--- title: 'El Padre complacido' date: 1977-06-19 activity: 1 place: city: Cayey state: country: PR duration: 00:00:00 public: false youtube: translations: files: --- Muy buenos días amados hermanos, el Señor nos continúe bendiciendo a todos en esta mañana. Estamos muy contentos en esta mañana de estar aquí para adorar a nuestro Dios y oir Su gloriosa Palabra. Vamos inmediatamente a buscar en nuestras Biblias, en el evangelio según San Mateo, capítulo 3, verso 16 al 17, y San Mateo capítulo 17, verso 5. No vamos a leer mucho, solamente vamos a leer una partecita nada más; comenzamos aquí en San Mateo capítulo 3, verso 16 al 17, donde nos dice: “*Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él.* *Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.”* Y ahora en San Mateo capítulo 17, vamos a leer el verso 5; nos dice: “*Mientras él aún hablaba* (mientras Pedro, mientras él aún hablaba)*, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd.”* Bueno, vamos a ver acá donde... II de Pedro, capítulo 1, vamos a ver cómo Pedro narra aquí ese gran acontecimiento que sucedió. Verso 16 en adelante, dice: “*Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad.* *Pues cuando él recibió de Dios Padre honra y gloria, le fue enviada desde la magnífica gloria una voz que decía: Este es mi Hijo amado, en el cual tengo complacencia.* *Y nosotros oímos esta voz enviada del cielo, cuando estábamos con él en el monte santo.”* Ahora oremos. Dios eterno, he aquí ante Tu Presencia estamos, y te rogamos en esta mañana Tu bendición sobre nuestros corazones. Bendícenos en esta mañana, te rogamos, y edifícanos a todos, Dios eterno. Te lo ruego en el Nombre del Hijo de David: William Marrion Branham. Amén, amén. En esta mañana, hoy domingo, día octavo; el octavo día de la semana es el domingo. Hoy domingo, día octavo, es el día de los padres. Usted sabe, yo casi nunca, cuando hay algún día de fiesta así casi nunca he hablado de algún día. Pero hoy solamente lo menciono así para el tema de esta mañana. Bueno, y todos los padres en esta mañana: Que Dios les bendiga y que usted pueda estar regocijado con sus hijos en esta mañana, y pueda hablar como habló este Padre de Su Hijo, del cual leímos en esta mañana. El tema para esta mañana entonces... vamos a ponerle como tema en esta mañana, este día de los padres, vamos a ponerle como tema: **“EL PADRE COMPLACIDO.”** Y vamos a ver a través de la Escritura qué es lo que le complace a un padre, conforme a la Palabra de Dios, y vamos a ver si realmente nosotros como padres nos complacemos realmente en lo que realmente tenemos que complacernos; y vamos a ver entonces el ejemplo que nosotros tenemos de lo que es un padre, y de lo que realmente complace a un padre. Y como ejemplo tenemos al Padre, a Dios, el Padre; El es nuestro ejemplo. Ahora, en la lectura que tuvimos aquí en esta mañana, vimos dos ocasiones donde el Padre celestial se complace en Su Hijo. La primera ocasión fue después que fue bautizado, al ser bautizado. Fíjese, había un problema porque Juan estaba predicando y estaba anunciando que el Reino de los Cielos se había acercado; y estaba bautizando porque así le fue ordenado que llevase a cabo esos bautismos. El que lo envió a predicar, lo envió también a que bautizara; y le dijo que el Mesías, el Cristo, habría de venir a donde él, y que él lo habría de conocer porque vería al Espíritu Santo descendiendo sobre El. Y cuando llegó ese momento que el Mesías llegó donde El, entonces vino a ser que el Mesías era su propio primo; y él no lo sabía. Por supuesto, lo había sabido en una ocasión, pero no estaba consciente de quién era Ese; y fue cuando estaba allá en el vientre de Elisabet. Juan estaba allá en el vientre de Elisabet, y cuando María saludó a Elisabet (ambas estaban en cinta); y cuando el niño, Juan, el precursor, oyó esa salutación, entonces brincó en la barriga; ahí recibió el Espíritu de Dios, ¿ve? fue lleno del Espíritu Santo ahí, aún sin nacer. Pero Juan, parece, no se recordaba de lo que había pasado allá; y ahora pues, cuando llega su primo, Jesús de Nazaret, y cuando él lo ve que entra a las aguas, entonces ¿qué pasó? quiso ser bautizado también. Y entonces Juan ya sabía quién era El, ¿ve? parece que ya se dio cuenta; y cuando llegó, parece que ya estaba viendo el Pilar de fuego, estaba viendo la señal que le había sido prometida que vería. Y entonces Juan le dice: “Mira, yo soy el que tengo necesidad de que Tú me bautices a mí, ¿y cómo Tú vienes a mí para que yo Te bautice? No, no, no, no. Este bautismo es un bautismo que yo estoy llevando a cabo aquí para arrepentimiento, es un bautismo de arrepentimiento, ¿de qué Tú tienes que arrepentirte?” ¿Ve? Y así discutían... Jesús... estos dos jóvenes estaban discutiendo allí. Uno tenía 30 años y el otro tenía 29 años y medio; era algo así. Eran casi de la misma edad; dos jóvenes discutiendo allí, hablando allí. Y la cosa es que Juan el Bautista, este joven predicador, ahora estaba luchando con Uno que quería hacer y obedecer lo que él estaba predicando; no estaba luchando por uno que no quería ser bautizado, sino por Uno que quería ser bautizado. “No, no, no, no. Esto no es para ti.” Pero el Señor le dice: “Mira Juan, estate quieto; nos conviene cumplir toda justicia.” Es que conforme a la Palabra, conforme a la Ley, el sacrificio siendo Jesús, tenía que ser lavado en las aguas; y entonces Juan, entonces dejó de discutir: “Bueno, si la cosa es que tiene que ser cumplida toda justicia... y esto es justo... pues entonces no hay más discusión, se acabó.” Lo bautizó. Y entonces, al salir del agua, dice que vio los cielos abiertos y al Espíritu Santo que descendía a El en forma de paloma. Y Juan, pues estando allí, pues también tuvo que haber visto, y vio, lo que estaba pasando. Juan estaba viendo en el mundo espiritual y vio lo que estaba descendiendo sobre aquel joven que él estaba bautizando, o sea, sobre su propio primo, eran primos-hermanos. Bueno, entonces cuando él ve que desciende el Espíritu Santo en forma de paloma, oye una voz que dice: “Este es mi Hijo amado, en el cual tengo complacencia.” Oh, cada hijo debería de actuar de tal manera, que cuando su padre hable de usted, él tenga que decir: “Este es mi hijo amado en el cual tengo complacencia, en el cual yo me deleito, en el cual yo me regocijo.” Ahora, esto sí ocurrió en esta ocasión. Y fíjese que ocurre cuando el Hijo está obedeciendo y actuando en toda justicia. Le dice a Juan: “Nos conviene cumplir toda justicia.” Y cuando cumple toda justicia, entonces mire lo que ocurre, y mire cómo el Padre habla acerca de Su Hijo. Siempre también los padres, cuando los hijos cumplen toda justicia, siempre se alegran y se complacen en ellos; y cuando hablan de ellos, hablan con alegría y con orgullo de ellos; que, fíjese, cuando se dice: “Fulano de tal ha estado cumpliendo con la justicia, ha estado viniendo justamente, es un ejemplo para todas las personas.” En seguida aparece el papá: “Ese es mi hijo.” ¿Ve? “Ese es mi hijo amado.” Entonces, eso produce alegría y regocijo en todos los padres. Y vea usted que cuando se dice: “Allá a fulano de tal lo cogieron preso, estaba traficando con drogas, o haciendo cosas incorrectas;” el papá de ese muchacho no quisiera nunca que nadie supiera que ese es el hijo de él; y si lo llegan a saber, eso es una vergüenza para él, no puede complacerse en decir: “Ese es mi hijo amado.” ¿Ve? Entonces, solamente un verdadero padre se complace cuando su hijo obra en justicia, obra correctamente. Y si usted quiere ver a su papá alegre, feliz y regocijado con usted, actúe correctamente, y su papá siempre tendrá que decir: “Ese es mi hijo amado.” El estará muy orgulloso siempre de usted. Es una gran lección, una gran enseñanza, para los jóvenes, jovencitas y jovencitos, para que usted pueda ver a su papá regocijado. Muchas personas, muchos padres (tanto en el día de las madres como en el día de los padres), la mayor parte de los padres le dicen a sus hijos: “El mejor regalo que tú me puedes traer a mí, o me puedes ofrecer a mí, es que tú seas un hijo obediente, un hijo que te portes bien; porque estos regalos materiales que tú me puedes traer, eso más bien es apariencia, eso más bien es algo pasajero.” Aunque no está mal que uno lo haga si quiere hacerlo; pero realmente lo que hace feliz a los padres, es que los padres puedan ver que sus hijos son hijos de carácter, de respeto, son hijos que son ejemplo para todas las demás personas; en lo cual sus padres puedan decir: “Ese es mi hijo, ese es mi hijo amado, en el cual tengo complacencia, en el cual yo me regocijo. El me hace sentir feliz, me hace sentir contento; porque él obra en justicia. Nadie tiene que ver con él en nada, porque él camina rectamente. Y si alguien habla algo mal de él, lo hablará injustamente.” ¿Ve? Ahora, recuerde que en esta mañana estamos aprovechando este día domingo de los padres para conseguir alguna enseñanza de parte de Dios. Y tenemos colocado como el Padre ejemplar a Dios, el Padre celestial. Y como Hijo ejemplar tenemos a Jesús de Nazaret. Por lo tanto, nosotros estamos llamados a seguir Su ejemplo, para así agradar a nuestro Padre celestial; y aquí en lo humano, también alegrar a nuestros padres terrenales. Ahora, veamos que en dos ocasiones es que Dios se manifiesta, el Padre celestial se manifiesta de esta forma, desde el cielo. Escuche: desde el cielo. Habla de esta manera. En la primera ocasión fue cuando el Señor Jesús fue bautizado, y en la segunda ocasión fue cuando el Señor Jesús subió al monte de la Transfiguración y se transfiguró delante de los discípulos. Ahora, fíjese, en la primera ocasión en que Una Voz del cielo habló, y dijo: “Este es mi Hijo amado,” fue en aquella ocasión cuando había cierto problema, que Juan no quería bautizar a Jesús; pero Jesús le dijo: “Nos conviene cumplir toda justicia. Bautízame.” Y luego, la segunda ocasión, fue cuando allá en el monte de la Transfiguración, estaban allá, y Jesús se transfiguró delante de ellos. Y allá había un problema también, y era que... Fíjese, cuando Juan, había un problema; era que Juan quería hacer una cosa incorrecta: no bautizar a Jesús. Arriba en el monte de la Transfiguración había algo incorrecto que quería ser hecho también por Pedro, y fue hacer tres pabellones; y cuando eso ocurrió, dice que una nube los cubrió, y entonces Una Voz del cielo habló, y dijo: “Este es mi Hijo amado, en quien me complazco morar. A El oíd.” Ahora, fíjese, la primera ocasión fue cuando fue bautizado en las aguas. Salió, entonces fue tentado por el diablo cuando fue llevado al desierto; y luego comenzó, encontramos que comenzó un ministerio en el cual estuvo tres años ministrando, predicando, y decía: “El Hijo no hace nada, sino lo que ve hacer al Padre.” Así que el Hijo era tan obediente, que El no hacía nada de sí mismo, sino que El solamente hacía conforme a los negocios del Padre. Y los negocios del Padre es cumplir la Palabra para la hora en que se vive. Por lo tanto, Jesús por tres años estuvo trabajando en la Obra del Padre, estuvo sirviendo correctamente, siendo fiel en todo, haciendo todo correctamente; y luego, a los tres años, subió al monte de la Transfiguración, y allí entonces el Padre nuevamente se regocijó, al ver que el Hijo había estado tres años trabajando en Su Obra, y haciéndolo todo de acuerdo a como el Padre le enseñaba, a como el Padre le mostraba que hiciese. Por lo tanto, encontramos que al verle el trabajo de tres años, un trabajo tan perfecto, tan maravilloso, el Padre estaba tan regocijado que dijo... ¿ve? fue cuando otros quisieron dar opiniones: “No. Vamos a hacer esto de tal manera, vamos a hacer esto así.” Entonces el Padre dijo: “Este es mi Hijo amado en el cual tomo complacencia, en el cual me complazco morar. Si algo hay que hacer, El lo va a decir. A El oíd. Que si hay que hacer tal o cual cosa, tal o cual cosa: A El oíd. El ha sido fiel por tres años; y ahora cualquier cosa que haya que hacerse de aquí para adelante, El sabe lo que hay que hacer. Óiganlo a El en lo que haya de ser hecho; porque El ha mostrado ser un Hijo con madurez, ser un Hijo obediente, ser un Hijo que me ha alegrado el corazón, ser un Hijo que me ha complacido. Y ahora, siendo el Hijo mayor (y recuerde que el mayor siempre es el que es adoptado, si se porta bien y si hace conforme a como debe de hacer)... Entonces, ahora ya El ha llenado todos los requisitos. Por lo tanto, a El oíd.” Por lo tanto, ahora... ¿Qué es lo que sucede? Bueno, ahora todos los negocios del Padre quedan totalmente en las manos del Hijo; y los cheques, y todo lo que se haga, lleva la firma del Hijo, ¿ve? Por