--- title: 'La Puerta de Salvación' date: 1975-08-10 activity: 1 place: city: Ponce state: country: PR duration: 00:00:00 public: false youtube: translations: files: --- …vamos a buscar en San Juan, capítulo 10, verso 9, y también San Lucas, capítulo 13, también buscaremos, para así tener la enseñanza de la Palabra del Señor en esta mañana. San Juan 10, y San Mateo, también capítulo 7, verso 13, nos habla de este mismo tema; y vamos a tener estas Escrituras en esta mañana, para así entrar a lo que el Señor nos tenga para nosotros en esta ocasión. … \[corte de audio\]... primeramente San Lucas, 7:13 ó 13:24, y San Mateo, 7:13; ya casi al leer estas Escrituras, casi uno tiene un cuadro bastante claro de aquello de lo cual el Señor nos estará hablando en esta mañana. Mateo 7:13, es una de las Escrituras. Dice San Mateo, capítulo 7, verso 13 \[RVV-1909\]: - “Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella;\* - porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.”.\* Y Lucas 13:24, dice más o menos lo mismo; le preguntaron al Señor ahí en el verso 23, le preguntaron al Señor sobre ese tema y sobre la Salvación y le dijeron: - “Y díjole uno: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo:\* - Porfiad á entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán...”\* Y ahora, en San Juan, veremos de qué puerta el Señor les está hablando que hay que entrar para salvación. San Juan 10, verso 9 en adelante, dice: - “Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos”.\* Yo creo que hasta aquí podemos tener esta lectura. Vamos a inclinar nuestros rostros: Padre nuestro que estás en el Cielo. Dios Eterno, he aquí ante Tu divina Presencia en esta mañana nos acercamos. Te adoramos y Te glorificamos, y Te damos gracias por todas Tus bendiciones, oh, Padre celestial. Y en esta mañana Te pedimos hables a nuestros corazones, a través de la enseñanza de Tu Palabra. Tú eres Señor, Dios Todopoderoso el Maestro nuestro, así como también Tú eres el Profeta, Tú eres el Pastor, Tú eres el Evangelista, Tú eres el Apóstol, Tú eres el TODO nuestro; pero sabemos que para Tú manifestar esos atributos Tuyos, Tú siempre lo haces a través de carne humana. Te pedimos en esta mañana, manifiestes ese glorioso atributo Tuyo de Maestro y nos enseñes Tu gloriosa Palabra, en esta mañana. Padre celestial, Dios Todopoderoso, Dios Eterno enséñanos Tu Palabra, todo lo que Tú revelaste a través de carne humana en este tiempo final, enséñanoslo en esta mañana; danos la enseñanza de toda la revelación que trajiste a través de carne humana. Padre, Te lo pido todo en Tu Nombre Eterno y glorioso, el Hijo de David. Amén, amén. En esta mañana, podríamos ponerle un tema a la plática o enseñanza de esta mañana, un tema relacionado con la puerta; y vamos a ponerle como tema: “LA PUERTA DE SALVACIÓN”. O “LA PUERTA PARA SER SALVOS”. “LA PUERTA PARA SER SALVOS”. O “**LA PUERTA DE SALVACIÓN”.** Ustedes vieron cómo el Señor Jesucristo en esta ocasión que leímos unos de los pasajes, le preguntan al Señor, porque todo el mundo en la tierra está interesado en ser salvo, y le preguntaron al Señor: “¿Señor, son pocos los que se salvan, o es que son muchos los que se van a salvar? ¿Son poquitos o son muchos? ¿Cualquiera puede ser salvo? ¿Cualquiera, así porque sí puede ser salvo? ¿O cómo es el asunto de la salvación Señor? ¿Son pocos? ¿O qué Tú dices sobre esa tema, Señor?” El Señor les dice: “Realmente lo que ustedes preguntan es algo muy importante, y yo les voy a dar la contestación a la pregunta de ustedes.” Y Él abriendo Su boca para contestar esta pregunta que vimos, que la contestó en San Lucas, capítulo 13, verso del 23 en adelante, cuando uno de los que estaban allí en la congregación le dijo: “¿Señor, son pocos los que se salvan?” Y Él les dijo, Él le respondió: “Pocos, porfiad a entrar por la puerta angosta, porque os digo que muchos procurarán entrar y no podrán”. ¿Ve usted lo que el Señor está diciendo aquí? No es solamente que sean pocos, sino que los que entren, entrarán porque se esforzarán para entrar por esa Puerta; y el Señor les dice: “Y la Puerta no es ancha, la Puerta es angosta y aún no solamente eso, sino que muchos también tratarán de entrar y no podrán”. Así que, muchos tratarán de entrar, pero pocos lograrán entrar; porque la Puerta es muy angosta. También vemos que en San Mateo, en el capítulo 7, verso 13 en adelante, el Señor les dice: “Entrad por la puerta angosta, (por la Puerta estrecha) porque hay otra puerta, hay una puerta ancha y espacioso es el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por esa puerta ancha”. O sea, que siempre por la puerta ancha entra todo el que no entra por la Puerta angosta; porque es espacioso, comodidad, no hay nada que les diga a ellos cómo ellos deben de actuar, sino que el que entra por esa puerta ancha y camina por ese camino, él hace lo que le da la gana, no encuentra en ese camino nada que le señale cuál es la perfecta voluntad de Dios para él poder leer cuál es la voluntad de Dios y caminar conforme a la voluntad de Dios; más bien lo que encuentra es que puede hacer todo lo que quiera hacer y nadie le dirá nada. Pero por la Puerta angosta encontrará en todo momento la voluntad de Dios para que si ama al Señor, haga conforme a la voluntad de Dios. Ahora, muchas personas dicen: “Bueno, a mí me gusta vivir de tal y tal y tal forma.” Bueno, si le gusta vivir de tal y tal forma y no encontrar nada que le enseñe cuál es la voluntad de Dios para vivir conforme a la voluntad de Dios, entonces esa persona naturalmente escoge el camino ancho, donde puede vivir como le dé la gana. Pero lo importante de esa puerta por la cual usted entra, y ese camino por el cual usted camina, lo importante de todo eso es el final del camino; al final del camino usted encontrará el premio, el premio para aquel que entró por esa puerta por la cual usted entró, y solamente usted encuentra que hay dos puertas por las cuales usted puede entrar. ¿Ve usted? Entonces, encontramos que al final usted recibe el premio o la recompensa por haber entrado por la puerta y el camino por donde caminó; porque Dios es un Dios justo y Él premia aquello que usted hace; lo que pasa es que muchas veces queremos siempre un premio bueno, aunque hayamos caminado mal. Pero Dios es justo y Dios le da el premio que usted se merece por haber entrado por la puerta que entró y haber caminado por el camino que caminó. Encontramos que los que siguieron al Señor Jesucristo en los días que Él estuvo aquí en la Tierra, ellos estaban muy interesados en la vida eterna, en la salvación como usted y yo estamos interesados en nuestra salvación, en la vida eterna; estamos interesados realmente en vivir eternamente con el Señor; porque ningún ser humano le gustaría al final del camino tener que vivir con un Satanás. Todo ser humano desea vivir eternamente con el Señor. Pero para usted vivir con el Señor, usted tiene que entrar por la Puerta que lleva a la vida eterna y caminar por el Camino eterno, el cual le lleva directamente a donde usted desea llegar. Y hablando acerca de esta Puerta de salvación, Puerta que le lleva a la vida