--- title: 'El Sacrificio todo suficiente' date: 2004-10-29 activity: 2 place: city: Buenos Aires state: country: AR duration: 00:00:00 public: false youtube: translations: files: --- Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes; es para mí un privilegio y bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo al rededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Reciban todos saludos de mi esposa Erica, y los niños reciban saludos de América y de Yahannah Gabriela. Para esta noche leemos en Isaías, capítulo 53, donde nos dice del verso 1 al 12 (el capítulo completo), dice: “*¿Quién ha creído a nuestro anuncio?¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová?* *Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos.* *Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.* *Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.* *Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.* *Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.* *Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.* *Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido.* *Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca.* *Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada.* *Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos.* *Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores.”* Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla. Nuestro tema es: **“EL SACRIFICIO TODO SUFICIENTE.”** El Sacrificio todo suficiente es este Sacrificio mostrado aquí en este capítulo mesiánico, el capítulo 53 de Isaías, que habla de la Primera Venida del Mesías y Su Obra de Redención que Él llevaría a cabo, en donde Él pondría Su vida en Expiación por el pecado. “**EL SACRIFICIO TODO SUFICIENTE.”** En el Antiguo Testamento encontramos desde el tiempo de Adán en adelante sacrificios con animalitos y de animalitos por el pecado de las personas. Sin esos sacrificios que se efectuaban en el Antiguo Testamento, las personas no podían obtener la Misericordia de Dios; por esa causa Dios dio vestiduras de pieles a Adán y Eva, y para lo cual tuvo que morir un animalito. Dios mismo realizó ese sacrificio, porque Melquisedec, el Sacerdote del Dios Altísimo del Templo Celestial, es el Cristo, es el Ángel de Jehová. Y fue el Ángel de Jehová el que estaba allí presente y dio las vestiduras a Adán y Eva. Y en el Ángel estaba ¿quién? Dios. También para el tiempo de Abel, Abel sacrificó a Dios de los primogénitos un corderito, y fue agradable a Dios ese sacrificio; fue el sacrificio por sus pecados, los pecados de Abel. Pero Caín lo que ofreció a Dios fueron frutos del campo, lo cual no tiene nada que ver con la expiación por los pecados del ser humano; y por consiguiente no es tipo y figura del Sacrifico del Mesías por el pecado de su pueblo. Pero el sacrificio que ofreció Abel es tipo y figura del Sacrificio todo suficiente, todo perfecto, que llevaría a cabo el Mesías en Su Primera Venida. También encontramos a Noé, el cual - también los demás hombres de Dios, después de Abel, tenemos también a Set, y a los demás, como Enoc, como Matusalén, y así por el estilo, y también a Noé, el cual ofrecía a Dios el sacrificio por los pecados de él y de su pueblo, de su familia; porque cada uno de ellos era, no solamente el líder de la familia, la cabeza de la familia, en cuanto a la dirección de la familia, sino que era el líder (diríamos) político, que guiaba a toda la familia: a la esposa, a los hijos, a los nietos, a los bisnietos, a los tataranietos, hasta que moría. Y luego le tocaba a un hijo de esa persona, de ese patriarca, continuar con esa labor. Por lo tanto, eran los patriarcas como reyes, y también eran sacerdotes; era el sacerdote principal (diríamos), el sumo sacerdote, que presentaba a Dios el sacrificio por el pecado de él y de su pueblo, y era recibido por Dios. Luego también encontramos en los días de Noé, que la humanidad no estaba ofreciendo los sacrificios por sus pecados, y por consiguiente Dios vio los pecados de la humanidad, y llegaron hasta el Cielo y Dios destruyó el mundo antediluviano; pero Noé había hallado gracia delante de Dios, porque Noé sacrificaba a Dios el sacrificio sus pecados y por los pecados de su familia. Luego, cuando vino el diluvio y destruyó a todos, a Noé no lo destruyó, Dios le dijo la forma de escapar del diluvio; porque el que tiene el sacrificio por sus pecados escapa del juicio divino, halla gracia delante de Dios como la halló Noé. Luego encontramos que cuando el diluvio vino y destruyó a todos, y luego transcurrieron unos cuantos días, semanas y meses, y luego cuando Noé salió del arca preparó un altar y ofreció a Dios un sacrificio de un animalito, y fue agradable a Dios, y Dios estableció un Pacto con Noé y su descendencia. Luego, más adelante aparece Abraham, el cual también ofrecía sacrificios a Dios por sus pecados y los pecados de su pueblo, por toda su familia, y aun por los siervos que él tenía. Luego pasó también más adelante el tiempo en que Dios le apareció y le dijo que su decendencia iba a ser, a vivir en una tierra extraña (en el capítulo 15 del Génesis, verso 2 en adelante), y que iba a ser esclava allí; pero a los cuatrocientos años, por cuatrocientos años, y a los cuatrocientos años, Dios los libertaría. Dios, vean ustedes, le habló a Abraham luego que Abraham efectuó el sacrificio, en donde Dios allí hizo un Pacto con Abraham. Para un Pacto tiene que haber un sacrificio. Luego, encontramos que Isaac también y también Jacob, sacrificaban a Dios animalitos por sus pecados y los pecados de sus hijos, y de sus nietos y bisnietos, y así por el estilo, y también por los pecados de sus siervos. Luego encontramos más adelante a los Profetas como Moisés, que también sacrificó a Dios animales por el pecado. Y cuando fue el pueblo a salir de Egipto en la víspera de la pascua, ordenó Moisés el sacrificio de un cordero de un año; cada familia tenía que sacrificar ese cordero, su sangre colocarla en el dintel y los postes de sus hogares, en la puerta, en el dintel y los postes de las puertas de sus hogares, para que la muerte no entrara a esos hogares, para así la vida de los primogénitos fuera preservada y no murieran en esa noche; porque el juicio divino vendría sobre Egipto a la media noche, y todo primogénito en Egipto moriría, comenzando desde el primogénito del faraón, el hijo primogénito del faraón, hasta los hijos de los que estaban presos, de los siervos, y de los animales también. Pero los primogénitos que estarían dentro de los hogares, en los cuales estaría la sangre del cordero pascual que había sacrificado cada familia, ahí no entraría la muerte, el ángel ahí no entraría, y no morirían esos primogénitos; dentro tenían el cordero pascual asado, y estaban comiendo el cordero pascual y estaban reverentemente frente a Dios; o sea, era una noche muy importante, en donde Dios preservaba la vida de los primogénitos, donde estaba el cordero pascual dentro y donde estaba la sangre del cordero pascual colocada en el dintel y los postes de esos hogares. Todo eso es tipo y figura de las cosas que estarían sucediendo cuando el Sacrificio perfecto, el Sacrificio todo suficiente fuera llevado a cabo, y la Sangre de ese Sacrificio perfecto fuera colocada en el Dintel y los Postes de la Puerta de esa Casa, la Casa de Dios, que es la Iglesia del Señor Jesucristo; y también en el Dintel y los Postes del corazón de cada creyente en Cristo. Por lo tanto, los Primogénitos tendrían vida, pero el resto moriría. Ahora, esto es sencillo: el sacrificio que en el Antiguo Testamento efectuaba el pueblo hebreo, tanto del cordero pascual como también del macho cabrio de la expiación del día diez del mes séptimo de cada año, es tipo y figura del Sacrificio perfecto que más adelante sería efectuado por el Mesías Príncipe, el cual a la mitad de la semana número setenta moriría, le sería quitada la vida al Mesías a la mitad de la semana número setenta, conforme a la profecía de las setenta semanas para el pueblo hebreo, dadas por el Arcángel Gabriel al Profeta Daniel. Vean, ahí dice que después de las sesenta y nueve semanas; o sea, después de las sesenta y dos semanas más las otras siete semanas que ya habían pasado, luego a la mitad de la semana setenta le sería quitada la vida al Mesías. Vamos a ver aquí cómo lo dice aquí en el capítulo 9 de Daniel, del libro de Daniel, para que tengamos el cuadro claro, versos 21 en adelante, dice: “*...aún estaba hablando en oración* (dice así el Profeta Daniel)*... aún estaba hablando en oración, cuando el varón Gabriel, a quien había visto en la visión al principio, volando con presteza, vino a mí como a la hora del sacrificio de la tarde.