--- title: 'Las Vestiduras de Dios' date: 2005-03-21 activity: 1 place: city: Chinandega state: country: NI duration: 00:00:00 public: false youtube: translations: files: --- Muy buenas noches, amables amigos presentes y radioyentes, y los que están también a través de internet o del satélite, en diferentes naciones de la América Latina, del Caribe, Norteamérica, Europa, el África y demás naciones. ***Que Cristo, el Ángel del Pacto, les bendiga grandemente, y Cristo nos abra el entendimiento y nos abra las Escrituras, y nos llene del conocimiento de Su Palabra. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.*** En esta ocasión leemos en el Evangelio según San Mateo, capítulo 22, la parábola de las Bodas. Capítulo 22, verso 1 en adelante (verso 1 al 14), dice de la siguiente manera: “*Respondiendo Jesús, les volvió a hablar en parábolas, diciendo:* *El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo fiesta de bodas a su hijo;* *y envió a sus siervos a llamar a los convidados a las bodas; mas éstos no quisieron venir.* *Volvió a enviar otros siervos, diciendo: Decid a los convidados: He aquí, he preparado mi comida; mis toros y animales engordados han sido muertos, y todo está dispuesto; venid a las bodas.* *Mas ellos, sin hacer caso, se fueron, uno a su labranza, y otro a sus negocios;* *y otros, tomando a los siervos, los afrentaron y los mataron.* *Al oírlo el rey, se enojó; y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos homicidas, y quemó su ciudad.* *Entonces dijo a sus siervos: Las bodas a la verdad están preparadas; mas los que fueron convidados no eran dignos.* *Id, pues, a las salidas de los caminos, y llamad a las bodas a cuantos halléis.* *Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que hallaron, juntamente malos y buenos; y las bodas fueron llenas de convidados.* *Y entró el rey para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda.* *Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda? Mas él enmudeció.* *Entonces el rey dijo a los que servían: Atadle de pies y manos, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.* *Porque muchos son llamados, y pocos escogidos.”* Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla. Nuestro tema es: **“LAS VESTIDURAS DE DIOS.”** En esta Parábola que da Jesucristo aquí, nos habla de la gran Fiesta de Boda y de la Cena de las Bodas del Cordero que en el Cielo se llevarán a cabo. En esta gran Cena de las Bodas del Cordero todas las personas que estarán en esa gran Cena de las Bodas del Cordero, estarán vestidos de Boda. Allá en el medio oriente cuando se efectuaban unas bodas, el novio se paraba en la puerta o a la puerta de la casa, donde se iban a llevar las bodas a cabo; y llegaba el que había sido invitado, el que había sido convidado, y se presentaba a la puerta; y allí al llegar, si tenía alguna invitación que le habían enviado, la entregaba al novio; o si era un conocido que había sido invitado, pues estaba en la lista de los convidados. Y el novio le colocaba una vestidura, y entonces entraba al lugar donde se iban a llevar las bodas y esa gran fiesta de bodas. Y en esta Parábola, encontramos que cuando el rey vino para ver los convidados, vio a uno que no tenía vestido de boda. Por lo tanto, esta persona, número uno: no había sido un invitado, un convidado; número dos: no había entrado por la puerta; porque en la puerta de la casa donde las bodas se llevarían a cabo, allí el novio le colocaba la vestidura de boda, y todos eran vestidos en la misma forma. Todo eso es tipo y figura de un Programa Divino en el cual los convidados entran a la Casa de Dios, que es la Iglesia de Jesucristo, y ahí es donde reciben la vestidura de boda. Vean, el pueblo hebreo es el pueblo que fue convidado para esa gran Boda del Hijo de Dios, esa gran Fiesta Divina. Pero ya habían rechazado a los Mensajeros que Dios había enviado, a los Profetas; y cuando apareció Cristo también lo rechazaron. Y por consiguiente, los que habían sido invitados, los convidados, no eran dignos para estar en esa gran Fiesta de Boda, y entonces el Rey (que es Dios), envió a Sus Siervos a buscar por diferentes lugares personas para que entraran a esa gran Fiesta de Boda. Esto es lo que nos muestra aquí... dice el verso 8 en adelante, dice: “*Entonces dijo a sus siervos: Las bodas a la verdad están preparadas; mas los que fueron convidados no eran dignos* (eso está en el capítulo 22, verso 28 en adelante de San Mateo)*.* *Id, pues, a las salidas de los caminos, y llamad a las bodas a cuantos halléis.* *Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que hallaron, juntamente malos y buenos; y las bodas fueron llenas de convidados.”* Y ahora, esta profecía aquí, es la predicación del Evangelio de Cristo por el mundo entero, pues Cristo dijo: “*Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.* *El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”* \[San Marcos 16:15-16\] Y ahora, los convidados a las Bodas de Cristo, del Cordero, que tienen las vestiduras de Boda, son aquellos que escuchan la predicación del Evangelio de Cristo y nace la fe de Cristo en su alma, por cuanto el que es de Dios, la Voz de Dios oye. San Juan, capítulo 8, verso 47. Y San Juan, capítulo 10, verso 27 en adelante, Cristo dice: “*Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna.”