--- title: 'Señor, auméntanos la fe' date: 2003-03-03 activity: 1 place: city: El Alto state: La Paz country: BO duration: 00:00:00 public: false youtube: translations: files: --- Muy buenas tardes, amables amigos y hermanos presentes; es para mí un privilegio y bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Reciban todos saludos de mi esposa Erica, y también de mis niñas América y Yahannah Gabriela. Para esta ocasión, leemos en San Lucas, capítulo 17, versos 1 al 6, donde dijo Jesús a Sus discípulos: “*Dijo Jesús a sus discípulos: Imposible es que no vengan tropiezos; mas ¡ay de aquel por quien vienen!* *Mejor le fuera que se le atase al cuello una piedra de molino y se le arrojase al mar, que hacer tropezar a uno de estos pequeñitos.* *Mirad por vosotros mismos. Si tu hermano pecare contra ti, repréndele; y si se arrepintiere, perdónale.* *Y si siete veces al día pecare contra ti, y siete veces al día volviere a ti, diciendo: Me arrepiento; perdónale* (Cristo dice: perdónale)*.* *Dijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos la fe.* *Entonces el Señor dijo: Si tuvierais fe como un grano de mostaza, podríais decir a este sicómoro: Desarráigate, y plántate en el mar; y os obedecería.”* Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla. Nuestro tema es: **“SEÑOR, AUMÉNTANOS LA FE.”** Fue tomado ese tema de las palabras de los Apóstoles cuando dijeron al Señor: “*Dijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos la fe.”* Cristo dice: “Si ustedes tienen fe como un grano de mostaza, ustedes pueden decir a este árbol, a este sicómoro: ‘Desarráigate y siémbrate en el mar, plántate allá en el mar, y obedecerá.” Eso es con la fe como un grano de mostaza. Ahora, los discípulos dijeron: “Auméntanos la fe.” Ahora, vean ustedes, en una ocasión Cristo dice a Pedro cuando se estaba hundiendo en el mar embravecido, el cual primero había caminado sobre las aguas, cuando estaba aquella tempestad y los Apóstoles estaban en la embarcación, y apareció Jesús caminando sobre las aguas y ellos pensaban que era un fantasma, pero era Jesús. Y Pedro dijo: “Señor.” Cristo dijo: “Yo soy, no teman,” Pedro dijo: “Si eres tu Señor, dí que yo vaya a ti sobre las aguas.” O sea: “Así como tú estás caminando sobre las aguas, dí que yo vaya a ti, que yo también camine sobre las aguas hacia ti.” Cristo le dijo: “Ven.” Pedro colocó su fe en la Palabra que Cristo le habló, la fe de Pedro allí creció cuando escuchó la Palabra de Cristo que le dijo: “Ven.” Y pudo caminar sobre las aguas. Luego cuando se puso a mirar las olas gigantes y el viento, se puso a mirar las cosas contrarias a la Palabra de Dios, se puso a mirar las circunstancias que eran contrarias a los Apóstoles y eran contrarias a Cristo, era una tempestad que el diablo había levantado. Y la fe de Pedro en vez de crecer más, en vez de hablarle a Cristo, para que Cristo le diera otra Palabra y creciera más la fe de Pedro, se puso a mirar las olas gigantes y el viento soplando, el ruido de esa tempestad, y se puso a escuchar, a oír lo que no tenía que oír y a ver lo que no tenía que ver. La fe de Pedro bajó, porque se puso a ver y a oír lo que era contrario a lo que Cristo le había hablado. Por lo tanto, así como la fe de Pedro había subido cuando le dijo a Jesús: “Si eres tú, dí que yo vaya a ti caminando sobre las aguas.” Pedro escuchó a Cristo que le dijo: “Ven.” Pedro escuchó la Voz del Señor, la Palabra de Dios en labios de Jesús, y la fe de Pedro creció, puso su fe en la Palabra de Dios. Y la fe de la persona crece cuando la persona cree con todo su corazón la Palabra de Dios, a medida que la va escuchando, ya sea que la vaya leyendo, o la vaya oyendo de alguien que la lea o la predique. De etapa en etapa, de edad en edad, ha venido la Palabra de Dios para cada edad por medio del Espíritu de Dios. La Palabra de Dios de edad en edad ha venido a la Iglesia de Jesucristo, por medio del Espíritu Santo a través de cada Ángel Mensajero; y cuando ese Mensajero ha predicado la Palabra de Dios para su tiempo, la fe de los hijos e hijas de Dios, esas almas escritas en el Cielo, al escuchar esa Palabra, la fe de ellos ha crecido, y han creído con toda su alma la Palabra, el Mensaje de Dios para su tiempo, y han venido a formar parte de la Iglesia del Señor Jesucristo, porque han creído la Palabra de Dios. La fe viene por el oír la Palabra; la Palabra ¿de quién? De Dios, y la fe sube escuchando la Palabra de