--- title: 'Jesucristo como Pescador' date: 2004-08-03 activity: 1 place: city: Escuintla state: Escuintla country: GT duration: 00:00:00 public: false youtube: translations: files: --- Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Reciban todos saludos de mi esposa Erica, y los niños reciban saludos de América y de Yahannah Gabriela. Para esta ocasión leemos en San Lucas, capítulo 5, verso 1 al 11, donde nos habla de la pesca milagrosa, y dice así: “*Aconteció que estando Jesús junto al lago de Genesaret, el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios.* *Y vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes.* *Y entrando en una de aquellas barcas, la cual era de Simón, le rogó que la apartase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde la barca a la multitud.* *Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar.* *Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red.* *Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía.* *Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían.* *Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador.* *Porque por la pesca que habían hecho, el temor se había apoderado de él, y de todos los que estaban con él,* *y asimismo de Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás pescador de hombres.* *Y cuando trajeron a tierra las barcas, dejándolo todo, le siguieron.”* Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla. Nuestro tema es: **“JESUCRISTO, EL PESCADOR.”** A través de la Escritura encontramos diferentes enseñanzas de Jesús representadas en parábolas, usando parábolas, en las cuales Él coloca los misterios de Dios. En San Mateo, capítulo 13, dice Cristo, comenzando en el verso 11: “*Y Él respondiéndoles les dijo...”* Vamos a ver el verso 10: “*Entonces, acercándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas por parábolas?* *El respondiendo, les dijo: Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado.”* Los Misterios del Reino de los Cielos es concedido a aquellos que son los escogidos de Dios, escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. Ahora, aquí en parábolas Cristo habla los Misterios de Dios, pero no son comprendidos por las personas, porque están en parábolas. En el mismo capítulo 13, verso 34 al 35, dice: “*Todo esto habló Jesús por parábolas a la gente, y sin parábolas no les hablaba;* *para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo:* *Abriré en parábolas mi boca;* *Declararé cosas escondidas desde la fundación del mundo.”* En las parábolas que habló nuestro amado Señor Jesucristo están cosas escondidas desde la fundación del mundo, las cuales fueron colocadas por Cristo en esas parábolas. Ahora, en estas parábolas encontramos una muy importante que tiene que ver con el tema que tenemos en esta ocasión. Siendo que Jesucristo es el pescador más grande que existe, y llamó a Sus discípulos a que lo siguieran para hacerlos pescadores de hombres, veamos entonces esta parábola de la Red del capítulo 13 de San Mateo, verso 47 al 50, donde Cristo dice: “*Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en el mar, recoge de toda clase de peces;* *y una vez llena, la sacan a la orilla; y sentados, recogen lo bueno en cestas, y lo malo echan fuera.* *Así será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos,* *y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.”* En esta parábola Cristo muestra un misterio muy grande; y este Misterio será cumplido en medio de los peces, y por consiguiente necesitamos saber el misterio de los peces, de los pescadores, de la red, del mar o el agua donde están esos peces. Por lo tanto, en la era de Piscis el cristianismo viene a existencia; desde los días de Cristo comenzaron personas a seguir a Cristo; y luego que Cristo murió y resucitó, el día de Pentecostés vino el Espíritu Santo, Cristo en Espíritu Santo, y bautizó con Espíritu Santo y Fuego a ciento veinte creyentes en Él; y allí nació la Iglesia del Señor Jesucristo, y por consiguiente nació el cristianismo. Y allí estaban también personas como Pedro, Andrés, Jacobo, Juan, y otros Apóstoles, y demás Apóstoles (exceptuando a Judas Iscariote), y demás apóstoles que habían sido señalados por Cristo como “pescadores” a los cuales Cristo dijo: “Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres.” Durante la Dispensación de la Gracia, la era de Piscis ha estado existiendo, y por consiguiente el cristianismo y todos los cristianos están representados en peces; y los Apóstoles vinieron a hacer pescadores colocados por Cristo para llevar a cabo esa labor. Pero el Pescador mayor de todos es nuestro amado Señor Jesucristo. Vean, los Apóstoles en este pasaje que leímos al principio, no habían pescado absolutamente nada. Pero Cristo luego de tomar prestada la barca de Pedro, y también recibir los servicios de Pedro, Pedro llevándolo en su barca y colocándolo cerca de la orilla, para predicar desde la barca de Pedro; luego Cristo premia a Simón Pedro, a Andrés (su hermano),y a Jacobo y a Juan con una buena cantidad de peces. Por lo tanto, Cristo sabía mas de peces y de la pesca de peces que Pedro, que Andrés, que Jacobo, y que Juan; pues Cristo llevó a estos Apóstoles al lugar correspondiente para llevar a cabo la pesca milagrosa, Cristo creó peces para que ellos los pescaran. Por lo tanto, le dice que lleve la barca a cierto lugar. Dice: “*Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar.”