* Y ahora, estas personas representadas en las ovejas que el Padre le dio a Cristo, son los que escuchan la predicación del Evangelio de Cristo, nace la Fe de Cristo en su alma, en su corazón, creen en Cristo de todo corazón y lo reciben como su único y suficiente Salvador, y dan testimonio público de su fe en Cristo, recibiéndolo como su único y suficiente Salvador. Esa persona ha sido convidada a la Cena de las Bodas del Cordero, esa persona ha sido convidado a esta gran Boda de Cristo, el Hijo de Dios, y ha entrado por la Puerta, que es Cristo nuestro Salvador, ha recibido a Cristo como Salvador, dando testimonio público de su fe en Cristo, ha sido bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo arrepentido de sus pecados, y Cristo lo ha perdonado y con Su Sangre le ha limpiado de todo pecado, y le ha colocado la vestidura de Boda, que es el Espíritu Santo, lo ha bautizado con Espíritu Santo y Fuego, y ha entrado ¿a dónde? A la Casa de Dios, que es la Iglesia del Señor Jesucristo. Porque el que no nazca del Agua y del Espíritu no puede entrar al Reino de Dios. Pero el que nace del Agua y del Espíritu, nace en el Reino de Dios, y por consiguiente nace a la Vida eterna, y por consiguiente ha entrado a la Casa de Dios y ha recibido la vestidura de Boda. La vestidura de Boda es el bautismo del Espíritu Santo, donde la persona obtiene el nuevo nacimiento y obtiene un cuerpo angelical de la sexta dimensión; y por consiguiente la persona ya tiene el vestido de Boda espiritual, que es el bautismo del Espíritu Santo, y ha obtenido un cuerpo angelical. Pero luego le falta el vestido de Boda físico, que será el cuerpo físico glorificado que Cristo dará a cada creyente en Él. Para los muertos en Cristo, Cristo les dará el vestido de Boda físico, que será la resurrección de los muertos en Cristo en cuerpos glorificados y eternos, igual al cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador; y a nosotros los que vivimos si permanecemos vivos hasta ese momento, nos transformará, y así seremos revestidos, o sea, vestidos de una vestidura física, un cuerpo físico, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado; y entonces tendremos todos nosotros la doble vestidura de Boda, tendremos la doble porción. Eso es lo que Cristo tiene para todos los que son convidados a la Cena de las Bodas del Cordero. Por eso el Ángel que le dio a Juan el Apóstol la revelación del Apocalipsis, en el capítulo 19, verso 7 al 10, dice: “*Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria* (y Juan también hablando aquí)*…y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado.* *Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos.* *Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios.* *Yo me postré a sus pies para adorarle. Y él me dijo: Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía.”* Aquí nos muestra el Ángel del Señor Jesucristo hablándole a Juan, que son bienaventurados los que son llamados a la Cena de las Bodas del Cordero. Esas son las personas que creen en Cristo, lo han recibido como su único y suficiente Salvador, han sido bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, arrepentidos de sus pecados, y Cristo les ha dado la vestidura de Boda, que es el bautismo del Espíritu Santo, en donde han obtenido un cuerpo angelical, una vestidura espiritual; y solamente les falta la vestidura física, que será el cuerpo físico glorificado que Cristo nos va a dar. Por lo tanto, las vestiduras de Dios para el creyente, es el bautismo del Espíritu Santo, en donde obtenemos el cuerpo angelical y luego el cuerpo físico glorificado, que es la vestidura de Boda física: un cuerpo físico nuevo, en el cual nosotros iremos con Cristo a la Casa de nuestro Padre Celestial, a la Cena de las Bodas del Cordero. Por lo tanto, tenemos que estar vestidos con las vestiduras de Dios, el bautismo del Espíritu Santo; y luego recibiremos el cuerpo físico glorificado, cuando Cristo complete Su Iglesia. Todos queremos estar en las Bodas del Cordero, y en la Cena de las Bodas del Cordero, para lo cual tenemos que estar vestidos de Boda, estar vestidos con el Espíritu de Cristo, siendo bautizados por Cristo en Espíritu Santo. Ahora, veamos lo que nos dice Dios por medio de San Pablo en su carta a los Colosenses... vamos a leer ese pasaje, porque ahí Dios nos da mucha Luz acerca de todo este misterio. Dice: “*Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.* *Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.* *Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.* *Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria.”* Y ahora, tenemos aquí una promesa grande; esto es para todos aquellos que tienen su mirada en las cosas de arriba, las cosas de Dios. Cuando Cristo se manifieste en Su Segunda Venida, Él nos dará el cuerpo eterno y glorificado, seremos manifestados con Él en gloria, seremos manifestados con Él en cuerpos glorificados e iremos con Él a la gloria, a la Cena de las Bodas del Cordero, a la Casa de nuestro Padre Celestial. También aquí en este mismo capítulo 3 de Colosenses, verso 9 en adelante, dice: “*No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos,* *y revestido del nuevo* (o sea, revestidos del nuevo hombre)*, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno.”* Y ahora, el nuevo hombre es conforme a la imagen del que lo creó, o sea, conforme a la imagen de Dios; y la imagen de Dios es Cristo en Su Cuerpo angelical. Por consiguiente el Creyente en Cristo nacido de nuevo ha obtenido la imagen de Dios, y por consiguiente ha obtenido un cuerpo angelical de la misma dimensión del cuerpo angelical de Cristo, y por consiguiente entró en el Programa de Redención, entró en ese Programa de la Creación de una Nueva Raza con Vida eterna, de la cual Jesucristo es el Primero. Por eso en Apocalipsis, capítulo 3, verso 14, dice de la siguiente manera, y vamos a leer ese verso del capítulo 3, verso 14, donde nos habla acerca de Cristo, y veamos aquí lo que nos dice. Capítulo 3, verso 14, dice: “*Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto...”