eterna, el Señor les tipificó con estos símbolos de puerta, de camino y de todas estas cosas; Él tipificó las cosas espirituales las cuales todo hijo de Dios vería y entraría por ella. Ahora, veamos con detenimiento qué es una puerta. Una puerta es un camino o es una entrada, o es un lugar por donde las personas entran, ¿ve usted? Una puerta es una entrada. Una puerta, cuando no es el tiempo todavía para entrar por ella, entonces esa puerta permanece cerrada; cuando se llega el tiempo de un pueblo entrar por una puerta, entonces Dios abre esa puerta para que el pueblo pueda entrar por ella y llegar al lugar que Dios ha establecido que ha de llegar ese pueblo de Dios que vivirá en ese tiempo. Hablando acerca de la Puerta de salvación, encontramos que esa Puerta de salvación, esa Puerta, como todas las puertas tienen una cerradura y tienen una llave. ¿Ve usted? Y esa Puerta no puede ser abierta por cualquier persona; tampoco puede ser abierta por un pueblo así porque la empujó y la tumbó y entró. Esa Puerta tiene que ser abierta con una llave y entonces depende de a quién Dios le de la llave para abrir esa Puerta. Encontramos, que esta Puerta lo que tipifica es a una persona, y esa persona es Dios, Dios en carne humana. Lo vemos en lo que leímos acerca del Señor Jesucristo que dijo: “Yo soy la puerta, el que por mí entrare...” ¿Qué le pasará? Vamos a leerlo para que usted vea la tremenda bendición que hay para aquellos que entren por esa Puerta; porque es la Puerta de la vida y no de una vida pasajera, sino de la vida eterna. Veamos, aquí con detenimiento capítulo 10, verso 9, nos dice: - “Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo\* (recibe salvación; porque es la Puerta de salvación)*; y entrará, y saldrá, y hallará pastos”.* “No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios” \[San Mateo 4:4\]. Entonces hallará pastos espirituales, o sea, Palabra de Dios la cual lo alimentará espiritualmente para que su vida espiritual crezca espiritualmente y no sea una persona enferma espiritualmente hablando, sino que sea una persona saludable espiritualmente, sino que sea una persona saludable espiritualmente hablando para servir al Dios Todopoderoso y vivir la vida espiritual que debe vivir como un hijo de Dios que Dios ha colocado aquí en la Tierra. Él no vivirá como quién no conoce las cosas de Dios, sino que él hallará pastos, entonces al hallar esos pastos, esos pastos no es otra cosa, sino que hallará Palabra de Dios, la cual le enseñará cómo debe caminar en ese camino al cual ha entrado de esa Puerta. Cuando se entra por esa Puerta, entonces se encuentra un camino, para caminar la vida que debe caminar o vivir aquí en la Tierra; porque usted no ha sido colocado aquí en la Tierra para vivir como le da la gana, sino para vivir como un hijo de Dios debe de vivir; y para poder vivir una vida saludable espiritualmente hablando, usted tiene que comer comida espiritual. “Y no solo de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios”. Así que usted encontrará Palabra de Dios para poderse alimentar espiritualmente y vivir entonces esa vida espiritual que Dios espera que usted viva voluntariamente. Usted entonces conocerá cuál es la voluntad de Dios y usted estará tan rendido al Señor, que usted automáticamente vivirá esa vida. Es como en lo natural, lo natural tipifica lo espiritual; usted en lo natural: usted trabaja, lucha y compra sus alimentos para prepararlos y luego ser alimentados su cuerpo físico, y entonces, ¿qué sucede? Entonces cuando usted se alimenta materialmente, entonces automáticamente su cuerpo, ¿qué le pasa? Vive una vida automáticamente; usted no tiene que decirle al cuerpo: “Mira tienes que vivir, tienes que hacer esto, tienes...” No automáticamente usted tiene una vida diaria, su cuerpo obedece a una vida diaria, ¿por qué? Porque está comiendo alimento físico; pero ¿qué le pasa sino come el alimento natural, el alimento físico? Entonces comienza a debilitarse y ya entonces esa vida natural que todo ser humano debe de vivir aquí en la Tierra, ¿qué le pasa? Comienza a decaer esa vida, y al poco tiempo, ¿qué es? Es un cadáver que no vive una vida normal como debe vivirla todo ser humano, no vive esa vida en forma automática. Entonces si va a hacer algo, tienen... por ejemplo empiezan a debilitarse tanto que después, al poco tiempo ya si va a ir de *aquí* a *allá*, hay que llevarlo en una silla de ruedas, porque no puede caminar; si va a hacer tal o cual cosa hay que empujarlo, ayudarle para que lo haga, porque no lo puede hacer porque ya no tiene fuerza para hacerlo; ya automáticamente no sale esa vida material vivida automáticamente en ese cuerpo, y entonces hay que estar obligando o forzando para poderlo ayudar para que haga las cosas que debe hacer. Así es también en lo espiritual; en lo espiritual es la misma cosa. Pero así como materialmente, espiritualmente uno se come el alimento espiritual que hay para vivir esa vida o para que salga esa vida en forma automática desde lo profundo del alma suya, nadie lo tendrá que estar empujando como en un carrito de ruedas para que vaya y haga esto, haga esto, haga la otro, viva de esta forma o de la otra; no, sino que automáticamente eso sale de adentro hacia afuera, ¿por qué? Porque hay alimento espiritual para producir una vida espiritual desde lo profundo del corazón hacia afuera; entonces usted no está manufacturando ningún fruto, sino que eso es lo que sale de ahí, ¿por qué? Eso sale de ahí porque ahí entró la Palabra, el alimento espiritual y esa Palabra produce esos frutos, produce esa clase de vida. Si no puede entrar esa Palabra adentro, entonces lo que usted estará haciendo es imitando a un verdadero hijo de Dios y entonces las imitaciones no son agradables delante del Señor. La vida debe salir automáticamente desde lo profundo del corazón, porque así es que agrada al Señor. Por eso es que no queremos obligar a nadie a hacer nada, sino le damos el alimento espiritual y cuando le damos ese alimento espiritual, usted lo recibe y llega ahí adentro, y entonces espiritualmente usted lo digiere en el vientre espiritual del alma suya; y cuando lo digiere, se deleita y hace buena digestión, entonces eso sale automáticamente y usted entonces pueden mirar a las personas y decir: “¡Qué cambio grande ha habido en Fulano de tal, oiga qué cambio tan tremendo ha habido; porque cuando entró por esa Puerta (estamos hablando de la Puerta por la cual hay que entrar para recibir salvación y recibir vida y en esa puerta cuando se entra, para ahí para adentro hay un camino amplio donde hay alimento espiritual en abundancia)... Qué cambio ha habido porque cuando entró por la Puerta, antes de entrar era uno; cuando entró y pasó ahí dentro, las cosas han cambiado para él! “Comienza a verse un cambio en su vida, comienza a tener frutos diferentes. Es que depende de lo que esté comiendo, lo que está comiendo, cuando entró de la puerta y se encontró con ese alimento ahí dentro, lo que está comiendo es muy diferente a lo que comía antes de haber entrado por la Puerta; entonces dependiendo de lo que está comiendo, de eso depende el fruto. Por