--- title: '¿Quién es ese hombre?' date: 1976-08-08 activity: place: city: Valencia state: Carabobo country: VE duration: 00:00:00 public: false youtube: translations: files: --- Saludos de los hermanos en Puerto Rico, quienes les aman en grande manera, y desean estar entre ustedes; pero que por causa de la distancia, pues quizás solamente en espíritu es que podemos estar entre ustedes con los hermanos de acá, pero algún día estaremos realmente, literalmente, todos juntos en la Patria celestial. En esta mañana, vamos a estar puestos en pie, y vamos a buscar en nuestras Biblias; vamos a leer en el Evangelio según San Mateo, versículo 23. Y comenzaremos en el verso 23, del Evangelio según San Mateo, capítulo 8: *“Y entrando él (Jesús) en la barca, sus discípulos le siguieron.* *Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; pero él dormía.* *Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos!* *Él les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza.* *Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es éste, que aun los vientos y el mar le obedecen?”.* Oremos al Señor. Padre, he aquí ante Tu presencia estamos, Te damos gracias por Tus bendiciones, y Te rogamos hables a nuestros corazones en esta mañana y nos edifiques a todos. Te ruego también mires hacia los hermanos allá en Puerto Rico, cada culto, Te ruego en esta mañana Señor, en que ellos están congregados, y entonces sé Tú también con ellos, y hables a sus corazones a través del predicador que esté en el púlpito. Y ahora, Padre celestial, en Tus manos están ellos allá y nosotros acá, edifícanos a todos. Te lo ruego en el Nombre del Hijo de David: William Marrion Branham, Rey de reyes y Señor de señores. Amén, amén. El tema para esta mañana será sacado de aquí del verso 27, que dice: *“…Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es éste, que aun los vientos y el mar le obedecen?”.* Ahora, vamos a ponerle como tema a la enseñanza de esta mañana: **“¿QUIÉN ES ESE HOMBRE?”** Es la pregunta aquí que ellos hacen: *“… ¿Qué hombre es este…?”*. Es lo mismo que decir: **“¿QUIÉN ES ESTE HOMBRE?”.** Entonces, vamos a sacar a través de la Escritura para ver: ¿Quién es ese hombre, que aún los vientos y la mar, la tempestad, le obedecen?, cuando la embarcación donde van los discípulos del Señor es azotada y es mecida esa embarcación por esos vientos terribles, tempestad terrible; y los escogidos entonces podían decir: “¿QUIÉN ES ESE HOMBRE?”. Encontramos ⸻hablándonos la Escritura profética con relación a Jesús de Nazareth⸻, encontramos que los profetas del Antiguo Testamento, dicen: “¿Quién es ese hombre, que aún los vientos y la tempestad le obedecen y se callan?”. Sabemos que Aquel no era un hombre cualquiera, aunque era un hombre normal, era un hombre, pero no era cualquier clase de hombre. Sabemos que era un hombre especial, no cualquier clase de hombre; pero en lo natural era un hombre corriente, ¿ve?, comía, bebía, dormía, y dice la Escritura que fue tentado en todo. En Jesús de Nazareth, todas estas cosas las cuales todo ser humano, todo hombre posee, pues entonces esto no es una cosa que pone a Dios o a Jesús en desventaja, sino que lo coloca en el lugar correcto para Él poder hacer la Obra para la cual Él vino. Muchas personas religiosas y muchos concilios, no pueden creer que Jesús era Dios. ¿Por qué? Porque no se dan cuenta que hay dos naturalezas en ese hombre. “¿QUIÉN ES ESE HOMBRE?”. Era Dios, pero era un hombre también. Entonces, encontramos que las denominaciones que no pueden creer que Jesús era Dios, dicen: “Él no puede ser Dios, porque Él era un humano, era un hombre, y lloraba, y comía, y tenía todas las debilidades de un ser humano”. ¿Ve? Pero ellos no se dan cuenta que Dios habría de venir en carne humana en un ser humano. Conforme a lo que dijo el profeta Isaías, en el capítulo 9, ahí nos narra cómo Dios habría de venir entre los hombres para salvar a Sus hijos. Dice verso 6, del capítulo 9, de Isaías: *“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz”.* Ahora, vea usted la forma en que el profeta Isaías, con el ojo profético (siendo un profeta, pues tenía el ojo profético, ¿ven?), entonces podía ver la forma en que Él habría de venir en Su Primera Venida, y también vio la Segunda Venida. Ahora aquí nos está hablando de la Primera Venida cuando Él habría de venir, y nos habla de que Él habría de venir “como un niño nacido y como un hijo dado”. ¿Ve usted? Entonces identifica ese niño que es nacido y ese hijo que es dado, lo identifica como el Dios Fuerte, el Padre Eterno, el Príncipe de Paz. ¿Por qué no pueden creer que Aquel Jesús de Nazareth, era el Príncipe de Paz, el Padre Eterno y el Dios Fuerte?, ¿por qué? Porque lo miraron en la naturaleza humana y no pueden ver la naturaleza divina que hay también ahí. Vemos entonces que había dos naturalezas en ese hombre. **“¿QUIÉN ES ESE HOMBRE?”.** Ese hombre es Dios, Dios en forma de hombre. Vemos entonces la manifestación de esas dos naturalezas: Cuando Él se cansaba, cuando lloraba o cuando le daba hambre o sueño era la naturaleza humana funcionando; pero cuando multiplicaba los panes y los peces era la naturaleza divina obrando a través de carne. Cuando lo vemos regocijándose, cuando lo vemos en ese ambiente no de hombre, sino de Dios, no era un hombre sino Dios, era la naturaleza divina en Él. Cuando lo vemos calmando la tempestad, eso no era un hombre, eso es Dios. Por eso entonces, la pregunta: **“¿QUIÉN ES ESE HOMBRE?”.** Ese hombre es nada menos que la Palabra en carne humana, la Palabra hecha carne. Es nada menos que el Señor en Su Primera Venida en un velo de carne humana. Ahora vemos que las cosas humanas que vimos manifestadas en Jesús \[…\] era Dios. \[…\] Todo lo que hubiéramos visto fuera de la naturaleza divina, no podríamos decir en realidad que era Dios en carne humana, porque lo que identifica la naturaleza humana, lo que identifica que uno está en carne (¿es qué?) es la vida, la vida que se ve manifiesta la cual pertenece a esta carne: que le da hambre, que le da sueño, se cansa, llora, ríe y un sinnúmero de cosas más, que son ¿qué?, que son parte de esta carne, que sin ellas, esta carne estaría muerta. Ahora vemos que fue identificado Aquel cuerpo como un cuerpo de carne, a través ¿de qué? A través de las cosas que vimos en la naturaleza humana que vimos manifestada en ese ser. Si nunca hubiera comido, y nunca hubiera dormido, entonces hubiéramos tenido que decir: “Ese ser no es un cuerpo humano”. Por lo tanto, ese es Dios, pero no en forma humana. ¿Ve? No en forma humana. Por lo tanto, entonces, no en forma humana, en forma de hombre. Vemos también que Dios para todo lo que Él tiene que hacer aquí en la Tierra, Él tiene que hacerlo a través de carne humana. Y cuando usted y yo podemos ver la naturaleza humana obrando, usted sepa entonces, que es la parte humana; pero cuando pueda ver la naturaleza divina obrando, sepa que eso no es lo humano, sino que es lo divino obrando para llevar a cabo la Obra que Él estableció que ha de llevar a cabo, pero que tiene que hacerla a través de carne humana. Siempre la gente tropieza (¿dónde?) en la naturaleza humana, siempre tropiezan en el velo de carne, porque no pueden pasar \[…\] \[…\] que la vida esté allí donde está la naturaleza humana también, y no saben separar la Obra de la naturaleza divina y la obra de la naturaleza humana. Entonces, por eso es que usted encuentra que la Biblia nos dice que Jesús de Nazareth, era Dios, pero también encuentra en otro lugar que nos dice que era hombre; pero también encuentra en otro lugar donde nos dice que Jesús no era Dios. ¿Ve? La parte humana no era Dios, la parte divina era Dios. Así también encontramos en todos los casos de la Biblia, “Todos los profetas eran Dios”; “que todos los profetas no eran Dios”. ¿Ven? La naturaleza divina que era en ellos, esa era Dios, la naturaleza humana esa era la naturaleza del hombre. Ahora vemos que los profetas del Antiguo Testamento y aun del Nuevo Testamento, eran solamente ¿qué? Eran una manifestación para el tiempo que ellos vivieron. Por eso la Escritura nos dice “que a los que vino la Palabra fueron llamados (¿qué?) dioses” \[Salmos 82:6\]. Y el mismo Señor cuando le decían \[San Juan 10:33\]: “Tú blasfemas porque Tú, siendo hombre, te haces Dios”, ¿ve? No era que Jesús siendo hombre se hacia Dios, era que Jesús siendo Dios, se hizo hombre. Eso era lo correcto y eso fue lo que Jesús les dijo \[San Juan 10:34-36\]: “¿No dice la Palabra que a todos los que fue hecha Palabra de Dios, a todos los que vino la Palabra de Dios, son dioses, y la Escritura no puede ser quebrantada? ¿Por qué ustedes me condenan porque Yo digo que soy Hijo de Dios? Entonces, vemos que el Señor no negó lo que Él era, Él era Dios en carne humana. Ahora escuche bien: La naturaleza divina que estaba en Él, no podía negar lo que había en Jesús. Ahora, cuando es la naturaleza humana hablando, pues tiene que decir que es hombre, es humano; pero cuando habla la naturaleza divina entonces habla siendo Dios \[…\] \[…\] era Dios. La humanidad era hombre, pero la divinidad que había en Él, eso era Dios. Ahora, “¿Quién es ese hombre que puede de calmar la tempestad, que puede detener los vientos que azotan la embarcación del pueblo de Dios, de los escogidos que van ahí dentro?, ¿y Él estaba durmiendo?”. Pero despertó. Él estaba durmiendo, pues estaba muy cansado, pero descansó y le despertaron; y lo encontramos en otros Evangelios también, que dice: “Señor, no tienes cuidado de nosotros, mira que ya perecemos, Tú estás durmiendo, estás durmiendo como Jonás”. \[…\] en el velo de carne donde Dios está. Entonces, aquel fue un ataque del diablo en contra del Señor, pero Él se levantó y arregló todito, y todos se maravillaban… ⸻“¿QUIÉN ES ESTE HOMBRE? ¿QUIÉN ES ESE HOMBRE? QUE AÚN LE HEMOS VISTO SANAR ENFERMOS Y ESO, PERO… AÚN LA TEMPESTAD, AÚN LOS VIENTOS Y LA MAR, ¡TODO LE OBEDECE! ¿QUIÉN ES ESE HOMBRE?”. Es el segundo Adán. Ese hombre es el segundo Adán; pues Adán, cuando no había caído todavía, Adán tenía autoridad, tenía poder sobre todas las cosas aquí en la Tierra. Encontramos que Adán, le podía hablar a los árboles, decirle \[Génesis 2:8-24\]: “Árbol, muévete de aquí allá y él se movería”; podía hablarles a los vientos, los vientos le obedecerían; podía hablarle al mar, y el mar le obedecería. Todas las cosas aquí estaban bajo la autoridad de Adán, por eso fue colocado aquí como rey, como gobernador sobre la Tierra, y todo lo sometió debajo de las plantas de los pies del hombre; por eso todo le obedecía a Adán. Luego que Adán cayó, perdió todo ese poder, y entonces ya la cosa cambió. Pero cuando vino el segundo Adán, no era un segundo Adán caído. El primer Adán estaba caído y había perdido toda su herencia, y el Libro regresó a las manos de Dios, el Título de Propiedad. Y entonces Adán, sin el Título de Propiedad, entonces ya no tenía la autoridad de su herencia; entonces el diablo tomó su herencia, pero el Título de Propiedad regresó a las manos de Dios. El diablo ha hecho con la herencia de los hijos de Dios, un sinnúmero de cosas tan tremendas, que ha pervertido la herencia de los hijos de Dios; ha hecho todo lo que ha querido hacer, y la ha colocado aún en contra de los hijos de Dios. Pero, ese Título de Propiedad, está supuesto a regresar en los últimos días a las manos de los hijos de Dios. ¿Qué es el Título de Propiedad? El Libro de la Vida, la Palabra. La Palabra tiene que regresar. Pero ahora veamos \[el Hermano William tose\]… Ustedes me van a perdonar cada vez que tenga que toser un poco, pues aún hoy estoy mejor que cuando estaba en Colombia; así que por eso estoy aquí… Fue que salí de Puerto Rico, usted sabe, que casi no podía hablar, ya pues, por lo menos ya puedo predicar. Así que no miren la flaqueza, la debilidad ésta, sino que miren la Palabra, y no va a haber problema. Como dice Pablo ⸻como le dijo el Señor a Pablo⸻: “Mi poder se perfecciona (¿dónde?) en la flaqueza”. Entonces Pablo decía: “Cuando soy flaco (je, je), ¡entonces es que soy fuerte!” \[2 Corintios 12:9\]. Bueno, encontramos que el Título de Propiedad tiene que regresar a las manos de los hijos de Dios, porque Dios es el que lo tiene. Entonces, cuando lo tengan los hijos de Dios en sus manos, entonces regresan nuevamente a la posición original, con la misma autoridad y el mismo poder que había antes de la caída. Entonces todas las cosas están bajo la orden y autoridad de los hijos de Dios. Bueno, entonces vemos a Jesús de Nazareth, que no era uno de la raza caída, o sea, entonces no vino por el sexo, por lo tanto cuando apareció era un hombre, pero no un hombre cualquiera. Era un hombre que no había venido por el sexo, uno; era un hombre que había venido por la Palabra hablada (como el primero), por eso era el segundo Adán. Por lo tanto, vino con el Título de Propiedad en Su mano, vino con la Palabra, por lo tanto, podía hablar, y las cosas acontecer, y Él podía hacer todo eso porque Él sabía Quién Él era. Eso nos dice Dios a través del hermano Branham, en el mensaje titulado *“Fe Perfecta”*, dice “que la fe podía obrar en Él, porque Él sabía Quién Él era”. Entonces, por eso ocurrían las cosas que ocurrían. Ahora, fíjese, no es cosa de hablar por hablar. Lo mismo que hablaba Jesús, lo podía hablar cualquier otra persona; pero, sin embargo, ocurría lo que Jesús decía, y lo que otra persona decía no ocurría. ¿Ve usted? No es solamente hablar, sino que el que hable, sea el que tiene que hablar, y que sepa quién es él. Entonces, cuando habla, todos tienen que decir: “¿Y quién es ese hombre?”. **“¿QUIÉN ES ESE HOMBRE?”.** Ahora, vemos a Jesús de Nazareth, ahí parado como el segundo Adán, con toda la autoridad, con todo el poder, para llevar a cabo la Obra que tenía que llevar a cabo, y para también llevar a cabo la Redención, redimir, regresar a los hijos de Dios a su lugar original. Entonces, es regresarlos de nuevo a su posición original. Entonces, tiene que borrar el pecado, quitar ese pecado que fue el producto del pecado allá en el Edén; entonces en la Cruz del Calvario, Él quita el pecado del mundo. Allí lo quitó, y por eso es que toda persona que nace, nace sin el pecado original. Es lo que dice el hermano Branham, dice “que los niños son del Señor, ellos no tienen pecado” \[Mensaje “La llave de la Puerta”, página 3, predicado el 7 de octubre de 1962, en el Tabernáculo Branham, en Jeffersonville, Indiana, E.U.A., página 3\]. ¿Ve usted? Ahora, lo que no fue quitado allí, ¿sabe lo que no fue quitado allá? La naturaleza pecaminosa del hombre, porque eso es quitado en el nuevo nacimiento, eso muere en el nuevo nacimiento, pero fue quitado el pecado. Ahora, por eso es que la persona, entonces, cuando ya usted lo ve que va creciendo, su tendencia es hacia el mal, hacia el pecado; y luego, cuando llega al conocimiento del bien y del mal, entonces encontramos que es el tiempo de arrepentirse y reconocer que lo ha hecho mal; y entonces la naturaleza mala muere, y entonces nace esa nueva naturaleza, que su tendencia, que su dirección es hacia el bien en todo momento. Entonces, “el que es nacido de Dios, no peca” \[1 Juan 3:9\], ¿por qué? Porque tiene una naturaleza de Dios, la naturaleza de Su Padre, y su tendencia es hacia el bien. Y entonces, encontramos que David decía \[Salmo 32:2\]: “Bienaventurado el varón al cual el Señor no le imputó pecado (o no le imputa pecado)”. ¿Ve usted? Entonces, los errores que los hijos de Dios cometen son errores involuntarios, caen en errores involuntarios (no porque quieren); la persona que por sí misma quiere hacer las cosas y las hace, bueno es que su naturaleza humana, su naturaleza pecaminosa todavía la tiene. Pero el que tiene la naturaleza de Dios, la naturaleza divina en él manifiesta, mire: le da tanto dolor cometer faltas y errores, que llora amargamente cada vez que comete alguno. Por lo tanto, “el que es nacido de Dios, no peca”. ¿Ve? Pecado es incredulidad; no es incrédulo, por lo tanto, entonces algunas veces cae en errores, pero no es que él quiere, ¿ve?, por eso es que llora amargamente, por eso es que sufre tanto cuando comete algún error. Ahora, eso no quiere decir que los hijos de Dios tienen libertad para cometer errores, o que le decimos que pequen o hagan todas las cosas que quieran hacer, no señor. Lo que se les dice es “que la naturaleza que está en usted, es una naturaleza divina, por lo tanto esa naturaleza divina lo guía siempre hacia el bien”. ¿Ve? Entonces, encontramos que usted no desea ofender en ningún momento a Dios, su deseo es siempre agradar al Señor en todo, o sea que la vida suya no es la vida esta de vivir en el pecado. ¿Ve? Por lo tanto, entonces vemos que entonces hay una naturaleza divina manifiesta en usted, y en mí y en todos nosotros. Y, entonces encontramos, fíjese, encontramos que usted y yo también tenemos que ver eso, entonces ver las Obras de esa naturaleza divina en nuestra vida. Ahora, también tenemos que ver las obras de la parte humana, de la naturaleza humana. Vemos que ya, pues, la naturaleza pecaminosa fue quitada, pero todavía seguimos siendo humanos, porque no hemos sido todavía transformados. A causa