--- title: 'El discípulo amado' date: 2001-07-19 activity: 1 place: city: state: country: MX duration: 00:00:00 public: false youtube: translations: files: --- Muy buenas tardes, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Reciban saludos de mi esposa Erica, y los niños de América, mi niña. Para esta ocasión leemos en San Juan, capítulo 21, versos 18 en adelante, donde dice: “*De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde querías; mas cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras.* *Esto dijo, dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios. Y dicho esto, añadió: Sígueme.* *Volviéndose Pedro, vio que les seguía el discípulo a quien amaba Jesús, el mismo que en la cena se había recostado al lado de él, y le había dicho: Señor, ¿quién es el que te ha de entregar?* *Cuando Pedro le vio, dijo a Jesús: Señor, ¿y qué de éste?* *Jesús le dijo: Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? Sígueme tú.* *Este dicho se extendió entonces entre los hermanos, que aquel discípulo no moriría. Pero Jesús no le dijo que no moriría, sino: Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti?* *Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas, y escribió estas cosas; y sabemos que su testimonio es verdadero.* *Y hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir. Amén.”* Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla. Nuestro tema es: **“EL DISCIPULO AMADO.”** Juan el Apóstol es llamado el discípulo amado del Señor Jesucristo; aunque Jesucristo amaba a todos Sus discípulos, Juan el Apóstol siendo el menor de los discípulos, es conocido como el amado del Señor, es hijo de Salomé y Zebedeo, Salomé es hermana de la virgen María, por consiguiente es primo hermano según la carne de Jesús. Y ahora, también encontramos que Juan es hermano de Jacobo; y ahora, Juan el Apóstol es uno de los tres principales Apóstoles, los cuales son Pedro, Jacobo y Juan, es uno de los tres que estaba presente cuando Jesucristo en San Mateo, capítulo 16, versos 26 al 28, habló estas palabras: “*Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?* *Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras.* *De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino.”* Luego miren ustedes: de todos los discípulos que allí estaban presentes Cristo dijo: “Hay algunos de los que están aquí,” no todos los que estaban allí, sino algunos de los que allí estaban, dice que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en Su Reino. Ahora, todos los discípulos del Señor Jesucristo han muerto, y la Segunda Venida de Cristo no se cumplió en el tiempo de los Apóstoles, entonces ¿qué significa esto? De entre los discípulos que allí estaban, tomó Jesús en el capítulo siguiente: capítulo 17, a Pedro, Jacobo y Juan, y los llevó a un monte alto y se transfiguró delante de ellos. Dice así, capítulo 17, verso 1 en adelante de San Mateo: “*Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto;* *y se transfiguró delante de ellos,* *y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz.* *Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él.”* En esta visión que Cristo está dándole aquí a Pedro, Jacobo y Juan, le está mostrando la venida del Reino de Dios, está mostrándole ahí al Hijo del Hombre viniendo en la Gloria de Su Padre con Sus Angeles, y allí está siendo establecido el orden de la Segunda Venida de Cristo con Sus Angeles, allí vemos al Hijo del Hombre transfigurado delante de ellos, con Su rostro como el sol y Sus vestidos como la luz resplandeciente, y encontramos a Moisés y a Elías, encontramos que este es el orden de la Segunda Venida de Cristo, la Venida del Hijo del Hombre en la Gloria de Su Padre. Ahora, este es un misterio muy grande del Reino de Dios; y cuando ellos descendieron del Monte de la Transfiguración, Cristo dijo: “No digan a nadie la visión hasta que el Hijo del Hombre haya resucitado.” Esta visión tiene que ser cumplida en este tiempo final. Los Angeles del Hijo del Hombre allí en la visión del Monte de la Transfiguración, son Moisés y Elías. Para el tiempo final tenemos la promesa de Apocalipsis, capítulo 11, que es la venida de los Dos Olivos y Dos Candeleros que están delante de la presencia de Dios, los cuales dice ahí mismo en el capítulo 11, verso 3 en adelante del Apocalipsis, que son los Dos Ungidos que están delante de la presencia de Dios. En Zacarías, capítulo 4, versos 10 al 14, también dice el Angel a Zacarías, que estos Dos Olivos, las ros ramas de olivo y los Dos Olivos, son los Dos Ungidos que están delante de la presencia de Dios. Y todo el capítulo 4 de Zacarías es la Iglesia del Señor Jesucristo siendo formada, siendo creada, y así por consiguiente siendo establecida como el Templo de Dios. Encontramos que dice Dios que no es con ejércitos, tampoco es con fuerza, “sino con mi Espíritu, “ha dicho el Señor. La creación de la Iglesia del Señor Jesucristo que es el Templo Espiritual de Jesucristo, no es por ejércitos que será formada esa Iglesia, no es por fuerza humana, no es por conocimiento humano, sino por el Espíritu del Señor que será creada la Iglesia del Señor Jesucristo, así como el cuerpo físico de nuestro amado Señor Jesucristo fue creado por el Espíritu Santo en el vientre de María. Y ahora, hemos visto que todo ese capítulo 4 de Zacarías es la Iglesia del Señor Jesucristo, donde se cumplirá todo lo que ahí está profetizado. Y fue tipificada la Iglesia del Señor Jesucristo en el templo que construyó Salomón y luego en la restauración de ese templo, el cual fue restaurado por Zorobabel, el príncipe de la tribu de Judá, descendiente del rey David, y por el sacerdote Josué, que estaba en ese tiempo en el ministerio como sumo sacerdote. Y ahí para la restauración del templo de Dios está la combinación del príncipe rey, y del sumo sacerdote Josué; y en esa forma tenemos al sumo sacerdote al lado del príncipe Josué, para la restauración del templo de Dios. Y