--- title: 'El Avivamiento del Día Postrero' date: 2005-01-30 activity: 1 place: city: Goiânia state: Goiás country: BR duration: 00:00:00 public: false youtube: translations: files: --- Muy buenos días, amados amigos y hermanos presentes, y los que están a través de internet y del satélite o de la televisión. Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también. En el Nombre del Señor Jesucristo. En esta ocasión, vamos a leer en el libro de los Hechos, en el capítulo 3, versos 18 al 23, donde nos dice: “*Pero Dios ha cumplido así lo que había antes anunciado por boca de todos sus profetas, que su Cristo había de padecer.* *Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado;* *a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo.* *Porque Moisés dijo a los padres: El Señor vuestro Dios os levantará profeta de entre vuestros hermanos, como a mí; a él oiréis en todas las cosas que os hable;* *y toda alma que no oiga a aquel profeta, será desarraigada del pueblo.”* Tomamos el verso 19 y 20 de este capítulo 3 del libro de los Hechos, donde el Espíritu Santo a través de San Pedro nos dice: “*Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado.* *a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo.”* Nuestro tema para esta ocasión es: **“EL AVIVAMIENTO DEL DÍA POSTRERO.”** En este pasaje que hemos leído nos habla de un tiempo de refrigerio espiritual que viene para el pueblo de Dios, para la Iglesia del Señor Jesucristo y luego para el pueblo hebreo. Este tiempo de avivamiento está también señalado como dice aquí San Pedro: *“De que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo.”* Por lo tanto, este tiempo de refrigerio, este tiempo de avivamiento espiritual ya ha sido hablado por medio de los Profetas del Antiguo Testamento. Y este es el tiempo señalado para Cristo venir en Su Segunda Venida. De este tiempo habló el Profeta Joel inspirado por el Espíritu Santo en el capítulo 2, versos 23 en adelante, dice el Espíritu Santo a través del Profeta Joel: “*Vosotros también, hijos de Sion, alegraos y gozaos en Jehová vuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia a su tiempo, y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía como al principio.”* Esta promesa de una Lluvia Tardía y Temprana es para este tiempo final; y esa Lluvia Tardía y Temprana trae el Avivamiento del Día Postrero, trae ese avivamiento espiritual para el alma y del alma de todos los creyentes en Cristo. Es una bendición espiritual, para toda la Iglesia del Señor Jesucristo y por consiguiente para todo creyente en Cristo como individuo. La Lluvia Temprana es la Lluvia de la Enseñanza del Evangelio de la Gracia, que gira alrededor de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, y la Lluvia Tardía es la Lluvia de la Enseñanza de la Segunda Venida de Cristo, es la Lluvia de la Enseñanza del Evangelio del Reino. Y estas dos Lluvias estarán cayendo sobre el cristianismo y luego sobre el pueblo hebreo; estas dos Lluvias de Enseñanza: la Lluvia de la enseñanza del Evangelio de la Gracia y la Lluvia de la Enseñanza del Evangelio del Reino, ambas Lluvias giran alrededor de la Venida del Señor, de la Primera Venida de Cristo y de la Segunda Venida de Cristo. Con la Lluvia Temprana del Evangelio de la Gracia es dado a conocer el misterio de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, y nos da la fe, produce la fe, crea la fe *acá* en el alma nuestra para creer en Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, y recibirlo como nuestro único y suficiente Salvador, y obtener el perdón de nuestros pecados y ser limpiados con la Sangre de Cristo de todo pecado, y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y recibir el Espíritu Santo y obtener el nuevo nacimiento. Todo eso gira alrededor de la Lluvia Temprana, la Lluvia Temprana del Evangelio de la Gracia. Y así es producida esta transformación en el interior de cada persona creyente en Cristo, y la persona así es como obtiene el nuevo nacimiento y entra al Reino de Dios y viene a formar parte de la Iglesia del Señor Jesucristo, y tiene un avivamiento espiritual en su alma, que gira alrededor del Evangelio de la Gracia, el Evangelio de Cristo, y por consiguiente gira alrededor de Jesucristo nuestro Salvador, y así es como la persona recibe la vida, la Vida eterna. El avivamiento trae la Vida eterna para toda persona que escucha la predicación del Evangelio de Cristo y recibe a Cristo como su único y suficiente Salvador: para eso es el avivamiento de la Dispensación de la Gracia de edad en edad, de etapa en etapa. De etapa en etapa en la Iglesia de Jesucristo ha venido un avivamiento espiritual, un despertamiento espiritual, lo ha traído el Espíritu Santo, el Espíritu Santo hablando el Evangelio de la Gracia a través de un Mensajero de edad en edad. Por ejemplo, tenemos a San Pedro como el Mensajero a los hebreos en aquel tiempo, del cual Pablo dijo: “Como Dios hizo por Pedro para Apóstol a los hebreos, Dios ha hecho por mí para Apóstol a los gentiles.” Y ahora, así como Pedro fue el Mensajero a través del cual el Espíritu Santo estuvo manifestado en medio de los hebreos, ahora entre los gentiles el Espíritu Santo estuvo manifestado a través de San Pablo. San Pablo fue el Apóstol a los gentiles y para los gentiles en aquellos días, y trajo el Espíritu Santo un avivamiento entre los gentiles, en donde trajo Vida eterna a los gentiles y entre los gentiles. El avivamiento entonces es para traer Vida eterna a todas las personas que escuchan la predicación del Evangelio de Cristo y lo reciben como Su único y suficiente Salvador, porque nace la fe de Cristo en el alma, en el corazón de la persona, porque la fe viene por el oír la Palabra de Dios, el Evangelio de Cristo; y con el corazón se cree para justicia, mas con la boca se confiesa para salvación. Por esa causa se ha estado predicando el Evangelio de Cristo durante estos dos mil años que han transcurrido de Cristo hacia acá. Cristo dijo en San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16: “*Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.* *El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”* Por lo tanto, Dios coloca delante del ser humano la vida y la muerte, para que el ser humano pueda recibir la oportunidad de Vida eterna. Por cuanto Dios ha colocado delante del ser humano la vida y la muerte, el ser humano viene con esas dos manifestaciones en sí, en su alma. La vida y la muerte Dios la ha colocado delante del ser humano; y así como en los niños cuando nacen está la vida y la muerte, el deseo de vivir y también el deseo de morir; si el deseo de morir gobierna al niño, se muere; si el deseo de vivir gobierna al niño y el niño se agarra de ese deseo de vivir, pues vive. Así también es para el ser humano con relación a la Vida eterna, delante del ser humano está la vida y la muerte. Si el ser humano se agarra de la muerte, e impera el deseo de morir en la persona, ¿qué sucede? No podrá vivir eternamente, ¿por qué? Porque no recibirá a Cristo como su Salvador. Vean, en el alma del ser humano está ese deseo, el deseo de morir y el deseo de vivir; y hay personas que en su interior impera y gobierna el deseo de morir; de morir, de no vivir eternamente, y por eso no quieren recibir a Cristo. Vean, aquí en San Juan, capítulo 5, verso 40, dice Jesucristo: “*Y no queréis venir a mí para que tengáis vida.”