--- title: 'Dolores de parto' date: 1975-10-27 activity: 1 place: city: Ponce state: country: PR duration: 00:00:00 public: false youtube: translations: files: --- …y adoran al Señor con toda Su verdad; y el Señor les bendiga en grande manera en esta mañana. Vamos a buscar San Juan, capítulo 16, versos… del 19 en adelante. Podríamos comenzar hasta un poquito antes. Vamos a comenzar en el verso 16; y dice la Palabra del Señor \[RVV-1909\]: - “Un poquito, y no me veréis; y otra vez un poquito, y me veréis: porque yo voy al Padre.\* - Entonces dijeron algunos de sus discípulos unos á otros: ¿Qué es esto que nos dice: Un poquito, y no me veréis; y otra vez un poquito, y me veréis: y, porque yo voy al Padre?\* - Decían pues: ¿Qué es esto que dice: Un poquito? No entendemos lo que habla.\* - Y conoció Jesús que le querían preguntar, y díjoles: ¿Preguntáis entre vosotros de esto que dije: Un poquito, y no me veréis, y otra vez un poquito, y me veréis?\* - De cierto, de cierto os digo, que vosotros lloraréis y lamentaréis, y el mundo se alegrará: empero aunque vosotros estaréis tristes, vuestra tristeza se tornará en gozo.\* - La mujer cuando pare, tiene dolor, porque es venida su hora; mas después que ha parido un niño, ya no se acuerda de la angustia, por el gozo de que haya nacido un hombre en el mundo.\* - También, pues, vosotros ahora ciertamente tenéis tristeza; mas otra vez os veré, y se gozará vuestro corazón, y nadie quitará de vosotros vuestro gozo.\* - Y aquel día no me preguntaréis nada. De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará.\* - Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre: pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido.\* - Estas cosas os he hablado en proverbios: la hora viene cuando ya no os hablaré por proverbios, pero claramente os anunciaré del Padre.\* - Aquel día pediréis en mi nombre: y no os digo, que yo rogaré al Padre por vosotros;\* - Pues el mismo Padre os ama, porque vosotros me amasteis, y habéis creído que yo salí de Dios.\* - Salí del Padre, y he venido al mundo: otra vez dejo el mundo, y voy al Padre.\* - Dícenle sus discípulos: He aquí, ahora hablas claramente, y ningún proverbio dices”.\* Vamos a orar al Señor: Padre nuestro que estás en el Cielo, Dios Eterno, he aquí en esta mañana ante Tu presencia estamos y Te damos gracias por todas Tus bendiciones, oh, Señor. Gracias Padre por poder estar aquí adorando y glorificando Tu Nombre, y escuchando Tu gloriosa Palabra. Padre háblanos en esta mañana, háblanos al corazón, Señor. Unge nuestros oídos para oír Tu Palabra y nuestros corazones para recibirla, Señor. Que todo en esta mañana sea tan sencillo para nosotros, que hasta los niños lo puedan entender, oh, Dios Eterno. Padre, yo sé que nada sé y nada soy. En Tus manos estoy. Habla a Tu pueblo como Tú desees hablar. Y ahora, Padre celestial, Te lo pido todo en el Nombre Nuevo de nuestro Señor Jesucristo. Amén, amén. Vamos en esta mañana a ponerle como tema a las Palabras que hemos de hablar: **“DOLORES DE PARTO”**. Y están basadas en lo que dijo el Señor en el verso 21, donde dice: - “La mujer cuando pare, tiene dolor, porque es venida su hora; mas después que ha parido un niño, ya no se acuerda de la angustia, por el gozo de que haya nacido un hombre en el mundo”.\* La mujer cuando pare o cuando le son venidos los dolores a la mujer, ¿qué le pasa? Cuando le es llegado el tiempo, cuando le es llegada la hora a la mujer para parir, le vienen dolores. Hemos visto a través de la Biblia, que las mujeres en la Biblia, representan a la Iglesia; el tipo de la Iglesia son las mujeres. Por eso es que cuando usted ve la condiciones de las mujeres, usted sabe exactamente cuál es la condición espiritual de las iglesias. Entonces, viendo lo que les dice el Señor en esta ocasión, que cuando les llegará la hora a la mujer para parir, le son venidos los dolores. Entonces encontramos, que aquí el Señor nos quiere revelar algo muy importante para todo el pueblo del Señor. Y allí le está revelando a ellos que ha llegado el momento de los dolores para ese tiempo; y cuando llega ese tiempo de dolores, entonces es que hay un niño por nacer. Encontramos entonces que ese niño que estaba por nacer en aquel tiempo, porque había llegado el tiempo de los dolores; el Señor les dice a Sus discípulos: “Vosotros vais a estar tristes, van a estar llenos de dolor; el mundo se gozará, pero ustedes no van a estar gozándose en esta hora, sino que van a estar llenos de dolor, llenos de tristeza”. ¿Por qué? Porque iba a nacer un niño, un hijo iba a nacer. Ahora veamos, lo que dice el profeta; el profeta dice en el mensaje *Dolores de Parto*, dice que Él estaba hablándole a Sus discípulos allí, sabiendo que el nacimiento del cristianismo estaba viniendo a la existencia, el nacimiento del Hijo estaba viniendo a la existencia; los dolores de parto estaban allí e iba a nacer un hijo; ¿qué hijo era ese? El cristianismo. Ahora recuerden, que Dios se perfecciona en tres, y que todo esto se mueve en una forma maravillosa que nosotros no debemos de perder de vista. Fíjese, cada vez, dice el profeta, que cada vez que Dios enviaba un profeta, entonces esto causaba dolores de parto a la Iglesia; o sea, a la Iglesia de la Ley, a la Iglesia hebrea. Cada vez que Dios le enviaba un profeta, el mensaje de ese profeta traía dolores de parto a la Iglesia hebrea. Hasta que por fin nació el Hijo, hasta que por fin nació Cristo, el Hijo de Dios. Ahora fíjese bien, que este Hijo, este Hijo de Dios, usted tiene que mirarlo bien para verlo manifestado en diferentes formas. Usted tiene que mirarlo bien para verlo manifestado como un hombre: Dios en carne humana. Luego tiene que mirarlo bien para verlo y conocerlo como una nueva dispensación. Y luego tiene que mirarlo bien para conocerlo como un pueblo, como un grupo de personas, o sea, la Novia. Y luego tiene que mirarlo bien para conocerlo y verlo en una persona: Dios manifestado en toda Su plenitud; es el mismo Dios pero en diferentes formas manifestado. La Iglesia del Antiguo Testamento, que fue la Iglesia hebrea, que fue la Iglesia de la Ley, tuvo dolores de parto cada vez que Dios le enviaba un profeta con un mensaje; y ese mensaje, pues traía dolores de parto. Pero luego nació el Hijo prometido: Cristo-Jesús, el Hijo de Dios. Y luego sucede que, luego de morir Cristo, entonces vinieron dolores de parto para nacer una nueva dispensación; o sea, un nuevo Hijo. Estaba el Hijo pasado, que era la Ley; pero luego tuvo que venir la Gracia, un nuevo Hijo, o sea, una nueva religión. Y siempre para aparecer una nueva religión, siempre vienen dolores de parto. Ahora recuerde que la religión verdadera es la religión cristiana; y es el mismo Dios de la religión hebrea; porque los hebreos son los que tuvieron la religión verdadera y de ahí surgió el cristianismo; y el cristianismo tiene que surgir lo que será en el Milenio y en la eternidad, porque es el mismo Dios manifestándose en diferentes etapas. Y para cada etapa, pues hay palabra de Dios nueva. Entonces encontramos que tenemos tres dispensaciones: la Ley, la Gracia y el