* Allí Cristo había creado peces para que ellos los pescaran, pues ellos habían estado por esos lugares y nada habían pescado. Pero ahora con Cristo la pesca milagrosa se llevaría a cabo. Esto es tipo y figura de la pesca milagrosa, de hombres y mujeres, que se realizaría en la Dispensación de la Gracia bajo la era de Piscis. Por eso el cristianismo es tipificado en el símbolo de peces; y por eso los cristianos en las catatumbas, cuando eran perseguidos, ellos dibujaban peces, lo cual tipifica el cristianismo o a los cristianos. Y ahora, toda persona que escucharía a los Apóstoles predicando el Evangelio de Cristo, estaría viendo y escuchando a los pescadores que estarían echando la Red del Evangelio de Cristo, para pescar a las personas almas de Dios que estaban destinadas, ordenadas desde la fundación del mundo, para escuchar la predicación del Evangelio de Cristo y creer en Jesucristo como único y suficiente Salvador; y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo bautizarlos con Espíritu Santo y Fuego, y producir así en ellos el nuevo nacimiento, y nacer en el Reino de Dios como hijos e hijas de Dios, como los peces que los pescadores pescaron tirando la Red del Evangelio de Cristo. Y así las palabras de Cristo: “Venid en pos de mí, y Yo os haré pescadores de hombres,” se cumplieron en los Apóstoles, en Pedro, cuando predicó su primer Mensaje el Día de Pentecostés, en el capítulo 2 del Libro de los Hechos, como tres mil personas creyeron y fueron bautizadas en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, Cristo los bautizó con Espíritu Santo y Fuego, obtuvieron el nuevo nacimiento y fueron añadidos a la Iglesia del Señor Jesucristo. Y así durante toda la Dispensación de la Gracia, desde el Día de Pentecostés en adelante, hemos estado viendo los pescadores de Jesucristo, los que han seguido a Cristo, y Cristo los ha colocado como Pescadores, como Ministros, apóstoles, Profetas, Maestros, Evangelistas, Pastores, y así por el estilo, para reunir todos los peces de Dios, en el Reino de Dios, en la Iglesia del Señor Jesucristo. Y ahora, hemos visto que todos somos peces del Señor Jesucristo en esta pesca milagrosa que se ha estado llevando a cabo desde el Día de Pentecostés en adelante. Y hay muchos pescadores que Cristo ha enviado de etapa en etapa en medio de Su Iglesia, para echar la Red del Evangelio de Cristo en las aguas de pueblos, naciones, lenguas, y así recoger todos los peces del Reino de Dios, recogerlos en la Iglesia del Señor Jesucristo. Y ahora, para el tiempo final tenemos la promesa que habrá una pesca muy importante, una pesca milagrosa, como hubo pescas milagrosas en el tiempo de los Apóstoles, en donde pescaron miles y miles de hombres y mujeres y niños, y los colocaron en el Reino de Cristo; los pescaron con la Red del Evangelio de Cristo. Y ahora, para nuestro tiempo, para el fin del siglo, que es el fin o tiempo final de la Dispensación de la Gracia, y también de la era de Piscis, Vean, en San Mateo, capítulo 13, verso 47 al 50, lectura que tuvimos hace algunos minutos atrás, está prometida una pesca milagrosa, en donde la Red, del Evangelio de Cristo será echada, y luego sacada de las aguas del mar de pueblos, naciones y lenguas; porque el mar o las aguas tipifican: “Pueblos, naciones y lenguas,” donde están los peces de Dios, donde están esos hombres, y mujeres y niños de Dios, escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, los cuales tienen que ser recogidos en el Reino del Señor Jesucristo. Vamos a leer primero el capítulo 11 de San Juan, versos 49 al 53 (de San Juan). Caifás, el sumo sacerdote, quería matar a Cristo, quería que mataran a Cristo ,y vean lo que dice cuando se habían reunido para ver qué iban a hacer con Jesucristo. Vamos a ver capítulo 11, verso 47 en adelante, para que tengamos el cuadro claro, dice: “*Entonces los principales sacerdotes y los fariseos reunieron el concilio, y dijeron: ¿Qué haremos? Porque este hombre hace muchas señales* (o sea, Jesús hacia muchas señales)*.* *Si le dejamos así, todos creerán en él; y vendrán los romanos, y destruirán nuestro lugar santo y nuestra nación.* *Entonces Caifás, uno de ellos, sumo sacerdote aquel año, les dijo: Vosotros no sabéis nada; ni pensáis que nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca.* *Esto no lo dijo por sí mismo, sino que como era el sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús había de morir por la nación;* *y no solamente por la nación, sino también para congregar en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos.* *Así que, desde aquel día acordaron matarle.”* Vean, Cristo murió no solamente por la nación hebrea, sino por todos los hijos de Dios, para congregarlos en UNO; esto es congregarlos en Cristo, en Su Cuerpo Místico de creyentes, que es la Iglesia del Señor Jesucristo. Por lo tanto, la forma de congregar en UNO, en Cristo, a todos los hijos e hijas de Dios, es Cristo enviando pescadores para que vayan con la Red del Evangelio de Cristo por todas las naciones, pueblos y lenguas, que son las aguas, los mares de gente, para que así al tirar la Red del Evangelio de Cristo, logren pescar esas almas y colocarlas en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador. Así ha sucedido de etapa en etapa, a través de estos dos mil años que han trascurrido de Cristo y los Apóstoles hacia acá. Y para este tiempo final tenemos la promesa que será tirada la Red del Evangelio de Cristo, y serán pescados, o sea, tomados, en la Red del Evangelio, los últimos peces de Dios, los escogidos de Dios del Día Postrero de entre los gentiles, para la Iglesia de Jesucristo; y de entre los hebreos que son ciento cuarenta y cuatro mil hebreos, doce mil de cada tribu. Dice (San Mateo, capítulo 13, verso 47 al 50): “*Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en el mar, recoge de toda clase de peces;* *y una vez llena, la sacan a la orilla; y sentados, recogen lo bueno en cestas, y lo malo echan fuera.