--- title: 'Sacados de las aguas' date: 2003-09-03 activity: 1 place: city: Ciudad de Guatemala state: Guatemala country: GT duration: 00:00:00 public: false youtube: translations: files: --- Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Para lo cual leemos en el Éxodo, capítulo 2, verso 1 al 10, donde dice: “*Un varón de la familia de Leví fue y tomó por mujer a una hija de Leví,* *la que concibió, y dio a luz un hijo; y viéndole que era hermoso, le tuvo escondido tres meses.* *Pero no pudiendo ocultarle más tiempo, tomó una arquilla de juncos y la calafateó con asfalto y brea, y colocó en ella al niño y lo puso en un carrizal a la orilla del río.* *Y una hermana suya se puso a lo lejos, para ver lo que le acontecería.* *Y la hija de Faraón descendió a lavarse al río, y paseándose sus doncellas por la ribera del río, vio ella la arquilla en el carrizal, y envió una criada suya a que la tomase.* *Y cuando la abrió, vio al niño; y he aquí que el niño lloraba. Y teniendo compasión de él, dijo: De los niños de los hebreos es éste.* *Entonces su hermana dijo a la hija de Faraón: ¿Iré a llamarte una nodriza de las hebreas, para que te críe este niño?* *Y la hija de Faraón respondió: Vé. Entonces fue la doncella, y llamó a la madre del niño,* *a la cual dijo la hija de Faraón: Lleva a este niño y críamelo, y yo te lo pagaré. Y la mujer tomó al niño y lo crió.* *Y cuando el niño creció, ella lo trajo a la hija de Faraón, la cual lo prohijó, y le puso por nombre Moisés, diciendo: Porque de las aguas lo saqué.”* Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla. Nuestro tema es: **“SACADOS DE LAS AGUAS.”** “SACADOS DE LAS AGUAS.” Este niño llamado Moisés recibió ese nombre, que significa: “Sacado de las aguas,” porque la hija del faraón lo sacó de las aguas del río Nilo. Y este niño iba a ser el Profeta a través del cual Dios libertaría al pueblo hebreo, conforme a la promesa divina de Génesis, capítulo 15, verso 13 en adelante, donde dice: “*Entonces Jehová dijo a Abram: Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años.* *Mas también a la nación a la cual servirán, juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran riqueza.* *Y tú vendrás a tus padres en paz, y serás sepultado en buena vejez.* *Y en la cuarta generación volverán acá; porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí.”* Aquí está la profecía de parte de Dios dada a Abraham: que la descendencia de Abraham vendría a vivir en una tierra ajena, en una tierra extraña (pero no le dijo que era la tierra de los egipcios), y serían esclavos allí, y serían oprimidos cuatrocientos años. Pero Dios dice que a la nación a la cual servirán Dios la va a juzgar, y también dice que después de eso saldrán con gran riqueza, y dice que en la cuarta generación volverán a donde estaba viviendo Abraham, o sea, a la tierra prometida. Ahora, todo esto fue lo que Dios le reveló a Abraham, y Abraham todavía no tenía un hijo a través de su esposa Sara; pero aun con todo y esto que iba a suceder a la descendencia de Abraham, Abraham deseaba el hijo que Dios le había prometido. Dios le había dicho a Abraham que lo iba a hacer una nación grande, por lo tanto, Dios iba a cumplir lo que Él prometió dándole un hijo a través de su esposa Sara, la cual era estéril. Y cuando Dios le hizo la promesa a Abraham tenía unos setenta y cinco años, y Sara sesenta y cinco años. ¿Y qué hombre con una edad de setenta y cinco años, y con una esposa de sesenta y cinco años va a esperar un hijo? No puede ser. Pero lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios. Si Dios lo promete, Él tiene el poder para cumplir lo que Él prometió. Y todo lo que Él ha prometido, Él lo cumple y se convierte en una realidad para aquellos que lo creen de todo corazón. Y Abraham continuaba viviendo y los años iban pasándole, y Dios cada cierto tiempo le recordaba lo que le había prometido, y la fe de Abraham se fortalecía más y más, su esposa se iba poniendo más anciana, pero la fe de Abraham se iba poniendo más fuerte. Y Abraham se iba poniendo más anciano, ya cuando tiene noventa y nueve años de edad (Abraham), y Sara ochenta y nueve, ya bastante ancianos, le aparece Dios con Sus Arcángeles Gabriel y Miguel, se materializan, le visitan, y Abraham les ofrece una comida, los invita a una comida, a un becerro tierno, y Elohim y Sus Arcángeles Gabriel y Miguel aceptan la invitación. Y Abraham ordena a su siervo preparar ese becerro tierno, el cual Abraham mismo tomó y se lo entregó a su siervo, y le dijo: “Date prisa, prepara rápido ese ternero.” Y prepararon panes también, y leche y así por el estilo, todo lo que va con una buena comida, con un becerro tierno preparado. Eso tomó quizás una hora en prepararlo, o más, pero vean, Dios con Sus Arcángeles permanecía esperando por Abraham, estaban a la sombra de un árbol, fuera de la casa de Abraham, la casa de Abraham era una carpa, y era a la hora del calor del día. Y es mejor estar fuera bajo un árbol, y no bajo una lona, bajo una carpa. Ahora, le prepara Abraham todo, y se sientan a comer, comen con Abraham, y ahí Dios le dice a Abraham que va Abraham a tener el hijo prometido; Sara se rió, pues ya habían transcurrido veinticuatro años, y ya estaba más vieja, y para colmo estéril, y ya no era tiempo para tener hijos, una mujer ya pasada de la edad de tener sus hijos. Pero todavía la promesa de Dios permanecía en pie, y Abraham con su fe permanecía en pie esperando lo que Dios le había prometido. Cualquier persona podía decir: “Para Abraham y Sara tener un hijo, tendrían que ser rejuvenecidos.” Pero eso era lo que Dios iba a hacer: rejuvenecer a Abraham y a Sara, aunque no se lo había dicho a ellos, pero eso era lo que Dios iba a hacer. Y cuando Dios le dice a Abraham que va a tener un hijo, que va a tener el hijo prometido, Sara se rió en su corazón, *acá*, y pensó: “Después de ya estar anciana (o sea, vieja) ¿he de tener deleites con mi esposo, y he de tener un hijo?” Eso fue en su alma, en su corazón, riéndose con incredulidad. Pero Dios le dijo: “¿Por qué se ha reído Sara tu mujer? Diciendo: ‘¿He de tener un hijo después de vieja? ¿He de tener un hijo después de pasado el tiempo de tener niños?’ ¿Hay alguna cosa imposible para Dios?” Y le dijo Dios a Abraham: “Por este mismo tiempo el año que viene en el tiempo de la vida Sara tu mujer tendrá un hijo.” Ya le estableció la fecha, y ese día era la víspera de la destrucción de Sodoma y de Gomorra. Luego cuando terminaron de cenar o de comer con Abraham, lo cual tomó unas cuantas horas, ya en la caída de la tarde, o sea, de las 3:00 ó 5:00 de la tarde en adelante, se levantan y van caminando rumbo a Sodoma y Gomorra los tres personajes extraterrestres —diríamos—: Dios con Sus Arcángeles Gabriel y Miguel, y Abraham va con ellos. Y Dios le revela a Abraham lo que va a hacer, y los Arcángeles Gabriel y Miguel se van a Sodoma y Gomorra para la destrucción de Sodoma y Gomorra. Pero Abraham oró por Lot, y Dios escuchó la oración de Abraham y ordenó a Sus Ángeles que sacaran a Lot y su familia de la ciudad de Sodoma. Mientras tanto Dios estaba todavía con Abraham hablando y dándole a conocer lo que iba a hacer; porque el clamor del pecado del pueblo de Sodoma y Gomorra había llegado hasta la presencia de Dios, y Dios había descendido a la Tierra en forma de hombre con Sus Arcángeles Gabriel y Miguel en forma de hombre también. Y vean, Cristo hablando de la Venida del Hijo del Hombre para este tiempo final, dice que será como en los días de Lot, como en los días de Lot, en donde Dios con Sus Arcángeles Gabriel y Miguel visitaron a Abraham y luego a Lot. Se materializaron en medio de la raza humana, por eso podían comer. Un espíritu no puede comer, pero un cuerpo físico sí puede comer. Ahora, encontramos que durante la noche los Arcángeles Gabriel y Miguel le ordenan a Lot que salga de la Ciudad con su familia, porque los Arcángeles Gabriel y Miguel van a destruir la Ciudad de Sodoma, y también la de Gomorra, y todas aquellas ciudades cercanas. Pero ellos se detenían mucho, y hubo ciertos problemas allá con los ciudadanos de Sodoma, pero ya, vean, a lo último los Ángeles toman a Lot y a su familia, y los sacan fuera, los llevan hasta cierto sitio, les dicen: “Huye, huye lejos, huye al monte para que no te alcance la destrucción.” Iba a ser una destrucción atómica, fuego y azufre iba a caer del Cielo. Antes de que la ciencia moderna conociera los secretos de átomo, miren, ya eso era usado y ha sido usado y lo tienen los Arcángeles de Dios con sus Ejércitos celestiales. Ahora, Lot se va huyendo con su familia, su esposa mira hacia atrás y se convirtió en una estatua de sal; los Arcángeles con sus Ejércitos destruyeron a Sodoma y Gomorra, fuego y azufre descendió del Cielo y los quemó a todos. Luego Abraham por la mañana, mira hacia Sodoma y ve el humo que subía de Sodoma y de todos aquellos lugares, y eso es como cuando una bomba atómica estalla, que se ve un humo grande que sube y forma una nube grande. Cuando Abraham ve todo eso, luego ese día o en esos días se fue a otro lugar donde el rey era Abimelec, y habitó allá en ese territorio donde Abimelec era el rey de ese territorio, ¿y saben lo que sucedió? El rey se enamoró de Sara y la mandó a buscar, preguntó a Abraham acerca de Sara, y Abraham y Sara dijeron que eran hermanos, y el rey se enamoró de ella y quiso hacerla su esposa, y la separó en su palacio por cierto tiempo, para luego tomarla como esposa (o sea, casarse con ella). Pero Dios cerró la matriz de todos los animales y de las mujeres de ese lugar allá en Gerar, y le apareció Dios en sueños al rey, y el rey Abimelec escuchó a Dios y Dios le dijo: “Eres hombre muerto, porque tienes la esposa, la mujer de un Profeta; tienes una mujer (o sea, la tenía separada, no había convivido con ella), y esa mujer tiene esposo y es Profeta.” Y le dice Abimelec, el rey: “Yo no lo sabía, él (Abraham) me dijo que era su hermana, yo con sinceridad de mi corazón he hecho esto.” Y Dios le dijo: “Por eso te aparecí, para evitar que pecaras contra mí, devuelve la mujer a su esposo y él orará por ti.” Vean, aún Abraham habiendo cometido ese error, aún con todo y eso seguía siendo el Profeta de Dios, y Profeta dispensacional y padre de la fe, la fe de él no falló. Es que Sara era una mujer muy hermosa, y él pensó cuando salió de Ur de los Caldeos, que en algún lugar lo iban a matar a él para quedarse con su esposa, porque era muy hermosa, y le dijo: “Tú dirás siempre que eres mi hermana.” Aunque eran hermanos también, pero no por parte de padre y madre, sino por parte de padres solamente, y en ese tiempo fue permitido. Ahora, encontramos que habían hecho ese trato y estuvieron ellos de acuerdo, así pasó cuando llegaron a Egipto también, pero Dios no permitió que le quitaran la esposa a Abraham porque a través de ella era que Dios iba a darle un hijo, a través de ella fue que Dios le prometió ese hijo el cual se llamaría Isaac. Y ahora, encontramos que Dios le dice así a Abimelec: “Devuélvela a su esposo y él orará por ti.” Ahora vean, es Abimelec el que tiene que pedir a Abraham que ore por él para que Dios lo perdone y abra la matriz de todas las mujeres de ese reino y también de todos los animales para que puedan procrear, y Dios le dijo: “Y si no, eres hombre muerto.” O sea, le dijo lo que le iba a suceder. En la mañana contó enseguida el rey a su gente y a sus ayudantes el sueño que había tenido, y todos se pusieron a temblar, y llamaron a Abraham y le dijeron, y le dijo el rey: “¿Por qué has hecho esto? ¿Por qué dijiste que era tu hermana y me has colocado a mí en peligro, a mí y a mi reino? Me has colocado en una posición en que podía pecar contra Dios.” Y Abraham le explicó, él dijo: “Yo pensé que aquí la gente eran pecadoras, no temían a Dios y me podían matar para quedarse con mi esposa.” Y ahora, ¿cómo va a estar preocupado Abraham por una anciana de ochenta y nueve años? ¿De que lo puedan matar para quedársele con una anciana de ochenta y nueve años? Es que estaba rejuvenecida, estaba rejuvenecida para poder Abraham a través de ella tener un hijo, y Abraham también estaba rejuvenecido. Para Dios no hay nada imposible. Luego tuvieron el hijo, cuando Abraham cumplió cien años vino