--- title: 'La parábola del hijo pródigo' date: 2005-06-06 activity: 1 place: city: Bucaramanga state: Santander country: CO duration: 00:00:00 public: false youtube: translations: files: --- Muy buenos días, amables amigos y hermanos presentes; y también los que están a través de internet y del satélite en las diferentes naciones de la América Latina, del Caribe, de Norteamérica, del Canadá, de Europa, del Japón, del África, y demás naciones. ***Que Cristo, el Ángel del Pacto, les bendiga grandemente y les llene del conocimiento de Su Programa correspondiente a este tiempo final. En el Nombre del Señor Jesucristo. Y que nos hable, nos abra las Escrituras en esta ocasión. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.*** Para esta ocasión leemos en San Lucas, capítulo 15, verso 11 en adelante, donde dice (hablando Jesús dice): “*También dijo: Un hombre tenía dos hijos;* *y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes.* *No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente.* *Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle.* *Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos.* *Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba.* *Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!* *Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.* *Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros.* *Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó.* *Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo.* *Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies.* *Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta;* *porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse.”* Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla. Nuestro tema para esta ocasión es: **“LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO.”** Por lo tanto, el hijo pródigo es el que vamos a ver en esta ocasión, para ver quiénes son identificados con el hijo pródigo, y qué hizo el hijo pródigo allá y qué hace el hijo pródigo acá. En este pasaje Cristo está comparando a seres humanos, hijos e hijas de Dios que se extraviaron, se fueron de la casa de su padre para otra provincia a vivir en otro lugar, y se llevaron su herencia. El ser humano, encontramos que en el comienzo aquí en la Tierra estuvo con la herencia de la tierra y también tenía poder sobre todas las cosas, porque siendo Adán un hijo de Dios, por consiguiente tenía poder de Dios. Él podía hablarle a la naturaleza y la naturaleza le obedecía. Ahora, Adán encontramos que luego que tuvo su compañera, su compañera pecó y luego él también, y se salieron de la Casa de Dios y se fueron al reino de las tinieblas. Y toda la herencia de Adán, encontramos que la agarró el maligno, fue consumida por el maligno; y encontramos que el ser humano quedó esclavizado en el reino de las tinieblas, que es el reino del maligno; perdió su herencia. Pero el Título de Propiedad de esa herencia regresó a la Diestra de Dios. Y ahora, todos los hijos e hijas de Dios, por consiguiente han estado naciendo en este planeta Tierra, que está controlado por el maligno. Cristo dice que el diablo es el príncipe de este mundo, porque este mundo cayó cautivo en las manos del maligno. Por lo tanto, el príncipe de este mundo es el diablo, Satanás, el cual ha tenido esclavizada a la humanidad. Pero encontramos que cuando un hijo de Dios viene a este mundo, siente el anhelo de ir a la Casa de nuestro Padre Celestial, que es Dios, para lo cual el ser humano necesita un Sacrificio de Expiación, con el cual pueda obtener el perdón de sus pecados y ser limpio de todo pecado, y ser reconciliado con Dios para regresar por consiguiente a la Casa de Dios, a la Familia de Dios. Todo hijo e hija de Dios desea regresar a su Casa, la Casa de nuestro Padre Celestial, desea regresar al Reino de Dios, desea salir del reino de las tinieblas e ir al Reino de Dios, de nuestro Padre Celestial. Y ahora, Cristo hablando a Nicodemo, el cual estaba interesado en el Reino de Dios (era uno de los líderes religiosos importantes de aquel tiempo), visita a Jesús de noche, en el capítulo 3, versos 1 al \*7 de San Juan, y dice la historia bíblica de la siguiente manera: “*Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos.* *Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él.* *Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.* *Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?* *Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.* *Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.* *No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.”