--- title: 'Aquél que sigue un Profeta' date: 2002-12-02 activity: 1 place: city: Adamantina state: São Paulo country: BR duration: 01:53:00 public: false youtube: translations: files: --- Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Reciban también saludos de mi esposa Erica (la cuál pueden ver *aquí*) y de mis niñas América y Yahannah Gabriela; aquí también la tienen, ya cumplió un año y ya comenzó a caminar, y no hay quien la detenga ya; así son los niños. Y en lo espiritual cuando una persona llega a obtener el conocimiento del Programa de Dios, comienza a caminar en él y no hay quién la detenga. Ahora, vamos a leer en el evangelio según San Mateo, capítulo 10, verso 41 al 42, dice Cristo: “*El que recibe a un profeta por cuanto es profeta, recompensa de profeta recibirá; y el que recibe a un justo por cuanto es justo, recompensa de justo recibirá.* *Y cualquiera que dé a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, por cuanto es discípulo, de cierto os digo que no perderá su recompensa.”* “**EL QUE SIGUE UN PROFETA.”** Ese es nuestro tema para esta ocasión. Y ahora, el pueblo que sigue a un Profeta, a un Profeta enviado por Dios; porque hay falsos profetas; pero un Profeta enviado por Dios, el pueblo que lo sigue es el pueblo de Dios, y las personas que lo siguen son los hijos e hijas de Dios. A un falso profeta lo siguen muchas personas, pero a un Profeta de Dios enviado, lo sigue el pueblo de Dios y por consiguiente los miembros del pueblo de Dios. Algunas personas han pensado que ya no habrán más Profetas en medio del pueblo de Dios, porque algunas veces piensan que eso era para el Antiguo Testamento, y algunos al leer cierta Escritura piensan que ya no habrá más profetas. Pero veamos la Escritura con la cual piensan que Dios no enviará más profetas, San Mateo, capítulo 11, verso 9 en adelante, dice: “*Pero ¿qué salisteis a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo, y más que profeta* (está hablando de Juan el Bautista)*.* *Porque éste es de quien está escrito:* *He aquí, yo envío mi mensajero delante de tu faz, El cual preparará tu camino delante de ti.* *De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él.”* Cualquier persona nacida en el Reino de los Cielos es mayor que Juan el Bautista. Juan el Bautista pertenece al pueblo de los siervos, que es el pueblo hebreo. Pero toda persona nacida en el Reino de Dios, nacida en el Reino de los Cielos, nacida en la Iglesia del Señor Jesucristo, pertenece a los hijos e hijas de Dios. ¿Y qué es mayor, un hijo o un siervo? Un hijo es mayor. Por ejemplo, cuando nació Isaac en la casa de Abraham y Sara, Abraham tenía un siervo muy grande llamado Eliezer, era el siervo principal, a tal grado que Abraham estaba preocupado, porque si Abraham no llegaba a tener hijo, lo iba a heredar su siervo Eliezer que había nacido en la casa; pero no heredará el hijo de la sierva con el hijo de la libre. En palabras más claras: no heredarán los siervos con los hijos de Dios. Por lo tanto, la herencia de los hijos de Dios es la herencia de Dios. Ahora, los siervos no tienen esa bendición. Vean ustedes, cuando nació Isaac en la casa de Abraham y Sara, ese bebé llorando allí, lo colocamos cerca de Eliezer, que era el siervo más grande de la casa de Abraham, y cualquier persona podría decir: “Este niño tan pequeño tiene el privilegio de estar frente al siervo más grande que Abraham tiene.” Y cuando lo tomaba en los brazos podían decir las personas: “Ese niñito, que privilegio grande tiene, estar en los brazos del siervo mayor que Abraham tiene.” Eso sería mirar las cosas en forma incorrecta. Pero vamos a verlas en forma correcta: Una persona con revelación divina, podía decir: “Que privilegio grande tiene el siervo de Abraham, que está frente al hijo de Abraham, al heredero de Abraham, está frente a su señor, porque Isaac es el hijo de su señor.” Por lo tanto, cuando Abraham muera, si todavía está vivo Eliezer, ¿de quién será siervo? De Isaac, pero nunca Isaac será siervo de Eliezer. Ahora, el privilegio grande lo tenía Eliezer, de poder estar frente al hijo de Abraham, al heredero; y cuando lo tomaba en los brazos le era permitido el privilegio de tomar en los brazos al heredero de Abraham, que tipifica a Cristo. Ahora, podemos ver la forma correcta de comprender las cosas. Y ahora, ¿quién es mayor, un hijo o un siervo? Un hijo es mayor. Y en el Reino de Dios los hijos e hijas de Dios son mayores que los siervos de Dios, los siervos de Dios es el pueblo hebreo, y todos los Profetas del pueblo hebreo son siervos de Dios, pertenecen al pueblo de los siervos de Dios. Pero todos los miembros de la Iglesia de Jesucristo pertenecen a los hijos e hijas de Dios, pertenecen al Reino de los Cielos, son el Israel Celestial, compuesto por los hijos de Dios. Así como Dios envió al Israel terrenal Profetas de entre los siervos de Dios, ahora Dios envía Profetas, y apóstoles, y evangelistas, y pastores, y maestros al pueblo Celestial de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo, compuesta por los redimidos del Señor Jesucristo. Veamos el capítulo 23 de San Mateo, luego continuáremos el pasaje que estamos estudiando, capítulo 23, verso 34 al 36, dice Cristo: “*Por tanto, he aquí yo os envío profetas y sabios y escribas; y de ellos, a unos mataréis y crucificaréis, y a otros azotaréis en vuestras sinagogas, y perseguiréis de ciudad en ciudad.”