--- title: 'Prosiguiendo sin detenerse' date: 2002-02-14 activity: 2 place: city: Waco state: Texas country: US duration: 00:52:09 public: false youtube: translations: files: --- Muy buenas noches, amados amigos y hermanos reunidos aquí en Waco, Texas; es para mí una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión. Reciban un saludo de mi esposa Erica, y también de mis niñas América y Yahannah (Yahannah Gabriela). Para esta noche leemos en Filipenses: Filipenses, capítulo 3, versos 7 al 14, donde San Pablo dice: “*Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo.* *Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo,* *y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe;* *a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte,* *si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos.* *No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús.* *Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante,* *prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.* *Así que, todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos; y si otra cosa sentís, esto también os lo revelará Dios.”* Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla. Nuestro tema para esta ocasión es: **“PROSIGUIENDO SIN DETENERNOS.”** Proseguimos sin detenernos en el Camino de Dios. El cristiano tiene que seguir adelante en el Camino de Cristo sin detenerse. Por lo tanto, el Camino de Cristo en el Nuevo Testamento es como fue con el pueblo hebreo cuando fueron libertados de la esclavitud en Egipto y fueron llevados a la tierra prometida; ellos conforme a la promesa divina tenían la promesa dada a Abraham de que serían esclavos en tierra ajena por 400 años, pero a los 400 años de esclavitud Dios los libertaría. Eso está en Génesis, capítulo 15, verso 12 en adelante, donde Dios hizo la promesa a Abraham. Dice: “*Mas a la caída del sol sobrecogió el sueño a Abram, y he aquí que el temor de una grande oscuridad cayó sobre él.* *Entonces Jehová dijo a Abram: Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años.* *Mas también a la nación a la cual servirán, juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran riqueza* (un pueblo esclavo iba a salir libre y con gran riqueza)*.* *Y tú vendrás a tus padres en paz* (así le dice Dios a Abraham)*, y serás sepultado en buena vejez.* *Y en la cuarta generación volverán acá; porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí.”* Ahora, vean cómo Dios le hace la promesa a Abraham; cuando Abraham ni siquiera tenía un hijo a través de Sara, ya Dios le está diciendo a Abraham que él va a ser el padre de naciones y va a ser el padre de una nación grande, y que esa descendencia va a ser esclava en tierra ajena, no le dijo que iba a ser Egipto, sino en una nación ajena, extraña, y luego después de 400 años de esclavitud Dios los iba a libertar, y en la cuarta generación regresarían a la tierra prometida, donde estaba morando Abraham en esos días. Ahora vean, para que se cumpliera esta promesa Dios tenía que darle un hijo a Abraham, el cual fue Isaac, el cual le dio en el tiempo que Dios determinó. Ya cuando Abraham tenía 100 años nació Isaac, Sara tenía 90 años. Vean, ¿y quién puede esperar de una anciana de 90 años y de un anciano de 100 años que venga un hijo? Nadie lo puede esperar, pero Dios lo dijo y Dios lo cumplió, y Abraham lo creyó. Y cuando la persona cree lo que Dios ha dicho, aunque parezca inconcebible a la mente humana, Dios cumple para esa persona lo que El prometió. Por lo tanto, Abraham lo creyó, y alrededor de esa Palabra que él creyó se materializó un rejuvenecimiento en Abraham y en Sara. Y vean, cuando Dios visitó a Abraham con Sus Arcángeles Gabriel y Miguel, en el capítulo 18 del Génesis, el día antes de la destrucción de Sodoma y de Gomorra, Dios le confirmó la promesa de que iba a tener un hijo, Abraham, a través de su esposa Sara, y que sería para el próximo