--- title: 'Aquél que pide, recibe' date: 2003-10-13 activity: 1 place: city: Paraguaçu Paulista state: São Paulo country: BR duration: 00:00:00 public: false youtube: translations: files: --- Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Reciban todos saludos de mi esposa Erica, ella me acompaña en este viaje al Brasil, pero no pudo estar en esta noche *aquí* con nosotros, porque está en la grabación, en todo lo relacionado a la grabación de un CD, aquí en el Brasil. Pero el sábado y domingo próximo estará en San Pablo, y allí saludará a las personas que estarán en la actividad del domingo en la mañana. También los niños reciban saludos de mis niñas América y Yahannah Gabriela, y también todos reciban saludos de los hermanos de Puerto Rico. Para esta noche, lunes 13 de octubre del 2003, tenemos un tema muy importante, es: **“AQUÉL QUE PIDE, RECIBE.”** Y vamos a leer en San Mateo, capítulo 7, verso 7 al 11, donde dice Jesucristo: “*Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.* *Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.* *¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra?* *¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente?* *Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?”* Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra. Nuestro tema es: **“AQUÉL QUE PIDE, RECIBE.”** Toda persona desde que nace está pidiendo. La persona cuando nace enseguida está pidiendo alimento, leche de su mamá, y sigue así en su vida siempre pidiendo, a medida que va creciendo va pidiendo comida ya más dura, pide su botellita también (si le dan la botella de leche), y hasta que no habla, pues la pide llorando, y ya la mamá sabe que el bebé quiere leche o alguna otra cosa. Algunas veces es que quiere dormir, desea que lo duerman y está pidiendo dormir. Así también encontramos que toda la vida nosotros la pasamos pidiendo. Cuando grande también continuamos pidiendo, llegamos a la casa, pedimos la toalla y jabón para bañarnos, pedimos también comida; y así nos pasamos pidiendo. Pero eso está bueno, porque el que pide, recibe. Ahora, encontramos que también la esposa también está pidiendo siempre, porque el que pide, recibe. Ahora, encontramos a los niños siempre pidiéndole a sus papás, eso está bueno también. Si un hijo le pide a su padre pescado, no le va a dar una serpiente, le va a dar pescado. Si le pide pan no le va a dar una piedra, le va a dar pan. Ahora, “si los seres humanos siendo malos (dice Cristo) saben dar buenas dádivas, buenas cosas a sus hijos, ¿cuánto más nuestro Padre Celestial a Sus hijos?” Ahora, tenemos que pedir bien, muchos no reciben porque no saben pedir. Hay que pedir bien. Cristo dijo: “Ustedes no han pedido nada en mi Nombre todavía, pero pidan y recibirán.” O sea, hay que pedir a Dios, a nuestro Padre Celestial, en un Nombre. ¿En qué Nombre? En el Nombre del Señor Jesucristo, y entonces recibiremos. Pero no podemos pedir para cosas que no son necesarias, o sea, que algunas veces las personas piden para su propia voluntad; pero hay que pedir conforme a la voluntad de Dios, para que así lo que recibimos lo administremos para Cristo. Ahora, ¿qué es lo más grande que usted puede pedir? Lo más grande que usted puede pedir es lo que dice aquí, en San Lucas, capítulo 11, verso 13, que habla de lo mismo que leímos al principio pero aquí especifica más claramente algo que está establecido que todos los hijos de Dios pidan a Dios, y eso es lo más grande que podemos pedir. San Lucas, capítulo 11, verso 11 al 13, dice: “*¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿o si pescado, en lugar de pescado, le dará una serpiente?* *¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?* *Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?”* Eso es lo más grande que un ser humano puede pedir a Dios: el Espíritu Santo. Y para pedir a Dios el Espíritu Santo, hay un Programa, ese Programa es aquél del cual Cristo le habló a Nicodemo. Dice en San Juan, capítulo 3, verso 1 al 6: “*Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos.* *Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él.* *Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.* *Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?* *Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.* *Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es* (y el verso 7 dice)*.* *No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.”