--- title: 'La Fe siendo probada' date: 2003-08-10 activity: 1 place: city: Ciudad Juárez state: Chihuahua country: MX duration: 00:00:00 public: false youtube: translations: files: --- Muy buenos días, amados amigos y hermanos presentes; es para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Reciban todos saludos de mi esposa Erica, y también los niños reciban saludos de mis niñas América y Yahannah Gabriela. Para esta ocasión leemos en Hebreos, capítulo 1, verso 1 en adelante, y en Hebreos, capítulo 12, verso 2... capítulo 11, verso 1 en adelante, dice: “*Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.* *Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos.* *Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.* *Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella.* *Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios.* *Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.* *Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe.* *Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba.* *Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa;* *porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.”* Y leemos en el capítulo 12, verso 2 de este mismo libro a los Hebreos o carta a los Hebreos de San Pablo, dice: “*Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.”* Y para ver este tema de la fe, Primera de Timoteo, capítulo 3, verso 9: “*Que guarden el misterio de la fe con limpia conciencia.”* Y ahora, leemos nuestro tema: **“LA FE SIENDO PROBADA.”** La prueba de nuestra fe obra paciencia; el autor de la fe es Jesucristo nuestro Salvador, Él es el autor y consumador de la fe. Ahora, siendo que la fe es un misterio, tenemos que saber que el misterio de la fe es Cristo, el cual es el Autor y consumador de la fe. Y ahora, tenemos los diferentes aspectos de la fe vista de diferentes ángulos; tenemos la fe como la fe en Cristo, como la creencia en Cristo nuestro Salvador. Como el pueblo hebreo en el Antiguo Testamento tenía la fe en Jehová, el cual se manifestaba por medio de Su Ángel, el Ángel del Pacto el cual es Cristo nuestro Salvador; por lo tanto, la fe como religión para el pueblo hebreo estaba basada en Dios manifestado por medio de Su Ángel, el Ángel de Jehová, el cual es el autor y consumador de la fe. Ahora, la fe en la persona como individuo, encontramos en la Escritura, donde nos dice que habite Cristo por la fe en nuestros corazones. Ahora, para que habite Cristo por la fe en nuestros corazones, se requiere que la persona tenga fe, lo cual es la sustancia de las cosas que se esperan y la demostración de las cosas que no se ven. Hay una Familia: la Familia de la fe, conforme a Gálatas, capítulo 6, verso 10, que es la Familia de Dios, los hijos e hijas de Dios, los cuales son también los hermanos de Jesucristo nuestro Salvador, Él es nuestro Hermano mayor. Y ahora, por la fe, para que habite Cristo en nuestras almas, en nuestros corazones, se requiere que la persona tenga esa fe *acá* en su alma. Ahora, para el ser humano como individuo, el ser humano es alma, espíritu y cuerpo, y tiene en su cuerpo el ser humano cinco sentidos, y tiene el ser humano en su espíritu cinco sentidos también. Y el ser humano por cuanto tiene esos sentidos, por medio de esos sentidos su cuerpo se comunica con el mundo físico por medio de esos sentidos. Tenemos el sentido de la vista para comunicarnos con esta dimensión terrenal y ver las cosas de esta dimensión terrenal; si no tenemos la vista, entonces no podemos ver las cosas de esta dimensión terrenal y no podemos tener esa comunicación visible de las cosas. Y si alguien le dice a usted, si no tiene vista usted y le dice: “Hay un sol.” Usted dice: “Yo no lo veo.” Por lo tanto si no lo ve, entonces usted no puede tener una seguridad de lo que le están diciendo; pero usted por cuanto tiene el sentido del tacto, puede sentir el calor del sol. Pero también usted puede decir: “Puede ser el calor de algún fuego.” Pero tampoco ve el fuego, puede decir: “De algún lugar viene este calor, o esta calor que estoy sintiendo, pero no sé de dónde procede.” Así le sucede a una persona que no tiene vista, y si no tiene tacto, tampoco sentiría calor ni tampoco podría tocar las cosas y saber que es algo sólido o blando, o líquido lo que está tocando, no podría saber si está frío o caliente, no podría saber todas esas cosas. Y también tenemos el sentido del oído para poder escuchar; si no tiene usted el sentido del oído, no importa lo que hablen, usted no sabe lo que estarán hablando. Por lo tanto, pueden decir cualquier cosa en favor de usted y usted no sabe ni lo que dijeron, no puede usted decirle: “Amén,” a nada, porque no escuchó lo que dijeron. Y la fe viene por el oír, por ahí entra la Palabra, porque la fe viene por el oír ¿qué? Por el oír la Palabra de Dios; y cuando viene la Palabra de Dios para una etapa de la Iglesia, para una edad, entra por el oído de la persona esa Palabra siendo predicada por el Mensajero correspondiente al tiempo que a la persona le toca vivir, o por medio de los colaboradores maravillosos que Dios le da a ese Mensajero para que lleven ese Mensaje por todos los lugares. Y esos colaboradores lo pueden leer o pueden colocar una cinta, un video, y entonces la gente estarán escuchando la Voz de Dios que vino a través de ese Mensajero, y entonces las persona puede recibir la fe que viene por el oír la Palabra de Dios, y entra por el oído y pasa al espíritu de la persona, y del espíritu pasa al alma de la persona. Y en el alma de la persona es donde ocurre algo grande, porque así como el cuerpo tiene cinco sentidos y el espíritu tiene cinco sentidos también, encontramos que la persona no puede razonar la Palabra, sino que tiene que dejar que entre directamente al alma y creerla de todo corazón, y después de ahí fluirá a través del espíritu y del cuerpo de la persona para convertirse en obras, la fe entonces estará obrando a través de la persona, porque la fe sin obras es muerta, está allá pero no está trabajando. Ahora, el espíritu tiene un solo sentido y es el libre albedrío, y el libre albedrío manifiesta fe o duda, cree o no cree. Ahora, encontramos que para que Cristo entre al alma, al corazón de la persona, por la fe es la única forma que puede entrar; y la fe está ¿dónde? En el libre albedrío que tiene el alma, o sea, que la persona o cree o no cree *acá* en el alma, en el corazón; el alma está representada, tipificada en el corazón. Ahora, el ser humano es alma viviente; por lo tanto el ser humano como alma viviente o cree o no cree la Palabra de Dios. Si cree la Palabra de Dios entonces Cristo, el cual es el Verbo, la Palabra, entra ahí y habita ahí en el alma de la persona, habita por la fe, porque creyó y la recibió *acá* en su alma, y Cristo habita ahí en su alma para toda la eternidad. Porque el alma de la persona es el trono para Cristo sentarse en el ser humano y gobernar como Rey la vida de la persona, para que la persona guarde los mandamientos divinos, porque Cristo los escribe ¿dónde? *Acá* en el alma, en el corazón de la persona, ya no en tablas de piedra sino en las tablas del corazón de la persona. Eso fue prometido por Dios a través del Profeta Jeremías y otros Profetas, cuando Dios habló que establecería un Nuevo Pacto con Su pueblo. Jeremías, capítulo 31, verso 31 en adelante, dice: “*He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto la casa de Israel y con la casa de Judá.