--- title: 'Las Grandes Obras de Dios' date: 2002-06-26 activity: 3 place: city: Ciudad Victoria state: Tamaulipas country: MX duration: 00:00:00 public: false youtube: translations: files: --- Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes. Reciban todos saludos de mi esposa Erica y también de mis niñas América y Yahannah Gabriela. Es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Leemos en Salmo 111, verso 1 en adelante, donde dice: “*Alabaré a Jehová con todo el corazón* *En la compañía y congregación de los rectos.* *Grandes son las obras de Jehová,* *Buscadas de todos los que las quieren.* *Gloria y hermosura es su obra,* *Y su justicia permanece para siempre.* *Ha hecho memorables sus maravillas;* *Clemente y misericordioso es Jehová.* *Ha dado alimento a los que le temen;* *Para siempre se acordará de su pacto.* *El poder de sus obras manifestó a su pueblo,* *Dándole la heredad de las naciones.”* Tomamos el verso 2, donde dice: *“Grandes son las obras de Jehová.”* Y nuestro tema es: **“LAS GRANDES OBRAS DE DIOS.”** O sea, que en las grandes obras de Dios vemos el Dios de las grandes obras. Al estudiar a través de la Biblia las grandes obras de Dios, las estudiamos para ver y entender al que hizo esas grandes obras, para ver el Dios de las grandes obras; porque a ése es al que nosotros necesitamos conocer, y reconocer Sus obras grandes que El ha realizado. El es el creador de los Cielos y de la Tierra, y esa obra es una obra tan grande, que nadie todavía ha podido igualarla. Y ahora, si hay una creación, pues hay un creador; como si hay una construcción, pues hubo un constructor. Si hay un hijo, pues hubo un padre. ¿Ven? Así que, la creación fue realizada por Dios, el creador, el Dios de las grandes obras. Encontramos que antes de Dios crear los Cielos y la Tierra estaba haciendo algo, ¿qué estaba haciendo Dios? Estaba llevando a cabo o haciendo Su Programa, ordenando sus pensamientos, y nadie le... fue Su consejero, sino que El mismo fue Su propio consejero. El ordenó toda la obra y todas las obras que El realizaría de acuerdo a Su propio consejo. ¿Quién entendió la mente de Dios y quién fue Su consejero? Nadie fue Su consejero, y ningún ser humano puede comprender la mente de Dios, solamente El puede revelarse al ser humano y permitirle entender algo de Su mente. Por medio de las grandes obras de Dios es que podemos comprender un poco al Dios creador de los Cielos y de la Tierra. Pero lo más grande del creador de los Cielos y de la Tierra, el creador de esas grandes obras, es que El es nuestro Dios, y que nosotros somos obra de Sus manos, somos grandes obras de Dios, del creador. Porque miren, la creación de los Cielos y de la Tierra es algo grande, pero ¿saben ustedes lo más grande que Dios ha hecho? ¿Saben ustedes cuál es la obra más grande de Dios? Lo más grande que una persona pueda hacer es algo a su imagen y a su semejanza. Vean, lo más grande que una persona hace es tener hijos, porque tener hijos que sean parte suya, no lo puede hacer ninguna otra persona, sino usted mismo. Y tener hijos e hijas a Su imagen y a Su semejanza, solamente Dios lo podía hacer: hijos e hijas de Dios a imagen y semejanza de Dios. Por lo tanto, lo más grande de las obras de Dios son los hijos e hijas de Dios, de los cuales Cristo es la cabeza, Cristo es el principio de la creación de Dios, de la Obra más grande que Dios ha hecho. Y ahora, encontramos que todo lo que Dios haría con todos Sus hijos, lo reflejó en el pueblo hebreo. Por eso el pueblo hebreo como nación terrenal es la nación más importante, a tal grado que esa es la nación en medio de la cual Dios establecerá Su Trono, y el cual es el Trono de David. Es en medio de la nación hebrea en Jerusalén donde estará el Trono de Cristo, el Hijo de David, y desde ahí gobernará sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones, porque la nación hebrea es la única nación terrenal creada por Dios. Por eso es que las demás naciones dicen: “El padre de nuestra nación es *fulano de tal* (el que la fundó.” Pero cuando se habla del pueblo hebreo, el creador de la nación hebrea es Dios. Y como nación es la obra más grande que Dios ha hecho como