* ¿Ven? No desean vivir eternamente, el deseo de Vida eterna no está en ellos arraigado, no anhelan vivir eternamente; por lo tanto, no vienen a Cristo para recibir Vida eterna, pero el que desea en su alma vivir eternamente, el deseo de Vida eterna está gobernando ahí en su vida, en su alma, y por consiguiente van a buscar la forma correcta para vivir eternamente. Y la única forma correcta para vivir eternamente es recibiendo a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador; Dios ha colocado delante del ser humano la vida y la muerte, y le ha dado libre albedrío al ser humano para que elija, y le recomienda que elija la Vida eterna. Por consiguiente toda persona necesita tener el deseo de vivir eternamente para recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador. Muchos de ustedes recordarán la etapa de cuando eran niños y de cuando eran jóvenes, y en el interior de ustedes estaba el deseo de vivir eternamente. Ese es el deseo de Vida eterna, y ese deseo tiene un nombre. Ahora, ese deseo de vivir eternamente existe en todas las personas que son almas de Dios, que están escritas en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero; y dentro de sus almas está el deseo de vivir eternamente, pero vienen a conocer cómo vivir eternamente cuando escuchan la predicación del Evangelio de Cristo, y nace en su alma la fe de Cristo, y se agarran de Cristo y reciben a Cristo como su único y suficiente Salvador. Y esas personas arrepentidos de sus pecados le piden perdón a Cristo por sus pecados, Cristo los perdona y son bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, son limpiados con la Sangre de Cristo de todo pecado y Cristo los bautiza con Espíritu Santo y Fuego y obtienen el nuevo nacimiento, nacen a la Vida eterna, han obtenido la Vida eterna, porque tenían el deseo de vivir eternamente. Ese deseo lo tenía yo y lo tengo yo. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también, por esa causa hemos recibido a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, y ya sabemos que tenemos Vida eterna, ya hemos confirmado nuestro lugar en la Vida eterna y hemos obtenido un avivamiento acá en nuestra alma, que nos ha dado Vida eterna. El avivamiento trae Vida eterna para todos los que entran al avivamiento del Día que les ha tocado vivir. Ese es el tiempo en donde Dios imparte Vida eterna a través de Jesucristo, a todas aquellas personas que reciben a Cristo como su único y suficiente Salvador, y esas personas entran al Reino de Dios, obtienen una transformación interior. Así también para obtener la transformación física tenemos la promesa que habrá un avivamiento en donde estará cayendo sobre el pueblo de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo, y por consiguiente sobre cada miembro de la Iglesia de Jesucristo, estará cayendo la Lluvia Tardía y la Lluvia Temprana. O sea, que estará cayendo sobre ellos la predicación del Evangelio de la Gracia y la predicación del Evangelio del Reino. La predicación del Evangelio de la Gracia gira alrededor de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario; y la Lluvia Tardía gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo. Y toda persona que en el Día Postrero estará recibiendo la Lluvia Tardía y la Lluvia Temprana de la predicación del Evangelio del Reino y la predicación del Evangelio de la Gracia, estará en el Día Postrero recibiendo la transformación interior espiritual, el nuevo nacimiento, y estará obteniendo un cuerpo angelical de la dimensión de los Ángeles. Y luego estará recibiendo un cuerpo físico glorificado, porque recibirá una transformación física también la cual está prometida en las Escrituras; en las Escrituras de Filipenses, de Tesalonicenses y de Primera de Corintios nos habla San Pablo de esa transformación física que ha sido prometida para todos los creyentes en Cristo. Veamos aquí en Filipenses, capítulo 3, verso 20 al 21 lo que es dicho por San Pablo o por el Espíritu Santo a través de San Pablo; porque así como los Profetas del Antiguo Testamento hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo, lo cual significa que fue el Espíritu Santo hablando a través de ellos, en el Nuevo Testamento los Apóstoles y Mensajeros de Dios han hablado siendo inspirados por el Espíritu Santo. Por consiguiente ha sido el Espíritu Santo hablando a través de los Profetas y diferentes Mensajeros que Cristo ha enviado a Su Iglesia. Ahora, veamos lo que el Espíritu Santo dijo a través de San Pablo en Filipenses, capítulo 3, verso 20 al 21. “*Mas nuestra ciudadanía está en los cielos.”* Somos ciudadanos celestiales, todos los nacidos de nuevo que son los creyentes en Cristo, tienen una ciudadanía celestial porque el nuevo nacimiento es del Cielo, así como tenemos una ciudadanía terrenal: la ciudadanía del país donde hemos nacido: “*Mas nuestra ciudadanía está en los cielos.”* Esta es nuestra ciudadanía como creyentes en Cristo nacidos de nuevo: “*...de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo.”* Nuestra ciudadanía es celestial, de la Nueva Jerusalén, allá está escrito nuestro nombre en el Libro de la Vida del Cordero, que es el Libro de los Siete Sellos de Apocalipsis, capítulo 5: “*...el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya.”* La Segunda Venida de Cristo, es para resucitar a los muertos creyentes en Él en cuerpos glorificados y transformar a todos los creyentes en Cristo nacidos que nuevo que estarán vivos físicamente en esta Tierra. O sea, que hay un Programa Divino para ser cumplido en la Segunda Venida de Cristo, en donde Él vendrá como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo, donde reclamará a todos los que Él ha redimido con Su Sangre preciosa. **¿Y con qué poder nos va a transformar?