* *No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová.* *Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.”* Aquí podemos ver que en el Nuevo Pacto, el cual ha sido establecido en el Nuevo Testamento, Cristo escribe Sus leyes en el alma, en el corazón de las personas; y por cuanto las personas tienen libre albedrío como almas vivientes, siendo ése el único sentido del alma, encontramos que las personas al escuchar la predicación de la Palabra y recibir a Cristo como su Salvador, Cristo entra al alma de la persona para habitar allá en lo que es en realidad la persona: alma viviente, y desde ahí gobernar la vida de la persona, Cristo como Rey reinando en la persona, de ahí Él gobierna el alma, el espíritu y el cuerpo de la persona, y Él es nuestro Señor y nuestro Rey. Y ahora, por la fe es que Cristo entra a nuestras almas, y la fe viene por el oír la Palabra de Dios, y Cristo es el Verbo, la Palabra; por lo tanto cuando entra la Palabra y nosotros la creemos, recibimos esa Palabra, Cristo en forma de Palabra ha entrado a nuestra alma y habita en nuestra alma. Y ahora, la fe crece. Por lo tanto, a medida que usted va escuchando más Palabra de Dios y la va creyendo con toda su alma, va entrando más Palabra de Dios a su alma, por lo tanto, Cristo va creciendo en usted, en el alma suya, Cristo en forma de Palabra. El alma es el lugar más importante de todo ser humano, el alma es el lugar santísimo del ser humano. El ser humano fue creado por Dios como un templo humano, como un templo espiritual para Dios morar en la persona y reinar en y a través de la persona. Por eso cuando Cristo estuvo en la Tierra dos mil años atrás en carne humana, en una ocasión Él estaba frente al templo, y estando frente al templo Él habló ciertas cosas que no comprendieron los judíos y tampoco los discípulos del Señor Jesucristo, pues ellos pensaban que Cristo estaba hablando de aquel templo de piedra. Pero vean, en San Juan, capítulo 2, verso 18 en adelante (esto fue en una ocasión en que Cristo echó los mercaderes del templo), dice, vamos a leer desde el verso 16 en adelante: “*...y dijo a los que vendían palomas: Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mi Padre casa de mercado.* *Entonces se acordaron sus discípulos que está escrito: El celo de tu casa me consume.* *Y los judíos respondieron y le dijeron: ¿Qué señal nos muestras, ya que haces esto?* *Respondió Jesús y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.* *Dijeron luego los judíos: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú en tres días lo levantarás?* *Mas él hablaba del templo de su cuerpo.”* Porque el Templo de Dios en la forma más grande y gloriosa ¿saben qué es? Un hombre en quien more Dios en su alma, ese es un Templo que camina, un templo que habla, un templo a través del cual Dios habla, un templo en el cual Dios coloca Su Palabra, y es oída la Palabra de Dios a través de ese Templo humano, y las obras de Dios son vistas a través de ese Templo humano. Por eso Jesús decía: “Las palabras que yo hablo, no las hablo de mí mismo.” Y también Él decía: “El Padre es el que me ha dicho, me ha mostrado lo que yo debo hablar, lo que yo debo decir,” y también Él decía: “Yo no hago nada de mí mismo, el Padre que mora en mí, Él hace las obras.” Por lo tanto, las palabras el Mensaje que Cristo predicó cuando estuvo en la Tierra, Sus predicaciones y las obras que hizo: maravillas, milagros y señales, todo eso fue obra no de un hombre, sino del que estaba dentro de aquel hombre, del que estaba dentro de aquel templo de carne. ¿Y quién era el que estaba dentro de aquel templo de carne? Dios, el Padre Celestial. Por eso cuando le dijeron a Jesús en el capítulo 14 de San Juan, cuando Felipe le dice: “Señor, muéstranos al Padre y nos basta.” Cristo le dice: “Tanto tiempo hace que estoy con vosotros Felipe, ¿y todavía no me has conocido?” Ahora vean, querían ver al Padre, pero vean, vamos a ver lo que Cristo dice... capítulo 14, verso 7 en adelante: “*Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto.”* ¿Y cómo podían estar viendo al Padre, si a quien estaban viendo era a Jesús? Porque el Padre estaba dentro de Él, y estaban viendo al Padre, a Dios vestido de un cuerpo humano. Así como cuando usted va a un lugar, dicen: “Llegó fulano de tal,” y lo saludan, y le dicen: “¿Cómo está?” Y le dicen el nombre suyo, y usted saluda a la otra persona y la llama por su nombre también en algunas ocasiones; pero aún con todo y eso usted no está viendo a la persona, usted solamente está viendo el cuerpo de carne donde habita esa persona, usted está viendo el templo humano donde habita esa persona, la persona es alma viviente, y aunque el alma no la pueden ver, están viendo el cuerpo donde mora el alma suya. Y así aunque no estaban viendo a Dios literalmente, cuando veían a Jesús, estaban viendo el cuerpo donde Dios moraba; por lo tanto estaban viendo a Dios expresado en Su Templo humano, en Su cuerpo humano. Cuando Cristo estuvo en la Tierra, Dios estaba en Cristo reconciliando consigo mismo al mundo, a la humanidad, Dios estaba en Cristo en toda Su plenitud, en Cristo estaba Padre, Hijo y Espíritu Santo. Cuando Juan el Bautista bautizó a Jesús, vio el Espíritu Santo descender el forma de paloma sobre Jesús, y Jesús tenía la plenitud de Dios, en Él estaba el Espíritu Santo, en Él estaba el Padre, todo estaba en el Hijo de Dios: Jesucristo, por lo tanto al ver a Jesucristo, estaban viendo al Padre, estaban viendo al Espíritu Santo y estaban viendo al Hijo; Padre, Hijo y Espíritu Santo en un velo de carne, todo allí. Pero vean ustedes, el Padre estaba dentro del cuerpo de carne, el Espíritu Santo estaba ¿dónde? Dentro del cuerpo de carne. Por lo tanto Dios estaba en Cristo con Su cuerpo angelical que es el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, el cual le apareció a Adán, también a Noé, también a Abraham, también a Moisés y a los diferentes Profetas del Antiguo Testamento. Ese Ángel del Pacto, ese Ángel de Jehová es el Verbo que era con Dios y era Dios, ¿por qué era Dios? Porque Dios estaba en Él, porque ese Ángel de Jehová es el cuerpo angelical de Dios, donde Dios moraba en toda Su plenitud, y es un cuerpo parecido a nuestro cuerpo, joven, pero de otra dimensión, y Dios estando en ese cuerpo angelical creó el Universo completo, creó el mundo espiritual (el mundo invisible) y el mundo visible. Ahora, Dios estando en Su cuerpo angelical, Dios estaba en Su imagen que es Su cuerpo angelical, el cual es Cristo en Su cuerpo angelical, porque el cuerpo angelical de Dios llamado