* Y ahora, toda persona que desea entrar al Reino de Dios, regresar a la Casa de nuestro Padre Celestial, tiene que hacerlo ¿cómo? Naciendo de nuevo, naciendo del Agua y del Espíritu. Esto es nacer de la predicación del Evangelio de Jesucristo, escuchar la predicación del Evangelio de Cristo, en donde la persona escucha que Cristo vino a la Tierra dos mil años atrás y que Juan lo presentó como el Cordero de Dios, y por consiguiente lo presentó como una persona que iba a ser sacrificada por nosotros. “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.” \[San Juan 1:29\] Para el pecado ser quitado, tiene que efectuarse un Sacrificio de Expiación por el pecado del ser humano, y estaba profetizado en Isaías, capítulo 53, que el Mesías en Su Venida pondría Su vida en Expiación por el pecado. Capítulo 53, versos 10 de Isaías, dice: “*Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento . Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada.”* Aquí nos muestra que el Mesías pondrá Su vida en Expiación por el pecado, por mi pecado y por el pecado ¿de quién más? De cada uno de ustedes también. Por lo tanto, la Primera Venida de Cristo era para morir como el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados; y Él lo sabía bien. Por eso también nos dice en San Juan, capítulo 11, cuando Cristo hubo resucitado a Lázaro, la noticia se corrió y llegó hasta Jerusalén. Y ahora, vean, dice en San Juan, capítulo 11, versos 45 en adelante, dice: “*Entonces muchos de los judíos que habían venido para acompañar a María, y vieron lo que hizo Jesús, creyeron en él.* *Pero algunos de ellos fueron a los fariseos y les dijeron lo que Jesús había hecho.”* O sea, que había resucitado a Lázaro en el cuarto día; o sea, al tener ya cuatro días de muerto, ahora Cristo lo resucitó; porque Cristo es la resurrección y la Vida, y allí lo mostró: mostrando que no importa cuántos años o siglos o milenios tengan de muertos los creyentes en Él, Él los resucitará en el Día Postrero en Su Segunda Venida; porque Jesucristo es la resurrección y la Vida. Y ahora, luego de este milagro tan importante no todos creyeron en Él, hubo algunos que seguida fueron a los fariseos allá a darles la noticia; y luego allá los fariseos y todas esas personas se juntaron para hacer algo en contra de Jesús. Dice (estoy leyendo en el capítulo 11; paso al verso 47 de San Juan): “*Entonces los principales sacerdotes y los fariseos reunieron el concilio, y dijeron: ¿Qué haremos? Porque este hombre hace muchas señales.* *Si le dejamos así, todos creerán en él; y vendrán los romanos, y destruirán nuestro lugar santo y nuestra nación.* *Entonces Caifás, uno de ellos, sumo sacerdote aquel año, les dijo: Vosotros no sabéis nada;* *ni pensáis que nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca.* *Esto no lo dijo por sí mismo, sino que como era el sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús había de morir por la nación;* *y no solamente por la nación, sino también para congregar en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos.”* Y ahora, la muerte de Cristo era por el pueblo hebreo, por la nación hebrea y por todos los hijos e hijas de Dios que estaban dispersos en el mundo entero, y en todos los tiempos. No solamente por los que vivían en aquellos días, sino por los que vendrían a vivir en este planeta Tierra en los siglos venideros. Y ahora, por medio de ese Sacrificio que Cristo realizó en la Cruz del Calvario, por medio de la muerte de Cristo en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados, obtenemos el perdón de nuestros pecados, somos limpios de todo pecado con la Sangre de Jesucristo, porque la Sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado; y somos reconciliados con Dios para así regresar a la Casa de Dios, como el hijo pródigo que regresa a la casa de su padre, regresa a su familia; así regresa cada hijo de Dios a la Casa de Dios, a la Familia de Dios, obtiene el nuevo nacimiento, porque nace del Agua y del Espíritu al escuchar la predicación del Evangelio de Cristo y creer y recibir a Cristo como Salvador. Ahí está regresando a la Casa de Su Padre Celestial, está regresando al Reino de Dios. Nos dice San Pedro en el libro de los Hechos, capítulo 2, versos 36 en adelante, el Día de Pentecostés predicando, dice: “*Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.* *Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?* *Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.* *Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.* *Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.* *Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.”