* *Y me hizo entender, y habló conmigo, diciendo: Daniel, ahora he salido para darte sabiduría y entendimiento.”* Vean, este Arcángel da sabiduría y entendimiento cuando aparece revelando la Palabra de Dios, revelando lo que está escrito en el Libro de la Verdad. Dice: “*Al principio de tus ruegos fue dada la orden, y yo he venido para enseñártela, porque tú eres muy amado.”* Y todo creyente en Cristo es muy amado también en el Cielo. Daniel tenía el sacrificio de la expiación correspondiente al Antiguo Testamento y sus pecados eran perdonados, aunque no quitados, porque la sangre de animalitos no quita los pecados; solamente la Sangre del Sacrificio Perfecto, del Sacrificio todo suficiente de nuestro amado Señor Jesucristo; esa es la única Sangre que quita el pecado del ser humano, nos limpia de todo pecado. Ahora vean, pero Daniel tenía el sacrificio por el pecado, el cual tipificaba el Sacrificio de Cristo que vendría más adelante; por eso encontramos que era muy amado en el Cielo. Y toda persona que tiene el Sacrificio Perfecto, el Sacrificio todo suficiente de Cristo, es muy amado en el Cielo también. “*Entiende, pues, la orden, y entiende la visión.* *Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos.* Dice que estando terminadas setenta semanas; esas son semanas de años. Las setenta semanas equivalen a 490 años. “*Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas* (o sea, siete y sesenta y dos, son sesenta y nueve)*; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos.* *Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones.”* Aquí podemos ver que después de las siete semanas y después de las sesenta y dos semanas, llegaría la semana número setenta, que tiene siete años también como las demás semanas tienen siete años; y eso sería cuando ya habían transcurrido sesenta y nueve semanas, entonces el Mesías se presentaría como el Mesías, y comenzaría Su ministerio; y a la mitad de la semana número setenta la vida le sería quitada al Mesías. Y Cristo se presentó en Su ministerio cuando tenía cerca de treinta años, y ahí estaba comenzando la semana número setenta, y tuvo un ministerio de tres años y medio, y al final de ese ministerio de tres años y medio le fue quitada la vida al Mesías. Y Él puso Su vida para un propósito. Dice: “*Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos.”* Y luego el verso 26, dice: “*Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías...”* Y la vida siéndole quitada al Mesías en la Cruz del Calvario fue el Sacrificio perfecto, el Sacrificio suficiente para la Expiación de los pecados del ser humano, de los hebreos y de los gentiles; un sólo Sacrificio para todos los seres humanos. Ya no tenían que sacrificar más animalitos, porque el Sacrificio perfecto, el Sacrificio todo suficiente fue efectuado por Jesucristo. Por eso Juan el Bautista, cuando en el capítulo 1 de San Juan vio a Jesucristo, dijo: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.” Eso está en San Juan, capítulo 1. Vean cómo dice Juan el Bautista, que fue el precursor de la Primera Venida de Cristo, el que vino preparándole el camino al Señor. Dice capítulo 1, verso 26 en adelante, dice: “*Juan les respondió diciendo: Yo bautizo con agua; mas en medio de vosotros está uno a quien vosotros no conocéis.* *Este es el que viene después de mí, el que es antes de mí, del cual yo no soy digno de desatar la correa del calzado.* *Estas cosas sucedieron en Betábara, al otro lado del Jordán, donde Juan estaba bautizando.* *El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.”* Ahí Juan el Bautista está presentando el Sacrificio o el que va a ser sacrificado como el Sacrificio todo suficiente, el Sacrificio perfecto para Dios, y para así quitar el pecado del ser humano, para así expiar nuestros pecados. Por lo tanto, el Sacrificio de Jesucristo es el único Sacrificio que quita el pecado del ser humano. Aquellos sacrificios del Antiguo Testamento solamente lo que hacían con la sangre de ese sacrificio era cubrir los pecados; aunque eran perdonados, pero no podían ser quitados los pecados, porque la sangre de animalitos no es perfecta porque los animales no tienen alma, y por consiguiente el sacrificio de un animalito no es un sacrificio perfecto; pero es tipo y figura del Sacrificio perfecto de Jesucristo, el Cordero de Dios, y también el Macho Cabrio de la Expiación. Estos dos sacrificios: el del cordero pascual y el del macho cabrio y todos los sacrificios de animalitos por el pecado, fueron cumplidos en Jesucristo. Vean, en Levítico, capítulo 23, verso 26 en adelante, dice: “*También habló Jehová a Moisés, diciendo:* *A los diez días de este mes séptimo será el día de expiación; tendréis santa convocación, y afligiréis vuestras almas, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová.* *Ningún trabajo haréis en este día; porque es día de expiación, para reconciliaros delante de Jehová vuestro Dios.* *Porque toda persona que no se afligiere en este mismo día, será cortada de su pueblo.”* Este sacrificio de la expiación del día diez del mes séptimo para la reconciliación del ser humano con Dios, para la reconciliación de los hebreos con Dios, es tipo y figura del Sacrificio perfecto y todo suficiente que el Mesías llevaría a cabo en Su Primera Venida. Ya a la mitad de la semana número setenta murió el Mesías en medio del pueblo hebreo, allá en Jerusalén en la Cruz del Calvario, y fue efectuado el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados, para los hebreos y para todo ser humano; para que así el ser humano pueda arrepentido de sus pecados, creyendo en la Primera Venida de Cristo y creyendo en Su Sacrificio en la Cruz del Calvario, en Su muerte como el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados, recibir el perdón de sus pecados y ser limpio de todo pecado con la Sangre de Cristo, la Sangre de la Expiación por nuestros pecados, y ser así restaurado, reconciliado con Dios y restaurado a la Vida eterna, para así tener el privilegio y la bendición y derecho a vivir no un año más sino por toda la eternidad en el Reino de Dios. Pero fue tipificado en el sacrificio de la expiación del día diez del mes séptimo, donde se sacrificaba el macho cabrio de la expiación por Jehová; y luego el sumo sacerdote entraba con la sangre de ese sacrificio, entraba al lugar santísimo, esparcía con su dedo siete veces sobre el propiciatorio, y así el pueblo que había creído y se había afligido en su alma por haber pecado contra Dios, y le había pedido perdón a Dios por sus pecados, quedaba perdonado y cubierto con la sangre de esa expiación. Pero sus pecados no quedaban quitados, porque la sangre de animalitos no puede quitar el pecado, solamente aquel sacrificio era tipo y figura del Sacrificio todo suficiente que el Mesías realizaría a la mitad de la semana número setenta. Y ahora, encontramos que Cristo murió para quitar el pecado del mundo. La única Sangre que quita el pecado del ser humano es la Sangre de Cristo, porque el Sacrificio de Cristo, la muerte de Cristo en la Cruz del Calvario es el Sacrificio todo suficiente. Vean, en San Mateo, capítulo 1, verso 18 en adelante, dice: “*El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo.* *José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente.* *Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es.* *Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.”