de eso es que vienen las faltas y errores que algunas veces cometemos sin querer cometerlas, y es porque estamos en un cuerpo humano el cual vino por el sexo, pero que - pero que ha estado Dios quitando las cosas que no deben de estar, quitó el deseo de pecar de dentro de nosotros y ahora sigue obrando por dentro hasta que por fuera también veremos la Obra del Señor en nosotros, cambiando también este cuerpo mortal. Entonces, tendremos un cuerpo, un cuerpo diferente al cuerpo venido por sexo. Tendremos un cuerpo glorificado, tendremos un cuerpo glorioso, el cual no podrá pecar, el cual no podrá cometer faltas (aquel). Mientras estemos en este, bueno, sabemos que cometemos faltas; pero lo grande no es solamente eso, sino que las reconocemos, y entonces Dios tiene misericordia de nosotros. Ahora, fíjese, sabemos que estamos en el tiempo en que Dios se está encarnando en cada uno de nosotros. Si estos cuerpos fueran cuerpos glorificados ya, entonces no podríamos decir que Dios se está encarnando; porque Dios se está encarnando en cuerpos humanos - en cuerpos humanos los cuales tienen faltas, cometen errores…, pero la naturaleza divina que está ahí, esa no comete errores, esa le guía sino hacia lo correcto. La naturaleza divina que está ahí, cada día esa naturaleza divina va controlando más ampliamente la vida suya, va controlando más ampliamente el cuerpo suyo, y algún día llegaremos a ser la Palabra encarnada ciento por ciento. Pero eso no quiere decir que no tendremos más hambre, o no nos dará más sueño…; la naturaleza humana, esa naturaleza humana seguirá ahí hasta que seamos transformados. Ahora, sabemos que es algo glorioso cuando la plenitud de la Palabra esté encarnada en nosotros, aun estando en cuerpos mortales; y eso es lo grande: que Dios se encarnó primero allá en Jesús, lo vimos también en el hermano Branham, y lo veremos en cada uno de nosotros, en cuerpos humanos. Y estas cosas humanas que vemos en nuestros cuerpos, las vimos también en el hermano Branham. Ahora, muchas personas toman la naturaleza humana que se manifestó en Jesús, para decir que Él no podía ser Dios; también toman la naturaleza humana que se manifestó en el hermano Branham, para decir que no podía ser Dios en carne humana. ¿Ve? ¿Por qué? Porque no pueden ver dos naturalezas en el mismo cuerpo. ¡No las pueden ver!, y entonces toman la manifestación de la naturaleza humana para ponerlo como excusa de que no puede ser \[…\] \[…\] Dios no es la parte humana, es la parte divina; pero la parte humana es el velo de carne donde Dios está. Entonces, lo que identifica que Dios está manifestado en carne humana, ¿qué es lo que identifica que Dios está manifestado en carne humana?, ¿qué es lo que identifica que es realmente en carne humana? Pues la parte humana que vemos manifiesta. Si no se ve esa naturaleza humana en un cuerpo donde Dios está, no podemos decir que está en carne humana. ¿Ve usted? Así que vemos entonces que toda esa debilidad humana, vemos que todas esas limitaciones humanas, del ser humano, del cuerpo humano, son una identificación de que ese velo es un velo de carne, es un velo humano, y entonces, miramos lo humano para saber que es un velo de carne como somos todos nosotros; pero detrás del velo nosotros vemos a Dios. No tropezamos con el velo, porque siempre los que tropiezan, tropiezan con el velo donde Dios está. Ahora, la pregunta de lo que estudiamos en esta mañana es: **“¿QUIÉN ES ESE HOMBRE?”.** Ese hombre es Dios, y no es Dios; como hombre es un humano, pero como divino es Dios. La naturaleza humana y la naturaleza divina en el mismo cuerpo. Entonces, siempre nosotros tenemos que tener mucho cuidado, y saber hacer la separación de lo humano y lo divino. Lo divino es Dios, lo humano pues es la naturaleza humana. Vemos a Jesús hablando y actuando como hombre, pero también lo vemos hablando y actuando como Dios. Así que este es el secreto que todos tenemos que conocer, porque estamos en el tiempo en que Dios prometió venir en carne humana nuevamente. Y ahora veamos que vino en los tiempos pasados en carne humana en los santos del Antiguo Testamento, en los profetas, y en las edades de la Iglesia también. Pero vemos que en el Antiguo Testamento, en los profetas, había una porción de la Palabra en carne humana manifestada. Pero Jesús, era la plenitud de la Palabra en carne humana, manifestada. Vemos que en las edades de la Iglesia hubo una porción de Dios, de la Palabra en carne humana en los mensajeros y en los que recibieron el Mensaje también, la porción que correspondía al tiempo de ellos; pero vemos que siempre al final, vemos entonces que la plenitud de la Palabra viene en carne humana, y entonces la pregunta es: **“¿QUIÉN ES ESE HOMBRE?”.** Vemos entonces, que todo lo que había en los profetas del Antiguo Testamento, lo que había en uno, lo que había en otro, y así por el estilo…, estuvo todo eso en Uno solo: Jesús. Lo que había en cada uno de ellos, cada uno de ellos tenía una parte, una parte de Jesucristo; pero Jesucristo era la plenitud de todo aquello que ellos habían tenido. Entonces, encontramos que en las edades de la Iglesia, pues hubo una parte, una porción de la Palabra para cada tiempo; pero al final encontramos que apareció Elías, y él tenía la plenitud de la Palabra. Por eso entonces, vemos que podía hablar la Palabra, y podía crear ardillas; por eso vemos que podía hablarle a la tormenta, y los vientos le obedecían; por eso vemos que podía hablarle al pececito muerto, y darle la vida, resucitarlo, y el pececito volver a vivir y seguir su trayectoria de vida; por eso también podemos verlo, decirle a la hermana Hattie Wright: “Yo te doy tus hijos”. ¿Qué era eso? Salvando, dándole salvación a unos muchachos. ¿Quién podía crear sino Dios? ¿Quién podía parar la tempestad, sino Dios? ¿Quién podía hablar la Palabra y resucitar el pececito, darle la vida a un pececito, sino Dios? ¿Quién podía darles salvación a esos muchachos, sino Dios? Por lo tanto, la pregunta queda contestada: **“¿QUIÉN ES ESE HOMBRE?”: DIOS EN CARNE HUMANA.** No era el hombre, no era la naturaleza humana la que estaba obrando, la que se estaba manifestando en esas ocasiones, sino la naturaleza divina; y la naturaleza divina estaba en carne humana, en toda Su plenitud. Recordamos también las palabras y el caso cuando el Señor está frente a un paralítico, que lo habían llevado a donde Él, y el Señor le dice \[San Mateo 9:5\]: “Tus pecados, te son perdonados”. Seguidamente, los doctores le ley, seguidamente aquellos que estaban allí presentes, no porque creían, no estaban allí como creyentes, sino que estaban allí como incrédulos; porque siempre que Dios se está manifestando en carne humana, siempre están los tres grupos; unos llevando a cabo una cosa, otros otra cosa, y otros otra, de acuerdo a lo que son dentro. Entonces, allí vemos aquellos incrédulos doctores de la ley mirando lo que Dios está haciendo a través de carne humana, pero ellos no pueden ver las dos naturalezas en carne humana, no pueden ver dos naturalezas allí, no pueden ver la naturaleza humana y la naturaleza divina, y no saben cuándo una se está manifestando o cuando la otra se está manifestando. Entonces vemos, cuando le traen el caso de este paralítico, el Señor le dice: “Tus pecados te son perdonados”. Seguidamente, aquellos que le miraban para criticarle, para buscarle faltas a la Palabra en carne humana, dicen \[San Marcos 2:5-7\]: “¿Quién puede perdonar pecados, sino solamente Dios? (je, je) Tú siendo hombre, te haces Dios”. Y comenzaron a molestarlo. ¿Ve? Ellos no veían que no era un hombre quien le estaba perdonando los pecados a ese hombre, sino que era Dios que estaba en carne humana perdonándole los pecados a ese hombre. Ellos estaban bien en una parte, que solamente Dios podía perdonar pecados, eso era correcto; pero ellos lo que no veían era que era Dios el que estaba allí presente perdonándole los pecados a ese hombre, pero estaba en un velo de carne, y estaban ellos tropezando en ese velo de carne, porque ellos estaban creyendo que quien estaba perdonando los pecados era ese hombre, era la naturaleza humana; y la naturaleza humana no puede hacer nada de eso. Por eso el Señor decía, ¿qué? Él decía \[San Juan 5:19\]: “El Hijo nada hace de Sí mismo, sino todo aquello que ve hacer al Padre”. Él decía que no era Él el que hacía las obras, sino “el Padre que mora en Mí, Él hace las obras” \[San Juan 14:10\]. Pero para hacerlas, tenía que hacerlas a través del velo de carne. Si se quita el velo de carne, Dios no puede obrar, porque Dios para obrar tiene que obrar a través de carne humana. ¿Por qué? Porque va a obrar en medio de gente que está viviendo en carne humana. Entonces, el Señor les dice \[San Marcos 2:10\]: *“Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre…”.* Primero vamos a ir un poquito antes. Dice, le dicen que nadie podía perdonar pecados, sino solamente Dios. Entonces, Él les dice \[San Marcos 2:9\]: *“¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o decirle: Levántate, toma tu lecho y anda?”.* Ahora, la pregunta para ustedes es: “¿Qué es más fácil de las dos cosas?”. Un hombre, el cual recibe sanidad de parte de Dios, pues recibe sanidad. Vamos a poner: está paralítico, recibe sanidad, es sanado, y sigue caminando. Bien, pero al final del camino vuelve a quedar inmóvil, vuelve a quedar paralítico. Usted dice: “¿Cómo?”. ¿Quiere que se lo pruebe? Y no solamente eso, sino que tienen que cargarlo, y después que lo cargan un rato, se cansaron de cargarlo y ya no lo cargan más, no tiene más quién lo cargue. ¿Sabe usted que la persona, aunque haya sido paralítica y recibe sanidad de parte de Dios, al final del camino muere y queda otra vez paralizado, paralítico, no se puede mover, y después vienen y lo cargan hasta el cementerio y de allí no lo cargan más? ¿Ve? Así que, ¿qué es más grande? Ese milagro espiritual de perdonarle los pecados, o sanar a ese paralítico. Vemos que el Señor lo sanó, pero después cuando terminó sus días se murió, y quedó otra vez paralítico, no se podía mover hasta el día que el Señor lo resucitara. Entonces, lo más grande, el milagro más grande que el Señor hizo allí fue el de perdonarle los pecados a aquel hombre, porque esa era una enfermedad de allá del Edén, que entró allá. La parálisis, bueno, eso era un caso más sencillo; más bien eso era un caso producto de la enfermedad espiritual. Por eso, el Señor primero atiende el caso en lo espiritual y después lo arregla en lo literal. Primero el milagro Él lo hace así de esa manera. Ahora, vemos que el Señor les dice \[San Marcos 2:10-12\]: “¿Qué es más fácil?”. Entonces les dice: “Para que sepan que el Hijo del Hombre tiene potestad, te digo a ti: ¡Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa!”. Y el hombre se fue a su casa Ahora, fíjese, allí presentes delante de Aquel hombre haciendo todas esas cosas y no pueden ver a Dios en carne humana, no pueden ver la naturaleza divina metida en una naturaleza humana; eso es lo grande; y entonces no pueden ver la naturaleza divina obrando a través de una naturaleza humana. Ahora, fíjese, allí presentes delante de Aquel hombre haciendo todas esas cosas y no pueden ver a Dios en carne humana, no pueden ver la naturaleza divina metida en una naturaleza humana; eso es lo grande; y entonces no pueden ver la naturaleza divina obrando a través de una naturaleza humana. Siempre que la Palabra está manifiesta, estará velada en carne humana; siempre que Dios, la Palabra, está manifestándose, tiene que hacerlo a través de carne humana, y sin carne humana, no hace nada. Por lo tanto, entonces, usted y yo, si queremos ver la gloria de Dios, siempre tenemos que verla manifiesta a través de carne humana. Lo que oculta la gloria de Dios, y lo que a muchas personas no les deja ver la gloria de Dios manifiesta, es (¿qué?) el velo de carne a través de quien se manifiesta la gloria de Dios. Ahora, vemos que el Señor, también en una ocasión, allá cuando resucitó a Lázaro, el Señor le dijo a María \[San Juan 11:40\]: “¿No te he dicho que si creyeres verás la gloria de Dios?”. Y la gloria de Dios fue vista en la resurrección de Lázaro el cuarto día. Pero esa gloria de Dios fue vista, manifestada a través de carne humana, a través de carne humana siendo hablada la Palabra y diciéndole \[San Juan 11:43\]: “¡Lázaro: ven fuera!”. Oh, la resurrección al cuarto día, una gloriosa resurrección al cuarto día, una resurrección literal, mostrando una resurrección espiritual del Lázaro de Dios, que al cuarto día, al cuarto día ⸻porque el cuarto día es día de adopción también⸻, la resurrección al cuarto día. Entonces vino la Edad Luterana, Wesleyana, Pentecostal, pero en el cuarto día, la Edad de la Palabra, en esa Edad de la Palabra, una resurrección espiritual. ¿Ve? Resucitando (¿de dónde?) de los dogmas, credos y tradiciones, del sepulcro denominacional. ¿Ve usted? ¿Quién hace esa resurrección? No algún un hombre, sino Dios a través de carne humana. ¿Cómo llama o cómo la efectúa? Allá dijo: “¡Lázaro: ven fuera!” \[San Juan 11:43\]. ¿No es eso una de las partes de la segunda Venida del Señor? Aclamación, Voz de Arcángel, y Trompeta de Dios. Una de ellas es (¿qué?) como aquella Voz fuerte que llamó a Lázaro del sepulcro. ¿Quién lo hace? El Señor, llamando a Sus escogidos del sepulcro denominacional. ¿Ve usted? Y entonces, luego \[San juan 11:44\]: “Desatadle y dejadle ir”. ¿Ve? Bueno, estamos viviendo en ese día glorioso, Día de Resurrección, cuarto día, que es el Día de la Palabra, el Día de la Edad de la Piedra Angular. Por lo tanto, si es ese día, entonces en ese día fue que apareció el Señor para resucitar a Lázaro, el Señor, Dios en carne humana; por lo tanto, en ese día tiene que aparecer el Señor en Su Segunda Venida. ¿Ve usted? Por lo tanto, Su Segunda Venida, pues ya usted sabe que es el Señor viniendo en carne humana, y la carne humana que Él usará… no tendrá que crear otro cuerpo para venir, porque ya Él lo tuvo que crear; porque todos los que existían sobre la Tierra habían venido por el sexo y todos estaban manchados con el pecado. Y la sangre de los machos cabríos, solamente lo que hacía era cubrir el pecado, pero no lo quitaba. Entonces no podía venir en el cuerpo de alguno de los profetas del Antiguo Testamento, para redimir al resto, porque ellos aún también habían sido manchados con el pecado original, porque vinieron por el sexo. Por eso entonces, el Señor tuvo que crear un cuerpo en el vientre de María. Pero para Su Segunda Venida, pues entonces ya hay cuerpos humanos que están redimidos, que el pecado ha sido desarraigado, y cualquiera de esos cuerpos humanos de cualquier hermano puede servir para Él venir, para la Palabra venir en carne humana y manifestarse desde ahí; no se necesitará crear otro cuerpo para Él venir en Su Segunda Venida. Ahora, sabemos que Su segunda Venida será como la primera: en carne humana. Entonces, ya sabemos entonces el orden de Su Segunda Venida. Sabemos que Él vendrá en carne humana en Elías y Moisés. Por lo tanto, entonces vemos que serán personas en los cuales Dios estará, donde estará la Palabra plena para obrar y llevar a cabo las cosas que tienen que ser llevadas a cabo. No tendrán que ser cuerpos creados por la Palabra, porque ya fuimos redimidos, ¿ve?, sino que serán cuerpos redimidos en los cuales la Palabra estará y a los cuales vendrá la Palabra y se manifestará a través de ellos y hará las cosas que Dios prometió que ha de hacer. Y siempre la pregunta será: **“¿Y QUIÉN ES ESE HOMBRE?”.** Siempre será de esa manera, pero la respuesta siempre será la misma: “Como hombre, pues será nuestro hermano fulano de tal, o nuestro hermano fulano de tal; pero la parte divina que está ahí, la Palabra, ese es Dios, esa es la Palabra en toda Su plenitud haciendo esas obras que son hechas”. Ahora, vimos la vida de Jesús, vimos como Él se identificó con la Palabra, porque Él era la Palabra en Su plenitud para aquel tiempo, Él era la Palabra hecha carne para aquel tiempo, y Él se identificó con la Palabra escrita. La Palabra en carne se identifica con la Palabra en letra, y ambas tienen que concordar. Mire usted la ocasión en que el Señor luego de haber sido bautizado por Juan, ir al desierto, regresar de allá, comenzar ese ministerio para el cual Él fue ungido con la plenitud de Dios, y vemos que Él fue ungido aquí cuando fue bautizado, entonces vemos que regresó ungido haciendo las cosas que estaban ordenadas que Él habría de hacer. Luego, vemos que llegó a Su pueblo natal, a Nazareth, tomó el libro del profeta Isaías, cuando el sacerdote le dio el libro del profeta Isaías, dice…, y encontró, ¿ve usted? Buscó ahí y encontró lo que decía Isaías 61, y ahí comenzó a leer. Al leer en Isaías 61, vemos como Él se identifica con Isaías 61. Mírelo: capítulo 4, de San Lucas, verso 14 en adelante, dice: *“Y Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea, y se difundió su fama por toda la tierra de alrededor.* *Y enseñaba…”.* Miren, con la unción - con la unción este Ungido de Dios, teniendo el ungimiento Él sobre Él, miren las cosas que hacía: *“…Y enseñaba en las sinagogas de ellos, y era glorificado por todos.