--- title: 'La Comida del Creyente' date: 2003-04-25 activity: 1 place: city: Austin state: Texas country: US duration: 00:00:00 public: false youtube: translations: files: --- Muy buenas noches, amables amigos y hermanos presentes aquí en Austin, Texas, en el día viernes 25 de abril del 2003; es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta noche, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Reciban todos también saludos de mi esposa Erica y también de mis niñas América y Yahannah Gabriela. Para esta noche leemos en San Juan, capítulo 6, verso 25 en adelante, dice: “*Y hallándole al otro lado del mar, le dijeron: Rabí, ¿cuándo llegaste acá?* *Respondió Jesús y les dijo: De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis.* *Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre.”* Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla. Nuestro tema es: **“LA COMIDA DEL CREYENTE.”** Necesitamos comprender que el ser humano es alma viviente. Dios cuando creó al ser humano lo creó alma viviente, Dios le creó un cuerpo angelical de la sexta dimensión primero, y vino a ser el ser humano a imagen de Dios, porque la imagen de Dios es el cuerpo angelical, el cual es Cristo en Su cuerpo angelical, y luego la semejanza física de Dios que es el cuerpo físico de Jesucristo. Y ahora, encontramos que luego de Dios haberle dado un cuerpo angelical al ser humano en donde Adán era varón y hembra, luego le creó un cuerpo del polvo de la Tierra y ahí colocó a Adán y vino a ser el ser humano alma viviente. Y era todavía varón y hembra, porque luego fue que Dios (al no hallar ayuda idónea para el ser humano) le dio una compañera sacando de su costado una costilla y formando una compañera para Adán, y así colocó en ese cuerpo femenino físico que Dios formó del costado de Adán (de una costilla), luego colocó en ese cuerpo el espíritu femenino que estaba en Jesús, y así separó Dios la parte femenina de la parte masculina. Ahora, el ser humano es alma, espíritu y cuerpo; alma, espíritu y cuerpo en esta dimensión forman el ser humano, porque el ser humano es el único que tiene alma, los animales no tienen almas; por eso es que usted ve a los monos de este tiempo que hacen exactamente lo que hacían los monos de mil, dos mil o tres mil, o cuatro mil años atrás, o cinco mil o seis mil años atrás: brincando en los árboles donde hay árboles, y si no hay árboles y están dentro de la casa, brincando por todas las sillas y todos los lugares de la casa y rompiendo todas las cosas; y en el campo, si hay guineos o plátanos, usted los ve comiendo guineos, bananos o plátanos, y eso es lo mismo que hacían cientos y miles de años atrás los monos, no han adelantado nada en conocimiento, en sabiduría, en inteligencia ¿por qué? Porque no tienen alma. También los demás animales hacen lo mismo que hacían cientos y miles de años atrás, pero el ser humano es el único que ha adelantado en conocimiento, el ser humano es el único que se ha adelantado en la ciencia y el ser humano de nuestro tiempo sabe más que el ser humano de cien años atrás; y el ser humano de nuestro tiempo sabe más que el ser humano de doscientos, o quinientos, o mil años atrás, o sea, que ha obtenido más conocimiento. El conocimiento del ser humano ha estado aumentando porque el ser humano tiene alma, es alma viviente. Ahora, el ser humano al ser alma, espíritu y cuerpo es una trinidad: alma, espíritu y cuerpo, el cuerpo físico es una casa terrenal, el espíritu del ser humano es otra casa pero de otra dimensión, una casa espiritual, se parece a nuestro cuerpo físico pero es de otra dimensión, y el alma de la persona es lo que en realidad es la persona, alma viviente, eso es lo más importante que usted y yo tenemos: nuestra alma. Por lo tanto, siendo personas que tenemos alma y vive nuestra alma en el cuerpo físico, somos personas con libre albedrío, y por consiguiente somos responsables delante de Dios cada uno como individuo. Dios le dio al ser humano libre albedrío para escoger entre la vida y la muerte, entre al Árbol de la Vida, que es Cristo, y el árbol de ciencia del bien y del mal, que es el maligno. Ahora, encontramos que el ser humano es el único que tiene libertad, libre albedrío para escoger entre la vida y la muerte, entre la bendición y la maldición, y Dios dice: “Escoge la vida para que vivas tú y tu descendencia (tu familia).” Y ahora, así como nosotros sentimos hambre en nuestro cuerpo físico, nuestro espíritu y nuestra alma también sienten hambre, pero no le podemos dar un pedazo de pan al espíritu o al alma nuestra, porque esa no es la comida que come nuestra alma, y no le podemos dar un vaso de agua literal a nuestra alma, porque esa no es el agua que toma nuestra alma, ese es el agua para el cuerpo físico, pero para nuestro ser interior el agua es otra, pero está tipificada en el agua natural. Ahora, tenemos la Escritura de Amós, capítulo 8, versos 11 en adelante, donde dice: “*He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová.”* Y ahora, aquí encontramos que esta no es hambre física sino que es hambre espiritual, hambre acá en lo profundo del ser humano, hambre no por agua literal ni pan literal sino de oír la Palabra de Dios. Cristo en una ocasión dijo en respuesta al diablo, cuando el diablo le dijo: “Si eres hijo de Dios, dí que estas piedras se conviertan en un pan.” Y Cristo dijo: “No solamente de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios.” Y esa es la parte importante para el ser humano: reconocer que así como su cuerpo físico come, su alma también come. Y ahora, ¿qué le va a dar el ser humano a su alma? El Alimento Divino establecido por Dios para el alma del ser humano que es la Palabra de Dios para el tiempo en que la persona está viviendo. Por eso Cristo en la oración que enseñó a Sus discípulos, una de las cosas que dijo a ellos, que pidieran a Dios, fue el pan nuestro de cada día; y así como pedimos el pan natural, que Dios nos provea el alimento físico para nosotros y nuestra familia, también necesitamos pedir por el pan que a Vida eterna permanece, el pan para nuestra alma que es la Palabra de Dios correspondiente al tiempo que nos toca vivir. En este pasaje de Amós que leímos, capítulo 8, verso 11, dice: “*He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová.* *E irán errantes de mar a mar; desde el norte hasta el oriente discurrirán buscando palabra de Jehová, y no la hallarán.* *En aquel tiempo las doncellas hermosas y los jóvenes desmayarán de sed.* *Los que juran por el pecado de Samaria, y dicen: Por tu Dios, oh Dan, y: Por el camino de Beerseba, caerán, y nunca más se levantarán.”* Y ahora, así como toda persona que no come y bebe, pues no está alimentando su cuerpo físico, se va poniendo delgado, se va debilitando y se muere. En lo espiritual también es así: una persona que no le da agua y pan espiritual a su alma, su alma se va enfermando espiritualmente y muere espiritualmente. Ahora, veamos cómo la parte física refleja la parte espiritual. Hemos visto que para el alma hay que darle Alimento Espiritual, porque el alma come como también nuestro cuerpo físico come. Las cosas físicas tipifican las espirituales, o sea, que todo el mundo espiritual está tipificado, está reflejado en el mundo físico, por eso Jesús usaba parábolas de cosas físicas tipificando cosas celestiales, cosas que existen en otra dimensión, en otro mundo espiritual, pero que están tipificadas o reflejadas en las cosas físicas que nosotros tenemos en el Planeta Tierra. Ahora, vamos a leer un poco aquí en Deuteronomio, capítulo 8, verso 1 en adelante, dice: “*Cuidaréis de poner por obra todo mandamiento que yo os ordeno hoy, para que viváis, y seáis multiplicados, y entréis y poseáis la tierra que Jehová prometió con juramento a vuestros padres.* *Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos.* *Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre.”* ¿Y qué es lo que sale de la boca de Dios? Su Palabra, la cual en algunas ocasiones sale como una espada de dos filos, esa es la Palabra, y ese es también el pan espiritual para nuestra alma. “No solamente de pan (de pan físico) vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Jehová.” Así como el cuerpo físico muere si no le dan comida y agua, el alma de la persona si no recibe Alimento Espiritual: la Palabra de Dios y el Agua del Espíritu Santo, la persona muere espiritualmente. Por eso en una ocasión Jesús, el día último de la gran fiesta de los tabernáculos, en el capítulo 7 de San Juan, dice de la siguiente manera, verso 37 hasta el 39, dice: “*En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.* *El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.* *Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.”* Y ahora, el Agua que Cristo ofrece para las personas para que tomen y vivan eternamente, es el Agua del Espíritu Santo. Encontramos también que cuando Jesús habló a la mujer samaritana en el capítulo 4, verso 10, dice: “*Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva.* *La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva?* *¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados?* *Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed.”* (Nota - Libro de San Juan) Ahora, vean que en la parte física cualquier persona que tome del agua natural volverá a tener sed. Eso es lo que dijo nuestro amado Señor Jesucristo: “*Cualquiera que tome del agua natural, volverá a tener sed;* *mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.”* Es Agua de Vida eterna, es Agua que salta para Vida eterna, eso es el Espíritu Santo para cada creyente en Cristo, recibe el Agua que salta para Vida eterna. Y ahora, ¿de dónde viene? De Cristo. En el Antiguo Testamento, cuando Dios por medio del Profeta Moisés llevó el pueblo hebreo por el desierto, en dos ocasiones el pueblo tuvo sed y Dios le dijo al Profeta Moisés en la primera ocasión, en el capítulo 17 del Éxodo, que fuera a la roca y con la vara hiriera la roca, vamos a ver, capítulo 17 del Éxodo, dice, vamos... verso 3 en adelante, dice: *“Así que el pueblo tuvo sed...”* un poquito antes, verso 1 en adelante: “*Toda la congregación de los hijos de Israel partió del desierto de Sin por sus jornadas, conforme al mandamiento de Jehová, y acamparon en Refidim; y no había agua para que el pueblo bebiese.* *Y altercó el pueblo con Moisés, y dijeron: Danos agua para que bebamos. Y Moisés les dijo: ¿Por qué altercáis conmigo? ¿Por qué tentáis a Jehová?* *Así que el pueblo tuvo allí sed, y murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros ganados?* *Entonces clamó Moisés a Jehová, diciendo: ¿Qué haré con este pueblo? De aquí a un poco me apedrearán.* *Y Jehová dijo a Moisés: Pasa delante del pueblo, y toma contigo de los ancianos de Israel; y toma también en tu mano tu vara con que golpeaste el río, y vé.* *He aquí que yo estaré delante de ti allí sobre la peña en Horeb* (o sea, en el Monte o frente al Monte Sinaí)*; y golpearás la peña, y saldrán de ella aguas, y beberá el pueblo. Y Moisés lo hizo así en presencia de los ancianos de Israel.* *Y llamó el nombre de aquel lugar Masah y Meriba, por la rencilla de los hijos de Israel, y porque tentaron a Jehová, diciendo: ¿Está, pues, Jehová entre nosotros, o no?”