el hijo prometido, y Sara noventa y nueve años. Sara noventa años y Abraham cien años, fue el año más glorioso para Abraham, fue el año en que la bendición prometida a Abraham se convirtió en una realidad, fue el año cien de Abraham, el más feliz de su vida. Y el año cien es un año de jubileo como lo es también el año cincuenta, en el año cincuenta no tuvo ese jubileo de tener el hijo prometido, pero en el año cien sí tuvo el privilegio y bendición de tener el hijo prometido. Cada cincuenta años Dios estableció para el pueblo hebreo año de jubileo. El año cincuenta siempre ha sido el año de jubileo para el pueblo hebreo, y para Abraham el segundo año de jubileo de su vida fue el año cien, y tuvo un gran jubileo recibiendo al hijo prometido, el cual fue llamado Isaac, que significa “Risa.” Y cuando nació el hijo prometido, Abraham estaba tan contento y riendo tanto que la felicidad se veía en él desde lejos. Ahora, encontramos que ya Dios había dicho a Abraham cuál sería la trayectoria de la descendencia de Abraham, por lo tanto lo que Dios le dijo a Abraham, eso se cumpliría; como también Dios sabe cuál es la trayectoria de la vida suya y de la vida mía, no es una sorpresa para Dios la trayectoria de nuestra vida, aunque para nosotros sea de sorpresa algunos momentos de nuestra vida, para Dios no es, porque Dios conoce todo, hasta el fin de nuestra vida desde antes de nosotros venir a este planeta Tierra. Vean cómo Dios le habló a Abraham acerca de su descendencia desde antes de Abraham tener el hijo prometido. Ahora, Abraham tuvo el hijo prometido, Isaac, y luego de eso Isaac se casó cuando tenía unos cuarenta años y su esposa también fue estéril. Rebeca fue estéril, pero Isaac oró a Dios viendo también el ejemplo de su padre que su esposa era estéril y Dios le prometió un hijo y le dio ese hijo prometido. Por lo tanto, él era un ejemplo de lo que es la fe en Dios, y oró a Dios, y Dios le concedió que su esposa concibiera, le abrió la matriz Dios a Rebeca y concibió, y eran gemelos, y estaban luchando en el vientre de Rebeca, y consultó a Dios Rebeca, y Dios le dijo: “Dos naciones están en tu vientre, están luchando ahí, están combatiendo ahí.” Era Jacob y Esaú luchando por la Primogenitura. Pero dice el mismo Dios que el mayor servirá al menor aún sin todavía nacer los niños. Por lo tanto, la trayectoria del menor que sería Jacob, estaba ya trazada por Dios, y también la de Esaú. Y cuando nacieron ¿saben cuántos años tenía Isaac? Sesenta años, o sea, que estuvo casado veinte años sin tener hijos, hasta que Dios les dio esos hijos: a Esaú y a Jacob. Pero por medio de Jacob vendría la bendición de Dios aunque Esaú nació primero, pero delante de Dios estaba primero Jacob, antes aún de aparecer Abraham en la Tierra, y aún antes de la Creación, ya eso estaba determinado por Dios. Es Dios el que escoge, no es del que quiere ni del que corre, sino de Dios que tiene Misericordia. Todo hijo e hija de Dios está escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo, y viene a esta Tierra para recibir a Cristo como su Salvador personal, para obtener el perdón de sus pecados y ser lavado con la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador, y ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo bautizarlo con Espíritu Santo y Fuego y darle así a la persona el nuevo nacimiento, y así la persona nace en el Reino de Cristo, nace en la Iglesia del Señor Jesucristo, la cual dentro de algunos momentos vamos a verla con más detalle (a la Iglesia del Señor Jesucristo). Ahora, encontramos que luego Jacob y Esaú nacen (Esaú primero), luego crecen y luego Jacob le compra la Primogenitura a Esaú por un plato de frijoles, de lentejas, o parecido a los frijoles, ya ustedes saben lo que son las lentejas, que son riquísimas, y con hambre son más sabrosas. Ahora, vean cómo después en la vida de Jacob y Esaú van surgiendo cosas, de tal forma que la Bendición de la Primogenitura pasa a Jacob, luego más adelante cuando Isaac iba a bendecir a Esaú, suceden ciertas cosas que Jacob con su madre preparan el guiso o guisado de un cabrito, y se lo llevan a Isaac, para que bendiga Isaac a Jacob, pensando Isaac que era Esaú, pues estaba ciego y eso obró para bien para Jacob. Luego que recibe la bendición de su padre, la Bendición de la Primogenitura, y cuando le trae la comida a su padre, su padre le dice: “Pero, ¿quién fue el que vino primero que tú?” Entonces le dijo él: “Fue tu hermano Jacob, y yo lo bendije y será bendito.” En la bendición dijo: “El que te bendiga será bendito y el que maldiga será maldito.” Ni siquiera Isaac podía maldecir a Jacob, porque ya estaba bendito. Ahora, encontramos que luego siguen creciendo y su madre y su padre le aconsejan a Jacob que se vaya a Padam-aram a la casa de la familia de su madre Rebeca, porque Esaú dijo que cuando muriera su padre Isaac iba a matar a Jacob. Ahora, Jacob se fue, tuvo el sueño de una escalera por donde subían y bajaban Ángeles de Dios, y en la parte de arriba estaba Dios, el cual le habló y le dijo: “No te dejaré hasta que no cumpla lo que te prometí, iré contigo (o sea, estaré contigo).” Iría con él a la tierra de Padam-aram y después lo traería de nuevo a la tierra prometida. Ahora, encontramos que todo esto aconteció en la vida de Jacob, allá en Padam-aram tuvo unos once hijos, y luego Benjamín nació ya en la tierra de Israel, y allí murió Raquel, la esposa de Jacob. Pero luego sigue Jacob hacia adelante, y luego los hijos de Jacob se casan, tienen hijos, se multiplican y se va formando así la descendencia de Abraham, ya se va multiplicando, luego José fue vendido, llevado a Egipto, y allí vino a ser el segundo en el reino del faraón. Y luego hubo hambre sobre la tierra y los hebreos también tuvieron que ir a comprar trigo en Egipto, y no sabían que el príncipe que estaba a cargo de todo ese alimento y que era el segundo en el reino, no sabían ellos que era su hermano José. Había él cambiado físicamente, ya no vestía como un hebreo sino como un egipcio, tenía una esposa egipcia también, tenía hijos egipcios también, mitad egipcios y mitad hebreos, pero