* Y ahora, tenemos aquí de parte de Jesucristo el Programa para obtener el Espíritu Santo: nacer de nuevo del Agua y del Espíritu, para así obtener el nuevo nacimiento en el Reino de Cristo, y así venir a ser miembros del Reino de Jesucristo, miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo, y así ser hijos e hijas de Dios nacidos en el Reino de Cristo. En el capítulo 1 de San Juan, verso 11 al 13, dice: “*A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.”* O sea, vino al pueblo hebreo y el pueblo hebreo no lo recibió, no recibió a Cristo: “*Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;* *los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.”* Estas son las personas que reciben a Cristo como su Salvador al escuchar la predicación del Evangelio de Cristo, y reconocen y creen en la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, y reciben a Cristo como su Salvador, piden perdón a Cristo por sus pecados, Cristo los perdona y con Su Sangre preciosa los limpia de todo pecado, y un ministro los bautiza en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo los bautiza con Espíritu Santo y Fuego. Y así esas personas han obtenido el nuevo nacimiento, han nacido del Agua, o sea, de la predicación del Evangelio de Cristo, y han creído y han sido bautizadas en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo los ha bautizado con Espíritu Santo y Fuego. Han nacido del Espíritu Santo cuando Cristo los ha bautizado con Espíritu Santo y Fuego, y así han obtenido el nuevo nacimiento del Agua y del Espíritu. Ninguna persona que no crea lo que el Evangelio de Cristo dice con relación a la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, no puede nacer de nuevo, no puede recibir el Espíritu Santo, porque el Espíritu Santo es para aquellos que reciben a Cristo como su Salvador personal, para aquellos que han creído en Cristo, han sido bautizados en agua en Su Nombre y han pedido el Espíritu Santo a Cristo, y Cristo los bautiza con Espíritu Santo y Fuego y así obtienen el nuevo nacimiento, y así se cumple la promesa: “Aquél que pide, recibe.” Y lo más importante es pedir el Espíritu Santo y así obtener el Espíritu de Cristo en nosotros, y así estar sellados en el Reino de Cristo con el Espíritu Santo: “*Y no contristéis al Espíritu Santo, con el cual fuisteis sellados para al día de la redención.”* Efesios, capítulo 4, verso 30. Esas son las primicias del Espíritu, eso es el pronto pago, eso nos coloca a nosotros como hijos de Dios en el Reino de Cristo. Cada hijo al nacer recibe el espíritu de su padre. Y Jesucristo es el Segundo Adán, cada hijo e hija de Dios que nace de nuevo ha recibido el Espíritu del Segundo Adán, el Espíritu Santo, el Espíritu de Cristo; por eso San Pablo en Gálatas, capítulo 4, nos dice desde el verso 4 al 6: “*Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley,* *para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos.”* La Adopción espiritual es el bautismo del Espíritu Santo donde la persona obtiene el nuevo nacimiento, obtiene una transformación interior y nace así en el Reino de Cristo y obtiene un cuerpo angelical de la sexta dimensión, como el cuerpo angelical de Cristo, llamado “el Ángel de Jehová” en el Antiguo Testamento. Y luego cuando Cristo haya completado Su Iglesia, vendrá la otra porción, la Adopción física de cada hijo e hija de Dios, que será nuestra transformación para los que estamos vivos, y para los muertos en Cristo será la resurrección en cuerpos glorificados. Esa es la segunda parte de la Adopción, esa es la parte física, y entonces tendremos la Adopción espiritual y la Adopción física, y entonces todos seremos a imagen y semejanza de Jesucristo nuestro Salvador. La imagen es el cuerpo angelical, y la semejanza física es el cuerpo físico glorificado; y entonces todos seremos iguales a Jesucristo con Vida eterna espiritual y Vida eterna física también, y seremos jóvenes representando de 18 a 21 años. ¿Por cuánto tiempo? Por toda la eternidad. Sigue diciendo San Pablo: “*Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!”* Por cuanto somos hijos e hijas de Dios escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, Dios ha enviado el Espíritu de Su Hijo Jesucristo en nuestros corazones, el cual clama: “Abba, Padre.” “Abba” quiere decir “Padre.” Y ahora, tenemos un Padre Celestial y estamos viviendo en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador: “*Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.”