* Y ahora, el Amén, el Testigo Fiel y Verdadero, el Principio de la Creación de Dios. ¿Quién es el principio de la Creación de Dios? Jesucristo. Jesucristo es el principio de esa Nueva Creación, de esa Raza con Vida eterna, que son los creyentes en Cristo nacidos de nuevo, que forman la Iglesia del Señor Jesucristo; y esas son las personas que están vestidas de Boda para ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, esas son las personas que han escuchado la predicación del Evangelio de Cristo y han creído y lo han recibido como su único y suficiente Salvador. Cristo ordenando a Sus discípulos a “ir por todo el mundo y predicar el Evangelio a toda criatura, y el que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere será condenado;” es la misma orden que el rey da aquí a sus siervos para ir por los caminos y por los diferentes lugares buscando personas para que entren a las bodas y se llene la casa. Así ha estado sucediendo de etapa en etapa en la Iglesia del Señor Jesucristo, y el Siervo principal es el Espíritu Santo, el cual ha estado a través de sus diferentes Mensajeros por diferentes ciudades, aldeas y caminos, invitando a la Cena de las Bodas a todos cuantos encuentre. Eso es el Mensaje de la predicación del Evangelio de Cristo, la invitación a las Bodas del Cordero y a la Cena de las Bodas del Cordero, para que entren a la Casa de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo, y sean así vestidos de Boda, reciban el Espíritu Santo, que es el vestido de Boda; y luego en el Día Postrero en adición reciban el cuerpo nuevo y eterno, inmortal y glorificado, y sean revestidos, y así estén listos para ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Ahora, los que habían sido convidados y no quisieron ir, entrar a las Bodas, dice Cristo en esa parábola que el rey se enojó y ordenó a sus ejércitos que destruyeran la ciudad de esas personas y destruyeran a esas personas. Por eso fue que Cristo en San Lucas, capítulo 19, cuando tuvo esa entrada triunfal a Jerusalén dijo las siguientes palabras, y las vamos a leer en San Lucas, capítulo 19, versos 41 al 44, dice: “*Y cuando llegó cerca de la ciudad, al verla, lloró sobre ella,* *diciendo: ¡Oh, si también tú conocieses, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz! Mas ahora está encubierto de tus ojos.* *Porque vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos te rodearán con vallado, y te sitiarán, y por todas partes te estrecharán,* *y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación.”* Estas palabras las dijo Jesucristo sobre la ciudad de Jerusalén. Y luego que Cristo fue crucificado (luego de ser rechazado por el pueblo hebreo), y resucitó y ascendió al Cielo, luego en el año setenta, el general romano Tito con su ejército, luego de tener a la ciudad de Jerusalén rodeada por dos años, sitiada por dos años, luego entró a la ciudad y la destruyó; y destruyó el templo, destruyó todo lo que había allí, y los edificios que estaban allí alrededor del templo, y no quedó piedra sobre piedra que no fue derribada, destruida; y fueron crucificados tantos hebreos... colocó el general romano Tito con su ejército, cruces alrededor de la ciudad, tantas que ya no cabían más cruces para ser crucificados más hebreos: por cuanto no conoció Jerusalén el tiempo de su visitación; fueron invitados a las Bodas del Hijo de Dios y rechazaron esa invitación. Y ahora, Cristo ordenó a Sus discípulos a ir por todo el mundo predicando el Evangelio a toda criatura. Y ahora, la invitación para ir a la Cena de las Bodas del Cordero y para ir a las Bodas del Cordero, se ha extendido al mundo entero. Y bajo la predicación del Evangelio de Cristo los seres humanos escuchan esa invitación; y el que responde esa invitación creyendo en Cristo como su único y suficiente Salvador, y arrepentido de sus pecados, pidiendo perdón a Cristo por sus pecados y siendo bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, Cristo lo perdona y con Su Sangre lo limpia de todo pecado, y lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y le da la vestidura de Boda, y la persona entra a la Casa de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo, en donde están los convidados a las Bodas del Cordero y a la Cena de las Bodas del Cordero. Esas personas irán con Cristo en el arrebatamiento de la Iglesia del Señor Jesucristo, y disfrutarán la Cena de las Bodas del Cordero, que serán tres años y medio en el Cielo, y será la Fiesta más grande, más importante que se haya llevado a cabo en el Cielo; será una Fiesta donde estarán los Ángeles de Dios también y estarán los patriarcas también: Abraham, Isaac, Jacob, y los patriarcas hijos de Jacob, y todos los santos del Antiguo Testamento; allí estarán los Profetas, los Profetas desde Adán hasta Juan el Bautista; y también estarán allí los Apóstoles y todos los Siervos de Dios, los Enviados de Dios para predicar el Evangelio de Cristo. Allí estarán los Apóstoles, los Profetas, los Evangelistas, los Pastores y los Maestros que han sido fieles a Cristo y han predicado el Evangelio de Cristo y han pastoreado las ovejas del Señor Jesucristo correctamente. Y también allí estarán todas las ovejas que el Padre le dio a Cristo, que son todos los escogidos de Dios, todas las personas que escuchan la Voz de Dios, la Voz de Cristo, y reciben a Cristo como su único y suficiente Salvador. Esas son las personas bienaventuradas, que son convidadas, invitadas a la Cena de las Bodas del Cordero. Y ahora, en esta noche ustedes están escuchando la predicación del Evangelio de Cristo, y por consiguiente ustedes están escuchando la invitación a las Bodas del Cordero. ¿Y cómo aceptamos la invitación a las Bodas del Cordero? Creyendo en Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, y arrepentidos de nuestros pecados pedirle perdón a Cristo por nuestros pecados y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo nos bautiza con Espíritu Santo y Fuego y produce en nosotros el nuevo nacimiento, y así Él al bautizarnos con Espíritu Santo y Fuego, nos coloca la vestidura de Boda, la vestidura de Dios, para poder ir con Cristo a las Bodas del Cordero en el Cielo. Y ahora, ¿cuántos ya han aceptado la invitación para ir a las Bodas del Cordero? Todos nosotros hemos aceptado esa invitación y hemos recibido a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, hemos sido bautizados en agua en Su Nombre y Él nos ha bautizado con Espíritu Santo y Fuego, y nos ha colocado las vestiduras de Dios, la vestidura de Boda, que es el bautismo del Espíritu Santo. Y nos revestirá, cuando nos dé el cuerpo nuevo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado como Su cuerpo glorificado, entonces estaremos revestidos para ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero al Cielo, a la Casa de nuestro Padre Celestial. Nos dice la Escritura hablándonos acerca de los que están vestidos de Cristo, dice San Pablo en Gálatas, capítulo 3, verso 26 al 29: “*Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús;* *porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos.”