--- title: 'El clamor del alma' date: 2005-06-19 activity: 1 place: city: Goiânia state: Goiás country: BR duration: 00:00:00 public: false youtube: translations: files: --- Muy buenos días, a todos los presentes y a todos los que están a través de internet o del satélite, o a través de algún otro medio de comunicación. ***Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.*** Para esta ocasión a todos los padres, en Puerto Rico y en los demás países donde se celebra el Día de los Padres hoy domingo: **Muchas felicidades, y que Dios los bendiga grandemente, y les ayude siempre a ser responsables con vuestros hijos y con vuestras esposas, a ser responsables con el hogar, con la comunidad, con el país y con la iglesia, y en la Iglesia del Señor Jesucristo, y por consiguiente con nuestro amado Señor Jesucristo. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.** Para esta ocasión leemos en el Salmo 42, verso 1 al 2, donde dice: “*Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas,* *Así clama por ti, oh Dios, el alma mía.* *Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo.”* Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra. Nuestro tema es: **“EL CLAMOR DEL ALMA.”** Tomando esta segunda parte del verso 1, donde dice: “*Así clama por ti, oh Dios, el alma mía.”* Así como nosotros con nuestro cuerpo físico hablamos y clamamos, también nuestra alma *acá* en lo profundo de nuestro ser clama a Dios. El ser humano es alma viviente. Eso es lo que en realidad es el ser humano. Pero tiene un espíritu, que es un cuerpo espiritual de otra dimensión; y tiene un cuerpo físico de esta dimensión física, en donde vivimos. Lo más importante de la persona es el alma, pues eso es lo que es la persona. Y cuando nosotros como alma viviente hablamos o hacemos alguna cosa, lo hacemos a través de nuestro cuerpo físico, usando nuestro espíritu; y con nuestro espíritu usamos nuestro cuerpo físico. Pero en realidad es el alma el que está obrando; porque el alma es lo mayor en usted; y en mí también. Y ahora, cuando la persona desde lo profundo de su alma clama a Dios porque tiene sed del Dios vivo, ése es el clamor del alma. Y ahora, así como nosotros para que nuestro cuerpo físico tenga vida, le damos comida, y le damos agua. La Escritura dice en Amós, capítulo 8, verso 11: “*He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová.”* Y ahora, así como hay hambre y sed física, hay hambre y sed espiritual para el alma y para el espíritu de la persona. “No solamente de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios.” Por lo tanto, aquí el salmista clama porque tiene sed de Dios, del Dios vivo, es una sed espiritual; porque la sed y el hambre que siente el alma de la persona, es espiritual. Y para que el ser humano en su alma pueda tener vida, necesita comer. El alma del ser humano necesita comer. Pero no solamente de pan vivirá el hombre. El pan es para el cuerpo, el agua es para el cuerpo; pero la Palabra de Dios es para el alma de la persona. Y el Espíritu Santo, tipificado en el agua es para el alma de la persona. Por lo tanto, el salmista clamando a Dios y diciendo que tiene sed su alma, sed del Dios vivo (Dios es Espíritu), tiene sed de Dios, que es Espíritu; y por consiguiente tiene sed del Espíritu de Dios. Y ahora, veamos lo que dice la Escritura en San Juan, capítulo 4, verso 14 (esto es Cristo hablando a la mujer samaritana): “*...mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.”* Jesucristo es la Fuente del Agua de la Vida eterna, y el Agua que Él dará es el Espíritu Santo. Jesucristo es la Roca, la Piedra Angular que los edificadores desecharon, la cual ha venido a ser Cabeza del Ángulo. Eso lo dice San Pedro en el Libro de los Hechos, capítulo 4; y también lo dice el mismo Cristo en San Mateo, capítulo 21, versos 40 al 46. Y ahora, siendo que hay Agua Espiritual para el alma, todo esto fue tipificado en el Antiguo Testamento; cuando el pueblo hebreo estuvo en el desierto allá en el área del Sinaí, llegó un momento en que tuvo sed, y no hubo agua en ese lugar; y el pueblo clamó y llegó un momento en que Moisés pensó que lo podían apedrear. El pueblo se puso muy bravo contra Moisés porque no tenía agua, y Moisés estaba muy preocupado. Vean lo que dice este pasaje en el capítulo 17 del Éxodo, dice: “*Toda la congregación de los hijos de Israel partió del desierto de Sin por sus jornadas, conforme al mandamiento de Jehová, y acamparon en Refidim; y no había agua para que el pueblo bebiese.* *Y altercó el pueblo con Moisés, y dijeron: Danos agua para que bebamos. Y Moisés les dijo: ¿Por qué altercáis conmigo? ¿Por qué tentáis a Jehová?* *Así que el pueblo tuvo allí sed, y murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros ganados?* *Entonces clamó Moisés a Jehová, diciendo: ¿Qué haré con este pueblo? De aquí a un poco me apedrearán.”