* Como tres mil personas regresaron a la Casa de nuestro Padre Celestial, y entraron al Reino de Dios, porque creyeron en Cristo cuando escucharon la predicación del Evangelio de Cristo, y nacieron del Agua del Evangelio de Cristo; y fueron bautizados en agua arrepentidos de sus pecados, fueron bautizados en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo los bautizó con Espíritu Santo y Fuego, y produjo el nuevo nacimiento en esas personas; nacieron del Agua del Evangelio y del Espíritu Santo, recibieron el Espíritu Santo, y así entraron al Reino de Dios, regresaron a la Casa de nuestro Padre Celestial como el hijo pródigo regresó a la Casa de Su Padre Celestial. Al hijo pródigo le colocaron la mejor vestidura, lo cual es tipo y figura del Espíritu Santo, en donde la persona recibe el cuerpo angelical, que es la mejor vestidura espiritual que hay. Y luego recibirá la vestidura del cuerpo físico glorificado; y eso será para este tiempo final, en donde Cristo resucitará a todos los creyentes en Él que han muerto físicamente, y a los que estamos vivos nos transformará, y entonces todos tendremos el vestido de boda espiritual, que es el Espíritu Santo donde hemos obtenido y con el cual hemos obtenido el cuerpo angelical, y luego en adición el cuerpo físico glorificado; y así estaremos vestidos correctamente de bodas, con la doble porción de vestidura; y luego nos iremos con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, al Cielo, a la séptima dimensión, a la Casa de nuestro Padre Celestial. Y así saldremos de este mundo, de este reino de las tinieblas, porque como el hijo pródigo hemos estado regresando a la Casa de nuestro Padre Celestial. Ya hemos regresado espiritualmente, pero nos falta la parte física, que será cuando seamos transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero al Cielo, a la séptima dimensión, la casa de nuestro Padre Celestial. Eso es en la Nueva Jerusalén. Por lo tanto, toda persona que es una oveja del Padre dada a Cristo para que la busque y le dé Vida eterna, como dice Cristo en San Lucas, capítulo 19, verso 10: “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.” O sea, que Él vino a buscarme a mí y a salvarme a mí. ¿Y a quién más? A cada uno de ustedes también; porque como el hijo pródigo estábamos alejados de la Casa de nuestro Padre Celestial. Pero Cristo, el Hijo del Hombre vino a buscarnos y a salvarnos, y nos comparó con una oveja extraviada, perdida. Y ahora, es Cristo el Buen Pastor, el que recibió la misión divina de venir a esta dimensión terrenal para buscar y salvar todos esos hijos pródigos que se habían perdido, se habían ido de la casa de su padre. Y ahora, cuando un pecador se arrepiente, dice este mismo pasaje de San Lucas, del capítulo 15, dice el verso 8 al 10: “*¿O qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una dracma, no enciende la lámpara, y barre la casa, y busca con diligencia hasta encontrarla?* *Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas, diciendo: Gozaos conmigo, porque he encontrado la dracma que había perdido.* *Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente.”* Y ahora, hay gozo en la Casa de Dios, en el Cielo los Ángeles y todas esas huestes celestiales se gozan, y todos los santos que están en el Paraíso se gozan cuando un pecador se arrepiente. Esto significa que un hijo pródigo o una hija pródigo ha regresado a la Casa del Padre Celestial; y por consiguiente así como hubo fiesta en la casa del padre cuando recibió a su hijo pródigo, el cual el Padre representa a Dios y el hijo pródigo representa a cada persona que viene a los Pies de Cristo y lo recibe como su único y suficiente Salvador, está regresando a la Casa de Dios, a la Casa del Padre Celestial, a la Familia de Dios. Por lo tanto, cuando yo escuché la predicación del Evangelio de Cristo y nació la fe de Cristo en mi alma, y creí y lo recibí como Salvador, y fuí bautizado en agua en Su Nombre, y Él me bautizó con Espíritu Santo y Fuego, regresé a la Casa de mi Padre Celestial, y Él me colocó la vestidura del bautismo del Espíritu Santo y me dio el cuerpo angelical. Y ahora, para este tiempo final me dará la vestidura del cuerpo físico glorificado, para ir con Él a la gran fiesta de la Cena de las Bodas del Cordero. Ahora, cuando una persona regresa a la Casa de Dios, hay fiesta en el Cielo; hubo fiesta cuando yo regresé, y hubo fiesta ¿cuando quién más regresó? Cuando cada uno de ustedes regresaron. En San Mateo también nos habla en el capítulo 18 (de San Mateo), versos \*11 al 14, sobre esto, dice: “*Porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que se había perdido.”* Así como el hijo pródigo estaba perdido, así cada hijo e hija de Dios estaba perdido en este mundo, en el reino de las tinieblas. “*¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y se descarría una de ellas, ¿no deja las noventa y nueve y va por los montes a buscar la que se había descarriado?