* Estamos revestidos de Cristo, por lo tanto, tenemos la vestidura de Boda, la vestidura para ir a la Cena de las Bodas del Cordero con nuestro amado Señor Jesucristo. “Si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” \[Segunda de Corintios 5:17\] Estamos vestidos del Nuevo Hombre, que es creado según Dios, conforme a la Imagen de Dios. Por lo tanto: *“Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.* *Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa.”* Y en Gálatas, capítulo 4, verso 1 en al 7, dice: “*Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo;* *sino que está bajo tutores y curadores hasta el tiempo señalado por el padre.* *Así también nosotros, cuando éramos niños, estábamos en esclavitud bajo los rudimentos del mundo.* *Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley,* *para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos.* *Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!* *Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.”* Y ahora, por cuanto somos hijos y hemos creído en Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, y hemos sido bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, Cristo ha enviado, Dios ha enviado el Espíritu de Jesucristo, el Espíritu de Su Hijo Jesucristo a nuestros corazones, y nos ha dado así la vestidura de Boda. Esas son las vestiduras de Dios: el Bautismo del Espíritu Santo, que es la vestidura Espiritual de Boda, para ir a las Bodas del Cordero, y el cuerpo nuevo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado que Él nos dará cuando complete Su Iglesia y resucite a los muertos creyentes en Él en cuerpos eternos y glorificados, y nos transforme a nosotros y nos dé el cuerpo nuevo, joven y glorificado; y entonces nos dará esa vestidura física, y entonces estaremos vestidos, ya no de este cuerpo de carne sino de un cuerpo inmortal y glorificado; y por dentro vestidos con el cuerpo espiritual, el cuerpo angelical, el cuerpo que nos da Cristo cuando lo recibimos como Salvador y somos bautizados en agua en Su Nombre y Él nos bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y produce en nosotros el nuevo nacimiento. Si obtenemos un nacimiento, un nuevo nacimiento, pues un cuerpo tiene que haber nacido, es un cuerpo espiritual, un cuerpo angelical, el cual también es llamado el Ángel de Jehová que acampa en derredor de los que le temen y los defiende. Así como Cristo tiene Su cuerpo angelical en el Antiguo Testamento, llamado el Ángel del Pacto o Ángel de Jehová, cada creyente en Cristo tiene su Ángel, su Ángel guardián, que es su cuerpo angelical dado por Cristo, al producir Cristo en el creyente el nuevo nacimiento, y así nace en el Reino de Cristo y por consiguiente nace en y a la Vida eterna. Y así es como obtenemos la vestidura de Boda, la vestidura de Dios espiritual, y luego obtendremos la vestidura física, el cuerpo físico glorificado para ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Eso es lo que Cristo me ha dado: la vestidura espiritual, al darme el Espíritu Santo me ha dado el cuerpo angelical, y pronto me dará el cuerpo físico glorificado. ¿Y a quién mas? A cada uno de ustedes también, para ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero en el arrebatamiento de la Iglesia del Señor Jesucristo. Vamos a ser revestidos, vestidos de inmortalidad. Eso significa que nos va a dar un cuerpo físico, eterno, inmortal, joven y glorificado como Su cuerpo glorificado. Eso es la transformación de nuestros cuerpos para nosotros los que vivimos, lo cual pronto Cristo va a hacer con los creyentes en Él. Y para los muertos en Cristo los resucitará en cuerpos físicos glorificados e inmortales y jóvenes, para poder ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Ellos van a aparecer a nosotros cuando resuciten en cuerpos glorificados; así como Cristo al resucitar, cuando resucitó apareció a Sus discípulos. Por lo tanto, vestíos de toda la armadura de Dios, vestíos del nuevo hombre, que es creado según Dios, es creado a imagen de Dios: cuerpo angelical, y luego nos dará el cuerpo físico. Por lo tanto, creados a imagen de Dios y luego a semejanza de Dios: cuerpo físico glorificado, y entonces seremos inmortales físicamente también. Pero mientras esperamos el cuerpo físico, glorificado e inmortal, ya en nuestra alma somos inmortales, porque ya hemos recibido a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, y hemos sido bautizados en agua en Su Nombre, arrepentidos de nuestros pecados, y Cristo nos ha bautizado con Espíritu Santo y Fuego, y nos ha dado el nuevo nacimiento, y por consiguiente nos ha dado la Vida eterna. “*Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”* \[San Juan 3:16\] Para darnos Vida eterna y para que tengamos Vida eterna es que Dios nos ha dado a Jesucristo, lo dio a la raza humana, lo envió a la raza humana para que muriera por mí en la Cruz del Calvario para dárme la Vida eterna. ¿Y por quién más? Por cada uno de ustedes también Él murió. Por lo tanto, si hay alguna persona que todavía no ha dado testimonio público de su fe en Cristo, no lo ha recibido como su único y suficiente Salvador, para que Cristo le dé la Vida eterna, puede hacerlo en esta ocasión, y yo oraré por usted, para que Cristo le reciba en Su Reino, le perdone y con Su Sangre le limpie de todo pecado, y sea bautizado en agua en Su Nombre y Cristo le dé el Espíritu