* Podemos ver que Cristo dijo que enviará Profetas, y enviará sabios, y enviará escribas, pero los van a perseguir. Miren cómo persiguieron a Pedro y a los Apóstoles, miren cómo persiguieron a la Iglesia primitiva, y luego a través de las diferentes edades han perseguido a la Iglesia del Señor Jesucristo, y no solamente el pueblo hebreo la ha perseguido, sino que los romanos también, la persiguieron y la masacraron en diferentes etapas, y también muchas otras naciones. Ahora, podemos ver que en la Iglesia del Señor Jesucristo, Cristo dijo que iba enviar profetas, sabios y escribas y van a matarlos, los van a perseguir y así por el estilo, lo mismo que hacían en el Antiguo Testamento los que no creían y no seguían al Profeta que Dios enviaba para cada ocasión. Aun el mismo pueblo hebreo cuando estaba viajando por el desierto, en diez ocasiones por poco apedrea a Moisés, porque por diez ocasiones se revelaron en contra de Dios, y por consiguiente en contra del Profeta de Dios; porque cuando se levantaban en contra del profeta de Dios se estaban levantado en contra de Dios, porque Dios estaba en el Profeta que El había enviado, y por consiguiente levantarse en contra del Profeta que Dios envió era levantarse en contra de Dios. Ahora vean aquí, en Efesios, capítulo 4, verso 8 en adelante, dice: “*Por lo cual dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad,* *Y dio dones a los hombres.* *Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra?”* O sea, que había descendido al infierno y había predicado a los espíritus encarcelados que fueron desobedientes en el tiempo de Noé. De eso nos habla, \*Efesios, capítulo 4, verso 10 en adelante: “*El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo.* *Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros,* *a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo.”* El Cuerpo de Cristo es Su Iglesia, ese es el Cuerpo Místico de creyentes, y está siendo edificado ese Cuerpo Místico de creyentes como un Templo Espiritual, para Dios morar en él en toda Su plenitud. De edad en edad Cristo llama y junta a Sus escogidos de cada edad, los coloca ¿dónde? En Su Templo Espiritual, que es Su Iglesia, Su Cuerpo Místico de creyentes, para lo cual envía un Mensajero en cada edad en el territorio donde tiene que surgir el llamado de Dios, y de ahí se extiende a otras naciones y continentes, y el que es de Dios, la Voz de Dios oye, escucha la Voz de Cristo, la Voz del Espíritu Santo a través de ese Mensajero, y así son llamados y juntados los escogidos de Dios, las ovejas del Señor, de las cuales El dijo: “También tengo otras ovejas que no son de este Redil, aquellas también debo traer, y oirán mi Voz y habrá un Rebaño y un Pastor.” ¿Cómo van a escuchar la Voz de Cristo? A través del Espíritu Santo hablando por medio del Mensajero de cada edad, y Cristo con Su cuerpo físico glorificado está en el Cielo en el Templo Celestial, en el Lugar Santísimo, como Sumo Sacerdote, haciendo Intercesión con Su propia Sangre por todas las personas que lo recibirán como su Salvador. Esas personas al recibir a Cristo como su Salvador, arrepentidos de sus pecados, son perdonados, son bautizados en agua en Su Nombre, y Cristo los bautiza con Espíritu Santo y fuego; esas personas han sido lavadas con la Sangre de Cristo, han sido limpiadas de todos sus pecados con la Sangre de Cristo, Cristo los ha salvado de sus pecados; de eso Cristo salva a los creyentes en El. En San Mateo, capítulo 1, verso 21, el Arcángel Gabriel le dice a José que le ponga por nombre Jesús, al Hijo que María va a tener, y le dijo que lo que en ella es engendrado del Espíritu Santo es, y le dijo: “Le pondrás por nombre: Jesús, porque El salvará a Su pueblo de sus pecados.” Y al salvar a Su pueblo de sus pecados los deja justificados ante Dios, como si nunca en la vida hubiesen pecado, y son reconocidos por Dios como justos, porque han sido limpiados con la Sangre de Jesucristo, sus vestiduras han sido lavadas en la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador. No hay otra cosa que pueda quitar el pecado del ser humano, solamente la Sangre de Cristo, para lo cual hay que recibir a Cristo como Salvador, como suficiente Salvador. No necesita la persona otro Salvador, solamente a Jesucristo, y no necesita otra cosa para ser limpio de sus pecados, sino la Sangre de Jesucristo. Por lo tanto, todo ser humano necesita a Jesucristo, lo quiera reconocer o no lo quiera reconocer, porque todo ser humano necesita ser limpio de todo pecado y el único que puede perdonar los pecados del ser humano y limpiarlo de todo pecado con Su Sangre, es Jesucristo. Por eso todo ser humano necesita a Jesucristo, de otra forma se perderá, será echado en el Lago de fuego el que no tenga a Cristo como su Salvador. Podemos ver porqué todo ser humano necesita a Jesucristo. Sin Cristo el ser humano es nada, pero con Cristo somos hijos e hijas de Dios manifestados en la Iglesia de Jesucristo. Ahora, continuemos con San Mateo, capítulo 11... leímos el verso 11, que dice: “*De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él.”