* ¿Ven? El único que puede salvar a Su pueblo de sus pecados es Jesucristo, con Su Sacrificio realizado en la Cruz del Calvario y Su Sangre derramada en la Cruz del Calvario. Jesucristo es el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, que le apareció a todos estos Profetas del Antiguo Testamento y que aceptó el sacrificio que ellos realizaban, y lo presentó ante Dios. Y ahora, Jesucristo siendo el Sumo Sacerdote del Templo Celestial según el Orden de Melquisedec, siendo Jesucristo el mismo Melquisedec que le apareció a Abraham en el capítulo 14 del Génesis, y le dio pan y vino a Abraham, este mismo Melquisedec se hizo carne en medio del pueblo hebreo, y fue conocido por el nombre de Jesús; pues aquel Melquisedec que le apareció a Abraham es nada menos que el Ángel de Jehová, es nada menos que el Rey de Salem, o sea, de Jerusalén, y Rey de Justicia y Rey de Paz y Sacerdote del Dios Altísimo del Templo Celestial. Y ahora, cuando se hizo hombre en esta Tierra en carne humana, Él se ofreció a Sí mismo como el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados, para con Su Sangre limpiarnos de todo pecado. Él tomó nuestros pecados y se hizo mortal, y murió por mí. ¿Y por quién más? Por cada uno de ustedes también. Ahora, encontramos que desde la muerte de Cristo en adelante ya Dios no acepta sacrificios de animalitos por el pecado del ser humano; porque ya está el Sacrificio todo suficiente en el Cielo, fue realizado ese Sacrificio en la Cruz del Calvario, y ahora Cristo como Sumo Sacerdote subió al Cielo y se sentó a la Diestra de Dios y colocó la Sangre, Su Sangre sobre el Trono de Dios; porque Jesucristo como Sumo Sacerdote coloca sobre el Trono de Dios, Su Sangre, la Sangre de la Expiación por nuestros pecados. Así como el sumo sacerdote esparcía con su dedo siete veces con la sangre de la expiación sobre el propiciatorio; y el propiciatorio, el cual era de oro puro y tenía dos querubines de oro, uno a cada lado, y en medio de los dos querubines estaba la presencia de Dios en aquella Nube de Luz: la *Shekinah*. Y Dios aceptaba allí, tanto la sangre de esa expiación, como también aceptaba la petición del pueblo por perdón de sus pecados. Pero ahora ya no hay templo, el templo fue destruido en Jerusalén, y ahora está la Mezquita de Omar allí. Por lo tanto, si no hay templo no hay sacrificio de animalitos por el pecado, porque el sacrificio tenía que ser efectuado en el templo, y tenía que ser llevada la sangre al lugar santísimo y tenía que ser esparcida por el sumo sacerdote sobre el propiciatorio, para todos aquellos que estaban arrepentidos de sus pecados, recibieran el perdón de sus pecados y obtuvieran así el derecho a vivir un año más en medio del pueblo hebreo. Pero ya no está el templo y tampoco los sacrificios por el pecado. Por lo tanto, toda persona necesita el Sacrificio todo suficiente, el Sacrificio perfecto que quita el pecado del ser humano, que con Su Sangre es limpiado de todo pecado el ser humano, es limpiado, y así es quitado del ser humano el pecado. Y ahora, la Sangre es la Sangre de Cristo, porque Cristo crucificado es el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados. Él expió nuestros pecados en la Cruz del Calvario; pues la profecía decía que Él expiaría nuestros pecados, pondría Su Vida en Expiación por nuestros pecados. Dice, el verso 10 de Isaías 53, dice: “*Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada.”* Y ahora, Cristo puso Su vida en Expiación por los pecados. Cristo dijo en San Juan, capítulo 10, verso 17 al 18: “Nadie me quita la vida, Yo la pongo por mí mismo, para volverla a tomar.” Cristo puso Su Vida en Expiación por nuestros pecados para luego volver a tomar Su Vida, resucitar glorificado y ascender al Cielo como Sumo Sacerdote según el Orden de Melquisedec, para hacer Intercesión con Su propia Sangre en el propiciatorio del Templo Celestial, que es el Trono de Dios. Y mientras la Sangre de la Expiación, la Sangre de Cristo, esté sobre el Trono de Dios, Dios no puede destruir la raza humana. Pero cuando Cristo complete Su Obra de Intercesión en el Cielo, en el Trono de Dios en el Cielo, entonces ya no habrá sangre en el Trono de Dios en el Cielo, en el Trono de Intercesión, y por consiguiente vendrá el juicio divino sobre la raza humana. Como sucedía en el tiempo del Antiguo Testamento: mientras el sumo sacerdote estaba en el lugar santísimo haciendo intercesión con la sangre de la expiación, Dios no podía traer el juicio divino sobre las personas que no se habían arrepentido de sus pecados. Pero luego que el sumo sacerdote concluía sus labores en el lugar santísimo y salía; y también esparcía sangre sobre otros lugares fuera del lugar santísimo: sobre el altar del incienso y cualquier otro lugar. Luego que ya terminaba sus labores y se quitaba las ropas con las cuales él estaba intercediendo en el lugar santísimo, luego se quitaba esas ropas, se lavaba, se bañaba, y luego se colocaba las ropas doradas o de oro, y ya era el novio o el esposo de Israel, o novio de Israel. Pero vean ustedes, los que se habían arrepentido de sus pecados y habían pedido perdón a Dios, quedaban perdonados y quedaban reconciliados con Dios, y podían vivir un año más felices, contentos, sirviendo a Dios y trabajando en su vida cotidiana y disfrutando esa vida con su familia. Los que no se habían arrepentido de sus pecados y no habían pedido perdón a Dios, luego que el sumo sacerdote salía de hacer intercesión, ya de ahí en adelante venía el juicio divino sobre esas personas y eran cortadas del pueblo, morían. El que no se afligiera en ese mismo día, sería cortado del pueblo. ¿Ven? Y ahora, en el Nuevo Testamento bajo un nuevo Pacto, que Dios dijo que establecería con la casa de Judá y con la casa de Israel, la Sangre de ese Nuevo Pacto no es la sangre de un animalito, es la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador. En Hebreos, capítulo 13, verso 20 al 21, dice San Pablo que la Sangre de Cristo es la Sangre del nuevo Pacto, del Pacto eterno. Dice: “*Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno.”* ¿Ven? ¿Por la sangre de qué? Del Pacto eterno. El Pacto eterno es el nuevo Pacto que fue establecido. Y el Sacrificio del Nuevo Pacto es el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario. Ya la sangre del pacto antiguo no funciona, porque la sangre del Pacto antiguo era la sangre de animalitos. Pero ya vino el Sacrificio todo suficiente, el Sacrificio perfecto. Y ahora toda persona que arrepentida de sus pecados recibe a Cristo como su único y suficiente Salvador, reconociendo que la muerte de Cristo en la Cruz del Calvario fue y es el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados, y que la Sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado, y que Jesucristo nos perdona todos nuestros pecados. Cuando la persona entiende esto sabe que no hay otro salvador; no hay otro que lo pueda salvar, no hay otro que lo pueda perdonar, y no hay otro que lo pueda limpiar de todo pecado, sino Jesucristo es el único que puede perdonar nuestros pecados, que puede limpiarnos con Su Sangre de todo pecado, y nos puede presentar a Dios justificados, como si nunca en la vida hubiésemos pecado; porque el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario es el Sacrificio todo suficiente. No necesitamos otro sacrificio. En el Antiguo Testamento todos los años efectuaban un sacrificio, el sacrificio de la expiación, porque los animales no tienen alma y no son perfectos, y esos sacrificios no son perfectos, sino que solamente eran el tipo y figura de un Sacrificio perfecto que sería llevado a cabo por el Mesías a la mitad de la semana número setenta; y luego de eso sería quitado el sacrificio de en medio del pueblo hebreo, el sacrificio de los animalitos, el sacrificio de la expiación del día diez del mes séptimo de cada año, ya sería quitado, porque vendría un Sacrificio perfecto, el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario. Y ahora, Dios no acepta otro sacrificio, no acepta sacrificios de animalitos, sino un sólo sacrificio para Dios: el Sacrificio todo suficiente, de Jesucristo nuestro Salvador en la Cruz del Calvario. Ahora el pueblo hebreo no tiene sacrificios de animalitos, el sacrificio de la expiación del macho cabrío por Jehová no lo tiene, porque no tiene templo, y era en el templo que se tenía que efectuar ese sacrificio. Y por cuanto no ha creído en el Sacrificio todo suficiente del Mesías, efectuado a la mitad de la semana número setenta, en la víspera de la pascua, encontramos que por consiguiente los pecados del pueblo hebreo no están perdonados, y no están ni cubiertos con sangre de animales, ni quitados con la Sangre de Cristo; porque para la persona ser perdonada y limpiada con la Sangre de Cristo, la persona tiene que escuchar la predicación del Evangelio de Cristo y creer en Cristo, creer en Su Primera Venida y en Su muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados. Y por cuanto el pueblo hebreo como nación no lo cree (hasta el momento), por esa causa el juicio divino ha estado cayendo sobre el pueblo hebreo, y ellos saben que algo mal han hecho, por lo