--- title: 'Vestidos de Jesucristo' date: 2005-03-10 activity: 2 place: city: Mérida state: Yucatán country: MX duration: 00:00:00 public: false youtube: translations: files: --- Muy buenas noches, amables amigos y hermanos presentes; es para mí un privilegio y bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios con todos ustedes. Para esta ocasión reciban todos saludos de mi esposa Erica, y los niños reciban saludos de América y de Yahannah Gabriela. Y también un saludo para todos los que están a través de internet o del satélite en la América Latina, el Caribe, Norteamérica, Europa, el África y demás naciones. Para esta ocasión leemos en la carta de San Pablo a los Romanos, capítulo 13, versos 11 al 14, donde dice San Pablo: “*Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos.* *La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz.* *Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia,* *sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne.”* Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla. Tomamos el verso 14 para de ahí sacar nuestro tema, dice: “*Sino vestíos del Señor Jesucristo.”* Nuestro tema es: **“VESTIDOS DE JESUCRISTO.”** Siendo que el Apóstol San Pablo nos dice que nos vistamos de Jesucristo, entonces tenemos que ver cómo nos vamos a vestir de Jesucristo, como nos dice el Apóstol San Pablo. Para esto tenemos que comprender lo que es el ser humano. El ser humano es alma, espíritu y cuerpo. Dios creó al ser humano allá en el principio; en Génesis, capítulo 1, versos 26 al 27, dice: “*Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.* *Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.”* Y aquí en este pasaje dice: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza.” Y luego cuando creó al hombre, dice: “Y creó Dios al hombre a Su imagen, a imagen de Dios lo creó, varón y hembra los creó.” ¿Y qué pasó con la semejanza? Pues dice que Dios creó al hombre a Su imagen, a imagen de Dios lo creó, y había dicho: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza.” La semejanza física para el hombre vendría más adelante, primero Dios creó al hombre a Su imagen. La imagen de Dios es Su cuerpo angelical, y Su cuerpo angelical es el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, llamado en el Antiguo Testamento Ángel del Pacto o Ángel de Jehová, el cual es Cristo en Su cuerpo angelical. Y ahora, siendo que la imagen de Dios es Su cuerpo angelical, y Dios creó al ser humano a Su imagen, Dios creó al ser humano, siendo el ser humano alma viviente, lo creó, le creó un cuerpo angelical, le dio un cuerpo angelical; y entonces Adán estaba viviendo en ese cuerpo angelical como el cuerpo angelical de los Ángeles. Y estando en ese cuerpo angelical Adán se podía manifestar en la forma de luz a los animales, las aves y los reptiles y todo lo que estaba en la Tierra, y los podía guiar a diferentes lugares para que se alimentaran de los pastos que estaban en la Tierra. Así como Dios por medio del Ángel de Jehová manifestado en esa Luz divina, en la Luz de la *Shekinah*, en esa Columna de Fuego guió al pueblo hebreo por el desierto. Pero en esa Luz estaba un Hombre de otra dimensión, al cual quiso ver Moisés, y Dios le dijo que iba a pasar delante de él (de Moisés), y al pasar luego Moisés iba a ver su espalda. Y así fue. Luego también encontramos que le apareció a diferentes hombres de Dios, como Abraham, a Abraham le había aparecido en diferentes ocasiones en forma de Luz y también en forma de un hombre, un Ángel, llamado el Ángel del Pacto o Ángel de Jehová. Le apareció también en el capítulo 14 del Génesis como Melquisedec, porque Cristo es Melquisedec, el Sumo Sacerdote del Templo Celestial; y en ese cuerpo angelical Cristo es el Sumo Sacerdote del Templo Celestial, y en ese cuerpo angelical es que Dios mora, porque ese cuerpo angelical es la imagen del Dios Viviente. Y ahora, veamos aquí en Colosenses y en Hebreos veamos lo que nos dice San Pablo, el cual es un conocedor grande del misterio de Dios y de Cristo. En Colosenses, capítulo 2, verso 2 a 3, dice: “*Para que sean consolados sus corazones, unidos en amor, hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre, y de Cristo,* *en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría.”* Y ahora, para conocer el misterio de Dios el Padre y de Cristo, tenemos que conocer todo este misterio divino, y ahora, veamos aquí en Colosenses, capítulo 1, verso 15 dice (hablando de Cristo) dice: “*El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.”* Y ahora, aquí San Pablo dice que Jesucristo es la imagen del Dios invisible. En San Juan, capítulo 1, verso 18, dice de la siguiente manera, y vamos a leerlo, dice: “*A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.”* Y ahora, todos los que han dicho que han visto a Dios allá en el Antiguo Testamento y en el Nuevo Testamento, cuando han visto ese Personaje, lo que han visto es la imagen del Dios Viviente allá en el Antiguo Testamento, el cual es Cristo en Su cuerpo angelical. Y ahora, ha sido por medio de Cristo en Su cuerpo angelical que Dios se ha manifestado y ha sido visto en el Antiguo Testamento, como un Ángel: el Ángel de Jehová que apareció a diferentes hombres de Dios en el Antiguo Testamento. También le apareció a Abraham en otra ocasión en el capítulo 18 del Génesis el día antes de la destrucción de Sodoma y Gomorra, apareció Elohím, Dios con Sus Arcángeles Gabriel y Miguel, y aparecieron materializados, y por esa causa pudieron comer, comer aquel becerro tierno que Abraham les preparó con todas las cosas que van con una buena comida que se prepara para un invitado especial, como lo eran Elohím y los Arcángeles (Gabriel), materializados en un cuerpo físico de carne que Dios creó para cada uno de ellos, para aparecer a su amigo Abraham y hacerle esa visita especial. Después los Arcángeles Gabriel y Miguel fueron a Sodoma y allá le aparecieron a Lot. ¿Ven? Y ellos cenaron allá en la casa de Lot, estaban materializados. Un espíritu no come, no puede comer, pero un cuerpo físico sí puede comer, fue una materialización temporal para esa visita que hizo Elohím (Dios) con Sus Arcángeles Gabriel y Miguel a Abraham y luego a Lot. Y ahora, veamos aquí en \*Hebreos, capítulo 1, verso 1 al 3 lo que dice San Pablo, dice. “*Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,* *en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo;* *el cual...”