueblo de Israel, él fue equipado con todo el poder de Dios, pero para que a Moisés no le sorprendiera lo que iba a ocurrir, Dios le dijo a Moisés: “Mira, lo vas a libertar, estas son las señales, va a pasar esto y esto; pero mira, yo voy a endurecer el corazón de faraón, para que no te vaya a sorprender, y él dirá que los va a dejar ir y después dirá: ‘No los voy a dejar ir”. Si Dios no le advierte a Moisés eso, Moisés se hubiera sorprendido y hubiera dejado todo (en algunas ocasiones trató de dejarlo), pero no hubiera sabido porque, después que faraón decía: “Si está bien los voy a dejar ir”, después cambiaba de opinión y no los dejaba ir. Pero Moisés entonces se recordaba que Dios le dijo, que le iba a endurecer el corazón a faraón para que después no los dejara ir y en eso había un propósito, el propósito era entonces que se manifestara el poder de Dios y los juicios de Dios que estaban señalados para ese tiempo, porque había llegado el tiempo del juicio para Egipto, y Moisés tenía que traer ese juicio, y no podía traer el juicio si faraón estaba en buenas con él, si Faraón le decía: “Está bien, váyanse”, ¿cómo va a traerle Moisés juicio a una persona que le dice: “Está bien, estamos en paz, que se vayan tranquilitos, les voy a ayudar por aquí?”. Eso era lo que hacían los faraones y los reyes listos, que cuando se daban cuenta que había un profeta en medio del pueblo de Israel, en medio del pueblo, venían con mucho cariño donde ellos, como algunos reyes vinieron donde Abraham y donde Isaac y donde Jacob, cuando se dieron cuenta que esos hombres eran profetas, venían de lo más mansitos: “Queremos hacer un pacto de paz con ustedes y nosotros estamos a las órdenes de ustedes, y nosotros vemos que Dios está contigo y que Dios te bendice, y queremos tener paz contigo; es más: que ores tú por nosotros”. Eso era los reyes sabios, reyes listos que querían beneficio para su pueblo y para eso tenían que estar en paz y en armonía con el profeta que Dios tenía en ese tiempo. Pero los reyes torpes, eran reyes que si decían: “Hay un profeta sobre la tierra”, trataban entonces de matarlo, de hacerle daño y entonces las plagas de Dios venían sobre esos reinos. Y si tenía que venir el juicio sobre el reino del faraón en aquellos días, para liberación del pueblo hebreo, como Dios le había dicho a Abraham: “Tu pueblo, tu simiente será cautiva por cuatrocientos años, pero la nación que les va a cautivar, después yo le pediré cuentas y los libertaré a ellos, los sacaré con mano poderosa, con mano fuerte” \[Génesis 15:13\]. Así que por haber esclavizado al pueblo de Israel tenían que pagar y por eso tenían que venirle aquellos juicios y Moisés tenía ¿qué? Hablar aquellos juicios, porque el proceso del plan, de la Palabra de Dios es de esa manera: viene de Dios al profeta, después de ahí pasa, al hablarla él, ya es una palabra hablada, está en la segunda etapa, en la etapa teofánica, la etapa de la teofanía que es la etapa de la Palabra y después de ahí pasa a materia, a realizarse lo que fue hablado. Esas son las tres etapas de la Palabra de Dios: pensamiento, luego teofanía, que es Palabra ya hablada por un profeta, y luego materialización que es la misma Palabra, pero ya hecha una realidad. Así es toda la Palabra de Dios. Encontramos entonces que siendo esa la forma, usted encontrará que Moisés (por ejemplo Moisés) sabiendo que así iba todo a acontecer, tenía que tener paciencia, había tenido 40\* años bregando con ovejas, bregando con problemas allá, así es que dice la Biblia que era el más manso de todo el pueblo; así que era una persona de paciencia, aunque en algunos momentos, se vio bien afectado; y Moisés tenía que comprender que faraón iba a tener el corazón endurecido en el momento que tenía que dejar ir al pueblo de Israel, y Moisés tenía entonces que tener paciencia para entonces dar lugar a que una plaga viniera, y después volver con paciencia donde faraón, cuando él lo mandara a buscar. Y después que faraón le dijera: “Ora por mí”, orar por él, tener el amor fraternal, orar por él, como si nada hubiera pasado; orar por él para que Dios quitara la plaga; y después saber que faraón, seguida que dijo: “Yo los voy a dejar ir”, después iba a decir: “No los voy a dejar ir”. Y después Moisés tenía que volver a decirle, “pues va a venir tal plaga”, y entonces venía tal plaga, y así por diez ocasiones. Todo eso tenía que ser de esa manera por causa del proceso, por el cual tenía que pasar Moisés y el pueblo hebreo y el pueblo egipcio: o sea, que ahí habían tres: los egipcios, el pueblo hebreo y Moisés. Ya vimos a José, José subió al trono y eso es tipo y figura de adopción; luego vemos a Moisés que luego de pasar por todas estas etapas, después cuando llegó allá al desierto y subió al monte, allá en el monte Horeb, allá Dios le dio la ley, allá la presencia de Dios estuvo, el pilar de fuego estuvo y allí él fue adoptado en tipo y figura de lo que será la adopción de los hijos de Dios. Y dice la escritura que Moisés fue fiel en toda su casa, y él fue colocado en la casa para ser el que estableciera en medio del pueblo las leyes y los