--- title: 'El cielo abierto' date: 2011-07-28 activity: 2 place: city: Quito state: Pichincha country: EC duration: 00:00:00 public: false youtube: rm: true translations: files: --- Muy buenas tardes, ministros compañeros en el Cuerpo Místico de Cristo nuestro Salvador; es una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Leemos en Apocalipsis 19, versos 11 en adelante, y nos dice: “*Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea.* *Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo.* *Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS.* *Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos.* *De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso.* *Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.* *Y vi a un ángel que estaba en pie en el sol, y clamó a gran voz, diciendo a todas las aves que vuelan en medio del cielo: Venid, y congregaos a la gran cena de Dios,* *para que comáis carnes de reyes y de capitanes, y carnes de fuertes, carnes de caballos y de sus jinetes, y carnes de todos, libres y esclavos, pequeños y grandes.* *Y vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos, reunidos para guerrear contra el que montaba el caballo, y contra su ejército.* *Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre.* *Y los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca del que montaba el caballo, y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos.”* Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén. “**EL CIELO ABIERTO.”** Esta expresión la encontramos también en San Juan, capítulo 1, eso fue cuando estuvo hablando Jesús con Natanael. Veamos la historia aquí, verso 47 al 51; eso fue cuando Felipe trajo a Natanael para que conociera a Jesús, y le pregunta Natanael a Felipe de dónde es. Veamos 43 en adelante, dice: “*El siguiente día quiso Jesús ir a Galilea, y halló a Felipe, y le dijo: Sígueme.* *Y Felipe era de Betsaida, la ciudad de Andrés y Pedro.* *Felipe halló a Natanael, y le dijo: Hemos hallado a aquel de quien escribió Moisés en la ley, así como los profetas: a Jesús, el hijo de José, de Nazaret.* *Natanael le dijo: ¿De Nazaret puede salir algo de bueno? Le dijo Felipe: Ven y ve.* *Cuando Jesús vio a Natanael que se le acercaba, dijo de él: He aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño.* *Le dijo Natanael: ¿De dónde me conoces? Respondió Jesús y le dijo: Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.* *Respondió Natanael y le dijo: Rabí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel.* *Respondió Jesús y le dijo: ¿Porque te dije: Te vi debajo de la higuera, crees? Cosas mayores que estas verás.* *Y le dijo: De cierto, de cierto os digo: De aquí adelante veréis el cielo abierto, y a los ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del Hombre.”* Aquí Cristo dice que va a ser visto el Cielo abierto, y esto ya viene del libro del Génesis donde Jacob en el capítulo 28, cuando salió rumbo a la casa de su abuelo, enviado por Isaac y Rebeca... Veamos, capítulo 28, verso 10 en adelante, dice: “*Salió, pues, Jacob de Beerseba, y fue a Harán.* *Y llegó a un cierto lugar, y durmió allí, porque ya el sol se había puesto; y tomó de las piedras de aquel paraje y puso a su cabecera, y se acostó en aquel lugar.* *Y soñó: y he aquí una escalera que estaba apoyada en tierra, y su extremo tocaba en el cielo; y he aquí ángeles de Dios que subían y descendían por ella.* *Y he aquí, Jehová estaba en lo alto de ella, el cual dijo: Yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia.* *Será tu descendencia como el polvo de la tierra, y te extenderás al occidente, al oriente, al norte y al sur; y todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente.* *He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho.* *Y despertó Jacob de su sueño, y dijo: Ciertamente Jehová está en este lugar, y yo no lo sabía.* *Y tuvo miedo, y dijo: ¡Cuán terrible es este lugar! No es otra cosa que casa de Dios, y puerta del cielo.”* Aquí Jacob también en sueños vio el Cielo abierto, una escalera que se apoyaba en tierra, y la parte alta de la escalera llegaba hasta el cielo, el extremo de la escalera llegaba al cielo. Y ahora, él ve que en la parte alta de la escalera estaba Dios; por esa escalera subían y bajaban ángeles de Dios. Ahora, Cristo habla acerca de esto mismo en estas palabras que habíamos leído anteriormente cuando está hablando con Natanael; esta escalera es el mismo Cristo manifestado. Él dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; y nadie viene al Padre sino por mí.” Por lo tanto, es Cristo; y por esa escalera, que es Cristo, suben los creyentes para entrar al Cielo por medio del nuevo nacimiento. Cristo dijo a Nicodemo: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca de nuevo, no puede ver el Reino de Dios.” Y para ver el Reino de Dios hay que ver el Cielo abierto y entrar al Cielo; y Nicodemo pensó que era naciendo otra vez por su madre, pero Cristo le dice: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca del Agua y del Espíritu no puede entrar al Reino de Dios.” Nacer del Agua, es nacer del Evangelio de Cristo; y nacer del Espíritu, es nacer del Espíritu Santo. Cristo, encontramos que nos enseña la única forma de nacer de nuevo y entrar al Reino de Dios, subir al Reino de Dios, subir al Cielo. Encontramos que esta forma establecida por Dios para entrar a la presencia de Dios, para llegar a Dios, la reveló Cristo: “Cristo es el camino, la verdad y la vida; y nadie viene al Padre, sino por mí,” dice Cristo en San Juan, capítulo 14, verso 6. Cristo dice también en San Mateo, capítulo 7, versos 13 en adelante, que el camino angosto pocos son los que lo hallan, la puerta angosta y el camino angosto que llevan al Cielo, el cual es Cristo el camino, y el cual es Cristo la puerta. Dice Cristo en San Juan, capítulo 10, verso 9: “*Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.”