--- title: 'Escuchando la Voz del Cielo' date: 2007-02-09 activity: 1 place: city: Ciudad del Este state: Alto Paraná country: PY duration: 00:00:00 public: false youtube: translations: files: --- Muy buenas noches, amables amigos y hermanos presentes; es una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Me acompaña también mi esposa Erica a quien ustedes escucharon en esta noche, y también el doctor Salomón Cunha y su esposa Kélita Machado de Cunha (doctora Kélita Machado de Cunha), y también Florisvaldo Machado quien está aquí en las cámaras (con la cámara), y también el doctor Camilo Montoya Reyes a quien ustedes ya escucharon también (ya lo escucharon también), y también un grupo de hermanos de Asunción y algunos también de Brasil. Para estos momentos vamos a pedirle al ministro aquí, reverendo Manuel Daza y su esposa se acerquen acá. Vamos a inclinar nuestros rostros, pueden estar más acá, y vamos a orar por ellos: ***Señor, Dios eterno, ante Tu presencia vengo y traigo al reverendo Manuel Daza y su esposa; ministro aquí en esta congregación. Te ruego recibas Señor, a este matrimonio y los uses grandemente en el ministerio aquí en esta ciudad, y que este auditorio, esta congregación aquí se llene de almas para Ti, para Tu Reino; y también Te ruego los uses grandemente llevando el Evangelio para y a todas las personas de esta ciudad y de todo el Estado y también por todos los lugares.*** ***Señor, bendíceles aquí al ministro, su esposa y todos los hermanos, que haya abundancia de Palabra y de bendición espiritual, les bendigas y les prosperes espiritualmente y materialmente también. En Tus manos los encomiendo. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.*** Y ahora, leemos en el libro del Apocalipsis, en el capítulo 4, esto es después de las siete edades de la Iglesia. Dice: “*Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas.”* Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla. Nuestro tema es: **“ESCUCHANDO LA VOZ DEL CIELO.”** En el libro del Apocalipsis encontramos las siete etapas o edades de la Iglesia, en el capítulo 2 y capítulo 3, y luego cuando llegamos al capítulo 4 encontramos la puerta abierta en el Cielo y una Voz, la Voz de Dios por medio de Cristo, hablándole a Su Iglesia y pidiéndole que suba a esa parte, al Cielo, a esa etapa celestial que representa el Cielo, donde Juan está viendo y también escuchando esa Voz. Por lo tanto, para la Iglesia del Señor Jesucristo habrá una edad celestial que será después de las siete etapas o edades de la Iglesia del Señor Jesucristo; y así como en cada etapa o edad de la Iglesia la Voz de Dios por medio de Cristo en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia, fue escuchada por los escogidos de Dios; “porque el que es de Dios, la Voz de Dios oye,” dice Cristo en San Juan, capítulo 8, verso 47, y también dice: “Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen, y yo las conozco y yo les doy Vida eterna.” Eso está en San Juan, capítulo 10, versos 27 en adelante. Y ahora, ¿cómo es que van a escuchar la Voz de Cristo? Él también dijo: “Mis ovejas oyen mi Voz y Yo las conozco y me siguen. Y Yo les doy Vida eterna.” También Él dice: “También tengo otras ovejas que no son de este redil (o sea, que no son de Israel); aquellas también debo traer, y oirán mi Voz, y habrá un rebaño y un pastor.” (San Juan, capítulo 10, versos 14 al 18). Y ahora, la promesa es que van a escuchar la Voz de Cristo; pero Cristo murió, resucitó y subió al Cielo, y ahora ¿cómo van a escuchar la Voz de Cristo si Él subió al Cielo? Él está en el Cielo en la dimensión de Dios haciendo intercesión con Su propia Sangre, Él está como Sumo Sacerdote haciendo intercesión por cada persona que lo recibe como su único y suficiente Salvador. Por eso la Escritura dice: “Si alguno ha pecado, abogado tenemos para con el Padre: Jesucristo Su Hijo (o sea, el Hijo de Dios).” Y ahora, Cristo también dijo: “Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.” San Mateo, capítulo 28, versos 16 al 20. ¿Cómo estaría Cristo con y en medio de todos los creyentes en Él? En Espíritu Santo, y estar Cristo en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia, es estar en Su cuerpo angelical llamado el Ángel del Pacto o Ángel de Jehová del Antiguo Testamento, como estuvo en medio de Su pueblo Israel Dios en Su cuerpo angelical, llamado el Ángel del Pacto o Ángel de Jehová, el cual es el cuerpo angelical de Cristo. Por eso es que Jesucristo podía decir: “Abraham vuestro padre deseó ver mi día; lo vio, y se gozó.” Le dijeron entonces los judíos: “Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?” Cristo