--- title: 'Discernimiento por la Palabra' date: 1976-01-04 activity: 1 place: city: state: country: duration: 00:00:00 public: false youtube: translations: files: --- \[CORTE DE AUDIO\]… capítulo 4; y también buscaremos en Primera de Corintios, capítulo 2. Primera de Corintios y Hebreos 4. En Hebreos 4 dice la Palabra de Dios \[verso 12\]: *“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante* (o penetrante) *que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”.* Y ahora pasamos a Primera de Corintios, capítulo 2, y leeremos comenzando en el verso 9; nos dice: *“Antes bien, como está escrito:* *Cosas que ojo no vio, ni oído oyó,* *Ni han subido en corazón de hombre,* *Son las que Dios ha preparado para los que le aman.* *Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.* *Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.* *Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido* (para que sepamos lo que Dios nos ha concedido)*,* *lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual.* *Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.* *En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie.* *Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo”.* Oremos al Señor: *Padre nuestro, que estás en el Cielo. Dios Eterno, he aquí en esta mañana ante Tu presencia estamos. Te damos gracias por Tus bendiciones; gracias por esta bendición de poder estar aquí en esta mañana adorándote y glorificando Tu Nombre. Y Señor,* *colocados aquí para escucharte a Ti hablar en esta mañana, enseñarnos Tu Palabra que Tú revelaste en este siglo 20 a través de Tu manifestación en carne.* *Ahora, Te rogamos Señor qué de todo lo que Tú revelaste en este tiempo nos enseñes en esta mañana. Y que Señor, podamos todos entender correctamente lo que Tú haz de enseñarnos.* *Te rogamos, Señor, Te manifiestes como el Maestro, el Gran Maestro. Tú eres el Maestro, y Tú tienes diferentes ministerios, Señor, y uno de Tus ministerios, el cual Tú manifiestas en carne, es el ministerio maestro.* *Y Te rogamos, Señor, Tú Te manifiestes en esta mañana como Maestro nuestro, enseñándonos lo que debemos saber de lo que Tú revelaste en este siglo 20, Señor.* *Ahora, oh, Dios Eterno, Te ruego Señor, unjas Tu Palabra, de modo que venga de forma espiritual, por revelación, y no de una manera intelectual, natural. Te ruego también unjas nuestros oídos para oír Tu Palabra y nuestros corazones para recibirla, Señor, para crearla; y Señor, de modo que se encarne en nosotros esta Palabra que Tú has de enseñarnos.* *Ahora, oh, Dios Eterno, Te lo ruego todo en el Nombre del Hijo de David, Rey de Reyes y Señor de Señores, el León de la Tribu de Judá. Amén, amén.* En esta mañana vamos a hablar sobre el tema: **“DISCERNIMIENTO POR LA PALABRA”.** Ese será el tema que hemos de abarcar en esta mañana: “DISCERNIMIENTO POR LA PALABRA”. Podríamos también decir: “DISCERNIENDO POR LA PALABRA”. Conforme a como leímos en esta mañana, nos dice la Escritura en Hebreos 4:12, que la Palabra de Dios, la Palabra de Dios es aguda como espada de dos filos; más aguda que todo espada de dos filos. Dice: *“… la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante* *que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”.* Ahora vea que la Palabra de Dios es como espada de dos filos: más penetrante, más cortante que toda espada de dos filos; y mire usted las cosas que hace la Palabra de Dios. Dice que la Palabra de Dios, dice que “penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”. Eso es lo que hace la Palabra. Ahora, vea usted que la Palabra penetra a lo profundo del individuo, y corta y parte allá en lo profundo; y luego también encontramos que di cierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Eso solo hace ¿qué? Eso lo hace la Palabra. Así que la Palabra de Dios tenemos que saber qué es el mismo Dios; “porque en el principio era la Palabra, y la Palabra era con Dios, y la palabra el Verbo, era Dios”. Entonces el Verbo, la Palabra, es el mismo Dios. Entonces al saber nosotros estas cosas, tenemos que saber que Dios, la Palabra, en una ocasión está manifiesto en forma de carne, en otras ocasiones está manifiesto en forma de Palabra o Mensaje, y en otras ocasiones está manifiesto en forma de Espíritu; pero es el mismo Dios. Ahora, en la forma que Él esté manifiesto, como Él es la Palabra hace esto: penetra, parte en el interior, y discierne las intenciones, los pensamientos y las intenciones del corazón. Entonces, vea usted, Jesús era la Palabra, Jesucristo era la Palabra, la Palabra encarnada; al ser la Palabra encarnada, entonces la señal del Mesías, la señal de que aquel era la Palabra en carne humana, ¿cuál era? Que discernía las intenciones, los pensamientos y las intenciones del corazón de la gente. ¿Ve usted? Entonces por eso Él podía decir a Pedro: “Tú eres Simón, hijo de Jonás”. Ya el papá de Jonás se había muerto, el papá de Simón, de Pedro, se había muerto; entonces sin nunca haberlo visto le dijo el nombre de Pedro y le dijo aún el nombre del papá de Pedro. ¿Por qué? Porque Aquel que estaba ahí parado era la Palabra encarnada; la Palabra encarnada estaba allí presente; por lo tanto, podía hacer eso. Cuando estaba también hablando con la mujer samaritana, encontramos que siendo Él la Palabra encarnada, entonces ¿qué fue lo que pasó? Comenzó a hablar con la mujer samaritana, y luego que la mujer samaritana se interesó en el agua que el Señor dijo que Él tenía, la cual saltaba para vida eterna, ella le dijo: “Dame de esa agua, yo quiero beber de esa agua, porque no quiero volver más a buscar agua aquí”. Entonces ¿qué hizo Él? Él le dijo: “Ve, busca a tu marido…” Cuando Él le dice así, ella le dice: “No tengo marido”. Él le dice: “Bien has dicho, porque 5maridos has tenido, y el que ahora tienes, no es el tuyo”. Había tenido 5 y el que ahora tenía no era el de ella, el número 6 tampoco era el de ella. Entonces, el Señor le dijo: “Tú has dicho eso con verdad, porque 5 has tenido, y el que ahora tienes, no es el tuyo”. Ella le dice: “Paréceme que eres profeta (fíjese lo que ella hace) … paréceme que eres profeta. Nosotros sabemos que cuando el Mesías venga, Él nos revelará todas las cosas”. ¿Por qué? Porque el Mesías ¿es quién? Es la Palabra encarnada, y la Palabra discierne, revela todas las cosas: revela los pensamientos y las intenciones del corazón; y allí estaba ese Hombre revelándole todas las cosas a ellas, revelándole todas las cosas por las cuales ella había pasado; revelándole los problemas que ella había tenido, revelándole sus 5 fracasos o 6 fracasos que ella había tenido en su vida; y entonces le estaba revelando todas las cosas. Ella dijo: “El Mesías ha de venir y nos va a revelar todas las cosas”. En palabras más claras, en palabras que nosotros podamos entender acá para la hora: “Bueno, Tú me estás revelando todas estas cosas. Nosotros sabemos que cuando el Mesías venga, Él va a revelarnos todos los secretos del corazón nuestro, todas las cosas. ¿Quién Tú eres? Eso mismo que Tú estás haciendo, es lo que va a hacer el Mesías. ¿Quién eres Tú?” Él le dice: “Yo soy. Yo soy, que hablo contigo”. Ella más bien le está haciendo esa pregunta en forma, como nosotros podríamos hacernos ciertas preguntas nosotros mismos. Sabemos que va Dios a hacer tal y tal y tal cosa por tal y tal persona. Por ejemplo, sabemos que Dios prometió que habría de enviar a Malaquías 4:5, el cual sería un profeta, el cual revelaría todos los misterios de Dios. Y entonces nosotros encontrando con el hermano Branham, y verlo a él revelando todas las cosas y decirle: “Sabemos que Dios dijo que habría de enviar al profeta Elías, al Elías de este tiempo, y él restauraría el corazón de los hijos a los padres y el corazón de los padres a los hijos”. Nosotros somos los hijos siendo restaurados a la fe apostólica nuevamente … \[corte de audio\]… Entonces también revelaría todos los misterios de los Sellos. Y entonces, ve al hermano Branham haciendo eso, y preguntarle al hermano Branham: “¿Y usted quién es?” Y él decir: “Yo soy el… yo soy el que habría de venir”. Eso fue lo que el Señor Jesucristo hizo con la mujer samaritana: Él se identificó delante de ella en la Palabra; porque siempre que Dios hace algo, la identificación está en la Palabra, es identificado con la Palabra. Fíjese, ella citó la Palabra que correspondía para ese momento y Él dijo: “Yo soy. Yo soy esa Palabra que tú estás diciendo. Yo soy esa promesa que tú estás citándome”. ¿Ve usted? Entonces como Él era la Palabra, Él podía discernir, porque la Palabra discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Ahora también encontramos que Dios a través del hermano Branham estaba cumpliendo la Palabra de la promesa para este tiempo; y recuerde siempre que la señal del Mesías, la señal del Mesías es discernir los pensamientos e intenciones del corazón. Y siempre que podemos ver esa señal manifiesta, tenemos que reconocer que ese Mesías está en la escena. Ahora, escuché bien esto para que podamos llegar a dónde tenemos que llegar en esta hora, porque nosotros tenemos que saber que hay que discernir por la Palabra y la palabra es Cristo. Así que la Palabra es la que discierne, y Dios es la Palabra. Ahora, cuando llegó el tiempo del cumplimiento de la Palabra, estar nuevamente en este tiempo en carne humana, lo hemos visto en carne humana, a la Palabra, en nuestro amado hermano Branham. Por eso, entonces, la misma señal que hizo el Mesías allá tenía que volverla a hacer acá, porque es el mismo Mesías nuevamente manifiesto en carne humana; porque es la Palabra, y Dios es la Palabra, y cuando Dios que es la Palabra se mete en una persona en toda Su plenitud, entonces la señal es que discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Ahora, vea usted que eso es cuando Dios, cuando Dios se mete, Dios que es espíritu, se mete dentro de carne; o sea, Dios en carne humana discierne. Dios en forma de carne discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Esa misma señal Está sería la vimos cumplida en el hermano Branham. Por eso era que Dios a través del hermano Branham, la Palabra que es Dios a través del hermano Branham podía decirle a la gente: “Usted se llama fulano de tal, vive en tal sitio y su enfermedad es tal y tal”. Y podía decirle también: “Usted está sano, váyase”. Eso era lo mismo que decía el Señor: “Tus pecados te son perdonados. Vete en paz y no peques más, estás sano”. ¿Ven? La misma cosa. Por eso usted encuentra que, en casi ningún momento, en casi ninguna ocasión, el hermano Branham se pone a orar por las personas; cuando usted puede ver al hermano Branham orando por una persona, es el hermano Branham orando, pero como hombre (la parte humana), porque en Jesús estaba las dos naturalezas: la naturaleza divina y la naturaleza humana. Entonces, por eso es que podemos ver que en algunas ocasiones estaba manifiesta en Jesús la naturaleza humana: le daba hambre, le daba sueño, se