* *Así será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos,* *y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.”* Vean, en la pesca milagrosa de este tiempo final, por cuanto la Red del Evangelio recoge toda clase de peces, buenos y malos; los malos serán echados en el horno de fuego, que es la gran tribulación, donde los juicios divinos caerán sobre la raza humana; y los buenos, los peces buenos serán colocados con Cristo en Su Reino, y serán transformados en el Día Postrero, y vendrán a ser a imagen y semejanza de Jesucristo nuestro Salvador; y entonces recibiremos la inmortalidad física, recibiremos un cuerpo nuevo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, como el cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador, y entonces seremos jóvenes todos, y representaremos de 18 a 21 años de edad. Así es el cuerpo glorificado que Cristo tiene, y esa es la clase de cuerpo que Cristo ha prometido para todos los creyentes en Él, que son tomados por la Red del Evangelio de Cristo y colocados en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador. “*Así será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos.”* Y ahora, tenemos la promesa que los Ángeles van a tener esa labor. Un Ángel es un Mensajero. Estos Ángeles son los Dos Olivos de Zacarías, capítulo 4, verso 1 al 14; y de Apocalipsis, capítulo 11, verso 3 en adelante. Los Dos Olivos, los Dos Ungidos, los Dos Candeleros de Oro, los Dos Ungidos que están delante de la Presencia de Dios. Esos son los ministerios de Moisés y Elías, que estarán en la Tierra en el tiempo final, para tomar con la Red del Evangelio de Cristo a los escogidos del Día Postrero y colocarlos en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador, y tomar con la Red del Evangelio de Cristo a los escogidos del pueblo hebreo, que son ciento cuarenta y cuatro mil hebreos, doce mil de cada tribu, los cuales aparecen aquí en la Escritura. Vean, en San Mateo, capítulo 24, verso 31, dice: “*Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.”* ¿Ven? Enviará, ¿a quiénes? A Sus Ángeles, ¿con qué? Con Gran Voz de Trompeta, con la Gran Voz de Trompeta del Evangelio de Cristo. Por lo tanto, la Gran Voz de Trompeta del Evangelio de Cristo es la Red, la cual es echada en el mar de pueblos, naciones y lenguas, para recoger a todos los escogidos de Dios tipificados en los buenos peces. Luego, encontramos también en la Escritura que nos habla de este tiempo final, en donde la pesca milagrosa de San Juan tipifica la pesca milagrosa de este tiempo final. Vean, en San Juan, capítulo 21, versos 3 en adelante, dice: “*Simón Pedro les dijo: Voy a pescar. Ellos le dijeron: Vamos nosotros también contigo. Fueron, y entraron en una barca; y aquella noche no pescaron nada.* *Cuando ya iba amaneciendo, se presentó Jesús en la playa; mas los discípulos no sabían que era Jesús.”* Recuerden que ya Cristo había resucitado, estaba con Su cuerpo glorificado, y por consiguiente representaba de 18 a 21 años. Ellos habían conocido a Cristo en Su ministerio terrenal, cuando tenía de 29 años y medio hasta los 33 años. Pero ahora Cristo está en Su cuerpo glorificado, y es más joven en ese cuerpo glorificado, porque en el cuerpo glorificado la persona representa de 18 a 21 años de edad. “*Y les dijo: Hijitos, ¿tenéis algo de comer? Le respondieron: No.* *El les dijo: Echad la red a la derecha de la barca, y hallaréis. Entonces la echaron, y ya no la podían sacar, por la gran cantidad de peces.* *Entonces aquel discípulo a quien Jesús amaba dijo a Pedro: ¡Es el Señor! Simón Pedro, cuando oyó que era el Señor, se ciñó la ropa (porque se había despojado de ella), y se echó al mar.* *Y los otros discípulos vinieron con la barca, arrastrando la red de peces, pues no distaban de tierra sino como doscientos codos.* *Al descender a tierra, vieron brasas puestas, y un pez encima de ellas, y pan.* *Jesús les dijo: Traed de los peces que acabáis de pescar.* *Subió Simón Pedro, y sacó la red a tierra, llena de grandes peces, ciento cincuenta y tres; y aun siendo tantos, la red no se rompió.”* Este milagro, vean, fue cerca de la orilla, fueron peces grandes, y fueron ciento cincuenta y tres peces grandes. Estos peces grandes representan los escogidos de Dios, los elegidos de Dios de la Iglesia del Señor Jesucristo del Día Postrero de este tiempo final, y los escogidos de Dios del pueblo hebreo, que son ciento cuarenta y cuatro mil hebreos, doce mil de cada tribu. Siendo que fueron las personas que Cristo - a los cuales Cristo había dicho: “Venid en pos de mí, y Yo os haré pescadores de hombres,” Pedro y estos Apóstoles, como Andrés, Jacobo y Juan, tipifican a los Dos Ungidos, Moisés y Elías, los Dos Olivos para el Día Postrero, para el fin del siglo, para el fin de la Dispensación de la Gracia, echando la Red del Evangelio de Cristo, y tomando, sacando del mar de pueblos, naciones y lenguas, a los escogidos de Dios y colocándolos en el Reino de Dios. Por lo tanto, este es el tiempo más grande y glorioso de todos los tiempos. Cuando se termine esta pesca milagrosa entre los gentiles, continuará con el pueblo hebreo, para tomar los peces grandes de entre los hebreos, que son los escogidos de entre