** Cristo dijo: “Todo poder me es dado en el Cielo y en la Tierra.” Eso está en San Mateo, capítulo 28, versos 16 al 20. Por lo tanto, Él tiene todo el poder de Dios. Todo el poder de Dios es manifestado a través de Jesucristo. Dios creó todas las cosas a través de Jesucristo. Dios habló, habla y hablará en el futuro a través de Jesucristo. Y Jesucristo en Espíritu Santo ha estado en medio de Su Iglesia, hablándole a Su Iglesia y llamando y juntando a todos Sus escogidos a través de estos dos mil años que han transcurrido de Cristo hacia acá. Y todavía está hablándonos en este tiempo final, y está llamando y juntando Sus últimos escogidos para completar Su Iglesia y entonces levantarse del Trono del Padre, donde Él está como Sumo Sacerdote haciendo intercesión con Su propia Sangre por cada persona que lo recibe como su único y suficiente Salvador. Esas personas tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, esas personas son las ovejas del Padre que han sido dadas a Jesucristo para que les dé Vida eterna. Yo soy uno de esas ovejas. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también. Él dijo: “Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen.” Por esa causa es que hemos escuchado la Voz de Cristo y lo hemos seguido, y Cristo dijo: “Y Yo les doy Vida eterna.” Es Vida eterna lo que Cristo da a toda persona que lo recibe como su único y suficiente Salvador, porque esa persona tiene el deseo, el anhelo de vivir eternamente, su nombre está escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo. Por lo tanto, esas personas tienen el deseo de vivir eternamente, y por esa causa reciben a Cristo como su único y suficiente Salvador, porque Dios nos ha dado Vida eterna, y esta Vida eterna ¿dónde está? En Jesucristo, Dios nos ha dado Vida eterna, y esta vida está en Su Hijo. La Vida eterna está en Jesucristo, eso está en Primera de Juan, capítulo 5, versos 10 en adelante: “*El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo.* *Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo.”* ¿Ven? Toda persona que desea vivir eternamente, necesita saber dónde está la Vida eterna para que pueda vivir eternamente. La Vida eterna está en Jesucristo. Por eso Jesucristo dijo: “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.” Y nos dijo: “El que cree en mí como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de Agua viva, esto dijo del Espíritu Santo que habían de recibir los que creyeran en Él.” Los que creyesen en Él recibirían el Espíritu Santo y recibirían ese río de Agua viva y obtendrían la Vida eterna. Eso está en San Juan, capítulo 7, versos 37 al 39 (capítulo 7, versos 37 al 39 de San Juan). Y ahora, en el Apocalipsis, que es el último libro de la Biblia, nos habla en el capítulo 21 del Apocalipsis, verso 5 al 7: “*Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas.”* Por eso es que nos va a dar un cuerpo nuevo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado como Su cuerpo glorificado, porque Cristo hace nuevas todas las cosas; y hará también un mundo nuevo y un Reino nuevo será establecido en la Tierra, ese es el Reino de Jesucristo. “*Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas.* *Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin.”* **¿Quién es el Alfa y Omega? ¿Quién es el principio y el fin?** Nuestro amado Señor Jesucristo. “*Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.”* La Fuente del Agua de la Vida es Jesucristo, Él es la Roca de salvación, y el Agua de la Vida es el Espíritu Santo. Por eso a la mujer samaritana Cristo le habló del Agua de Vida que Él le daría. Vean ustedes (luego continuamos esta Escritura) en el capítulo 4 del Evangelio según San Juan, verso 14, dice: “*Mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.”* Es una fuente de Agua que salta para Vida eterna, y por consiguiente la persona obtiene la Vida eterna al tomar de la Fuente del Agua de la Vida eterna. No hay otra forma en que el ser humano pueda obtener la Vida eterna, solamente es a través de la Fuente del Agua de la Vida eterna, y Cristo es la Fuente del Agua de la Vida eterna, Cristo es la Fuente del Espíritu Santo. Por lo tanto, para toda persona que recibe a Cristo como su Salvador, y es bautizado en agua en Su Nombre, obtiene el perdón de sus pecados, es limpio de todo pecado con la Sangre de Jesucristo, y Cristo lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y persona obtiene la Vida eterna, esa es la forma para la persona obtener la Vida eterna. **¿Quiénes obtendrán la Vida eterna?** Todas las personas escritas en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, todas las ovejas del Padre que han sido dadas a Cristo para que les dé Vida eterna; esas son las personas que nacen en este planeta Tierra y tienen el deseo de vivir eternamente, y por consiguiente obtienen la Vida eterna a través de Jesucristo nuestro Salvador. Ahora, continuamos leyendo en Apocalipsis, capítulo 21, verso 7: “*El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo.”* Esa es la promesa para mí. ¿Y para quién más? Para cada uno de ustedes también que están presentes, y ustedes que están a través de internet o del satélite o de la televisión, o leen esta conferencia que hemos estado dictando o que estamos dictando en esta ocasión. Continuamos leyendo en Apocalipsis, capítulo 22, verso 16 al 17, donde dice: “*Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana.”* Ahora, vean ustedes, Jesucristo es la Raíz y el Linaje de David, y también Jesucristo es la Estrella resplandeciente de la mañana; no es que sea una estrella literal, sino que es Cristo el que nos alumbra *aca* el alma, Él dijo: “Yo Soy la Luz del mundo, el que me sigue no andará en tinieblas, mas tendrá la Luz de la Vida.” Y Jesucristo siendo la Luz del mundo, Él es el Sol de Justicia, y Él también es la Estrella Resplandeciente de la Mañana. Cuando nos habla de la Estrella resplandeciente de la mañana, nos está hablando de un hombre: Jesucristo. Y Cristo mismo dijo en Apocalipsis, capítulo 2, verso 28: “*...y le daré la estrella de la mañana.”* ¿A quién? Al Vencedor, el Vencedor tiene la promesa de recibir la Estrella de la Mañana. Vean ustedes: “*...y le daré la estrella de la mañana.”* O sea, que el Vencedor en el Día Postrero recibirá a Cristo, recibe a Cristo en Espíritu Santo, y después recibirá a Cristo en Su Segunda Venida, porque Cristo es la Estrella Resplandeciente de la Mañana. Y ahora, continuamos leyendo aquí en el verso 17 del capítulo 22 del Apocalipsis: “*Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven.”* O sea, el Espíritu Santo en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo hablando, y lo que habla el Espíritu Santo luego lo repite la Iglesia del Señor Jesucristo, lo dice también la Iglesia del Señor Jesucristo. O sea, que la Iglesia del Señor Jesucristo tiene el mismo mensaje y predica el mismo Mensaje que el Espíritu Santo da de parte de Dios a la Iglesia del Señor Jesucristo: “*Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven.”