* ¿Ven? Moisés temía que lo fueran a apedrear, él temía que lo fueran a matar. El mismo pueblo de Dios, que Dios libertó a través de Moisés. El pueblo se levantó en contra de Moisés. Cuando surgen problemas, surgen necesidades, algunas veces el pueblo se levanta en contra de los mismos líderes que tiene guiándoles; así ocurre en lo político y también ocurre en lo espiritual. Y Moisés era un líder, no solamente espiritual, sino político también. Y ahora, hubo un problema físico, y el pueblo podía matar a Moisés, para regresar a Egipto. Ahora, Moisés clamó a Dios: “*Y Jehová dijo a Moisés: Pasa delante del pueblo, y toma contigo de los ancianos de Israel; y toma también en tu mano tu vara con que golpeaste el río, y vé.* *He aquí que yo estaré delante de ti allí sobre la peña en Horeb; y golpearás la peña, y saldrán de ella aguas, y beberá el pueblo. Y Moisés lo hizo así en presencia de los ancianos de Israel.* *Y llamó el nombre de aquel lugar Masah y Meriba, por la rencilla de los hijos de Israel, y porque tentaron a Jehová, diciendo: ¿Está, pues, Jehová entre nosotros, o no?”* Aquí en el Monte Horeb allá en el Sinaí, la roca representa a Cristo; y ahora aquí era sed física. El ser humano sin agua se muere, muere físicamente; y el alma del ser humano sin Agua Espiritual, sin el Espíritu de Dios, muere espiritualmente; o sea, su alma muere, dejará de existir, y por consiguiente desaparecerá de la existencia el ser humano sin el Agua del Espíritu de Dios; porque con el Agua del Espíritu de Dios, la persona recibe la Vida eterna, y tiene entonces la bendición y privilegio que continuará viviendo por toda la eternidad. En otra ocasión el pueblo hebreo en otro territorio, pero en el desierto también, volvió a tener sed en el capítulo 20 de Números, y dice, verso 1 en adelante: “*Llegaron los hijos de Israel, toda la congregación, al desierto de Zin, en el mes primero, y acampó el pueblo en Cades; y allí murió María, y allí fue sepultada* (María es Miriam, la hermana de Moisés)*.* *Y porque no había agua para la congregación, se juntaron contra Moisés y Aarón.* *Y habló el pueblo contra Moisés, diciendo: ¡Ojalá hubiéramos muerto cuando perecieron nuestros hermanos delante de Jehováཀ”* O sea, que no solamente las personas de este tiempo pasan por problemas en donde desean morirse. Pero cuando la persona piensa así o habla así, es completamente un malagradecido a Dios que le ha dado la vida para que haga contacto con Cristo, la Vida eterna, y pueda vivir eternamente. La vida física que tenemos es muy preciada delante de Dios, Él la ha dado a nosotros para que tengamos la oportunidad de recibir a Cristo como nuestro Salvador y obtener así la Vida eterna, la vida permanente. Estamos en esta Tierra, no porque usted y yo quisimos estar, sino porque Dios quiso que usted y yo estuviéramos aquí para escuchar Su Palabra y para creer en Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, y así asegurásemos nuestro futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno. Por lo tanto, usted no puede decidir el que desee morir. Es Dios el que decide cuándo usted va a terminar sus días aquí en la Tierra. Dios le dio la vida, y Dios es el que puede quitársela. Dios dio y Él quitará; espere que Él le quite la vida cuando Él así lo decida. Nunca desee morirse, más bien desee vivir eternamente. Algunas personas dicen: “Con tantos problemas, pues deseo morir.” En vez de desear morir, acérquese más a Dios, ore a Dios y pídale que le ayude a resolver sus problemas, pídale a Él que perdone sus errores, sus faltas, sus pecados, y con Su Sangre le limpie de todo pecado, y entonces estará listo para pedirle que lo bendiga; y Él lo bendecirá, porque Él ha prometido bendecir a todos los creyentes en Cristo. El salmista tenía muchos problemas. La vida del rey David fue de muchos problemas, pero él deseaba vivir. Y así debe ser con cada persona. El ser humano nace con dos deseos: el deseo de vivir y el deseo de morir. No deje que el deseo de morir gobierne su vida, sino el deseo de vivir. Y sobre todo de vivir eternamente. El salmista David tenía sed del Dios vivo, y su alma clamaba por el Dios vivo. Por lo tanto, la sed del alma solamente la puede saciar por Dios. Por lo tanto, toda persona necesita a Dios, para así recibir el agua de la Vida eterna. Solamente Dios es el que puede darle al ser humano el agua de la vida eterna, para que la persona pueda vivir eternamente. Todo esto está reflejado en medio del pueblo hebreo. Vean, aquí en este pasaje el pueblo hebreo volvió a tener sed. La primera ocasión que tuvo sed allá en el monte Horeb, aquella roca fue abierta cuando Moisés la golpeó y salió agua como un río, y el pueblo tomó agua y vivió. Esa roca representa a Cristo en Su Primera Venida: en Su Primera Venida fue herido en la Cruz del Calvario de Su costado, y en Su costado fue herido; y luego el Día de Pentecostés el pueblo tomó del Agua de la Vida eterna, el Espíritu Santo; y el pueblo obtuvo Vida eterna, o sea, los creyentes en Cristo. Ése era el Agua que Cristo había prometido. Vamos a ver, luego continuamos con Número, capítulo 20. El Agua que Dios daría y de la cual Cristo habló a la mujer samaritana, el Agua que salta para Vida eterna es el Espíritu Santo. Por esa causa Cristo, la Roca en San Juan, capítulo 7, verso 37 al 39, dice (esto fue en el último y gran día de la fiesta, de la fiesta de los tabernáculos), dice: “*En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.