ahora, vean ustedes: para la restauración del templo de Dios como raza humana, como seres humanos, tenemos al Sumo Sacerdote, Jesucristo, Melquisedec, y al Príncipe de la tribu de Judá, descendiente del rey David, que es nuestro amado Señor Jesucristo; y ahí lo tenemos a El restaurando la raza humana a la posición de templo de Dios. Y ahora, Cristo está rescatando la raza humana, el ser humano, redimiendo al ser humano, colocándolo en el lugar original en que Dios lo colocó. Y Cristo por medio de Su Sacrificio en la Cruz del Calvario lleva a cabo Su Obra de Redención; y toda persona que lo recibe como su Salvador, lava sus pecados en Su Sangre y es bautizado en Su Nombre en agua, recibe el Don del Espíritu Santo y obtiene así Vida eterna y es restaurado a la Vida eterna, es restaurado a la posición de templo de Dios como individuo, y es colocado en la Iglesia del Señor Jesucristo, que es el Templo de Dios como Cuerpo Místico de creyentes, y así es que la persona es restaurada a todo lo que perdió Adán y Eva en la caída. Por medio del primer Adán al pecar, el ser humano cayó, cayó de la posición de templo de Dios, cayó de la posición de la Vida eterna, cayó de la posición de rey sobre este planeta Tierra; pero por medio de Cristo, el Segundo Adán, somos restaurados a la Vida eterna, somos restaurados a la posición de templo espiritual de Dios, para morada de Dios en Espíritu Santo en nosotros, y somos restaurados a la posición de seres eternos, o sea, con Vida eterna, y por consiguiente somos restaurados a la posición de Reyes y de Sacerdotes. Por cuanto esta primera parte de Redención obra en el campo espiritual y transforma nuestro interior, y nos da un cuerpo angelical, por consiguiente somos Reyes en la esfera espiritual. En la esfera física no somos ni alcaldes de una ciudad, pero en la esfera espiritual somos Reyes y somos Sacerdotes. Pero para el Reino Milenial estará la esfera física manifestada, y entonces al recibir de Cristo el cuerpo glorificado, estaremos recibiendo la Redención del cuerpo, esto es nuestra transformación; y estaremos recibiendo por consiguiente un cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, igual al cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo, y entonces seremos Reyes en la esfera física también. Esos son los Reyes que gobernarán en el glorioso Reino Milenial de nuestro amado Señor Jesucristo, y esas mismas personas son las que en el Reino Milenial tendrán a su cargo la esfera religiosa también; son los Sacerdotes para el Reino Milenial del Orden de Melquisedec, pues así como cambió la Ley cambió también el sacerdocio, el sacerdocio y la Ley cambiaron. Y ahora, hay un nuevo sacerdocio: el Sacerdocio de Melquisedec, del cual Cristo es el Sumo Sacerdote y nosotros somos los demás Sacerdotes; y cambió la Ley también, por lo tanto cambió también el pacto, cambió la Ley, de la Ley se cambió a la Gracia, de la Dispensación de la Ley se cambió a la Dispensación de la Gracia, y del pacto que estaba establecido para el pueblo hebreo bajo la Ley, se cambió al Nuevo Pacto bajo la Sangre de nuestro amado Señor Jesucristo. Y ahora, así como Juan el discípulo amado de Cristo cambió de la Ley a la Gracia, cambió del Antiguo Testamento al Nuevo Testamento, cambió del pacto que estaba establecido para el pueblo hebreo en el Antiguo Testamento cambió al Nuevo Pacto, los amados de nuestro amado Señor Jesucristo han entrado al Nuevo Pacto, al cual Cristo nos ha introducido, y tenemos a Cristo como el Sumo Sacerdote en el Cielo haciendo intercesión por cada persona que tiene su nombre escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. Y hasta que entre al Cuerpo Místico hasta el último de los que están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, Cristo permanecerá allí haciendo intercesión por los que faltan de entrar. Cuando lo reciben a Cristo como su Salvador, Cristo hace intercesión por ellos y quita sus pecados. ¿Y qué de los que ya están dentro, si cometen algún error, falta o pecado? Pues tenemos las 24 horas del día la Sangre de Cristo y a Cristo como Sumo Sacerdote en el Cielo, para interceder por nosotros. Si alguno ha pecado, Abogado tenemos para con el Padre: a Jesucristo Su Hijo, y la Sangre de Jesucristo ¿qué hace? Nos limpia de todo pecado. Si tenemos comunión los unos con los otros, entonces vean ustedes, estamos en luz; y si estamos en luz, estamos caminando en compañerismo los unos con los otros, vamos a ver Primera de Juan, capítulo 1, verso 3 en adelante, dice: “*Lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo.* *Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido.* *Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él.* *Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad;* *pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros.”* Vean, es muy importante tener comunión unos con otros. No podemos estar aislados; una persona no se puede aislar porque vea cosas que no le gusten en medio de su congregación. Es como el árbol o la planta de uvas de la cual Cristo dice: “Yo soy la Vid verdadera, mi Padre es el labrador (y dice), vosotros sois los pámpanos (que son las ramas donde aparece el fruto, donde aparecen las uvas. Y El dice); separados de mí nada podéis hacer.” También El dice que el pámpano que no lleva fruto será cortado y echado al fuego. Cuando una persona se aísla, le ha pasado una de dos cosas: o se pone a ver faltas y errores de otras personas y tropieza; y nosotros no debemos tropezar, nuestra vida es un trato individual entre cada persona con Cristo. Si los niños están todos juntos y están aprendiendo a caminar, y uno se cae ¿el otro no va a levantarse para caminar porque el otro se cayó? No, pues entonces tendríamos un montón ahí de niños que nunca caminarían. Pero vean ustedes, los niños aunque el otro se caiga al comenzar a caminar, el otro niño que está empezando a caminar se levanta, camina, y si se cae, se levanta