cual le han venido tantos problemas; por lo cual le vino problemas en la inquisición y también con Hitler (también), y también antes de eso le vinieron muchos problemas y fueron perseguidos a muerte y murieron millones de hebreos sin saber porqué. Porque se preguntan: “¿Pero por qué nos odian? ¿Pero por qué nos buscan para matarnos?” Es que por cuanto ya hay un Sacrificio todo suficiente, que es la Expiación por nuestros pecados, el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario, y ya Dios no acepta otro sacrificio por los pecados del ser humano, y el pueblo hebreo como nación no ha creído en ese Sacrificio, sus pecados son vistos delante de Dios, y por consiguiente viene el juicio divino sobre el pueblo; y las naciones han estado persiguiendo al pueblo hebreo en el tiempo del oscurantismo, allá en el tiempo de la edad media, y así por el estilo. Y todavía viene una etapa difícil para el pueblo hebreo. Pero Dios va a despertar a la realidad de que hay un Sacrificio todo suficiente por los pecados del ser humano, y ciento cuarenta y cuatro mil hebreos van a creer: doce mil de cada tribu; esas son las reliquias, los escogidos del pueblo hebreo. Aunque durante el lapso de tiempo de tres años y medio, que corresponde a la gran tribulación, durante ese tiempo van a ser perseguidos y van a morir como mártires; pero luego al final de la gran tribulación, al final de esos tres años y medio van a resucitar para estar en el Reino Milenial del Mesías y de todos los escogidos de Dios, del Mesías y de los miembros de Su Iglesia que han sido redimidos con la Sangre de Cristo. Esos redimidos, miembros de la Iglesia de Jesucristo, serán Reyes y Sacerdotes y Jueces en el glorioso Reino Mesiánico durante el Séptimo Milenio, durante ese Reino Milenial, que corresponde al Séptimo Milenio de Adán hacia *acá*. Esas personas que serán Reyes y Sacerdotes son aquellas personas que han creído en el Sacrificio todo suficiente de Jesucristo en la Cruz del Calvario. Y yo soy uno de ellos. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también. Hay un Sacrificio todo suficiente por nuestros pecados, el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados es el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario, ese es el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados, del Nuevo Pacto, del Pacto eterno que Dios prometió establecer con la casa de Judá y con la casa de Israel; o sea, con las dos tribus del reino del Sur y las diez tribus del reino del Norte. Vean ustedes, en Jeremías, capítulo 31, dice verso 31 en adelante: “*He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá.* *No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto...”* ¿Ven? Es un Nuevo Pacto del cual está hablando aquí. “*...porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová.* *Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.”* Ahí podemos ver que bajo el Nuevo Pacto, Dios va a escribir Su Ley en la mente y en el corazón, en las tablas de nuestro corazón; no en tablas de piedra sino en tablas de carne, de la carne de nuestro corazón. Por eso San Pablo se refirió a este pasaje para darnos a conocer que estos días que vendrían, en donde Dios establecería el Nuevo Pacto, serían los días correspondientes a una nueva dispensación: la Dispensación de la Gracia, donde se extiende la Gracia de Dios a toda persona que cree y recibe el Sacrificio de la Expiación por sus pecados, que es el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario. San Pablo en el capítulo 8, verso 8 al 12 de Hebreos, nos habla de este Nuevo Pacto y lo explica claramente como el Pacto que ha sido establecido para los creyentes en Cristo. Y ahora, bajo el Nuevo Pacto el Sumo Sacerdote no es del orden de Aarón, no es un descendiente de Aarón, no es de ese orden levítico, sino que es del Orden de Melquisedec, del Orden Celestial, del Orden del Templo que está en el Cielo, que fue reflejado en el orden levítico, en el orden de Aarón. Y ahora, en el Antiguo Testamento tuvimos, tuvo el pueblo el reflejo, el tipo y figura de lo que está en el Cielo, del Orden Celestial y del Templo Celestial, y del Orden Celestial del Sumo Sacerdote Celestial, y de ese Orden Celestial de Sacerdotes del Templo Celestial. Y ahora, Cristo es el Sumo Sacerdote del Templo Celestial del Orden de Melquisedec. Así como Melquisedec, que le apareció a Abraham, el cual es Cristo, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, es Rey de Jerusalén, de Salem, Rey de Justicia y Rey de Paz, y Sacerdote del Dios Altísimo. Vean, es Rey y Sacerdote, y Cristo es Rey y Sacerdote. Cristo es el Rey de reyes y Señor de señores y Sumo Sacerdote del Templo Celestial. Por eso Cristo dijo: “Todo poder me es dado en el Cielo y en la Tierra.” Él es el Rey de los Cielos y de la Tierra; se sentó a la Diestra de Dios y todo poder le fue dado en el Cielo y en la Tierra. Él es el Mesías Príncipe, Rey y Sumo Sacerdote. Por lo tanto, ese Reino Celestial del cual Cristo habló, va a ser materializado en la Tierra en el Reino Milenial, en donde el Reino Celestial va a reflejarse en el Reino de David, y el Trono Celestial se va a reflejar en el Trono de David. Y el Mesías Príncipe es el Heredero al Trono de David y Reino de David; y por consiguiente la representación del Trono Celestial de Dios y del Reino Celestial de Dios, será el Trono de David y Reino de David; porque el Trono de David es el Trono terrenal de Jehová, donde Dios refleja todas las cosas del Trono Celestial, y donde se fusiona el Trono Celestial con el Trono terrenal, con el Trono de David; y el Reino de David se fusiona con el Reino Celestial. Por eso cuando David otorgó el Trono a su hijo Salomón, dice la Escritura que Salomón se sentó en el Trono del Reino de Jehová, en el Trono de Jehová. El Trono terrenal del Reino terrenal de Dios aquí en la Tierra es el Trono de David, y el Reino terrenal de Dios en la Tierra es el Reino de David; y será restaurado pronto en medio del pueblo hebreo, y ese es el Reino que cubrirá toda la Tierra, conforme a Daniel, capítulo 2, verso 30 al 45; y gobernará, no solamente sobre el pueblo hebreo sino sobre todas las naciones. Y el anhelo del pueblo hebreo de gobernar toda la humanidad, de gobernar todas las naciones, se convertirá en una realidad bajo el Reino Mesiánico del Mesías Príncipe prometido para el pueblo hebreo. El Reino de Dios será restaurado en la Tierra, que será el Reino de David, la Monarquía de David. Y el Trono de Dios terrenal, que es el Trono de David, será restaurado y se sentará en el Trono de David, el Mesías Príncipe como Rey, y gobernará sobre todas las naciones; y también Él es el Sumo Sacerdote según el Orden de Melquisedec. Y durante el Reino Milenial, el Orden de Melquisedec, tanto en la parte política del Reino terrenal de Dios, en ese Reino de David restaurado y en el Trono de David, vean, será el Orden de Melquisedec, el Mesías Príncipe según el Orden de Melquisedec, el que estará como Rey sobre ese Trono y sobre ese Reino gobernando. Y con Él yo estaré. ¿Y quién mas? Cada uno de ustedes también, estaremos como Reyes y también como Sacerdotes. Y de Jerusalén saldrá toda la Enseñanza de toda la parte política del Reino, y también toda Enseñanza de todo tipo, y la Enseñanza religiosa también saldrá de Jerusalén. Diríamos que el Departamento de Educación para todo Israel y para todas las naciones estará en Jerusalén, tanto para la parte política, económica, social y religiosa también, y la parte judicial también. Por eso la Escritura dice que Jerusalén será llamada: “Trono de Jehová, Trono de Dios.” Porque el Trono de Dios es el Trono de David que será restaurado donde el Mesías Príncipe se sentará; porque el Mesías Príncipe es el Hijo de David. Ahora, podemos ver que para que todo eso se convierta en una realidad, tuvo que ser efectuado el Sacrificio todo suficiente, el Sacrificio perfecto del Mesías Príncipe a la mitad de la semana número setenta; un Sacrificio todo suficiente para hebreos y para gentiles también. Todos tenemos la misma oportunidad para obtener el perdón de nuestros pecados y ser limpios de todo pecado con la Sangre del Sacrificio todo suficiente. De entre los gentiles Dios ha estado llamando un pueblo para Su Nombre, y de entre los gentiles Dios ha estado llamando hijos e hijas, porque ha estado produciendo el nuevo nacimiento, y el nuevo nacimiento lo que trae es hijos e hijas al Reino de Dios. Por medio del nuevo nacimiento la persona nace como un hijo o como una hija de Dios en el Reino de Dios en la Vida eterna. Ahora, viendo que de entre los gentiles también Dios ha estado llamando un pueblo para Su Nombre, vean lo que nos dice el Apóstol Pablo en Romanos capítulo 9, verso 25 al 27, dice... hay que comenzar un poquito antes, dice capítulo 9, verso 23 en adelante, dice: “*...y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria,* *a los cuales también ha llamado, esto es, a nosotros, no sólo de los judíos, sino también de los gentiles?