año. Le dijo Dios: “El próximo año por este tiempo, Sara tu mujer tendrá un hijo.” Y ahora, vean ustedes, el día antes de la destrucción de Sodoma y Gomorra la promesa fue confirmada a Abraham; luego al otro día encontramos que Sodoma y Gomorra fue destruida. Los Arcángeles Gabriel y Miguel habían ido a Sodoma y Gomorra en la tardecita y se habían quedado en Sodoma, allá con Lot, en la casa de Lot; y luego en la mañana, rayando el alba, los sacó de la casa y los envió... los Arcángeles Gabriel y Miguel, lo enviaron, a Lot y su familia, fuera de la ciudad, porque Dios los había enviado a Gabriel y Miguel a destruir a Sodoma y Gomorra. Luego de la destrucción de Sodoma y Gomorra y algunas ciudades cercanas, Abraham en esa mañana de la destrucción miró hacia Sodoma y Gomorra, miró desde la montaña hacia el llano, hacia el valle, y vio que del lugar donde estaba Sodoma y Gomorra subía el humo como un horno, el humo del fuego de la destrucción que Dios trajo sobre Sodoma y Gomorra. Luego, Abraham se fue del lugar donde estaba y se fue a habitar en y a otro lugar donde estaba en... se fue a habitar en Gerar. Y Sara, vean ustedes tenia 89 años de edad y Abraham tenía Abraham tenía 99 años de edad. Ahora, Abraham viviendo allí en Gerar, le dijo a Sara como le había dicho cuando habían ido a Egipto al principio, le dice a Sara: “Recuerda: dirás siempre que tú eres mi hermana, para que la gente de la ciudad, si saben que tú eres mi esposa no vayan a matarme a mí para quedarse contigo.” Ahora, el rey Abimelec vio a Sara y a Abraham, y cuando preguntó, Sara dice: “Abraham es mi hermano.” Y Abraham también dijo: “Sara es mi hermana.” Eran hermanos, pero también eran esposos. En aquel tiempo fue permitido, pero ya no es permitido, ellos estaban en otra dispensación. Ahora, Abimelec se enamoró de Sara. Ahora ¿qué rey se va a enamorar de una anciana de 89 años? Fue que estaba rejuvenecida. Y ahora, Abimelec deseaba casarse con Sara para hacerla reina, pero Dios... vean, la mandó a buscar, la colocó en el lugar donde tenía que ser colocada para que aprendiera las reglas del reino y así por el estilo, y la tendría separada por un tiempo y luego se casarían. Pero Dios le apareció en sueños a Abimelec y le dijo: “Eres hombre muerto, porque tienes la mujer de otro hombre y ese hombre es Profeta.” Y Abimelec le dice: “Yo soy inocente, porque él me dijo que era su hermana y ella también me dijo que era su hermana.” Dios le dijo... y le dice: “Y yo con buena intención de mi corazón he hecho esto: la he tomado para hacerla mi esposa, para casarme con ella.” Y Dios le dijo: “Sí, yo sé que la intención de tu corazón ha sido buena.” O sea, que el hombre era un hombre recto. Y Dios le dijo: “Yo te he mirado y te he detenido para que no peques contra mí.” Y ahora le dice: “Y ahora, entrega la mujer a su esposo que es Profeta y él orará por ti.” Dios había cerrado la matriz de todas las mujeres de ese reino y de los animales también; por lo tanto ese reino se iba a extinguir, porque si no nacen personas, pues los que ya nacieron se ponen viejos y se mueren; y además de eso iba a venir el juicio divino sobre el rey y todo su reino, por lo tanto con juicios, plagas y cosas así iba a ser destruido el rey y ese reino. Pero Dios le dice: “Entrega la mujer a su esposo Abraham, el cual es Profeta y él orará por ti.” Así lo hizo el rey, Abraham oró por él, y entonces Dios abrió la matriz de todas las mujeres de ese reino, y de los animales también, y hubo reproducción y continuó ese reino, y el rey le dio a Abraham muchas cosas y Abraham vivió muy bien allí, y el rey le dijo: “Ahora, escoge tú donde tú quieras vivir.” Ese rey se portó mejor que el rey de Egipto. Así que vean, Sara con 89 años de edad y un rey enamorándose de ella, es que estaba rejuvenecida. Si se llega a casar con ese rey hubiera tenido ese rey un hijo por medio de Sara. Pero conforme a la promesa