vestidos como egipcios, y él también como egipcio y hablaba el idioma de los egipcios también, y no le hablaba hebreo a sus hermanos, por lo tanto no se dieron cuenta que ése era su hermano. Luego se reveló a ellos en una de las ocasiones en que ellos fueron a comprar alimento cuando llevaron a Benjamín, y ya ahí se reveló a ellos y mandó a buscar a su padre, vinieron todos, la familia completa se mudó de la tierra de Israel a la tierra de Egipto a donde tenían alimento y un buen territorio, el territorio de Gosén, el cual José le consiguió para su familia, o sea, un territorio grande, donde podían tener sus animales, sembrar trigo y vivir felices. Pero después de cierto tiempo apareció un faraón que no conocía a José, y ahí comenzaron los problemas para los hebreos allá en Egipto, y fueron convertidos en esclavos, y ahí comenzó la esclavitud para el pueblo hebreo. Pero por cuanto Dios había dicho que los libertaría y que en la cuarta generación regresarían a la tierra prometida, la tierra de Israel, Dios para ese tiempo envió al Profeta Moisés, el niño que había sido sacado de las aguas, sacado de las aguas, Moisés significa: “Sacado de las aguas.” Y ahora, él siendo el elegido de Dios para la misión de ser el instrumento de Dios a través del cual Dios se manifestaría para libertar al pueblo hebreo, tenía el nombre adecuado: Moisés, “Sacado de las aguas,” ése era el nombre correspondiente de acuerdo a la obra que Dios iba a hacer a través de él. Y ahora, el pueblo hebreo se encuentra en medio de Egipto, y aguas también tipifican pueblos, naciones y lenguas; por lo tanto Dios iba a sacar a un pueblo: el pueblo hebreo, la descendencia de Abraham, los iba a sacar de las aguas como nación (o sea, de la nación egipcia); por cuanto aguas representa naciones, ahora Dios va a sacar de las aguas de la nación egipcia a Su pueblo Israel: “Israel es mi primogénito, Israel es mi hijo, mi primogénito.” Capítulo 4, verso 22 del Éxodo, dice: “*Y dirás a Faraón: Jehová ha dicho así: Israel es mi hijo, mi primogénito.”* La nación hebrea es la nación primogénita, es la única nación creada por Dios, a la cual Dios le dio leyes a través de un Profeta; es la nación sacada de Egipto, es una nación sacada de las aguas del pueblo egipcio y llevada a la tierra prometida. Vean, lo mismo del nombre de Moisés, ahora por cuanto Moisés fue sacado de las aguas, ahora con ese nombre Dios usa al Profeta Moisés, y saca de Egipto a Su pueblo Israel, a Su hijo, Su primogénito como nación. Ése es el pueblo del cual dice la Escritura: “El que te bendiga será bendito, y el que te maldiga será maldito.” La misma bendición de Abraham, pasa de Abraham a Isaac, de Isaac a Jacob, de Jacob a los patriarcas, y sobre todo a José, y de los patriarcas al pueblo hebreo. Y ahora, así como Moisés fue sacado de las aguas, el pueblo hebreo fue sacado de en medio del reino del faraón, del pueblo egipcio. Por lo tanto, el pueblo hebreo sacado, libertado de la esclavitud en Egipto, es la Iglesia del Antiguo Testamento, porque iglesia es: “Los sacados,” o sea, los que han sido sacados fuera, fueron sacados fuera de Egipto, y por consiguiente de la esclavitud en Egipto, así como Moisés fue sacado de las aguas del río Nilo. Y ahora, encontramos que en el Nuevo Testamento la Iglesia del Señor Jesucristo son los llamados fuera, los sacados fuera ¿de dónde? De pueblos, naciones y lenguas, es un pueblo que ha estado siendo llamado de entre todos los pueblos, del pueblo hebreo, de los europeos, de los americanos, de los latinos ,y así por el estilo, de en medio de todos los pueblos Dios ha estado llamando un pueblo para Su Nombre, como dice el libro de los Hechos, capítulo 15, verso 3 en adelante cuando dice... esto fue cuando se reunió la iglesia, los Apóstoles allá en Jerusalén: “*Y cuando ellos callaron, Jacobo respondió diciendo: Varones hermanos, oídme.* *Simón ha contado cómo Dios visitó por primera vez a los gentiles, para tomar de ellos pueblo para su nombre.”* ¿Para qué Dios ha visitado a los gentiles? Para formar un pueblo para Su Nombre. El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob que estaba con Su pueblo Israel, luego que el pueblo hebreo rechazó a Cristo, ahora Dios se tornó a los gentiles y ha estado en medio de los gentiles moviéndose de una nación a otra, sacando un pueblo para Su Nombre, por eso los creyentes en Cristo son el pueblo sacado de entre todas las naciones para el Nombre del Señor Jesucristo. Por eso ese pueblo es llamado la Iglesia del Señor Jesucristo, los llamados fuera, fuera de en medio de las diferentes naciones, los sacados fuera del mundo y de los reinos del mundo, para venir a ser un pueblo santo para el Señor Jesucristo, y ése es el Israel Celestial. En el pueblo hebreo, que es el Israel terrenal, se reflejó y es tipificado el Israel Celestial, que es la Iglesia del Señor Jesucristo. Así como Dios sacó al pueblo hebreo de la esclavitud en Egipto, ha sacado, ha estado sacando un pueblo para Su Nombre de entre todas las naciones de este planeta Tierra, y ese pueblo es un pueblo celestial, son los llamados por y de Su Nombre. Por medio de la predicación del Evangelio de Cristo en el Nombre del Señor Jesucristo, son llamados por el Nombre del Señor Jesucristo y para el Nombre del Señor Jesucristo. “Y todo el que invocare el Nombre del Señor será salvo.” Y ahora, veamos este pueblo aquí en Hebreos, capítulo 12, verso \*22 en adelante, dice: “*Sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles,* *a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos,* *a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel.”