les dice: “Antes que Abraham fuese, Yo Soy (o sea, que Cristo les dice que aún es antes que Abraham). Eso está en San Juan, capítulo 8, versos 56 al 58. ¿Y cómo era Cristo antes de Abraham? Era el Ángel del Pacto o Ángel de Jehová, Cristo en Su cuerpo angelical. Por eso en Zacarías, capítulo 7, verso 11 al 12: “Pero no quisieron escuchar, antes taparon sus oídos para no oír.” Para no oír ¿qué? Para no oír las Palabras que Jehová hablaba por medio de Su Espíritu a través ¿de qué? De Sus Profetas. Vamos a leerlo para que tengan aquí el cuadro claro de esta Escritura. Zacarías, capítulo 7, verso 11 en adelante, dice: “*Pero no quisieron escuchar, antes volvieron la espalda, y taparon sus oídos para no oír;* *y pusieron su corazón como diamante, para no oír la ley ni las palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas primeros; vino, por tanto, gran enojo de parte de Jehová de los ejércitos.”* Cuando las personas no escuchan la Voz de Dios, entonces la ira de Dios está sobre las personas. La forma de tener a Dios contento, es escuchando Su Voz; como la forma de todo padre estar contento con sus hijos, es que sus hijos escuchen su voz. Los hijos desobedientes no alegran al padre, pero el hijo obediente alegra al padre y a la madre. Y ahora, aquí nos dice que Dios por medio de Su Espíritu, a través de los Profetas habló; era Dios por medio de Su Espíritu, Dios por medio de Su cuerpo angelical, el Ángel del Pacto, a través de los Profetas manifestado, le habló al pueblo, porque para aquellos tiempos Dios no tenía un cuerpo de carne. Pero más adelante Él crearía un cuerpo de carne y vendría a la Tierra en medio de los seres humanos, vendría a Su templo el Señor, el Ángel del Pacto, al cual buscaba el pueblo hebreo, y eso sería la Venida del Mesías conforme a Malaquías, capítulo 3, verso 1, para lo cual creó en el vientre de la virgen María una célula de vida, la cual se multiplicó célula sobre célula y así fue formado el cuerpo de Jesús, fue creado en esa forma, y luego que nació, dice la Escritura que sería Emanuel que traducido es: “Dios con nosotros.” (Isaías, capítulo 7, verso 14). Y ahora, ése es el Segundo Adán, y así como el primer Adán tuvo orden de multiplicarse, reproducirse, en muchos hijos e hijas de Dios; pero al pecar entonces ya los hijos no vendrían con Vida eterna. Pero el Segundo Adán no pecó y por consiguiente se multiplicaría en muchos hijos e hijas de Dios con Vida eterna, por medio de creación divina, por medio de Su Palabra creadora traería a Vida eterna hijos e hijas de Dios, y por consiguiente traería a la gloria muchos hijos, como dice San Pablo en Hebreos, capítulo 2, versos 7 al 16. Y ahora, encontramos que esos hijos e hijas de Dios, Él les llama también: “Mis hermanos, anunciaré a mis hermanos Tu Nombre.” Y también les llama Sus hijos: “Estos son los hijos que Dios me dio,” son Sus hermanos y son Sus hijos también, esa es la descendencia celestial del Segundo Adán, de Cristo. Esa es la descendencia de Dios, por eso en Efesios, capítulo 2, dice que “ya no somos extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos con los santos y miembros de la familia de Dios.” Vamos a leerlo aquí en Efesios para que sepamos lo que somos ante Dios. Dice capítulo 2, versos 14 en adelante, dice: “*Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación,* *aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz,* *y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades.* *Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca;* *porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre.* *Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios.”* Un miembro de la Familia de Dios, un miembro de la realeza. Por eso es que en el libro del Apocalipsis, capítulo 1, versos 5 al 6, dice que Él con Su Sangre nos limpió de todo pecado y nos ha hecho para nuestro Dios Reyes y Sacerdotes, y también en el capítulo 5, versos 8 en adelante del Apocalipsis y en el capítulo 20, versos 4 al 6 también. Así que pertenecemos a una familia celestial, a la familia real, y por consiguiente es que somos Reyes y Sacerdotes y Jueces de ese Reino celestial, el cual va a ser establecido físicamente en este planeta Tierra, y por esa causa es que esas personas escuchan la Voz del Cielo, la Voz de Dios, la Voz de Dios por medio de Cristo, por medio del Espíritu Santo, que es Cristo en Su cuerpo angelical; y por consiguiente esa es la Voz del Cielo que esta familia celestial que forma la Iglesia de Jesucristo, ha estado escuchando todo el tiempo desde el Día de Pentecostés en adelante. Pero antes de eso, cuando Jesucristo estaba en Su