* *El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.* *Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.”* Los discípulos del Señor Jesucristo aunque predicaron y realizaron muchos milagros y echaron fuera demonios, con todo y eso no tenían el Espíritu Santo, solamente tenían dones del Espíritu Santo. Y ahora, Cristo está prometiendo aquí el Espíritu Santo, y por eso dice: “*Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.”* Porque Cristo es la Roca del Agua de la Vida eterna, Cristo es la Fuente del Espíritu Santo. Y ahora, encontramos que aquella roca que hirió Moisés tipificaba a Cristo en Su Primera Venida, para dar el Agua de la Vida eterna y el Espíritu Santo a todos los creyentes en Él, en Cristo. Por eso tuvo que ser herida allá la roca, porque Cristo tenía que ser herido en la Cruz del Calvario. Y ahora, la segunda roca, vamos a verla aquí, porque esa segunda roca también representa a Cristo: a Cristo en Su Segunda Venida. El Apóstol Pablo nos dice en Primera de Corintios, capítulo 10 (él nos dice que la roca que los seguía era Cristo), verso 4: “*Y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo.”* Y ahora, la roca física representaba a Cristo, el cual estaba en la Columna de Fuego, el cual los seguía. Y ahora, aquí veamos lo que nos dice, continuemos aquí leyendo: capítulo 20, verso 2 en adelante (vamos a repetir esta partecita aquí), de Números: “*Y porque no había agua para la congregación, se juntaron contra Moisés y Aarón.* *Y habló el pueblo contra Moisés, diciendo: ¡Ojalá hubiéramos muerto cuando perecieron nuestros hermanos delante de Jehováཀ* *¿Por qué hiciste venir la congregación de Jehová a este desierto, para que muramos aquí nosotros y nuestras bestias?* *¿Y por qué nos has hecho subir de Egipto, para traernos a este mal lugar? No es lugar de sementera, de higueras, de viñas ni de granadas; ni aun de agua para beber* (o sea, que todas las características de aquel lugar eran malas, no era un lugar habitable. Pero recuerden que en Deuteronomio, capítulo 8, verso 1 en adelante, está la respuesta de porqué Dios los llevó por esos lugares). Recuerden: en esta vida terrenal, temporal, pasamos por diferentes etapas difíciles, pero todo tiene un propósito, y todo está representado en lo que sucedió con el pueblo hebreo. Capítulo 8, verso 1 en adelante, dice (de Deuteronomio): “*Cuidaréis de poner por obra todo mandamiento que yo os ordeno hoy, para que viváis, y seáis multiplicados, y entréis y poseáis la tierra que Jehová prometió con juramento a vuestros padres.* *Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos.* *Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre.”* Aquí podemos ver que las pruebas, los problemas por los cuales pasaba el pueblo hebreo tenían un propósito. Muchas personas cuando están bien económicamente, están contentos y dicen: “Dios está conmigo.” Pero cuando tienen problemas económicos o de otros tipos de problemas, dicen: “Dios no está conmigo.” Dios está con Sus hijos en todo tiempo. Y ahora, encontramos que las pruebas por las cuales pasamos no son comparables con la gloria venidera que en nosotros va a ser manifestada, no son comprables con un cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, y todas las bendiciones que vamos a tener cuando tengamos ese cuerpo glorificado. Ya no habrá más pruebas, ya no habrá más problemas; y ni siquiera nos pondremos viejos, y ni siquiera moriremos. Por lo tanto, no es comparable lo que sufrimos con lo que vamos a gozar en el Reino eterno de Cristo nuestro Salvador. La etapa de prueba es mientras estemos en nuestros cuerpos mortales. Pero eso es para que seamos afirmados en la fe de Cristo. San Pablo dijo: “Nada me apartará del amor de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro.” Manténgase bien agarrado de Cristo. Con Cristo llegaremos a la tierra prometida del cuerpo nuevo. Y ahora, siendo que los problemas de la vida por los cuales pasan los creyentes en Cristo tienen un propósito, entonces en medio de las pruebas estemos bien agarrados de Cristo; y pidamos fortaleza a Cristo para pasar por los momentos difíciles. En los momentos difíciles por los cuales pasó el pueblo hebreo, encontramos que cuando clamaban a Dios (aunque algunas veces no lo hicieron en la forma correcta) pero vean, Dios intervino y manifestó Su poder. O sea, que en medio de las pruebas Cristo obra y manifiesta Su poder y Su amor hacia nosotros, y nos resuelve las situaciones difíciles, nos ayuda a pasar por esas etapas difíciles de nuestra vida. Por lo tanto, Cristo es glorificado, deja Él sentirse a nosotros. O sea, Él muestra que está con nosotros. Y ahora, continuemos leyendo en este pasaje: “*Y se fueron Moisés y Aarón de delante de la congregación a la puerta del tabernáculo de reunión, y se postraron sobre sus rostros; y la gloria de Jehová apareció sobre ellos.