esa razón encontramos que siempre que se entra por la Puerta hay un cambio en la vida del individuo. Ahora, encontramos que esta Puerta, Él dijo: “Yo soy la puerta”. Es Cristo, es Dios hecho carne; siempre Él es la Puerta. Por lo tanto, si en alguna otra ocasión la Puerta regresaría y estaría aquí sobre la Tierra, tendría que ser nuevamente el mismo Dios hecho carne nuevamente. Ahora, encontramos, fíjese vamos a hablar acerca de la Puerta en el pasado y luego hablamos de la Puerta en el presente. Encontramos que esta Puerta era Dios en carne humana y se llamaba, esa Puerta se llamaba: Jesús; porque siempre Dios pone Su Nombre en la Puerta; por eso es que en los tipos del Antiguo Testamento, la sangre tenía que ser colocada sobre el dintel de la puerta; y también encontramos que el Señor dijo que el Nombre sería colocado sobre la puerta. Siempre la Puerta en lo espiritual tipifica la manifestación de Dios en carne humana; y donde esté la manifestación de Dios en alguna persona en carne humana, ahí sobre esa persona estará puesto el Nombre de Dios. Por eso, encontramos que Jesús de Nazaret siendo la Puerta y en Él estando la plenitud de Dios, estando allí metido plenamente (y Dios es Espíritu), estaba allí metido en aquel cuerpo plenamente; aquel era Dios en forma de hombre. Entonces, por esa razón el Nombre de Dios para redimir a los hijos de Dios que estaban perdidos, por eso el Nombre de Dios para Redención estaba allí puesto. Ahora, ustedes recuerden que solamente muy pocos se daban cuenta de lo que estaba pasando; las religiones de aquel tiempo no supieron nada al respecto, ellos más bien cuando hablaban de Jesús de Nazaret. Ellos decían que ese era un muchacho loco. Eso era lo que decían cuando decían: “Tú eres samaritano y tienes demonios.” ¿Ve? “Tú eres una samaritano.” Un samaritano era una persona ligada; ni era judío ni era gentil; porque los samaritanos fue una liga de los judíos que habían, los ligaron con gentiles, y el producto que salieron fueron: samaritanos. ¿Ve usted? Entonces, los judíos no querían saber de los samaritanos; porque era una mezcla de judío y gentil. Entonces cuando algo mal iban a hablar acerca de alguna persona y querían compararlo con algo malo, pues enseguida van a compararlo con alguna persona de alguna nacionalidad: pues un samaritano; porque para los judíos ser un samaritano es lo más malo, porque era una persona ligada; ni era hebreo ni era judío, o sea, ni era judío ni era gentil, era una cosa ligada. Entonces tras que le decían que era samaritano, le decían “Y tienes demonios, estás loco,” ¿ve? “Eres un loco”. Entonces, también habían corrido la noticia, o la mala noticia para desprestigiar, menospreciar a Dios manifestado a través de aquella carne humana. ¿Y quién era el que estaba haciendo todas esas cosas? El diablo. Pero recuerden que así como Dios para hacer algo tiene que usar a alguien, el diablo para poder hacer algo, también tiene que usar a alguien, a alguna persona. Entonces, los líderes religiosos de aquel tiempo, en vez ponerse en la manos de Dios para servir a Dios, sin darse cuenta quizás; y como eran simiente del diablo se pusieron en las manos de su padre, el diablo, y entonces fueron instrumentos del diablo para hablar mal en contra del Señor Jesucristo. Por eso, el Señor cuando estuvo hablando con los líderes religiosos de aquel tiempo, ellos comenzaron a molestarlo muchísimo y el Señor les dijo: “¿Saben ustedes una cosa? Mis ovejas oyen mi voz, y me siguen; y al extraño no seguirán; y por esa causa ustedes no pueden oír mi Voz, porque ustedes no son de mis ovejas” \[San Juan 10:27-30\]. Oh, esto fue un golpe tremendo que el Señor les dio a los líderes religiosos de aquel tiempo. ¿Saben lo que les dijo ahí? Les dijo: “Ustedes no son hijos de Dios; ustedes tienen religión, están en la religión del pueblo de Dios, ustedes son los líderes y todas esas cosas; pero ustedes son todo, menos hijos de Dios. Ustedes según la carne descienden de Abraham, sí, según la carne, pero la parte interior, la parte interior en el alma, ahí no está la simiente de Dios metida; ahí en el alma no hay nada para ser vivificado”. Por esa causa cuando apareció el Señor, en ese tiempo cuando Él apareció y se manifestó, los que eran hijos de Dios entonces, ¿qué era? Esa simiente que estaba ahí puesta en el corazón, en el alma, tenía que brotar a vida, a vida eterna. Pero el que no tenía esa simiente de Dios como hijo de Dios ahí en el alma, pues entonces no brotaba a hijo de Dios; entonces en vez de actuar y reconocer a Dios en carne humana, reconocer esa Puerta, la Puerta de salvación y vida eterna; entonces lo que hacía era que menospreciaba esa Puerta, menospreciaba a Dios manifestado en carne humana y hablaba cuanta cosa mala le daba la gana de hablar. ¿Ve usted la importancia que hay en lo profundo del alma? Ahí es que está la parte importante, ahí es que es la parte decisiva de todo ser humano; dependiendo de lo que haya dentro del corazón de la persona. Si la simiente que hay ahí dentro del corazón de la persona es una simiente de trigo, y el trigo representa a los hijos de Dios, y la simiente que hay ahí es una simiente de Dios, de hijos de Dios, un gene de Dios, cuando Él ve esa Puerta manifestada, esa Puerta frente a Él, Él la reconoce. Cuando lo que hay dentro del corazón, más bien es una simiente de cizaña, entonces no puede reconocerla, sino que más bien se levanta en contra de esa Puerta, y más bien quisiera destruirla, o que nunca se abriese para que nadie pudiera entrar; eso fue lo que hicieron los líderes religiosos de aquel tiempo; y el Señor le dijo a ellos: “Vosotros no entráis ni dejáis que los demás, que los que quieren, no dejáis que entren ellos, los cuales quieren entrar (o sea, ustedes ni entran ni dejan entrar a los que quieren entrar)”. Eso es lo que el Señor dijo: “Muchos tratarán de entrar, y no podrán”. Todo el pueblo quería entrar, pero los líderes religiosos de aquel tiempo no dejaban que esas personas que querían entrar, entrasen; porque siempre el diablo utiliza a los que se dejan utilizar para impedir que los que están buscando salvación puedan entrar, ver la Puerta y entrar por la Puerta de salvación y vida eterna; porque el que entre por esa Puerta, entonces después de entrar encontrará pastos, encontrará alimento espiritual para vivir la vida espiritual que debe de vivir en los días que viva sobre esta Tierra, como Dios le predestinó que debe de vivir en esta Tierra. Entonces, ustedes pueden ver que no es del que quiere ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia; y los que han sido predestinado para entonces entrar por esa Puerta, ellos se esforzarán y entrarán. No habrá diablo ni instrumento del diablo que le pueda cerrar esa Puerta; porque hay Uno que abre y ninguno cierra, y hay Uno que cierra y ninguno abre, y ese es el Señor; y Él tiene las llaves. Por lo tanto, encontramos que el Señor Jesucristo habló de esta Puerta, Él habló de esta Puerta, Él habló de esa puerta y esa Puerta estaba cerrada; mientras Él estuvo aquí sobre la tierra esa Puerta estaba cerrada; porque Él era la Puerta, pero estaba cerrada. Y