* Ahora vean, Dios habló por medio de los Profetas en el Antiguo Testamento, y luego en los días de Jesús Dios estaba hablándole al pueblo hebreo a través de Jesús, dice: “*a quien constituyó heredero de todo.”* El heredero de toda la Creación, ¿quién es? Nuestro amado Señor Jesucristo, porque Él es la imagen del Dios Viviente, Él es el Ángel de Jehová, el cuerpo angelical de Dios, y dice: “*...a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo.”* Dios por medio de Jesucristo hizo el Universo, Dios por medio de Cristo, el Ángel del Pacto habló a existencia cada una de las cosas, cada una de las galaxias con los planetas, sistemas solares y planetas que tienen cada una e esas galaxias que son millones. Todo Dios lo llevó a cabo, lo creó por medio de Jesucristo, dice: “*...y por quien asimismo hizo el universo;* *el cual, siendo el resplandor de su gloria...”* Hablando de Cristo dice: “*...siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia.”* ¿Ven? La imagen misma de la sustancia de Dios ¿es quién? Jesucristo: “*...y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.”* Y ahora vean, el porqué Cristo luego que resucitó dijo: “Todo poder me es dado en el Cielo y en la Tierra,” porque se sentó en el Trono de Dios, y eso significa que se sentó a la diestra de Dios, y por consiguiente todo poder le fue dado a Cristo en el Cielo y en la Tierra. En una nación, en un reino, ¿quién es el que tiene todo el poder? El que está sentado en el trono, el rey. Y Cristo se sentó en el Trono de Dios. Por eso en Apocalipsis, capítulo 3, verso 21 dice: “*Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono.”* O sea, en el Trono de David para ese Reino terrenal milenial. “*...le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.”* ¿Ven? Apocalipsis, capítulo 3, verso 21. Cristo está sentado en el Trono del Padre, el Trono de Dios en el Cielo, y por consiguiente todo el poder le ha sido dado a Cristo en el Cielo y en la Tierra. Él es el Rey de los Cielos y de la Tierra. Y ahora, Cristo siendo la imagen del Dios viviente en Su cuerpo angelical, encontramos que Dios al hacer al ser humano a Su imagen, le hizo un cuerpo angelical como el cuerpo angelical que Dios tiene, que es el cuerpo angelical de Cristo. Y luego más adelante, luego más adelante después de algún tiempo, en el capítulo 2 del Génesis, dice: “*Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.”* Fue el hombre un ser viviente, un alma viviente, el ser humano es alma viviente, por eso es que se habla tanto en la Biblia del alma, por ejemplo, Jesús dijo en San Mateo, capítulo 16, versos 26 en adelante: “*Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?* *Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras.”* El alma es lo que en realidad es la persona, el cuerpo físico es una vestidura de carne, un cuerpo humano, un templo humano, y el espíritu de la persona es otro cuerpo pero de otra dimensión. Por eso es que en el Antiguo Testamento nos dice la Escritura en Zacarías, capítulo 7, la forma en que Dios le hablaba al pueblo hebreo: Dios le hablaba a través de los Profetas, pero vean aquí el misterio más claro. Capítulo 7, verso 11 al 12 de Zacarías; y el pueblo hebreo, pues no quería escuchar la Voz de Dios, pero vean, dice: “*Pero no quisieron escuchar, antes volvieron la espalda, y taparon sus oídos para no oír;* *y pusieron su corazón como diamante, para no oír la ley ni las palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas primeros; vino, por tanto, gran enojo de parte de Jehová de los ejércitos.”* Y ahora vean, Dios hablaba al pueblo hebreo por medio de Su Espíritu Santo a través de los Profetas, era el Ángel del Pacto, a través del cual Dios hablaba, pero usaba velos de carne llamados Profetas. Porque Dios estaba en Su cuerpo angelical, que es el Ángel del Pacto, que es la vestidura espiritual de Dios que era visible a los Profetas, y algunas personas cuando quería dejarse ver, en algunas ocasiones aparecía el forma de luz, pero en otras ocasiones aparecía en forma de un hombre, pero de otra dimensión, por eso les llamaban teofanías, las teofanías de Dios, teofanías en las cuales Dios se manifestaba en forma teofánica, en un cuerpo pero de otra dimensión. Esa es la imagen de Dios, del Dios invisible, haciéndose visible por medio de Su cuerpo angelical llamado el Ángel del Pacto o Ángel de Jehová que es Cristo en Su cuerpo angelical, a través del cual creó los Cielo y la Tierra. Y ahora, al ser humano Dios le dio también un cuerpo angelical, lo hizo a Su imagen, y luego más adelante le dio la semejanza física que fue el cuerpo de carne creado del polvo de la Tierra; pero Dios todavía no tenía esa semejanza física de carne, pero cuando luego nació Jesús en Belén de Judea a través de la virgen María, ahí tenemos la semejanza física de Dios, el cuerpo físico donde Dios moró en toda Su plenitud. Ahí tenemos la vestidura humana de Dios, ahí tenemos a Cristo, que es el templo humano de Dios y que es la imagen del Dios Viviente en Su cuerpo angelical, y que es la semejanza física en Su cuerpo de carne. Ya ese cuerpo de carne fue glorificado y está sentado en el Trono de Dios. Y ahora, Dios le ha dado al ser humano la imagen y la semejanza en el Huerto del Edén. Pero el ser humano perdió la bendición cuando pecó contra Dios y por consiguiente perdió la bendición de tener un cuerpo físico eterno, porque la paga del pecado es muerte. Y ahora, el ser humano cuando pecó contra Dios murió a la Vida eterna, y solamente le quedó vida temporal, y su cuerpo vino a ser mortal, por lo tanto, toda la descendencia de Adán y de Eva vinieron a ser mortales, vienen a la Tierra para vivir una temporada, pero esa temporada es una bendición porque nos da la oportunidad de escuchar la predicación del Evangelio de Cristo, y Cristo crea acá en nuestra alma la fe, Su fe, viene por creación a través de la Palabra del Evangelio. Esa fe acá es creada en nuestra alma y entonces nace la fe de Cristo en nuestra alma, y creemos en Cristo y entonces damos testimonio público de nuestra fe en Cristo, y lo recibimos como nuestro único y suficiente Salvador. Y pedimos perdón a Cristo por nuestros pecados, Cristo nos perdona y con Su Sangre nos limpia de todo pecado, somos bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo nos bautiza con Espíritu Santo y Fuego y produce en nosotros el nuevo nacimiento. Y ahora, nos da la imagen del Dios Viviente, porque el ser humano había perdido esa bendición de tener un cuerpo angelical eterno. Y ahora, con el nuevo nacimiento el ser humano