Dios, aumenta. Vean, lo mismo que hace que venga la fe a la persona escuchando la Palabra de Dios, porque la fe viene por el oír la Palabra; por lo tanto, si usted quiere tener más fe cada día, ¿qué va a hacer? Estar siempre escuchando la Palabra de Dios para el tiempo que le toca vivir. Tenemos la Biblia escrita, en donde tenemos la historia de todo lo que Dios ha hecho, y también tenemos las profecías de todo lo que Dios haría, y tenemos la historia de cómo Dios ha estado cumpliendo lo que El prometió. Por lo tanto, a medida que leemos la Biblia, nuestra fe aumenta; como cuando una persona recibe a otra persona que no la conoce, se lo presentan, pero usted no tiene fe en esa persona, no tiene confianza en esa persona, pero a medida que esa persona habla con usted y usted habla con esa persona, usted lo va conociendo y entonces usted va teniendo fe en las palabras que él le dice, en las cosas que él le habla, porque va escuchando la voz de esa persona, las cosas que él le dice, y va conociendo a esa persona. Y nosotros a medida que leemos la Palabra de Dios, vamos conociendo a Dios más y más, vamos conociendo al Dios Creador de los Cielos y de la Tierra, y vamos escuchando Su Palabra, y vamos viendo que todo lo que El habló a Sus Profetas, El lo ha estado cumpliendo, y lo que le habló a ellos para cumplirlo en el tiempo en que ellos vivieron, Dios lo cumplió. Por lo tanto, nuestra fe va aumentando y vamos teniendo una conciencia clara, que el que prometió y cumplió para edades pasadas, el cual es el Dios Creador de los Cielos y de la Tierra, lo que El ha hablado para cumplir en este tiempo, también El lo cumplirá. Y ya hay muchas profecías que están siendo cumplidas en este tiempo, por lo tanto, a medida que nosotros escuchamos o leemos la Biblia y leemos la historia, por ejemplo, de Adán, de Enoc, de Noé, de Abraham, de Isaac, de Jacob, de José, de Moisés y del pueblo hebreo, nuestra fe aumenta, porque vamos obteniendo un mayor conocimiento del Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, que es el mismo Creador de los Cielos y de la Tierra. Vean, la historia de Abraham, Abraham cuando Dios le habló, Abraham creyó a Dios, él creyó que lo que Dios le prometió era verdad y que Dios tenía el poder para cumplir lo que El prometió, y Abraham no dudó con desconfianza. O sea, no dudar con desconfianza es, es como pensar: “Quizás esto sea cierto o no sea cierto, quizás esto se cumpla o no se cumpla.” Vean, Dios cumplió a Abraham la promesa de llegar a la tierra prometida; también le cumplió la promesa del hijo que El le prometió a Abraham. Abraham tenía 75 años cuando Dios le prometió un hijo; y transcurrieron unos 25 años, pero a los 25 años nació el hijo prometido. Cuando Dios visitó a Abraham el día antes de la destrucción de Sodoma y de Gomorra, con Sus Arcángeles Gabriel y Miguel, y estuvo comiendo con Abraham, le recordó a Abraham, le dijo a Abraham que por el próximo año, por ese mismo tiempo del próximo año El vendría, visitaría a Abraham y Sara tendría un hijo, el hijo que Dios le había prometido a Abraham, Abraham no dudó. Vean, en diferentes ocasiones Dios le habló a Abraham del hijo prometido, eso fue recordándole Su promesa. ¿Y eso qué hacía? Aumentaba la fe de Abraham. Sara escuchaba en la tienda, en la casa de campaña, y en su corazón dudó y dijo: “¿Habré de tener yo un hijo ya estando vieja, avanzada en edad, y siendo mi esposo ya viejo también, ya un anciano?” Y Sara para colmo era estéril, en su alma dudó, desconfió, ella había desconfiado en otras ocasiones también, pero ahora Dios la reprendió, y dijo: “¿Hay alguna cosa imposible para Dios?” Con esa reprensión la fe de Sara subió. Porque sin fe es imposible agradar a Dios y por consiguiente es imposible obtener las bendiciones de Dios, ahí la fe de Sara creció, salió la incredulidad de su alma y luego el otro año ya tuvieron el hijo que Dios le prometió. Porque no hay ninguna cosa imposible para Dios, como Dios ha prometido así El hará. Y ahora, veamos también el caso de Zacarías, cuando el Arcángel Gabriel le dijo que tendría un hijo Zacarías a través de su esposa Elisabet, la cual era estéril y avanzada en edad, y Zacarías el sacerdote era anciano. El sacerdote Zacarías le dijo: “¿Cómo podrá ser hecho esto, yo soy viejo y mi esposa también está avanzada en edad?” El no preguntó con fe como preguntaría una persona preguntando: “¿Cómo será esto? ¿Tengo yo que hacer alguna cosa? ¿Tengo yo que ir al