* Somos herederos de Dios por medio de Cristo, porque Él ha enviado Su Espíritu Santo a nuestros corazones y ha producido en nosotros el nuevo nacimiento, hemos nacido en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador, hemos sido sacados del reino de las tinieblas del maligno, y hemos sido colocados en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador; así como Dios por medio del Profeta Moisés libertó al pueblo hebreo de la esclavitud en Egipto, y los colocó en la tierra prometida, los llevó a la tierra prometida. Y ahora, Cristo nos libertó del reino del maligno, del reino de las tinieblas, y nos ha colocado Cristo en Su Reino, el Reino de Luz, el Reino de Paz, el Reino que tiene el Pacto de Paz y que tiene la Sangre del Nuevo Pacto: la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador, nos ha colocado en Su Reino eterno con Vida eterna, para vivir con Él por toda la eternidad. Aunque nuestro cuerpo físico todavía es mortal, tenemos la promesa de un nuevo cuerpo, el cual Él nos dará; si muere nuestro cuerpo físico nos resucitará en un cuerpo físico glorificado, pero si permanecemos vivos hasta que Él complete Su Iglesia, entonces seremos transformados y tendremos el cuerpo nuevo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, como el cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador. Ahora, podemos ver porqué es tan importante pedir, pedir a Cristo. Se pide a Cristo el perdón por los pecados cometidos, se pide a Cristo que nos limpie con Su Sangre de todo pecado, y se pide al ministro que nos bautice en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y se pide a Cristo que nos bautice con Espíritu Santo y Fuego; y así continuamos pidiendo conforme a la voluntad de Dios para nuestro bienestar espiritual. Y pedimos también que Cristo nos use grandemente en Su Obra, pedimos que Él coloque en nosotros talentos de diferentes clases, para trabajar en Su Obra, o sea, para la gloria de Cristo, para ministrar, no para nosotros sino para Cristo, todo lo que Él nos da; y así somos administradores de Cristo y para Cristo, en todo aquello que pedimos a Él conforme a Su voluntad, y Él lo concede a nosotros. Ahora, encontramos que esto es así para cada persona, y para la Iglesia de Jesucristo esto también es así; de etapa en etapa la Iglesia del Señor Jesucristo la encontramos pidiendo a Cristo Sus bendiciones. Encontramos que Cristo ordenó a Su Iglesia que estaba compuesta por un grupo de Sus seguidores, les dijo: “No se vayan de Jerusalén, permanezcan en Jerusalén hasta que sean investidos de poder de lo alto (o sea, hasta que sean llenos del Espíritu Santo).” Y ellos permanecieron en Jerusalén en el Aposento Alto, orando a Dios por el Espíritu Santo, pidiendo el Espíritu Santo, y el Día de Pentecostés recibieron el Espíritu Santo. Y ahora, encontramos que de ahí en adelante comenzó el nuevo nacimiento para todos aquellos que recibían a Cristo como su Salvador. Antes de eso no tenían el nuevo nacimiento los que seguían a Cristo. Y ahora, de ahí en adelante encontramos que la Iglesia, como Cuerpo Místico de creyentes, ha pedido en cada edad la Venida del Espíritu Santo, la manifestación del Espíritu Santo, y ha pedido que produzca el nuevo nacimiento en todos aquellos que reciben a Cristo como su Salvador personal. La Iglesia del Señor Jesucristo ha pedido el Espíritu Santo en Su medio de etapa en etapa, manifestándose en los Apóstoles y en cada Ángel Mensajero que Cristo ha enviado a Su Iglesia; y por medio de esos Mensajeros el Espíritu Santo ha enseñado a Su Iglesia las cosas que la Iglesia de Jesucristo tenía que saber en esas etapas pasadas. Y para este tiempo final las cosas que deben suceder pronto Cristo ha prometido que las dará a conocer a nosotros, El dijo en Apocalipsis, capítulo 4, verso 1: “*Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas.”* O sea, las cosas que han de suceder luego de las que ya han sucedido en las edades pasadas. Y ahora, ¿cómo las va a dar a conocer Cristo a Su Iglesia? Una cosa muy importante es que la Iglesia tiene que pedir a Cristo que le revele estas cosas que deben suceder, porque Él ha prometido que las revelará, que las dará a conocer. Pero Él no las puede dar a conocer, a menos que sea de acuerdo a Su Programa, tiene que ser de acuerdo a Su Programa, así como para recibir el perdón de los pecados y ser limpios de todo pecado, y ser bautizados en agua y recibir el Espíritu Santo, tiene que ser de acuerdo a la Escritura, de acuerdo al Programa establecido por Dios; de otra forma la persona no puede recibir el Espíritu Santo y por consiguiente no puede nacer de nuevo en el Reino de Cristo. Hay que buscar