* *Y habló Jehová a Moisés, diciendo:* *Toma la vara, y reúne la congregación, tú y Aarón tu hermano, y hablad a la peña a vista de ellos...”* En esta ocasión Dios le dice a Moisés que le hablara a la peña, era otra peña en otro territorio, allá en Cades-barnea, pero representaba esa roca también a Cristo. Representa la Segunda Venida de Cristo. Cristo en Su Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, en donde fue herido, fue herido para poder darnos el Agua del Espíritu Santo, para así poder obtener el Agua de la Vida eterna, de la Roca, la Fuente de la Vida eterna, que es Jesucristo nuestro Salvador. Y ahora, esta segunda roca representando la Segunda Venida de Cristo, Dios le dice a Moisés que le hable a la roca; por lo tanto, Él no podía herir la roca, porque la Segunda Venida de Cristo no es para ser crucificado nuevamente, porque ya con la primera crucifixión se efectuó el Sacrificio Perfecto por el pecado. Y Cristo no sería crucificado dos veces, solamente una vez. Y ahora, la roca le va a dar agua al pueblo, solamente con Moisés hablarle a la roca, le va a dar el agua de la vida para el pueblo. El pueblo si no recibía agua, moría. Y ahora, el pueblo de Dios en este tiempo final morirá en la gran tribulación, si no recibe el agua de la roca, de Cristo, el Agua de la Vida eterna, que será la transformación de nuestros cuerpos, y la resurrección de los muertos en Cristo en cuerpos glorificados; lo cual tiene que venir por medio de Cristo, la Roca, manifestado en medio de Su Iglesia, en Su Segunda Venida, para darnos la Vida eterna física. Pero eso fue ordenado a Moisés allá en el tipo y figura: que le hablara a la roca y ella daría el agua; por lo tanto, era un asunto de pedirle agua a la roca. “*...y ella dará su agua, y les sacarás aguas de la peña, y darás de beber a la congregación y a sus bestias.”* Moisés estaba muy enojado con el pueblo, porque cuando un Mensajero de Dios se encuentra guiando a un pueblo en el Programa de Dios, y el pueblo es incomprensible, y el pueblo siempre le está exigiendo a ese Mensajero y no le tiene respeto; porque eso era una falta de respeto: tratar a Moisés de esa forma, siendo el Mensajero de Dios, y siendo un Mensajero dispensacional. Ese Mensajero se cansó del pueblo, ese Mensajero aunque amaba al pueblo, le fue perdiendo ese sentir al pueblo. Y ahora Moisés ya está muy molesto; el pueblo se molestó contra Moisés, pero ahora Moisés está molesto con el pueblo; y ahí es el problema grave, tanto para el pueblo como también para el mismo Moisés. En una ocasión el profeta Eliseo, luego que el profeta Elías se fue, el profeta Eliseo no tenía cabello, era calvo. ¿Cómo se dice acá? “Careca.” Y ustedes saben que los muchachos les gusta mofarse de algunas personas que tienen algunos defectos; y escogieron al hombre incorrecto para mofarse. Y cuando Eliseo pasa, un grupo de muchachos, de jovencitos comenzaron a reírse y a mofarse de Eliseo; y de seguro sus padres también lo habían hecho, pensaban en la misma forma, no le enseñaron lo que es respetar a los mayores, lo que es respetar a sus semejantes; y eran hebreos, y no le enseñaron lo que es respetar a un enviado de Dios, a un Profeta de Dios. Ellos sabían que ya el Profeta Elías se había ido y se había dado a conocer que Dios se lo había llevado en un carro de fuego. Pero ahora estos muchachos por lo que se ve en sus hogares no creían en el rapto del Profeta Elías, no creían tampoco en Eliseo como el sucesor del Profeta Elías; y por consiguiente ese mismo concepto lo tenían los niños; porque los hijos reciben la enseñanza de sus padres. Y ahora, comienzan a mofarse de Eliseo, cuando Eliseo va pasando, y le dicen: “Sube calvo.” Como Elías había subido en un carro de fuego, ahora le dicen a Eliseo que suba, se están mofando, y le dicen: “Sube calvo.” Y ustedes saben que cuando se están mofando de una persona, se le van detrás de esa persona, para molestarlo en esa forma y reírse de la persona. Y Eliseo los miró y los maldijo; y salieron dos osas y mataron a todos esos jóvenes. ¿Saben cuántos jóvenes eran? ¿Cuántos muchachos eran? Cuarenta y dos. Tipo y figura de lo que pasará en los cuarenta y dos meses de la gran tribulación: la muerte vendrá en la gran tribulación para todos aquellos que se han mofado de Cristo, de los Apóstoles, de los Mensajeros de cada edad; y de los que se mofarán del Mensajero final de Dios; y de los que se han mofado y se mofarán del Evangelio de Cristo; les espera un tiempo de cuarenta y dos meses, que son tres años y medio de gran tribulación. Ahí tendrán las consecuencias de la incredulidad. Ahora, Eliseo los maldijo, y quizás se rieron más. A lo mejor pensaban como algunas personas dicen: “Maldición de burro no