Reino. O sea, la edad o la etapa o la dispensación en que hemos comenzado y que continuará durante todo el Milenio, y que continuará para la eternidad; o sea, nos meterá hasta la eternidad. Hemos encontrado que en estas tres dispensaciones es el mismo Dios. En la Ley como Jehová. En la Gracia como Jesús; porque el Jesús del Nuevo Testamento es el Jehová del Antiguo Testamento; pero es el mismo Dios, solamente con un nombre diferente en cada dispensación. Y el Jesús del Nuevo Testamento y el Jehová de la Ley, es el mismo que está en ese tiempo, pero Su Nombre Nuevo, Su Nombre Eterno. Pero para cada dispensación hay un nombre nuevo; y como esta es la Edad Eterna, pues en esta edad Dios tiene y está usando Su Nombre Eterno. Ya no es el Nombre de Redención, porque ya el tiempo para Redención concluyó, y ya el Nombre para Redención hizo el trabajo que tenía que hacer. Y ahora Dios se manifiesta con Su Nombre Nuevo en esta Edad Eterna, la Edad de la Palabra. Si fue duro para el tiempo de Israel aceptar aquel nombre y la gente reconocer aquel nombre, también lo fue duro para la Dispensación de la Gracia para que los hebreos aceptarán que el Nombre Nuevo de Dios para aquella nueva dispensación, para la Dispensación de la Gracia. Ese nombre Jesús, no podía ser aceptado por la Iglesia hebrea; por los de la Ley no podía ser aceptado el Nombre Nuevo que Dios tenía para ese tiempo. Ese nombre Jesús nadie lo quería aceptar; y cualquiera que fuese llamado por ese nombre (¡je!), tenía una sentencia de muerte. Estaban persiguiendo a todos los cristianos y los estaban matando y estaban siendo destruidos. ¿Por qué? Por causa del Nombre. Y el señor mismo se los dijo: “Seréis aborrecidos y perseguidos por causa de Mi Nombre” \[San Mateo 24:9\]. Siempre, siempre el Nombre que Dios usa en la dispensación que Él comienza, siempre la causa de la persecuciones y las pruebas y las matanzas para el pueblo de Dios son por causa del Nombre que Dios usa para esa nueva dispensación. Porque lo que de la dispensación que pasa, no pueden creerlo, porque ellos quieren quedarse con el Nombre de la dispensación pasada. Los de la Ley querían quedarse con el Nombre de la Ley, el Nombre de Dios bajo la Ley; y no podían creer en el Nombre de Dios bajo la Gracia. ¿Ve usted? Dios no cambia, lo único que Él se cambia es el Nombre y el instrumento, o sea, el vaso; Él cambia el vaso, o sea, el instrumento físico que usa, Él lo cambia, y cambia también Su Nombre. ¿Ven? Cada dispensación, cada tiempo. Pero Él no cambia, Él es el mismo ayer, hoy y siempre; y Dios es Espíritu, Dios es incambiable. Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre, excepto Su cuerpo físico; porque para cada tiempo tiene un cuerpo físico diferente. Por lo tanto, vemos, que ahí es donde tropiezan siempre las gentes: en el instrumento que Dios usa para cada tiempo. Eso es lo que dice el profeta en el mensaje titulado *El Dios Poderoso Develado Ante Nosotros*; aquí lo vemos en la página 15. El profeta nos dice: *“Y vemos aquí que Dios siempre ha tenido un cuerpo de carne en Su manifestación” ...* Usted no puede ver ni creer que Dios se está manifestando a menos que sea a través de un cuerpo humano. Siempre, siempre es así. Oh, cuando podemos ver eso, entonces tenemos que reconocer cuando Dios se está manifestando, y en el cuerpo humano que Dios se está manifestando; porque si no queremos reconocer en el cuerpo humano que Dios se está manifestando, entonces estamos opacando la manifestación de Dios. Y vemos aquí que Dios siempre ha tenido un cuerpo de carne, un hombre, una persona, en Su manifestación. - “Cuando Moisés lo vio, Él era un hombre; lucía como un hombre cuando Dios estaba atrás del velo. También estaba cubierto de pieles. Y Dios esta noche en Su Iglesia está velado en Su Iglesia, tras un cuerpo de carne…”\* Dios velado tras un cuerpo de carne, Dios metido dentro de ese cuerpo. Pero el velo no es Dios, el cuerpo no es Dios; pero el que está dentro de ese cuerpo es Dios en toda Su plenitud. Encontramos entonces, que siempre, siempre Dios se mete dentro de un cuerpo cuando se manifiesta. Y Él se manifestó en Cristo en toda Su plenitud, Dios estaba allí en toda Su plenitud, y el que estaba dentro de aquel cuerpo era Dios; y Dios es Espíritu, el Espíritu Eterno. Luego en este tiempo, cuando se ha manifestado nuevamente en toda Su plenitud, tenía que estar metido en algún cuerpo; y sabemos que estuvo metido en el cuerpo del séptimo mensajero, de nuestro amado hermano Branham. El hermano Branham no era Dios, sino que el que estaba metido dentro de ese cuerpo era Dios en toda Su plenitud. Pero él, el hermano Branham era nuestro amado hermano, era uno de nosotros; era el primero de nosotros que llegó a la perfección. Y eso nos muestra que todos lo de este tiempo final llegaríamos también a toda la perfección, y toda la plenitud de Dios estaría dentro de nosotros como estuvo en el hermano Branham y como estuvo en el Señor Jesucristo; esa es la promesa para nosotros en este tiempo. Ya tenemos las primicias del Espíritu; el bautismo del Espíritu, el nuevo nacimiento ya lo tenemos, ahora nos falta la plenitud del espíritu de Dios; y eso es lo que estamos esperando. Sigue diciendo: - “Y Dios esta noche, en Su Iglesia, está velado en Su Iglesia tras un velo de carne. Él sigue siendo el mismo Dios esta noche. Lo sabemos”.\* El que Dios se meta en un velo de carne eso no le quita a Dios nada de lo que Él es, Él sigue siendo el mismo Dios Todopoderoso, Él sigue siendo Omnipotente, Omnipresente y Omnisciente, aunque se mete en el velo de carne que se meta. Cuando se meta en usted y en mí Él seguirá siendo el Dios Todopoderoso omnipotente, omnipresente y omnisciente; eso no le impide a Dios el ser lo que Él es. Por lo tanto, encontramos que por esta causa el Señor podía hablar y decir: “Nadie subió al Cielo, sino el que descendió del Cielo; el Hijo del Hombre, que está en el Cielo” \[San Juan 3:13\], y estaba aquí en la Tierra. Entonces muchas personas no pueden entender cómo podía estar en el Cielo cuando estaba allí en la Tierra. Dios, que es Espíritu que estaba dentro de aquel cuerpo, estaba allí en la Tierra en aquel cuerpo; pero como Dios es Espíritu Él no pierde Sus atributos como Omnipresente, Omnisciente y Omnipotente; y el que estaba metido en un cuerpo allí todavía seguía siendo Omnipresente. No el cuerpo, sino el que estaba dentro de aquel cuerpo, que es Dios el cual es Espíritu. Y por eso podía decir que estaba allí en la Tierra, estaba en aquel cuerpo, pero también estaba en el Cielo, porque era Omnipresente. Muchas veces cuando vemos a Dios metido en un cuerpo de carne humana, de carne humano, pensamos que ya no puede ser Omnipresente; pero Dios no pierde lo que Él es cuando se mete en un cuerpo humano. Entonces, ahí vemos porque Él podía decir que estaba en la Tierra y estaba en el Cielo a la misma vez; era Omnipresente, era Dios Todopoderoso. Ahora fíjese lo que profeta sigue diciendo aquí: - “Pero ahora, como siempre, el velo de carne es lo que hace tropezar a las tradiciones”.