* Cristo es la puerta y Cristo es el camino y Cristo es la vida; y nadie viene a Dios, al Padre celestial, si no es por medio de Jesucristo nuestro Salvador. Por lo tanto vean, estos ángeles subían, ¿y adónde llegaban? A Dios, porque Dios estaba en la parte alta de la escalera. Y ahora, el Cuerpo Místico de Cristo es la Iglesia del Señor Jesucristo; por eso es que en la Iglesia del Señor Jesucristo es donde Cristo está, dijo a Sus discípulos, los cuales formarían el comienzo de Su Iglesia, dice: “Yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.” Y ahora, el cuerpo físico de Cristo murió al ser crucificado, fue sepultado y resucitó glorificado; y ahora, ya Pablo dice: “Ya si a Cristo he conocido según la carne, ya no.” Es que Cristo ya está glorificado, y ahora el cuerpo o la parte de carne física de esta dimensión terrenal es Su Iglesia; y por medio de velos de carne de Su Iglesia es que Él obra de etapa en etapa, de edad en edad. Por eso encontramos que la Iglesia del Señor Jesucristo no es otra cosa sino Casa de Dios y Puerta del Cielo, porque es Cristo personificado en Su Iglesia. Así como el hombre, el esposo y la esposa son una sola carne, una misma carne, Cristo y Su Iglesia son una misma carne, y por medio de Su Iglesia es que Cristo obra; lleva unos dos mil años desde que Cristo en Espíritu Santo está en Su Iglesia, llevando a cabo, continuando la obra que Él comenzó en el cuerpo físico que puso en Expiación por el pecado de todos los seres humanos, ahora la ha continuado Su Obra a través de Su Iglesia. Su Iglesia es Su Cuerpo Místico de creyentes, por eso es que el apóstol Pablo nos dice en Primera de Timoteo hablándonos de Su Iglesia, veamos lo que nos dice Primera de Timoteo, capítulo 3, verso 14 en adelante, dice: “*Esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte, para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad.”* ¿Cuál es la Casa de Dios ahora? Es la Iglesia del Señor Jesucristo bajo el Nuevo Pacto, donde está la Sangre del Nuevo Pacto, la Sangre de Cristo por medio de la vida de la Sangre, que es el Espíritu Santo. Al estar el Espíritu Santo, pues está la vida de la Sangre y está cada persona con la Sangre de Cristo aplicada, porque tiene la vida de la Sangre en él. Y ahora, es como las familias hebreas allá en Egipto, que colocaron la sangre del cordero pascual sobre el dintel y los postes de las puertas de sus hogares. Y ahora, el cordero pascual allá representa a Cristo, del cual Juan el Bautista dijo en San Juan, capítulo, versos 28 al 36: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.” Cristo fue tipificado en el cordero pascual; por eso es que Pedro y Pablo hablan de Cristo en esa forma. Vean a Pablo hablando en Primera de Corintios, capítulo 5, verso 7, y nos dice: “*Porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros.”* Y ahora, la Sangre de Cristo para la preservación de la vida del ser humano está en la puerta del corazón de la persona, y en la Iglesia está en la puerta de la Iglesia, que es Cristo, Cristo es la puerta de Su Iglesia. Para entrar a formar parte de la Iglesia, hay que entrar por la puerta, que es Cristo; Cristo es la puerta del Redil por donde entran las ovejas. Por eso Él dijo: *“Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.”* Y ahora, podemos ver, por ejemplo, cuando Juan el Bautista bautizó a Jesús, los Cielos fueron abiertos; cuando Jesús sube de las aguas bautismales el Cielo fue abierto, Juan lo vio abierto, y vio al Espíritu Santo descender sobre Jesús, el Espíritu Santo, el Ángel del Pacto. Y ahora, encontramos que en cada ocasión que las personas escuchan la predicación del Evangelio de Cristo, reciben a Cristo como Salvador, son bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo los bautiza con Espíritu Santo y Fuego, el Cielo es abierto y el Espíritu Santo viene a la persona. El Día de Pentecostés el Cielo fue abierto, y descendió el Espíritu Santo, y lenguas de fuego se posaron sobre cada uno de los creyentes (ciento veinte creyentes que estaban allí reunidos), así como se había posado el Espíritu Santo sobre Jesús (vino en forma de paloma). Y ahora, eso sucede cuando viene el Espíritu Santo sobre cada persona que recibe a Cristo como Salvador. Si las personas vieran en esa dimensión celestial, verían sucediendo eso mismo. Ahora, dice la Escritura en San Juan, capítulo 1, versos 11 en adelante, dice hablando del Verbo que se hizo carne (el Verbo es el Ángel del Pacto, es el Espíritu Santo, es el cuerpo angelical de Dios, el cual es Cristo en cuerpo angelical): “*A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.”* Él vino en carne humana y fue rechazado; también había venido en Espíritu y estaba en Espíritu en medio del pueblo, lo libertó por medio del profeta Moisés, los llevó por el desierto, vieron la Columna de Fuego durante la noche y vieron la Columna de Nube durante el día, que los protegió del sol, estaba en medio del pueblo; pero hubo muchas rebeliones en medio del pueblo y por diez ocasiones se rebelaron en contra de Dios, y a Moisés quisieron apedrearlo en todas esas ocasiones, no menos de diez ocasiones. Y cuando se hizo carne el Verbo: “*Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.”* Eso fue el Verbo que era con Dios, el Espíritu Santo, el Ángel del Pacto a través del cual Dios creó los Cielos y la Tierra, a través del cual Dios hablaba, a través del cual Dios se revelaba a Adán, a Abel y a todas las personas con las cuales Dios estuvo hablando y estuvo revelándose a ellos. Luego, se viste de carne humana, el Verbo se hace tangible, se hace carne en esta dimensión terrenal, y eso fue nada menos que Emanuel, Dios con nosotros. El cuerpo, la carne y la sangre vino por obra y gracia divina; ninguna persona podía redimir al ser humano porque estaba contaminada con el pecado por herencia, por ser decendiente de Adán y Eva. Es como cuando una plaga ataca una plantación, luego usted toma la semilla de esa plantación y la siembra, ¿y qué pasa? Nace con la plaga que se le había pegado originalmente, se le había pegado a esa plantación, y en la semilla es que está la plaga, ahí está, y se