que Dios había hecho a Abraham y a Sara, el hijo que Sara tendría sería hijo ¿de quién? De Abraham. Por lo tanto Dios cuidó para que el hijo que Sara tendría fuera de Abraham, porque ese era el hijo prometido a Abraham, el cual vendría por medio de Sara. Ahora, vean cómo hubo una bendición muy grande para Abraham y Sara: un rejuvenecimiento, el cual es tipo y figura del rejuvenecimiento que vamos a obtener cuando seamos transformados. Ya hay un rejuvenecimiento pero espiritual, en donde hemos recibido el Espíritu de Dios, y hemos obtenido el nuevo nacimiento y hemos obtenido un cuerpo angelical teofánico jovencito que representa de 18 a 21 años de edad, todos los que están en el Paraíso (los cuales han partido) están en un cuerpo teofánico angelical, jovencito, y así es también el cuerpo de los Angeles de Dios, y es un cuerpo eterno, pero de otra dimensión. Ahora, así como el pueblo hebreo salió en el Exodo para llegar a la tierra prometida. Vean, ese fue el Primer Exodo en el cual salió la descendencia de Abraham terrenal; ahora la descendencia celestial de Abraham ha salido en el Segundo Exodo con Cristo, el mismo Angel de Jehová, el mismo Angel del Pacto que libertó al pueblo hebreo, ahora se hizo carne, habitó en medio de la raza humana, murió en la Cruz del Calvario por todos nosotros y ha realizado el Segundo Exodo. Y vean, así como el pueblo hebreo tuvo un cordero pascual allá, el cual sacrificó en el día antes del Exodo, y la sangre de ese cordero pascual fue colocada sobre el dintel de los postes de las puertas de sus hogares ¿para qué? Para que la muerte no entrara a esos hogares y no fueran a morir los primogénitos de esa familia. Ahora, en el Segundo Exodo tenemos un Cordero y la Sangre de ese Cordero también aplicada en la Casa de Dios, que es la Iglesia de Jesucristo, y en la casa nuestra como individuos. Por lo tanto la Sangre de ese Cordero pascual, la Sangre de Jesucristo, nos libra de la muerte espiritual y nos da paso a entrar al Segundo Exodo para llegar a la tierra prometida del bautismo del Espíritu Santo. Vean, recibir el Espíritu Santo es entrar a la tierra prometida. Y ahora, eso es en el Segundo Exodo, en donde obtenemos el cuerpo angelical teofánico, igual al cuerpo angelical de nuestro amado Señor Jesucristo. El cuerpo angelical de nuestro amado Señor Jesucristo es llamado el Angel de Jehová o Angel del Pacto en el Antiguo Testamento. Fue Cristo, el Angel del Pacto, el Angel de Jehová, el que libertó al pueblo hebreo, los llevó de Egipto hasta el Monte Sinaí y allí le dio las Leyes divinas y luego los llevó hasta la tierra prometida. Y ahora, es el mismo Cristo, el Angel del Pacto el que lleva a cabo el Segundo Exodo. Ahora, vean ustedes, Cristo, el Angel del Pacto, el Angel de Jehová, es el que lleva a cabo el Primer Exodo, el Segundo Exodo y el Tercer Exodo también. Ahora, Cristo dijo en una ocasión en San Juan, capítulo 8, verso 56 al 58, está hablando y dice: “Abraham deseó ver mi día, lo vio, y se gozó.” Le dicen: no tienes aún cincuenta años, ¿y dices que has visto a Abraham?” Cristo dice a ellos: “Antes que Abraham fuese, Yo Soy.” ¿Cómo era Cristo antes que Abraham fuese? Pues era el Angel de Jehová, el Angel del Pacto, el mismo que le apareció a Adán, el mismo que creó a Adán en la sexta dimensión, y luego en la dimensión terrenal, en donde le dio un cuerpo del polvo de la tierra. Ha sido todo el tiempo Cristo, el Angel del Pacto, el Angel de Jehová, porque Dios a través de Cristo en Su cuerpo angelical se ha estado manifestando para realizar toda la creación. Fue por medio de Cristo, el Angel del Pacto que Dios creó el Universo completo. Dios llevó a cabo toda la creación por medio de Jesucristo nuestro Salvador, Cristo estando en Su cuerpo angelical. Y el cuerpo angelical de Cristo es la imagen visible del Dios Viviente, la imagen visible en la sexta dimensión, la imagen visible en esa dimensión espiritual, pero visible a los que viven en esa dimensión espiritual, que son los Angeles de Dios y también los redimidos que ya han partido. Ahora vean, en San Juan, capítulo 1, verso 1 en adelante, dice: “*En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.