y sigue caminando. Por eso ustedes están caminando, ¿por qué? Porque hicieron así; si usted en la primera caída que se dio cuando se levantó a caminar cuando bebé, cuando niñito, hubiera dicho: “No, no, esto es imposible, tengo que esperar a ser de 20 ó 30 años para poder caminar, porque yo veo caminando a todas estas personas, cuando yo llegue a su edad es que voy a caminar.” No, los niños no piensan así, los niños piensan con una mente positiva, llena de fe, y enseguida que tienen fuerzas en sus piernas ya se están parando en la cuna o en el corralito que les tienen, y ya se quieren salir a caminar fuera, y si se caen se levantan de nuevo y siguen caminando, y si su amiguito se cae, no significa para el otro que va a dejar de caminar. Y así es en la vida cristiana: si usted tiene una caída no se quede caído, levántese, porque la Sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado si confesamos nuestros pecados a Cristo, arrepentidos de nuestros pecados. Y si nuestro hermano cae, oremos por él para que Dios lo levante, no lo critiquemos, sino demos la mano a nuestro hermano; y si no le podemos ayudar, no lo critiquemos, sino más bien oremos por él, y digan a su hermano: “Levántate, sigue caminando hacia adelante, sigue hacia adelante, Cristo te va ayudar, Cristo te va a fortalecer, va a fortalecer tus piernas espirituales para que no te caigas más.” Pero usted no se desanime, siga también usted adelante, porque usted no puede perder la bendición de la Vida eterna porque una persona se cayó, como usted no podía perder la bendición de ser una persona erecta, caminando siempre en la vida. Si se hubiera desanimado porque se cayó un niñito cuando usted estaba comenzando a caminar o cuando ya usted caminaba, si usted dice: “No voy a caminar más porque miren, ya se cayó este, por lo tanto yo no voy a caminar más,” estaría usted en una cama tendido, tendrían que llevarlo en una silla de ruedas por todos los lugares, o sea, se convertiría usted en una persona inútil para usted, para su familia y para su comunidad. Pero usted por cuanto no se desanimó, usted siguió caminando, y miren, ya lleva caminando muchos años y seguirá caminando hasta que terminen sus días aquí en la Tierra; y así es en la vida cristiana, hay que seguir caminando, Cristo dijo: “Si alguno pone su mano en el arado y mira hacia atrás, no es apto para el Reino.” Así que, tenemos que tener todas estas cosas en cuenta, no podemos aislarnos, sino que tenemos que mantenernos en el Cuerpo Místico de Cristo, como las ramas o pámpanos de la vid, no puede una rama decir: “No, yo me voy a separar de esta planta, de este tronco de la vid, yo quiero estar por mí cuenta, producir el fruto por mi cuenta.” Todo pámpano tiene que estar en la vid, “sin mí nada podéis hacer.” Y todo pámpano tiene que llevar fruto estando en Cristo. Así que, el pámpano que no está en Cristo es un pámpano que se secará, se secará, su vida espiritual se secará porque la vida de Cristo fluye en Su Iglesia, y ahí en Su Iglesia El envía Su bendición para todos los miembros de Su Iglesia, así es de edad en edad. Y ahora, estar separados del Cuerpo Místico de Cristo significa que uno no pertenece al Cuerpo Místico de Cristo. Ahora, por un mismo Espíritu hemos entrado a ese Cuerpo Místico de Cristo: por medio del Espíritu Santo, al producir el nuevo nacimiento en nosotros hemos nacido en el Cuerpo Místico de Jesucristo, y Su Espíritu nos mantiene unidos en Su Cuerpo Místico de creyentes. Dice San Pablo en Romanos, que si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, el tal no es de El. Ahora podemos ver la importancia de permanecer en la Vid que es Cristo, permanecer en el Cuerpo Místico de Cristo, porque la Iglesia del Señor Jesucristo es el mismo Cristo en la forma de Su Iglesia, porque Cristo es el Grano de trigo que fue sembrado en tierra y nació en la forma de una planta de trigo. Y es en la planta de trigo donde Cristo se reproduce en muchos granos de trigo, en muchos hijos e hijas de Dios. No espere la reproducción de Cristo fuera de la planta de trigo, porque usted tampoco puede esperar la reproducción del trigo fuera de la planta de trigo. Y ahora, es en la Iglesia del Señor Jesucristo donde se reproduce Cristo en muchos hijos e hijas de Dios. Usted no puede esperar la reproducción de Cristo en una religión pagana, eso es imposible, es en la Iglesia del Señor Jesucristo. Ahora, en la Iglesia del Señor Jesucristo encontramos a Juan el Apóstol, fue uno de los primeros ciento veinte creyentes en Cristo que obtuvo el nuevo nacimiento el día de pentecostés, es uno de los ciento veinte que nacieron primero en el Reino de Cristo. Y ahora, encontramos que Juan el discípulo amado, fue uno de los tres que estuvo en el Monte de la Transfiguración, y vieron allí en visión, vieron la visión de la Venida del Hijo del Hombre en el Reino de Su Padre con poder y Gloria. Y por consiguiente ellos allí vieron en visión por supuesto, y todo está allí tipificado, vieron la Venida del Hijo del Hombre en Su Reino. Ese es el orden para la Venida del Hijo del Hombre en este tiempo final: tienen que estar presentes Moisés y Elías con el Hijo del Hombre. Ahora, encontramos que ya en San Juan, capítulo 21 (la lectura que tuvimos), del verso 18 al 25, Cristo dice que El quiere que Juan quede hasta que El venga: “¿Que a tí si yo quiero que él quede hasta que yo venga?” Ahora, Juan en adición de haber recibido juntamente con Pedro, Jacobo y Juan la promesa de estar vivo para ver la Venida del Hijo del Hombre en Su Reino, lo cual se cumplió en el Monte de la Transfiguración, luego recibió la promesa de no morir hasta ver la Venida del Señor; pero Juan murió, y la Segunda Venida de Cristo no se cumplió en los días de Juan, porque es una promesa para este tiempo final. Ahora, sin embargo por cuanto Dios le prometió a Juan esta bendición cuando dijo que El quería que Juan quedara hasta que El regresara: *“Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? Sígueme tú.”