manifiesta a través de todo el árbol, y sobre todo en el fruto. Por lo tanto, no se encontraba una persona que pudiera redimir al ser humano; pero cuando Dios por medio del Espíritu Santo crea en el vientre de María la vida, esa célula de vida que se multiplico célula sobre célula y fue formado el cuerpo de Jesús, y nació en Belén de Judea, ahí tenemos al hombre perfecto, a la simiente de Dios, la semilla sin la plaga del pecado. Y Él es la simiente de Dios por la cual van a venir los hijos e hijas de Dios. Y ahora, encontramos que Él dice: “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, él solo queda; pero si en cae en tierra y muere, mucho fruto lleva.” Todos esos frutos son hijos e hijas de Dios que van a nacer del Cielo, van a nacer en el Reino de Dios, y por consiguiente el Cielo va a ser abierto en ese Programa Divino en donde el Cielo será abierto y el Espíritu Santo descenderá sobre esas personas, esas personas que escucharán la predicación del Evangelio de Cristo, creerán, lo recibirán como Salvador y serán bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Y ahora vean, cuando Pedro predicó el Día de Pentecostés, dice... le preguntan: “Varones hermanos, ¿qué haremos?” Fueron compungidos de corazón, porque el Espíritu Santo convence al mundo y al ser humano de pecado, trae convicción. Y Pedro les dice, lleno del Espíritu Santo, en palabras más claras: el Espíritu Santo en Pedro habla y les dice: “*Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.* *Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos* (lejos estarían los gentiles)*, y para los que están cerca; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.* *Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo:* (Arrepentíos) *Sed salvos de esta perversa generación.”* Y una generación que viene como descendiente de Adán y Eva, pero que viene con la plaga del pecado. Y ahora, hay oportunidad de obtener la salvación y vida eterna, de nacer de nuevo, de nacer como una simiente sin pecado, porque la Sangre de Cristo nos limpia de todo pecado. Y ahora, de esto es de lo que nos habla aquí, verso 11 del capítulo 1 de San Juan, de ahí en adelante: “*A lo suyo vino* (a los hebreos)*, y los suyos no le recibieron.* *Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre…”* Recuerden que ese es el Nombre de Dios para redención. Cristo dijo: “Yo he venido en nombre de mi Padre.” “*Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;* *los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.”* No es un nacimiento por medio de la unión de un hombre y de una mujer, sino de Dios, por medio del Espíritu de Dios, el Cielo siendo abierto, estaría abierto el Cielo para ese nacimiento celestial de millones de personas que recibirían a Cristo como único y suficiente Salvador. Por eso cuando Felipe predica a los judíos y luego ve el Cielo abierto, dice que vio a Jesucristo a la diestra de Dios, vio el Cielo abierto, vio entonces las cosas celestiales, está viendo en otra dimensión. Ahora miren, Primera de Filipenses, capítulo 3, versos 20 al 21, dice: “*Mas nuestra ciudadanía está en los cielos…”* Ciudadanos celestiales por medio del nuevo nacimiento, porque uno es ciudadano del lugar donde nace, y por consiguiente los creyentes en Cristo tienen doble ciudadanía. Y algunos hasta tienen más de dos ciudadanías porque su madre puede ser de una nación y el padre de otra nación, pero lo más que cuenta sobre todo, es dónde nació, porque ahí está en el registro como que nació en ese lugar. Y ahora, todos los creyentes en Cristo nacidos de nuevo ¿de dónde han nacido? Del Cielo, porque el nuevo nacimiento no es terrenal, no es por medio de carne y sangre sino por medio del Espíritu Santo, y el Espíritu Santo es del Cielo. Y por esa causa son hijos e hijas de Dios, son la familia de Dios, la descendencia de Dios; y por eso son Reyes y Sacerdotes, príncipes y princesas, porque: “Cristo con Su Sangre nos ha limpiado de todo pecado y nos ha hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la Tierra.” Apocalipsis, capítulo 1, verso 5 al 9; y Apocalipsis, capítulo 5, verso 7 al 11; y Apocalipsis, capítulo 20, verso 4 a 6; ahí encontramos todo esto que nos habla de la Sangre de Cristo, lo que ha hecho por nosotros, y que nos ha hecho para nuestro Dios Reyes y Sacerdotes. Y ahora, todo esto ha sido así porque el Cielo se ha abierto y por eso hemos nacido del Cielo, nuestra ciudadanía es celestial, nuestro nombre está escrito desde antes de la fundación del mundo en el Libro de la Vida del Cordero. No es que fue puesto en el Libro de la Vida del Cordero cuando recibimos a Cristo, sino desde antes de la fundación del mundo. Ahora, cuando una persona nace en la Tierra, encontramos que su nombre está también en una sección del Libro de la Vida, la sección del Libro de la Vida de las personas que nacen en la Tierra como seres humanos; y cuando ya la persona recibe a Cristo como Salvador, ya todo lo que hace, ya pasa a la parte del Libro de la Vida del Cordero, ya no está en la Tierra como un mortal, sino como uno que tiene vida eterna y por eso está en el Libro de la Vida del Cordero, que es el Libro en donde están los nombres de los creyentes en Cristo que formarían la Iglesia del Señor Jesucristo. Pero no todos los seres humanos tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero, por eso es que la Escritura habla también de que borrará los nombres de algunas personas por ciertas causas; pero eso es de la sección del Libro de la Vida, del Libro de los que nacen en la Tierra, porque en el Cielo están registrados también los que nacen en la Tierra; pero puede ser borrado el nombre por alguna causa, y ya esa persona no tendrá derecho a vivir eternamente en el Reino de Dios. Y ahora: **“EL CIELO ABIERTO.”