nación terrenal, porque es una nación creada por Dios, y le dio Sus propias leyes al pueblo hebreo; y por consiguiente la nación hebrea representa, refleja a la Iglesia del Señor Jesucristo, la nación celestial, que es lo más grande que Dios tiene, y de la cual Cristo es la cabeza, el primero, el principio de la creación de Dios. Y por medio de Cristo es que Dios ha realizado las grandes obras y maravillosas obras, que son las obras creadas por el Dios creador de los Cielos y de la Tierra; es por medio de Cristo que Dios lleva a cabo las obras de creación. Y ahora, la forma o parte visible de Dios, ¿saben quién es? Cristo. “A Dios nadie le vio jamás.” Dice San Juan, capítulo 1, verso 18, y leemos: “*A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.”* Jesucristo en Su cuerpo angelical es la parte visible de Dios en esa dimensión invisible o espiritual, invisible a la vista humana; y la parte visible y tangible de Dios es Jesucristo en Su cuerpo físico, el cual ya está glorificado. Y ahora, es por medio de Cristo que Dios ha llevado a cabo toda la creación. Dice en San Juan, capítulo 1, verso 1 en adelante: “*En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.* *Este era en el principio con Dios.* *Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.”* Nada de lo que ha sido hecho fue hecho sin el Verbo. Y ahora, pasamos al verso 9 de este mismo capítulo 1: “*Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.* *En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció.* *A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron* (o sea, el pueblo hebreo no le recibió)*.* *Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;* *los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.* *Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.”* Y ahora, podemos ver que el Verbo que era con Dios y era Dios, por medio del cual Dios creó todas las cosas, ahora se hizo carne y habitó en medio de la raza humana, en medio del pueblo hebreo, y fue conocido por el nombre de Jesús. Jesucristo es el Verbo hecho carne, es el Angel de Jehová que se hizo carne y habitó en medio de la raza humana. Pero antes de estar en carne humana estaba en Su cuerpo angelical, llamado el Verbo de Dios, que es el Angel de Jehová, el Angel del Pacto. Fue por medio del Verbo que era con Dios y era Dios, en el cual estaba Dios en toda Su plenitud, el cual es el Angel del Pacto, el Angel de Jehová, que Dios creó todas las cosas; y nada fue creado de otra forma, sino por medio del Verbo, que es Jesucristo en Su cuerpo angelical. En Hebreos, capítulo 1, nos habla también de la creación y dice San Pablo... capítulo 1, verso 1 en adelante, dice: “*Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,* *en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo.”* ¿Por medio de quién hizo Dios el Universo? Por medio de Su Hijo, Jesucristo. “*El cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.”* Ahora, podemos ver por medio de quién creó Dios los Cielos y la Tierra: por medio de Jesucristo, Su Hijo, estando en Su cuerpo angelical teofánico. Y Dios estando en ese cuerpo angelical teofánico, Dios habló por medio del cuerpo angelical teofánico y creó todas las cosas. En palabras más claras, lo primero que vino a existencia visible fue el Verbo que era con Dios y era Dios. ¿Y de dónde vino? De Dios, salió de Dios, y Dios habitó en ese cuerpo angelical teofánico, llamado el Verbo de Dios. También en Colosenses, capítulo 1, nos habla San Pablo. Vean, San Pablo tiene un conocimiento muy grande acerca del Dios de Abraham, de Isaac, y de Jacob, creador de los Cielos y de la Tierra. Dice capítulo 1, verso 12 en adelante de Colosenses: “*Con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz;* *el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo,* *en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.* *El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación..”