\* Siempre es el velo de carne. Si usted lo que tiene es una tradición por dentro, en vez de tener la Palabra usted estará tropezando siempre ¿en qué? En el velo de carne donde Dios se mete. Pero si usted lo que cree es la Palabra, lo que tiene es la Palabra, usted nunca tropezará con el velo de carne que Dios use. Dios usó un velo de carne allá: Jesús; usó a Cristo para llevar a cabo la Redención. Luego ha usado otro velo de carne acá: a nuestro amado hermano Branham, uno de nuestros hermanos (así como lo puede haber usado a usted o a mí) pero Él usó al hermano Branham, porque ese fue el primero que llegó a la perfección; y ese fue el que Dios tenía predestinado para usar en este tiempo; y ese era el séptimo mensajero, ese era el profeta de Dios en ese tiempo, el único profeta gentil mayor, el único. Entonces ese era el instrumento de Dios para manifestarse en toda Su plenitud en este tiempo y llevar a cabo la Obra de Reclamación. En esta ocasión Dios no vino a llevar a cabo la Obra de Redención, Él no vino para redimirnos en esta ocasión manifestado en carne humana; Él vino más bien a reclamar lo que ya había redimido en Su primera manifestación en carne humana; lo que Dios a través de aquella carne humana llamada Jesús de Nazaret, a través de aquel cuerpo, lo que Él redimió a través de aquel cuerpo, lo reclamó a través del segundo cuerpo, ¿ve? Son dos obras diferentes y dos dispensaciones diferentes. Una es la de Redención, la de la Gracia; y la otra es la de la Reclamación, el tiempo que estamos viviendo nosotros actualmente. Pero siempre el instrumento que Dios usa, el velo de carne donde Dios se manifiesta en toda Su plenitud, ahí es que toda la gente tropieza, porque no pueden creer; porque Dios siempre obra en sencillez, en simplicidad; y la sencillez y simplicidad de Dios es lo que confunde a la gente. Porque piensan que si Dios va a hacer una cosa grande tiene que hacerla por una persona bien grande. Tiene que ser por alguien importante. Y Dios no obra de esa manera. Usted piensa acerca del Señor Jesucristo y aquellos que no pudieron creer en el Señor, y usted dice: “¡Que montón de incrédulos esos!”. Pero ¿qué si usted hubiera vivido en aquellos tiempos? Todas las religiones, todas las religiones de aquel tiempo (y eran poquitas) estaban en contra del Señor Jesucristo, estaban en contra de Su enseñanza y no podían creer que aquel era el Hijo de Dios, aquel era el Mesías; porque todas las cosas que Él hacía y la forma en que vino, era contrario a la interpretación que ellos le habían dado con relación a la Venida del Mesías. Y siempre las malas interpretaciones que le dan las gentes a la Palabra de Dios, ocasiona que cuando Dios hace lo que Él ha prometido, la gente no lo pueden ver porque lo están esperando de la manera que lo han interpretado la gente. Pero Dios es Su propio intérprete y Dios interpreta lo que Él ha prometido cumpliendo lo que Él ha prometido. Y siempre lo mejor es esperar la interpretación de Dios; y la interpretación que Dios le da a lo que Él ha prometido ¿qué es? Su cumplimiento. Cuando lo cumple, ahí es que Dios está interpretando lo que Él prometió. Pero si ya usted tiene una interpretación diferente o ya usted le dio otra interpretación a lo que Dios prometió, cuando Dios interpreta lo que Él prometió cumpliéndolo, ya como usted tiene otra; y si esa otra es diferente, entonces cuando Dios cumpla lo que Él prometió, no podrá creerlo. Así pasó en aquellos tiempos y así pasa en todos los tiempos. La interpretación que habían dado a la Venida del Señor, a la Primera Venida de Cristo, era una interpretación muy diferente a la que Dios le dio. También pasa lo mismo en este tiempo, la interpretación que la gente le han dado a la Segunda Venida de Cristo, es muy diferente a la realidad de la Segunda Venida de Cristo. Por lo tanto, siempre, siempre la gente tropezarán cuando Dios cumpla lo que Él ha prometido; porque cuando Dios lo cumple, lo cumple en el instrumento en el velo de carne que Él ha escogido para cumplirlo; y ahí en el velo de carne es que tropiezan siempre. No es en otro lugar, sino el velo de carne que Dios usa para cumplir lo que Él ha prometido. Y siempre Dios usa un velo de carne. Ahora fijémonos bien, que hay tres dispensaciones; y el profeta de mensaje titulado *El Rapto*, página 4, nos dice que estamos haciendo un cambio de dispensación; estamos donde hay que doblar una esquina. Encontramos que esas poquitas palabras que el profeta ha hablado son muy significativas para el pueblo del Señor. Ha habido la primer dispensación, que es la Dispensación de la Ley, bajo la paternidad de Dios, Dios manifestado como Padre; porque Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo; esos son tres atributos mayores de Dios. Y Dios se manifiesta como Padre, como Hijo y como Espíritu Santo. Entonces encontramos que bajo la primera dispensación, la Dispensación de la Ley, Dios se manifestó como Padre bajo la Ley, como Padre: la paternidad de Dios. Luego bajo la Gracia como Hijo; el mismo Dios, pero encarnado; el mismo Dios hecho carne como dice el profeta Isaías. El profeta Isaías hablando de la manifestación de Dios como Hijo… por eso es que a un judío, a un hebreo, no se le puede venir con ese cuento de que Dios es tres personas; no. Dios no es tres personas, Dios es uno solo. Y uno de los mandamientos, el primero es: “Oye Israel, el Señor tu Dios (¿cuántos son?) Uno es”. \[Deuteronomio 6:4-6\]. Padre, Hijo y Espíritu Santo no son tres dioses, ni son tres personas. Padre, Hijo y Espíritu Santo el mismo Dios manifestado en tres formas diferentes y en tres dispensaciones diferentes. Como Padre en la Ley, como Hijo en la gracia y como Espíritu Santo está dispensación en que estamos viviendo, ¿ve? Es sencillísimo, es el mismo Dios siempre, no tres personas. Entonces fíjese, como Padre: en la Ley, el mismo Dios; como Hijo: en la Gracia, pero es el mismo Dios. Ahora mire en Isaías 9:6, dice: - “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado; y el principado sobre su hombro: y llamaráse su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz”.