* *Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer.* *Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito:* *El Espíritu del Señor está sobre mí,* *Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres;* *Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón;* *A pregonar libertad a los cautivos,* *Y vista a los ciegos;* *A poner en libertad a los oprimidos;* *A predicar el año agradable del Señor.* *Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él.* *Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros”.* Me imagino que luego del Señor estar leyendo Isaías 61, y piensa usted esa escena tan gloriosa: cómo Él leyendo, con su mano…, leyendo y con Su mano diría: “El Espíritu del Señor es sobre Mí, por cuanto me ha ungido”. Y cuando termina de leer viene y entrega el libro al sacerdote y se sienta así, queda de frente a la congregación, y todos los ojos en la congregación mirando hacia Él… “¿Qué pasó?”. Tuvo que ser que cuando leyó esa Escritura, la leyó con la real unción; y esa Escritura estaba siendo vindicada allí delante de ellos, y cuando eso ocurre, realmente los ojos de todos quedaron fijos en Él mirando. De seguro, tuvieron la misma pregunta: **“¿Y QUIÉN ES ESE HOMBRE?”.** Unos decían \[San Mateo 13:55\]: “Pero si ese el hijo de José. ¿Y cómo lee esa Escritura, y la lee de tal manera dejándonos entender que Él es el que está ungido con el Espíritu del Señor, que Él es el Ungido del Señor, que Él es el Mesías? ¿Quién es ese hombre? Si nosotros sabemos que es el hijo de José, que es el hijo de un carpintero”. Y Él les dice \[San Lucas 4:21\]: “Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros”. ¿Ve usted que cuando aparece el Ungido del Señor, para Dios llevar a cabo esa Obra a través de Él, Él no se avergüenza de dar testimonio de lo que hay en Él? Aunque no puedan creerlo las gentes, con todo y eso tiene que ser hablado. Aunque las gentes puedan pensar que eso es mucho para el hijo de José, para el hijo de un carpintero, con todo y eso es la verdad y tiene que ser hablada. Ellos no sabían que este no era el hijo de José; ellos creían que era el hijo de José y de María, pero Él era el Hijo del Dios viviente. Vemos que conforme a el conocimiento intelectual al cual todo ser humano puede llegar, solamente puede alcanzar a ver las cosas de una manera, ¿cómo? De una manera natural; por lo tanto, viendo las cosas de una manera natural, veían que Aquel era el hijo de José, de un carpintero, y Él también era un carpintero. Pero viendo las cosas de una manera sobrenatural, por revelación, se podía mirar a aquel joven que en esos días estaba cumpliendo o por cumplir 30 años de edad; un muchacho muy joven para decir esas cosas, ¿verdad? Demasiado joven para estar hablando cosas tan grandes; pero por la revelación divina, se podía mirar y se podía decir: “Ese no es el hijo de José y María, ese es el Hijo del Dios viviente”. ¿Ve usted? Entonces, ¿ve usted que una cosa es la revelación divina y otra cosa es el conocimiento intelectual? Fíjese, la Escritura decía “que de Belén saldría” \[Miqueas 5:2\]. Ahora, José y María no vivían en Belén, ellos eran de allá, usted sabe, de la tribu de Judá, y de aquella ciudad ellos eran de allá en su origen, pero estaban viviendo por Nazareth; como ustedes quizá, todos ustedes no son de aquí de Valencia, ¿verdad? En su origen; hay algunos que son de tal pueblo y de tal pueblo, pero están viviendo acá. Y así le pasaba a José y María. Pero la Escritura decía que tenía que salir de Belén. Entonces, fíjese, ¿cómo María podía estar diciendo entonces que Aquel era el Hijo del Dios viviente el que tenía en su vientre, si cuando apareciera iba a aparecer de Belén y ella estaba en Nazareth? Cuando llega el tiempo de Dios cumplir cada cosa, mire, si lo que tiene que cumplirse aquí está acá, Él lo saca de acá y lo pone acá. Entonces, decía que era de Belén, entonces tuvo que venir un edicto de parte de César, y entonces ese edicto para irse a inscribir, para irse allá a registrar cada cual, a su ciudad natal, y entonces para toda persona en lo normal, una mujer encinta ya cercano el tiempo de dar a luz, salir de un sitio para otro… y los medios de transportación en ese tiempo no eran nada buenos (nosotros, como decimos “estamos bien y mal”, tenemos mejores medios de transportación, caminamos menos que ellos, y alcanzamos más distancias. Entonces, ellos viajaron a su ciudad natal, porque José era de la casa de David; entonces, viajaron hacia allá, y cuando están allá, llegó el tiempo de nacer el niño, nació conforme a la Escritura. Así que mire, las que estaban en Belén, podían decir: “Bueno, yo voy a ser la que voy a tener un muchacho, porque yo…, mire, yo vivo aquí”. Pero, ¿qué pasa? Iba a ser una de allí, pero estaba por otro sitio. Pero cuando llegó el tiempo de cumplirse, Dios la llevó allí. Conforme a la Escritura, se cumplió. Estuvieron allí cierta cantidad de tiempo, estuvieron unos 2 años allí viviendo, y luego los pastores llegaron; luego después más adelante, 2 años después, a los 2 años llegaron los magos; habían caminado bastante, pero llegaron. Y el Señor aguardó la cosa aquí hasta que llegaron los magos. Después de que llegaron los magos, había otra Escritura que tenía que cumplirse. ¿Qué Escritura? También la Escritura decía22: “De Egipto, llamé a Mi Hijo”. Ahora, vea usted en los sabios y entendidos, los escribas y saduceos y fariseos, y toda esta gente, miren, con tantas promesas, cada uno diría: ⸻“No, de aquí”. ⸻“No, pero, aquí…”. ⸻“¡Mire aquí lo que dice!”. El otro: ⸻“No, ¡pero mira aquí lo que dice!”. Hoy en día pueden decir lo mismo: ⸻“No, no, pero mire aquí lo que dice, no puede ser así”. “No, pero mire aquí…”. Y cada cual puede escoger lo que quiera escoger; pero cuando llega el tiempo de Dios cumplir las cosas, cumple como dice *aquí*, porque lo mueve para *acá*, después lo mueve para *acá* y cumple lo que dice *aquí*, y todo se cumple conforme a la Palabra. Entonces, cuando llegó el tiempo de cumplir \[Oseas 11:1; San Mateo 2:15\]: “De Egipto llamé a Mi Hijo”, se levantó esa tremenda persecución tan grande. Cuando Herodes - cuando Herodes supo que había nacido un rey, les dice a los magos \[San Mateo 2:2-9\]: “Miren, ustedes vayan y cuando lo encuentren, adoren, pero vengan y díganmelo para yo ir a adorar”. (¡Jumj!) Bueno, los magos, pues…: “Bueno, está bien” … Pero Dios sabía más que los magos, y más que Herodes. Entonces, convocaron a los que sabían la Escritura, a los doctores allí les preguntaron: ⸻“Bueno, ¿de dónde tiene que nacer?, ¿dónde tiene que aparecer el Mesías?”. ⸻“Bueno, la Escritura dice que de Belén”. Entonces, la estrella, en cuanto los magos salieron fuera de allí de Jerusalén, fuera de esa área de los doctores, de los que tenían la letra, comenzaron nuevamente a ver la estrella y la estrella señalaba hacia Belén. Siguieron hacia Belén y encontraron al niño conforme a como estaba prometido. Los magos estaban siguiendo y buscando al Mesías conforme a la Biblia. Usted dice: “Pero ¿cómo conforme a la Biblia?, ¿si ellos estaban buscándolo y siguiéndolo conforme a una estrella?”. Pero es que la primer Biblia es el zodíaco; la segunda es la naturaleza y la pirámide; y la tercera, es la Biblia escrita. Los magos tenían la Biblia (la primera), y ellos eran científicos, estaban leyendo bien. Los doctores de la ley tenían la tercera: la Biblia escrita, y ellos vieron que conforme a la Biblia escrita saldría de Belén. Saldría de Belén, pero vemos que los magos caminaron hacia Belén, y los doctores de la ley, los fariseos y saduceos, los escribas, se quedaron plantados allí; no caminaron conforme a la letra que tenían. ¿Ve? Se quedaron esperando que el Mesías viniera donde ellos, en vez de ellos ir a donde el Mesías para adorarlo. ⸻“¿Qué es eso?, ¿salir de Jerusalén, para meternos a esa ciudad que fue fundada por Rahab la ramera, con su esposo? Una ciudad muy baja, un lugar muy bajo, salir de la grandeza de allá de Jerusalén, y del templo de Jerusalén… ¡No, no, no, no! Si es el Mesías, tiene que venir a nosotros. ¿Por qué? Porque escrito está: ‘El Señor vendrá a Su Templo’. Él es el que tiene que venir” \[Hageo 2:7, Malaquías 3:1\]. Lo que pasa es que cuando vino (¡Jumj!), cuando vino no lo pudieron recibir. Fíjese, vino en los brazos - vino en los brazos…, allá, por supuesto, allá en el área de Belén, vino en los brazos de María, a los 8 días fue presentado, y solamente Simeón y Ana- Simeón y Ana…, Simeón, un anciano ya viejito, fíjese, y Ana, una señora ciega, una viuda ciega. Una ciega vio el Mesías, ¿ve? Sin embargo, los que tenían ojos no lo pudieron ver. Ahora, vemos entonces…, porque “ver” es “entender”. ¿Ve usted? ¿Ve usted que no es la cosa de lo que la persona en sí sea, sino de quién lo esté guiando a él? Ahora, vemos que cuando después le adoraron y ya tenía 2 años, Herodes mandó a matar a todos los niños de 2 años para abajo, porque él entendió que conforme a lo que los magos dijeron, la estrella había salido hacía casi 2 años, había comenzado a salir, señalando que cuando salió vino el Mesías, y a ellos les tomó como 2 años llegar a donde estaba el Mesías, por lo tanto, Herodes dijo \[San Mateo 2:16\]: “Ya el Mesías entonces tiene como 2 años, maten a todos los niños de 2 años para abajo, y uno de ellos tiene que ser el Mesías”. (¡Jej!) En lo natural: “Bueno, si matan a todos los niños de un pueblo de 2 años, y el Mesías está ahí y tiene como 2 años, pues va a morir”. Eso fue lo que pensó también Egipto y faraón, cuando mandaron a matar a todos los niños también, cuando supieron acerca de lo que estaba pasando y de que estaban esperando al Libertador, y los magos de Egipto descubrieron que estaba naciendo entre los israelitas un Líder, el Libertador de los hebreos, mandaron también a matar. ¿Ve usted? Pero, ¿qué pasó? Allá Dios, ¿a dónde lo metió? Metió al Libertador, a Moisés, lo metió a Egipto, y apareció allá en el palacio de faraón. ¿Ve usted? Entonces, de ahí lo llamó y se lo llevó para el desierto, después qué estaba grande. A Jesús de Nazareth, lo sacó de Belén, le habló a José por sueño y le dijo “que se fuera a Egipto, porque estaban buscando al niño para matarlo” \[San Mateo 2:13\]. Se fue a Egipto, y cuando vinieron y mataron los niños, no estaban ahí ya. Entonces, después, cuando ya está un tiempo más adelante, entonces cae una plaga de juicio de parte de Dios sobre Herodes y murió. Y entonces el Señor envía Su Ángel y le dice a José \[San Mateo 2:19-21\]: “Bueno, ahora adelántate y vete a Nazareth, porque ya los que perseguían al niño para matarlo, ya no están, murió. Herodes ya murió”. Entonces fíjese, de Nazareth, José y María pasan a Belén; de Belén, Dios los lleva a Egipto; y de Egipto, los regresa después a Nazareth (para allá), y allá en Nazareth fue que se crio el muchacho. Entonces se cumplió que nació, que vendría de Belén, “porque tú Belén, no eres la más pequeña…” \[Miqueas 5:2\]. Era la pequeña en lo natural, pero fue la más grande en lo espiritual, porque de allí, allí nació el Mesías: “… de ti saldrá un guiador que es Cristo el Señor” \[Miqueas 5:2\]. Entonces, se cumplió eso, y cuando se cumplió eso, Dios no se quedó con los brazos cruzados. Dios se movió hacia la escena y movió Sus personajes hacia adelante, para cumplir otra cosa más. Entonces, lo metió a Egipto, y después de Egipto lo llamó: “Y de Egipto, llamé a mi Hijo” \[Oseas 11:1; San Mateo 2:15\], se cumplió eso también. Entonces, lo metió a Nazareth, y se crio en Nazareth conforme entonces a los nazareos: “Su pelo no se cortaría, ni bebería sidra” \[San Lucas 1:15\]. ¿Ve usted? Entonces, vemos que tenía que ser nazareno, ¿y cómo iba a ser nazareno si no se criaba en Nazareth? Él era nazareno, era de Belén, y también salió de Egipto. Así que fíjese, de tantos sitios a la misma vez. ¿Ve usted? Ahora, vemos que Dios no se queda quieto, Él dice que vigila por Su Palabra, vela por Su Palabra para ponerla por Obra. Él vigila Su Palabra, y cada cosa que Él ha prometido tiene el tiempo de su cumplimiento; y cuando llega el tiempo de su cumplimiento, Él se encarga de poner cada cosa en el lugar que va para que se cumpla, y Él lo respalda. **“¿QUIÉN ES ESE HOMBRE?”.** Ese hombre es nada menos que el Ungido del Señor, el Mesías, sobre el cual el ungimiento del Señor está para cumplir lo que estaba escrito de Él. Entonces, cumplió todo lo que estaba escrito de Él. ¿Ve usted todas las cosas que Dios hizo? Cómo movió esto para *acá* y para *allá*, y cada vez cumplía lo que tenía que cumplirse, hasta que cumplió todo lo que estaba señalado para cumplirse. Ahora, vemos otro hombre, vemos otro hombre que apareció en la escena en este tiempo final, el cual conocemos como nuestro amado hermano Branham. Nuestro amado hermano Branham, un sencillo hombre de Dios, con las mismas cualidades que usted y yo tenemos, aún con los mismos defectos que usted y yo tenemos. Ahora, note usted esto: Dios primero vino en Su Primera Venida en un cuerpo perfecto, en un Hombre Perfecto, no venido por el sexo, porque así tenía que ser para podernos redimir. Pero ahora, Él prometió que habría de venir en Su Segunda Venida. Ahora, Él no tiene necesidad de crear un cuerpo para Él venir en ese cuerpo, sino que entre los escogidos de Dios, de entre ellos, Él puede tomar al que Él desee, y Él, si deseó tomar de entre los escogidos para cumplir en ellos todo lo que está prometido para este tiempo, entonces, sabiendo nosotros el orden de la Segunda Venida del Señor, que Él viene con Moisés y Elías… Allá vino (¿con Quién?) con Jesús, con Jesús de Nazareth, pero acá viene con Moisés y Elías. Vino allá con un profeta: el profeta de Nazareth, pero era un profeta, era Dios “el profeta”, era Dios “la Palabra encarnada en un hombre” \[Libro de Los Sellos en español, página 256, El Cuarto Sello, predicado el 21 de marzo de 1963, en el Tabernáculo Branham, en Jeffersonville, Indiana, E.U.A\]. Acá viene con dos; pero Dios no tiene dos a la misma vez, por lo tanto, tiene uno primero y otro después. Ahora, cuando miramos a nuestro amado hermano Branham, y vemos las cosas que eran hechas en su vida, vemos dos naturalezas manifiestas en su vida: vemos la naturaleza humana, y vemos la naturaleza divina. Vemos entonces a un hombre actuando, pero también vemos por otro lado: a Dios actuando a través de un hombre. Muchas personas pudieron ver a un hombre, pero hay otros que pueden ver la parte humana: a un hombre, pero detrás de un hombre pueden ver a Dios. Entonces pueden separar lo que es de la parte humana, y de lo que es de la parte divina. Muchas personas entonces que ignoran estas cosas, pueden tomar las cosas de la parte humana para desvirtuar la parte divina que está manifiesta en él, para decir que no es Dios en toda Su Plenitud lo que se manifestó en esa carne humana. Entonces, usted, si es entendido ⸻“porque los entendidos entenderán” \[Daniel 12:10\]⸻, podrá ver esas dos naturalezas como fueron vistas en Jesús, en aquel hombre. Y ahora, cuando hemos visto esta naturaleza divina manifiesta en carne humana en nuestro amado hermano Branham, hemos visto que por la Palabra hablada pudo crear ardillas a la existencia, pudo resucitar un pececito, y aún pudo resucitar muertos, pudo darles la salvación a dos jóvenes, pudo también parar la tempestad, también pudo parar el cáncer, desaparecer el cáncer que había en el cuerpo de la hermana Branham, hoy en día entonces la pregunta de la gente es: “¿QUIÉN ES ESE HOMBRE? ¿Y ese hombre que puede hacer todas esas cosas, y a la voz de ese hombre todo le obedece, y ese hombre quién es?”. Ese hombre es nada menos que Dios en carne humana, ese hombre es nada menos que el Ungido de Dios, para cumplir lo que estaba prometido que Dios cumpliría en Elías en Su Segunda Venida. **“¿QUIÉN ES ESE HOMBRE?”.** Ese hombre, es un hombre con dos naturalezas; con la naturaleza divina, que es la naturaleza de Dios, que es la Palabra hecha carne manifestándose a través de él; y las obras que fueron hechas, no fueron hechas por la naturaleza humana, sino por la naturaleza divina utilizando la naturaleza humana, y expresándose a través de la naturaleza humana. ¿Ve usted? Pero las obras, no eran las obras de la naturaleza humana, eran las obras de la naturaleza divina, era Dios en carne humana en otro de los hijos de Dios, el segundo de los hijos de Dios, en donde podemos ver ¿qué? Podemos ver ese hijo de Dios, ese otro hijo de Dios, ese otro escogido lo podemos ver en la posición original donde estaba Adán en el principio antes de caer; lo podemos ver entonces restaurado. Eso nos muestra entonces, que así como uno ya llegó a ese lugar de perfección, así como vimos que él llegó, entonces eso lo único que nos muestra es: que el resto llegará también. Porque este es el tiempo de la manifestación de los hijos de Dios. Y ya vimos el primero ya manifiesto. Ahora: **“¿QUIÉN ES ESE HOMBRE?”.** Es la pregunta de la gente. “Porque cualquier otro hombre podía hablar y decir: ‘¡Sea una ardilla!’, y no aparecía ninguna ardilla. ¿Y cómo este hombre puede hablar y decir: ‘que sea una ardilla aquí, otra allá, y otra allá, y así por el estilo…’, y aparezcan?”