los hebreos, los cuales son doce mil de cada tribu, y que son ciento cuarenta y cuatro mil por todos; porque son doce mil de doce tribus; y esos son doce por doce: doce mil por doce: ciento cuarenta y cuatro mil peces grandes escogidos de Dios, tipificados en ciento cincuenta y tres peces grandes. Por lo tanto, los peces grandes son los escogidos de Dios, los elegidos de Dios escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. Y ahora, ¿quiénes son peces grandes del Reino de Cristo que han sido pescados, tomados por la Red del Evangelio de Cristo? Todos nosotros. Si hay alguna persona que todavía no ha recibido a Cristo como su único y suficiente Salvador, en esta noche la Red del Evangelio de Cristo ha sido echada a las aguas de pueblos, naciones y lenguas, y es sacada para recoger los buenos peces, los peces grandes escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, los cuales son seres humanos. Por lo tanto, en esta noche los que todavía no han recibido a Cristo como su único y suficiente Salvador, entren a la Red del Evangelio de Cristo, para que sean colocados en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador, y Cristo les recibe en Su Reino, les perdone y con Su Sangre les limpie de todo pecado; y Cristo produzca en ustedes el nuevo nacimiento, les bautice con Espíritu Santo y Fuego, luego que sean bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y así aseguren su futuro eterno con Jesucristo en Su Reino eterno, aseguren su futuro eterno en la Vida eterna, recibiendo a Jesucristo como vuestro único y suficiente Salvador. Cristo dijo: “*Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura* (eso es echando la Red sobre todo pueblo, nación y lengua, echando la Red en el mundo entero)*.* *El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”* Por lo tanto, la bendición grande es para la persona que escucha la predicación del Evangelio de Cristo, y cree de todo corazón en Cristo como su único y suficiente Salvador, esa persona es bautizada en agua en el nombre del Señor Jesucristo, Cristo lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y produce el nuevo nacimiento en la persona, y la persona nace a la Vida eterna en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador. Cristo dijo a Nicodemo: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca del Agua y del Espíritu, no puede entrar al Reino de Dios.” (San Juan, capítulo 3, verso 1 al 6). Por lo tanto, se requiere el nuevo nacimiento, y para eso se requiere que la Red del Evangelio de Cristo se eche sobre el mar de pueblos, naciones y lenguas, y sea sacada con los peces, los hijos e hijas de Dios, y sean colocados en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador, y así sean restaurados a la Vida eterna, y así quede confirmado el nombre y el lugar para la persona en la Vida eterna; así usted confirme su lugar en la Vida eterna, en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador, para que usted viva eternamente con Cristo en Su Reino eterno. Por lo tanto: *“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura* (eso es echar la Red sobre pueblos, naciones y lenguas, sobre la humanidad)*.* *El que creyere y fuere bautizado, será salvo...”* ¿Ven? El que escucha la predicación del Evangelio de Cristo y cree en Cristo como su Salvador, porque la fe viene por el oír, nace en el alma de la persona, en el corazón de la persona la fe en Cristo, cuando escucha la predicación del Evangelio de Cristo; y reconoce que Cristo en Su Primera Venida vino como el Cordero de Dios para quitar el pecado del mundo, y que Su Sacrificio en la Cruz del Calvario es el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados. Cuando la persona cree en Jesucristo y Su Sacrificio en la Cruz del Calvario, lo recibe como su único y suficiente Salvador, y Cristo lo perdona y con Su Sangre lo limpia de todo pecado, es bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y produce en la persona el nuevo nacimiento, nace de nuevo, nace a la Vida eterna en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador, ha nacido del Agua y del Espíritu, ha nacido de la predicación del Evangelio de Cristo, y del Bautismo del Espíritu Santo Por lo tanto, toda persona que quiere vivir eternamente con Cristo en Su Reino, necesita entrar a la Red del Evangelio de Cristo, y recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador. Recuerden que Jesucristo es el pescador por excelencia, el cual ha enviado pescadores para pescar hombres, que están tipificados en peces; y para este tiempo en peces grandes, como en la pesca milagrosa de San Juan, capítulo 21, luego que Cristo resucitó. Por lo tanto, reconociendo que Jesucristo es el Pescador más grande y que tiene muchos pescadores, y que es el Jefe de todos los pescadores, nosotros necesitamos ser peces que entremos a la Red del Evangelio de Cristo para ser colocados en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador. Jesucristo como Pescador; y nosotros como peces; y los predicadores, los Apóstoles y los diferentes Ángeles Mensajeros; y los Ángeles Mensajeros del Día Postrero, que son los Dos Olivos, los cuales son los Dos Ungidos que están delante de la Presencia de Dios, los cuales son los ministerios de Moisés y Elías, para este tiempo final, echando la Red del Evangelio de Cristo para pescar los peces buenos y grandes del Día Postrero, para la Iglesia del Señor Jesucristo entre los gentiles, y los ciento cuarenta y cuatro mil hebreos señalados en Apocalipsis, capítulo 7, versos 17; y capítulo 