--- title: 'Confirmados en la Fe' date: 2003-02-12 activity: 1 place: city: Ibagué state: Tolima country: CO duration: 00:00:00 public: false youtube: translations: files: --- Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Reciban todos saludos de mi esposa Erica, y también de mis niñas América y Yahannah Gabriela. También reciban saludos del Rvdo. Miguel Bermúdez Marín, quien no pudo estar entre nosotros por compromisos que tenía en Bogotá, pero que su corazón está con nosotros aquí. En esta noche leemos en Colosenses, capítulo 2, versos 6 al 7, donde San Pablo nos dice: “*Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él;* *arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias.”* Nuestro tema es: **“CONFIRMADOS EN LA FE.”** Toda persona desea vivir eternamente, y por consiguiente tiene que ser confirmado en la fe, en la fe de Jesús, en la fe cristiana. Cristo dijo en San Mateo, enseñando a Sus discípulos a quién el ser humano debe temer, El dijo que no temamos a los hombres que pueden matar el cuerpo, pero no pueden matar el alma y el espíritu. Aquí en San Mateo, capítulo 10, verso 20, Cristo nos habla de esto, diciéndonos... vamos a ver... y San Lucas, capítulo 12, verso 4, vamos a ver cuál conseguimos primero: “*Mas os digo, amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo, y después nada más pueden hacer.* *Pero os enseñaré a quién debéis temer: Temed a aquel que después de haber quitado la vida, tiene poder de echar en el infierno; sí, os digo, a éste temed.”* Aquí Cristo nos enseña a quién nosotros debemos temer: a Dios. El puede quitar nuestra vida física, y también luego puede echar en el infierno el alma y el espíritu de la persona, y luego en el juicio final condenar la persona por incrédulo y echarlo en el lago de fuego (que es la segunda muerte), donde serán exterminados todos los que no fueron confirmados en la fe del Señor Jesucristo. Por lo tanto necesitamos comprender que el justo vivirá por la fe, por la fe en Cristo Jesús es que la persona puede vivir eternamente. Cristo dijo en San Juan, capítulo 14, verso 6: “*Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.”* Nadie puede llegar a Dios a menos que sea a través de nuestro amado Señor Jesucristo, y por consiguiente nadie puede llegar al Reino de Dios a menos que sea por medio de Jesucristo nuestro Salvador, para lo cual necesita la persona recibir a Cristo como su Salvador, lavar sus pecados en la Sangre de Cristo, ser bautizado en agua en Su Nombre, y Cristo lo bautizará con Espíritu Santo y Fuego; y así la persona recibe el nuevo nacimiento, del cual Cristo le habló a Nicodemo en el capítulo 3 de San Juan, y le dijo que el que no nazca de nuevo, no nazca del agua y del Espíritu, no puede entrar al Reino de Dios. Y toda persona desea vivir eternamente, por lo cual necesita entrar al Reino de Dios. Y para entrar al Reino de Dios necesita nacer de nuevo, nacer del agua y del Espíritu; y para nacer del agua y del Espíritu necesita recibir a Cristo como su Salvador, necesita la fe de Jesucristo, y por consiguiente necesita ser confirmado en la fe, en la fe de Cristo. Por eso es que Cristo ordenó a Sus discípulos a ir por todo el mundo predicando el Evangelio. En San Lucas, capítulo 24, dice qué cosas tienen que ser predicadas cuando se predica el Evangelio a toda criatura. Capítulo 24, versos 46 de San Lucas, dice: “*Y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día;* *y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.* *Y vosotros sois testigos de estas cosas.”* **¿Qué hay que predicar entre todas las naciones?** El arrepentimiento y el perdón de los pecados, ¿en qué nombre? En el Nombre del Señor Jesucristo. “Porque no hay otro nombre dado a los hombres en que nosotros podamos ser salvos,” nos dice San Pedro en el capítulo 4, verso 17 del libro de los Hechos. Por lo tanto, no hay otro nombre, por lo tanto no se predica en otro nombre el arrepentimiento y el perdón de los pecados, sino en el Nombre del Señor Jesucristo, para que las personas puedan creer, porque la fe viene por el oír la Palabra de Dios, viene por el oír la predicación del Evangelio de Cristo; y así las personas creen y son confirmadas en la fe de Cristo, y son bautizadas en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo los bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y reciben el Espíritu Santo y obtienen así el nuevo nacimiento; esas personas han nacido del agua y del Espíritu. Por eso es que todo ser humano necesita ser confirmado en la fe, en la fe en Cristo Jesús, Señor nuestro, para poder obtener el nuevo nacimiento, y poder recibir salvación y Vida eterna. No busque el perdón de sus pecados en ninguna otra persona, sino en Jesucristo nuestro Salvador. Y nos dice que el arrepentimiento también se predica en el Nombre del Señor Jesucristo. Usted puede arrepentirse de sus pecados y contárselo a cualquier persona, pero esa persona no se los puede perdonar a usted, pero usted se arrepiente de sus pecados y los confiesa a Cristo, confesándolos a Cristo arrepentido de sus pecados, y Cristo lo perdona a usted y con Su Sangre lo