* Ese fue el último verso que habíamos leído de este capítulo 11. Y ahora, hemos visto porqué el más pequeño del Reino de los Cielos es mayor que Juan: porque los miembros del Reino de los Cielos son los creyentes en Cristo, y por consiguiente son los hijos e hijas de Dios, que son mayores que los siervos de Dios, que el pueblo hebreo. “*Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan.* *Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan.”* Cualquier persona que lee este verso y no lo comprende, puede pensar que ya Dios no enviará más Profetas. ¿Pero quién vino después de Juan el Bautista? Jesucristo, un Profeta mayor que Juan, y el mismo Jesucristo dice que El enviará profetas y sabios; ahora, ¿cómo podemos entender esto entonces? Aquí mismo dice: “Los Profetas y la ley hasta Juan profetizaron.” Por lo tanto, todos los Profetas de la Dispensación de la Ley llegaron hasta Juan el Bautista, pero ahora los Profetas de la Dispensación de la Gracia y Dispensación del Reino, pues comienzan con Jesucristo el Profeta Mayor, y Cristo es el Profeta dispensacional de la sexta dispensación, la Dispensación de la Gracia, así como Moisés fue el Profeta dispensacional de la Dispensación de la Ley. Ahora, cada Dispensación tiene un Profeta dispensacional, esa es la clase de Profeta mayor que Dios envía a la Tierra. Siendo que hay siete dispensaciones en el Programa de Dios, hay siete Profetas dispensacionales, no hay más Profetas dispensacionales, solamente siete Profetas dispensacionales. •El primero para la primera Dispensación, la Dispensación de la Inocencia, el Profeta de la Dispensación de la Inocencia fue Adán. ¿Ve? Podía hablar con Dios, podía oír a Dios, ¿por qué? Porque un Profeta tiene las dos conciencias juntas, él nace así, porque Dios lo envía así, ¿para qué? Para que pueda oír la Voz de Dios y pueda comunicarla al pueblo de Dios, y así el Mensaje de Dios para ese tiempo venga al pueblo de Dios, y el que es de Dios la Voz de Dios oye. Así es como viene la Voz de Dios al pueblo de Dios, como vino a través del Profeta Moisés al pueblo hebreo. Por eso encontramos que Adán podía escuchar de Dios, porque es un Profeta. Digo: es, aunque físicamente murió, pero él está vivo, lo que murió fue su cuerpo físico, los santos no mueren, sino que duermen físicamente, pero su alma y su espíritu pasan al Paraíso. Y ahora, para que tengamos un cuadro más claro de lo que es un Profeta, nos detenemos un momentito en Adán, del cuál estábamos hablando y leemos Deuteronomio, capítulo 18, donde Dios a través del Profeta Moisés nos da una descripción clara de lo que es un Profeta de Dios y de lo que Dios hace a través de un Profeta que El envía. Dice capítulo 18, verso 15 en adelante de Deuteronomio: “*Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis.”* Cuando Dios envía un Profeta a Su pueblo, lo envía con un Mensaje y el pueblo está llamado a escuchar ese Profeta, y no hacer como hizo el pueblo hebreo con Moisés, que se reveló en diferentes ocasiones en contra de Moisés, se reveló en contra del instrumento de Dios para aquel tiempo. Ahora, leemos el verso 18 al 19, de este mismo capítulo 18 de Deuteronomio, donde dice: “*Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú* (o sea, como Moisés)*; y pondré mis palabras en su boca.”* Muchas personas quieren escuchar la Voz de Dios, la Palabra de Dios, y aquí está la forma en que viene la Palabra de Dios para Su pueblo, para que todos puedan escuchar la Voz de Dios, por eso Dios dijo: “A él oiréis.” ¿Por qué? Porque la Palabra de Dios es colocada en el alma, en la mente y en la boca de ese Profeta, y ese Profeta habla esa Palabra y esa es la Voz de Dios hablándole a Su pueblo en ese tiempo. “*...y él les hablará todo lo que yo le mandare.”* Eso es lo que hace un Profeta enviado por Dios: habla al pueblo de Dios todo lo que Dios le diga que le hable. Cuando es un Profeta de una edad, Dios coloca en el alma y en la boca de ese Profeta el Mensaje para esa edad, y ese Profeta lo proclama, y el que es de Dios oye la Voz de Dios, la Voz del Espíritu Santo a través de ese Profeta, y así son llamados y juntados los escogidos de Dios de cada edad. Y cuando envía un Profeta dispensacional, coloca el Mensaje para esa Dispensación en el alma, en el espíritu y en la boca de ese Profeta, y ese Profeta proclama, predica ese Mensaje dispensacional, y así se entrelaza una nueva Dispensación con la Dispensación que está llegando a su final. Y el que es de Dios oye la Voz de Dios a través de ese Profeta dispensacional. Pero siempre hay algunos que dicen: “A mí no me interesa escuchar a un Profeta, yo no quiero tener nada que ver con asuntos religiosos.” Vamos a ver lo que Dios dice de las personas que no desean escuchar, sigue diciendo: “*Mas a cualquiera que no oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta.”