--- title: 'Palabras de saludo via telefónica' date: 2012-03-10 activity: 1 place: city: Cayey state: country: PR duration: 00:00:00 public: false youtube: rm: true translations: files: --- Muy buenas tardes Miguel, y todos los hermanos y amigos reunidos allá en Monterrey, República Mexicana, y en Nuevo León; que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes, Miguel, y los que están allá reunidos, ministros, colaboradores, hermanos y hermanas, que trabajan en la Obra del Señor. Es una bendición grande estar viviendo en este tiempo final, y sobre todo, estar en el Programa divino correspondiente a este tiempo en el cual nosotros estamos viviendo. Recordando las palabras de Cristo nuestro Salvador que dijo en San Juan, capítulo 12, verso 26 en adelante: “*Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará.”* Estas son palabras de Cristo aquí en San Juan, capítulo 12, verso 26, y son palabras que nos muestran que el que trabaja en la Obra del Señor nunca perderá la recompensa, si no se retira de la Obra del Señor. También tenemos las palabras dadas por Cristo en San Juan, capítulo 13, verso 20, y nos dice de la siguiente manera, capítulo 13, verso 20, de San Juan dice...vamos a ver dónde se encuentran estas palabras... recuerden que Cristo dice en Apocalipsis, capítulo 22, verso 12: “*He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra* (o sea, según haya trabajado en la Obra del Señor).” Y en San Juan, capítulo 13, verso 20, el mismo Cristo hablando nos dice de la siguiente manera, y vamos a leerlo para que tengamos el cuadro claro de la bendición que es servir a Cristo. Dice capítulo 13, verso 20: “*De cierto, de cierto os digo: El que recibe al que yo enviare, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió.”|* Es una bendición grande aquí prometida, y va unida a la Escritura del capítulo 10 de San Mateo, versos 41 al 42, que nos dice: “*El que recibe a un profeta por cuanto es profeta, recompensa de profeta recibirá; y el que recibe a un justo por cuanto es justo, recompensa de justo recibirá.* *Y cualquiera que dé a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, por cuanto es discípulo, de cierto os digo que no perderá su recompensa.”* O sea, la Escritura está llena de recompensas para los que reciben a los enviados de Dios, y por consiguiente el que recibe al que Dios envía, Cristo dice: “Me recibe a Mí,” dice Cristo que lo recibe a Él. El verso 40 de este mismo capítulo 10 de San Mateo, dice: “*El que a vosotros recibe, a mí me recibe; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió.”* Ahora conociendo estas Escrituras que nos hablan de tantas bendiciones para los creyentes que permanecen sirviendo a Cristo y que se mantienen firmes trabajando en la Obra de Cristo, vean, hay grandes bendiciones de parte de Cristo. Y esas bendiciones son para todos los creyentes en Cristo, que son las personas que se ocupan y se preocupan por trabajar en la Obra de Cristo y hacer bien a los demás creyentes en Cristo. Trabajar en la Obra del Señor es trabajar en el Programa divino correspondiente al tiempo en que la persona está viviendo junto al instrumento que Dios tenga para ese tiempo. Eso es estar en la Palabra prometida para el tiempo que la persona vive. Palabra que es dada, revelada, al mensajero que Dios tiene, sea que\*\* este mensajero, y es para esa edad y esa dispensación la luz del Cielo, de Dios, resplandeciendo en medio de la Iglesia, alumbrando en medio de la Iglesia en ese tiempo. Por ejemplo, Noé fue luz para el tiempo en que vivió, porque en él se hizo carne la Palabra para aquel tiempo, y dice la Escritura: “Lámpara es a mis pies Tu Palabra, y lumbrera a mi camino.” Y aun el mismo Cristo dijo: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, mas tendrá la luz de la vida.” Y también dijo: “Vosotros sois la luz del mundo.” Lo que Cristo es, lo son los mensajeros, y por consiguiente la Iglesia del Señor que recibe esa Palabra vindicada, esa Palabra prometida siendo vindicada, siendo hecha una realidad en el tiempo en que vive cada persona en cada etapa de la Iglesia del Señor Jesucristo. Ahora, hágase, conviértase en la Palabra de Dios del tiempo en que a usted le toca vivir, era la predicación del reverendo William Branham. No se puede hacer en la Palabra del tiempo de Noé, porque ya esa Palabra tuvo su tiempo y fue cumplida en Noé, y los que creyeron, trabajaron junto a Noé en la construcción del arca, se hicieron la Palabra prometida para ese tiempo y escaparon del juicio divino sobre la Tierra. También en el tiempo de Moisés la Palabra se hizo carne en Moisés y fue Moisés la luz para aquel tiempo para...