cuerpo de carne, ahí estaba escuchándose la Voz del Cielo a través de un hombre llamado Jesús; por eso Él decía que Él no hablaba nada de sí mismo, sino lo que Él escuchaba al Padre hablar, eso era lo que Él hablaba, por lo tanto, aquella era la Voz del Cielo, la Voz de Dios. Por eso también Él dijo que Sus hermanos y hermanas y madre, eran aquellos que escuchaban la Palabra de Dios, la Voz de Dios, la Voz del Cielo. O sea, que los hermanos de Jesucristo, estos hermanos menores, se identifican como los que escuchan la Voz del Cielo, la Voz de Dios. El que es de Dios, la Voz de Dios oye, y esos son los hermanos menores de Jesucristo, pues Él es nuestro hermano mayor. Y ahora, para nuestro tiempo, así como en edades pasadas vino la Voz del Cielo a la familia celestial, a la Iglesia del Señor Jesucristo por medio de la manifestación de Cristo en Espíritu Santo, de Cristo en Su cuerpo angelical a través del Mensajero de cada edad, para nuestro tiempo también la Voz del Cielo estará hablándole a todos los escogidos en la etapa o edad celestial, que es la Edad de la Piedra Angular. Y ahí estará la Voz del Cielo, la Voz de Dios por medio del Espíritu Santo en Su manifestación final, hablándonos las cosas que deben suceder pronto en este tiempo final. Esa es la Voz del Cielo que estarán escuchando los escogidos del Día Postrero. Esa es la Palabra de Dios para el tiempo final, con la cual serán llamados y juntados todos los escogidos de Dios, esa es también la gran Voz de Trompeta o Trompeta de Dios, la misma Voz que escuchó Juan el Apóstol en Apocalipsis, capítulo 4, que le dijo: “Sube acá, y Yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas.” Esa misma Voz es la que llama a Su Iglesia a subir más arriba, a la Edad de la Piedra Angular, para darle a conocer todas las cosas que deben suceder pronto en este tiempo final. Esa es la Voz que le da a la Iglesia la fe, la revelación para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, esa es la Voz que le estará dando a la Iglesia de Jesucristo la revelación, la fe, la revelación del Séptimo Sello, la revelación de la venida del Señor para el tiempo final. Y por consiguiente los escogidos de Dios, los hijos e hijas de Dios, los hermanos menores de Jesucristo, serán los que estarán escuchando esa Voz y por consiguiente estarán obteniendo el conocimiento, la revelación divina de la Venida del Señor para el Día Postrero. Por lo cual les dará la fe para ser transformados y raptados; ellos son los que en el Día Postrero entrarán con el Novio, con Cristo, y luego la puerta se cerrará. O sea, que son los últimos que entrarán a la Casa de Dios para la Cena de las Bodas del Cordero. Por lo tanto, la Voz del Cielo para nuestro tiempo, hemos visto que es la gran Voz de Trompeta o Trompeta final, la Voz de la Séptima Trompeta de Apocalipsis, capítulo 11, versos 15 al 19, esa es la Voz de Dios por medio del Espíritu Santo, por medio de Cristo en Su cuerpo angelical, y con esa Voz son llamados y juntados todos los escogidos de Dios del Día Postrero, y se completará el grupo de los escogidos de Dios. Si oyes hoy Su Voz, no endurezcas tu corazón. Yo escuché esa Voz y lo recibí como mi Salvador y entré a Su Cuerpo Místico de creyentes, ¿y quién más? Cada uno de ustedes también. Si hay alguna persona que todavía no ha escuchado esa Voz y en esta noche ha estado escuchando la predicación del Evangelio de Cristo, la Voz de Cristo, la Voz del Cielo, y nació la fe de Cristo en su alma, puede recibirlo en estos momentos como su único y suficiente Salvador, y yo estaré orando por usted para que Cristo le reciba en Su Reino. Vamos a dar unos minutos para que así tengan la oportunidad de venir a los Pies de Cristo los que han escuchado y ha nacido la fe de Cristo en su alma, porque la fe viene por el oír la Palabra de Dios, esa Voz del Cielo, y con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Y ahora, es el momento para confesar públicamente a Cristo como único y suficiente Salvador. Vamos a dar unos minutos. Si hay alguna persona que todavía no ha recibido a Cristo Cristo, lo puede hacer en estos momentos para así recibir la bendición de Cristo. Si oyes hoy Su Voz, no endurezcas tu corazón, es Cristo llamándote porque tu nombre está escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida. “**ESCUCHANDO LA VOZ DEL CIELO.”