eso fue que el Señor en una ocasión les había dicho a los discípulos: “Bueno, ustedes no han pedido nada en mi nombre todavía. Ahora, de aquí en adelante, todo lo que pidieres al Padre, pedidlo en mi nombre, y El lo hará.” ¿Ve? Ahora ya usted puede ver que también todo hijo viene en el nombre de su padre. Viniendo en el nombre de su padre, por lo tanto él tiene el nombre del padre; por lo tanto entonces el mismo nombre del padre es el mismo nombre del hijo. Pero el hijo no puede usar el nombre del padre hasta que no es adoptado; o sea que los cheques, entonces, cuando es adoptado, entonces los cheques ahí tienen el nombre del hijo que es adoptado; entonces tiene derecho a hacer todo lo que él crea conveniente hacer en la viña o en la propiedad de su padre. O sea que de ahí en adelante, él toma las riendas de toda la propiedad de su padre. O sea que el Padre entonces, ya sabe que por tres años fue fiel, que por tres años actuó de la manera que actuó. Ahora el Padre viene y dice: “Bueno, ahora yo lo dejo a El que siga los negocios.” “Mire, que hay que hacer tal...” –“Pregúntenle al hijo. El es el que lleva las riendas ahora.” “No, pero es que... es que tú eres el padre.” –“Pero él es mi hijo. A él oíd. Lo que él diga, está bien dicho. No habrá de mi parte ninguna objeción, no habrá de mi parte ninguna oposición. A él oíd.” Y es oído en la Tierra, en el cielo, y donde El hable. Por eso es que entonces todas las huestes celestiales y las terrenales oyen lo que dice el Hijo adoptado. Ahora, si caminamos un poquito hacia atrás para ver este Hijo adoptado, el cual complació al Padre, tenemos que ver que este Hijo fue un Hijo prometido. Esto no fue cualquier hijo que apareció, sino que fue un Hijo prometido, el cual a través del profeta Isaías, en el capítulo 9, verso 6, dice: “*Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro* (principado sobre su hombro)*; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.* *Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.* (Y dice:) *El Señor envió palabra a Jacob, y cayó en Israel.”* Bueno, aquí vemos que este niño estaba prometido que habría de aparecer, que habría de nacer; y ahora también encontramos que nos señala el sitio donde habría de nacer, nos dice: “Y tú Belén, no eres la más pequeña en Judá, sino que de ti saldrá un guiador.” Que es ¿quién? Cristo, el Señor. Que es ¿quién? el Mesías. De la pequeña Belén. Ahora, vemos que a través de la Palabra, y en la Palabra, está el plano de todo lo que Dios ha prometido y de cómo El ha de hacer lo que El ha prometido. Encontramos entonces que en Belén es el sitio donde El habría de nacer; así que encontramos que Belén es el sitio señalado. Y siendo la más pequeña; pero de ahí fue que salió. Ahora, mire lo que dice aquí en el Mensaje titulado: “Un hombre que puede encender la luz.” Página 8 y página 9, dice: “*Ahora, vamos a hablar del tema de LUZ. Esto sigue a los tres temas de los cuales hemos estado hablando, uno de ellos en Tucson o en Phoenix, de porqué Jesús vino por medio de Belén. El debe ser, porque El es Belén. ‘Bethlehem.’ ‘B-e-t-h’ significa ‘casa.’ ‘e-l’ significa ‘Dios.’ Y ‘e-h-a-m’ significa ‘pan.’ ‘Casa del Pan de Dios.’ Y todo cristiano que es nacido en Cristo, es nacido en Bethlehem, la Casa del Pan de Dios.”* Bueno, ya entonces... leí esto, ya mismo vamos a entender un poquito más ampliamente. El Señor en Su Primera Venida, Su nacimiento tenía que ser en Belén, porque Belén es la Casa del Pan de Dios. Y El siendo el Pan de Dios, y El siendo la Casa del Pan de Dios, entonces tenía que ir a nacer en el lugar que como ciudad lo representaba a El. Porque Belén, el verdadero Belén, es Jesús. El era Belén, pero estaba representado por esa pequeña ciudad; El era el ‘pequeño Belén.’ ¿Ve? Entonces encontramos que El es la Casa del Pan de Dios. Por lo tanto El tenía que nacer en la Casa del Pan de Dios; porque El viene a donde está Su Nombre. Entonces, siendo también el Cristo, el Mesías, el Rey, entonces El tenía que aparecer en Belén de Judea; porque de Belén de Judea es que apareció ¿quién? apareció David, el rey. Entonces el Hijo de David tiene que ser de Bethlehem de Judea, tiene que nacer en Belén de Judea. David nació ahí, el papá de David también, el abuelo de David también. Así que ese es el lugar ¿de qué? de los reyes. Ahora, fíjese, encontramos que hoy en día Belén allá literal, representa ¿qué? el Belén espiritual. Entonces nacer en Belén hoy es nacer en Cristo; cuando uno nace en Cristo, pues ha nacido en Belén. Ahora, recuerde que muchos habían nacido en Belén; pero Uno de los que nació en Belén era el Cristo, Uno de los que nació en Belén era el Rey, pero muchos otros habían nacido en Belén. Entonces encontramos que el Señor en Su Primera Venida, el Rey de Israel, pues nació donde nació el primer rey de Israel ordenado por Dios. Usted dice: “No, Saúl fue el primer rey.” Pero eso fue a petición del pueblo. Pero ordenado por Dios, David fue el primero. Entonces encontramos que donde nació el rey de Israel: David, ahí nació el Rey de Israel: Jesús. Y ahora podemos ver que donde nació David, ahí nació el Hijo de David. Muchos quizás piensan que el Hijo de David es Salomón. Salomón es el hijo de David según la carne, pero Jesús es el Hijo de David según el Espíritu, según la promesa. Y ahora encontramos que Belén en lo espiritual... entonces encontramos que todo cristiano que es nacido en Cristo, es nacido en Belén. Y ahora encontramos que el Señor en Su Segunda Venida, cuando viene como Rey, como el León de la tribu de Judá, pues tiene que venir ¿por dónde? por Judá, por la tribu de Judá; entonces tiene que nacer ¿dónde? en Belén de Judea. Y Judea es el Este, ¿ve? La Puerta del Este es la Puerta de Judá. Entonces encontramos que el Señor en Su Segunda Venida como Rey de reyes y Señor de señores, conforme al orden de Su Venida, entonces tiene que nacer ¿dónde? En Belén, en el Belén espiritual. Por lo tanto entonces, el Señor en Su Segunda Venida, cuando aparece en Su Segunda Venida, aparece naciendo ¿dónde? naciendo en Belén de Judea, en el Belén espiritual; y nacer en Belén es nacer en Cristo. Entonces el Señor en Su Segunda Venida manifiesta en carne humana... Entonces en Su Primera Venida El vino por Belén, la literal, ¿ve? Entonces el cuerpo de carne que El usó en Su Primera Venida era un cuerpo de carne nacido en Belén. Entonces encontramos que en Su Segunda Venida, el velo de carne que El use, ese velo de carne o ese instrumento que El use para cumplir Su Segunda Venida, tiene que haber nacido en Belén de Judea, o sea, tiene que haber nacido en Cristo. En palabras más claras, tiene que ser uno que ha nacido de nuevo, tiene que ser uno que ha nacido en Cristo, que ha nacido en Belén. De todos los que han nacido en Belén, **uno** de ellos será el instrumento, o el velo de carne, donde El cumplirá Su Segunda Venida, conforme al orden de Su Segunda Venida; porque tiene que nacer en Belén. No en Gilgal, no en tal o cual denominación, sino en Belén, en Cristo. ¿Ve? Entonces El trajo el Nombre de Su Padre; por lo tanto El, acá, tiene que traer el Nombre de Su Padre, para así entonces luego poder cumplir también lo que dice el Salmo 22. El Salmo 22 habla algo aquí de... algo que tiene que ser cumplido. Salmo 22, dice: “*Anunciaré tu nombre a mis hermanos; En medio de la congregación te alabaré.* *Los que teméis a Jehová, alabadle; Glorificadle, descendencia toda de Jacob, Y temedle vosotros, descendencia toda de Israel.”* Ahora, vea usted que está prometido que el Nombre de Dios será anunciado. Y dice aquí: “Anunciaré tu nombre a mis hermanos.” Por lo tanto, el que anuncie el Nombre de Dios es **uno** de los hermanos, **uno** de los hermanos que nace en Belén, ¿ve? Allá: en la Belén literal. Pero las cosas literales representan las cosas espirituales; y así como está el Israel literal, está el Israel espiritual; y así como está la Primera Venida de Cristo, está la Segunda Venida de Cristo; y así como está el Nombre de Redención de Dios, está también el Nombre eterno de Dios. Por lo tanto entonces, ¿quién es el que anunciará el Nombre de Dios? Uno de los hermanos. Entonces de entre los hermanos nacerá **uno** en Belén, el cual será el que es señalado para anunciar a los demás hermanos el Nombre de Dios. Allá, el Nombre de Redención en la Primera Venida; acá, el Nombre eterno de Dios en Su Segunda Venida, ¿ve? Entonces vea usted que conforme a la Palabra El lleva el Nombre del Padre; porque todo Hijo viene en el Nombre de Su Padre. Ahora, vea usted entonces, que el que nació allá en Belén de Judea, no nació porque fue por intervención humana, sino que nació porque fue la Palabra hablada; y entonces por la Palabra hablada, entonces fue creado en el vientre de María ese cuerpo y ese niño; y fue entonces creciendo célula sobre célula, multiplicándose célula sobre célula, hasta que vino a su tiempo de nacimiento, y nació entonces en Belén de Judea. Ahora, usted puede ver entonces, que en la Segunda Venida del Señor, conforme al orden de Su Venida, encontramos... Fíjese, allá fue un ángel, por la Palabra que vino de un ángel, y María dijo: “Hágase conforme a tu Palabra.” Entonces fue creado en el vientre de María, la que aceptó la Palabra, fue creado ¿qué? fue creado aquel niño. Y la Novia, la cual ha recibido la Palabra de un ángel, y ha dicho: “Hágase en mí conforme a tu Palabra;” en el vientre de Ella, entonces, tiene que crearse ¿qué? crearse un Niño, un Hijo, ¿ve? Entonces ese es un Hijo, no un hijo denominacional, no un hijo por concepción intelectual; porque fíjese, la concepción por las vías del sexo, representan en lo espiritual la concepción por las vías intelectuales. Por lo tanto entonces, ese Niño, o ese Hijo que ha de nacer, no será un Hijo formado o engendrado por concepción intelectual, sino que será un Hijo engendrado por la Palabra hablada, ¿ve? Y esa Palabra hablada entonces es la que forma ese Hijo, y entonces célula sobre célula, Palabra sobre Palabra, va formando ese Hijo, pero en el vientre de esa Novia-Palabra; y luego, cuando llega el tiempo, pues tiene que nacer. Recordamos que el cuarto Elías dijo: “La Novia está embarazada,” ¿ve? Por lo tanto entonces encontramos también que el cuarto Elías dijo: “Ustedes son mis hijos en el Evangelio.” Ahora, encontramos también que Dios tiene muchos hijos. Encontramos, fíjese, cuando nació Jesús de Nazaret, encontramos que Dios tenía muchos hijos. Sí. Y dice: “Anunciaré tu nombre a mis hermanos.” Ahora, de entre todos los hijos, allí había Uno que vino por la Palabra hablada. Y así también encontramos que hay muchos hijos en el Evangelio; pero de entre todos los hijos, tiene que haber **uno** que sea el que le corresponda ser adoptado para tomar las riendas de la Obra de su Padre, que le corresponda tomar el Nombre del Padre y anunciar el Nombre de su Padre a sus demás hermanos. Tiene que haber **uno** de entre todos los nacidos en Belén, tiene que levantar Dios **uno** para llevar a cabo esa labor. Encontramos que el Señor, luego que ya llegó a Su tiempo para comenzar el ministerio, tuvo que entrar a las aguas para ser bautizado como todos los demás. Eso nos muestra, nos representa, entrar a las aguas de la Palabra, ¿ve? Para ser bautizado en las aguas de la Palabra. Y luego, como todos los demás son bautizados, El también ser bautizado. Pero de todos los que fueron bautizados, de Uno de ellos el Padre dijo: “Este es mi Hijo amado, en el cual me complazco morar, en el cual tomo contentamiento.” Y El comenzó ahí un trabajo de tres años. A los tres años el Padre lo guió y lo llamó arriba para adoptarlo arriba; y allá arriba entonces, el Padre lo reconoció públicamente, y le dijo: “Este es mi Hijo amado en el cual me complazco morar. A El oíd.” Entonces ustedes han escuchado al cuarto Elías, que nos dice: “Ese es el orden de Su Segunda Venida.” Ahora, viendo nosotros estas cosas, entonces en Su Segunda Venida es un tiempo de Adopción, un tiempo en el cual Dios se dará a conocer, hablará, desde el cielo; y El entonces hablará de esa manera. Recuerde que la primera ocasión que el Padre habló acerca de Su Hijo, habló desde el cielo; la segunda vez también desde el cielo. Por lo tanto, entonces tenemos que ver que el reconocimiento de parte del Padre, es un reconocimiento que El hace públicamente para aquellos que pueden ver. Fíjese, lo hizo allí, pero Juan en la primera ocasión, Juan fue el que se dio cuenta de lo que pasó allí. La segunda ocasión, los que subieron arriba fueron los que subieron y se dieron cuenta de lo que pasó allí; porque la Voz fue desde el cielo. Para poder ver u oir esa Voz y saber lo que dijo, había entonces