* *Como también en Oseas dice:* *Llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo,* *Y a la no amada, amada.* *Y en el lugar donde se les dijo:* *Vosotros no sois pueblo mío,* *Allí serán llamados hijos del Dios viviente.* *También Isaías clama tocante a Israel:* *Si fuere el número de los hijos de Israel como la arena del mar, tan sólo el remanente será salvo.”* Y ahora, hemos visto que donde Dios había dicho: “Vosotros no sois pueblo mío.” O sea, los gentiles, porque el pueblo de Dios es el pueblo hebreo; el único pueblo como nación terrenal creado por Dios es el pueblo hebreo. Y ahora, sobre pueblo del cual Dios había dicho: “Vosotros no sois pueblo mío (o sea, los gentiles).” Ahora Dios dice: “Allí serán llamados: Hijos del Dios viviente.” Y ahora, de entre los gentiles Dios ha estado llamando un pueblo para Su Nombre, en los cuales ha producido el nuevo nacimiento, han nacido como hijos e hijas de Dios. Esta fue la bendición que el pueblo hebreo perdió cuando rechazó a Cristo, y el Reino fue quitado de los hebreos y fue dado a otro pueblo que iba a producir el fruto del Reino, iba a producir hijos e hijas de Dios por medio del nuevo nacimiento. Y ahora, los hebreos obtienen la Misericordia como individuos al recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador, pero como nación todavía Dios no está tratando con ellos. Por esa causa han estado sufriendo tanto en tantas persecuciones, y Hitler por poco los extermina. Pero la Misericordia de Dios y las promesas hechas por Dios a Abraham, a Isaac y a Jacob, no han permitido que el pueblo hebreo desaparezca. Dios tiene grandes promesas de grandes bendiciones para el pueblo hebreo. No podemos criticar al pueblo hebreo, ni podemos hablar mal del pueblo hebreo, pues Dios dijo que serían cegados. Dios los cegó para dar la oportunidad a los gentiles, para que obtuvieran el Sacrificio por sus pecados los gentiles también, y alcanzaran la Misericordia de Dios; y a los judíos como individuos también pueden alcanzar la Misericordia de Dios, bajo el Sacrificio del Nuevo Pacto, el Sacrificio todo suficiente de Jesucristo en la Cruz del Calvario, que es el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados, por lo pecados de los hebreos y por los pecados de los gentiles también como individuos. Por lo tanto, Dios trata bajo la Dispensación de la Gracia con hebreos y con gentiles como individuos. Pero pronto, cuando termine de tratar como individuos con las personas y complete Su Iglesia, luego va a tratar con el pueblo hebreo como nación, y le va a abrir el corazón y el entendimiento, los ojos espirituales y van a ser despertados a la realidad y van a creer, y van a llorar como se llora por hijo primogénito que ha muerto. Eso está en Zacarías, capítulo 12; y también Apocalipsis, capítulo 1; y en otras profecías como Oseas, capítulo 6, verso 1 al 3, donde nos dice de la siguiente manera: Oseas, capítulo 6, verso 1 al 3, dice: “*Venid y volvamos a Jehová; porque él arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará.”* Vean, todas esas persecuciones por las cuales ha pasado el pueblo hebreo, está aquí: “*...porque él arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará.* *Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará.”* Ya han transcurrido dos días delante de Dios, delante de Dios dos días para los seres humanos son dos mil años. “Porque un día delante del Señor son como mil años, y mil años como un día.” Eso lo dice el Profeta Moisés en el Salmo, ¿qué? 90, verso 4; y lo repite San Pedro en Segunda de Pedro, capítulo 3, verso 8. Por lo tanto, en el Tercer Milenio de Cristo hacia acá, de la era Cristiana, Dios va a tratar nuevamente con el pueblo hebreo, y ellos van a recibir la bendición de ver y recibir al Mesías Príncipe, y van a recibir la bendición divina, ciento cuarenta y cuatro mil hebreos escogidos, doce mil de cada tribu, van a ser llamados y sellados con el Sello del Dios Vivo, conforme a Apocalipsis, capítulo 7, versos 2 en adelante; y Apocalipsis, capítulo 14, verso 1 en adelante. Eso está muy cerca. Pero antes Cristo tiene que completar Su Iglesia con todos Sus escogidos: gentiles y hebreos, que Él llamará en este tiempo final, como ha estado llamando en otras edades, ha estado llamando gentiles y hebreos para formar Su Iglesia; y en este tiempo está llamando los últimos escogidos de entre hebreos y gentiles, y en donde la mayor parte (lo más seguro) serán descendientes hebreos, aunque ellos mismos ni lo sepan; pero Dios los conoce a todos. Ahora, estamos viviendo en un tiempo muy importante, vean lo que a continuación dice: “*Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él.”* Una resurrección nacional, una resurrección para el pueblo hebreo como nación; y el Espíritu de Dios regresará al pueblo hebreo, así como está en Ezequiel, capítulo 37, verso 1 al 14, donde el Espíritu de Dios es llamado, el Espíritu para que entre a esos huesos secos que recibieron vida, pero no tenían espíritu. Israel está como una nación, como un ejército, pero les falta el Espíritu de Dios para que les bendiga y les proteja y les guíe. Y para ir el Espíritu de Dios a ellos, tiene que ir en un Profeta. Esa es la forma en que tiene que ir. Un Profeta tiene que llevarlo, como Ezequiel llamó el Espíritu de los cuatro cantones de la Tierra. Dice: “*Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él.* *Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová; como el alba está dispuesta su salida* (o sea, como la mañana)*, y vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la tierra.”* La Lluvia Temprana es la predicación del Evangelio de Cristo, la predicación del Evangelio de la Gracia, la Enseñanza de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario; y la Lluvia Tardía es la Enseñanza de la Segunda Venida de Cristo como León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo. Vean, la Lluvia Temprana gira al rededor de la Primera Venida de Cristo como el Cordero de Dios, efectuando el Sacrificio por nuestros pecados; y la Lluvia Tardía gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo. Y el único que podrá ir con la Lluvia Temprana y Tardía al pueblo hebreo, será el que está prometido en Zacarías, capítulo 4, los dos Olivos, que son los dos Ungidos que están delante de la presencia de Dios. Por eso el pueblo hebreo está esperando la llegada de Elías. En Malaquías, capítulo 4, verso 1 al 6, también nos habla de Elías y también nos habla de Moisés. Por lo tanto, el Espíritu de Dios estará en esa persona operando esos ministerios para dar el Mensaje primero a la Iglesia del Señor Jesucristo, y después al pueblo hebreo; y eso será la gran Voz de Trompeta, esa gran Trompeta de Isaías, capítulo 27, verso 13; y de Primera de Corintios, capítulo 15, versos 49 al 58; y Primera de Tesalonicenses, capítulo 4, verso 12 al 17. La gran Trompeta del Evangelio del Reino, revelando, proclamando el Mensaje del Evangelio del Reino, y dándonos así la fe, la revelación para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, y para llamar y juntar ciento cuarenta y cuatro mil hebreos. Cristo hablando de esta gran Voz de Trompeta, dijo: “Y enviará Sus Ángeles con gran Voz de Trompeta, y juntarán a Sus escogidos.” (San Mateo, capítulo 24, verso 31). Por lo tanto, tenemos que comprender que estamos en el tiempo más glorioso de todos los tiempos. Conforme al calendario gregoriano hemos entrado al Tercer Milenio de Cristo hacia acá y al Séptimo Milenio de Adán hacia acá, y por consiguiente hemos entrado al Día Postrero delante de Dios. Los días postreros delante de Dios son el quinto milenio, sexto milenio y séptimo milenio. Por eso San Pablo y San Pedro nos hablan acerca de los días postreros en aquellos días de Jesús y los Apóstoles; porque los días postreros delante de Dios para los seres humanos son quinto milenio, sexto milenio y séptimo milenio. Pero ya han transcurrido dos días de los días postreros... de los tres días postreros han transcurrido dos días delante de Dios, y nos queda el último, el tercero de los días postreros, que es el Tercer Milenio de Cristo hacia acá y Séptimo Milenio de Adán hacia acá, donde Cristo va a cumplir las profecías correspondientes al Día Postrero, y en donde la Voz de Cristo como una gran Voz de Trompeta estará hablándole a Su Iglesia y dándole a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto. Por eso en Apocalipsis, capítulo 1, verso 10 al 11, dice Juan: “*Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta,* *que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último.”