--- title: 'Construyendo el Templo de Dios' date: 2001-07-03 activity: 2 place: city: Chicago state: Illinois country: US duration: 00:00:00 public: false youtube: translations: files: --- Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición muy grande estar con ustedes en esta noche, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Reciban también saludos de mi esposa Erica, y también los niños reciban saludos de América. Para esta ocasión quiero leer en Efesios, capítulo 2, versos 19 al 22, donde nos dice el Apóstol San Pablo: “*Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios,* *edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo,* *en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor;* *en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.”* Nuestro tema es: **“CONSTRUYENDO EL TEMPLO DE DIOS.”** Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla. Así como en el Antiguo Testamento hubo un templo literal, tenemos el tabernáculo que construyó Moisés y luego el templo que construyó el rey Salomón. Esos templos fueron para morada de Dios, Dios moró en ellos en la Columna de Fuego, y estaba en el lugar santísimo sobre el propiciatorio, y el propiciatorio es la tapa del arca del pacto. El propiciatorio es hecho de oro puro, y ahí están los dos querubines de oro, que están hechos también de oro puro, y son de una sola pieza, es una obra monolítica, o sea, que cuando colocaron el molde para echar el oro que formaría el propiciatorio, también en ese molde estaban los dos querubines de oro, cuando vaciaron el oro y luego quitaron el molde, quedaron los dos querubines de oro en la misma pieza del propiciatorio, como una sola pieza. Y ahora, en el Antiguo Testamento el Nombre de Dios estaba en el templo, en el que construyó el Profeta Moisés y en el que construyó el rey Salomón, porque el propósito divino es que Su Nombre esté en ese templo, porque ahí va a estar El, y si es donde está Dios tiene que estar Su Nombre; como dondequiera que usted está, está su nombre también. Y ahora, si Dios está en Su Templo tiene que estar ahí Su Nombre. Por eso Moisés construyó un templo para Dios: para estar allí el Nombre de Dios; y luego también el rey Salomón construyó un templo para Dios. Ahora, es muy importante que esa construcción se lleve a cabo en el lugar correspondiente para esa construcción. Ahora, siendo que en el templo que se construye está el Nombre de Dios, tiene que ser entonces un templo construido de acuerdo al modelo celestial; eso fue lo que le mostró Dios al Profeta Moisés, y le dijo: “Hazlo conforme al modelo que te fue mostrado.” Dice el Apóstol San Pablo en Hebreos, capítulo 9, que Moisés construyó ese templo conforme al modelo que le fue mostrado. Vamos a ver ahora aquí en el capítulo 9, verso 1 en adelante, dice: “*Ahora bien, aun el primer pacto tenía ordenanzas de culto y un santuario terrenal.* *Porque el tabernáculo estaba dispuesto así: en la primera parte, llamada el Lugar Santo, estaban el candelabro, la mesa y los panes de la proposición.* *Tras el segundo velo estaba la parte del tabernáculo llamada el Lugar Santísimo,* *el cual tenía un incensario de oro* *y el arca del pacto cubierta de oro por todas partes,* *en la que estaba una urna de oro que contenía el maná,* *la vara de Aarón que reverdeció,* *y las tablas del pacto;* *y sobre ella los querubines de gloria que cubrían el propiciatorio; de las cuales cosas no se puede ahora hablar en detalle* (de las cuales cosas no se puede hablar ahora en detalle)*.* *Y así dispuestas estas cosas, en la primera parte del tabernáculo entran los sacerdotes continuamente para cumplir los oficios del culto;* *pero en la segunda parte, sólo el sumo sacerdote una vez al año, no sin sangre, la cual ofrece por sí mismo y por los pecados de ignorancia del pueblo;”* Ahora vean, el orden establecido en ese templo, en ese tabernáculo. Y ahora, en ese mismo capítulo 9, verso 16 en adelante, dice San Pablo: “*Porque donde hay testamento, es necesario que intervenga muerte del testador.* *Porque el testamento con la muerte se confirma; pues no es válido entre tanto que el testador vive.* *De donde ni aun el primer pacto fue instituido sin sangre.* *Porque habiendo anunciado Moisés todos los mandamientos de la ley a todo el pueblo, tomó la sangre de los becerros y de los machos cabríos, con agua, lana escarlata e hisopo, y roció el mismo libro y también a todo el pueblo,* *diciendo: Esta es la sangre del pacto que Dios os ha mandado.* *Y además de esto, roció también con la sangre el tabernáculo y todos los vasos del ministerio.* *Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión.* *Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen purificadas así; pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que estos.* *Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios;”* Y ahora, el tabernáculo o templo que había construido Moisés, fue dedicado a Dios, fue rociado con sangre también, porque sin derramamiento de sangre no se hace remisión. Y ahora, nos dice que aquel tabernáculo y todas las cosas que allí estaban, y las cosas que se hicieron es tipo del verdadero Tabernáculo o Templo de Dios. Dice que son las figuras de las cosas celestiales. Ahora, en las figuras de las cosas celestiales allí, encontramos que fue esparcida la sangre, para llevar a cabo toda esa labor y ser dedicado a Dios aquel templo. Y ahora, siendo que todo aquello es tipo de las cosas celestiales, aquel tabernáculo o templo terrenal es tipo del Templo Celestial; y ahora, las cosas celestiales mismas son purificadas con un mejor Sacrificio, con el Sacrificio de Cristo, nuestro Salvador. Por lo tanto, el Templo que está siendo representado allí es la Iglesia del Señor Jesucristo, el Templo Espiritual de Dios, el cual sería redimido con la Sangre de nuestro amado Señor Jesucristo. Y ahora, los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo son personas celestiales, han venido del Cielo, han venido de la séptima dimensión sus almas, para vivir en esta Tierra y ser purificados, limpiados con la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador. Así como Moisés roció la sangre sobre los utensilios del templo, y roció todo el tabernáculo y al pueblo también, ahora Cristo con Su Sangre está rociando a todos aquellos que vienen del Cielo; nos está limpiando de todo pecado, y nos está dedicando para Dios, y así quedamos bajo la Sangre del Nuevo Pacto, así como en el templo terrenal que Moisés dedicó a Dios, vean ustedes, él mostró que aquella sangre era la Sangre del Nuevo Pacto. Y ahora, en el Programa Divino del Templo de Cristo, que es Su Iglesia, la Sangre del Nuevo Pacto es la Sangre de nuestro amado Señor Jesucristo. Por eso hemos sido rociados con la Sangre de nuestro amado Señor Jesucristo, para que así se realice la limpieza, la purificación nuestra, sean quitados nuestros pecados, y quedemos dentro del Nuevo Pacto, cubiertos con la Sangre del Nuevo Pacto, que es la Sangre de nuestro amado Señor Jesucristo: “*Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen purificadas así; pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que estos* (o sea, con el Sacrificio de nuestro amado Señor Jesucristo)*.”* Y ahora, Cristo como Sumo Sacerdote ha estado en el Cielo haciendo intercesión con Su propia Sangre, por todos los que están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. Y a medida que se ha estado predicando el Evangelio de la Gracia en todo el planeta Tierra, Cristo ha estado llamando y juntando a Sus escogidos de etapa en etapa, para lo cual Cristo ha enviado de etapa en etapa, de edad en edad, un Mensajero, al cual ha venido la revelación de Cristo para ese tiempo, y a través del cual Cristo ha estado manifestado, y ha llamado y ha juntado Sus escogidos de cada edad, ¿dónde? En Su Cuerpo Místico de creyentes, que es Su Iglesia, la cual es el Nuevo Templo que Cristo está construyendo. En el Salmo 127, verso 1, dice que si Jehová no edifica la casa, en vano trabajan los edificadores. Y ahora, esta Casa es la Iglesia del Señor Jesucristo, la cual Cristo ha estado edificando de etapa en etapa. Y ahora, en la construcción de ese Templo, encontramos que así como el tabernáculo que construyó Moisés y el templo que construyó el rey Salomón, hubo diferentes partes: está el atrio, el lugar santo y el lugar santísimo, en el tabernáculo que construyó Moisés y el templo que construyó el rey Salomón. Y en la Iglesia del Señor Jesucristo, el Templo Espiritual de Cristo: el Atrio corresponde al tiempo de Adán hasta Cristo; el Lugar Santo corresponde al tiempo de Cristo, hasta que aparece el Angel Mensajero de la séptima edad de la Iglesia, y tiene su ministerio, y luego con este Angel Mensajero... vean ustedes, con cada Angel Mensajero Cristo construye la parte de Su Templo Espiritual correspondiente a cada edad. El Angel Mensajero de cada edad es el Instrumento de Cristo en la construcción de ese Templo Espiritual. Por eso San Pablo dice que él como perito arquitecto colocó el fundamento (Primera de Corintios, capítulo 3, versos 9 al 17), y él dice que el que sobreedifica mire cómo sobreedifica; porque se está trabajando en la construcción de un nuevo Templo, el cual es la Iglesia del Señor Jesucristo. San Pablo en la lectura que tuvimos de Efesios, nos mostró que ese Templo está siendo construido, y que ese Templo son los redimidos de la Iglesia del Señor Jesucristo. San Pedro también nos muestra en Primera de Pedro, capítulo 2, verso 4 al 9, también la construcción de este Templo Espiritual, que es la Iglesia del Señor Jesucristo. Y dice San Pedro: “*Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa,* *vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.”* ¿Ven? Aquí con piedras vivas está Cristo edificando una Casa Espiritual, un Templo Espiritual. Y en la misma forma en que El va edificando Su Iglesia, Su Casa, Su Templo Espiritual, también van siendo edificados los escogidos como individuos; porque cada escogido como individuo es un Templo Espiritual donde mora Dios en Espíritu Santo. En la misma forma que El construye Su Iglesia, construye a cada individuo como un Templo Espiritual para Dios. Sigue diciendo San Pedro: “*Por lo cual también contiene la Escritura:* *He aquí, pongo en Sion la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa;* *Y el que creyere en él, no será avergonzado.* *Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso; pero para los que no creen,* *La piedra que los edificadores desecharon,* *Ha venido a ser la cabeza del ángulo;* *y:* *Piedra de tropiezo, y roca que hace caer,* *porque tropiezan en la palabra, siendo desobedientes; a lo cual fueron también destinados.* *Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios,* *para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;”* Y ahora, todos los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo, son miembros del Templo Espiritual de Cristo, que es Su Iglesia, y por consiguiente son linaje escogido. Los escogidos de Dios desde antes de la fundación del mundo escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, son pueblo santo, nación santa, pueblo adquirido por Dios, adquirido por medio del Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario; El nos compró con Su Sangre preciosa, fuimos comprados a precio de Sangre. Así que, somos descendientes de Dios, hijos e hijas de Dios. Decir que somos descendientes de Dios es la cosa más grande que usted puede decir como ser humano, porque ser un descendiente de Dios es ser un hijo o una hija de Dios, y por consiguiente eso conlleva ser un escogido de Dios desde antes de la fundación del mundo, escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, para venir a la Tierra y formar parte del Templo Espiritual de Cristo. O sea, que El está llamando y juntando a Sus escogidos, Sus hijos, los cuales estaban en Dios desde antes de la fundación del mundo, y sus nombres fueron escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, desde antes de la fundación del mundo. Así como estaba Leví en los lomos de Abraham (su bisabuelo), y así como ustedes estaban en los lomos de su padre terrenal, así estábamos en Dios desde antes de la fundación del mundo, o sea, eternamente. Si ustedes pueden observar este misterio en lo natural, lo podrán entender en lo celestial también, así como Cristo dijo: “Salí del Padre y vuelvo al Padre, salí de Dios y vuelvo a Dios.” Ahora, esto nos muestra que Jesús, Cristo, estaba ¿dónde? En Dios, y vino de Dios. Y ahora, El dijo: *“No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.”