estatutos para ese pueblo, él fue entonces ¿qué? Él fue el mensajero para esa Dispensación de la Ley; y él entonces fue adoptado en tipo y figura de lo que será la adopción de los hijos de Dios. Por eso Moisés podía hablar y las cosas acontecían: bueno, lo que fuera acontecía. También encontramos más adelante a otro hombre, (quiero avanzar un poquito) a otro hombre llamado Jesús de Nazaret, Él paso por la etapa del entrenamiento o de tutoría y luego de eso tenía que pasar por la etapa de la adopción. Ahora, en la tutoría él demostró que él hacía lo que le agradaba al Padre, porque el secreto en la tutoría es hacer lo que le agrada al Padre, porque toda la tutoría es la enseñanza de los negocios de su Padre, y entonces Él tenía que hacer todo lo que le agradaba al Padre en esa etapa de tutoría; todo lo que el Padre quisiera que Él hiciera, eso era lo que Él hacía: Él no hacía otra cosa. Los negocios del Padre son los negocios de ese hijo que está en tutoría. Por eso Jesús decía: “En los negocios de mi Padre me conviene estar” \[San Lucas 2:49\], porque si no, no podía ser adoptado. Así que Él estaba en los negocios del Padre, Él hacía lo que el tutor le enseñaba, por eso Él decía: “Yo no hablo nada de mí mismo sino lo que yo oigo hablar al Padre, eso es lo que yo hablo; y lo que Yo veo que él hace, eso es lo que Yo hago, eso es hacer los negocios del Padre” \[San Juan 5:30\]. Eso es estar en los negocios del Padre, porque los negocios del Padre es cumplir la promesa del tiempo en que vive ese hijo que está en tutoría y que va a ser adoptado en algún momento. Si para los hijos de Dios en este tiempo los negocios del Padre, las promesas de Dios fueran las promesas que fueron cumplidas dos mil años atrás, ¿qué tendríamos nosotros que estar haciendo? Tendríamos nosotros que estar trabajando a base de esas promesas para materializar esas promesas, para hacer realidad esas promesas; porque esos son los negocios del Padre, cumplir la promesa para ese tiempo. No hay otra cosa que Dios quiera que hagan Sus hijos, sino cumplir las promesas, darle cumplimiento a las promesas divinas para ese tiempo. Por ejemplo, si la promesa divina para el tiempo de Noé, la cual era la promesa divina para salvación era la construcción de un arca, si esa promesa en vez de ser la promesa de Noé y del tiempo de Noé, fuera la promesa de este siglo XX, que sería la promesa de salvación para este siglo XX, ¿en qué tendríamos nosotros que estar trabajando? Tendríamos nosotros que estar trabajando en dar cumplimiento al medio de salvación que Dios tendría para este tiempo y estaríamos nosotros trayendo madera, construyendo un arca, preparándolo todo para dar cumplimiento al medio de salvación que Dios tendría para este tiempo, y eso sería estar haciendo la voluntad de nuestro Padre celestial, estar en los negocios del Padre. Pero la promesa para este tiempo es otra. Así que no vamos a estar trayendo madera por aquí para construir un arca, para echarla después al río o lo que sea, la promesa es más grande, más gloriosa y en ella es que queremos estar trabajando. Moisés, como ya les dije (pasando a Moisés de nuevo), en el monte allá cuando recibió las tablas de la ley, allí también él fue colocado en la posición más alta y más sublime que podía ser colocado un hombre en aquel tiempo. Luego, después tenemos el ejemplo de Jesús, Él pasó por ese proceso de tutoría, y cuando se acercó, cuando llegó el tiempo de su adopción, Él lo supo. ¡Esa es una cosa bien importante! Es importante que el que va a ser adoptado conozca el tiempo de su adopción, porque si no lo conoce se puede ir para otro sitio a hacer otra cosa que no es lo que debe hacer. Jesús ya lo sabía, con la enseñanza del tutor es que se sabe para qué tiempo va a ser la adopción y en que sitio va a ser esa adopción, Jesús lo sabía y cuando le llegó el tiempo, ahí en el capítulo 17 de San Mateo dice; y en el capítulo 16 verso 27 en adelante dice también: *“Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras.* *De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino.* *Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto;* *y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz.* *Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él.* *Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres enramadas: una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías.* *Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia”.