--- title: 'La palabra viviente' date: 2005-05-07 activity: 1 place: La Florida city: Santiago de Chile state: Región Metropolitana country: CL duration: 01:53:02 public: false youtube: rm: true translations: files: --- Muy buenas noches, ministros, compañeros en el Cuerpo Místico de Cristo en este tiempo final; es una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Leemos en Primera de Juan, capítulo 1, verso 1 al 2. Capítulo 1 de Primera de Juan, verso 1 en adelante, dice: “Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó); lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido. Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él”. Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla. Nuestro tema para esta ocasión es: “LA PALABRA VIVIENTE”. La Palabra viviente, el Verbo viviente. La Palabra viviente es el Verbo, es Cristo, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová; y por esa causa es que el apóstol Juan en su primera carta, en el capítulo 1, verso 1 al 5 nos dice que lo que hemos contemplado, dice: “Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida”. O sea, lo que las manos de ellos palparon, tocaron tocante al Verbo de Dios; cuando tocaron a Jesús, estaban tocando el Verbo hecho carne: “Porque la vida fue manifestada, y la hemos visto”. Vieron la vida manifestada en carne humana en la persona de Jesús: “Y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó”. En San Juan, capítulo 1, dice el mismo Juan. Vean, Juan conocía el Verbo, a Cristo. Dice, vean, en Primera de Juan comienza con las mismas palabras usando el Verbo que era con Dios, el cual palparon Sus manos. Dice: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella. Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan. Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él (o sea, a fin de que todos creyesen por él). No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz. Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad”. Y ahora, el Verbo que era con Dios y era Dios y creó todas las cosas, ahora se hizo carne y habitó en medio de la raza humana como un hombre, era el Verbo, la Palabra hecha carne en un sencillo hombre llamado Jesús, un sencillo carpintero de Nazaret. Y ahora, era nada menos que la Palabra, el Verbo hecho carne para llevar a cabo la Obra de Redención muriendo en la Cruz del Calvario por mí. ¿Y por quién más? Por cada uno de ustedes también. Y las ovejas del Padre le fueron dadas al Verbo que se hizo carne, para que las ovejas escucharan, creyeran y siguieran al Verbo hecho carne, al Buen Pastor; y aun cuando Él murió, resucitó y ascendió al Cielo, continuaron siguiendo a Cristo, el Buen Pastor, el cual estaría en medio de Su Iglesia en Espíritu Santo, pastoreando a Sus ovejas y llamando a las ovejas que todavía no estaban en Su Redil. Y ahora, es por medio del Verbo, de la Palabra viviente, que las ovejas son llamadas y juntadas en el Redil del Señor. Tenemos el Verbo, la Palabra en forma de letra, tenemos la Palabra hecha carne, y así por el estilo. Ahora veamos, la Palabra en forma de mensaje y también en forma de letra, viene en cada etapa de la Iglesia del Señor Jesucristo, así como vino en cada etapa del pueblo hebreo en el Antiguo Testamento. Y eso es el mismo Cristo, el Ángel del Pacto, a través del cual Dios ha estado, está y estará siempre manifestándose. “Porque a Dios nadie le vio jamás, el unigénito Hijo que está en el Seno del Padre, Él le ha dado a conocer, Él le declaró”. Eso está en San Juan, capítulo 1, verso 18, dice: “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer”. Y ahora, es por medio de Cristo, el Ángel del Pacto, que Dios se dio a conocer en el Antiguo Testamento, se dio a conocer a Adán, se dio a conocer a Abel, a Set, a Noé, a todos los profetas del Antiguo Testamento, se dio a conocer a Abraham, se dio a conocer a Moisés, se dio a conocer a los jueces, a José, también a Josué, a Samuel, a el profeta Elías, a todos los profetas del Antiguo Testamento y a Juan el Bautista. Y Juan el Bautista tuvo el privilegio de ver al Verbo, a la Palabra, el Verbo, el cual estaba en Su cuerpo angelical en el Antiguo Testamento, lo vio hecho carne en medio del pueblo hebreo, y dijo: “Este es aquél del cual yo dije que después de mí vendría un Varón, un Hombre, del cual yo no soy digno de desatar la correa de Su calzado, Él les bautizará con Espíritu Santo y Fuego”. Por lo tanto, la Palabra viviente apareció en la forma de un hombre llamado Jesús. Ahora, tenemos la Biblia, que es la Palabra viviente de Dios en forma de letra, y esa Palabra cuando se cumple en una etapa de la Iglesia, en una edad como fue el Antiguo Testamento, y se hace carne en un mensajero, ahí tenemos la Palabra viviente viviendo en carne humana, para Dios por medio de esa Palabra manifestada en carne humana llevar a cabo Su Obra. Y ahora, de etapa en etapa en el Programa Divino ha venido la Palabra viviente manifestada en carne humana, la misma Palabra que está en letra prometida para ser cumplida en forma humana, porque las promesas divinas de un mensajero que Dios va a enviar como el precursor de la Primera Venida de Cristo estuvo en letra, y después estuvo en carne humana. Esa parte de la Palabra fue cumplida en Juan el Bautista. Luego en Jesús en toda Su plenitud estuvo la Palabra hecha carne, ahí estuvo el Verbo, el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, hecho carne en medio del pueblo hebreo; y lo podían tocar, podían tocar la vida eterna encarnada en la persona de Jesús; y las ovejas serían llamadas por la Palabra viviente, viviendo en carne humana. Por eso estaba llamando las ovejas en aquel tiempo. Y ahora, luego que Cristo subió al Cielo y ha permanecido en el Cielo, en la séptima dimensión, en el Lugar Santísimo, haciendo intercesión como Sumo Sacerdote con Su propia Sangre por toda persona escrita en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, el Verbo, el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, la Palabra, ha estado manifestándose parcialmente por medio de Sus diferentes mensajeros. Por lo tanto, cada mensajero fue la Palabra viviente de su edad, en él estaba el Verbo, Cristo, el Ángel del Pacto en Espíritu Santo, Cristo, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, el Espíritu Santo, el Verbo manifestado en carne humana en cada mensajero. Y por medio de esos mensajeros, esos velos de carne, vean lo que ocurrió… en el libro de Las Edades, página 265 dice el reverendo William Branham: “96. Como ya hemos mencionado, Jesús se identifica con el mensajero de cada edad. Ellos reciben de Él la revelación de la Palabra para cada edad”. La revelación de la Palabra en cada edad, ¿quién la recibe? El mensajero de cada edad, a él viene el Espíritu Santo, y por medio del Espíritu Santo es que recibe la Palabra para su edad, esa Palabra se hace carne en ellos. “\[96\]. Ellos reciben de Él la revelación de la Palabra para cada edad. Esta revelación de la Palabra saca del mundo a los escogidos de Dios y los coloca en unión completa con Cristo Jesús”. Y ahora, por medio de esa Palabra revelada que viene al mensajero y se hace carne en el mensajero, es que son llamados; cuando ese mensajero predica ese Mensaje, son llamados y juntados los escogidos de Dios de cada edad. O sea, que los escogidos de Dios están conectados directamente con el Mensaje del Espíritu Santo dado a través del mensajero correspondiente a cada edad; y eso no es otra cosa sino lo que Juan, Primera de Juan, capítulo 2 nos dice, en el verso 25 al 28; y el verso 20 también, donde dice, verso 20 dice: “Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas”. Luego el mismo capítulo 2 de Primera de Juan, verso 25 al 28, dice: “Y esta es la promesa que él nos hizo, la vida eterna. Os he escrito esto sobre los que os engañan. Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él”. La unción del Espíritu Santo, el Espíritu Santo ha estado enseñando. Y ahora, veamos aquí la promesa de que el Espíritu Santo enseñaría a todos los creyentes en Cristo. San Juan, capítulo 14, verso 18 en adelante, dice: “No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros”. ¿Cómo vendría? ¿Cómo vino? En Espíritu Santo el Día de Pentecostés, y todavía está con Su Iglesia. “Todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis. En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros”. Cristo en nosotros en Espíritu Santo, el Espíritu de Cristo. “Por cuanto sois hijos, Dios envió al Espíritu de Su Hijo a vuestros corazones”, nos dice Gálatas, capítulo 4, verso 1 al 6: “El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ese es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. Le dijo Judas (no el Iscariote)…”. Vean, este Judas sí preguntaba por las cosas de Dios, por la Palabra de Dios, la revelación divina; el otro Judas hablaba y preguntaba por dinero solamente. No es que hablar de dinero es malo, hablar de dinero para la Obra de Dios, para el beneficio de la Iglesia de Jesucristo es bueno; pero lo primero es la Palabra de Dios. “Le dijo Judas (no el Iscariote): Señor, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros, y no al mundo? Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió. Os he dicho estas cosas estando con vosotros. Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho”. ¿Quién sería el que le enseñaría a Su Iglesia? El Espíritu Santo enviado por el Padre, el mismo Espíritu que estaba en Cristo, que les enseñaba a través de Jesucristo, luego vendría y enseñaría a través de Sus apóstoles y luego enseñaría a través de cada mensajero que Él enviaría, a través de San Pedro ya entre los hebreos, luego a través de San Pablo entre los gentiles, y luego a través de cada ángel mensajero. Y con ese Mensaje revelado para cada edad el cual es la Palabra viviente, el Mensaje vivo que tiene la vida de Dios, con ese mensaje serían traídos a vida, manifestados a vida eterna todos los escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. Por eso es que no se le puede añadir ni quitar al Mensaje que Dios trae para una edad; mientras el mensajero está ahí con el Mensaje, a ese Mensaje no se le puede añadir ni quitar; luego que muere el mensajero vienen otras personas y comienzan añadirle y a quitarle, y lo que obtienen es un mensaje híbrido que no produce vida eterna para los oyentes, porque no es la Palabra viviente. La Palabra viviente es la Palabra de Dios revelada en cada etapa de la Iglesia, en cada edad, al mensajero correspondiente a cada edad; es la Palabra que trae a vida eterna a todos los escogidos, es la Palabra que llama y junta a los escogidos, ¿dónde? En el Redil del Señor Jesucristo. ¿Ven? Esto es de lo que estamos leyendo aquí en la página 265 del libro de Las Edades, dice: “\[96\]. Esta revelación de la Palabra saca del mundo a los escogidos de Dios y los coloca en unión completa con Cristo Jesús. Estos mensajeros son llamados estrellas porque brillan con una Luz prestada o reflejada, la Luz del Hijo, Jesús. También son llamados estrellas porque son ‘portadores de luz’ en la noche. Así que en la oscuridad del pecado, ellos traen la Luz de Dios a Su pueblo”. Ahí tenemos el orden divino para la Palabra viviente ser manifestada en la Iglesia de Jesucristo de edad en edad. Lo demás es palabra humana que la han mezclado con la Palabra de Dios y entonces han producido algo híbrido, lo cual no es la Palabra viviente de Dios. Por esa causa no se le puede añadir ni quitar a la Palabra viviente de Dios para una edad: porque esa Palabra viviente de Dios traída por el mensajero de cada edad a través del Espíritu Santo, es la Palabra que trae a vida eterna a los escogidos de Dios de ese tiempo. Vean aquí en la página 168 del libro de Las Edades, y la página 169. Vamos a ver aquí página 168, el último párrafo, dice: “\[168\]. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Note aquí que Jesús (por el Espíritu) en cada edad se dirige a solamente UNA persona en relación a la Palabra para esa edad. Solo UN mensajero en cada edad recibe lo que el Espíritu tiene que decir a esa edad y aquel mensajero es el mensajero a la Iglesia Verdadera”. Muchas personas pueden decir: “No, yo me fui a orar y Dios me reveló tal cosa y tengo la revelación de Dios”. Aquí dice el reverendo William Branham que para cada etapa de la Iglesia, para cada edad solamente Cristo se dirige por Su Espíritu Santo, se dirige a una sola persona: al mensajero correspondiente a esa edad. Solamente a ese hombre es que viene la revelación de Dios para esa edad; y esa revelación de Dios es la Palabra viviente para esa edad, la Palabra que trae vida y trae a vida eterna a todos los escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. No se le puede añadir ni se le puede quitar a esa Palabra, porque entonces sería una palabra híbrida y no traería a vida eterna a las personas que escucharían esa Palabra, a esa Palabra, si le añaden o le quitan. Con esa Palabra viviente es que son llamados y recogidos los escogidos correspondientes a cada edad, y cuando reciben esa Palabra, la Palabra, así como se hizo carne en el mensajero y vino a ser parte del mensajero, se hace carne en cada creyente en Cristo que recibe esa Palabra. Y en cada persona creyente ¿qué sucede? Cada persona creyente obtiene su cuerpo angelical. Y ahora, hay una intervención de nuestras teofanías o cuerpos angelicales, para poder también captar la revelación divina, es una revelación del Cielo que viene en cada edad. Sigue diciendo: “\[168\]. Él habla por Dios por medio de revelación a las ‘iglesias’, tanto a la Verdadera y a la falsa”. O sea, que el Mensaje de Dios, del Espíritu Santo a través del mensajero en cada edad, es para los escogidos; o sea, para la Iglesia verdadera, y es también para la iglesia falsa, y es también para el mundo entero, porque esa es la Voz de Dios hablando en la Tierra en medio de la Iglesia, en la Casa de Dios, la Iglesia de Jesucristo, por lo tanto, es la Voz de Dios para todo ser humano que vive en el planeta Tierra. Y en el juicio divino cada mensajero con su grupo juzgará a la gente de ese tiempo. Por eso dice San Pablo: “¿No saben ustedes que los santos juzgarán al mundo y aun a los ángeles?” ¿A cuáles ángeles? A los ángeles caídos que se rebelaron en contra de Dios con el arcángel Lucero, el cual se rebeló en contra de Dios. Eso está por ahí en Primera de Corintios, capítulo 6, versos 1 al 3, dice: “¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros…”. ¿Ven? ¿De qué santos habla? De los escogidos, de los creyentes en Cristo: “¿Sois indignos de juzgar cosas muy pequeñas? ¿O no sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? ¿Cuánto más las cosas de esta vida?” Los santos que han de juzgar al mundo y a los ángeles, son estos mismos santos de los cuales habla Daniel en el capítulo 7, verso 18, dice: “Después recibirán el reino los santos del Altísimo, y poseerán el reino hasta el siglo, eternamente y para siempre”. Estos santos del Altísimo son los escogidos de Dios. También en este mismo capítulo 7, verso 21 al 22, dice: “Y veía yo que este cuerno hacía guerra contra los santos, y los vencía (o sea, el anticristo, el falso profeta), hasta que vino el Anciano de días, y se dio el juicio a los santos del Altísimo; y llegó el tiempo, y los santos recibieron el reino”. Por eso Cristo dijo: “No temáis manada pequeña, porque al Padre le ha placido daros el Reino” \[San Lucas 12:32\]. Por eso es que dice la Escritura que Cristo con Su Sangre nos redimió de todo pecado, nos limpió con Su Sangre de todo pecado, y nos ha hecho para nuestro Dios Reyes y Sacerdotes, y reinaremos con Él (con Cristo). Eso está por ahí en el capítulo 1 de Apocalipsis, versos 5 al 7; y Apocalipsis, capítulo 5, versos 8 en adelante; y también en Apocalipsis, capítulo 20, versos 4 al 6. Aquí tenemos los santos del Altísimo, que son los redimidos con la Sangre de Cristo nuestro Salvador. También en el mismo capítulo 7 de Daniel, verso 27, dice: “Y que el reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán”. Y ahora, vamos a ver aquí, solamente voy a tocar esto a la ligera sin mucha explicación. En el capítulo 4, verso 22, Daniel dándole la interpretación a Nabucodonosor del árbol que él vio en visión y que representaba a Nabucodonosor; porque los