. Porque no es un hombre hablando, sino Dios a través de un hombre. Entonces, no es la palabra de un hombre, porque solamente Dios es el Creador, es el Creador y la Palabra del Creador expresándose a través de carne humana. Ahora, vimos cómo también la tempestad fue parada, y todo fue arreglado. Aquella tempestad, si lo coge lo podía destruir también a él; como la tempestad que paró el Señor, podía destruirlo allá también, porque ese era el propósito; pero Dios el Creador, es el que habla y todo le obedece. Ahora, encontramos nosotros que tenemos promesas para esta hora en que nosotros vivimos, tenemos un sinnúmero de promesas las cuales tienen que ser cumplidas. Ahora, vamos a darle un toquecito más a este segundo hombre que vimos en la escena, el cual fue el segundo con el ungimiento, el segundo Ungido, en el cual se cumplió la Segunda Venida del Señor, ungido con la Palabra en Su plenitud. Ahora, vemos que este Ungido, él sabía quién él era; así como el primer Ungido sabía Quién Él era. Sería una cosa rara que un Ungido no sepa quién es él; en sí, los únicos que no saben quiénes son, son los falsos ungidos, ellos creen que son los verdaderos, pero no lo son. Pero el verdadero Ungido de Dios, sabe que es verdadero Ungido de Dios. ¿Por qué? Porque la Escritura cuadra con Su unción, el Mensaje que trae cuadra con lo que está prometido para ese tiempo, no viene con un Mensaje de otro tiempo, sino con el Mensaje de ese tiempo. Los falsos ungidos, la identificación de los falsos ungidos o lo que identifica a los falsos ungidos, ¿sabe qué es? Lo que los identifica como falsos ungidos es su enseñanza, porque su enseñanza es la enseñanza de una edad o una dispensación que ya pasó. Eso los identifica como falsos ungidos. Pero al verdadero Ungido lo identifica (¿qué?) la enseñanza que trae, porque trae la enseñanza para la edad y dispensación en que está viviendo. Ahora, recuerde que - recuerde que los profetas, los profetas de Dios, ellos fueron los Mesías, los Ungidos para el tiempo que vivieron. Página 140 del Libro de Citas. Ahí nos dice así de la siguiente manera: Párrafo 1254, dice \[Libro de *Los Sellos* en español, página 256, *El Cuarto Sello*, predicado el 21 de marzo de 1963, en el Tabernáculo Branham, en Jeffersonville, Indiana, E.U.A\]: *“1254 - Pero Dios, en cada edad, ha tenido Su Mesías* (en cada edad Dios ha tenido ¿qué? Su Mesías). *¿Ven? Rechazar el Mensaje de Noé, fue rechazar a Dios. Rechazar a Noé fue perecer. Rechazar a Moisés fue perecer. Ellos fueron los Mesías ungidos para aquella edad, la Palabra que fue prometida para aquella edad”.* ¿Qué eran ellos? “Los Mesías ungidos para aquella edad”. ¿Por qué? Porque el Mesías, es el Ungido. Entonces, una persona ungida con la Palabra (¿es qué?) es el Mesías. Una persona con anti palabra, es un falso ungido, un falso mesías. Ahora, entonces vemos al segundo Ungido, lo vemos entonces identificándose también con la Escritura, con la Palabra que corresponde para el tiempo en que él está viviendo. ¿Por qué? Porque, realmente, se tiene que ⸻obligatoriamente⸻ identificar con la Palabra que le corresponde a él. Jesús lo hizo con la Palabra que le correspondía a Él, y cuando llegó a cierto sitio, ahí le puso un punto y dejó lo otro, porque lo otro no le correspondía a Él en ese tiempo. Página 6 y página 7, del mensaje titulado *“Hoy Se Ha Cumplido Esta Escritura”*, dice \[Mensaje *“Hoy Se Ha Cumplido Esta Escritura”* predicado el 25 de enero de 1965 en Phoenix, Arizona, E.U.A.\]: *\[30\]. …El sacerdote le dio las Escrituras para leer; y El leyó del capítulo 61 de Isaías. Cuando hubo leído las Escrituras devolvió el Libro al sacerdote, se sentó y los ojos de todos en la congregación estaban fijos en El, y palabras preciosas procedieron de Su boca y dijo* (vamos a oír las palabras preciosas ahora. ¿Cuáles son?)*: ‘Hoy se ha cumplido esta Escritura’…”.* ¡Eso si son Palabras preciosas! ¿Por qué? Imagínese, Isaías, ochocientos años atrás, había prometido que eso se iba a cumplir. Isaías ochocientos años atrás, había dicho “que el Espíritu del Señor habría de venir sobre un hombre (¿ve?) y ese sería (¿qué?) el Ungido del Señor” \[Isaías 61:1\]. Y allí, delante de aquella congregación está un hombre que puede tomar esas palabras, y decirles: “¡Hoy se ha cumplido esa Palabra!, ¡Hoy se ha cumplido esa Escritura!, ¡Hoy se ha cumplido esa promesa que Dios les ha hecho a ustedes!” \[Isaías 61:1\]. Imagínese si eran Palabras hermosas esas, algo que habían estado esperando por ochocientos años, verlo cumplido en un hombre. ¿Y por qué no se había cumplido? Porque no había aparecido el hombre. Mientras no había aparecido el hombre en el cual había de cumplirse esta Palabra, esa Escritura, mientras tanto todavía aquello era Palabra en forma de letra; pero cuando llegó el hombre, y cuando estaba ungido ese hombre, ya aquello dejó de ser Palabra en forma de letra, se convirtió en Palabra en forma de carne. Por lo tanto, ya el pueblo de Dios podía mirar a Isaías 61, no en letra, sino en carne. Por eso encontramos que cuando el Señor leyó aquella Escritura, luego: “¿Qué fue lo que leyó? Isaías 61”, oyeron la lectura de la letra, pero después cuando se sentó ellos pusieron sus ojos fijos en Isaías 61, en carne humana. Ellos estaban mirando, primero estaban oyendo y viendo, pero luego cuando terminó entonces Él se sentó y ellos siguieron mirando a Isaías 61, y viendo a Isaías 61, y viéndolo conforme a Isaías 53, que dice \[Isaías 53:2\]: “Sin atractivo para que le deseemos”. Entonces, estaban mirándolo y no le veían atractivo para desearle. Algunos decían \[San Mateo 13:55\]: “¿Y no es este el hijo de José?”. ¿Ve? Entonces \[Mensaje *“Hoy Se Ha Cumplido Esta Escritura”* predicado el 25 de enero de 1965 en Phoenix, Arizona, E.U.A\]: *“\[30\]. …y palabras preciosas procedieron de Su boca y dijo: 'Hoy se ha cumplido esta Escritura'.* *31. ‘Hoy se ha cumplido esta Escritura’. Cuán precisas son las Escrituras! Note Ud. en Isaías 61:1-2, de allí es donde nuestro Señor estaba leyendo. Ahora a la mitad del segundo versículo Él se detuvo donde dice: ‘El Espíritu del Señor es sobre mí. … Para predicar el año agradable del Señor’. Allí se paró. ¿Por qué? Porque la otra parte del versículo, para traer juicio, no se aplicaba a Su primera venida, sino a Su segunda venida. Entonces vemos que las Escrituras nunca fallan, siempre son perfectas. Jesús se detuvo exactamente donde se paró la Escritura, porque hasta allí era lo que habría de ser vindicado en Su día. Ahora eso fue en Su primera venida. En la segunda venida es cuando traerá el juicio sobre la tierra, no en aquel día, eso fue más bien cuando habría de predicar el año agradable (en aquel día de allá).* *32. Note Ud. el Mesías parado allí en la plataforma identificándose con la Palabra de promesa para aquella edad. Cuán tremendo, el Mesías parado ante la congregación! (¿Qué hacía? Identificándose con la Palabra de promesa para esa hora). Y fíjese en las Palabras tan preciosas cuando dijo: ‘Para predicar el año agradable’…”.* Ahora pasamos a la página 7, y seguimos leyendo acá, dice \[Mensaje *“Hoy Se Ha Cumplido Esta Escritura”* predicado el 25 de enero de 1965 en Phoenix, Arizona, E.U.A.\]: *“34. Ahora, como dije, la otra parte del versículo dos no requería explicación allá en aquel entonces, pero ahora en el tiempo que se aproxima será cuando el Mesías traerá juicio. Ahora, ¿cómo fue posible que aquella gente no reconociera quién era El? ¿Cómo se les pasó por alto? ¿Cómo pudo ser cuando se les mostró tan claramente?* (¿Usted cree que se les mostró claramente\*?) ¿Leyendo Él mismo lo que estaba prometido? ¿Y después diciéndoles: ‘Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vuestros ojos’, identificándose como el Mesías públicamente? ¿Cómo se les escapó eso cuando El… ? ¡Qué palabras tan tremendas! Piense en eso: ‘Hoy se ha cumplido esta Escritura ante vuestros ojos’. ¿Quién lo dijo? Dios mismo. Quien a la vez es el intérprete de Su propia Palabra ‘Hoy se ha cumplido esta Escritura’.\* *35. El Mesías mismo parado allí en la presencia de aquella congregación leyendo una porción de la Biblia tocante a Sí Mismo y luego diciendo ‘Hoy se ha cumplido esta Escritura’, sin embargo, no lo pudieron captar. ¡Qué grande tragedia sería esa! Pero así sucedió y así ha sucedido muchas veces. ¿Cómo pudo suceder? Fue desde luego como siempre, por causa de creer la interpretación humana de la Palabra. Esa fue la causa…”.* Ellos creían la interpretación humana que le habían dado los escribas y fariseos, que le habían interpretado de cómo se habría de cumplir Isaías 61. Ellos decían: “Isaías 61 es la Venida del Mesías, y eso se va a cumplir de esta manera y de esta manera”, y cuando se cumplió, no se cumplió de la manera que los fariseos y saduceos habían enseñado, no se cumplió de la manera que los escribas habían enseñado, sino de la manera que Dios había prometido. Y Dios interpreta Su propia Palabra, cumpliendo lo que Él prometió. Vea usted entonces, que Dios hace una promesa, luego de Dios hacer una promesa, luego vienen muchos maestros que dicen que entienden y saben lo que Dios quiso decir. ¿Ve usted? Y luego le dicen al pueblo: “Eso quiere decir tal cosa, eso es así, eso es así, y cuando esto se cumpla va a pasar esto, lo otro y lo otro…”; y luego encontramos que el último que viene interpretando eso que Dios prometió, ¿es Quién? El mismo Dios. Pero sabemos entonces, que la única interpretación correcta es la que Dios le da. Sabemos que esa es la única que es vindicada; sabemos entonces que Dios, cuando Él ha prometido algo, viene y lo interpreta en el tiempo de Su cumplimiento. Cuando Él lo cumple, eso es la interpretación de lo que Él prometió. Eso debería de ponernos a nosotros alertas en esta hora en que vivimos, teniendo tantas promesas que Dios nos hizo a través de Elías. Muchas cosas nos fueron prometidas a través de Elías, que Dios ha de hacer en este tiempo. Y el único que puede interpretarlo, es Dios. Y Él lo interpreta cumpliendo lo que Él prometió. Por lo tanto, entonces, no tengamos ideas o interpretaciones personales, y tampoco interpretaciones denominacionales o interpretaciones que alguien nos haya dado, sino que siempre esperemos la interpretación que Dios le da a Su Palabra. Porque Él tiene que aparecer para interpretar Su propia Palabra. Entonces, nadie tiene derecho a interpretar la Palabra de Dios. Dios es Su propio intérprete, y Él, cuando quiere que nosotros sepamos algo, Él mismo viene y nos interpreta Su Palabra. Por su puesto, cuando Él nos interpreta Su Palabra, encontraremos que siempre que lo ha hecho, encontraremos que hay un profeta, hay un Ungido en la escena, en el cual se está cumpliendo lo que Dios prometió, y a través del cual Dios hablará lo que Él prometió que daría a conocer. Sigue diciendo \[Mensaje *“Hoy Se Ha Cumplido Esta Escritura”* predicado el 25 de enero de 1965 en Phoenix, Arizona, E.U.A.\]: *“\[35\]. … desde luego como siempre, por causa de creer la interpretación humana de la Palabra. Esa fue la causa. Los creyentes en aquel día (Así-llamados creyentes) estaban aceptando la interpretación que los sacerdotes tenían de las Escrituras…”.* ¿Ve? Aceptaron la interpretación y rechazaron entonces la de Dios. Ahora, hemos visto que el Ungido, el Mesías, la persona donde Dios cumple lo que Él prometió, realmente se identifica con la Palabra prometida para ese tiempo. La Palabra prometida para el tiempo de Jesús, era Isaías 61, hasta la mitad del verso 2. Por eso ahí se tuvo que parar, no podía seguir adelante porque si hablaba el resto entonces se tenía que cumplir la Primera y la Segunda Venida, allá mismo en Jesús de Nazareth. ¿Ve usted? Pero la otra parte estaba (¿para cuándo?) para la Segunda Venida del Señor, como hemos leído. En Su segunda Venida, Él cumpliría Isaías 61, verso 2, la segunda parte. Y ahora, vemos que la segunda parte de Isaías 61, es en Su Segunda Venida. Vigile bien eso: En Su Segunda Venida; allá Él vino en la Primera como Cordero, y en Su Segunda Él viene como León, rugiendo como León; entonces, como León, trayendo Juicio a este mundo. Por lo tanto, cuando Él venga en Su Segunda Venida como el León de la tribu de Judá, cuando Él aparezca, entonces tiene que identificarse con Isaías 61. Esa será Su identificación. Ahora, fíjese, les dije: La segunda Venida del Señor es identificada con Isaías 61, verso 2, la segunda parte; la Segunda Venida del Señor es identificada con el Séptimo Sello, porque el Séptimo Sello es la Segunda Venida del Señor. Entonces encontramos que falta… decía el hermano Branham: “Falta que el Séptimo Sello, sea identificado con la Venida del Señor”. Entonces, tiene que ser identificado con Isaías 61, verso 2, segunda parte. Entonces, tiene que ser identificado con Elías y Moisés, porque la Segunda Venida del Señor, la Venida del Señor en Su Reino, Él viene con Moisés y Elías. En la Primera vino con Jesús de Nazareth, y en la Segunda viene con Moisés y Elías. Ahora, leamos página 59, donde nos dice \[Libro de *Las Siete Edades de la Iglesia*, página 59, La Visión de Patmos\]: *“Y los tres apóstoles* (el libro de *Las Edades*) *…”.* Dice: *“\[71\]. Y los tres apóstoles vieron eso: el orden de Su Segunda Venida (es el orden de Su Segunda Venida, cómo habría de venir el Señor). Ellos lo vieron transfigurado allí en el monte. Su vestido era resplandecientemente blanco, y Su rostro brillaba como el sol en su cenit. Y cuando Él apareció, allí estaban Moisés y Elías, uno a cada lado…”.* Ahí vemos a Moisés y Elías, vemos a Moisés que aparece primero y Elías después… *“… En verdad…”.* Pero, vamos a ver cuál aparecerá primero, porque Dios no tiene dos profetas mayores al mismo tiempo. Aparentemente, en la letra como que vemos que, como que Moisés viene primero. Pero aquí está de acuerdo a Malaquías 4, y en Malaquías 4, nos habla de la Segunda Venida del Señor. Malaquías 4, nos habla de la Segunda Venida del Señor. Es la Segunda Venida del Señor, y Él viene en carne humana. Página 152, párrafo 1352, del libro de Citas, dice \[Mensaje *“Alimento Espiritual En Su Debido Tiempo”*, predicado en Jeffersonville, Ind., 18-7-65\]: “1352 - En Malaquías 4 Él dijo que Jesucristo descendería y Se personificaría a Sí Mismo en carne humana…”. ¿Dónde está la Venida del Señor en carne humana? En Malaquías 4. Vemos que la Segunda Venida del Señor tiene dos partes: Él viene con Moisés y Elías, y Malaquías 4, habla de la Segunda Venida del Señor, y Malaquías 4, ahí habla de Moisés y Elías también. Si no lo había visto a Moisés y Elías en Malaquías 4, pues ya es tiempo que usted lo vea con sus propios ojos. Malaquías 4, dice, verso 2, en adelante, dice: *“Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada…”.* Está hablando de la Segunda Venida del Señor, que viene como el Sol de Justicia, como Sol. Por eso, entonces, al tiempo de la Tarde, habría Luz. ¿Qué es eso? El Sol de Justicia en el tiempo de la Tarde, y el Sol de Justicia en el tiempo de la Tarde, el Sol de la Tarde es (¿quién?) Elías, él viene como Sol, el Señor en Su Segunda Venida, pero viene con Moisés y Elías. Y si Elías es el Sol de la Tarde, entonces el Sol de la Mañana, ¿quién será? Moisés. Usted sabe que los días comienzan en la tarde: “Y fue la tarde y la mañana un día, el primer día; después la tarde y la mañana, el segundo día…” \[Génesis 1:13-15\], y así por el estilo, pero es el mismo sol. El mismo Sol de la Tarde, es el mismo de la Mañana; es el mismo Dios, es el mismo Cristo, pero en o con Moisés y Elías. *“…Hollaréis a los malos, los cuales serán ceniza bajo las plantas de vuestros pies, en el día en que yo actúe, ha dicho Jehová de los ejércitos.* *Acordaos de la ley de Moisés mi siervo, al cual encargué en Horeb ordenanzas y leyes para todo Israel…”.* Ahí tiene a Moisés. Malaquías 4:4, es Moisés; Malaquías 4:5, pues es Elías. Ahora, vea usted, que Moisés está en el verso 4, y Elías está en el verso 5. Usted dice: “Pues Moisés está primero, pues Moisés viene primero”. Deje que lea bien… Ahora, la pregunta sería: “¿Quién viene primero?”: *“… He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible”.