** Encontramos aquí que el Cielo se abre. Por ejemplo, cuando Cristo subió al Cielo, el Cielo se abrió, entró a otra dimensión, desapareció de los ojos de ellos. Cristo vino para salvar el mundo, no vino a juzgar al mundo en aquellos días, es en Su Segunda Venida que Él viene como Juez. En Su Primera vino a salvar al mundo, pues había llegado el tiempo para Dios juzgar y condenar al mundo por el pecado, como lo había hecho en el tiempo de Noé, y la humanidad iba a desaparecer; pero Cristo se hizo pecado por nosotros al tomar nuestros pecados, y murió la muerte que todos los seres humanos tenían que morir; todos tenían que morir, tanto físicamente como también ir al infierno. Por eso Cristo murió una muerte terrible por los pecados de todos los seres humanos, y tuvo que ir al infierno como cualquier pecador, por los pecados que Él tomó de los seres humanos. Pero en el infierno allá, llevó los pecados y los colocó en el originador del pecado, que es el diablo, los volvió al origen, que fue el diablo, el originador del pecado; y por consiguiente, luego toma las llaves del infierno y de la muerte, del diablo, se las quita al diablo que era el que tenía el control, el dominio, el reino, y sale del infierno. Recuerden, en el cuerpo angelical, en el cuerpo teofánico, pasa al Paraíso, y del Paraíso se lleva a todos los santos que estaban en el Paraíso: Abraham, Isaac, Jacob, todos los profetas, todos ellos los cuales estaban esperando la Venida del Mesías ahí en el Paraíso, llamado el seno de Abraham, como están esperando en el Paraíso, en la sexta dimensión, todos los creyentes en Cristo de otras edades, los cuales están en sus cuerpos angelicales con el mensajero de su edad, y están esperando la Venida del Señor al Paraíso. Él sale del Trono del Padre, toma el Título de Propiedad, lo abre en el Cielo, y pasa por el Paraíso y trae con Él en la resurrección a todos los santos del Nuevo Pacto que están en el Paraíso, los cuales físicamente murieron, los trae a la Tierra, los resucita en cuerpos eternos, inmortales, glorificados, o sea, les da un cuerpo físico, inmortal, incorruptible y glorificado, eso viene por creación divina, y... recuerden, eso fue tipificado cuando Cristo resucitó a Lázaro. Y ahora, luego de eso aparecen a los creyentes en Cristo, como aparecieron los santos del Antiguo Testamento cuando Cristo resucitó: resucitaron con Él y aparecieron a muchas personas de Jerusalén, a muchos de sus familiares le aparecieron. Y Cristo apareció a Sus discípulos, y a María, a sus hermanos, la Biblia le llama hermanos, eran hijos de José, algunos dicen que era viudo y tenía cierta cantidad de hijos, y por consiguiente cuando se casó con María, pues vienen a ser parte también de la familia. Otros piensan que también María luego que nació Jesús, más adelante, tuvo hijos de José. Pero eso no se preocupen, en el Milenio le vamos a preguntar a José y a María, así que no se preocupen, ellos pueden explicar mejor que lo que nosotros podemos hacer en nuestro tiempo. Y ahora, cuando Cristo luego resucitó, estuvo con Sus discípulos por un lapso de tiempo de cuarenta días apareciendo en diferentes ocasiones por no menos de ocho ocasiones. Cuando ocurra la resurrección de los muertos en Cristo en cuerpos glorificados, luego viene la transformación de los vivos en Cristo, y vamos a estar aquí en la Tierra (luego que ocurra la resurrección) de treinta a cuarenta días; eso es bíblico porque ya ocurrió así, y Dios no cambia Su patrón, Su forma de obrar. Encontramos... miren, en la resurrección de Lázaro también, luego que resucitó ¿qué pasó? Estuvo una temporada, no sabemos cuántos años, y luego se fue al Paraíso de nuevo. Y ahora, ese va a ser un tiempo muy, pero que muy importante, de confusión para el mundo pero de bendición para los creyentes. Hubo un terremoto cuando Cristo resucitó y resucitaron los santos también. Habrá un terremoto muy grande, y puede ser el de California, que bajará por toda la costa del Pacífico, y puede ser el mismo terremoto que va a afectar a Chile y a muchos otros países de la costa del Pacífico; y a la costa del Pacífico pertenecen casi todos los países latinoamericanos, excepto Brasil, que está más adentro, pero los problemas van a alcanzar toda la América Latina, porque los terremotos no tienen que ver con el mar; aunque ahí con los terremotos vienen los maremotos, los *tsunamis* y todos estos problemas. Y recuerden que siempre el juicio cae en el territorio donde está el mensaje de ese tiempo; y luego de estar el mensaje y ser rechazado por la humanidad, aunque es recibido por los creyentes, luego viene el juicio divino sobre ese territorio. Usted estudia los territorios donde se cumplieron, donde existieron las siete iglesias de Asia Menor y usted encontrará que luego vino el juicio divino sobre esas ciudades donde estuvieron, donde existieron esas siete iglesias de Asia Menor, las cuales son tipo y figura de las siete etapas de la Iglesia del Señor Jesucristo. Laodicea fue destruida por terremotos, y Norteamérica es el territorio que fue tipificado en la ciudad de Laodicea; y la iglesia de la Laodicea tipificó la etapa o edad de la Iglesia del Señor Jesucristo que se cumpliría en Norteamérica, donde Dios derramaría un avivamiento grande del Cielo y donde enviaría al mensajero para la séptima etapa o edad de la Iglesia. Por eso, así como Laodicea fue condenada y destruida por terremotos, Norteamérica tendrá esos mismos problemas, representados en aquellos problemas que tuvo la ciudad de Laodicea; y por consiguiente, vean ustedes cómo Norteamérica está también con la parte Oeste pegada al Pacifico. Eso usted puede ver que es muy importante entenderlo, y puede ver que después de la parte Norte, el Espíritu Santo que estuvo en Norteamérica, de ahí se extendió para muchas naciones el avivamiento, la bendición; luego el Espíritu Santo se ha estado moviendo en el mismo continente norteamericano, con latinoamericanos, y ahí será en donde viene, vendrá el avivamiento final. Recuerden que el reverendo William Branham pensando en una ocasión, en la página 166 del libro de *“Citas,”* vamos a ver lo que él pregunta y lo que él piensa. Recuerden que en la Iglesia del Señor Jesucristo, de etapa en etapa ha venido un avivamiento, para lo cual ha enviado un mensajero en cada etapa. Vamos a ver lo que nos dice en el párrafo 1485, dice: “*Ahora, yo estaba poniéndome bastante viejo y pensé: ‘¿Habrá otro avivamiento, veré otro tiempo?...”