* *Este era en el principio con Dios.* *Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho* (o sea, que todas las cosas fueran hechas por el Verbo que era con Dios y era Dios)*.”* “*En el principio creó Dios los cielos y la tierra.”* Dice Génesis, capítulo 1, verso 1. ¿Y cómo lo hizo? Por medio del Verbo que era con Dios y era Dios, el cual es Jesucristo en su cuerpo angelical. En el capítulo 1 mismo, verso 14, dice: “*Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros.”* Se hizo carne, se hizo hombre en medio de la raza humana y habitó en medio de la raza humana, y lo conocimos por el nombre de Jesús; es el Verbo que era con Dios y era Dios, por eso habitó en Jesucristo la plenitud de la Divinidad corporalmente, como dice aquí mismo en Juan. Continúo leyendo: “*(Y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.* *Juan dio testimonio de él, y clamó diciendo: Este es de quien yo decía: El que viene después de mí, es antes de mí; porque era primero que yo.* *Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia.* *Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.* *A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.”* Aquí podemos ver que Jesucristo nuestro Salvador es la imagen del Dios invisible, en quien habitó toda la plenitud de Dios. Y en Colosenses, capítulo 1, hablándonos San Pablo acerca de Cristo, nos dice: *“En quien tenemos redención por su sangre...”* Vamos a leer un poquito antes, capítulo 1, verso 12 en adelante de Colosenses: “*Con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz;* *el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo.”* Así como libertó al pueblo hebreo ahora nos ha libertado a nosotros; así como Dios libertó al pueblo hebreo de la esclavitud en Egipto, lo libertó del Faraón y el reino del faraón, ahora Cristo nos ha libertado del diablo y del reino del diablo, y trasladado. Dice: “*El cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo.”* Hemos sido trasladados del reino de las tinieblas, del reino del diablo al Reino de Jesucristo nuestro Salvador: “*En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.* *El es la imagen del Dios invisible* (¿ven?)*, el primogénito de toda creación.* *Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles* (visibles e invisibles, fueron todas creadas en El, por El y para El, todo le pertenece a Jesucristo nuestro Salvador)*... visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.* *Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten* (El es antes de la creación, antes de todas las cosas)*... y todas las cosas en él subsisten.”* Sin El dejan de existir las cosas, en El y con El se mantienen existiendo todas las cosas. Por eso es que sin Cristo la persona no tiene Vida eterna, dejará de existir, pero con Cristo existirá por toda la eternidad. Por eso es tan importante recibir a Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en Su Nombre y recibir Su Espíritu Santo, y así recibimos Vida eterna y somos confirmados en la Vida eterna, confirmamos nuestro lugar en la Vida eterna para vivir con Cristo por toda la eternidad, para poder subsistir eternamente. Nuestra vida está escondida ¿dónde? En Cristo. “*...y El es la cabeza del cuerpo que es la iglesia.”* La Cabeza de la Iglesia ¿es quién? Cristo nuestro salvador, El es el Principio de la Creación de Dios, El es el Principio de esta Creación nueva: la creación de la Iglesia. El es el Principio de esta Nueva Raza, de esta Raza con Vida eterna, porque El es el Segundo Adán. Por lo tanto la descendencia del Segundo Adán son los miembros de Su Iglesia, los creyentes en El. “*... él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia;* *por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud,* *y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.”