médico? ¿Tengo yo que tomar algo? ¿Qué debo hacer? porque yo creo lo que tú has prometido, ¿qué parte me toca a mí hacer?” ¿Ven? Pero él preguntó con desconfianza, dudando lo que el Ángel le estaba diciendo; y él no sabía qué Ángel era ese que le estaba apareciendo a él; y el Ángel le dijo: “Yo soy Gabriel, el cual estoy delante de Dios, y he sido enviado a ti para darte esta buena nueva, esta buena noticia.” Ahora vean, algunas veces le dan una buena noticia a una persona y no la cree, esta era tan buena pero las condiciones, las circunstancias que rodeaban a Zacarías y a su esposa eran contrarias, Zacarías ya un hombre viejo, avanzado en edad, su esposa ya también avanzada en edad, madura, y también para colmo estéril. ¿Ven? Como la tempestad, los vientos, el mar, las olas embravecidas, para Pedro eran esas circunstancias contrarias; y ahora para Zacarías y la esposa de él, Elisabet, la tempestad, las cosas contrarias eran que ella era estéril y ya estaba avanzada en edad y él ya avanzado en edad también; pero el Ángel Gabriel le dijo al sacerdote Zacarías, que por cuanto no había creído sus palabras, vamos a leerlo aquí, capítulo 1, verso 18 en adelante, dice: “*Dijo Zacarías al ángel: ¿En qué conoceré esto* (o sea, ¿en qué conoceré esto? ¿Cuál será la evidencia, la señal?)*... En qué conoceré esto? Porque yo soy viejo, y mi mujer es de edad avanzada.* *Respondiendo el ángel, le dijo: Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios; y he sido enviado a hablarte, y darte estas buenas nuevas.* *Y ahora quedarás mudo y no podrás hablar, hasta el día en que esto se haga, por cuanto no creíste mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo.”* Ahora, podemos ver que lo que el Arcángel Gabriel había dicho era una profecía que estaba siendo confirmada, esa era la profecía del Antiguo Testamento, de Isaías, capítulo 40, donde decía que vendría una voz clamando en el desierto y diciendo: “Preparad el Camino al Señor, aparejad el Camino al Señor.” Y en Malaquías 3, el Mensajero que Dios enviaría delante de El para preparar un pueblo bien apercibido. Y ahora, el Arcángel Gabriel viene para dar esa buena noticia: darle a conocer al sacerdote Zacarías que él es la persona bienaventurada y su esposa también, que tendrán al precursor de la Primera Venida de Cristo. Luego encontramos el caso también de la virgen María siendo visitada por el Arcángel Gabriel en el mismo capítulo 1, verso 26 al 38 de San Lucas, y le da esa buena noticia a ella, dice capítulo 1, verso 26 en adelante, dice: “*Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret,* *a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María.* *Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres.* *Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta.* *Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios.* *Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS.* *Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre;* *y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.”* Esta es la buena noticia para la virgen María, siendo así identificada por el Arcángel Gabriel, como la virgen que concebiría y daría a luz un hijo, la virgen de la cual había hablado el Profeta Isaías en el capítulo 7, verso 14, donde decía: “*Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel.”* Será llamado su nombre ¿cómo? Emanuel. Emanuel significa: “Dios con nosotros.” Y ahora, la virgen de la cual habló el Profeta Isaías, era nada menos que la virgen María, a la cual apareció el Arcángel Gabriel para darle la buena noticia. “*Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón* (ahora, ella no pregunta con incredulidad sino con gozo y con fe, ella lo creyó)*.* *Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios.* *Y he aquí tu parienta Elisabet, ella también ha concebido hijo en su vejez; y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril...”* ¿Ven que ella era estéril (Elisabet)? Ahora, la buena noticia para María fue que el Espíritu Santo sería el que haría sombra sobre ella, y María concebiría y daría a luz un hijo y le pondría por nombre Jesús. Ahora vean, cuando le dice él que Elisabet, le da la noticia que Elisabet también está embarazada y va a tener un hijo, con eso el Arcángel Gabriel le levanta la fe a María, la fe de María crece, creció cuando supo que su parienta Elisabet siendo estéril y ya avanzada en edad, estaba embarazada, iba a tener un hijo; por lo tanto, la fe de María creció al nivel que tenía que estar para que el Espíritu Santo hiciera sombra sobre ella y María concibiera. Siempre nuestra fe tiene que subir al nivel correcto, para que lo que Dios le ha prometido a usted y a mí, se cumpla en usted y en mí. Usted tiene que creer sin lugar a dudas lo que Dios ha dicho, aunque no lo comprenda, porque no hay ninguna cosa imposible para Dios, como Dios ha dicho, así El hará, y eso es la verdad, lo que El ha dicho. “*...y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril;* *porque nada hay imposible para Dios.”