* Y ahora vean, aquí Moisés hiere con la vara la roca como Dios le ordenó, y salió agua para todo el pueblo; el pueblo estaba muy sediento y el pueblo moriría de sed si no aparecía agua para el pueblo. Así como para cualquier persona si no aparece agua para tomar, la persona muere, tiene que tomar líquido para poder la persona vivir, sino se deshidrata. Esta fue la primera ocasión en que Moisés hiere la roca con su vara; esa roca tipificaba a Cristo, porque Cristo sería herido en la Cruz del Calvario, para que así Su Espíritu luego pudiera venir a nosotros en el bautismo del Espíritu Santo, y así nosotros tomar el Agua que salta para Vida eterna, que es el Espíritu Santo. Por eso Moisés tuvo que herir la roca, para que diera agua para el pueblo y el pueblo pudiera vivir; y Cristo tuvo que ser crucificado y ser herido en Su costado, para que el ser humano pueda recibir el Espíritu Santo al creer en Cristo, ser bautizado en agua en Su Nombre, y Cristo lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y así el ser humano obtiene Vida eterna, es una Fuente que salta para Vida eterna en el interior del ser humano, eso es el bautismo del Espíritu Santo, ese es el Agua de Vida eterna, la cual Cristo prometió, cuando dijo: “Si alguno tiene sed venga a mí y beba, hablándoles ¿de qué? Del espíritu que recibirían los que habrían de creer en Él.” Ahora, veamos también en Números, capítulo 20, donde nos habla de la segunda ocasión, pero en otro territorio, en otro lugar, eso fue en Meriba, allá en el territorio de Cades Barnea, dice: “*Llegaron los hijos de Israel, toda la congregación, al desierto de Zin, en el mes primero, y acampó el pueblo en Cades; y allí murió María, y allí fue sepultada.* *Y porque no había agua para la congregación, se juntaron contra Moisés y Aarón* *Y habló el pueblo contra Moisés, diciendo: ¡Ojalá hubiéramos muerto cuando perecieron nuestros hermanos delante de Jehová!* *¿Por qué hiciste venir la congregación de Jehová a este desierto, para que muramos aquí nosotros y nuestras bestias?* *¿Y por qué nos has hecho subir de Egipto, para traernos a este mal lugar? No es lugar de sementera, de higueras, de viñas ni de granadas; ni aun de agua para beber.* *Y se fueron Moisés y Aarón de delante de la congregación a la puerta del tabernáculo de reunión, y se postraron sobre sus rostros; y la gloria de Jehová apareció sobre ellos.* *Y habló Jehová a Moisés, diciendo:* *Toma la vara, y reúne la congregación, tú y Aarón tu hermano, y hablad a la peña a vista de ellos; y ella dará su agua, y les sacarás aguas de la peña, y darás de beber a la congregación y a sus bestias.* *Entonces Moisés tomó la vara de delante de Jehová, como él le mandó.* *Y reunieron Moisés y Aarón a la congregación delante de la peña, y les dijo: ¡Oíd ahora, rebeldes! ¿Os hemos de hacer salir aguas de esta peña?* *Entonces alzó Moisés su mano y golpeó la peña con su vara dos veces; y salieron muchas aguas, y bebió la congregación, y sus bestias.* *Y Jehová dijo a Moisés y a Aarón: Por cuanto no creísteis en mí, para santificarme delante de los hijos de Israel, por tanto, no meteréis esta congregación en la tierra que les he dado.* *Estas son las aguas de la rencilla, por las cuales contendieron los hijos de Israel con Jehová, y él se santificó en ellos.”* Esta es la segunda ocasión en que Moisés saca agua de una roca, de una peña, fue en otro lugar y lo hizo y salieron aguas, pero Dios le había dicho: “Hablale a la roca,” no le dijo: “Golpea la roca.” En la primera ocasión, en la roca allá en Horeb, Dios le había dicho: “Golpea la roca.” Pero en la segunda ocasión, Él le dijo: “Háblale a la roca.” Esta roca estaba en otro territorio a donde había llegado el pueblo hebreo. La roca representa a Cristo y siendo una segunda roca, la cual representa a Cristo como la primera roca también, la primera peña representaba a Cristo, siendo dos rocas, ahí está la Primera Venida: la primera roca, y la Segunda Venida de Cristo: la segunda roca. En la Primera Venida Cristo viene para darnos Agua, el Agua que salta para Vida eterna, el bautismo del Espíritu Santo, por lo cual hubo un Programa que Él tenía que llevar a cabo para hacer posible la promesa de darnos el Agua del bautismo del Espíritu Santo. Él estando vivo no podía dar el Agua del bautismo del Espíritu Santo, el Agua estaba ¿dónde? En Él, tenía que ser herido. Ahora, fue herido en la Cruz del Calvario y el Día de Pentecostés vino el Agua del bautismo del Espíritu Santo sobre ciento veinte personas que allí estaban reunidos, los cuales eran creyentes en Cristo. Solamente los creyentes en Cristo recibirían el Agua que salta para Vida eterna: el bautismo del Espíritu Santo. ¿Y qué de los discípulos del precursor Juan el Bautista? No recibirían el Agua del bautismo del Espíritu Santo, a menos que siguieran a Jesucristo, a menos que luego fueran creyentes en Cristo. Por eso Juan el Bautista cuando señaló a Cristo como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, él también dijo: “Yo no lo conocía, pero el que me mandó a bautizar, me dijo: Sobre aquel que tú veas al Espíritu Santo venir sobre Él, ese es Él, y yo le vi.” Juan dice: “Yo le vi venir sobre Él.” Y dijo: “Este es el que les bautizará, este es el que bautiza con Espíritu Santo y Fuego.” Por lo tanto, para recibir lo que fue prometido, hay que seguir a aquel que está señalado para dar el Agua del bautismo del Espíritu Santo. No bastaba con ser discípulos del precursor, era necesario luego ser discípulos del precursado, ¿para qué recibieron a Juan el Bautista y su mensaje? Para luego recibir a Jesús. Si las personas que recibieron a Juan el Bautista no se movían luego para recibir a Jesús, en vano habían recibido a Juan el Bautista, porque Juan el Bautista vino para precursar al que vendría después de él que sería mayor que Juan. Vean, el ministerio de un precursor es para preparar al pueblo para que crean en el que vendrá después de