* Y ahora vean, la reconciliación del ser humano y de toda la Creación viene por medio de Jesucristo nuestro Salvador. Nadie puede ser reconciliado con Dios, si no es por medio de Jesucristo nuestro Salvador. Y ahora, hemos visto que aquel éxodo que Dios realizó, que Cristo realizó con el pueblo hebreo (que es el pueblo de los siervos de Dios), es tipo y figura del éxodo que Cristo realizaría con el Israel Celestial, con los hijos e hijas de Dios, pero se reflejó en los siervos de Dios que es el pueblo hebreo. Y ahora, así como Dios los libertó y los llevó a la tierra prometida, encontramos que Cristo nos ha libertado del poder de las tinieblas, nos libertó del faraón de las tinieblas (o sea, del diablo y su reino), y ahora nos ha colocado en la tierra prometida del bautismo del Espíritu Santo. Eso ha ocurrido en lo espiritual; y así El ha estado creando una Nueva Raza primeramente en el mundo espiritual en la sexta dimensión, porque es ahí en esa dimensión donde primeramente se lleva a cabo la creación de las cosas que van a ser eternas. Por esa causa antes de Cristo aparecer en la Tierra en carne humana, primero estaba en la sexta dimensión, y es llamado el Angel de Jehová o Angel del Pacto en la sexta dimensión, que es la dimensión de los Angeles y es la dimensión a la cual van los creyentes en Cristo cuando terminan sus días en el cuerpo terrenal. Para una persona tener el cuerpo eterno físico, primeramente tiene que tener el cuerpo angelical teofánico, primero tiene que nacer en la sexta dimensión, el nuevo nacimiento obtenerlo, y luego en el Tercer Exodo entonces El nos llevará a la tierra prometida del cuerpo físico, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado. Ahora vean, en el Primer Exodo fue ¿quién? Cristo, el Angel del Pacto en Su cuerpo angelical, el que llevó a cabo esta labor del primer éxodo, y en el Segundo Exodo es Cristo también, el Angel del Pacto, el Angel de Jehová. Es Cristo, el Angel del Pacto, el Angel de Jehová, el cual tiene la plenitud de la divinidad. Por lo tanto la plenitud de Dios está en Cristo, el Angel del Pacto en Su cuerpo angelical y en Cristo, el Angel del Pacto en Su cuerpo físico. Por lo tanto, Cristo es poder de Dios, y en El está todo el poder de Dios. Cristo dijo: “Todo poder me es dado en el Cielo y en la Tierra.” Por El fueron creadas todas las cosas, por El subsisten, y es El y para El que fueron creadas todas las cosas, El es la imagen del Dios invisible. Y si el ser humano es hecho a imagen y semejanza de Dios, pues tiene que tener una imagen como la que tiene Dios, y la imagen de Dios es Cristo en Su cuerpo angelical; por lo tanto tiene que tener un cuerpo angelical teofánico de la sexta dimensión el ser humano, para así ser a imagen de Dios; y para ser a semejanza de Dios tiene que recibir el cuerpo físico glorificado; porque con la caída del ser humano, el ser humano perdió esa imagen y semejanza de Dios. Pero ahora Dios por medio de Cristo restaura al ser humano a la imagen y semejanza de Dios. Y ahora, luego de la persona recibir el Espíritu de Dios y así obtener el nuevo nacimiento, ha nacido en el Reino de Cristo, ha nacido en la sexta dimensión y por consiguiente ha entrado a la tierra prometida en el campo espiritual, ha ocurrido una transformación en el interior de la persona; pero viene una transformación física para cada persona que ha recibido la transformación interior. Es para aquellos que han recibido el Espíritu de Cristo, y por consiguiente han nacido de nuevo y tienen el cuerpo angelical, que vendrá la transformación física para tener el cuerpo físico glorificado, igual al cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo; y esa parte es en el Tercer Exodo prometido por Dios para este