* O sea, que el Espíritu Santo y la Iglesia del Señor Jesucristo extienden la invitación a todos los seres humanos. El Espíritu Santo es el que trae el Mensaje de parte de Dios, lo trae a la Iglesia de Jesucristo, y la Iglesia del Señor Jesucristo, llena del Espíritu Santo, lo lleva a todos los seres humanos, para que así tengan la oportunidad los seres humanos de venir. La invitación es: “Venir,” venir a Cristo: “*Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.”* **¿A dónde tiene que venir la persona?** Tiene que venir a Cristo, que es la Fuente del Agua de la Vida eterna, para tomar del Agua de la Vida gratuitamente y obtener la Vida eterna, y así confirmar su lugar en la Vida eterna para vivir eternamente con Cristo en Su Reino. Por lo tanto, todo esto es bajo el avivamiento que Dios por medio de Su Espíritu Santo da a Su Iglesia y a todo creyente en Cristo en Su Iglesia. Ha dado un avivamiento espiritual de edad en edad; y ha dado el avivamiento espiritual dispensacional bajo la Dispensación de la Gracia, en donde se ha estado llevando a cabo, cumpliendo el Día de Salvación, el Día aceptable o Tiempo aceptable delante del Señor. El Tiempo en que Dios acepta a toda persona que recibe a Cristo como su único y suficiente Salvador, este es el Tiempo aceptable: la Dispensación de la Gracia, que ya lleva dos mil años de Cristo hacia acá, pero que en algún momento va a terminar la Dispensación de la Gracia, pero la Dispensación del Reino continuará el Programa Divino. Dios continuará en la Dispensación del Reino Su Programa. En este tiempo la Dispensación del Reino se está entrelazando con la Dispensación de la Gracia; pero todavía está la Dispensación de la Gracia vigente y la Dispensación del Reino se está entrelazando. Como hubo un entrelace en los días de Juan el Bautista y de Jesús, en donde se estaba entrelazando la Dispensación de la Gracia con la Dispensación de la Ley, allí hubo un entrelace dispensacional. Y en este tiempo hay un entrelace dispensacional también. Y ahora, en este tiempo es que Dios nos está dando la Lluvia Tardía juntamente con la Lluvia Temprana, ambas lluvias están cayendo sobre la Iglesia del Señor Jesucristo. La Lluvia Temprana que gira alrededor de la Primera Venida de Cristo para llamar y juntar a todos los hijos e hijas de Dios del Día Postrero, y colocarlos en la Iglesia del Señor Jesucristo, produciendo Cristo el nuevo nacimiento en todas esas personas que lo reciben como su único y suficiente Salvador, y son bautizadas en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Para esas personas la Lluvia Temprana le trae esa bendición para todos los escogidos de Dios de este tiempo final. Y luego la Lluvia Tardía de la Enseñanza de la Segunda Venida de Cristo trae la bendición prometida para este tiempo final, prepara al pueblo para recibir la transformación física y para ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Sin la Lluvia Tardía no habrá transformación y Rapto para ninguna persona; se requiere la Lluvia Tardía de la Enseñanza de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo. Así como es con la Lluvia Temprana para la transformación interior, para obtener el nuevo nacimiento. Ahora, hemos estado viendo que bajo la Dispensación de la Gracia la Iglesia ha estado pasando por diferentes etapas, en donde ha tenido un avivamiento en cada edad, y también un avivamiento dispensacional: el avivamiento de la \*Dispensación del Reino. Y para este tiempo final la Iglesia del Señor Jesucristo tendría el avivamiento de la Dispensación de la Gracia y el avivamiento de la Dispensación del Reino, todo esto corresponde a la Edad de la Piedra Angular, para este tiempo final, que es el tiempo señalado como el Día Postrero. El Día Postrero es el Séptimo Milenio de Adán hacia acá, el cual también es el Tercer Milenio de Cristo hacia acá. Para el Tercer Milenio de Cristo hacia acá, el pueblo hebreo también tiene una promesa. Recuerden que los días postreros son los tres milenios postreros. “Porque un día delante del Señor es como mil años, y mil años como un día.” Por esa causa San Pedro en el libro de los Hechos el Día de Pentecostés dijo que Dios había prometido derramar de Su Espíritu Santo sobre toda carne en los días postreros. Y el Día de Pentecostés Dios derramó de Su Espíritu Santo sobre ciento veinte creyentes en Cristo, y luego sobre tres mil personas aproximadamente que creyeron en Cristo y fueron bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Miren ustedes aquí en el libro de los Hechos, capítulo 2, versos 15 en adelante, dice San Pedro lleno del Espíritu Santo: “*Porque éstos no están ebrios, como vosotros suponéis, puesto que es la hora tercera del día.”* O sea, que era por la mañana: “*Mas esto es lo dicho por el profeta Joel:* *Y en los postreros días, dice Dios,* *Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne,* *Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán;* *Vuestros jóvenes verán visiones,* *Y vuestros ancianos soñarán sueños;* *Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días* *Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.”* **¿Para qué días Dios prometió derramar de Su Espíritu Santo?** Para los Días Postreros. Y desde el Día de Pentecostés Dios comenzó a derramar de Su Espíritu Santo sobre toda carne, o sea, sobre toda persona, sobre todo ser humano que recibe a Cristo como su único y suficiente Salvador. No es para toda persona que no haya recibido a Cristo, es para toda persona que recibe a Cristo como su único y suficiente Salvador. “*Y daré prodigios arriba en el cielo,* *Y señales abajo en la tierra,* *Sangre y fuego y vapor de humo;* *El sol se convertirá en tinieblas,* *Y la luna en sangre,* *Antes que venga el día del Señor,* *Grande y manifiesto;* *Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.”* Por lo tanto, toda persona que escucha la predicación del Evangelio de Cristo, e invoca el Nombre del Señor Jesucristo dando testimonio público de su fe en Cristo, y lo recibe como su único y suficiente Salvador, y es bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, donde se invoca el Nombre del Señor Jesucristo sobre la persona por el ministro que lo bautiza, Dios bautiza a esa persona con Espíritu Santo y Fuego y produce en esa persona el nuevo nacimiento, esa persona ha obtenido la salvación y Vida eterna, porque ha invocado el Nombre del Señor y ha obtenido la salvación de su alma, y por consiguiente vivirá eternamente con Jesucristo en Su Reino eterno. En el libro de los Hechos, capítulo 2, verso 37 en adelante, dice: “*Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?* *Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.”* Jesucristo ordenó a Sus discípulos a predicar en Su Nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados. San Lucas, capítulo 24, versos 41 al 48, y también les dijo: “*Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.