* Y ahora, este pueblo que es llamado de entre todas las naciones para Su Nombre, para el Nombre del Señor Jesucristo, es el Israel Celestial, es el Monte de Sion, la Ciudad del Dios Vivo, Jerusalén la Celestial, es esa compañía de muchos millares de Ángeles y la congregación de los Primogénitos escritos en los Cielos. Esa congregación de los Primogénitos escritos en el Cielo son los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo, son los Primogénitos celestiales que han venido a la Tierra en cuerpos mortales, para pasar esta temporada aquí en la Tierra, pasando una experiencia única en donde reciben a Cristo como su Salvador personal, lavan sus pecados en la Sangre de Cristo, son bautizados en agua en Su Nombre, y Cristo los bautiza con Espíritu Santo y Fuego y obtienen el nuevo nacimiento, nacen de nuevo. Ahora, ¿qué es nacer de nuevo? ¿A qué nacemos de nuevo? Cuando nacimos en esta Tierra, nacimos a la vida, pero es una vida temporal, una vida pasajera, en un cuerpo mortal, corruptible, un cuerpo temporal, por eso la vida a la cual se nace a través de nuestros padres terrenales es tan corta que algunos no llegan a cien años, otros ni llegan a noventa, ni a ochenta, otros ni llegan a setenta, otros ni llegan ni a sesenta, otros no llegan ni a cincuenta, algunos no llegan ni a cuarenta años, otros no llegan ni a treinta años, algunos no llegan ni a veinte años, otros no llegan ni a diez años, hay algunos que no llegan ni a cinco años, hay otros que no llegan ni a un año, y hay otros que no llegan ni a un mes, y hay otros que no llegan a cumplir un día, sino que solamente tienen ciertas horas y después se mueren. Eso es así porque la vida terrenal es temporal, no es Vida eterna. Toda persona que quiera vivir eternamente tiene que nacer a la Vida eterna. Cristo dijo a Nicodemo: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca de nuevo, no puede ver el Reino de Dios.” Nicodemo le pregunta: “¿Cómo puede hacerse esto? ¿Puede acaso un hombre ya siendo viejo entrar en el vientre de su madre y nacer?” Cristo le dice: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca del Agua y del Espíritu, no puede entrar al Reino de Dios.” Y toda persona quiere entrar al Reino de Dios y quiere vivir eternamente con Cristo, por lo tanto, toda persona que es alma viviente desea continuar viviendo, pero continuar viviendo por toda la eternidad. Pero lo que nuestros padres terrenales nos han provisto, no nos da para vivir eternamente, necesitamos nacer de nuevo del Agua y del Espíritu, y así ser sacados del agua como Moisés. Por lo tanto, toda persona al escuchar la predicación del Evangelio y recibir a Cristo como su Salvador, está naciendo del Agua, del Agua de la Palabra de Dios, y cuando es bautizada en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego ha nacido del Espíritu, por lo tanto ha nacido de la predicación del Evangelio de Cristo y del bautismo del Espíritu Santo y ha obtenido el nuevo nacimiento, y ha nacido a una nueva vida, a una Vida eterna en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador, y ya tiene Vida eterna, y ha obtenido una transformación interior, y ha obtenido un cuerpo angelical de la sexta dimensión. La sexta dimensión es el Paraíso, es la dimensión a donde van todos los santos que mueren físicamente, van a vivir al Paraíso, que es la sexta dimensión, y van a vivir en sus cuerpos angelicales. Y cuando Cristo complete Su Iglesia, cuando Cristo haya completado Su pueblo, cuando haya llamado hasta el último escogido de entre todos los gentiles y también de entre los hebreos, todos los miembros de Su Iglesia, entonces Cristo habrá completado Su Iglesia, habrá sacado del mundo todos los escogidos de Dios, y los habrá colocado ¿dónde? En Su Reino, los tendrá ya sellados en Su Reino con Vida eterna. Por lo tanto, luego de eso Cristo se levantará del Trono del Padre, y tomará el Título de Propiedad, que es el Libro de los Siete Sellos, lo abrirá en el Cielo y hará Su Obra de Reclamo como León de la tribu de Judá y como Juez de toda la Tierra, como Rey de reyes y Señor de señores, y resucitará a los muertos en Cristo y a nosotros los que vivimos nos transformará. Los muertos en Cristo serán resucitados en nuevos cuerpos, cuerpos eternos, cuerpos glorificados, igual al cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador, y nosotros los que vivimos si permanecemos vivos hasta ese momento, seremos transformados, y entonces todos tendremos el nuevo cuerpo, el cuerpo eterno igual al cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador, y entonces seremos físicamente inmortales como Jesucristo nuestro Salvador. Ya somos inmortales espiritualmente, tenemos un cuerpo angelical eterno, pero nos falta la inmortalidad física, lo cual será cuando Él nos transforme y así nos dé el nuevo cuerpo, y entonces estaremos revestidos de un cuerpo inmortal, un cuerpo glorificado, estaremos revestidos de Vida eterna física. Por lo tanto, todos los sacados de las aguas en el Nuevo Testamento, son todos los hijos e hijas de Dios, los escogidos de Dios que han recibido a Cristo como su Salvador personal, han sido sacados de las aguas de pueblos, naciones y lenguas, y han sido colocados en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador, y ése es un pueblo para Su Nombre, el pueblo para Su Nombre escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. Ahora, preguntarán algunos: “¿Qué tengo yo que hacer para pertenecer a ese pueblo?” Cristo dijo en San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16: “*Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.* *El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”* También en San Juan, capítulo 3, verso 16, dice: “*Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”* Ése es el deseo de Dios: que todos crean en Jesucristo, lo reciban como su Salvador para que las personas no se pierdan sino que tengan Vida eterna y vivan con Cristo en Su Reino por toda la eternidad. Por lo tanto, toda persona tiene a su alcance la oportunidad de recibir a Cristo como su Salvador, de ser bautizado en agua en Su Nombre, y de recibir el Espíritu Santo y obtener así el nuevo nacimiento, nacer en el Reino de Cristo con Vida eterna y a la Vida eterna, y así tener asegurado su futuro eterno con Cristo en Su Reino. Nadie puede asegurarle a usted su futuro eterno, sino Jesucristo nuestro Salvador, por eso se predica el Evangelio de Cristo y se le da la oportunidad a las personas de que reciban a Cristo como su Salvador para que Cristo extienda Su Misericordia sobre las personas y los reciba, perdone sus pecados y los limpie con Su Sangre de todo pecado, y sean bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo los bautice con Espíritu Santo y Fuego y les dé el nuevo nacimiento, nazcan en el Reino de Cristo a la Vida eterna y con Vida eterna. El Apóstol Pedro predicando el Día de Pentecostés en el capítulo 2, y también hablándonos en el capítulo 4, verso 12, dice del libro de los Hechos, dice: “*Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.”