** Los niños de diez años en adelante también pueden venir a los Pies de Cristo, pues Cristo tiene lugar en Su Reino para los niños también. Es un asunto de salvación y Vida eterna recibir a Cristo como único y suficiente Salvador. La Vida eterna es lo más importante para todo ser humano, sin Vida eterna la persona no puede vivir eternamente. ¿Y dónde va a conseguir la Vida eterna? En Jesucristo, Dios nos ha dado Vida eterna, y esta vida está en Su Hijo Jesucristo, según nos dice Primera de Juan, capítulo 5, versos 10 al 13. Por lo tanto, todos tienen la oportunidad de escuchar la Voz del Cielo y recibirlo como único y suficiente Salvador. Todos queremos asegurar nuestro futuro eterno, porque todos queremos vivir eternamente. Está el camino de la vida y está el camino de la muerte; el camino de la vida es Cristo, y toda persona que desea vivir eternamente, toma el camino de la vida, que es Cristo nuestro único y suficiente Salvador. Vamos todos a estar puestos en pie para orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo en esta ocasión. Si hay alguna otra persona que todavía no ha venido a los Pies de Cristo y está aquí presente, puede venir en estos momentos. Vamos ya a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo, vamos a levantar nuestras manos al Cielo, a Cristo, para orar. Repitan conmigo esta oración las personas que han venido a los Pies de Cristo en esta ocasión: ***Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Evangelio y nació Tu fe en mi corazón, creo en Ti de todo corazón, creo en Tu Primera Venida, creo en Tu Nombre como el único Nombre bajo el Cielo dado a los hombres en que podemos ser salvos, creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de Expiación por nuestros pecados; reconozco que soy pecador y necesito un Salvador, y reconozco que Tú eres mi único y suficiente Salvador, por lo cual Te recibo como mi único y suficiente Salvador.*** ***Señor, salva mi alma Te lo ruego, reconozco que soy pecador, perdóname Señor y límpiame con Tu Sangre de todo pecado, y bautízame con Espíritu Santo y Fuego luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre, y sea producido en mí el nuevo nacimiento. Quiero nacer en Tu Reino, quiero vivir eternamente Señor, sálvame Te lo ruego, me rindo a Ti, me entrego a Ti en alma, espíritu y cuerpo, sálvame Señor, Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amen.*** Y con nuestras manos levantadas al Cielo todos decimos: **¡La Sangre de Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre de Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre de Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén y amén.** Y ahora, Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado, porque ustedes escucharon la predicación del Evangelio de Cristo, la Voz del Cielo, y lo han recibido como único y suficiente Salvador. Ahora, ustedes me dirán, por cuanto Él dijo: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo,” ustedes me dirán: “Ya creí y ahora deseo ser bautizado en agua lo más pronto posible, quiero cumplir Su mandato lo más pronto posible. ¿Cuándo me pueden bautizar?” Es la pregunta de ustedes. Por cuanto ustedes han creído en Cristo de todo corazón, bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo en estos momentos, en donde se identificarán con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección. **Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento, y nos continuaremos viendo por toda la eternidad, nos veremos eternamente en el glorioso Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador, porque hemos escuchado la Voz del Cielo, la Voz de Dios por medio de Cristo en Espíritu Santo en medio de Su pueblo.** Ha sido un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión. Dejo al reverendo Manuel Daza con ustedes, para que les indique hacia dónde caminar para colocarse las ropas bautismales y ser bautizados. ¿Hay agua? Hay bautisterio. ¿Hay ropas bautismales también? Hay ropas bautismales. ¿Hay vestidores de ropa también y ropas? ¿Y personas que les bautizarán? Personas que les bautizarán también y personas que les ayudarán a llegar a los vestidores de ropa para colocarse las ropas bautismales. Por lo tanto, bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo en estos momentos, como hacían los apóstoles con todos los que recibían a Cristo como su único y suficiente Salvador como está ahí en el libro de los Hechos, en el capítulo 2, versos 13 en adelante y también capítulo 2, versos 31 al 48. Y que Dios les bendiga grandemente a todos ustedes que están presentes, y a los que están a través de internet o del satélite, que escucharán, me están escuchando o que escucharán más adelante esta conferencia, esta predicación del Evangelio de Cristo. Que Dios les bendiga y les guarde a todos. Con ustedes el reverendo Manuel Daza para continuar. Dios les bendiga y les guarde a todos. “**ESCUCHANDO LA VOZ DEL CIELO.”**