obtiene la imagen del Dios viviente, obtiene un cuerpo angelical eterno, pues cuando nacemos aquí en la Tierra, por cuanto nacemos en una raza caída, al nacer aquí en la Tierra recibimos un espíritu del mundo y recibimos un cuerpo mortal, por eso en la Tierra al nacer, nacemos sin Vida eterna, solamente con vida temporal. Pero el anhelo de nuestra alma es vivir eternamente, tener Vida eterna, y Dios envió a Cristo a la Tierra para morir por nosotros en la Cruz del Calvario, para que así se abriera la Fuente del Agua de la Vida eterna, que es Cristo, para que todo aquel que tenga sed de la Vida eterna, de vivir eternamente, venga a Cristo, lo reciba com su único y suficiente Salvador arrepentido de sus pecados, pidiéndole perdón a Cristo por sus pecados, y sea bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y eso es nacer del Agua. Y luego, nacer del espíritu, es nacer del Espíritu Santo, Cristo entonces lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego y produce en la persona el nuevo nacimiento, la persona nace a la Vida eterna en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador. La persona ha obtenido la vestidura espiritual, un cuerpo angelical, ha sido vestido de Cristo espiritualmente, pero todavía le falta ser vestido físicamente de Cristo, ser vestido de un cuerpo igual al de Jesucristo, ser vestido de una vestidura física pero glorificada, ser vestido de un cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, igual al cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador. Lo cual va a ocurrir pronto cuando Cristo haya completado Su Iglesia. Cuando haya Cristo completado el nuevo nacimiento de todos los escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, que son los que reciben a Cristo como Salvador, entonces Cristo llevará a cabo la otra parte; primero nos está dando la imagen de Dios, el cuerpo angelical, que es el producto del nuevo nacimiento. Y luego, vean ustedes, recuerden, cuando un nacimiento ocurre en un hogar, vienen las amistades y le dicen, usted dice: “Ha nacido en nuestra familia un niño o una niña.” Y le dicen a usted: “Quiero ver a tu niña o a tu niño.” Y si usted le dice: “No, no, no, es que eso no se puede ver,” entonces no nació ningún niño o ninguna niña en su familia. Y ahora, si en el Reino de Dios nace un hijo o una hija de Dios por medio del nuevo nacimiento que produce Cristo en la persona que lo recibe como su único y suficiente Salvador, si nace en el Reino de Dios, pues tiene que nacer, tiene que haber un cuerpo en el Reino de Dios, un cuerpo perteneciente a la dimensión del Reino de Dios. Eso es el cuerpo angelical que recibe la persona cuando obtiene el nuevo nacimiento, nace a la Vida eterna en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador. Cristo dijo a Nicodemo: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca del Agua y del Espíritu, no puede entrar al Reino de Dios.” Así como para entrar a este reino terrenal tuvimos que nacer a través de nuestros padres. El que no nació, pues no ha venido a la Tierra para vivir en cuerpo físico. ¿Ven? Es por medio del nacimiento aquí en la Tierra a través de nuestros padres que aparecemos en esta dimensión, en este reino terrenal. Y para aparecer en el Reino de Dios, en el Reino de Cristo, hay que nacer de nuevo para entrar al Reino de Cristo, el Reino de Dios, el Reino de los Cielos, y la persona obtiene el cuerpo angelical, que es una vestidura espiritual, un cuerpo espiritual de otra dimensión. Recuerden que nuestro cuerpo físico y nuestro cuerpo espiritual son vestiduras de nuestra alma. Y ahora, la persona al nacer de nuevo del Agua y del Espíritu, ha obtenido el cuerpo angelical y han nacido en el Reino de Dios como un hijo o como una hija de Dios, y esa persona está vestida de Cristo. En Gálatas, capítulo 3, nos dice el Apóstol San Pablo, verso 26 en adelante vamos a leer: “*...pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús;* *porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos.”* Y ahora, ya estamos viendo cómo estar vestidos de Cristo. Nuestro tema es: **“VESTIDOS DE JESUCRISTO.”** Y ahora, todos los que han sido espiritualmente vestidos de Jesucristo, todos los que han recibido a Cristo como su único y suficiente Salvador, y han sido bautizados en agua en Nombre, arrepentidos de sus pecados, Cristo los ha perdonado y Cristo les ha dado el Espíritu Santo y por consiguiente les ha dado la nueva vestidura: la vestidura eterna espiritual, el cuerpo angelical, y ya están vestidos de Cristo todos los que han sido bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, luego de arrepentirse de sus pecados y recibir a Cristo como su Salvador, ya están vestidos de Cristo espiritualmente, tienen una vestidura espiritual, un cuerpo angelical de la sexta dimensión, un cuerpo angelical como el cuerpo angelical de los Ángeles de Dios, y como el cuerpo angelical de Cristo llamado en el Antiguo Testamento el Ángel de Jehová. Por eso cuando un cristiano muere físicamente, va al Cielo, al Paraíso, y continúa viviendo en Su cuerpo angelical, su cuerpo espiritual, porque él está vestido de Cristo, tiene un cuerpo angelical como el cuerpo angelical de Jesucristo. Y allí en el Paraíso vive, donde están los Apóstoles, y todos los creyentes, todos los cristianos de edades pasadas, y allí ni come, ni duerme, ni se cansa, sino que espera allí y comparte con todos los que viven allí en el Paraíso. El Paraíso es la sexta dimensión. Y ahora, ellos esperan allí muy felices hasta que Cristo complete Su Iglesia, y se levante del Trono del Padre y tome el Título de Propiedad, que es el Libro de los Siete Sellos, el cual es el Libro de la Vida del Cordero, y lo abra en el Cielo y haga Su Obra de Reclamo como el León de la tribu de Judá, y resucite a los muertos en Cristo, o sea, a todos esos creyentes en Cristo que murieron físicamente y que están en el Paraíso, Cristo los traerá del paraíso y les dará un cuerpo físico y eterno y glorificado, como su cuerpo glorificado, lo cual será la resurrección de los muertos en Cristo en cuerpos glorificados. Y entonces tendrán en adición a la vestidura espiritual, en adición a la imagen de Cristo, tendrán también la semejanza de Cristo, el cuerpo físico glorificado, como el cuerpo físico glorificado de Jesucristo, y entonces estaremos revestidos, estaremos vestidos con el cuerpo angelical y vestidos con el cuerpo físico glorificado y eterno. Y así nuestra alma, que es lo que nosotros somos: almas vivientes, tendremos la vestidura espiritual, el cuerpo angelical, y la vestidura física, el cuerpo físico glorificado, igual al cuerpo físico glorificado de Cristo, e igual al cuerpo angelical de Jesucristo. ¿Ven lo sencillo que es todo? Ahora, toda persona que quiere vivir eternamente tiene que estar vestido de Cristo, estar vestido del cuerpo angelical, igual al cuerpo angelical de Cristo, el cual Cristo da al creyente en Él (en Cristo), y luego estar vestido del cuerpo físico glorificado, igual al cuerpo físico glorificado de Cristo, para vivir con Cristo en Su Reino por toda la eternidad. Y ahora, hemos visto que eso solamente lo podemos obtener recibiendo a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador. No hay otra forma en que la persona pueda estar vestido de Cristo. Tenemos la invitación a la Cena de las Bodas del Cordero, en donde encontramos que todos son vestidos con la misma clase de vestidura, o sea, todos son vestidos con el Espíritu Santo, que es la vestidura espiritual y que son las primicias del Espíritu, y luego para poder ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, tenemos que ser vestidos también con la vestidura física del cuerpo físico glorificado. Por esa causa es que San Pablo cuando escribe a los Filipenses, en el capítulo 3, verso 20 al 21, les dice: “*Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;* *el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra.”* ¿Ven? La Segunda Venida de Cristo es para Cristo transformar nuestros cuerpos físicos, y para traer a los muertos creyentes en Él que están en el Paraíso, traerlos en cuerpos físicos glorificado, o sea, resucitarlos en cuerpos físicos, glorificados y jóvenes para vivir en ese cuerpo físico glorificado, en el Reino de Cristo por toda la eternidad. En ese cuerpo físico glorificado es que iremos con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, iremos a la séptima dimensión que es la dimensión de Dios, dice: “*...el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya.”* ¿Ven? Para que seamos semejantes al cuerpo de la gloria de Cristo, para que nuestro cuerpo físico que Él nos va a dar, sea igual a Su cuerpo glorificado. “*Por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.”* O sea, que Él tiene el Poder, con ese Poder con el cual fueron creados los Cielos y la Tierra, y con el cual Él sustenta los Cielos y la Tierra, con ese poder Él resucitará a los muertos creyentes en Él en cuerpos glorificados, y a nosotros que vivimos nos transformará y nos dará el cuerpo físico glorificado. También en Primera de Tesalonicenses, capítulo 4, versos 14 en adelante, dice. “*Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él.”* O sea, a los muertos creyentes en Cristo, los santos no mueren, sino que duermen, porque ellos están vivos en sus cuerpos angelicales en el Paraíso. Sigue diciendo: “*Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron.* *Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.* *Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.”* Aquí tenemos la promesa de la resurrección de los muertos en Cristo y de la transformación nuestra, y del arrebatamiento de todos los escogidos para ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, a la Casa de nuestro Padre Celestial. También en Primera de Corintios, capítulo 15 nos habla desde el verso 45 en adelante, dice: “*Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente.”* ¿Ven que el ser humano es alma viviente? “*...el postrer Adán, espíritu vivificante.* *Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual.* *El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo.* *Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales.* *Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial.”* O sea, la imagen de Cristo. “*Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción.* *He aquí, os digo un misterio.”* Y aquí nos va a hablar de un misterio muy grande. Dice: “*No todos dormiremos* (o sea, no todos vamos a morir)*; pero todos seremos transformados.”* O sea, todos los creyentes en Cristo nacidos de nuevo van a ser transformados, van a tener un cuerpo glorificado. “*...en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.”* ¿Cuándo vamos a ser transformados? Cuando Cristo resucite a los muertos creyentes en Él en cuerpos glorificados. “*Porque es necesario que esto corruptible* (o sea, que este cuerpo corruptible) *se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.”* Se viste de incorrupción y de inmortalidad cuando seamos transformados, entonces tendremos el nuevo vestido, estaremos vestidos de un cuerpo inmortal, incorruptible y glorificado como el cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador, por lo tanto, estaremos vestidos físicamente también de Cristo, de un cuerpo glorificado como el de Jesucristo, el cual Jesucristo nos va a dar. En las parábolas que nos hablan de la Cena y los invitados a la cena, en donde hubo uno que no tenía el vestido de boda y fue echado fuera, nos habla eso de que todos los que son invitados a la cena y entran por la Puerta, que es Cristo, a la Casa de Dios, reciben una vestidura para poder estar en esa gran fiesta de boda, en esa gran cena, y ese vestido de boda es el Espíritu Santo, en donde la persona al recibir el Espíritu de Cristo recibe el cuerpo angelical, esa vestidura angelical, y luego recibirá la vestidura física del cuerpo físico glorificado, y entonces estaremos listos para ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. El que no tenía la vestidura de boda fue echado fuera del lugar donde estaban todos allí en el lugar de boda para la gran cena que allí se llevaría a cabo. Tenemos que estar vestidos de boda para ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, tenemos que tener la vestidura espiritual primero, el Espíritu Santo en donde obtenemos el cuerpo angelical, y luego recibiremos el cuerpo físico glorificado, y así estaremos vestidos y revestidos de Jesucristo nuestro Salvador, para lo cual tenemos que recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, porque Él vino para buscar y salvar lo que se había perdido, dice Cristo en San Lucas, capítulo 19, verso 10, porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido, vino a buscar y a salvarme a mí. ¿Y a quién más? A cada uno de ustedes también. Por lo tanto, es necesario que estemos vestidos de Cristo, y ya hemos visto el misterio de lo que es estar vestidos de Cristo: es al recibir a Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre pidiéndole perdón a Cristo por nuestros pecados, y ser bautizados en agua en Su Nombre, Cristo nos bautiza con Espíritu Santo y Fuego y nos da el vestido espiritual, que es el cuerpo angelical, la imagen, la imagen, que es el cuerpo angelical; y nos da por consiguiente un cuerpo espiritual a Su imagen, un cuerpo espiritual como el cuerpo espiritual de Cristo, lo cual es un cuerpo llamado el Ángel de Jehová, y luego nos dará el cuerpo físico glorificado, que es la semejanza física. Tendremos entonces una semejanza física como el cuerpo físico glorificado de Jesucristo nuestro Salvador, y será un cuerpo eterno y joven que representará de 18 a 21 años de edad para toda la eternidad. Jesucristo está tan joven como cuando se fue al Cielo, como cuando subió al Cielo, esa es la clase de cuerpo que Cristo nos dará y esa será la vestidura física, el cuerpo físico glorificado, pero la vestidura espiritual es el cuerpo angelical al recibir el Espíritu de Cristo luego de haber creído en Cristo y ser bautizado en el Nombre del Señor Jesucristo. Por lo tanto, el Apóstol Pedro predicando el Día de Pentecostés, dice en el libro de los Hechos, capítulo 2, versos 34 en adelante: “*Porque David no subió a los cielos; pero él mismo dice:* *Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra,* *Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.* *Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.”* Por eso llamamos a Jesús SEÑOR JESUCRISTO, porque Dios lo ha hecho Señor y Cristo, porque en Jesús moró la plenitud de Dios, la plenitud de la Divinidad, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo. “*Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?* *Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.* *Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.* *Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.* *Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.”* Como tres mil personas creyeron en Cristo y fueron bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo los bautizó con Espíritu Santo y Fuego, y produjo en ellos el nuevo nacimiento, y les dio las vestiduras blancas, les dio el cuerpo angelical, el cuerpo angelical llamado el Ángel que le corresponde a cada creyente en Cristo. Cada creyente en Cristo tiene Su Ángel que le cuida, que le guarda, ese es su cuerpo angelical que Cristo le da, y pronto tendremos también el cuerpo físico glorificado; por lo tanto, es necesario que todos seamos vestidos de Jesucristo; es necesario para eso entonces recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, para que Él nos dé la Vida eterna, nos dé el cuerpo angelical eterno y luego nos dé el cuerpo físico, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, como Su cuerpo glorificado, para que vivamos jóvenes por toda la eternidad con Jesucristo en Su Reino eterno. Por lo tanto, si alguno tiene sed de vivir eternamente, tiene sed de tomar del Agua de la Vida eterna, entonces Cristo dijo: “*Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.* *El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.* *Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.”* (San Juan, capítulo 7, versos 37 al 39). Por lo tanto, si alguno tiene sed del Agua de la Vida eterna, hay una Fuente de Agua de Vida eterna. Vean aquí en Apocalipsis, capítulo 21 nos habla de esta Fuente de Agua de Vida eterna para todo el que quiere vivir eternamente, para que sepa que hay una Fuente de Agua de Vida eterna. En Apocalipsis, capítulo 21, verso 6 en adelante, dice: “*Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.* *El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo.”* Y ahora, aquí nos muestra que hay una Fuente de Agua de Vida eterna para todo aquel que tenga sed, sed del Agua de la Vida eterna, sed de esa Agua de Vida eterna para vivir eternamente. Los conquistadores españoles cuando llegaron al continente americano estaban buscando un manantial o un riachuelo, una fuente de agua, la fuente del agua de la juventud, y no la encontraron, muchos murieron buscando la fuente del agua de la juventud, murieron a mano de los indígenas y de los indios; pero la Fuente del Agua de la Juventud, la Fuente del Agua de la Vida eterna está aquí mencionada, y esa Fuente es nuestro amado Señor Jesucristo. El Agua de la Vida eterna es el Espíritu Santo, el cual es dado a todo aquel que recibe a Cristo como su único y suficiente Salvador arrepentido de sus pecados y pide perdón a Cristo por sus pecados, y Cristo lo perdona y con Su Sangre lo limpia de todo pecado, y es bautizado en agua por un ministro en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego, le da el Agua de la Vida eterna, y la persona obtiene la Vida eterna. Ya esa persona es eterna, su alma ha sido restaurada a la eternidad, a la Vida eterna. Esa persona no perecerá jamás, puede morir su cuerpo físico pero su alma no puede morir, ya esa persona ha obtenido el nuevo nacimiento y ha nacido en el Reino eterno de Cristo, ha nacido a la Vida eterna y ya está con Vida eterna *acá* en su alma. Y por eso es que exclusivamente a los creyentes en Cristo es que Cristo les dará también el cuerpo físico, eterno, inmortal, incorruptible, el cuerpo glorificado. Ese cuerpo glorificado que Él va a darle a los que va a resucitar es exclusivamente para los creyentes en Él, y para los que estamos vivos, cuando nos transforme, eso será exclusivamente para los creyentes en Él nacidos de nuevo. Por lo tanto, el bautismo del Espíritu Santo es la vestidura de boda, es el vestido de Cristo, es estar vestido de Cristo, tener el Espíritu Santo, porque se obtiene el cuerpo angelical y se está vestido de Cristo. Y luego cuando recibamos el cuerpo físico glorificado estaremos revestidos, tendremos la doble porción de vestidura, estaremos vestidos de un cuerpo físico glorificado, igual al cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador, y estaremos vestidos de Cristo en toda Su plenitud, estaremos adoptados como hijos e hijas de Dios en el Reino de Dios espiritualmente y físicamente también, por lo tanto, estaremos revestidos de Cristo. Esto es para todos los que reciben a Cristo como Su único y suficiente Salvador, esas personas tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, esas son las personas que Cristo representó, simbolizó en las ovejas que el Padre le dio para que les dé Vida eterna, esas personas tienen Sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, esos son