* ¿Ve usted? Lo envía antes. Así que Elías viene antes que Moisés. Aunque Moisés está en el verso 4 y Elías en el verso 5, Elías viene primero que Moisés. Ahora, usted encuentra que será otro profeta en el espíritu y virtud ministerial de Moisés. El ministerio de Moisés es la segunda vez que estará manifiesto en otra persona. ¿Por qué? Porque es el tiempo para Dios tratar con los hebreos, por eso se necesita el ministerio de Moisés. ¿Por qué? Porque ellos tienen la Ley. Cuando vino Jesús, ellos dijeron: “Nosotros creemos a Moisés, nosotros tenemos la Ley de Moisés”. Y a ellos, nadie los puede sacar de la Ley, nadie los puede sacar de la primera dispensación, a menos que venga el mismo que les dio la Ley. ¿Sabe qué? Tiene que venir entonces con la Ley de Dios, tiene que venir con los Mandamientos. Pero recuerde que, en su primera venida, ese espíritu ministerial de Moisés, en su primera venida allá en Moisés, les dio los Diez Mandamientos. Cuando regresa en su segunda ocasión, tiene que venir con los Mandamientos. ¿Cuáles son los Mandamientos de Dios? Los Mandamientos son los Sellos. Página 51 del mensaje titulado *“Develando A Dios”*, ahí nos enseña que los Sellos son los Mandamientos. Así que Moisés vendrá a ellos nuevamente con los Mandamientos. Va con las Tablas, Va con las Tablas escritas, así que ellos van a ver, ellos van a ver esos Mandamientos escritos en las Tablas. Bueno, Dios está escribiendo en nuestros corazones, en Tablas no de piedra, sino de carne, esos Mandamientos. Ellos van a ver esos Mandamientos escritos. ¿Ve usted? Así que ellos entonces van a recibir a Moisés, ellos van a recibir esos Mandamientos. ¿Por qué? Porque será ese espíritu ministerial de Moisés, porque Moisés fue un profeta para los judíos, y cuando regrese, él va a regresar y va a tener un ministerio grande en medio de los 144.000. Él entonces es el único que puede cambiar a los judíos de la Ley, de la primera dispensación a la tercera dispensación. Él es el único que los puede cambiar del Mensaje de la primera dispensación al Mensaje de la tercera dispensación, y como es el único que lo puede hacer (porque ellos no creerán a ningún otro), ellos lo están esperando. Entonces, no importa cuántos falsos ungidos se levanten, ni a los escogidos de acá, ni a los escogidos de allá los podrán engañar. ¿Por qué? Porque tanto los escogidos de acá como los escogidos de allá, ellos recibirán ¿qué? Ellos recibirán un profeta en este tiempo que vendrá en esta hora final en que estamos viviendo. Entonces, vemos que fíjese, el segundo Ungido - el segundo Ungido, vemos que fue ¿quién? El segundo Ungido con la Palabra, la Palabra encarnada en un hombre: Jesús, el primero; el segundo: William Marrion Branham; ¿quién será el tercero?: Elías y Moisés, o Moisés y Elías. ¿Ve? Ahora, vamos a ver al segundo, identificándose con Isaías 61, con el verso 2, y la segunda parte. \[el Hermano William aclara su garganta\] Dice… (como que la garganta está aclarándose ya…). Dice \[Mensaje “Hoy Se Ha Cumplido Esta Escritura” predicado el 25 de enero de 1965 en Phoenix, Arizona, E.U.A\]: *“*\[166\] *… ¡Hoy se ha cumplido esta Escritura: La señal de Sodoma, la señal de la Súper-Simiente, la señal de la iglesia natural! ¡HOY SE HA CUMPLIDO ESTA ESCRITURA EN VUESTRO MEDIO! ¿Lo creen? ¿Lo aceptan a Él…”.* ¿A Quién? A Él. Pero recuerde que está en carne humana allí… *¿Lo aceptan a Él en este momento como su Salvador y Sanador? Pónganse de pie todos y digan: ‘Yo acepto mi sanidad; yo lo acepto como mi Salvador y mi Rey’…”.* ¡Hijo de David! Cualquiera que le acepte como Rey y no sabe que es Hijo de David, ¿qué está aceptando? *“\[166\] … Todos de pie.* *167. Hoy se ha cumplido … Escuchen amigos: El leyó la Escritura, devolvió la Biblia al sacerdote, y luego, dice la Biblia, ‘todos los ojos del pueblo estaban fijados en El’. Entonces Él les miró y dijo: ‘Hoy se ha cumplido esta Escritura’.* *168. Yo les he leído las Escrituras mostrándoles más de una docena de evidencias de que estamos viviendo en los últimos días, la generación que verá a Jesucristo volver a la tierra (en Su Segunda Venida). Y esta noche les digo de nuevo (de nuevo): HOY SE HA CUMPLIDO ESTA ESCRITURA ANTE VUESTROS OJOS…”.* ¿Se estaría identificando? ¿Con qué? Con la Palabra que estaba prometida que habría de venir; y cuando vino esa Palabra cumplida en carne humana, él les dijo: “¡HOY SE HA CUMPLIDO ESTA ESCRITURA ANTE VUESTROS OJOS!”. Lo pueden ver con sus ojos, ya no solamente en letra, sino en carne humana. ¿Qué? La Segunda Venida del Señor en carne humana allí en medio de ellos. Así como estuvo en la Primera Venida en carne humana en medio de ellos. Pero ahora recuerden, la Segunda Venida, el Señor en Su Segunda Venida, viene con Moisés y Elías. Y cuando vino con Elías, él dijo: “¡Hoy se ha cumplido esta Escritura ante vuestros ojos!, hoy se ha cumplido ante vosotros: Isaías 61, la segunda parte”. ¿Y eso es qué? La Segunda Venida del Señor en carne humana. Cuando vino en Elías… porque Elías vendría primero, mírelo aquí \[Libro de Las Siete Edades de la Iglesia, página 59, La Visión de Patmos\]: *“\[71\]. Y cuando Él apareció, allí estaban Moisés y Elías, uno a cada lado. Así es exactamente como Él viene otra vez…”.* ¿Cómo? Con Moisés y Elías, uno a cada lado. *“…En verdad, Elías vendrá primero…”.* Y cuando vino primero, dijo: “¡Hoy se ha cumplido esta Escritura ante vuestros ojos!”. ¿Cómo estaba cumplida? Estaba cumplida en carne humana en aquel velo de carne, en Elías estaba cumplida cuando vino y cumplió la primera parte de la Segunda Venida. ¿Por qué? Porque la Segunda Venida tiene dos partes: Elías y Moisés. Cuando venga en Moisés, también estará en pleno cumplimiento Isaías 61, verso 2, segunda parte. ¿Por qué? Porque es la Segunda Venida del Señor. Entonces, estaremos mirando nuevamente, cara a cara, con nuestros propios ojos, Isaías 61, segunda parte del verso 2, lo veremos no solamente en letra, sino en carne humana. ¿Por qué? Porque estaremos viendo la carne humana donde estará cumplido (¿qué?) la Segunda Venida del Señor, la Venida de la Palabra en carne humana en Su segunda parte. Y eso será (¿qué?) la aparición de Moisés, la aparición de ese último profeta que falta por aparecer en esta Tierra. Cuando eso se cumpla, entonces ha llegado el último instrumento de Dios, el último profeta de Dios, con el cual Él hará todo lo que falta de ser hecho, con lo cual Él hará, y a través del cual Él hará y cumplirá todo lo que Él prometió. Entonces, fíjese cómo Elías allá, no se avergonzaba de identificarse con la Palabra para esa hora, y decir que estaba cumplida allí. Dice \[Mensaje “Hoy Se Ha Cumplido Esta Escritura” predicado el 25 de enero de 1965 en Phoenix, Arizona, E.U.A.\]: *“\[168\]. Yo les he leído las Escrituras mostrándoles más de una docena de evidencias de que estamos viviendo en los últimos días, la generación que verá a Jesucristo volver a la tierra (en Su Segunda Venida). Y esta noche les digo de nuevo: HOY SE HA CUMPLIDO ESTA ESCRITURA ANTE VUESTROS OJOS. Uds. allá en Tucson, en California, en Nueva York y demás lugares a través de esta línea telefónica, ANTE VUESTROS OJOS. Gocémonos y alegrémonos porque las Bodas del Cordero están por venir y Su Novia se ha aparejado!”.* ¿Ve usted cómo se identificó Dios en carne humana en Su Segunda Venida en Elías? ¿Cree usted que cuando venga en Moisés…? Porque el Señor en Su Segunda Venida viene con Moisés y Elías, uno a cada lado. Uno primero y el otro después. ¿Ve usted? Como la Luz de la Tarde con Elías, como la Luz de la Mañana con Moisés. ¿Cree usted que veremos la identificación de la Segunda Venida en Moisés, como la vimos en Elías? Entonces, yo creo que no se nos escapará. Difícilmente se le escapará a un pueblo que no tiene interpretaciones humanas, a un pueblo que no se agarra de las interpretaciones denominacionales, o de algún ministro, sino que se agarra de la interpretación que Dios le da a Su Palabra cumpliéndola. Y cuando Él la cumple, entonces la podemos ver y reconocerla, y saber que es la Venida de la Palabra. Y cuando la Palabra venga, Él nos enseñará todas las cosas; cuando Él venga, Él nos dará a conocer todas las cosas que nos reveló por Elías, nos las enseñará, nos las dará a conocer a través de Moisés, cuando regrese con Moisés. Entonces, no habrá preguntas que no sean contestadas, no habrá cosa que Dios haya prometido que no sea cumplida. Todo tendrá su cumplimiento. Por eso encontramos que Dios a través de Elías, nos dijo: “El Séptimo Sello es Su Segunda Venida. Y Su Segunda Venida o el Séptimo Sello, no está abierto al público; pero será abierto en el momento, en el tiempo que Él regrese para llevar a Su Novia”. Vamos a ver si lo dice así o no… Ahora, fíjese, el Séptimo Sello es la Segunda Venida del Señor, es la Segunda Venida del Señor, lo cual nadie sabía, ni los ángeles sabían cuándo habría de venir, ni cómo habría de venir. Déjeme ver por aquí, lo tengo marcado por aquí en un sitio algo muy importante que no se nos debe de pasar. Está en el libro de Notas. Encontramos que nos habla de la Segunda Venida del Señor. Déjeme ver cuál les voy a leer. Párrafo 923, dice así \[Mensaje “Cristo es el Misterio de Dios revelado”. Libro en español, Págs. 14- 15 Jeffersonville, Ind., 7-28-63\]: *“923 - Sobre eso quiero hablar a la iglesia en esta mañana: El misterio escondido que Dios tuvo en Su mente antes del principio del mundo y cómo se ha venido abriendo hasta llegar a esta misma hora en que vivimos. Luego ustedes entenderán claramente lo que se está haciendo. Entonces Dios tiene todo esto en Sí, y es un secreto. Por eso hubo silencio en el Cielo por casi media hora…”.* Mire, él… es en el mensaje *“Cristo el Misterio de Dios Revelado”*, este es un mensaje tremendo, muy importante; y ese es el misterio que él quiere traer al pueblo para que sea entendido. El misterio ¿de qué? Ese misterio de Cristo, el misterio de Dios revelado, ese tremendo misterio. Entonces, ese misterio que él quiere mostrarle al pueblo es el misterio por el cual el Cielo estuvo en silencio por casi media hora. De eso es que se trata ese mensaje: *“Cristo es el Misterio de Dios Revelado”.* *“\[923\] - … Entonces Dios tiene todo esto en Sí, y es un secreto. Por eso hubo silencio en el Cielo por casi media hora y los Siete Truenos tronaron y a Juan (se le prohibió) le fue prohibido escribirlo, la Venida del Señor. Esa es una cosa que todavía Él no ha revelado…”.* En el 63, después de la apertura de los Sellos, y está diciendo: “Esa es una cosa que todavía Él no ha revelado”. Mire, ahora, mire, mire bien: *“… Esa es una cosa que todavía Él no ha revelado: cómo vendrá y cuando vendrá…”.* La Segunda Venida del Señor, es una cosa que Él no había revelado todavía de cómo habría de venir y cuándo habría de venir. ¿Cómo habría de venir? Con Moisés y Elías. ¿Ve usted? ¿Cuándo habría de venir? Pues cuando apareciera Moisés y Elías, pues ahí en ese tiempo que sería el tiempo señalado por Dios, en ese tiempo señalado por Dios, es que Él habría de venir. Después que las edades hubieran terminado, entonces sería el tiempo en que veríamos la Segunda Venida del Señor cumplida en Elías primero y en Moisés después. *“\[923\] - … Esa es una cosa que todavía Él no ha revelado: cómo vendrá y cuando vendrá. Y está bien que no lo dé a conocer. Seguro. Él lo ha mostrado o revelado en cada tipo que encontramos en la Biblia…”.* La Segunda Venida del Señor está mostrada en tipos y figuras: Allá la encontramos en el Monte de la Transfiguración (como leímos) con Moisés y Elías, y en un sinnúmero de lugares más. Ahora, es un tiempo muy importante en el cual nosotros pues vinimos, porque es el tiempo de la Segunda Venida del Señor en carne humana con Elías y Moisés. Y encontramos que ese es el misterio de la Segunda Venida del Señor. ¿Ve? Ahí está el misterio de la Segunda Venida del Señor, ese es el misterio del Séptimo Sello, y ese misterio encontramos que no sería dado a conocer al público hasta cierto tiempo. Ahora, vamos a ver aquí en la página 482, vamos a leer y la página 483. Dice \[Libro de Los Siete Sellos, El Séptimo Sello, predicado el 24 de marzo de 1963, Tabernáculo Branham, Jeffersonville, Indiana, U.S.A.\]: *“\[195\]. Entonces encontramos que nos ha sido abierto el Sexto Sello, y lo vemos. Sabemos que el Séptimo Sello no puede ser abierto al público hasta que llegue esa hora…”.* ¿Y qué es el Séptimo Sello? La Segunda Venida del Señor. ¿Y cómo es que Él viene? En Elías y Moisés. *“… no puede ser abierto al público hasta que llegue esa hora. Ahora, hubo alguna razón por la cual Dios permitió la declaración de estos Siete Truenos, porque tiene que venir.* *Hallamos que Cristo, el Cordero, tomó el Libro en Su mano y abrió el Séptimo Sello, pero es un misterio escondido, nadie lo conoce; y eso cuadra exactamente con lo que Él dijo, que nadie conocería cuándo sería Su Venida. Tampoco conocerían nada acerca de este misterio de los Siete Truenos. Entonces esas dos cosas están unidas, de eso ya tenemos conocimiento, porque lo demás nos ha sido abierto, pero esto no. Pero sentado allá en el cuarto, vi esto abrirse y mostrar estos Siete Truenos. Ahora no más hasta allí podemos llegar.* *196. Confío que cada uno sirva a Dios y hagan lo que es correcto; ámenle toda su vida y sírvanle, y Dios se encargará de lo demás.* *197. Ahora, en la Obra completa tenemos, por la gracia de Dios, todos los misterios de los seis Sellos que habían sido sellados, y sabemos y entendemos que el Séptimo Sello no será dado a conocer al público.* *198. En la hora de Su Venida, cuando acontecerá la destrucción de la Tierra, ustedes saben, cuando le hicieron la pregunta en cuanto a cuándo sería la señal de Su Venida y del fin del mundo, en Mateo 24. Él les contestó eso y les habló de Israel estando de nuevo en su país, en el versículo 31; pero luego se fue a las parábolas:* *De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama se enternece, y las hojas brotan, sabéis que el verano está cerca.* *Así también vosotros, cuando viereis todas estas cosas, sabed que está cercano, a las puertas.* *Mateo 24:32-33* *199. Está hablando de Israel en su propia patria. Pero, ¿notaron que Él no habla nada de la revelación de este Séptimo Sello; y también acá en Apocalipsis, en la apertura de los Sellos, también lo omitió? Vemos, pues, que es un misterio por completo, y la hora todavía no ha llegado para que se diera a conocer este misterio. Hemos llegado hasta* aquí, *y lo demás nos será dado allí: en el tiempo cuando aparezca Jesús nuevamente sobre la Tierra para llamar a Su Novia, o lo que llegue a suceder en ese tiempo”.* Vemos entonces, que el misterio del Séptimo Sello, lo que los Truenos hablaron, no sería dado a conocer en público durante el tiempo de Elías. ¿Ve usted? Pero está prometido que cuando llegara el tiempo en que el Señor apareciera “nuevamente”. Si es nuevamente, es porque ya había venido. Estaba en Elías, pero estando en Elías no podía públicamente o abiertamente darse a conocer el misterio de la Segunda Venida del Señor; y el misterio de la Segunda Venida del Señor es con Moisés y Elías, cómo y cuándo habría de venir. Entonces, está prometido “que cuando el Señor aparezca nuevamente (entonces aparecerá nuevamente ¿para qué?) para llevar a Su Novia” \[Libro de Los Siete Sellos, El Séptimo Sello, predicado el 24 de marzo de 1963, Tabernáculo Branham, Jeffersonville, Indiana, U.S.A.\]. Recuerde bien eso. Mire, cuando Él estaba en Elías, Él vino y dijo: “He aquí un hombre que puede encender la Luz”41, y también dijo: “He aquí un hombre que puede raptar la Iglesia” \[Mensaje “He Aquí Un Hombre Que Puede Encender La Luz”, 29 de diciembre de 1963 en el Tabernáculo Branham, Jeffersonville, Indiana, E.U.A.\]. Y sabemos que en una ocasión le dijo a un hermano: “Búsqueme 11 personas con fe para el rapto, y yo 12, y nos iremos a aquella montaña, y veremos a ver si ocurre o no ocurre el rapto” \[Mensaje “El Rapto”, 4 de diciembre de 1965, Hotel Ramada Inn., en Yuma, Arizona, E.U.A.\]. ¿Por qué? Porque era la Segunda Venida del Señor en Elías, pero no había la fe para el rapto. ¿Ve usted? Entonces, ¿qué es lo que da la fe para el rapto? Los Truenos. Entonces, los Truenos son los que dan a conocer el misterio del Séptimo Sello. Y el misterio del Séptimo Sello no puede ser dado a conocer públicamente hasta que el Señor no aparezca de nuevo. Estaba allá en Elías, pero tiene que aparecer de nuevo, y cuando aparezca de nuevo ¿será qué? En Moisés. Y cuando aparezca de nuevo, entonces los Truenos emitirán sus voces consecutivamente, una tras otra, y entonces, los Truenos son la Voz de Dios, y la Voz de Dios está (¿dónde?) en los profetas, porque los profetas son la Voz de Dios Entonces, encontraremos que si está el pueblo esperando oír los Truenos, tiene que estar esperando entonces un instrumento en donde la Voz de Dios pueda ser oída. Solamente en los profetas es que la Voz de Dios se deja oír. ¿Por qué? Porque así fue establecido allá “que Dios no hablaría más directamente al pueblo, sino que hablaría a través de profetas” \[Éxodo 20:19\]. Y para eso es que Él siempre ha tenido los profetas, y para eso es que Él tendrá el último profeta, que será Moisés y Elías, ¿ve?, que será Apocalipsis 11. Ahora, vemos que está prometido que será dado a conocer al público (¿qué?) el misterio del Séptimo Sello; al público. ¿Qué será dado a conocer al público o en público? El misterio de la Segunda Venida del Señor. Y cuando es dado a conocer al público, entonces conocemos que el Señor en Su Segunda Venida vino en Elías. Ahora, la pregunta quizás para usted es: “¿Vino o no vino?”. Dice \[Mensaje “Alimento Espiritual En Su Debido Tiempo”, predicado en Jeffersonville, Ind., 18-7-65\]: *“1352 - En Malaquías 4 Él dijo que Jesucristo descendería y Se personificaría a Sí Mismo en carne humana…”.