14, verso 1 en adelante. Por lo tanto, reconociendo a Jesucristo como Pescador, reconocemos a Sus Mensajeros como pescadores enviados para pescar hombres, y reconocemos a todos los que reciben a Cristo como Salvador, como los peces que han sido recogidos por la Red del Evangelio del Cristo. Toda persona que ha recibido a Cristo como su único y suficiente Salvador, ha sido bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo lo ha bautizado con Espíritu Santo y Fuego, ha obtenido el nuevo nacimiento y ha sido colocado en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador, y tiene Vida eterna, ha confirmado su lugar en la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno. No hay otra cosa más importante que la Vida eterna; y solamente la podemos obtener a través de Jesucristo, el Pescador. Por lo tanto, las palabras de Juan el Apóstol, en Primera de Juan, capítulo 5, verso 10 en adelante, son reales para todos nosotros. Dice: “*El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo.* *Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado Vida eterna; y esta vida está en su Hijo.”* ¿Ven? Dios nos ha dado Vida eterna, y esta Vida está en Su Hijo Jesucristo. Para obtener la Vida eterna que Dios nos da, tenemos que recibir a aquél en quien está la Vida eterna, y está en Jesucristo. Por lo tanto, necesitamos recibir a Cristo, para recibir de parte de Jesucristo la Vida eterna. Recibir a Cristo como Salvador, no es un asunto de uno meterse a una secta religiosa, es un asunto de Vida eterna para toda persona que recibe a Cristo como único y suficiente Salvador. Por lo tanto, la Vida eterna está en Jesucristo, para lo cual hay que recibir a Cristo para que Él nos dé la Vida eterna. “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido (esas almas de Dios, esos peces de Dios). “*El que tiene al Hijo, tiene la vida.”* ¿Tiene qué Vida? La Vida eterna. Cuando nacimos en esta Tierra a través de nuestros padres terrenales, obtuvimos la vida, pero no fue la Vida eterna, obtuvimos una vida temporera que se acaba antes de los cien años, a la mayor parte de los seres humanos. Pero nosotros queremos Vida eterna, y esta Vida está en Jesucristo nuestro Salvador. Así como para obtener esta vida terrenal tuvimos que nacer en esta Tierra a través de nuestros padres terrenales, para obtener la Vida eterna tenemos que nacer de nuevo, nacer del Agua y del Espíritu, del Evangelio de Cristo y del Espíritu Santo, para lo cual necesitamos recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, para que Él perdone nuestros pecados, nos limpie con Su Sangre Preciosa de todo pecado, seamos bautizados en agua en Su Nombre, y Él nos bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en nosotros el nuevo nacimiento, y así todos nazcamos en el Reino de Dios, que es el Reino de Jesucristo nuestro Salvador. Sigue diciendo, vamos a leer el verso 12: “*El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.”* Aunque tenga vida física, es una vida temporera que se le va a terminar en cualquier momento, pero no tiene la Vida eterna, para vivir eternamente con Cristo en su Reino eterno. Por lo tanto, la persona se ha conformado con un corto tiempo de vida temporera; y teniendo la oportunidad de vivir eternamente con Cristo en Su Reino, no quiso, y al no recibir a Cristo es porque no quiere vivir eternamente. Vean, en San Juan (luego continuaremos con este pasaje)... en San Juan, capítulo 5, dice Jesucristo en el verso 40. Recuerden que el que viene a Cristo es porque quiere vivir eternamente, quiere recibir la Vida eterna, pero el que no viene a Cristo es porque no quiere recibir Vida eterna, porque no quiere vivir con Cristo por toda la eternidad. Dice, capítulo 5, verso 40 de San Juan: “*...y no queréis venir a mí para que tengáis vida* (o sea, para que tengáis Vida eterna)*.”* Los que no quisieron venir a Cristo en aquellos tiempos, no querían tener Vida eterna. Pero los que vinieron a Cristo sí querían tener Vida eterna. ¿Y quiénes quieren tener Vida eterna, y han venido a Cristo? Todos nosotros. Yo he venido a Cristo porque quiero tener Vida eterna. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también. Por lo tanto, toda persona que quiere Vida eterna, necesita venir a los pies de Cristo recibiéndolo como su único y suficiente Salvador, para que Cristo le perdone y con Su Sangre le limpie de todo pecado, sea bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, Cristo lo bautice con Espíritu Santo y Fuego, y le dé la salvación y Vida eterna, y así nazca en la Vida eterna en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador. Continuamos leyendo el capítulo 5 de Primera de Juan, y pasamos al verso 13, donde dice: “*Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis Vida eterna.”* Esta es la buena noticia para los creyentes en Cristo, para los que creen en el Hijo de Dios, y lo han recibido como su único y suficiente Salvador: que tenemos Vida eterna. “*...y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.”