cansaba, lloraba, y así por el estilo la naturaleza humana actuando como un humano. Pero cuando la naturaleza divina empezaba a actuar o a obrar a través de esa carne humana, entonces podía decirle a la gente: “Tus pecados te son perdonados” o “tú te llamas fulano de tal”. ¿Ve? Las dos naturalezas en un solo cuerpo. Entonces es lo que confunde muchas personas. Cuando una naturaleza se manifiesta, es una naturaleza; si es la naturaleza divina, entonces es Dios el que se está manifestando y hablando; pero cuando es la parte humana, entonces vemos que actúa de otra forma. Bueno, cuando encontramos la naturaleza humana en Jesús actuando, lo encontramos orando al Padre. ¿Ve usted? Orando al Padre. Pero el Padre ¿dónde estaba? Al Señor le dijeron, Felipe le dijo: “Mira Señor, Tú hablas mucho del Padre, del Padre; muéstranos al Padre y nos basta. Y el Señor le dijo: Tanto tiempo hace que estoy con vosotros Felipe ¿y todavía no me has conocido?” ¿Qué está hablando ahí? La naturaleza divina. “Tú no sabes que el Padre está en mí y yo estoy en el Padre; y las obras que yo hago no las hago de mí mismo, sino el Padre que está en mí, él es el que hace las obras.” Ve que cuando las maravillas de Dios eran hechas, quien las hacía era la naturaleza divina que estaba en ese cuerpo; no la naturaleza humana, porque la naturaleza humana nada puede hacer. Pero cuando oraba, oraba como hombre; pero cuando decía: “Tus pecados te son perdonados”, o decía: “Levántate y vete a tu casa”, eso no era la naturaleza humana, sino la naturaleza divina; o sea, Dios que estaba allí dentro hablando a través de carne humana. Eso mismo lo vimos manifiesto en el hermano Branham. Encontramos que el hermano Branham como hombre, la parte humana, pues usted lo encuentra en muchas ocasiones orando, ¿ve? Orando por los enfermos (muy pocas veces oraba por los enfermos); entonces encontramos también actuando en cierta forma, eso es la parte humana. Pero cuando usted lo ve a él diciendo: “Su nombre es fulano de tal, vive en tal sitio y su enfermedad es tal; váyase, está sano”. Ya esa no es la parte humana, ya eso es la parte de divina, o sea, Dios, la Palabra, operando, obrando a través de carne humana. Entonces, ¿ve usted? Dos naturalezas en una misma persona. Entonces eso es lo que confunde a mucha gente. Entonces cuando usted ve al hermano Branham hablando muchas veces en *Preguntas y Respuestas*, usted ve al hermano Branham contestando algunas preguntas, y en ciertas preguntas usted ve la naturaleza humana tratando de ayudar al pueblo, ¿ve? Como humano él hablando de acuerdo a lo que él había entendido como humano; pero cuando usted lo ve revelando la Palabra, ya esa no es la parte humana, eso es Dios a través de él; y cuando usted ve a Dios a través de él, eso lo vemos en *Los Sellos*, lo vemos en un sin número de Mensajes, cómo la naturaleza divina manifestándose a través de carne humana, trayendo la revelación de la Palabra, ¿ve usted? Entonces por eso el hermano Branham cuando llegó a los Mensajes de *Los Sellos*, él dijo que antes él había explicado, había hecho explicaciones, usted sabe, pero dice: “De ahora en adelante no haré explicaciones, de ahora en adelante evitaré que la naturaleza humana que está *aquí* se manifieste y dejaré que la naturaleza divina que está *aquí* también sea la que se manifieste y revele la Palabra. Entonces, que la parte que la gente le gusta mucho, la explicación humana, en vez de esperar la revelación directa de Dios, o sea, la manifestación de Dios, la divinidad manifestándose para traernos lo que necesitamos saber. Porque, fíjese, Jesús como hombre no sabía algunas cosas; pero en ese mismo cuerpo había Uno que sabía todas las cosas; y así pasa también en el hermano Branham. El hermano Branham como hombre él decía: “Yo no sé esto, yo no entiendo esto, no entiendo lo otro”, pero cuando se trataba de la Palabra que estaba en él, que es Dios, esa Palabra sabía todas las cosas. Por eso es que el hermano Branham dice: “Yo no le conozco a usted”, ¿ve? Como hombre la naturaleza humana que estaba en él no conocía a la persona, no conocía cómo se llamaba, pero él dice: “Pero Él si le conoce”. Entonces le daba pasó a que él, el Señor, la Palabra que estaba en él se manifestase y comenzase a discernir, y entonces revelaba los secretos del corazón, los pensamientos del corazón, las intenciones del corazón de la gente. ¿Ve usted? Entonces dos naturalezas en un hombre; entonces la que nos es de provecho a nosotros, que se manifieste qué naturaleza es la que no es de provecho, que se manifieste cuando llega el tiempo en que se manifieste, la que nos es de provecho es la naturaleza divina, que se manifiesta a través de carne humana. Porque cada vez que lo hace es con un propósito: de bendición para el pueblo de Dios. Ahora, vea usted, que entonces, cuando la gente hablaban mal en contra de lo que el Señor hacía, estaban hablando mal en contra del que estaba en el Señor, en el cuerpo humano, estaban hablando mal, en contra de la divinidad; cuando hablaban mal, en contra de lo que Dios hace a través del hermano Branham, no estaban hablando mal del hermano Branham, estaban hablando mal del Espíritu de Dios, de la Palabra, que es el Espíritu, que estaba en el hermano Branham haciendo esas obras. Por eso es que el que hablaba mal en este tiempo en contra del Espíritu Santo operando a través del hermano Branham, hablando mal, en contra de lo que el Espíritu Santo hacía, ¿qué pasa? No tiene perdón ni en este siglo ni en el venidero; porque está blasfemando al Espíritu Santo, que es el que obra las cosas que vimos obrar a través del hermano Branham. Fue él el que reveló *Los Sellos*, fue él el que reveló todos los misterios para este tiempo, fue él también el que reveló los secretos del corazón de la gente, como lo vemos en los diferentes Mensajes, llamándoles por sus nombres y diciéndole las enfermedades que tenían, ¿ve usted? Entonces era discernimiento por la Palabra; no era lo que la gente o lo que muchas personas decían que era telepatía mental. No era cosa de la mente; era la Palabra que estaba allí dentro revelando los secretos del corazón de la gente y los pensamientos del corazón de la gente. O sea que era una obra del corazón de uno donde estaba al corazón de la otra persona. Así que, viendo nosotros estas cosas, entonces nosotros podemos ver que la Palabra siempre discierne cuando está en algún lugar; cuando está en carne discierne las intenciones y los pensamientos del corazón. Ahora, fíjese que la Palabra en algunas ocasiones está ¿cómo? La Palabra en algunas ocasiones está en espíritu, en otras ocasiones está en carne, en otras ocasiones la Palabra está en forma de Mensaje; pero en todas las formas en que esté la Palabra, es un discernidor de los pensamientos y las intenciones del corazón; y siempre estará haciendo esa señal. Ahora en este día, vemos que no hace muchos días estuvo en carne humana en nuestro hermano Branham e hizo esa señal. Hoy en día sabemos que la Palabra y el Espíritu son la misma cosa, son la misma persona, pero en otra forma, ¿ve? La Palabra en espíritu es una forma de estar la Palabra; pero la Palabra en letra o en forma de Mensaje, es otra de las formas en que la Palabra está también. O sea, en un tiempo puede estar en forma de Espíritu, en otro tiempo puede estar en forma de carne y en otro tiempo puede estar en forma de Palabra o de Mensaje, ¿ve usted? Entonces en cada una de esas formas Él discierne. Ahora, vemos que cuando la Palabra ha estado en forma de carne, ¿qué fue la Palabra en forma de carne allá en el principio? Un hombre conocido por Jesús de Nazaret, donde estaba la plenitud de Dios, la plenitud de la divinidad; y que podía a través de esa carne, esa Palabra revelar los secretos del corazón de la gente. Y cuando estuvo en el hermano Branham, era también la Palabra, era Dios en forma humana; y discernía también ¿qué? Discernía también los pensamientos y las intenciones del corazón de los humanos. Ahora, veamos que después que la Palabra estuvo en carne humana, ahora en este tiempo, luego Él ha regresado. Ve usted que cuando estuvo en Jesús, después Él dijo: “Vayan a tal sitio allá en Jerusalén, quédense ahí, asentad ahí hasta que sean investidos de potencia de lo alto”, y también le dijo: “Yo me tengo que ir, porque si yo no me fuera, entonces el Consolador no podría venir”. ¿Ve? Entonces también le dijo que el Espíritu Santo estaba con ellos, y que estaría también con ellos y en ellos hasta el fin del mundo; pero cuando estaba con ellos así hablándoles, estaba con ellos en carne humana; pero Él tenía que dejar esa carne humana, tenía que terminar Su trabajo en carne humana para luego venir en forma de Espíritu en el Día de Pentecostés. Ahora podemos ver entonces, que Dios es Espíritu y Dios es la Palabra; y Él entonces en algunas ocasiones se transforma de carne y en otras ocasiones están forma de espíritu, en otras ocasiones está en forma de Palabra, o sea, de Mensaje. Pero Él siempre es el mismo. Nos dice el hermano Branham, nos dice que la Biblia, la Palabra, es Dios en forma de letra, ¿ve usted? El Evangelio de Jesucristo, el Evangelio de la Segunda Dispensación, es el mismo Dios, porque es la Palabra, pero en forma de Mensaje. Ahora, yo les quiero llevar a un lugar a donde podamos ver el tiempo el que estamos y cómo Dios, que es la Palabra, que es Espíritu, y como Él está hoy en día. Porque le tengo que mostrar cómo estuvo en los tiempos pasados y luego cómo está hoy y luego cómo estará más adelante. Dios se perfecciona en 3. Así que, fíjese: Dios en forma de carne en nuestro amado hermano Branham; luego, la Palabra es el mismo Dios, el Mensaje es el mismo Dios; el Mensaje y el Mensajero es la misma cosa, es la misma persona, ¿ve usted? Entonces el Mensajero era Dios en forma de carne; y ahora el Mensajero y el Mensaje es la misma persona. Entonces si hoy en día podemos tener u obtener el Mensaje, estamos obteniendo ¿a quién? A Dios. Entonces, ¿qué es el Mensaje de la hora? Mientras estuvo Dios en forma de carne, pues estaba el Mensaje aquí en la Tierra, pero en forma de carne, porque el Mensaje siempre es la Palabra de Dios; pero unas veces el Mensaje está en forma de carne y nadie sabe ni conoce ese Mensaje, porque está ahí sellado en forma de carne. Porque, fíjese, el Mensaje de la Segunda Dispensación, ¿cuál era? Los discípulos ¿a quién predicaban? ¿Qué era lo que predicaba? ¿Cuál era el Mensaje de ellos? San Pablo decía: “Yo predicó a Cristo y a este crucificado”. Ese era el Mensaje de la Segunda Dispensación, ese era el Mensaje que ellos tenían; y ese Mensaje era el mismo Señor en forma de Mensaje. Ahora, encontramos que cuando Él estaba en carne humana, Él era el Mensaje; Jesús era el Mensaje, pero estaba en carne humana. Todavía ese Mensaje estaba sellado ahí con carne humana; y cuando fuera quitada la carne humana, entonces el Mensaje sería publicado, dado a conocer abiertamente al pueblo