limpia de todo pecado, y queda usted como si nunca en la vida hubiese pecado. ¿Ven? Porque el arrepentimiento y el perdón de los pecados se predica en el Nombre del Señor Jesucristo, para que las personas se arrepientan delante de Cristo recibiéndolo como su Salvador, y laven sus pecados en la Sangre de Cristo arrepentidos de sus pecados, y así sean confirmados en la fe. Toda persona desea vivir eternamente, y eso está correcto, porque el ser humano fue creado por Dios para vivir eternamente; por eso Dios lo creó a Su imagen y semejanza; y Dios es eterno, y Dios ha creado al ser humano a Su imagen y semejanza para que viva eternamente. En el Huerto del Edén el ser humano pecó ante Dios, y por consiguiente cayó de la Vida eterna; y de ahí en adelante todo ser humano que nace en la Tierra, nace sin Vida eterna, por consiguiente toda persona que nace en la Tierra, nace con muerte en él, viene para vivir una temporada de tiempo aquí en la Tierra y después morir. Pero detrás de todo este misterio de la vida del ser humano en la Tierra, hay un Programa Divino para toda persona que desea vivir eternamente, y es tan sencillo que hasta las personas que nunca han ido a la escuela lo pueden creer y pueden recibir Vida eterna. Cristo dijo: “El que oye mi Palabra y cree al que me envió, tiene Vida eterna.” Así que es un asunto de confirmar la fe en Jesús, que le sea confirmada la fe de Jesús a la persona, y esto lo obtiene al escuchar la predicación del Evangelio de Cristo. Ahora, toda persona que es confirmada en la fe tiene la bendición grande de tener Vida eterna, la cual es impartida por Cristo cuando la persona es confirmada en la fe de Cristo. Ahora, es muy importante para todo ser humano que entienda cuál es el futuro del ser humano. Solamente hay dos futuros para los seres humanos, y estando aquí en la Tierra es que la persona dice: “Yo quiero que éste sea mi futuro.” El que no le interesa la vida después de esta vida terrenal, dice: “A mí no me interesa nada, a mí lo que me interesa es trabajar aquí en la Tierra, hacerme de dinero y después no me importa qué será de mi vida después que yo me muera,” pues es bueno que esas personas sepan qué será de su vida después que mueran. En la parábola que Cristo dio del mendigo Lázaro y el rico, El habló algo ahí, a lo cual todo ser humano se tiene que enfrentar. Por lo tanto todo ser humano necesita saber qué será la vida qué tendrá después de esta vida terrenal, para que antes que termine sus días aquí en la Tierra sepa a qué atenerse luego que termine sus días aquí en la Tierra, para que no le tome por sorpresa lo que será su vida después de esta vida terrenal. Cristo hablando en San Lucas, capítulo 16, versos 19 en adelante, dice: “*Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez.* *Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquél, lleno de llagas,* *y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas.* *Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham.”* Y eso es lo que todo ser humano quiere que suceda cuando termine sus días aquí en la Tierra: que vengan los Ángeles de Dios y lo lleven al Cielo, al Paraíso. Lázaro (el mendigo) servía a Dios, amaba a Dios, su fe estaba confirmada en Dios. Ahora, vamos a ver lo que sucedió con el hombre rico cuando murió: “*...y murió también el rico, y fue sepultado* (no dice que los Ángeles de Dios vinieron para llevarlo al Paraíso, al seno de Abraham, vamos a ver a dónde fue llevado cuando murió)*.* *Y en el Hades* (que es el infierno, así que fue llevado al infierno. ¿Por quién fue llevado al infierno entonces? Por los ángeles caídos del diablo) *...Y en el Hades* (o sea, en el infierno) *alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno.”* En aquel tiempo el Paraíso o seno de Abraham lo podían ver desde el infierno y tenían un precipicio, una sima profunda que los dividía. Ya el Paraíso no está en ese lugar, cuando Cristo resucitó, resucitaron con Cristo los santos del Antiguo Testamento nos dice San Mateo, capítulo 27, verso 51 en adelante, y Cristo los llevó al Cielo, cuando ascendió al Cielo. Ahora, el Paraíso está en un lugar más alto que es la sexta dimensión. El infierno es la quinta dimensión donde fue el hombre rico. Ahora veamos lo que es luego, después de esta vida terrenal un hombre que era rico aquí en la Tierra; no es que sea malo ser rico, si es rico y busca a Dios y ha confirmado su fe en Dios, en Cristo, eso está bueno; pero si es rico y no ha confirmado su fe en Cristo, de nada le sirve su riqueza. Dice: “*Entonces él* (o sea, el hombre rico)*, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama.”