* ¿Se cumpliría esta promesa en el tiempo de Juan? Sí, se cumplió y ya no estaban Pedro ni tampoco Jacobo, esta promesa se cumplió en la Isla de Patmos, cuando Juan el Apóstol recibió la revelación del Apocalipsis, para lo cual Jesucristo le envió Su Angel como nos dice en Apocalipsis, capítulo 1, versos 1 al 3, donde dice: “*La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan,* *que ha dado testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de todas las cosas que ha visto.* *Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca.”* Juan en la Isla de Patmos recibió la revelación de Jesucristo a través del Angel del Señor Jesucristo; y todo este libro del Apocalipsis fue mostrado a Juan, revelado todo esto a Juan por el Angel del Señor Jesucristo en estas visiones apocalípticas, las cuales están en símbolos, pero estos símbolos tienen un significado. Juan el Apóstol vio en Apocalipsis, capítulo 10, la Venida del Señor. Apocalipsis, capítulo 10, dice: “*Vi descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego.* *Tenía en su mano un librito abierto; y puso su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra;* *y clamó a gran voz, como ruge un león; y cuando hubo clamado, siete truenos emitieron sus voces.* *Cuando los siete truenos hubieron emitido sus voces, yo iba a escribir; pero oí una voz del cielo que me decía: Sella las cosas que los siete truenos han dicho, y no las escribas.* *Y el ángel que vi en pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó su mano al cielo,* *y juró por el que vive por los siglos de los siglos, que creó el cielo y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en él, que el tiempo no sería más.”* Este Angel es el mismo Jesucristo, el cual en el Cielo tomó el Título de Propiedad, el Libro de los Siete Sellos, y lo abrió. Vean cómo todo esto sucedió en Apocalipsis, capítulo 5, verso 1 en adelante, donde dice: “*Y vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos.”* Este es el Título de Propiedad de toda la Creación, este es el Libro de la Vida del Cordero donde están escritos los nombres de todos los escogidos de Dios, de todos los Primogénitos de Dios que serían redimidos por la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador; por eso es tan importante este Libro, a tal grado que ni en el Cielo ni en la Tierra, ni debajo de la Tierra hubo ninguna persona digna de tomar ese Libro y abrir los Sellos, excepto nuestro amado Señor Jesucristo. Sigue diciendo: “*Y vi a un ángel fuerte que pregonaba a gran voz: ¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos?* *Y ninguno, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro, ni aun mirarlo.* *Y lloraba yo mucho, porque no se había hallado a ninguno digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo.* *Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá,* *la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos.* *Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos,* *los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra.* *Y vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono.”* Ese León de la tribu de Judá que es anunciado cuando Juan el Apóstol mira, lo que ve es un Cordero como inmolado que tenía siete cuernos, y en los siete cuernos un ojo en cada cuerno, siete ojos en siete cuernos. Los siete cuernos con los siete ojos es la Iglesia en las siete edades con sus siete Angeles Mensajeros. Y ahora, Cristo es el que toma el Libro y abre ese Libro de los Siete Sellos. Ahora, hay un lapso de tiempo entre el llamado para que alguien se presente para tomar ese Libro, hasta que aparece Cristo para tomar el Libro y abrir esos Sellos, ese Libro de los Siete Sellos. ¿Por qué no apareció inmediatamente Cristo, y Juan estuvo llorando porque no se había hallado a ninguno digno de tomar el Libro y abrir ese Libro de los Siete Sellos? Es que Cristo estaba en el Trono de Intercesión, haciendo intercesión con Su propia Sangre como Sumo Sacerdote, como lo hacía el sumo sacerdote en el lugar santísimo del tabernáculo que construyó Moisés y del templo que construyó el rey Salomón. Desde que Cristo ascendió al Cielo hasta nuestro tiempo, se ha estado viviendo en el Cielo el día de la Expiación, y Cristo ha estado haciendo intercesión en el Cielo, en el Templo Celestial, en el Lugar Santísimo del Templo Espiritual, ha estado haciendo intercesión por toda persona que tiene su nombre escrita en este Libro: el Libro de los Siete Sellos, que es el Libro de la Vida del Cordero, donde están escritos esos nombres desde antes de la fundación del mundo. Y no puede salir de allí hasta que haya entrado hasta el último de los escogidos de Dios al Cuerpo Místico de Jesucristo, porque ninguna de las ovejas que el Padre le ha dado, ninguna puede perderse, “nadie las arrebatará de mi mano,” ha dicho Jesucristo nuestro Salvador, dice: “el Padre que me las dio mayor que todos es; nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.” Por lo tanto no se pueden perder los escogidos de Dios, los Primogénitos de Dios, están en la sección del Libro de la Vida del Cordero en ese Libro de los Siete Sellos. Esa es la causa por la cual desde que se hace el llamado para que una persona venga y tome el Libro, hasta que aparece el Cordero Jesucristo y tome el Libro, vean hay un lapso de tiempo; Juan lloraba mucho en ese intermedio que hay entre el llamado y la aparición de Cristo para tomar el Libro. Ahora, ¿qué estaba pasando en ese intermedio que hay ahí? Estaba Cristo llamando Sus escogidos del Día Postrero, estaba Cristo llamando los escogidos del Día Postrero, de la Edad de la Piedra Angular en el Cuerpo Místico de Jesucristo. Ya las siete edades habían transcurrido, y por consiguiente viene el llamado para que se tome el Libro y se abra en el Cielo, y Cristo cambie de Cordero a León, y de Sumo Sacerdote a Rey, por lo tanto es tiempo para que se