llega al Cielo.” Pero ése era un águila, un Profeta. Un Profeta que en su ministerio profético vuela hasta el Cielo, en donde llega directamente la petición de ese Profeta. Por lo tanto, sí, la maldición de ese águila llegó al Cielo. Un Profeta enojado, airado, puede hablar cosas de maldición para otras personas; y también puede hablar o hacer cosas que le sean de problemas para él mismo o para su familia, o para el pueblo que Dios le ha dado. Y en este caso de Moisés y de Eliseo, tenemos a dos Profetas enojados. Fue maldición para los que se mofaron de Eliseo, como también sucederá con todos los que se mofarán del ministerio del Día Postrero. Y ahora, aquí en el caso de Moisés, Moisés vean lo que dice... verso 9 de este mismo capítulo 20 de Números, dice: “*Entonces Moisés tomó la vara de delante de Jehová, como él le mandó.* *Y reunieron Moisés y Aarón a la congregación delante de la peña, y les dijo: ¡Oíd ahora, rebeldesཀ* (O sea, estaba bravo) *¿Os hemos de hacer salir aguas de esta peña?* *Entonces alzó Moisés su mano y golpeó la peña con su vara dos veces; y salieron muchas aguas, y bebió la congregación, y sus bestias.”* Cualquier persona dice: “Lo hizo en la forma que lo había hecho la primera vez, y salió agua, lo cual está bueno, que era lo que necesitaba el pueblo.” Cuando Dios ordena a un Mensajero que haga algo en medio de Su pueblo, y le dice cómo hacerlo, no puede cambiar la forma que Dios le dijo que lo hiciera, no le puede ni añadir ni le puede quitar; si le añade o lo quita, está alterando el Programa de Dios. En el Antiguo Testamento se estaba colocando el fundamento, todo el tipo y figura de lo que iba a suceder más adelante. Por lo tanto, el tipo y figura tiene que ser hecho de acuerdo a aquello que está tipificando; y aquella peña tipificaba a Cristo en Su Segunda Venida. Y por cuanto la Segunda Venida de Cristo no es para ser crucificado nuevamente, Moisés no podía herir la roca, como lo había hecho en el monte Horeb. Allá lo hizo bien, allí Dios no le dijo nada en contra de Moisés. Pero acá, vean lo que sucedió: “*Y Jehová dijo a Moisés y a Aarón: Por cuanto no creísteis en mí, para santificarme delante de los hijos de Israel, por tanto, no meteréis esta congregación en la tierra que les he dado.”* ¿Por qué se enojó Dios, si Dios le dijo que le diera agua al pueblo? Pero dijo que lo hiciera hablándole a la roca, y ella daría agua; sería por la Palabra Creadora hablada. Lo que está prometido para el tiempo final es una Obra de Creación; y toda Obra de Creación tiene que ser por la Palabra Creadora. “*Estas son las aguas de la rencilla, por las cuales contendieron los hijos de Israel con Jehová, y él se santificó en ellos.”* Y ahora, Moisés perdió la bendición de entrar a la tierra prometida vivo con su cuerpo físico, y Aarón también. Todos queremos entrar a la tierra prometida del cuerpo físico glorificado sin ver muerte. No nos descuidemos, mantengamos nuestra alma en paz, y las iras dejémoslas a un lado, no sea que a alguien le pueda pasar como Moisés: que tenga que partir, sin todavía estar glorificado. Pero si le sucede algo así a alguien, le veremos cuando regrese de nuevo, y ya no tendrá ese carácter así, ya no se airará, sino que dirá: “Por haberme molestado y haber hablado y actuado con ira, tuve que irme; y ustedes continuaron en la Tierra y fueron transformados sin ver muerte; yo me perdí todo ese tiempo en que ustedes han estado después que yo partí; o sea, que perdí la bendición de continuar trabajando con ustedes y almacenando tesoros con Cristo en Su Reino.” Moisés rompió el tipo y figura, por eso fue que Dios se enojó. Nos habla la Escritura solamente de dos ocasiones donde Dios se enojó contra Moisés. Cuando pidió un ayudante, Dios se enojó contra Moisés. ¿Por qué? Porque en Moisés estaba el ministerio de libertador, de profeta, de rey, y también estaba el ministerio de sumo sacerdote, porque Moisés tipifica a Cristo como Rey, como Sacerdote y como Juez. Recuerden que Moisés también juzgaba al pueblo; aun teniendo Moisés como ayudante a su hermano Aarón como sumo sacerdote, era Moisés el hombre que se acercaba a Dios, y Dios le hablaba de en medio de los dos querubines de oro; y fue Moisés el que dedicó el tabernáculo a Dios, aunque estaba Aarón. Moisés estaba en un nivel más alto que Aarón. Dios hablaba con Moisés cara a cara. Moisés no tenía que dormirse, para en sueños Dios hablarle. Moisés hablaba cara a cara con Dios estando despierto, oía Su Voz, veía Su presencia en aquella Columna de Fuego; y también vio a Dios en Su cuerpo angelical, que es llamado el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová. Todo esto lo vio Moisés estando despierto. Tenía las dos conciencias juntas y podía ver en ambas dimensiones. Ahora, un Profeta dispensacional como Moisés, por causa de la ira cometió el error de herir la roca, cuando Dios le dijo: “Háblale a la roca.” Estaba haciendo el trabajo que Dios le ordenó, pero lo estaba haciendo añadiéndole