* Vean la condición del hombre rico después que terminaron sus días aquí en la Tierra; por eso es que Cristo en San Mateo, capítulo 16, verso 26 en adelante, dice: “¿De qué le vale al hombre si ganare a todo el mundo y pierde su alma?” ¿De qué le habrá servido? De nada le sirvió vivir en esta Tierra y ser un hombre rico. El ser humano es alma, espíritu y cuerpo; cuando muere el cuerpo el ser humano no murió, lo que murió fue la casa terrenal que tenía la persona aquí en el planeta Tierra, pero la persona sigue viviendo en otra dimensión. Si no confirmó su fe en Cristo, entonces no puede ir al Paraíso donde están los Apóstoles y todos los santos de Dios del Nuevo Testamento. ¿Y a dónde entonces va? A donde fue el hombre rico: va al infierno, que es la quinta dimensión, en donde permanecerá hasta que Cristo los resucite luego del Reino Milenial para llevarlos delante del Trono Blanco en el juicio final, para ser juzgados por incrédulos y luego ser echados al lago de fuego que es la segunda muerte, donde serán aniquilados, exterminados en cuerpo, espíritu y alma, porque El es el que tiene el poder de matar no solamente el cuerpo, sino el espíritu y el alma de la persona también. ¿Y por qué El va hacer eso con todas esas personas que va a juzgar y va a condenar? Porque esas personas cuando vivieron en esta Tierra no quisieron confirmar su lugar en la Vida eterna, confirmando su fe en Cristo; y como no quisieron vivir eternamente, Cristo no los va a obligar a vivir eternamente en Su Reino, sino lo que esas personas escogieron fue el lago de fuego, escogieron la segunda muerte, no les importó vivir eternamente con Cristo en Su Reino. Con Cristo en Su Reino van a vivir todas aquellas personas que desean vivir con Cristo eternamente, y que Lo reciben como su Salvador y confirman su fe en Cristo. Así que, Cristo no obliga a ninguna persona, El dice, la Escritura dice: “He aquí yo pongo delante de ti la vida y la muerte (la bendición y la maldición); escoge la vida para que vivas tú y tu descendencia.” Por lo tanto, la persona tiene el derecho y la oportunidad de escoger la Vida eterna; como fue con Adán y Eva en el Huerto del Edén, donde Dios colocó delante de ellos el Árbol de la Vida eterna (que es Cristo), y colocó también el árbol de ciencia del bien y del mal, que es el árbol de la muerte, que es el diablo. Y por cuanto escogieron el árbol de ciencia del bien y del mal, entonces vino la muerte para el ser humano, perdieron el derecho a la Vida eterna y por consiguiente no pudieron vivir eternamente en el cuerpo físico que Dios les había otorgado. Y así es para todo ser humano: el que no confirma su fe en Cristo, para vivir eternamente con Cristo, pues no vivirá con Cristo eternamente, será juzgado, condenado y echado en el lago de fuego en el juicio final, y en el lago de fuego dejará de existir en cuerpo, en espíritu y en alma también. Lo más importante que usted y yo tenemos es el alma, eso es lo que en realidad es usted y soy yo: somos almas vivientes. El cuerpo que tenemos es una casa terrenal donde vivimos, porque Dios nos ha dado la oportunidad y privilegio de venir a este planeta Tierra para vivir una temporada muy corta, muy corta comparada a lo que es la Vida eterna. ¿Para qué nos ha dado esa oportunidad? Para que nosotros confirmemos nuestra fe en Cristo y podamos vivir eternamente. Por lo tanto, aquí en esta dimensión terrenal y en este tiempo tan corto que Dios nos da para vivir en estos cuerpos mortales, es que usted y yo hacemos nuestra decisión: si queremos vivir eternamente o nos conformamos con unos cortos años en este cuerpo de carne, en donde pasamos muchas situaciones difíciles y en donde no tenemos todo lo que nosotros deseamos tener. Si usted se conforma con esa clase de vida terrenal y esos poquitos años, usted está defraudando su alma, usted mismo se está defraudando, porque usted tiene la oportunidad de escoger el Árbol de la Vida que es Cristo, para vivir eternamente en Su Reino, y vivir feliz y vivir joven por toda la eternidad, lo cual va a suceder cuando Cristo complete Su Iglesia y se levante del Trono del Padre, entonces El tomará el Título de Propiedad que es el Libro de la Vida del Cordero, y resucitará a los muertos creyentes en El en cuerpos glorificados, cuerpos nuevos y eternos, y a nosotros los que vivimos que habremos confirmado nuestra fe en Cristo, nos transformará, y entonces tendremos un nuevo cuerpo físico eterno, inmortal, joven y glorificado, igual al cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo. Cuando Cristo fue a resucitar a Lázaro, con lo cual El daría un ejemplo de lo que El va a hacer con todos los creyentes en El que han muerto físicamente, El dijo que el que cree en El no morirá eternamente; por lo tanto El va a allí a mostrar lo que luego El va a hacer con todos los creyentes en Cristo que han muerto en diferentes tiempos: los va a resucitar como resucitó a Lázaro (el hermano de Marta y María). Vean, en San Juan, capítulo 11, verso 23 en adelante, Cristo hablando con Marta, dice: “*Jesús le dijo: Tu hermano resucitará.* *Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero.* *Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.* *Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?* *Le dijo: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo.”