el Ángel de Jehová es el cuerpo angelical de Cristo. Y luego cuando se hizo carne el Verbo, cuando se hizo carne el Ángel de Jehová, cuando se hizo carne el cuerpo angelical de Dios, fue conocido por el nombre de Jesús; y en ese cuerpo de carne llamado Jesús, habitó Dios con Su cuerpo angelical, por lo tanto habitó Dios el Padre, habitó el Espíritu Santo y por consiguiente la plenitud de Dios. La plenitud de la Divinidad estaba en Jesús, y en Jesús tenemos a Dios en la forma de un hombre. ¿Y cómo es posible que Dios esté en la forma de un hombre? ¿No hizo Dios al hombre, no creó Dios al hombre a Su imagen y a Su semejanza? ¿Qué es lo más que se parece a Dios? El hombre, el ser humano, porque Dios lo creó a Su imagen, la imagen es el cuerpo angelical. Cuando Dios creó a Adán allá al principio, vean lo que Dios había dicho. En el capítulo 1 del Génesis, versos 26 al 27, dice: “*Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza* (¿cómo Dios dijo que haría al hombre? Dijo Dios que lo haría conforme a Su imagen y semejanza)*; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.* *Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.”* Adán era varón y hembra, o sea, que en Adán estaba el espíritu masculino y el espíritu femenino, él era varón y hembra en su cuerpo angelical, que fue lo primero que Dios le creó al ser humano. Dios dijo: *“Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza.”* Primero le crea, le da la imagen (eso es cuerpo angelical) y era varón y hembra. Luego en el capítulo 2 es que Dios le da el cuerpo físico, o sea, le da la semejanza física, una semejanza física igual a la semejanza física que Dios tendría cuando Dios se hiciera carne, se hiciera hombre en esta dimensión terrenal, y cuando se hizo hombre Dios en esta dimensión terrenal, fue conocido por el nombre de Jesucristo, de Jesús. Jesús el hombre es el cuerpo de carne donde Dios habitó en toda Su plenitud, Jesús el hombre de carne el cual ya está glorificado, tiene Su cuerpo transformado, ese cuerpo físico es el cuerpo de Dios, donde Dios mora en toda Su plenitud. Ahora, veamos el capítulo 2 del Génesis, donde Dios le da la semejanza física al hombre, una semejanza física como la de Dios. En el capítulo 2, verso 7 del Génesis, dice: “*Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.”* Y ahora, el hombre viene a ser un ser viviente en esta dimensión terrenal, y es colocado luego en el Huerto del Edén para labrar el Huerto del Edén. Antes de eso el hombre estaba en su cuerpo angelical y no podía labrar el huerto, solamente guiaba los animales porque estaba en ese cuerpo angelical, el cual aparecía en forma de luz o podía aparecer en la forma de un hombre pero de otra dimensión, un cuerpo angelical. Pero ahora, cuando Dios le da un cuerpo de carne del polvo de la Tierra, vistió al hombre angelical, lo vistió de carne humana, le dio una vestidura terrenal para que labrara el Huerto del Edén y gobernara sobre los animales del campo, sobre las aves, sobre los peces y sobre todo el planeta Tierra, y se multiplicara, se multiplicara en muchos hijos e hijas de Dios. Pero, ¿cómo se iba a multiplicar si no tenía una compañera? Ahora, Dios no halló ayuda idónea, no halló una compañera para Adán entre todo lo que ya Dios había creado. Vamos a ver lo que nos dice aquí en el mismo capítulo 2, verso 15 en adelante, dice, verso 8 en adelante: “*Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado.”* Luego en el mismo capítulo 2, verso 15 en adelante, dice: “*Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase.* *Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer;* *mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.* *Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.”* Por eso es que el hombre se enamora: porque no quiere estar solo, desea una compañera y desea tener hijos, desea reproducirse, y para eso obtiene una compañera, obtiene una novia, se casa con ella, forma un hogar y tiene sus hijos, ésa es la forma en que el ser humano se reproduce. Ahora, veamos lo que a continuación sigue diciendo aquí: “*Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre.* *Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea para él.* *Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar.* *Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre.* *Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada.* *Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.”* Ahora, podemos ver la compañera de la cual Dios dice que le daría al hombre, dijo que le haría, le daría una ayuda idónea, porque no es bueno que el hombre esté solo; no fue hallada en medio de todo lo que ya Dios había creado, pero por cuanto Dios había hecho al hombre varón y hembra, en el hombre estaba la compañera de Adán. Dios tomó de su costado una costilla y formó un cuerpo femenino, y tomó el espíritu femenino que estaba en Adán y lo colocó en ese cuerpo femenino; y cuando Adán despertó del sueño, de la anestesia que Dios había colocado sobre él, vio una persona que se parecía a él: tenía manos, tenía pies, tenía rostro, tenía cabello, tenía ojos; y cuando Adán la ve, se puso muy contento, muy contento se puso Adán, y él cuando supo que Dios quería darle una compañera, él en su corazón pues deseaba que fuera como él, que no fuera como un gorila, o como un chimpancé, u otro animal sino que fuera que se pareciera a él. Por eso ustedes encontrarán que siempre los jóvenes buscan a alguien que se parezca un poco a ellos; y ahora, Adán cuando la ve dice: “Esto es hueso de mis huesos, es carne también de mi carne; no es carne de león ni es carne de gorila, ni es carne de chimpancé, ni es carne de pez, sino que es carne igual a la mía, de la mía, no es carne de gallina1 (no tenía plumas tampoco) sino que es carne igual a la mía.” Así, y Adán de seguro la examinó porque dice: “Esta es carne de mi carne, esto es hueso de mis huesos.” O sea, que la examinó, la tocó, vio las manos, vio que eran manos como las del ser humano, como las de Adán, no manos como las patas de una gallina o como de un chimpancé, no, eran humanas, era un cuerpo humano parecido al de Adán pero de sexo opuesto. ¿Y de dónde lo sacó Dios (ese cuerpo)? De *acá,* del costado de Adán. Por eso, la mujer es para ser amada con su corazón, porque Dios la sacó de *acá* de su costado. El segundo hombre que vino varón y hembra ¿saben quién fue? El Segundo Adán: Jesucristo nuestro Salvador, ésa es la diferencia entre Adán y los demás seres humanos y entre Cristo y los demás seres humanos: que Cristo al igual que Adán eran ambos varón y hembra, porque en Cristo estaba la compañera que Dios le daría, la cual es la Iglesia del Señor Jesucristo que nació el Día de Pentecostés; por eso Cristo tuvo que morir en la Cruz del Calvario, y de Su costado cuando fue herido, de ahí salió agua y Sangre. Y, vean ustedes, de agua y Sangre es que nace cada creyente y es que nace la Iglesia del Señor Jesucristo. El que no nazca del Agua y del Espíritu no puede entrar al Reino de