* ¿Ve usted? Ahora, ¿lo vio usted venir personificado en carne humana en Elías? ¡Pues claro que lo vio! ¿Ve usted? Malaquías 4, es la Segunda Venida del Señor, y Él viene en carne humana en Elías, y después en Moisés. Entonces, después ya que Elías se fue, porque él dijo - él dijo: “Las gentes malinterpretan el Mensaje; después que yo me haya ido, entonces entenderán”. Ahora, después que él se fue, ahora entonces es que podemos entender. Ahora, mire usted cuando el Señor estaba en el Monte de la Transfiguración, allí con Moisés y Elías, luego entonces, más adelante, cuando la Nube los cubrió a todos, y la Voz oída de la Nube fue \[San Mateo 17:5\]: “Este es Mi Hijo amado, a Él oíd”. Los discípulos abrieron sus ojos, y a nadie vieron sino solo a Jesús. Ya no vieron más a Moisés y Elías, sino al Señor, ¿Ve usted? Entonces, es de la misma manera siempre, siempre es de la misma manera. Ahora, cuando desapareció de la escena Elías, que ya no vemos a Elías, ahora vemos al Señor, vemos al Señor en Su Segunda Venida. ¿Ve? Primero veíamos un profeta, un hombre, pero ahora cuando ha salido de la escena, vemos que no era un hombre, que era el Señor en Su Segunda Venida en Elías. Y ahora, al que vemos es (¿a Quién?) al Señor en Elías. ¿Ve? No vemos a un hombre, sino que vemos al Señor que vino en Su Segunda Venida en Elías. ¿Ve usted? Y así, eso era lo que él deseaba siempre; él decía que él deseaba quitarse de en medio y que las gentes solamente pudieran ver al Señor. ¿Ve usted? Entonces, el pueblo…, si el pueblo llega a ser un pueblo entendido cuando estaba Elías, podía ver al Señor en Su Segunda Venida en carne humana manifestado en esa ocasión en Elías. ¿Pero qué pasaba? El pueblo entonces tropezó, y en vez de ver al Señor viniendo en Su Segunda Venida en carne humana, estaban mirando - estaban mirando la cosa como que era un hombre, y no como que era Dios en un hombre, no como que era la Palabra en un hombre, no como que era la Segunda Venida del Señor en carne humana. Y usted lo ve tan claro que él habló, usted ve en algunas ocasiones que dice: “¿Cuántos valientes pueden ver al Conquistador poderoso velado en carne humana ante ustedes?”. ¿Ve usted? ¿Pero cuántos le pudieron ver en aquel tiempo? Ahora, después que se fue es que le podemos ver. Bueno, y si así fue en Elías, sabemos que así será también cuando Moisés aparezca. Yo creo que el Señor nos está preparando para que podamos mirar detrás del velo de carne y ver la Palabra, ver al Señor en Su Segunda Venida viniendo en carne humana, para darnos a conocer ¿qué? Darnos a conocer el misterio del Séptimo Sello, para Él dejarnos oír la Voz de los Truenos, porque los Truenos son la Voz de Dios. Por lo tanto, está prometido que escucharemos nuevamente la Voz de Dios. La escuchamos en Elías, pero sabemos que está prometido que la escucharemos nuevamente, y cuando la escuchemos nuevamente será en el tiempo en que el Señor regrese nuevamente por segunda vez, o sea en Su Segunda Venida cumpliendo la segunda parte, y entonces sí entenderán los entendidos. ¿Ve? Porque entonces será abierto al público o en público el misterio de la Segunda Venida del Señor. Y el misterio de la Segunda Venida del Señor, ¿cuál es? Cómo viene y cuándo viene. ¿Cómo viene? Pues viene metido en Elías y Moisés: en Elías primero y en Moisés después. ¿Para qué viene? Viene en Elías para restaurar, y en Moisés, ¿para qué? No quiero decírselo yo… Viene para unas cuantas cositas. Ahora, vamos a ver estas cosas. Mire, viene… \[Libro de *Los Siete Sellos,* El Séptimo Sello, predicado el 24 de marzo de 1963, Tabernáculo Branham, Jeffersonville, Indiana, U.S.A.\]: *“\[199\]. …Hemos llegado hasta aquí, y lo demás nos será dado allí…”.* ¿Para qué? Para darnos lo demás, ¿ve?, las demás cosas que no pudo hablar abiertamente en público. *“… y lo demás…”.* O sea, darnos a conocer públicamente el misterio del Séptimo Sello, los Truenos, darnos la fe para el rapto. *“\[199\]. … y lo demás nos será dado allí (¿cuándo?): en el tiempo cuando aparezca Jesús nuevamente sobre la Tierra…”.* Aparecerá sobre la Tierra, si aparece sobre la Tierra, pues tiene que estar en carne humana, para pisar la tierra. ¿Ve? Entonces: *“… cuando aparezca Jesús nuevamente sobre la Tierra…”.* ¿Y para qué va a aparecer? ¿Para qué viene? *“… cuando aparezca Jesús nuevamente sobre la Tierra, para llamar a Su Novia…”.* Y como viene para llevar a Su Novia, pues tiene que prepararla y tiene que darle la fe para el rapto. Porque, ¿cómo se la va a llevar si no le da la fe para el rapto? Y la fe de rapto la producen (¿qué?) los Truenos. Por lo tanto, viene el Señor ¡Tronando! Viene el Señor tronando a través de Moisés, y cuando viene tronando a través de Moisés, públicamente con la Voz de los Truenos, que es la Voz de Dios, públicamente entonces es dado a conocer la Segunda Venida del Señor en Elías y en Moisés. Entonces, Dios a través de Moisés dará a conocer Su Venida en Elías (que ya vino y todo lo que hizo), y en Moisés, cuando esté en Moisés. Ahora, sabemos que será duro en ese tiempo para el profeta que Dios haya escogido para ese tiempo, porque tendrá que hablar bastante claramente con relación a la Segunda Venida del Señor. En Elías, bueno, pues es pasajero porque ya vimos la historia. Pero después hablar de la Segunda Venida, de la segunda parte de la Segunda Venida, cumpliéndose en él también, ya eso entonces ahí algunos pueden tropezar si no son entendidos, pero los entendidos entenderán. Entonces, vea usted, en la Primera Venida, vino haciendo milagros físicos y milagros espirituales; pero los milagros espirituales eran más grandes. En Su Segunda Venida, en la primera parte con Elías, viene haciendo milagros físicos en una escala muy grande (digo en el sentido de milagros grandes). ¿Ve? Entonces, también llegó a hacer milagros espirituales; pero vemos muchos milagros físicos, milagros muy grandes. Pero cuando venga en Moisés, cuando venga en Moisés, nosotros sabiendo que los milagros espirituales son más grandes que los milagros físicos, lo más importante para nosotros son los milagros espirituales. Ahora, vemos cómo el Señor allá calmó la tempestad que quería destruir la embarcación donde iban los escogidos y donde iba el Señor. Mandó por la Palabra hablada, y cesó todo. ¿Ve? También lo vimos cómo calmó la tempestad acá a través de Elías; aquella tormenta por la Palabra hablada la paró, la sacó fuera de existencia, la hizo desaparecer. Bueno, ¿qué es más dañino?, ¿una tempestad, una tormenta espiritual o una tormenta física? Una tormenta física, una tempestad física, solamente puede destruir la parte física de usted: el cuerpo. Una tempestad espiritual destruye espiritualmente. Vemos entonces, que así como el diablo se levantó con tempestad literal allá cuando el Señor estaba durmiendo, estaba descansando, y era una legión de demonios que trató de destruir el velo de carne donde estaba el Señor, vemos también, entonces, que el pueblo del Señor, los escogidos, después que pasó la Luz de la Tarde, encontramos como que el Señor estaba descansando, y una tremenda tempestad espiritual se levantó, una legión de espíritus malos se levantó para tratar de destruir la Embarcación donde van los escogidos del Señor con el Señor, para tratar de destruirlos con un Mensaje de una dispensación que ya pasó. Vemos esta tempestad y esos vientos recios, vemos los falsos ungidos moviéndose luego que se fue Elías, moviéndose para destruir a los escogidos. Vemos también cómo los escogidos estuvieron muy asustados por ese lapso de tiempo en que nos preguntábamos: “¿Y cuál será la verdad? ¿Cuál será el camino correcto?”. ¿Por qué? Porque con la tempestad que había, vemos que no se podía ver sino esas olas gigantes que inundaban la Embarcación para tratar de hundirla. Pero, ¿qué pasó? Fue despertado el Señor en aquella ocasión: “¡Mira, que perecemos!” \[San Mateo 8:25\]. Así como nosotros hemos clamado: “¡Señor!, ¿y cuál será la verdad? ¡Queremos, Señor, saber cuál es la verdad! ¡Señor, queremos verte a Ti obrando, y dejándonos saber cuál es la verdad!”. Y para Él poderlo hacer, por obligación, necesita tener un velo de carne para Él obrar. Entonces, sabemos que fue prometido que Dios obraría por Elías en Su Segunda Venida y Él obraría luego por Moisés, en Su Segunda Venida. Y vimos que ya vino y se fue Elías, y luego de haberse ido, entonces una tempestad tremenda se levantó. Entonces, realmente necesitamos ver y oír a Dios obrar nuevamente. Para eso entonces, se requeriría la Venida del Señor con Moisés, para él darnos a conocer realmente lo que es el Séptimo Sello, lo que es los Truenos, lo que es la fe para el rapto, y lo que es las cosas que nos fueron prometidas que nos daría Él a conocer, luego que Él regresase de nuevo. ¿Ve? Entonces, realmente - realmente el pueblo de Dios, desde que partió Elías, estuvo caminando bajo tremenda tempestad, con vientos huracanados, con olas gigantes, ¿ve?, el mismo diablo tratando de destruir a los escogidos. Pero la llamada de los escogidos, llamando al Señor a escena, es lo que realmente, lo único que puede resolver el problema. ¿Por qué? Porque es un tiempo difícil para los que van en la Embarcación del Señor. Pero el Señor, por Su Palabra hablada a través de Moisés, puede hablar y hacer desaparecer la tempestad, puede ordenar a la tempestad a estarse quieta, y entonces una grande bonanza venir, y entonces una grande tranquilidad espiritual venir para todos los escogidos, y entonces una grande seguridad estar en medio de los escogidos, sabiendo que la Embarcación está segura, sus tripulantes también, y que podemos entonces ver el camino hacia donde nos dirigimos, porque el Señor entonces estará en medio de nosotros - en medio de nosotros a través de Moisés. Y entonces, Él calma la tempestad y nos puede mostrar el camino. Y entonces, cuando esto sea visto, podremos mirar todas estas cosas, y siempre resurgirá la pregunta: **“Y QUIÉN ES ESE HOMBRE? ¿Y ESE HOMBRE QUIÉN ES?”.** Que puede parar la tempestad, que puede parar esas olas gigantes que casi destruyen la Embarcación del Señor, que casi nos destruyen con falsas enseñanzas y falsas doctrinas, y enseñándonos un mensaje de una edad pasada, que lo que hace es (¿qué?) matar espiritualmente, destruir espiritualmente, y eso es lo que hacen los falsos ungidos. Entonces, “¿Quién es ese hombre, que puede parar todo eso, que puede parar las falsas enseñanzas, que puede parar los mensajes que son de otra dispensación y de otra edad, y pararse en seco y echarlos fuera, y entonces colocar bien establecido el pueblo del Señor en el Mensaje que le corresponde, a la dispensación y edad en que vivimos?”. Bueno, entonces, yo creo que si observamos lo que nos está prometido, entonces miraremos detrás del velo de carne y veremos entonces a Dios obrando, sabremos que es la Palabra que ha regresado, y la Palabra siempre que regresa y siempre que está en la Tierra, la Palabra está velada en carne humana. Entonces, regresa ¿para qué? ¡Viene a buscar a los escogidos! Y entonces, al venir a buscarlos, viene y le da la fe para el rapto, viene y le da a conocer el misterio del Séptimo Sello. ¿Por qué? Porque viene y trae los Truenos, viene con los Truenos, viene con la Voz de Dios; y los Truenos darían a conocer (¿qué?) el Nombre Nuevo del Señor también. Por lo tanto, al venir de esa manera el Señor, en la segunda etapa de Su Segunda Venida, viene de tal manera que hace aquello que Él prometió que habría de hacer. Entonces, lo veremos trabajando y haciendo milagros en el campo espiritual primero. ¿Por qué? Porque realmente es la necesidad primordial para el pueblo de Dios. Es ese el tiempo en que estamos viviendo nosotros y la necesidad que realmente tenemos. Luego, cuando llegue el tiempo de que aparezcan los milagros literales en una escala mundial, podrá él también decir como dijo el primer Ungido, que vino e hizo un milagro grande en lo espiritual perdonándole los pecados a aquel hombre, y las gentes no vieron ese milagro, pero el hombre si lo vio. Recuerde que las personas en las cuales Dios hace esos milagros espirituales, ellos son los que se dan cuenta del milagro que Dios hace, y ellos entonces saben cómo Dios lo hizo. ¿Ve? Es como aquel joven ciego, al principio no sabía Quién había sido el que lo había sanado, y el Señor después le dijo \[San Juan 9:6-11\]: “Mira, no peques más para que no te venga una cosa peor”, y entonces el hombre, aquel joven supo Quién había sido, y entonces él dijo: “Jesús de Nazareth fue el que me abrió los ojos”. ¿Por qué? Porque Aquel era el Ungido, el Mesías, para cumplir lo que estaba escrito que tenía que cumplir. ¿Ve usted? Entonces, realmente nosotros también, también nosotros teníamos necesidad de que los ojos nos fueran abiertos; pero no los físicos, porque los físicos estaban abiertos; los espirituales, para ver las cosas espirituales, para ver la Venida del Señor, para ver el Nombre Nuevo del Señor, para ver todas las cosas que estaban prometidas que habríamos de ver o entender; porque ver es entender. Entonces, sabremos que ese es un milagro espiritual más grande que un milagro físico. Ahora, recuerde que en el campo espiritual - en el campo espiritual, un milagro de sanidad divina espiritual, porque es un ministerio de sanidad divina, pero en el campo espiritual, ¿Ve? Entonces, un milagro de sanidad divina en el campo espiritual, de sanarle los ojos a los ciegos espirituales, pueden ser sanados a la misma vez uno o mil personas, o diez mil personas, todo depende que las personas que oyen reciban esa Palabra. ¿Ve? Así como para un milagro físico, pues la persona que tiene necesidad de ese milagro tiene que recibir la Palabra; la recibe, y entonces se efectúa. Entonces puede decir: “¡Veo, Señor!”. Entonces, en lo espiritual también, para un milagro de los ojos espirituales ser abiertos para ver a Cristo, la Palabra, entonces podemos ver ¿qué? Podemos ver la Segunda Venida del Señor. “¡Antes era ciego, pero ahora veo!” \[San Juan 9:25\]. ¿Ve? Entonces, ¿Quién será el que hace esos milagros? Será la Palabra, será Cristo en Su Segunda Venida, cumpliendo la segunda parte de Isaías 61, y cumpliendo la segunda parte de la Segunda Venida del Señor; porque la Segunda Venida del Señor tiene dos partes, y en las dos partes, en las dos etapas, las dos etapas son: Elías primero y Moisés después. En las dos etapas y a través de los dos instrumentos que Dios usa, hace milagros. ¿Ve? Discierne, hace milagros… Ahora, recuerde que hay dos mundos: está el mundo espiritual y está el mundo físico. Y en los dos mundos ocurren milagros, entonces los milagros más grandes son los milagros espirituales. ¿De qué le vale a usted que sus ojos (si está ciego literal, físico) - que sus ojos le sean abiertos, y después se pierda? Pero a aquel a quienes les es abierto los ojos espirituales para ver la Palabra, el Mensaje de la edad en que vive, dice el Señor \[San Juan 5:24\]: “El que oye Mi Palabra, tiene vida eterna”, él entonces recibe vida eterna. Así que el milagro espiritual es más grande, es más importante, y puede ser hecho en muchos a la misma vez. ¿Ve usted? Ahora, también hay paralíticos espirituales, cojos espirituales, y un sinnúmero de enfermedades espirituales. ¿Ve? Hay personas enfermas con dogmas, credos y tradiciones; hay personas enfermas con espíritu denominacional. Pero (¿qué pasa?) ese espíritu es reprendido, echado fuera, y entonces los dogmas, credos y tradiciones desaparecen. ¿Ve usted? ¿Quién lo hace? Cristo, la Palabra, en el campo espiritual, que es más importante que el campo literal. Entonces, usted es sanado espiritualmente, y entonces, ¿qué pasa? Entonces, esa enfermedad espiritual (que es la más mala), entonces desaparece. Recuerde que también Laodicea, está bien enferma: está pobre, ciega, miserable, y desnuda; y aún más, dice en otro lugar el hermano Branham, que tiene una enfermedad de mujer, por lo tanto, fíjese lo enferma que está Laodicea, y después dice: “Y no tengo necesidad de nada”. ¿Ve? Por lo tanto, no quiere venir para que Dios haga un milagro y le sane los ojos espirituales para ver, y le sane de todas las demás enfermedades que tiene y le haga rica en Dios, le haga rica en el conocimiento de la Palabra de Dios para la hora en que vivimos. Y como no tiene necesidad de nada y no quiere que Dios la sane, pues entonces se queda. Pero el que realmente desea un milagro espiritual en su vida, Dios lo hace. Yo creo que Dios ha abierto los ojos nuestros. Ningún hombre ha tenido nada que ver con estas cosas, sino que es la Palabra, el Señor. Nosotros sabemos hacer diferencia, sabemos separar la naturaleza humana y la naturaleza divina. Sabemos que la naturaleza divina es Dios, el cual vino en Elías, y viene en Moisés. Pero la naturaleza humana es el velo de carne donde esté ¿qué? Donde esté el Espíritu de Dios ministrando con ese espíritu ministerial de Elías y de Moisés. Y sabremos hacer la diferencia de lo que es el hombre y de lo que es Dios en el hombre. El hombre nunca es Dios, pero Dios habita en el hombre. Por lo tanto, no es tratando o lograr tocar la mano o el borde del vestido del hombre, sino de Dios. Por lo tanto, entonces, no es tampoco recibir del hombre, sino de Dios manifestándose a través del hombre. Ahora sabemos hacer la diferencia entre una cosa y la otra. Y como personas conscientes de que cuando Él regrese será en otro hombre para hacer todas esas cosas que Él nos prometió, y eso será (¿qué?) Moisés. Entonces, fíjese, cuando vino el Señor en Su Primera Venida, pues era un hombre sin falta, era un hombre sin falta; pero cuando viene en Su Segunda Venida, Él tendrá dos hombres, dos profetas, pero ellos siendo humanos, ellos tendrán faltas igual que nosotros. ¿Ve? porque es Dios bajando. Entonces, no estamos para buscarle las faltas a la parte humana, sino para ver las cosas que la parte divina nos está trayendo. Entonces, usted sabe que si… que es que trate de buscarle falta a algo, se las encuentra. Pero fíjese, yo les dije que ambos: Elías, a Elías le han buscado muchísimas faltas, y según la gente le han encontrado, porque era un humano, era uno de nuestros amados hermanos; porque Elías y Moisés, ambos serán escogidos de entre los escogidos para esa clase de ministerio, para Dios cumplir Su Segunda Venida en ellos. Ahora, el que les busque falta a ambos, les encontrará. Fíjese, el primero no tenía y aparentemente le encontraron; el segundo en lo humano y el tercero en lo humano, también tendrán faltas, tendrán errores, cometen errores; el segundo tendrá algunas y el tercero tendrá más, porque la cosa es bajando. El primero: Jesús, no tenía; el segundo, bueno… tenía, pero otros no los tenía. ¿Ve? Nunca se contaminó con mujeres, nunca bebió ni fumó. ¿Ve? Pero el tercero tendrá más que el segundo. Pero eso lo único que identifica ¿qué? Lo único que identifica es que el Señor viene bajando para encontrarnos a nosotros que estamos en esa condición. Ahora, fíjese, de las faltas que tendrá, son de las mismas que usted y yo tenemos, de las mismas que usted y yo tenemos tendrá, lo único es que quizás usted tenga 5, el otro 5, y el otro 5, ya son 15, el otro 5 más, son 20, y quizás él tenga las 20 en él mismo. ¿Por qué? Porque todos nosotros somos representados en él, entonces pues él las tendrá todas amontonadas en él mismo. ¿Ve? Pero, ¿qué quiere decir eso? Que si él, teniendo tales faltas por aquí y por acá y usted las tiene, pues usted, pues entra también. Ahora, les dije que tendrá faltas, tendrá errores (como humano) la parte humana, esas faltas y errores, así como en usted será de la parte la naturaleza humana, porque, ¿quién no comete errores? ¿Ve? Ahora, la parte divina no tiene errores, no tiene faltas. Ahora, voy a presentarle otro cuadro: El primero, donde se cumplió la Primera Venida, yo no le veo faltas; en el que se cumplió la Segunda, tampoco le veo faltas, aunque cualquiera pueda señalarlo. ⸻“¿Cómo?, ¿que no le ve? ¡Él mismo las confiesa!”