Santo, lo bautice con Espíritu Santo y Fuego y le dé la vestidura de Boda, le dé esa vestidura de Boda en donde usted obtiene el cuerpo angelical, igual al cuerpo angelical de Jesucristo nuestro Salvador; y así usted ha asegurado su futuro eterno, y ha asegurado que usted estará con Cristo en la Cena de las Bodas del Cordero. Vamos a dar unos minutos en lo que llegan las personas que han escuchado y ha nacido la Fe de Cristo en sus almas, en sus corazones, y han creído de todo corazón en Cristo. Ahora es el momento para dar testimonio público de vuestra fe en Cristo. La fe viene por el oír la Palabra de Dios, y ya ustedes han escuchado la Palabra de Dios, el Evangelio de Cristo, la invitación a la Cena de las Bodas del Cordero; y la fe de Cristo ha nacido en vuestro corazón, ya ustedes están creyendo en Cristo, y ahora les ha tocado la bendición de dar testimonio público de vuestra fe en Cristo, recibiéndole como vuestro único y suficiente Salvador; porque ustedes han aceptado la invitación a la Cena de las Bodas del Cordero. Pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo, para que Cristo les reciba en Su Reino, les perdone y con Su Sangre les limpie de todo pecado, y sean bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento. La Primera Venida de Cristo fue la bendición enviada de Dios, la bendición de Dios enviar a Su Hijo Unigénito, para que todo aquél que en Él cree no se pierda, mas tenga Vida eterna. Y la muerte de Cristo en la Cruz del Calvario fue al bendición grande que nos dio Cristo. Él tomó nuestros pecados y murió por nosotros en la Cruz del Calvario llevando nuestros pecados. Fue al tomar nuestros pecados que Cristo se hizo mortal y murió en lugar de nosotros, para que nosotros podamos vivir eternamente con Jesucristo en Su Reino eterno. Él decía: “Nadie me quita la Vida, Yo la pongo por Mí mismo para volverla a tomar.” Por lo tanto, Cristo siendo inmortal, Él se hizo mortal al tomar nuestros pecados, pero luego resucitó glorificado y nunca mas morirá. Por eso Él dice: “Yo Soy el que estuve muerto, y he aquí que vivo para siempre, y tengo las llaves del Hades y de la muerte.” Por lo tanto, Él - así como Él salió de la muerte, del sepulcro, Él sacará del sepulcro, de la muerte, a todos los creyentes en Él que han muerto físicamente, los resucitará en cuerpos eternos y glorificados como el cuerpo glorificado que Cristo tiene, el cual es un cuerpo joven e inmortal. Él nos dará un cuerpo joven e inmortal y glorificado, para que vivamos eternamente con Él en Su Reino. A nosotros que vivimos si permanecemos vivos hasta ese momento, nos transformará, y seremos revestidos de un cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, seremos revestidos para no ver muerte, sino continuar viviendo. Por eso estamos representados en Enoc y también en el Profeta Elías, que fueron arrebatados al Cielo para no ver muerte. Todos queremos estar con Cristo, ir con Cristo a la Casa de nuestro Padre celestial, a la Cena de las Bodas del Cordero, para lo cual tenemos que tener el vestido o vestidura de Boda. Usted no puede decir: “Yo voy a ir a la Cena de las Bodas del Cordero al Cielo, voy a tomar un avión, voy a sacar un boleto o voy a ir a donde envían los cohetes y los satélites para irme en uno de ellos.” Pero recuerde: No va llegar, en esa forma no va llegar a la Casa de nuestro Padre Celestial. Cristo cuando subió al Cielo glorificado fue a la Casa de nuestro Padre Celestial, fue a Dios, entró al Templo de Dios, al Lugar Santísimo y se sentó en el Trono de Dios a la Diestra de Dios, y está haciendo Intercesión allí como Sumo Sacerdote según el Orden de Melquisedec, por toda persona que lo recibe como su único y suficiente Salvador. Cristo nos llevará a todos nosotros también al Cielo, a la Cena de las Bodas del Cordero, luego que nos transformé y nos dé el cuerpo nuevo y eterno. Con ese cuerpo es que podremos ir a la Casa de nuestro Padre Celestial, porque será un cuerpo interdimensional, que saldrá de esta dimensión, saldremos en ese cuerpo de esta dimensión e iremos a la dimensión de Dios, la séptima dimensión, la Casa de nuestro Padre Celestial. Y por cuanto Jesucristo es el que nos va llevar, ya Él sabe el camino. Por lo tanto, vamos a llegar a la Casa de nuestro Padre Celestial para la gran Cena de las Bodas del Cordero, la cual está preparada en el Cielo. Esa es la Fiesta más grande que se haya llevado a cabo en el Cielo en alguna ocasión, esa va ser la más grande, porque es la Fiesta de la Cena de las Bodas del Cordero. Y Su Esposa se ha preparado. Y Su Esposa es la Iglesia del Señor Jesucristo. Es para la gran fiesta de la unión de Cristo y Su Iglesia, en donde ambos vienen a ser iguales en cuerpos angelicales y en cuerpos físicos glorificados. Vamos a esperar unos momentos, unos segundos, en lo que llegan las personas que vienen de camino, porque Dios tiene mucho pueblo en esta ciudad y los está llamando, los está llamando a la Cena, a la Cena de las Bodas del Cordero, los está llamando a la gran Fiesta de Boda del gran Rey, de Dios, la cual le hace a Su Hijo Jesucristo. Todavía vienen más personas de camino que quieren ser vestidos de Dios, ser vestidos con la vestidura de las Bodas, de la Cena de las Bodas del Cordero, para poder ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Por cuanto Dios tiene mucho pueblo en esta ciudad, los está llamando. Por eso están escuchando la invitación, el llamado para ir a la gran Fiesta de Boda de Jesucristo, el Hijo de Dios. El llamado es por medio de la predicación del Evangelio de Cristo. La predicación del Evangelio es el llamado para ir a las Bodas del Hijo de Dios, y disfrutar de la gran Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo, en la Casa de nuestro padre Celestial. Los niños de diez años en adelante también pueden venir a los Pies de Cristo para que Cristo les reciba, les perdone y con Su Sangre les limpie de todo pecado, y pues ya tienen conciencia del bien y del mal, y por consiguiente necesitan venir a los Pies de Cristo arrepentidos de sus pecados, para que Cristo les reciba y les perdone y con Su Sangre les limpie de todo pecado. Todavía vienen más personas que han escuchado el llamado a la Cena de las Bodas del Cordero y han creído de todo corazón, han abierto su corazón, su alma, y han recibido el llamado, y vienen dando testimonio público de su fe en Cristo, para que Cristo les reciba en Su Reino, les perdone y con Su Sangre les limpie de todo pecado, y les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca el nuevo nacimiento en ustedes, y les dé la Vida eterna. Es para recibir la Vida eterna que recibimos a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador. “*El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.”