* *El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”* (San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16). Por lo tanto, es un asunto de salvación y Vida eterna escuchar la predicación del Evangelio de Cristo, creer en Cristo, recibirlo como nuestro único y suficiente Salvador y ser bautizado en agua en Su Nombre, y Él nos bautiza con Espíritu Santo y Fuego y obtenemos el nuevo nacimiento, nacemos a la Vida eterna en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador. Esto es para los días postreros, para los días postreros el que invocare el Nombre del Señor será salvo, y los días postreros comenzaron cuando Jesucristo estuvo sobre la Tierra. Por eso San Pablo en su carta a los Hebreos nos dice en la misma forma que Pedro. Pedro dice que para los Días Postreros Dios derramaría de Su Espíritu sobre toda carne. Está mostrando allí que ya estaban viviendo en los Días Postreros, porque los días postreros son quinto milenio, sexto milenio y séptimo milenio, esos son los Día Postreros delante de Dios que para los seres humanos son los milenios postreros, los últimos tres milenios. Y ahora, veamos lo que San Pablo dice en Hebreos, capítulo 1, verso 1 al 3: “*Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,...”* Vean la forma en que Dios habló al pueblo hebreo: a través de los Profetas. Fue Dios por medio de Su Espíritu Santo manifestado en los Profetas del Antiguo Testamento hablando a través de ellos al pueblo hebreo. “*...en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo.”* Cuando Jesucristo estaba en la Tierra en carne humana (cuando tenía de 3 a 7 años de edad) comenzó el quinto milenio, y por consiguiente comenzaron los Días Postreros delante de Dios, porque los Días Postreros delante de Dios son los milenios postreros, que son quinto milenio, sexto milenio y séptimo milenio. Por consiguiente los Días Postreros comenzaron cuando Jesús tenía de 3 a 7 años de edad, y ya han transcurrido delante de Dios dos días de los Días Postreros, los Días Postreros son tres y ya han transcurrido dos y nos queda solamente uno, el último de los Días Postreros delante de Dios, que es el séptimo milenio de Adán hacia acá o tercer milenio de Cristo hacia acá. Veamos lo que nos dice, aquí nos dijo San Pablo: “En estos postreros días nos ha hablado por el Hijo (o sea, por Jesucristo).” San Pablo da testimonio que los días en que Jesús estaba en la Tierra eran los Días Postreros ya, y todavía estamos en los Días Postreros. Por lo tanto, todavía Dios ha está derramando de Su Espíritu Santo sobre toda carne, sobre toda persona que recibe a Cristo como su único y suficiente Salvador, todavía Dios está dando Vida eterna a todo aquel que invocare el Nombre del Señor. En Oseas, capítulo 6, verso 1 al 3 el Espíritu Santo dice a través del Profeta Oseas: “*Venid y volvamos a Jehová; porque él arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará.* *Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él.”* Estos tres días... ¿ven? Dice: “Después de dos días nos dará vida.” Para el pueblo hebreo, después de la Dispensación de la Gracia o al final de la Dispensación de la Gracia, después de dos mil años Dios le dará vida al pueblo hebreo, a ciento cuarenta y cuatro mil hebreos, a los cuales llamará y juntará en el Día Postrero. Vean, después de dos días, después de dos mil años. Dos días delante de Dios son dos mil años para los seres humanos. Dice: “*Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará,* *y viviremos delante de él.”* En el tercer día de los Días Postreros, el tercer día es el último de los Días Postreros, el tercer día es el Día Postrero, el séptimo milenio de Adán hacia acá o tercer milenio de Cristo hacia acá, y ya hemos entrado a ese Día Postrero delante de Dios, que es el séptimo milenio de Adán hacia acá o tercer milenio de Cristo hacia acá. Conforme al calendario gregoriano ya estamos dentro del Día Postrero, del tercer milenio de Cristo hacia acá y ya estamos a cinco, cinco años ya tenemos dentro del tercer milenio, pues estamos en el 2005. ¿Ven? Ya han transcurrido dos mil años, y ya comenzamos a vivir el tercer milenio de Cristo hacia acá. Por lo tanto, ya estamos dentro del Día Postrero delante de Dios, en donde Dios le dará la vida al pueblo hebreo;pero primero tiene que completar Su Iglesia llamando y juntando a Sus últimos escogidos que estarán viviendo en el planeta Tierra en este tiempo final, y los llama y los junta con la gran Voz de Trompeta del Evangelio de la Gracia y la gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino. Esto es con la Lluvia Tardía y con la Lluvia Temprana, por lo tanto, este es el tiempo en que Dios le dará la vida al pueblo hebreo, a ciento cuarenta y cuatro mil hebreos; y este es el tiempo en que también nos dará Vida eterna física a nosotros los que vivimos y hemos recibido a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador. Y Él nos ha dado Vida eterna, tenemos Vida eterna espiritual, pero necesitamos la Vida eterna física en un cuerpo físico, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, y Él lo ha prometido; por lo tanto Él nos dará la Vida eterna física en el Día Postrero, que es el tercer milenio de Cristo hacia acá o séptimo milenio de Adán hacia acá. Ahora, ¿en qué año del séptimo milenio de Adán hacia acá o tercer milenio de Cristo hacia acá nos va a dar la Vida eterna física? No sabemos, pero una cosa sí sabemos, cuando sea completada la Iglesia de Jesucristo entonces Cristo se levantará del Trono del Padre, tomará el Título de Propiedad y hará Su Obra de Reclamo como el León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo y resucitará a los muertos creyentes en Él, y a nosotros los que vivimos nos transformará, y entonces seremos inmortales, eternos físicamente también, seremos a imagen y semejanza de Jesucristo nuestro Salvador. Por lo tanto, todo esto corresponde al avivamiento del Día Postrero, todo esto será cumplido en el Avivamiento del Día Postrero que tendrá la Iglesia del Señor Jesucristo. El Reverendo William Branham dijo que siempre que Dios va a enviar un avivamiento envía un Profeta, y antes de enviar a ese Profeta lo prepara, y luego lo envía con Su Mensaje, y él da ese Mensaje y comienza Dios a producir el avivamiento correspondiente a ese tiempo. Por lo tanto, para este tiempo final tenemos la promesa de un avivamiento, en donde Cristo estará dándonos grandes bendiciones del Cielo, estará llamando y juntando a Sus últimos escogidos, y estará preparándonos para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Él nos va a dar Vida eterna física como nos ha dado Vida eterna espiritual, por lo tanto, estamos esperando que de un momento a otro se complete la Iglesia del Señor Jesucristo, Cristo está llamando y juntando Sus últimos escogidos en este tiempo final, y pronto va a completar Su Redil, Su Rebaño, va a completarse Su Iglesia y luego Cristo completará