* Por cuanto no quiso escuchar la Voz de Dios a través del instrumento que Dios usó, esa persona que no quiso escuchar dará cuentas a Dios, será juzgado en el juicio final y será condenado y echado al Lago de fuego. Cuando San Pedro cita este pasaje y lo aplica Cristo, en quién se cumplió en toda Su plenitud, dice San Pedro que el que no quiera escuchar a ese Profeta será desarraigado del pueblo, y por consiguiente pierde el derecho a ser parte del pueblo de Dios, y por consiguiente pierde el derecho a la Vida eterna, porque no escuchó la Voz de Dios, Cristo dijo: “Mis Palabras son Espíritu y son Vida, y el que oye mi Palabra tiene Vida eterna; y no vendrá a condenación, mas pasó de muerte a vida.” Por eso es tan importante escuchar la Voz de Dios a través del instrumento que Dios tiene. El pasaje que les cité de Jesús es el capítulo 5, verso 24, que dice: “*De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.”* Hay que escuchar la Voz de Dios para el tiempo en que la persona está viviendo. Las personas trabajan, ganan dinero y compran alimentos para su familia y ellos mismos para alimentar su cuerpo; porque si gastan el dinero en otra cosa, y no compran alimentos, entonces no hay nada que cocinar y por consiguiente no hay nada para comer, y el que no come se muere. Pero Cristo tomó las palabras de Deuteronomio, capítulo 8, donde dice: “No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios.” Así como alimentamos el cuerpo físico con alimento físico, tenemos que alimentar nuestra alma. ¿Pero dónde conseguiremos el Alimento para nuestra alma? En la Palabra de Dios. “No solamente de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios.” ¿Y cómo viene la Palabra de Dios? A través del Espíritu Santo, por medio de los Profetas de Dios. Esa es la forma. Porque los Profetas de Dios son la boca de Dios para el pueblo de Dios, Dios coloca en ellos Su Palabra, ellos la hablan al pueblo, y el pueblo la recibe y es alimentado espiritualmente. En Zacarías, capítulo 7, verso 11 al 12, nos habla del pueblo hebreo cuando no quiso obedecer la Voz de Dios, y aquí detalla cómo venía la Voz de Dios. “*Pero no quisieron escuchar, antes volvieron la espalda, y taparon sus oídos para no oír;* *y pusieron su corazón como diamante, para no oír la ley ni las palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas primeros; vino, por tanto, gran enojo de parte de Jehová de los ejércitos.”* ¿Cómo Dios hablaba al pueblo hebreo? Por medio de Su Espíritu Santo, a través de los Profetas. Era el Espíritu Santo en los Profetas hablándole al pueblo hebreo la Palabra divina. Por eso muchos de los Profetas decían: “Así dice Jehová.” En Hebreos, capítulo 1, verso 1 al 3, dice San Pablo: “*Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,* *en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo.”* Y ahora, San Pablo dice que Dios habló por medio de los Profetas en otros tiempos en el Antiguo Testamento, y luego habló por medio de Jesucristo, y todavía Dios ha continuado hablando por medio de los Mensajeros que El ha enviado de etapa en etapa. Así como habló al pueblo hebreo, el Israel terrenal, ha estado hablando al Israel Celestial, que es la Iglesia del Señor Jesucristo; le habló a Su Iglesia por medio de los Apóstoles y por medio de cada Ángel Mensajero. La Profecía se ha ido aumentando en cada ocasión en que Dios ha enviado un Profeta. En Oseas, capítulo 12, dice: “*Pero yo soy Jehová tu Dios desde la tierra de Egipto;* (verso 9 en adelante)*... aún te haré morar en tiendas, como en los días de la fiesta.* *Y he hablado a los profetas, y aumenté la profecía, y por medio de los profetas usé parábolas.”* En cada ocasión en que Dios ha enviado un Profeta, se ha aumentado la profecía, esa es la forma en que se aumenta la profecía. Así como el cuerpo físico se va aumentado a medida que nacen más células en el cuerpo, célula sobre célula se va multiplicando, y el niñito que nació pequeñito a los 15 años ya está grandísimo; y así es en el campo de la profecía. También la Iglesia del Señor Jesucristo a medida que Dios ha estado llamando y juntado Sus escogidos de edad en edad, la Iglesia ha ido creciendo, célula sobre célula, creyente sobre creyente, han sido juntados en el Cuerpo Místico de Cristo; y así es como va creciendo todo lo que tiene vida, nace pequeño pero después va creciendo. Ahora, nosotros nos encontramos en el tiempo más glorioso de todos los tiempos, estamos en el tiempo final, estamos en el Día Postrero delante de Dios, que para los seres humanos es el milenio postrero o séptimo milenio o tercer milenio de Cristo hacia acá. ¿Y tendrá Dios algún Mensajero para este tiempo?, siendo que Dios tiene Profetas Mensajeros con las dos conciencias juntas, Profetas Mensajeros de edades, y Profetas Mensajeros de dispensaciones. Hablamos acerca de Adán como el primer Profeta dispensacional, él tenía las dos conciencias juntas, por eso podía hablar con Dios y Dios con él. • Luego encontramos el segundo Profeta dispensacional, para la segunda