* *Y si acontece que la encuentra, de cierto os digo que se regocija más por aquélla, que por las noventa y nueve que no se descarriaron.* *Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos pequeños.”* No es la voluntad de Dios que se pierda uno de estos pequeños, no es la voluntad de Dios que se pierda una de estas ovejas, no es la voluntad de Dios que se pierdan estas ovejas que se han descarriado, no es la voluntad de Dios que se pierdan estos hijos pródigos que se fueron de la Casa de Dios. Por lo tanto, Cristo, el Hijo del Hombre, vino para buscar y salvar esos hijos pródigos, esas ovejas descarriadas, esas ovejas que se habían perdido, se habían extraviado, se salieron del Reino de Dios y se fueron al reino de las tinieblas. Ahora, Cristo hablándonos de esas ovejas que el Padre le dio para que les dé Vida eterna, dice en San Juan, capítulo 10, verso 14 en adelante: “*Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,* *así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.* *También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.* *Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar.* *Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.”* Aquí nos muestra que Él recibió este mandamiento del Padre de poner Su vida por estas ovejas, estas personas que se habían perdido; y dice: “También tengo otras ovejas que no son de este Redil, las cuales también debo traer; y oirán mi Voz.” Esas otras ovejas son las que estarían entre los gentiles, pero que son ovejas de Dios, del Padre, dadas a Cristo, para que las busque y les dé Vida eterna. Y dice: “Y oirán mi Voz.” Su Voz es Su Palabra, es el Evangelio de Cristo; escucharán la Voz de Cristo en la edad que les toque vivir; porque Cristo en Espíritu Santo estará hablando por medio del Mensajero correspondiente a cada edad, a cada etapa de Su Iglesia; y ese Mensaje que traerá a través de ese Mensajero es la Voz de Cristo, el Buen Pastor, llamando y juntando Sus ovejas. También en San Juan, capítulo 10, verso 27 en adelante, dice: “*Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,* *y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.* *Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.* *Yo y el Padre uno somos.”* Y ahora, aquí Cristo nos muestra que Sus ovejas, que son las que el Padre le dio para que las busque y les dé Vida eterna, dice: “Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen, y yo les doy Vida eterna.” ¿Para qué una persona escucha la predicación del Evangelio de Cristo y sigue a Cristo recibiéndolo como su único y suficiente Salvador? Para que Cristo le dé Vida eterna. Dice: “Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen, y Yo les doy Vida eterna.” Es para obtener la Vida eterna que recibimos a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador. “Si oyes hoy Su Voz, no endurezcas tu corazón,” nos dice San Pablo en Hebreos, capítulo 3, verso 7; y capítulo 4, verso 7. “Si oyes hoy Su Voz, no endurezcáis vuestro corazón.” Por lo tanto, tenemos que abrir nuestro corazón, nuestra alma, para que así Cristo entre a nuestra alma, nazca la fe de Cristo en nuestra alma, y creamos en Cristo de todo corazón, y creamos en Su Primera Venida y en Su muerte en la Cruz del Calvario, como el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados, para regresar a Dios, a la Casa de Dios, a la Familia de Dios, y vivir eternamente con Cristo en el Reino de Dios. Por lo tanto, toda persona que ya ha recibido a Cristo como Salvador, ha pedido perdón a Cristo por sus pecados, y ha sido bautizado en agua en Su Nombre, y Cristo lo ha bautizado con Espíritu Santo y Fuego, ha obtenido el perdón de sus pecados, ha sido limpio con la Sangre de Cristo de todo pecado, ha sido perdonado y ha sido bautizado en agua en Su Nombre, y Cristo le ha bautizado con Espíritu Santo y Fuego, y ha producido el nuevo nacimiento, y la persona ha regresado a la Casa de nuestro Padre Celestial, ha regresado al Reino de Dios, y ha sido restaurado a la Vida eterna, como un hijo o una hija de Dios. Ya yo regresé a la Casa de mi Padre Celestial. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también. Si hay alguna persona que no ha regresado a la Casa de nuestro Padre Celestial, y ha escuchado la Voz de Cristo, el Evangelio de Cristo en estos momentos aquí en Bucaramanga, Santander, República de Colombia, o a través de internet o del satélite o de algún otro medio de comunicación en alguna otra ciudad de la República de Colombia, o en alguna iglesia, o en algún otro país, allá en algún auditorio o alguna iglesia o algún lugar, si ha escuchado la Voz de Cristo en estos momentos, tiene la oportunidad, el privilegio y derecho a regresar a la Casa de nuestro Padre Celestial. Para lo cual daré unos minutos en lo que vienen a los Pies de Cristo regresando a la Casa de nuestro Padre Celestial, como hijos pródigos que estaban lejos de la Casa de Dios, que estaban sin esperanza y sin Dios en este mundo, pero que ahora la buena noticia es que el Dios, el Padre, ha sido movido a Misericordia, y hay un Sacrificio de Expiación por nuestros pecados, para poder regresar a la Casa de nuestro Padre Celestial. Pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo, regresando a la Casa de nuestro Padre Celestial como el hijo pródigo que se había apartado de la Casa del Padre Celestial. Dios tiene mucho pueblo en esta ciudad de Bucaramanga, República de Colombia, y los está llamando para que regresen a la Casa de Dios, al Reino de Dios, porque el Padre ha sido movido a Misericordia para recibirnos en Su Casa, Su Reino, Su Familia; y colocarnos el vestido nuevo, el cuerpo angelical nuevo, y después el cuerpo físico nuevo; y colocarnos también el anillo, que representa el Espíritu Santo; y al tener el anillo representa que estamos unidos con Cristo. Es el anillo de boda, lo cual da testimonio que estamos unidos con Cristo, como la esposa y el esposo están unidos en el santo estado del matrimonio. El anillo: el Espíritu Santo, es la señal de que estamos unidos a Cristo y con Cristo, y que hemos entrado al Reino de Cristo. Dios tiene muchos hijos en esta ciudad de Bucaramanga, Santander, República de Colombia, que han sentido el llamado y la necesidad de regresar a la Casa de nuestro Padre Celestial, como hijos pródigos que estaban apartados de la Casa del Padre Celestial. También los que están en otras naciones a través de internet o del satélite, pueden también continuar viniendo a los Pies de Cristo, pueden continuar viniendo a la Casa de nuestro Padre Celestial. Los niños de diez años en adelante también pueden venir a los Pies de Cristo, porque Dios tiene en Su Casa lugar para los niños también. Cristo dijo: “Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis, porque de los tales es el Reino de los Cielos.” Por lo tanto, para los niños hay lugar en la Casa de Dios, para los jóvenes también hay lugar en la Casa de Dios, para los adultos también hay lugar en la Casa de Dios. Por lo tanto, pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo, para que Cristo les reciba en la Casa de Dios, les dé la bienvenida y puedan recibir las bendiciones del Padre Celestial. Dios tiene mucho pueblo, y por consiguiente les está llamando *acá* en lo profundo del alma, con Su Palabra revelada, con el Evangelio de Cristo. Todavía vienen más personas de camino, que como ustedes quieren regresar a la Casa de nuestro Padre Celestial. En la Casa de nuestro Padre Celestial es que hay verdadera felicidad, y Vida eterna. El único Reino con Vida eterna es el Reino de Dios. Por lo tanto, toda persona que quiere vivir eternamente regresa como el hijo pródigo a la Casa de Dios, al Reino de Dios, entra al Reino de Dios naciendo del Agua y del Espíritu, escuchando la predicación del Evangelio de Cristo, y creyendo en Cristo de todo corazón, y recibiéndolo como su único y suficiente Salvador. Hay un Sacrificio de Expiación por nuestros pecados ante Dios, y es el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario. Hoy es un día muy importante para cada uno de ustedes, porque la decisión más grande que un ser humano hace en su vida es una sola. Hay muchas decisiones que el ser humano hace, las cuales son buenas, pero la más importante de todas es una sola, la cual coloca a la persona en la Vida eterna. Si una persona sabe de un lugar donde tienen algún producto que al conseguirlo y tomarlo le añade mil años más de vida, ¿no iría usted allá? Claro que sí. Pero lo difícil sería conseguirlo por tantas personas que estarían allí buscando lo mismo. La fila sería tan grande que tardarían días para llegar a obtenerla. Y ahora, si así es en lo natural, ¿cómo será en cuanto a que una persona sepa que hay un hombre que ha descubierto cómo obtener la Vida eterna; estaría ese lugar lleno de personas buscando a ese hombre para que les dé ese producto para obtener la Vida eterna; y por cuanto el anhelo del alma del ser humano es vivir eternamente, hay una Vida eterna. Y el hombre que tiene la Vida eterna y que ha sacado a la luz la Vida eterna se llama SEÑOR JESUCRISTO; y por eso es que a través de la historia del cristianismo miles y millones de seres humanos han estado viniendo a los Pies de ese hombre, de Jesucristo, para que les dé la Vida eterna. El Día de Pentecostés que Pedro predicó en la mañana, vean, era en la mañana; como tres mil