* ¿Ven? Nada hay imposible para Dios, y con eso la fe de María subió, subió para ser la primera y la única mujer que concebiría un hijo sin necesidad de unirse a un varón, la primera y la única mujer que concebiría un hijo del Espíritu Santo; después de ella no vendrá ninguna, no ha venido ninguna ni vendrá ninguna, y antes de ella tampoco hubo ninguna. “*Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia.”* Y ahora vean cómo María dice, porque creyó la Palabra de Dios que el Ángel le habló. El Arcángel Gabriel es un Arcángel Mensajero de Dios, tiene que ver con las oraciones de todos los hijos de Dios, y tiene que ver con la contestación que Dios da a las oraciones de los hijos e hijas de Dios; por eso apareció al lado derecho del altar del incienso, donde las oraciones del pueblo eran elevadas a Dios, cuando el incienso era colocado en el altar del incienso, en el fuego del incienso, y se levantaba la nube de incienso que era quemado, y ahí iban las oraciones del pueblo a Dios. Ahora, podemos ver que la fe tiene que crecer, y crece cada día más y más la fe de cada persona a medida que escucha la Palabra de Dios, lee la Biblia, escucha el Mensaje correspondiente a nuestro tiempo, lo lee también, lo escucha por cintas magnetofónicas, o lo ve y lo escucha por los videos, y así la fe va creciendo. Ahora, ¿por qué Cristo dice que si tenemos fe como un grano de mostaza podemos decir a un árbol como aquel árbol sicómoro: “Desarráigate de donde está y colócate en el mar”? Vean, una semilla de mostaza usted la siembra ¿y qué hace? Nace y crece. Y la fe de Cristo no es fe humana, sino la fe de Cristo en usted y en mí, es sembrada *acá* en nuestra alma, y a medida que vamos escuchando la Palabra de Dios, va creciendo. Así que la fe como un grano de mostaza es una fe que nace y crece, es la fe de Cristo colocada en el alma suya y en mi alma; por lo tanto, esa es la fe que usted necesita para recibir todas las bendiciones de Dios. Para que se le aumente la fe, manténgase escuchando la Palabra y leyendo la Palabra de Dios, la Biblia, y escuchando el Mensaje de nuestro tiempo y leyéndolo también, y así va conociendo más a Dios y la fe suya va creciendo. Y tiene que crecer a tal grado la fe de los escogidos de este tiempo, a tal grado que podamos ser transformados y obtener el cuerpo nuevo y glorificado, y ser llevados luego con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, por cuanto los Truenos de Apocalipsis, capítulo 10, verso 1 al 11, es la Voz de Cristo clamando como cuando un león ruge, y lo que hablan esos Truenos, lo cual Juan no pudo escribir porque le fue prohibido, es la revelación del misterio de la Segunda Venida de Cristo, la revelación del misterio del Séptimo Sello, el cual cuando fue abierto en el Cielo en el capítulo 8 del Apocalipsis, hubo silencio en el Cielo como por media hora. Con la Voz de Cristo hablándonos en este tiempo final, y dándonos a conocer el misterio del Séptimo Sello, el misterio de la Segunda Venida de Cristo, nuestra fe para ser transformados y raptados irá creciendo, y obtendremos nuestra transformación, y seremos llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Ahora, la fe para recibir a Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en agua en Su Nombre y recibir el Espíritu Santo, está contenida en la revelación divina de la Primera Venida de Cristo, y esa revelación está contenida en el Evangelio de la Gracia, el Evangelio de Cristo. Escuchando la predicación del Evangelio de Cristo es que las personas escuchan, oyen la Palabra de Dios y viene la fe de Cristo al alma de las personas, y entonces las personas creen en Cristo, lo reciben como su Salvador, creen en la Obra Redentora de Cristo, lo reciben, y sus pecados son perdonados y son limpiados con la Sangre de Cristo, y la persona queda como si nunca en la vida hubiese pecado, y la persona es bautizada