dispensación, la dispensación de la Conciencia, su Profeta fue Set, el hijo de Adán y Eva. • Luego para la tercera dispensación, la Dispensación del Gobierno Humano, el Profeta fue Noé. Cristo hablando de Noé y el tiempo de Noé, dice que como en los días de Noé así será el Día en que el Hijo del Hombre se revelará. Por lo tanto, la Venida del Hijo del Hombre para este tiempo final está tipificada en Noé y sus días, y en Lot y sus días, en ambos tiempos hubo un Profeta mayor, en el tiempo de Noé, pues Noé era el Profeta dispensacional, teniendo las dos conciencias juntas recibió la revelación divina del juicio divino que vendría sobre la raza humana, un diluvio que destruiría la raza humana. Desde el momento en que Dios le reveló a Noé que destruiría la raza humana, desde ese momento ya la raza humana estaba condenada, ya la sentencia había sido hablada. Pero, ¿por qué no se efectuó el juicio del diluvio rápido, y transcurrieron de 100 a 120 años, 120 años desde que Dios se lo reveló a Noé hasta que ocurrió? Por amor a Noé y su familia; por amor a Noé y su familia, porque Noé ofrecía el sacrificio por el pecado ante Dios y sus pecados estaban cubiertos con la sangre de los animalitos que él sacrificaba por el pecado. Aunque la sangre de los animalitos no podía quitar el pecado, pero los podía cubrir, y Dios miraba a Noé y no veía los pecados de Noé, lo veía sin pecado, lo veía un hombre justo. Y Dios no puede destruir el justo con los injustos, por lo tanto, le reveló a Noé la forma de escapar del juicio divino que vendría sobre la raza humana, le dijo que construyera un arca, le dio el diseño y Noé lo construyó y le tomó un siglo. Por lo tanto, toda la espera de Dios fue por amor a Noé; la paciencia de Dios no fue con el mundo, fue con Noé; si Noé terminaba el arca en el primer año, pues el juicio llegaba el primer año. Ahora, podemos ver que luego en otra ocasión en Nínive, Dios dijo que iba destruir a Nínive dentro de cuarenta días, se lo reveló al Profeta Jonás, y él no quería ir, porque él sabía que Dios era misericordioso, y que si las personas se arrepentían de sus pecados, entonces Dios se arrepentía del juicio que tenía que enviar a las personas por sus pecados; y Jonás sabía eso; y Jonás pensaba: “Voy yo a Nínive, les digo que Dios va destruirlos por sus pecados y ellos se arrepienten y entonces Dios no los destruye.” Como que Jonás quería que Dios destruyera a Nínive. “Pero Dios no hará nada, sin que antes revele Sus secretos a Sus siervos Sus Profetas.” Y ése era el Profeta de Dios, aunque su carácter no era tranquilo, como que era muy bravo y se enojaba hasta con Dios, pero ese era el Profeta de Dios, con todos los defectos que tuviera; y solamente a través de ése Dios le hablaría a Nínive; él no quería ir, pero Dios lo llevó, lo llevó en un submarino de carne, en un pez bien grande, y cuando desembarcó, de seguro no desembarcó tan suave, de seguro el pez lo vomitó en la orilla, en la parte llana, ya le estaba como molestando dentro, no lo podía digerir. Esa fue la única comida que ese pez grande, que pudo haber sido una ballena, no puedo digerir, no le pudo ser de alimento, porque ése era un Profeta de Dios que tenía un Mensaje para un pueblo que estaba a punto de perecer, y de ese Profeta y su Mensaje dependía ese pueblo. Dios no destruye, no envía el juicio sin antes avisar, y El avisa a través de Sus Profetas: a través de Noé avisó, a través de Jonás avisó también, y a través de los diferentes Profetas. Ahora, estamos en el tiempo como en los días de Noé y como en los días de Lot, en los días de Lot hubo un Profeta mayor también, el cuál se llamaba Abraham el padre de la fe. Ahora, Noé fue el tercer Profeta dispensacional, para la dispensación tercera, la Dispensación del Gobierno Humano. • La cuarta dispensación es la Dispensación de la Promesa y su Profeta dispensacional fue Abraham, el padre de la fe. • La quinta dispensación es la Dispensación de la Ley y su Profeta dispensacional, pues ya todos saben que fue Moisés, por eso Moisés fue un Profeta grande, fue un Profeta dispensacional con un Mensaje dispensacional. • Y luego la sexta dispensación es la Dispensación de la Gracia y su Profeta dispensacional es Jesucristo nuestro Salvador. Y ahora, el pueblo hebreo, el común del pueblo, cuando vieron que Jesús resucitó al hijo de la viuda de Naín, que ya lo llevaban en la caja para enterrarlo, cuando Jesús lo resucitó (y así fue consolada aquella viuda que solamente tenía un hijo), el pueblo dijo: “Dios ha visitado a Su pueblo, porque se ha levantado en medio nuestro un gran Profeta.” Esta es la forma de Dios visitar a Su pueblo, al Israel terrenal y al Israel Celestial, que es la Iglesia de Jesucristo. Dios visita a Su pueblo manifestándose en Espíritu Santo a través de un hombre, de un Profeta con las dos conciencias juntas, en donde coloca Su Mensaje correspondiente a ese tiempo, y ese Profeta lo predica y Dios cumple Su Programa correspondiente a ese tiempo, y son llamados y juntados todos los escogidos de Dios en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo, y así se va