* No había que oír (en ese sitio, en ese lugar, a Pedro), sino a Jesús; por lo tanto el consejo de Pedro aunque era bueno, Jesús era el que decidía lo que habría de hacerse. Y después Jesús dijo más adelante: “Bajemos de aquí”. Muy contrario a lo que Pedro dijo. Así que ahí vemos ya a Jesús siendo adoptado, Su rostro resplandeció como el sol. Recuerden que ahí también está mostrando Dios en esa experiencia del Monte de la Transfiguración, está mostrando la Venida del Hijo del Hombre en Su Reino con poder y gloria, lo cual está señalado para los días finales. Así que aun esa visión del Monte de la Transfiguración es una visión profética de lo que será en el fin del tiempo. Encontramos que ahí fue adoptado Jesús, Su rostro brilló como el sol, porque está profetizado en Malaquías: “A los que temen mi nombre nacerá el sol de justicia”; y nacerá el sol de justicia, eso nos habla de la Venida del Señor para los días finales, porque él viene como el sol de justicia naciendo por el Este, con el mensaje del Este, para iluminar la mente, el entendimiento de la gente. También Su vestidura se puso brillante y blanca como la luz. Eso nos habla también de que ha de haber un cambio en la vestidura; aquella vestidura física representa la vestidura con la cual los hijos de Dios están vestidos en esta Tierra, pero ellos tienen la promesa de que tendrán una nueva ropa, un nuevo cuerpo, el cual será un cuerpo transformado. Así que habrá una transformación de nuestro ropaje terrenal, como lo hubo del ropaje terrenal de Jesús. También hay algo que no debemos dejar pasar por alto, tenemos que ver que para la adopción hay que subir, Abraham subió y allá Dios le apareció con dos personajes, dos personajes bíblicos que han aparecido en muchas ocasiones; ya sabemos que fueron dos Arcángeles y también José subió, fue subiendo hasta que llegó al trono y ahí fue adoptado. Moisés subió también al Monte y fue adoptado como tipo y figura de lo que será la adopción de los hijos de Dios, así fueron ellos pasando en esas etapas; aquellas etapas de ellos son tipo y figura de lo que será la adopción de los hijos de Dios. Jesús subió también al Monte y fue adoptado; y todo hijo de Dios subirá al Monte, a la cima del Monte de Sion, a la parte de arriba del Monte de Sion, que es la Iglesia del Señor; y cuando se esté en esa parte de arriba, en esa etapa de arriba, llegará el momento para la adopción de todos los hijos de Dios, es estando los hijos de Dios en la cima del monte, en la edad de la cima del monte en donde ellos serán adoptados. Es ahí donde ellos verán, como vio Pedro, Jacobo y Juan, verán el rostro del Señor como el sol, no lo verán como un rostro literal sino como el sol, como el sol de justicia trayendo esta bendición para los hijos de Dios. También será el tiempo en que todos los hijos de Dios serán transformados y sin dejar pasar un detalle muy importante, será ese el tiempo en donde ellos verán nuevamente a Moisés y a Elías, porque lo que vio Pedro, Jacobo y Juan allá en el Monte de la transfiguración, señala lo que está profetizado para los días finales: que estará sobre el Monte de Sion, en la cima de Monte, como estuvo en la cima del Monte de la Transfiguración, estarán ahí Moisés y Elías, y eso concuerda con las palabras apocalípticas del capítulo 11 que dice; que Dios enviará a los Dos Olivos, los dos profetas, los cuales harán todas esas cosas que están profetizadas que han de hacer, ellos darán cumplimiento a esas profecías señaladas para los días finales; porque Dios para cumplir sus promesas utiliza seres humanos. Y así como Moisés trajo juicio sobre Egipto, también el ministerio de Moisés y Elías traerá juicio sobre el reino de los gentiles, como está señalado en el Apocalipsis. Pero así como cuando el pueblo de Israel vio a Moisés, cuando vio ese ministerio y lo recibió, trajo para ellos bendición, trajo para ellos el éxodo, así también será para los hijos de Dios, traerá bendición para ellos: un éxodo espiritual y un éxodo literal también, porque saldrán los hijos de Dios de este mundo con grande riqueza, porque ellos recibirán la herencia del Padre celestial. Y al recibir esa herencia, entonces ellos tendrán la riqueza más grande que un ser humano haya podido tener en esta tierra, porque ellos tendrán la herencia del Padre celestial, eso lo recibirán los hijos de Dios en la cima del Monte, en la parte de arriba del Monte, como lo recibió Jesús de Nazaret. Cuando él fue adoptado él vio y recibió todas esas cosas, él vio también a Moisés y a Elías. ¿Y con quién hablaba Moisés y Elías? Moisés y Elías hablaban con el que iba a ser adoptado, porque Moisés y Elías tenían un Mensaje, tenían un Mensaje muy importante relacionado con Jerusalén para Jesús. Así también será para los que van a ser adoptados, porque dice la promesa: “Así como los hebreos, los judíos, trajeron el evangelio a los gentiles, los gentiles se lo llevarán de vuelta a los judíos, a los hebreos”. Así que, en esa etapa de la adopción en la cima del Monte de Sion, en la cima de la Iglesia del Señor en la edad de la adopción, los que van a ser adoptados, han de oír y recibir un Mensaje, el cual ellos necesitan para darlo también a conocer, para extenderlo, al pueblo hebreo. El Mensaje lo traerá entonces ese ministerio, la obra que va a ser hecha estará explicada por ese ministerio, por lo tanto, todo hijo de Dios tendrá un conocimiento claro de lo que va hacer y después el Padre celestial dirá de esos hijos adoptados: “¡A ellos oíd!”