Su Obra de Intercesión como Sumo Sacerdote en el Cielo, y se levantará del Trono del Padre y de ahí en adelante ya no habrá más oportunidad para los seres humanos (de salvación), ya habrán recibido a Cristo los que lo iban a recibir e iban a recibir el nuevo nacimiento, ya estarán dentro del Reino de Cristo todos los escogidos de Dios. Esto lo mostró Cristo en la parábola de las diez vírgenes. Encontramos que cuando las vírgenes insensatas fueron a comprar aceite, las vírgenes prudentes entraron con Cristo a las Bodas y se cerró la puerta. Algún día la Puerta de la Dispensación de la Gracia se cerrará, y luego ninguna otra persona podrá entrar al Cuerpo Místico de Cristo, ninguna otra persona podrá entrar al Reino de Dios, ya habrán nacido de nuevo del Agua y del Espíritu todos los que iban a nacer del Agua y del Espíritu e iban a entrar al Reino de Dios. Eso de las vírgenes está en San Mateo, capítulo 25, versos 1 al 13; y ahí está señalado que la Puerta se va a cerrar cuando hayan entrado todas las vírgenes prudentes a la Cena, para las Bodas del Cordero. También encontramos en San Lucas... Recuerden que todas las personas que reciben a Cristo como Salvador, son bautizadas en agua en Su Nombre y Cristo los bautiza con Espíritu Santo y Fuego, entran al Reino de Dios, y por consiguiente entran con Cristo a las Bodas. Y ahora, son bienaventurados los que son invitados a la Cena de las Bodas del Cordero. Y ahora, en San Lucas, capítulo 13, versos 24 al 27, dice: “*Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán.”* La Puerta estrecha es Cristo. En San Juan, capítulo 10, verso 9, Cristo dice: “*Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo.”* El que entra por Cristo entra a la Vida eterna, es salvo, obtiene la salvación y Vida eterna, entra al Reino de Dios, Él es la Puerta del Reino de Dios. En San Mateo, capítulo 7, versos 13 al 14, dice Cristo: “*Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella;* *porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.”* Podemos ver que siempre la recomendación de Cristo es que entremos por la Puerta angosta y caminemos por el Camino angosto. Cristo es la Puerta estrecha y Cristo es el Camino estrecho. Cristo dijo en San Juan, capítulo 14, verso 6: “*Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.”* ¿Ven? Para llegar al Padre uno tiene que llegar por el Camino al Padre, al Cielo, a la Vida eterna, que es Jesucristo nuestro Salvador. Sigue diciendo Cristo: “*Después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos , él respondiendo os dirá: No sé de dónde sois.”* (San Lucas, capítulo 13, verso 25; estamos continuando aquí). Ahí podemos ver que algún día se va a cerrar la Puerta de la salvación y Vida eterna. Cuando Cristo se levante del Trono del Padre se habrá cerrado la Puerta de salvación, de ahí en adelante la humanidad tendrá que atenerse a los juicios divinos que han de venir todos los que no recibieron a Cristo, se le habrá hecho demasiado de tarde para recibir a Cristo. Pero los que ya lo han recibido para ese tiempo tendrán la bendición de la transformación de sus cuerpos para ser a imagen y semejanza de Jesucristo, y los muertos en Cristo resucitarán en cuerpos glorificados iguales al cuerpo de Jesucristo, y entonces seremos jóvenes para toda la eternidad, cuerpos jóvenes, eternos, inmortales y glorificados como el cuerpo eterno y glorificado de Jesucristo nuestro Salvador. De ahí en adelante no habrá muerte para los escogidos de Dios, para los miembros de la Iglesia de Jesucristo, habrá un grupo de escogidos que estará viviendo en la Tierra que no verán muerte sino que serán transformados. Yo soy uno de ellos. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también. Los que van a ser transformados no serán aquellos que les importará lo mismo ser transformados o morir, sino que serán aquellos que tendrán el deseo de ser transformados y vivir eternamente (físicamente), tendrán el deseo, el anhelo, la esperanza y la fe de ser transformados estando vivos. ¿Ven? Tendrán ese deseo y tendrán esa fe, porque la fe gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo para estar transformados. Por lo tanto, tendrán la revelación de la Segunda Venida de Cristo, la revelación del Séptimo Sello, porque estarán escuchando la Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino, revelando el misterio del Séptimo Sello, revelando el misterio de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo. Así como por medio del Evangelio de la Gracia es revelado el misterio de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, por medio del Evangelio del Reino es revelado el misterio de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo. Bajo la predicación del Evangelio de la Gracia y del Evangelio del Reino, que es bajo la Lluvia Tardía y la Lluvia Temprana cayendo sobre la Iglesia de Jesucristo en este Día Postrero, la Iglesia del Señor Jesucristo recibe el Avivamiento del Día Postrero, ese es el avivamiento bajo el cual está la Iglesia del Señor Jesucristo en este Día Postrero y cada miembro de la Iglesia del Señor Jesucristo; bajo ese avivamiento es que yo estoy ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también. “**EL AVIVAMIENTO DEL DÍA POSTRERO.”** Hemos visto que ese avivamiento del Día Postrero está prometido, y ese es el avivamiento que Él está dándonos en este tiempo final, y luego le dará ese avivamiento a ciento cuarenta y cuatro mil hebreos. Vean ustedes, en Oseas, capítulo 6, vamos a continuar leyendo este pasaje: “*Nos dará vida después de dos días* (verso 2)*; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él.* *Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová; como el alba está dispuesta su salida, y vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la tierra.”