del Señor para recoger a todos los escogidos, o sea, recogerlos en el Plan de salvación. Ahora vemos que el Mensaje de la hora estuvo velado en carne humana, estuvo sellado en carne humana; y el Mensaje de la hora ¿qué es? Es la Palabra es Lucas 17:30, que es la manifestación del Hijo del Hombre, es Malaquías 4:5, el Elías que habría de venir; y que sabemos que el Elías de este tiempo es el mismo Señor Jesucristo. Entonces también sabemos que todas las Escrituras que estaban prometidas con relación a la Segunda Venida de Cristo eran el Mensaje de esta hora y estaba velado en carne, sellado en carne humana, y ahí cumpliendo lo que había sido prometido. Pero esas cosas no podían ser dadas a conocer abiertamente en público, o sea, no podían ser predicadas al pueblo de Dios de la manera que hoy en día están siendo predicadas, porque todavía ese Mensaje estaba allí sellado en carne humana y revelándose a través de carne humana, al revelándose; pero todavía no podía venir ¿qué? La enseñanza plena de esa revelación que Dios estaba dando en ese tiempo; porque era el mismo Dios, la misma Palabra en toda Su plenitud revelándose a través de carne humana. Entonces allí estaba en forma de carne. Hoy en día está en forma de Palabra, en forma de Mensaje. Luego más adelante estará en forma de Espíritu dentro de nosotros. Fíjese, estuvo en forma de carne con nosotros. Con nosotros en un cuerpo humano como el que nosotros tenemos, estuvo en medio nuestro, en medio de toda la Novia; y hasta mucho de ustedes le vieron, muchos de ustedes le vieron su forma de carne (la vieron cuando vino Puerto Rico) o sea, vieron al hermano Branham. Esa era la forma de carne que Él tenía aquí cuando vino en esta ocasión plenamente, la Palabra encarnada en toda Su plenitud. Pero luego que se fue, ¿qué fue lo que sucedió? Luego que se fue, él dijo que habría de regresar, ¿quién? El mismo Señor. Porque es el mismo Señor el que hace las tres cosas: Aclamación, Voz de Arcángel y Trompeta de Dios, ¿ve usted? Tres etapas de la Venida del Señor. Y cada una tiene su tiempo; y Él la hace cuando desciende. Ahora, encontramos que en esta etapa en la cual nosotros estamos viviendo, el señor ha regresado, pero ha regresado en forma de Palabra, en forma de Mensaje; y después más adelante regresará en forma de Espíritu, llenándonos con toda la plenitud de Su Espíritu Santo; pero primero nos tiene que llenar con toda la plenitud de Su Palabra, ¿ve? O sea, es el mismo, pero en diferentes formas. Primero vino en forma de carne plenamente, y estuvo en toda Su plenitud Dios aquí manifiesto en Su Novia; y la Novia recibió la plenitud de Dios en carne humana en el hermano Branham, ¿ve usted? Como grupo lo recibió; pero ahora como individuos estamos recibiendo ¿qué? La plenitud de Dios en forma de Palabra, en forma de Mensaje; y esto es esta etapa en la cual estamos viviendo cuando, estamos sabiendo y conociendo y nos está siendo enseñado el mismo Señor todo lo que Dios ha hecho en este tiempo, todo lo que Dios ha revelado, todos los misterios están revelados. Ahora, sí como hemos dicho: la Palabra discierne, entonces, tenemos que ver la Palabra hoy en día discerniendo en la forma en que está en este tiempo. Está en forma de Mensaje, en forma de Palabra, pues entonces en forma de Mensaje Él discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Yo voy a mostrarle ya mismo cómo Él está discerniendo, y a muchos se le ha pasado por alto; porque es que una cosa es cuando estaba en forma de carne, cuando estaba en forma de carne en Jesús y en el hermano Branham, entonces ¿qué hacía? Discernía desde ese cuerpo, discernía: “Usted se llama fulana de tal, tiene tal y tal cosa”. En esta etapa Él discierne, pero muchas personas quizás estén pensando y esperando que él discierna, así como estaba discerniendo a través de carne humana. Ahora Él está en forma de Mensaje, y en forma de Mensaje es que Él discierne. Entonces, vamos entonces a dar un repasito y vamos a ver cómo Él ha estado discerniendo en este tiempo, la Palabra discerniendo. Vimos que nadie conoció los pensamientos del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él. Nadie sabe sus pensamientos, sino el espíritu suyo, usted mismo; entonces nadie conoció las cosas de Dios, los secretos de Dios, sino el mismo Espíritu de Dios, el cual es el que conoce todas las cosas. Pero San Pablo nos dice y nos las revela o nos las ha revelado por Su Espíritu a nosotros. Ve usted, entonces, que el Espíritu de Dios es el único que sabe las cosas de Él. Sus cosas solamente las sabe Él. Entonces Él sabiendo todas las cosas cuando se encarnó nos reveló todas las cosas. ¿Quién? Dios a través de carne humana. Y ahora, cuando hemos llegado a esta etapa, cuando hemos llegado a esta etapa, es la etapa más gloriosa de todas las etapas, por cuanto esta es la etapa en que todo lo que Él nos reveló, ahora nos los da a conocer; y entonces ¿qué es esto? Es el mismo Señor viniendo en otra etapa para discernir, para discernir ¿qué? Discernir… vamos a ver la palabrita *discernir* para que tengamos un concepto más claro de lo que estamos hablando; *discernir* quiere decir: “hacer, saber o dar a conocer”. Eso lo dice el hermano Branham en el mensaje titulado *Cristo es revelado en Su propia Palabra*, página 17. Entonces si discernir es hacer, saber o dar a conocer, el Señor en este tiempo está manifiesto, pero en forma de Mensaje; y entonces estando manifiesto en forma de Mensaje, Él nos da a saber, nos da a conocer, nos enseña en esta hora. Y eso es ¿qué? Discernimiento; eso es discernir por la Palabra. Ahora, es más grande y más glorioso, y de más beneficio para el pueblo de Dios, lo que Dios está haciendo ahora en esta hora, en cuanto a la forma en que Él está discerniendo, que la manera en que lo hace cuando está en carne humana. Le digo que es de más beneficio; es la misma señal, pero ahora hecha en forma espiritual: por la Palabra para discernir las cosas espirituales de la Palabra de Dios, ¿ve usted? Entonces, vamos a ver al Señor discerniendo. Fíjese, a través de carne humana Él allá discernió por discernimiento. Recibió ¿qué? La revelación de todos los misterios de Dios: sobre el vino y el aceite, lo que era el vino y el aceite, y todas esas cosas, él habla y dice: “Esto me fue discernido espiritualmente”. ¿Ve usted? Así que allí estaba discerniendo también no solamente las intenciones y el corazón de la gente, sino también que estaba era discerniendo los secretos de Dios; entonces los daba a conocer al pueblo del Señor. Los trajo revelado. Y ahora cuando en esta etapa hemos llegado, el discernimiento por la Palabra está siendo llevado a cabo por el mismo Señor. Es la Palabra la que discierne, y entonces podemos ver claramente que está discerniendo. La Palabra discierne. Ahora la Palabra en forma de Mensaje ha estado discerniendo, ha discernido el secreto del Séptimo Sello, ha discernido el secreto del Nombre nuevo del Señor. Todo esto estaba revelado. Pero recuerde que fue revelado ¿cómo? Fue revelado por el mismo Señor, por el mismo Espíritu de Dios en carne humana. ¿Y quién entendió las cosas de Dios? Las reveló ¿y quién las entendió? Sino el Espíritu de Dios. Entonces el Espíritu de Dios vino en carne humana y reveló todas Sus cosas, y ahora el Espíritu de Dios viene en Palabra, en forma de Mensaje, en forma de Palabra, ¿y qué hace? Discierne las cosas que fueron reveladas. Lo que reveló en carne humana, ahora lo discierne y lo enseña para que sepamos todo lo que la mente de Dios ha dado a conocer. Entonces esta es una hora muy importante, porque ha sido discernido por la Palabra el Nombre nuevo del Señor Jesús, el cual fue revelado, pero no había sido discernido por nosotros, ¿ve? Entonces la Palabra discierne y nosotros tenemos que discernir por la Palabra. ¿Ve usted? Si se opera la Palabra, el Mensaje si opera en nosotros, entonces tendremos discernimiento espiritual, y se operará ese discernimiento espiritual para conocer las cosas profundas de Dios, las cuales ya fueron reveladas. De otra manera estaremos perdidos con la Palabra sin entenderla; porque entonces no se opera el discernimiento de la Palabra. Entonces si no se opera el discernimiento de la Palabra, entonces lo que se opera es el razonamiento humano, y eso lo aparta más y más de Dios cada día que se opera en usted. Por lo tanto, la cosa es estar lo más apartado posible del razonamiento humano y lo más cerca posible del discernimiento espiritual. Ahora vemos que todas estas cosas que ya sabemos, han sido discernidas ¿por quién? Por la Palabra que está en forma de Mensaje; la Palabra en forma de Mensaje, de enseñanza, en forma de enseñanza, nos ha estado discerniendo todas estas cosas. Por la Palabra es que hemos sabido el Nombre nuevo, ¿o ha sido por otra forma? Por la Palabra viniendo ¿cómo? Viniendo en forma de Mensaje, viniendo en forma de enseñanza. Mientras no había venido la Palabra en forma de enseñanza, en forma de Mensaje, no sabíamos nada de lo que ya estaba revelado; con todo ese tesoro ahí, y hasta en letras lo teníamos, y no sabíamos nada ¿por qué? Porque todavía no había operado ¿qué? La Palabra no había operado para discernir los secretos de Dios, para discernir la mente de Dios, las cosas ocultas de Dios. Entonces cuando vemos todo esto obrando y moviéndose, sabemos entonces que es la mente de Cristo operándose para discernir todos los secretos, todos los misterios de Cristo que ya fueron revelados. No es la mente humana. La mente humana es una mente intelectual que se opera por los sentidos humanos; pero la mente de Cristo se opera a través del sentido del alma. Y entonces ahí lo único que hay es la revelación: fe; entonces la mente de Cristo se opera por ese sentido. Entonces revelación es fe, y fe es revelación, y revelación es algo que Dios le da a conocer a usted. Y a través de ese sentido es que Dios operándolo da a conocer ¿qué? Todo lo que Él prometió que nos daría a conocer. Este es el tiempo más glorioso de todos los tiempos, porque en este tiempo Dios está discerniendo en la forma en que Él está presente; y Él está presente en forma … \[corte de audio\] … todo lo que ha discernido hasta el momento: Nombre nuevo, misterio del Séptimo Sello, el secreto de los Truenos, forma correcta para adorar en este tiempo, el secreto o misterio de las dispensaciones, sabiendo que estamos en una Tercera Dispensación y no en la Segunda Dispensación; ha discernido que el Señor ya no es Cordero, sino que es León; todo eso estaba revelado. ¿Cuándo usted había oído todas esas cosas? Y si había oído que citaron todas esas cosas, nunca hubo una enseñanza completa y clara acerca de esas cosas, hasta que vino el Señor en forma de Mensaje y comenzó a discernir todos los misterios que ya estaban revelados; comenzó a discernir, o sea, comenzó a hacerlos saber o a darlos a conocer. Allá Él reveló todos los misterios. Acá en esta etapa, Él nos da a conocer todo lo que ya fue revelado; o