estaba anunciándoles que cuando fuera abierta, cuando fuera esa Puerta abierta todos los que entraran por esa Puerta iban a encontrar salvación, vida eterna y alimento espiritual. Porque siempre nosotros como seres humanos pensamos en el alimento físico y el alimento físico lo único que alimenta es la parte física, el cuerpo físico. Pero usted tiene un alma, tiene un espíritu y eso usted no lo puede alimentar con un canto de pan, o con un canto de guineo, o con un plato de arroz y habichuelas; eso interior que usted tiene, eso es lo que usted es; usted es alma viviente, y usted como alma viviente, usted tiene que ser alimentado con el Pan de vida; para un alma viviente tiene que recibir Pan viviente, Pan de vida eterna. Entonces, las gentes se han despreocupado mucho y creen que con alimentar al cuerpo ese es todo, y cuando se mueren, pues se acabó todo para ellos. Bueno, para ellos se acabó toda oportunidad que podía haber; porque ellos se despreocuparon de lo más importante, lo cual todos nosotros tenemos en cuenta siempre; y eso es la parte espiritual. Porque usted no es ese cuerpo que usted ve; usted es el que está dentro de ese cuerpo, usted es el alma viviente que está dentro de ese cuerpo. Por eso es que algunos tenemos un cuerpo pequeño otros lo tienen grueso, otros lo tienen alto, pero eso no tiene importancia; usted es lo que es por dentro y no lo que es por fuera. Por fuera ese lugar solamente es el lugar o la casa donde usted vive; pero esa casa algún día será destruida, pero lo que usted ha recibido de parte de Dios, la Vida eterna, eso nadie lo puede destruir. Entonces, encontramos, que el Señor era esa Puerta y no solamente era la Puerta, Él también dijo: “Yo soy el camino”, y no solamente era el Camino, Él dijo: “Yo soy la verdad,” y no solamente era el Camino y la Verdad, sino que también, ¿Él era qué? La Vida \[San Juan 14:6\]. Así que, el que entra por esa Puerta se encuentra y recibe, ¿qué? El camino que es Él, o sea que caminará en Cristo todos los días de su vida; y Cristo es la Palabra y Cristo es Dios. Caminará todos los días en Dios, en la Palabra, y conforme a la Palabra de Dios. Y caminará y vivirá eternamente, porque ha entrado por el camino de la vida. Entonces lo que vive en esta Tierra, lo vivirá en la vida de Cristo, o sea, Cristo viviendo en usted; no será ya la vida vieja que usted vivía (la vida de pecado), sino que será la vida de Cristo metida dentro de usted, manifestándose a través de usted. Entonces, usted notará que ha habido un cambio en su vida. Entonces la clase de vida que usted vivía antes, ya no es la clase de vida que vive ahora; porque aquella era la vida suya que usted vivía, pero ahora es la vida de Cristo siendo vivida a través de usted, o sea, Cristo viviendo en usted. Por eso San Pablo decía: “No vivo ya yo”, ¿ve? El hombre aquel terrenal, humano no vivía allá, él decía: “No vivo ya yo”, aquel Saulo de Tarso, aquel perseguidor, aquel que perseguía a los cristianos, aquel que era más malo que la malla (como decimos nosotros), aquel ya no vive, aquel murió. “No vivo ya yo, vive Cristo en mí; y lo que vivo lo vivo en la fe en el hijo de Dios” \[Gálatas 2:20\]. Así que, ve usted de lo que entonces, las Escrituras y el Señor mismo nos hablaba: es necesario nacer de nuevo; porque el que no nazca de nuevo no puede ver el Reino de Dios, no lo puede entender, no puede entender la Palabra. ¿Ve usted la necesidad entonces del hombre natural morir, para entonces nacer un hombre espiritual? Entonces, ¿qué sucede de ahí en adelante? Entonces, ya no es una vida natural, una vida carnal, una vida de pecado lo que será manifiesto en esa persona, sino que será una vida espiritual, será Cristo viviendo en esa persona. ¿Ve usted? Entonces, fíjese, una persona, un hijo de Dios, es un hijo de Dios desde antes de la fundación del mundo; siempre ha sido un hijo de Dios. Porque los hijos de Dios son los genes de Dios, son los pensamientos de Dios expresados en esta Tierra en carne humana, en cuerpo humano; pero esas personas, esos hijos de Dios nunca saben que son hijos de Dios hasta que llegue el momento que se tropiezan, que se encuentran frente a la Puerta, y cuando se encuentran frente a la Puerta, como ellos son hijos de Dios, a los hijos de Dios es que viene la revelación de Dios. Entonces, cuando se enfrentan frente a la Puerta para entrar, entonces ellos por revelación divina, ellos pueden ver espiritualmente la Puerta, pueden reconocerla y pueden ver que hay que entrar por ahí para tener vida eterna; y ellos entonces se esfuerzan un poco y entran por ahí, y entonces reciben aquello que deben de recibir como hijos de Dios; porque esa es la Puerta para todos los hijos de Dios entrar y es el camino para caminar los hijos de Dios. Por eso, es que una persona no sabe que es un hijo de Dios hasta que entra por esa Puerta; mientras tanto usted actúa como cualquiera de los demás; pero cuando se tropieza con la verdad, entonces, ¿qué pasa? Esa simiente de Dios, que es ese hijo de Dios que está ahí, pero está como una semilla, no está manifestado todavía como hijo de Dios, sino como una simiente, como un germen de vida; está ahí quieto todavía y nunca ha actuado como hijo de Dios, sino que ha actuado como un hijo del diablo; porque nacimos en esta Tierra y cuando comenzamos a hablar, comenzamos a hablar mentiras y actuar incorrectamente, empezamos a actuar y a vivir como hijos del diablo. Pero ¿qué pasa? De momento nos tropezamos con la Palabra de Dios siendo predicada en la forma correcta, entonces esa Palabra entra por el oído y baja *acá* adentro, y cuando baja *acá* adentro algo sucede allá adentro del corazón, que es esa simiente de Dios, ese germen de vida, ese gene de Dios que está ahí, pero que está como si no existiera; porque nunca le ha llegado esa Palabra ahí adentro en la forma correcta. Pero cuando le llega, ¿qué pasa? Le pasa lo mismo que cuando usted toma algún grano de maíz, de habichuela, o alguna cosita así, usted viene y lo ve, y dice: “Bueno, esto es como lo demás”. Pero ¿qué pasa? Le echa agua y empieza a echarle agua, y al poquito tiempo, ¿qué pasa? La vida que está ahí ese granito, de maíz o de habichuela, o de lo que sea, esa vida que está ahí dentro comienza a salir fuera, y entonces usted comienza a ver como un retoñito. ¿Qué es eso? La vida brotando a vida. Pero usted toma un grano de maíz o de habichuela, y lo abre, cualquier persona dice: “Mira ahí estaba una semilla de tal cosa”. Pero no, sino que dentro de ese grano de maíz o de habichuela, ahí dentro está la semilla, la simiente, ahí dentro está la vida; pero todo el grano no es vida, todo el grano no es simiente. Ahí usted viene y le saca la cascarita, eso es cáscara; luego después que ve la cáscara y la saca, después encuentra otra parte blandita, eso es pulpa; pero todavía eso no es la vida; pero después va a encontrar una cosita pequeñita, un poquito más dura, esa es la vida, y es una cosita pequeñita, esa es la vida; y si un grano de maíz o de habichuela no tiene esa cosita pequeñita, usted la siembra y no nace; pero sí tiene esa cosita pequeñita, que es la simiente, que es la