Dios. ¿Y cómo es que se nace de Agua y Sangre, y luego acá dice del Agua y del Espíritu? Porque la vida de la Sangre es el Espíritu Santo, por lo tanto cuando la persona recibe el Espíritu Santo, ha recibido la Sangre de Cristo *acá*, porque ha recibido la Vida de la Sangre y está sellado *acá* en el alma con el Espíritu Santo, y está aplicada en el alma de la persona la Sangre de Jesucristo por el Espíritu Santo, porque el Espíritu Santo es la vida de la Sangre. Y ahora, encontramos que lo mismo que sucedió con Adán, sucede con Jesucristo nuestro Salvador; pero luego que el ser humano pecó, perdió el derecho a la Vida eterna, Dios dijo que el día que comiera del árbol de ciencia del bien y del mal, ese día moriría. Pero luego encontramos que Adán continuó viviendo luego de haber pecado, ¿se equivocaría Dios, o no cumpliría Dios lo que Él dijo: que ese día morirían ellos? Dios lo cumplió, lo que sucede es que algunas personas no comprenden el misterio de cómo Dios cumple Sus promesas, ya sean las promesas de bendición o las promesas de juicio. Cuando Adán y Eva pecaron, murieron; ¿y por qué continuaron viviendo físicamente? Ellos continuaron viviendo una vida temporal, pero ellos murieron a la Vida eterna, fue a la Vida eterna que ellos murieron, y por consiguiente vinieron a ser mortales, antes no eran mortales, pero tenían que esperar a ser adoptados y no esperaron a ser adoptados. Por lo tanto, al pecar vinieron a ser mortales, y toda la descendencia de Adán y Eva vino a ser mortal, porque ¿dónde estaba la descendencia de Adán y de Eva? Donde mismo estaba Eva. ¿Dónde estaba Eva antes de aparecer? En Adán. Es lo mismo con nuestros cuerpos físicos, ¿dónde estaban nuestros cuerpos físicos? En nuestro padre terrenal. Dice San Pablo hablando acerca de Leví, el bisnieto de Abraham, que cuando Abraham se encontró con Melquisedec y Melquisedec le apareció luego de la victoria que Abraham obtuvo sobre los reyes que vinieron y se llevaron a Lot. Ahora, dice que Abraham pagó los diezmos de todo a Melquisedec, y Melquisedec le dio pan y vino, y vean lo que dice aquí... capítulo 7, verso 5 en adelante de Hebreos, dice San Pablo: “*Ciertamente los que de entre los hijos de Leví reciben el sacerdocio, tienen mandamiento de tomar del pueblo los diezmos según la ley, es decir, de sus hermanos, aunque éstos también hayan salido de los lomos de Abraham.* *Pero aquel cuya genealogía no es contada de entre ellos, tomó de Abraham los diezmos, y bendijo al que tenía las promesas.* *Y sin discusión alguna, el menor es bendecido por el mayor.* *Y aquí ciertamente reciben los diezmos hombres mortales; pero allí, uno de quien se da testimonio de que vive.* *Y por decirlo así, en Abraham pagó el diezmo también Leví, que recibe los diezmos;* *porque aún estaba en los lomos de su padre cuando Melquisedec le salió al encuentro.”* Todavía no había nacido Isaac, y mucho menos Jacob, y mucho menos Leví, porque Leví es hijo de Jacob, y Jacob es hijo de Isaac, e Isaac es hijo de Abraham, todavía no había nacido Isaac y ya Leví está pagando los diezmos a Melquisedec cuando Abraham pagó los diezmos a Melquisedec. ¿Por qué? Porque estaba en los lomos de Abraham, en los lomos de Abraham estaba Isaac, estaba Jacob y estaba también Leví y los demás miembros de los patriarcas, los demás patriarcas, todos estaban en Abraham, y toda la descendencia de ellos (de los patriarcas), estaba también en Abraham, y todo el pueblo hebreo estaba también en Abraham. Y ahora, podemos ver aquí este misterio tan grande del pueblo hebreo, dónde estaba el pueblo hebreo. Ahora, a través del Segundo Adán, vean, si usted lleva eso hasta Adán, encontrará que dice de Set, dice: “Y Set de Adán, y Adán de Dios.” Antes de estar en Adán estaban en Dios. Y ahora, Adán por cuanto perdió el derecho de traer hijos e hijas de Dios con Vida eterna, porque él perdió la Vida eterna, él murió y Eva murieron a la Vida eterna, por lo tanto no podrían continuar viviendo eternamente. Encontramos que Adán vivió 930 años, es bastante tiempo, pero al final murió, porque él había muerto a la Vida eterna, y luego lo que le quedó fue una vida temporal que le duró 930 años. En Génesis, capítulo 5, versos 1 al 5, dice: “*Este es el libro de las generaciones de Adán. El día en que creó Dios al hombre, a semejanza de Dios lo hizo.* *Varón y hembra los creó; y los bendijo, y llamó el nombre de ellos Adán, el día en que fueron creados.* *Y vivió Adán ciento treinta años, y engendró un hijo a su semejanza, conforme a su imagen, y llamó su nombre Set.”* Ahora vean, a los ciento treinta años teniendo un hijo a través de Eva, a los ciento treinta años un hombre en la actualidad, si llega a esa edad no puede estar pensando en tener un hijo. “*Y fueron los días de Adán después que engendró a Set, ochocientos años, y engendró hijos e hijas.* *Y fueron todos los días que vivió Adán novecientos treinta años; y murió.”* Ya él había muerto a la Vida eterna, y ahora lo que le quedaba era la vida física terrenal que es mortal, y se le terminó y tuvo que salir de esta dimensión terrenal; pero Adán y Eva no se perdieron, cuando Dios les dio pieles de un animalito, sacrificó un animalito por ellos, o sea, que por el pecado de ellos murió ese animalito para cubrir la desnudez de ellos, el cual es tipo y figura de Cristo muriendo en la Cruz del Calvario por nuestros pecados para cubrir nuestra desnudez. Ahora, encontramos que por cuanto Adán perdió el derecho a traer hijos e hijas de Dios con Vida eterna, ahora, lo que Adán trae a la Tierra, Adán y Eva traen hijos mortales, perdió el derecho al Título de Propiedad que es el Libro de la Vida del Cordero, que es el Libro de los Siete Sellos de Apocalipsis, capítulo 5, y ese Libro, ese Título regresó a la diestra de Dios, el cual es un Título abstracto, el cual contiene todo el Programa Divino de toda la creación. Y conforme a ese Título de Propiedad es que Dios ha estado llevando a cabo toda Su creación, y lo abstracto se ha convertido en una realidad, y usted y yo estamos en ese Libro escritos también. Por lo tanto usted y yo teníamos que venir a la Tierra para ser manifestados aquí y obtener la Vida eterna. Pero hemos venido por medio de la raza caída, por medio de Adán y Eva y por consiguiente hemos venido como mortales, nuestro cuerpo es temporal, es un cuerpo que se enferma, un cuerpo que tiene problemas, un cuerpo que se envejece a causa de que Adán perdió el derecho a la Vida eterna física, y por consiguiente nuestra vida en estos cuerpos mortales es muy corta, ni siquiera una décima parte de la que tuvo Adán, muy pocas personas son las que llegan a una décima parte, muy pocas son las personas que pasan de cien años en este tiempo. Pero, ¿por qué tanto tiempo para los que vivieron antes del diluvio, que duraban 500, 600, 800 y 900 y algo de años, como Matusalén que vivió 969 años? ¿Y porqué tan poquito tiempo ahora? ¿Porqué 70, 80 años y algunos que logran pasar de cien? Porque el propósito de la vida aquí en la Tierra