el Reino de Dios de acuerdo a la Escritura, de acuerdo al Programa establecido por Dios, para poder encontrar el Reino de Dios y entrar al Reino de Dios, y así haber nacido como un hijo o una hija en el Reino de Dios, que es la Iglesia del Señor Jesucristo. Ahora, ¿cómo nos dará a conocer Jesucristo todas estas cosas que deben suceder pronto? Hay una sola forma. No hay dos, hay una sola, y vamos a ver cuál es esa forma. La Iglesia está llamada a pedir a Cristo que le revele todas estas cosas que deben suceder pronto, pero no puede establecerle a Cristo la forma en que ella quiera que se las dé a conocer, sino que tiene que decir: “Conforme a Tu voluntad.” ¿Y cómo es la voluntad de Dios para darnos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto? Aquí está en la Escritura; por lo tanto no será como las personas deseen sino como Dios ha prometido en Su Palabra, y a esa forma es que nosotros tenemos que decirle: “Amén.” Como Cristo cuando oró allá en el Getsemaní diciendo: “Pasa de mí esta copa, mas no como yo quiera, sino como Tú quieras.” Y ahora, si nosotros pedimos a Cristo que nos revele todas estas cosas que deben suceder pronto, las cuales Él prometió que nos daría a conocer a nosotros como individuos y a nosotros como Cuerpo Místico de creyentes, como Iglesia Novia de Jesucristo, tenemos que decir: “Muéstranos todas estas cosas que deben suceder pronto, las cuales Tú has prometido que nos darás a conocer, pero no como nosotros deseemos, sino como Tú quieras.” ¿Y cómo Él quiere darnos a conocer estas cosas? Vamos a ver en la Escritura, Apocalipsis, capítulo 22, verso 6: “*Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.”* Esta es la forma para Jesucristo dar a conocer a Su Iglesia y también a cada individuo las cosas que deben suceder pronto, es por medio de Su Ángel Mensajero. En Apocalipsis, capítulo 22, verso 16, nuevamente Cristo habla de Su Ángel diciendo: “*Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana.”* Y ahora, Jesucristo, la Raíz y el Linaje de David, la Estrella Resplandeciente de la mañana, dice: “*Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.”* Dar testimonio de estas cosas que deben suceder pronto. También en Apocalipsis, capítulo 1, verso 1 al 3, dice de la siguiente manera: “*La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan.”* La revelación de Jesucristo contenida en este libro del Apocalipsis, que contiene todas las cosas que han de suceder, que contiene la forma en que Jesucristo se revelaría en Su Iglesia y a Su Iglesia a través de las diferentes etapas o edades, toda esa revelación es enviada a través del Ángel del Señor Jesucristo. ¿Y quién es ese Ángel del Señor Jesucristo? Hablando de este Ángel el Rvdo. William Branham en el libro de *“Los Sellos”* en español, página 301 y 302, dice de la siguiente manera: “*Noten bien: En el tiempo cuando Dios iba a librar al mundo antes del diluvio, El mandó un águila.”* O sea, cuando iba a destruir la humanidad e iba a libertar a Noé y su familia, o iba a salvar a Noé y su familia: “*El mandó un águila.”* O sea, un Profeta, al Profeta Noé, el cual es un Profeta dispensacional, al cual vino la revelación de lo que Dios iba hacer en ese tiempo, porque toda revelación divina tiene que venir a un Profeta. “Porque no hará nada el Señor Jehová, sin que antes revele Sus secretos a Sus siervos sus profetas.” Dice Amós, capítulo 3, verso 7. Sigue diciendo: “*Cuando decidió librar a Israel, también mandó un águila* (o sea, al Profeta Moisés)*.¿No cree Ud. que cuando Juan estaba en la Isla de Patmos, este mensaje era tan perfecto que aun no podía ser confiado a un Ángel? Ahora, un ángel es un mensajero, pero ¿sabía Ud. que aquel mensajero era un profeta?”* O sea, el Ángel de Jesucristo enviado a Juan el Apóstol, dice el Rvdo. William Branham que ese Ángel era un Profeta, es un espíritu de Profeta, un Profeta en su cuerpo angelical llevándole a Juan esa revelación: “*¿Lo creen? Vamos a probarlo. Veamos Apocalipsis 22:9 para ver si no fue un águila. El era un ángel, un mensajero, pero era un profeta, el cual reveló a Juan completamente este libro de Apocalipsis.”* O sea, que ese Ángel de Jesucristo es un Profeta que le está dando a Juan el Apóstol la revelación de Jesucristo. Luego pueden leer Apocalipsis, capítulo 22, verso 8 al 9, donde dice: “*Yo Juan soy el que ha oído y visto estas cosas. Y después que hube oído y visto, me postré para adorar delante de los pies del ángel que me mostraba estas cosas.