vida, que es el gene, si es un grano de habichuelas, pues el gene de habichuelas es esa cosita pequeñita; y si es de maíz, pues ese es el gene o la simiente de maíz; la siembra y le echa agua y nace. Ahora, si la siembra y no le echa agua, pues va a haber problemas. Entonces, eso es lo mismo que sucede con nosotros, espiritualmente hablando; los que son hijos de Dios, son hijos de Dios desde antes de la fundación del mundo; y esa simiente está ahí dentro del corazón, en el alma; y hasta que no le viene un buen aguacero de toda la Palabra de Dios siendo predicada en la manera correcta, nunca saldrá a la vida, nunca brotará como un retoñito. Pero cuando la oyen, oh eso, eso como que estremece ahí adentro, y eso como que, como que abre el camino allá para usted salir fuera y manifestarse como un hijo de Dios; y entonces exclama esa simiente que está ahí, exclama: “Esa es la verdad”. Algo lo estremece dentro de usted, es Dios hablando a su corazón; porque usted es un hijo de Dios y usted ni lo sabía, ¿ve? Entonces comienza a salir hacia afuera, hacia una nueva vida. Entonces, la naturaleza esta carnal, esta naturaleza pecaminosa, muere y comienza a surgir una nueva vida; por eso es que las gentes no se explican el cambio que hay en las personas que nacen de nuevo, que muchas personas siendo como San Pablo, que perseguía a los cristianos, que era malísimo, de la noche a la mañana, un cambio en su vida. Es que muere la parte pecaminosa, esa cosa mala en la persona, esa naturaleza mundana y pecaminosa muere, y entonces nace otra nueva naturaleza que estaba ahí, pero que no se había manifestado todavía; pero cuando se manifiesta entonces, se manifiesta como un hijo de Dios. Entonces, comienza a crecer, a crecer, ¿hasta dónde tiene que crecer? Tiene que crecer hasta la estatura de un Hombre perfecto. Por eso, es que cuando comenzamos, pues encontramos que tenemos nuestras faltas, nuestros errores, pero vamos camino a la perfección. ¿Ve? Por eso, usted encuentra que cada día que pasa usted está mucho mejor en su vida espiritual, usted entiende mucho mejor las cosas del Señor; pero cuando nació de momento no lo entendía todo; empezó una nueva vida. Y cuando un niño nace, él pues empieza a abrir los ojos y comienza a ver un mundo nuevo; porque cuando estaba en el vientre de la mamá el mundo que podía ver si abría los ojos, era un mundo de oscuridad, era un mundo en que no podía entender las cosas; pero cuando nació y empieza a abrir los ojos, empieza a abrir los ojos a un mundo nuevo que hay luz para ver; y entonces comienza a conocer las cosas y comienza a conocer a Fulano, a Fulano, este y lo otro, y comienza a ser alimentado, y comienza a crecer y comienza a desarrollarse como lo que es; si es un varón, se comienza a desarrollar como un hombre; si es una niña, comienza a desarrollarse como una niña. Entonces, encontramos que comienza un camino de perfección, de madurez hasta llegar a ser una persona madura, una persona apta, capacitada para enfrentarse a la responsabilidades que conlleva ser un hombre o una mujer en esta Tierra; y entonces forma su hogar y se hace cargo de la responsabilidad que esto conlleva; porque ya creció hasta cierta estatura, y ya creció también mentalmente hasta cierto grado de madurez para poder tomar la responsabilidad de un hombre y formar un hogar como debe de formarlo; y las muchachas también es la misma situación para ellas. Así que, esto es lo que pasa en lo natural tipificando las cosas espirituales que pasan en el pueblo del Señor. Ahora, encontramos que esta Puerta, que era Cristo, y que Él le dijo: “Yo soy la puerta.” Encontramos que esa puerta tenía que… \[corte de audio\]... - “… puede encontrarse con Dios, solamente un lugar.\* - Por las edades muchos han buscado este lugar secreto de Dios, en todas las edades; aún el propio Job quería saber el lugar de morada de Él; si tan solo pudiera ir a su casa y tocar a su puerta. Job quería encontrar el lugar de morada de Dios; porque allí Dios y Su familia son juntamente adorados.\* - Como ayer, en el mensaje de ayer por la mañana encontramos que existe la posibilidad de que una persona adore a Dios en vano; aún adorando sinceramente. Dios tiene todas las cosas preparadas para nosotros, pero lo esencial es que nosotros tenemos que buscar para poder encontrar en dónde están estas cosas. Pablo le dijo a Timoteo que buscara y hacerlo en tiempo y fuera de tiempo, listo a dar la Palabra de la promesa que estaba dentro de él”.\* Ahora, todas estas cosas están allí, y encontramos… - “Alguna vez me gustaría venir a Jefford donde tengamos dos o tres semanas para tomar treinta minutos todas las noches para enseñar, y vea, y estar justamente en la Palabra, estos pasajes secretos\* (¿ve? ¿Dónde podríamos encontrar cómo logra entrar?) *Y ustedes vigilen, sigan la dirección de Dios, hay solo una llave para cada puerta. Eso es correcto, y ninguna otra llave; no importa cuánto se parezca Dios no tiene copias de llave, solamente tiene la original.* - Y ahora, usted tiene que tener esa llave o de otra manera la puerta no abrirá, no importan cuán sinceros sea usted, aún así usted no puede abrir esa puerta”.\* ¿Ve usted? Entonces, viendo que el Señor habló de la Puerta y dijo que Él era la Puerta, entonces esa Puerta tenía que ser abierta al público. Esa Puerta que era Cristo, que era Dios en carne humana, tenía que ser dado a conocer al público para que las gentes pudieran entrar en Cristo y a través de Cristo para recibir salvación. Entonces, esa Puerta tenía que ser abierta. ¿Y quién habría de abrirla? ¿Cómo sería abierta esa Puerta? Porque Él le dijo: “Yo soy esa puerta”. Entonces, encontramos que siendo que el hermano Branham nos explica aquí conforme a la Palabra que para cada puerta hay una llave y no hay copia de esa llave, y hay que tener esa llave para que esa Puerta pueda abrir; encontramos que Él diciendo que Él era la Puerta, había una llave para abrir esa Puerta para que las gentes pudieran entrar por esa Puerta y recibir salvación, vida eterna y encontrar pastos espirituales para ser alimentados espiritualmente. La llave de esa Puerta, quien la tiene es Dios; la llave de esa Puerta quien la tiene es Dios. Ahora, viendo que la Puerta es un hombre, y que la Puerta es Jesucristo, Dios hecho carne, entonces la llave no es una llave literal tampoco, ya que la Puerta es algo espiritual: una persona, entonces la llave, la llave de esa Puerta no es algo literal, sino es algo espiritual. Y esa llave entonces tenía que ser dada para que alguien abriera esa Puerta y las gentes pudieran entrar y recibir salvación. Vamos a ver un momentito sobre esa llave con la cual sería abierta esa Puerta, Cristo, por la cual tendrían que entrar para recibir salvación. Cuando el Señor estaba aquí en la Tierra en los tiempos de los apóstoles, el Señor en una ocasión preguntó a Sus discípulos… eso se encuentra en el evangelio según San Mateo, capítulo 16; preguntó unas cuantas cosas a Sus discípulos; siempre les estaba preguntando algunas cosas, pero en una ocasión le hizo una pregunta muy importante. Él le dijo: “¿Quiénes dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?” Entonces, todos Sus discípulos comenzaron a decir: “Bueno, unos dicen que Tú eres Jeremías (quizás los que le vieron llorando en la tumba de Lázaro dijeron: ‘Jeremías lloraba mucho, éste es Jeremías, porque llora también mucho)”. Quizás otros le vieron actuando como Elías, en la forma que actuaba Elías, y dijeron: “Ese es Elías”. Otros quizás le vieron actuando como actuaba Juan y dijeron: “No, ese es Juan el Bautista que resucitó” \[San Mateo 16:13-14\]. Y así por el estilo, cada cual decía que habían oído los rumores de que era uno de los profetas, uno de los profetas que ha resucitado; o sea, que tenían una buena idea, un buen sentido de lo que estaban creyendo; sabían que era un profeta. Pero eso solamente no basta delante del Señor. Él les dijo a Sus discípulos: “Y ustedes, ¿quién dicen que es el Hijo del Hombre?” Eso es lo importante: saber quién es el Hijo del Hombre cuando Él está presente, cuando Él se manifiesta. Entonces, dice la Escritura: - “Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”.