cambie de la Obra de Intercesión a la Obra de Reclamo. Pero Cristo no puede cambiar de Cordero a León, no puede cambiar de Intercesor a Reclamador hasta que no haya redimido con Su Sangre hasta el último de los escogidos de Dios, hasta el último que está escrito en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero. Juan lloraba mucho porque si no aparecía la persona digna para tomar ese Libro y abrir ese Libro de los Sellos, todo estaba perdido. Y sin la Segunda Venida de Cristo en el Día Postrero a la Iglesia del Señor Jesucristo, todo estará perdido, ¿por qué? Porque los juicios de la gran tribulación destruirán a todo lo que Cristo ha hecho en Su Iglesia. Pero luego que el Libro sea tomado en el Cielo, lo cual ocurrirá cuando haya entrado hasta el último escogido de Dios, y entonces Cristo tomará el Título de Propiedad, el Libro de los Siete Sellos, lo abrirá en el Cielo como lo muestra en los capítulos 6 y también en el capítulo 8, verso 1, luego hará la Obra de Reclamo, resucitará a los muertos creyentes en El de edades pasadas y alguno de los nuestros que han partido, los cuales serán testigos de la resurrección, los resucitará en un cuerpo nuevo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, igual al cuerpo glorificado de Jesucristo, y a nosotros los que vivimos y permanezcamos vivos hasta ese momento, nos transformará y eso es la Redención del cuerpo. Hemos sido sellados con el Sello de Dios, el Sello del Espíritu Santo, que son las primicias del espíritu, son las arras del espíritu para el Día de la Redención, para el día y hasta el día de la Redención, o sea, para el día en que Jesucristo se levantará del Trono del Padre, tomará el Título de Propiedad y reclamará a todos los que El ha redimido con Su Sangre preciosa, resucitará a los muertos creyentes en El y a nosotros nos transformará, y todos tendremos un cuerpo glorificado, igual al cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo; todos seremos perfectos, eternos físicamente, y jovencitos para toda la eternidad. Ahora vean, todas estas cosas las vio Juan el Apóstol, todo está aquí representado en este libro profético, el cual contiene todas esas profecías en símbolos, los cuales les fueron mostrados a Juan el Apóstol. Por eso luego que Cristo toma en Apocalipsis, capítulo 5, versos 5 ó 6 en adelante, toma el Libro de los Siete Sellos y luego en el capítulo 6 lo abre, y en el capítulo 8, verso 1 abre el séptimo, luego en Apocalipsis, capítulo 10 desciende del Cielo con el Librito abierto en Su mano, ¿y luego qué hace con ese Librito? Se lo entrega a un hombre. Vean, el Librito o el Libro que nadie ni en el Cielo ni en la Tierra, ni debajo de la Tierra podía tomar, abrir y leer, ni siquiera mirarlo, ahora Cristo lo toma en el Cielo, lo abre en el Cielo y luego lo trae a la Tierra en el capítulo 10, y se lo entrega a un hombre para que se lo coma. Ese también es un misterio grande del libro del Apocalipsis; y Juan vio todo eso, porque vio que Cristo trajo ese Libro y luego se lo entregó a él, porque Juan representa la Iglesia del Señor Jesucristo con sus Angeles Mensajeros de todas las diferentes etapas de la Iglesia. Y por cuanto la Palabra viene al Angel Mensajero correspondiente a cada edad, Juan representando a cada Angel Mensajero en cada edad, está Juan siempre recibiendo la revelación de Cristo. Y ahora para el Día Postrero, Juan sube en Apocalipsis, capítulo 4 al Cielo, tipo y figura de la Iglesia del Señor Jesucristo subiendo a la Edad de la Piedra Angular, y tipo y figura de todos los escogidos de Dios siendo raptados con Cristo, y llevados a la Cena de las Bodas del Cordero. Y ahora, Juan recibiendo el Libro y comiéndoselo, es tipo y figura de Cristo dándole a Su Angel Mensajero del Día Postrero el Título de Propiedad, el Libro de los Siete Sellos para que se lo coma. Cuando Adán pecó, el Título de Propiedad regresó a la mano de Dios, a la diestra de Dios; y Cristo, el Segundo Adán, es el que lo toma de la diestra de Dios para restaurarlo a la raza humana, restaurarlo a Su Iglesia, y por consiguiente tiene que tener un Mensajero, un Profeta dispensacional al cual traerle ese Librito; y Juan ahí recibiendo ese Librito, para el Día Postrero en su cumplimiento es el Angel del Señor Jesucristo recibiendo ese Librito de la diestra de Dios. Vean cómo el Rvdo. William Branham muestra este misterio de este Libro de los Siete Sellos siendo traído a la Tierra y entregado a un hombre. En el mensaje: *“Tratando de Hacer Servicio a Dios Fuera de Su Voluntad,”* página 85... 83, 84 y 85, dice: “*Cristo es nuestra Arca, la Palabra...”* Esto fue cuando David llevaba el arca del pacto para Jerusalén, iban gozosos y llevaban el arca del pacto en un carro tirado por bueyes, un carro nuevo; pero el arca del pacto conforme a lo establecido por Dios, tenía que ser llevado ¿cómo? En los hombros de los sacerdotes, no en un carro tirado por bueyes. Dice: “*...ellos quieren su denominación, El no puede. Noten: no puede ser llevado en carros nuevos denominacionales, Su Mensaje no puede ir en el carro de una nueva denominación, cuando El está supuesto a estar contenido en el corazón de un Profeta.”* Vean, es en el corazón de un Profeta donde Cristo, la Palabra, el Arca tiene que ser transportado, llevado; y de etapa en etapa, de edad en edad la Palabra, Cristo, el Arca del Pacto, ha estado siendo llevado, o llevada el Arca en el corazón del Mensajero de cada edad. Esa es la forma correcta para ser llevada el Arca del Pacto de edad en edad en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo; y ha estado siendo llevada de edad en edad en el Lugar Santo del Templo Espiritual de Cristo, y tiene que entrar al Lugar Santísimo del Templo Espiritual de Cristo. ¿Y cómo tiene que entrar? En el corazón de un Profeta, y tiene que ser un Profeta dispensacional; porque al lugar santísimo solamente podía entrar el sumo sacerdote, y esto una vez al año. Y ahora, continuamos en la página 85, donde dice: “*Hay tan solo un Arca, esa es Jesucristo, y El es la Palabra. Noten: Dios le dijo al Profeta: ‘Come el rollo’ en el Antiguo Testamento* (o sea, al Profeta del Antiguo Testamento)*, al Profeta del Nuevo Testamento El le dijo: ‘Come el Librito,’ ¿por qué? Para que el Profeta y la Palabra fueran uno.”