* Por lo tanto, la bendición grande es creer en Cristo, recibirlo como nuestro único y suficiente Salvador, para obtener así la salvación de nuestra alma y Vida eterna, para vivir con Cristo por toda la eternidad. Para esto fue que Cristo envío a los pescadores, a los Apóstoles, y a todos los diferentes Ministros, y todos los diferentes Ángeles Mensajeros; y para eso también esta prometido que enviará a Sus Ángeles en el Día Postrero, los ministerio de Moisés y Elías, para echar la Red y sacar la Red con los peces, los escogidos del Día Postrero. Por lo tanto, toda persona que no ha recibido a Cristo todavía como su único y suficiente Salvador, lo puede hacer en esta noche levantando su mano y yo estaré orando por usted para que Cristo le reciba en Su Reino, y sea perdonado, y Cristo con Su Sangre le limpie de todo pecado, y sea bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo le bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en usted el nuevo nacimiento, y así nazca a la Vida eterna y en la Vida eterna en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador, y así sea colocado en el Reino de Cristo como uno de los peces grandes del Reino de Jesucristo nuestro Salvador, sea colocado como un creyente en Cristo, como un cristiano, tipificado en esos peces grandes que fueron tomados en la red que Pedro y los Apóstoles echaron por mandato de nuestro amado Señor Jesucristo. Pueden levantar su mano las personas que quieren recibir la salvación y Vida eterna en esta noche, recibiendo a Cristo como su único y suficiente Salvador, y yo estaré orando por ustedes en esta noche, para que Cristo les reciba en Su Reino, les perdone sus pecados y con Su Sangre les limpie de todo pecado, y puedan ser bautizados en agua en Su Nombre, y Él les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y así obtengan la salvación y Vida eterna. Pueden ya pasar al frente para orar por ustedes en esta noche, para que reciban la salvación y Vida eterna. Pueden continuar pasando. Ya hemos visto: Los misterios de los Reinos de los Cielos, este misterio de la pesca milagrosa, y de los pescadores que Dios ha enviado para trabajar en la labor de la pesca de peces, de hombres, de hombres y mujeres y niños, que están escritos en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero, para así ser colocados en la Red, tomados por la Red del Evangelio y colocados en el Reino de nuestro amado Señor Jesucristo. Todavía continúan pasando más personas que vienen de camino, los cuales han escuchado la predicación del Evangelio de Cristo y han entrado al Evangelio de Cristo, a la Red del Evangelio, para ser peces buenos y grandes en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador. Todavía vienen más personas de camino. Así que vamos a dar unos segundos en lo que pasan todas las personas que han escuchado y han creído de todo corazón. “Porque la fe viene por el oír.” Por el oír la Palabra de Dios nace la fe en Cristo en el alma de la persona, y con el corazón se cree para justicia; *acá* en el alma, en el corazón, cree en Cristo como su único y suficiente Salvador, sabiendo y creyendo que el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario es el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados, para obtener el perdón de pecados, y ser limpios de todo pecado con la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador; y Cristo lo recibe, lo perdona y con Su Sangre lo limpia de todo pecado, y es colocado en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador; y así obtiene la salvación de su alma y la Vida eterna; porque no hay otra cosa más importante que la Vida eterna; y así ha asegurado su futuro con Cristo en Su Reino eterno y en la Vida eterna. La Vida eterna es lo más importante; si esta vida terrenal es importante para nosotros, cuánto más la Vida eterna. Y si esta vida es tan buena vivirla aquí en la Tierra, cuánto más la Vida eterna. La Vida eterna es lo más importante para todo ser humano. No podemos conformarnos con vivir un lapso de tiempo corto en este cuerpo terrenal, teniendo una promesa divina que todos aquellos que reciben a Cristo como su único y suficiente Salvador, reciben el perdón de sus pecados y son limpios con la Sangre de Cristo de todo pecado, y son bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo los bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y obtienen la salvación y Vida eterna. “*El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”* Tan simple como eso. Es un asunto de creer en Cristo para tener Vida eterna, ser salvo; o no creer para ser condenado. Nadie quiere ser condenado. Todos queremos ser salvos y vivir eternamente por toda la eternidad con Cristo en Su Reino eterno; pues ese es el único Reino que existirá por toda la eternidad. El reino de las tinieblas, el reino del maligno, es temporero, va a ser quitado y va a ser destruido. Por lo tanto, tenemos que entrar al Reino de Jesucristo nuestro Salvador, para recibir ahí la Vida eterna, y vivir con Cristo por toda la eternidad. Todavía estamos dando unos segundos en lo que pasan las personas que faltan por pasar, que desean vivir eternamente con Cristo, y ya han recibido la fe de Cristo para creer en Cristo como su único y suficiente Salvador, a medida que escucharon la predicación del Evangelio de Jesucristo nuestro Salvador. “Con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se hace confesión para salvación.” Por lo tanto, usted ha creído de todo corazón en Cristo y ahora le corresponde ponerse en pie, pasar al frente; pasar al frente y dar testimonio público de su fe en Cristo, recibiendo a Cristo como vuestro único y suficiente Salvador. Cristo dijo: “El que me confesare delante de los hombres, Yo le confesaré delante de mi Padre. Mas el que me negare - y a cualquiera que me negare delante de los hombres, Yo le negaré delante de mi Padre que está en los Cielos.” \[San Lucas 12:9\] Nadie quiere que Cristo lo niegue delante de nuestro Padre Celestial. Pero si la persona le da la espalda a Cristo, no lo recibe como Salvador, Cristo