\* Entonces respondiendo Jesús le dijo: \[San Mateo 16:16-19\] *“Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás; porque no te lo reveló carne ni sangre, mas mi Padre que está en los cielos.* - Mas yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia; y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella.\* - Y á ti daré las llaves del reino de los cielos...”\* ¿A quién? A Pedro, el Señor le dijo: “A ti te doy las llaves del Reino de los Cielos, ¿para qué? Para abrir la Puerta, la Puerta que lleva a la gente a salvación. Y Él dijo: “Yo soy la puerta”. Así que, la Puerta del Reino de los Cielos, ¿quién era? Aquel que estaba allí, Dios manifestado en carne humana: el Señor Jesucristo. Y a Pedro le fue dada, ¿qué? La llave para abrir esa Puerta del Reino de los Cielos. - “...y todo lo que ligares en la Tierra será ligado en los cielos; y todo lo que desatares en la Tierra será desatado en los cielos”.\* ¿Ve usted? La llave, la llave para abrir la puerta no es otra cosa sino la revelación. “A ti daré la revelación”. A Él le fue dada la revelación, Él tenía la revelación ¿para abrir qué? Para abrir la Puerta; y la Puerta, ¿era qué? Era Cristo, era Dios en carne humana, para abrir la Puerta para dar a conocer a Dios manifestado en carne humana. Entonces: “Sobre esta piedra edificaré mi iglesia”. Sobre revelación, sobre la revelación de quién es el Señor. La Iglesia del Señor está edificada sobre revelación; y la llave para abrir la Puerta la tenía Pedro, y la llave que tenía, ¿era qué? Él tenía la revelación de la Palabra en carne humana; porque él sabía quién era aquel que estaba allí. Él tenía la revelación de que aquel que estaba allí, aquel el Hijo del Hombre era el Hijo de Dios. Él sabía que aquel era Dios en carne humana, como dice la Escritura: “En el principio era el Verbo (la Palabra), y la Palabra era con Dios, y la Palabra era Dios, y la Palabra se hizo carne”. \[San Juan 1:1\]. O sea, Dios que es la Palabra se hizo hombre. Pedro tenía esa revelación de que aquel que estaba allí era Dios hecho hombre. Él tenía las llaves. Por eso el Señor le dijo: “Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló a ti, esto que tú sabes, no te lo reveló a ti carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos”. Así que, él tenía esa revelación, le fue concedida la llave para abrir la Puerta cuando fuera el momento. El Día de Pentecostés encontramos, que allí Pedro se levantó y juntamente con Pedro se levantaron los otros discípulos, para respaldar con un “Amén” todo lo que Pedro decía; porque él era la persona que tenía la llave para abrir esa Puerta, para que aquellos que habían sido predestinados para entrar por esa Puerta, pudiesen entrar y recibir vida eterna, salvación; y recibir los pastos espirituales, o sea, el alimento espiritual que se necesitaba recibir para la vida espiritual que cada uno tiene que vivir como hijo de Dios aquí en la Tierra. El Día de Pentecostés, Pedro con la llave del Reino de los Cielos, o sea, Pedro con la revelación de Dios manifestado en carne, vino y abrió la Puerta, dio a conocer al pueblo que allí estaba presente, dio a conocer el misterio de Dios, dio a conocer la manifestación de Dios en carne, dio a conocer el cumplimiento de las promesas de Dios, el cumplimiento de la Venida del Mesías. Dio a conocer todas estas cosas al pueblo y entonces, ¿qué pasó? Estaba prometido que “un niño habría de nacer y el principado sería sobre su hombro: y sería llamado Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz, Admirable, Consejero” \[Isaías 9:6\]. Y allí, Él abrió la Puerta y dio a conocer que ése que estaba anunciado por el profeta Isaías era aquel que habían crucificado en la Cruz del Calvario; dio a conocer que aquel que dijo el profeta Isaías, que la virgen concebiría y daría a luz un niño, Él dio a conocer allí que ese niño era aquel que habían crucificado; dio a conocer que ese era el Mesías: abrió la Puerta, abrió a Cristo (que era la Puerta), lo dio a conocer al pueblo que estaba allí, aunque le habían crucificado. Dijo: “Ése que ustedes crucificaron, ése es del cual los profetas hablaron que habría de venir; y ése es aquel al cual ustedes están esperando, y ustedes le han crucificado”. Y cuando el pueblo escuchó todas estas cosas, cuando la Puerta fue abierta; porque recuerden que si una puerta está cerrada, usted no puede ver lo que está adentro; pero cuando la puerta se abre, entonces se puede ver todo el plan completo, se puede ver lo que está adentro. Y cuando fue abierto en el Día de Pentecostés, entonces ellos pudieron ver y dijeron: “Varones hermanos, ¿qué haremos para ser salvos? Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el Nombre del Señor Jesucristo para perdón de los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo” \[Hechos 2:37-38\]. ¿Ve usted? Entonces, aceptaron a Cristo y fueron bautizados en aquella ocasión como tres mil personas (me parece que fue), después fueron como cinco mil en otra ocasión. Así que, allí Dios usó a Pedro, al cual le había dado las llaves, abrió la Puerta con la revelación de Dios manifestado en carne; la abrió, dio a conocer todo el misterio, y entraron por esa Puerta, por Cristo, entraron una multitud de unas tres mil personas, sin contar niños y mujeres; y luego entraron como cinco mil en otra ocasión, cuando el discurso (me parece) de la puerta es hermosa. ¿Ve usted? ¿Por qué? Porque la Puerta fue abierta y entonces se podía entrar, se estaba entrando a una nueva dispensación y había una Puerta abierta para entrar por esa nueva dispensación. Después que la Puerta es abierta, entonces todos los predestinados de Dios, los hijos de Dios comienzan a entrar por ella, porque comienzan a ver el Plan de Dios; aunque antes no lo habían visto, después que es abierta, entonces pueden ver el Plan de Dios y entran por esa Puerta. Vimos que la Puerta es Dios en carne humana. La Puerta era el Dios Todopoderoso que había venido en carne humana; la Primera Venida de Cristo en carne humana, esa era la Puerta, era el Señor. Y si la Puerta vuelve a ser abierta, si alguna Puerta