* Como la Lluvia Temprana y Tardía, como la Lluvia Tardía y Temprana está prometida la Venida del Señor al pueblo hebreo, o sea, vendrá para el pueblo hebreo con la Lluvia Tardía del Evangelio del Reino y con la Lluvia Temprana del Evangelio de la Gracia. Por esa causa es que los predicadores de la Dispensación de la Gracia, desde San Pedro en adelante, han tratado de convertir el pueblo hebreo a Cristo y el pueblo hebreo como nación no ha podido ser convertido a Cristo, ¿por qué? Porque de Pedro en adelante se ha estado predicando el Evangelio de la Gracia, y esa es la Lluvia Temprana, y la promesa es que el pueblo hebreo va a ser restaurado, va a ser resucitado como nación cuando venga Cristo con la Lluvia Tardía y Temprana, o sea, con el Evangelio del Reino que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo y con el Evangelio de la Gracia que gira alrededor de la Primera Venida de Cristo. Y ningún predicador en la historia de la raza humana y de la Iglesia del Señor Jesucristo ha traído al pueblo hebreo la Lluvia Temprana y la Lluvia Tardía a la misma vez. Para este tiempo final es que tenemos la promesa que aparecerá un Profeta dispensacional donde estará el Espíritu Santo, y por consiguiente será el Ángel que sube de donde nace el sol y viene con el Sello del Dios Vivo, viene con el Espíritu Santo para llamar y juntar ciento cuarenta y cuatro mil hebreos conforme a Apocalipsis, capítulo 7, verso 2 en adelante, y Apocalipsis, capítulo 14 aparece ahí ya grupo de hebreos recogidos y sellados en sus frentes con el Sello del Dios Vivo. Por lo tanto, esa promesa va a ser cumplida con el pueblo hebreo, con ciento cuarenta y cuatro mil hebreos, doce mil de cada tribu luego que la Iglesia de Jesucristo sea completada. Ahora, podemos ver que hay grandes bendiciones para el pueblo hebreo. Y para la Iglesia del Señor Jesucristo están las bendiciones mayores. Por lo tanto, es para este tiempo final que esta bendición de la Lluvia Tardía y Temprana estará siendo derramada sobre la Iglesia de Jesucristo y después sobre el pueblo hebreo, o sea, que el Espíritu Santo estará en un Profeta dispensacional predicando (el Espíritu Santo) el Evangelio de la Gracia y el Evangelio del Reino. Será la primera ocasión y única ocasión en que Jesucristo enviará a Su Iglesia un Profeta dispensacional, y por consiguiente tendrá un doble ministerio, tendrá el Sello del Dios Vivo, el Espíritu Santo operando los ministerios de Moisés y Elías, que son los ministerios de los Dos Olivos de Apocalipsis, capítulo 11, verso 3 en adelante, y Zacarías, capítulo 4, verso 1 al 14. Los ministerios de los Dos Ungidos estarán manifestados en ese Ángel que sube de donde nace el sol con el Sello del Dios Vivo en Apocalipsis, capítulo 7, verso 2 en adelante; y por medio de ese Mensajero Cristo estará manifestándose en Espíritu Santo y estará llamando y juntando Sus últimos escogidos en Su Iglesia, y luego llamará ciento cuarenta y cuatro mil hebreos. Todo esto está bajo el Avivamiento del Día Postrero; y ya estamos en el Día Postrero, y ya estamos en el Avivamiento del Día Postrero, y ya estamos en la etapa de la Edad de la Piedra Angular, la etapa del Amor Divino, la etapa en que Cristo nos prepara para ser transformados y llevados con Él a la Cena de las Bodas del Cordero, la etapa donde también está llamando y juntando a Sus últimos escogidos. Por lo tanto, estando bajo el Avivamiento del Día Postrero estamos recibiendo las bendiciones espirituales y bendiciones materiales también, y recibiremos la bendición física de la transformación de nuestro cuerpo, y los muertos en Cristo recibirán la bendición física de la resurrección en cuerpos glorificados. Estamos viviendo en el tiempo de la Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino y la Gran Voz de Trompeta del Evangelio de la Gracia. Esto es la Gran Voz de Trompeta del Jubileo, del Jubileo de la Dispensación de la Gracia y del Jubileo de la Dispensación del Reino. Estamos viviendo en el tiempo más glorioso de todos los tiempos, y estamos viviendo en el Avivamiento del Día Postrero. Y cada día Cristo nos da más bendiciones y continuará en forma progresiva dándonos más y más bendiciones, hasta que seamos transformados y nos vayamos con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Estas bendiciones son para todas las personas que han recibido a Cristo como su único y suficiente Salvador, por lo tanto estas bendiciones son para mí. ¿Y para quién más? Para cada uno de ustedes también, para todas las personas que desean, que anhelan vivir eternamente con Jesucristo en Su Reino eterno. Si hay alguna persona que todavía no ha recibido a Cristo como su Salvador no tiene Vida eterna, pero si en su alma está el deseo de vivir eternamente, en estos momentos ha estado escuchando la predicación del Evangelio de Cristo, y la fe de Cristo ha nacido en vuestro corazón, por consiguiente con el corazón usted está creyendo en Cristo, porque la fe viene por el oír la Palabra de Dios, el Evangelio de Cristo y con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Por lo tanto, le corresponde ahora la oportunidad de dar testimonio público de su fe en Cristo recibiéndolo como su único y suficiente Salvador, para recibir de parte de Cristo la salvación y Vida eterna, y tener la esperanza de vivir eternamente con Jesucristo en Su Reino eterno, para lo cual daremos unos minutos para que usted pueda venir a los Pies de Cristo en esta ocasión y dar testimonio público de su fe en Cristo recibiéndole como su único y suficiente Salvador. Usted anhela, desea vivir eternamente y ya ha escuchado dónde está la Vida eterna: está en Jesucristo. Para recibir la Vida eterna hay que recibir al que tiene Vida eterna: a Jesucristo como vuestro único y suficiente Salvador. Vamos a dar unos minutos en lo que vienen a los pies de Cristo las personas que anhelan vivir eternamente. También los que están a través de internet o a través del satélite, o de la televisión, o de la radio, pueden en estos momentos recibir a Cristo como vuestro único y suficiente Salvador, pueden dar testimonio público de su fe en Cristo recibiéndole como su Salvador. Así que pueden pasar al frente para recibir a Cristo como su Salvador, para dar testimonio público de su fe en Cristo, tanto los que están aquí presentes como los que están en otras naciones: allá en Cayey, Puerto Rico, también en Venezuela, también en República Dominicana y en los demás países del Caribe, y también los que están en Colombia, los que están en el Ecuador, los que están en el Perú, los que están en Paraguay, los que están en Bolivia, los que están en Chile, los que están en la Argentina, los que están en Uruguay, y los que están en los diferentes ciudades y lugares del Brasil escuchando y viendo esta actividad, y los que están en Norteamérica, los que están en Europa, los que están en el África y los que están en diferentes naciones pueden en estos momentos dar testimonio público de su fe en Cristo recibiéndole como su único y suficiente Salvador, para lo cual pueden pasar al frente, también allá en los países donde ustedes se encuentran para que queden incluidos en esta oración que haré por todos los que están aquí presentes, para que así Cristo les reciba en Su Reino, les perdone y con Su Sangre les limpie de todo pecado. Pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo para recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador los que están aquí presentes y los que están en otras naciones viendo y escuchando la predicación del Evangelio del Reino en estos momentos. Vamos a dar unos minutos en lo que llegan todos los que han escuchado la predicación del Evangelio de Cristo y ha nacido la fe de Cristo en su alma. Cristo dijo: “Nadie puede venir a mí si el Padre que me envió no le trae.” Por lo tanto, es un asunto entre usted y Dios. “Si oyes hoy Su Voz, no endurezcas tu corazón.” Hebreos, capítulo 3, verso 7; y Hebreos, capítulo 4, verso 7, ahí lo dice San Pablo. Es un asunto de escuchar la Voz de Dios, abrir nuestro corazón, creer de todo corazón en Cristo y dar testimonio público de nuestra fe en Cristo recibiéndole como nuestro único y suficiente Salvador. Usted no sabe cuántos días, semanas, meses o años ha de vivir en la Tierra, usted no sabe cuándo le llegará el fin de su cuerpo físico, por lo tanto conviene asegurar nuestro futuro eterno con Jesucristo en Su Reino eterno, porque después cuando termina su vida terrenal en el cuerpo físico, ya no hay oportunidad para el ser humano recibir a Cristo. Si no lo recibió cuando estuvo viviendo en la Tierra después ya no tiene más oportunidad; por eso es que se predica el Evangelio de Cristo en el planeta Tierra a toda criatura. Cristo dijo: “*Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.