* (San Juan, capítulo 5, verso 24). Esa es la forma en que el ser humano obtiene la Vida eterna. No hay otra forma en que el ser humano pueda obtener la Vida eterna. Vean aquí en San Juan, capítulo 3, verso 36 lo que dice: “*El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.”* El que rehúsa creer en Cristo como su único y suficiente Salvador, no verá la Vida eterna, sino que la ira de Dios está sobre él. El que no cree, ya ha sido condenado; el que cree no es condenado, sino que tiene Vida eterna. Es exclusivamente a través de Jesucristo que el ser humano puede obtener la Vida eterna. No hay otra fuente de Vida eterna, sino Jesucristo. Por eso Jesucristo dijo: “Yo Soy el Camino, y la Verdad, y la Vida; y nadie viene al Padre, sino por mí.” Por lo tanto, nuestro amado Señor Jesucristo tiene la exclusividad de la Vida eterna, para otorgarla a toda persona que lo recibe como su único y suficiente Salvador. Y Jesucristo es el único Camino que lleva al ser humano a Dios. Usted no puede llegar a Dios por otro camino, tiene que ser por Cristo, que es el Camino verdadero. Y no hay otra verdad de salvación y Vida eterna para llegar a Dios, solamente hay una y esa Verdad es Jesucristo. Por lo tanto, toda persona que en su alma anhela vivir eternamente, es porque tiene su nombre escrito en el Cielo en el Libro de la Vida, y por esa causa llega la predicación del Evangelio de Cristo a esa y esas personas, y nace la fe de Cristo en sus almas, y esas personas entonces obtienen la fe de Cristo y creen en Cristo como su único y suficiente Salvador, sabiendo que solamente en Jesucristo hay salvación y Vida eterna, y sabiendo que para obtener la Vida eterna se recibe a Cristo, hay que recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador. El alma nuestra quiere la Vida eterna, y nosotros al recibir a Cristo obtenemos la Vida eterna. Es un asunto de Vida eterna recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador. No recibimos a Cristo para ser un religioso más, recibimos a Cristo para que Él perdone nuestros pecados y con Su Sangre nos limpie de todo pecado, y seamos bautizados en agua en Su Nombre, y Él nos bautice con Espíritu Santo y Fuego, y nos dé la Vida eterna; o sea, que la meta es obtener la Vida eterna al recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, y así asegurar nuestro futuro eterno con Jesucristo en Su Reino eterno, para vivir eternamente con Jesucristo en Su Reino eterno. Si luchamos por vivir en esta Tierra en estos cuerpos mortales, esta vida terrenal, cuánto más tenemos que luchar para vivir eternamente con Cristo en Su Reino eterno; y la lucha ocurre cuando la persona escucha la predicación del Evangelio de Cristo y nace la fe de Cristo en su alma y luego ahí hay una lucha, pues cuando se da la oportunidad de venir a los Pies de Cristo, algunas personas piensan: “¿Me levanto y paso al frente? ¿O no?” Hay una lucha. Pero la persona que quiere vivir eternamente y sabe ya que solamente a través de Cristo la persona obtiene la Vida eterna, dice: “Yo quiero vivir eternamente, por lo tanto, yo me levanto, paso al frente y doy testimonio público de mi fe en Cristo; creo en Cristo, creo en Su Primera Venida, y creo en Su Muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de la Expiación por mis pecados, creo en el Nombre del Señor Jesucristo, el Hijo de Dios.” La Escritura dice que el que invoque el Nombre del Señor, será salvo. Por lo tanto, lo invoca para salvación dando testimonio público de su fe en Cristo, y el ministro invoca el Nombre del Señor Jesucristo sobre usted cuando lo bautiza en agua, y por consiguiente ha sido invocado el Nombre del Señor Jesucristo. Por lo tanto, sobre todos aquellos que ha sido invocado el Nombre del Señor Jesucristo al ser bautizados en agua, de Cristo están vestidos. Cristo luego les ha bautizado con Espíritu Santo y Fuego y ha producido el nuevo nacimiento y han obtenido la vestidura de Boda, la vestidura de Dios; ya han nacido en el Reino eterno de Cristo, tienen Vida eterna y no perecerán jamás. Por eso Cristo dijo: “Mis ovejas oyen mi Voz, y Yo las conozco, y Yo les doy Vida eterna.” El Nombre de ustedes está escrito en el Cielo en el Libro de la Vida, y por esa causa ustedes vinieron para estar en esta actividad para escuchar la predicación del Evangelio de Cristo, que es la invitación a las Bodas, para aceptar a Cristo, aceptar la invitación para ir a las Bodas del Cordero y a la Cena de las Bodas del Cordero; y por consiguiente recibir la vestidura de Boda, que es el Espíritu de Cristo, el Espíritu Santo, el cual el creyente en Cristo recibe, luego que ha creído en Cristo, lo ha recibido como su Salvador, ha lavado sus pecados en la Sangre de Cristo y ha sido bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Por lo tanto, todos desean las vestiduras de Dios, las vestiduras o la vestidura de Boda, para estar en las Bodas del Cordero y en la Cena de las Bodas del Cordero, y para vivir eternamente con Cristo en Su Reino eterno. Hemos visto que es para recibir Vida eterna que recibimos a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador. Esa es la meta de la predicación del Evangelio de Cristo: que el ser humano obtenga