* Y esa pregunta que El hizo: “¿crees esto?,” nosotros también la contestamos diciéndole al Señor: “Sí Señor, nosotros creemos que el que cree en Ti aunque esté muerto vivirá,” porque Cristo lo resucitará en el Día Postrero; y aún más, cuando el creyente en Cristo muere, lo que muere es su cuerpo físico, pero es él llevado por los Ángeles al Paraíso, donde ya no tendrá más problemas, la persona sigue viviendo en alma y en espíritu. Vivir en espíritu es vivir en un cuerpo espiritual llamado espíritu, un cuerpo angelical que recibe la persona creyente en Cristo cuando nace de nuevo. Cristo dijo hablando de los creyentes en El representados en los niños, dijo que “los Ángeles de estos pequeñitos ven el rostro de mi Padre cada día.” Cada creyente en Cristo tiene su Ángel, el Ángel guardián que es su cuerpo angelical; cuando muere físicamente se va a vivir o sigue viviendo, pero en otra dimensión llamada la sexta dimensión, que es el Paraíso, y allí espera sin tener que madrugar para ir a trabajar, porque allí no se va a trabajar, no hay fábricas, allí ni se come tampoco, porque un cuerpo espiritual, un espíritu no come, allí no duermen, porque en el cuerpo angelical no hay sueño, allí tampoco hay noche, todo es luz y es amor y felicidad, así es el Paraíso en el Nuevo Testamento, donde van los creyentes en Cristo que han confirmado su fe en Cristo, que Lo han recibido como su Salvador. Ahora, Cristo ha dicho: “El que vive y cree en mí, no morirá eternamente,” ¿ven?, físicamente su cuerpo muere, pero Cristo lo resucitará en un nuevo cuerpo, eterno y joven para toda la eternidad, un cuerpo glorificado, como el cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo. Por eso San Pablo hablándonos de esta bendición tan grande que Cristo tiene para todos los creyentes en El, dice en Filipenses, capítulo 3, verso 20 al 21: “*Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;* *el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya...”* ¿Ven? El va a transformar este cuerpo mortal para que sea semejante a Su cuerpo glorificado, sea semejante al cuerpo de la gloria Suya. ¿Cómo lo va hacer? Dice: *“...por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.”* Con ese poder El va a transformar nuestros cuerpos, a nosotros los que vivimos si permanecemos vivos hasta ese momento, y para los muertos en Cristo El los va a resucitar en un cuerpo nuevo y eterno y glorificado, y entonces seremos inmortales físicamente, seremos iguales a Cristo: con cuerpos glorificados, seremos a imagen y semejanza de Jesucristo nuestro Salvador. Ahora, hemos visto lo que será el futuro de los creyentes en Cristo, aún más, dice el libro del Apocalipsis, en el capítulo 20, hablando de los creyentes en Cristo, capítulo 20, versos 4 al 6, dice: “*Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años.* *Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección.* *Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años.”* Esto es el futuro para todos los creyentes en Cristo, para los que han confirmado su fe en Cristo. Y ahora, veamos lo que será el futuro de los que no han confirmado su fe en Cristo. Veamos aquí en el libro del Apocalipsis, en este mismo capítulo 20, vamos a ver también lo que será del diablo, el cual se rebeló en contra de Dios, por lo tanto él tampoco confirmó su fe en Cristo. Dice: “*Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión,* *y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla; el número de los cuales es como la arena del mar.* *Y subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada; y de Dios descendió fuego del cielo, y los consumió.”* Después de terminado el tiempo del Reino Milenial, el diablo que estaba atado por mil años será suelto, ¿por qué? Porque van a ser resucitados todos los que vivieron en este planeta Tierra y no fueron resucitados en la primera resurrección. Y a esas personas luego el diablo los va a engañar y va a tratar de dar un golpe de estado a Cristo y Su Reino. El Trono de Cristo estará en Jerusalén, por eso rodean la santa ciudad de Jerusalén para darle un golpe de estado a Cristo y destronarlo, y entonces el diablo apoderarse del Reino, pero de Dios desciende fuego del Cielo y los destruye a todos: “*Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.”* Ahí podemos ver lo que es el futuro del falso profeta y de la bestia, y del diablo: su futuro está en el lago de fuego, que es la segunda muerte, y luego viene el juicio final. Dice: “*Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos.* *Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras.* *Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras.* *Y la muerte y el Hades* (o sea, la muerte y el infierno. El Hades es el infierno) *...Y la muerte y el infierno fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda.* *Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.”