* *Y él (el ángel) me dijo: Mira que no lo hagas (ningún verdadero profeta recibiría adoración, o mensajero cualquiera): porque yo soy siervo contigo, y con tus hermanos los profetas, y con los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios.” (Apocalipsis 22:8-9).”* Si pasamos a la página 302: “*Ahora, el Libro era tan importante, y es la Palabra de Dios. ¡Cuidado! Cuando la Palabra de Dios es revelada, tiene que ser traída por el profeta porque solamente a él llega la Palabra de Dios.”* Y ese Ángel es un Profeta, por lo tanto toda la revelación de Jesucristo vino a Juan a través de ese Profeta, del Ángel del Señor Jesucristo. Y ese Ángel del Señor Jesucristo ha estado en la Iglesia de Jesucristo todo el tiempo, y así como en el Antiguo Testamento el Ángel de Jehová que libertó al pueblo hebreo usando al Profeta Moisés, estuvo en medio del pueblo hebreo todo el tiempo; es el mismo Ángel que le apareció a Adán, también a Enoc, también a Noé, también a Abraham, el cual comió con Abraham y le apareció a Abraham con Sus Arcángeles Gabriel y Miguel, es el mismo Melquisedec. Ahora, ese Ángel de Jehová es el que le apareció a Jacob, con el cual luchó Jacob y no lo soltó hasta que recibió la bendición del Ángel de Jehová; este Ángel de Jehová dice en el Éxodo, capítulo 23, verso 20 al 23 que tiene el Nombre de Dios. Y ese Ángel en el Antiguo Testamento es el que se reveló a los Profetas, y a través de los Profetas le habló al pueblo hebreo, porque el Ángel de Jehová es Cristo en Su cuerpo angelical, en quien estaba Dios. Por eso encontramos al Ángel de Jehová en algunas ocasiones diciendo que es Jehová, porque es Dios, Jehová en Su Ángel, en Su cuerpo angelical. Luego se hizo carne y habitó en medio del pueblo hebreo y Dios estaba en Él en toda Su plenitud: Padre, Hijo y Espíritu Santo, todo estaba en la persona de Jesucristo. Ahora, así como Dios en el Antiguo Testamento dice que tiene un Ángel, y luego ese Ángel viene en carne humana en medio del pueblo hebreo y es conocido por el nombre de Jesús, en el Nuevo Testamento Jesucristo dice que tiene un Ángel. En la misma forma que en el Antiguo Testamento Jehová, Dios el Padre, tiene un Ángel, el cual es Cristo; y ahora Cristo dice que tiene un Ángel: “*Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.”* Y ahora, en el Nuevo Testamento la revelación de Jesucristo ha venido a través del Ángel del Señor Jesucristo, y para el tiempo final así como los otros Ángeles de las siete edades de la Iglesia, que son las siete lámparas de fuego que están delante de la presencia de Dios en Apocalipsis, capítulo 4, y que son los siete ojos en los siete cuernos del Cordero, los siete ojos de Jehová, de Dios, que recorren toda la Tierra, cada uno fue manifestado en la Tierra en carne humana, y vino a ser el Ángel Mensajero de cada edad, en quien estuvo el Espíritu Santo manifestado en cada edad, llamando y juntando los escogidos de cada edad. Y luego de esos siete Ángeles Mensajeros tenemos la promesa que el Espíritu Santo vendrá en Su última manifestación manifestándose en carne humana en el Ángel del Señor Jesucristo, y eso será el Verbo, la Palabra hecha carne en el Día Postrero conforme al libro de *“Los Sellos”* del Rvdo. William Branham, lo cual corresponde a Apocalipsis, capítulo 19: la venida del Jinete del Caballo Blanco de Apocalipsis 19. Ahora, veamos la promesa en la página 134 del libro de *“Los Sellos,”* donde dice de la siguiente manera: “*Y noten Uds.: Cuando este Espíritu Santo que tenemos llegue a encarnarse...”* Aquí tenemos la promesa que el Espíritu Santo, el cual ha estado en medio de la Iglesia de Jesucristo todo el tiempo, y el cual fue enviado para guiar y enseñar a la Iglesia de Jesucristo todas las cosas que han de suceder. Cristo dijo: “Él les enseñará todas las cosas.” Ahora, continuamos leyendo: “*el que está en nuestro medio ahora mismo en la forma del Espíritu Santo, cuando Él llegue a ser encarnado en la Persona de Jesucristo, entonces nosotros le coronaremos como ‘Rey de Reyes y Señor de Señores.”* Y vamos a ver cómo será que será encarnado, o sea, que estará en un cuerpo de carne, pues el cuerpo de Jesucristo ya fue glorificado, pero ahora tenemos la promesa que el Espíritu Santo se encarnará en este tiempo final. En la página 146 del libro de *“Los Sellos”* en español, en el último párrafo (a la mitad del último párrafo), dice: “*Y al mismo tiempo que el diablo cae del Cielo y se encarna en un hombre, el Espíritu Santo sube y viene encarnado en un hombre.”