vuelve a ser abierta, tiene que ser nuevamente Dios manifestado en carne humana. Siempre, para cada dispensación hay una Puerta, hay un camino, hay alimento espiritual para vivir en cada dispensación. La primera Venida de Cristo, Él fue la Puerta para la segunda dispensación, o sea, la Dispensación de la Gracia. En la Dispensación de la Ley, que fue la primera dispensación, pues la Puerta era otra, aunque tipificaba a Cristo; porque siempre la Puerta es la misma, pero en etapas diferentes. La Puerta allá tipificaba a Cristo, y entonces, luego acá en la Dispensación de la Gracia es el mismo Cristo que se manifestó en carne humana. Y ahora, la Dispensación de la Gracia, la segunda dispensación concluyó, y estamos viviendo en la tercera dispensación. Y en cada dispensación hay una Puerta que se abre para que todos los hijos de Dios, la simiente de Dios pueda ver esa Puerta abierta y pueda entrar por ella y ser salvos, y recibir vida eterna, y recibir el alimento espiritual que necesita recibir para que esa vida espiritual que debe vivir en esta Tierra, sea vivida automáticamente. Hemos visto entonces, que la Puerta es angosta y pocos son los que la hallan; porque siempre la Puerta es Dios viniendo en carne humana. Él vino la primera vez en carne humana, Él era la Puerta. Ha venido nuevamente en esta tercera dispensación en carne humana; Él es la Puerta en esta ocasión nuevamente; y los que son predestinados para ver esa Puerta y para entrar por ella, la verán abierta y entrarán por ella. Esa Puerta es abierta para el pueblo de Dios, ¿con qué? Con la llave de la revelación de Dios manifestada en carne. Y cuando se da a conocer el misterio de la manifestación de Dios en carne, queda abierta la Puerta para los escogidos del Señor, para entrar por ella, tener vida eterna, tener salvación, tener también el alimento que necesitamos para esta nueva dispensación. Pero, fíjese, para el mundo no está abierta esa Puerta; porque esa Puerta es el mismo Séptimo Sello; porque el Séptimo Sello, ¿es qué? La Venida del Señor, la Segunda Venida de Cristo. Entonces esa Puerta no está abierta para el público, solamente es para los hijos de Dios. Cuando sea abierta para el público será entonces predicado esto mismo que nosotros hablamos entre nosotros; será predicado públicamente diciéndose quién es la Puerta, cómo hay que entrar por esa Puerta y qué se va a recibir en esa Puerta; que fue lo mismo que hicieron los discípulos. Para ellos, ellos estaban dentro; porque ellos habían y sabían quién era el Señor. Pero luego, el Día de Pentecostés fue abierta públicamente para todos los demás que no estaban todavía con ellos; y entonces vinieron a ser parte del grupo de los ciento veinte, se fue multiplicando y llegó a miles. Por esa causa es que estas cosas que nosotros hablamos y que sabemos cuál es la Puerta: es Dios manifestado en carne humana hoy, y en la Puerta siempre está el Nombre de Dios; por eso es que hemos visto el Nombre de Dios puesto ahí en la Puerta. La Puerta lo tiene; por eso hemos reconocido esa Puerta, hemos reconocido el Nombre Eterno de Dios, y hemos reconocido el lugar de adoración hoy. Porque siempre en la Casa de Dios, está el Nombre de Dios; y ahí es el lugar para adorar a Dios. Y la Casa de Dios no es un lugar de cuatro paredes, sino la casa de Dios siempre ha sido el tabernáculo donde Dios habita plenamente. Jesús de Nazaret fue el Tabernáculo de Dios, donde Dios habitó plenamente; y por eso era que a través de las edades se adoraba a Dios en el Nombre de Jesús. ¿Ve? Ahora, cuando el tabernáculo de Dios, ahora en esta tercera dispensación es otro, otro hombre, otro instrumento de Dios, entonces adoramos a Dios en la Casa de Dios, en el Tabernáculo de Dios en tiempo presente. El tabernáculo de Dios del tiempo presente, de esta tercera dispensación. Por eso, ahí nos congregamos todos los hijos de Dios para adorar a Dios en el Tabernáculo de Dios de este tiempo presente. Ahora vemos, que las cosas son más sencillas de lo que nosotros nos podemos imaginar. También por eso vemos que estas cosas no han salido para el mundo o para las religiones de afuera; porque Dios todavía está tratando con nosotros y la Puerta no ha sido abierta para el público todavía, sino solamente para los hijos de Dios. Cuando sea abierta para el público o en público, eso será en el revestimiento cuando la plenitud de Dios venga y entonces escucharán, como escucharon en el Día de Pentecostés, escucharán cual es la Puerta para entrar y recibir salvación y todas estas cosas. Pero mientras tanto esta es para nosotros estar y entrar por ella. Por eso es que ellos no se han dado cuenta que hay una Puerta abierta para nosotros, ellos ni saben de estas cosas. Y fíjese, ya hemos hablado muy claro y todas estas cosas, pero estas cosas no han salido públicamente para afuera, y públicamente ellos no lo saben; pero cuando llegue el momento se va a saber mundialmente, cuando sea abierta la Puerta públicamente para la humanidad entera, para los que tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida, puedan entrar por esa Puerta. Así que, “**LA PUERTA DE SALVACIÓN”**. Fue abierta en la segunda dispensación y ha sido abierta o la tenemos en medio nuestro, y la hemos reconocido y hemos entrado por ella en esta tercera dispensación, un grupito pequeño; así como entró un grupito pequeño de ciento veinte, entró por esa Puerta y recibió lo que Dios les había prometido. Y luego, fue abierta el Día de Pentecostés por el que tenía la llave, entre ellos, la tenía, la abrió, tenía la revelación, la abrió públicamente, toda esa revelación la dio a conocer, entró el resto de los que tenían que entrar. Y así también actualmente ha estado entrando un grupo pequeño, el cual es un grupo predestinado para recibir la plenitud de Dios; porque para nosotros la Puerta está abierta, fue abierta por la llave de la revelación; entonces fue abierta, fue metida en la Puerta, se abrió. Tenemos la Puerta abierta, el Séptimo Sello abierto delante de nosotros. Hemos entrado y estamos muy contentos esperando la plenitud de Dios, para luego, que sea abierta públicamente para el resto que están escritos en el Libro de la Vida, que han de recibir bendición al poder ver la Puerta y entrar por ella. \*\* “LA PUERTA DE SALVACIÓN”,\*\* la Puerta de vida eterna, la Puerta que lleva al camino de la vida. – “Señor: ¿Son muchos los que se salvan?” – “Esforzaos a entrar por ella, por la puerta; porque la puerta es angosta y son pocos los que la hallan.” Son pocos los que la hallan. Han sido siempre pocos los que han hallado esa Puerta; porque esa Puerta siempre, ¿es qué? Es Dios metido en un hombre. Es Dios en un hombre. Las gentes piensan en una puerta literal, pero las puertas literales son para acá para la Tierra; pero la Puerta, la Puerta del Reino de los Cielos, ¿es qué? Es el mismo Dios en forma de hombre. Y cuando uno entra por esa Puerta, cuando uno cree y lo reconoce, entonces es que uno entra por ella. Por eso es que muchas personas dicen: “Mm, mm, por ahí no entro yo. Tal cosa, y tal cosa y tal cosa, y que Dios se ha hecho hombre hoy, se ha hecho carne como se hizo carne