* Ese es el futuro de los que no han confirmado su fe en Cristo. Y ahora, la pregunta es: ¿Cuál es el futuro suyo? ¿Cuál usted desea que sea su futuro: en el lago de fuego o en el Reino de Cristo? Pues todos queremos que nuestro futuro sea con Cristo en Su Reino por el milenio y por toda la eternidad. No queremos ir al lago de fuego, donde va a ser echado el diablo, la bestia y el falso profeta, y todos los incrédulos que no creyeron en Cristo y no confirmaron su fe en Cristo. Ahora, hemos visto el porqué se requiere que todo ser humano confirme su fe en Cristo. No hay otra forma para el ser humano vivir eternamente, por lo tanto todo ser humano debe estar confirmando su fe en Cristo; y Cristo ha estado confirmando Su Pacto: el Nuevo Pacto, a Su Iglesia de edad en edad, y ha estado llamando y juntando Sus ovejas en Su Redil, que es Su Iglesia. Y esas personas que han escuchado la Voz de Cristo y Lo han recibido como su Salvador, son las ovejas que el Padre le dio a Cristo, el Buen Pastor, para que les dé Vida eterna, esas son las personas que han confirmado su fe en Cristo. Y ahora, hemos visto que el propósito de vivir en este planeta Tierra es para confirmar nuestra fe en Cristo, para que así seamos creyentes en Cristo, nacidos de nuevo del agua y del Espíritu, y así tengamos Vida eterna, y así estemos conscientes que nuestro futuro es el Reino de Cristo, vivir con Cristo por el milenio y por toda la eternidad. Y si físicamente usted muere no tiene ningún problema, así como Dios envió Ángeles para llevar a Lázaro al seno de Abraham, Dios envía Ángeles para llevar a los creyentes en Cristo al Paraíso, donde están los Apóstoles y todos los creyentes de edades pasadas. Cuando el Profeta Moisés murió, también Dios envió Ángeles, envió al Arcángel Miguel, y Miguel (el Arcángel) con Su ejército se encargaron del Profeta Moisés. Y cada uno de ustedes y yo también queremos que si nuestro cuerpo físico muere, Dios envíe Ángeles a nosotros para que nos lleven al Paraíso, lleven nuestra alma y nuestro espíritu al Paraíso, que es la sexta dimensión, donde están todos los santos de Dios del pasado.(hasta aqui ) Nadie quiere morir y ser llevado por los espíritus malos del diablo al infierno, nadie quiere ir al infierno cuando muera, todos queremos ir al Paraíso de Dios, por lo cual todos entonces necesitamos confirmar nuestra fe en Cristo. Toda persona tiene que estar en esta Tierra con su fe confirmada en Cristo, como un creyente en Cristo nacido de nuevo del agua y del espíritu, y por consiguiente colocado en el Cuerpo Místico de Cristo, que es la Iglesia del Señor Jesucristo. Cristo es el Grano de Trigo que fue sembrado en tierra ¿para qué? Cristo dijo: “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, él solo queda; pero si cae en tierra y muere, mucho fruto lleva.” Cristo, el Hijo del Hombre es ese Grano de Trigo. Si El no moría El estaría en la Tierra viviendo, pero ningún otro ser humano estaría viviendo en la Tierra, sería el ser más solitario que existiría, porque solamente El quedaría, porque El no tenía pecado, y Dios destruiría la raza humana por su pecado, pero a Jesús no lo podía destruir porque no tenía pecado. Para poder Cristo morir, tenía que tener pecado, cuando El tomó nuestros pecados entonces vino a ser mortal, se hizo mortal, para El así quitar nuestros pecados y así justificarnos a nosotros, dejarnos a nosotros como si nunca en la vida hubiésemos pecado. Por la fe en Cristo se opera el milagro de ser quitado nuestros pecados por la Sangre de Cristo nuestro Salvador, ya El lo realizó en la Cruz del Calvario, y cuando la persona recibe a Cristo arrepentido de sus pecados, entonces se materializa en la persona, se hace efectivo ese Sacrificio en la persona. Por lo tanto ya El llevó a cabo el Sacrificio, le toca a cada persona confirmar su fe en Cristo, para que sus pecados sean perdonados y sea limpiado de todo pecado con la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador, y sea reconciliado con Dios; esto está mostrado en el Antiguo Testamento en la fiesta de la expiación, que se efectuaba el día diez del mes séptimo de cada año, conforme a Levítico, capítulo 23, versos 26 en adelante, donde se sacrificaba un macho cabrío y en donde el sumo sacerdote tomaba en una vasija la sangre del macho cabrío y entraba en el templo hasta el lugar santísimo, y esparcía con su dedo siete veces sobre el propiciatorio. Mientras se efectuaba ese día de la expiación (el día diez del mes séptimo de cada año), toda persona estaba llamada a estar arrepentida de sus pecados y pedirle perdón a Dios por haber pecado contra Dios. El que no lo hacía así, no recibía el perdón de sus pecados, aunque el sacrificio por el pecado era realizado y el sumo sacerdote entraba al lugar santísimo. Vean, Levítico, capítulo 23, verso 26 en adelante, dice: “*También habló Jehová a Moisés, diciendo:* *A los diez días de este mes séptimo será el día de expiación; tendréis santa convocación, y afligiréis vuestras almas, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová.(desde aqui sin audio)* *Ningún trabajo haréis en este día; porque es día de expiación, para reconciliaros delante de Jehová vuestro Dios.* *Porque toda persona que no se afligiere en este mismo día, será cortada de su pueblo.”