tiempo final. Ahora, hemos visto que así como el pueblo hebreo viajó por el desierto rumbo a la tierra prometida, vean, el pueblo de Dios ha estado viajando de edad en edad. Pero ahora nos encontramos frente al Jordán, frente al Jordán para que Dios abra el Jordán y pasemos a la tierra prometida del nuevo cuerpo. Ahora, durante la trayectoria del pueblo hebreo murieron muchos por el desierto y aun Moisés murió también. Pero Josué y Caleb con los creyentes que permanecieron firmes y prosiguieron hacia adelante sin detenerse, entraron a la tierra prometida, Dios abrió el Jordán y pasaron a la tierra prometida y la conquistaron. Ahora, vean que el pueblo hebreo por el desierto tuvo muchas luchas y diferentes pueblos se levantaron en contra de él. Eso es tipo y figura de la trayectoria de la Iglesia a través de las diferentes edades, en donde el enemigo, el diablo se ha levantado en contra de la Iglesia del Señor Jesucristo; y huestes espirituales malignas se han levantado en contra de la Iglesia de Jesucristo en los diferentes tiempos, y han usado a naciones y a diferentes grupos y a diferentes personas en contra de la Iglesia de Jesucristo; lo mismo que sucedía allá en la trayectoria del pueblo hebreo, en donde el diablo levantaba a diferentes naciones para luchar en contra del pueblo hebreo, para que no pudieran llegar a la tierra prometida. Y para este tiempo final vendrá una apretura: el anticristo, el hombre de pecado se va a levantar en contra de la Iglesia de Jesucristo, para no dejarla entrar a la tierra prometida del cuerpo nuevo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado. Ahora, ¿qué podemos hacer? Pues proseguir sin detenernos rumbo a la tierra prometida del nuevo cuerpo. En Romanos, capítulo 6, verso 22 al 23, vean lo que dice San Pablo; pues nosotros no podemos quedarnos a mitad de camino, tenemos que seguir siempre adelante. Dice capítulo 6, verso 22 al 23: “*Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna.”* Es la Vida eterna, eso es lo que Cristo nos da: la Vida eterna en un cuerpo angelical teofánico, Vida eterna que recibimos al recibir a Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en agua en Su Nombre, y recibir el Espíritu Santo, y así recibimos el nuevo nacimiento y recibimos el cuerpo angelical y ya tenemos Vida eterna. Pero El también ha prometido Vida eterna física en un cuerpo físico y glorificado. Por lo tanto, en el Tercer Exodo es que recibimos esa bendición, y eso será cuando los muertos en Cristo resuciten en cuerpos glorificados lo cual va a ocurrir cuando se complete la Iglesia de Jesucristo, cuando haya entrado al Cuerpo Místico de Cristo hasta el último escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, y entonces Cristo se levantará del Trono de Padre y tomará el Título de Propiedad: el Libro de los Siete Sellos, lo abrirá en el Cielo y hará Su Obra de Reclamo, y resucitará a los muertos creyentes en El en cuerpos glorificados y a nosotros nos transformará, y entonces habremos entrado a la tierra prometida del cuerpo físico, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado; habremos entrado a la tierra prometida del Tercer Exodo, así como entrar a la tierra prometida del Segundo Exodo es recibir el Espíritu Santo y obtener así el nuevo nacimiento y obtener el cuerpo angelical. Y la tierra prometida del Tercer Exodo para nosotros como individuos es recibir el cuerpo físico glorificado; y para la Iglesia de Jesucristo con todos los miembros de la Iglesia de Jesucristo será entrar al glorioso Reino Milenial de Cristo. ¿Ven? La tierra prometida como cuerpo físico glorificado y la tierra prometida como Reino Milenial, esto es para el Tercer Exodo. Para el Segundo Exodo la tierra prometida es el bautismo del Espíritu Santo, donde obtenemos el cuerpo angelical. Ahora, ¿vieron lo sencillo que es todo? Ahora, recuerden que el pueblo que va rumbo a la tierra prometida tiene grandes luchas. Por eso San Pablo decía que tenemos lucha no contra carne y sangre, sino que es una lucha contra potestades en los aires. Vamos a ver si lo encontramos aquí rápido para leerlo. No tenemos lucha contra carne y sangre... vamos... Recuerden que el príncipe de las tinieblas es el príncipe de la potestad del aire. En Efesios, capítulo 6, verso 12, dice San Pablo: “*Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.”