seres humanos son tipificados con árboles. Cristo es el Árbol de la Vida, y también encontramos que Sus escogidos están tipificados en árboles y también en plantas; el trigo representa a los escogidos, la planta de trigo representa a la Iglesia del Señor Jesucristo. ¿Ven? La buena semilla representa a los escogidos, a los hijos del Reino. El mismo Cristo se representa en el grano de trigo, y así por el estilo encontramos que árboles y también algunas plantas tipifican a los escogidos, y todos en total: buenos y malos, están representados en plantas y en árboles y también en peces y en animales, son los tipos y figuras. Por ejemplo cuando Cristo dijo a Sus discípulos cuando fue llamándolos, les decía: “Venid en pos de mí, y Yo os haré pescadores de hombres” \[San Mateo 4:18\]. Porque los cristianos y la era cristiana está representada en peces en el mar de pueblos, naciones y lenguas, o sea, en las aguas de pueblos, naciones y lenguas, y los mensajeros de Dios, los apóstoles y todos los mensajeros de Dios, y los predicadores, son pescadores de hombres porque llevan el Mensaje, la Red del Evangelio para pescar almas para el Reino de Cristo. Ahora, veamos aquí, capítulo 4, verso 19 en adelante, dice: “Entonces Daniel, cuyo nombre era Beltsasar, quedó atónito casi una hora, y sus pensamientos lo turbaban. El rey habló y dijo: Beltsasar, no te turben ni el sueño ni su interpretación”. O sea, el sueño que había tenido el rey que no lo turbara, ni la interpretación, lo que significaba ese sueño, que tampoco lo turbara a Daniel. Ahora, vamos a ver, dice que él había visto ese sueño que lo había espantado, y él mandó a todos los astrólogos y magos y los trajo para que le interpretaran el sueño. Y ahora, en este sueño, en este sueño el rey Nabucodonosor había visto un árbol. Y ahora, por cuanto árboles representa personas y representa también reinos, representa naciones y así por el estilo, veamos aquí: “Entonces Daniel, cuyo nombre era Beltsasar, quedó atónito casi una hora, y sus pensamientos lo turbaban. El rey habló y dijo: Beltsasar, no te turben ni el sueño ni su interpretación. Beltsasar respondió y dijo: Señor mío, el sueño sea para tus enemigos, y su interpretación para los que mal te quieren”. Ahí le está diciendo que el sueño no es nada de bueno. “El árbol que viste, que crecía y se hacía fuerte, y cuya copa llegaba hasta el cielo, y que se veía desde todos los confines de la tierra, cuyo follaje era hermoso, y su fruto abundante, y en que había alimento para todos, debajo del cual moraban las bestias del campo, y en cuyas ramas anidaban las aves del cielo, tú mismo eres, oh rey, que creciste y te hiciste fuerte, pues creció tu grandeza y ha llegado hasta el cielo, y tu dominio hasta los confines de la tierra. Y en cuanto a lo que vio el rey, un vigilante y santo que descendía del cielo y decía: Cortad el árbol y destruidlo; mas la cepa de sus raíces dejaréis en la tierra, con atadura de hierro y de bronce en la hierba del campo; y sea mojado con el rocío del cielo, y con las bestias del campo sea su parte, hasta que pasen sobre él siete tiempos”. Siete tiempos, siete años. Por eso en las profecías de Daniel en el capítulo 12, dice: “Tiempo (un año), tiempos (dos años más), y la mitad de un tiempo (seis meses)”, que son tres años y medio, este término es aquí usado: “Esta es la interpretación, oh rey, y la sentencia del Altísimo, que ha venido sobre mi señor el rey”. Y ahora, esto es la sentencia del Altísimo. Y aquí tenemos a este Santo vigilante que desciende con la orden, con la Palabra, con la orden de parte de Dios, es uno de los santos del Altísimo. Ahora, aquí en el capítulo, capítulo 8, verso 15 al 16, dice de Daniel: “Y aconteció que mientras yo Daniel consideraba la visión y procuraba comprenderla, he aquí se puso delante de mí uno con apariencia de hombre. Y oí una voz de hombre entre las riberas del Ulai, que gritó y dijo: Gabriel, enseña a este la visión. Vino luego cerca de donde yo estaba; y con su venida me asombré, y me postré sobre mi rostro. Pero él me dijo: Entiende, hijo de hombre, porque la visión es para el tiempo del fin. Mientras él hablaba conmigo, caí dormido en tierra sobre mi rostro; y él me tocó, y me hizo estar en pie. Y dijo: He aquí yo te enseñaré lo que ha de venir al fin de la ira; porque eso es para el tiempo del fin”. Y aquí fue identificado Gabriel como el Ángel o Arcángel mensajero que trajo la revelación divina a Daniel. Acá también en el capítulo 9, verso 20 en adelante dice: “Aún estaba…”. Esto fue en otra ocasión; la que leí también fue en otra ocasión, fue en la ocasión del sueño del árbol. Esto fue en la visión que tuvo Daniel del carnero y del macho cabrío. Y ahora, aquí en Daniel, capítulo 9, verso 20 en adelante, dice: “Aún estaba hablando y orando, y confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo Israel, y derramaba mi ruego delante de Jehová mi Dios por el monte santo de mi Dios; aún estaba hablando en oración, cuando el varón Gabriel, a quien había visto en la visión al principio, volando con presteza, vino a mí como a la hora del sacrificio de la tarde. Y me hizo entender, y habló conmigo, diciendo: Daniel, ahora he salido para darte sabiduría y entendimiento. Al principio de tus ruegos fue dada la orden, y yo he venido para enseñártela, porque tú eres muy amado. Entiende, pues, la orden, y entiende la visión. Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos”. Y ahora, aquí tenemos este hombre del Cielo, un hombre de otra dimensión llamado Gabriel, es el Arcángel Gabriel, el Arcángel de la revelación divina. Aquí en el capítulo 12 de \*Daniel también dice: “En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro”. Ese capítulo 12 de Daniel va con el capítulo 12 del Apocalipsis. El reverendo William Branham dice que Daniel escuchó los truenos, así como Juan escuchó los truenos, porque los truenos ¿son qué? Son la Voz de Cristo, la Voz de Dios. Vean, aquí en el capítulo 12 mismo, verso 4 en adelante, dice: “Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se aumentará. Y yo Daniel miré, y he aquí otros dos que estaban en pie, el uno a este lado del río, y el otro al otro lado del río. Y dijo uno al varón vestido de lino, que estaba sobre las aguas del río: ¿Cuándo será el fin de estas maravillas? Y oí al varón vestido de lino, que estaba sobre las aguas del río, el cual alzó su diestra y su siniestra al cielo, y juró por el que vive por los siglos, que será por tiempo, tiempos, y la mitad de un tiempo. Y cuando se acabe la dispersión del poder del pueblo santo, todas estas cosas serán cumplidas”. Y ahora, veamos lo que dice el reverendo William Branham acerca de esta profecía dada por el Arcángel Gabriel a Daniel. Esto es en el mensaje: Principio y Fin de la Dispensación Gentil, página 14, párrafo 62 y 63, un mensaje predicado por el reverendo William Branham, dice: “Pero todavía cierra las palabras y sella el Libro hasta el tiempo del fin, pasarán muchos y se multiplicará la ciencia; y yo Daniel miré, y he aquí otros dos que estaban en pie, el uno de esta parte de la orilla del río, y el otro de la otra parte de la orilla del río. Y dijo uno al Varón vestido de lienzo, el Espíritu Santo”. Y ahora, es el mismo Varón de Ezequiel, capítulo 9, el varón vestido de lienzo con el tintero de escribano en Su cintura, el cual fue enviado para sellar, y es el Espíritu Santo enviado para sellar con el Sello del Dios Vivo, con el Espíritu Santo a todos los escogidos de Dios. Y ahora, dice: “Y dijo uno al varón vestido de lienzo, el Espíritu Santo, es el cual estaba sobre las aguas, gente y multitudes”. ¿Ven? Las aguas ahí representan gentes, multitud, naciones, pueblos y lenguas. “El Espíritu Santo sobre la gente. Oh, como vive el Espíritu Santo. Revelación 17-16 dice que el agua significa multitudes de gente, y aquí está uno vestido de lienzo blanco, moviéndose para arriba y para abajo sobre las aguas, con sus manos levantadas al Cielo, jurando por el que vive para siempre, que cuando estas cosas sucedieran el tiempo no sería más, juró que cuando nosotros veamos estas cosas aconteciendo, así como esas - el