algo que Dios no le dijo que le añadiera. No podía herir la roca, porque la Segunda Venida de Cristo no es para ser crucificado nuevamente. Moisés rompió allí el tipo y figura; y por cuando se estaba reflejando en tipo y figura la Segunda Venida de Cristo, entonces tiene que haber una crucifixión, pero no puede ser física, entonces es espiritual. Por lo tanto, van a hablar mal de la Segunda Venida de Cristo, y así por el estilo. Por lo tanto, aquello que hizo Moisés allá le causará problemas a muchas personas en este tiempo final; porque ya fue colocado el tipo y figura; y el que cause problemas a otros, también se causa problemas a sí mismo. Por lo tanto, se causó problemas Moisés mismo, y perdió la bendición de entrar a la tierra prometida estando vivo; entró a la tierra prometida pero sin el cuerpo físico, porque tuvo que morir, sin pasar al otro lado del Jordán. O sea, cuando hablamos de entrar a la tierra prometida, estamos refiriéndonos a pasar al otro lado del Jordán. Aunque Moisés murió en un territorio que le tocó también al pueblo hebreo. El Jordán representa: “Muerte.” Pasar al otro lado del Jordán vivo es pasar a la tierra prometida del cuerpo nuevo y eterno sin ver muerte. Ahora, Cristo fue tipificado en ambas rocas. Y ahora, estamos viviendo en el tiempo más grande de todos los tiempos. Cristo, la roca de Horeb, ha estado dándole al ser humano el Agua de la Vida eterna, que es el Espíritu Santo, para que así la persona obtenga la Vida eterna. En Apocalipsis, capítulo 21, nos habla del Agua de Vida eterna; y en Apocalipsis, capítulo 22 también. Vean aquí capítulo 21 del Apocalipsis, versos 6 al 7, dice: “*Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.* *El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo.”* Y ahora, la promesa es que el que tenga sed tiene la oportunidad de recibir el Agua de la Vida eterna gratuitamente. Cristo es la Fuente del Agua de la Vida eterna, Cristo es la Fuente del Espíritu Santo para toda persona que como el rey David dice: “Mi alma tiene sed tiene sed (¿tiene sed de qué?) Del Dios vivo. Por lo tanto, toda persona que en su alma tiene sed de Dios, del Dios vivo, tiene la oportunidad de tomar de la Fuente del Agua de la Vida; y eso es tomar de Dios, porque tiene sed de Dios. En el capítulo 22, verso 16 del Apocalipsis (16 y 17), dice: “*Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana.* *Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.”* El que tenga sed y quiera tomar del Agua de la Vida eterna, está disponible gratuitamente para toda persona. Todo el que tenga sed en su alma, venga a la Fuente del Agua de la Vida eterna, que es Jesucristo, para que tome del Agua de la Vida eterna, que es el Espíritu Santo. Por eso Cristo dijo a Nicodemo: “El que no nazca del Agua y del Espíritu, no puede entrar al Reino de Dios.” (San Juan, capítulo 3, verso 1 al 6) Toda persona que quiere vivir eternamente necesita venir a Cristo, la Roca, la Fuente del Agua de la Vida eterna, para tomar de esa Fuente Agua de Vida eterna, el Espíritu Santo, y obtener así la Vida eterna. Sin Cristo y Su Espíritu Santo el ser humano no puede vivir eternamente. Cristo dice en San Juan, capítulo 5, para los que no vienen a Él, dice... capítulo 5, verso 40, dice: “*...y no queréis venir a mí para que tengáis vida.”* Los que no quieren venir a Cristo, no quieren tener Vida eterna; pero el que viene a Cristo quiere tener Vida eterna, quiere vivir eternamente con Jesucristo en Su Reino. También en San Juan, capítulo 3, verso 36, dice “*El que cree en el Hijo tiene vida eterna.”* **¿Quiénes son los que reciben y tienen Vida eterna?** Los que creen en Jesucristo, el Hijo de Dios. “*...pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida* (el que rehúsa a creer en Cristo no verá la Vida eterna, no vivirá eternamente)*, sino que la ira de Dios está sobre él.”* Por lo tanto, el que no cree es condenado, no vivirá eternamente, porque no quiso vivir eternamente, no quiso venir a la Fuente del Agua de la Vida eterna, y prefirió morir de sed. Es importante que toda persona entienda el propósito para el cual Dios lo envió a vivir en este planeta Tierra: es para que tome del Agua de la Vida eterna. El propósito de nuestra existencia es para que nosotros podamos obtener la Vida eterna a través de Jesucristo nuestro Salvador. **¿De qué le vale al hombre si ganare todo el mundo y perdiere su alma?** De nada le habrá servido vivir en este planeta Tierra. ¿De qué le vale al hombre si ganare todo el mundo y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? El ser humano no tiene con qué pagar la salvación de su alma. Cristo pagó el precio de nuestra salvación; y el que quiera vivir eternamente tiene la oportunidad a través de Jesucristo. “Nadie viene al Padre sino por mí.” Dice Cristo en San Juan, capítulo 14, verso 6. Por lo tanto, Jesucristo es el Camino, la Verdad y la Vida; y nadie viene al Padre sino por Jesucristo nuestro Salvador. No hay otra forma para llegar a Dios y para vivir en el Reino de Dios eternamente. Yo escuché la predicación del Evangelio de Cristo, nació la fe de Cristo en mi alma, porque la fe viene por el oír la Palabra de Dios, y creí de todo corazón en Cristo, y di testimonio público de mi fe en Cristo, y lo recibí como mi único y suficiente Salvador, fui bautizado en agua en Su Nombre, y Él me bautizó con Espíritu Santo y Fuego, y así tomé de Cristo, la Roca, tomé del Agua de la Vida eterna, de Su Espíritu Santo y obtuve la Vida eterna. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también. Si hay alguna persona que todavía no ha clamado en su alma por Dios, no ha dicho en su alma lo que siente: sed, sed de Dios, del Dios vivo, lo puede hacer en esta ocasión para que Cristo le dé de la Fuente del Agua de la Vida eterna y obtenga la Vida eterna. Clame como clamó el rey David: “MI ALMA TIENE SED, SED DE DIOS, DEL DIOS VIVO.” Clame como dice David: “ASÍ COMO EL CIERVO BRAMA POR LAS CORRIENTES DEL AGUA, ASÍ CLAMA POR TI, OH DIOS, EL ALMA MÍA. MI ALMA TIENE SED DE DIOS, DEL DIOS VIVO.” Clame desde lo profundo de su alma y dé testimonio público de su fe en Cristo, para que reciba el Agua de la Vida eterna, y viva eternamente con Cristo en Su Reino. Pueden pasar *acá* al frente para dar testimonio público de su fe en Cristo, recibiéndole como vuestro único y suficiente Salvador. Pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo, para recibir a Cristo como vuestro único y suficiente Salvador. No hay otra forma en que el ser humano pueda obtener la Vida eterna. Pueden continuar viniendo, yo oraré por ustedes para que Cristo les reciba en Su Reino, les perdone y con Su Sangre les limpie de todo pecado. Cristo tiene mucho pueblo en esta ciudad de Goiânia, y los está llamando. Cristo tiene mucho pueblo que en su alma están como estaba el rey David: clamando como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, clamando en su alma por Dios. Así clama por Ti ¡oh Diosཀ El alma mía. El clamor del alma del ser humano es por Dios, clamando a Dios y por Dios, tienen sed de Dios para que Dios le dé el Agua de la Vida eterna, el Espíritu Santo, pues desean vivir eternamente. Así como el ciervo brama por las corrientes de las aguas para poder vivir, así clama el alma del ser humano para poder vivir eternamente con Cristo en Su Reino. “**EL CLAMOR DEL ALMA.”** Dios tiene mucho pueblo en esta ciudad de Goiânia, Estado de Goiás, República del Brasil, que están clamando en su alma por Dios, por el Dios vivo, para que les dé el Agua de la Vida eterna, el Espíritu Santo. “**EL CLAMOR DEL ALMA.”** Hemos visto cuál es el clamor del alma; hemos visto porqué clama el alma del ser humano; y hemos visto cuál es el Agua por el cual clama el alma del ser humano: es el Agua del Espíritu Santo. Cristo dijo: “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de Agua viva.” Algunas personas dicen: “Yo creo en Dios pero a mi manera.” Cristo dice: “El que cree en mí, como dice la Escritura.” Usted no puede creer en Dios a la manera suya, usted tiene que creer en Dios, creer en Cristo, como dice la Escritura. “*El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.* *Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.”* (San Juan, capítulo 7, versos 37 al 39) Dios tiene mucho pueblo en esta ciudad que está clamando acá en su alma por el Dios vivo, para que les dé el Agua del Espíritu Santo, el Agua de la Vida eterna; porque quieren vivir eternamente con Jesucristo en Su Reino eterno. Cristo dijo en San Mateo, capítulo 10, versos 32 al 33, de la siguiente manera: “*A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos.* *Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos.”* Si le negamos, Cristo nos negará. Si le confesamos públicamente como nuestro único y suficiente Salvador, Cristo nos confesará delante de Su Padre Celestial. Por lo tanto, todos necesitamos confesar públicamente a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, para que Él nos confiese delante del Padre Celestial como creyentes en Él. En San Marcos, capítulo 8, versos 36 al 38, dice Cristo: “*Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?* *¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?* *Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.”