* Si conseguimos a ese hombre, conseguiremos al Espíritu Santo encarnado en ese hombre y manifestado a través de ese hombre, dándonos a conocer las cosas que deben suceder pronto. En la página 256 del libro de *“Los Sellos”* en español, el tercer párrafo, dice: “*Pero cuando nuestro Señor aparezca sobre la tierra, El vendrá sobre un caballo blanco como la nieve, y será completamente Emanuel — la Palabra de Dios encarnada en un hombre—.”* El Verbo, la Palabra, el Espíritu Santo, encarnado en un hombre, velado y revelado en carne humana en un hombre, y ese hombre no puede ser otro, sino el Ángel del Señor Jesucristo. Así como se manifestó el Espíritu Santo en los siete Ángeles Mensajeros, estará velado y revelado en el Ángel Mensajero del Señor Jesucristo, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto. Y los escogidos de Dios que son las ovejas del Señor Jesucristo, oirán la Voz de Cristo, el Buen Pastor, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, estarán escuchando a Cristo en Espíritu Santo a través del velo de carne que Él estará usando en este tiempo final, el cual hemos identificado como el Ángel del Señor Jesucristo. Los escogidos de Dios en cada edad escucharon la Voz del Espíritu Santo a través del Ángel Mensajero que El les envió en cada edad, porque el que es de Dios, la Voz de Dios oye. Cristo dijo que Él es el Buen Pastor. Ahora, veamos en San Juan, capítulo 10 lo que Cristo dice de Sí mismo, capítulo 10, verso 14 en adelante de San Juan, dice: “*Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,* *así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.* *También tengo otras ovejas que no son de este redil;* (o sea, que no son del pueblo hebreo, son de entre los gentiles) *aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.”* ¿Y cómo van a escuchar la Voz de Cristo si Cristo murió, resucitó y ascendió al Cielo, y está en el Cielo como Sumo Sacerdote haciendo intercesión con Su propia Sangre por cada persona escrita en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero? Es que Cristo en Espíritu Santo está en Su Iglesia de etapa en etapa velándose y revelándose a través de cada Ángel Mensajero, y llamando por medio de cada Mensajero a Sus ovejas en cada tiempo. Vean, en el libro de *“Las Edades,”* dijo el Rvdo. William Branham de la siguiente manera, el penúltimo párrafo de la página 265 en español de *“Las Siete Edades de la Iglesia,”* de este libro de *“Las Edades de la Iglesia,”* dice: “*Como ya hemos mencionado, Jesús se identifica con el mensajero de cada edad. Ellos reciben de Él la revelación de la Palabra para cada edad.”* ¿A quién viene la revelación de la Palabra en cada edad? Para el Mensajero de cada edad, y el Mensajero enseña, predica, esa Palabra revelada, y el que es de Dios oye la Voz de Dios; son llamadas las ovejas de Cristo y colocadas en el Cuerpo Místico de Cristo, que es la Iglesia del Señor Jesucristo “*Esta revelación de la Palabra saca del mundo a los escogidos de Dios y los coloca en unión completa con Cristo Jesús.”* Esta revelación de la Palabra que el Espíritu Santo trae al Mensajero de cada edad, es con lo cual son llamados y juntados los escogidos de Dios. Cuando ese Mensajero proclama ese mensaje los escogidos comienzan a escuchar la Voz de Dios, les llega al alma y responden al llamado de Cristo, y son recogidas todas esas ovejas de Cristo en el Redil de Cristo, que es la Iglesia del Señor Jesucristo, son unidos completamente con Cristo en el Cuerpo Místico de Cristo, en la Iglesia: “*Estos mensajeros son llamados estrellas porque brillan con una Luz prestada o reflejada, la Luz del Hijo, Jesús. También son llamados estrellas porque son ‘portadores de luz’ en la noche. Así que en la oscuridad del pecado, ellos traen la Luz de Dios a Su pueblo.”* Por eso están representados en estrellas, porque están reflejando la Luz del Sol en medio de la Iglesia de Jesucristo, para alumbrar con esa revelación divina el alma y la mente de toda persona escrita en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero. Para este tiempo final Cristo dice al Vencedor que le dará la Estrella Resplandeciente de la mañana; ya no estrellas de la noche sino la de la mañana, y Cristo dijo: “Yo soy la Estrella Resplandeciente de la mañana.” Apocalipsis 22, verso 16, y está prometida la Estrella Resplandeciente de la mañana para el vencedor conforme a Apocalipsis, capítulo 2, verso 28. Por lo tanto, así como Cristo se veló y se reveló a través de cada Ángel Mensajero, por lo cual fueron llamados ‘estrellas,’ las siete estrellas en la diestra del Hijo