él, al cual él le prepara el camino. Un precursor siempre viene preparándole el camino a otra persona para que las personas que escuchan al precursor, luego reciban al precursado, crean en el precursado y reciban las bendiciones que el precursado trae de parte de Dios, de otra forma, las personas no pueden recibir las bendiciones que trae el precursado. Y la bendición es el Agua que salta para Vida eterna, para obtener salvación y Vida eterna el alma de los creyentes en el precursado; esto lo aclaró San Pablo en el capítulo 19 del libro de los Hechos, verso 1 en adelante, cuando se encontró con unos discípulos de Juan el Bautista, y ya hacía muchos años que Juan el Bautista había muerto y que ya Cristo había efectuado Su Sacrificio en la Cruz del Calvario, y había venido el Espíritu Santo sobre ciento veinte personas; y ya vean, hasta San Pablo, hasta Saulo de Tarso ya había - ya estaba convertido a Cristo y ya era un Apóstol que estaba predicando el Evangelio, y ahora se encuentra con unos discípulos de Juan el Bautista que estaban atrasados por muchos años sin saber ni haber recibido el Agua que salta para Vida eterna. Capítulo 19, verso 1 en adelante, dice: “*Aconteció que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, después de recorrer las regiones superiores, vino a Efeso, y hallando a ciertos discípulos,* *les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo.”* Miren lo atrasados que estaban, ni siquiera habían oído si había Espíritu Santo, y Juan el Bautista les había dicho (señalando a Jesús): “Este es el que bautiza con Espíritu Santo y Fuego.” Y Jesús había hablado también del bautismo del Espíritu Santo, y luego el Día de Pentecostés derramó el Espíritu Santo sobre ciento veinte creyentes en Él en el Aposento Alto. “*Entonces dijo* (Pablo)*: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados? Ellos dijeron: En el bautismo de Juan.* *Dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en aquel que vendría después de él, esto es, en Jesús el Cristo.”* ¿Cuál era el propósito de Dios enviar un precursor? Para que la gente creyese en el que vendría después del precursor. “*Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús.* *Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban.* *Eran por todos unos doce hombres.”* Ahora vean, no bastaba con ser discípulos del precursor. Para poder recibir el Agua del Espíritu Santo tenían que ser discípulos ¿de quién? De Jesucristo, luego de haber seguido a Juan el precursor, luego tenían que seguir al precursado, que era Jesucristo. Y ahora, para recibir del agua de la roca que Moisés hirió la primera vez, tenían que ser seguidores de Cristo en el Nuevo Testamento, como las personas que recibieron el agua que Moisés trajo por medio de la roca abierta, eran seguidores de Cristo, del Antiguo Testamento, porque Cristo en el Antiguo Testamento es el ángel de Jehová, el cual era la Columna de Fuego, y la roca representaba Cristo. ¿Ve? Eran seguidores de Cristo, la roca que los seguía era Cristo. Y ahora, en la segunda ocasión, la segunda roca, el Agua que nos dará es la transformación de nuestro cuerpo, así como al recibir el bautismo del Espíritu Santo y obtenemos el nuevo nacimiento y obtenemos un cuerpo angelical, la segunda roca nos dará un cuerpo físico glorificado en Su Segunda Venida. La segunda roca no tenía que ser herida por Moisés, porque la Segunda Venida de Cristo no es para crucifixión; Moisés hiriendo la roca como lo hizo dos veces allí, rompió el tipo y figura, por eso Dios se enojó contra Moisés y le dijo que no entraría él ni Aarón a la tierra prometida, rompió el tipo y figura de la Segunda Venida de Cristo. Porque la Segunda Venida de Cristo no es para ser herido en ninguna cruz y para luego darnos la transformación, darnos el cuerpo nuevo glorificado. Dios le dijo a Moisés: “Háblale a la roca y la roca les dará agua para todo el pueblo y para sus animales también.” Moisés al herir la roca, tipifica a todos aquellos que se levantarán en contra de la Segunda Venida de Cristo, y todos los ministros que se levantarán en contra de la Segunda Venida de Cristo no podrán entrar a la tierra prometida del cuerpo nuevo, del cuerpo glorificado, pasarán por la gran tribulación todos los que en este tiempo final estén viviendo y se levanten en contra de Cristo, la roca herida allá por Moisés, la segunda roca. Ahora, podemos ver que para este tiempo final, en adición al agua del bautismo del Espíritu Santo, viene la doble porción que será la bendición de nuestra transformación, donde Él nos dará un cuerpo nuevo y glorificado igual a Su cuerpo glorificado. Ahora, veamos aquí en el libro del Apocalipsis, en el capítulo 21, capítulo 21 del Apocalipsis, nos dice, comenzando en el verso 6, dice: “*Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.* *El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo.”* Y ahora, también en el capítulo 22, verso 16 al 17, dice: “*Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana.* *Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.”