misterio de Dios sería completado”. Y ahora, más abajo, esto corresponde al libro de Las Setenta Semanas de Daniel, página 15, párrafo 67\*, predicado por el reverendo William Branham, dice: “67. Como cada Sello roto en la Palabra de Dios revela al hombre, la edad en que estamos viviendo, el Espíritu de la edad, la Iglesia de la edad. Revelación, capítulo 10, en el final hallamos cuándo el último Sello fue roto, hallamos al Ángel parado con un pie sobre la tierra y el otro sobre el mar, con sus manos levantadas al Cielo y un arco iris sobre su cabeza, jurando por el que vive para siempre jamás que el tiempo se acabó en el último Sello, el tiempo terminó, la redención se acabó. Ahora es el león, el juez, Él es un Salvador esta mañana, pero un día Él será Juez”. Cuando Cristo complete Su Iglesia, cuando haya llamado hasta el último escogido, cuando hasta el último escogido haya escuchado la Palabra viviente de Dios, la revelación divina, la Palabra revelada para el Día Postrero, y haya entrado al redil del Señor, ya Cristo terminará Su Obra de Intercesión en el Cielo, habrá reconciliado con Dios hasta el último escogido, se levantará del Trono del Padre, tomará el Título de Propiedad, el Libro de los Siete Sellos, lo abrirá en el Cielo y hará Su Obra de Reclamo. Y ya no habrá tiempo para redención, para el resto de las personas que no habían recibido a Cristo como su Salvador, porque ya no habrá Sangre en el propiciatorio, ya la raza humana también se encontrará en la edad que corresponde a la edad del Trono, la edad del Lugar Santísimo, y al lugar santísimo entraron dos hijos de Aarón sin sacrificio por el pecado y murieron. Y encontramos que la raza humana en el tiempo desde Adán hasta Jesús estuvo en la parte del Atrio; luego de Jesús en adelante, desde el Sacrificio de Cristo en adelante ha estado en la parte del Lugar Santo; y luego en este tiempo final se entra al Lugar Santísimo, corresponde al Lugar Santísimo, y por consiguiente para entrar al Lugar Santísimo la persona tiene que tener el Sacrificio de la Expiación por sus pecados. La humanidad estará en este tiempo final viviendo en la parte del Lugar Santísimo, el cual estará materializándose en la Iglesia del Señor Jesucristo; y por consiguiente cuando Cristo complete Su Iglesia la humanidad quedará sin Sacrificio en el Cielo, y Dios mirará la humanidad y verá los pecados de la raza humana y por consiguiente traerá el juicio divino. Y ahora, la Palabra viviente ha estado manifestada en forma de mensaje y en forma de letra de edad en edad, y ha estado encarnada en cada mensajero que Cristo ha enviado a Su Iglesia. Vamos a ver aquí lo que nos dice el reverendo William Branham, dice en la página 168 (todavía estamos leyendo), dice: “\[168\]. Note aquí que Jesús (por el Espíritu) en cada edad se dirige a solamente UNA persona en relación a la Palabra para esa edad. Solo UN mensajero en cada edad recibe lo que el Espíritu tiene que decir a esa edad y aquel mensajero es el mensajero a la Iglesia Verdadera. Él habla por Dios por medio de revelación a las ‘iglesias’, tanto a la Verdadera y falsa. Así que el Mensaje es transmitido a todos. Pero aunque es transmitido para todos los que están bajo el alcance del Mensaje, aquel Mensaje es recibido individualmente por solamente un cierto grupo calificado y de una cierta manera. Cada individuo en aquel grupo es uno quien tiene la habilidad para oír lo que el Espíritu está diciendo por medio del mensajero”. “Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen”, dijo Cristo. ¿Y cómo van a oír la Voz de Cristo? Por medio del mensajero correspondiente a cada edad: “\[168\]. Aquellos quienes están oyendo no están recibiendo su propia revelación”. O sea, los que están oyendo, ni están recibiendo una revelación personal del mensajero, sino que están recibiendo la revelación de Dios por medio del Espíritu de Dios al mensajero, y luego tampoco están recibiendo las personas una revelación propia de ellos, de que se hayan puesto a estudiar y hayan descubierto algo y digan: “Este es el mensaje, lo descubrí, lo he estado estudiando, y junté esto con esto, y esto con esto y ya tengo el mensaje”. No, el mensaje se recibe en cada edad de parte de Dios, por medio del Espíritu de Dios a través del mensajero de cada edad. Es el mensaje de Dios a través del mensajero la Palabra viviente para cada edad, y esa Palabra cuando la reciben se hace carne en la persona, y entonces las personas vienen a ser la Palabra hecha carne para su edad, como el mensajero es la Palabra hecha carne para su edad. Y aunque nuestra carne es mortal, corruptible y temporal, no importa, pero se ha hecho parte nuestra, se ha hecho carne en nosotros. Después tendremos el nuevo cuerpo, y ahí también estará en carne inmortal y glorificado. Luego, continuemos viendo aquí lo que dice en la página 169, dice: “170. En cada edad tenemos exactamente la misma norma. Por eso es que la luz viene por medio de algún mensajero levantado por Dios en un cierto lugar, y luego de aquel mensajero, la luz se difunde por medio del ministerio de otros quienes han sido fielmente instruidos”. ¿Han sido qué? Fielmente instruidos, ¿para qué? Para difundir la luz, la Palabra revelada, la revelación divina por todos los lugares. No para que vayan inventándose cosas, no para que vayan dando su propia interpretación, sino llevando el mensaje puro. Y para nuestro tiempo tenemos grabadoras, tenemos máquinas de televisión, tenemos CD, tenemos videos, tenemos imprentas para tener la Palabra impresa también; por lo tanto, este es el tiempo más fácil para llevar la luz, la Palabra revelada, la Palabra viviente a todas las personas, llevarla pura, tal y como viene de parte de Dios: “\[170\]. Pero desde luego, todos aquellos que salen no siempre comprenden cuán necesario es decir SOLAMENTE lo que el mensajero ha dicho. Recuerde, Pablo advirtió a la gente que dijeran solamente lo que dijo él: Qué, ¿ha salido de vosotros la palabra de Dios? ¿o a vosotros solos ha llegado? Si alguno a su parecer, es profeta, o espiritual, reconozca lo que os escribo, porque son mandamientos del Señor. (Primera de Corintios 14:36-37). 171. Le agregan aquí o le quitan allá, y dentro de poco tiempo el Mensaje ya no es puro y el avivamiento se muere”. Y si muere el avivamiento, pues entonces la Palabra viviente ya fue alterada y no va a producir vida eterna para los que la escuchan. Y la persona que le añade o le quite será responsable delante de Dios, será responsable por haber pervertido la Palabra viviente de Dios y haberla hecho inefectiva para la gente y para sí mismo, porque tampoco traerá vida a la persona que pervierta la Palabra, se tendrá que encontrar delante de Dios para ser juzgado: “\[171\]. Cuanto cuidado debemos tener de oír UNA Voz, porque el Espíritu solamente tiene una Voz la cual es la Voz de Dios”. Y la Voz de Dios, es la Voz del Espíritu Santo a través del mensajero de cada edad: “\[171\]. Cuán importante es oír la Voz de Dios por medio de Sus mensajeros, y luego decir lo que les ha sido dado a ellos para decir a las iglesias!”