* Ese era el día para obtener el perdón de los pecados y ser reconciliados con Dios por un año más. ¿Por qué era por un año solamente? Porque los animales no son perfectos, porque no tienen alma, y por consiguiente la sangre de un animal no es perfecta, por consiguiente eso era el tipo y figura de Cristo y Su Sacrificio en la Cruz del Calvario, el Cordero perfecto, con la Sangre perfecta para un Sacrificio perfecto. No se tendrían que hacer más sacrificios por el pecado, porque con el Sacrificio que Cristo hizo en la Cruz del Calvario basta, porque es un Sacrificio perfecto. Y ahora, ya Dios no acepta sacrificios de animalitos, ni tampoco para el perdón de los pecados, tampoco tiene valor alguno que la persona sea buena. Todos al ser descendientes de Adán y Eva, todos hemos pecado cuando Adán y Eva pecaron, y también nosotros mismos hemos pecado, y es de nuestros propios pecados que nosotros tenemos que arrepentirnos. Ahora, se requiere en el Nuevo Testamento ya no sacrificios de animalitos, sino el Sacrificio de Cristo y Su Sangre para limpiarnos de todo pecado. Ahora, ya el sumo sacerdote del templo terrenal ya no tiene ninguna labor para llevar a cabo en el lugar santísimo llevando sangre de un animalito, porque solamente eso era el tipo y figura de lo que iba a suceder en el Templo Celestial, del cual Jesucristo es el Sumo Sacerdote, por eso tuvo que venir aquí, realizar el Sacrificio por el pecado y luego ascender al Cielo victorioso después que resucitó, y llevar allá Su propia Sangre para hacer Intercesión por nosotros en el Cielo, en el Templo Celestial. Cuando una persona recibe a Cristo como Su Salvador, lava sus pecados en la Sangre de Cristo y es bautizado en agua en Su Nombre, Cristo allá en el Cielo está haciendo Intercesión por esa persona, como lo hacía el sumo sacerdote en el templo terrenal; y la persona obtiene el perdón de sus pecados y es reconciliada con Dios.(hasta aqui) Ahora, vean cómo es reconciliada con Dios toda persona que recibe a Cristo como su Salvador, por eso es tan importante confirmar nuestra fe en Cristo, dando testimonio que creemos en Cristo y Su Sacrificio en la Cruz del Calvario, y que Lo recibimos como nuestro único y suficiente Salvador. En Romanos, capítulo 5, verso 8 en adelante, dice: “*Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.* *Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira.* *Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.* *Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación.”* Hemos sido reconciliados con Dios por medio de Jesucristo nuestro Salvador, por eso en la predicación del evangelio Cristo ordenó lo siguiente: en San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16: “*Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.* *El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere será condenado.”* ¿Ven que es un asunto de fe en Cristo?, creer en Jesucristo como nuestro único y suficiente Salvador. Ninguna otra persona lo puede salvar a usted de sus pecados, ni a mí tampoco, solamente Jesucristo, el Hijo de Dios. El que creyere en Jesucristo, el Hijo de Dios como su Salvador será salvo, el que creyere y fuere bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo será salvo; pero el que no crea, pues será condenado; y ya hemos visto lo que será el futuro de los que no crean: será el lago de fuego. Hemos visto también cuál es el futuro para los creyentes en Cristo que han confirmado su fe en Cristo: será el Cielo, será vivir con Cristo en Su Reino por toda la eternidad. Y ahora, ¿cuántos saben que su futuro es el Cielo, vivir con Cristo en Su Reino? Les voy a decir porqué ustedes saben que ese es el futuro de ustedes: es porque ustedes han confirmado su fe en Cristo, porque no hay otra forma para usted poder llegar al Cielo y vivir con Cristo por toda la eternidad en Su Reino. Cristo dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; y nadie viene al Padre sino por mí.” El es la Puerta para entrar al Reino de Dios. Y ahora, los que no han confirmado su fe en Cristo, su futuro ya hemos visto que será el lago de fuego que es la segunda muerte, donde serán aniquilados, exterminados en cuerpo, en espíritu y en alma. ¿Pero qué podrá hacer una persona que se encuentra en esa situación: que su futuro será el lago de fuego (si está vivo todavía)? Tiene una solución: reciba a Cristo como su Salvador arrepentido de sus pecados, y Cristo lo perdonará, y Cristo con Su Sangre lo limpiará de todo pecado y será usted bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo lo bautizará con Espíritu Santo y Fuego, y entonces su futuro cambia del lago de fuego al Cielo, y eso sí que es un buen cambio, y eso sí que es actuar inteligentemente mientras vive usted aquí en la Tierra. Ese es el mejor negocio que usted puede hacer: recibir a Cristo como su Salvador, confirmar su fe en Cristo. San Pedro predicando el Día de Pentecostés, dijo en el capítulo 2, verso 36 en adelante: “*Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.* *Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?* *Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.* *Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.* *Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.* *Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.”* Como tres mil personas creyeron la predicación del evangelio y fueron bautizados, porque recibieron a Cristo como su Salvador, y fueron añadidos a la Iglesia como tres mil personas. En el capítulo 4 también, verso 12 del libro de los Hechos, San Pedro dice: “*Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.”