no es que en estos cuerpos mortales duremos muchos años, ni que nos convirtamos en personas multimillonarias, ni que logremos colonizar la luna y las estrellas; el propósito es que nosotros hagamos contacto con la Vida eterna y nazcamos en el Reino de Cristo, en el Reino de Dios. Y así, como hemos venido por medio del primer Adán físicamente para estar aquí presentes en la Tierra con una vida temporal, para ser manifestados y aparecer en la Vida eterna con un cuerpo eterno y un espíritu angelical eterno, necesitamos a un Segundo Adán que no haya pecado y que quite nuestros pecados. Porque por medio del primer Adán el pecado entró, y entró por consiguiente a la raza humana completa, toda la descendencia de Adán vendría con pecado. Pero ahora, el Segundo Adán es nuestro amado Señor Jesucristo, el cual apareció en la Tierra y era varón y hembra, porque en Él estaba Su ayuda idónea, Su compañera, que es la Iglesia; pero nadie veía una Iglesia, pero el Día de Pentecostés, allí nació la Iglesia del Señor Jesucristo, ésa es la ayuda idónea para Cristo. Por eso ha estado trabajando con Cristo en la obra de la evangelización desde el Día de Pentecostés hacia acá. Y ahora, encontramos que el Espíritu de Cristo que formaría la Iglesia del Señor Jesucristo, vino el Día de Pentecostés y ha estado en medio de la Iglesia de Jesucristo todo este tiempo, y ha estado llamando y juntando todos los escogidos de Dios de cada etapa de la Iglesia del Señor Jesucristo, a través de la historia de la raza humana desde el Día de Pentecostés hacia acá; y las personas que forman parte de la Iglesia de Jesucristo están escritas en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. Cristo llama a esas personas: “Los escogidos de Dios,” “Los predestinados de Dios,” y también llama a esas personas: “Mis hermanos más pequeños.” Y también llama a esas personas: “Las ovejas del Padre,” las cuales el Padre le dio para que les dé Vida eterna y de las cuales dice que ninguna de ellas se perderá. Por lo tanto, no se perderá ni un escogido de Dios, no se perderá ni una persona escrita en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, porque está escrita allí desde antes de la fundación del mundo, son las personas que vivirían eternamente. Pero, ¿por qué tenemos estos cuerpos que duran tan poquito tiempo? Porque estamos en una etapa de prueba, en donde se predica el Evangelio de Cristo, el Evangelio de la Gracia, dándose a conocer la Primera Venida de Cristo y la Obra que Él ha realizado en la Cruz del Calvario, para que todo aquel que en Él cree no se pierda, mas tenga Vida eterna. Y estas personas que creerán en Él son aquellas que están escritas en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo, esas son las personas señaladas como las ovejas del Padre que le han sido dadas a Cristo, y Él dijo: “Yo Soy el buen pastor,” y el Buen Pastor, dice Cristo... vamos a ver, capítulo 10, verso 14 en adelante, dice: “*Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas.”* Así que Cristo tiene unas ovejas, las cuales le fueron dadas por el Padre desde antes de la fundación del mundo. “*y las mías me conocen,* *así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.”* ¿Por quién Cristo puso Su vida en la Cruz del Calvario muriendo allí? Por Sus ovejas. ¿Y quiénes son esas ovejas? Todos nosotros, todos los creyentes en Cristo. “*También tengo otras ovejas que no son de este redil.”* O sea, las cuales no son de allá del pueblo hebreo, son y están entre los gentiles; por eso el Evangelio tuvo que venir de los hebreos a los gentiles, ¿para qué? Para llamar y juntar las ovejas que Cristo tendría entre los gentiles. De eso fue que habló aquí, capítulo 11, versos 51 al 52, dice esto, el sumo sacerdote hablando acerca de Cristo, siendo enemigo de Cristo, para condenar a Cristo dijo: *“Esto no lo dijo...”* vamos a ver, verso 49: “*Entonces Caifás, uno de ellos, sumo sacerdote aquel año, les dijo: Vosotros no sabéis nada;* *ni pensáis que nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca.* *Esto no lo dijo por sí mismo, sino que como era el sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús había de morir por la nación;* *y no solamente por la nación, sino también para congregar en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos.”* Y ahora, todos los hijos de Dios estaban dispersos y estarían dispersos en diferentes naciones, pueblos y lenguas, y es Cristo el que congrega en uno, en un Cuerpo Místico de creyentes a todos los hijos e hijas de Dios en cada edad, en cada etapa de la historia de la raza humana. Y Él lo hace llamándolos y juntándolos. Dice: “*También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.”* Oirán la Voz de Cristo, el Buen Pastor, ¿cómo van a escuchar la Voz de Cristo, si Cristo ascendió al Cielo y se sentó a la diestra de Dios en el Trono de Dios y Su cuerpo glorificado está allá, y Él está allá haciendo intercesión como Sumo Sacerdote con Su Sangre por todos los escritos en el Libro de la Vida del Cordero, en el Libro de los Siete Sellos? ¿Cómo Él va a llamar a esas ovejas, y cómo van a escuchar la Voz? Es que el Día de Pentecostés Cristo en Espíritu Santo descendió, y Él está en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia, llamando y juntando Sus ovejas a través de cada una de esas manifestaciones que Cristo tiene en Espíritu Santo en Su Iglesia en cada edad, cuando envía un Mensajero en cada edad, ahí está Cristo en ese Mensajero identificado, Cristo en Espíritu Santo en ese Mensajero llamando y juntando Sus ovejas en cada edad. Esa es la forma en que Cristo llamaría y juntaría Sus ovejas en cada edad; y ese Mensaje que el Espíritu Santo, Cristo habla por medio del Mensajero en cada edad, cuando los colaboradores maravillosos que Dios da a ese Mensajero llevan ese Mensaje por todos los lugares, es la Voz de Cristo, el Buen Pastor llamando y juntando las ovejas del Señor, y se van formando así diferentes congregaciones en las diferentes naciones donde van siendo recogidos los escogidos de Dios. Todos los escogidos de Dios están siendo llamados y juntados, ¿dónde? En el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo, que es el Redil del Señor Jesucristo. La Iglesia es el Redil del Rebaño de las ovejas de Cristo el Buen Pastor, y Cristo es el Buen Pastor, y los Mensajeros son los instrumentos que Él usa de etapa en etapa, de edad en edad, y los ministros que Dios coloca junto a esos Mensajeros, trabajan en el Redil del Señor juntando las ovejas del Señor ungidos con el Espíritu de Cristo. Por eso es que la Iglesia del Señor Jesucristo aunque han tratado de destruirla, los mismos hebreos trataron de destruir la Iglesia como trataron de destruir a Cristo, no han podido. También los gentiles, el imperio romano trató de destruir la Iglesia de Cristo y no ha podido, otras naciones trataron de destruir la Iglesia de Jesucristo y no han podido; porque la Iglesia de Jesucristo es el Redil de todas las ovejas del Señor Jesucristo que Él ha estado llamando y juntando de etapa en etapa. Y ahora, esas ovejas son seres humanos, hombres y mujeres que en el tiempo que les toca vivir reconocen que necesitan a Cristo como su Salvador, cuando escuchan la predicación del Evangelio de Cristo, reconocen que Cristo es el que vino para salvar, buscar y salvar lo que se había perdido, como dice San Lucas, capítulo 19, vamos a ver... capítulo 19, verso 10, dice: “*Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.”