en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo bautiza la persona luego con Espíritu Santo y Fuego, y la persona obtiene el nuevo nacimiento, y así la persona ha nacido del Agua y del Espíritu y ha entrado al Reino de Dios, ha entrado al Reino de Jesucristo, ha nacido de nuevo, ha nacido en la Iglesia del Señor Jesucristo, el Reino de Dios que está en forma espiritual. Y la persona viene a ser un bebé que ha nacido en el Reino de Cristo, la persona comienza a crecer espiritualmente en el Reino de Cristo, comienza a crecer ¿cómo? “No solamente de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios.” Así como necesitamos el alimento físico para darle a nuestros niños para que crezcan, también necesitamos el Alimento Espiritual, que es la Palabra de Dios, para darla a los niños espirituales, para que sigan creciendo; y cuando ya están grandecitos ¿qué tenemos que hacer? ¿Qué hace usted cuando ya sus niños están de *este* tamaño? Cómo dirían acá ¿*así*? ¿O cómo colocan la mano para decir la estatura? ¿*Así*, o *así*? *Así*, así decimos también nosotros. Es que hay países donde dicen *así*, y eso marca la altura de la persona, otros dicen *así*, y... pero nosotros decimos *así*. Bueno, cuando ya están *así*, que tienen siete años y ya usted ve que han crecido, de ahí en adelante ¿no le da más comida? Claro que si, le da más comida, la porción para ellos es mayor; si no le da comida a ellos, se mueren. Por lo tanto, cuando los niños espirituales ya están como en *esa* estatura espiritualmente, no podemos dejar de continuar dándole Comida Espiritual, dándole la Palabra de Dios revelada, y más cantidad. Luego cuando ya están en los doce años no le quitamos el alimento espiritual, el alimento físico a nuestros niños, ya van a empezar la etapa del desarrollo donde se dan un estirón grande y nos alcanzan a los padres. Ahí en esa etapa es que más comen nuestros hijos. Y en lo espiritual, recuerden: hay etapas donde los creyentes en Cristo como Cuerpo Místico de Cristo, y también los creyentes en Cristo como individuos se dan unos estirones espirituales, que crecen a tal altura que uno se sorprende, y cuando hablan con uno, le explican el Programa de Dios, y uno dice: “Pero, esta persona ha crecido espiritualmente tanto, que yo noto que antes él no entendía muy, muy bien estas cosas, pero ahora las entiende como cualquier persona que tenga ya en el Evangelio de Cristo muchos años.” Eso fue un estirón espiritual que se dio, pero ¿por qué? Porque comió mucho, porque es la etapa del crecimiento espiritual, por lo tanto comió mucho alimento, y se estiró espiritualmente, creció mucho espiritualmente. Una persona puede crecer mucho en un año, y luego en el otro año crecer mucho más. Todo va a depender de usted, como depende de los niños también el que crezcan; los padres le dan el alimento, se lo sirven; pero si no se lo comen entonces no van a tener alimento en sus cuerpos y por lo tanto no van a tener alimento para que se conviertan en células de crecimiento, células sobre células para aumentar su estatura. Así es en lo espiritual también. Por lo tanto, es necesario que crezcamos en la fe en Cristo, y crezcamos nosotros como creyentes en Cristo, y nuestra fe, la fe que Cristo ha colocado *aquí* en nuestras almas, crezca, crezca al máximo, porque necesitamos que nuestra fe crezca para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Y ahora, en la Lluvia Temprana que es la Lluvia de la Enseñanza del Evangelio de la Gracia, recibimos fe para recibir a Cristo como nuestro Salvador, y por eso creímos, recibimos a Cristo como nuestro Salvador, fuimos bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo nos bautizó con Espíritu Santo y Fuego y obtuvimos el nuevo nacimiento, y nacimos así en el Reino de Cristo, en la Iglesia del Señor Jesucristo. Para cada persona lo que ha sucedido ha sido una transformación interior, en donde la persona ha obtenido un cuerpo angelical teofánico de la sexta dimensión (la dimensión sexta es el Paraíso). Pero nosotros necesitamos una transformación física también, para poder ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Y se requiere una Lluvia de Enseñanza que nos dé esa fe para ser transformados y raptados. Fue prometido para el pueblo de Dios la Lluvia Tardía y también la Lluvia Temprana; la Lluvia Temprana es la Lluvia de la Enseñanza de la Primera Venida de Cristo, o sea, la predicación del Evangelio de la Gracia, que nos da la fe para