* **¿Y quién es el Alfa y Omega? ¿Quién es el primero y el último?** Nuestro amado Señor Jesucristo. También en Apocalipsis, capítulo 4, a la mitad del primer verso, dice, dice Juan el Apóstol que una Voz como de Trompeta, dice que oyó una Voz como de Trompeta, que le dijo: “Sube acá, y Yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas.” Y ahora, en Apocalipsis, capítulo 22, verso 6, dice la forma en que van a ser dadas a conocer todas estas cosas que han de suceder pronto, todas estas cosas que han de suceder en el Día Postrero, todas estas cosas que han de suceder después de los dos días que ya han transcurrido delante de Dios; o sea, después de estos dos mil años que han transcurrido de Cristo hacia acá. Y ahora, las cosas que sucederán en el Día Postrero, en el Séptimo Milenio de Adán hacia acá o Tercer Milenio de Cristo hacia acá, van a ser dadas a conocer, esa Voz de Trompeta o gran Voz de Trompeta las va a dar a conocer. Y vamos a ver dónde va a estar esta gran Voz de Trompeta dándonos a conocer estas cosas que han de suceder. Será la Voz de Cristo háblandonos, dándonos a conocer todas estas cosas; y todos queremos saber a través de quién va a estar Cristo en Espíritu Santo hablándonos todas estas cosas que han de suceder en este tiempo final. Apocalipsis, capítulo 22, verso 6, dice: “*Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.”* Es a través del Ángel del Señor Jesucristo que todas estas cosas que deben suceder pronto van a ser dadas a conocer a la Iglesia del Señor Jesucristo y después al pueblo hebreo. Por eso en Apocalipsis, capítulo 22, verso 16, también Cristo dice: “*Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.”* **¿Quién es el enviado de Cristo para dar testimonio de estas cosas en las Iglesias, de estas cosas que deben suceder pronto?** El Ángel del Señor Jesucristo. Así como en el Antiguo Testamento el Ángel de Jehová era enviado por Jehová, y era el que hablaba a los Profetas, a todos: a Adán, a Noé, a Abraham, a Moisés, a Josué, a Samuel, a Elías, a Eliseo, a Isaías, a todos esos Profetas; y luego se hizo carne y habitó en medio del pueblo hebreo, y fue conocido por el nombre de Jesús. En Malaquías, capítulo 3, nos dice: “He aquí Yo envío mi Mensajero delante de mí; y vendrá a Su Templo el Señor, al cual vosotros buscáis.” Vamos a leerlo aquí para que tengan el cuadro claro. Malaquías, capítulo 3, verso 1 al 2: “*He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos.”* ¿Ven? **¿Quién vendría después de Juan el Bautista?** Porque Juan el Bautista fue el Mensajero que fue enviado delante del Mesías, luego vendría el Señor, el Ángel del Pacto, que es Jesucristo. Jesucristo es el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, el cual se hizo carne, se hizo hombre, el Verbo el cual se hizo carne y habitó en medio del pueblo hebreo. Él es el Hijo de Dios, en donde estaba la plenitud de la Divinidad, esto es: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Todo estaba en la persona de Jesucristo nuestro Salvador. Por eso Jesucristo decía: “Yo no hago nada de mí mismo, el Padre que mora en mí, Él hace las obras.” Era Dios el Padre obrando a través de Su Hijo Jesucristo, por medio del Espíritu Santo que estaba en Jesucristo. Por lo tanto, en Cristo estaba la plenitud de la divinidad, y por consiguiente Cristo siendo el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, vino para establecer un Nuevo Pacto, y colocar la Sangre del Nuevo Pacto y el Sacrificio del Nuevo Pacto, que es el Sacrificio de Jesucristo en la Cruz del Calvario. ¿Vieron lo sencillo que es todo? Nadie podía establecer el Nuevo Pacto, el Nuevo Pacto prometido para el pueblo hebreo, en donde Dios dijo: “He aquí vienen días en los cuales estableceré un Nuevo Pacto con la Casa de Israel y con la Casa de Judá.” \[Hebreos 8:8\] Para establecer un Nuevo Pacto tenía que venir el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, que es Cristo, tuvo que hacerse carne y dar Su cuerpo en Sacrificio vivo, en Sacrificio de Expiación por nuestros pecados, para así establecer el Nuevo Pacto y tener el Nuevo Pacto, la Sangre del Nuevo Pacto, que es la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador, la cual nos limpia de todo pecado; y así somos reconciliados con Dios y restaurados al Reino de Dios y restaurados a la Vida eterna. Hemos visto para qué vino Jesucristo: vino para efectuar el Sacrificio todo suficiente, el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados, porque Él es el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, que se hizo carne para establecer el Nuevo Pacto, y colocar el Sacrificio del Nuevo Pacto, el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados, que es el Sacrificio de Jesucristo en la Cruz del Calvario; y colocar la Sangre del Nuevo Pacto, que es la Sangre de Cristo derramada en la Cruz del Calvario. Con esa Sangre Cristo está haciendo Intercesión en el Cielo como Sumo Sacerdote, por toda persona que lo recibe como su único y suficiente Salvador; y la persona queda perdonada y queda limpiada con la Sangre de Cristo de todo pecado, y es bautizada en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y produce en la persona el nuevo nacimiento, y la persona nace en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador, porque ha nacido del Agua y del Espíritu. El que no nace del Agua y del Espíritu, no puede entrar al Reino de Dios; pero el que nace del Agua y del Espíritu, el que nace de la predicación del Evangelio de Cristo y del Bautismo del Espíritu Santo, ha entrado al Reino de Dios, ha nacido en el Reino de Dios como un bebé, ha nacido en el Reino eterno de Dios, y por consiguiente ha nacido a una nueva Vida, a la Vida eterna. La vida que recibimos de nuestros padres terrenales es una vida temporera o temporal, la cual nos dura poco tiempo; pero mucho hicieron nuestros padres: nos dieron una vida, en la cual podemos buscar la Vida eterna a través de Cristo y Su Sacrificio Expiatorio todo suficiente, para así obtener el perdón de nuestros pecados, ser limpios de todo pecado con la Sangre de Cristo, ser bautizados en agua en Su Nombre, y recibir el Espíritu Santo y obtener el nuevo nacimiento. Cristo es el único Salvador. “Porque no hay otro nombre bajo el Cielo dado a los hombres, en que podamos ser salvos.” Dijo San Pedro en el Libro de los Hechos, capítulo 4, verso 12. Y si no hay otro nombre bajo el Cielo dado a los hombres en que podamos ser salvos, no podemos buscar la salvación y la Vida eterna en otra persona, ni en otro nombre, solamente en Jesucristo nuestro Salvador, el cual es el Sacrificio todo suficiente de la Expiación por nuestros pecados. El que cree en Cristo tiene la Vida, la Vida eterna; porque Dios nos ha dado Vida eterna, y esta Vida está en Su Hijo, en Jesucristo. El que tiene al Hijo, a Jesucristo, porque lo ha recibido de todo corazón *acá* en su alma, tiene la Vida, ¿qué vida? La Vida eterna. El que no tiene a Jesucristo, el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la Vida, la Vida eterna; lo que tiene es una vida temporera que se le va a terminar en algún momento. Y si no aprovecha para confirmar su lugar en la Vida eterna, para ser restaurado a la Vida eterna por Cristo y Su Sacrificio en la Cruz del Calvario, habrá perdido su tiempo aquí en la Tierra. “Porque, ¿de qué le vale al hombre si ganare todo el mundo y pierde su alma?” Preguntó Cristo en San Mateo, capítulo 16, versos 26 al 28: “*Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?”