* Y ahora, todas esas almas de Dios escritas en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, por cuanto Adán y Eva pecaron, al aparecer en la Tierra se hallan en una raza perdida, en una raza que perdió la Vida eterna. Y ahora, el Segundo Adán: Jesucristo, viene para buscar y salvar lo que se había perdido, todas esas almas, esas personas que están escritas en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, y produce en ellas el nuevo nacimiento, nacen del Agua y del Espíritu como dijo Cristo a Nicodemo en el capítulo 3, verso 1 al 6 de San Juan, al cual le dijo: “*De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.* *Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?* *Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.”* No puede entrar en el Reino de Dios, y el Reino de Dios es el Reino de Cristo, y el Reino de Cristo es un Reino Eterno con Vida eterna para todos los que están en ese Reino. Cristo siendo el Segundo Adán, ahora está reproduciendose en Su Iglesia en hijos e hijas de Dios con Vida eterna. Y ahora, encontramos que Cristo está creando una nueva raza con Vida eterna; primero recibimos la Vida eterna espiritual, en donde recibimos el nuevo nacimiento al recibir el Espíritu Santo cuando creemos en Cristo y lo recibimos como nuestro Salvador, y lavamos nuestros pecados en Su Sangre, y somos bautizados en agua en Su Nombre y Cristo nos bautiza con Espíritu Santo y Fuego y obtenemos el nuevo nacimiento, nacemos en el Reino de Cristo. Así como Adán y Eva estaban antes de venir en cuerpos físicos, estaban en cuerpo angelical; en Adán estaba Eva, y Adán estaba en un cuerpo angelical, un cuerpo igual al cuerpo de los Ángeles; y luego la segunda etapa fue Dios colocarlos en un cuerpo físico de carne. También el Segundo Adán antes de venir a la Tierra en carne humana, estaba en Su cuerpo angelical llamado el Ángel del Pacto o Ángel de Jehová, el Ángel de Jehová que le aparecía a los Profetas, el Ángel de Jehová que le apareció a Abraham, a Isaac, a Jacob, el Ángel de Jehová que le apareció también al Profeta Moisés, ese Ángel de Jehová es el cuerpo angelical de Cristo, en el cual Dios moró en toda Su plenitud, y luego se hizo carne y habitó en medio de la raza humana. “Y aquel Verbo fue hecho carne y habitó entre nosotros.” (dice San Juan, capítulo 1, verso 14). Y allí está el Segundo Adán, y en el Segundo Adán está Su compañera, Su Iglesia, y por consiguiente usted y yo estábamos en Él, en el Segundo Adán. Y ahora, estando en el Segundo Adán, en todos los lugares que Cristo estuvo, ahí estábamos nosotros con Él. Como en cuanto al cuerpo físico nuestro, en todos los lugares donde nuestro padre terrenal estuvo, allí estaba nuestro cuerpo físico antes de nacer en esta Tierra, como el cuerpo físico de Leví estaba ¿dónde? En Abraham cuando pagó los diezmos a Melquisedec. Y ahora, en el Segundo Adán, que es Cristo, estábamos nosotros; por eso es que somos parte de Cristo, somos carne de Su carne y huesos de Sus huesos, por lo tanto Él nos da primero el cuerpo angelical, un cuerpo igual al de los Ángeles. Y si alguno de nosotros muere físicamente, vive, sigue viviendo en un cuerpo angelical en la sexta dimensión que es el Paraíso; y cuando Cristo complete Su Redil, cuando Cristo haya buscado y haya colocado en Su Redil la última oveja, el último escogido de Dios, entonces Cristo se levantará del Trono del Padre, tomará el Título de Propiedad que contiene los nombres de todos los miembros de Su Iglesia, los nombres de todas las ovejas del Buen Pastor, y resucitará a los muertos creyentes en Él en Su Obra de Reclamo y nos transformará a nosotros los que vivimos, y entonces tendremos el cuerpo eterno y glorificado y joven para toda la eternidad, un cuerpo que representará de 18 a 21 años de edad, igual al cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador. Ahora, hemos visto todo este misterio de la raza humana y de la nueva raza que el Segundo Adán está creando, Cristo se está reproduciendo en hijos e hijas de Dios con Vida eterna. Primero nos da el cuerpo angelical, por lo tanto ya tenemos Vida eterna, ya tenemos Vida eterna y solamente nos falta la Vida eterna física que será nuestra transformación para los que vivimos, y la resurrección de los muertos en Cristo en cuerpos glorificados. Pero ya tenemos Vida eterna espiritual, ya tenemos un cuerpo angelical eterno, y si alguno parte antes de la resurrección, va a vivir al Paraíso en ese cuerpo angelical, un cuerpo igual al de los Ángeles. Ahora vean en Primera de Juan, capítulo 5, verso 10 en adelante, dice: “*El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo.* *Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo.”* ¿Dónde está la Vida eterna? En Jesucristo, el Hijo de Dios, que es el Segundo Adán. “*El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.”* Se refiere a la Vida eterna, el que tiene al Hijo de Dios tiene la Vida eterna, tiene a Cristo *acá* que es la Vida eterna, lo tiene *acá* en el alma, lo tiene *acá* en el trono. El alma es el trono para Cristo morar, y entró ahí porque usted escuchó la predicación del Evangelio y creyó por la fe, Cristo entró a su alma para habitar ahí en su alma. “Que habite Cristo por la fe en vuestros corazones,” fueron las palabras del Apóstol San Pablo. Es por la fe, al creer es que recibimos a Cristo como nuestro Salvador, y Él entró a nuestra alma; el que no cree, pues Cristo no puede entrar a su alma, y por consiguiente no tiene la Vida eterna *acá* en su alma porque Cristo es la Vida eterna. Por lo tanto, nuestra vida, nuestra Vida eterna está escondida en Jesucristo nuestro Salvador. Si usted quiere la Vida eterna, tiene que tener a Cristo que es la Vida eterna, tenerlo *acá* en el alma, si no lo tiene *acá*, si no lo ha recibido como su Salvador, usted no tiene la Vida eterna y usted no vivirá eternamente, usted solamente tiene que conformarse con 20, 30, 40, 50, 60, 70, 80 ó hasta 90 ó 100 años, ó 110 años, pero eso es tan poquito comparado con la Vida eterna, que San Pablo dice que aun lo que sufrimos aquí no es comparable con las glorias venideras que en nosotros se han de manifestar. Eso está en Romanos, capítulo 8. Cuando nosotros seamos adoptados, eso es cuando seamos transformados, entonces 100 años, eso es como un pestañar, mil años otro pestañar, un millón de años otro pestañar, un billón de años otro pestañar, y todavía está jovencito como cuando recibió el cuerpo nuevo, porque nunca nos pondremos viejos. Y cuando nos veamos en el espejo, diremos: **“Este cuerpo que Cristo me ha dado, está igual de joven que cuando me lo dio, este cuerpo no se me pone viejo ni siquiera le da una gripe, ni siquiera una cana, ni siquiera una arruga, éste era el cuerpo que yo anhelaba tener.”