* Ese es el propósito por el cual le dice: “Come el Librito:” para que se haga carne en el Profeta la Palabra que Cristo trae para ese tiempo, para que se haga carne el Libro de los Siete Sellos, se haga carne el Libro de la Vida del Cordero, se haga carne el Título de Propiedad. La raza humana perdió el Título de Propiedad, y por consiguiente la raza humana no puede ser restaurada a la Vida eterna física sin el Título de Propiedad. Pero por cuanto Cristo va a restaurar la Vida eterna física a todos los miembros de Su Iglesia, tiene que traer a Su Iglesia el Título de Propiedad: para que tengan el derecho a la restauración física a la Vida eterna; y para eso tiene que Cristo traer el Título de Propiedad y entregárselo al Profeta que estará en el Día Postrero en el Cuerpo Místico de Cristo, que ya sabemos que es un Profeta dispensacional y que es el Angel del Señor Jesucristo: “*...Para que el Profeta y la Palabra fueran uno, ¿ven? Esa es el Arca: la Palabra de Dios.”* Y ahora podemos ver la forma en que en el Templo Espiritual de Cristo entra el Arca del Pacto. Para entrar el Arca del Pacto en el Día Postrero al Templo Espiritual de Cristo, tiene que tener la Iglesia de Jesucristo, ese Templo Espiritual tiene que tener el Lugar Santísimo, porque fue al lugar santísimo donde fue llevada el arca del pacto y donde fue colocada allí, y allí fue donde Dios habitó en la Columna de Fuego, sobre el propiciatorio, y allí estaba sobre el propiciatorio dos querubines de oro, y en el tabernáculo que construyó Moisés en adición estaban los dos querubines de madera de olivo cubiertos de oro. Por lo tanto en el Lugar Santísimo del Templo Espiritual de Cristo tienen que estar todas estas cosas. Y ahora, cuando fue llevada el arca del pacto dentro del lugar santísimo del templo que construyó Salomón, ya estaban allí los dos querubines de madera de olivo, querubines de madera de olivo, esos son los Dos Olivos. Los Dos Olivos tienen que estar en el Lugar Santísimo del Templo Espiritual de Cristo, y en medio de los dos querubines de madera de olivo cubiertos de oro, bajo las alas de ellos fue colocada el arca del pacto, todo eso tiene que estar en la Iglesia del Señor Jesucristo, para poder ser colocada el Arca del Pacto dentro del Templo Espiritual de Cristo, y tener la restauración a la Vida eterna física todos los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo; y Juan vio todas estas cosas, y en Juan se reflejó todo este misterio que estará siendo cumplido en este tiempo final. Vean, Juan siendo tipo y figura de la Iglesia de Jesucristo y sus Angeles Mensajeros, es tipo y figura de la Iglesia amada del Señor Jesucristo, porque Juan siendo el discípulo amado tipifica la Iglesia amada del Señor Jesucristo. Y para ese tiempo final la Iglesia amada del Señor Jesucristo se encuentra en la Edad de la Piedra Angular, y tendrá un Mensajero amado del Señor Jesucristo, al cual Cristo le estará dando toda esta revelación profética del libro del Apocalipsis, para dar testimonio de todas estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final. Y ahora miren lo que sucede aquí en Apocalipsis, capítulo 10, verso 7 (ya leímos hasta el verso 6). Dice el verso 7 en adelante: “*Sino que en los días de la voz del séptimo ángel, cuando él comience a tocar la trompeta, el misterio de Dios se consumará, como él lo anunció a sus siervos los profetas.* *La voz que oí del cielo habló otra vez conmigo, y dijo: Vé y toma el librito que está abierto en la mano del ángel que está en pie sobre el mar y sobre la tierra.* *Y fui al ángel, diciéndole que me diese el librito. Y él me dijo: Toma, y cómelo; y te amargará el vientre, pero en tu boca será dulce como la miel.* *Entonces tomé el librito de la mano del ángel, y lo comí; y era dulce en mi boca como la miel, pero cuando lo hube comido, amargó mi vientre.* *Y él me dijo: Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes.”* Aquí tenemos que el que tiene la profecía final para muchos pueblos, naciones y lenguas, es el que recibe este Librito y se lo come. Y la profecía final para pueblos, naciones, lenguas y reyes, está luego en Apocalipsis, capítulo 11, y corresponde a los Dos Olivos. Capítulo 11, verso 3 en adelante, dice (del Apocalipsis): “*Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio.* *Estos testigos son los dos olivos, y los dos candeleros que están en pie delante del Dios de la tierra.”* Y ahora, así como estaban los dos olivos que construyó Salomón, estaban delante de Dios allí en el lugar santísimo, y en medio de ellos estaba el arca del pacto y estaba *la Shekinah*, la Columna de Fuego sobre el propiciatorio, así también estos Dos Testigos, que son los Dos Ungidos que están delante de la presencia de Dios, estarán en la Iglesia del Señor Jesucristo, en la etapa del Lugar Santísimo de Su Templo Espiritual. Y es desde ahí de donde viene la profecía para muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes; como en la escalera que vio Jacob en el capítulo 28 del Génesis, cuando soñó que vio una escalera que se apoyaba en tierra, y la parte de arriba llegaba hasta el Cielo, y vio Angeles de Dios que subían y bajaban por esa escalera, y en la parte alta de la escalera vio a Dios y Dios le habló desde allí. Y ahora, Dios le hablará a Jacob, al pueblo hebreo ¿desde dónde? Desde la parte alta de la escalera, desde la parte alta de la Iglesia del Señor Jesucristo, desde la Edad de la Piedra Angular, porque la Edad de la Piedra Angular es el Lugar Santísimo del Templo Espiritual de Jesucristo. En el Exodo, capítulo 25, Dios le dice a Moisés que le hablará desde el propiciatorio de sobre el arca del pacto, todo lo que le mandare para los hijos de Israel. Y ahora, es desde la parte alta del Templo Espiritual de Cristo, que Dios le hablará al pueblo hebreo el Mensaje del Evangelio del Reino, y llamará y juntará ciento cuarenta y cuatro mil hebreos. El Monte de Sion es la Iglesia del Señor Jesucristo, por eso el ministerio del Angel que viene con el Sello del Dios Vivo en Apocalipsis, capítulo 7, llama y junta a ciento cuarenta y cuatro mil y los sella con el Sello del Dios Vivo, y luego en Apocalipsis, capítulo 14, verso 1 en adelante, aparecen ya sellados: “*Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion, y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de él y el de su Padre escrito en la frente.”