\* ¿Ve usted? El mismo Padre Eterno de la Ley, el mismo Padre, el mismo Dios, ahora viene y se hace Hijo. ¿Cómo? Creando en el vientre de María un cuerpo humano; y en ese cuerpo humano Dios se metió en toda Su plenitud. Dios, el Padre, manifestado en el Antiguo Testamento, Dios, el Padre en el Antiguo Testamento, entonces, para la manifestación de Él bajo la Gracia viene y nace un cuerpo, y ese Padre celestial en la Ley, viene y se mete en un cuerpo, y ahora viene a ser el Hijo; pero es el mismo Dios. Entonces, luego, en esta nueva dispensación ¿qué sucede? Ese mismo Hijo de Dios, que fue manifestado a través de las edades por medio de Dios, el Espíritu Santo descendió el Día de Pentecostés, y descendió como el Hijo de Dios, con ese Título de Dios como Hijo de Dios. Entonces a través de las edades encontramos que estuvo actuando como Hijo de Dios, el Espíritu Santo moviéndose y manifestándose como Hijo de Dios. Entonces, luego, ese mismo Espíritu Santo que se ha manifestado durante la Gracia bajo el Título de Hijo de Dios, entonces viene cuando termina la Dispensación de la Gracia y se encarna nuevamente en otro cuerpo, y viene a ser ¿qué? El Hijo de Dios encarnado. El Espíritu Santo encarnado nuevamente. Y ahora cuando aparece encarnado, pasa lo mismo que pasó cuando apareció encarnado en los días de Jesús; todo el mundo lo miraba, y el Señor hablaba: “El Hijo del Hombre, el Hijo del Hombre” ... y fue conocido como el Hijo del Hombre; pero llevaba escondido dentro de sí el otro Título de Hijo de Dios; que nadie lo podía conocer, sino aquel que lo pudiera recibir por revelación de lo alto. Y ahora estaba prometido para el tiempo del fin, que como fue en los días de Sodoma, así sería la Venida del Hijo del Hombre. ¿Qué es la Venida del Hijo del Hombre? La Venida del Hijo del Hombre no es otra cosa, sino Dios encarnado nuevamente. Porque el Hijo del Hombre allá ¿qué era? Dios encarnado en carne humana. Y ahora el Hijo del Hombre nuevamente ¿qué es? Dios encarnado nuevamente y conocido como un profeta, como el profeta mensajero de este tiempo final. Ahí Dios estuvo encarnado; y el que estaba dentro de él era el Espíritu Santo en toda Su plenitud. Y estamos en la dispensación, no de Dios como Padre, no de Dios como Hijo, sino de Dios como Espíritu Santo. Y esta es la dispensación donde el Señor dijo: “Ustedes hablan todas estas cosas en contra del Hijo del Hombre en este tiempo (cuando el Señor estuvo aquí presente hace dos mil años), y toda blasfemia que sea hablaba contra el Hijo del Hombre le será perdonada; pero toda blasfemia que sea hablada contra el Espíritu Santo no les será perdonada ni en este siglo, ni en el venidero”. \[San Mateo 12:31-33\]. Y esta es la dispensación del Espíritu Santo. El Espíritu Santo encarnado en este tiempo en el séptimo mensajero. Y cualquier cosa que sea hablada en contra del Espíritu Santo, el cual se ha encarnado en el séptimo mensajero, no le será perdonada ni en este siglo, ni en el venidero. Cuando vieron al Señor Jesucristo, que era Dios encarnado, hablaron muchas cosas en contra de Él. Pero ahora cuando han visto al Espíritu Santo encarnado en el profeta, cualquier cosa que sea hablada en contra de esa encarnación y en contra de lo que Dios hace a través de ese instrumento, eso es la blasfemia contra el Espíritu Santo; y no le es perdonada ni en este siglo, ni en el venidero. Estamos en la dispensación del Espíritu Santo, en la cual mucha gente caerán en la blasfemia contra el Espíritu Santo, al hablar mal, al hablar en contra de la Obra del Espíritu Santo en carne humana. Fíjese bien, en los tiempos del Señor Jesucristo, cuando estaba comenzando aquella nueva dispensación, la Dispensación de la Gracia, ¿cuántos se dieron cuenta lo que estaba pasando? ¿Cuántos creyeron y cuántos reconocieron que se estaba comentando una nueva dispensación? Dos o tres nada más. Los que se creían que debían de entender lo que estaba pasando, no lo entendieron. Los fariseos, saduceos, el sumo pontífice, los sacerdotes, no entendieron nada de eso; porque la interpretación que le había dado a la Palabra de Dios con relación a la Venida del Mesías, era muy diferente al cumplimiento que estaba siendo llevado a cabo en esos días. Y para aquellas gente, pues aquel Jesús de Nazaret, para ellos Él era un loco, era Beelzebú y estaba lleno de demonios. Para ellos, aquel Jesús de Nazaret era un samaritano. ¿Sabe lo que quiere decir cuando alguien le decía?… \[corte de audio\]... porque los samaritanos eran mitad judío y mitad gentil. “Así que Tú no eres judío legítimamente”. Y decían también que el Señor Jesucristo había nacido ilegítimamente, porque todavía José no se habían juntado con María, cuando María quedó encinta; y todas esas cosas ellos lo sabían. Entonces fíjese toda la mala fama que tiraron en contra del Señor Jesucristo. Y aparentemente para las religiones, aparentemente, pues tenían ellos razón. Si tenían razones para eso rechazar a aquel como el Mesías; según ellos. Pero según Dios no había ningún motivo, porque todo estaba cumplido perfectamente a como decía la Palabra; y aunque ellos decían que aquel muchacho había venido ilegítimamente, aquel muchacho: Jesús de Nazaret, no había venido de la manera que ellos decían; había vendido por obra y gracia del Espíritu Santo. O sea, había sido creado en el vientre de María; no vino por sexo, sino por creación de Dios. Porque aquel cuerpo sería el velo de carne donde Dios se manifestaría, donde Dios se metería, para llevar a cabo la Obra de Redención, la Obra para aquella nueva dispensación que estaba comenzando. Para cada dispensación hay una obra que Dios lleva a cabo. Por lo tanto, siempre hay un instrumento de Dios para Dios llevar a cabo esa obra. Encontramos que la Ley tuvo dolores de parto y dio a luz dio a luz; por fin dio a luz y nació el Hijo de Dios, como individuo. Luego, más tarde, cuando el Señor fue a morir, entonces hubieron dolores de parto también, y el señor les dijo: “Ustedes van a estar muy triste, van a estar con muchos dolores”, ¿ve? El grupo. Ahora el grupo que siguió al Señor y reconoció a Dios manifestado en carne, ahora ese grupo iba a tener también dolores de parto, iba a tener dolores de parto también. Entonces ellos estarían muy tristes, muy dolorosos (espiritualmente hablando) por lo que habría de acontecer. Pero luego, el Señor le dice: “Después ustedes se van a gozar muchísimo”. Porque después que la mujer da a luz, entonces lo que hace es que se goza porque un niño ha venido al mundo. Entonces ellos tuvieron dolores de parto durante todos esos días, y luego dieron a luz; nació ¿quién? Nació el Hijo prometido. Nació ¿qué? Nació el que estaba prometido que habría de nacer. Y entonces vino el Espíritu Santo sobre ellos y ellos recibieron al mismo aquel que había estado con ellos en carne, ahora lo reciben en Espíritu. Y encontramos que esos dolores de parto no era otra cosa, sino la causa para que naciera el Hijo que habría de venir; y allí nació ¿qué? Nació un hijo del Evangelio; allí nació una nueva dispensación, nació la Dispensación de la Gracia. Nació una nueva religión; no era la religión judía, no era la religión de la Ley, sino la religión cristiana. ¿Ve? Una nueva religión nació con aquellos dolores de parto. Pero recuerde, el Dios de la religión de los judíos, el Dios de la Dispensación de la Ley, el Dios de Abraham, de Isaac, de Jacob de Moisés y de todos los hebreos, era el mismo Dios de esta nueva dispensación y de esta nueva religión que estaba naciendo allí. Era el mismo Dios, el mismo Todopoderoso; y había llegado el tiempo en que Dios se movería y traería a este mundo una nueva manifestación de Su poder y de Su Palabra. Entonces, aparentemente en medio del pueblo de Israel, cuando nació esta nueva religión, fíjese cómo la llamaron. La llamaron: una nueva secta; entonces le decían: “Tú eres de la secta de allá, de la secta de los cristianos”. ¿Ve? Lo llamaron de una nueva secta, una nueva religión; y a todos los que pertenecían a esta nueva religión, a esa nueva secta, le llamaban *herejes*. Y a esta nueva religión que había nacido allí le llamaban *camino de herejía*. Pero Pablo sabiendo que