* Toda persona que desea la salvación de su alma para vivir eternamente con Cristo en Su Reino, necesita saber que no hay otro Nombre dado a los hombres en que podamos ser salvos, sino en el Nombre del Señor Jesucristo. Jesús significa “Salvador, Redentor.” ¿Ven? así como Moisés significa “sacado de las aguas,” porque iba a sacar un pueblo de Egipto, de las aguas de Egipto como nación, porque aguas significa o representa naciones, pueblos y lenguas, y iba a sacar el pueblo hebreo de la nación egipcia, de esas aguas egipcias. Y ahora, en el Nuevo Testamento Cristo ha estado sacando un pueblo para Su Nombre de entre todas las naciones del planeta Tierra, por eso los creyentes en Cristo son como Moisés: sacados de las aguas de pueblos, naciones y lenguas, y sacados del mundo, del reino de las tinieblas, Cristo nos ha sacado y nos ha colocado en Su Reino: la tierra prometida, el Reino de Jesucristo nuestro Salvador. Y ahora, leemos en el capítulo 2 del libro de los Hechos, verso 36 en adelante las palabras de San Pedro predicando el Día de Pentecostés, cuando dice: “*Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.”* Por eso es que a Jesús lo llamamos SEÑOR JESUCRISTO: porque Dios lo ha hecho Señor y Cristo, porque en Jesús moró, mora y morará la plenitud de Dios, la plenitud de la Divinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo, por eso Él decía: “El Padre que mora en mí, Él hace las obras.” “*Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?* *Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.* *Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.* *Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.* *Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.”* Como tres mil personas creyeron el Mensaje de San Pedro, el Evangelio de Cristo, y recibieron a Cristo como su Salvador personal, y fueron bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Cristo los bautizó con Espíritu Santo y Fuego y obtuvieron el nuevo nacimiento y nacieron en el Reino de Cristo, en la Iglesia del Señor Jesucristo, y vinieron a ser los sacados de las aguas de pueblos, naciones y lenguas, porque allí estaban personas de diferentes pueblos, naciones y lenguas que creyeron y fueron bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Y todavía sigue Jesucristo en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia sacando cada día más y más personas de las aguas de pueblos, naciones y lenguas y colocándolos en Su Reino, en Su Iglesia, y Su Iglesia es como Cuerpo Místico de creyentes, la Iglesia, los sacados de las aguas de pueblos, naciones y lenguas. Y cada creyente en Cristo también como individuo es uno sacado de las aguas de pueblos, naciones y lenguas, como Moisés fue sacado del río donde fue colocado, y como el pueblo hebreo fue sacado de Egipto. Hemos sido sacados del reino de las tinieblas y de pueblos, naciones y lenguas, para el Nombre del Señor Jesucristo, y Él nos ha colocado en Su Reino con Vida eterna. Por eso fue que San Juan, dijo en Primera de Juan, capítulo 5, verso 10 en adelante: “*El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo.* *Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo.* *El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.”* El que no tiene al Hijo de Dios: a Jesucristo en su corazón porque no lo ha recibido, no tiene la Vida eterna, lo que tiene es una vida temporal que no sabe cuándo se le acaba, y cuando se le acabe, se le habrá terminado la oportunidad de recibir Vida eterna a través de Jesucristo. Por eso es que la oportunidad para recibir Vida eterna a través de Jesucristo es mientras vivimos en este planeta Tierra, recibiendo a Cristo como nuestro Salvador, siendo Él la Vida eterna al recibirlo, estamos recibiendo la Vida eterna *acá* en nuestras almas. Pero el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la Vida eterna. El que tiene al Hijo tiene la vida, la Vida eterna, y vivirá con Cristo en Su Reino por toda la eternidad. “*Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna.”* Ésa es la buena noticia para los creyentes en el Nombre del Señor Jesucristo: que tenemos Vida eterna: “*...y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.”* Y ahora, ¿cuántos han creído en el Nombre del Hijo de Dios, en el Nombre de Jesucristo? ¿Cuántos lo han recibido como nuestro Salvador? ¿Cuántos han sido bautizados en agua en Su Nombre? Todos nosotros, por lo tanto la buena noticia es que tenemos Vida eterna, por lo tanto tenemos la esperanza de que volveremos a vivir en un cuerpo pero eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, como el cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador, y entonces seremos inmortales, y entonces todos los problemas habrán terminado. Ni siquiera una gripe nos dará en ese nuevo cuerpo, por lo tanto los problemas de salud terminan cuando recibamos el cuerpo nuevo, los problemas económicos terminan cuando recibamos el cuerpo nuevo, todos los problemas terminarán cuando recibamos el nuevo cuerpo. Aún el problema de la edad que a medida que pasan los años se va poniendo viejo este cuerpo que tenemos, cuando tengamos el nuevo cuerpo se acabó ese problema, seremos todos jóvenes, representando de 18 a 21 años de edad como Jesucristo nuestro Salvador. Y luego iremos con Cristo a la Casa de nuestro Padre Celestial, a la gran Fiesta de la Cena de las Bodas del Cordero, que será en la séptima dimensión, la dimensión de Dios, mientras la Tierra pasará por los juicios divinos de la gran tribulación. Pero nosotros estaremos con Cristo en la Casa de nuestro Padre Celestial en la Fiesta más grande del Universo y del Cielo completo, la gran Fiesta de la Cena de las Bodas del Cordero, donde estarán también los Ángeles de Dios disfrutando de esa gran Fiesta que Cristo tendrá con Su Iglesia, con los sacados de las aguas de pueblos, naciones y lenguas. “**SACADOS DE LAS AGUAS.”