* Ahora, vean que así como el pueblo hebreo tuvo luchas contra fuerzas físicas y fuerzas espirituales, las fuerzas espirituales del reino de las tinieblas estaban usando esas naciones que se levantaron en contra del pueblo hebreo, como también estaba usando el diablo y sus huestes malignas, estaban usando al faraón y su reino. Y ahora, las huestes espirituales de maldad de las tinieblas dirigidas por el diablo en el Segundo Exodo, se han levantado en contra de la Iglesia de Jesucristo y han usado diferentes naciones que han perseguido a la Iglesia de Jesucristo y a diferentes personas. Y para este tiempo final continúa esa lucha, y para este tiempo final el maligno a través del anticristo, del hombre de pecado, se levantará en contra de la Iglesia de Jesucristo, para impedir que entre a la tierra prometida del cuerpo nuevo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado. Pero Cristo será el que obtendrá la gran victoria en el Amor Divino, y entraremos a la tierra prometida del cuerpo físico glorificado, y así seremos a la imagen: el cuerpo angelical, y a la semejanza: cuerpo físico glorificado, ¿de quién? De nuestro amado Señor Jesucristo. Seremos iguales a nuestro Hermano Mayor, seremos iguales a nuestro Hermano Jesucristo nuestro Salvador. Por eso es tan importante estar prosiguiendo sin detenerse, prosiguiendo hacia la tierra prometida. Para llegar hay que estar por el camino que nos lleva a la Tierra prometida, y el Camino es Cristo, o sea, estar en el Camino cristiano, estar en el Camino de Cristo, sirviendo a Cristo todos los días de nuestra vida con toda nuestra alma. Así ha sido de edad en edad; y ahora estamos en el camino de Cristo en la etapa final: la Edad de la Piedra Angular. ¿Ven? O sea, que el pueblo iba caminando de etapa en etapa, no se podían quedar allá estacionados en Egipto o el Monte Sinaí, sino que tenían que continuar hasta llegar a la tierra prometida. Y ahora, nos encontramos a un paso de la tierra prometida del cuerpo nuevo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, en donde la Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final suena y nos da a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, y nos da la fe, la revelación para ser transformados y raptados, la revelación, la fe del Séptimo Sello, que es la revelación de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo. Así como necesitamos la fe, la revelación de la Primera Venida de Cristo como Cordero de Dios y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, para creer y obtener los beneficios de la Primera Venida de Cristo, y obtener el perdón de nuestros pecados, y obtener el Espíritu Santo, y obtener así el nuevo nacimiento y obtener el cuerpo angelical; para obtener el cuerpo físico glorificado, necesitamos tener la revelación de Séptimo Sello, necesitamos tener la revelación de la Segunda Venida de Cristo, como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo, porque la Segunda Venida de Cristo es para darnos la transformación de nuestro cuerpo, para darnos la entrada a la tierra prometida del cuerpo físico glorificado. Por eso dice San Pablo en Filipenses, capítulo 3, verso 20 al 21: “*Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;* *el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.”