los hijos e hijas de Dios que escuchan la predicación del Evangelio de Cristo y nace la fe de Cristo en su alma, porque la fe viene por el oír la Palabra de Dios, y creen en Cristo de todo corazón, porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Entonces la persona da testimonio público de su fe en Cristo, recibiéndolo como su único y suficiente Salvador, para recibir la salvación de su alma y recibir la vestidura de Cristo, ser vestido de Jesucristo luego de haber sido bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Ser vestido de Jesucristo es tener el Espíritu de Cristo. Y luego, en este tiempo final ser revestidos de Cristo con el cuerpo nuevo y eterno, será cuando Él nos transforme a los que vivimos y a los muertos en Cristo los resucite en cuerpos eternos y glorificados. Por lo tanto, para vivir eternamente tenemos que estar vestidos de Jesucristo, ese es el vestido de boda para ir y para estar en las Bodas del Cordero; y todos queremos estar vestidos de Cristo para estar en las bodas del Cordero y en la Cena de las Bodas del Cordero, en la Casa de nuestro Padre Celestial, y luego venir a la Tierra después, para estar con Cristo en Su Reino Milenial como Reyes y como Sacerdotes con cuerpos eternos y glorificados. Esa bendición es para mí. ¿Y para quién más? Para cada uno de ustedes también. Si alguno todavía no ha dado testimonio público de su fe en Cristo recibiéndolo como su único y suficiente Salvador, pues no tiene el vestido de boda, no está vestido de Cristo y por consiguiente no hay esperanzas de ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero y de vivir eternamente con Cristo. Pero usted quiere vivir con Cristo por toda la eternidad, y ya al escuchar la predicación del Evangelio de Cristo, ya nació la fe de Cristo en su alma, en su corazón, ya usted está creyendo en Cristo como su único y suficiente Salvador, ya usted está creyendo en la Primera Venida de Cristo y en la muerte de Cristo en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados; por lo tanto, ya la fe de Cristo ha nacido en su corazón. Ahora, ha llegado el momento para que usted dé testimonio público de su fe en Cristo recibiéndolo como su único y suficiente Salvador. Cristo dijo: “A cualquiera que me confiese delante de los hombres, Yo le confesaré delante de mi Padre que está en los Cielos; pero a cualquiera que me niegue delante de los hombres, Yo también le negaré delante de mi Padre.” Por lo tanto, todos queremos que Cristo nos confiese delante de nuestro Padre Celestial, nos confiese como creyentes en Él, para que así nos dé la entrada a Su Reino eterno y nos dé la nueva vestidura, la vestidura de Jesucristo; el cuerpo angelical, y después nos dé el cuerpo físico glorificado. Si alguien se niega a creer en Cristo, miren cuáles son las consecuencias. En el capítulo 3 de San Juan, verso 36, dice de la siguiente manera: “*El que cree en el Hijo tiene vida eterna* (o sea, el que cree en Jesucristo tiene Vida eterna)*; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida* (el que rehúsa creer en Cristo no verá la Vida eterna)*, sino que la ira de Dios está sobre él.”* Por consiguiente esa persona será condenada y echada en el lago de fuego, donde será quemado y dejará de existir en cuerpo, espíritu y alma; eso es así, porque todos los incrédulos serán echados en el lago de fuego, donde será echado el mayor de los incrédulos, que es el diablo. Ahora, vean aquí en San Mateo, capítulo 10, verso 28 lo que Cristo dice. Dice: “*Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.”* A Dios es que hay que temer; y si tememos a Dios recibimos a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador. Dios le dio al pueblo hebreo la ordenanza de realizar el sacrificio de la expiación por sus pecados, con un macho cabrío que era sacrificado por el sumo sacerdote; y luego llevaba la sangre de ese macho cabrío al lugar santísimo y esparcía con su dedo siete veces sobre el propiciatorio. Y mientras el sumo sacerdote estaba haciendo todo esto, el pueblo estaba afuera esperando, y estaba arrepentido de sus pecados pidiéndole perdón a Dios por sus pecados; y cuando el sumo sacerdote concluía sus labores, quedaba el pueblo perdonado y cubierto con la sangre de esa expiación. Todo eso era tipo y figura del Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario. Ya no se necesitan sacrificios de animalitos, porque ya Jesucristo fue sacrificado como el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados en la Cruz del Calvario. Cuando Juan el Bautista vio a Jesús dijo: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.” Por lo tanto, por medio del Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario obtenemos el perdón de nuestros pecados y somos limpios con la Sangre de Cristo de todo pecado, dando una mirad de fe a Cristo y recibiéndolo como nuestro único y suficiente Salvador. La muerte de Cristo en la Cruz del Calvario no fue una tragedia, fue una bendición para mí. ¿Y para quién más? Para cada uno de ustedes también, porque la muerte de Cristo en la Cruz del Calvario es el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados, para que podamos obtener el perdón de nuestros pecados y ser limpios de todo pecado con la Sangre de Cristo, y ser reconciliados con Dios y ser restaurados a la Vida eterna, y recibir la vestidura de Jesucristo, ser vestidos de Cristo. Por lo tanto, ya tenemos el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados, que es el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario. Y ahora, este Sacrificio de Cristo es Universal, es para hebreos y para gentiles también, es para toda la humanidad. Por lo tanto, todo ser humano ya tiene un sacrificio por sus pecados, y por consiguiente arrepentidos de sus pecados la persona viene a Cristo reconociendo que Él es el Sacrificio por sus pecados, y lo recibe como su único y suficiente Salvador. Así como la única forma para salvación de sus pecados en medio del pueblo hebreo, era el sacrificio de la expiación por los pecados, para poder ser perdonados y ser reconciliados con Dios y tener derecho a vivir un año más, ahora para vivir eternamente necesitamos el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario, para así ser reconciliados con Dios y ser restaurados a la Vida eterna. Por lo tanto, si alguno todavía no ha dado testimonio público de su fe en Cristo y no lo ha recibido como su Salvador, puede hacerlo en estos momentos y yo estaré orando por usted en esta noche. Puede