* No hay ninguna recompensa que el ser humano pueda dar por su alma. Lo único que hay por el alma del ser humano, para la salvación y Vida eterna del ser humano es el Sacrificio todo suficiente de Jesucristo nuestro Salvador. No hay otra forma en que el ser humano pueda obtener la salvación y Vida eterna. Y ahora, tenemos el Sacrificio todo suficiente de Jesucristo en la Cruz del Calvario, como el Sacrificio Expiatorio por nuestros pecados. Y todo aquel que escucha y cree, recibe la salvación y Vida eterna. Cristo dijo en San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16: “*Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.* *El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”* Nadie quiere ser condenado, nadie quiere ser juzgado en el juicio final y ser echado al lago de fuego, donde dejará de existir. Todos queremos vivir eternamente con Jesucristo en Su Reino eterno, y por consiguiente hemos recibido a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, porque hemos reconocido que la muerte de Cristo en la Cruz del Calvario es el Sacrificio todo suficiente de la Expiación por nuestros pecados. Toda persona que ya ha recibido a Cristo como su Salvador, arrepentido de sus pecados, y le ha pedido perdón a Cristo por sus pecados, y ha sido bautizado en agua en Su Nombre y ha recibido el Espíritu Santo, ya tiene Vida eterna, y no vendrá a condenación, ha pasado de muerte a Vida, vivirá eternamente con Cristo en Su Reino eterno. El que no lo ha hecho todavía, el que no ha recibido a Cristo todavía como su Salvador, no tiene Vida eterna y no tiene esperanza de volver a vivir, no tiene esperanza de vivir en el Reino de Dios, no tiene esperanza de vivir en el Reino Milenial de Cristo, y no tiene esperanza de vivir eternamente, porque no ha creído y no ha recibido a Cristo y Su Sacrificio Expiatorio en la Cruz del Calvario; no ha creído, y por consiguiente no se materializa en la persona esa bendición de la salvación y Vida eterna. Pero usted quiere vivir eternamente, y ya usted ha escuchado la predicación del Evangelio de Cristo, y ya sabe que el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario es el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados, que fue tipificado en el sacrificio del día diez del mes séptimo de cada año, el sacrificio del macho cabrío de la expiación. Y ahora, si con aquel sacrificio las personas eran reconciliadas con Dios, y obtenían el derecho y bendición de vivir un año más, cuánto más con el Sacrificio perfecto de Jesucristo en la Cruz del Calvario, el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados, el cual al recibirlo y creer en Él de todo corazón, somos perdonados, limpiados con Su Sangre de todo pecado, somos bautizados en agua en Su Nombre, y Él nos bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y nos da la Vida eterna, somos restaurados a la Vida eterna, no para vivir un año más, sino para vivir por toda la eternidad con Cristo en Su Reino eterno; y así es como aseguramos nuestro futuro eterno. No hay otra forma en que usted pueda asegurar su futuro eterno. Usted no puede ir a una compañía aseguradora y decirles: “Yo quiero comprar un seguro, un seguro de Vida eterna.” Le dirán: “Esa clase de seguro no la vendemos aquí; le vendemos seguros médicos, le vendemos seguros aquí de salud, le vendemos seguro para su automóvil, le vendemos seguro para su casa, le vendemos seguros de diferentes clases, pero un seguro de Vida eterna, ¿quién le va a asegurar a usted la Vida eterna? ¿Quién le va a asegurar a usted, que usted va a vivir eternamente?” ¿Ven? No hay ninguna compañía terrenal que tenga esa clase de seguro. Solamente esa clase de seguro lo tiene Cristo, para todos aquellos que vienen a Él, arrepentidos de sus pecados buscando el seguro de la Vida eterna, buscando la salvación y Vida eterna para vivir eternamente con Cristo en Su Reino; y Él nos dará un cuerpo nuevo y eterno para vivir con Él por toda la eternidad. En ese seguro que Cristo nos da gratuitamente (porque nosotros no podíamos comprarlo), Él pagó el precio, Él nos compró la salvación y Vida eterna, nos compró el seguro de la Vida eterna. Por lo tanto, en ese seguro está también que Él nos daría un cuerpo angelical como Su cuerpo angelical, y nos daría un cuerpo físico glorificado. Cuando nos bautiza con Espíritu Santo y Fuego nos da el cuerpo angelical; y cuando resucite a los muertos creyentes en Él, los resucitará en cuerpos glorificados y eternos; y cuando nos transforme a nosotros, seremos transformados y entonces tendremos un cuerpo nuevo eterno, inmortal, incorruptible y joven para toda la eternidad, joven como el cuerpo de nuestro amado Señor Jesucristo. El cuerpo de Jesucristo está tan joven como cuando se fue, como cuando ascendió al Cielo, como cuando subió al Cielo. Cuando subió al Cielo, Él representaba de 18 a 21 años de edad; aunque había vivido en la Tierra en el cuerpo físico 33 años, pero cuando resucitó, resucitó glorificado, y el cuerpo glorificado representa de 18 a 21 años de edad. Por eso fue que Sus discípulos, que habían estado con Él tres años y medio (bajo el ministerio de Jesucristo), no lo conocían cuando resucitó. Así será para nosotros: cuando tengamos el nuevo cuerpo, los que tenemos cierta edad y tengamos el nuevo cuerpo y le digamos a nuestros familiares: “¿Cómo estás? Yo soy fulano de tal.” Nos dirán: “Tú no puedes ser fulano de tal, porque fulano de tal tenía 50 ó tenía 60 ó 70 años.” Pero les diremos: “Eso era en el cuerpo mortal, pero ahora en el cuerpo glorificado que Cristo me ha dado, ahora lo que represento son de 18 a 21 años de edad, como nuestro amado Señor Jesucristo.” Y les diremos: “Y ahora no me voy a poner viejo, en este cuerpo no me pondré viejo, ni me enfermaré.” Y cuando los muertos en Cristo resuciten y nos aparezcan, nos aparecerán jovencitos. Así que, estamos esperando a los muertos en Cristo que resuciten y nos aparezcan; pero no estamos esperando viejitos y viejitas, estamos esperando un grupo de jóvenes de 18 a 21 años que aparezcan en medio nuestro, en cuerpos glorificados; porque así será que ellos aparecerán y van a estar con nosotros. Y para ese tiempo las personas dirán: “¡Pero tanto jóvenes que hay! ¡Tantos jóvenes!” Es que esa es la promesa. La inmortalidad será en un cuerpo joven y glorificado como el cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador. Y ahora sí podemos decir: “¡Ese es el cuerpo que yo necesito! Ese es el cuerpo que yo quiero para vivir con Cristo por toda la eternidad.” Ese es el cuerpo que yo voy a tener. ¿Y quién mas? Cada uno de ustedes también; porque hemos recibido a Cristo como el Sacrificio todo suficiente, como el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados. Si alguno todavía no ha recibido a Cristo como Salvador, como el Sacrificio todo suficiente por sus pecados, puede hacerlo en esta ocasión, y yo estaré orando por usted, para que Cristo le reciba, le perdone y con Su Sangre le limpie de todo pecado, y pueda ser bautizado en agua en Su Nombre, y Cristo le bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en usted el nuevo nacimiento, y le dé la Vida eterna. Cuando recibimos a Cristo como Salvador, lo recibimos para que nos dé la Vida eterna, porque Él es el único que puede dar Vida eterna al ser humano; porque Dios nos ha dado Vida eterna, y esta Vida está en Jesucristo, en Su Hijo. Cristo dijo: “El que me confesare delante de los hombres, Yo le confesaré delante de mi Padre.” Y también dijo: “Mas el que me negare delante de los hombres, Yo le negaré delante de mi Padre.” \[San Lucas 12:8-9\] Nadie quiere que Cristo lo niegue delante de nuestro Padre celestial, todos queremos que Cristo nos confiese como creyentes en Él, que lo hemos recibido, y que hemos creído en Su Sacrificio todo suficiente en la Cruz del Calvario. Con la predicación del Evangelio de Cristo nace la fe de Cristo en el corazón de las personas para creer en Cristo; porque la fe viene por el oír la Palabra de Dios, el Evangelio de Cristo. Por lo tanto, los que todavía no han recibido a Cristo, han escuchado en esta noche y ha nacido la fe de Cristo en vuestros corazones para creer en Él. “Porque con el corazón se cree para justicia.” Ya usted está creyendo, ha descubierto ya que está creyendo en Cristo. Dice la Escritura: “Pero con la boca se confiesa para salvación.” \[Romanos 10:10\] Por lo tanto, con la boca hacemos confesión pública de nuestra fe en Cristo, recibiéndolo como nuestro único y suficiente Salvador; y así damos testimonio de nuestra fe en Cristo, y así lo aceptamos, lo recibimos como