que poder ver arriba en el cielo. Entonces podemos mirar hacia el cielo, hacia la Edad celestial, y ver lo que es hablado ahí arriba con relación a lo que está prometido para esta hora en que nosotros estamos viviendo. Entonces encontramos que tiene que haber en este tiempo, tiene que levantarse, surgir, o aparecer, un Hijo del cual sea hablado desde arriba, y sea señalado desde arriba: “Este es mi Hijo amado.” Ahora, sabemos que de los nacidos en Cristo son muchos hijos, pero entre todos ellos, **uno** tiene que ser el señalado para tomar los negocios del Padre en esta hora en que vivimos, y hacer lo que haya de ser hecho en esta hora en que estamos viviendo. Encontramos que hay algo que tiene que ser llevado a cabo en esta hora. Y siendo una hora de Adopción, entonces sabemos, entendemos y reconocemos, que lo que tiene que ser llevado a cabo aquí en esta Tierra, tiene que ser llevado a cabo a través de carne humana; porque Dios no hace nada a menos que no sea a través de carne humana, ¿ve? Entonces... Y el Hijo no hace nada, sino lo que ve hacer al Padre. Y encontramos que el Padre dice que va a traer juicio a este mundo; pero encontramos también que el Hijo dice: “El Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio lo dio al Hijo.” Así que entonces, si Dios ha prometido que va a traer juicio a este mundo, entonces ya sabemos en qué forma va a venir el juicio a este mundo. Conforme a Apocalipsis 11, todo el juicio que ha de venir a este mundo, viene a través del ministerio de Moisés y Elías; porque el ministerio de Moisés y Elías será el ministerio de un Hijo adoptado, será el ministerio del Señor en Su Segunda Venida, conforme al orden de Su Segunda Venida. Por eso dice que el Señor en Su Venida viene para traer juicio a este mundo, viene como el León de la tribu de Judá; por lo tanto, si viene como el León de la tribu de Judá, pues tiene que venir por Judá, tiene que venir por la puerta del Este, tiene que nacer en Belén, ¿ve? Ahora, tenemos que vigilar, y no estar buscando la cosa en lo literal, porque ya en lo literal se cumplió, y el pueblo que tenía que aceptarlo lo rechazó. El Rey vino conforme a como estaba prometido y Lo rechazaron. Bueno, ahora tenemos nosotros que ver que todo aquello que sucedió allá, en Su Primera Venida, y las cosas que estaban prometidas que serían cumplidas; acá en Su Segunda Venida las cumple nuevamente, pero en el orden espiritual, ¿ve? Por eso nos enseña Dios a través del cuarto Elías, que la Escritura tiene múltiples cumplimientos. Entonces fíjese, dice: “La virgen concebirá.” Bueno, allá concibió María, y tuvo el Hijo, y Lo rechazaron; tuvo al Rey, y vino conforme al orden, y Lo rechazaron. Luego entonces, habiendo una Virgen en este tiempo, siendo la Novia del Señor, y diciendo el cuarto Elías que la Virgen concebiría, y que la Virgen estaba embarazada, pues esa Virgen no es una virgen literal, es una Virgen espiritual, que es la Novia del Señor. Por lo tanto entonces, es un nacimiento espiritual lo que tiene que aparecer. Y el nacimiento espiritual es el nacimiento de la Venida del Señor, de la Segunda Venida del Señor, conforme al orden de Su Venida con Moisés y Elías, y tiene que ser **uno** nacido en Cristo, en Belén de Judea. Entonces por eso es que el cuarto Elías dice: “¿De dónde viene el Señor? Del Este.” Y entonces, fíjese, dice: “¿Y por qué los tengo a ustedes sentados de esta manera, hacia el Este? Mas luego ustedes verán porqué los tengo así sentados mirando hacia el Este.” Déjeme ver aquí... Página 22 y 23, encontramos aquí, en el Mensaje: “Revelación Capítulo 4, Parte III.” Aquí encontramos sobre este tema, y se los voy a leer, y les voy a buscar otro lugar más en el cual necesitamos buscar, déjeme ver si lo consigo... Es “Revelación Capítulo 5, Parte I.” Vamos a leer esta primero. Es el librito este: “Revelación Capítulo 4, Parte III.” Nos dice página 22 y 23: “*No olviden esa Palabra: ‘¡Hacia el Este!’ ¿De dónde está viniendo Jesús? Del Este, en una nube de Gloria. ¿De dónde sale el sol? Del Este. ¿Dónde se levanta el Hijo? Del Este. ¿Dónde estuvo el propiciatorio asentado? Hacia el Este. ¿Por qué los tengo a Uds. sentados en esta manera hacia el Este? ¿Por qué? El Altar está al Este. Lo veremos poco después, cuán hermosamente, voy a dibujarlo.* ‘*...la rociará... al lado oriental; y hacia el propiciatorio esparcirás la sangre con su dedo siete veces...’* *Oh, ¿no es hermoso? ‘Siete veces hacia el Este.’ ¿Qué es esto? Las Siete Edades de la Iglesia serán cubiertas por la Sangre. ¡Aleluya! La Sangre de Jesucristo tan suficiente ayer, hoy y para siempre.”* Más abajito dice: *“Pero Uds. noten aquí. No era propiciatorio, porque habían ‘relámpagos y truenos y voces.’ No hay relámpagos y truenos en misericordia. Eso es juicio.”* No hay relámpagos, voces y truenos en misericordia. Entonces cuando relámpagos, voces y truenos, ¿qué es? Juicio. Trono, entonces es Trono de Juicio. Ahora, déjeme ver por aquí... Revelación Capítulo 5, Parte I.” La página 14 nos dice: “*Ahora, Uds. notan, Judá guardaba la puerta oriental. Y Cristo es el León de la tribu de Judá. El descenderá de los cielos orientales, entrando por la vía de la puerta. El viene por la puerta oriental, que es de la tribu de Judá. Y El es el León de la tribu de Judá.”* Ahora, vea usted que todo eso que se cumplió en lo literal allá, y el Señor apareció y nació allá en Judá; y apareció, nació, en Belén de Judea. Todo eso entonces ahora, aquello literal allá... porque aquel es el Israel literal; y ahora acá, en el Israel espiritual, también están las puertas en lo espiritual. Entonces está la puerta de Judá en lo espiritual; y eso, siendo en lo espiritual, entonces esa puerta de Judá espiritual está en un cielo espiritual, ¿ve? Por lo tanto entonces, así como en el Israel literal está el Norte, Sur, Este y Oeste; también en el Israel espiritual está Norte, Sur, Este y Oeste. Mire aquí, la misma página 14 nos dice, de este mismo Mensaje: “Revelación Capítulo 5, Parte I,” nos dice: “*Ahora, vamos allí dentro... Yo trataré de espiritualizar eso aquí, o dibujarlo con mi mano para ustedes* (‘espiritualizar eso:’ aquello literal allá ponerlo en una esfera o en una forma espiritual; dice:) *...Yo tratará de espiritualizar eso aquí, o dibujarlo con mi mano para ustedes, que habían cuatro esquinas como Israel acampaba. Ellos pusieron el arca en el centro, y en los cuatro lados de la tienda estaban tres tribus de Israel, y tres veces cuatro son doce, o cuatro veces tres, mejor dicho, son doce. Y cada tres tenía una cabeza. Y cada cabeza de tribu...* *Uno de ellos era Rubén, él siempre acampaba al sur. El era la cabeza del hombre. Y Efraín, estaba al Oeste, con tres tribus, él era el buey. Entonces en el Oriente estaba Judá, el cual es el león. Y en el Norte estaba Dan, el cual era un águila. Ahora note, ¿lo recuerdan ustedes? Todos ustedes recuerdan bien cómo lo dibujamos aquí: el águila, el buey, el hombre y el león.”* Ahora, vea usted que aquello literal allá, representa lo espiritual en medio del Israel espiritual, que es la Iglesia verdadera del Señor. Encontramos entonces cara de león, cara de buey, cara de hombre y cara de águila. Encontramos que en el Reino espiritual, en el Israel espiritual, que es la Iglesia del Señor, encontramos cara de león allá en el tiempo del apóstol Pablo, que estuvo rugiendo como el León de la tribu de Judá, ¿ve? Luego encontramos más adelante cara de buey; eso fue en el tiempo del sacrificio. Y encontramos que en ese tiempo de sacrificio, en donde mataban al pueblo de Dios y a los mensajeros, en esas edades del oscurantismo, en esas edades temibles, encontramos que se los echaban a los leones (a los creyentes), y encontramos también que los mataban de diferentes formas; eso era ¿qué? la edad del sacrificio, la edad del buey, la edad del becerro. Luego encontramos más adelante... Fíjese, encontramos, mire bien, encontramos que está representado - las siete edades de la Iglesia, en las siete edades, están los cuatro rostros. Fíjese, no se necesitan siete rostros, como tampoco se necesitaban doce rostros allá para las doce tribus de Israel, sino con cuatro nada más - en las cuatro estaban representadas las doce tribus, cada uno de ellos representaba tres tribus. Y acá encontramos que las siete edades de la Iglesia están representadas en los cuatro rostros: rostro de león, rostro de buey, rostro de hombre y rostro de águila. Entonces encontramos que el de león es en el tiempo allá de San Pablo, el de buey es en el tiempo allá de aquellos hombres valientes, mensajeros valientes, que vivieron como mensajeros en las edades del sacrificio, en las edades en donde la vida para el creyente era bien difícil; pero Dios envió esa clase de espíritu sobre ellos para poderse dar en sacrificio vivo y morir por la causa del Señor. Luego apareció rostro de hombre, y eso fue allá en la edad de los reformadores. Apareció Lutero, después apareció Wesley, y aparecieron un sinnúmero de hombres de Dios en la edad de cara de hombre. Y luego, al final, en la última edad, ¿apareció qué? cara de águila, apareció el Elías que habría de venir. Y entonces ahí, entonces encontramos que esa es ¿qué? Fíjese, cara de león es la puerta del Este; cara de buey, eso es la puerta del Oeste, encabezado por Efraín; cara de hombre, eso es el sur, encabezado por Rubén, sur. La edad de cara de hombre, que fue la edad de los reformadores, fue la edad en donde el sur espiritual del Israel espiritual estuvo manifiesto, y que le tocaba a esa área guardar la Palabra, guardar el propiciatorio. Luego... Fíjese, encontramos que entonces esa parte del Israel espiritual, ese lado del Israel espiritual, y esos guerreros de esa parte sur del Israel espiritual, eran los que les tocaba luchar, batallar, en ese tiempo, así como les tocó en el tiempo del apóstol Pablo, les tocó a los que estaban en el Este. Por eso entonces, note usted, fíjese, note usted, que el sol camina, o el Evangelio camina con el sol; o como el sol camina, así camina el Evangelio. Encontramos entonces que el Evangelio allá en el comienzo, fue la puerta del Este por donde apareció y estaba como León de la tribu de Judá Dios manifestándose a través del apóstol Pablo; y encontramos entonces que cubrió la parte Este, la parte Oriental, la parte allá de Asia Menor; y entonces esa área fue la que estuvo en movimiento en ese tiempo. Pero después siguió moviéndose. Y entonces luego, la parte Oeste entonces era Efraín, era entonces cara de buey; y entonces siguió moviéndose hasta llegar ahí, a esa área, en lo espiritual. Y entonces encontramos que esos eran los guerreros que estaban a cargo de la batalla y de la lucha espiritual de ese tiempo; los que vivían o los que estaban en el Oeste espiritual de Dios, o esa, en el Israel espiritual, en el Oeste del Israel espiritual. Luego siguió moviéndose la cosa, y pasó al sur espiritual del Israel espiritual de Dios, y entonces aparecieron los guerreros que estaban a cargo de esa área espiritual, para guardar la Palabra de esa área espiritual; y entonces apareció Lutero, Wesley, y aparecieron todos los reformadores. Entonces encontramos que luego de eso, entonces pasa a la parte Norte. El Norte, lo cual representa como cabeza a Dan; y Dan es la cabeza de esas tres tribus (una de las tribus es la cabeza de las otras dos tribus). Y entonces es rostro de águila. Entonces en el Norte espiritual de Dios, del Israel espiritual, entonces aparece un Aguila volando, para entonces proteger el Arca del Pacto, vigilar y encargarse en este tiempo de esa área. Luego de todo eso, entonces ya está concluido el plan de Dios, y entonces corresponde aparecer el Señor en Su Segunda Venida. Y para aparecer el Señor en Su Segunda Venida, entonces esas cuatro etapas o fases, o poderes de Dios, que fueron manifiestos en las siete edades de la Iglesia, entonces ese ciclo que se llevó a cabo, entonces comienza de nuevo por la puerta del Este, la puerta de Judá. Comienza de nuevo entonces el ciclo, y entonces por esa puerta del Este es que aparece el Señor en Su Segunda Venida como el León de la tribu de Judá, rugiendo como un león; y cuando ruge como un león, siete truenos emiten sus voces, ¿ve? Ahora, vean ustedes que cuando estaba rugiendo a través del apóstol Pablo, como león, era un tiempo en que hubo un cambio de dispensación, y entonces el apóstol Pablo, o Dios a través del apóstol Pablo, rugiendo como león, fue el que estableció el cambio de dispensación e introdujo a los gentiles a esa nueva dispensación, ¿ve usted? Entonces encontramos que el Evangelio pasó de los judíos a los gentiles. Pablo dijo: “Bueno, ustedes se hayan