* O sea, otro avivamiento, otra etapa de la Iglesia, otra edad, otra etapa, otro ciclo de la Iglesia, porque ya el ciclo de la séptima edad él lo conocía y él era el mensajero y sabía que era en Norteamérica, pero ahora él se pregunta: “¿Habrá otro despertamiento, otro avivamiento?” Vamos a ver aquí (después continuamos con ese pasaje) en la página 212 del libro de *“Los Sellos”*... Deben tener siempre *“Los Sellos”* y *“Las Edades”* y libro de *“Citas,”* y todos los demás mensajes del reverendo William Branham, porque es el precursor de la Segunda Venida de Cristo; y de acuerdo a como está en ese mensaje hablado todo lo relacionado a la Segunda Venida de Cristo, así tiene que cumplirse. Ese es el fundamento, esa es la plataforma que prepara al pueblo para recibir a Cristo en Su Segunda Venida; como Juan el Bautista fue el precursor de la Primera Venida de Cristo, que preparó el pueblo y también identificó delante del pueblo al Mesías diciendo: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.” Y en una ocasión le preguntan, le dicen a Juan: “Oye Juan, aquél del cual tú diste testimonio, ahora bautiza más personas que tú y le siguen más personas que a ti.” Y Juan dice: “No puede el hombre hacer nada de sí mismo, si no le es dado del cielo, de Dios.” O sea, que lo que está haciendo le ha sido dado de Dios, porque no puede Él hacer nada si no le es dado de Dios, del Padre. Y ya él sabía que Ése era el Mesías, aunque era su primo, pero era el Mesías, primo según la carne porque María y Elisabet eran parientes. Y ahora, Juan dice: “A Él le conviene crecer y a mí menguar.” Y eso es lo mismo que dice el reverendo William Branham, pero eso lo vamos a ver dentro de un momentito. Dice este párrafo primero, a la mitad de ese párrafo número 1, de la página 212 del libro de *“Los Sellos,”* dice: “*La Novia todavía no ha tenido un avivamiento; todavía no ha habido allí ningún avivamiento, ninguna manifestación de Dios para sacudir a la Novia. Estamos esperando eso. Se necesitarán esos siete truenos misteriosos para despertarla. El los mandará, lo ha prometido.”* Y él está hablando en el ‘63, y luego encontramos que él en todos esos tiempos, digamos del ‘58 al ‘65... en el ‘65 se fue, en diciembre se fue, diciembre 24 se fue, encontramos que él dijo: “El avivamiento para Norteamérica ya terminó.” El avivamiento de la séptima edad se acabó en Norteamérica en el mismo tiempo del reverendo William Branham. Entonces para la séptima edad, para la Iglesia en la séptima etapa no hay más avivamiento, terminó, y ya el mensajero se fue; tiene que venir otra etapa, una octava etapa para Dios enviar un avivamiento para Su Iglesia; y los Truenos producirán ese avivamiento. Y los Truenos son la Voz ¿de quién? Del Ángel Fuerte que desciende del Cielo, de Cristo, del Espíritu Santo. Así que, todo tiene un orden bien establecido, del cual las personas no pueden salirse. Vamos a ver la página 474 y 475, les debía este pasaje y se los voy a dar, el último párrafo de la página 474 que continúa en la página 475, y dice... y un poquito antes el párrafo anterior, una parte dice: “*Yo no sé quién será…”* Está hablando aquí del Séptimo Sello y de la Venida del Señor, que es el Séptimo Sello. Dice: “*Yo no sé quién será, ni qué va a suceder. ¡No sé! Solamente sé que esos Siete Truenos contienen el misterio por cuya razón hubo silencio en el Cielo* (por cuya razón hubo silencio en el Cielo)*. ¿Todos entienden? Quizás sea ahora el tiempo y la hora cuando aparezca esta gran persona que hemos estado esperando. Quizás este ministerio, por el cual he tratado de convertir a la gente a la Palabra, ha servido de fundamento.”* ¿Ve? El mensaje es el que sirve de fundamento, porque si no tiene el fundamento, no podrá ver, entender y recibir al Señor en Su Segunda Venida. Viene un mensajero precursor con un mensaje preparando al pueblo, diciéndole qué va a ser y cómo va a suceder todo. Por eso él dice que en el 1.933, el Ángel, la Columna de Fuego, le dijo: “Así como Juan el Bautista fue el precursor o precursó la Primera Venida de Cristo, tú, o tu mensaje, tú eres enviado a precursar la Segunda Venida de Cristo, tu mensaje precursará la Segunda Venida de Cristo.” En algunos otros lugares dice: “El mensaje precursa la Segunda Venida de Cristo, presentará la Segunda Venida de Cristo al mundo.” Ahora, sigue diciendo: “*Quizás este ministerio, por el cual he tratado de convertir a la gente a la Palabra, ha servido de fundamento. Si así es, entonces les estaré dejando para siempre.”* O sea, que no vuelve para precursar la Venida del Señor, ya lo hizo. “*No habrá dos aquí al mismo tiempo.”* Precursor y precursado no estarán, aunque en el tiempo de Juan estaban; pero ahora vean lo que va a decir: “*Y aun si así fuera* (si estuvieran los dos)*... Y aun si así fuera, él crecerá y yo menguaré.”* Porque el precursor es enviado para preparar al pueblo para que reciban al que va a venir después de él, no para que se queden con el precursor, sino para que reciban al que él les está anunciando que va a venir. Como en los días de Juan el Bautista, Juan el Bautista estaba preparando al pueblo para que recibieran ¿a quién? Al que vendría después de Juan. Los discípulos de Juan estaban llamados a hacer lo que hicieron, parece que fue Andrés y Juan, dos discípulos donde estaban con Juan el Bautista en una ocasión, allá en San Juan, capítulo 1, verso 35 en adelante, dice: “*El siguiente día otra vez estaba Juan, y dos de sus discípulos.* *Y mirando a Jesús que andaba por allí, dijo: He aquí el Cordero de Dios.* *Le oyeron hablar los dos discípulos, y siguieron a Jesús.”* Para eso fue que Juan vino: para precursar la Venida del Señor, para preparar al pueblo para que siguieran, ¿a quién? A Jesús. Estos dos discípulos: uno fue Juan el apóstol y el otro fue otro de los discípulos. “*Le oyeron hablar los dos discípulos, y siguieron a Jesús.”