* Tenemos todos que tomar del Agua de la vida, el bautismo del Espíritu Santo para obtener el nuevo nacimiento y obtener el cuerpo angelical, y luego en el Día Postrero en adición, tenemos que tomar de la fuente del Agua de la vida en la Segunda Venida de Cristo, para obtener el cuerpo físico glorificado. Así que tenemos la primera roca, que es la Primera Venida de Cristo, recibir, creer a Cristo, creer en Su Primera Venida y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, y recibirlo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en agua en Su Nombre, y Cristo nos bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y así habremos tomado del Agua que salta para Vida eterna, que es el bautismo del Espíritu Santo, y habremos obtenido el nuevo nacimiento y habremos obtenido un cuerpo angelical, un cuerpo igual al cuerpo angelical de nuestro amado Señor Jesucristo, llamado en el Antiguo Testamento: “El Ángel de Jehová.” Por eso cada creyente en Cristo nacido de nuevo, tiene su Ángel, que es su cuerpo angelical. “El Ángel de Jehová acampa en derredor de los que le temen y los defiende.” Su cuerpo angelical, el cuerpo angelical de cada creyente. Y en la segunda roca, tenemos tipificada la Segunda Venida de Cristo para darnos el Agua que salta para Vida eterna, darnos la transformación del cuerpo y así obtener el cuerpo angelical, el cuerpo físico glorificado. Así como obtuvimos el cuerpo espiritual angelical, igual al cuerpo angelical de Cristo, así también como Cristo tiene un cuerpo físico glorificado, cuando Él resucitó, resucitó glorificado y está en ese cuerpo glorificado y no puede morir más. Y nosotros cuando recibamos el cuerpo físico glorificado, habremos obtenido la inmortalidad física y entonces ya no podremos enfermarnos, no podremos ponernos viejos y no podremos morir, porque ya estaremos glorificados, ya estaremos restaurados a la Vida eterna. Por eso es tan importante comer la comida del creyente, que es la Palabra que sale de la boca de Dios. Cada persona está llamada a comer la Palabra que sale de la boca de Dios para la edad en que la persona está viviendo, eso es el Mensaje correspondiente a su edad y su dispensación. De etapa en etapa, de edad en edad, Dios ha enviado Su Palabra porque Él había asignado Palabra para cada edad, la cual Él cumplió en cada edad pasada, envió al Mensajero de cada edad pasada con la Palabra correspondiente a cada edad, y las ovejas de Dios que le fueron dadas a Cristo para que les dé Vida eterna, escucharon la Voz de Cristo a través del Mensajero de cada edad, y recibieron el pan de Vida eterna y el Agua de Vida eterna, y así fueron restaurados espiritualmente a la Vida eterna. “El que come de este pan vivirá eternamente.” Cristo dijo: “Yo Soy el pan de vida.” Y dijo: “El que come de este pan vivirá eternamente.” Eso está en San Juan, capítulo 6. Ahí es donde nos habla Cristo del pan que es para Vida eterna. Dice en el capítulo 6, verso 47 en adelante: “*De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna.* *Yo soy el pan de vida.* *Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron.* *Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera.* *Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.”* Él tipificó Su cuerpo, Su carne allá en la última Cena diciendo: “Este pan es mi cuerpo que por vosotros es partido.” Y ahora, cuando tomamos la Santa Cena, al comer el pan y tomar el vino, representamos que nos hemos comido a Cristo y hemos bebido Su Sangre. La vida de la Sangre es el Espíritu Santo, por lo tanto, el Espíritu Santo en nosotros es el testimonio de que hemos comido Su carne y hemos bebido Su Sangre. Y ahora, hemos visto la comida del creyente, la comida del creyente es Cristo, la Palabra, y Cristo siendo la Palabra, cuando la persona recibe la Palabra, el Mensaje de Dios para la edad en que le toca vivir, está recibiendo la Palabra que sale de la boca de Dios por medio del Mensajero de esa edad para el pueblo, y el que recibe esa Palabra, la cree con toda su alma, está la persona recibiendo y comiendo la Palabra de Vida eterna, esa es la Palabra que sale de la boca de Dios. Hemos visto que en el tiempo de los Apóstoles estaban comiendo la Palabra que salió de la boca de Dios para aquel tiempo. Bajo la predicación del Evangelio de la Gracia, fue presentado Cristo como nuestro Salvador por los Apóstoles, y los que recibieron esa Palabra y arrepentidos de sus pecados fueron lavados con la Sangre de Cristo, fueron limpiados de todo pecado y fueron bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo los bautizó con Espíritu Santo y Fuego, y obtuvieron el nuevo nacimiento, y así el Agua que salta para Vida eterna, el Espíritu Santo, allí dentro de ellos saltó para Vida eterna y obtuvieron salvación y Vida eterna. Cristo dijo: *“El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.”* (Nota - San Juan 5:24). Y ahora, podemos ver que la forma de comer es creyendo: recibimos, escuchamos la Palabra, la creemos y nos estamos comiendo así la Palabra de Vida eterna, la cual es la comida ¿de quién? Del creyente. Y ahora, hay hambre en toda la Tierra, pero Dios tiene Alimento Espiritual para el alma de todos los creyentes en Él, es la Palabra correspondiente a este tiempo final. Y ahora, el mundo está en graves problemas, no solamente físicos, no solamente políticos y económicos, sino espirituales, y ese es el problema mayor, de ese problema se generan los demás problemas; pero Dios tiene comida para el creyente, hay comida espiritual para el alma de todos los creyentes en Cristo en este tiempo final. Tenemos en este tiempo en el Cuerpo Místico de Cristo, en la edad que nos corresponde vivir, la Edad de la Piedra Angular, la comida para los creyentes en Cristo, la Palabra, el Mensaje de Dios correspondiente a este tiempo final, el cual nos da la fe, la revelación para ser transformados y venir a ser iguales a Jesucristo nuestro Salvador, seremos a Su semejanza física, igual al cuerpo glorificado que Él tiene, será nuestro cuerpo que Él nos dará cuando nos transforme. Así como somos a Su imagen, en la imagen es el cuerpo angelical, esa es la imagen que Él nos ha dado, y también nos dará Su semejanza física: un cuerpo glorificado como Su cuerpo glorificado; para eso es la Segunda Venida de Cristo, así como la Primera Venida fue para darnos un cuerpo angelical. Ahora, veamos en Filipenses, capítulo 3, verso 20 al 21, dice: “*Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;* *el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra...”