* ¿Ven? La Segunda Venida de Cristo es para transformar nuestro cuerpo físico, transformarlo, darnos un cuerpo glorificado, eterno, inmortal y jovencito para toda la eternidad, igual al cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador. Ya lleva Cristo alrededor de dos mil años en ese cuerpo glorificado y todavía está vivo y jovencito, y está intercediendo en el Cielo como Sumo Sacerdote. Ahora, podemos ver la bendición tan grande que hay para aquellos que están prosiguiendo sin detenerse en el Camino de Cristo rumbo a la tierra prometida del cuerpo nuevo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado. Y luego entraremos también al glorioso Reino Milenial, que es la tierra prometida como Reino. Pero la tierra prometida como cuerpo físico es el cuerpo glorificado, y la tierra prometida como cuerpo espiritual en el nuevo nacimiento es el cuerpo angelical, eso está en el Segundo Exodo. Pero en el tercer Exodo está la tierra prometida del cuerpo nuevo, la tierra prometida del cuerpo glorificado y la tierra prometida del glorioso Reino Milenial de Cristo. Ahora vean, en el Segundo Exodo entramos al Reino de Cristo, el Reino espiritual de Cristo, y entramos al cuerpo teofánico como tierra prometida. Y en el Tercer Exodo la entrada es al cuerpo físico glorificado y luego al Reino Milenial de Cristo. ¿Ven? Ahora, podemos ver que vale la pena estar prosiguiendo, vale la pena proseguir sin detenerse rumbo a la tierra prometida. Pero tenemos que proseguir en el Camino de Dios, que es Jesucristo nuestro Salvador. “Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida, y nadie viene al Padre sino por mí.” Dijo Jesucristo nuestro Salvador. Por lo tanto, tenemos que proseguir en Cristo, que es el Camino y es la Vida eterna, para llegar a la tierra prometida del cuerpo físico glorificado y luego llegar a la tierra prometida del glorioso Reino Milenial. Por lo tanto, proseguimos sin detenernos, proseguimos en Cristo, el Camino de Dios, y proseguimos firmes sirviéndole a Cristo con toda nuestra alma. Y ahora, ¿dónde están los que están prosiguiendo sin detenerse en el Camino de Dios, en Cristo? Pues aquí estamos caminando en Cristo todos los días de nuestra vida. Y cuando llegue el momento de entrar a la tierra prometida del cuerpo nuevo, veremos que los años que le han pasado a este cuerpo desaparecerán, y también el cuerpo porque recibiremos un nuevo cuerpo, será absorbido por el nuevo cuerpo: el cuerpo físico, inmortal, incorruptible y glorificado, si permanecemos vivos hasta que ocurra la resurrección. Y para los que han dormido, pues Cristo los resucitará en un cuerpo nuevo glorificado, y así estaremos iguales a Jesucristo: todos jovencitos. En la actualidad yo me veo mayor que Jesús, en este cuerpo yo me veo mayor que Jesús en Su cuerpo glorificado. Pero cuando tenga el cuerpo nuevo, pues me voy a ver igual que El, y ustedes también. Así que vale la pena proseguir sin detenernos en el Camino de Dios rumbo a la tierra prometida del cuerpo nuevo, del cuerpo glorificado. Por lo tanto, estamos prosiguiendo sin detenernos. “**PROSIGUIENDO SIN DETENERSE.”** Así va cada hijo e hija de Dios en este tiempo final: prosiguiendo sin detenerse. ***Que las bendiciones de Cristo, el Angel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también; y pronto lleguemos a la tierra prometida del cuerpo nuevo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, que es la meta y el fin que es la Vida eterna.*** Que Dios les bendiga a todos, les guarde, y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de Cristo nuestro Salvador. Muchas gracias por vuestra amable atención, y dejo nuevamente con ustedes a nuestro amigo y hermano, el Rvdo. Juan Ramos, para finalizar nuestra parte en esta ocasión, y luego les veré a los que estén en la actividad próxima, ya sea una o dos actividades: la del domingo, y no sé si hay alguna otra con todos los hermanos, les veré de nuevo en el tema o los temas que hemos de tener. Que Dios les bendiga, les guarde, y pasen todos muy buenas noches “**PROSIGUIENDO SIN DETENERSE.”**