* El Primogénito de toda creación, y la imagen del Dios invisible. La teofanía, el cuerpo angelical del Dios invisible, llamado el Angel de Jehová o Angel del Pacto en el Antiguo Testamento. Por eso Jesús podía decir: “Antes que Abraham fuese, antes que él fuese Yo Soy.” ¿Cómo era El antes de Abraham? Era el Angel de Jehová, estaba en el cuerpo angelical, llamado el Angel de Jehová. Por medio del Angel de Jehová, por medio de ese cuerpo angelical fue que Dios creó al ser humano a Su imagen y semejanza, primero a Su imagen y luego, vean ustedes, de crearlo a Su imagen, dándole un cuerpo angelical, y luego le dio un cuerpo creado del polvo de la Tierra, y lo colocó en ese cuerpo. En Adán estaba Eva, por consiguiente estaba el espíritu masculino y el espíritu femenino en Adán. En Adán estando ambos espíritus: el masculino y el femenino, pues Dios no halló ayuda idónea para Adán; pero cuando tomó del costado de Adán, al dormir Adán tomó del costado de Adán y formó de una costilla un cuerpo femenino, y colocó el espíritu femenino que estaba en Adán, lo sacó de Adán y lo colocó en ese cuerpo femenino; y cuando Adán despertó vio un cuerpo humano (pero femenino), parecido a su cuerpo (pero del sexo contrario); y en ese cuerpo estaba el espíritu femenino que había estado en Adán, ahora estaba separado de Adán en otro cuerpo. Y ahora, Dios presenta a Adán su ayuda idónea (para Adán). Y en el segundo Adán, pues estaba la Segunda Eva, que es la Iglesia del Señor Jesucristo. Y cuando durmió Cristo en la Cruz del Calvario y salió agua y Sangre, allí estaba saliendo la Iglesia del Señor Jesucristo, allí estaba todo lo que formaría la Iglesia del Señor Jesucristo. Por eso se requiere nacer del agua y del espíritu. Ahora, encontramos que Cristo es la persona más importante, no solamente de la Tierra, sino de los Cielos también; porque El es el Verbo que era con Dios y era Dios y se hizo carne y habitó en medio de la raza humana; conforme a Hebreos, capítulo 1, verso 1 al 5, y el Evangelio según San Juan, capítulo 1, verso 1 al 18, y Colosense, capítulo 1, verso 12 al 21. Ahora, continuemos leyendo aquí: *“El es la imagen del Dios invisible.”* Colosenses, capítulo 1, verso 15 estamos leyendo: “*El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.* *Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.* *Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten;* *y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia;* *por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud,* *y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.* *Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado.”* Vean, la reconciliación viene por medio de Cristo nuestro Salvador. Para el ser humano ser restaurado a todo lo que perdió Adán y Eva en la caída, y ser restaurado el ser humano a la Vida eterna. Encontramos también en el capítulo 2 de esta misma carta de San Pablo a Colosenses, capítulo 2, verso 9 en adelante, dice: “*Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad,* *y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad.* *En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo;* *sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos.* *Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados.”* Ahora miren todas las cosas que Dios ha hecho por nosotros en y a través de Jesucristo nuestro Salvador. Cristo es la persona más importante de los Cielos y de la Tierra. Vean, en el capítulo 3, verso 16 de Primera de Timoteo, dice: “*E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad:* *Dios fue manifestado en carne.”* O sea, que Dios se hizo hombre en la persona de Jesús. Dios fue manifestado en carne, el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, como dice San Juan, capítulo 1, verso 14. “*Justificado en el Espíritu,* *Visto de los ángeles,* *Predicado a los gentiles,* *Creído en el mundo,* *Recibido arriba en gloria.”* Todas estas cosas sucedieron en la persona de nuestro amado Señor Jesucristo, en quien moró la plenitud de la divinidad corporalmente; por lo tanto, en Jesús estaba la plenitud de la divinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo estaba en Jesús. Por eso Jesús podía decir: “El que me ha visto a mí ha visto al Padre.” Y también el Espíritu Santo estaba ¿dónde? En Jesús: Padre, Hijo y Espíritu Santo estaba todo condensado en Jesucristo nuestro Salvador, estaba todo contenido en Cristo nuestro Salvador. Cuando Felipe le dice a Cristo en el capítulo 14 de San Juan: “Muéstranos al Padre y nos basta.” Cristo dice: “Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, Felipe, ¿y todavía no me has conocido?” Ahora, veamos capítulo 14 de San Juan: “*¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre?* *¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras.* *Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras.”* Ahora, las obras que Cristo ha estado haciendo, no las estaba haciendo de Sí mismo, sino que el Padre que mora en Cristo, era el que estaba haciendo esas obras a través de nuestro amado Señor Jesucristo; porque el cuerpo físico de Jesucristo era nada menos que el Velo de carne de Dios, donde Dios moraba en toda Su plenitud. Y en Jesucristo podemos ver la imagen y semejanza de Dios; la imagen: el cuerpo angelical de Dios, llamado el Angel de Jehová, que estaba dentro del cuerpo de carne; y la semejanza física de Dios: el cuerpo físico de Jesús. Y ahí está Dios en carne humana, Dios manifestado en carne, mostrando Su imagen y semejanza, manifestado en imagen y semejanza, manifestado en cuerpo angelical y en cuerpo físico, el cuerpo angelical dentro del cuerpo físico. Y Dios dentro del cuerpo angelical, y por consiguiente con el cuerpo angelical dentro del cuerpo físico, allí estaba Dios en Su imagen (cuerpo angelical) en Su semejanza física (cuerpo de carne). Ahora, podemos ver porqué el ser humano es cuerpo de carne, es espíritu y es alma: porque Dios es alma, espíritu angelical, y es carne, el cuerpo de carne de Jesús, el cual ya está glorificado. Por eso también nosotros vamos a ser glorificados: porque el propósito divino es que el ser humano vuelva a tener la imagen y semejanza de Dios, que el ser humano sea en cuerpo angelical teofánico y en cuerpo físico glorificado; o sea, que el alma nuestra tenga un cuerpo angelical teofánico, y tenga un cuerpo físico glorificado, como el cuerpo físico glorificado de Cristo y como el cuerpo angelical teofánico de Jesucristo. Así como Dios, que es el alma viviente eterna tiene el cuerpo angelical, que es Cristo en Su cuerpo angelical, llamado el Angel de Jehová, y tiene un cuerpo de carne que ya está glorificado, el cual es el cuerpo de carne de Jesucristo glorificado, el cual está sentado a la diestra de Dios en el Cielo, en el Trono de Dios. Es por medio de Jesucristo que en Antiguo Testamento Dios estuvo haciendo las grandes obras divinas, y luego todas esas obras como la creación del Universo, la creación del pueblo hebreo como nación, luego que los libertó, y también las grandes batallas que ganó en favor del pueblo hebreo, todas esas son grandes obras de Dios. Y luego cuando se manifestó a través de los Profetas y llevó a cabo grandes obras, fueron grandes obras de Dios manifestadas a través de los Profetas: paró el sol en una ocasión a través de Josué, y luego le dio hacia atrás al sol a través del Profeta Isaías. Esas no son obras humanas, porque ningún hombre puede parar el sol, y menos darle hacia atrás al sol, hacer que el día en vez de seguir caminando hacia adelante, camine hacia atrás diez grados. Ahora, esas son grandes obras de Dios; luego cuando se hizo carne en la persona de Jesús, llevó a cabo una obra muy grande en favor de la raza humana: la Obra de Redención en la Cruz del Calvario, en favor de cada uno de ustedes y también en favor mío, para ser restaurados a la Vida eterna. Y en esa gran Obra de Redención encontramos la creación del Israel Celestial, la creación del pueblo celestial, la creación de la Iglesia del Señor Jesucristo, que contiene todas las personas que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. Esas personas eran las que Adán y Eva tenían que traer a existencia. Pero por caer, por pecar en el Huerto del Edén, le fue quitado el Título de Propiedad. Y ahora, es al Segundo Adán que le es concedido traer a existencia los hijos e hijas de Dios, que están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero; y por consiguiente por medio de creer en Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, se bautizados en agua en Su Nombre y recibir Su Espíritu Santo, nacemos de nuevo y nacemos como hijos e hijas de