\*\* les alumbró y trajo a la luz todas las promesas divinas correspondientes a aquel tiempo, y a través de Moisés Dios transmitió \*\* esas promesas, las vindicó, las materializó. Las personas veían a un hombre en esa labor, obrando para la liberación del pueblo, pero era Dios en Moisés cumpliendo lo que Él prometió para Su pueblo. Y cuando Dios le reveló a Moisés, que era un tabernáculo, luego usó a Moisés con los líderes del pueblo, y el pueblo completo, preparando todo, recaudando ofrendas voluntarias para la construcción de ese tabernáculo, porque en Moisés se hizo carne esa Palabra y a través de Moisés Dios la cumplió, la vindicó; y se unieron a Moisés, a la Palabra prometida para aquel tiempo hecha carne en Moisés, se unieron muchos líderes, y el pueblo, para la materialización de ese tabernáculo que Dios le ordenó a Moisés que construyera. Así fue, Dios a través de profetas en los cuales se hizo carne la Palabra para cada etapa de la Iglesia hebrea bajo la Ley, y junto a ellos se unieron líderes que trabajaron brazo a brazo con el mensajero de cada tiempo en la Dispensación de la Ley. Luego pasamos al tiempo de Juan el Bautista y de Jesús. En Juan el Bautista se hizo carne la Palabra prometida para aquel tiempo de que Dios enviaría una persona, un precursor, un profeta preparándole el camino al Señor; se hizo carne en Juan, y a través de Juan se materializó esa promesa. Dios \*\* lo recibieron, fueron preparados para la Venida del Mesías, el cual estaba en medio de ellos, ya había nacido ahí en medio, después de Juan el Bautista. Pero una cosa es el momento en que nace, y otra cosa es el momento en que comienza Su ministerio mesiánico; son dos cosas diferentes. No era el Mesías hasta que vino el Espíritu Santo sobre Él y lo ungió, porque Mesías lo que significa es “el Ungido,” ¿el Ungido con qué? con el Espíritu Santo, El Cristo, ahí vino ser El Cristo, el Mesías, el Ungido. Y así es para cada mensajero de Dios, cuando es ungido por el Espíritu Santo y comienza su ministerio, ahí viene a ser el profeta para ese tiempo, y Dios estaría en la edad en que Él lo ungirá y lo usará en un ministerio. Cuando comienza Su ministerio Jesús, ya profetizado por Juan que ese era el Ungido, que ese era el que quitaría el pecado, que ese era el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, ya cuando comienza Su ministerio, vean, comienza Su ministerio mesiánico, con un mensaje mesiánico. Y siendo que Él era la Palabra hecha carne\*\*todas las promesas que Dios cumpliría en ese tiempo. Por eso predicó en San Lucas, capítulo 4, versos 11 en adelante, diciendo: “El Espíritu del Señor está sobre Mí, por cuanto me ha ungido (así leyendo la Escritura),” y comienza a decir para qué había sido ungido, y luego dice: “Hoy se ha cumplido esta escritura delante de vosotros.” Estaba materializándose la Escritura, la promesa divina para aquel tiempo a través de Jesús. Porque el Ungido para cada edad y cada dispensación es la persona en la cual se hace carne la Palabra, y a través de él Dios la cumple; y el pueblo que ve esa manifestación de Dios en él, no ve que es un hombre sino Dios obrando a través de un hombre, y sabe que es la obra \*\*de Dios en un hombre. Así también fue para cada etapa o edad de la Iglesia: se hizo carne la Palabra prometida para cada edad en el mensajero de cada edad, y a través de él Dios cumplió las promesas para esa edad y el pueblo recibió la bendición de Dios, la bendición de las promesas correspondientes a cada edad en medio de la manifestación de Dios por medio de Su Espíritu en el mensajero de cada edad