** Hemos visto quiénes son los sacados de las aguas en el Nuevo Testamento, ¿quiénes son? Somos todos nosotros. Y ahora, para ser parte de los sacados de las aguas, ser parte de la Iglesia del Señor Jesucristo ¿qué pueden hacer las personas que todavía no son parte de la Iglesia de Jesucristo? Lo mismo que hemos hecho nosotros: recibir a Cristo como su Salvador personal, arrepentido de sus pecados y confesar a Cristo sus pecados, Cristo lo perdonará, lo limpiará con Su Sangre preciosa, será bautizado en agua por el ministro, en el Nombre del Señor Jesucristo, en donde se invocará el Nombre del Señor sobre la persona. “Y todo aquel que invocare el Nombre del Señor, será salvo.” Por lo tanto será invocado el Nombre del Señor Jesucristo sobre la persona, y la persona será bautizada y Cristo lo bautizará con Espíritu Santo y Fuego. En el bautismo en agua la persona se identifica con la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo nuestro Salvador, por lo tanto, “el que creyere y fuere bautizado, será salvo,” y para poder ser bautizado tiene que creer, al creer entonces hace su confesión pública como Cristo dice: “El que me confesare delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre Celestial.” Por lo tanto, toda persona que todavía no ha recibido a Cristo como su Salvador, no ha hecho su confesión pública de que cree en Cristo como su Salvador y lo recibe como su Salvador personal, para luego poder ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. **¿Qué pueden hacer las personas que todavía no han recibido a Cristo?** Recibirlo en esta ocasión, en esta noche, para que Cristo les perdone y con Su Sangre les limpie de todo pecado, y sean bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y sean de los sacados de las aguas de pueblos, naciones y lenguas, como Moisés fue sacado de las aguas. “**SACADOS DE LAS AGUAS.”** Ése ha sido nuestro tema: “LOS SACADOS DE LAS AGUAS.” Esos son los creyentes en Cristo nacidos de nuevo, que componen la Iglesia del Señor Jesucristo. En esta noche todos los que todavía no han recibido a Cristo como su Salvador, lo pueden hacer levantando sus manos y pasando al frente y estaré orando por ustedes para que Cristo les reciba, les perdone y les limpie con Su Sangre preciosa, y sean luego bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego. Pueden levantar sus manos los que desean recibir a Cristo y que oremos, y que ore por ustedes, pueden levantar su mano y estaré orando por ustedes en esta noche, para que Cristo les reciba, les perdone y les limpie con Su Sangre preciosa. Ya pueden pasar al frente todos los que desean que Cristo extienda Su Misericordia sobre ustedes, es para bendición, para salvación del alma, para así asegurar el futuro con Cristo en Su Reino. Toda persona tiene que asegurar su futuro con Cristo en Su Reino, el futuro eterno, porque el único Reino Eterno es el de nuestro amado Señor Jesucristo, y para eso es que hemos venido a este planeta Tierra: para asegurar nuestro futuro eterno con Cristo en Su Reino. Pueden continuar pasando *acá* al frente, todavía siguen pasando más personas, así que cuando hayan pasado todas las que van a pasar, oraremos por todos ustedes para que Cristo les perdone y con Su Sangre preciosa les limpie de todo pecado, y puedan ser bautizados en agua en Su Nombre y Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y obtengan el nuevo nacimiento, nazcan en el Reino de Cristo con y a la Vida eterna. Todavía siguen pasando más personas que desean vivir eternamente con Cristo en Su Reino. El Reino de Cristo es el único Reino que existirá por toda la eternidad. “El que me confesare delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los Cielos.” Queremos todos que Cristo diga: “Éste me confesó públicamente como creyente en mí, y ahora Padre, yo lo confieso a él delante de Ti, yo lo he perdonado, lo he limpiado con mi Sangre preciosa y lo he bautizado con Espíritu Santo y Fuego, y he producido en él el nuevo nacimiento, él ha nacido en mi Reino, me pertenece, es uno de mis hijos, es uno de los miembros de mi Reino.” Y el Padre Celestial dirá: “Entra en el gozo de Tu Señor, entra en el gozo del Señor Jesucristo,” y así viviremos con Cristo por toda la eternidad. Tenemos que tener una garantía de lo que será nuestro futuro eterno, y esa garantía la tenemos con Cristo. Ninguna otra persona nos garantiza nuestro futuro eterno, ninguna otra persona nos garantiza la vida después de esta vida terrenal, solamente Jesucristo nuestro Salvador. Por lo tanto, no hay otra persona en el cual poner nuestra fe, solamente en Jesucristo para nuestro futuro eterno. Todavía estamos esperando que lleguen los últimos que han de pasar para orar por todas las personas que ya han pasado juntamente con los que faltan de pasar, que han de pasar, pues Dios ha estado hablando a vuestros corazones para darles la salvación y Vida eterna, y Él ha establecido la forma en que toda persona recibe la salvación y Vida eterna. Cristo dijo: “*Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.