completando la Iglesia de Jesucristo de edad en edad y va creciendo como un gran Monte, como un gran Reino, el Reino de Cristo. Ahora, hemos visto lo que Dios hace por medio de los Profetas de Dios. Los Profetas de Dios son la boca de Dios para hablar a través de ellos a los seres humanos, y sobre todo a Su pueblo, los Profetas de Dios son un reflector de Dios, reflejan a Dios, Dios se refleja a través de ellos, son los Profetas de Dios los embajadores de Dios, del Reino de Dios, son los embajadores del Reino de Dios aquí en la Tierra. Los Profetas de Dios son también el juicio divino. Por eso ustedes pueden ver cómo Dios usó diferentes Profetas en el Antiguo Testamento hablando el juicio divino, porque son el juicio divino. Y ahora, siendo que los Profetas tienen las dos conciencias juntas, son los Profetas los que reciben la revelación de Dios para el tiempo en que están viviendo. “Y no hará nada el Señor Jehová, sin que antes revele Sus secretos a Sus siervos Sus Profetas.” Y ahora, ¿tendrá Cristo algún Profeta Mensajero para este tiempo final, para enviarlo a Su Iglesia y traer a la Iglesia toda la revelación de Jesucristo para este tiempo final, y darle a conocer a la Iglesia de Jesucristo todas las cosas que deben suceder pronto en este tiempo final? Que lo diga el mismo Jesucristo, vamos a Apocalipsis, capítulo 22, verso \*16: “*Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.”* Este Ángel Mensajero de Jesucristo, enviado por Jesucristo a Juan el Apóstol para darle la revelación apocalíptica es un Profeta, el Rvdo. William Branham hablando de este Ángel de Jesucristo, dijo en el Mensaje de *“Los Sellos,”* en el *“Libro de los Sellos,”* en la página 303, 301 y 302 en español, dice: “*Noten bien; en el tiempo en que Dios iba librar al mundo antes del diluvio El envió un aguila.”* Un aguila representa un Profeta, Dios también se representa, se tipifica en un aguila, por eso le dice al pueblo hebreo que Dios los llevó en alas de aguila. “*Cuando decidió librar a Israel, también mandó un aguila.”* ¿Quién fue? Fue Moisés, así como Noé fue el aguila, el Profeta que Dios envió para anunciar que vendría un diluvio. “*¿No cree usted que cuando Juan estaba en la Isla de Patmos, este Mensaje era tan importante, era tan perfecto que aún no podía ser confiado a un Ángel? Ahora, un Ángel es un Mensajero, pero ¿sabía usted que aquél Mensajero era un Profeta?”* Y luego cita Apocalipsis 22, verso 8, para mostrar que era un Profeta, y luego en la página 302, que es la continuación, dice: “*Ahora, el libro era tan importante, y es la Palabra de Dios ¡cuidado! Cuando la Palabra de Dios es revelada, tiene que ser traída por el Profeta, porque solamente a él llega la Palabra de Dios.”* Por lo tanto, toda revelación de Dios para Su pueblo, el pueblo hebreo, que es el Israel terrenal o la Iglesia del Señor Jesucristo, que es el Israel Celestial, toda revelación tiene que venir por medio de un Profeta. “Porque no hará nada el Señor, sin que antes revele Sus secretos a Sus siervos Sus Profetas.” Y ahora, este Ángel del Señor Jesucristo, dice el Rvdo. William Branham que es un Profeta, en el *“Libro de las Edades,”* dice que es un Espíritu de Profeta el que le está dando a Juan la revelación del Apocalipsis, o sea, que es un Profeta en su cuerpo angelical, porque todavía no había llegado al tiempo para estar manifestado en carne humana; pero así como todos los demás Profetas han estado manifestados en carne humana, este Ángel del Señor Jesucristo tiene que venir a la Iglesia de Jesucristo en carne humana en el Día Postrero. Y ahora, este Ángel del Señor Jesucristo es enviado para dar testimonio de estas cosas en las iglesias. Y ahora, vamos a ver las cosas que estará revelando, en el capítulo \*4 del Apocalipsis, dice Cristo con esa Voz de Trompeta, en el verso 1: “*Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como den trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas.”* Y ahora, aquí Cristo con esa Voz de Trompeta pide que subamos al lugar donde El está hablándole a Su Iglesia para este tiempo final, así como habló a Su Iglesia en cada edad, por el Mensajero de cada edad, en este tiempo en la Edad de la Piedra Angular, ¿dónde tiene que hablar? Pues en la Edad de la Piedra Angular, ahí es donde tiene que tener Su instrumento; y por consiguiente, ahí es a donde tienen que subir los escogidos de Dios para escuchar la Voz de Dios, la Voz de Cristo, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto. En otro lugar, en otra edad, Cristo no va estar con esa gran Voz de Trompeta hablándole a Su Iglesia, es en la Edad de la Piedra Angular, porque ya El habló en las otras edades, y ahora lo que tiene que hablar corresponde a la Edad de la Piedra Angular, para los escogidos de Dios de este tiempo final. Y ahora, ¿cómo y por medio de quién va hablar en este tiempo final, y a dar a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto? Que lo diga el mismo Cristo, en Apocalipsis, capítulo 22, verso 6. El dice cómo va ser. “*Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas...”