lo va a negar delante del Padre Celestial, va a decir: “Este no es un creyente en mí, éste no vino a mí para pedir perdón por sus pecados y para Yo limpiarlo con mi Sangre de todo pecado, éste no recibió mi Sacrificio de la Expiación por sus pecados, por lo tanto no es un creyente en mí.” Por lo tanto, el Padre no le dará Vida eterna y no podrá entrar al Reino de Dios; será condenado en el juicio final y echado al lago de fuego, que es la segunda muerte, donde será echada también la bestia, y donde será echado el falso profeta, y donde será echado el diablo también. A ese lugar serán echado todos los que le dan la espalda a Cristo, los que no lo reciben como único y suficiente Salvador; porque el lago de fuego es el lugar para todos los incrédulos, comenzando desde el diablo, hasta la última persona incrédula que no lo crea y reciba a Cristo como su único y suficiente Salvador. “*...mas el que no creyere, será condenado.”* Eso es lo que dice el mismo Cristo. Pero para los que creen, dice: “*El que creyere y fuere bautizado, será salvo.”* ¿Ven? Recibe la salvación y Vida eterna. Por lo tanto, es un asunto de salvación y Vida eterna, recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador. Esa es la forma en que aseguramos nuestro futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno. No hay otra persona que nos pueda asegurar nuestro futuro eterno sino Jesucristo nuestro Salvador, para eso fue que Él vino y murió por nosotros en la Cruz del Calvario. Por lo tanto, no murió en vano, murió por mí. ¿Y por quién más? Por cada uno de ustedes también. Por lo tanto, tenemos Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno. No hay otro reino en el cual podamos entrar y obtener la Vida eterna, solamente en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador. Y Él la otorga a todos los que lo reciben como su único y suficiente Salvador; pero no la puede otorgar a aquellos que no creen en Él y no lo reciben como único y suficiente Salvador. La persona tiene que venir a Cristo para recibir Vida eterna. Los que no vienen, dice: “Y no queréis venir a mí para tener Vida eterna.” ¿Ven? El que no viene a Cristo no quiere tener Vida eterna. Por lo tanto, no vivirá eternamente. Pero el que viene a Cristo, quiere tener Vida eterna, quiere vivir con Cristo por toda la eternidad, y Cristo le da Vida eterna; porque Dios nos ha dado Vida eterna y esta Vida está en Jesucristo el Hijo de Dios. Todavía estamos dando unos segundos en lo que pasan las personas que han escuchado y han creído en sus corazones en Cristo como su único y suficiente Salvador, pues ya han creído y lo que les falta es dar testimonio público de su fe en Cristo, recibiéndolo como su único y suficiente Salvador. Los niños también de diez años en adelante, pueden pasar para recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador, para que Cristo les reciba en Su Reino, porque Cristo tiene lugar para los niños también en Su Reino. Él dijo: “Dejad venir a los niños a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el Reino de los Cielos.” Por lo tanto, los niños de diez años en adelante también pueden pasar, y sus padres pueden pasar con ellos trayéndolos para acompañarles en ese momento tan importante de decisión. La decisión más importante que una persona hace es una sola: recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador, esa decisión lo coloca en el Reino de Cristo con y en la Vida eterna. Alguna veces las personas que han escuchado la predicación del Evangelio de Cristo y han creído, algunas veces cuando llega el momento de pasar al frente, se detienen porque algo los detiene. Pero eso que los detiene no es de Dios. Dios quiere que todos reciban la Vida eterna. Por lo tanto, diga: “Yo quiero vivir eternamente con Cristo en Su Reino, por lo tanto ya he creído en Cristo como mi Salvador, me levanto y doy testimonio público de mi fe en Cristo, y lo recibo como mi único y suficiente Salvador. Por lo tanto, me levanto y paso al frente y lo recibo como mi Salvador; y así doy testimonio público de mi fe en Cristo.” El dijo: “El que me confesare delante de los hombres, Yo le confesaré delante de mi Padre.” Por lo tanto, eso es lo que todos queremos: que Cristo nos confiese delante de nuestro Padre Celestial, como creyentes en Jesucristo. Dice: “Y todo el que invocare el Nombre del Señor, será salvo.” Por lo tanto, pase al frente para invocar el Nombre del Señor, invocarlo como su único y suficiente Salvador; y luego que el ministro lo invoque sobre usted en el bautismo en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Vamos a estar puestos en pie para orar por las personas que han pasado. Si falta alguna persona puede pasar, para que quede incluida en esta oración que estaré haciendo por las personas que han pasado para dar testimonio público de su fe en Jesucristo como vuestro único y suficiente Salvador. Todavía vienen más personas que desean recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador. Hay lugar en el Reino de Cristo para todos los que faltan por pasar también. Por lo tanto, asegure su lugar en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador. Él tiene lugar para cada uno de ustedes que todavía no han recibido a Cristo como su único y suficiente Salvador, todavía hay lugar para ustedes en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador, todavía hay lugar en la Casa de Dios para ustedes. En la parábola del hombre que hizo una fiesta para su hijo, luego que el siervo con todos los que estaban trabajando con