nuestro único y suficiente Salvador, y entregamos nuestra alma a Cristo, para que Él nos dé salvación y Vida eterna. Y le pedimos que salve nuestra alma, porque Él es el único que puede salvar nuestra alma, somos almas vivientes que vivimos en estos cuerpos mortales; pero el cuerpo físico es solamente una casa terrenal. Usted está dentro de ese cuerpo físico, porque usted es alma viviente. Y nosotros queremos que Cristo salve nuestra alma y nos dé la salvación y Vida eterna, y luego nos dé el cuerpo nuevo cuando llegue el momento. Pero mientras estamos en este cuerpo físico le servimos de todo corazón a Jesucristo, a quien hemos recibido como nuestro único y suficiente Salvador, y hemos creído en el Sacrificio todo suficiente que Él realizó en la Cruz del Calvario. Pueden continuar pasando al frente para orar por ustedes en esta noche, para que Cristo les reciba, les perdone y con Su Sangre les limpie de todo pecado. Los niños de diez años en adelante también pueden pasar para recibir a Cristo, porque ya tienen conciencia del bien y del mal, y Cristo tiene lugar para los niños también en Su Reino. Pueden continuar pasando jóvenes, adultos, ancianos y ancianas también. Todos los que todavía no han recibido a Cristo como Salvador, pueden hacerlo en esta noche, para que Cristo tenga Misericordia de ustedes y les perdone sus pecados y con Su Sangre les limpie de todo pecado; y así sean reconciliados con Dios y sean colocados en el Reino de Dios, el Reino de Cristo con Vida eterna. Mientras vivimos en esta Tierra tenemos que asegurar nuestro futuro eterno, después que termina nuestra vida terrenal, ya se nos acabó el tiempo para asegurar nuestro futuro eterno. Pero mientras estamos en este cuerpo físico tenemos la oportunidad de asegurar nuestro futuro eterno, recibiendo a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador; porque Él es el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados, el cual fue sacrificado en la Cruz del Calvario. Él es el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados para hebreos y para gentiles también. Pueden continuar pasando las personas que faltan por pasar, para que queden incluidas en esta oración que haré por las personas que estarán aquí al frente. Dios tiene mucho pueblo en esta ciudad de Buenos Aires, y en toda la República de Argentina, y los está llamando, los está llamando al Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados, para que tengan y reciban el Sacrificio todo suficiente de Jesucristo en la Cruz del Calvario, y así queden perdonados y queden limpiados de todo pecado con la Sangre de Cristo, y sean bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, que es el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y Cristo los bautice con Espíritu Santo y Fuego, y sean restaurados a la Vida eterna, entren a la Vida eterna en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador, y tengan así asegurado su futuro eterno para vivir eternamente con Jesucristo en Su Reino. Todavía vienen más personas de camino, por lo tanto, estaremos esperando a que lleguen todas las personas que faltan por llegar, por venir al frente, para así obtener el perdón de sus pecados y ser limpios de todo pecado con la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador. Si falta alguna otra persona, puede pasar. Vamos a estar puestos en pie y vamos a orar por las personas que han pasado al frente. Pueden venir los que faltan, pues Cristo les ha llamado en esta noche, y la Escritura dice: “Si oyes hoy Su Voz, no endurezcas tu corazón.” Recuerda que es para darte el perdón de tus pecados, limpiarte de todo pecado con Su Sangre y darte la Vida eterna, y así reconciliarte con Dios. No hay otra forma para ser reconciliados con Dios sino por medio del Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario, para así obtener la Vida eterna. Vamos ya a orar por las personas que han pasado. Si todavía falta alguna persona, puede venir al frente para que quede incluida en esta oración, puede venir para recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador, como el Sacrificio de la Expiación por sus pecados. Vamos a levantar nuestras manos al Cielo a Cristo. Vamos a cerrar nuestros ojos, y repitan conmigo esta oración: ***Señor Jesucristo, vengo a Ti, creyendo en Tu Primera Venida y creyendo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de la Expiación por mis pecados. Señor Jesucristo, doy testimonio público de mi fe en Ti, y Te recibo como mi único y Suficiente Salvador; y entrego mi vida a Ti, Señor Jesucristo, en Tus manos entrego mi alma. Salva mi alma, Señor Jesucristo, Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso. Señor Jesucristo, Te lo ruego.*** ***Y bautizame con Espíritu Santo y Fuego, luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre. Te ruego produzcas en mí el nuevo nacimiento, quiero nacer a la Vida eterna en Tu Reino eterno, quiero vivir contigo por toda la eternidad.*** ***Señor Jesucristo, salva mi alma, Te lo ruego, en Tus manos la encomiendo; perdona mis pecados y con Tu Sangre límpiame de todo pecado. En Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo, Te lo ruego. Amén y amén.*** Con nuestras manos levantadas al Cielo: **La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado. La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado. La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado.** Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados, y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado. Cristo dijo: “*Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.* *El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”* \[San Marcos 16:15-16\] Por cuanto ustedes han creído de todo corazón, Cristo les ha recibido y ha perdonado vuestros pecados. Ustedes me dirán: “Pero todavía me falta ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. ¿Cuándo me pueden bautizar? Porque Él dijo: ‘El que creyere y fuere bautizado, será salvo.’ Y yo he creído de todo corazón, y quiero cumplir Su mandato completo.” Por cuanto ustedes han creído de todo corazón en Cristo como vuestro único y suficiente Salvador, como el Sacrificio todo suficiente, el Sacrificio de la Expiación por vuestros pecados, bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo esta misma noche. Pregunto al ministro aquí, al Reverendo Guillermo Rodríguez si: ¿Hay agua? Hay agua, hay bautisterios. ¿Hay ropas bautismales también? Hay ropas bautismales. ¿Hay vestidores, lugar dónde cambiarse de ropas? Hay también lugar dónde cambiarse de ropas, colocarse las ropas bautismales. ¿Hay personas que pueden cuidar de las ropas de ellos también? También hay personas que estarán cuidando de vuestras ropas, para que luego de ser bautizados, luego se coloquen de nuevo las ropas de ustedes que estarán secas, y regresen a sus hogares gozosos y agradecidos a Cristo por la salvación de vuestra alma. ***Que Jesucristo nuestro Salvador, les bendiga y les guarde, y les bautice con Espíritu Santo y Fuego, luego que ustedes sean bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y entren al Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador; y a vuestros familiares, que Cristo también los traiga a Sus pies, y les dé salvación y Vida eterna, para que también estén con ustedes en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador.*** ***Que Jesucristo nuestro Salvador les bendiga grandemente, les prospere espiritualmente y materialmente también; y les ayude en todo momento en vuestras vidas para perseverar hasta el fin, hasta que seamos transformados.*** Muchas gracias por vuestra amable atención y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador. Estaré también el domingo Dios mediante. ¿En este mismo lugar? En el Cine Gran Rivadavia, a las 10:00 de la mañana, Dios mediante, el domingo próximo, en donde esperamos también grandes bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador. Que Dios les continúe bendiciendo grandemente a todos, y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador. Dejo nuevamente con nosotros, con ustedes, al Reverendo Guillermo Rodríguez, para que les indique hacia dónde caminar para cambiarse de ropas, colocare las ropas bautismales y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo; ***y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento.*** Dios les bendiga y les guarde a todos. “**EL SACRIFICIO TODO SUFICIENTE.”**