* ¿Para qué es la Segunda Venida de Cristo y pará qué la Iglesia ha estado esperando por dos mil años aproximadamente la Segunda Venida de Cristo? Para nuestra transformación. “*... el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya...”* Para que sea a Su semejanza física, para que nuestro cuerpo nuevo que Él nos dará, sea un cuerpo igual a Su cuerpo glorificado, Él lo que nos va a dar es un cuerpo glorificado, un cuerpo que será joven para toda la eternidad representando de 18 a 21 años de edad, será un cuerpo incorruptible, será un cuerpo inmortal, un cuerpo en el cual viviremos por el Milenio ¿y qué más? Por toda la eternidad. Esa es la clase de cuerpo que Cristo ha prometido para todos nosotros para darnos en Su Segunda Venida; y por consiguiente necesitamos comer el Alimento para el creyente, para tener las dos bendiciones, para tener la doble porción, para tener el bautismo del Espíritu Santo y luego para tener el cuerpo nuevo glorificado; para tener el cuerpo angelical creemos en la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario y hemos sido bautizados en Agua en Su Nombre y Él nos ha dado Su Espíritu Santo y ha producido en nosotros el nuevo nacimiento y nos ha dado un cuerpo angelical de la sexta dimensión. Y ahora, para recibir el cuerpo físico y glorificado (la segunda roca), como para recibir el bautismo del Espíritu Santo, el Agua que es el bautismo del Espíritu Santo (la primera roca), la Primera Venida de Cristo crucificado. Eso es lo que hemos hecho: creer en Su Primera Venida y Su Sacrificio en la Cruz del Calvario. Hemos sido bautizados en Agua en Su Nombre y Él nos ha dado Su Espíritu Santo y ha producido en nosotros el nuevo nacimiento y nos ha dado un cuerpo angelical de la sexta dimensión, y ahora nos falta un cuerpo físico, glorificado, eterno y joven para toda la eternidad, lo cual vendrá con la segunda roca que representa la Segunda Venida de Cristo, para todos los que estarán en este tiempo final esperando y creyendo en la Segunda Venida de Cristo, y estarán viendo la Segunda Venida de Cristo en su cumplimiento, y estarán creyendo, y así tendrán la fe de Rapto, la fe para ser transformados y raptados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Por lo tanto, estarán en la Tierra un grupo de creyentes en Cristo comiéndose el Alimento para el alma para este tiempo final, para obtener la doble porción, para obtener no solamente la porción del bautismo del Espíritu Santo y obtener el nuevo nacimiento, y obtener el cuerpo angelical sino también para obtener en adición el cuerpo físico glorificado. Por eso es tan importante saber cuál es la comida para el creyente, para el alma mía ¿y para quién más? Para el alma de ustedes también. Y ahora, ¿quiénes han comido la comida, la Palabra de Dios de la Primera Venida de Cristo, la revelación divina, el Evangelio de la Gracia que gira alrededor de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario? Todos nosotros, y hemos obtenido la bendición del Espíritu de Cristo. Y ahora, ¿quiénes son los que en este tiempo final también estarán comiendo la comida del creyente, la revelación divina de la Segunda Venida de Cristo y Su Obra de Reclamo, para ser transformados y obtener el cuerpo angelical, el cuerpo físico glorificado? Todos nosotros. Eso es algo seguro para todos los creyentes de este tiempo final. Pero si alguno se va adelante, si alguno parte, no tiene ningún problema, de todos modos va a recibir el nuevo cuerpo, va a resucitar en el nuevo cuerpo, en el cuerpo glorificado y va a estar de nuevo con nosotros. Pero los que permanezcamos vivos hasta ese momento en que Cristo resucitará a los muertos creyentes en Él lo cual será cuando haya completado Su Iglesia, entonces los muertos en Cristo serán resucitados en cuerpos físicos glorificados, y nosotros, ¿qué pasará con nosotros? Seremos transformados. Ahora, hemos visto el porqué comer la comida del creyente en este tiempo final; sin esa comida, tanto de la Primera Venida, la revelación de la Primera Venida y la revelación de la Segunda Venida, no hay Vida eterna para ninguna persona. Ya hemos recibido Vida eterna espiritual en nuestra alma, pero nos falta la Vida eterna física que será cuando recibamos el cuerpo físico glorificado, entonces tendremos Vida eterna física para vivir por toda la eternidad en ese nuevo cuerpo que Él me dará a mí ¿y a quién más? A cada uno de ustedes también. ¿Y cuál será la evidencia que usted tendrá, de que va a ser transformado? Pues de que se estará comiendo la comida del creyente de este tiempo final, usted será un creyente tanto en la Primera Venida de Cristo, en Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, como de la Segunda Venida de Cristo y Su Obra de Reclamo. Hemos visto el porqué estar comiendo la comida del creyente. ¿Y por qué nosotros nos comemos esa comida, somos creyentes en Cristo, creemos en Su Primera Venida, en Su Obra de Reclamo y también creemos en la Segunda Venida de Cristo y Su Obra de Redención prometida en la Escritura? Porque somos creyentes en Cristo, hijos e hijas de Dios, personas que tenemos la promesa de una transformación interior espiritual y de una transformación física también, y para nosotros es que Él ha enviado ese Alimento Espiritual, es nuestra comida espiritual. Por lo tanto, la contestación a la oración: “El pan nuestro de cada día.” Vean, a Su Iglesia de día en día, de edad en edad le fue dando el Alimento Espiritual que es más importante que el alimento físico, sin el alimento físico lo que muere es el cuerpo físico; pero sin el Alimento Espiritual, muere el alma de la