* \[Nota - San Juan 17:16\]. Por lo tanto, ¿de dónde son? Son del Cielo, son personas celestiales. Por eso en Primera de Corintios, capítulo 15, hablando San Pablo acerca del gran evento de la transformación de los vivos en Cristo y de la resurrección de los muertos en Cristo, dice en Primera de Corintios, capítulo 15, versos 45 en adelante: “*Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante* (el postrer Adán es Jesucristo)*.* *Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual.* *El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo.* *Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales.”* ¿Ven? Hay personas celestiales que han venido a esta Tierra para vivir como terrenales: en cuerpos mortales y terrenales, para hacer contacto con Cristo y Su Programa, y ser tomados como piedras vivas, seres humanos vivos, así como Cristo es la Piedra Viva, la Piedra Angular, la Piedra del Angulo que los edificadores (los líderes religiosos) rechazaron. Ahora, todos los escogidos son piedras vivas también, para ser colocados en el Templo Espiritual de Cristo, que es Su Iglesia, ser colocados ahí, y venir a formar parte por consiguiente del Cuerpo Místico de Cristo, o sea, del Templo Espiritual de Jesucristo. Y ahora, tal como el Celestial (como Jesucristo) son también los celestiales, todas estas almas de Dios que han venido a la Tierra a vivir en cuerpos mortales, para recibir a Cristo como su Salvador y ser purificados con la Sangre de Jesucristo, ser redimidos con la Sangre de Cristo, y ser colocados en la Casa de Dios, el Templo de Dios: la Iglesia del Señor Jesucristo. Esa es la Familia de Dios: los hijos e hijas de Dios. Y ahora, Dios está edificando un Templo, una Familia, porque Su Templo es Su Casa, Su Familia, es un lugar de morada de Dios en Espíritu Santo. Cuando Jesucristo apareció en la Tierra, encontramos que estaba la profecía de Malaquías, capítulo 3, que enviaría Su Mensajero delante de El (el cual fue Juan el Bautista), el cual le prepararía el camino al Señor, y luego vendría el Señor a Su Templo, el Angel del Pacto, el cual deseaba el pueblo hebreo. Y vino Juan el Bautista preparándole el camino al Señor y luego - dijo que vendría después de él otro varón, otro hombre, el cual era mayor que él, y el cual los bautizaría con Espíritu Santo y fuego; y cuando lo bautizó luego lo presentó como el hombre del cual El había dicho que vendría después de él, y que los bautizaría con Espíritu Santo y fuego. Y cuando Juan bautizó a Jesús, el Espíritu Santo vino sobre Jesús, y ahí vino Dios, el Angel del Pacto, el Espíritu Santo vino a Su Templo humano, Su Templo de carne: el cuerpo de nuestro amado Señor Jesucristo. Por eso en una ocasión estando Cristo frente al templo dijo: “He aquí uno mayor que el templo (uno mayor que el templo de piedra literal es uno de carne, uno de carne donde mora Dios).” Y ahora, también El dijo: “Destruyan este templo y en tres días lo levantaré,” (capítulo 2, verso 19 de San Juan). Ellos pensaban que estaba hablando del templo literal que estaba frente a ellos, pero estaba hablando del Templo de carne, que es el Templo de Dios, donde estaba Dios morando en toda Su plenitud; porque la divinidad moró en Cristo en toda su plenitud. Y ahora, ellos destruyeron el Templo de carne, pero en tres días Jesucristo lo resucitó. Ahora, Cristo habló también del templo literal que estaba allí en Jerusalén, y dijo que por cuanto no habían conocido el día de su visitación, Jerusalén sería destruida, y también el templo sería destruido. Y aquel templo fue destruido y no se ha levantado, y allí fue construido otro templo: la Mezquita de Omar, por lo tanto allí no han podido construir los hebreos un templo para Dios. Ahora, no hay ningún problema, Cristo ha estado construyendo un Templo para nuestro Dios, en el cual morará en toda Su plenitud, un Templo con piedras vivas, con seres humanos redimidos por la Sangre de nuestro amado Señor Jesucristo; y Cristo ha estado esparciendo con Su Sangre, esparciendo Su Sangre sobre ese Templo Espiritual. Así como lo hizo Moisés sobre el templo literal, y sobre los utensilios del templo, ahora Cristo lo ha estado haciendo sobre los miembros de ese Templo Espiritual, que son los redimidos con la Sangre de nuestro amado Señor Jesucristo, para que Dios pueda morar en toda Su plenitud en ese Templo Espiritual, que es Su Iglesia, compuesto por los redimidos de nuestro amado Señor Jesucristo, para que El pueda morar en Su Templo Espiritual como Iglesia, para que pueda morar en Su Iglesia (que es Su Templo Espiritual), y pueda morar en cada miembro de Su Iglesia, que como individuo es un Templo Espiritual también; como Cristo fue ese Templo del cual dijo: “Destruyan este Templo y en tres días lo levantaré.” Y ahora, todas las personas que pertenecen a este Templo Espiritual, que han partido, o sea, que han muerto sus cuerpos físicos, Cristo los levantará en el Día Postrero, que es el Séptimo Milenio de Adán hacia acá, y Tercer Milenio de Cristo hacia acá, Cristo los resucitará, y a los que estamos vivos nos transformará, y estará en pie el Templo Espiritual de Jesucristo: Su Iglesia completa en