sea, nos los enseña, nos los prueba: “Esto es así. Esto es así y esto es así”. pero es el Mensaje, es la Palabra discerniendo todas estas cosas. Ahora, fíjese estamos viendo estas cosas. También vemos que no solamente se queda de un lado discerniendo, sino que es una cosa completa, un discernimiento total por la Palabra, por la Palabra que hoy en día, que es la que discierne está en forma de Mensaje, podemos nosotros… ella discierne los espíritus, ¿vea usted? Discierne los espíritus. Discierne los misterios de Dios y entonces nos los hace claro, nos los enseña claro; pero también discierne todos los espíritus. Entonces al discernir todos los espíritus, la Palabra le señala los espíritu de verdad y los espíritus de error. ¿Ve usted? Entonces cuando la Palabra discierne los espíritus, entonces claramente a través de la Palabra en la forma en que está actualmente podemos conocer los espíritus de error, podemos conocer entonces el espíritu del anticristo; y por obligación, entonces al conocer esas cosas por el discernimiento de la Palabra, entonces desgraciadamente, o quizás, desgraciadamente para unos y afortunadamente para otros, entonces podemos también conocer en los velos de carne en que están esos espíritus, para no ser engañados por esos espíritus que se manifiestan a través de carne humana. Porque la Palabra es la que prueba esos espíritus; es la Palabra, no es ningún hombre; sino que es la Palabra, la cual lo prueba, la cual está en forma de Mensaje. Y entonces lo que podemos ver qué es la Palabra discierne y dice que eso es el espíritu del anticristo, esté encarnaba en la persona que esté encarnado, entonces si usted puede ver que es la Palabra discerniendo, ¿qué podemos decir? Es la verdad. Porque la Palabra no solamente dice: “Ese es un espíritu del anticristo, un espíritu en los padres, en los ungidos de los últimos días, ese espíritu del anticristo”, sino que lo prueba a través de toda la Palabra, ¿ve usted? A través de todo lo que ya fue revelado; o sea, lo que ya fue revelado, ahora cuando viene en forma de Mensaje siendo enseñado, es lo que le dice a usted lo que está correcto y lo que está incorrecto; es el mismo señor discerniendo a través del Mensaje cuando está siendo enseñado en esta hora. Por eso es que hoy en día hemos podido saber cómo se movería el anticristo en esta hora final, cómo se manifestaría para tratar de engañar a los verdaderos escogidos. Nos estaba dicho que se manifestaría ¿cómo? Con una falsa enseñanza de la Palabra; pero que tendría toda la letra de esa Palabra; toda la letra del Mensaje de la hora, la tendrían los falsos ungidos. Son los más que conocen la letra del Mensaje de la hora, porque la conocen intelectualmente. Ahora, fíjese, entonces vemos que esto nos ha sido discernido por la Palabra, por el Mensaje en la forma en que se está manifestando en esta hora final. El Mensaje se está manifestando y dándonos a conocer, enseñándonos lo que corresponde saber en esta hora en la cual nosotros vivimos. Entonces viendo que todo esto que está Dios haciendo, en la forma en que Él está manifiesto, ahora quizás usted pensaba y esperaba: “Oh, cuando venga el Señor, Él tiene que revelar los secretos del corazón de la gente”. Sí, Él lo hizo cuando estaba en Jesús y cuando estaba en El Hermano Branham; y para el futuro Él lo podrá ser cuando venga en forma de Espíritu en nosotros; pero ahora lo está haciendo. Y está aún revelando el secreto del corazón de la gente. Está aún revelando por qué actúan de la manera que actúan; lo está revelando por la Palabra. ¿Ve usted? Está revelando las intenciones, está revelando los pensamientos del corazón de ellos. ¿Ve usted? Entonces vemos que todo queda al descubierto delante de la Palabra de Dios, porque todas las cosas están desnudas delante de la Palabra de Dios, porque Él conoce lo profundo del corazón de la gente. Cualquier persona puede engañar a otro, pero a Dios que es la Palabra, nadie lo puede engañar. Cualquier persona puede decir: “No, es que me equivoqué” o “es que yo lo hago, pero la intención mía no es esta”. ¿Ve? Pero cuando se enfrenta la Palabra, que es la que discierne y está discerniendo en esta hora en la cual nosotros estamos viviendo, entonces podemos ver porqué actúan de la forma en que actúan unos y porqué actuante de la forma en que actúan otros; porque actúan de la forma en que actúan los verdaderos creyentes, creyendo la Palabra completamente y siguiendo esa Palabra; y porqué actúan de otra manera los incrédulos y los manufacturados. Los incrédulos y los manufacturados dicen: “Bueno, yo no creo esas cosas, porque yo no las creo, punto”. Entonces otros dicen: “Bueno, sí fulano de tal las creyese o la predicase, yo lo creería”. ¿Ve usted? ¿Por qué hablan eso? Ellos dicen: “Porque yo no puedo creer que fulano de tal o fulano de tal tenga la verdadera revelación o la verdadera enseñanza de lo que dijo Dios a través del hermano Branham”. Pero si fuera una persona grande, ellos dirían: “Sí, sí, fulano de tal si, porque es una persona grande, una persona importante”. ¿Ve usted? Ellos dicen: “Yo no lo creo por esto o por lo otro”, pero no lo creen ¿por qué? Porque no son simiente predestinada, escogidos. La Palabra los discierne y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón de ellos, y entonces dice por qué es que no pueden creer; las excusas se les van al suelo. No pueden creer, porque los incrédulos no pueden creer; porque el verdadero creyente ve a la Palabra verdadera; donde la vea, él la creerá, porque el responde a esa Palabra. Pero, entonces, la Palabra también les dice: “Ustedes no pueden creer, porque no son de mis ovejas. Mis ovejas oyen mi voz, y me siguen”. Ahora, recuerde, que la Voz del Señor es Su Palabra, entonces las ovejas del Señor oyen Su Palabra y la siguen, no importa en quién esté la Palabra. Sí está en fulano o está en fulano, una oveja verdadera del Señor, oye esa Palabra a través de fulano o de zutano; no puede decir: “Si eso mismo lo predicara fulano de tal yo lo creería”. Entonces eso no es una oveja. No está siguiendo esa Voz, lo que está siguiendo es a los hombres. ¿Ve? Entonces, pues la gente dice: “Yo sigo fulano de tal; si Él se pierde, yo me pierdo”. Pero es mejor que sigamos la Palabra, porque la Palabra nunca se pierde y nunca está perdida; y los que siguen la Palabra nunca estarán perdidos. Por lo tanto, lo mejor que nos conviene es seguir la Palabra y la Palabra hoy está en forma de Mensaje, hoy está haciendo la Palabra, viniendo para discernir, para darnos a conocer todos los misterios que ya fueron revelados. Él nos está enseñando todas esas cosas, por lo tanto, no podemos tener acepción de personas. Más bien la cosa depende de Dios; la escogencia es un asunto de Dios, no de nosotros; en cuanto a través de quiénes Dios ha de traer Su enseñanza correcta, el Mensaje de la manera correcta para esta hora, eso es un asunto de Dios. Usted nada tiene que hacer ni que ver con que Dios escoja a fulano o zutano, y no escoja a quién usted le gusta que fuera la persona para traer las cosas que Dios habría de darnos a conocer. Así que no trate nunca de usted escoger a través de quién usted quiere recibir lo que Dios ha de hacer en este tiempo, o de darnos a conocer; porque entonces usted fallará y nunca verá a Dios haciendo o enseñando lo que Él prometió que habría de darnos a conocer; y entonces usted estará tan perdido como estuvieron los que siguieron a los fariseos y saduceos. ¿Ve usted que aquellas mismas cosas que estaban ocurriendo a través de Jesús hubieran ocurridos a través de Caifás? los que seguían a los hombres, a los líderes en aquel tiempo, lo hubieran recibido, hubieran seguido; pero eran ciegos, guías de ciegos. O sea que lo hubieran seguido ciegamente, sin ver; aún sin ver lo hubieran seguido, porque no estaban siguiendo la Palabra, sino que lo que estaban siguiendo era a aquellos hombres intelectuales. Pero, fíjese cómo Dios siempre obra de una manera tan sencilla, tan simple, de modo que el sabio y entendido, y los que están esperando que Dios haga tal y tal cosa porque Dios lo prometió, y usted se pone a esperar que Dios… usted mira todos los ministros y usted dice: “Para mí el que cualifica es fulano de tal; para mí, yo espero que Dios lo haga a través de fulano de tal, porque es una persona o más conocido o más intelectual, o se le ve como que representa más”. Dios nada te tiene que ver con eso; porque más representa una cosa, menos es delante de Dios. Por eso dice que cuando vino el Señor, vino ¿cómo? Sin atractivo, para que le deseásemos; y como que escondimos de él el rostro. ¿Ve usted? Eso es siempre lo que pasa cuando Dios promete algo y lo cumple, viene sin atractivo natural, viene sin el atractivo, este físico, y la gente como qué empiezan a esconder de él el rostro; y lo están escondiendo ¿de quién? Del Señor. Entonces Dios siendo tan grande, lo que lo hace ser tan grande a él, es que, siendo tan grande, se simplifica tanto y se oculta en simplicidad. Entonces al ocultarse en simplicidad, luego a través de esa simplicidad se manifiesta; y cuando se manifiesta, la gente tropieza en ¿qué? En la simplicidad a través de la cual Dios se manifiesta. Cuando se manifestó en simplicidad en Jesús, la gente empezaron a tropezar ¿en qué? En la simplicidad: en Jesús, en el velo de carne; esa era la simplicidad en la cual Dios se estaba manifestando. Cuando se manifestó en los mensajeros de cada edad, tropezaban en la simplicidad en la cual Dios se manifestaba. Cuando se manifestó en el hermano Branham, tropezaban en la simplicidad en la cual Dios se estaba manifestando y viniendo como Él prometió que habría de venir. Cuando se manifestó en los discípulos, aquellos 120, el Día de Pentecostés, comenzaron a tropezar en la simplicidad a través de la cual Dios se estaba manifestando; porque no se estaba manifestando a través de la grandeza de los fariseos y saduceos (ministros elocuentes), y a través de Caifás (el líder de la religión de aquel tiempo); sino que se estaba manifestando a través de sencillos pescadores, sencillos cobradores de impuestos, personas muy sencillas; y a través de esas personas sencillas, de esa simplicidad, Dios estaba manifestándose poderosamente; y la gente comenzó a tropezar en los velos de carne donde Dios estaba ocultándose y manifestándose. Todo eso ya estaba prometido que habría Dios de hacerlo; pero lo hizo en tal forma, tan simple, que los sabios y entendidos no lo pudieron ver; no pudieron ver a Dios manifestado a través de simplicidad. Y en este tiempo Dios está en medio de Su pueblo en forma de Palabra, en forma de Mensaje, en forma de enseñanza; y muy pocos serán los que podrán ver a Dios manifestándose en este tiempo final en el cual estamos. Muchos pensarán y dirán: “Esa es la enseñanza de Fulano o de Zutano, de Zutano o de Zutano”, pero no se darán cuenta que es la enseñanza de Dios; no se darán cuenta que es el mismo Señor en forma de Palabra, en