aquella era la religión verdadera, que era la misma de los hebreos, pero ahora en otra nueva dispensación y Dios con un Nuevo Nombre, Pablo conociendo bien la religión hebrea y ahora conociendo bien la religión cristiana, y sabiendo que el mismo Dios de la religión hebrea es el mismo Dios de la religión cristiana, le dice: “Conforme al camino que ustedes llaman herejía, yo sirvo al Dios de mi Padre” \[Hechos 24:14\]. Él sabía dónde estaba parado, él sabía qué nueva dispensación había comenzado; y él sabía que ya la religión hebrea, ya la religión de los judíos, o sea, ya la Dispensación de la Ley había terminado y que ya Dios no estaría manifestándose ni tratando como Padre sino como Hijo, entonces él podía hablar claramente, porque él sabía lo que había sucedido. Y aunque Pablo en una ocasión persiguió, persiguió esta nueva religión, la religión cristiana la persiguió Pablo, porque él pertenecía la religión hebrea; él persiguió la segunda dispensación porque él pertenecía la primera dispensación, la Dispensación de la Ley; y persiguió la Dispensación de la Gracia. Pero cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo, porque el mismo Dios en la Ley qué le apareció a Moisés en una luz, en la zarza ardiendo, y que guío al pueblo de Israel por el desierto, le apareció a Pablo; y cuando Pablo lo vio, cayó del caballo y quedó ciego. Entonces oyó una voz que le dijo: “Saulo, Saulo ¿por qué me persigues?”. Saulo sabiendo que ese era el Dios del Antiguo Testamento, Saulo sabiendo que ese era el Dios al cual él servía, Saulo sabiendo que era el Dios de la Dispensación de la Ley, Saulo sabiendo que era el Padre celestial, que ese era Dios como Padre que le apareció a Moisés, le pregunta: “¿Quién eres?”. Porque él no creía que estaba persiguiendo a Dios; porque aquel que le apareció allí fue Dios. Entonces él no creyó que él estaba persiguiendo al Dios que le apareció a Moisés, al Dios que guio al pueblo de Israel por el desierto; porque aquel que le apareció, aquella Columna de Fuego, era la misma que le había aparecido a Moisés y había llevado al pueblo de Israel por el desierto; él sabía eso. Entonces le dice: “¿Quién eres Señor?”. ¿Ve? Él sabía que aquel era el Señor; el Señor que había hablado a Moisés y que había guiado al pueblo de Israel por el desierto; aquella misma Columna de Fuego. Y él le dice: “¿Quién eres Señor?”. Él le dice: “Yo soy Jesús a quién tú persigues, yo soy Jesús a quién tú persigues”. Fíjese, el mismo Dios de la Ley, ahora viene a ser el mismo Dios de la Dispensación de la Gracia, pero tiene un nombre nuevo: se llama Jesús. Y entonces Pablo estaba persiguiendo al mismo Dios que él decía que servía. Él no se había dado cuenta que había comenzado una nueva dispensación y que Dios ahora no se llamaba como se llamaba allá en la Ley, sino que ahora se llamaba Jesús. Pero como… \[corte de audio\]. También mira para atrás y puede creer en el Nombre de Dios para la segunda dispensación; pero, ¿qué de mirar, no para atrás, sino mirar cara a cara a Dios manifestado en carne hoy y reconocer el Nombre de Dios puesto en Su manifestación en carne? Porque, sabemos que el hombre siempre actúa de la misma manera: mira para atrás, y le da gloria a Dios por lo que hizo; entonces mira para adelante, para el futuro, y le da gloria a Dios por lo que va a hacer; pero se olvida y no ve lo que Dios está haciendo en el presente. Y siempre presente es lo importante para los hijos de Dios. ¿De qué le vale creer que Moisés o Lot o Elías tenía en el mensaje verdadero? Eso es bueno y es historia; pero usted creyéndolo no se va a ir en el rapto; usted creyéndolo no va a estar preparado para irse con el Señor. Usted tiene que creer lo que Dios ha hecho en el presente, porque eso es lo que nos corresponde a nosotros. Cada cual tiene que vivir en el presente del tiempo donde Dios le envía a vivir. Los que vivieron en los días de Noé, tenían que vivir el presente de ellos; y era creer el mensaje de Noé. Y así cada cual tiene que vivir su presente. Nosotros tenemos un presente muy maravilloso, en el cual Dios se ha de vindicado una manera sobrenatural. Hemos visto que estamos en una nueva dispensación porque así estaba prometido; y hemos visto que en esta nueva dispensación, esta tercera dispensación, Dios tiene Su Nombre Nuevo, el cual es Su Nombre Eterno. Y nos gozamos en haber reconocido cuál es Su Nombre Eterno; aunque sabemos que cuando llegó la segunda dispensación el Nombre para aquella segunda dispensación, el Nombre de Dios, ese fue un escándalo para los de la primera dispensación; y tiene que ser de la misma manera. Eso causó escándalo allá y tiene que causar escándalo acá para los de la segunda dispensación. Y fue la causa del Nombre de Dios para esa dispensación lo que le causó y le trajo la persecución que le trajo. Y es la causa del Nombre de Dios para esta tercera dispensación y para la eternidad, los que le causará la persecución a nosotros. Porque siempre es la Palabra y el Nombre lo que trae la persecución. Y siempre los que persiguen ¿quiénes son? Los de la dispensación pasada con el Nombre de la dispensación pasada. ¿En qué Nombre Pablo estaba persiguiendo a los cristianos? En el Nombre de Dios de la Ley, en el Nombre de Dios de la Dispensación de la Ley. Y entonces, ¿en qué Nombre perseguirán a los escogidos de Dios de esta nueva dispensación? En el Nombre de Dios de la segunda dispensación. ¿Qué nombre es el Nombre de Dios en la segunda dispensación? Jesucristo. ¿No dijo el Señor que habrían de perseguir a muchos y que muchos y a muchos matarían, y muchos pensarían que estarían haciendo servicio a Dios matando a muchos cristianos? ¿Y no dijo también que muchos vendrían en Su Nombre? ¿Ve usted? Muchos vendrán en Su Nombre. Y ahora cuando ya todo ha terminado, cuando la Dispensación de la Gracia ha terminado, cuando la Obra de Dios, la manifestación de Dios como Padre, en la paternidad término hace dos mil años atrás. Pero los judíos no han podido darse cuenta de eso todavía y siguen como si estuvieran en la Dispensación de la Ley, pero eso ya término hace dos mil años; y hace dos mil años comenzó la Dispensación de la Gracia. Y actualmente todavía encontramos personas que quieren guardar lo que corresponde a la Dispensación de la Ley, cuando ya se terminó hace dos mil años. ¿Pero qué pasa? La Dispensación de la Gracia comenzó hace dos mil años aproximadamente, y ya terminó y ha comenzado una tercera dispensación. Y no es raro que así como hay personas que quieren guardar la Dispensación de la Ley, cuando ya eso terminó hace dos mil años atrás, todavía muchos no querrán salir de la Dispensación de la Gracia para entrar a la tercera dispensación, que es la dispensación del Espíritu Santo, Dios manifestado plenamente en este tiempo, ya no como hijo de Dios, ya no como Padre, sino como Espíritu Santo. Porque Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo; y esta es la dispensación del Espíritu Santo. Este es el tiempo glorioso que estaba reservado para nosotros; y siendo este tiempo tan glorioso, entonces tenemos que reconocer nuestra posición en este tiempo en el cual vivimos. Vamos a leer por aquí lo que dice el profeta en el mensaje *Hoy Se Ha Cumplido Esta Escritura*, y así vamos redondeando el mensaje en esta mañana. El profeta dice, en la página 4 de este mensaje *Hoy Se Ha Cumplido Esta Escritura* dice: - “27. Lo viejo tiene que ser suprimido, para que lo nuevo pueda nacer…”.