este tiempo final, y estará glorificada ¿por qué? porque Cristo nos dará un cuerpo glorificado, y entonces estará la presencia de Jesucristo en toda Su plenitud en Su Iglesia, llevando a cabo todas las cosas que El ha prometido para este tiempo final. Por lo tanto, tenemos la promesa de una manifestación de Cristo en toda Su plenitud para este tiempo final, ¿dónde? En Su Iglesia. Cuando se termine la construcción de Su Iglesia, cuando haya sido llamado y juntado hasta el último de los escogidos de Dios en el Cuerpo Místico de Cristo, en esta construcción del Templo de Dios, entonces Cristo habrá terminado la construcción de Su Templo, y se levantará del Trono del Padre, tomará el Título de Propiedad, que es el Libro de los Siete Sellos, donde están escritos todos los nombres de todos los miembros de Su Iglesia, y llevará a cabo Su Obra de Reclamo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo, y resucitará a los muertos en Cristo en cuerpos glorificados, y a nosotros los que vivimos y quedemos hasta ese momento, nos transformará y todos tendremos un cuerpo eterno, inmortal y glorificado, igual al cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo, y entonces: “*...cual el celestial* (Jesucristo)*, tales también los celestiales.* *Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial.”* Porque seremos a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo: con un cuerpo teofánico angelical y con un cuerpo físico eterno y glorificado. Todo esto es un misterio en el Templo de Dios, en la Iglesia del Señor Jesucristo. “*Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción.* *He aquí, os digo un misterio* (‘he aquí os digo un misterio.’ Recuerde que es un misterio del Reino de los Cielos o Reino de Dios, del cual nos está hablando San Pablo)*: No todos dormiremos* (o sea, no todos vamos a morir)*...”* Ya han muerto los escogidos de edades pasadas, y algunos de los nuestros también han muerto físicamente. Para los escogidos el morir es señalado en la Biblia como dormir, porque los santos no mueren porque tienen Vida eterna, siguen viviendo en el Paraíso cuando su cuerpo físico muere, y esperan hasta la resurrección. Dice: “*...pero todos seremos transformados,* *en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.”* Viene una resurrección para los muertos, y una transformación para nosotros los que vivimos y permanezcamos vivos hasta que los muertos en Cristo resuciten, pero si alguno de nosotros se va antes no hay ningún problema, va a descansar al Paraíso, a descansar de las labores terrenales, porque allá en el Paraíso no hay fabricas donde ir a trabajar, no hay lugar donde ir a trabajar físicamente, allá es un lugar de reposo, de descanso. Pero mejor es estar acá sirviendo a Cristo en Su Obra, porque acá es donde hay mucho trabajo en el Templo que Cristo está construyendo. Y nosotros estamos trabajando en la construcción de ese Templo, porque somos instrumentos de Cristo. “*Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción,”* Este cuerpo corruptible tiene que ser vestido de incorrupción, de inmortalidad, tiene que ser glorificado, tiene que la persona recibir una transformación para tener un nuevo cuerpo eterno, inmortal y glorificado, igual al cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo: “*Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.* *Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria.”* Y ya de ahí en adelante no habrá más muerte para los escogidos de Dios, no habrá más muerte, no habrá para los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo, ya estaremos en cuerpos inmortales, incorruptibles y glorificados, igual al cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo. Conforme a la promesa de Dios, El glorificará la Casa en donde El mora; y esa Casa es Su Iglesia. Dice en Isaías, capítulo 60, verso 7: *“Y glorificaré la casa de mi gloria.”* Y ahora, así como la Gloria de Dios fue vista en el tabernáculo que Moisés dedicó a Dios, y en el templo que Salomón dedicó allí también bajó la Gloria de Dios y moró en aquella casa. Ahora, en la Casa que Cristo está construyendo, que es Su Iglesia, Su Templo Espiritual, será vista la Gloria de Dios manifestada en toda Su plenitud en este tiempo final, cuando Cristo resucite a los creyentes en El que han partido y nos transforme a nosotros los que vivimos, entonces estará la Gloria de Dios en Su Iglesia, Su Casa, Su Templo Espiritual, estará ahí en toda Su plenitud manifestándose. Y esa es la Gloria de Dios que verá el pueblo hebreo manifestada en la Iglesia del Señor Jesucristo en este tiempo final, y dirá: “¡Esto es lo que nosotros estamos esperando!” Porque verá a Cristo manifestado en toda Su plenitud en Su Iglesia, y verá a todos los miembros de la Iglesia de Jesucristo adoptados: con cuerpos inmortales, eternos y glorificados; lo cual pronto va a ocurrir, esto será cuando se complete la construcción del Templo de Dios, o sea, la construcción de la Iglesia del Señor Jesucristo. Cuando se complete esa Familia de Dios en la Iglesia del Señor Jesucristo, entonces la Gloria de Dios se manifestará en toda Su plenitud en la Iglesia, en Su Templo Espiritual. Y ahora, hemos visto en esa construcción del Templo de Dios, que Dios está muy adelantado en la construcción de ese Templo. Y ahora, El está construyendo Su Templo. ¿Pero por qué parte de Su Templo va? Ya está por la parte del Lugar Santísimo, y las piedras vivas que El llama, los seres humanos que El llama son los que El ha enviado desde la séptima dimensión, esas almas que ha enviado desde la séptima dimensión a vivir en esta Tierra, para llamarlos y colocarlos en Su Templo Espiritual, en Su Iglesia, en la parte más importante de Su Templo Espiritual, que es la parte de la Edad de la Piedra Angular, esa parte es la parte del Lugar Santísimo de ese Templo Espiritual. Y ahora, estando nosotros en este Templo Espiritual, y sobre todo en