la Vida eterna, para que pueda vivir eternamente con Cristo en Su Reino eterno. Vamos a estar puestos en pie y vamos a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo en esta noche. Si falta todavía alguna persona por llegar, puede venir para que quede incluido en esta oración que estaré haciendo en estos momentos. También en los demás países pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo para que queden incluidos en esta oración que estaré haciendo por todos los que están recibiendo a Cristo como su único y suficiente Salvador. Y los que están a través de la radio, también pueden venir a los Pies de Cristo; ahí donde usted se encuentra, en su hogar o en algún lugar, puede recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador y dar así testimonio público de su fe en Cristo. Y los que están por internet o por el satélite en diferentes naciones, pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo, para que queden incluidos en esta oración que haré por todos los que están aquí presentes. Pueden continuar viniendo en todos los países de la América Latina, del Caribe, de Norteamérica, del Canadá, de Europa, del África y demás naciones, pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo, pueden continuar pasando al frente en todas las demás naciones, y aquí también, para dar testimonio público de vuestra fe en Cristo, recibiéndole como vuestro único y suficiente Salvador. Luego que se predica el Evangelio de Cristo (que es la invitación para venir a la Cena de las Bodas del Cordero y para venir a las Bodas del Cordero), hay personas que son tímidas y les da vergüenza o timidez venir al frente para recibir a Cristo, porque piensa que las demás personas lo van a estar mirando. Pero para recibir la Vida eterna no podemos ser tímidos, para recibir a Cristo para que nos dé la Vida eterna no podemos ser tímidos. Tenemos que ser personas sinceras que digamos: “Yo reconozco que soy pecador y necesito un Salvador, y reconozco que Jesucristo es el único y suficiente Salvador. Y yo creo en Cristo, creo en Su muerte en la Cruz del Calvario como el sacrificio de la Expiación por mis pecados, y me levanto y paso al frente y doy testimonio público de mi fe en Cristo, y lo recibo como mi único y suficiente Salvador.” Recuerden que Cristo no fue tímido para morir por mí. ¿Y por quién más? Por cada uno de ustedes en la Cruz del Calvario. Queremos Vida eterna, y ya sabemos donde está la Vida eterna: está en Jesucristo, para lo cual hay que recibir a Cristo para que Él nos dé la Vida eterna, y así tener asegurado nuestro futuro eterno. Los seres humanos compran seguros para diferentes cosas; o sea, aseguran el auto, aseguran la casa, aseguran con un plan de salud la familia, y así por el estilo aseguran un sinnúmero de cosas; y todas tienen que ver con el cuerpo. Pero, ¿usted ha asegurado su alma en alguna ocasión? — “¿Y cómo voy a asegurarla? ¿Dónde venden ese seguro?” Jesucristo es el que tiene ese seguro, Él es el que le da el seguro de la Vida eterna, me asegura a usted y a mí la Vida eterna. — “¿Y cuánto tengo que pagar?” Usted no puede pagar ni un centavo, porque si tuviera que pagar algo, usted no podría comprar el seguro de la Vida eterna. Ya el precio lo pagó nuestro amado Señor Jesucristo en la Cruz del Calvario. Y ahora gratuitamente toda persona tiene la oportunidad, privilegio y derecho a obtener el seguro de la Vida eterna, y así asegurar su futuro eterno con Cristo en la Vida eterna. Vean en Apocalipsis, capítulo 21, versos 6, dice (6 al 7): “*Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.”* Cristo es la Fuente del Agua de la Vida, el Agua de la Vida es el Espíritu Santo (el cual está en Cristo), y Él nos da esa Agua de la Vida, el Espíritu Santo, cuando lo recibimos como nuestro único y suficiente Salvador, y somos bautizados en agua en Su Nombre arrepentidos de nuestros pecados. Él nos perdona y con Su Sangre nos limpia de todo pecado y nos bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y nos da por consiguiente el Agua de la Vida eterna. En San Juan, capítulo 7, verso 37 al 39, Cristo dijo: “*Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.”* Vamos aquí... y esos ríos de agua viva ¿qué son? Dice: “*El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.* *Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.”* Vean, este río de agua viva es el Espíritu Santo viniendo a la persona que recibe a Cristo como su único y suficiente Salvador. Hay personas que dicen: “Yo creo en Dios y yo creo en Cristo, pero a mi manera.” Pero Cristo dice: “El que cree en mí, como dice la Escritura.” Por lo tanto, hay que creer en Cristo como dice la Escritura, para obtener el perdón de nuestros pecados, ser limpios con la Sangre de Cristo de todo pecado, ser bautizados en agua en el nombre del Señor Jesucristo, y Cristo bautizarnos con Espíritu Santo y Fuego, y darnos el río de Agua de Vida, darnos el Agua de Vida eterna, que es el Espíritu Santo. Por lo tanto, toda persona que quiere vivir eternamente, tiene que tomar de la Fuente del Agua de la Vida eterna, que es Jesucristo, el cual nos da el Agua de la Vida eterna, que es el Espíritu Santo. Por lo tanto, todos queremos vivir eternamente, y por esa causa ustedes están viniendo a Cristo, que es la Fuente del Agua de la Vida eterna, para que les dé el Agua la Vida eterna, para que les dé el Espíritu Santo y así obtengan la Vida eterna. Es Vida eterna lo que deseamos tener. Y ya hemos visto dónde está la Vida eterna: está en Jesucristo nuestro Salvador. Dios nos ha dado Vida eterna, y esa Vida está en Su Hijo, en Jesucristo. Eso está en Primera de Juan, capítulo 5, versos 10 al 13. Y para los creyentes en Cristo dice que tenemos Vida eterna. Por lo tanto, el misterio y el secreto de la Vida eterna para obtener la Vida eterna ya hemos visto que está en Cristo, Cristo es el secreto de la Vida eterna. Y el que quiere la Vida eterna la recibe gratuitamente a través de Jesucristo nuestro