\* ¿Qué le parece? Tenía que despegarse lo viejo; lo de la Ley tenían que ser despegado para que lo de la Gracia pudiese entrar. Y ahora en esta nueva dispensación, la tercera dispensación, todo lo de la Gracia tiene que ser despejado para que pueda entrar lo de esta tercera dispensación. Esta Dispensación de la Gracia que comenzó hace dos mil años, llegaría ¿sabe hasta dónde? Hasta que todos los hijos de Dios fuesen redimidos. Cuando fuesen redimidos todos los hijos de Dios, porque es la dispensación de la Redención y llevar a cabo el Plan redentivo, y de que todos los hijos de Dios fueran redimidos. Pero cuando el último entrare y todos fueran redimidos, pues ya terminó Dios de redimir hasta el último de Sus hijos, pues ya se acabó todo, ya no hay más nadie que redimir. Entonces empieza la otra dispensación, que es la de reclamar a todo lo que ya redimió. Y en esto es que estamos hoy. Y esta nueva dispensación de Reclamación, tiene la Palabra, tiene la Palabra para esta hora, y tiene todo lo que corresponde para este tiempo. Por lo tanto, tenemos que entrar por completo a esta nueva dispensación en todos los pormenores también. Dice el profeta \[*Hoy Se Ha Cumplido Esta Escritura*, página 5\]: - “29 Bajo el Mensaje de cada profeta, Israel recibió un dolor de parto; porque estos profetas llegaban a la escena después que los teólogos y clérigos tenían a la iglesia toda en forma organizada. Y cuando esos profetas venían a la escena con ASÍ DICE EL SEÑOR, sacudían esas iglesias, y eso producía un dolor de parto. Por fin, ella tuvo dolores de parto hasta dar a luz un Hijo del Evangelio, el cual fue la Palabra misma hecha carne.\* - 30 Así que la iglesia realmente está en dolores de parto en esta noche, nuevamente, para el nacimiento del Hijo, el Hijo de Dios viniendo otra vez. Todos nuestros teólogos, todos nuestros sistemas, todas nuestras denominaciones, todo se nos han podrido. Así que estamos en dolores de parto, y un Mensaje de Dios siempre le causa dolores más fuertes a la iglesia, pero dentro de poco ella dará a luz una Novia, que traerá a Jesucristo a Su Novia.”.\* ¿Qué le parece? Fíjese, la Dispensación de la Gracia tuvo dolores… \[corte de audio\]... hebrea tuvo dolores de parto, ¿y qué pasó? Dio a luz a Jesucristo, Dios encarnado. Y luego la Iglesia tuvo dolores de parto y los discípulos dijeron muy apesadumbrados, ¿y qué pasó? Dio a luz un pueblo, dio a luz una nueva dispensación, dio a luz una nueva religión, dio a luz un nuevo pueblo: la Iglesia del Nuevo Testamento. Fíjese, fíjese en esto: la Iglesia del Antiguo Testamento dio a luz la Iglesia del Nuevo. Y así cada dispensación tiene una iglesia; porque ‘iglesia’ quiere decir: *los sacados del mundo*. Entonces, la Iglesia hebrea, ellos fueron los sacados de Egipto; entonces la Iglesia gentil, o sea, la Iglesia del Nuevo Testamento, son los sacados del mundo. Y la Iglesia, esta gentil, entonces ahí son sacados un grupo; o sea, tiene que dar a luz una Novia: la Novia de Cristo. Por eso hubieron dolores de parto para dar a luz a la Iglesia. Entonces cuando dio luz a la Iglesia, cuando la Iglesia dio a luz la Novia, ¿qué pasó? La Novia salió. ¿De dónde salió la Novia? De la Iglesia. Por eso el llamado era: “Salid de en medio de ella pueblo mío”. Entonces… - “...que traerá a Jesucristo a Su Novia.”.\* Estos que han sido parte y son parte de ese grupo de la Novia, ellos darán a luz a Jesucristo; o sea, Cristo nacerá en cada uno de esos individuos, Cristo nacerá en ellos. ¿Y qué es eso? La plenitud de Dios en usted y en mí. Eso no es otra cosa, sino, Dios encarnado en usted y en mí. Ahora fíjese, han habido dolores de parto porque tenía que nacer un hijo. Y esto fíjese… esto va por partes: nació el hijo, que fue Dios encarnado en Cristo allá. Luego acá: Dios encarnado en el séptimo mensajero. Luego allá salió un mensaje; acá también tiene que salir un mensaje. Allá salió una nueva dispensación: la Dispensación de la Gracia; dio a luz la Dispensación de la Gracia, la dispensación del cristianismo, la religión cristiana; dio a luz la religión cristiana. Entonces acá estos dolores de parto, entonces producen, traen a luz lo que cualquiera podría llamar una nueva religión. Traen a la luz una nueva dispensación con el mismo Dios, pero manifestado en otro cuerpo y con otro nombre, que fue el que uso en la primera y no fue el que uso en la segunda. Pero es el mismo Dios con el Nombre de Dios. Porque para cada dispensación y para cada manifestación Dios tiene un Nombre; pero es el mismo Dios. Y en esta manifestación, Dios ha usado Su Nombre Eterno. El Nombre que Dios ha usado en esta tercera dispensación y en esta tercera manifestación, ha sido Su Nombre Eterno; el cual nadie podía conocer, el cual estaba oculto. Pero que ahora ha sido revelado en Su manifestación en carne. Estamos en este tiempo. La gente, pues dicen: “Esa es una nueva religión”. Eso mismo decían de los días de los apóstoles. “Eso es una nueva religión”. También decían: “Esa es una nueva secta; esa es la secta de los nazarenos, esa es la secta de allá de Jesús de Nazaret”. Bueno, así decían allá. Pero realmente era una nueva dispensación que había comenzado; y solamente los que son predestinados por Dios para entrar a esa nueva dispensación, son los únicos que lo verán. Nadie más lo verá. Entonces, sabiendo que son muchos los llamados, pero que son pocos los escogidos, sabemos entonces que serán pocos los que verán esta nueva dispensación que ha comenzado, y el Nombre Nuevo de Dios, el cual Él ha usado en Su manifestación en carne en este tiempo, así como usó un Nombre Nuevo ya en Su manifestación en carne en Jesús. Esto lo debe llenar de regocijo, cuando nosotros lo hemos podido ver; no por nuestra propia vista, sino por revelación de Dios hemos podido ver estas cosas. Nos debe llenar de regocijo, porque eso no quiere decir otra cosa, sino, que usted ha sido predestinado para verlo; y al usted poderlo ver, pues eso, eso pues es motivo para usted estar más que contento. ¿Qué otra señal usted quiere tener para saber que usted es un escogido? ¿Qué otra señal? Si el Señor dijo: “Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen” \[San Juan 10:27\]. Y cuando las ovejas del Señor en la Ley pudieron oír la Voz de Dios, bajo la Ley, pues ¿qué más querían ellos recibir, si eso era solamente lo que necesitaban: oír la Voz de Dios y seguirla en aquel tiempo? En la segunda dispensación, en la Dispensación de la Gracia, pues la señal también era la misma: “Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen”. Entonces lo que oyeron la Voz de Dios en la segunda dispensación, pues eran los predestinados de Dios, los escogidos; y esa era la evidencia que eran escogidos, de que oían la Voz de Dios para aquel tiempo y bajo aquellas