la parte más importante de este Templo Espiritual, estamos esperando que Cristo complete esta parte del Templo: el Lugar Santísimo de Su Templo Espiritual, que es la Edad de la Piedra Angular, y se levante del Trono del Padre, tome el Título de Propiedad, reclame todo lo que El ha redimido con Su Sangre, resucite a los muertos creyentes en El y a nosotros nos transforme. Ahora, ¿dónde era vista la Gloria de Dios en el templo? Pues era vista en el lugar santísimo sobre el arca del pacto, el sumo sacerdote la veía una vez al año manifestada sobre el propiciatorio, que estaba sobre el arca del pacto. Estaba allí Dios en la Columna de Fuego en medio de los dos querubines de oro, allí estaba la Gloria de Dios y ahí estaba el Nombre de Dios. ¿Por qué estaba el Nombre de Dios allí? Porque allí estaba el Angel del Pacto, el Angel de Jehová en esa Columna de Fuego, y por consiguiente allí estaba el Nombre de Dios. Vamos a ver, porque si estaba el Angel estaba el Nombre. Dice Exodo, capítulo 23, verso 20 en adelante: “*He aquí yo envío mi Angel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado.* *Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él.”* En el Angel del Pacto estaba ¿quién? Estaba el Nombre de Dios. El Angel del Pacto, el Angel de Jehová, es el cuerpo teofánico de Dios. Así como el nombre suyo ¿dónde está? En su cuerpo físico, ¿por qué? Porque cuando usted nació lo escribieron con ese nombre, y cuando una persona ve su cuerpo físico llegar, dice: “Ahí llegó fulano de tal.” Y ahora, encontramos que en el cuerpo teofánico de Dios, cuerpo angelical de Dios, Dios colocó Su Nombre, y luego en el cuerpo de carne de Dios, el cual es Jesús, Dios colocó Su Nombre, Cristo dijo: “Yo he venido en Nombre de mi Padre.” Y luego también dijo Cristo: “Padre, glorifica Tu Nombre.” Y Dios dijo: “Lo he glorificado y lo glorificaré otra vez.” (San Juan, capítulo 12, verso 28). Lo glorificó en Su Primera Venida y lo glorificará en Su Segunda Venida. ¿Y dónde tiene que ocurrir todo eso? En el Templo de Dios, que es la Iglesia del Señor Jesucristo, porque El ha estado llamando un pueblo para Su Nombre, y lo ha estado colocando en Su Templo Espiritual, el cual Jesucristo está construyendo, y lleva ya cerca de dos mil años que comenzó la construcción del Lugar Santo, y pasa en este tiempo, ha pasado en este tiempo a la parte del Lugar Santísimo. Y ahora, ese Templo es un Templo para morada de Dios en el Espíritu, en donde el Nombre de Dios estará manifestado. Ahora, ¿dónde estaba el Nombre de Dios en el templo? En el lugar santísimo sobre el propiciatorio, porque allí estaba el Angel de Dios, el cual tenía el Nombre de Dios. Ahora, Cristo para Su Templo Espiritual, que es Su Iglesia, nos habla del Templo de Dios y del Vencedor, y nos dice en Apocalipsis, capítulo 3, verso 12: “*Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios* (recuerden que el Templo de Dios es Su Iglesia)*, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo.”* Y ahora, Cristo promete escribir sobre el Vencedor, sobre el Angel Mensajero de la Iglesia de Jesucristo que estará viviendo en el Día Postrero, promete escribir el Nombre de nuestro Dios (Nombre Eterno de Dios), el Nombre de la Ciudad de nuestro Dios, o sea, el Nombre de la Nueva Jerusalén (el Nombre de la Nueva Jerusalén, de la Jerusalén Celestial es el Nombre Eterno de Dios), y dice: “Y mi Nombre Nuevo.” Hay personas que no saben que cuando Cristo ascendió al Cielo victorioso, recibió un Nuevo Nombre, se sentó en el Trono del Padre como Rey, y recibió todo poder y autoridad en los Cielos y en la Tierra. Y ahora, Cristo promete escribir sobre el Vencedor Su Nombre Nuevo, Nombre de nuestro Dios y Nombre de la Ciudad de nuestro Dios. Tiene que haber un Mensajero en el Día Postrero en la parte del Lugar Santísimo de ese Templo Espiritual (que es la Edad de la Piedra Angular), donde estará o donde esté ministrando la Palabra en el Lugar Santísimo del Templo Espiritual de Cristo, para que sea escrito el Nombre de nuestro Dios, Nombre de la Ciudad de nuestro Dios y Nombre Nuevo de Jesucristo, sea escrito sobre esa persona, sobre ese Mensajero. De los siete Angeles Mensajeros ninguno ministró en el Lugar Santísimo del Templo Espiritual de Cristo, porque ellos pertenecieron al Lugar Santo del Templo Espiritual de Cristo, ellos ministraron en el Lugar Santo, pero habrá uno, un Mensajero que estará ministrando en el Lugar Santísimo del Templo Espiritual de Cristo, el Lugar Santísimo que es compuesto con piedras vivas, seres humanos. Bajo el ministerio de cada Angel Mensajero es construida la parte correspondiente a cada edad, Cristo usa al Mensajero, y junto a ese Mensajero coloca otros ministros que estén brazo a brazo trabajando con ese Mensajero en la construcción del Templo de Dios, que es la Iglesia del Señor Jesucristo. Y para el Día Postrero Cristo tendrá colaboradores, ministros colaboradores que estarán brazo a brazo con el Mensajero del Día Postrero en la construcción del Lugar Santísimo del Templo Espiritual de Cristo. Cristo escribirá sobre ese Mensajero el Nombre de nuestro Dios, Nombre de la Ciudad de nuestro Dios y Su Nombre Nuevo. El lo colocará como columna en el Templo de nuestro Dios, como una persona muy importante en la Iglesia de nuestro amado Señor Jesucristo. Es el único Mensajero que tendría el ministerio de entrar al Lugar Santísimo del Templo Espiritual de Cristo, pues él mismo es el instrumento para la construcción de ese Lugar Santísimo. ¿Dónde va a estar? No va a estar fuera del Lugar Santísimo, sino dentro del Lugar Santísimo ministrando; y es la única ocasión en que Jesucristo enviaría a Su Iglesia, y colocaría en Su Iglesia un ministerio profético dispensacional, la única ocasión en que Jesucristo enviaría un Mensajero, un Profeta dispensacional, los demás fueron Mensajeros de edades. Por consiguiente será el Mensajero que Cristo estará usando en este