persona. Ahora, de edad en edad Él ha dado ese Alimento Espiritual a los miembros de Su Iglesia. Y en este tiempo nos está dando una doble porción de Alimento, porque vean ustedes, José (que tipifica a Cristo) allá entre los gentiles, allá en Egipto, cuando se reveló a sus hermanos, a uno de ellos, cuando sirvieron la mesa le dieron una doble porción, le dieron más que a los demás hermanos aunque era el menor, ¿a quién fue? A Benjamín, al último que nació en la familia. Y el último que nace en la familia de Cristo, en la Iglesia del Señor Jesucristo, el último grupo le toca la doble porción: el Benjamín de la Iglesia de Jesucristo es el grupo de este Día Postrero, de este tiempo final, y luego el Benjamín del pueblo hebreo serán los ciento cuarenta y cuatro mil hebreos. Por lo tanto Él tiene una doble porción para el Benjamín de la Iglesia del Señor Jesucristo. Así que, si llama y junta los escogidos que forman el Benjamín del Cuerpo Místico de Cristo del Día Postrero, también más adelante llamará y juntará al Benjamín del pueblo hebreo, que son ciento cuarenta y cuatro mil hebreos, pero primero tiene que llamar y juntar los escogidos de la Iglesia y después llamará y juntará los escogidos del pueblo hebreo. Son dos grupos diferentes, nosotros no pertenecemos al grupo de los ciento cuarenta y cuatro mil hebreos, nosotros pertenecemos al grupo de la Iglesia de Jesucristo del Día Postrero en la Edad de la Piedra Angular. El grupo de los escogidos de la Iglesia es formado por hijos e hijas de Dios, el grupo de los ciento cuarenta y cuatro mil que serán llamados, doce mil de cada tribu, conforme a Apocalipsis, capítulo 7 y Apocalipsis, capítulo 11, y Apocalipsis, capítulo 14, verso 1 en adelante, son pertenecientes al pueblo hebreo, son de los siervos de Dios, y un hijo es mayor que un siervo. Por lo tanto, los miembros de la Iglesia de Jesucristo de todas las edades, incluyendo nuestra edad son hijos e hijas de Dios, son el Israel Celestial; y si Él completa el Israel Celestial, luego llamará el grupo del Israel terrenal del Día Postrero, que serán ciento cuarenta y cuatro mil hebreos. Vean el porqué no le permitió al Rvdo. William Branham ir al pueblo hebreo para llevarles el Mensaje: porque todavía no había completado Cristo el grupo de Su Cuerpo Místico de creyentes, todavía no estaba ni la Edad de la Piedra Angular en existencia, se estaba en una etapa entre la séptima edad y la Edad de la Piedra Angular. Por lo tanto, no podía el Mensaje pasar al pueblo hebreo sin nosotros, no podíamos quedarnos fuera del Cuerpo Místico de Cristo. O sea, que la espera del pueblo hebreo es por nosotros, y Dios no se puede revelar al pueblo hebreo hasta que complete Su Iglesia, hasta que llame hasta el último escogido de Dios, hasta que haya comido la comida el creyente, hasta el último escogido de Dios del Cuerpo Místico de Cristo, y luego comerán los siervos, porque los hijos tienen que comer primero y después los siervos. Y ahora, podemos ver dónde nos encontramos en el Programa Divino: Estamos comiendo la comida del creyente y esperando nuestra transformación, y Él tiene el poder para transformar nuestros cuerpos, aquí mismo lo dice en la lectura de Filipenses, capítulo 3, verso 21, donde dice: “*El cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra...”* Vean, el cuerpo de la humillación nuestra es este cuerpo de carne, en donde hemos aparecido en una condición de humillación, siendo descendientes de Dios, hijos e hijas de Dios, y siendo hijos del Rey de los Cielos y de la Tierra, por lo tanto somos Príncipes y Princesas. Vean, hemos aparecido en la Tierra como siervos, hemos aparecido en la Tierra en una condición de humillación, hemos aparecido en esta Tierra con una vestidura en la cual hay muchos problemas, pero vamos a ser vestidos de inmortalidad, vamos a ser vestidos con el vestido de la realeza, el vestido de hijos e hijas de Dios, el vestido físico, el cuerpo físico glorificado. Hemos ya sido vestidos espiritualmente, interiormente con el vestido interior: el nuevo cuerpo, el cuerpo angelical, pero nos falta la vestidura exterior, que será el cuerpo físico glorificado, y entonces estaremos listos, vestidos ya con el vestido de boda, con la doble porción para ir a la Cena de las Bodas del Cordero. “*El cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.”* Con ese poder con el cual creó todos los Cielos y la Tierra y con el cual puede sujetar a Sí mismo toda la creación, con ese mismo poder Él nos transformará, transformará nuestro cuerpo físico, y entonces tendremos un cuerpo glorificado, cuerpo físico glorificado como el cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo. Y ahora: “No solamente de pan vivirá el hombre sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios.” Y: “La fe viene por el oír, el oír ¿de qué? El oír de la Palabra de Dios.” Porque ése es el Alimento para nuestra alma, esa es la comida del creyente. Hemos visto que así como nuestro cuerpo físico come, nuestro espíritu y nuestra alma también comen. El salmista David decía: “Tengo sed de Dios, del Dios vivo.” ¿Ven? “Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo.” ¿Ven? El alma siente sed. En otros pasajes también nos habla de esa necesidad del alma, por lo tanto, esa hambre y sed que Dios dice que enviará a la Tierra no es hambre y sed de comida física ni de agua física, sino de oír la Palabra de Dios. Pero Dios tiene esa Agua y esa comida en Su Iglesia, en la etapa de la Edad de la Piedra Angular; y todo el Alimento Espiritual que Dios por medio del precursor de la Segunda Venida de Cristo, el Rvdo. William Branham, almacenó, está a la disposición de todos nosotros, y Él nos abre todas esas Escrituras tanto del Antiguo Testamento como del Nuevo Testamento, y de todo ese Alimento que almacenó a través del Rvdo. William Branham, nos abre las Escrituras y es Alimento para el creyente, Alimento para alimentar nuestra alma. Y ahora, hemos visto que el Alimento para el creyente es la Palabra que sale de la boca de Dios y el Agua es el Espíritu Santo. Hemos visto: “LA COMIDA DEL CREYENTE.” Podemos comer y beber en el Reino de Cristo, la Iglesia de Jesucristo, y es una comida y una Agua que salta para Vida eterna. “**LA COMIDA DEL CREYENTE.”