. Él mismo en algunos mensajes dice “que yo mentí en una ocasión y me arrepentí, yo hice esto mal, y me arrepentí”. ¡Pero yo no veo eso! ¡Yo no veo eso!, yo no veo que haya cometido faltas. ¿Por qué? “La Sangre de Jesucristo nos limpió de todo pecado”49. ¿Dónde está? Yo a quien único que se las veo es al diablo allá, porque eso regresó al diablo. Así que yo no le veo faltas a él. Y usted, puede decirme todas las faltas que usted ha cometido, y decirme: “Y confesé tal falta, y confesé tal falta…”, yo lo miro, yo no le veo ninguna, ¿por qué?, porque usted las confesó. Si no las ha confesado, entonces la cosa cambia. ¿Ve? Entonces, si nos miramos a través del Sacrificio que el Señor hizo en la Cruz del Calvario, pues no nos vemos faltas el uno al otro. Entonces, ¿cómo entonces usted me está mirando a mí y yo a usted? Nos miramos como nos mira el Señor a nosotros. ¿Le ve el Señor faltas a usted, pecado a usted? ¡No! Porque Él lo mira a usted a través del Sacrificio en la Cruz del Calvario. Entonces, “bienaventurado es el varón al cual el Señor no le imputa pecado”50. Y si Él no le imputa pecado a usted, ¿cómo yo lo voy a hacer?, y si Él no me lo imputa a mí, ¿cómo lo va a hacer usted?, y si Él no le imputó pecado al hermano Branham, ¿cómo usted va a señalarle faltas a él y a imputarle pecado? ¿Ah? No. La forma correcta es de mirarnos como Dios nos mira a nosotros. ¿Ve usted? Entonces nos amamos el uno al otro, y entonces nos entendemos mejor el uno al otro, y sabemos que si en algún momento cometemos alguna, pues a confesarla rapidito ¿para qué?, para que si alguien la ve pueda (si es un hermano) - pueda decir: “Yo no veo falta en él”; si es un pecador puede ver todo lo que él quiera ver; pero Dios no ve nada y los escogidos tampoco. Ahora, nos cuidamos, y somos cuidadosos porque no queremos cometer faltas, no queremos que el mundo diga algo en contra del Mensaje por causa de nosotros; pero el que caiga en algún error o algo, bueno está llamado a arreglarlo, no se amontone (como decimos nosotros), no se amontone por allá y pensar que por eso no es escogido. No se amontone y estar desilusionado, y decir: “Yo… no voy más, yo no sigo adelante”. ¡No, ahora es que más necesita! Ahora es que más necesita, porque está creciendo y está llegando a la estatura de un Hombre Perfecto. Y entonces, cuando usted ve esas cosas en su vida es que usted todavía no ha llegado y necesita llegar. Por lo tanto, entonces nos esforzamos para llegar lo más pronto posible, porque queremos estar perfectos delante de Dios, y delante del mundo entero. Entonces, vemos la hora en que nosotros estamos viviendo. Sabemos lo que Él ha prometido, sabemos lo que Dios cumplió allá y vemos las cosas que Dios está cumpliendo acá. Por lo tanto, viendo todas esas cosas, vemos que si así fue allá cuando apareció Jesús de Nazareth, y fue ungido, y Él tomó Isaías 61, y lo dijo abiertamente “que hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vuestros ojos”, siendo un joven de casi 30 años, habló esas cosas. Muchos podrían pensar: “Es muy joven, ese es un muchacho, ni ha estudiado en el seminario, y fíjese las cosas que se pone a hablar…”. Y si es viejo le dicen: “Bueno, es que ya está viejo, y ya… ya tiene manía, ya pues está maniático y… ¡bueno!”. Así que no es cosa ni que sea joven ni que sea viejo, la cosa es que sea (¿qué?) lo que Dios prometió hacer en el tiempo en que uno vive. Entonces, usted dice: “Yo lo hubiera creído y lo hubiera recibido y le hubiera dicho “Amén”, cuando Jesús dijo: “Hoy se ha cumplido esta Escritura ante vuestros ojos”. ¿Quiere usted saber…?, ¿quiere usted que yo le diga si usted lo hubiera hecho, o no lo hubiera hecho? Yo sé si usted lo iba a hacer o no lo iba a hacer. ¿Y cómo usted lo sabe? Dios dice a través del hermano Branham, “que la actitud que usted asume en el tiempo que usted vive frente a la Palabra de la hora en que usted vive, es la misma actitud que usted asumiría si hubiera vivido en el tiempo de Moisés, o en el tiempo de Noé, en el tiempo de Elías, en el tiempo de Jesús, o en el tiempo de los apóstoles, o en el tiempo de los mensajeros”. La actitud que usted asume frente a la Palabra de la hora en que vive. Así que, ¿sabemos o no sabemos qué usted hubiera hecho allá? Pues, qué… cuando el segundo Ungido, porque Dios se perfecciona (¿en cuántos?) en 3. Dios se perfecciona en 3. Y fíjese, Jesús, Uno que dijo: “El Espíritu del Señor es sobre Mí, porque me ungió”, ahí tiene el primer Ungido, Ungido de Dios con la plenitud de la Palabra, era la Palabra en ese velo de carne. Después encontramos a otro Ungido con la plenitud de la Palabra ahí en carne, ¿quién fue? Fue Elías, y él abiertamente habló de lo que estaba en él, y después dijo: “Hoy se ha cumplido esta Escritura ante vuestros ojos”. ¿Qué se había cumplido? Isaías 61, verso 2, la segunda parte. La Segunda Venida se había cumplido en él, y abiertamente se los dijo. ¿Cuántos entendieron? ¿Cuántos le dijeron “Amén” a eso sabiendo lo que estaban oyendo? El tercer hombre en donde estará la unción de Dios, en donde estará el ungimiento, y que se podrá parar y decir: “Hoy se ha cumplido esta Escritura ante vuestros ojos” y citarle a Isaías 61, verso 2, y las demás Escrituras que tengan que ver con la segunda parte de la Segunda Venida. ¿Quién será ese hombre? Será Moisés. Pero vemos que Elías no se llamó Elías, se llamaba William Marrion Branham. ¿Cómo se llamará Moisés cuando venga? Bueno, lo importante no es cómo se llamará, lo importante es que cuando él aparezca y haga lo que está prometido que Dios va a hacer, y lo va a hacer a través de un hombre, cuando veamos a Dios haciendo esas cosas, entonces estaremos delante del tercer hombre con el ungimiento, que podrá decir: “Hoy se ha cumplido esta Escritura, delante de vosotros. El Espíritu del Señor es sobre mí, porque me ha ungido…”, y entonces citar todas las cosas para lo cual fue ungido. Él podrá decir: “Me ha ungido para dar a conocer públicamente el misterio del Séptimo Sello, me ha ungido para dar a conocer, para hablar los Truenos, me ha ungido para traer la fe del rapto a los escogidos”. Y por ahí podrá seguir citando todas las promesas que Dios tiene para esta hora, y decir: “Hoy se ha cumplido esta Escritura ante vuestros ojos”. Podrá seguir a través de las Escrituras y decir: “Me ha ungido para sonar la Trompeta del Año del Jubileo a los escogidos gentiles, y a los escogidos judíos. Me ha ungido para ese trabajo”. Y entonces nosotros viendo esas cosas que Dios estará haciendo, los entendidos entendiendo, podremos entonces movernos como nos hubiéramos movido en el tiempo que Jesús habló aquellas cosas, y decir de todo corazón: “Yo lo veo, amén. Yo lo veo, y yo lo creo”. Entonces, “Hoy se ha cumplido esta Escritura”, es algo que será una realidad para todos nosotros, así como fue una realidad para los días de Elías, así como fue una realidad para los días de Jesús, así será una realidad también en los días de Moisés. Y lo veremos con nuestros propios ojos, y lo escucharemos con nuestros propios oídos, porque todo eso ocurrirá antes del rapto, antes de la traslación literal \[…\] \[…\] el llamado a los 144.000, y ellos lo recibirán también. Veremos entonces la aparición del Señor en otro profeta más. Entonces, ahí después de ese profeta no habrá más profetas mayores, todo se habrá acabado porque Dios se perfecciona en 3. Ahí entonces la Obra llegará a la perfección, ahí entonces todo habrá concluido. Entonces, vemos que todo será tan sencillo, la simplicidad será la cosa que tenemos que vigilar. La simplicidad es algo que usted y yo tenemos que vigilar, porque cuando Él promete algo grande lo hace en tal simplicidad, que es grande para Dios, pero sencillo en medio del pueblo, que si no es a través de la Escritura, uniendo la Escritura con lo que vemos, no podemos ver ni entender lo que está pasando; pero cuando cogemos la Escritura, cogemos la Palabra que nos ha sido prometida (todo lo que fue prometido), y lo unimos a eso, vemos que da ciento por ciento la Palabra. Entonces, nuestra vista se torna de la parte natural o de la parte humana, si miramos a través de la parte humana más adentro, bien adentro, y vemos la parte divina: a Dios obrando. Entonces, no tropezaremos en el velo de carne que Dios usará, sino que estamos vigilando es: lo que viene dentro de ese velo de carne; pero si lo que estamos mirando y buscando es apariencias en el velo de carne, nunca las hallaremos. Porque vino en la primera ocasión sin atractivo para que le deseásemos; en la segunda ocasión sin atractivo para que le deseásemos, sin grados teológicos, sin universidad, sin él saber hablar muy bien su propio idioma; y cuando regresa en Su Segunda Venida, en Su segunda parte de la Segunda Venida, también viene de la misma manera. Por lo tanto, lo único y de lo único que debemos ser atraídos es de la Palabra. “¿Cuál es la atracción?”. ¿Cuál fue la atracción allá en el Monte? Moisés y Elías hablando con el Hijo que estaba siendo adoptado. ¿Cuál será la atracción acá? Pues la misma cosa: Elías primero y Moisés después. ¿Qué es lo que hacen? Hablando, predicando. ¿A quién le hablan y a quién le predican? Al Hijo que le nace a la Novia, ¿ve?, al Hijo de Dios, a los escogidos. Por lo tanto, entonces, tenemos que vigilar con detenimiento, porque siempre la pregunta es la misma: “¿Y ESE HOMBRE QUIÉN ES? ¿Y ESE HOMBRE QUIÉN ES?”. Pues el primero, era el Ungido, el Mesías, el que tenía el ungimiento para cumplir lo que estaba escrito que tenía que ser cumplido en aquel tiempo. Cuando miramos al segundo con el ungimiento, las gentes decían: “¿Y ESE HOMBRE QUIÉN ES? ¡Que puede hablar la Palabra y crear ardillas! ¿Y ESE HOMBRE QUIÉN ES? ¡Que puede darles la salvación a dos muchachos! ¿Y ESE HOMBRE QUIÉN ES? ¡Que puede hablarle a la tormenta y la tormenta obedecerle!”. ¿Era Quién? Era Dios en Elías, Dios manifestándose en Elías. ¿Y cuando aparezca ese tercer hombre, ese tercer Ungido con la unción, con el ungimiento para Dios cumplir a través de él todo lo que falta de ser cumplido?, ¿todo lo que Él ha prometido que va a hacer? ¿Quién será? Será Dios, será la Palabra en Moisés \[…\] \[…\] y escucharemos la Palabra a través de carne humana, y esa Palabra que saldrá no será la Palabra o la voz de un hombre, sino que será la Voz, la Palabra de Dios, ¡los Truenos! Siete Truenos, 7 es perfección. Truenos: la Voz de Dios. Por lo tanto, será la Voz de Dios en toda Su plenitud, en toda Su perfección. Entonces, “¿QUIÉN SERÁ EL HOMBRE?”. Será Dios en Moisés. Ahora, recuerde que ese último profeta que falta por venir, recuerde que Él tendrá un ministerio doble: tendrá el ministerio del segundo Moisés, y el ministerio del quinto Elías. Necesita un ministerio doble, por causa de que también va a trabajar con dos pueblos: con gentiles y con judíos. Entonces, Moisés fue profeta a los judíos, pero estuvo entre los gentiles también, pero su ministerio de profeta fue entre los judíos. Pero Elías, tuvo un ministerio para judíos y para gentiles, fue un profeta con un ministerio internacional. ¿Ve usted? Así que necesitamos realmente del último profeta que Dios ha prometido enviar y será Apocalipsis 11, y ese será Moisés y Elías; no el cuarto Elías, sino un profeta, un hombre con dos ministerios. Ya entonces Dios vino en el cuarto Elías, y tiene que venir en el segundo Moisés y en el quinto Elías. ¿Ve usted? Entonces, cuando termine con los gentiles, pues entonces lleva a cabo el trabajo para los 144.000. Y todo eso lo hace (¿cuándo?) antes del rapto. ¿Sabía usted eso? Dice, página 359 del Sexto Sello, dice \[Libro de *Los Sellos*, *El Sexto Sello*, predicado el 23 de marzo de 1963, en el Tabernáculo Branham, en Jeffersonville, Indiana, U.S.A.\]: *“142. Pero Jacob dijo: ‘¡No te voy a dejar ir si no me bendices! No puedes partir, yo me voy a quedar contigo. Yo quiero que venga un cambio a mi situación’. Esos son los 144.000, los ganadores de dinero que han sido tan deshonestos con las finanzas; pero cuando ellos por fin ven la cosa verdadera y la posibilidad de agarrarse de ello, allí estarán Moisés y Elías. ¡Amén! Ellos también lucharán con Dios hasta que los 144.000 de las doce tribus de Israel sean llamados y sacados fuera.* *143. Eso sucede justamente antes de comenzar la tribulación. ¡Cuán hermoso! Estos dos profetas predicarán como Juan el Bautista, y les dirán: ‘El Reino de los Cielos está a la mano. ¡ISRAEL, ARREPIÉNTANSE!’ ¿Arrepiéntanse de qué? ‘Arrepiéntanse de sus pecados y de su incredulidad, y regresen a Dios’…”.* ¿Ve usted? ¿Cuándo hacen eso? Antes de la gran tribulación. ¿Qué les predican? Les predican el Mensaje o el Evangelio del Reino. Mire, dice \[San Mateo 4:17\]: “El Reino de los Cielos está a la mano”. Ahora, la página 351, ahí al principio, dice \[Libro de *Los Sellos*, *El Sexto Sello*, predicado el 23 de marzo de 1963, en el Tabernáculo Branham, en Jeffersonville, Indiana, U.S.A\]: *“99. En este Sexto Sello es cuando Israel recibe el Mensaje del Reino por medio de los profetas de Apocalipsis 11 (¿qué Mensaje reciben? El Mensaje del Reino). Recuerden: Israel es una nación, un pueblo; ellos son los siervos de Dios. Y cuando Israel dé el paso de entrada al Reino, eso tendrá un carácter nacional. En Israel, durante la Edad del Reino, será cuando el Hijo de David se sentará sobre el Trono…”.