tiempo final, será el Mensajero más grande de todos los Mensajeros de la Iglesia del Señor Jesucristo. Por eso escribirá sobre él el Nombre de nuestro Dios, el Nombre de la Ciudad de nuestro Dios y Su Nombre Nuevo, y lo hará columna en el Templo de nuestro Dios. Los otros Angeles Mensajeros fueron columnas en el Templo de nuestro Dios, en la edad en que ellos vivieron; pero aquí la columna en el Templo de nuestro Dios, en la Edad de la Piedra Angular, en el Lugar Santísimo, es el Angel Vencedor del Día Postrero, ése será el que recibirá todas las promesas que El ha hecho para el Vencedor: le dará autoridad sobre las naciones cuando lo adopte, y lo sentará con El en Su Trono en ese glorioso Reino Milenial. Por lo tanto, ese Angel del Señor Jesucristo que le dio a Juan la revelación del Apocalipsis, estará con Cristo reinando en y con Cristo en Su Trono, porque ése será al que Cristo sentará con El en Su Trono, ése es sobre el cual Cristo escribirá el Nombre de Dios, de la Ciudad de nuestro Dios y Su Nombre Nuevo. Y ese Mensajero que le dio a Juan la revelación del Apocalipsis: el Angel del Señor Jesucristo, estará también en el Trono humano de Jesucristo, ahí estará; o sea, que estará en el cuerpo donde estará Jesucristo manifestándose en el Día Postrero, ahí estará ese espíritu de Profeta que le dio a Juan la revelación del libro del Apocalipsis. Ahora, miren ustedes para Cristo sentarse en el Trono del Padre, Cristo tuvo que ser el Trono de Dios en la Tierra, y luego ascendió al Cielo y se sentó en el Trono de Dios en el Cielo. Para el Vencedor del Día Postrero sentarse con Cristo en Su Trono, tiene que ser el Trono de Jesucristo del Día Postrero, en el cual Cristo estará velado y revelado, hablándole a Su Iglesia y dándole a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, y así abriéndonos todos estos misterios correspondientes a este tiempo final. Y siendo que ese Angel será el Trono humano de Jesucristo del Día Postrero, si tiene luego que recibir la bendición de sentarse con Cristo en Su Trono, o sea, que el Trono humano se sentará en el Trono físico: el Trono de David, que es el Trono de Cristo; así como el Trono humano de Dios: Jesucristo, se sentó en el Trono Celestial, el Trono de Dios en el Cielo. Y ahora, podemos ver todo este misterio en la Iglesia del Señor Jesucristo: en la Iglesia del Señor Jesucristo estará el Trono humano de Jesucristo, en la Iglesia del Señor Jesucristo estarán todas estas cosas que fueron vistas en el tabernáculo que construyó Moisés y el templo que construyó Salomón, estarán siendo vistas, materializadas en los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo de las diferentes etapas de la Iglesia de Jesucristo, de las diferentes edades, hasta llegar a la Edad de la Piedra Angular, donde estarán siendo materializadas en carne humana, las cosas que fueron vistas en el lugar santísimo del templo que construyó Salomón, y del templo o tabernáculo que construyó Moisés. Todas esas cosas tienen que materializarse en el Templo de Dios: la Iglesia del Señor Jesucristo, tienen que materializarse en carne humana. Por eso ustedes pueden ver que el candelero o candelabro con sus siete lámparas, que estaba en el lugar santo del tabernáculo que construyó Moisés y del templo que construyó el rey Salomón, se materializó en la Iglesia del Señor Jesucristo en las siete edades de la Iglesia y los siete Angeles Mensajeros. Cada Angel Mensajero con su edad fue una lámpara encendida del candelabro que estaba en el lugar santo del tabernáculo que construyó Moisés y del templo que construyó el rey Salomón. Cristo está materializando en seres humanos, en personas, todo lo que estaba en el tabernáculo que construyó Moisés y el templo que construyó el rey Salomón. Por eso para el Día Postrero, para la parte del Lugar Santísimo del Templo Espiritual de Cristo, tiene que materializar los Dos Olivos, que son los Dos Ungidos que están delante de la Presencia de Dios; en el Cielo son Miguel y Gabriel, en el tabernáculo que construyó Salomón son aquellos dos querubines de madera de olivo que estaban cubiertos de oro, y que estaban en el lugar santísimo uno a un lado y otro a otro lado, y en medio de ellos el arca del pacto, las alas de esos querubines gigantes cubrían el arca del pacto. Ahora, todo eso Cristo lo tiene que materializar en Su Iglesia en la Edad de la Piedra Angular, que es la edad del Lugar Santísimo del Templo Espiritual de Cristo; esos ministerios son los ministerios de los Angeles del Hijo del Hombre, enviados con la Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino, para llamar y juntar a todos los escogidos de Dios del Día Postrero; y colocarlos ¿dónde? En el Lugar Santísimo del Templo Espiritual de Cristo. Y ahora, estos ministerios de los Angeles del Hijo del Hombre son materializados en el Angel del Señor Jesucristo, porque esos son los ministerios de Moisés y Elías siendo manifestados por el Espíritu Santo en el Angel del Señor Jesucristo; y con la Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino, revelando el misterio del Séptimo Sello, el misterio de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo, son llamados y juntados todos los escogidos de Dios. Ese es el Mensaje con el cual son llamados, recogidos, juntados en la Iglesia de Jesucristo en el Lugar Santísimo, o sea, en la Edad de la Piedra Angular, todos los escogidos de Dios de este tiempo final, y después vendrá el llamado para los escogidos del pueblo hebreo, los cuales son ciento cuarenta y cuatro mil hebreos, doce mil de cada tribu. Y ahora, estamos en la construcción del Templo de Dios, de la Iglesia del Señor Jesucristo, y estamos en la parte más importante de la construcción: la parte de la construcción del Lugar Santísimo, con piedras vivas latinoamericanas y caribeñas, que son llamadas y juntadas en el Templo Espiritual de Cristo. No todos están en la América Latina y el