** Eso es lo que Cristo tiene para los que por la fe creen en Cristo y lo reciben, y Cristo entra a sus corazones, a sus almas. Vean, recibir a Cristo es la bendición más grande que un ser humano puede recibir, porque recibe a Cristo, la Vida eterna *acá* y Cristo le imparte Vida eterna. El que recibe a Cristo como su Salvador ha obrado inteligentemente y ha asegurado su futuro eterno. El que no recibe a Cristo como su Salvador, no tiene la vida y no vivirá eternamente; por lo tanto es un ignorante y un tonto el que no recibe a Cristo, porque está despreciando la Vida eterna, despreciando vivir eternamente, y sin embargo cuando se enferma seguida corre para el médico, porque quiere seguir viviendo. Y ahora, cuando Cristo le ofrece a todo ser humano vivir eternamente en un cuerpo eterno, algunas personas son tan ignorantes y tan tontas que no reciben a Cristo como su Salvador. No es buen negocio rechazar a Cristo, buen negocio es recibir a Cristo como nuestro Salvador personal, recibirlo por la fe, creyendo en Él como nuestro Salvador, creyendo que Él llevó nuestros pecados y murió por nuestros pecados, y ahora nosotros no tenemos que morir eternamente, ahora nosotros podemos vivir eternamente con Cristo en un cuerpo nuevo que Él nos dará porque Él lo ha prometido, esa es una promesa para todos los que por la fe han recibido a Cristo *acá* en sus almas. Por lo tanto, tenemos que asegurar nuestro futuro eterno; algunas personas quieren asegurar su futuro terrenal: compran ciertos seguros, también estudian para asegurar una mejor vida terrenal, y todo eso está bueno; pero lo más importante es asegurar el futuro eterno. Y el único que puede asegurar el futuro eterno suyo y el mío, se llama “Señor Jesucristo,” Él es el único que tiene esa clase de seguro, un seguro de cubierta completa, un seguro que cubre todas las esferas de la vida de la persona, en donde nosotros en Su Reino seremos Reyes y Sacerdotes y Jueces también. O sea, que tendremos las posiciones más importantes del Reino de Jesucristo, y Él como el Sumo Sacerdote de todo ese Orden Sacerdotal de Melquisedec al cual nosotros pertenecemos, y Cristo como el Rey de reyes de todo ese Orden de la Monarquía Celestial de Melquisedec, y de todo ese Orden de la Teocracia Celestial nosotros somos Jueces con Cristo. ¿Ven? Ahí está todo fusionado. El Orden de Melquisedec tiene el sacerdocio del Reino Milenial y del Reino eterno, y tiene también la Monarquía y tiene también la Teocracia. Por lo tanto, a ese Orden yo pertenezco, ¿y quién más pertenece a ese Orden Celestial? Todos ustedes también, porque ustedes están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo; por eso es que ustedes están aquí en esta ocasión escuchando la Palabra del Señor, el Evangelio de Cristo, y diciéndole Amén a Su Palabra, al Evangelio, y recibiendo *acá* en el alma a Cristo, la Palabra por la fe, creyendo en Cristo, el Verbo, la Palabra. Y ahora, para este tiempo final la fe de Rapto para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo, alrededor del Séptimo Sello de Apocalipsis, capítulo 8, verso 1, que es el último Sello de los Siete Sellos del libro del Apocalipsis, del capítulo 5 en adelante. Y ese Libro es el Título de Propiedad de los Cielos y de la Tierra; y Cristo está creando esa Nueva Raza que tiene sus nombres escritos allí; porque el primer Adán no pudo traer a existencia esa Nueva Raza o esa Raza que tienen sus nombres escritos allí, no los pudo traer con Vida eterna; pero Cristo ahora está creando una nueva raza con Vida eterna. “El que tiene al Hijo, tiene la vida (la Vida eterna).” Y ahora, Cristo nos ha restaurado a la Vida eterna de donde el ser humano cayó en el Huerto del Edén. La parte espiritual viene primero, y gira alrededor de la Primera Venida de Cristo como el Cordero de Dios quitando el pecado del mundo. Por eso la predicación del Evangelio de Cristo ,la predicación del Evangelio de la Gracia gira alrededor de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario. Cuando lo escuchamos y creemos, hemos usado el libre albedrío y hemos manifestado fe, y entonces Cristo ha entrado a nuestra alma, y ha producido esa transformación interior, y ha producido el nuevo nacimiento y nos ha dado un cuerpo angelical de la sexta dimensión, del Paraíso, igual a Su cuerpo angelical; y nos dará un cuerpo físico también glorificado como Su cuerpo glorificado, para lo cual la Segunda Venida de Cristo está prometida, para darnos ese cuerpo físico glorificado. En Filipenses, capítulo 3, verso 20 al 21, dice San Pablo: “*Mas nuestra ciudadanía está en los Cielos...”* ¿Cómo hemos obtenido esa ciudadanía celestial? Porque hemos nacido del Cielo, hemos nacido de nuevo y el nuevo nacimiento es del Cielo; así como obtuvimos la ciudadanía terrenal al nacer en esta Tierra, ahora al nacer en el Cielo obtuvimos esa ciudadanía celestial. “*de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;* *el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra* (va a transformar nuestros cuerpos Cristo en Su Segunda Venida)*, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya* (para obtener la semejanza de Cristo, la semejanza física, que es el cuerpo glorificado)*.”* Primero nos da la imagen que es el cuerpo angelical, y luego nos dará la semejanza física que es el cuerpo físico, glorificado y eterno. “*...para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.”* Él tiene el poder para hacer lo que Él prometió, para cumplir lo que Él prometió, y lo cumplirá a todos los que por la fe han recibido a Cristo en sus almas, en sus corazones. Alrededor de la Segunda Venida de Cristo gira la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero; y así como la fe para recibir la transformación espiritual ha sido probada, la fe para recibir la transformación física también es probada, y hará aquello que está prometido para aquellos que con toda su alma creen la Palabra del Evangelio. Por lo tanto, estamos esperando nuestra transformación física que Cristo ha prometido, y esperamos que no muchos de nuestro tiempo partan con el Señor (o sea, mueran físicamente), esperamos que la mayoría permanezcan vivos para ser transformados cuando los muertos en Cristo sean resucitados, eso será la Adopción física, la Adopción del cuerpo para aquellos que por la fe han recibido a Cristo en sus almas, para aquellos que por la fe tienen a Cristo morando en sus almas, en sus corazones. Cristo mora en nuestros corazones por la fe, la fe en Él, por creer en Él. “**LA FE SIENDO PROBADA.”