* *El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”* Nadie quiere ser condenado por Cristo y echado al lago de fuego, todos queremos ser bendecidos por Cristo y ser salvos y vivir eternamente con Cristo en Su Reino, por eso lo recibimos como nuestro Salvador personal, porque Él es el único que puede salvar nuestra alma para vivir eternamente con Él en Su Reino. Todavía faltan algunas personas, vamos a pedirle pasen inmediatamente para orar por ustedes también, para que sean incluidas en la oración que haremos, en donde confiesan a Cristo como su Salvador personal, lo cual es una confesión pública de su fe en Jesucristo nuestro Salvador. Todavía vienen pasando más personas, es que hay muchas personas que desean vivir eternamente con Cristo en Su Reino, y Dios tiene mucho pueblo en esta ciudad y en este país de Guatemala, Dios tiene mucho pueblo para el Reino de Jesucristo nuestro Salvador, y eso es bueno: estar en una ciudad donde Dios tiene mucho pueblo para el Reino de Jesucristo nuestro Salvador. Dios tiene muchos hijos en Guatemala, muchos hijos e hijas de Dios para vivir en el Reino de Cristo nuestro Salvador, por lo tanto, aquí en Guatemala Dios está llamando y juntando Sus escogidos en este tiempo final, Él está llamando de entre todas las naciones, y Guatemala es una de esas naciones, en donde Dios está llamando un pueblo para Su Nombre. Es una bendición grande para una nación, que Dios esté llamando de entre esa nación pueblo para Su Nombre. Guatemala tiene ese privilegio. Por lo tanto, todos los que han estado o están en esta actividad, es porque sus nombres están escritos en el Cielo. Usted no está *aquí* por mera casualidad, usted está *aquí* porque Dios le ha traído hasta *aquí*, lo ha guiado a venir hasta aquí para escuchar la predicación del Evangelio de Cristo para que conozca el Programa de salvación y Vida eterna, para que usted entre a la Vida eterna en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador. Todavía siguen pasando más personas, también los niños de doce años en adelante puede recibir a Cristo como su Salvador personal, y también las personas que en alguna ocasión servían a Cristo y se apartaron de Cristo, pueden pasar al frente para ser reconciliados con Cristo. Estamos esperando ya las últimas personas que vengan al frente para que sean también incluidas en esta oración, en donde se confiesa a Cristo públicamente como nuestro Salvador personal. Vamos a dar unos segundos nada más y oraremos ya por todas las personas que han pasado al frente... vamos a ver si viene alguien más, falta alguien más... esto es una oportunidad muy especial que Dios le da a las personas que todavía no han recibido a Cristo como su Salvador personal para recibir a Cristo como su Salvador personal y asegurar su futuro eterno con Cristo en Su Reino, Él es el único que asegura nuestro futuro eterno y nos asegura ese futuro eterno en Su Reino. Ya vamos a orar, repitan conmigo la oración que he de hacer con ustedes. Inclinemos nuestros rostros y repitan conmigo esta oración: ***Padre Celestial, en el Nombre del Señor Jesucristo vengo a Ti confesando públicamente que recibo a Jesucristo como mi Salvador personal y suficiente, perdona mis pecados, limpiame con Tu Sangre preciosa, y Señor Jesucristo he de ser bautizado en agua en el Nombre Tuyo, en el Nombre del Señor Jesucristo y Te pido que Tú me bautices con Espíritu Santo y Fuego y produzcas en mí el nuevo nacimiento.*** ***Señor Jesucristo en Tus manos me encomiendo para toda la eternidad, salva mi alma y, Señor, tenme contigo en Tu Reino eternamente. Señor Jesucristo reconozco que ese Sacrificio en la Cruz del Calvario fue hecho por mí, reconozco que Tu Sangre me limpia de todo pecado.*** ***Señor Jesucristo repito y proclamo: La Sangre del Señor Jesucristo me limpia de todo pecado, reconozco que es lo único que me puede limpiar de todo pecado; en Tus manos me encomiendo, límpiame de todo pecado con Tu Sangre preciosa, y seré bautizado en agua en Tu Nombre Señor Jesucristo, y Te ruego que Tú me bautices con Espíritu Santo y Fuego y produzcas en mí el nuevo nacimiento, Te lo ruego Dios Eterno. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén. LA SANGRE DEL SEÑOR JESUCRISTO ME HA LIMPIADO DE TODO PECADO.*** Cristo les ha perdonado y les ha limpiado con Su Sangre de todo pecado. Ahora, oraré por ustedes a Dios. Inclinemos nuestros rostros: ***Padre Celestial, en el Nombre del Señor Jesucristo vengo a Ti dándote gracias por todas estas personas que han venido en esta noche para recibirte como Salvador, Te ruego les reciba, les perdone y Señor les limpies con Tu Sangre preciosa y sean bautizados en agua en Tu Nombre y Tú les bautices con Espíritu Santo y Fuego y así nazcan en Tu Reino, en ese glorioso Reino Tuyo oh Señor Jesucristo con Vida eterna, en Tus manos Señor yo los encomiendo, son Tuyos Señor, Te han recibido como Salvador, bendícelos y sé con ellos todos los días de sus vidas. Y Señor, en Tus manos están, y Te doy gracias por ellos en esta noche. Dios Eterno produce en ellos el nuevo nacimiento, que sean nacidos en Tu Reino para vivir contigo eternamente por todos los siglos, por toda la eternidad. Dios Eterno en el Nombre del Señor Jesucristo Te lo ruego todo. Amén y amen.*** Y ahora, se preguntarán, ya que escucharon que Cristo dijo: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo.” Se preguntarán o dirán: “Ya hemos creído, ¿cuándo me van a bautizar?” Porque Cristo dijo: “El que creyere y fuere bautizado,” yo he creído, y quiero ser bautizado.” Si crees con toda tu alma, con todo tu corazón, bien puedes. El eunuco le dijo a Felipe: “He aquí agua, ¿qué impide que yo sea bautizado?” Felipe le dijo: “Si crees con todo tu corazón, de todo tu corazón, bien puedes.” Y El eunuco dijo: “Yo creo que Jesucristo es el Hijo de Dios.” Y bajaron del carro y Felipe bautizó al eunuco. También el Día de Pentecostés todos los que creyeron fueron bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Luego de la persona recibir a Cristo como su Salvador, creyendo y recibiéndolo como su Salvador, el próximo paso es ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y me preguntarán ustedes: “¿Y cuándo me van a bautizar?” Ustedes han visto un bautisterio *allí* y han visto agua; si han creído con todo su corazón, bien pueden ser bautizados esta misma noche en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Por lo tanto, en esta noche pueden ser bautizados todos ustedes en el Nombre del Señor Jesucristo y cumplir así el mandato de Jesucristo nuestro Salvador. Dejaré al Rvdo. Esteban, para que les indique dónde están las ropas bautismales y el lugar donde pueden cambiarse, para que así puedan ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Con nosotros dejaré al Rvdo. Esteban, para indicarles dónde cambiarse de ropa para ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Con nosotros el Rvdo. Esteban. Que Dios les bendiga y pasen todos muy buenas noches. “**SACADOS DE LAS AGUAS.”**