Dios en el Reino de Dios; y así trae a existencia la nueva raza de inmortales, la nueva raza con Vida eterna de los hijos e hijas de Dios. Eso lo trae no el primer Adán, sino el Segundo Adán, Cristo nuestro Salvador. Y por medio de Su Iglesia la Segunda Eva, vean ustedes, trae hijos e hijas de Dios de edad en edad. Y todo eso está sucediendo en el campo espiritual, donde están naciendo hijos e hijas de Dios en el campo espiritual, en la sexta dimensión, en donde están obteniendo el cuerpo angelical; para luego en el Día Postrero cuando se complete la creación en el mundo invisible, en el mundo espiritual, en la sexta dimensión, entonces Cristo darnos un cuerpo físico glorificado y eterno como el cuerpo glorificado que El tiene, y entonces todos estaremos en la flor de la juventud en cuerpos glorificados y eternos, todos iguales a nuestro amado Señor Jesucristo, que es el Segundo Adán, y que es el principio de la creación de Dios, de esa nueva creación con Vida eterna. Por lo tanto, nosotros somos esa nueva creación, de la cual Cristo es el principio de esa nueva creación, que está llevando a cabo Dios por medio de Jesucristo nuestro Salvador. Y esa es una obra más grande que la liberación física que realizó el Angel de Jehová a través de Moisés con el pueblo hebreo, pero que fue reflejada esta obra que El haría en este tiempo de Redención, desde el día de Su crucifixión hacia acá, fue reflejada en la liberación del pueblo hebreo. Y ahora, el Dios de las grandes obras ha continuado llevando a cabo grandes obras. Usted es una obra grande del Dios de las grandes obras, y yo también. Por lo tanto, el Dios de las grandes obras es nuestro Dios, y tiene un Nombre que es sobre todo Nombre: SEÑOR JESUCRISTO. Y ahora, el Dios de las grandes obras continúa haciendo grandes obras de edad en edad, y continúa creando, está creando una nueva raza con Vida eterna, una nueva raza de inmortales. Nuestra alma viene de Dios, viene de la eternidad, y es restaurada a la eternidad, y le es dado un cuerpo angelical teofánico en el nuevo nacimiento, y luego nos será dado un cuerpo físico glorificado, cuando se complete la Iglesia de Jesucristo, y cuando Cristo se levante del Trono del Padre, resucite a los muertos creyentes en El, y a nosotros nos transforme, y entonces todos tendremos un cuerpo glorificado como el cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo. Y esa es una de grande obra del Dios de las grandes obras que El ha prometido para este tiempo final. Y El va a hacer esa Obra grande de darnos un cuerpo eterno y glorificado en este tiempo final. Y estamos esperando que El haga esa obra tan grande que nos colocará físicamente en eternidad, con Vida eterna física en un cuerpo glorificado, un cuerpo como el que siempre nosotros hemos deseado; porque éste que tenemos aunque lo apreciamos y lo cuidamos, se nos pone viejo, se nos enferma, tiene algunos problemas, pero el nuevo cuerpo no va a tener ningún problema, será eterno y jovencito para toda la eternidad, y tendrá el poder de Dios en toda Su plenitud. Por lo tanto todos seremos iguales a nuestro amado Señor Jesucristo. Y todo esto está contenido en las grandes obras de Dios, y ésta es una de las grandes obras de Dios que El ha prometido hacer en este tiempo final. Y El está en el proceso de esa grande Obra, haciendo la Obra primero en el campo espiritual, en la sexta dimensión darnos el cuerpo angelical teofánico a cada creyente en Cristo del Día de Pentecostés hacia acá; y cuando haya dado el cuerpo teofánico angelical a cada persona que tiene su nombre escrito en el Cielo, luego nos dará el cuerpo físico, glorificado y eterno; y luego todos seremos inmortales físicamente también, y jovencitos para toda la eternidad, y estaremos ya como Reyes y Sacerdotes en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador. Todo eso está contenido en el Programa de las grandes obras de Dios, las cuales realizaría ¿quién? El Dios de las grandes obras. Por lo tanto, el Dios de las grandes obras está realizando grandes obras. Somos una obra grande de Dios todos nosotros. La Iglesia del Señor Jesucristo es una obra grande de Dios, es una nueva raza que Dios está creando