* *El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”* (San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16). Tan simple como eso. Es un asunto de fe en Cristo para obtener la Vida eterna. Dios nos ha dado Vida eterna, y esta vida está en Su Hijo, en Jesucristo. No hay otra forma en que podamos recibir la Vida eterna. San Pedro en el libro de los Hechos, capítulo 4, verso 12, dice: “*Porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.”* No hay otro nombre. Por lo tanto, no hay otra persona que le pueda dar a usted la salvación y Vida eterna, solamente hay uno y Su Nombre es Señor Jesucristo. Por eso se predica la salvación y Vida eterna en el Nombre del Señor Jesucristo, para que las personas crean en Cristo y lo reciban como su único y suficiente Salvador y aseguren su futuro eterno con Jesucristo en Su Reino eterno. Queremos vivir eternamente, y ya sabemos cómo asegurar nuestro futuro eterno en la Vida eterna: con Jesucristo nuestro Salvador. Vamos a estar puestos en pie, todavía pueden continuar viniendo las personas que han escuchado y han creído de todo corazón en Cristo, y no habían recibido a Cristo para que así puedan en estos momentos recibir a Cristo como vuestro único y suficiente Salvador, y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Es un asunto de Vida eterna recibir a Cristo como nuestro Salvador. No hay otra persona que nos pueda dar la Vida eterna, solamente hay uno y ese es nuestro amado Señor Jesucristo. Lo más importante es la Vida eterna. Y la decisión más importante que la persona hace en su vida es una sola: recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador. Esa es la decisión que coloca al ser humano en la Vida eterna con Jesucristo en Su Reino eterno. Cualquier otra decisión que el ser humano hace no lo coloca en la Vida eterna, solamente la decisión de recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador. Vamos ya a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo dando testimonio público de su fe en Cristo. Vamos a levantar nuestras manos al Cielo... Si todavía falta alguna persona, puede venir, Cristo le llama para darle la Vida eterna, ninguna persona le puede dar la Vida eterna, usted no puede ir a otra persona para que le de la Vida eterna, solamente a Jesucristo. Asegure su futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno. Vamos a levantar nuestras manos a Cristo, vamos a cerrar nuestros ojos y vamos a orar. Repitan conmigo esta oración: ***Señor Jesucristo, vengo a Ti reconociendo que Tú eres el único Salvador, he escuchado la predicación de Tu Evangelio, y he creído en Ti, ha nacido Tu fe en mí; creo en Ti de todo corazón, creo en Tu Primera Venida, creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de la Expiación por mis pecados y doy testimonio público de mi fe en Ti, y Te recibo como mi único y suficiente Salvador.*** ***Señor Jesucristo, en Tus manos encomiendo mi alma; salva mi alma, Señor Jesucristo, Te lo ruego. Perdona mis pecados y con Tu Sangre límpiame de todo pecado, y bautizame con Espíritu Santo y Fuego, luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre. Te ruego produzcas en mí el nuevo nacimiento. Quiero nacer en Tu Reino eterno, quiero nacer a la Vida eterna, quiero vivir contigo por toda la eternidad. En Tus manos encomiendo mi alma. Salva mi alma, Señor Jesucristo, Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén y amén.*** Y todos decimos: **¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén y amén.** Cristo les ha recibido en Su Reino a todos ustedes que están aquí presentes y a los que están a través de internet y a través del satélite y a través de la televisión. Y ahora, por cuanto ustedes han creído de todo corazón en Cristo, Cristo les ha recibido a ustedes. Él dijo: “*Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.* *El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”* Ustedes han creído de todo corazón, y ustedes me dirán: “Pero todavía me falta ser bautizado en agua en Su Nombre. ¿Cuándo me pueden bautizar en agua en el Nombre del Señor Jesucristo? Quiero cumplir todo el mandato de Cristo.” Por cuanto ustedes han creído de todo corazón, bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo hoy mismo, tanto ustedes que están aquí presentes en Goiânia, Goiás, República del Brasil, como también los que están en otras naciones a través de internet, del satélite o de televisión. Pregunto al Reverendo Salomón Cunha si hay agua aquí y bautisterios. Él me dice que hay aquí agua, bautisterios. ¿Hay ropas bautismales también? También hay ropas bautismales, para que ustedes se cambien de ropa, se coloquen las ropas bautismales y sean bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. ¿Hay lugares dónde cambiarse de ropa también? Hay también lugar donde cambiarse de ropas. ¿Y personas que les ayudarán y cuidarán de sus ropas también? También hay personas que les ayudarán y también cuidarán de vuestras ropas en lo que ustedes son bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. ***Y que nuestro amado Señor Jesucristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento. Amén y amén. Y a vuestros familiares Cristo los traiga a Sus Pies, y les dé la salvación y Vida eterna para que estén con ustedes por toda la eternidad en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.*** Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de: **“EL AVIVAMIENTO DEL DÍA POSTRERO.”** Que Dios les continúe bendiciendo a todos, y continúen pasando un día lleno de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador. Dejo al Reverendo Salomón Cunha para que les indique hacia dónde caminar para cambiarse de ropas y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Que Dios les continúe bendiciendo a todos. Amén y amén. “**EL AVIVAMIENTO DEL DÍA POSTRERO.”**