* No hay otro nombre, el nombre es “Señor Jesucristo.” Por lo tanto, los que no han confirmado todavía su fe en Cristo, tienen la oportunidad en esta noche de confirmar su fe en Cristo, recibiendo a Cristo como su Salvador, lavando sus pecados en la Sangre de Cristo, siendo bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo lo bautizará con Espíritu Santo y Fuego, y así obtendrán el nuevo nacimiento, y así su futuro será el Cielo, el Reino de Dios con Cristo por toda la eternidad. “El que vive y cree en mí no morirá eternamente,” dijo nuestro amado Señor Jesucristo en San Juan, capítulo 11, a Marta (la hermana de Lázaro). Por lo tanto, el secreto para vivir eternamente en el Reino de Dios es creer en nuestro amado Señor Jesucristo, es confirmar su fe en Cristo, por lo tanto toda persona que viene a la Tierra ha venido para confirmar su fe en Cristo, y así que no se le escape la Vida eterna que Cristo tiene disponible para toda persona. No podemos dejar que se nos escape la Vida eterna, es única oportunidad la que tenemos cuando vivimos en este planeta Tierra.(desde aqui sin audio hasta el final) Por lo tanto en esta noche todos los que desean confirmar su fe en Cristo y no lo han hecho anteriormente lo pueden hacer levantando sus manos en esta noche para orar por ustedes. Por *aquí* ¿cuántas personas quieren confirmar su fe en Cristo que nunca lo han hecho en su vida?, y *acá* ¿cuántos quieren confirmar su fe en Cristo? De confirmar su fe en Cristo depende su futuro, el futuro en el Reino de Dios es confirmando nuestra fe en Cristo. Por *acá* los que desean confirmar su fe en Cristo que no lo han hecho en otra ocasión, lo pueden hacer también, pueden para estar juntitos *acá*, pueden pasar *acá* al frente y estaré orando por ustedes para que así ustedes estén dando un testimonio público de que ustedes están confirmando su fe en Cristo. Cristo dijo: “El que me confesare delante de los hombres, yo le confesaré delante de mi Padre y de Sus Ángeles,” o sea, que es una confesión pública la que se hace cuando confirmamos nuestra fe en Cristo. Como cuando una pareja de novios se casan, dan testimonio público cuando el ministro los casa; así también cuando nos unimos a Cristo colocando nuestra fe en Cristo, es un testimonio público de que estamos confirmando nuestra fe en Cristo nuestro Salvador. Pueden seguir pasando *acá* al frente para orar por todos ustedes que en esta noche desean confirmar su fe en Cristo, desean dar testimonio de que han creído en Jesucristo como su único y suficiente Salvador. Es que no hay otro nombre en el cual podamos ser salvos, es que no hay otro Salvador, solamente Jesucristo, el Hijo de Dios. Por lo tanto, no hay otra persona en el cual nosotros podamos confirmar nuestra fe y que podamos tener Vida eterna, solamente confirmando nuestra fe en Cristo es que obtenemos salvación y Vida eterna. ¿Vieron lo sencillo que es obtener salvación y Vida eterna, y tener un futuro hermoso: el futuro de vivir en el Reino de Dios con Cristo por toda la eternidad? Es por la fe en Cristo, confirmando nuestra fe en Cristo; y eso es lo que en esta noche ustedes están haciendo: están confirmando su fe en Cristo. Todavía están viniendo más personas por *acá*... vamos a ver si falta alguien más que desea confirmar su fe en Cristo, todavía vienen más personas, por eso todavía no hemos comenzado a orar por ustedes, es que estamos conscientes de que estamos viviendo en el tiempo final, en donde están entrando los últimos al Reino de Cristo, y están así confirmando su fe en Cristo, porque esa es la forma para entrar al Reino de Cristo. ¿Falta alguien más *acá*? *Aquí* vienen más personas que desean confirmar su fe en Cristo. También los jovencitos de diez, doce, trece y catorce y quince años, también pueden confirmar su fe en Cristo. Todavía están pasando más personas; es que este es un tiempo muy glorioso, es un tiempo muy importante en que Dios le está dando la oportunidad a los seres humanos de confirmar su fe en Cristo. Vamos ya a orar por ustedes para que su fe en Cristo siendo confirmada sea reconocida por Cristo, y Cristo le muestre al Padre que ustedes están confirmando su fe en El; y así como hacia intercesión el sumo sacerdote en la Tierra, El está haciendo en el Cielo por cada uno de ustedes, y los está reconciliando con Dios y les está dando Vida eterna, los está restaurando a la Vida eterna. Vamos ya a orar; todavía vienen más personas, tenemos que esperar por ellos, Cristo ha estado esperando por todos los que confirmarían su fe en El, y ya lleva cerca de dos mil años y cada año miles de personas han estado confirmando su fe en Cristo, y ustedes en esta noche son parte de los que están confirmando su fe en Cristo en esta noche. Es que no hay nada más importante que Cristo, y recibirlo como nuestro Salvador es la decisión más grande que un ser humano puede hacer; y esa es la que ustedes están haciendo en esta noche, es la decisión más grande de su vida, no hay otra decisión más grande