venir a los Pies de Cristo en estos momentos acá al frente, y yo oraré por usted en esta noche. También los que están a través de internet o a través del satélite en otras naciones, también pueden venir a los pies de Cristo, pueden pasar al frente y yo estaré orando por ustedes, quedarán incluídos en esta oración que haré por todas las personas que estarán viniendo a los Pies de Cristo en esta noche. Pueden ya venir a los Pies de Cristo y yo oraré por ustedes para que Cristo les reciba en Su Reino, les perdone, y con Su Sangre les limpie de todo pecado, y Cristo les reconcilie con Dios y les dé la salvación y Vida eterna. No hay nada más importante que la Vida eterna; y el único que puede darnos la Vida eterna es nuestro amado Señor Jesucristo. “No hay otro Nombre bajo el Cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos,” nos dice el Apóstol Pedro en el libro de los Hechos, capítulo 4, verso 12. Y si no hay otro Nombre, pues entonces queremos tener la salvación y Vida eterna; y venimos a los Pies de Cristo para que nos dé la salvación y Vida eterna, Él es el único Salvador. No hay otro Salvador, no hay otro Redentor, no hay otro que pueda perdonar nuestros pecados y pueda con Su Sangre limpiarnos de todo pecado y reconciliarnos con Dios y darnos la Vida eterna, solamente hay uno, y Su Nombre es SEÑOR JESUCRISTO. Él es mi Salvador. ¿Y de quién más? de cada uno de ustedes también. Pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo: “*Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”* ¿Ven? Para eso fue que vino Cristo a la Tierra enviado por Dios. Este mandamiento recibió del Padre: poner Su vida por nosotros en la Cruz del Calvario y luego volverla a tomar, resucitar glorificado. Y ahora, la parte difícil la hizo Cristo, la parte sencilla nos toca a nosotros hacerla, y es creer en Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, es un asunto de fe en Cristo para obtener el perdón de nuestros pecados y ser limpios de todo pecado con la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador, y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo bautizarnos con Espíritu Santo y Fuego, y producir en nosotros el nuevo nacimiento, darnos la vestidura, el cuerpo, el cuerpo angelical, ese cuerpo eterno, para después más adelante darnos el cuerpo físico glorificado, para que así estemos vestidos de Jesucristo. Primero nos da la vestidura del cuerpo angelical al darnos el Espíritu Santo, y después nos dará la vestidura física del cuerpo físico glorificado. Todas estas bendiciones están para los creyentes en Cristo, todos necesitamos a Jesucristo. Sin Cristo estamos perdidos, con Cristo estamos salvos y con Vida eterna, con Cristo estamos en Su Reino para vivir por toda la eternidad. Nuestra alma, que es lo que en realidad somos, recibe la Vida eterna a través de Jesucristo; por eso es que recibimos a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, para que Él nos dé la Vida eterna, porque no hay otra persona que nos pueda dar la Vida eterna, y nosotros queremos vivir eternamente. Los niños de diez años en adelante también pueden venir a los Pies de Cristo, porque Cristo tiene lugar en Su Reino para los niños también. Cristo dijo: “Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis, porque de los tales es el Reino de los Cielos.” Todos, para todos Cristo tiene lugar en Su Reino, es un asunto de Vida eterna recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador. Lo más importante es la vida; si la vida física que tenemos es importante, cuánto más la Vida eterna, la Vida eterna es lo más importante, es lo más grande que Dios le da al ser humano, la Vida eterna, y esta vida está en Jesucristo, por lo cual hay que recibir a Jesucristo para obtener la Vida eterna. Todavía continúan viniendo más personas, que como ustedes quieren también vivir eternamente con Cristo en Su Reino, y la única forma establecida por Dios para vivir eternamente, es recibiendo a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador. Cristo luego de resucitado dijo a Sus discípulos: “*Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.* *El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”* (San Marcos 16:15-16) ¿Ven? Cristo dice a la humanidad las bendiciones que hay en creer en Él, y también les dice las calamidades que hay para los que no creen en Él, los que no creen en Cristo pierden las bendiciones de Dios y pierden la oportunidad de vivir eternamente. La ciencia todavía no ha logrado hacer que una persona pueda vivir quinientos años más, y mucho menos mil años, y mucho menos un millón de años, y mucho menos vivir eternamente; pero Cristo, vean, tiene Su cuerpo físico glorificado y está tan joven como cuando subió al Cielo, y Él es el que nos ha prometido la Vida eterna para todos aquellos que lo recibimos como nuestro único y suficiente Salvador. Si Él está vivo y joven, Él sabe cómo darnos esa misma clase de Vida eterna para que vivamos con Él eternamente en Su Reino. Ya vamos a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo. Si todavía falta alguna persona puede venir, y también los que están en otras naciones pueden continuar viniendo, los niños también pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo, los niños de diez años en adelante en las demás naciones también. Pueden continuar pasando al frente en las demás naciones, para que así queden incluidos en esta oración que estaré haciendo por las personas que han venido a los Pies de Cristo en esta noche aquí en Mérida, Yucatán, República Mexicana. Vamos a esperar unos momentitos en lo que llegan las personas que faltan por llegar. Vamos a estar puestos en pie para orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo en esta noche. Si todavía falta alguno, puede venir, todavía tiene tiempo. Algunas veces luego que se ha predicado el Evangelio de Cristo y las personas han creído, algunos cuando les toca llegar a los Pies de Cristo son tímidos y les da timidez que los vean venir a los Pies de Cristo. Pero no podemos ser tímidos para recibir la Vida eterna, no podemos ser tímidos para recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador. Si en algún lugar les dicen: “Venga acá al frente para que reciba un millón de dólares.” ¿Quién será tímido para pasar al frente? Nadie. Y Cristo le llama no para darle un millón de dólares, sino para darle la Vida eterna, que es que no tiene comparación con todas las riquezas que hay en el planeta Tierra, lo más grande es la