creer y recibir a Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, arrepentidos de nuestros pecados, y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, para Cristo bautizarnos con Espíritu Santo y Fuego y así obtener el nuevo nacimiento. Y para recibir nuestra transformación física y ser llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, necesitamos la fe de Rapto, como le han llamado algunos predicadores: “Fe de Rapto,” eso es fe para ser transformados, y ser raptados, llevados con Cristo en el arrebatamiento de la Iglesia, de los escogidos de Dios a la Casa de nuestro Padre Celestial al Cielo, a la Cena de las Bodas del Cordero. La Lluvia Tardía, es la Lluvia de la Enseñanza de la Segunda Venida de Cristo, es la Lluvia de la Enseñanza que revela el misterio de la Segunda Venida de Cristo, es la Lluvia de la Enseñanza que revela el misterio del Séptimo Sello, misterio que todos necesitamos conocer para poder ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. En Zacarías, capítulo 10, verso 1, dice: “*Pedid a Jehová lluvia en la estación tardía. Jehová hará relámpagos, y os dará lluvia abundante, y hierba verde en el campo a cada uno.”* Tenemos aquí esa promesa de una Lluvia Tardía, también... y dice que pidamos esa lluvia. Recuerden que la Lluvia Tardía, es la Lluvia de la Enseñanza del Evangelio del Reino, que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo, así como la Lluvia Temprana es la Lluvia de la Enseñanza del Evangelio de la Gracia, que gira alrededor de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario. En Oseas, capítulo 6, verso 1 al 3, dice: “*Venid y volvamos a Jehová; porque él arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará.* *Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él.* *Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová; como el alba está dispuesta su salida, y vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la tierra* (la Lluvia Tardía y Temprana)*.”* El pueblo hebreo no ha podido ser convertido a Cristo por los predicadores que han tratado de hacerlo con buena intención, y como trataron también los Apóstoles San Pedro y San Pablo y demás Ángeles Mensajeros del Señor Jesucristo. ¿Por qué? Porque del tiempo de los Apóstoles hasta este tiempo se ha estado predicando la Primera Venida de Cristo, se ha estado predicando el Evangelio de la Gracia, que revela el misterio de la Primera Venida de Cristo, Su Primera Venida, Su muerte, Su sepultura, Su resurrección y Su ascensión al Cielo, donde está como Sumo Sacerdote intercediendo con Su Sangre por cada persona que lo recibe como su Salvador. Pero nunca se había predicado en edades pasadas el Evangelio del Reino, por lo tanto, solamente se ha tenido durante las diferentes etapas de la Gracia, y durante las siete edades de la Iglesia entre los gentiles, solamente se ha tenido la Lluvia Temprana de la Enseñanza de la Primera Venida de Cristo. El pueblo hebreo recibirá a Cristo conforme a las profecías, pero cuando esté cayendo sobre la Tierra, sobre la humanidad, sobre la gente, no solamente la Lluvia Temprana, sino la Lluvia Tardía y Temprana (o sea, las dos lluvias cayendo a la misma vez). Y ahora, ¿cómo pueden caer las dos lluvias a la misma vez, las dos Lluvias de Enseñanza: la Lluvia de la Enseñanza de la Primera Venida de Cristo y la Lluvia de la Enseñanza de la Segunda Venida de Cristo? Sencillo, para este tiempo final Dios tendrá un Mensajero dispensacional; El ha tenido diferentes Mensajeros dispensacionales, de los cuales solamente hay siete Mensajeros dispensacionales, y para este tiempo final corresponde al último: al Séptimo Mensajero dispensacional, el cual es el único Mensajero de Dios que podrá traer la Lluvia Tardía, que podrá traer la predicación del Evangelio del Reino revelando el misterio del Séptimo Sello, revelando el misterio de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo. Ningún otro Mensajero de edades pasadas podía hacer esto, porque ninguno de los Mensajeros pasados era un Mensajero dispensacional. Y ahora, encontramos que este Mensajero dispensacional tiene que primero haber tenido la Lluvia Temprana, y ser un predicador de la Lluvia Temprana, un predicador de Evangelio de la Gracia, y un conocedor del misterio de la Primera Venida de Cristo. Y ese Mensajero luego tiene en adición la Lluvia Tardía, que es la Lluvia de la Enseñanza del Evangelio del Reino, que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo. Y ese Mensajero es el Ángel del Señor Jesucristo, del cual Cristo dijo: “*Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.”