Caribe, algunos se han pasado a Norteamérica, otros a otros continentes, pero hasta el lugar donde se encuentren les llega el llamado de la Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino, y son llamados y juntados en el Cuerpo Místico de Cristo, en la Iglesia de Jesucristo, en el Lugar Santísimo de ese Templo Espiritual. Ahora, hemos visto dónde nos encontramos, y la Iglesia del Señor Jesucristo estando en la Edad de Oro: la Edad de la Piedra Angular, se encuentra en el lugar que le corresponde en este tiempo final, se encuentra en el paso correcto. El que se encuentre fuera de la Edad de la Piedra Angular, fuera del Lugar Santísimo del Templo de Jesucristo, está fuera de paso, está en una edad que ya pasó, puede estar en la séptima edad, pero ya esa edad pasó. Tiene que todo escogido del Día Postrero subir a la Edad de la Piedra Angular: “*Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas.”* Dice Apocalipsis, capítulo 4, verso 2 ó verso 1 en adelante. Luego, en Apocalipsis, capítulo 22, verso 6, para dar a conocer estas cosas a Su Iglesia, vean la forma que Cristo usa, la cual es la misma que ha usado en el Antiguo Testamento y en el Nuevo Testamento: siempre enviando un Profeta Mensajero, un Angel Mensajero. Dice Apocalipsis, capítulo 22, verso 6: “*Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.”* ¿Cómo daría a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto? Enviando Su Angel Mensajero. No hay otra forma, y si una persona busca otra forma estará todo confundido, porque ya Dios estableció la forma que El nos dará a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto: es por medio de Su Angel Mensajero correspondiente al Día Postrero, a la Edad de la Piedra Angular, el cual es un Profeta Mensajero dispensacional con un Mensaje dispensacional, dando a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto. Será Cristo en Su Angel revelándonos todas estas cosas, es la revelación de Jesucristo para Su Iglesia para este tiempo final, en la construcción del Templo Espiritual de Cristo. En Apocalipsis, capítulo 22, verso 16, también Cristo confirma a quién El ha enviado, dice: “*Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.”* Aquí Cristo confirma que El ha enviado Su Angel, y luego dice para qué lo ha enviado: para dar testimonio de estas cosas en las iglesias, ¿de qué cosas? De estas cosas que deben suceder pronto. Por lo tanto, no hay otra forma en que los seres humanos puedan obtener el conocimiento de todas estas cosas que deben suceder pronto. No hay otra forma en que la Iglesia del Señor Jesucristo reciba la revelación de todas estas cosas que deben suceder pronto, como no hubo otra forma en que los escogidos de Dios de edades pasadas recibieran la revelación de Dios para su edad, excepto por medio del Mensajero que Dios les envió en cada edad. En esa misma forma Dios obra en la Edad de la Piedra Angular; y toda revelación, así como en otras edades y dispensaciones vino por medio de un Profeta, tiene que venir por medio de un Profeta toda revelación para el Cuerpo Místico de Cristo en este Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular; y ese Profeta es el Angel del Señor Jesucristo enviado para dar testimonio de todas estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final; y todo esto lo lleva a cabo Cristo en Su Iglesia en la construcción de Su Templo Espiritual, que es Su Iglesia. Y ahora, nos encontramos nosotros en el Día Postrero en el Templo Espiritual de Cristo, en la etapa más importante de Su Templo, que es la etapa de la Edad de la Piedra Angular, para poder escuchar y obtener la revelación de todas estas cosas que deben suceder pronto, y comprender todos estos misterios del Reino de Dios, en donde Cristo es el que está construyendo este Templo Espiritual. Porque si Jehová no edifica la Casa, en vano trabajan los edificadores. El la está edificando, Su Casa, Su Iglesia de edad en edad, Cristo en Espíritu Santo obrando por medio de cada Angel Mensajero, y llamando y juntando a Sus escogidos en cada edad en Su Casa, Su Iglesia, Su Templo Espiritual. Hemos visto cómo Jesucristo está construyendo el Templo de Dios; y ese es el Templo que estará en el Milenio y en la eternidad: es la Iglesia del Señor Jesucristo, ese es el Nuevo Templo para Dios morar en él en toda Su plenitud. Y todo lo que vimos en el tabernáculo o templo que construyó Moisés y el que construyó el rey Salomón, estará materializado en el Templo de Dios que Jesucristo está construyendo. Cada uno de ustedes y yo también fuimos tipificados allí en el tabernáculo que construyó Moisés y el templo que construyó el rey Salomón. Así que, allí está el tipo y figura, el tipo y figura de todos nosotros, pero ahora en la Iglesia del Señor Jesucristo está la realidad que fue tipificada allá en aquellos templos. Por lo tanto estamos viviendo la realidad de lo que fue tipificado en el tabernáculo de Moisés y el templo que construyó el rey Salomón. Estamos viviendo la realidad, esa es la realidad nuestra en la Iglesia del Señor Jesucristo, la cual Cristo está construyendo y todavía está construyendo, pero está en la parte más gloriosa de todas: en la parte de la Edad de la Piedra Angular, la parte alta de la Iglesia del Señor Jesucristo. Como cuando un constructor está edificando, construyendo un edificio, las personas cuando lo ven construyendo la primera planta, no pueden decir: “Ya está acabando el edificio.” Cuando lo ven en la segunda planta tampoco pueden decir: “Ya está terminando el edificio.” Ni él tampoco puede decir: “Ya estoy terminando el edificio.” El puede decir: “Voy construyendo, estoy construyendo un edificio, pero voy por la segunda planta.” Después en la tercera puede decir: “Ahora ya pasé a una nueva etapa, a una nueva planta, a una nueva edad, pero todavía no está en la parte final.” Pero cuando ya llega al séptimo piso puede decir: “Ya estoy en el séptimo piso, pero