. Ahí tenemos el orden divino para saber qué vamos a hacer con la Palabra viviente; no la podemos alterar porque entonces no produciría vida eterna para los oyentes, y ni siquiera los que la perviertan les producirá vida eterna. Tiene que permanecer pura la Palabra para que haga aquello para lo cual Dios la envió; y la Palabra viviente para nuestro tiempo es enviada para hacer todo aquello que Dios ha prometido para este tiempo final, porque Dios Obra por medio de Su Palabra. La Palabra de Dios hará aquello para lo cual Dios la envió en cada edad, hizo todo aquello para lo cual Dios la envió en cada edad, y hará todo aquello para lo cual Dios la envía en este tiempo final. Y ahora, veamos, por ejemplo, muchas personas escuchan acerca de los escogidos, y dicen: “¿Quiénes serán los escogidos? ¿Cuál será la Iglesia-Novia del Señor Jesucristo? ¿Cómo se unirá cada creyente, cada escogido al Cuerpo Místico de Cristo?” Vamos a ver algunos lugares para que podamos comprender ese misterio. Dice en la página 163, párrafo 1450 y también la página 134. Página 134 vamos a leerlo, párrafo 1193, dice: 1193 - “Conviértase en parte de la Palabra, en parte de la Palabra de hoy. Usted no puede ser parte de la Palabra del día de Moisés. Esa parte de hecho está (o sea, ya pasó, ya fue hecha), eso fue los pies. Estamos en la Cabeza ahora. Esto es Cristo. No el tiempo de los brazos allá en Lutero; no, este es el tiempo de la Cabeza: Cristo, la Piedra Angular, viene al Cuerpo… Y vemos la gran reforma de Lutero en aquella edad, y de Wesley, y de los Pentecostales. Ahora estamos esperando la Piedra Angular de la Ciudad”. Y ahora, ¿cómo nos convertimos en la Palabra? Veamos aquí la página 163, párrafo 1450 dice el reverendo William Branham, dice: 1450 - “Bueno entonces, la Novia es siempre parte del Novio, así que la Novia no será una denominación; tendrá que ser la Palabra manifiesta para ser la Novia de Cristo”. Ahora, ¿cómo va a ser manifestada esa Novia de Cristo y cómo va a tener esa Palabra? Vamos a ver en la página 108, párrafo 938, dice: 938 - “Él se está expresando; ese es Su propósito. ¡Por eso murió! Esa es la segunda parte de Su triple manifestación. Primero se expresó en Cristo, luego se expresó en la Iglesia y es lo mismo porque Cristo es la Palabra. Ahora, la iglesia llega a ser la Palabra cuando permite que Esta se exprese a través de ella”. Cuando la Iglesia permite que la Palabra se exprese a través de ella (de la Iglesia), la Iglesia llega a ser la Palabra, cuando la Palabra para una edad es expresada a través de la Iglesia en esa edad, esa Iglesia, ese grupo de escogidos llega a ser la Palabra para esa edad, llega a ser el grupo de los escogidos de esa edad. 938 - “Ahora, la iglesia llega a ser la Palabra cuando permite que Esta se exprese a través de ella; y en ese tiempo será cuando podrá expresarse en la plenitud de Su Deidad a través de su Iglesia. ¡Oh! ¡hermano, qué cosa! Fue el Hombre Ungido, más ahora es el Pueblo Ungido, y todo esto es para producir la Novia Ungida y el Novio”. Y ahora, veamos aquí en la página 116, párrafo 1022, dice: 1022 - “Y en los últimos días como nos ha sido dicho, así como fue en los días de Sodoma, la Novia se unirá por la Palabra de Dios hecha manifiesta en la carne”. ¿Cómo será que la Novia de Cristo y Cristo se unirán? Por medio de la Palabra de Dios manifiesta en carne humana, porque siempre ha estado en carne humana la Palabra de Dios en los profetas del Antiguo Testamento, en Jesús en toda Su plenitud, en los apóstoles y en los ángeles mensajeros de Cristo. Y ahora, página 155 nos dice, párrafo 1383 dice: 1383 - “Oh, habrá una verdadera lluvia temprana y tardía en los postreros días sobre ese grupo pequeño que viene con Él sobre este asno manso y humilde, sin una denominación, clamando: ‘Hosanna al Rey que viene en el nombre del Señor”. Y ahí tenemos el grupo que viene con Él, el grupo en el cual está prometido que estará la Palabra viviente. Vean aquí en la página 157, párrafo 1407, dice: 1407 - “Estoy solamente edificando. La hora está cerca a la mano, cuando ustedes. van a ver pasar algo, cuando algo va a tener lugar y todo este fundamento, aquí sólo ha sido colocando una base para un corto mensaje rápido que sacudirá toda la nación”. Y ese mensaje es ¿qué? La Palabra viviente de Dios, y esa Palabra viviente de Dios saldrá de Cristo por medio de Su Espíritu Santo en el instrumento correspondiente al Día Postrero, será por medio de la Palabra, el Verbo, la Palabra hecha carne en un hombre. Siempre cuando viene la Palabra revelada de Dios para una edad por medio del Espíritu Santo, viene en carne humana en el mensajero correspondiente a esa edad que recibe esa Palabra revelada. Y esa Palabra revelada es la Palabra viviente de Dios, para traer vida a todos los seres humanos que están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero y son llamados con la Voz de Cristo el Buen Pastor para ser colocados en el Redil del Señor. Esos son los que oyen la Voz de Cristo, la Voz del Buen Pastor, y esas son las ovejas de Cristo el Buen Pastor. “Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen, y yo les doy vida eterna”, y Él dice: “Yo conozco mis ovejas y las mías me conocen”. Por lo tanto, esas son las ovejas que escuchan la Voz de Cristo, el Buen Pastor, escuchan la Palabra viviente velada y revelada a través de carne humana en el mensajero correspondiente a cada edad. Aquí tenemos también en la página 124 (está no la tenía marcada), 124, párrafo 1105, vamos a ver si la tenía marcada, en algún lugar por ahí debe estar marcada, dice: 1105 - “Por donde quiera que esté la Palabra, está velada (¿velada en qué? En carne humana)… Por donde quiera que esté la Palabra, está velada. Moisés tenía la Palabra. Ahora recuerden, después de que la Palabra fue hecha manifiesta, Moisés era Moisés otra vez, ¿ven? Pero mientras que esa Palabra estaba en él para ser proclamada, él era Dios, porque él no era Moisés más. Él tenía la Palabra del Señor para aquella edad. Nada podía tocarle hasta que eso se acabó… Él tenía la Palabra y él era la Palabra para ellos”. La Palabra Viviente para ellos era ¿quién? Moisés, porque en él estaba velada en carne humana. Y aquí también en la página 125, párrafo 1110, dice: 1110 - “Moisés era aquella Palabra viviente a la gente”. ¿Ven? La Palabra Viviente era Moisés, la Palabra de Dios, el Verbo, la Palabra de Dios estaba en Moisés, y allí estaba en Moisés, Cristo, el Ángel del Pacto, el Verbo manifestado dando el mensaje correspondiente a aquel tiempo. La Palabra es Cristo, por lo tanto, Cristo en forma de letra, Cristo en forma de mensaje, Cristo en forma de carne y Cristo en forma de Espíritu. 1110 - “Moisés era aquella Palabra viviente a la gente, velado por la Columna de Fuego, hablando lo que había de ser velado más tarde detrás de pieles de tejón. ¿Ven? Moisés tenía la Palabra. Eran escritas por Dios, nadie podía interpretarlas. Moisés tenía que interpretarlas primero”. ¿Cómo viene la revelación divina para saber la interpretación de la Palabra? Por medio de la Palabra viviente en el mensajero correspondiente a cada edad; así es como es revelada, abierta, la Palabra prometida para cada edad, para producir aquello para lo cual es enviada. Y ahora, vamos a leer esto aquí, dice: 1110 - “\[172\] Aquí está. Podíamos volver a tomarlo y todo, pero tiene que ser revelado. Para revelar, Moisés tenía que llegar a ser Dios a la gente. (…) \[175\] Moisés era la viviente Palabra velada entonces. La gente vio aquella Columna de Fuego, dijo: ‘Ahora estamos satisfechos’. ¿Ven? ‘Que hable Moisés’. ¿Ven? ‘No deje que hable Dios, por cuanto moriremos’. Moisés entró en aquella Columna de Fuego”. Luego el párrafo 1111, de esta misma página 125, dice \[Citas\]: 1111 - “\[188\] … la Palabra prometida para esta edad también tiene que ser velada”. ¿Y qué sucede? No pueden verla mucha gente por causa del velo humano donde se vela la Palabra. Siempre el velo es el motivo de tropiezo para mucha gente. Miren, aquí dice, en el párrafo 1113 dice… dice, al final de ese párrafo dice \[Citas\]: 1113 - “\[221\] Dios velado en un ser humano cegó a Israel (o sea, Dios velado en Jesús). Noten, cómo cada uno cegado. A uno cegará, al otro revelará la verdad. Cerrará los ojos de algunos y abrirá los ojos de otros”. La Palabra velada y revelada a través del velo de carne en donde se vela: ciega a unos, cierra los ojos de unos, y abre los ojos de otros. Y ahora, página 168 dice, párrafo 1502, dice \[Citas\]: 1502 - “134 Recuerde, ¿a quién viene la Palabra del Señor? A los profetas. No a los teólogos sino a los profetas. Él es un reflector de la Palabra de Dios. Él no puede decir (o sea, el profeta) nada en cuanto a sus propios pensamientos (o sea, no puede hablar de acuerdo a sus propias ideas), solamente puede hablar lo que Dios revela”. O sea, lo que Dios le revela es lo que habla un profeta. No puede ponerse a inventar, a tratar de inventar sus propias interpretaciones; tiene que venir directamente de parte de Dios la revelación divina. Y cuando habla esa Palabra revelada, ¿qué está hablando? ¿Qué está el pueblo escuchando? La Palabra viviente de Dios que se veló en ese mensajero, y