en el cual se hizo carne la promesa de cada edad. Así fue también para el tiempo del reverendo William Branham, como precursor de la Segunda Venida de Cristo, se hizo carne la Palabra prometida para ese tiempo precursando la Segunda Venida de Cristo, y luego que concluyó su tiempo, se marchó. Él dijo: “Este mensaje introducirá la Segunda Venida de Cristo al mundo. “Por lo tanto su mensaje es muy importante en este tiempo final, es importante tenerlo y conocerlo, tener el libro de “*Los Sellos*,” de *“Las Setenta Semanas de Daniel”* y demás mensajes para tener nuestros ojos abiertos para que cuando la Palabra prometida para nuestro tiempo se haga realidad, conocer, saber que están prometidas grandes bendiciones para el pueblo. Tenemos la promesa de una Gran Carpa Catedral que tendrá la Iglesia del Señor Jesucristo, en donde estará la Columna de Fuego, el Ángel que acompañaba al reverendo William Branham, y también estará una persona que será instrumento de Dios para el tiempo final; y va a estar allí, va a ir también allí el reverendo William Branham en cierta ocasión, porque hay una bendición grande en el cumplimiento de esa promesa. Esa promesa, la Palabra prometida, tiene que venir con relación a un instrumento. Se hará carne en ese instrumento, y él comenzará a trabajar en ese Programa divino para una Gran Carpa Catedral, para que sea levantada y se haga realidad esa promesa. Las personas verán a un hombre trabajando con un pueblo que se unirá a esa promesa, pero los que tendrán ojos para ver, verán a Dios por medio de Su Espíritu Santo, a Cristo, el Espíritu Santo en ese hombre, trabajando en esa promesa, vindicando esa promesa, haciéndola una realidad. La promesa de la Gran Carpa Catedral es importante conocerla, porque ahí se va a cumplir la Tercera Etapa, que traerá la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. El reverendo William Branham en el año 1964, en el libro de *“Citas* (una cita de uno de los mensajes)*,”* página 120, párrafo 1068, dice de la siguiente manera, dice: “*Ese grande don - he tratado de explicar los otros y decir como opera. Esto no se puede explicar. Nada más espera. No estará en operación tan perfectamente ahora. Espera cuando* *ese concilio de iglesias traiga esa persecución, entonces pasará.* *Esta es la razón, porque yo vuelvo a orar por los enfermos.* *Solamente tengo una cosa en mi vida que el Señor me dijo que no se ha cumplido todavía: es ese edificio o carpa donde estará un cuartito y yo tendré que estar adentro orando por los enfermos.* *Esto no ha pasado todavía que yo sepa. Esta es la única cosa que yo sé.”* Y ahora, él dijo que esa Visión de la Gran Carpa Catedral no se ha cumplido todavía. Pero las personas quizás piensan que puede ser en lo espiritual el cumplimiento de la Gran Carpa Catedral, pero si estuviera el reverendo William Branham le preguntaríamos si es en lo literal o espiritual. Pero por cuanto el mensaje del reverendo William Branham precursa la Segunda Venida de Cristo y precursa todas las cosas que estarán pasando luego de la séptima edad de la Iglesia gentil, las profetiza, dice cómo serán, veamos lo que dice con relación a la Gran Carpa Catedral, en la página 148 del libro de *“Citas,”* párrafo 1324, es una cita del mensaje *“Avergonzado de Él,”* predicado en 1965, dice: “*Y yo... yo quiero obtener mi propia carpa y mi... mi material como el Señor me dio una visión...”* O sea, como le dio una Visión, como la Visión de la Gran Carpa Catedral que le dio, es de lo que él está hablando aquí. “*...y yo creo que el tiempo está solamente a la mano ahora.* *Y yo quiero ver mientras que estoy aquí porque no podemos obtener la carpa. Y... y luego cuando vayamos, como venir aquí a Jeffersonville, en lugar de tener sólo un día, o dos, o tres o cuatro días, podemos salir aquí y colocar esta carpa y tener dos o tres semanas (¿Ven Uds.?) y solamente un... nadie puede decir nada de ello. Podemos una de dos, tomar un parque de pelota, o si no nos dejan tener, aquí hay un labrador acá afuera que nos dejara tener una hacienda. Rentaremos...”* (Corte de origen)... “**PALABRAS DE SALUDO.”**