personas, y no contaban a los niños y a las mujeres en aquel tiempo; como tres mil personas recibieron a Cristo y fueron bautizadas en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo los bautizó con Espíritu Santo y Fuego, y les dio la Vida eterna, entraron al Reino de Dios como tres mil personas. ¿Qué es eso? Es que cuando un ser humano descubre que Jesucristo es el que tiene la Vida eterna, porque Dios nos ha dado Vida eterna, pero esta Vida está en Jesucristo, el Hijo de Dios, Jesucristo tiene la exclusividad de la Vida eterna para darla a toda persona que viene a Él como el hijo pródigo buscando la salvación y Vida eterna. Por lo tanto, ustedes han descubierto que hay un hombre que descubrió la Vida eterna, y ese hombre es nuestro amado Señor Jesucristo, y vienen a los Pies de Cristo para que Cristo les dé la Vida eterna. Todavía si falta alguna persona por venir a los Pies de Cristo, pues ya la fe de Cristo nació en su alma al escuchar la predicación del Evangelio de Cristo. Ya usted está creyendo porque escuchó la predicación del Evangelio de Cristo, y usted sintió *acá* en su alma el llamado de Cristo, porque usted es como el hijo pródigo que estaba apartado del hogar, de la casa del padre; así también sucede con usted; y ahora está regresando a la Casa de nuestro Padre Celestial. Si hay alguna otra persona que falta por venir, puede venir para que quede incluida en esta oración que estaré haciendo por todas las personas que han venido a los Pies de Cristo en esta ocasión, y también los que están a través de internet o del satélite en las diferentes naciones, pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo, para que queden incluidos en esta oración que estaré haciendo por todos los que están como el hijo pródigo viniendo a la Casa de nuestro Padre Celestial, viniendo a los Pies de nuestro amado Señor Jesucristo. Vamos a estar puestos en pie para orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo en esta ocasión. Si todavía falta alguno puede venir para que quede incluido en esta oración que estaré haciendo por todos los que están viniendo a los Pies de Cristo. Recuerden que es un asunto de Vida eterna recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador. No hay Vida eterna en otro lugar, ni en otra persona, solamente en nuestro amado Señor Jesucristo. Dios nos ha dado Vida eterna y esta Vida está en Su Hijo, en Jesucristo (dice Primera de Juan, capítulo 5, verso 10 al 13). Vamos ya a orar. Si todavía falta alguna persona por venir, puede hacerlo. Vamos a levantar nuestras manos al Cielo a Cristo, vamos a cerrar nuestros ojos, los que están aquí presentes y los que están también en otras naciones que han pasado al frente para recibir a Cristo y así dar testimonio público de su fe en Cristo. Con nuestros ojos cerrados, repitan conmigo esta oración: ***Señor Jesucristo, vengo a Ti en estos momentos habiendo escuchado la predicación de Tu Evangelio, ha nacido Tu fe en mi corazón, en mi alma; creo en Ti de todo corazón; creo en Tu Primera Venida, creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario, como el Sacrificio de la Expiación por mis pecados; reconozco que soy pecador, y reconozco que necesito un Salvador, y necesito un Sacrificio de Expiación por mis pecados; y reconozco que Tú eres mi único y suficiente Salvador, y Tu muerte en la Cruz del Calvario, mi único y suficiente Sacrificio por mis pecados. Doy testimonio público de mi fe en Ti, y Te recibo como mi único y suficiente Salvador.*** ***Señor Jesucristo, Te ruego perdones mis pecados y con Tu Sangre límpiame de todo pecado, y bautízame con Espíritu Santo y Fuego, luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre, y así produzcas en mí el nuevo nacimiento. Quiero nacer en Tu Reino eterno, quiero entrar a Tu Reino y quiero vivir Contigo por toda la eternidad.*** ***Señor Jesucristo, Te ruego produzcas en mí el nuevo nacimiento quiero nacer del Agua y del Espíritu, quiero entrar a Tu Reino eterno, para vivir Contigo por toda la eternidad. En Tus Manos encomiendo mi alma. Salva mi alma, Señor Jesucristo, Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén y amén.*** Con nuestras manos levantadas a Cristo al Cielo, decimos: **¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén y amén.** Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados, y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado; por cuanto ustedes escucharon la predicación del Evangelio de Jesucristo y nació la fe de Cristo *acá* en vuestra alma, y creyeron de todo corazón en Cristo y lo recibieron como vuestro único y suficiente Salvador, dando así testimonio público de vuestra fe en Cristo. Cristo dijo: “*Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.