que la decisión de recibir a Cristo como nuestro Salvador, y eso es confirmar nuestra fe en Cristo. Todavía siguen pasando más personas, por eso todavía estamos esperando que lleguen ya los últimos que estarán confirmando su fe en Cristo. Si falta alguien más *acá*, puede venir, y *acá* si falta alguien más o *acá*, puede venir también y ya vamos a orar por todos ustedes para que Cristo reconozca la fe de cada uno de ustedes, su fe en El. Aquí en Ibagué, vean ustedes, hay muchas personas que quieren confirmar su fe en Cristo, es que no hay otro Salvador, no hay otro que pueda perdonar nuestros pecados, no hay otro nombre dado a los hombres en que podamos ser salvos; y nosotros queremos ser salvos y vivir eternamente con Cristo en Su Reino. Vamos a inclinar nuestros rostros para orar a Cristo, para que Cristo reconozca nuestra fe, y les reciba y El sea vuestro Salvador suficiente. Oremos a Dios: ***Padre nuestro que estás en el Cielo, vengo a Ti en el Nombre del Señor Jesucristo, y traigo ante Tu presencia todas estas personas que arrepentidos de sus pecados vienen a Ti, para que Tú perdones sus pecados y los limpies con Tu Sangre preciosa, y los justifiques, los dejes como si nunca en la vida hubiesen pecado.*** ***Ellos vienen a Ti, con su fe puesta en Ti, te reciben Señor Jesucristo como su único y suficiente Salvador.*** ***Ellos te han recibido, y ahora yo te ruego que Tú los recibas a ellos, los aceptes, aceptes la fe de ellos puesta en Ti, y te ruego perdones sus pecados, los limpies con Tu Sangre preciosa.*** ***Y Señor, te ruego que cuando sean bautizados en agua, Tú los bautices también con Espíritu Santo y Fuego, porque así está prometido en la Escritura. Tú lo prometiste: que darías el bautismo del Espíritu Santo y Fuego a todos los creyentes en Ti.*** ***Por lo tanto yo pido para ellos que Tú aceptes la fe de ellos puesta en Ti, y les bautices en Espíritu Santo cuando ellos sean bautizados en agua; y que sean añadidos a Tu Iglesia y vengan así a formar parte de Tu Cuerpo Místico de creyentes, y tengan así su futuro asegurado contigo en Tu Reino.*** ***Dios Eterno, en Tus manos los encomiendo a ellos y te ruego los bendigas y los ayudes todos los días de su vida para vivir sirviéndote a Ti todos los días de su vida terrenal, viviendo dentro de Tu Iglesia, Tu Cuerpo Místico de creyentes, manteniendo su fe puesta en Ti, y así manteniendo su fe confirmada en Ti.*** ***Padre Celestial, Dios Eterno, te lo ruego todo en el Nombre del Señor Jesucristo, nuestro Salvador. Amén y amén.*** Fue para mí una bendición y privilegio grande presentarlos a ustedes ante la presencia de Cristo, para que Cristo viera la fe de ustedes puesta en El y aceptara vuestra fe, y por consiguiente los aceptara a todos ustedes, y perdonara vuestros pecados y los limpiara de todo pecado. El eunuco, al cual le predicó Felipe le habló acerca de Cristo, luego cuando iban en el carro del eunuco llegaron a un cierto lugar donde el eunuco vio que había agua, y dijo: “He aquí agua, ¿qué impide que yo sea bautizado?,” Felipe le dijo: “Si crees, bien puedes,” y entonces bajaron a las aguas y Felipe bautizó al eunuco, y luego regresó el eunuco a su tierra feliz, lleno de la bendición de Cristo. Luego de la persona creer en Cristo, poner su fe en Cristo, confirmar su fe en Cristo, recibir a Cristo como su Salvador, luego el próximo paso es ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo; por eso cuando el eunuco vio agua, dijo: “He aquí agua, ¿qué impide?” ¿Y cuándo habrá agua en la cual puedan ser bautizados todos los que han creído en esta noche? Me dicen que aquí hay agua; por lo tanto ¿qué impide que ellos sean bautizados? Nada impide que ustedes sean bautizados, Cristo dijo: “El que creyere (y ya ustedes han creído) y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere será condenado.” El que no cree pues tampoco se bautiza, se bautizan los que creen en nuestro amado Señor Jesucristo como su Salvador, y confirman su fe en Cristo. Así que, *aquí* hay agua y *acá* también, por lo tanto nada impide que ustedes sean bautizados y cumplan así el mandato de Cristo: “el que creyere y fuere bautizado será salvo.” Ya creyeron, y ahora les falta ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo los bautizará con Espíritu Santo y Fuego, y obtendrán el nuevo nacimiento, y así nacerán en el Reino de Cristo. Dejo nuevamente al reverendo, ministro aquí en Ibagué, para que les diga cómo van a hacer para ser bautizados y por donde van a ir para ser bautizados. ¿Y tienen ropas también? Tienen ropas también para usar para los bautismos. Así que aquí tienen todo lo que ustedes necesitaban para creer en Cristo, recibirlo como su Salvador, confirmar su fe en Cristo y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Dejo nuevamente al ministro aquí, para continuar y explicarles cómo hacer para ser bautizados. **Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, nuestro Salvador, sean sobre todos ustedes, y Cristo los bautice con Espíritu Santo y Fuego luego que sean bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.** “**CONFIRMADOS EN LA FE.”**