* ¿De quién son los espíritus de los Profetas? ¿De quién son esos cuerpos teofánicos de los Profetas? De Dios. “*...ha enviado su ángel* (¿quién es el enviado? El Ángel de Jesucristo)*... para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.”* Para mostrar, ¿qué? Las cosas que deben suceder pronto, para revelar, dar a conocer las cosas que deben suceder pronto. Solamente por medio de ese Ángel Mensajero es que la Iglesia de Jesucristo en este tiempo final, conocerá todas estas cosas que deben suceder pronto conforme a como están en la profecía, de otra forma la gente no podrá comprender las cosas que han de suceder, aunque están profetizadas en toda la Biblia, pero están selladas y cerradas, ¿hasta cuando dijo? Hasta el tiempo del fin, le fue dicho al profeta Daniel, porque en el tiempo del fin Jesucristo enviaría a Su Ángel para dar testimonio de estas cosas, de estas cosas que deben suceder pronto, para dar a conocer, para manifestar, para revelar, las cosas que deben suceder pronto. Y ese Ángel Mensajero, siendo un Profeta de Jesucristo es el Profeta dispensacional de la Dispensación del Reino, y es el único Profeta dispensacional enviado a la Iglesia del Señor Jesucristo. Por lo tanto, el mismo Cristo lo envía a Su Iglesia, los demás otros Mensajeros, como los siete Ángeles de las siete edades, ninguno de ellos fue un Profeta dispensacional; aunque San Pablo fue un Profeta, y el Rvdo. William Branham también fue un Profeta y Martín fue un Profeta también, y otros fueron Profetas, pero no fueron Profetas dispensacionales. San Pedro también fue un Profeta, pues tenemos las profecías y fue también un Apóstol, pero ninguno de ellos fue un Profeta dispensacional. El único Profeta dispensacional enviado por Cristo a Su Iglesia es llamado: el Ángel del Señor Jesucristo, Juan el Apóstol quiso adorarlo, pero el Ángel le dijo que no lo hiciera, ¿por qué? Porque ese Profeta no es el Señor Jesucristo, sino que él es el Ángel del Señor Jesucristo, el Profeta de la Dispensación del Reino. Por lo tanto, la Iglesia del Señor Jesucristo tendrá en este tiempo final a ese Profeta mayor, ese Profeta dispensacional, dándole a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto; y con ese Mensaje revelado estará dándonos la fe, la revelación para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Bajo el ministerio de este Ángel de Jesucristo serán llamados y juntados los escogidos de Dios de este tiempo final, de entre los gentiles para la Iglesia de Jesucristo, y de en medio del pueblo hebreo para completar el número de los hebreos que serían martirizados, que son ciento cuarenta y cuatro mil hebreos, que serán llamados en este tiempo final, doce mil de cada tribu. Todo eso lo hará Cristo en Espíritu Santo a través del Profeta dispensacional que El envía a Su Iglesia y después lo enviará al pueblo hebreo. Por lo tanto, ese es el Ángel Mensajero que en el Día Postrero viene con la gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino, dando testimonio de todas estas cosas que deben suceder pronto. Y con este Mensaje que Cristo traerá a través de Su Ángel Mensajero, serán llamados y juntados todos los escogidos de Dios: “Y enviará Sus Ángeles con gran Voz de Trompeta y juntarán a Sus escogidos.” San Mateo, capítulo 24, verso 31. Y ahora, los escogidos que faltan por entrar al Cuerpo Místico de Cristo, escucharán la Voz de Cristo a través de Su Ángel Mensajero; serán llamados, serán bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, Cristo los bautizará con Espíritu Santo y fuego, y así obtendrán el nuevo nacimiento, y así se completará la Iglesia del Señor Jesucristo. Cristo dijo en San Marcos, capítulo 16, verso 15 al 16: “*Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.* *El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”* Es un asunto de creer para ser salvo, creer en nuestro amado Señor Jesucristo como nuestro Salvador, arrepentido de nuestros pecados, y Cristo perdonará nuestros pecados, nos lavará con Su Sangre preciosa, y seremos bautizados en agua en Su Nombre, y El nos bautizará con Espíritu Santo y fuego, y así obtenemos el nuevo nacimiento, y así entramos al Reino de Cristo, al Reino de Dios. El que no nazca del agua y del Espíritu no puede entrar al Reino de Dios, dijo Cristo en San Juan, capítulo 3, cuando le habló a Nicodemo. Pero el que nazca de nuevo del agua y del Espíritu sí entra al Reino de Dios, y viene a formar parte de la Iglesia del Señor Jesucristo. Por eso Pedro el Día de Pentecostés predicando, dijo en el capítulo 2, del libro de los Hechos, verso 36 en adelante: “*Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.* *Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?* *Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.* *Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.* *Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.* *Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.”