Vida eterna, y Cristo la otorga gratuitamente a los que lo reciben como su único y suficiente Salvador. Todos queremos vivir con Cristo en Su Reino por toda la eternidad; por eso es que hay que recibir al Rey de ese Reino eterno, que es nuestro amado Señor Jesucristo. Vamos a esperar unos momentitos en lo que llegan las personas que faltan por venir, pues sus nombres están escritos también en el Libro de la Vida en el Cielo, y Cristo los está llamando. Dice Cristo: “Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen, y Yo les doy Vida eterna.” Es Vida eterna lo que Cristo le da a Sus ovejas que escuchan Su Voz y lo siguen. San Pablo dijo también en Hebreos, capítulo 3, verso 7; y Hebreos, capítulo 4, verso 7: “Si oyes hoy Su Voz, no endurezcas tu corazón.” Por lo tanto, abrimos nuestro corazón, nuestra alma para recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, y así nuestra alma despierta a la realidad y despierta a la Vida eterna. Todavía vienen más personas; por lo tanto, vamos a esperar unos segundos en lo que llegan. También en las demás naciones los que faltan por venir a los Pies de Cristo, pueden continuar pasando al frente, para que queden incluídos en esta oración que estaré haciendo en estos momentos por las personas que han venido a los Pies de Cristo en esta noche, aquí en Mérida, Yucatán, República Mexicana. Vamos todos a estar puestos en pie para orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo para que Cristo les dé Vida eterna. Todavía si falta alguno puede venir. Recuerde que es Vida eterna recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador. Pablo decía a Timoteo: “Echa mano de la Vida eterna.” ¿Cómo vamos a echar mano de la Vida eterna? Dios nos ha dado Vida eterna, y esta vida está en Jesucristo, echamos mano de Jesucristo y estamos echando mano de la Vida eterna y Él nos da la Vida eterna. Todavía vienen más personas que quieren vivir eternamente; por lo tanto, vamos a esperar unos segundos en lo que llegan, para que queden incluidos en esta oración que estaré haciendo por todos ustedes. También en los demás países que están viendo esta conferencia, viendo esta actividad y escuchando esta conferencia de la predicación del Evangelio de Cristo, pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo y pueden también todos estar puestos en pie en las demás naciones, y también aquí, y vamos ya a orar por los que han venido a los Pies de Jesucristo nuestro Salvador. Todavía si falta alguno puede llegar para que quede incluido en esta oración que estaré haciendo. Vamos ya a orar por las personas que han venido; vamos a levantar nuestras manos al Cielo, a Cristo, vamos a cerrar nuestros ojos los que están aquí presentes, y los que están en otras naciones y repitan conmigo esta oración. ***Señor Jesucristo, vengo a Ti en estos momentos habiendo escuchado la predicación de Tu Evangelio, ha nacido Tu fe en mi alma, en mi corazón, y creo en Ti de todo corazón, creo en Tu Primera Venida, creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de la Expiación por mis pecados. Doy testimonio público de mi fe en Ti reconociendo que soy pecador y que Tú eres el único Salvador, Tú eres mi Salvador, Señor Jesucristo, doy testimonio público de mi fe en Ti y Te recibo como mi único y suficiente Salvador.*** ***Señor Jesucristo, salva mi alma, Te lo ruego, perdona mis pecados y con Tu Sangre límpiame de todo pecado, y bautízame con Espíritu Santo y Fuego, luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre, Te ruego produzcas en mí el nuevo nacimiento, quiero nacer en Tu Reino eterno, quiero nacer en la Vida eterna para vivir contigo por toda la eternidad.*** ***Señor Jesucristo, en Tus manos encomiendo mi alma, salva mi alma, Señor Jesucristo, Te lo ruego. En Tu Nombre Eterno y glorioso Señor Jesucristo. Amén y amén.*** Con nuestras manos levantadas al Cielo, a Cristo, todos decimos: **¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén y amén.** Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado, pues Él dijo: “*Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.* *El que creyere y fuere bautizado, será salvo.”* Y ustedes han escuchado la predicación del Evangelio de Cristo y han creído en Cristo de todo corazón; ustedes me dirán: “Pero todavía me falta una cosa: ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y quiero cumplir Su mandamiento completo, quiero ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo lo más pronto posible. ¿Cuándo me pueden bautizar?” Es la pregunta de vuestra alma. Por cuanto ustedes han creído en Cristo de todo corazón, bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo esta misma noche, en estos mismos momentos. ***Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento, y a vuestros familiares Cristo los traiga a Sus Pies y les dé la Salvación y Vida eterna, para que estén con ustedes viviendo en el Reino de Cristo por toda la eternidad. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.*** Pregunto aquí al ministro, vamos a pedirle al Reverendo Isaac pase aquí, para que nos indique si hay agua, si hay bautisterios, hay *aquí* bautisterios, hay dos bautisterios en esta parte *acá*, y *acá* tenemos uno, también... ¿Hay ropas bautismales? Hay ropas bautismales también. ¿Y hay vestidores dónde cambiarse de ropas, y colocarse las ropas bautismales también? También hay lugar, vestidores. ¿Y hay personas también que les ayudarán? Hay personas que les ayudarán también, para que ustedes puedan ir a los vestidores y cambiarse de ropa, y la ropa de ustedes quedará asegurada, cuidarán de su ropa también. Y luego serán bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo por los ministros que ya están preparados para efectuar los bautismos en agua, y luego regresarán a los vestidores y se colocarán la ropa de ustedes de nuevo que estarán secas, y regresarán a sus hogares gozosos y agradecidos a Cristo por la salvación de vuestra alma. Que Cristo, el Ángel del Pacto, les bendiga y les cuide todos los días de vuestra vida, y nos continuaremos viendo por toda la eternidad en estos cuerpos físicos y después en el cuerpo nuevo, eterno y glorificado. Que Dios les bendiga y les guarde, y con nosotros nuevamente el Reverendo Isaac, para que les indique hacia dónde caminar las damas y hacia dónde caminar los caballeros. Que Dios les bendiga y les guarde, y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador. Con nosotros aquí el Reverendo Isaac. “**VESTIDOS DE JESUCRISTO.”**