indignos de la vida eterna, entonces me voy con esto a los judíos.” Y se fue a rugir, se fue de los judíos a los gentiles. “Me voy con esto a los gentiles, porque así me ha ordenado el Señor.” Por lo tanto entonces el apóstol Pablo se fue rugiendo como un León hacia los gentiles con una nueva dispensación y haciendo un cambio de dispensación. Los gentiles nunca habían estado en la primera dispensación, ¿ve? Y entonces los introdujo no a la primera, sino a la segunda, ¿ve? Los judíos nunca han estado en la segunda dispensación; pero cuando el León de la tribu de Judá salga rugiendo para los judíos, con los Truenos... Los judíos nunca han estado en la segunda dispensación; pero así como los judíos trajeron el Evangelio a los gentiles, los gentiles lo llevarán a los judíos. Y entonces ¿qué pasará? No habrá ni necesidad de que los judíos entren a la segunda dispensación, porque ya se está en el tiempo de la tercera dispensación; entonces pasan directamente a la tercera dispensación. Los judaisantes allá, los que estaban en la primera dispensación y pasaron a la segunda, pues querían que el apóstol Pablo pasara a los gentiles que no habían estado en la primera, que los pasara primero a la primera dispensación y los circuncidara, para después que los pasara a la segunda. El apóstol Pablo dijo: “No. Ni aún Timoteo ha sido movido, ni he permitido que sea metido a la primera dispensación,” ¿ve? Ahora, lo que pasa es que, fíjese, cuando termina una dispensación y comienza otra, lo que no se ha hecho en esa dispensación que ya pasó, ya no es tiempo para hacerlo. Si con esa primera dispensación no llegaron a evangelizar a los gentiles, ya es tarde para evangelizar a los gentiles con la primera dispensación. Y si con la segunda dispensación no evangelizaron a los judíos, y nadie pudo, ya es tarde para con el Mensaje de la segunda evangelizar; porque está el Mensaje de la tercera, que es los Truenos; y con eso ellos serán evangelizados, evangelizados con el Evangelio del Reino, ¿ve? Ese es el Evangelio con el cual ellos van a ser evangelizados. Eso es lo que dice Dios a través del cuarto Elías. Ese es el Evangelio que ellos reciben. Tienen que salir del primero, del de la Ley. Y al del segundo o al evangelio de la segunda dispensación, nunca han entrado ni van a entrar; ellos sabrán que fue correcto pero que se les pasó el tiempo. Así como los gentiles supieron que la Ley era correcta, pero les había pasado el tiempo y ya no era tiempo de meterse en la Ley, era tiempo para escapar y meterse a la Gracia, ¿ve? Ahora, ¿de dónde viene el Señor en Su Segunda Venida? Del Este. Ahora, vea usted, el águila, que es la cabeza de águila, que es la última manifestación del poder de Dios en las edades de la Iglesia, entonces el águila pone a vigilar al pueblo. El águila, que es el águila del Norte, pone al pueblo a mirar ¿hacia dónde? hacia el Este. El águila pone al pueblo a vigilar al León. El águila dice: “Estén preparados y vigilen por la puerta del Este. Vigilen la puerta del Este.” Recuerden que la puerta del Este... Allá en la puerta del Este fue que hubo el cambio de dispensación y el cambio del Evangelio de entre los judíos a los gentiles. Vigilen la puerta del Este porque por ahí es que viene el cambio del Evangelio, cambio de dispensación, cambio del Evangelio de la Gracia al Evangelio del Reino, cambio de segunda dispensación a tercera dispensación, cambio del Evangelio de entre los gentiles hacia los judíos. Vigilen, porque allá lo que pasó fue que se hallaron indignos de recibir la vida eterna, y entonces el Evangelio pasó a los gentiles; vigilen cuando salga el León de la tribu de Judá por la puerta del Este. Porque El saldrá por ahí, y El tendrá el Evangelio del Reino, El tendrá los Truenos; y entonces con ello tendrá el cambio de dispensación, con los Truenos tendrá el cambio de dispensación, tendrá el Evangelio para ser predicado en el mundo entero, y ser llevado de entre los gentiles a los judíos. Si los gentiles van a llevar el Evangelio a los judíos, y el Evangelio que los judíos reciben es el Evangelio del Reino, pues primero tiene que estar entre los gentiles. Eso es... solamente con lógica se tiene que saber. Por lo tanto entonces, vigilen detenidamente, porque la puerta que se abrirá será la puerta del Este o la puerta de Judá; será no Judá literalmente allá porque ya eso ya se cumplió, es la puerta de Judá, la puerta espiritual de Judá; es el Este espiritual, es de los cielos espirituales, ¿ve? De los cielos espirituales, donde está el Israel espiritual, de ahí surgirá, de ahí se levantará, el León de la tribu de Judá. Por lo tanto vigilen con detenimiento para que no se pierdan eso que va a suceder. Bueno, entonces ¿qué sucede? Entonces cuando se levanta, entonces va a recorrer, ¿qué? va a recorrer los cuatro ángulos del cielo, va a recorrer Este, empieza por el Este. ¿No fue así allá? Empezó por el Este, siguió corriendo el sol, siguió rumbo de Este a Oeste; entonces recorrió ¿qué? recorrió Norte, Sur, Este y Oeste, ¿ve? Entonces recorrió todos esos lugares, y ahora vemos que eso vuelve el ciclo y se repite; porque esta Edad de la Piedra Angular se abre la puerta del Este, por ahí se abre, y entonces empieza a recorrer el mismo sendero, pero en otra dispensación; el mismo sendero, la misma ruta del Sol de la Mañana; el Sol de la Mañana que salió allá en el Este y empezó a recorrer, y entonces en la tarde encontramos que luego, ahí, luego surge, después de la tarde, surge entonces nuevamente por el Este, aparece por el Este. ¿Para qué? Para recorrer de nuevo y alumbrar los cuatro cantones del cielo. Bueno, el cuarto Elías dijo que tenía que venir un grupo perfecto, un grupo perfecto para poder resucitar a los luteranos, wesleyanos y a toditos ellos. En palabras más claras, tiene que venir una edad perfecta con un Mensaje perfecto, y ese Mensaje perfecto es el Mensaje del Este, y el Mensaje del Este es el Mensaje del Evangelio del Reino, y aparece por la puerta del Este; no por la puerta del Este literal allá, Palestina, sino por la puerta del Este espiritual, aparece por los cielos orientales. Y el que aparece es el Señor en Su Segunda Venida conforme al orden de Su Segunda Venida. ¿Y a dónde aparece? En el Israel espiritual, así como apareció en la Primera Venida en el Israel literal, ¿ve? Entonces encontramos que así como el Señor recorrió a Israel, a Palestina, así lo tiene que recorrer acá en lo espiritual, ¿ve? Y así como se movió la cosa allá, y aparecieron en el Israel espiritual, aparecieron entonces los cuatro rostros en las siete edades, cuatro rostros: rostro de león, de buey, de hombre y de águila; eso mismo en la Edad de la Piedra Angular, que es una edad perfecta, tiene que recorrer esos cuatro poderes en una sola edad, porque es una edad perfecta. Por eso el cuarto Elías nos dice que la Piedra Angular, la Piedra de corona, de por sí es una pirámide, es una pirámide en miniatura, ¿ve? Entonces... porque lo tiene todo. Entonces encontramos que tiene que recorrer esos cuatro ángulos del cielo espiritual; por eso es que en Apocalipsis 19 aparece reuniendo sus súbditos de los cuatro cantones del cielo, de las cuatro esquinas del cielo. Ahora, vea ustedes, recogiéndolos ¿de dónde? Empieza por la puerta del Este, empieza por la puerta del Este, y entonces sigue así para recorrer todas las esquinas del cielo espiritual, ¿ve? Por eso es que tiene que venir un ministerio perfecto, para perfeccionar a los santos de las edades pasadas. Ahora, usted puede ver que ha de haber un recorrido espiritual. Pero el primer lugar es el Este, el primer lugar es el Este espiritual. Y ahí el Este espiritual lo que tiene como símbolo es el León de la tribu de Judá; y luego sigue recorriendo todo el camino, hasta que por fin recorre todo lo que tiene que ser recorrido; y los primeros serán postreros y los postreros serán primero. Ahora, déjeme ver por aquí, página 268 a 269, ahí hay algo que está por cumplirse. Dice: “*Ahora, él viene sobre un caballo amarillo enfermizo* (¿quién? el anticristo)*, y viene a la batalla de Armagedón juntando sus súbditos de las naciones.* *¿No interpretó Daniel aquel sueño y vio el hierro (Roma) que pasó por todas las naciones? Aquí vienen juntándose. Quédense quietos, ya vamos a terminar.* *Ahora, viendo Apocalipsis 19, él no solamente se está preparando* (el anticristo, el diablo, no solamente se está preparando)*, pero Cristo también se está preparando para encontrarlo.”* O sea que cuando el jinete del caballo amarillo monta su caballo amarillo y empieza y hace su recorrido reuniendo a todos sus súbditos terrenales de todas las naciones; entonces Cristo, en Apocalipsis 19, monta Su caballo blanco, ¿ve? para juntar sus súbditos del cielo, que son nacidos del cielo. Del cielo. ¿Entiende usted bien eso? Estamos hablando del Israel espiritual, y el Israel espiritual son los que son nacidos del cielo, los que son nacidos en Cristo. “*Pero Cristo también se está preparando para encontrarlo. Será una batalla muy recia. En Apocalipsis 19, vemos que Cristo no está juntando los Suyos de los cuatro ángulos de la tierra, porque habrá un remanente pequeño; entonces ¿qué está haciendo? los está juntando de los cuatro ángulos del Cielo.”* ¿Ve? De los cuatro ángulos del cielo. Norte, Sur, Este y Oeste. Entonces los cuatro ángulos del cielo, encontramos que están ¿qué? Están los que pertenecieron allá al ángulo Norte, los que pertenecieron al ángulo Sur, los que pertenecieron al ángulo Oeste y al ángulo Este, ¿ve? Entonces, fíjese, en lo espiritual también es como en lo literal, pero es en una forma más elevada, más grande, más gloriosa. Sigue diciendo: “*Los está juntando de los cuatro ángulos del cielo.* *Mañana veremos las almas bajo el altar, y podrán ver si es así o no. El los está juntando de los cuatro ángulos del Cielo, y viene sobre un caballo blanco como la nieve. El también tiene un Nombre, pero no es Muerte, sino LA PALABRA DE DIOS (Vida). ¡Amén! Lo tiene escrito en su muslo: El Verbo de Dios. Esa es la única forma de vida, porque Dios es la única fuente de Vida Eterna, como queda entendido en la palabra ‘zoe.’* *Entonces El tiene escrito ‘VIDA,’ y viene sobre un caballo blanco; y acá* (acá en la Tierra literal, no en el cielo espiritual sino acá en la parte humana) *y acá está un hombre con tres poderes mezclados* (o sea el anticristo)*, llamado ‘Muerte’* (juntando sus súbditos terrestres; pero Cristo está juntando Sus súbditos que son nacidos del cielo. Este tiene escrito ‘Muerte.’ ¿Quién? El anticristo)*, pero Cristo tiene escrito ‘Vida.’ Los que vienen con Cristo, vienen también sobre caballos blancos, y son llamados: ‘Escogidos desde antes de la fundación del mundo.’ ¡AMEN! (Escogidos desde antes de la fundación del mundo. Amén). Y además, son fieles a la Palabra. ¡AMEN! Me gusta eso. Son llamados: ‘Escogidos desde antes de la fundación del mundo,’ y luego son fieles a la Palabra por su escogencia; bien estimulados con vino nuevo y aceite, vienen cabalgando, bajando para encontrarlo. Ellos saben que los truenos mostrarán esto muy pronto.”* Bueno, ya usted puede ver entonces aquí, ya usted puede ver de qué se trata todo este asunto tan glorioso. Mire, aquí... Tendría que leerles un poquito aquí si queremos llegar a algo (vamos a dejarlo por aquí cerca). Ya usted sabe de qué se trata todo este asunto, ya usted sabe que viene descendiendo de los cielos espirituales. Y entonces, además de eso usted encontrará que viene de una manera en la cual usted puede entender que ha de traer a los santos de las edades pasadas, a los que les correspondió el Norte, a los que les correspondió el sur, a los que les correspondió el Este y el Oeste; todos esos han de aparecer. Porque así entonces es que tiene que suceder, así es como está prometido que ha de acontecer. Ahora, déjeme ver por aquí. Dice (Libro de los Sellos, página 277): “*Pedimos que el Espíritu Santo venga ahora mismo, el Jinete del verdadero caballo blanco, mientras Su Espíritu, el Espíritu de Cristo, entre en confrontación con el anticristo, y El llame a los Suyos.”