forma de Mensaje, discerniendo todo lo que ya fue revelado; discerniéndolo, dándolo a conocer, enseñándolo al pueblo del Señor. Entonces, también discierne todo. Todo lo que fue revelado ahora es el tiempo de ser dado a conocer, o sea, de ser entendido. Ahora, cuando vemos todas estas cosas podemos entender, por el discernimiento de la Palabra, que está manifestándose en forma de enseñanza: a través de eso podemos entender y conocer lo que es correcto y lo que es incorrecto; podemos entender y conocer quiénes son los verdaderos ungidos con la Palabra de Dios para esta hora y para esta nueva dispensación, y cuáles también son los falsos ungidos que tratarán de engañar a los escogidos. Por la Palabra es discernido el espíritu que está dentro de la persona. Y, por consiguiente, cuando usted puede ver que es discernido o dado a conocer, o ha sabido en la clase de espíritu que está impulsando a la persona para actuar o predicar o enseñar de la manera que enseña, entonces por consiguiente usted sabe qué clase de persona es esa persona; usted sabe entonces si es un verdadero ungido de Dios con la Palabra verdadera para el tiempo en que uno está o si es un falso ungido con una falsa enseñanza en este tiempo en que estamos. Entonces los escogidos no podrían ser engañados, porque sabemos que cuando el diablo se mueve para hacer algo, Dios también se mueve para contrarrestar eso que el diablo está haciendo, de modo que los escogidos del Señor no sean engañados. Fíjese, si Dios no se hubiera movido en esta hora en que estamos viviendo, como Él prometió que habría de moverse, Él habría de venir y ha venido. Él vino porque la Segunda Venida del Señor tiene también su etapa, así como la primera resurrección tiene su etapa. Fíjese, hablamos de la primera resurrección y somos parte de la primera resurrección. Pero recuerde que también son parte de primera resurrección aquellos que resucitaron en los días que el Señor resucitó; y todo eso es la primera resurrección. Aunque de aquello hace casi 2000 años, ¿ve usted? Entonces estamos en la venida del Señor, la Segunda Venida del Señor; y Él está viniendo. Por eso es que usted encuentra que el hermano Branham en algunas ocasiones decía que ya el Señor había venido y en otras ocasiones dice que el Señor ha de venir; pero es la misma venida del Señor, ¿ve usted? Entonces, fíjese, la Primera Venida de Cristo; la Primera Venida de Cristo vino en carne humana allí; pero después vino ¿dónde? En los discípulos, en los 120; y era el mismo Señor viniendo, pero en otra etapa. Allá vino en carne en Jesús, y después vino en Espíritu a los discípulos. ¿Ve? Entonces ya vino en carne acá en este tiempo y está viniendo ahora en forma de Palabra, de Mensaje, en forma de un mensaje siendo enseñado el pueblo de Dios, y luego viene en forma de Espíritu enterando plenamente dentro nosotros; y eso es la plenitud de Dios en Espíritu dentro de nosotros. Pero ahora está viniendo en plenitud en forma de Palabra o de Mensaje; si se nos pasa por alto la venida del Señor y no la recibimos dentro, ahora en esta etapa, cuando venga en Espíritu ¿dónde se va a meter? Y Él a donde va a venir es a donde esté Su Palabra. Entonces vemos que, esta es la etapa gloriosa en la cual nosotros estamos viviendo; actualmente ya hace unos años que hemos comenzado o que Dios ha comenzado esta etapa; por eso es que podemos ver todas estas cosas que Dios ha estado discerniendo, porque la Palabra discierne; y si es la Palabra obligatoriamente tiene que discernir por lo tanto todos los misterios que fueron revelados tienen que ser discernido por la Palabra para ser dados al pueblo de Dios, ser enseñados al pueblo de Dios y el pueblo de Dios lo conozca correctamente, porque eso lo que es de beneficio al pueblo del Señor. Usted puede tener un millón de dólares, y si no conoce cómo usar eso, y si no conoce lo que usted tiene, de nada le sirve, se puede morir hasta de hambre. Y así pasa también con lo que Dios nos ha dado a nosotros. Nos dio toda la revelación; pero si nosotros no conocemos todo eso que Dios reveló a través de Su manifestación en carne humana en el hermano Branham, de nada nos vale tener todo eso que tenemos, si no lo conocemos y no sabemos cómo usarlo. Y ahora es que el Señor nos está dando a conocer lo que ya hemos recibido. Ahora, fíjese, encontramos que todo está abierto para el pueblo de Dios. Todo está revelado. Ahora, esta etapa es una etapa muy delicada, porque de la misma manera que hablaron de la Palabra cuando estuvo encarnada en el hermano Branham, hablarán de la Palabra que está en forma de Mensaje en este tiempo; la misma cosa. Ahora sabemos también que la Palabra siempre tiene qué esconderse detrás de velos de carne; tiene que tener velos de carne a través de los cuales salir. Entonces tiene que entrar… fíjese, el Mensaje viene en forma de mensaje, en forma de mensaje tiene que meterse en predicadores verdaderos, y se mete en predicadores verdaderos, y después sale a través de esos mismos predicadores verdaderos para darse a conocer a los escogidos de Dios para que sepan lo que es una cosa y lo que es otra cosa, ¿ve usted? O sea, que en el Mensaje de la hora, que es Dios en toda Su plenitud viniendo en forma de mensaje, en forma de Palabra siendo enseñado el pueblo, no puede salir de ningún predicador, a menos que entre primero, ¿ve usted? A menos que la reciba primero, no puede darla; entonces, luego no puede entrar a usted a menos que usted la reciba; y usted para recibir, tiene que recibirla a través del ministerio del Señor; y el ministerio del Señor ¿cómo es? Él tiene 5 ministerios. ¿Ve usted? Por eso ahora actualmente ningún predicador puede tratar de conseguir o de traer alguna revelación, porque Dios tiene Su ministerio para Él traer la revelación a Su pueblo, y ese ministerio tiene un orden el cual Dios usa; el orden de Dios empieza por el profeta al cual viene toda la Palabra, toda la revelación. Entonces ya vino toda la revelación, y ahora entonces faltaba ¿qué? Lo que Dios está haciendo ahora; dándonos a conocer, enseñándonos toda la revelación que ya fue traída. Entonces, sí para él traer toda la revelación que había de ser traída, ¿cuál era entonces el ministerio que correspondía a eso? ¿el de pastor? No. El de pastor es para pastorear. El pastor es para pastorear, no para recibir la revelación, no para que la Palabra venga a él y la de a conocer al pueblo, sino para pastorear al pueblo en la Palabra que ya ha sido dada a conocer. Pero para venir la revelación tenía que venir a través de un profeta. ¿Ve usted? Porque la Palabra viene a los profetas. Y si algo Dios va a revelar, lo tiene que revelar a través de profetas. ¿Ve usted? Entonces luego si va a pastorear tiene que pastorear a través de pastores; si van a evangelizar tiene que evangelizar a través de evangelista; porque es el mismo Dios, Él manifestándose y operando Su ministerio. No son ministerios de ningún hombre, son ministerios de Dios, y Él los pone en diferentes hombres. Si va a enseñarnos Su Palabra, lo que Él reveló, pues tiene que enseñarlo usando Su ministerio de enseñanza, Su ministerio de maestro; Él mismo usar Su ministerio y darlo a conocer, enseñarnos todo lo que es el Mensaje de la hora, Entonces cuando Él nos enseña todo lo que Él quiere enseñarnos, entonces conocemos todas las cosas. Todo lo que reveló, después lo conocemos correctamente, de la manera correcta. Y entonces cuando oímos que Él habló acerca del Nombre nuevo, entonces cuando Él nos enseña, entonces sabemos cuál es el Nombre nuevo; pero ya está revelado porque lo reveló a través del ministerio de profeta, en el cual Él mismo se encarnó, el mismo Dios se encarnó en ese ministerio y en el cuerpo donde estaba ese ministerio. Y ahora, la Palabra en forma de mensaje se está encarnando, ¿ve usted? Y al estarse encarnando la Palabra en forma de mensaje, tiene que comenzar a encarnarse por los ministerios. Entonces, fíjese, no empezó por todos los ministerios; empezó primero el de profeta, y se encarnó plenamente. Y ahora tiene que seguir ese proceso de encarnación, entonces empieza a encarnarse con el ministerio que le corresponde unirse, y entonces se empieza a encarnar ahí. A medida que se encarnando, por ejemplo, se encarnó el Nombre nuevo y la venida del Señor; pues seguida que se encarnó eso, entonces de ahí tiene que pasar a los demás para que se encarne en el resto del pueblo esa Palabra, ese Mensaje. Y luego más adelante se encarnó la forma para adorar a Dios correctamente en esta tercera dispensación. Al encarnarse eso en el ministerio que le correspondía para encarnarse, luego entonces, tiene que encarnarse en los demás ministerios y en los demás escogidos que no tienen alguno de esos ministerios. ¿Ve usted? Entonces, así es la forma en que la Palabra se está encarnando hoy en día: se está encarnando en forma de mensaje. Entonces por eso sabemos y entendemos ahora que Dios nos dijo a través del hermano Branham, que usted se convierte en la Palabra a medida que la recibe. ¿Y cómo la va a recibir? La tiene que recibir a través de la forma en que Dios la trae. La forma en que Dios la trae siempre es el problema para la gente. ¿Ve? Porque cada cual quiere recibirla a su manera y en la forma o canal que él quiera hacer, o quiere la misma persona ser el canal para recibirla y dársela al mismo, cuando Dios tiene un orden el cual es invariable. Él tuvo un orden allá en el Antiguo Testamento en la Primera Dispensación, luego en la Segunda Dispensación el mismo orden con otras personas, y luego acá también sigue el mismo orden. O sea que Dios siempre tiene un orden el cual Él lleva a cabo para Él manifestarse, y entonces bendecir a todo el pueblo de Dios. Ahora, sabiendo que todo lo que Dios hace es para beneficios de todo el pueblo de Dios, entonces encontramos que todo el pueblo de Dios verdadero, los verdaderos escogidos, son los únicos que entenderán y verán. Y entonces por esa misma Palabra que están oyendo y recibiendo, la cual está siendo enseñaba, entonces ellos también pueden discernir, porque ya la Palabra discierne y deja todo en claro; y entonces usted por esa Palabra que recibe discierne y ve lo que es una cosa y lo que es otra cosa, de lo que es correcto y lo que es incorrecto. Entonces siendo usted un escogido no va a ser tan bobo, que se va a quedar con lo que es incorrecto y va a rechazar lo que lo correcto; más bien hace lo que Dios nos dijo a través del hermano Branham, que rechazamos lo que es incorrecto y nos quedamos con lo que es correcto. Cómo en muchas ocasiones ustedes han oído al hermano Branham diciendo: “Quédese con la Palabra, no con la antipalabra, sino con la Palabra”. Y lo que más que se parece a la Palabra verdadera es ¿qué? La antipalabra. Pero, por el discernimiento de la Palabra en forma de mensaje, viniendo en esta hora y siendo enseñado al pueblo entonces podemos ver lo que es antipalabra y lo que es Palabra genuina. Podemos ver