** Aunque hay hambre sobre la Tierra y sed sobre la Tierra, así como en el tiempo del Profeta Elías, Dios envió a cierto lugar a Elías y le proveyó alimento y agua, y tuvo también esta casa de la viuda, alimento, comida y agua también para vivir, aunque el pueblo estaba muriendo de hambre y sed, Elías y la casa donde Dios lo envió, esa familia tenían alimento tres veces al día. Y así es la Casa de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo en la Edad de la Piedra Angular: hay Alimento Espiritual, la Palabra que sale de la boca de Dios para nuestro tiempo, y hay Agua espiritual, el Espíritu de Cristo. Si tenemos actividad en la mañana, estamos desayunando el Alimento para el creyente; si tenemos actividad al mediodía, estamos almorzando el Alimento para el creyente y tomando el Agua, la bebida para el creyente; si tenemos actividad en la noche o en la tarde, estamos cenando; y si tenemos actividad bien tarde, en la noche, estamos tomando otra comida antes de dormir, o sea, que a la hora del día, no importa qué día de la semana sea, si nos reunimos, tenemos comida y bebida espiritual para nuestra alma; no importa las veces que nos reunamos en el día, hay comida y bebida espiritual en abundancia para el creyente. Y esa es la comida que Él prometió para mí, ¿y para quién más? Para todos ustedes también. Por lo tanto, nuestras almas cada día están más alimentadas y más fuertes para seguir adelante en nuestra trayectoria, hasta que seamos transformados, porque estamos comiendo la comida para el creyente, la comida para el creyente del Día Postrero de este tiempo final. “**LA COMIDA DEL CREYENTE.”** “No solamente de pan vivirá el hombre sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios.” Esa es la comida para el creyente, y ese es el Mensaje de Dios para nuestro tiempo en la etapa de la Edad de la Piedra Angular, como fue la comida para el creyente, el Mensaje de Dios para cada edad. La comida para y del creyente, la comida para el creyente y la comida del creyente, es lo mismo: es la Palabra que sale de la boca de Dios. Ha sido para mí una bendición grande estar con ustedes en esta noche dándoles testimonio de: **“LA COMIDA DEL CREYENTE.”** Y le damos gracias a Cristo por la comida que Él nos está dando en este tiempo final y por la bebida que Él nos da en este tiempo final también. ***Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, nuestro Salvador, sean sobre todos ustedes y sobre mí también; y pronto se complete la Iglesia de Jesucristo, Su Cuerpo Místico de creyentes, y pronto Cristo se levante del Trono del Padre, tome el Título de Propiedad, lo abra en el Cielo, y haga Su Obra de Reclamo, resucite a los muertos creyentes en Él y a nosotros nos transforme y nos lleve con Él a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.*** Muchas gracias por vuestra amable atención y adelante comiendo: **“LA COMIDA DEL CREYENTE.”** Dejo nuevamente al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín para finalizar nuestra parte en esta noche, y mañana estar en la reunión de ministros aquí en la noche también, y habrá actividad y tendremos - habrá actividad con toda la congregación y tendremos el tema correspondiente a mañana sábado, el cual el Rvdo. Juan Ramos les dará en esta noche, y estaremos viendo, vamos a ver si aquí... no sé si aquí esté el tema... no tenemos el tema aquí para la noche. Pero si no hay un tema Dios nos dará un tema, y estaremos comiendo de nuevo la comida; ya eso será cena, cenando la comida del creyente. Así que todos los creyentes estarán aquí también mañana para cenar la comida del creyente, y el domingo en la mañana estaremos también recibiendo la comida del creyente. Ya para el domingo en la mañana (les voy a decir por aquí en lo que llega nuestro hermano Bermúdez), para el domingo en la mañana el tema, esto como que es comida a la carta, como dicen. Ya tenemos aquí, dice: “LA IGLESIA GUIADA POR EL ESPÍRITU DE DIOS.” Ése será nuestra Comida Espiritual de la Palabra de Dios para el domingo en la mañana. Bueno, ya tenemos a nuestro hermano Bermúdez aquí para él finalizar nuestra parte en esta noche. Y también la comida que Él nos da, hay tanta, tan rica y tan abundante que la compartimos con todas las personas de todas las ciudades, naciones, pueblos y lenguas, la sazón es la que Cristo por Su Espíritu le da para este tiempo final. Bueno Miguel estuvo allá en el África y la sazón de la comida para los creyentes del Día Postrero les gustó también a los africanos. Por aquí vamos a pedirle a Miguel, él se queda allá y mientras él esté allá, pues eso hace que yo siga hablando, pero ya vamos a pedirle aquí a Miguel pase por acá y finalice nuestra parte en esta noche, y que en estos días también nos diga algo... ¿o ya nos dijo?, acerca del África, de cómo en el África tienen también hambre y sed, hambre y sed ¿de qué? De oír la Palabra de Dios correspondiente a este tiempo final. Bueno, vamos dejar por aquí al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín. Que Dios les continúe bendiciendo y buen provecho, buen provecho de la comida de los creyentes que hemos estado comiendo en esta noche. Que Dios les bendiga y les guarde a todos. “**LA COMIDA DEL CREYENTE.”**