todavía me falta algo más arriba.” En un edificio para viviendas, un edificio importante, fino, un condominio fino, la parte de arriba le llaman, ¿cómo? El penhouse, y esa es la parte más cara, y allá arriba pues no hacen muchos apartamentos, sino que es reducido el número de apartamentos. Y ahora, en la construcción de la Iglesia del Señor Jesucristo, Cristo, el Constructor Divino, está construyendo el Penhouse de Su Templo Espiritual. En un condominio, pues, que vivan personas, cuando habla con otra persona puede decirle: “Yo vivo en el condominio tal, tengo un apartamento en el condominio tal.” Y si el condominio es fino, pues la persona dice: “Pues yo vivo en un sitio bueno.” Pero cuando la persona dice, le preguntan: “¿Dónde tú vives?” Y la persona dice: “Yo vivo en el penhouse del condominio tal.” Ya eso es lo máximo en ese condominio. Y decir: “Yo estoy en la Edad de la Piedra Angular.” Es decir: “Yo estoy en el Lugar Santísimo del Templo Espiritual de Cristo, ¡yo estoy en el Penhouse de ese Templo Espiritual! Yo estoy en la parte más importante de la Iglesia del Señor Jesucristo.” Vean, no son muchos los que llegan a esa parte, no son muchos los que viven allá arriba, los muchos del Templo Espiritual de Cristo han vivido en las edades pasadas; pero para vivir en la parte alta es el grupo escogido del Día Postrero, los cuales son llamados y juntados con la Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino en este tiempo final. “*Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos.”* \[Nota - San Mateo 24:31\]. ¿Dónde los junta? En el Templo Espiritual de Cristo, en la Edad de la Piedra Angular, en el lugar más importante de la Iglesia de Cristo, que es el Lugar Santísimo de Su Templo Espiritual. Ahora, hemos visto dónde Cristo nos ha tomado a nosotros como piedras vivas, y nos ha colocado en Su Casa, Su Iglesia, Su Templo Espiritual, nos ha colocado en la parte más gloriosa, más importante y más honorable de Su Casa: el Lugar Santísimo de Su Templo Espiritual, para ver y contemplar por toda la eternidad la Gloria de Jesucristo en Su Iglesia, Su Templo. Así que, hemos visto a Cristo construyendo el Templo de Dios, y hemos visto dónde nos encontramos en el Templo de Dios: nos encontramos en el Lugar Santísimo de Su Templo Espiritual, privilegio que no tuvieron los escogidos de Dios de las edades pasadas, aunque tuvieron Mensajeros grandes, Mensajeros importantes. Ellos tampoco pertenecen al Lugar Santísimo de ese Templo Espiritual, porque Dios no tiene dos Profetas mayores al mismo tiempo, para una misma edad o para una misma dispensación, por lo tanto no tiene dos Profetas mayores, dos Mensajeros para una misma edad; por consiguiente ellos pertenecen a edades pasadas, pero nosotros estamos en la Edad de la Piedra Angular, y esa es la edad para el Angel del Señor Jesucristo. Así que, adelante viviendo vidas agradables a Cristo y trabajando en Su Obra en la construcción del Templo de Dios, que es Su Iglesia, para morada de Dios en Espíritu Santo en toda Su plenitud. Dios va a morar en ustedes y en mí como individuos en toda Su plenitud, nos va a transformar, y El estará en toda Su plenitud en cada uno de nosotros, y en Su Iglesia como Cuerpo Místico de creyentes también; es ahí donde la promesa de la plenitud del Espíritu Santo estará siendo cumplida con una transformación para todos los escogidos de Dios, y con un ministerio adoptado en el Día Postrero, cuando sea adoptado el Angel del Señor Jesucristo, para la Gloria de Dios ser vista bajo ese ministerio, ministrando la Palabra de Dios, y Dios cumpliendo cada promesa que El ha hecho a Su Iglesia. Será desde Su Templo que Cristo obrará y que Cristo realizará todo lo que El ha prometido para Su Iglesia y para el pueblo hebreo, y también lo que El ha prometido como manifestación plena que el mundo verá; es ahí donde el mundo verá la manifestación plena de Jesucristo, y el pueblo hebreo también verá esa manifestación, ¿dónde? En el Templo de Dios que Cristo está construyendo. Dejen que... esperen a que Cristo termine esa construcción, y ustedes verán cómo será dedicado a Dios ese Templo, y Dios morará en él en toda Su plenitud. Todos seremos adoptados, transformados, y entonces no habrá limitaciones en cuanto a lo que Cristo hará a través de Su Iglesia bajo el ministerio del Espíritu Santo a través de Su Angel Mensajero. “CONSTRUYENDO EL TEMPLO DE DIOS.” Eso es lo que está haciendo Jesucristo nuestro Salvador en Espíritu Santo; y nosotros somos instrumentos Suyos, obreros en esa Obra de la construcción del Templo de Dios. Ha sido para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de cómo Cristo está construyendo el Templo de Dios. Les he dado testimonio de esa construcción del Templo de Dios, y les he dicho que todavía El está construyendo el Templo de Dios, y ya está por la última etapa: la Edad de la Piedra Angular, el Penhouse de la Iglesia del Señor Jesucristo. ***Que las bendiciones de Cristo, el Angel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y pronto se complete el número de los escogidos de Dios en el Templo de Dios: la Iglesia de Jesucristo; y pronto Jesucristo se levante del Trono del Padre, tome el Título de Propiedad: el Libro de los Sellos, lo abra en el Cielo y reclame todo lo que El ha redimido con Su Sangre, con Su Sangre, resucite a los muertos creyentes en El y nos transforme a nosotros los que vivimos, y todos con un cuerpo nuevo eterno y glorificado, seamos llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.*** Muchas gracias por vuestra amable atención, amados amigos y hermanos presentes aquí en Chicago, Norteamérica. Que Dios les continúe bendiciendo a todos, y dejo nuevamente con ustedes a nuestro amigo y hermano, el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín, para finalizar nuestra parte en esta ocasión. Que Dios les bendiga y les guarde a todos. “**CONSTRUYENDO EL TEMPLO DE DIOS.”**