. Y el ministerio de Moisés y Elías, ¿qué será ese ministerio para el pueblo hebreo? El ministerio de Moisés y Elías para el pueblo hebreo será el ministerio de un hijo adoptado, porque solamente un hijo adoptado, puede hacer lo que dice el Apocalipsis que va hacer Moisés y Elías. Porque cuando se llega a ese nivel de adopción, se llega al nivel en donde toda la herencia, en donde todo lo que le pertenece a ese hijo le es entregado en su mano, y él hace como él desee hacer con esa herencia, y como él ya tiene la instrucción completa del tutor, él sabrá lo que va hacer, él hará todo aquello que está de acuerdo a los planes de Dios, él utilizará toda esa herencia para realizar el Programa que Dios tiene para este tiempo. Por eso es importante conocer lo que será la adopción para todos los hijos de Dios, el ministerio de Apocalipsis 11 será un ministerio de adopción, será un ministerio adoptado; y la adopción de todos los hijos de Dios tendrá que ver con el ministerio de Moisés y Elías. Nadie será adoptado sin que antes haya visto y recibido el ministerio de Moisés y Elías; hasta que los haya visto y haya oído lo que tienen que decir, podrán recibir todas esas cosas, todas esas bendiciones; fue después que Jesús escuchó la voz de Moisés y Elías, fue después de eso que Dios dijo, que el Padre dijo: “Ahora, a él oíd”. Será después de eso que todos los hijos de Dios tendrán la autorización plena de hacer y deshacer, porque Dios dirá: “A ellos oíd”. Pero ellos oirán a Moisés y a Elías como lo escuchó Jesús de Nazaret. Moisés y Elías en su ministerio recibirán la adopción, porque ellos, esos ministerios tendrán una labor muy importante. Estas obras que aparecen en el Apocalipsis, estas obras de Moisés y Elías, de estos Dos Ungidos que aparecen ahí, son las obras de un hijo de Dios adoptado, porque vemos que esos ministerios tendrán control sobre toda la naturaleza; y solamente un hijo de Dios adoptado, es el único que puede tener control completo sobre toda la naturaleza. Por eso Apocalipsis 11 con todos esos demás capítulos que hay ahí, que hablan del ministerio de estos Dos Ungidos, es una demostración clara y completa de lo que es un hijo adoptado, lo que es la autoridad y el poder que le es otorgado por el Padre, que le ha otorgado esa adopción, y que cuando se la ha otorgado es porque sabe que ese hijo, está capacitado para hacer las cosas de acuerdo al Programa de Dios; y de que ese hijo no hará otra cosa sino lo que le agradará al Padre celestial. Cuando Dios lleva a cabo una adopción, es porque ya Dios está seguro, ya no tiene que hacer más pruebas, por eso es que cuando Dios adopte a sus hijos, lo hará después de haber ellos pasado por todas las pruebas que Dios quería pasarlos. Siete es el número de perfección y Dios ha venido pasando a su Iglesia por siete etapas; en la primer etapa no ocurrió la adopción; en la segunda tampoco; en la tercera tampoco; en la cuarta, en la quinta, en la sexta ni en la séptima tampoco; porque esas son siete etapas para él perfeccionar a esos hijos que va a adoptar, pero cuando terminan esas siete etapas, entonces comienza la etapa de adopción, la etapa de la cima del Monte de Sion, la etapa de coronación, la etapa en donde entonces ya no hay más mensajeros de las siete edades de la iglesia, sino lo que fue visto en el Monte de la Transfiguración. Dios llama, escoge a los que han de subir al Monte para que vean lo que es una adopción, y ahí entonces él adopta a quien vaya él a adoptar, para hacer la Obra de Dios para esos días. Y luego todos los hijos de Dios también serán adoptados en esa edad o etapa, entonces eso concuerda con el Año del Jubileo, porque después de pasar siete semanas de años, después de pasar 49 años que dividido entre 7 son siete etapas (7x7 =49); después de pasar 7 etapas de 7 años, venía entonces el año 50 en donde se tocaba la Trompeta del Año del Jubileo y ahí se proclamaba libertad en toda la Tierra, la liberación era proclamada ahí y cada uno regresaba a su herencia, a su posesión y cada uno a su familia. Eso nos habla del tiempo de la adopción, en donde cada persona recibía de nuevo su herencia, y eso era hecho, se tocaba esa Trompeta del Año del Jubileo en donde se proclamaba la libertad, se tocaba en el mes séptimo, el día 10, el día 10 del mes séptimo se tocaba esa Trompeta, porque ese era el Día de la Expiación. El Día de la Expiación se tocaba la Trompeta del Año de Jubileo, el Día de la Expiación es entonces el día en donde la adopción, la herencia regresa a las manos de sus dueños originales. La adopción, la Trompeta del Año de Jubileo y la Expiación, se entrelazarán, tendrán una relación muy íntima; para todo eso habrá un ministerio de parte de Dios, para beneficio de todos los hijos de Dios. Y los hijos que están en el proceso de tutoría entrarán a esa adopción y recibirán toda su herencia, recibirán un cuerpo transformado, un cuerpo glorificado y recibirán todas las riquezas de las cuales Dios nos ha hablado. **“LA ADOPCIÓN DE UN HIJO”.** Eso será la adopción de cada hijo de Dios, correrá paralela a la de Jesús, a la de Moisés, a la de José, a la de Abraham, porque aquello es el tipo y figura de lo que será la adopción de los hijos de Dios en el tiempo final; todos esos ingredientes que hubieron allá, los veremos acá actualizados en nuestro día. **“LA ADOPCIÓN DEL HIJO”.