luego a través de ese mensajero se reveló al pueblo. Y cuando el pueblo la recibe, ¿qué recibió? La Palabra viviente de Dios que le trae la Vida de Dios, y que con esa Palabra creadora Dios hará aquello para lo cual Dios la envió, o sea, cumplirá el propósito divino para el cual Dios envía esa Palabra creadora. Todo lo que Dios va a hacer, primero lo habla. Cuando dijo: “Sea la luz”, entonces fue la luz. ¿Ven? Por lo tanto, vigilemos porque en la Palabra viviente de Dios hablada, revelada estará todo aquello que Dios ha prometido hacer para este tiempo. Y aquí la tenemos escrita, pero cuando en el Día Postrero, así como sucedía en cada edad, fue hablada, el mensajero de cada edad obtuvo esa revelación divina y se hizo carne en él y la habló, entonces vino a vida esa Palabra que estaba escrita; esa Palabra profética vino a vida, vino a su cumplimiento, se hizo realidad, porque fue hablada por el mensajero correspondiente a ese tiempo. Y eso fue ¿qué? Dios hablando a través de un hombre, fue Dios por medio de Su Espíritu hablando esa Palabra creadora para realizar aquello que Dios en Su Programa tenía para ese tiempo. Vamos a ver: 1502 - “Él no puede decir nada en cuanto a sus propios pensamientos; solamente puede hablar lo que Dios revela (o lo que Dios le revela). Aún allá con el profeta Balaam cuando estaba tratando de vender sus derechos como profeta, él dijo: ¿Cómo puede un profeta decir algo aparte de lo que Dios pone en su boca? Es algo que Dios hace y no se puede decir más nada. Y uno así es nacido”. Un profeta es nacido así: con las dos conciencias juntas, para oír de Dios y repetir lo que Dios le ha revelado, lo que Dios le ha dicho; y cuando lo habla, lo habla ungido con el Espíritu de Dios, ese es el Espíritu Santo hablando a través de un hombre. Como esas bocinas, vean ustedes, yo hablo aquí y las bocinas repiten lo que yo digo acá, y lo hace tan rápido que es casi instantáneo, que no se capta mucho cuando yo hablo y cuando habla la bocina, a la misma vez parece; pero no, hay una fracción de segundos entre lo que yo hablo y lo que habla la bocina. Un profeta es un transmisor y su boca es la bocina, por lo tanto, el amplificador a través de este micrófono capta, pasa al amplificador, al transmisor, el transmisor lo pasa a la bocina y ustedes escuchan. Y así sucede con un profeta, él es un transmisor que recibe la revelación divina de parte de Dios, la escucha y la transmite a través de su boca, la habla, y viene ser la Palabra viviente hablada. Pero el profeta es la Palabra viviente hecha carne. La misma Palabra escrita ha venido a vida, y ahora es la Palabra viviente de Dios. Y ahora, veamos aquí, todas las cosas que Dios ha hecho, las ha hecho a través de Jesucristo; todas las cosas que está haciendo, las está haciendo a través de Jesucristo; todas las cosas que Dios hará en el futuro, las hará a través de Jesucristo. Jesucristo en Espíritu Santo ha estado en la Tierra, y a través de Jesucristo en Espíritu Santo Dios ha estado obrando, y ha usado diferentes velos de carne para las diferentes obras que Dios ha hecho desde que el ser humano fue colocado en la Tierra. Antes de eso, pues Dios a través de Cristo en Su cuerpo angelical llevó a cabo la Creación del Universo, incluyendo pues por consiguiente este planeta Tierra y también la Creación del hombre. Y ahora, continuamos aquí leyendo, dice: 1502 - “Es algo que Dios hace y no se puede decir más nada. Y uno así es nacido así”. El profeta es nacido así: con las dos conciencias juntas. 1502 - “Pero nadie juzga a un profeta porque él es absolutamente la Palabra de Dios. Él es la Palabra en su debido tiempo Dios reflejándose”. La Palabra en su debido tiempo para cada tiempo, es hecha carne en el mensajero correspondiente a ese tiempo. Y vean ustedes, él es la Palabra en su debido tiempo, y eso ¿es qué? Dios reflejándose a través de ese mensajero. Ya con lo que hemos escuchado yo creo que tenemos un cuadro claro de nuestro tema: “LA PALABRA VIVIENTE”. Así es como es manifestada la Palabra viviente. El mensajero es la Palabra viviente, la Palabra hecha carne; y cuando él trae el Mensaje, ese Mensaje es la Palabra viviente en forma de Mensaje para el pueblo. Y cuando el pueblo lo escucha y recibe ese Mensaje, se hace carne en el pueblo, en cada persona, y cada persona viene a ser la Palabra viviente para esa edad, ahí va la Palabra de esa edad caminando en dos pies, él lleva esa Palabra acá en su alma, se hizo carne en la persona que la recibió, como se hizo carne en el mensajero de esa edad, así fue para el pasado y así es para nuestro tiempo también. El resto de las personas podrán decir que tienen la religión y que tienen la Palabra de Dios, el Evangelio; pero solamente los que reciben la Palabra viviente de Dios velada y revelada a través del mensajero correspondiente a esa edad, son los que tienen la Palabra viviente de Dios, y esos son los que forman la Iglesia del Señor Jesucristo, y esos son los escogidos de ese tiempo. Así son identificados los escogidos de Dios. “Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen”. ¿Ven? La Voz de Cristo, la Palabra viviente para su edad. “LA PALABRA VIVIENTE”. Esa es la Palabra de Dios correspondiente a cada etapa; y cuando llega al mensajero que nace ya así diseñado por Dios con las dos conciencias juntas para recibir esa revelación divina, y para Dios hablar a través de él y manifestarse a través de él; y Dios al hablar a través de él, ¿qué sucede? Se cumple el Programa de Dios para ese tiempo, y las ovejas de Dios oyen la Voz de Dios en ese tiempo, oyen ese Mensaje, y Dios por medio de ese mensajero habla todas las cosas que Dios tiene que hablar para Su Iglesia, para el mundo entero y para el pueblo hebreo también. Por lo tanto, ese es el orden divino para venir al pueblo de Dios la Palabra viviente de Dios. Hemos visto este misterio de la Palabra viviente de Dios, es la Palabra Creadora de Dios, es la simiente original por medio de la cual Cristo, el Ángel del Pacto, que es el Verbo que se hizo carne se reproduce en hijos e hijas de Dios en cada edad, por medio de la Palabra viviente de Dios revelada a Su Iglesia, y por medio de esa Iglesia se reproduce en hijos e hijas de Dios. Es a través de la Iglesia de Jesucristo que Cristo se reproduce en hijos e hijas de Dios, por eso la Palabra tiene que venir a la Iglesia, que es el Árbol-Novia y que es también la planta de trigo, para el grano de trigo por medio de Su Espíritu Santo reproducirse en hijos e hijas de Dios, el Espíritu Santo trayendo ¿qué? La Palabra Creadora de Dios, para crear en el Reino de Cristo, traer a vida eterna hijos e hijas de Dios. Por consiguiente la Iglesia da a luz hijos e hijas de Dios por medio de Cristo en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia; y todo esto en el campo espiritual, y pronto se va a materializar también en el campo físico, y va a tener hijos e hijas de Dios con cuerpos eternos y glorificados, cuerpos físicos glorificados, esa es la segunda parte del plan de creación con vida eterna. Vean, antes de Adán tener el cuerpo físico tenía su cuerpo angelical y tenía vida eterna, y luego tuvo su cuerpo físico; y los escogidos de Dios antes de tener su cuerpo físico, eterno y glorificado, primero tienen el cuerpo angelical. ¿Ven? Y todo esto viene por medio de la Palabra viviente de Dios, la Palabra vivificada, la Palabra viviente, la Palabra que tiene vida. Cristo dijo: “Mis Palabra son espíritu y son vida”. Eso está en San Juan, capítulo 6, verso 63, ¿verdad, Miguel? Y también por ahí por el capítulo 6, por ahí por el verso 68, Cristo, o los discípulos, o Pedro dice… dice a Cristo cuando Cristo les dice, cuando ellos vieron que la gente se estaba yendo, y los discípulos le dicen: “Dura es esta Palabra, ¿quién la puede recibir?” Capítulo 6, versos 67 al 69, dice: “Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros? Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna”. ¿Por qué? Porque lo que Cristo hablaba era la Palabra Viviente de Dios, Él dijo: “Mis palabras son espíritu y son vida, y el que oye mi palabra tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, más ha pasado de muerte a vida”. Así es la Palabra viviente de Dios. “Y nosotros hemos creído”. Dice: “¿A quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”. Y ahora, hemos nosotros creído también que Jesús es el Cristo, el Hijo del Dios Viviente, y se ha estado manifestando por medio de Su Espíritu Santo a través de Sus diferentes mensajeros. Y podemos decir de Pedro, que él fue el instrumento al cual Cristo le dio las llaves del Reino de los Cielos para que abriera la puerta, para que abriera el misterio de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, para que entraran por esa Puerta, que es Cristo, todos los escogidos de Dios, y podemos decir que Pedro fue mensajero para los hebreos, y podemos decir de Pablo, Pablo fue el ángel mensajero para la primera edad de la Iglesia entre los gentiles. Y así podemos decir de cada mensajero enviado por Cristo, podemos decir del reverendo William Branham que fue el ángel mensajero de la séptima edad de la Iglesia, y que fue el Elías prometido que vendría en la cuarta manifestación del ministerio de Elías como precursor de la Segunda Venida de Cristo, y su Mensaje fue la Palabra Viviente para la séptima edad. Y para el Día Postrero Cristo ha prometido enviar Su Ángel con la Palabra Viviente; por lo tanto, las palabras que él traerá, el mensaje que él traerá será la Palabra viviente de Dios, son palabras de vida eterna. Las palabras de Cristo por medio de Su Espíritu Santo a través de Sus mensajeros, son palabras de vida eterna, porque es la Palabra viviente de Dios. Y todas esas personas que recibieron la Palabra viviente de Dios a través del Espíritu Santo en la edad que les tocó vivir, la cual vino a través de los mensajeros que Él envió, recibieron la vida eterna y aparecerán en cuerpos inmortales, resucitados inmortales y glorificados en este tiempo final cuando Cristo los resucite, y nosotros los que vivimos seremos transformados, porque tenemos la Palabra viviente de Dios por medio de Cristo en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia en el Día Postrero. La Palabra viviente de Dios, es la que nos asegura que viviremos eternamente con Cristo y que seremos transformados y tendremos el cuerpo glorificado. Por lo tanto, yo continuaré escuchando la Palabra viviente de Dios por medio de Cristo en su manifestación del Espíritu Santo para este tiempo final. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también. Ha sido para mí un privilegio y bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de: “LA PALABRA VIVIENTE DE DIOS”. Muchas gracias por vuestra amable atención, y dejo nuevamente al reverendo Miguel Bermúdez Marín para continuar, y nos veremos mañana Dios mediante en la actividad de mañana. En lo que llega Miguel. Ahora, para las personas que pueden decir: “¿Cómo harán esta gente? Porque todo lo que hacen prospera, ¿qué hacen esta gente que empiezan, comienzan con algo pequeñito y al poco tiempo tienen algo grande? Algún secreto tienen”. El secreto es la Palabra Viviente de Dios. Es sencillo, es un secreto que ya está abierto para todos. Bueno, ya a Miguel, lo tenemos por aquí a Miguel. Recordemos, la Palabra viviente de Dios no la podemos alterar; si usted la altera, usted recibe las consecuencias, no le será efectiva a usted ni a los que le escuchen a usted. Por lo tanto, usted la convertirá en una Palabra negativa. Mantenga la Palabra Viviente de Dios en forma positiva, o sea, manténgala pura. Y para nuestro tiempo para que quede pura, y se mantenga pura y la reciban pura, Dios nos ha dado todas las facilidades de cámaras de video, de imprentas, de grabadoras y así por el estilo, para que llegue pura a los escogidos de Dios, porque este es el tiempo en donde Cristo completará Su Iglesia, y luego resucitará a los muertos creyentes en Él y nos transformará a nosotros los que vivimos. Por esa causa es que en este tiempo en la Palabra viviente de Dios, vamos a estar escuchando acerca de los temas del recogimiento de los escogidos, del llamado final de la Gran Voz de Trompeta, del llamado a los hebreos, del llamado también a las vírgenes insensatas, de la predicación al mundo entero también, y también de los juicios divinos que van a venir sobre la Tierra, pero antes también escuchando acerca de la resurrección de los muertos en Cristo y de la transformación de nosotros los que vivimos. Y cuando escuchemos estas cosas en la Palabra viviente de Dios, podemos decir: “Estamos en el tiempo en que estas cosas estarán siendo cumplidas porque están siendo habladas por el Espíritu Santo, y eso es la Palabra viviente de Dios para materializarse, para hacerse realidad, para Dios cumplir lo que Él ha prometido”. Y se estará hablando también de la Cena de las Bodas del Cordero, del rapto, del arrebatamiento de la Iglesia, se estará hablando también de los juicios divinos que van a venir sobre la Tierra, también se estará hablando del Reino Milenial de Cristo y todas estas cosas, ¿por qué? Porque la Palabra, por medio de la Palabra viviente de Dios, por medio de la Palabra Creadora, tienen que ser habladas todas estas cosas para que se materialicen. Tan simple como eso. Dios había dicho que la nación que tendría cautivos a los hebreos, Dios la castigaría, Dios la juzgaría, pero para hacerlo, le dijo a Moisés: “Ve a Egipto para que saques a mi pueblo de Egipto”. Y después allá en Egipto le dijo: “Yo estaré contigo, y yo pondré en tu boca lo que tú debes hablar”. ¿Por qué? Porque va a poner la Palabra creadora en su boca. Y luego en cada ocasión le dice a Moisés: “Dí tal cosa”. Moisés lo decía y se materializaba, hasta que Moisés no lo decía no se podía materializar, porque tenía que ser hablado por Dios a través de Cristo, el Ángel del Pacto, del Espíritu Santo a través de un hombre, de un velo de carne llamado Moisés; y cuando él hablaba, las cosas ocurrían. ¿Cuál era el secreto de ese hombre que podía hablar y las cosas sucedían? Que el que estaba dentro de él era el que hablaba, Moisés no hizo nada ni habló nada, el que habló fue Dios por medio de Su Espíritu Santo, por medio de Cristo, el Ángel del Pacto, a través de un velo de carne llamado Moisés, y eso fue la Palabra creadora siendo hablada por Dios a través de un velo de carne. Tan simple como eso, pero necesitó un velo de carne. Así en cada edad también y así es para este tiempo también; y podemos localizar en cada edad la Palabra Viviente, ¿cómo? En el velo de carne en la cual se manifestó y en el pueblo que la recibió. Y para nuestro tiempo los que puedan identificar el velo de carne a través del cual estará Cristo en Espíritu Santo manifestándose y hablándole a Su pueblo, estarán también identificando la Palabra Viviente de Dios para nuestro tiempo, y el pueblo que estará recibiendo esa Palabra será identificado como el pueblo en el cual la Palabra Viviente de Dios se estará haciendo carne, y ese es el pueblo Palabra viviente de Dios, ese es el pueblo hecho la Palabra viviente de Dios para nuestro tiempo, y por consiguiente esa será la Iglesia Palabra de Cristo. ¿Ven lo sencillo que es todo? Bueno, ya tenemos a Miguel por aquí, es bueno que se acerque más porque él se mantiene retiradito para… pero ya, como decimos, el postre ya lo tuvimos. Así que vamos a dejar a nuestro hermano Miguel por aquí, para que él continúe. Estemos preparados porque Dios tiene más cosas para realizar; pero vigilen porque tienen que ser habladas en algún momento, o ya fueron habladas; por lo tanto, escudriñemos la Palabra viviente, porque no vaya a ser que ya haya sido hablado, y digamos: “Va a ser hablado”, y ya fue hablado. Las cosas que están sucediendo, son las cosas que Dios por medio de Su Espíritu Santo, por medio de Cristo, el Ángel del Pacto, ha estado hablando para este tiempo final, y son las cosas que estaban profetizadas en la Escritura, profetizadas por el Espíritu Santo a través de los profetas del Antiguo Testamento; y por medio de Jesús y por medio de San Pedro, y por medio también de San Pablo y de los demás mensajeros, y del reverendo William Branham. Por lo tanto, todas esas profecías correspondientes a nuestro tiempo tienen que