* Ahora, ya ustedes pueden ver que es una confrontación lo que hay ahí. Ahora, esa confrontación se va moviendo gradualmente, cada cosa en su sitio; y siendo cada cosa en su sitio, entonces encontraremos que nada puede ocurrir antes del tiempo señalado por Dios; porque de ocurrir fuera del tiempo señalado por Dios, eso interrumpiría todo el plan del Señor. Encontramos que cada cosa tiene que aparecer en su debido tiempo, para que así entonces lo que El haya prometido, entonces tenga su fiel cumplimiento como está en la Palabra del Señor. Sabemos que la hora está a la mano, sabemos que está el Este espiritual, que es el Este celestial. Del Este celestial, del Este espiritual, sale el Señor en Su Segunda Venida como el León de la tribu de Judá; y por su puesto, ha de recorrer las cuatro esquinas espirituales. Y luego encontramos también que ha de llegar también y ha de recorrer las cuatro esquinas terrenales también, ¿ve? O sea, Su Mensaje recorrerá las cuatro esquinas. Encontramos que Su Mensaje irá al Este literal también, que es Palestina, que es Israel, y ahí rescatará a los 144 mil. Ahora, también encontramos que en ese recorrido van a ser rescatados; así como en las edades fueron rescatados cada vez que había una pasada de Este a Norte, a Sur, a Oeste. Cada vez que había un paso de eso, que el sol se movía, había un grupo de personas que eran rescatados, de escogidos que eran rescatados; luego terminaba el tiempo y el Señor los acostaba a descansar. Y están entonces en la otra dimensión esperando que sea llevado a cabo este recorrido que ha de ser llevado a cabo en este tiempo, para ellos entonces ser ¿qué? traídos en este tiempo final en la resurrección. Ahora, usted y yo tenemos que entender estas cosas cuando son habladas y aplicadas en lo literal, y cuando son habladas y aplicadas en lo espiritual. Está el Norte espiritual y está el Norte literal; está el Sur espiritual y está el Sur literal; está el Oeste literal y está el Oeste espiritual, ¿ve? Entonces encontramos esas cosas que nosotros tenemos que vigilar, porque de otra manera nos encontraremos tan confundidos... Mire, hay ocasiones en que se está viviendo en lo literal en el Norte literal; y en lo espiritual se puede estar viviendo en el Oeste espiritual. Yo espero que ustedes me entiendan en esta mañana para que ustedes nunca sean confundidos; porque de otra manera, pues, nunca entenderíamos lo que Dios nos ha prometido para la hora en que nosotros estamos viviendo. En esta hora en que nosotros estamos viviendo, tenemos que ver lo que ha sido prometido, tenemos que ver que hemos sido bautizados en las aguas de la Palabra. Encontramos que hemos sido sumergidos en las aguas de la Palabra en esta hora final en que estamos, y tenemos que ver que entre todos los que han sido sumergidos **alguno** de ellos tiene que ser el que Dios haya señalado para Dios complacerse en El y decir: “Este es mi Hijo amado.” Pero no uno que ha sido engendrado en un vientre humano, sino en el vientre espiritual de la Novia espiritual; y nacido en el Israel espiritual, en el Belén espiritual; y bautizado en las aguas espirituales de la Palabra. Luego de tres años de ministerio del Señor allá, entonces hubo otro momento en el cual el Señor, el Dios Todopoderoso, el Padre, dijo: “Este es mi Hijo amado, en el cual me complazco morar. A El oíd.” Bueno, y aquello allá, dice el hermano Branham, aquello es el orden de la Venida del Reino, el orden de la Segunda Venida del Señor. Por lo tanto, siendo el orden, allí en el orden establecido, allí fue hablado y dicho: “Este es mi Hijo amado en quien me complazco morar. A El oíd.” Y ese es el orden de la Segunda Venida del Señor, en donde el Señor en Su Segunda Venida, entonces, encontramos que sucede algo muy importante luego de los tres años de obediencia fiel y de ministerio en el cual sólo es hecha la Voluntad del Señor. Todo lo que el Padre muestra, eso es hecho. Luego de esos tres años, entonces el establecimiento del Reino. Luego entonces ¿qué? La Segunda Venida del Señor, conforme a Su orden. Es entonces mostrada la Segunda Venida del Señor, conforme al orden de la Segunda Venida del Señor; y entonces encontramos que arriba, desde el cielo, es oída la Voz que dice: “Este es mi Hijo amado, en quien me complazco morar. A él oíd.” ¿Y qué es eso? Eso es nada menos que: **“Esta es la Segunda Venida del Señor conforme al orden de la Segunda Venida del Señor. Oíd la Palabra del Hijo en Su Segunda Venida, conforme al orden.”** Eso es entonces ya ¿qué? Ya eso es entonces ADOPCIÓN en la cima de la Montaña. Entonces las opiniones de cada uno se nos van por el piso. “No, que si hay que hacer esto o lo otro...” Bueno, Dios en la cima del Monte dice qué es lo que hay que hacer. ¿Y qué es lo que hay que hacer? Oir lo que es hablado ahí: **“Este es mi Hijo amado. A El oíd.”** Un Hijo espiritual, un Hijo nacido en el Belén espiritual, un Hijo que es fiel y ha sido fiel en todo lo que Su Padre le dio para hacer: Le dio para predicar el Evangelio del Reino, para hacer un cambio de dispensación y para todas estas cosas; porque eso fue lo que el Señor hizo en Su Primera Venida comenzando el ministerio. Comenzando el ministerio, luego que fue El bautizado y estuvo allá en ayuno, luego de eso, dice San Mateo capítulo 4, verso 12 en adelante, dice: “*Cuando Jesús oyó que Juan estaba preso, volvió a Galilea* (¿a dónde? a Galilea)*;* *y dejando a Nazaret, vino y habitó en Capernaum, ciudad marítima, en la región de Zabulón y de Neftalí,* *para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo:* *Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, Camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles;* *El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz; Y a los asentados en región de sombra de muerte, Luz les resplandeció.* *Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.”* Ahora, usted puede ver ahí lo que sucedió ahí. Encontramos que fue a Galilea, y se fue allá con Zabulón y Neftalí, las tribus, esas tribus, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. Ahora, mire que hay Galilea de los judíos y hay Galilea de los gentiles; hay Israel de los judíos, lo literal, y hay Israel de los gentiles, que es el Israel espiritual, que es el pueblo del Señor entre los gentiles. Ahora, usted puede ver todo eso, y usted puede ver entonces por dónde comenzó el Señor a predicar. El empezó a predicar entonces ¿por dónde? por Galilea de los gentiles, cuando cruzó o cuando fue por allá por el mar de Galilea. Y el hermano Branham siempre dice: “Es tiempo que regresemos al mar de Galilea, donde hay verdaderos peces.” ¿Qué es eso? Pues si se regresa ahí, se regresa ¿a dónde? A Galilea de los gentiles, por donde el Señor comenzó a predicar el Evangelio. Ahora, acá en Marcos capítulo 1, verso 14, dice: “*Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios,* *diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.”* Y es lo mismo hoy. Desde el 74 hemos llegado a Galilea de los gentiles, hemos entrado por el mar de Galilea, y ha estado y se comenzó a predicar el Evangelio del Reino de Dios. Y a los asentados en tinieblas, en sombra de muerte, en regiones de muerte, luz les resplandeció. ¿Y cuál fue la luz que les resplandeció a ellos? La Luz hecha carne allí entre ellos, trayéndoles el Evangelio del Reino. Ahora, recuerde que el Señor les predicó el Evangelio del Reino, pero ellos lo rechazaron. Y al rechazarlo, entonces ¿qué pasó? Entonces el Evangelio del Reino no pudo ser establecido entre ellos, entonces Israel no pudo comenzar ¿qué? el Reino milenial. Ellos rechazaron el Evangelio del Reino; por lo tanto ellos rechazaron el Reino y a su Rey. Ellos volverán a oir el Evangelio del Reino; pero primero nos toca a nosotros. El empezó a predicarlo allá en Galilea, y aquella Galilea se le llamaba Galilea de los gentiles, porque representaba ¿qué? representaba que el Evangelio del Reino en la Segunda Venida del Señor sería predicado en Galilea de los gentiles. ¿Y quién lo predicaría? El que nació en Belén de Judea fue el que lo predicó en Galilea de los gentiles, ¿ve usted? Así que, fíjese, encontramos que el que nació en el Este comenzó a predicar el Evangelio del Reino en Galilea de los gentiles, y eso es el Norte. Comenzó por el Norte, ¿ve usted? Así que... y el Norte ¿es qué? el Norte es cara de águila, el Norte es el área del águila. Por el área del águila el León comenzó a predicar el Evangelio del Reino. Bueno, yo creo que hemos entendido, ¿verdad? Entonces estamos... desde el 74 comenzó la predicación del Evangelio del Reino por Galilea de los gentiles al cruzar al otro lado del Jordán, al otro lado... Dice: “*para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo:* *Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, Camino del mar.”* Así que Camino del mar. Mire el camino: Camino del mar. Para llegar al lugar donde El comenzó a predicar el Evangelio del Reino, había que coger un camino, era el camino del mar (no del mal, sino del mar), había que pasar las aguas, ¿ve? “*Camino del mar, al otro lado del Jordán* (al otro lado del Jordán)*, Galilea de los gentiles.”* Así que viendo nosotros esta hora en que vivimos, viendo el Día glorioso en que estamos... Página 37 de este mismo Mensaje: “Un hombre que puede encender la luz,” dice: “*Y la misma cosa ha ocurrido hoy, qué ocurrió allá atrás. La misma cosa se ha encontrado en el Occidente que se encontró en el Oriente: la gente viviendo en el resplandor de otra luz que estaba tratando absolutamente de mostrar que la Luz habría de venir y rechazarla, y porque ellos tenían el resplandor en lugar de la Luz. Y hubo una gran Luz en la tierra de los gentiles, Zabulón, Neftalí y Galilea de los gentiles.”* Así que ya ustedes pueden ver entonces cómo se han estado moviendo las cosas en esta hora en que estamos viviendo. Podemos ver que esa gran Luz que les resplandeció fue la Palabra hecha carne en Su Primera Venida. ¿Cuál será la luz que les resplandecerá a los que habitan en Galilea de los gentiles? La Palabra hecha carne en Su Segunda Venida, ¿ve? Y luego entonces vemos que recorrrió... ahí comenzó, y recorrió todo Israel, toda la Palestina: Norte, Sur, Este y Oeste. Y eso es en lo espiritual también que será cumplido. Y luego encontramos que en lo literal también será cumplido: Norte, Sur, Este y Oeste. Así que Dios nos bendiga en esta mañana, Dios nos guarde. Y el tema de esta mañana es: “EL PADRE COMPLACIDO.” “EL REGOCIJO DE UN PADRE.” El regocijo de un Padre es algo que para poder ver el regocijo genuino de un Padre por lo que Su Hijo hace, ese Hijo tiene que hacer las cosas bien hechas, de acuerdo a como él sabe que le agrada a su Padre. Yo creo que en esta hora en que estamos, nuestro Padre celestial está muy regocijado. Por lo tanto, si está muy regocijado, tenemos una grande labor por delante. ¿Por qué? Porque si El está muy regocijado, El entonces dice en esta hora lo que las gentes tienen que hacer. El Padre celestial está muy regocijado, y entonces El dice en esta hora en que estamos: “**Este es mi Hijo amado en quien me complazco morar. El lleva Mi Nombre. El ha venido en Mi Nombre. Yo lo he enviado en Mi Nombre. El tiene Mi Mensaje. En El me complazco morar. Por lo tanto, a El oíd.”** Israel: ¿Tú estás esperando oir la Voz del Padre? Pues la Voz del Padre está en el Hijo. A El oíd. Israel será convertida en un día, Israel reconocerá la hora en que estamos. En el Mensaje titulado: “Las Setenta Semanas de Daniel,” página 31, dice, Dios a través del cuarto Elías, dice: “*Así dice la Biblia. Un día traerá completamente todo Israel, de nuevo a Dios. Será una cosa de tal poder que golpeará a Israel uno de estos días, hasta que eso sacudirá a la nación entera. Aun el profeta clamó y dijo: ‘En un día tú has hecho esto’ - en un día. Ellos lo verán.”* ¿Pero en qué día? En este Día en que estamos, en el Día octavo, en el Día presente, en el Día de la Piedra Angular. Bueno, ¿y qué será eso? “*Eso será una cosa poderosa. En mi opinión...”* Ahora vean, cuando Dios dice una cosa poderosa que va a hacer, recuerde: siempre vigile; porque cuando Dios dice: “Voy a hacer algo.” Vigile, porque cuando Dios lo va a hacer, tiene que tener alguien a través de quién hacerlo. “*Eso será una cosa poderosa. En mi opinión, será un poderoso profeta que se levantará y se parará ante Israel y probará a ellos que ese Mesías todavía vive.”* Que ese Mesías que vino la primera vez, vive en Su Segunda Venida. Ese Mesías que ellos rechazaron es venido, ¿ve? Es venido ¿cómo? En Su Segunda Venida, conforme al orden de Su Segunda Venida. Bueno, y la página 30, dice: “*Juan no pudo entender, pero él miró atrás y vio sobre el Monte Sinaí (¡gloria!) a 144,000 que no se habían contaminado con mujeres.”* Ahora, recuerde que cuando la Biblia habla de mujeres, mujeres representan ¿qué? Iglesias. “*Vio a 144,000 que no habían sido contaminado con mujeres (judíos) - mujeres (iglesias). No se habían unido a organizaciones luteranos, metodista, bautistas o presbiterianos, pero ellos habían sido judíos desde el principio, ortodoxos, y tenían su templo allí adorando sobre el Monte Sinaí. Eso es los 144,000. Eso es después de esto; la Iglesia ya está en gloria. ¿Ve?”