** Tiene la fe dos partes muy importantes: la convicción, la demostración es una; pero la primera es la certeza, la sustancia, cuando la persona tiene esa fe, tiene esa sustancia, porque la fe es la certeza, la sustancia. Como cuando usted sabe algo, usted sabe que lo sabe, usted sabe que lo tiene, que es una realidad. Por ejemplo, algo que es bien común entre los seres humanos: cuando usted ama a su esposa o a su novia, usted sabe que es real porque usted lo tiene *acá*, y la joven sabe que ama a ese joven porque es algo real *acá* adentro, es algo que sabe que es así, no lo puede quizás explicar pero sabe que lo tiene. Así también es la fe, usted sabe que es real, que usted tiene esa sustancia; y luego viene la demostración en las obras que lleva a cabo esa fe y usted obra de acuerdo a la fe que hay dentro de usted, por lo tanto usted hará todo de acuerdo a lo que usted está creyendo. Por eso preparan todos los jóvenes y se casan ¿por qué? Eso es la obra de ese amor que sienten dentro; y la Obra de la fe es por ejemplo lo que Noé luego de escuchar lo que Dios le dijo y creerlo, ya tenía la sustancia, tenía la certeza de que eso era así, él sabía que era así y lo tenía *aquí*. Y luego comenzó a construir el arca porque Dios le dijo que construyera el arca; el arca era el medio de salvación, por lo tanto le acompañó a su fe la segunda parte, que fue la demostración, la convicción, la obra, la construcción del arca. La construcción del arca fue la obra de la fe de Noé. Por la fe Noé luego de escuchar a Dios decirle cosas que vendrían a suceder, las cuales no habían sucedido antes, Noé construyó el arca. Dice: *“Por la fe...”* capítulo 11, verso 7 de Hebreos: “*Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían* (porque en ese tiempo no llovía, y ahora Dios decirle que iva a venir un diluvio, eso no se veía (la lluvia), y mucho menos un aguacero y mucho menos un diluvio, la tierra se regaba con un vapor que durante las noches subía y mojaba, regaba toda la vegetación)*, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe.”* Y ahora, la construcción del arca fue la obra de la fe de Noé, la fe la tenía adentro, y de adentro hacia afuera comenzó a manifestarse en las obras de la fe, la construcción del arca, y por esa obra de la fe se salvó él y la familia, sin fe es imposible agradar a Dios. Por lo tanto, se requiere que toda persona por la fe reciba a Cristo, para que Cristo por la fe habite dentro del ser humano. El propósito de Dios con el ser humano es que todo ser humano sea templo del Espíritu Santo, que more Cristo en Espíritu Santo en el alma de todo ser humano, para eso recibimos a Cristo como nuestro Salvador. Cristo dijo en San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16: “*Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.* *El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”* Tan simple como eso, para que las personas no tengan que ir a estudiar teología en una universidad para después recibir a Cristo como su Salvador. No, se predica el Evangelio de Cristo y todo aquel que en Él cree, lo recibe como su Salvador, lava sus pecados en la Sangre de Cristo, es bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y Cristo lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y la persona ha obtenido el nuevo nacimiento, la persona ha obtenido la salvación de su alma, y así ha asegurado su futuro eterno con Jesucristo nuestro Salvador, y lo ha hecho por la fe en Cristo nuestro Salvador. El Apóstol Pedro el Día de Pentecostés predicando en ese gran momento en donde nació la Iglesia de Jesucristo, dice en el libro de los Hechos, capítulo 2, verso 36 en adelante: “*Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.”* Por eso es que a Jesús lo llamamos SEÑOR JESUCRISTO: porque Dios lo ha hecho Señor y Cristo. “Y no hay otro Nombre en el cual podamos ser salvos,” dice San Pedro, en el libro de los Hechos, capítulo 4, verso 12, no hay otro nombre de salvación. Por eso el Evangelio se predica en el Nombre del Señor Jesucristo, se predica la salvación, el arrepentimiento y el perdón de los pecados en el Nombre del Señor Jesucristo como Él lo ordenó en San Lucas, capítulo 24, versos 44 al 48. Y ahora: “*Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?* *Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.* *Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.* *Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.* *Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.”* Como tres mil personas creyeron al Evangelio de Cristo, abrieron sus corazones y Cristo entró en sus almas, en sus corazones por la fe. Y ahora, todas esas personas recibieron la bendición de la Vida eterna. Y ahora, en esta tarde, ¿cuántos ya por la fe han recibido a Cristo en sus almas y habita Cristo en sus almas por la fe? Pues ustedes tienen Vida eterna y yo también. Los que no lo han recibo por la fe en sus almas, recibiéndolo como su Salvador y lavando sus pecados en la Sangre de Cristo y siendo bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, no tienen Vida eterna, perecerán, serán echados en el lago de fuego y dejarán de existir. Pero preguntarán: “¿Pero qué podemos hacer para evitar ese desastre, esa catástrofe tan grande a la cual nos dirigimos?” Pues hacer lo que nosotros hemos hecho: por la fe recibir a Cristo en nuestras almas, porque por medio del sentido del alma, que es el libre albedrío, creemos; y usted al creer, Cristo entra a su alma y habita por la fe en su alma, perdona sus pecados, lo limpia con Su Sangre de todo pecado, es bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego y obtiene así el nuevo nacimiento, y obtiene Vida eterna y vivirá eternamente con Cristo en Su Reino. No perecerá jamás. Si su cuerpo físico muere, Cristo le dará un cuerpo nuevo glorificado, si permanecemos vivos hasta el momento de la resurrección, Cristo nos trasformará y nos dará el cuerpo eterno, porque por la fe Cristo mora en nuestras almas, en nuestros corazones. Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de: **“LA FE SIENDO PROBADA.”** Los que en esta noche o en esta tarde desean que el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín ore por ustedes para que Cristo les perdone, les limpie con Su Sangre preciosa y sean bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, pueden levantar sus manos y el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín estará orando por ustedes, todos los que desean que Cristo por la fe entre a sus almas y así lo reciban como su Salvador personal. Muchas gracias por vuestra amable atención amables amigos y hermanos presentes, y con nosotros nuevamente el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín para orar por todas las personas que por la fe recibirán a Cristo como su Salvador. Él es el único que puede salvar su alma, nadie más puede salvar su alma, solamente Jesucristo, y darle así Vida eterna. Ya tenemos al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín aquí presente, para orar por todas las personas que han de levantar sus manos para recibir a Cristo por la fe en vuestros corazones. Que Dios les continúe bendiciendo a todos, y con nosotros nuevamente el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín. “**LA FE SIENDO PROBADA.”**