ser vivificadas, traídas a vida, ser confirmadas, ser realizadas, y para eso tienen que ser habladas, para que se conviertan en una realidad, y tiene que ser abierto el misterio del cumplimiento de esas promesas. Y tenemos nosotros que estar bien despiertos, porque recuerden que la Palabra velada, el Verbo hecho carne cierra los ojos de unos, ciega a unos; el velo de carne ciega a unos, pero a otros les abre los ojos espirituales para ver y entender. Recuerden eso, porque aun cuando Jesús estuvo en la Tierra a unos cegó y a otros les abrió los ojos. Así ha sido en todos los tiempos en que la Palabra viviente de Dios ha sido velada y revelada al pueblo. Bueno, muchas gracias por vuestra amable atención, y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador. Con nosotros el reverendo Miguel Bermúdez Marín. Oren por mí y por la actividad de mañana, que será ¿dónde? Aquí mismo, en donde esperamos grandes bendiciones de Cristo. Oremos para que Cristo por medio de Su Espíritu nos hable mañana Dios mediante, y así escuchemos la Palabra viviente de Dios para nuestro tiempo y de nuestro tiempo. Bueno, muchas gracias por vuestra amable atención, y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador. Y para estos viajes misioneros de Miguel estemos brazo a brazo con él, para que, si con personas del África se tiene que completar la Iglesia, pues que se complete, porque lo que queremos es que se complete. Nuestra labor misionera y evangelística es para llevar el mensaje para que llegue a los oídos y al corazón de las ovejas del Señor, para que escuchen la Voz de Cristo y reciban la Palabra de Cristo y sean colocadas en el Redil del Señor Jesucristo, y Cristo complete Su Iglesia y entonces nos podamos ir de la Tierra, ser transformados y los muertos ser resucitados (los muertos en Cristo) y podamos ir a la Cena de las Bodas del Cordero lo más pronto posible. Bueno, vamos a estar brazo a brazo con Miguel en todas estas labores que él estará realizando. Yo le decía no hace mucho: Quizás este sea tu último viaje al África, porque tenemos mucho trabajo también en toda la América Latina y el Caribe, y no vamos a abandonar a los latinoamericanos y caribeños. Más bien en la misma forma en que cada país ha trabajado con su gente, tienen que trabajar también los de otras naciones que reciban la Palabra, tienen que ponerse a trabajar y ellos mismos trabajar por ellos mismos, tener sus propias imprentas y sus propios equipos para trabajar. En lo que Miguel les pueda ayudar y les podamos ayudar, pues les ayudamos, pero para que ellos mismos se desenvuelvan, porque no podemos tener gente vaga que todo se lo tengamos que suplir. Así como hemos luchado nosotros, todos los demás tienen también que luchar. Todavía en la América Latina y el Caribe por lo que vemos, hay mucha simiente también, y no vamos a abandonar a los latinoamericanos, sino que vamos a estar brazo a brazo con todos los latinoamericanos y caribeños. Este es el territorio del oeste, el territorio nuestro, de aquí se extiende a otras naciones el Mensaje; pero no vamos a dejar el lugar en donde Dios nos ha colocado para irnos y quedarnos en otro lugar, solamente los visitamos. Pero el territorio que Dios nos ha dado, y el territorio correspondiente al Día Postrero de la manifestación del Espíritu de Cristo como fue en cada edad, en un territorio, hubo un territorio, el territorio para el Día Postrero es la América Latina y el Caribe. Por lo tanto, ahí continuaremos trabajando; como el territorio de la séptima edad fue Norteamérica y de ahí se extendió a otras naciones; eso es lo que hacemos también: de la América latina nos extendemos a otras naciones, pero nuestro lugar es la América Latina y el Caribe. Por eso le decía a Miguel: No se sabe si este sea tu último viaje. Por lo tanto, pues es bueno que dejes todo bien arreglado por allá, que se puedan desenvolver, y también alguno que vaya o de los que vayan, pues ya sepan cómo trabajar. Pues tenemos una persona de una experiencia de más de cuarenta años trabajando en la obra misionera, y trabaja bien. Por lo tanto, tenemos mucho que aprender de él; yo mismo le dejo a Miguel que sea el que haga los programas porque él sabe, si lo hago yo, pues no voy a hacerlo como se deben de hacer, entonces, pues veo que Dios ha puesto ese entendimiento y esa dirección en él, y dejo que él prepare el programa para que así todo funcione bien. Tener un misionero, un apóstol como nuestro hermano Miguel en nuestro tiempo, es un milagro grande. Él prepara los programas de sus viajes y me invita a mí y yo le acompaño. Así que para mí es un privilegio grande acompañar a Miguel en todos estos viajes misioneros que él tiene, y es una bendición grande compartir con ustedes estas bendiciones de parte de Dios y haberlos conocido a todos ustedes. En estos días me dijeron que me iban a hacer una invitación, ¿de cuáles países fue que te dije Miguel? Por ahí, países de Europa, del viejo mundo. Recuerden que lo que se da por viejo está cerca a desaparecer, dice Pablo en, por ahí, ¿por dónde es? Por el capítulo 7 de Hebreos. En Hebreos, el libro de Hebreos por ahí lo dice. Así que, y a la América Latina y el Caribe le llamaron, al continente americano le llamaron ¿cómo? El nuevo continente, lo que se da por nuevo pues va creciendo; como los niños, se dice: “Tenemos un nuevo retoño ¿es? Aquí en la familia”. Pues ese retoño va creciendo. Pero cuando dicen: “Aquí tenemos un viejo tronco”. Ya está por desaparecer porque ya, pues le están llegando a su final sus añitos que le quedan. Bueno, Dios tenía un programa, y por causa de ese programa es que todo los de otros continentes vinieron a la América Latina y al Caribe, y por eso es que hay algunos que son blancos. Miguel ahí tiene una mezcla de español, de francés; por la mamá, la línea de francés, ¿qué apellido es? Marín Huetel, de los Huetel; y por el papá, pues eso es Bermúdez ¿qué? Bermúdez Velázquez, y son descendientes hebreos; y desciende de uno de los generales de Bolívar. O sea, que… y si allá en aquel tiempo uno de los generales o los dos generales eran buenos, en la Obra de Cristo, en el Ejército de Cristo tenemos uno que es bueno también. Vean cómo esa línea hebrea también ha llegado hasta nuestro tiempo, y yo he dicho algunas veces que un 50, un 75, un 80, un 90, un 95 o un 99 o un ciento por ciento (100%), son sangre hebrea, todos los que han estado recibiendo el mensaje y quizás todos los que faltan por recibirlo. Pero cuando estemos ya transformados vamos a saber qué por ciento; y si es el cien por ciento está bien, porque eso ya lo programó Dios desde antes de la fundación del mundo; y si todos los escogidos de Dios de la Iglesia de Jesucristo desde el comienzo hasta el final son descendientes hebreos, también está bien, pues fue Dios el que lo diseñó de esa manera. Por lo tanto, si Dios al hablar por San Pablo dijo que no socorrió a los ángeles sino que socorrió a la simiente de Abraham, a la descendencia de Abraham; si eso significa que todos los escogidos de Dios, los miembros de la Iglesia los que nacerían de nuevo serían descendientes de Abraham literalmente, pues gloria a Dios, Dios así lo determinó. Pero vamos a dejar eso quietecito ahí para cuando ya estemos transformados, para que así no haya altercado entre algunos que crean diferente y otros que crean así, lo dejamos así neutral. Hay Escrituras para sostener una cosa y hay Escrituras para sostener otra cosas también. Por lo tanto, vamos a dejar eso así, no vamos a poner eso como un punto de discusión, para que así no hayan desacuerdos entre los ministros y entre los hermanos. Bueno, ya sabemos de Miguel. Siempre en la casa de Miguel decían acerca de eso, y ahora pues, ya pues sabemos que esa línea, él viene de esa línea; pero lo grande es que uno sea un escogido de Dios, eso es lo más grande: que uno pertenezca al pueblo de los santos del Altísimo, que uno sea un redimido por la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador. Bueno, que Dios les continúe bendiciendo a todos, y con nosotros nuevamente el reverendo Miguel Bermúdez Marín para continuar. “LA PALABRA VIVIENTE”.