dispensaciones. Y en esta tercera dispensación, entonces somos bienaventurados cuando oímos la Voz de Dios y reconocemos el Nombre de Dios para esta dispensación; porque eso no quiere decir otra cosa, sino, que usted es un predestinado. El que ha sido predestinado para verlo, lo verá; el que no ha sido predestinado, por más que se le pueda aclarar las cosas, no podrá verlo, porque no ha sido predestinado para verlo. Uno no puede hacer nada en cuanto a esto; lo único que uno puede hacer es predicar la Palabra, y el que ha sido predestinado para verlo, lo verá; el que no ha sido predestinado para verlo nunca lo podrá ver. Sabemos que el Señor no vino a redimir a todo el mundo; el Señor vino a redimir a Sus hijos, porque ‘redimir’ o ‘redención’ quiere decir: *volverlos otra vez al lugar de origen*, volverlos otra vez de nuevo a Dios; porque los hijos de Dios estaban en Dios, son eternos; y estábamos en los pensamientos de Dios, éramos un atributo de Dios, y luego fuimos manifestados aquí en carne humana. Pero cuando el Señor vino y redimió, ¿qué fue lo que redimió? Todos los atributos de Dios, todos los hijos de Dios. Y ahora, pues en ese lapso de tiempo de dos mil años, lo que ha estado sucediendo es que los hijos de Dios han estado regresando a Dios. ¿Ve? Ha sido un éxodo, un éxodo de regreso a Dios. Entonces no todos pueden ser redimidos porque no todos estaban en Dios. Por eso el Señor le dijo en una ocasión a aquellos que le criticaron mucho: “Vosotros de vuestro padre el diablo sois; y las obras de vuestro padre queréis hacer” \[San Juan 8:44\]. ¿Ve? Por lo tanto, vemos que solamente pueden ser redimidos aquellos que estaban en Dios, o sea, los predestinados de Dios. A eso fue que vino el Señor: a redimir. Pero el que no estaba en Dios, nunca puede ser redimido; aunque está en Sus manos no lo puede recibir, no lo puede aceptar; porque hay personas que pueden ser redimidas y hay personas que no pueden ser redimidas. ¿Ve usted? Pero el gozo grande para nosotros es saber que somos los redimidos del Señor, saber que Él murió por nosotros. Saber que todas estas cosas fueron hechas por nosotros. Y que ahora en esta ocasión Él ha venido por Segunda vez en carne humana para reclamarnos, para hacer la Obra de Reclamación. Y ahora, le hemos reconocido en medio nuestro en carne humana; no hemos tropezado en el velo. Siempre el velo de carne humana es el motivo de tropiezo para los que van a tropezar. Pero la Biblia dice también que esos que tropiezan, dice: “Para lo cual también fueron (¿qué?) ordenados”. Pero también los que no iban a tropezar, sino que iban a ver a Dios en carne humana, también fueron ordenados para verlo. Y al ver a Dios en carne humana, pues imagínense, si usted sabe que Dios estaba en carne humana en Jesús, usted sabe entonces que el nombre Jesús es el Nombre de Dios. Y si usted sabe que Dios estaba en carne humana en el último mensajero, entonces usted sabe cuál es el Nombre Nuevo de Dios. Porque Dios siempre pone Su Nombre y lleva Su Nombre en Su manifestación en carne. Oh, eso es tan sencillo, que hasta un niño lo puede ver. Pero es un niño del Señor el que lo puede ver. ¿Ve? Porque tenemos que ser como niños, niños del Señor. Ahora nosotros estamos esperando algo muy importante; así como los discípulos estaban esperando algo muy importante en el comienzo de aquella segunda dispensación. Porque para el comienzo de cada dispensación Dios ha prometido que va a hacer algo. En el comienzo de aquella dispensación Él prometió que los iba a llenar del mismo Espíritu que estaba en Él; y el Día de Pentecostés, pues ellos fueron llenos del Espíritu Santo. Y ahora Él nos ha prometido que el mismo Espíritu que estaba en el séptimo mensajero, que era el Espíritu de Dios en toda Su plenitud, de ese mismo Espíritu nos va a llenar plenamente. O sea que del mismo Espíritu que hay en la manifestación de Dios en carne humana en cada ocasión, ese mismo espíritu después viene a los que han creído en la manifestación de Dios en carne humana y en el Nombre de Dios manifestado en carne humana. Entonces para eso es la promesa de recibir ese Espíritu que estaba ahí en esa manifestación. Ahora mire cómo dice aquí en el mensaje titulado *Tres Clases De Creyentes*, el profeta, dice \[página 15\]: - “97 Por eso es que yo creo que cuando esa Novia sea llamada y elegida, y puesta en el Libro de la Vida, vendrá un estruendo del Cielo que infundirá un bautismo del Espíritu Santo a tal grado en esa Novia que la levantará de la Tierra, en gracia de Rapto. Dios lo prometió”.\* ¿Ve que tenemos la promesa? Oh, está prometido que vendrá un estruendo del Cielo. ¿No vino un viento recio, un estruendo del Cielo el Día de Pentecostés? Pues mire, está prometido que vendrá otro estruendo del Cielo para nosotros; y seremos llenos de la plenitud de Dios: el mismo Espíritu estuvo en Cristo, el mismo Espíritu que estuvo en el hermano Branham en toda Su plenitud, vendrá sobre nosotros. Oh, esa es la promesa del Señor para nosotros en este tiempo. ¡Qué promesa gloriosa! Es tan grande esta promesa que tenemos que cuadrar todas las cosas como van, tenemos que dejar que lo nuevo de esta nueva dispensación entre, se ponga en su lugar todo, y entonces estar listos para recibir lo que el Señor nos ha prometido. Es maravilloso poder vivir en este tiempo, es maravilloso saber el tiempo en que estamos viviendo y saber que todo esto que ha sido prometido es para nosotros. Cuando uno sabe estas cosas, entonces uno puede estar confiado, reposado, porque de seguro vendrá lo que el Señor ha prometido inmediatamente que tengamos todas las cosas en el lugar que nos corresponde. También les voy a recomendar que lean el mensaje titulado *La Señal* y el mensaje titulado *Desesperación*, porque en ese mensaje, en esos mensajes, pues el profeta nos habla muchas cosas muy importantes para nosotros; porque estamos en el tiempo en que la señal del Tercer Éxodo de esta tercera dispensación, que es el bautismo del Espíritu Santo, como leímos aquí en plenitud, tiene que venir, y lo estamos esperando; y eso no vendrá, sino sobre aquellos que han creído la promesa de la hora. ¿Y cuál es la promesa de la hora? Malaquías 4:5, Apocalipsis 10 del 1 al 7, Lucas 17:30, y todas estas Escrituras que son ¿qué? Dios manifestado en carne, Dios hecho carne. Todos los que han creído y han reconocido a Dios en carne humana hoy, el Nombre de Dios para este tiempo, para esos es la promesa del bautismo del Espíritu Santo en toda Su plenitud. ¿Usted lo ha creído? Pues usted confiadamente espere lo que Dios ha prometido, porque es para nosotros; y si es para nosotros, entonces lo recibiremos como Él ha prometido que lo vamos a recibir. Así que está viendo todas estas cosas, entonces gocémonos y alegrémonos, y tomemos la Palabra de Dios, el Mensaje de la hora en nuestro corazón, y pongamos en práctica todo lo que hemos oído que Dios nos ha hablado en este tiempo. Eso es lo que el Señor está esperando: que todo lo tengamos puesto por obra, tanto las cosas grandes como las pequeñas, todo; para Él poder darnos lo que Él nos prometió, que es la plenitud del Espíritu