** ¿De qué le vale a un hijo de Dios comenzar y no terminar? ¿De qué le vale a un hijo de Dios comenzar en la tutoría y no gustarle el maestro que Dios tenga para enseñarle en la forma que él lo hace, en cada tiempo? No le valdría de nada, imagínese que usted viviera en la primera edad y no le gustara el maestro, que es el Espíritu Santo, que es en la forma que estaba enseñando a la gente en aquel tiempo, que era a través del apóstol Pablo, el cual era un mensajero de aquella edad, nunca entonces tomaría las lecciones de esa primera etapa. Y así en cada edad, a los que no les gustó el instrumento del tutor, el instrumento que el Espíritu Santo estaba usando para cada edad, el que no le gustó ese instrumento, no recibió la enseñanza que necesitaba para que en el día de la adopción, para que en el tiempo en que la adopción de todos los hijos de Dios fuera ser llevada a cabo (no recibió esa lección, esa enseñanza), por lo tanto, no podrá estar en la adopción de los hijos de Dios en el tiempo señalado por Dios, o sea, no será adoptado. Los de los tiempos pasados van a ser, van a entrar en la adopción, porque con la adopción de los hijos de Dios de este tiempo, también entran los de las edades pasadas; porque ellos no pueden ser perfeccionados sin nosotros, ellos no podrían llegar a la adopción sin llegar a la adopción los hijos de Dios de este tiempo. La meta entonces de los hijos de Dios es ¿qué? La adopción, el proceso para llegar a la adopción es duro, pero cuando se llega, se llega de verdad, cuando se llega entonces ya después que se haya llegado ya no hay más sufrimiento, no hay más pruebas, no hay más problemas; ya después que se haya llegado completo y se hayan recibido todos los beneficios, se haya recibido la herencia y el cuerpo transformado, ya no va a haber más sufrimientos; porque usted sufre, porque está en este cuerpo, pero cuando ya tenga otro, ya la cosa va a ser diferente. Así que viendo nosotros bien lo que es la adopción de un hijo de Dios, la naturaleza gime, toda la creación gime y dice el apóstol Pablo: “Y nosotros gemimos esperando la adopción, es a saber la redención de nuestros cuerpos”. Y dice también el apóstol Pablo: “No contristéis al Espíritu Santo de Dios con el cual estáis sellados para el día de la redención, día de la adopción”. Este será el tiempo para la adopción. Hay que estar colocado en la cima del Monte, hay que hacer como dice Jesús. Jesús subió a la cima del Monte y allí fue él adoptado y los hijos de Dios suben a la cima del Monte; ellos a través del conocimiento que les da la revelación divina, que fue traída a través de las siete etapas o edades de la iglesia, con ese conocimiento ellos saben cómo Dios Obró en cada etapa, en cada escalón. Ellos con ese conocimiento han aprendido del Tutor todo lo que Dios hizo y todo lo que Dios está haciendo, y ellos suben esa montaña desde la primera edad, por el conocimiento de lo que es dado en la primera edad y en el primer sello, y luego siguen subiendo y pasan a la segunda edad, y ven y conocen lo que ocurrió allá. Con la apertura de cada sello se conoce lo que ocurrió encada tiempo, con el conocimiento de las siete edades de la Iglesia se conoce el plan que Dios desarrolló en las siete edades de la Iglesia; y al tener ese conocimiento desde la primera edad hasta la séptima, cuando se encuentra arriba con el conocimiento de lo que ocurrió en la séptima, entonces ya se sube arriba, en la cima hasta lo último y ya ahí viene la adopción. Después de las siete etapas llega la adopción; y después de las siete etapas, miren ustedes, en la primera edad a través del conocimiento que ya nosotros tenemos, de todo lo que aconteció en la primera edad, vemos el grupo de la primera edad y ahí vemos a un mensajero trayéndole el Mensaje; en la segunda edad vemos a un mensajero con su grupo de la segunda edad, trayéndole el mensaje y así por el estilo, cada edad hasta la séptima edad de la Iglesia. ¿A cuántos les gustaría, en este tiempo, que se parara el mensajero de la segunda edad de la iglesia, para que él trajera el mensaje para este tiempo? Parece que han estudiado muy bien la historia de las siete edades de la Iglesia. Bueno, hay dos mensajeros claves, que nos gustaría a nosotros volverlos a oír; y es al primero y al séptimo mensajero. ¿Pero a cuál de ellos nos va a enviar el Señor? Nos va a enviar al que le envió a aquel Hijo que se subió al Monte de la Transfiguración para ser adoptado. ¿A cuál de los mensajeros le envió? Le envió a Moisés y a Elías; y eso es lo que vamos nosotros a ver arriba, cuando ya los siete mensajeros terminaron. Y lloramos mucho por el séptimo, por el último; le amamos, le apreciamos mucho, tenemos su Mensaje; pero él dijo que vendría una edad más avanzada, la Edad de Adopción, y que ahí nosotros veríamos lo que se vio en el Monte de la Transfiguración; él dijo que así sería que vendría el Señor: Él vendría con Moisés y Elías, Él vendría en esa forma. Así que no le esperamos de otra manera; no le esperamos acompañado con el ministerio de la primera edad, ni con el ministerio de la segunda edad tampoco; le esperamos acompañado con el ministerio de Moisés y Elías, con el ministerio de Apocalipsis 11. Y cuando los hijos de Dios vean