* Eso era lo que tenían que hacer todos los discípulos de Juan, pero algunas veces encontramos que prefieren al precursor y no al precursado. Pero el precursor dice: “A él le conviene crecer, y a mí menguar.” Por lo tanto, el propósito es que reciban lo que viene después del precursor. Los Truenos, el avivamiento que está prometido, no es para el precursor porque ya él tuvo uno, y para la gente, los que están con el precursor, porque ya ellos tuvieron su tiempo, su séptima edad, donde hubo el avivamiento de la séptima edad, que es representada en la iglesia de la Laodicea. Por eso la edad séptima se le llama también la edad de Laodicea o iglesia de Laodicea o séptima edad, y se cumplió en Norteamérica. Solamente queda en el Oeste el territorio de la América Latina incluyendo todo el Caribe, para cumplir lo que falta de ese Programa Divino. Recuerden que el sol se pone por el Oeste, y al tiempo de la tarde es que se lleva a cabo la cena. Usted no va a cenar en la mañana, en la mañana usted va a desayunar. Ahora vamos a ver, a continuar aquí en la página ¿qué? 166 del libro de “Citas,” párrafo 1485, dice: “*Ahora, yo estaba poniéndome bastante viejo y pensé: ‘¿Habrá otro avivamiento, veré otro tiempo?’ Y sólo recuerden, del Oeste* (del Occidente, el Oeste es el Occidente) *vendrá un jinete en un caballo blanco. Cabalgaremos esta senda otra vez. Eso es correcto. Tan pronto como estamos casi listos. Ven ustedes es una promesa.”* Así que, para el próximo avivamiento, él pregunta: “¿Habrá otro avivamiento?” Y entonces ve lo que viene, él sabía, dice: “Del Occidente vendrá un jinete en un caballo blanco; recorreremos esta senda, este camino, una vez más.” Si dice: “Recorreremos,” Elías va a recorrer, y ya Elías en su primera etapa se fue; vino Elías en su segunda etapa, que fue Eliseo, vino Juan el Bautista en su tercera etapa, la tercera etapa de Elías, y vino William Branham en la cuarta etapa o manifestación del ministerio de Elías; y dice que vendrá nuevamente Elías por quinta ocasión. Él antes pensaba que eran cuatro ocasiones nada más, y por eso ustedes encontrarán que todo lo que correspondía a la quinta manifestación, como él no comprendía todavía que habría una quinta manifestación, entonces todo lo aplicaba a la cuarta manifestación. Por lo tanto, ustedes encontrarán muchas cosas que él aplicó para la cuarta manifestación y no se cumplieron, ¿por qué? Porque eran para la quinta manifestación; y después él comprende que hay una quinta manifestación de Elías. Él antes de comprender eso, pensó que la cuarta manifestación de Elías era que se hacía la conexión con el pueblo hebreo, que Elías hacía ese contacto, esa conexión con el pueblo hebreo. Y fue invitado por un grupo de personas del cristianismo para ir a Israel, y él ya salió para Israel con boleto y todo listo para una actividad allá, y cuando estaba en Egipto para ya tomar el vuelo para Israel, el Ángel le dice: “No vayas, no es el tiempo todavía. La iniquidad, la maldad de los amorreos no se ha cumplido todavía, no es el tiempo todavía; vete a tal lugar (a otro lugar lo mandó).” Y él pensaba que él era el que tenía que ir y hacer, Dios por medio de él, esa conexión con los judíos. Luego él comprendió que hay una quinta manifestación del ministerio de Elías. Y ahora, eso lo tenemos que tener en cuenta para así comprender que con el ministerio de Elías, el ministerio de Elías en su quinta manifestación, viene otro ministerio adicional: el de Moisés. El ministerio de Moisés va a estar manifestado, y ése está ligado a la Ley, por eso con el ministerio de Elías los judíos dirán: “Pero, es que nosotros creemos a Moisés...” Y entonces ahí estará el ministerio de Moisés para aclarar la situación. El ministerio de Elías ha obrado con judíos y con gentiles, el de Moisés obró con gentiles pero para juicio allá en Egipto, pero para bendición del pueblo con los judíos, es el ministerio para y con los judíos. Así que, podemos ver que hay algo grande por ahí. Veamos un poquito más, ya vimos que es del Occidente, por lo tanto en el Occidente va a pasar algo y vamos a ver qué será. Página 155... y eso va a suceder en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo. Página 155, párrafo 1383, dice: “*Oh, habrá una verdadera lluvia temprana y tardía en los postreros días sobre ese grupo pequeño que viene con El sobre este asno manso y humilde, sin una denominación, clamando: ‘Hosanna al Rey que viene en el nombre del Señor.”* Ahora vean, tiene que ser para la edad o etapa correspondiente a la Iglesia después de la séptima edad; y tiene que ser en el territorio, tiene que surgir ese movimiento en el territorio correspondiente; y el reverendo William Branham dijo: “Del Occidente vendrá un jinete en un caballo blanco,” ahí lo tienen. Y ahora, hay muchos otros pasajes, escrituras y profecías que ha dado el Espíritu Santo, no solamente en el Antiguo Testamento sino en el Nuevo Testamento también, por los apóstoles, por los mensajeros también de las diferentes edades, por el séptimo mensajero, el reverendo William Branham, que fue un profeta y fue el profeta precursor de la Segunda Venida de Cristo. Por lo tanto, hay un fundamento grande, escritural, para estar firmes creyéndolo y esperando que se cumpla en la forma que ha sido prometido. Por supuesto que cuando Jesús entró a Jerusalén en un burrito, y clamaban los niños: “¡Hosanna al Rey que viene en el Nombre del Señor! ¡Bendito el Reino de David que viene!” Y los discípulos del Señor Jesucristo también; pero no todos estaban contentos, hubo un grupo de gente, de líderes religiosos y de los ciudadanos de Jerusalén que decían: “¿Quién es éste?” Y unos decían: “Es Jesús de Nazaret, Jesús el profeta de Nazaret.” ¿Ven? No vieron ese movimiento que era el cumplimiento de Zacarías, capítulo 9, verso 9, y no comprendieron, y se les pasó por encima la Venida del Señor allá dos mil años atrás, y la entrada del Mesías a Jerusalén en un burrito. Ahora, recuerden que todo