* Y ahora, vean dónde es que Cristo coloca los ciento cuarenta y cuatro mil hebreos (doce mil de cada tribu), que son los escogidos del pueblo hebreo, los cuales serán llamados por el ministerio de los Dos Olivos, los ministerios de Moisés y Elías, los que tienen el ministerio profético para profetizar sobre muchos pueblos, naciones y lenguas. Y ahora, hemos visto este misterio de Cristo, el Angel Fuerte descendiendo del Cielo con el Librito abierto en Su mano, luego que haya llamado y juntado a todos los escogidos, los Primogénitos escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero; o sea, cuando haya completado Su Iglesia entonces Cristo se levantará del Trono del Padre, tomará el Título de Propiedad, lo abrirá en el Cielo y reclamará a todos los que El ha redimido con Su Sangre preciosa. Ahora podemos ver el papel importante que juega el Libro de los Siete Sellos, porque es el Libro de la Redención, el Libro de la Creación para recibir su Redención. Por lo tanto, Cristo recibiendo ese Título podrá llevar a cabo la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos, y lo trae a Su Iglesia y lo entrega a un hombre para que se lo coma y se haga carne en él, para que lo hable a Su Iglesia y se haga carne en Su Iglesia, y podamos ser transformados en este tiempo final, tengamos el derecho a ser restaurados a la Vida eterna física en cuerpos eternos, inmortales y glorificados. Y ahora, el discípulo amado: Juan, tipifica a la Iglesia del Señor Jesucristo, y vean ustedes, es la Iglesia del Señor Jesucristo la que no vería muerte hasta ver Su Venida en el Día Postrero, cuando Cristo termine Su Obra de Intercesión en el Cielo. Ha pasado por diferentes etapas, pero esta es la etapa donde la Iglesia de Jesucristo estará viendo la Segunda Venida de Cristo conforme al libro del Apocalipsis, porque Juan vio Su Venida, y por consiguiente la Iglesia amada del Señor Jesucristo verá Su Venida con Sus Angeles, y el Mensajero de la Iglesia de Jesucristo representado también en Juan, porque Juan tipifica, representa a la Iglesia de Jesucristo con sus Mensajeros. Por lo tanto, cada Mensajero está representado también en Juan, y Juan representando al Mensajero del Día Postrero, Juan comiéndose el Libro representa al Mensajero recibiendo ese Título y comiéndoselo para profetizar luego sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes. Ahora, podemos ver en la tipología a Juan y la Iglesia del Señor Jesucristo con sus Angeles Mensajeros, y podemos ver a Juan como el discípulo amado, representando a la Iglesia del Señor Jesucristo como la Iglesia amada del Señor Jesucristo. Juan es el discípulo amado, y la Iglesia del Señor Jesucristo es la Iglesia Novia de Jesucristo amada, que verá en este tiempo final la Segunda Venida de Cristo con Sus Angeles, trayéndonos el Título de Propiedad para restaurarnos a la Vida eterna física en cuerpos eternos, inmortales y glorificados; y por consiguiente restaurará a los que ya han partido, los restaurará a la vida, pero no a la vida terrenal, mortal, sino a la Vida eterna física en cuerpos glorificados, y todos seremos iguales a Jesucristo: a Su imagen y a Su semejanza, con cuerpos jovencitos para toda la eternidad. Esto es porque pertenecemos a la Iglesia amada de nuestro amado Señor Jesucristo, somos los escogidos del Día Postrero, que Cristo llamaría y juntaría en Su Cuerpo Místico de creyentes. “Y el que es de Dios, la Voz de Dios oye;” “mis ovejas oyen mi Voz y me siguen.” Ahora, podemos ver que tenemos el cristianismo como religión, el cual tiene el trigo y la cizaña. Tenemos también en el cristianismo las vírgenes prudentes y las vírgenes insensatas (los cristianos profesantes sin el Espíritu Santo, pues no han nacido de nuevo, y los cristianos nacidos de nuevo, los que han recibido el Espíritu Santo). Por lo tanto, tenemos todas estas cosas en el cristianismo. Pero lo importante es escuchar la Voz de Cristo en este tiempo final, como fue importante escuchar la Voz de Cristo en cada edad por el Mensajero correspondiente a cada edad. Y ahora, para escuchar la Voz de Cristo dándonos a conocer estas cosas que deben suceder pronto conforme a Apocalipsis, capítulo 4, verso 1, luego en Apocalipsis, capítulo 22, Cristo dice: “Yo Jesús...” ó 22:16: “*Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.”* Y San Juan, capítulo 13, verso \*20, dice el Señor: “*El que recibe al que yo enviare, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió.”* Por lo tanto, las ovejas del Señor son de Dios, y el que es de Dios, la Voz de Dios oye; “mis ovejas oyen mi Voz y me siguen.” Y ahora, para el Día Postrero las ovejas del Señor Jesucristo estarán escuchando la Voz de Cristo por medio de Su Angel Mensajero, y estarán recibiendo a Cristo en esa manifestación a través de Su Angel, para escuchar la Voz de Cristo dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto: “*Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.”