arriba, en la cima del Monte, esos ministerios; y vean el Mensaje que estarán hablando, lo relacionado a Jerusalén, todo lo relacionado al Día de la Expiación, lo relacionado al Año del Jubileo, lo relacionado a adopción, todo eso; ellos sabrán que la adopción está por acontecer y que están en el proceso de adopción. Habrá un proceso, habrá un lapso de tiempo, habrá un Mensaje que hay que escuchar; ya no el de las edades sino el correspondiente a esa etapa de adopción. Así que ellos, cuando vean eso… Cuando ellos veían a Pablo, sabían que la adopción estaba todavía lejitos; cuando veían al segundo mensajero, ellos sabían (los que sabían algo) que todavía la adopción no iba a ocurrir; cuando vieron al tercero, cuarto, quinto, todavía faltaba; cuando vieron al sexto, todavía faltaba un poco; cuando vieron al séptimo, estaba pegadita la adopción, dijo el séptimo mensajero. Pero cuando hayan terminado todos los siete mensajeros de las siete edades, y de momento vean a Apocalipsis 11, vean a Moisés y Elías, entonces ellos sabrán que ellos están en la cima del Monte, en el sitio donde tienen que estar los que van a ser adoptados; y ellos dirán: “Estamos acá arriba escuchando, porque estamos en la edad o etapa para la adopción”. Les voy a hacer una pregunta bien importante: Siendo aquel momento el momento para la adopción, si iba a aparecer en aquellos momentos alguien que hubiera muerto, ¿dónde iba a aparecer?, ¿y a quién le iba a aparecer? Aparecieron allí dos personas que habían vivido en otros siglos en el pasado: Moisés había muerto, pero ahora aparece vivo; Elías se había ido y no le habían visto más, y ahora aparece vivo entre ellos. Moisés representa a los muertos que resucitarán y Elías a los vivos que van a ser transformados. ¿Dónde van a estar? Van a estar allá arriba. Los que se quedaron abajo, los que no subieron, no vieron nada de eso. Así que la adopción del hijo es algo muy importante. Estar en el sitio donde va a ocurrir esa adopción y ver lo que vio Jesús, es algo que nos dice mucho a nosotros. Tenemos que estar entonces vigilando todo lo relacionado a lo que se vio en el Monte de la Transfiguración; porque cuando estemos viendo eso, estamos colocados ya para ser adoptados, estamos ya en donde el Tutor dirá: “Ya hemos terminado el proceso, el trabajo de enseñanza; hemos terminado ya el trabajo de enseñar las siete etapas o edades de la Iglesia”. El trabajo o enseñanza de las siete edades, todo ese trabajo que se hizo, ya ha sido enseñado. En cada edad se enseñó el Mensaje para cada edad. Y como ya se hicieron las siete etapas, el siete es número de perfección; la Obra llega a su etapa de perfección cuando se terminan las siete etapas. Por lo tanto, entonces, el Tutor dirá: “Ya he enseñado todo; ya he terminado las siete etapas o edades de la Iglesia gentil, he terminado esa labor. Ahora, con todo este conocimiento que les he dado a estas personas, a estos hijos de Dios, ellos pueden tomar todo este poder, que me fue conferido a mí por el Padre, pueden tomar todo este conocimiento que yo tengo, que yo se los di a ellos; y ellos pueden tomar toda su herencia y todas estas cosas que yo hice, que yo les demostré a ellos, enseñándoles. Todo esto que yo hice, por todas estas etapas del pasado, ¡ellos las pueden hacer también!”. Y les dice para estimularlos: “Si tuvieres fe como un grano de mostaza, ustedes no solamente harán lo de la higuera, sino que ustedes le dirán a este monte: pásate de aquí allá, y se pasará”. Y hay un monte que tiene que ser quitado, hay un monte que tiene que ser quitado, y que de otro Monte tiene que salir lo que va quitar y a destruir a ese monte. O sea que hay dos montes (montes representa reinos). De un reino saldrá una Piedra no cortada de manos, saldrá y herirá al otro monte: a la montaña o a la estatua que vio Nabucodonosor, la herirá en los pies. Así que eso es lo que va a pasar en lo postrero de los días, dijo Dios a través del profeta, a través de Daniel; y eso es lo que ha de ocurrir. Así que en este tiempo en que estamos va a ocurrir una adopción; va a haber una etapa en donde veremos ese poder funcionando, habrá una etapa en donde usaremos ese poder. ¿Cómo será, y todo esto? Esto lo experimentaremos nosotros; y al experimentarlo comprenderemos cómo será. Ya hemos sido enseñados en todo eso, ya hemos madurado; y si nos falta madurar un poquito, pues nos vendrán las cosas que necesitemos para acabar de madurar, y para que nosotros sepamos usar esa herencia que nos va a ser otorgada. Y realmente va a ser algo grande y glorioso para todos los hijos de Dios. En esa adopción recibiremos el cambio, la transformación de nuestro cuerpo; en esa adopción recibiremos todo el poder en toda su plenitud. Podremos decir: “¡Todo poder nos es dado en el Cielo y en la Tierra!”