* *El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”* \[San Marcos 16:15-16\] Tan simple como eso. Es un asunto de fe en Cristo para obtener la salvación y Vida eterna, y es un asunto de incredulidad a Cristo, de no creer en Cristo para la persona ser condenada y dejar de existir. Pero todos queremos existir eternamente, vivir eternamente y vivir en un cuerpo mejor que el que tenemos, que es el cuerpo nuevo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado que Jesucristo ha prometido para los creyentes en Él; un cuerpo igual al cuerpo glorificado que tiene Jesucristo, el cual está tan joven como cuando Él se fue al Cielo. Y todos decimos: “Ésa es la clase de cuerpo que nosotros queremos: un cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado.” Cuando resucite a los muertos creyentes en Él, los resucitará en cuerpos eternos y glorificados, y luego nos transformará a nosotros, y entonces seremos todos jóvenes, y seremos inmortales como nuestro amado Señor Jesucristo. Ustedes me dirán: “Quiero ser bautizado en agua lo más pronto posible, porque Cristo dijo: ‘El que creyere y fuere bautizado, será salvo.’ Quiero cumplir el mandato de Cristo completo, quiero asegurar mi futuro eterno completamente, quiero hacer como Cristo ordenó. ¿Cuándo me pueden bautizar?” Es la pregunta de ustedes. Por cuanto ustedes han creído en Cristo de todo corazón, bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo en estos momentos. Pregunto al ministro, Reverendo Jairo Ramírez si hay agua: Hay agua, hay cuatro bautisterios. ¿Hay ropas bautismales también? También hay ropas bautismales. ¿Hay personas que les ayudarán? También hay personas que les ayudarán, y también cuidarán de vuestras ropas. ¿Hay también ministros que les bautizarán? Hay ministros también que les bautizarán, o sea, hay bautistas allí que les bautizarán. Por lo tanto, bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, en donde ustedes se identificarán con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección. Cuando Cristo estuvo en la Tierra y murió, y luego fue sepultado y resucitó, nosotros estábamos en Él. Así como una planta de trigo con muchos granos de trigo, ¿dónde estaba antes de aparecer en la Tierra? En un grano de trigo que luego fue sembrado. Y Cristo es el Grano de Trigo que fue sembrado, que murió, para el Día de Pentecostés nacer la Iglesia de Jesucristo, que es la Planta de Trigo, en donde Cristo se reproduciría en muchos granos de trigo, en muchos hijos e hijas de Dios. Tan simple como eso. Por lo tanto, estábamos con Cristo, y por consiguiente cuando Él murió, nosotros estábamos muriendo con Él; cuando Él fue sepultado, estábamos nosotros siendo sepultados con Él; cuando Él resucitó, estábamos nosotros siendo resucitados con Él. Por lo tanto, en el bautismo en agua es tipificado todo eso. Estamos siendo representados con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección. Cuando la persona recibe a Cristo como Salvador, muere al mundo, muere al reino de las tinieblas; y cuando es sumergido en las aguas bautismales, tipológicamente está siendo sepultado, el viejo hombre está siendo sepultado; y cuando lo levantan de las aguas bautismales, el ministro lo levanta de las aguas bautismales, la persona está resucitando a una nueva vida, a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno, para vivir con Cristo en Su Reino y servirle todos los días de su vida. Por lo tanto, bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. ***Y que Jesucristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento; y así entren al Reino de Dios.*** ***Y luego Cristo llame también a vuestros familiares y los traiga a Sus Pies y les dé la salvación y Vida eterna, para que estén con ustedes en el Reino eterno de Cristo por toda la eternidad. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.*** Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de nuestro tema: **“LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO.”** Muchas gracias por vuestra amable atención, y continúen pasando una tarde llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador, y nos continuaremos viendo en estos cuerpos mortales y luego en el cuerpo eterno que Cristo nos va a dar, nos continuaremos viendo entonces por toda la eternidad; porque hemos regresado a la Casa de nuestro Padre Celestial. Con nosotros nuevamente el Reverendo Jairo Ramírez para indicarles hacia dónde caminar las damas y hacia dónde caminar los caballeros para colocarse las ropas bautismales y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Que Dios les continúe bendiciendo a todos. “**LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO.”**