aquello que pasó allá, luego se va a convertir en tipo y figura de lo que va a pasar en la Iglesia del Señor Jesucristo; y ahí no vamos a hablar mucho para que no se abra mucho todo ese misterio hasta cierto tiempo. Todo eso tiene que ver con el Cielo abierto que hemos visto en Apocalipsis, capítulo 19, versos 11 al 21. Y ustedes busquen en el libro de *“Los Sellos,”* página 256, lo que el reverendo William Branham habla con relación a ese pasaje, y ahí lo vamos a dejar; vamos a decir: esa es asignatura para ustedes. Hay un misterio muy grande, y el misterio más grande es el misterio del Séptimo Sello, que es el misterio de la Venida del Señor para el Día Postrero. Y tenemos que recordar que una cosa es la Venida del Señor en el Día Postrero antes de la gran tribulación y otra cosa es la Venida del Señor al final de la gran tribulación. La Venida del Señor antes de la gran tribulación es un misterio que va a traer la bendición de la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. El reverendo William Branham dice: “No se sabe, Él no ha dicho cómo será ni quién será, ni cómo va a ser.” Es un misterio que es para ser revelado a la Iglesia del Señor Jesucristo, le va a dar la fe para ser transformados y llevados con Él a la Cena de las Bodas del Cordero. Viene como ladrón en la noche, en la forma en que no lo esperan, excepto aquellos que tendrán la plataforma que puso el reverendo William Branham como precursor. Puso la plataforma, el fundamento de cómo va a ser el cumplimiento de la Venida del Señor a Su Iglesia. Eso es Apocalipsis, capítulo 10 también, el Ángel Fuerte descendiendo del Cielo... Ya tocamos un poquito más, y ya vamos a aclarar un poquito para que no... Página 57 del libro de *“Los Sellos,”* éste es la versión que tiene 484 páginas. Si busca otro que tenga menos o más páginas, no sé si lo encuentre ahí, éste es de la primera o la primera versión que hicieron en español, y es la que yo normalmente uso porque en ésa, desde la década del ‘60 estuve marcando, y entonces, pues he mantenido esa versión siempre. Dice, por la mitad: “*Este libro sellado con siete sellos es revelado en el tiempo de los siete truenos de Apocalipsis 10. Demos lectura allí también para tener un mejor entendimiento antes de entrar más profundamente. Ahora, esto ya es el tiempo del fin porque dice así:* ‘*Y vi otro ángel fuerte descender del cielo, cercado de una nube, y el arco celeste sobre su cabeza...’* *Ahora, si usted se fija bien, notará que esta persona es Cristo, porque aun en el Antiguo Testamento Él fue llamado el Ángel del Pacto; y Él ahora viene directamente a los Judíos porque la iglesia ha llegado a su fin.”* Vea esta forma de hablar: “*...ahora viene directamente a los Judíos porque la iglesia ha llegado a su fin.’* *Bien, ahora continuando:* ‘*...y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego.’* *¿Recuerden el ángel de Apocalipsis capítulo uno? Este es el mismo. Un ángel es un mensajero, y él es un mensajero a Israel. ¿Ve usted? La iglesia está a punto de ser raptada, Él viene por Su iglesia.”* Y ahora, el mensajero a Israel, el Ángel del Pacto que tiene que venir en el Día Postrero para cumplir los tres años y medio que faltan de la semana número setenta de Daniel, viene por Su Iglesia, porque para ese tiempo Su Iglesia está en el final de los días; y cuando digo “el final de los días,” no quiero decir días de 24 horas: final de su tiempo aquí en la Tierra; pueden ser meses, pueden ser años, pero es ya luego de la séptima edad de la Iglesia. Y ahora, encontramos que él viene por Israel, pero también dice que viene por Su Iglesia. Vamos a ver un poquito más aquí, a ver para que quede más claro este tema, vamos a buscar la 2A del libro de *“Citas,”* dice: “*Cristo viene tres veces* (párrafo 14)*. La primera vez Él vino para redimir Su Iglesia. ¿Es eso correcto? La segunda vez, Él viene para recibir Su Iglesia. La tercera vez Él viene con Su Iglesia.”* La primera: dos mil años atrás; la segunda: viene por Su Iglesia; y la tercera: viene con Su Iglesia para establecer el Reino Milenial después de la gran tribulación. Ahora, vamos a ver otro lugar... hay muchos lugares donde el reverendo William Branham estuvo hablando acerca de la Venida del Señor. Hay un lugar donde dice, en la página 22, párrafo 176, dice: “*Y allí están esos dos testigos. Y cuando ellos atormenten al mundo con sus predicaciones, y reúnan otra vez a los judíos, trayéndolos a arrepentimiento, trayéndolos otra vez a que crean... cuando vean a Jesucristo viniendo por la Novia, ellos dirán: ‘Mirad, este es el Dios a quien esperábamos. ¡Este es Él!’ Pero Él no viene por ellos, viene por Su Novia.”* O sea, que viene un momento en que ellos se van a dar cuenta de algo, pero ese “algo” lo van a ver como lo vio Jacob en el sueño, él vio a Dios en la parte alta de la escalera, vio el Cielo abierto, vio ángeles de Dios subiendo y bajando, ¿no dice la Escritura que los creyentes son como los ángeles? Y para el Reino Milenial son como los ángeles, que ni se casan ni se dan en casamiento; y dice también que no es la voluntad de nuestro Padre celestial que se pierda uno de estos pequeñitos, dice que sus ángeles ven el rostro de nuestro Padre cada día. Y ahora, tenemos que entender esto para que así nunca estemos confundidos. La bendición grande viene para la Iglesia del Señor Jesucristo y está ligada a una Gran Carpa-Catedral. Por lo tanto, la Iglesia del Señor Jesucristo va a tener en el tiempo final, en algún lugar, en el territorio que corresponde a esa etapa... no en la etapa, no el territorio que corresponde a la etapa primera, segunda, tercera, cuarta, quinta, sexta; si corresponde a la quinta etapa, sería en Alemania el cumplimento de la Visión de la Carpa; si corresponde a la sexta etapa, entonces sería en Inglaterra el cumplimiento de la Visión de la Carpa; y si fuera para la séptima edad, corresponde a la parte Norte: Norteamérica, pero ya el mensajero se fue, para lo cual el avivamiento tiene siempre que ser cuando el mensajero