. ¿No es eso lo que dice, lo que nos enseña, esos milagros que va a hacer Moisés y Elías? Esos milagros que harán Apocalipsis 11, nos dicen que tendrán poder en el Cielo y en la Tierra. ¿Cómo lo recibirán? Y toda persona que sea adoptada, ¿cómo lo recibirá? En la adopción. No hay otra forma; porque la adopción es el momento en donde se le otorga todo el privilegio y todo el poder que le corresponde a cada hijo de Dios. Así que, miren otra cosa, Jesús después que fue adoptado y recibió todo poder y Él dijo que lo tenía, después, aunque en cuerpo no estaba aquí, aunque su cuerpo no era de esta tierra, y estaba glorificado, Él siguió trabajando aquí, eso nos enseña que nosotros podremos tener una labor muy grande, aunque ya estemos transformados. Así que decimos, lo que no podamos hacer o arreglar, estando en estos cuerpos, lo dejaremos para hacerlo o arreglarlo, las cosas que tengamos que hacer; y si hay que arreglar a este mundo completo, y no lo podemos hacer estando en este cuerpo, porque no nos escucharán, entonces lo haremos estando en el otro, porque toda la naturaleza hará lo que digan los hijos de Dios, porque Dios dirá: “A él oíd”. Y si usted es un hijo de Dios adoptado, entonces, los cielos, la tierra, la naturaleza completa le va a obedecer. Así que ya vamos a ver como vamos a usar todo eso, ya estamos en el tiempo en que hemos aprendido bastante y en que hemos experimentado un sinnúmero de etapas, de pruebas. Yo creo que en los momentos difíciles, en los momentos en donde cualquier otra persona hubiera actuado locamente, cuando ha tenido que pasar o han tenido que pasar por etapas difíciles, ustedes han actuado sabiamente, con cordura. Y yo creo que esas etapas y pruebas así son, muy beneficiosas para que se exprese lo que uno ha aprendido y el nivel de prudencia, de sabiduría que uno ha obtenido. Yo creo que ha sido expresado por ustedes un alto nivel de inteligencia, de conocimiento, de sabiduría, y de paciencia y todo esto, en los momentos difíciles por los cuales hemos pasado cada cierto tiempo o cada cierta etapa, ya que en el grupo de este tiempo final, se corren siete etapas corridas. Así que las pruebas y etapas son las de siete etapas, pero en una forma más rápida, imagínese, una sobre la otra, así que cuando vienen así, vienen siete etapas duras; entonces, sin uno todavía enderezarse bien de pasar la primera, ya viene la segunda; pero si pasamos la primera, podemos pasar la segunda; y si podemos pasar la segunda, podemos pasar la tercera, y las pasamos todas y luego la adopción, porque eso muestra entonces que tenemos buen control de nosotros mismos, y que si tenemos buen control de nosotros mismos, podemos usar bien todo el poder que Dios ponga en nuestras manos; y sobre todo el amor divino, es la corona de cada uno de ustedes, es la corona de las virtudes; y teniendo amor divino, en el amor divino están todas las virtudes. Así que eso es lo más grande que una persona puede tener, con eso usted puede entender y actuar de la manera que debe actuar en este tiempo, y no tenga temor en cuanto a que si va a ser o no va a ser adoptado. Quiero decirle a cada hijo de Dios ¡qué sí va a ser adoptado en este tiempo final! Y usted me dirá: “Pero, ¿y si me muero?” No se preocupe que si se muere, vuelve para acá, porque Moisés y Elías volvieron para acá aunque Moisés había muerto regreso el día de adopción de Jesús. Y el día de la adopción de todos los hijos de Dios que estemos vivos, vendrán los que han muerto en el pasado. ¿O es qué se van a perder ese acontecimiento tan grande? No se lo podrán perder. Así que estén tranquilos, estén contentos, estén felices, esperando esas grandes bendiciones que vienen con la adopción, la adopción no de cualquiera, sino del Hijo de Dios. Y usted y yo y cada uno de ustedes hermanos, y hermanas somos hijos de Dios. ¿Eres un hijo de Dios y crees que eres un hijo de Dios? Pues claro que lo creemos. Las pruebas nosotros las tomamos como una cosa que es de ayuda y de provecho, y para pulir nuestro carácter, para ayudarnos a bien, porque todas las cosas ayudan a bien. Mire a Job, con todos los problemas, las pruebas que le vinieron, él decía: “Dios dio, Dios quitó, sea el Nombre del Señor (de Jehová) bendito” \[Job 1:20\]. Tenía muchas propiedades, las perdió todas; tenía hijos e hijas, los perdió toditos; pero después cuando terminó esa etapa de prueba y vino otra vez la bendición, dice que recibió más que lo que tenía primero; y dice, y las mujeres más bonitas que habían eran las de él, eran las hijas de él. Las hijas de Job, eran las mujeres, las muchachas más lindas que habían en ese tiempo. Eso fue cuando después vino la etapa de bendición; pero primero, perdió todo lo que tenía, y con lo que se quedó, quizás no hubiera deseado quedarse, y eso no es por ofender a nadie, sino que tras que tenía una etapa tan dura, la mujer molestándolo tanto; parece que no lo molestaba nunca y cuando vino la etapa dura fue que le dio por molestarlo. En las etapas así difíciles, es que el hombre necesita que la esposa sea bien comprensible, sea bien bondadosa y sea una persona que le estimule y le diga: “Mira esposo amado, esta es una etapa de prueba, esto pasa”. Y le aplica ese refrán que estimula a muchas personas: “No hay mal que dure cien años, ni hombre que lo resista o cuerpo que lo resista. Así es que despreocúpate, despreocúpate, si eso va a pasar, toma ánimo, yo estoy aquí para ayudarte; estoy aquí para traerte tus alimentos, estoy aquí para hablarte, estoy aquí para estar contigo, ayudarte en todo, ¿en dónde te pica?”