* Ahora, fíjese, vamos a poder identificar fácilmente a Moisés y Elías, que será (¿qué?) un profeta con dos ministerios. ¿Ve usted? Estará entre los gentiles y después entre los judíos. ¿Cómo lo podremos identificar? Por el Mensaje que predica. Porque cada mensajero es identificado con su Mensaje, porque el mensajero y el Mensaje son la misma cosa. Entonces, ¿qué Mensaje predicará Moisés y Elías? ¿El Mensaje de la Dispensación de la Ley? ¡No! ¿El Mensaje de la Dispensación de la Gracia? ¡No! ¡El Mensaje de la Dispensación del Reino! ¡el Mensaje de la Tercera Dispensación! Entonces, vemos que ese será un Mensaje claro, sencillo, pero claro, poderoso, tan poderoso que nos meterá a nosotros en el Reino, en la Edad del Reino, la Edad de la Piedra Angular; y también meterá a los 144.000 a la Edad del Reino. ¿Ve usted? Porque ellos son (¿qué?) los que les sirven a los escogidos. O sea que entonces entraremos a la Edad del Reino a través del Mensaje de esos dos profetas, que son un solo hombre con dos ministerios de profeta. Y ese Mensaje que nos traerá, nos meterá a la Edad del Reino, nos sacará de la Edad de Laodicea y nos subirá a la Edad del Reino; y luego llama también a los siervos de los escogidos, a los sirvientes de los escogidos y los mete también allá. ¿Cómo nos vamos a ir para arriba (para allá arriba), y vamos a estar solos sin llevarnos a los que nos van a servir? ¿Ve usted? Entonces, será un ministerio doble; por eso será un ministerio para gentiles, y para judíos también. Es más, fíjese, aún las vírgenes fatuas, aún aquellos cuyos nombres no son borrados, sino que permanecen y no se pierden, ellos van a recibir el Mensaje también de él. Eso, eso está ahí, no se los voy a leer, búsquelo usted. ¿Cuántos lo sabían? Déjeme ver… ¡Oh!, ¿no lo sabían? Entonces, si no lo sabían…, déjeme ver si yo puedo conseguírselo por aquí; yo creían que ya habían escuchado acerca de esto, pero si no han escuchado vamos entonces a leérselos. Eso se encuentra en el mensaje titulado “El Trono de Misericordia” (ese es de los que salió, ¿verdad?), uno de los mensajes que salió últimamente, todavía a ustedes no ha llegado, ya pronto estará entre ustedes en español. Aquí en el libro de Notas, página 51, párrafo 439, dice \[Libro de Citas, mensaje “Trono de Misericordia y Juicio”, Jeffersonville, Ind., 1-8-61\]: *“439 - Ahora en Apocalipsis 15, el remanente de la Simiente de la mujer, los cuales eran los santos de la Tribulación que pasaron por la Tribulación, fueron hallados (¡miren!), en pie sobre este mar. Y estaba lleno de fuego, sangre, llamas rojas lamiendo, el fuego de Dios. Ellos habían obtenido la victoria sobre la bestia (Roma), sobre su número, sobre la letra de su nombre, y sobre su imagen (la Confederación de Iglesias), y habían salido. Y a través de la predicación de Moisés y Elías, aquellos dos profetas que aparecerán a Israel para sacar el… este grupo de gente, esos santos del período de la Tribulación, allá en ese tiempo que van a ser traídos adentro. ¿Ven? La Iglesia ya fue raptada ahora (¿lo ven ustedes?), pero recuerden, la Esposa está en el Trono. / Ahora, estos santos del período de la Tribulación que aparecen, habían pasado a través de gran Tribulación…”.* ¡La Iglesia no pasará por la Tribulación! ¿Ven ustedes que ellos ya estaban en la Gloria? *“439 - … Y aquí están los santos de la Tribulación, los santificados que habían …siendo que es mi culpa y la de ustedes que ellos nunca habían oído la Palabra. Si la oyeron y la rechazaron, ellos siguieron al infierno, ellos fueron echados a las tinieblas de afuera porque rechazaron la Palabra. Pero si ellos nunca la habían oído, Dios es justo, el período de la Tribulación viene a ellos. / Vamos un poquito más adelante, quiero ver qué clase de Palabra oyeron ellos. Ahora vamos a comenzar de nuevo en el versículo dos del capítulo 15. ‘Vi también como si fuera un mar de vidrio mezclado con fuego; y a los que habían alcanzado la victoria sobre la bestia… su imagen, …su marca …el número de su nombre, parados sobre el mar de vidrio, con… arpas de Dios.’ Ahora, ¿ven?, ellos nunca habían entrado, pero habían escuchado la Palabra. Ellos habían oído la Palabra. Ahora, escuchen, vean qué clase de Doctrina oyeron, vean si se compara con la Iglesia ahora. ‘Y cantaron el cántico de Moisés siervo de Dios (eso es, después de que Moisés había cruzado al otro lado), y el cántico del Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso;… ¿Quién es ese Cordero? ¡El Señor Dios Todopoderoso! …justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos.’ ¿Ven lo que ellos reconocieron que era El?…”.* ¿Qué le reconocieron ser? “¡Rey de los santos!”. Rey de reyes y Señor de Señores, Hijo de David. ¿Con qué? Con el Mensaje que oyeron de Moisés. *“439 - … Rey de los santos.’ ¿Ven lo que ellos reconocieron que era El? No una tercera persona en una trinidad, sino ‘¡el Señor Dios Todopoderoso, el Rey de los Santos!’ ¡Escuchen! ¿Están listos? (aquí viene algo: ‘¿Está usted listo?’) Versículo 4: ‘¿Quién no te temerá, oh Señor (S mayúscula-e-ñ-o-r, Elohim), y glorificará… Quién es?…”.* Ahora… ¡Estaba por ahí todavía! *“… Quién es el que queda que no te temerá… y glorificará tu nombre?…’ Fueron lavados por las mismas aguas por las cuales ustedes están siendo lavados ahora, escuchando la Palabra, en la fe y poder de Jesucristo siendo el Todopoderoso. Es toda la Revelación en el principio. Toda la cosa está envuelta en la Revelación de quién es Jesucristo: ¡Dios hecho carne entre nosotros!”.* ¿Ve? ¿Cuál fue la revelación que ellos oyeron? ¿Cuál fue el Mensaje que ellos oyeron? La revelación de Dios hecho carne dentro de nosotros. ¿Y cuál es la revelación de Dios hecho carne dentro de nosotros? La revelación de Dios hecho carne dentro de nosotros es (¿qué?) la Segunda Venida del Señor; ellos la reconocieron entonces como Rey de reyes y Señor de señores. Entonces, fíjese, el Mensaje de Moisés y Elías, de ese profeta que viene con ese doble ministerio, trabaja para los escogidos, trabaja para las fatuas, trabaja para el mundo para condenarlo, y trabaja para los 144.000, ¿ve? ¿Por qué? Porque es un ministerio doble que trabaja para gentiles y para judíos. Y después de ese ministerio, no hay ningún otro ministerio de profeta, ¿ve?, no hay ningún otro ministerio mayor de profeta, por lo tanto, todo lo que Dios va a hacer lo hace a través de ese ministerio. Entonces, encontramos que en ese ministerio Dios estará operando, obrando por tres años y medio, siendo entonces la Palabra a través de carne humana obrando. Y vemos luego, que después que termina esos tres años y medio: muere, porque lo matan, y después empieza la tribulación. ¿Ve usted? Así que sabemos, entonces, que antes de empezar la tribulación hay una bendición de tres años y medio para Dios obrar a través de Moisés y Elías, y ser de beneficio para los escogidos. Si supiéramos cuándo empiezan los tres años y medio de la gran tribulación, entonces también sabríamos cuándo empezarían o cuándo empiezan los tres años y medio del ministerio de Moisés y Elías. Entonces, todo eso será, para el pueblo de Dios, una bendición para el pueblo de Dios. Para los escogidos: bendición; para el mundo: juicio, ¿ve usted? Así que, ¿quién es ese?, ¿quién es ese, entonces, que va a venir al final, cuando ya solamente le queden tres años y medio a los escogidos para estar aquí? Pues quien vendrá en los últimos tres años y medio de estadía de los escogidos aquí, ¿será quién? Será Dios. Y se meterá Dios, la Palabra, en un velo de carne; y entonces efectuará, manifestará, el ministerio de Moisés y Elías. Por lo tanto, entonces, vendrán tres años y medio gloriosos, en los cuales Dios estará hablando, en los cuales estaremos escuchando los Truenos, que es la Voz de Dios; estaremos escuchando la Voz de Dios en Su plenitud, estaremos escuchando públicamente el misterio del Séptimo Sello, que es la Venida del Señor; siendo dada a conocer públicamente la Venida del Señor en Elías primero, y en Moisés después. ¿Ve? Entonces, no entraremos en fanatismo. Así como había que actuar cuando estaba Dios en Elías, hay que actuar cuando está Dios en Moisés: sin fanatismo; porque el fanatismo echa a perder la bendición que Dios tiene para la persona, ¿ve? Entonces, siempre que la gente entran en fanatismo, entonces confunden la humanidad con la Divinidad, y creen que la parte humana es Dios; y entonces creen que Elías como hombre, pues que es Dios; y no es Dios; sino que la parte divina que está en él, es el que es Dios. Y así también será cuando Moisés aparezca. Él como hombre será uno de los escogidos, uno de nuestros amados hermanos, uno de los que pertenecen al grupo escogido. ¿De dónde baja Apocalipsis 11, Moisés y Elías? Baja de la Edad de la Piedra Angular, es uno que pertenece a la Edad de la Piedra Angular, es uno de ahí, es un profeta mayor que sale predicando el Mensaje que corresponde a esa edad. Entonces, sabemos que será un escogido que le predicará a gentiles y a judíos. Entonces, usted lo ve de dónde es que sale… Para poderlo ver, porque él ha de estar ahí, en la Edad de la Piedra Angular, él nos va a subir ahí, él es el que nos sube ahí, y para poderlo ver y saber quién es él, o en qué velo de carne estará ese ministerio doble de Moisés y Elías, para poderlo ver y saber dónde está, tenemos que estar arriba en la Edad de la Piedra Angular. ¿Por qué? Porque estando ahí, sabremos que será entonces el profeta que tendrá el Mensaje para esa edad. ¿Ve? Por lo tanto, lo vamos a conocer, lo vamos a ver predicando, nos vamos a beneficiar de lo que sea hablado a través de él; pero no queremos entrar en fanatismos, sino que miraremos a través del velo de carne, y veremos a Dios, y serviremos a Dios. Él, el velo de carne de por sí no tendrá el Nombre en él, porque ya lo tenía el velo de carne en Elías, de Elías. El Nombre Eterno del Señor estaba en Elías, y ahora cuando aparezca Moisés, viene proclamado y dando a conocer ese Nombre. ¿No fue eso lo que hizo Moisés cuando fue al pueblo de Israel, cuando se encontró con el Señor en la zarza en aquel monte y le habló Dios desde aquel árbol? Moisés le dijo: “¿Cuál es Tu Nombre?”. Y Dios le reveló a Moisés Su Nombre. Y él le dijo: “Porque yo voy allá y me preguntan por Tu Nombre, ¿y qué les voy a decir?”. Entonces le dijo: “Pues Mi Nombre es tal, entonces diles: ‘YO SOY, me ha enviado’”. ¿Ve? Entonces, él fue hablándoles en ese Nombre, y los sacó con ese Nombre, pero (¿qué pasó?) las gentes no lo podían pronunciar, porque estaba ese Nombre, esas cuatro letras, cuatro consonantes JVHU, eso era impronunciable allá; pero cuando Moisés venga acá en este tiempo para pasar a los 144.000 de la primera Dispensación de la Ley, pasarlos a la tercera, va a venir con el Nombre de Dios, y él en esta ocasión lo va a pronunciar y nos va a enseñar cómo pronunciarlo. ¿Ve usted? Así que Dios le reveló Su Nombre a Moisés, y él se los habló, se lo dijo al pueblo que Dios se lo había revelado. También así será en este tiempo: Dios le va a revelar Su Nombre ¿a quién? Dios le revelará Su Nombre a Moisés, y él nos lo dará a conocer a nosotros, y también a los 144.000. Bueno, ¡hasta donde hemos llegado en esta mañana! Bueno, parece como que la garganta no está tan mala como estaba, ¿verdad? Es como dice el hermano Adalberto. Hermano Adalberto me decía cuando veníamos para Puerto Rico ⸻no podía casi hablar⸻, me decía: “Lo que esa garganta necesita es un… ¡es calentarla predicando!”. Bueno, yo creo ya ésta es la segunda calentadita que ha cogido, y ha mejorado muchísimo, y yo creo que hasta nos hemos pasado poquito de tiempo, pero no nos hemos pasado de la Palabra. Entonces, cuando ustedes vean cumpliéndose todas esas cosas que Dios ha prometido que Él va a hacer en este tiempo, cuando ustedes lo vean siendo hecho a través de un hombre, la pregunta siempre va a ser la misma: “¿Y ESE HOMBRE QUIÉN ES?”. La contestación será en nuestros corazones: “Ese es Dios en Elías y Moisés, ese es Apocalipsis 11. Ese es Elías y Moisés”. Y si es Elías y Moisés, es el ministerio o el espíritu ministerial de Elías, y el espíritu ministerial de Moisés; el espíritu ministerial del cuarto Elías, y el espíritu ministerial del primer Moisés en otro hombre. Y entonces, imagínese… Si fue glorioso con el cuarto Elías, ese mismo espíritu ministerial viniendo a otro hombre y también viniendo el espíritu ministerial de Moisés (¡Jaj!) Dos, dos espíritus ministeriales en un solo hombre, mire… y está prometido que será (¿para qué?) para dar a conocer públicamente el misterio de la Venida del Señor, la Segunda Venida. Dice el hermano Branham ⸻dice Dios, a través del hermano Branham⸻: “El Séptimo Sello, lo único que está esperando es que sea identificado con la Segunda Venida del Señor”. Entonces, cuando venga el espíritu ministerial de Moisés y el espíritu ministerial del cuarto Elías, que venga a otro hombre y se meta ahí y empiece a operar, será identificado el Séptimo Sello, y el misterio del Séptimo Sello será dado a conocer y será identificado el Séptimo Sello (¿como qué?) como la Segunda Venida del Señor en carne humana en Elías y en Moisés. Entonces, vemos que vino en Elías, y cuando conozcamos eso, es porque estará (¿dónde?) en Moisés, dando a conocer lo que está pasando. Bueno, ya estamos en una hora muy avanzada espiritualmente, ya los 144.000 por ahí como que les está dando hambre espiritual, algo se está moviendo…, por lo tanto, tenemos nosotros que avanzar. Tenemos que avanzar porque cuando les toque el tiempo a ellos, ya tenemos nosotros que haber recibido todo lo que estamos llamados a haber oído y haberse encarnado dentro de nuestro corazón. Así que, **“¿QUIÉN ES ESE HOMBRE?”.** Era la pregunta. La contestación allá, fue ¿cuál? Entonces, sabemos cuál fue allá, sabemos que Aquel fue el Ungido de Dios, sabemos que Aquel fue la Palabra en carne humana, sabemos que fue la Primera Venida del Señor en carne humana. Y cuando vimos otro hombre: hermano Branham, cuando lo vimos, y vimos las cosas que estaban siendo hechas y siendo predicadas, la pregunta era: **“¿Y QUIÉN ES ESE HOMBRE?”.** Pues era nada menos que Elías. Y con Elías, vendría el Señor en Su Segunda Venida; por tanto, era el Señor en Su Segunda Venida, era Isaías 61, verso 2, la segunda parte, ¿ve?, era Malaquías 4:5. Y cuando se vuelva a repetir la historia, “¿QUIÉN SERÁ ESE HOMBRE?”. Será Malaquías 4:4, será Isaías 61, segunda parte del verso 2, será otro Ungido, el tercer Ungido con el ungimiento para Dios hacer a través de él todo lo que Dios prometió que habría de hacer. ¿Cuál será la causa por la cual muchos lo pasarán por alto? ¿Cuál será la causa por la cual a muchos se les pasará, aunque se pare frente de ellos y abiertamente se identifique con lo que estaba prometido que sería hecho? La causa por la cual algunos le pasarán por alto, será la interpretación que le han dado a las cosas que Dios prometió que habría de hacer; porque el único intérprete es Dios, y Dios es el que interpreta Su Palabra. Por tanto, Dios vendrá en Moisés, e interpretará todo lo que Él dijo que habría de hacer. Él lo interpretará (¿cómo?) en carne humana. En carne humana Él podía decir que Isaías 61, verso 2, la segunda parte, que es Malaquías 4:4, que es también todas esas Escrituras prometidas para nosotros en este tiempo. Podrá Él decir y tomar la Palabra que fue dicha: “Yo recorreré este camino una vez más”. Podrá decir: “Hoy se ha cumplido esa Escritura ante vuestros ojos”. Está prometido que sería recorrido en el caballo blanco, nuevamente. Por lo tanto, podrá entonces tomar esa Palabra: “Hoy se ha cumplido esa Escritura ante vuestros ojos”, sin temor, sabiendo quién es él. Él hablará sin temor, porque él sabe lo que está hablando, y Dios respalda cada Palabra que salga de su boca; porque no será palabra humana, sino será Palabra de Dios, a través de carne humana. Entonces, no es el hombre quien confirmará o quien vindicará lo que se ha dicho, sino que es Dios el que se encarga de velar por Su Palabra para ponerla por Obra. Entonces, también estará el grupo de los entendidos que entenderán, ya sea que sea hablado claramente, o sea hablado parabólicamente, todos diremos: “¡Yo veo de lo que está hablando! ¡Yo veo de lo que se trata! ¡Yo veo a Malaquías 4:4! ¡Yo veo a Apocalipsis 11!”. Entonces, ¿y cómo usted lo ve? Pues lo vemos ya no más en letra sino en carne también. ¿Ve usted? Entonces, eso será nuevamente la misma Palabra que dijo el Señor: “Hoy se ha cumplido esa Escritura ante vuestros ojos”. Lo dijo el primer Ungido: Jesús; lo dijo el segundo Ungido: Elías; y lo dirá también el tercer Ungido: Moisés, que será Moisés y Elías, un profeta con un ministerio doble. Bueno, en esta mañana… en esta mañana estamos platicando sobre el tema: **“¿QUIÉN ES ESE HOMBRE?”** o “¿ESE HOMBRE QUIÉN ES?”. Y la respuesta, yo creo que la tenemos en nuestro corazón, cuando veamos al tercer hombre con el ungimiento. No vendrá con brincos, saltos, gritos…, sino que vendrá con la Palabra. Así que, **“¿QUIÉN ES ESE HOMBRE?”** o “¿ESE HOMBRE QUIÉN ES?”. **“¿QUIÉN ES ESE HOMBRE?”.** Contéstela allá en su corazón usted. ¿Quién es ese hombre, que aún los Cielos cambian el orden de adoración?, ¿que aún encontramos que comienzan a cantar allá un Cántico Nuevo? Comienzan a cantar un Cántico Nuevo, ¿qué cántico? El Cántico de ese hombre, el Mensaje que trae ese hombre, y entonces comienzan con ese Cántico Nuevo. Tienen el cántico, un Cántico Nuevo, cantando un Cántico Nuevo, el Cántico de Moisés. ¿Ve usted? ¿Quién es ese hombre que aún cambia las cosas allá de los que aún ya han partido, y le cambia aún la forma de adoración? Bueno, pues es Apocalipsis 11, y nos cambiará también a nosotros la forma de adoración, ¿verdad? Nos la cambiará de la forma de adorar de la segunda, a la forma de adorar de la tercera dispensación. ¿Ve? Imagínese, de otra manera, ¿quién se va a mover? ¿Quién va a cambiar una cosa por otra? ¿Quién va a obedecer? A menos que realmente sea Isaías 61, segunda parte, y Apocalipsis 11. Bueno, por ahí están los 144.000, todavía ellos están con el cántico de la primera dispensación, con las doctrinas de la primera dispensación. Deje que aparezca allá, deje que ellos le vean, y ustedes verán cómo ellos van a ser cambiados también, y ustedes verán cómo a ellos les va a ser cambiada la forma de adoración. Bueno, para eso es que Él ha de venir. Así que, **“¿QUIÉN ES ESE HOMBRE?”** o “¿ESE HOMBRE QUIÉN ES?”. Bueno, es el Señor viniendo nuevamente en carne humana para cumplir la segunda parte de la Segunda Venida, viniendo en Moisés. Dios nos bendiga y Dios nos guarde en este día tan glorioso. **“¿QUIÉN ES ESE HOMBRE?”.**