el que la diferencia es muy pequeñita, es el filo de una navaja; pero ese filo de una navaja, que es la diferencia, lo podemos ver; porque solamente la antipalabra, solamente tiene un solo porciento \[1%\] equivocado; el resto está correcto. ¿Ve? La antipalabra es 99% Palabra verdadera con un porciento equivocado, con un porciento incorrecto. Entonces al ligar eso, lo que la persona tiene es una perversión, entonces obtiene ¿qué? Obtiene un mensaje y obtiene una enseñanza, pero una enseñanza anticristo; la cual viene solamente a través de ¿quiénes? De los falsos ungidos de estos días finales. Y como ya le he dicho en otras ocasiones, siempre que el diablo se mueve de una manera, tenemos que también saber que Dios se está moviendo de esa misma manera, pero en otro ángulo (o sea en otra dimensión); el diablo se mueve de una manera a través de la quinta dimensión y se manifiesta aquí en la Tierra en esta dimensión; pero Dios a través de la dimensión de Dios se mueve así también; porque los dos espíritus corren paralelos. Los dos espíritus corren paralelos. ¿Usted quiere saber lo que Dios está haciendo hoy? ¿usted quiere saber lo que Dios está haciendo hoy? si usted logra saber qué está haciendo el diablo, usted entonces sabrá que el diablo lo que está haciendo es una imitación de lo que Dios está haciendo. Es una perversión lo que el diablo está haciendo. Así que rechace esa perversión, pero busque la verdadera forma en que Dios lo está haciendo, porque son muy parecidos. Fíjese, el diablo en esta hora final en que nosotros estamos viviendo, manifestándose a través de los falsos ungidos ¿qué es lo que tendría? ¿qué es lo que él haría para tratar de engañar a los verdaderos escogidos? Él tendría falsos ungidos, porque el diablo siempre tiene que tener alguien a través de quién él actuar. Si va a actuar aquí en esta dimensión en donde nosotros estamos, entre seres humanos, él tiene que tener seres humanos, velos de carne a través de los cuales manifestarse. Y si Dios va a actuar, va a moverse aquí en esta Tierra, Él tiene que tener seres humanos también a través de los cuales Él actuar. Ahora la diferencia ¿qué es lo que lo hace? La diferencia la hace entre uno y otros, la diferencia la enseñanza que traen. La enseñanza de unos es verdadera, la enseñanza otra es falsa. El hermano Branham dice en el mensaje titulado *Los Ungidos de los Últimos Días*, el hermano Branham dice, que los falsos ungidos de los últimos días son personas sinceras, son personas buenas, son personas que tienen todas las letras de la Palabra; pero dice que también tienen todo milagros, todos los milagros también lo tienen. Todos los milagros que Dios hizo a través del hermano Branham, también los falsos ungidos lo tienen. ¿Ve usted que no nos podemos dejar llevar por los milagros que cualquier persona haga? Porque el diablo a través de los falsos ungidos también estaría imitando. Entonces tiene poder para hacer todos esos milagros. El poder es bueno, los milagros son buenos; pero hay una sola cosita que tiene malo. Así que, los milagros, pues está bien, los milagros están buenos; porque Dios no sana nadie. Digo, el diablo sana a nadie, el que sana es Dios. Así que eso está bien. Por eso no nos ponemos hablar mal en contra de los milagros y sanidades y todas esas cosas que hacen muchos ministros, predicadores y evangelistas, y así por el estilo; y aún ministros en el Mensaje, que ocuparán el lugar de los falsos ungidos, también tendrán toda señal, todo milagro que hizo Dios a través del hermano Branham; así como Janes y Jambres imitaron a Moisés. Pero la diferencia que había entre unos y otros, era ¿qué? Su enseñanza. La diferencia que habrá entre los verdaderos ungidos del Señor y los falsos ungidos que estarán dentro también, porque en cada éxodo los dos grupos de ministros están dentro; es más, son tres grupos de ministros; hay tres grupos de creyentes también. Hay incrédulos, pues los incrédulos tienen que tener ministerios incrédulos que lo guían hacia la incredulidad. Hay creyentes manufacturados, pues tienen que haber ministros manufacturados, o sea, ministros intelectuales, que tengan un conocimiento intelectual del Mensaje y que prediquen el Mensaje de una manera intelectual, entonces con esa forma intelectual lo que tienen es una enseñanza intelectual, con toda la letra, pero su enseñanza es una enseñanza intelectual, una enseñanza errada ¿ve? Entonces, tiene que haber también los ministros de los verdaderos escogidos, de los verdaderos creyentes que tienen que ser entonces ministerios, verdaderos creyentes con la verdad de la Palabra para predicarla, y entonces los verdaderos creyentes escucharán esa Palabra y la creerán, ¿ve usted? Entonces, así como hay tres clases de creyentes, también hay tres clases ¿de qué? De ministros. Entonces por el discernimiento de la Palabra, viniendo en forma de Mensaje en esta hora, podemos discernir las tres clases de creyentes, quiénes son, y las tres clases de ministros, quienes son esas tres clases de ministros, qué haría cada uno de sus ministros. ¿Ve usted? Hay un grupo de ministros para incrédulos, hay un grupo de ministros para creyentes manufacturados y hay un grupo de ministros para creyentes verdaderos. Ahora a través del discernimiento de la Palabra podemos saber quiénes son los ministros para los ministros incrédulos, y entonces podemos ver entonces al pueblo incrédulo que sigue esa clase de ministros. Mire, todo ministro que no cree en la venida de Dios en carne humana hoy, manifestándose en carne humana como Él prometió siendo Su venida el Séptimo Sello o el misterio del Séptimo Sello viniendo con Su Nombre nuevo y todas estas cosas, todo ministro que no cree estas cosas es un incrédulo; y lo que le siguen son incrédulos también. ¿Ve usted? Un creyente verdadero no puede seguir a un ministro incrédulo, eso es imposible. También encontramos que habría creyentes manufacturados, y tienen que tener ministros también manufacturados. ¿Y sabe usted una cosa? Que los creyentes manufacturados y los ministros manufacturados son ministros intelectuales, y la gente que le siguen son creyentes intelectuales. O sea, que los que conocen del Mensaje lo conocen de una manera intelectual, por los sentidos; porque le ha sido traído por los sentidos, y entonces una cosa que le es traído a usted por los sentidos no puede ser captada con el alma ¿ve? No puede ser captada por la fe. Para usted poder captar una cosa por el sentido del alma, le tiene que también ser traído por revelación; no le puede ser traído por el intelecto. Si a usted yo le traigo algo por el intelecto, su alma no va a captar nada; lo único que puede captar eso que le traigo, es el intelecto suyo, los sentidos suyos. ¿Ve usted? Pero *acá* adentro no puede recibir nada. Entonces, los manufacturados y sus líderes, también ministros manufacturados, son además de ser manufacturados, son incrédulos también; o sea heredan, heredan lo del grupo primero, heredan lo del grupo de los incrédulos. ¿Qué es lo que tienen? Incredulidad también; porque Judá además de ser un manufacturado era un incrédulo a la Palabra que estaba con él. Caifás también era un incrédulo a la Palabra, siendo un manufacturado, Balaam también. Así que, fíjese, los manufacturados solamente no son intelectuales, sino que también son incrédulos a la misma vez. Por eso es que son peores que los mismos incrédulos, porque además de ser manufacturados son incrédulos también. Pero los verdaderos creyentes tienen ¿qué? Los verdaderos creyentes tienen ministros, verdaderos creyentes de la Palabra con la verdadera revelación de la Palabra, que fluye no a través de los sentidos de ellos, sino que fluye a través del sentido interior del alma. Entonces al fluir de esa forma, cuando la traen, no la traen de una manera intelectual, sino que la traen de la manera que la recibieron; y por eso entonces pasa adentro de los creyentes verdaderos, y pasa adentro hasta el alma; pasa allá a donde tiene que llegar. O sea que no son creyentes intelectuales, creyentes que por los sentidos han logrado obtener conocimiento de algunas cosas, sino que son creyentes espirituales; y cuando los dos grupos de creyentes se tropiezan, dice que cuando los… la Iglesia o el grupo espiritual se tropieza o se encuentra con el grupo intelectual, dice que siempre hay un enfrentamiento, siempre hay un confrontamiento; o sea, siempre hay como una pelea; y el que era de la carne persigue al que era del espíritu, ¿ve? Así como Caín persiguió a Abel, y lo mató, así como Esaú persiguió a Jacob, lo persiguió hasta la muerte, así también es siempre: los que son intelectuales persiguen a los que tienen una revelación espiritual. Entonces no pueden creer la revelación espiritual que tienen los verdaderos escogidos, los verdaderos creyentes; porque ellos no solamente tienen la letra, los verdaderos creyentes, sino que tienen el conocimiento correcto de esa letra. Tener el conocimiento correcto de esta letra es tener la revelación genuina de esa letra que tenemos nosotros. Entonces, todos tenemos la letra, tenemos el Mensaje, tenemos la letra de ese Mensaje, pero solamente el grupo escogido, el grupo de verdaderos creyentes, será el único grupo que tendrá el verdadero espíritu de esa letra, o sea, tendrá el verdadero conocimiento, la verdadera enseñanza, la enseñanza correcta de esta letra, solamente la tendrá el grupo de verdaderos creyentes; y esa enseñanza correcta le vendrá a través de los ministros verdaderos que Dios tendrá para usar y decirle lo que es correcto, para decirle o darle la enseñanza correcta de esa letra, de esa revelación que nos fue traída. Ahora, fíjese, como le he dicho en otras ocasiones, el poder que el diablo usará en este tiempo para tratar de engañar a los escogidos también y a todo el mundo (él engaña a todo el mundo) y aún trata de engañar a los verdaderos escogidos, ¿qué poder será? El poder que él usará, será el poder de la enseñanza. Por eso encontramos que lo único equivocado, lo único falso que tienen, lo único mal que tienen los falsos ungidos, es su enseñanza. Y si el diablo estaría usando ese poder, el poder de la enseñanza, de la enseñanza de la Palabra, pero enseñándola pervertida, enseñándola en una forma incorrecta, entonces ¿qué poder Dios habría de utilizar en este tiempo? Dios usaría, entonces, el poder de la enseñanza también para darnos a conocer, dejarnos saber la forma correcta de esa Palabra que fue revelada. Hoy en día el diablo está como león rugiente buscando a quién devorar. ¿Y cómo lo está haciendo? A través de una falsa enseñanza que viene a través de los falsos ungidos. Pero también el León de la tribu de Judá, el Hijo de David, está también rugiendo. Así que vemos a dos leones rugiendo en este tiempo. Vemos al león, el diablo rugiendo a través de los falsos ungidos, rugiendo con una falsa enseñanza. Pero también vemos al León de la tribu de Judá, al Hijo de David, el cual está en medio de