. Y allá le rasca la espalda, que es difícil rascarle; imagínese con una sarna como esa que tenía Job, entonces necesitaba… imagínese, si una persona necesitaba alguien que le rascarán la espalda era Job. Así que ahí las hijas no podían, porque ya Dios se las había llevado, el diablo vino con esas cosas y hubo ese problema, pero estaban seguras en Dios; y ahí le quedaba la esposa y era la persona que podía ayudarle y no estaba muy de acuerdo con él a causa de los problemas que tenía. Pero fíjense, todos esos problemas le vinieron, el diablo le trajo todos esos problemas, Dios lo permitió, pero con todo y eso seguía siendo Job un hijo de Dios. La esposa no comprendía eso. Hay algunas veces que las esposas no comprenden esas etapas difíciles por las cuales pasa el esposo, y entonces quieren darle un puntapié, echarlo fuera porque ya no necesitan a un hombre en esa condición. ¿Qué mujer quería un hombre en la condición en la que estaba Job? ¿Le gustaría a usted tener un esposo que esté en esa condición? No. Pero Job era un hijo de Dios, y un hijo de Dios no importa que esté en las buenas o en las malas, es un hijo de Dios y se merece que la esposa le tenga la consideración que le dijo cuando se comprometió a ser su esposa. Así que ella dice: “en las buenas y en las malas, te amaré, te serviré, te ayudaré”, pues cuando llegan las malas, ahí es que tiene que demostrar lo que dijo. Así que, yo creo que ninguna esposa desea ser ni como la de Job, ni como la de Lot tampoco. Así que son ejemplos que aparecen ahí, para que entendamos que hay etapas buenas y hay etapas malas y que hay que actuar de la manera correcta en esas etapas; quizás cuando llegan a esas etapas algunas personas no se van a la Biblia para identificar esa etapa de su vida, con una etapa de la vida de algún hijo de Dios. Y hay que hacer eso para uno no estar a ciegas aquí, y entonces uno actuar de la manera que debe actuar. Así que, yo creo que todas las esposas desean actuar de la mejor forma y con el conocimiento que ya tienen por la enseñanza que el Tutor nos ha dado a través de siete edades de la iglesia, más el Antiguo Testamento, las siete etapas del antiguo testamento también. Yo creo que los hombres y las mujeres, y los niños, y las niñas, los ancianos también, todos podemos hacer lo que a Dios le agrada, y entonces el Tutor decir: “Están listos para la adopción, Padre los entrego en Tus manos, están listos para la adopción; no tengo nada más que enseñarles, lo saben todo, y hacen todo como les enseñé, así es que ellos ya pueden tomar las riendas de toda la herencia que hay”. Ellos ya la pueden tomar y entonces les será entregada la herencia de los hijos de Dios, la cual perdieron ¿cuándo? La perdieron cuando cayó la raza humana allá en el Edén, seis mil años después la van a recibir hacia atrás. Así que no se ha perdido nada, más bien hemos ganado conocimiento, experiencia y todo eso y en Dios todo está seguro, él sabía todo lo que iba a ocurrir y él tenía un plan para desarrollarlo; y por eso nosotros no podemos estar peleando con las cosas, no podemos estar peleando ni con Dios, ni con las circunstancias que nos rodean sino adaptando y aplicar la Palabra y bregar en esa forma para sacarle el mejor provecho, aun a las circunstancias ya sean favorables o desfavorables. **“LA ADOPCIÓN DEL HIJO”.** Vea usted que el hijo tiene que estar bien preparado, bien capacitado, bien enseñado y demostrar que es obediente para ser adoptado. Bueno, en las edades del pasado, si usted busca, si buscamos en cada edad, Dios les señala algo a cada edad, con eso, teniendo eso no podía ser adoptada esa edad, pero habrá una edad que no tendrá esas cosas y será adoptada. Bueno, vamos a dejar eso quietecito, ya ustedes saben que está la adopción de la Iglesia como Cuerpo Místico del Señor, está la adopción de cada hijo de Dios como individuo; y así por el estilo, usted podrá entender y ver lo que será la adopción para cada una de esas cosas, está también la adopción de la tierra como planeta Tierra, que de eso no vamos a hablar en estos momentos, pero que tendrá también su etapa de adopción; y ella será libertada, adoptada, en la libertad gloriosa de los hijos de Dios. La naturaleza completa, toda la naturaleza, toda la creación entrará a la etapa de la adopción y todo será de los adoptados. **“LA ADOPCIÓN DEL HIJO”.** Yo creo que hemos entendido, como hijos de Dios, lo que es esa adopción, lo que representa para nosotros y entonces decimos: “Vale la pena luchar y vale la pena perseverar hasta llegar a esa adopción”. Después ya se habrán acabado los problemas, las luchas, pero mientras tanto con la fe y la esperanza puesta en Dios y en Su Palabra, llegaremos a la adopción en su plenitud; estamos en ese proceso y llegaremos a la plenitud de la adopción. Dios les bendiga, Dios les guarde y nos siga Él ayudando y dirigiendo en todo, porque no queremos perder la adopción del hijo. Dios les bendiga y pasen todos muy buenas tardes, y hasta el próximo domingo. **“LA ADOPCIÓN DEL HIJO”.**