del Hombre; porque Cristo se reflejó a través de ellos en cada edad, el tiempo de las siete edades corresponde al tiempo de la noche; pero ahora vean ustedes, la Iglesia está representada en la luna y los Mensajeros son sus siete estrellas. Pero ahora la Estrella Resplandeciente de la mañana corresponde a la mañana, corresponde al día, por lo tanto corresponde a la Edad de la Piedra Angular. En la Edad de la Piedra Angular Cristo como la Estrella Resplandeciente de la mañana estará manifestándose en medio de Su Iglesia y estará dándonos Su Luz, Su revelación para llenarnos del conocimiento de todas estas cosas que deben suceder pronto, y ser preparados para ser transformados en este tiempo final. Los escogidos de Dios de este tiempo final estarán siendo llamados y juntados en la Iglesia de Jesucristo en la Edad de la Piedra Angular, esa es la edad vigente para este tiempo final porque las otras edades ya terminaron. Cuando el Mensajero de cada edad moría físicamente, ahí llegaba a su final la edad, el candelero, y esa luz del candelero, el Mensajero, que es la mecha encendida con el Espíritu Santo, se apagaba. Y ahora, ¿qué tenemos en la actualidad? Ya no tenemos el candelero o candelabro con sus siete lámparas encendidas, lo que tenemos es lo que corresponde a nuestro tiempo (el candelabro o candelero estaba en el lugar santo en el templo que construyó Salomón, y el templo o tabernáculo que construyó el Profeta Moisés). Recuerden que Cristo está construyendo un Templo Espiritual que es Su Iglesia. Las siete edades corresponden al Lugar Santo, y ahora, luego de las siete edades pasamos al Lugar Santísimo. Y ahora en el Lugar Santísimo, el cual es construido por Cristo con piedras vivas creyentes en Cristo, ahora en el Lugar Santísimo ya no tenemos las siete estrellas de las siete edades, lo que tenemos es el Pilar de Fuego, el mismo que estuvo en las siete edades en los siete Mensajeros, ahora en el Lugar Santísimo manifestándose y alumbrándonos y dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto. La revelación de Jesucristo es a través de Su Ángel: el Ángel del Señor Jesucristo, el cual para este tiempo final estará en carne humana en medio de Su Iglesia, a través del cual Cristo se estará revelando y dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto; y eso será el Verbo, la Palabra hecha carne en un hombre, como estuvo en carne en los Mensajeros de cada edad hablando la Palabra revelada para cada edad. Y la Palabra revelada para este tiempo, para la Edad de la Piedra Angular, viene por medio de Jesucristo en Espíritu Santo velado y revelado a través de Su Ángel Mensajero; esa es la forma correspondiente a este tiempo final, y eso es lo que la Iglesia del Señor Jesucristo tiene que pedir en cuanto a lo que Cristo ha prometido para Su Iglesia, para darnos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto. No hay otra forma para entender todas estas cosas que deben suceder pronto, excepto por medio del Ángel del Señor Jesucristo en quien el Espíritu Santo ha prometido estar manifestado revelándonos todas estas cosas. Y aquél que pide, recibe. Por lo tanto, en cuanto a las cosas que deben suceder en este tiempo final, para entenderlas pedimos a Cristo que nos revele todas estas cosas que deben suceder pronto conforme a como Él lo ha prometido: por medio de Su Ángel Mensajero: “Yo Jesús he enviado mi Ángel para daros testimonio de estas cosas que deben suceder pronto.” De estas cosas que deben suceder. Por lo tanto, es a través del Ángel de Jesucristo que Él nos dará a conocer estas cosas: “*Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.”* Hemos visto lo sencillo que es todo, Dios hace todo sencillo para que las personas sencillas puedan comprender, sin tener necesidad de ir a una universidad para estudiar teología, para luego poder entender la Escritura, no. Cristo por medio de Su Espíritu Santo dijo que estaría dándonos a conocer todas las cosas que deben suceder. San Juan, capítulo 14 y capítulo 15. Capítulo 15, verso 12 en adelante dice: “*Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar* (estoy leyendo en el capítulo 16 más bien, verso 12 en adelante)*.* *Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad.”* ¿Quién es el que guía a toda y en toda la verdad a la Iglesia de Jesucristo y a cada creyente en Cristo? El Espíritu Santo, Él es el asignado para guiar a la Iglesia y por consiguiente a cada creyente en Cristo a toda verdad, porque Él es el Espíritu de Verdad: “*...porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.