Su pueblo, y está rugiendo también a través de Sus ministros, rugiendo con una enseñanza correcta. Porque así es cómo ruge el León de la tribu de Judá. Nosotros podemos oír los rugidos del León de la tribu de Judá cuando lo podemos oír a través de los verdaderos ungidos del Señor; pero también podemos oír los rugidos del diablo a través de los falsos ungidos con una falsa enseñanza. ¿Ve usted? Muchas personas quizás estaban pensando: “Si el diablo está como león rugiente, quisiera oír al diablo rugir”. Cuántas veces lo hemos escuchado al diablo rugiendo con falsas enseñanzas y no hemos sabido que es el diablo. Pero también el León de la tribu de Judá, el Rey de reyes y Señor de Señores, el Hijo de David está rugiendo en este tiempo. Él está rugiendo a través de velos de carne; porque así es que ruge también el Señor, así es que habla el Señor a Su pueblo: a través de carne humana. Hay una batalla tremenda: dos leones están rugiendo. ¿Del lado de cuál de ellos está usted? Van a ser destruidos también. Por eso el diablo y todos los que le siguen serán destruidos por el Señor. Entonces, fíjese, todo esto ha sido discernido por ¿quién? Por la Palabra. Y ahora nosotros podemos ver más de lo que veíamos mucho tiempo atrás, y entonces ver la hora en que estamos viviendo; ver cómo Dios está muriendo y ver también cómo el diablo se está moviendo para no ser engañado por el diablo. El que se deje engañar en este tiempo es por bobo; porque la Palabra está discerniendo y está señalando la Palabra, está señalando; la Palabra está señalando lo que es correcto y lo que es incorrecto. Está señalando los que tienen lo que es correcto y está señalando a los que tienen lo que es incorrecto. Y el pueblo escogido del Señor, los verdaderos escogidos, ellos verán y escucharán a Dios de la manera que Él se está manifestando en este tiempo, de la manera en que Él está obrando en este tiempo. ¿Cuántos le pudieron ver en el tiempo en que Él estuvo el carne humana en el tiempo de Jesús? Muy poquitos. Cuando Él hacía esa señal, muy poquitos podían verlo y reconocer que era el Señor; pero otros veían, lo veían haciendo esa misma señal, y decían: “Ese Belcebú, un adivino”. Y después cuando lo hizo Dios a través de carne humana nuevamente en el hermano Branham, muy pocos pudieron reconocer que era el Señor a través de carne humana nuevamente, que era la señal del Mesías. Muy pocos le pudieron reconocer como lo que realmente era. El resto decía: “Es un adivino. Es uno que lee, que lee por telepatía la mente de la gente”; pero no era eso, era la Palabra que estaba en carne humana y discernía los pensamientos y las intenciones del corazón de la gente. Hoy en día la Palabra está discerniendo nuevamente, está discerniendo los pensamientos y las intenciones del corazón de los verdaderos ungidos del Señor y de los falsos ungidos también. Y de los verdaderos creyentes del Señor y de los falsos creyentes del Señor también. ¿Ve usted? Y le está diciendo a usted, porqué usted cree lo que cree. Porque usted es un creyente. Eso es lo que la Palabra en la forma en que está manifiesta hoy, eso es lo que dice de usted. También dice de los que no pueden creer, dice: “Porque ustedes son unos incrédulos o son unos manufacturados”. ¿Ve usted? Eso es lo que dice la enseñanza del Mensaje de esta hora en que estamos viviendo; descubriendo cada cosa. Y siempre, pues, los que no pueden creer, nunca ellos pueden creer tampoco que son incrédulos o que son creyentes manufacturados. Ellos nunca lo pueden creer, como tampoco la religión hebrea con los fariseos y saduceos, ellos nunca pudieron creer que ellos eran unos falsos ungidos. Ellos nunca pudieron creer que ellos estaban equivocados. Ellos más bien creían que estaban correctos; pero fue que el diablo los engañó, los enredó, y entonces los hizo creer equivocadamente. Creer equivocadamente eso es incredulidad. Cuando la persona cree erróneamente, lo que se está manifestando en la persona no es fe, es incredulidad; porque cuando la persona rechaza lo que es correcto, la Palabra correcta y cree una cosa incorrecta, lo que se está manifestando en esta persona es la incredulidad y no la fe; porque la fe solamente se agarra de una cosa, y eso es la Palabra (cuando la ve). Por lo tanto, entonces sabiendo nosotros en dónde estamos hoy en día y cómo el Señor está hoy en día manifiesto y cómo está Él discerniendo, entonces debemos de verlo a Él discerniendo todas las cosas, discerniendo las intenciones del corazón de la gente, discerniendo por qué la gente actúa cómo actúan en esta hora final. ¿Ve usted que la situación hoy ha sido abierta, por el discernimiento de la Palabra en la forma que lo está haciendo hoy? Por eso es que ahora podemos ver por qué algunos creyeron cuando fue dado a conocer o cuando fue enseñado el Nombre nuevo del Señor, la venida del Señor, como el misterio del Séptimo Sello que fue abierto, el misterio de los Truenos, la forma para adorar al Señor hoy, y todas esas cosas fue creída por un grupo pequeño de escogidos; y a medida que estas cosas lleguen a los diferentes países, la forma en que actuarán la gente será la misma forma en que se ha actuado donde ya ha llegado; un grupito pequeño creerá, un grupo grande no podrá creer. Y ellos dicen… todo es una excusa: “Yo no creo esto, por esto y por esto”, ellos ponen sus excusas. Pero la Palabra de Dios, el Mensaje de la enseñanza dice: “No creen porque son incrédulos”, ¿ve? Incrédulos, manufacturados. Y de los que cree en la Palabra ¿qué dice? Creen porque son creyentes. ¿Ve usted? Así que el caso queda resuelto delante de la Palabra, porque todo está desnudo delante de la Palabra del Señor. Y entonces este es el tiempo y la hora en que lo que van a ser trasladados literalmente a la otra dimensión lo saben aquí; porque ¿qué? La Palabra que discierne le dice a usted quién es usted, ¿ve? Ella le dice a usted quién es usted; le dice a usted su Nombre. ¿No era eso lo mismo que hacía la Palabra cuando estaba en carne humana allá? Le decía el nombre de las personas, de dónde eran, de dónde habían venido y todas esas cosas. ¿No es eso lo que está haciendo la Palabra ahora en la etapa en que está? ¿La Palabra en la etapa de enseñanza no es eso lo que ha estado diciéndole a usted? ¿No le ha estado diciendo cuál es el nombre suyo? Usted es la Palabra, y si usted se llama la Palabra, y como se llama la Palabra que vino en carne humana, así se llama usted, porque todo hijo viene del nombre de su padre. Por eso usted es llamado del mismo Nombre que se llamó la Palabra en carne humana. ¿No le ha discernido a usted el Nombre suyo? El suyo, no el temporero aquí en la Tierra, sino el Eterno. ¿No le ha discernido a usted de dónde usted es? ¡¿A?! ¿No le ha dicho a usted que usted es de la dimensión de Dios? ¿No le ha dicho dónde está el hogar suyo? ¿No le ha dicho dónde ha venido usted? ¿Ve usted? Pero también a otros le ha dicho quiénes son ellos, de dónde son, ¿ve? Como le dijo el Señor, a otro grupo de dijo: “Ustedes son de vuestro padre el diablo, y las obras de vuestro padre queréis cumplir”. ¿Ve? A otros también, a los incrédulos y a los manufacturados, se le ha dicho de dónde son, dónde está su casa, a qué dimensión pertenecen (a la quinta, allá), ¿ve? Entonces todo eso lo ha estado haciendo ¿quién? La Palabra, la Palabra viniendo en esta hora, en la forma en que está viniendo: en forma de Mensaje, en forma de enseñanza; y entonces esa Palabra está encarnándose en usted y en mí, y en todos los verdaderos creyentes. En los manufacturados y en los incrédulos no se puede encarnar, no la puede recibir; no la puede recibir porque no la pueden entender con sus sentidos; la combaten. Cada vez que sale algo de esta Palabra, cada vez que esa Palabra discierne algo para ser conocido por el pueblo, para ser dado a conocer ¿qué pasa? Lo empiezan a combatir, lo combaten. Pero de todos modos, los verdaderos escogidos los reciben. Pero eso es entonces, que no podemos sorprendernos de que cada vez que Dios nos dé a conocer algo por el discernimiento de la Palabra en la forma en que lo está haciendo, no podemos sorprendernos de que de vez en cuando de diferentes países vengan ataques, de diferentes sitios venga un ataque es contra eso que Dios discierne para dárnoslo a conocer. Y de eso nosotros, pues sabemos que por todos sitios y por todos los países, ha sido atacado ¿qué? Ha sido atacado lo que ha discernido el Señor en forma de Mensaje de esta hora; todo lo que ha estado discerniendo el Señor en la forma en que está en esta hora, todo eso ha estado siendo atacado. Fue atacado el Nombre nuevo, fue atacado la nueva dispensación, fue atacado la forma para adorar hoy, y será atacado todo aquello que Dios nos dé por discernimiento para que nosotros conozcamos. Cada vez que salga algo será atacado. Saldrá lo que Dios tenga, saldrá a través de los verdaderos ungidos; será atacado a través de los falsos ungidos. Detrás de los verdaderos estará Dios, detrás de los falsos estará el diablo. ¿Ve usted? Entonces todo esto está abierto a la vista nuestra, para que cada cual sepa lo que es la verdad y sepa también lo que es lo falso, y entonces pueda hacer una selección; porque tiene libre albedrío para hacer su propia elección; y yo no la puedo hacer por usted ni usted la puede hacer por mí. Es un asunto individual suyo. No es si su pastor lo recibe o no lo recibe; es una cosa entre usted y Dios. ¿Ve usted? No es sí Fulano o Zutano lo recibe; es, si es la verdad y usted es un predestinado, usted lo recibirá; esa es la razón por lo que usted lo recibirá, porque usted tiene con qué recibirlo, porque usted tiene *allá* adentro la simiente de Dios, que es la Palabra; y cuando se tropieza con la Palabra correcta, no le puede decir otra cosa sino: “¡Amén! ¡Cuánto amo a Cristo, la Palabra!” ¿Cómo lo va a rechazar? ¿cómo lo va a menospreciar? ¿cómo lo va a vender? Pero cuando usted ve la antipalabra, le dice: “No te quiero, no te amo”. Yo amo a la Palabra, entonces la Palabra verdadera estará siendo expresada, manifiesta, hablada a través de los verdaderos ungidos; y la Palabra pervertida o la antipalabra estará siendo expresada y hablada y enseñaba a través de los falsos ungidos. No tenemos nada en contra de ninguna persona, de ningún hombre, sino que lo que estamos en contra, es en contra de la falsa enseñanza; porque la falsa enseñanza lleva al ser humano a la quinta dimensión; pero la verdadera enseñanza: Cristo, lleva a uno hacia la Patria celestial; y todos queremos llegar allá. ¿Cómo vamos a dejar entonces que el diablo engañe los verdaderos escogidos, y no le decimos la verdad e identificamos por el discernimiento de la Palabra lo que es correcto y lo que es incorrecto, para que entonces el pueblo pueda hacer su libre selección y decir: Yo me quedo con esto? Todos tienen que hacer su selección; y cada cual individualmente, quiera o no quiera, la hacer. Unos dirán: “Yo me quedo con esto, qué si no es la