con Vida eterna, y está en el proceso, están recibiendo de edad en edad las primicias del Espíritu, y en el Día Postrero recibirán la plenitud del espíritu, y entonces estará en pie un pueblo celestial con cuerpos glorificados, y estará en pie una obra grande, perfecta e inmortal, para vivir con Cristo por toda la eternidad. Y esa es la Obra maestra en las grandes obras de Dios que será manifestada en este tiempo final. Así como Cristo es la obra maestra de Dios, ahora Cristo está haciendo una obra maestra, una obra grande: Dios por medio de Cristo, y esa es Su Iglesia, a la cual pertenecemos todos nosotros. Como individuos somos una obra grande de Dios, y como miembros de la Iglesia de Jesucristo pertenecemos a la Obra grande de Dios de la Iglesia del Señor Jesucristo. Y ahora, perseveremos sirviendo a Cristo nuestro Salvador, trabajando en Su Obra, y esperando que El haga la parte física, la transformación nuestra, y haga así la obra grande de Dios que El ha prometido para cada uno de ustedes y para mí, en donde nos hará físicamente inmortales; personas inmortales con cuerpos eternos, eso es lo más grande. La ciencia no ha podido todavía hacerlo. Pero Cristo sí lo hará, ya lo ha estado haciendo en lo espiritual y lo hará físicamente también. El dijo: “Yo Soy la resurrección y la Vida, y nadie viene al Padre sino por mí.” El dijo: “Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida; y nadie viene al Padre sino por mí.” Y El dijo también en San Juan: “Yo Soy la resurrección y la Vida, el que cree en mí aunque esté muerto vivirá; y el que vive y cree en mí no morirá eternamente.” San Juan, capítulo 11, versos 23 al 27, y San Juan, capítulo 14, verso 6, donde dice: “Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida; y nadie viene al Padre sino por mí.” Hemos visto en una forma rápida al Dios de las grandes obras, y hemos visto: LAS GRADES OBRAS DE DIOS, a través de la historia de toda la creación. ***Que las bendiciones del Dios de las grandes obras sean sobre todos ustedes y sobre mí también; y pronto Cristo complete en Su Iglesia los que faltan por llegar, complete Su Iglesia, y pronto El resucite a los muertos creyentes en El y nos transforme a nosotros los que vivimos, y nos lleve con El a la Cena de las Bodas del Cordero al Cielo, a la Casa de nuestro Padre Celestial. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.*** Si todavía hay alguna persona de los que están aquí presentes, que todavía no han recibido a Cristo para que El haga esa grande obra en su vida, tiene la oportunidad esta noche de hacerlo levantando Su mano, y nuestro hermano Bermúdez estará orando por usted para que Cristo haga esa grande obra en su vida, y lo transforme interiormente, y luego cuando resucite a los muertos creyentes en El lo transforme físicamente también, si permanece vivo hasta ese tiempo; pero si muere no tiene ningún problema, será resucitado en cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado. Así que, voy a dejar a nuestro amado amigo y hermano Miguel Bermúdez Marín para continuar, para que pueda orar por las personas que quieren recibir a Cristo como su Salvador, para que Cristo haga Su grande obra en la vida suya. Y ahora, ¿dónde están las grandes obras de Dios en forma humana en esta noche? (Nota - La congregación responde: “¡Amén!”) Aquí estamos presentes, somos grandes obras de Dios viviendo en esta Tierra, pero siendo creyentes en Cristo nuestro Salvador, y siendo colocados en la Iglesia del Señor Jesucristo. Que Dios les continúe bendiciendo a todos, y pasen todos muy buenas noches, y con ustedes nuevamente el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín para orar por todas las personas que levanten su mano para recibir a Cristo como su Salvador, para que así nuestro hermano Bermúdez ore por ustedes. Y también los que estén descarriados puedan levantar su mano también, y recibir a Cristo y ser reconciliados con Cristo, ser reconciliados con Cristo para continuar caminando con Cristo, y servirle a Cristo con todo su corazón. Bueno, con nosotros el misionero y Rvdo. Miguel Bermúdez Marín para continuar, pasen todos muy buenas noches. “**LAS GRANDES OBRAS DE DIOS.”**