en el tiempo de Jesús de Nazaret, y que allá vino a salvar y ahora vino a reclamar a los Suyos, mm, mm, por ahí no entro yo”. ¿Ve? No entran por esa Puerta. Pero el que es escogido dice: “Esa es la verdad y por ahí entro yo”. ¿Y qué está haciendo? Entrando por ahí, por esa Puerta; porque esa Puerta es la Palabra que se hizo carne. ¿Ve usted? Y alimento espiritual en ese camino, al entrar por esa Puerta, pues hay en abundancia para toda la trayectoria que tengamos que llevar a cabo y caminar en esta Tierra, mientras estemos aquí en la Tierra. Pero muchas personas pueden decir: “Mmm, eso sí que no me lo como yo. Eso sí, el Nombre Nuevo del Señor, eso no me lo como yo; que Dios se hizo carne hoy, eso no me lo como yo”. Pero eso es el alimento espiritual que hay en ese camino para todos los que han entrado por esa Puerta. Pero el que ha entrado realmente por esa Puerta dice: “Eso sí que es la verdad, eso sí que lo recibo yo”. Y cuando lo recibe, ¿qué es lo que está haciendo? Porque usted come físicamente usted come con su boca física, pero espiritualmente usted come con la boca del alma. ¿Y cómo es que usted come con la boca del alma? “¡Oh! Esto es la verdad, eso yo lo creo de todo corazón”. Creyendo es que usted come espiritualmente. Usted come creyendo (espiritualmente hablando); y usted lo echa para adentro, para el corazón; y después eso, eso que usted se comió, eso hace que una vida espiritual sea vivida automáticamente, sin usted hacer de usted mismo ninguna cosa; porque es ese mismo alimento espiritual, esa misma Palabra manifestándose en forma de una vida diaria en usted. Entonces, Cristo es la Palabra, es la Palabra Cristo viviendo en usted esa vida diaria. ¿Ve usted? Entonces usted dice: “Oh, yo no me explico cómo, como yo era tan malo antes y ahora ha habido un cambio en mi vida, y ahora pues a mí me gustaba hacer esto y lo otro y lo otro, y todo ese deseo se me ha ido de encima, y ahora, lo único que yo deseo es agradar al Señor, servirle al Señor, estar más cerca del Señor”. Es que ha habido un cambio en su interior; porque usted esa Palabra que oyó, ese alimento espiritual que oyó, dijo: “Esa es la verdad, y eso lo creo yo”. ¿Qué fue lo que usted hizo? Usted se comió ese alimento espiritual, esos pastos frescos y verdes, que hay para los hijos de Dios comer. Dios nos bendiga en esta mañana, Dios nos guarde y nos ayude, porque hay alimento espiritual en abundancia para todos los hijos de Dios que han entrado por esa Puerta, la cual para nosotros está abierta: Dios hecho carne en medio nuestro, en este tiempo final con Su Nombre Eterno y glorioso, como Rey de reyes y Señor de señores. Vamos a estar puestos en pie en esta mañana, vamos a adorar a nuestro Señor en esta mañana, vamos a adorar a nuestro Dios, el cual se ha manifestado con Su Nombre Eterno y glorioso, y luego seremos despedidos en oración. Vamos a inclinar nuestros rostros unos momentitos: Oh Dios Todopoderoso, Te adoramos y Te glorificamos en esta mañana. Te damos gracias por Tus bendiciones, oh, Padre celestial. Gracias oh, Dios Eterno, porque en este siglo XX, oh Tú has Venido nuevamente. ¡Aleluya, aleluya! Y Tú eres nuevamente la Puerta de salvación, la puerta de vida eterna. ¡Aleluya, aleluya, Señor! Oh, Señor, esa Puerta ha sido abierta para nosotros y hemos entrado Señor. Hemos visto Tu Nombre en la Puerta, Señor. ¡Aleluya, aleluya, Señor! Oh Te adoramos y Te glorificamos, Señor. Te adoramos y Te glorificamos en Tu Tabernáculo, en Tu Casa, en tiempo presente. Oh, Dios Eterno, bendito Tu Nombre para siempre. ¡Aleluya! Gloria Tu Nombre para siempre, Señor. ¡Aleluya! ¡Oh Santo, Santo Tu Nombre! Señor. Bendito Tu Nombre para siempre, oh, Dios Eterno. ¡Aleluya! Oh, Dios Todopoderoso ¡Aleluya, aleluya, Señor! Bendito Tu Nombre para siempre, Señor. ¡Aleluya Señor! ¡Aleluya Señor! ¡Gracias Señor! ¡Aleluya! Bendito Tu Nombre para siempre, oh, Dios Todopoderoso, Rey de reyes y Señor de señores, Hijo de David. ¡Aleluya! ¡Gracias Señor! ¡Gracias, oh, Dios! ¡Aleluya, aleluya Señor! ¡Gracias, oh, Dios Todopoderoso! ¡Gracias Señor! ¡Aleluya Señor! ¡Aleluya Señor! Bendito el Señor para siempre. Vamos a cantar un corito, vamos a cantar el corito del *“Amén”*, y luego, inmediatamente seremos despedidos en oración. “Amén”. ¡Gloria al Señor para siempre! Si cuando estuvo aquí en la Tierra hubiéramos sabido quién era el que estaba dentro de él, si hubiéramos sabido y nos hubiéramos dado cuenta que el que estaba dentro de Él era Dios en toda Su plenitud, dentro de uno de nuestros amados hermanos. Nunca decimos que nuestro hermano Branham es Dios, sino que el que estaba dentro de él en toda Su plenitud es Dios, y estaba en toda Su plenitud allí dentro; y por esa causa en él, que es la Puerta, tenía que estar el Nombre de Dios, el Nombre Eterno de Dios, que es el Nombre Nuevo de nuestro Señor Jesucristo. Pero la cosa es que cuando fue abierta para nosotros la Puerta, fue que vimos todas esas cosas, mientras tanto no habíamos visto nada de eso. Para nosotros como escogidos ya está abierta; para el público todavía no está abierta, hasta que llegue el momento. Vamos a inclinar nuestros rostros, mientras seremos despedidos en oración, con nuestros rostros inclinados: Padre nuestro que estás en el Cielo, Dios Todopoderoso, he aquí en esta mañana ante Tu presencia estamos, Te damos gracias por Tus bendiciones. Gracias, oh, Padre celestial, por esta bendición de poder estar aquí adorando y glorificando Tu Nombre Eterno y glorioso, y escuchando Tu gloriosa y santa Palabra. Gracias Señor, por esta gloriosa bendición. Gracias por lo que hemos oído en esta mañana, lo cual es de regocijo y alegría para nosotros conocer estas cosas de las cuales hemos oído en esta mañana, y saber que hemos entrado por esa Puerta gloriosa, la cual es: Dios manifestado en carne humana, y saber que estamos en el camino correcto y comiendo del Pan espiritual, de los pastos frescos de Tu Palabra para este tiempo en que estamos viviendo, para poder llegar a la perfección de la estatura de un Varón perfecto. Gracias por todas estas bendiciones, oh, Padre celestial. Ahora, Dios Eterno, hemos de regresar a nuestros hogares dentro de algunos minutos, y Padre celestial Te pedimos que Tú nos ayudes en esta mañana. Padre está lloviendo actualmente y te damos gracias por la lluvia, porque realmente la necesitamos; pero Padre celestial, nuestros hermanos no pueden regresar así y salir de aquí bajo lluvia, porque se mojarían. Padre, Te pedimos Tu extiendas Tu mano y pares la lluvia Señor, para que nuestros hermanos regresen a sus hogares. Danos, Señor un lapso de tiempo Señor, algunos minutos, para poder regresar a nuestros hogares. Padre, en Tus manos encomendamos nuestra petición en esta mañana; y Te rogamos vayas con cada uno de nosotros, oh, Dios Santo, y nos cuides de todos los peligros del camino. Padre, Te pedimos todas estas cosas y Te damos gracias por todas Tus bendiciones, en Tu Nombre Eterno y glorioso, el Hijo de David. Amén, amén. Y el pueblo del Señor dice: “Amén”. Dios nos bendiga a todos. Pueden quedarse, si desean, sentaditos en lo que escampa... “LA PUERTA DE SALVACIÓN”.