* \[Nota - Apocalipsis 22:6\]. Para mostrar a Sus siervos, para manifestar a Sus siervos, mostrar a Sus siervos ¿qué cosas? Las cosas que deben suceder pronto. En eso será conocido el Angel del Señor Jesucristo enviado a la Iglesia del Señor Jesucristo: en que estará dando a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, estará abriendo todas estas profecías apocalípticas correspondientes a este tiempo final; y por consiguiente estará abriendo todas esas profecías que se encuentran en las cartas apostólicas y en los evangelios, y también en los libros de los Profetas del Antiguo Testamento. Todas esas profecías correspondientes a este tiempo final, tanto las que están en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento serán abiertas en este tiempo final, todas estas profecías que corresponden a este Día Postrero, todas estas profecías que están ligadas a la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo. Y todo esto lo revelará Cristo a Su discípulo amado: el Angel del Señor Jesucristo, y Cristo lo revelará a Su Iglesia amada a través de Su Angel Mensajero. Por lo tanto tendremos en este tiempo final al discípulo amado tipificando la Iglesia amada de Jesucristo y el Angel Mensajero de Jesucristo amado para este tiempo final. Así que, estamos representados en el discípulo amado: Juan el Apóstol. Por lo tanto, les tengo buenas noticias: ustedes son los amados del Señor Jesucristo, ustedes y yo somos los amados del Señor Jesucristo de este tiempo final, y todos los que oyen la Voz de Cristo en este tiempo final; como fueron los amados del Señor Jesucristo los que escucharon la Voz de Cristo en edades pasadas, y como Mensajero fue el Mensajero de cada edad, fue el Mensajero amado del Señor Jesucristo. Por lo tanto, siendo que los creyentes en Cristo, los cuales son los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo, son discípulos ¿de quién? Pues de nuestro amado Señor Jesucristo; y Su Iglesia como Cuerpo Místico es una Iglesia discípula de nuestro amado Señor Jesucristo. Jesucristo es nuestro Maestro, nosotros somos Sus discípulos. Ha sido para mí un privilegio grande darles testimonio del discípulo amado, el cual representa a todos los amados del Señor Jesucristo, del Cuerpo Místico de Cristo, que es Su Iglesia. O sea, a todos los miembros de la Iglesia de Jesucristo representa Juan el discípulo amado, porque la Iglesia de Jesucristo es Su Iglesia Novia amada, y sus miembros son los creyentes amados de nuestro amado Señor Jesucristo. Somos discípulos de nuestro amado Señor Jesucristo, El es nuestro Maestro, El le ha enseñado a Su Iglesia de edad en edad, y nos está enseñando a nosotros en este tiempo final. Cristo dijo: “Ustedes me dicen: ‘Maestro (o sea, Rabí),’ y decís bien porque lo soy.” Ahora, Cristo no dijo que no era Maestro, que no era Rabí, por eso le decían siempre Rabí (que significa Maestro); y El sigue siendo nuestro Maestro. Ahora, El dice en San Juan, vamos a leer esto para que lo tengan claro, San Juan, capítulo 14, verso 26: “*Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.”* Y ahora, el Espíritu Santo, el Espíritu de Cristo viene a Su Iglesia de edad en edad, enseñándole todas las cosas que debe Su Iglesia conocer, viene en el Angel Mensajero de cada edad enseñándole a Su Iglesia. Y para este tiempo viene el Espíritu Santo enseñándonos todas las cosas que deben suceder pronto en este tiempo final. Esa es la manifestación que tendrá el Angel del Señor Jesucristo. Pero el Angel no es el Señor Jesucristo, él solamente es el instrumento de nuestro amado Señor Jesucristo, el Enviado de nuestro amado Señor Jesucristo; pero el que hace la Obra es Jesucristo en Espíritu Santo, el que revela Su Palabra es el Espíritu Santo, y usa, la revela a un hombre y luego usa ese hombre para revelar por medio de ese hombre Su Palabra a Su Iglesia amada, porque Su Iglesia amada está representada en Su discípulo amado: Juan. “EL DISCÍPULO AMADO.” Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes dándoles testimonio de: **“EL DISCÍPULO AMADO.”** El discípulo amado, que fue Juan; y ahora la discípula amada que es la Iglesia del Señor Jesucristo, y luego el discípulo Mensajero amado que es el Angel del Señor Jesucristo para el Día Postrero. *Que las bendiciones de nuestro Rabí, nuestro Maestro, nuestro Señor Jesucristo, sean sobre todos Sus discípulos amados, sobre todos los miembros de la Iglesia de nuestro amado Señor Jesucristo; y que nos llene del conocimiento de todo Su Programa correspondiente a este tiempo final, y nos dé la fe, la revelación para ser transformados y raptados, y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, a la Casa de nuestro Padre Celestial. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.* Muchas gracias por vuestra amable atención, y continúen pasando una tarde llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador. Y nos veremos en la próxima actividad Dios mediante, en el lugar ya programado, el cual creo que conocen ustedes ¿verdad? ¿Cuántos conocen el lugar donde será la actividad? Bueno, pues ahí estaremos con todos los que estarán en esa próxima actividad; y para esa próxima actividad nuestro tema será ¿Miguel?, la próxima actividad que tendremos en esta ocasión será: “EL AMADO EN EL CIELO.” Así que, lo que hemos hablado en esta ocasión fue de Juan el amado aquí en la Tierra, pero amado desde el Cielo; pero ahora vamos a ver el amado en el Cielo que- del Antiguo Testamento que fue Daniel, al cual el Arcángel Gabriel le dijo: “Daniel, tú eres muy amado en el Cielo.” Y esas son palabras muy hermosas, que un ser celestial le diga que uno es amado en el Cielo. Y ahora, miren ustedes así como Juan el Apóstol fue el amado del Señor Jesucristo, todos nosotros somos los amados de nuestro amado Señor Jesucristo. Y ahora veremos esta noche a Daniel, “EL AMADO EN EL CIELO.” Y vamos a ver qué hay ahí en ese tema para todos nosotros. Bueno, que Dios les continúe bendiciendo a todos, que Dios les guarde, y con nosotros nuevamente el misionero y Rvdo. Miguel Bermúdez Marín, para finalizar nuestra parte en esta ocasión. Dios les bendiga y les guarde a todos. “**EL DISCIPULO AMADO.”**