* Por lo tanto, toda persona que se avergüence de Cristo y de las palabras de Cristo, Cristo se avergonzará de la tal persona en Su Segunda Venida, cuando venga con Sus Ángeles. Por lo tanto, esa persona no podrá ser transformada y llevada con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, no será reconocido como un miembro de la Iglesia de Jesucristo, no será reconocido como un redimido por Cristo. Pero todos queremos la bendición de Dios, todos queremos la Vida eterna, y queremos ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero al Cielo, con un cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, como el cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador. En las demás naciones que están a través de internet o del satélite, también pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo en esta ocasión, para que Cristo les reciba en Su Reino, les perdone y con Su Sangre les limpie de todo pecado, y sean bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento. También los niños de diez años en adelante pueden venir a los Pies de Cristo, para que Cristo les reciba en Su Reino. Vamos a estar puestos en pie para orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo. Todavía si en las demás naciones falta alguno por venir a los Pies de Cristo, puede venir; y de los que están aquí presentes, si falta alguno por venir a los Pies de Cristo, puede venir. Todo aquél que tenga sed de Dios en Su alma, puede venir a los Pies de Cristo, pues Cristo le está llamando para darle el Agua de la Vida eterna. Vamos a orar. Si falta alguno todavía por venir, puede venir. Vamos a esperar unos segundos en lo que llegan los que faltan por venir. También en las demás naciones, los que faltan por venir pueden venir, para que queden incluidos en esta oración que estaré haciendo. Ya estamos listos para orar. Vamos a levantar nuestras manos al Cielo a Cristo (los que están en otras naciones también). Vamos a cerrar nuestros ojos y repitan conmigo esta oración: ***Señor Jesucristo, vengo a Ti habiendo escuchado la predicación de Tu Evangelio, ha nacido Tu fe en mi alma, en mi corazón, creo en Ti de todo corazón, creo en Tu Primera Venida, creo en Tu muere en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de la Expiación por mis pecados.*** ***Reconozco que soy pecador, reconozco que necesito un Salvador, y necesito un Sacrificio por mis pecados; y reconozco que Tú eres mi único y suficiente Salvador, y que Tu muerte en la Cruz del Calvario es el Sacrificio de la Expiación por mis pecados. Doy testimonio público de mi fe en Ti, y Te recibo como mi único y suficiente Salvador.*** ***Señor Jesucristo, Te ruego perdones mis pecados, y con Tu Sangre me limpies de todo pecado; y me bautices con Espíritu Santo y Fuego, y produzcas en mí el nuevo nacimiento, luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre.*** ***Señor Jesucristo, quiero vivir Contigo en Tu Reino eternamente. En Tus Manos encomiendo mi alma. Salva mi alma, Señor Jesucristo. Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso. Señor Jesucristo. Amén y amén.*** Y todos decimos: **¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén y amén.** Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado, porque ustedes escucharon la predicación del Evangelio de Cristo y creyeron en Cristo de todo corazón. Él dijo: “*Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.* *El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”* \[San Marcos 16:15-16\] Ustedes han creído en Cristo de todo corazón. Y me dirán: “Todavía me falta ser bautizado en agua en Su Nombre. Quiero ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo lo más pronto posible. La pregunta es: ¿Cuándo me pueden bautizar?” Por cuanto ustedes han creído en Cristo de todo corazón, bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. ***Y que Jesucristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento. En el Nombre del Señor Jesucristo.*** ***Y a vuestros familiares, Cristo los traiga a Sus Pies y les dé la salvación y Vida eterna, para que estén con ustedes en el Reino eterno de Cristo viviendo, viviendo por toda la eternidad. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.*** Y ahora, pregunto al Reverendo, Pastor Salomón Cunha, si hay agua: hay agua, hay bautisterios. ¿Hay ministros también, bautistas, que les bautizarán? También hay ministros que les bautizarán. ¿Hay ropas bautismales? Hay ropas bautismales también. ¿Hay vestidores de ropa, lugar dónde colocarse las ropas bautismales? También hay lugar donde colocarse las ropas bautismales. ¿Hay personas que les ayudarán también? Hay personas que también les ayudarán y cuidarán de vuestras ropas también. Por lo tanto, bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo en estos momentos: ustedes que están aquí presentes en Goiânia, Goiás, República del Brasil; y los que están también en otras naciones, allá también donde ustedes están hay bautisterios, hay ropas bautismales, hay ministros que les bautizarán, y hay también personas que les ayudarán. Por lo tanto, bien pueden también ustedes que están en otras naciones ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo en estos momentos; y ustedes que están presentes también. Dejo al Reverendo Salomón Cunha para continuar e indicarles hacia dónde caminar los caballeros y hacia dónde caminar las damas, para colocarse las ropas bautismales y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de la Palabra de Dios bajo el tema: **“EL CLAMOR DEL ALMA.”** Muchas gracias por vuestra amable atención. Y Dios les continúe bendiciendo a todos. Con nosotros el Reverendo Salomón Cunha. “**EL CLAMOR DEL ALMA.”**