* Como tres mil personas recibieron a Cristo como su Salvador, lavaron sus pecados en la Sangre de Cristo, arrepentidos de sus pecados, y fueron perdonados, fueron bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo los bautizó con Espíritu Santo y fuego, y así entraron al Reino de Dios, entraron a formar parte de la Iglesia de Jesucristo. Y ahora, toda persona que ha recibido a Cristo como su Salvador, ha lavado sus pecados en la Sangre de Cristo, y ha sido bautizado en agua en Su Nombre, y ha recibido el Espíritu Santo, ha nacido de nuevo, y ha entrado al Reino de Dios, y tiene Vida eterna. ¿Y dónde están esas personas? Aquí estamos, aquí estamos agradecidos a Dios por Jesucristo nuestro Salvador. Toda persona que no ha recibido a Cristo como su Salvador no tiene Vida eterna, ni tiene esperanzas de una nueva vida, en un cuerpo nuevo, eterno, inmortal, incorruptible como el cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador. Pero en esta noche puede recibir a Cristo como su Salvador, lavar sus pecados en la Sangre de Cristo, ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo lo bautizará con Espíritu Santo y fuego, y así entrará al Reino de Dios, porque obtendrá el nuevo nacimiento, y así tendrá Vida eterna, y tendrá la esperanza de volver a vivir en el Reino de Cristo, en un cuerpo nuevo y glorificado y joven para toda la eternidad, y allí estará como un rey o una reina, posición que aquí en la Tierra no podemos obtener en el reino de los gentiles. Pero en el Reino de Cristo, El nos ha limpiado con Su Sangre de todo pecado, y nos ha hecho para nuestro Dios Reyes y Sacerdotes, y reinaremos con Cristo por el Milenio y por toda la eternidad. Por lo tanto, esta es la noche para los que no han recibido a Cristo todavía, que lo reciban en esta noche, para que Cristo perdone sus pecados, los limpie con Su Sangre preciosa, sean bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo los bautice con Espíritu Santo y fuego, y obtengan el nuevo nacimiento, y entren al Reino de Dios. Dejaré al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín, para que ore por todas las personas que levantarán sus manos para recibir a Cristo como su Salvador. Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta noche, dandóles testimonio de nuestro tema: **“AQUÉL QUE SIGUE UN PROFETA.”** Y ahora, ¿quién es el que sigue un Profeta? El que oye la Voz de Dios, la Voz de Cristo, a través de ese Profeta, sigue a ese Profeta, sigue ese Mensajero, para escuchar la Voz de Dios a través de ese Mensajero, y así también obtener el conocimiento de las cosas que Cristo ha prometido dar a conocer a Su pueblo en este tiempo final. Por lo tanto, nuestro tema: **“AQUÉL QUE SIGUE UN PROFETA,”** recibe los beneficios para lo cual Dios ha enviado ese Profeta. “El que recibe a Profeta en nombre de Profeta, recompensa de Profeta recibe, merced de Profeta recibe,” recibe la revelación de Dios, que Dios ha enviado para Su pueblo a través de ese Profeta, y recibe todas las bendiciones que Cristo tiene para Su pueblo en este tiempo final, así como fue en otros tiempos; y somos llamados, juntados y preparados para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Pero si alguno muere físicamente, será resucitado cuando Cristo complete Su Iglesia y resucite a todos los santos de las demás edades. Por lo tanto, es necesario recibir la Palabra de Cristo, que es lo que El envía a través de Su enviado. En San Juan, capítulo 13, verso 20, dice: “*El que recibe al que yo enviare, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió.”* O sea, al padre. ¿Y quién es el enviado de Jesucristo para este tiempo final? Cristo dice: “Yo Jesús he enviado mi Ángel.” Por lo tanto, todos los que recibirán al Ángel de Jesucristo en el Día Postrero, en medio de la Iglesia de Jesucristo serán bienaventurados, estarán recibiendo al Enviado de Cristo, y por consiguiente estarán recibiendo lo que Cristo nos envía a través de ese Mensajero: Su Palabra revelada, para conocer todas las cosas que deben suceder pronto en este tiempo final, y estar preparados para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Por lo tanto, el que sigue un Profeta está siguiendo al que lo envió, a Jesucristo nuestro Salvador. Los que siguieron al Mensajero de cada edad, estaban siguiendo a Cristo, el cual estaba en esos Mensajeros; por lo tanto, eso era estar siguiendo a Cristo, y por consiguiente estar siguiendo a Dios, al Padre. “Porque el que recibe al que Yo enviare, me recibe a mí, y el que a mí recibe, recibe al que me envió.” Este es el misterio del tema que hemos tenido en esta noche: **“AQUÉL QUE SIGUE UN PROFETA.”** Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta noche, dándoles testimonio de nuestro tema. Muchas gracias por vuestra amable atención, y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador. Dejo nuevamente al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín con nosotros, para orar por las personas que levantarán sus manos para recibir a Cristo como su Salvador, para que Cristo extienda Su Misericordia sobre las personas que levantarán sus manos para recibir a Cristo como su Salvador. Con nosotros nuevamente el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín. “**AQUÉL QUE SIGUE UN PROFETA.”**