Salvador, y entonces vivirá con Cristo en Su Reino por toda la eternidad. Vamos ya a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo en esta noche. Si falta todavía alguno puede venir inmediatamente para que quede incluido en esta oración que haré por todos los aquí presentes que han venido dando testimonio público de su fe en Cristo. También los que están en otras naciones pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo para que queden incluidos en esta oración que estaré haciendo dentro de algunos segundos. Vamos a prepararnos para orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo. Estamos esperando que lleguen los que vienen de camino que desean vivir eternamente, así como ustedes también desean vivir eternamente. Vamos ya a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo en esta noche, vamos a levantar nuestras manos al Cielo a Cristo, los que están aquí presentes y los que están en otras naciones; los que están por el internet o por el satélite o por la radio en otras naciones, también pueden levantar sus manos al Cielo a Cristo para dar testimonio público de vuestra fe en Cristo, recibiéndole como vuestro único y suficiente Salvador. Repitan conmigo esta oración que haré por ustedes: ***Señor Jesucristo, vengo a Ti en estos momentos luego de haber escuchado la predicación de Tu Evangelio, ha nacido Tu fe en mi alma, en mi corazón, y doy testimonio público de mi fe en Ti, doy testimonio público de que creo en Ti, creo en Tu Primera Venida, creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de la Expiación por mis pecados, y doy testimonio público de mi fe en Ti, y Te recibo como mi único y suficiente Salvador, reconociendo que soy pecador y necesito un Salvador.*** ***Señor Jesucristo, Ten Misericordia de mí, salva mi alma, Te lo ruego, Señor Jesucristo. Perdona mis pecados y con Tu Sangre límpiame de todo pecado, y bautízame con Espíritu Santo y Fuego, luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre; y Te ruego produzcas en mí el nuevo nacimiento y me vistas con la vestidura de Boda, para ir Contigo a la Cena de las Bodas del Cordero.*** ***Señor Jesucristo, en Tus manos encomiendo mi alma. Salva mi alma, Señor Jesucristo, Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén y amén.*** Y todos con nuestras manos levantadas al Cielo a Cristo decimos: **¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén y amén.** Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado, por cuanto ustedes escucharon la predicación del Evangelio de Cristo y lo recibieron como vuestro único y suficiente Salvador. Cristo dijo en San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16: “*Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.* *El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”* Ustedes han creído en Cristo de todo corazón y lo han recibido como vuestro único y suficiente Salvador. Él dijo: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo.” Ustedes me dirán: “Ya he creído y ahora quiero ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo lo más pronto posible, quiero cumplir el mandato de Cristo completo. ¿Cuándo me pueden bautizar en agua en el Nombre del Señor Jesucristo?” Por cuanto ustedes han creído en Cristo de todo corazón: bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo esta misma noche. Y ustedes así estarán dando testimonio público de que ustedes han creído en Cristo, y darán testimonio público de vuestra muerte, sepultura y resurrección con Cristo; porque las personas que mueren al mundo, al recibir a Cristo la persona muere al mundo, y luego cuando el ministro lo sumerge en las aguas bautismales, ahí está sepultando al viejo hombre, está siendo sepultada esa persona porque ya murió al mundo; y luego cuando lo levanta el ministro de las aguas bautismales, la persona está resucitando a una nueva Vida, a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno. Por lo tanto, bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo esta misma noche. ***Y que Jesucristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el Nuevo nacimiento. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.*** ***Y a vuestros familiares Cristo los traiga y les dé la salvación y Vida eterna, para que estén con ustedes en el Reino de Cristo por toda la eternidad.*** Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta noche, dándoles testimonio de: “LAS VESTIDURAS DE DIOS,” que es el bautismo del Espíritu Santo para todos los creyentes en Cristo. Y esa es la vestidura de Boda, para estar en las Bodas del Cordero y en la Cena de las Bodas del Cordero. ***Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes, y les acompañe Cristo todos los días de vuestra vida; y les cuide, les proteja de todo peligro, y les bendiga espiritualmente y materialmente; y también les use grandemente en Su Obra en este tiempo final. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.*** Ahora, pregunto aquí al ministro (vamos a pedirle se acerque aquí) si hay agua: Hay agua, hay bautisterios aquí. ¿Hay ropas bautismales también? Hay ropas bautismales también. ¿Hay vestidores de ropa, lugar dónde cambiarse de ropa, colocarse las ropas bautismales? También. Por lo tanto, hay bautisterios con agua. ¿Hay ministros también que les bautizarán? Hay ministros también que les bautizarán; hay ropas bautismales y lugar, vestidores, dónde ponerse las ropas bautismales; y personas que les ayudarán también para que ustedes se coloquen las ropas bautismales y cuidarán de vuestras ropas también, para que ustedes puedan ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. ***Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.*** Dios les continúe bendiciendo a todos, y nos continuaremos viendo en estos cuerpos físicos y luego en el cuerpo eterno y glorificado. Continúen pasando una noche llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador. Con nosotros el Reverendo Melvin para continuar. “**LAS VESTIDURAS DE DIOS.”**