* Apocalipsis 22, verso 16. Y Apocalipsis 22, verso 6, dice: “*Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.”* Ese Ángel que le reveló a Juan el libro del Apocalipsis, es un espíritu de Profeta que estará en carne humana en este tiempo final en la Iglesia de Jesucristo, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final, ese es el Ángel Mensajero de Jesucristo que tendrá la Lluvia Tardía de la Enseñanza de la Segunda Venida de Cristo, tendrá el Evangelio del Reino y también tendrá la Lluvia de la Enseñanza de la Primera Venida de Cristo. Ese es el Ángel que viene con el Sello del Dios Vivo, y ése es el único Ángel Mensajero, el único Profeta Mensajero que podrá convertir el pueblo hebreo a Cristo. ¿Por qué? Porque es el único Ángel que en el Día Postrero tendría la Lluvia Tardía y la Lluvia Temprana. Vean, y la profecía dice que vendrá a nosotros como el alba, dice... vamos a leerlo de nuevo esa partecita ahí que es muy importante, dice Oseas, capítulo 6, en el verso 3, dice: “*Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová; como el alba está dispuesta su salida, y vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana.”* No hay otra forma, es como la Lluvia Tardía y Temprana. Por lo tanto, Cristo se revelará al pueblo hebreo bajo la predicación no solamente del Evangelio de la Gracia. Los que han tratado de convertir el pueblo hebreo con el Evangelio de la Gracia, y no han tenido la revelación, el Mensaje del Evangelio del Reino, no han podido, porque solamente han ido con la Lluvia Temprana, y hay que ir con la Lluvia Tardía y Temprana. Por lo tanto, solamente habrá un Profeta Mensajero (y será dispensacional), y es el Ángel del Señor Jesucristo que podrá llevar el Mensaje al pueblo hebreo, y el pueblo hebreo lo recibirá en el tiempo señalado por Dios. Antes no, pero en el tiempo señalado por Dios sí será posible el cumplimiento de esa profecía. ¿Por qué no se lleva el Mensaje al pueblo hebreo todavía? Porque todavía hay entre los gentiles muchas personas, no sabemos si son miles de personas que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero y todavía no han venido a Cristo, todavía no han recibido a Cristo. Y hay que buscar esas personas ¿con qué? Con la Lluvia Temprana, con la Lluvia de la Enseñanza de la Primera Venida de Cristo, para que reciban a Cristo como su Salvador, arrepentidos de sus pecados, y obtengan el perdón de sus pecados, Cristo los perdone, Cristo los limpie con Su Sangre preciosa, y sean bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo los bautice con Espíritu Santo y Fuego y obtengan así el nuevo nacimiento, nazcan del Agua y del Espíritu, y permanezcan en el Reino de Cristo, la Iglesia del Señor Jesucristo, perseverando y recibiendo la Enseñanza en adición de la Lluvia Tardía, reciban en adición la Lluvia Tardía de la Enseñanza de la Segunda Venida de Cristo, reciban en adición la Lluvia de la Enseñanza del Evangelio del Reino, y sean preparados para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Cristo dijo en San Marcos, capítulo 16, verso 15 al 16, y en San Lucas, capítulo 24... Vamos a ver aquí lo que nos dice Cristo, capítulo 24 de San Lucas, versos 45 en adelante, dice: “*Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras;* *y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, resucitase de los muertos al tercer día;* *y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.* *Y vosotros sois testigos de estas cosas.”* Y ahora, Cristo ordena que se predique el Evangelio, y se predique el arrepentimiento y el perdón de los pecados en el Nombre del Señor Jesucristo. Toda persona para obtener el perdón de sus pecados necesita recibir a Cristo como su Salvador, toda persona necesita venir a Cristo arrepentido de sus pecados y pedirle a Cristo perdón por sus pecados, y Cristo perdonará sus pecados y lo limpiará con Su sangre preciosa, y la persona será bautizada en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo lo bautizará con Espíritu Santo y Fuego. En San Marcos, capítulo 16, verso 15 al 16, dice Cristo: “*Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.