* Ahora, ¿estaremos en gloria acá arriba? Después que la Iglesia está en Gloria, los escogidos, entonces le toca a Israel. Bueno, usted sabe que una cosa es la traslación literal y otra cosa es la traslación espiritual. Después de la traslación espiritual de todos los escogidos, le toca a Israel; y después entonces, después que ellos son llamados y son colocados sobre el monte Sinaí, ¿ve? son colocados ahí arriba, en la cima del Monte, entonces nos toca a nosotros ser trasladados literalmente. Eso no lo digo yo, sino que eso el que lo dice es el cuarto Elías. Y por eso es que uno tiene que entender cuándo está hablando en términos espirituales y cuándo está hablando en términos literales; porque si no, uno lo que tiene es una confusión, y uno dice: “Pero es que el cuarto Elías dice por aquí así, y por acá dice otra cosa; se está contradiciendo.” No hay ninguna contradicción. Dios no se contradice. Y como Dios no se contradice, los profetas no se contradicen en lo que hablan, porque Dios es el que habla a través de ellos. Lo que pasa es que en algunas ocasiones está hablando en términos espirituales, otras en términos literales; y así por el estilo depende desde qué posición y qué ángulo está hablando. Bueno si está hablando desde el ángulo Norte, pues si usted está en el ángulo Sur, o en el ángulo Oeste, pues usted no podrá entender aplicándolo desde el ángulo que usted está; tiene que ir y colocarse allá para ver de qué se trata lo que está hablando desde ese ángulo. Bueno, aquí en la página, ya para terminar, página 359, dice: “*Pero Jacob dijo: ‘¡No te voy a dejar ir si no me bendices! No puedes partir, yo me voy a quedar contigo. Yo quiero que venga un cambio a mi situación.’ Esos son los 144.000, los ganadores de dinero que han sido tan deshonestos con las finanzas, pero cuando ellos por fin ven la cosa verdadera y la posibilidad de agarrarse de ello, allí estarán Moisés y Elías. ¡Amén! Ellos también lucharán con Dios hasta que los 144.000 de las doce tribus de Israel sean llamados y sacados fuera.* *Eso sucede justamente antes de comenzar la tribulación. ¡Cuán hermoso! Estos dos profetas, predicarán como Juan el Bautista y les dirán: ‘El reino de los Cielos está a la mano. ¡ISRAEL, ARREPIENTANSE!’ ¿Arrepiéntanse de qué? ‘Arrepiéntanse de sus pecados y de su incredulidad y regresen a Dios.”* Ahora, usted ha podido ver aquí que los 144 mil son llamados, y luego el Rapto acontece. Por lo tanto, entonces ya usted puede ver lo que está por suceder. Eso fue ahí en la página 359 de los Sellos. Y la página 30 de las Edades, dice: “*Ahora, ¿cuándo volverá el Evangelio a los judíos? Cuando se haya terminado el día de los gentiles.”* ¿Cuándo termina el Día de los gentiles? En lo espiritual ya terminó. En lo literal: 1977. “*Cuando se haya terminado el día de los gentiles. El Evangelio está listo para volver a los judíos. Oh, si tan sólo les podría decir algo que está a punto de suceder hoy, en nuestro día. Esta gran cosa que va a suceder atravesará hasta Apocalipsis 11; y aquellos dos profetas, aquellos dos testigos, Moisés y Elías, tra­yendo el Evangelio de nuevo a los judíos.”* ¿Ve? Entonces, así como los judíos trajeron el Evangelio a los gentiles, así los gentiles, Moisés y Elías, se lo llevan a los judíos. Mire aquí lo dice: “*Esta gran cosa que va a suceder atravesará hasta Apocalipsis 11; y aquellos dos testigos, aquellos dos profetas, Moisés y Elías, tra­yendo el Evangelio de nuevo a los judíos. Estamos listos. Todo está en orden. Igual como los judíos trajeron el Evangelio a los gentiles, así también los gentiles se lo llevarán de vuelta a los judíos, y el Rapto sucederá.”* ¿Ve usted que de donde salen Moisés y Elías es de entre los gentiles? Y Moisés y Elías le llevarán el Evangelio de vuelta a los judíos. Así como los judíos lo trajeron a los gentiles, los gentiles se lo llevarán a los judíos. Bueno, entonces vea usted lo sencillo que será todo. Fíjese, será tan sencillo todo, que fíjese, el apóstol Pablo, que fue el que trajo el Evangelio, Pedro y Pablo lo trajeron de los judíos a los gentiles. Pedro abrió la puerta y Pablo lo trajo de lleno a los gentiles, y estableció el Evangelio entre los gentiles. Ahora, fíjese que Pablo tenía doble ciudadanía: era judío y era gentil; era judío y era romano. Era judío por simiente; y era romano, era gentil, porque nació en una ciudad que pertenecía a los gentiles. Así que usted puede ver que tenía doble ciudadanía. Y eso es lo que dice Dios a través del cuarto Elías: que los gentiles, Moisés y Elías, le llevarán el Evangelio a los judíos. Y en otro lugar dice que Moisés y Elías son judíos; una doble ciudadanía, ¿ve? ¿Gentiles por qué? Porque habrá nacido entre los gentiles. Y judío, porque en su interior, en lo que es realmente la simiente, ¿ve? La simiente en sí no reconoce país. Para ser judío no hay que nacer en Palestina. Para ser judío lo único es que hay que ser ¿qué? de la simiente que viene de Abraham. Por lo tanto entonces, por todos lados, cuando habla de que será un judío, pues será judío en esa parte; cuando habla de que será un gentil, pues será un gentil, porque será un ciudadano de algún país gentil; y cuando... Fíjese, aún en lo espiritual también será un hebreo, porque en lo espiritual, el Israel espiritual, ¿quién es el Israel espiritual? El grupo de escogidos gentiles, los cuales son y están en Galilea de los gentiles. Así que encontramos la hora en que estamos, encontramos la bendición que nos ha tocado en este tiempo final, vemos el plan completo de Dios. Por lo tanto, como quiera que usted oiga al cuarto Elías hablando, usted lo entenderá, si es que entiende el plan de Dios. ¿El dice: “Será un judío”? Será un judío. Cuando él dice: “Será un gentil. Gentiles le llevarán el Evangelio a los judíos.” Y dice: “Moisés y Elías le llevarán el Evangelio a los judíos, los gentiles se lo llevarán allá.” Es que entonces saldrá de entre los gentiles Moisés y Elías con el Evangelio del Reino. Como el Evangelio del Reino tiene que ser establecido en esta Tierra, tiene que ser establecido entre gentiles y judíos; por lo tanto, al ser establecido el Evangelio del Reino, entonces el Reino de Dios es establecido en esta Tierra, y entonces todos los demás reinos tienen que caer. Y es lo que dice el cuarto Elías, dice que los reinos gentiles tienen que caer. Entonces el año 77 pone fin a los reinos gentiles e introduce el Milenio, con el Evangelio del Reino, el cual será predicado entre gentiles y judíos. ¿Cómo podrían los gentiles llevarle el Evangelio del Reino a los judíos si no lo tienen primero? Bueno, si seguimos... No hay dónde parar. Yo casi ni he visto las notas que tengo por aquí. Pero yo creo que hemos hablado de casi todo lo que está por ahí apuntado, y yo creo que ha sido algo maravilloso. Yo me gozaba anoche, me gozaba mientras estudiaba, mientras veía el plan completo, mientras Dios me mostraba todas estas cosas. Y por la madrugada pues ya vi que ya estaba todo listo para el Mensaje de esta mañana, en el cual yo me estaba gozando y me he estado gozando en esta mañana; porque es que si me gozaba mucho cuando lo estaba recibiendo, más me gozo ahora cuando ya ha sido dado; porque después que es dado, entonces es que Dios puede obrar con eso que es predicado; entonces es que eso se encarna en el interior de cada uno de nosotros. Yo no me conformo con que se encarne solamente en mí. Mas bien la alegría mía es que lo que Dios encarne en mí, que lo encarne también en usted. Lo que El me revela y me da a conocer a mí, yo se lo doy a conocer a ustedes por la Palabra de Dios para que también ustedes reciban la misma bendición. Así que Dios nos bendiga en esta mañana, en este día. Y hemos visto en este día el regocijo de un Padre. Y no de cualquier padre, sino el regocijo de nuestro Padre celestial. El regocijo de nuestro Padre celestial lo hemos estado viendo y hemos estado oyendo arriba; porque la Voz que fue oída, que dijo: “Este es mi Hijo amado en quien me complazco morar. A El oíd.” Fue oída ¿dónde? Desde el cielo. Fue oída ¿dónde? Arriba en la cima del Monte, ahí es que podemos oir esas cosas maravillosas, y ahí es que podemos ver a Dios, a nuestro Padre celestial, lo podemos ver regocijado. Cualquiera que pueda o que desee ver o examinar si realmente ese es el Hijo, lo único que tiene que hacer es una prueba de Sangre. Ahora, no sangre literal. Para un examen literal, de ver si es un hijo según la carne, pues se hace la prueba de la sangre literal; pero para ver si es un hijo espiritual, según el espíritu, se hace una prueba de la Sangre espiritual, de la Palabra. Para ver si la misma Sangre espiritual, si la misma Palabra, si la misma revelación, que corría por las venas espirituales del cuarto Elías, es la misma Sangre, la misma vida espiritual, la misma Palabra que corre por las venas espirituales del Hijo que es adoptado. Solamente una prueba de Sangre dice quién es el Hijo que tiene que ser adoptado. Para cualquiera que tenga duda en cualquier momento: haga la prueba de Sangre, chequee la Sangre que corría por las venas del ministerio del cuarto Elías, y luego chequee la Sangre, la Vida, la Palabra... ...por eso es que siempre se le muestra ¿qué? la Vida, la Sangre, el mismo tipo de Sangre. Tiene que ser en lo espiritual, ¿sabe? No vaya a tomar las cosas en lo literal, porque el mismo tipo de Sangre que tenía Jesús de Nazaret era el tipo de Sangre de Dios; porque la Sangre que fue derramada en la Cruz del Calvario no fue la sangre humana, la sangre de un hombre, sino que fue la Sangre de Dios. Y ahora esa Sangre en lo espiritual, pues es la Vida de la Palabra, de la revelación. Entonces hay que chequear la revelación a ver si es la misma revelación. Si no, entonces no es el Hijo que El dijo que le habría de nacer a la Novia. Bueno, en esta hora es una hora muy delicada, muy importante, y es una hora en que... yo quisiera hablar algunas cosas aquí, ya que... pero no... déjeme ver qué hora es, yo creo que no tengo tiempo ya; ya ni la garganta me ayuda. Pero ya probablemente durante los próximos cultos, estaremos hablando algo muy importante que el Señor me estaba mostrando en estos días, y se los he de hacer saber; porque a mí lo único que me aguanta y me detiene para no hacerle saber a ustedes las cosas, ¿sabe qué es? El tiempo, que se me hace corto; y algunas veces me olvido del tiempo y se los hago saber, por el bien de ustedes; no por el mío, sino por el de ustedes; porque por mí, pues ya, pues, después que me vino a mí lo que Dios me dio a conocer, pues ya yo recibo el beneficio; pero falta ustedes también recibir el beneficio; y entonces la única forma es dándoselo a conocer a ustedes. Bueno, ya que sabemos que de los gentiles tiene que salir el Evangelio a los judíos, de los gentiles tiene que salir Moisés y Elías, ¿para qué? para llevarle el Evangelio a los judíos, entonces sabemos que de entre los gentiles es que el Señor, es que Dios, se le presenta a los judíos como Hijo de David, Rey de reyes y Señor de señores, como Hijo de David. Salomón, según la carne, fue el hijo de David; pero Cristo, según el Espíritu, es el Hijo de David. Allá en la Primera Venida lo rechazaron, en la Segunda Venida lo recibirán 144 mil. Ahora, David cuando comenzó a reinar, comenzó a reinar de 25 años, y Salomón de 30, o viceversa, no recuerdo; o fue David de 30 años y Salomón de 25, no recuerdo bien. O sea que los dos comenzaron a reinar jóvenes en el reino. Y Salomón, cuando ya David estaba viejito, y luego Salomón fue levantado en el Trono. Y luego de eso, ya que Salomón era rey, era el hijo de David reinando, bueno, él necesitaba una cosa para ser un buen rey. Porque para ser un buen rey no son riquezas lo que se necesita, ni es tampoco ser grande en lo físico, ni en nada de eso, sino que había algo que Salomón necesitaba. Y Dios sabía que él lo necesitaba; y fue donde Salomón, y habló con Salomón en sueños para decirle que le iba a dar algo, lo cual él iba a necesitar. Ahora, vamos a mirar aquí I de Reyes 3, verso 5 en adelante, dice: “*Y se le apareció Jehová a Salomón en Gabaón una noche en sueños, y le dijo Dios: Pide lo que quieras que yo te dé* (fíjese qué tremenda proposición, y qué tremenda tentación para cualquier persona, y qué tremenda proposición. Es lo mismo de allá del monte de la Transfiguración) *...Pide lo que quieras que yo te dé.* *Y Salomón dijo: Tú hiciste gran misericordia a tu siervo David mi padre, porque él anduvo delante de ti en verdad, en justicia, y con rectitud de corazón para contigo; y tú le has reservado esta tu gran misericordia, en que le diste hijo que se sentase en su trono, como sucede en este día.