Santo. Ya tenemos las primicias, ahora nos falta la plenitud del Espíritu Santo de Dios. Y cuando eso ocurra ¿qué habrá pasado? Entonces, lo que usted vio en Cristo, lo que usted vio en el hermano Branham, lo mismo estará en usted; y lo que fue Cristo y lo que fue el hermano Branham lo será usted y lo seré yo. ¿Y qué eran ellos? Ellos eran Dios en carne humana, ellos eran Dios encarnado, ellos eran el velo de Dios donde estaba la plenitud de Dios; y eso mismo lo seremos nosotros. Y cuando vieron a Jesús caminando ¿qué era lo que estaban viendo? Estaban viendo a Dios caminando en dos pies, mirando a través de dos ojos, obrando a través de dos manos, hablando a través de una boca. Y cuando vimos al hermano Branham ¿a quién vimos? A Dios metido dentro de un velo, hablando a través de los labios de él, mirando a través de sus ojos y actuando a través de aquel cuerpo. Y cuando vean lo vean a usted y me vean a mí, cuando ese momento haya llegado, cuando la plenitud de Dios venga sobre usted y sobre mí, cuando la gente miren ¿qué verán? Verán a Dios en carne humana nuevamente, actuando a través de un cuerpo humano: del cuerpo suyo y del cuerpo mío; y hablando a través de su boca y a través de mi boca. Oh, qué glorioso saber que estas cosas son la promesa de Dios para nosotros. \*\* “DOLORES DE PARTO”.\*\* Sí. Hay dolores de parto para dar a luz a Cristo en toda Su plenitud en nuestras vidas. Han habido dolores de parto también para dar a luz a Cristo como Palabra, como Mensaje de la hora. Como… podríamos decir, como una nueva religión (como le llamaría el público, como le llamaría la gente: una nueva religión); pero no es una nueva religión, es el mismo Dios en una nueva dispensación con un Nombre Nuevo, el Nombre Eterno de Dios. Dios nos bendiga en esta mañana, Dios nos guarde y nos ayude para ver claramente el tiempo en que estamos, y ver que esto que estaba predestinado, ordenado por Dios, que sería de esta manera; y ahora nosotros estamos disfrutando de estas cosas que Dios había prometido. Y todavía nos falta que Dios haga algo: nos falta que Dios ahora venga en toda Su plenitud sobre usted y sobre mí; es lo que falta. Y para eso, pues obedezca, ponga por obra todo lo que usted sabe que Dios ha dicho a través del mensajero. Eso es todo. Vamos a estar puestos en pie en esta mañana, vamos a contar un corito y luego vamos a ser despedidos en oración en esta gloriosa mañana en que Dios está con nosotros. Vamos a cantar este corito que dice *Yo le amo*, y luego seremos despedido en oración en esta mañana. Amén, amén. Y nos compró la salvación allá en la Cruz. ¡Aleluya! Inclinamos nuestros rostros: Oh, Padre celestial. Oh, Dios Eterno, Señor del Cielo y de la Tierra, Dios nuestro, he aquí en esta mañana ante Tu presencia estamos regocijados, agradecidos a Ti por las bendiciones que Tú nos has dado Señor. He aquí, oh, Padre celestial, sabiendo que estamos en esta nueva dispensación, oh, Dios Eterno, y sabiendo que el Nombre tuyo para cada dispensación Tú lo manifiestas Señor, en cada tiempo; y en esta tercera dispensación lo has manifestado en Tu manifestación en carne humana así como lo hiciste en la segunda. Padre, estamos muy agradecidos porque Tú no has permitido verlo. Gracias Señor. Ahora Padre, Dios Eterno, he aquí hemos oído Tu Palabra en esta mañana, Te damos gracias por ella; y Señor, Te rogamos nos ayudes, para que todo lo que Tú has hablado en esta nueva dispensación a través de Tu instrumento de carne, a través del velo de carne humana, Señor, lo pongamos por obra; que cada cosa Señor, sea colocada en el lugar correspondiente, así como Tus discípulos en el Aposento Alto colocaron todas las cosas en el lugar correspondiente, y entonces Tú en Espíritu pudiste descender sobre ellos el Día de Pentecostés. Ahora, Padre celestial, Dios Eterno, ayúdanos a que todo sea colocado en la forma correcta, para que Tú en toda Tu plenitud en Espíritu, pueda venir sobre nosotros Señor, y llenarnos de Tu plenitud. Padre, sabemos que todas Tus promesas están bajo condición; y hasta que no sean llenadas las condiciones que Tú exiges, Tú no puedes darnos lo que Tú has prometido. Ayúdanos, Señor en esta mañana, para Señor, llenar cada condición que Tú has establecido a través de Tu Palabra. Señor, aún las condiciones que nosotros veamos que son cosas pequeñas, pero que Tú las has hablado por Tu Palabra, sabemos que eso es para ponerlo por obra, ayúdanos, Señor, a ponerlo por obra; y que lo hagamos de todo corazón, que no lo hagamos obligados, sino, porque Te amamos Señor y deseamos agradarte en todas las cosas. Ahora Padre, hemos de salir de este lugar, pero Señor, no queremos salir sin antes recordarte, sin antes Señor, mencionarte nuevamente el culto que se llevará a cabo el miércoles en Sábana Seca. Padre, mira a ese culto de Sábana Seca, en que los hermanos de Sábana Seca y los hermanos de Fajardo estarán allí presentes. Señor, aguanta la lluvia en ese día; que sea un día hermoso y que sea una noche maravillosa en la cual no haya ninguna clase de interrupciones; y que Tu pueblo esté congregado allí, regocijados esperando Señor, oír Tu Palabra; esperando, oh, Dios Eterno, recibir lo que Tú tengas para nosotros en esa ocasión. Padre, en Tus manos está ese culto. Manifiéstate poderosamente conforme a Tu Plan y voluntad; y Señor, rompe todas las barreras que hayan. Y Señor obra Tú en todo para que Señor, todo lo que corresponde a esta nueva dispensación que tenga que ser hablado allí, sea hablado Señor, y Tú Señor encárgate de vindicar Tu Palabra. Dios Eterno, vindica los corazones de los oyentes. Oh, Señor, que no pueda haber ninguna sombra de duda en el corazón de cada oyente al oír Tu Palabra en la forma que es. Ahora Padre, Dios Eterno, todas las cosas en Tus manos están. Esperamos de Ti Te manifieste poderosamente allí y hagas lo que Tú desees hacer en esa noche Señor. Y ahora Padre, pon Espíritu de oración, derrama Espíritu de oración sobre mis hermanos de aquí de Ponce, para que en esa noche todos estemos unidos allí, yo predicando allí siendo un instrumento tuyo y ellos en sus hogares orando Señor, por ese culto y por lo que Tú hayas de hablar para que Tú Te manifiestes poderosamente. Padre todas las cosas en Tus manos están. Estamos a la expectativa Señor, esperando de Ti, lo que Tú nos has prometido; y sabemos, que Señor, Tú Te estás moviendo para que estemos listos para poder recibir lo que Tú has prometido. Ahora Padre, todas las cosas en Tus manos las ponemos. Y Señor, hemos de salir de este lugar en esta mañana, y Te rogamos vayas con nosotros, y que el estímulo que es producido por Tu Palabra revelada, esté manifiesto nuestros corazones, y nuestras almas rebosen Señor de alegría, de gozo, de paz, de felicidad, oh, Dios Eterno, de seguridad, sabiendo Señor, que somos Tus escogidos y que pronto nos iremos de esta Tierra. Ahora Padre, todo Te lo pido en el Nombre Nuevo de nuestro Señor Jesucristo. Amén, para quién sea gloria y honra, por los siglos de los siglos. Amén, amén. ¡Aleluya! Y el pueblo del Señor dice: “Amén”. Dios les bendiga en esta mañana. “DOLORES DE PARTO”.