verdadera Palabra”. Otros dirán: “Yo me quedo con esto”. Un grupito pequeño dirá: “Yo me quedo con la Palabra verdadera, yo me quedo con Cristo”; y eso fue lo que Dios nos dijo a través del hermano Branham: “Quédese con la Palabra”. Otros dirán: “Yo me quedo con *esto* otro. Yo me quedo con *esto* otro”; pero cada cual después al final del camino, cada cual dará cuenta. Usted no puede decir cómo dijo Eva: “La serpiente me engañó”. Ella tenía libre selección para aceptar o rechazar y tenía la orden de rechazar lo equivocado. ¿Qué va a decir usted si se deja engañar con los falsos ungidos en este tiempo? “Oh, Fulano de tal me engañó haciéndome creer que tenía la verdad y lo que tenía era una perversión.” Para eso ha llegado esta hora, para eso el Señor en esta hora en que estamos viviendo está en medio de Su pueblo en forma de Palabra, en forma de Mensaje, siendo enseñado y siendo conocido por el pueblo. Hoy estamos conociendo el Señor en forma de Palabra, en forma de Mensaje. Si podemos conocer el Mensaje correcto conoceremos al Señor; porque Él es la Palabra. Para eso ha venido esta hora y para eso es que las cosas son predicadas claras, para que cada cual pueda hacer su selección; y usted se tiene que encarar a esa responsabilidad suya. Es responsabilidad mía predicar a lo que Dios me dé para predicar, pero es responsabilidad suya enfrentarse a la Palabra, para decirle si o no a la Palabra. Eso Dios se lo ha dado a usted ese libre albedrío; yo ni se lo quitó, ni siquiera me gusta aconsejarle; lo único que yo le digo desde aquí es: “Quédese con la Palabra”. Porque ella le llevará a donde usted desea llegar. Pero muchos desean llegar sin quedarse con ella; pero van a llegar a donde no desean llegar. Porque si usted coge la ruta para un sitio, pues usted va a llegar a ese sitio; si usted coge el antipalabra, pues va a llegar al lugar de dónde viene la antipalabra, o sea, la quinta dimensión, el infierno. Usted coge la ruta de la Palabra verdadera, usted está llegar al lugar de dónde viene la Palabra, la Casa de nuestro Padre celestial. ¿Ve usted? Entonces se nos ha quedado una partecita aquí, y la vamos a dejar pendiente. No he podido ni estar chequeando mucho la libreta… la tenía por ahí puesta. Hemos llegado hasta ahora; yo no sé cuánto se han dado cuenta y han visto la Palabra en esta hora en forma de Mensaje, en forma de enseñanza discerniendo; discerniendo, mostrándonos las cosas correctas y también dejándonos saber lo que es incorrecto para que no seamos engañados. Esa Palabra, esa enseñanza es el mismo Cristo. Es la Palabra, es el Mesías en forma de Palabra, en forma de enseñanza. Rechazarlo, estamos rechazando la vida; recibirlo, estamos recibiendo la vida; porque en la Palabra está la vida, ¿ve usted? “El que oye mi Palabra tiene (¿qué?) vida eterna”. Por lo tanto, sigamos adelante con la Palabra poniéndonos al lado de Jesucristo, que hoy en día sabemos cómo se llama. Y Él está en forma de Palabra en este tiempo. Por eso, ustedes pueden ver… aquí podríamos hablar un poquito muchísimo, pero vamos a aguantarlo; porque lo único que nos falta ¿sabe lo que es? No es Palabra. Palabra hay para seguir y seguir, lo que nos falta es tiempo. Como cuando empezó el apóstol San Pablo a hablar en Hebreos 11; empezó a hablar y después a lo último decía: “El tiempo nos faltaría para seguir enumerando y enumerando y enumerando todas estas cosas de los héroes de la fe y de lo que es la fe”. Bueno, el tiempo en esta mañana nos ha faltado, pero yo creo que con lo que hemos oído, yo creo que, si lo digerimos, vamos a entonces a estar listos para que el Señor siga discerniendo todos los misterios que ya Él reveló y nos los siga dando a conocer, y podamos seguir aprendiendo del Señor, el cual es el que recibe la gloria en todo lo que Él hace. Y entonces, podemos ver a Dios en forma de Palabra en diferentes ministros verdaderos, pero ver a la antipalabra en diferentes ministros, falsos ungidos, en este día final. Bueno, vamos a parar los aquí; se nos quedó este lado… hablamos solamente de *aquí* de este una partecita; pero ya yo creo que, para la próxima ocasión, el próximo domingo entraremos un poquito más lo que el Señor nos tiene, para ver un poquito más de la hora en que estamos viviendo y lo que Dios está haciendo y lo que nosotros estamos recibiendo de parte del Señor. Vamos a estar puesto en pie en esta mañana. **“DISCERNIMIENTO POR LA PALABRA”.** “DISCERNIMIENTO POR LA PALABRA”. La Palabra discierne, la hemos visto en esta fase y en la forma en que estaba supuesta a discernir lo que tenía que discernir, en esta fase. ¿Ve usted? Es como, la Palabra también hace milagros ¿ve? Porque en ella está todo el poder; pero los milagros que está haciendo ahora son más grande que los milagros físicos, ¿ve? Entonces la forma que está también discerniendo es una forma espiritual, discerniendo las cosas que son de Dios y también discerniendo lo que no es de Dios, para dárnoslo a conocer y que escapemos de todo ese peligro. Imagínese, si la Biblia dice que engañaría, si fuera posible aun los escogidos. ¿Quién? El diablo a través de los falsos ungidos. ¿Cómo no tenemos que guiarnos? ¿cómo no tenemos que agarrar de Dios de esa Palabra? Pero si el diablo te trataría de engañar con una falsa enseñanza, eso nos dice una sola cosa, que cuando el diablo se levanta como río, el Señor levanta bandera. Si el diablo como se levanta con una falsa enseñanza a través de falsos maestros, ¿qué entonces haría Dios? ¿se quedaría con los brazos cruzados? Dios se levanta con una verdadera enseñanza; y eso es lo que Dios ha estado haciendo para que no seamos engañados en este tiempo; y esto es para beneficio de todos, de todos los ministros y de todo el pueblo del Señor; es para que todos recibamos lo que debemos recibir y nos gocemos en lo que Dios tiene para nosotros en esta hora final en que vivimos. Vamos a cantar un corito. Vamos a esperar a que nuestro hermano Félix pase por aquí y nos dirija en un corito o en un himno de esta Tercera Dispensación. ¿Yo no sé si usted ha notado como el Señor va moviéndose y cómo usted algunas veces quizás encuentra que lo que predicamos hoy ya habíamos predicado el domingo pasado, mucho de lo que predicamos hoy, y lo que predicamos el domingo pasado habíamos predicado algo el domingo pasado? o sea, que el Señor nos da como un repasito de lo que vimos el domingo pasado y entonces nos entra en otra cosa; y así el domingo que viene nos da un repasito, algo así para que estemos aleta y entonces nos daba otra cosita más, hasta que nos dé todo lo que tiene para darnos; es una continuación lo que Él tiene. Oh, es un himno maravilloso, el cual nos habla de lo que Dios ha hecho en este tiempo, y eso hace saltar de alegría nuestros corazones en esta hora en que nosotros estamos viviendo; son himnos maravillosos, inspirados por el Hijo de David, Rey de reyes y Señor de señores; así como inspira a los predicadores, inspira también a los que Él ha ordenado para estar en los cánticos del pueblo del Señor. Son compositores del Señor. Bueno, vamos a inclinar nuestros rostros, vamos a ser despedidos en oración en esta mañana. Recuerden al hermano Bermúdez, ya ustedes saben de lo que estoy hablando, y los que así lo deseen. Sabemos que es un velo de carne donde la Palabra verdadera está manifestándose; sabemos que es uno de los verdaderos ungidos del Señor. Vamos a inclinar nuestros rostros todos, para ser despedidos en oración: Padre nuestro que estás en el Cielo. Dios Eterno, he aquí, ante Tu presencia estamos. Te damos gracias por Tus bendiciones, gracias por esta bendición de este alimento espiritual, Señor, que Tú nos has dado en esta mañana. Oh, Dios Eterno, gracias porque estamos cenando Tu Palabra para esta hora. Gracias, oh, Dios, porque es algo más grande de lo que nosotros nos podíamos imaginar, es algo más sublime de lo que nosotros podríamos pensar. Oh, Dios Eterno, estamos muy agradecidos a Ti por lo que estamos viendo y oyendo y recibiendo, que Tú estás haciendo en este tiempo final. Señor, ahora, oh, Dios Eterno, gracias por lo que hemos oído y recibido de Ti; ayúdanos en esta hora de modo que cada día estemos más firme en Tu Palabra, de modo Señor, que en ningún momento vayamos a desviarnos, ni a diestra ni a siniestra, ni hacia el lado de los incrédulos ni hacia el lado de los manufacturado, ni hacia al lado, Señor, de los fanáticos, ni hacia el lado de los fríos, sino que permanezcamos firmes en Tu Palabra, que es la verdad, oh, Dios. Ahora, Señor, gracias por lo que hemos oído y recibido en esta mañana. Ahora también, Señor, Te presento a mis hermanos que están allá en Fajardo, Tus escogidos allí, bendíceles y usa, también Señor, siempre al instrumento de carne que Tú colocaste allí; y así también los hermanos nuestros en Sabana Seca, y el velo de carne que Tú tienes allí también, oh, Dios. Oh, Señor, sigue obrando también en todos los demás países, de tal manera, Señor, que Tu pueblo pueda recibir lo que le corresponde recibir en esta hora final, la verdadera enseñanza de Tu Palabra, del Mensaje de la hora, Señor, puedan recibirte a ti en forma de enseñanza en esta hora, oh, Dios; y que Señor todos podamos recibir el beneficio para la cual Tú estás viniendo en esta hora final, oh, Dios. Bendice a Tus ministros, los verdaderos ungidos en la redondez de la Tierra, Señor, y permite y muévete de tal manera, que la verdad llegue hasta ellos, y ellos, Señor, puedan también proclamarla con toda la fuerza de su corazón; y todos los escogidos que estén al alcance de sus voces puedan recibir esa Palabra y pueden afirmarse en ella, Señor. Oh, Señor, puedan recibirte a Ti en el interior de cada corazón en forma de Mensaje, Señor, en forma de Mensaje de enseñanza, en esa hora final. Ahora, Dios Eterno, sabemos que Tú Te estás encarnando nosotros; la Palabra se está encarnando, la Palabra se está haciendo carne en nosotros y nosotros nos estamos convirtiendo en la Palabra. Ayúdanos para que este proceso siga adelante hasta el final, Señor. Oh, Dios Eterno, en Tus manos estamos. Abre las puertas en todos los lugares que hayan escogido en los diferentes países, de modo que pueda llegar la verdad hasta ellos, Señor. Ahora, Dios Eterno, Dios Santo, en Tus manos estamos, nos encomendamos en Tus manos. Ahora, Señor, Te ruego vaya de regreso con cada uno de nosotros, y que Tu Ángel que acampan en nuestro derredor, Señor, nos defienda de todos los peligros del camino conforme a Tu Palabra, peligros espirituales, que son los más dañinos, esos peligros espirituales, Señor, los cuales el diablo tira contra Tus hijos a través de los falsos ungidos y también líbranos de los peligros físicos oh, Dios. Ahora gracias por todo, oh, Dios Eterno. Y Te lo pido todo en el Nombre del Hijo de David, Rey de reyes y Señor de señores, el León de la tribu de Judá. Amén, amén, para quién sea gloria y honra por los siglos. Amén, amén. **“DISCERNIMIENTO POR LA PALABRA”.**