* *Ahora pues, Jehová Dios mío, tú me has puesto a mí tu siervo por rey en lugar de David mi padre; y yo soy joven, y no sé cómo entrar ni salir.”* “Soy muy joven y no sé cómo entrar y salir en medio del pueblo, no sé cómo actuar. No soy como David mi padre, que ya era un veterano; pero yo soy un muchachito aquí, y he sido ungido por rey, y Tú me has elegido rey, y ahora tengo tremendo problema: Que tengo que gobernar sobre Tu pueblo, sobre Israel –lo cual señala el Israel espiritual y el Israel literal en este tiempo– y yo soy joven y no sé cómo entrar ni salir.” “*Y tu siervo está en medio de tu pueblo al cual tú escogiste* (no es cualquier pueblo, es el pueblo que Tú escogiste, que no puedo hacer lo que me dé la gana con ellos)*; un pueblo grande, que no se puede contar ni numerar por su multitud.* *Da, pues, a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo; porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande?* *Y agradó delante del Señor que Salomón pidiese esto.* *Y le dijo Dios: Porque has demandado esto.”* ¿Ve usted? Entonces aquí vemos a Dios agradado del hijo de David. Ahí vemos nuevamente al Padre ¿cómo? regocijado, por un hijo, el hijo de David, que pidió ¿qué? lo que realmente se necesitaba para gobernar. “*Y agradó delante del Señor que Salomón pidiese esto.* *Y le dijo Dios: Porque has demandado esto, y no pediste para ti muchos días, ni pediste para ti riquezas, ni pediste la vida de tus enemigos, sino que demandaste para ti inteligencia para oir juicio,* *he aquí lo he hecho conforme a tus palabras; he aquí que te he dado corazón sabio y entendido, tanto que no ha habido antes de ti otro como tú, ni después de ti se levantará otro como tú.* *Y aun también te he dado las cosas que no pediste, riquezas y gloria, de tal manera que entre los reyes ninguno haya como tú en todos tus días.* *Y si anduvieres en mis caminos, guardando mis estatutos y mis mandamientos, como anduvo David tu padre, yo alargaré tus días.* *Cuando Salomón despertó, vio que era sueño; y vino a Jerusalén* (¿para dónde cogió?) *...y vino a Jerusalén, y se presentó delante del arca del pacto de Jehová, y sacrificó holocaustos y ofreció sacrificios de paz, e hizo también banquete a todos sus siervos* (Bueno, vamos a parar esto por aquí)*.”* Bueno, encontramos que el Señor en Su Primera Venida dijo, hablando de Salomón, dijo que no había habido ninguno mayor que él no había habido ninguno más sabio que él. Y el Señor, que es el Hijo de David, dijo: “He aquí Uno mayor, más grande que Salomón.” Por lo tanto, para ser Uno más grande que Salomón, para ser Uno más grande que el hijo de David por la carne, pues tiene que ser ¿quién? el Hijo de David espiritual, Rey de reyes y Señor de señores. Ese es Uno mayor, más grande que Salomón el hijo de David por la carne. El Hijo de David espiritual, el Hijo de David por la fe, ese es mayor que el hijo de David por la carne. Por lo tanto entonces realmente, para gobernar al Israel espiritual y al Israel literal, los 144 mil, realmente se necesitará, no riquezas, sino sabiduría de Dios para conocer y discernir entre el bien y el mal; y entonces realmente esa es la única petición importante que puede hacerle Moisés y Elías a Dios, es la única que realmente es importante para Moisés y Elías; porque con ella es como único puede gobernar a los 144 mil, al Israel literal, y al Israel espiritual. Pero ¿qué pasa? Dice que agradó a Dios la petición que hizo Salomón; porque Dios le había dicho: “Pide todo lo que tú quieras.” Y él pidió una sola cosa. Pero ¿qué pasó? Le agradó tanto a Dios, Dios se agradó tanto de él, el Padre celestial se agradó tanto de él, se regocijó tanto de él, que dijo: “Lo que tú has pedido te lo he dado.” Bueno, mire, cuando en el sueño mismo le dijo: “Lo que tú has pedido ya lo tienes, te lo he dado. Te he dado corazón sabio y entendido para gobernar.” Salomón no tenía que recibir, usted sabe, un grado de doctor allá en el seminario, para poder saber que Dios le había dado su petición, sino que Dios le dijo: “Te he dado lo que pediste. Y además lo que no pediste también te lo voy a dar. Todas las cosas que un rey puede tener, te las voy a dar también, para que no seas un rey sabio pero sin riquezas y sin poder; para que seas un rey sabio, poderoso, rico y fuerte.” Y entonces Dios le concedió riquezas, le concedió todas las demás cosas. O sea, fíjese, él buscó primeramente la sabiduría de Dios, pidió eso, y Dios le añadió todas las demás cosas. Bueno, así será, conforme a la promesa, para el Hijo de David espiritual. Y El tendrá un Reino firme, tendrá un Reino milenial, cual nunca antes ha habido sobre la Tierra un Reino como tal. Y luego, usted y yo sabemos que será un Reino que no tendrá fin, un Reino eterno. Así que eso es conforme a la Palabra de Dios. Siendo así, entonces ya estamos mirando a través de la cortina del tiempo y viendo cosas que ya pronto usted va a poder ver cómo Dios estará moviéndose y cómo va a haber bendición en abundancia; la que ha sido pedida más la que Dios añadirá. Por lo tanto, entonces no temeré, y no temeremos. El Reino será un Reino firme, sólido, bien establecido; porque con la Venida del Reino, pues entonces es introducido el Milenio, ¿ve? La Venida del Reino con Moisés y Elías, introduce ¿qué? el Reino milenial: un Reino sólido, un Reino firme, un Reino que no se tambaleará por nada ni por nadie. Bueno, estamos entrando a cosas, usted sabe, un poquito delicadas. De esto fue que el Señor me estaba hablando, me parece fue ayer en la noche, ayer en la noche o anteayer en la noche, me estaba hablando de eso; yo creo que fue anteayer, viernes por la noche o sábado en la noche; yo sé que fue cuando estaba estudiando. Me llevó hacia esa Escritura y comenzó a hablarme. Y entonces me hizo saber el significado de eso para este día en que vivimos. Y si usted lee la historia después que Salomón recibió de parte de Dios esa bendición, si usted lee la historia, comenzó en seguida ¿qué? a juzgar. Le trajeron ¿qué? dos mujeres le trajeron un niño, y le dijeron: “Mira, este es mi niño, y estábamos viviendo en la misma casa; y esta pues se acostó sobre el niño de ella y se murió; y entonces de noche vino y trajo el niño muerto y lo dejó a mi lado, y se llevó el mío; y entonces, por la mañana, cuando yo fui a darle el pecho al nene, pues me di cuenta que estaba muerto, y cuando averigüé, no era el nene mío. Y entonces le dije: ‘mira, dame mi nene, el bebé mío, y toma el tuyo; porque el que está muerto es el tuyo, el vivo es el mío.’ Y ella no quiere darme el niño mío. Así que hemos venido donde ti, porque tú eres el rey.” Allí fue estrenada la sabiduría que Salomón había tenido. Y esa Escritura... Esto hay que leerlo, yo no sé... si hemos entrado ahí... el tiempo nos falta, pero no la Palabra. Eso es lo que hemos estado viendo por tanto tiempo, que siempre nos ha faltado una cosa: el tiempo. La Palabra nunca nos ha faltado, siempre hemos tenido en abundancia. Dice... sigue diciendo... vamos a ver el juicio. Eso es I de Reyes capítulo 3, del verso 16 en adelante, ahí está: “*Y dijo una de ellas: ¡Ah, señor mío! Yo y esta mujer morábamos en una misma casa, y yo di a luz estando con ella en la casa.* *Aconteció al tercer día después de dar yo a luz, que ésta dio a luz también, y morábamos nosotras juntas; ninguno de fuera estaba en casa, sino nosotras dos en la casa.* *Y una noche el hijo de esta mujer murió, porque ella se acostó sobre él.* *Y se levantó a medianoche* (a medianoche) *y tomó a mi hijo de junto a mí, estando yo tu sierva durmiendo, y lo puso a su lado, y puso al lado mío su hijo muerto.* *Y cuando yo me levanté de madrugada para dar el pecho a mi hijo* (de madrugada) *...para dar el pecho a mi hijo, he aquí que estaba muerto; pero lo observé **por la mañana*** (¿por qué? porque por la mañana es que sale la luz. La Luz del Este sale por la mañana) *y vi que no era mi hijo, el que yo había dado a luz.* *Entonces la otra mujer dijo: No; mi hijo es el que vive, y tu hijo es el muerto. Y la otra volvió a decir: No; tu hijo es el muerto, y mi hijo es el que vive. Así hablaban delante del rey* (tenían tremendo problema, tremenda discusión)*.* *El rey entonces dijo: Esta dice: Mi hijo es el que vive, y tu hijo es el muerto; y la otra dice: No, mas el tuyo es el muerto, y mi hijo es el que vive* (o sea que el hijo era de las dos, ninguno quería el muerto)*.* *Y dijo el rey: Traedme una espada* (recuerde que la Palabra es la Espada de dos filos) *...Traedme una espada. Y trajeron al rey una espada.* *En seguida el rey dijo: Partid por medio al niño vivo, y dad la mitad a la una, y la otra mitad a la otra.* *Entonces la mujer de quien era el hijo vivo, habló al rey* (porque sus entrañas se le conmovieron por su hijo)*, y dijo: ¡Ah, señor mío! dad a ésta el niño vivo, y no lo matéis. Mas la otra dijo: Ni a mí ni a ti; partidlo.* *Entonces el rey respondió y dijo: Dad a aquélla el hijo vivo, y no lo matéis; ella es su madre.* *Y todo Israel oyó aquel juicio que había dado el rey; y temieron al rey, porque vieron que había en él sabiduría de Dios para juzgar.”* Fíjese en lo que vieron la gloria de Dios, en lo que vieron que había sabiduría de Dios en él, en lo que vieron que la petición de Salomón le había sido concedida; en una cosa tan simple, tan sencilla. ¿Qué es eso? Dios en simplicidad obrando a través del hijo de David. Bueno, de momento parecía la cosa como: “Bueno, este hombre, un rey joven, y un niño tan inocente, lo va a mandar partir por el medio para darle una parte a una y otra a otra.” Parecía así, pero detrás de eso estaba operando la sabiduría de Dios, la que Dios le dio a él, y esa era la que estaba operando. Entonces, conforme a la sabiduría de Dios, él actuó, y entonces él discernió, él supo entonces quién era la madre del niño, y le dijo: “Dénselo completo a ella.” Entonces fíjese, la mujer que dijo: “Dénselo a esta completo. No maten el niño, no lo dividan, yo no quiero la parte que me van a dar, yo no quiero que sea dividido, dénselo a ella completo, dénselo a ella completito el niño.” Entonces la que dijo que se le dieran a aquella... Y la otra decía: “No, no, no. A ninguna. Yo no lo quiero entero tampoco. Denme la mitad nada más. A ninguna de las dos. Pártanlo por la mitad y se acaba el problema.” Pero Dios, cuando resuelve los problemas, los resuelve de una manera en la cual el problema realmente es resuelto. Entonces vemos que aquella mujer, pues no le importaba nada aquel niño: “Que lo partan. Ni tú ni yo. Así no me vas a molestar más con el muchacho ese. Así no va a haber el problema, después que el muchacho esté grande, tu ir por allí y decirle: ‘Mira esa no es tu mamá, que soy yo.’ Se acaba el problema. Los dos, muertos los dos muchachos entonces y se acabó el problema.” Pero ¿qué pasó? La que decía: “Ninguna de las dos. Pártanlo por la mitad.” Entonces le tocaba una parte a ella y otra a la otra. Pero la otra dijo: “No, no, no. Yo no quiero mi parte así, yo no quiero la mitad. Dénselo a ella completo, dénselo enterito.” La otra quería la mitad y que le dieran la mitad, la otra lo que quería era que lo mataran. Entonces el rey dijo: “Dénselo completo a esta.” Le fue quitada la otra mitad porque ella no era dueña de la otra mitad tampoco. Había una sola que era la dueña, y era la mamá, la madre de ese niño, y lo recibió completo. En una cosa tan sencilla que usted ve ahí, ahí comenzó la sabiduría de Dios a operar a través de Salomón, a operar ¿en qué? en juicio. Y el Hijo de David, cuando viene por Segunda Vez, viene como Juez para juzgar. Por eso el hermano Branham decía: “Pero lo que yo no me explico es cómo siendo un hombre joven tiene el pelo blanco. Aparece en Apocalipsis con un pelo blanco siendo un hombre joven, de unos 33 años de edad.” Eso es lo que decía el hermano Branham. Y entonces el hermano Branham dice: “Pero es que el pelo blanco lo identifica como Juez. Y esa cabellera blanca es formada por los siete ángeles mensajeros de las siete edades de la Iglesia.” Por lo tanto entonces, ¿qué pasa? ¿tendrá qué? la sabiduría y el conocimiento de todos los siete mensajeros, ¿ve usted? Y entonces, aunque sea joven, de treinta y pico de años, dice el hermano Branham, pues puede juzgar; porque ¿tendrá qué? lo que lo cualifica para ser Juez, aunque sea joven. Entonces el cabello blanco no significa vejez, sino sabiduría, ¿ve? sabiduría para juzgar. Entonces eso es lo que representa el cabello blanco. Bueno, Salomón comenzó muy joven a ser rey sobre Israel, y comenzó juzgando en seguida que recibió la sabiduría para trabajar. Empezó y vemos lo maravilloso que fue. Bueno, mire usted la hora en que