* *El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”* Podemos ver el porqué Cristo ordenó ir por todo el mundo predicando el Evangelio: para que el que crea sea salvo, el que crea arrepentido de sus pecados y reciba a Cristo como su Salvador, obtenga el perdón de sus pecados, y Cristo lo limpie con Su Sangre preciosa y sea bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y la persona reciba el bautismo del Espíritu Santo y obtenga la salvación de su alma, sea salva la persona. Por eso Cristo dice: “*El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”* Cuando hay personas que no creen, eso nos da tristeza a nosotros, pero cuando vemos las personas que al escuchar la predicación del Evangelio creen y reciben a Cristo como su Salvador, nos produce gozo y alegría, y no solamente a nosotros, sino a todos los habitantes del Cielo. Cristo dijo que cuando un pecador se arrepiente hay gozo en el Cielo. ¿Ven? Ahora, ¿dónde están y quiénes son los que han escuchado la predicación del Evangelio, han creído en Cristo, y lo han recibido como su Salvador y han sido bautizados en agua en Su Nombre? Aquí estamos gozosos y agradecidos a Dios por Jesucristo. La buena noticia es que hemos sido salvos, tenemos Vida eterna para vivir con Cristo en Su Reino por toda la eternidad. Si hay alguna persona presente, sea un jovencito, o un adulto, o un anciano o anciana, que no ha recibido a Cristo todavía como su Salvador, la noticia es que el que no cree es condenado, por lo tanto, será echado en el lago de fuego, será condenado y echado al lago de fuego, donde dejará de existir en cuerpo, en espíritu y en alma. Pero usted no quiere morir eternamente, usted quiere vivir eternamente con Cristo en Su Reino. Por lo tanto, ¿qué puede usted hacer para recibir Vida eterna y vivir con Cristo en Su Reino? Lo mismo que nosotros hemos hecho: recibir a Cristo como su Salvador personal arrepentido usted de sus pecados, y Cristo lo perdonará, lo limpiará Cristo con Su Sangre preciosa y usted será bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo lo bautizará con Espíritu Santo y Fuego y así usted obtendrá el nuevo nacimiento, usted habrá nacido del Agua y del Espíritu. Cristo dijo: “El que no nazca del Agua y del Espíritu, no puede entrar al Reino de Dios.” Por lo tanto, se requiere nacer del Agua y del Espíritu, de la Palabra y del Espíritu Santo, creer la Palabra, el Evangelio y recibir a Cristo y ser bautizado en agua en el Nombre de Jesucristo, y recibir el Espíritu Santo, Cristo lo bautizará con Espíritu Santo y Fuego. Por lo tanto, todas las personas que todavía no han recibido a Cristo como su Salvador y han escuchado la predicación del Evangelio, han escuchado la Voz de Dios, de Cristo en esta ocasión. Por lo tanto: “Si oyes hoy Su Voz, no endurezcas tu corazón,” dice la Escritura. “*Despiértate, tú que duermes,* *Y levántate de los muertos,* *Y te alumbrará Cristo.”* Por lo tanto, Cristo es la única solución para ti, para que puedas vivir eternamente, despiértate a la realidad de que hay una Vida eterna para todos aquellos que reciben a Cristo como nuestro Salvador, y despierta y recibe a Cristo como tu Salvador para que tengas tu también Vida eterna, y puedas vivir con Cristo en Su Reino por toda la eternidad. El Rvdo. Miguel Bermúdez Marín estará orando por todas las personas que levantarán sus manos para recibir a Cristo como su Salvador personal, y Cristo los recibirá a ustedes, los perdonará, ustedes serán bautizados en agua en el Nombre de Jesucristo, y Cristo los bautizará con Espíritu Santo y Fuego y así ustedes obtendrán el nuevo nacimiento y ustedes habrán nacido de nuevo del Agua y del Espíritu, y tendrán Vida eterna. Nuestro tema ha sido: **“SEÑOR, AUMÉNTANOS LA FE.”** Para esta ocasión, para estos momentos ya está el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín con nosotros, para orar por todas las personas que levantarán sus manos para recibir a Cristo como su Salvador. “**SEÑOR, AUMÉNTANOS LA FE.”** Esa es la petición, cada uno pida lo mismo: **“SEÑOR, AUMÉNTANOS LA FE.”** En esta noche la fe ha sido aumentada en ustedes y en mí también, por lo tanto, los que en esta noche levanten sus manos para recibir a Cristo como su Salvador, el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín orará por ustedes. Dejo al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín con nosotros para orar por todos los que levantarán sus manos para recibir a Cristo como su Salvador. Muchas gracias por vuestra amable atención amables amigos y hermanos presentes, y que Cristo les continúe bendiciendo a todos. “**SEÑOR, AUMÉNTANOS LA FE.”**