él, fueron y buscaron a las personas por todos los lugares, y llenaron la casa; el siervo, que es el Espíritu Santo, dijo: “Hemos hecho como mandaste y todavía hay lugar.” Todavía hay lugar en la Casa de Dios para todos ustedes. Cuando entre hasta el último escogido de Dios, entonces se habrá llenado la Casa de Dios, y entonces Cristo se levantará del Trono del Padre, tomará el Titulo de Propiedad, el Libro de los Siete Sellos de Apocalipsis, capítulo 5, lo abrirá en el Cielo, y hará Su Obra de Reclamo, resucitará a los muertos creyentes en Él en cuerpos glorificados, y a los que estamos vivos nos transformará; y entonces todos tendremos cuerpos glorificados, como el cuerpo glorificado de Jesucristo, cuerpos jóvenes que representarán de 18 a 21 años de edad, cuerpos inmortales y glorificados, como el cuerpo glorificado de Jesucristo. Esa es la bendición grande que Cristo tiene para mí. ¿Y para quién más? Para cada uno de ustedes también. Unos segundos y ya oraremos por las personas que han pasado. Los que falten por pasar pueden pasar, y ya oraremos por todos los que han pasado. Todavía hay mas personas que necesitan pasar porque necesitan recibir la Vida eterna a través de Jesucristo nuestro Salvador. “Porque todo aquel que invocare el Nombre del Señor, será salvo.” Por lo tanto, invocamos el Nombre del Señor como nuestro único y suficiente Salvador; y Él salva nuestra alma y nos da así la salvación y Vida eterna. Si falta alguna otra persona puede pasar ya, y ya estaremos orando por todos los que han pasado. Unos segundos y ya oraremos. Hay más personas que necesitan recibir la salvación y Vida eterna, para asegurar su futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno. Pues todos queremos vivir con Cristo por toda la eternidad en Su Reino eterno. Vamos a inclinar nuestros rostros para orar, nuestros ojos cerrados, y repitan conmigo esta oración las personas que han pasado al frente: ***Señor Jesucristo, vengo a Ti, creyendo en Ti, creyendo en Tu Primera Venida y en Tu muerte en la Cruz del Calvario, como el Sacrificio de la Expiación por mis pecados.*** ***Señor Jesucristo, al escuchar la predicación de Tu Evangelio nació en mi corazón, en mi alma, la fe para creer en Ti, y ahora doy testimonio público de mi fe en Ti, recibiéndote como mi único y suficiente Salvador. Te recibo, Señor Jesucristo, como mi único y suficiente Salvador, levantando mis manos a Ti; y pidiéndote, Señor Jesucristo, perdones mis pecados, y con Tu Sangre me limpies de todo pecado; y me bautices con Espíritu Santo y Fuego, y produzcas en mí el nuevo nacimiento. Quiero nacer en Tu Reino eterno, para vivir contigo por toda la eternidad.*** ***Señor Jesucristo, en Tus manos encomiendo mi alma, salva mi alma Señor Jesucristo, Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén y amén.*** Y ahora repitan conmigo: **La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado. La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado. La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado.** Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados, y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado. Él dijo: “*Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.* *El que creyere y fuere bautizado, será salvo.”* Ustedes me dirán: “Ya he creído en Jesucristo de todo corazón como mi único y suficiente Salvador. Pero todavía me falta una cosa: me falta ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo; porque Él dijo: ‘El que creyere y fuere bautizado, será salvo.” Y me preguntarán: “¿Cuándo me pueden bautizar en agua en el Nombre del Señor Jesucristo?” Por cuanto ustedes han creído de todo corazón en Cristo como vuestro único y suficiente Salvador, bien pueden ser bautizados en agua esta misma noche. Pregunto al ministro aquí. Vamos a pedirle pase acá: si hay agua: Hay agua, hay bautisterios *aquí*. ¿Hay también ropas bautismales? También hay ropas bautismales, para que se puedan cambiar de ropas, y puedan ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo; y luego quitarse las ropas bautismales, y colocarse de nuevo las ropas de ustedes, para regresar a sus hogares gozosos por la salvación de vuestra alma que Cristo les ha dado. Por lo tanto, dejaré al ministro aquí, al Rvdo., para que les indique hacia dónde caminar para cambiarse de ropas, porque hay lugares, vestidores, dónde cambiarse de ropas también, aquí en este mismo lugar. Ha sido para mí un privilegio y bendición grande estar con ustedes, dándoles testimonio de: **“JESUCRISTO COMO PESCADOR.”** ***Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto sean sobre todos ustedes y sobre mí también; y pronto Él complete Su Reino, Su Iglesia. En el Nombre del Señor Jesucristo. Y traiga a sus familiares a los pies Suyos, para que estén también con ustedes en el Reino de Cristo por toda la eternidad. En el Nombre del Señor Jesucristo. Y también les bautice en Espíritu Santo y Fuego, luego que ustedes sean bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo; y produzca en ustedes el nuevo nacimiento. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amen.*** Dejo con nosotros al Rvdo., aquí presente, para indicarles hacia dónde caminar para cambiarse de ropas y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, como hacían los Apóstoles: que todos los que creían los bautizaban en agua en el Nombre del Señor Jesucristo en ese mismo momento en que creían y recibían a Cristo como Salvador. Que Dios les bendiga y les guarde a todos. Buenas noches. “**JESUCRISTO COMO PESCADOR.”**