estamos. Realmente no necesitamos otra cosa, sino sabiduría para gobernar, para juzgar, y para gobernar en medio del pueblo del Señor; “no con ejércitos ni con fuerzas, más con mi espíritu,” ha dicho el Señor. Y nos es dicho que El vendrá con espíritu de juicio y de sabiduría; así que no habrá problema. Bueno, realmente en esta hora en que estamos, y como están las cosas, y como Dios se está moviendo, realmente en esta hora en que en algunas ocasiones se levantan problemas, en que en algunas ocasiones hay que hacer decisiones, las cuales, si la sabiduría de Dios no es manifiesta para que sean hechas esas decisiones por la sabiduría divina, fallaríamos; y en vez de hacer buenas decisiones y hacer buenos juicios, seríamos y estaríamos juzgando incorrectamente, y estaríamos haciendo las decisiones más erróneas que jamás nadie haya hecho. Por eso, viendo las necesidades y los problemas en medio del pueblo de Dios, en medio del Israel espiritual, y viendo también los problemas y decisiones que tendrán que tomarse en medio del Israel literal, los 144 mil; y viendo que este Mensaje que está en medio nuestro, el Mensaje del Evangelio del Reino, el cual ha estado viniendo, tiene también que ir a Israel, y así como nosotros tenemos que ser arreglados y establecidos en el Evangelio del Reino, así también ellos; viendo la responsabilidad y la necesidad que hay, yo ni deseo ni necesito dinero, ni fama, ni ninguna cosa de esas; solamente en esta hora, yo lo que deseo es sabiduría para poder traerles a ustedes la Palabra de verdad, para poder ayudarles de la manera que debo ayudarles, para poder hacer lo que debe ser hecho en medio del pueblo, entre ustedes y entre los 144 mil. Creo que estoy hablando un poquito claro; porque ustedes ya están maduros. Y sabemos cómo el Mensaje va a ir para Israel, y sabemos qué Mensaje es el que va para allá, y sabemos que nosotros tenemos ese Mensaje en nuestro medio, y que así como vino a nosotros, irá a Israel de la misma manera. Por lo tanto entonces, esa ha sido mi petición todo el tiempo. Y en estos días, mientras el Señor hablaba conmigo, y me llevó ahí a esa Escritura, y me habló, entonces ya de ayer o anteayer para acá, ya yo sé y estoy seguro de algo; ya yo sé y estoy seguro que lo que le he pedido al Señor, El ha dicho que ya me lo ha dado. Ahora lo que ha de acontecer es que será visto en operación eso que El me ha concedido. Bueno, yo creo que hemos visto bastante, pero yo creo que de aquí en adelante veremos en una manera más amplia la sabiduría de Dios manifestada para esta hora en que estamos viviendo, que es la hora de juicio, para que haya un juicio justo, un juicio llevado a cabo por la sabiduría no humana, sino la sabiduría de Dios, la sabiduría divina obrando y operando en esta hora. No encontraba cómo despedirme de ustedes sin soltarle esto a ustedes, que... Es que yo seré descuidado para muchas cosas, pero cuando el Señor me hace saber algo, yo estoy en desesperación hasta que se los digo a ustedes. Bueno, ¿y a quién otro se lo voy a decir? Si es ustedes a quien Dios me ha dado para decirles todo lo que El me diga. No me voy a ir por allá por las denominaciones a decir esas cosas, sino a ustedes; porque ustedes son un pueblo de confianza, que entienden estas cosas, y que guardan esas cosas en su corazón. Y luego vamos a poder ver cómo ha de operar la sabiduría de Dios en esta hora de juicio en que nosotros estamos viviendo; porque si no opera la sabiduría de Dios estaremos cometiendo disparates y errores, a diestra y a siniestra. Pero ahora, en este momento, en este día, estoy contento, regocijado. El está regocijado, contento. Yo lo miro a El como un Padre regocijado, un Padre contento; y yo estoy muy contento, muy regocijado también, en este día octavo, en este día domingo, día de los padres; porque es el Día de mi Padre celestial, de mi Padre espiritual. Y en este día, en esta ocasión, en que me he estado acercando a El, le he visto regocijado. Y le vi que El se agradó de que no le hubiera pedido riquezas. ¿Usted cree que no hubiera podido yo ser rico desde el 74 para acá? Solamente era habérselo pedido; porque El ha dicho: “Lo que dijeres acontecerá, lo que pidas (¿ve?) Lo que tú pidas, pues eso va a venir. Si no dudares en tu corazón, lo que tú pidas va a venir.” ¿Pero qué cosa más grande y más gloriosa que sabiduría? Por lo tanto... No sabiduría mundana, no sabiduría humana, sino la de El, la de Dios; para poder llevar a cabo bien los negocios del Padre celestial. Así que yo creo firmemente que los negocios de nuestro Padre celestial, de ahora en adelante serán llevados mejor de lo que han sido llevados de hoy hacia atrás. Y que El ha dicho también que no han sido llevados mal, ¿ve? Por lo tanto El no ha encontrado falta en la forma en que se han venido llevando a cabo los negocios de nuestro Padre celestial del 74 para acá. Por lo tanto entonces, si ha sido del 74 hasta este tiempo, ¿cómo será de ahora hacia adelante? Bueno, estas cosas yo no las hablo para tratar de hacerme grande delante de ustedes, ni para tratar de... (¿cómo se dice?... se me olvidó la palabra) de mostrarle a ustedes una cosa que no sea... no le digo estas cosas presumiendo, haciendo una presunción, sino que hablo con ustedes estas cosas porque son la verdad, y Dios me ha estado hablando sobre estas cosas. Y una cosa, pues, y a una cosa yo tengo que ser fiel, y es a la Palabra; y tengo entonces que decirle a ustedes toda la Palabra que El me dé a conocer a mí. Por lo tanto entonces, ustedes cuando me escuchen hablando estas cosas, nunca vayan a pensar que yo esté tratando de presumir o tratando de hacerme grande, o tratando de hacer algo para llamar la atención de alguien. No. En ningún momento, ni he tratado ni trataré de hacerlo. Solamente les diré a ustedes lo que en el mejor conocimiento que Dios me dé a mí sepa que es la verdad; eso le estaré diciendo a ustedes. El se encargará de vindicar todo lo que sea dicho que sea la verdad. Por lo tanto entonces, ya estando en la hora en que estamos, viendo que ya Israel está esperando que le sea llevado este Mensaje; entonces tenemos que estar conscientes y mirando estas cosas. Donde primero el Hijo de David se sienta en el Trono y reina como Rey, es en el Israel espiritual; y luego pasa al Israel literal. Por eso entonces ya sabemos que El es el Hijo de David hoy, y está como Rey de reyes y Señor de señores, reinando en Su Reino espiritual, en Sus escogidos, en medio de Sus escogidos. Y ya pronto pasará a Israel. Y luego entonces, después, estaremos en el Milenio aquí, el Israel espiritual y el Israel literal, ¿ve usted? Así que la hora en que estamos es más gloriosa y más grande de lo que usted y yo nos imaginamos. Para mí, algunas veces, pues, hay cosas que Dios me muestra que yo sé que son cosas grandes y delicadas, y que yo sé que si el pueblo que escucha esas cosas, si no es un pueblo entendido, pues malinterpretará esas cosas; pero al saber que Dios dijo que habría un pueblo entendido y los entendidos entenderían, pues entonces no hay temor de hablar estas cosas; y si alguno no las entiende, mi recomendación es que mejor se calle la boca, se quede calladito, que más adelante lo podrá entender. Estas cosas no son las cosas mías, sino las cosas de El. Por lo tanto entonces, en los negocios de mi Padre me conviene estar. ¿Cuáles son los negocios de mi Padre? Cumplir la Palabra para este tiempo. Y esos son Sus negocios, y en esos me conviene estar en esta hora; y haciendo y trabajando en ellos es que El se agrada en este día de los padres, que es el día ¿qué? es domingo, que es el día octavo; así que no se nos quedaron afuera los padres. Así que eso, entonces cada padre representa a nuestro Padre celestial, nuestro Dios, en este Día octavo en que vivimos. ¿No ha notado que el día de los padres es en verano? Bueno, de eso hablábamos el viernes, esta es una partecita de lo del viernes. Bueno, Dios nos bendiga en este día, Dios nos guarde y nos ayude, y ustedes entiendan que si me aguanto un poquito es que el tiempo se me acabó; pero la Palabra pues es tan abundante que no se acaba, y al no acabarse, imagínese, usted esperar hasta el viernes o hasta el domingo para que se le dé esa partecita que faltaba, pues, se va a desesperar, es mejor que se la lleve. Y tiene ahí, tiene de lunes hasta jueves, para digerir todo lo que ha escuchado en esta mañana. Así que yo creo que tiene bastante. Yo también estaba en estos días, después del viernes, estaba digeriendo. De lo que el viernes nos dio el Señor aquí estaba digeriendo, y estaba gozándome después de eso, cómo nos abrió el Señor el cuadro el viernes, de las cosas que han sucedido, que están sucediendo y que han de suceder. Así que no crea que usted solo es el que está comiendo, no crea que usted solo es el que se está gozando; yo me estoy gozando con ustedes en esta hora. Porque una cosa es lo que Dios está haciendo y la Obra que Dios está llevando a cabo, y otra cosa es la parte humana; la parte humana se goza en lo que la parte divina está haciendo. O sea que yo como vuestro hermano, me gozo en lo que veo que Dios está haciendo en esta hora. Y la parte humana nada tiene que ver con la parte divina, que es la que está operando, ¿ve? Yo, como ustedes, recibo la Palabra, como ustedes también la reciben; pero el que la da es el Señor a todos nosotros. Bueno, sabemos hacer la separación de la parte humana y la parte divina. Y como la sabemos hacer, pues entonces ustedes saben que todo lo que he hablado en esta mañana, nada he hablado de mí; todo lo he hablado de El. Y yo lo que le he hablado de El es lo que yo he visto a El hacer, y lo que he estado viendo que El está haciendo. Así que yo en esta mañana les digo: Yo no estoy hablando de mí mismo. Yo estoy hablando y he estado hablando de El todo este tiempo. Así que ustedes entienden eso. No es lo que yo digo, sino lo que El dice. Y lo que El dice, eso es la Palabra. Bueno, vamos a cortar por aquí. “UN PADRE REGOCIJADO.” O el regocijo de un Padre en este día de los padres. Y hemos visto que conforme a la Palabra, a través de la Palabra, hemos visto a nuestro Padre celestial, que está muy regocijado en esta hora. Está tan regocijado que ya pronto hay algo que tiene que ser hecho y que habrá total libertad para hacer lo que haya que hacer. Al decir que habrá total libertad para hacer lo que haya que hacerse, eso quiere decir ¿qué? en la Palabra. Y lo que sea dicho, así se queda. “Has como te plazca.” Eso fue lo que sucedió allá. Eso es ¿qué? Eso es cuando un Hijo es adoptado, entonces El puede hacer con la Herencia, El puede hacer con la Propiedad, lo que le plazca. Si es un Hijo que ha sido adoptado, ha sido adoptado no porque es un mal hijo, sino es un buen hijo, que ha alegrado al Padre a tal manera que el Padre le ha dicho: “Estás adoptado. Haz lo que te plazca con toda la Herencia.” Porque el Padre sabe que va a hacer lo que debe ser hecho en el tiempo en que El vive. Bueno, hay muchas cosas que tienen que ser hechas en esta hora, y con la Palabra hablada será hecho todo lo que tenga que ser hecho. Sólo hablar la Palabra. Y todo lo que está prometido acontecerá. Así que no hay promesa que no se cumplirá en esta hora; todas se tendrán que cumplir. ¿Cómo? Hablando la Palabra. Bueno, “EL REGOCIJO DE UN PADRE.” Nuestro Padre celestial. Lo hemos visto en esta hora, y hemos también estado regocijándonos con El en este día de los padres. Bueno, realmente es un regocijo. No es solamente un regocijo para los padres, sino para los hijos es bueno. Para los hijos que no se han comportado bien, pues es un momento de tristeza; y si el papá le dice: “mira, tú eres un hijo bueno, el hijo le dice: ‘mmm, yo sé que soy un hijo malo.” Pero si en verdad es un hijo bueno, ese hijo se va a gozar con su padre. Así que en esta hora estamos regocijándonos, gozándonos, con nuestro Padre celestial. “EL REGOCIJO DE UN PADRE.” Es lo que hemos visto en este día de los Padres, el regocijo de nuestro Padre celestial, la complacencia de nuestro Padre celestial. El está complacido, regocijado. ¿Y qué de nosotros? También estamos regocijados, estamos felices, estamos alegres, en este día glorioso en que vivimos. Dios nos bendiga y Dios nos guarde en esta hora. Y vamos a pasar por aquí a nuestro hermano Mario o a nuestro hermano Nelson, uno de ellos, para que así se encargue de la conclusión del culto, uno de ellos será. Y recuerde, nuestro hermano Adalberto está todavía por allá y nuestro hermano Bermúdez también. Que Dios los use poderosamente donde ellos se encuentren, y que Dios esté regocijándose con ellos también en donde ellos se encuentren. “**EL PADRE COMPLACIDO.”**