* *El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber.* *Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber.”* Y ahora, en el capítulo 15, verso 26 de San Juan también dice: “*Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí.”* Y ahora, el Espíritu de Verdad, el Espíritu Santo, es el que estará dando testimonio de Cristo, y estará revelando todas las cosas, y los creyentes en Cristo estarán dando testimonio de Cristo de acuerdo a como el Espíritu Santo estará dando testimonio acerca de Cristo, verso 27 dice: “*Y vosotros daréis testimonio también, porque habéis estado conmigo desde el principio.”* Y en el capítulo 14, verso 26, dice: “*Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.”* Y ahora, es el Espíritu Santo el consolador, el enviado para enseñar a Su Iglesia y a todo creyente en Cristo todas las cosas, y recordar a Su Iglesia y a todo creyente todas las cosas que Cristo ha dicho; por lo tanto, para obtener el conocimiento de las cosas que tienen que suceder en este tiempo final, y para obtener el conocimiento de todo el Programa Divino en este tiempo final, Cristo ha dicho: “*Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.”* En ese Ángel y a través de ese Ángel es que el Espíritu Santo estará manifestado en este tiempo final en carne humana, enseñándole a la Iglesia de Jesucristo las cosas que deben suceder pronto, y dándole a conocer las cosas que ya Cristo ha dicho en Su ministerio terrenal, y las cosas que ya Cristo ha dicho a través de los diferentes Ángeles Mensajeros. Por lo tanto, este es el tiempo más glorioso, en donde aquél que pide, recibe; y estamos pidiendo la revelación completa de todas las cosas que Él ha prometido dar a conocer a nosotros en este tiempo final. Y estamos pidiendo a Cristo que Él complete a Su Iglesia, llame y junte hasta el último de escogido en Su Cuerpo Místico de creyentes. Y estamos pidiendo a Cristo que pronto Él se levante del Trono del Padre, resucite a los muertos creyentes en Él en cuerpos glorificados. Y estamos pidiendo a Cristo que nos transforme a nosotros los que vivimos y nos dé el cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado. Y estamos pidiendo a Cristo que se manifieste en toda Su plenitud en este tiempo final, y cumpla así todo lo prometido para la Tercera Etapa bajo la Visión de la Carpa. Y estamos pidiendo a Cristo que Él nos lleve con Él a la Casa de nuestro Padre Celestial a la Cena de las Bodas del Cordero. “**AQUÉL QUE PIDE, RECIBE.”** Por lo tanto, se va a completar la Iglesia de Jesucristo, vamos a ser transformados, los muertos en Cristo van a ser resucitados en cuerpos glorificados, habrá una manifestación plena del poder de Dios cuando seamos adoptados físicamente, cuando se realice la adopción de este tiempo final, y luego vamos a ir con Cristo en el arrebatamiento de la Iglesia a la Casa de nuestro Padre Celestial. ¿Por qué? Porque nosotros estamos pidiendo esto, y lo estamos pidiendo conforme a lo que Él prometió; por lo tanto estamos pidiendo bien, y por consiguiente así va a suceder, y nosotros lo creemos con toda nuestra alma, porque estamos pidiendo algo que creemos con toda nuestra alma porque es conforme a la Palabra de Dios, conforme a lo que Dios ha prometido en Su Palabra. Por lo tanto, el que pide, recibe. ¿Quiénes van a ser transformados? Todos nosotros. Estamos pidiendo nuestra transformación, y vamos a recibirla. Por lo tanto, continuamos pidiendo a Cristo todo lo que Él ha prometido para este tiempo final, y recibiremos todo lo que Él ha prometido, porque lo estamos pidiendo con fe, creyéndolo con toda mi alma, con toda nuestra alma. “**AQUÉL QUE PIDE, RECIBE.”** Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta noche, dándoles testimonio de nuestro tema: **“AQUÉL QUE PIDE, RECIBE.”** ***Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también; y pronto se complete el número de los escogidos de Dios en la Iglesia del Señor Jesucristo, y pronto seamos transformados y los muertos en Cristo resucitados en cuerpos eternos, y pronto Cristo nos lleve con Él a la Cena de las Bodas del Cordero. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.*** Muchas gracias por vuestra amable atención, amados amigos y hermanos presentes. Pasen todos muy buenas noches. Nuevamente con nosotros el Rvdo. Cándido para continuar. Adelante Rvdo. José Cándido para continuar. Que Dios les bendiga y les guarde a todos, y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador. “**AQUEL QUE PIDE, RECIBE.”**