está. Así que, donde Él cumpla la etapa de Oro de la Iglesia, la etapa de Edad de Piedra Angular, ahí en alguno de los territorios donde esté cumpliéndose esa etapa, va a aparecer el cumplimiento de la Visión de la Carpa. Tan sencillo como eso. Va a ser entre creyentes, por eso él vio a la Columna de Fuego que se movió a ese lugar, lo llevó, fue a ese lugar, lo subió más alto. Vean que él fue subiendo de etapa en etapa, más alto y más alto, hasta que llega a esa etapa donde ve la Carpa. Luego de salir de la etapa donde estaba con un zapatito, y era la etapa también donde estaba pescando y donde estaba con un zapatito después: etapa Pentecostal, etapa séptima de la Iglesia; pero subió más alto, y si sube más alto, pues sube más arriba de la séptima edad. Así que, una bendición grande está prometida para la Iglesia del Señor Jesucristo en el cumplimiento de la Visión de la Carpa. Tiene que ser en medio del cristianismo, porque se está predicando allí, él vio predicándose el Evangelio, haciendo llamamientos al altar y también oración por los enfermos. Ahora, podrá suceder que en nuestro tiempo suceda lo que sucedió cuando Cristo estuvo en las bodas de Caná. Y allá hubo una situación, no económica, podían tener el dinero pero no tenían el vino, y no se sabe dónde podían irlo a comprar. Y María que ya conocía a Jesús, y María representa a la Iglesia, y parece que sabía que Jesús podía... parece que había visto a Jesús haciendo, podía... parece que había visto que el poder de Dios estaba en Jesús, y ya como estaba bautizado y el Espíritu Santo estaba en Él, pues ella sabía cosas que las demás personas no sabían. Y se acabó el vino, y le dice... a lo mejor eran hasta familia de ellos o conocidos, pero quizás familia, y le dice María a Jesús, porque Jesús había sido invitado con Sus discípulos y ya, pues, Jesús estaba predicando, había comenzado el ministerio. Y ella le dice: “No tienen vino, se acabó el vino.” Cualquier persona puede pensar: “Bueno, será que le está pidiendo dinero para que - o que vaya a comprar vino con sus discípulos.” Pero parece que ella sabía un poquito más que lo que sabían otras personas. Y Jesús le dice: “Mujer, ¿qué tengo contigo? Mi hora todavía no ha llegado.” O sea, no podía estar haciendo milagros todavía, por lo que podemos notar ahí: “¿Qué quieres que haga? Mi hora todavía no ha llegado para resolver ese problema.” El vino representa el estímulo que produce la revelación divina. Si se trae la revelación divina produce el vino, y el vino y la revelación divina viene por la Palabra hablada. Él habló la Palabra: que echaran agua, unas tinajas de agua en cierto lugar, y luego que la dieran a probar al maestresala, al catador de vino, diríamos, ¿verdad? o al que estaba a cargo de la fiesta, de la recepción. Y lo probó y dijo... llama al esposo (porque ya se habían casado) o al novio, y le dice: “Oye, toda persona en las fiestas da el mejor vino primero, y para lo último deja el de menos calidad, el malo.” ¿Por qué? Porque después que ya las personas han tomado mucho, ya no saben qué están tomando. “Pero tú has hecho diferente, tú has dejado el mejor vino para lo último.” Y el mejor vino, la revelación divina y el estímulo, lo más grande en las Bodas del Cordero con Su Iglesia, es para nuestro tiempo. “El mejor vino, el estímulo más grande por la Palabra revelada, por el vino, por la Palabra revelada que viene el vino, que viene el estímulo, Tú has dejado eso para lo último.” La revelación más grande es para este tiempo final, que producirá el estímulo más grande, el vino más grande, la bendición más grande, el avivamiento más grande de todos los tiempos; de tal modo que va Dios a estremecer a todas las naciones. Por lo tanto, estamos esperando una bendición grande. Sabemos que en el Occidente va a venir una bendición grande, sabemos que del Occidente va a venir un jinete en un caballo blanco y que el ministerio de Elías se va a unir ahí, el ministerio de Elías por quinta ocasión va a estar unido en ese ministerio que se levantará en el Occidente. Así que, no se preocupen por los problemas del Pacífico, del mar Pacífico, de los maremotos, porque aunque esos maremotos se llevan las costas cuando vengan, pero hay UNO que nos dijo que nos va a llevar para arriba, y es Cristo, que nos va a llevar para la Cena de las Bodas del Cordero. Todavía es un misterio el Séptimo Sello, todavía es un misterio la Venida del Señor a Su Iglesia, pues muchas personas mezclan la Venida del Señor, las ponen juntas las dos cosas: la Venida del Señor a la Iglesia para llevársela y la venida para el establecimiento del Reino, lo cual son dos cosas diferentes; es la Venida del Señor a Su Iglesia, lo cual será en forma secreta; y lo otro, la Venida del Señor completa, luego de la gran tribulación para el establecimiento del Reino del Señor, del Reino del Mesías. Tenemos que saber hacer esa diferencia para que podamos comprender y estar preparados para el evento más grande que se efectuará en el planeta Tierra: la Venida del Señor con el Cielo abierto; porque cuando es visto el Cielo abierto en el capítulo 19, ahí Él viene con un poderoso Ejército. Bueno, vamos a dejar esto quietecito ahí. Que Dios me los bendiga y les guarde, y continuemos adelante sirviendo al Señor con toda nuestra alma, con todo nuestro corazón. Sabiendo que el Cielo está abierto desde el Día de Pentecostés, aun en los días de Jesús se abrió el Cielo y descendió el Espíritu Santo en forma de paloma sobre Jesús, y luego el Día de Pentecostés se abrió el Cielo y vino el Espíritu Santo sobre ciento veinte personas; y ha seguido abriéndose el Cielo y derramando Dios del Espíritu Santo sobre toda carne que lo recibe como único y suficiente Salvador. Ha sido para mí una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta tarde, y ya estaré nuevamente con ustedes en la actividad pública que se llevará a cabo en el lugar que ya ustedes están enterados; allá nos veremos nuevamente. Que Dios les bendiga y les guarde a todos. “**EL CIELO ABIERTO.”**